rechazo de la autoridad entre hombres y mujeres de nivel medio superior

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Rechazo de la Autoridad entre hombres y mujeres de Nivel Medio Superior Chazarín Reyes Laura y Ramírez Mariángel Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Estudios Superiores Campus Iztacala RESUMEN El fenómeno del rechazo a la autoridad es poco tratado debido a que se percibe de modo personal desde distintos puntos de vista socioculturales. En la actualidad el concepto de libertad se ha deformado hasta el punto de ser manifestado como un factor que propicia conductas de rebeldía. El objetivo principal del presente estudio fue comparar las conductas de rechazo entre estudiantes hombres y mujeres. Participaron 60 sujetos(27 hombres y 33 mujeres) con edades de entre 14 y 18 años, los cuales respondieron a una encuesta Instrumento de Rechazo a la Autoridad Hacia Padres y Profesores (IRAHPP) que es medida mediante la escala Likert. Desacuerdo con las puntuaciones en este último se obtuvo un coeficiente de variabilidad de 16.23 % de hombres y 17.22 % en

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Page 1: Rechazo de La Autoridad Entre Hombres y Mujeres de Nivel Medio Superior

Rechazo de la Autoridad entre hombres y mujeres de

Nivel Medio Superior

Chazarín Reyes Laura y Ramírez Mariángel

Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Estudios Superiores Campus Iztacala

RESUMEN

El fenómeno del rechazo a la autoridad es poco tratado debido a que se

percibe de modo personal desde distintos puntos de vista socioculturales.

En la actualidad el concepto de libertad se ha deformado hasta el punto de

ser manifestado como un factor que propicia conductas de rebeldía. El

objetivo principal del presente estudio fue comparar las conductas de

rechazo entre estudiantes hombres y mujeres. Participaron 60 sujetos(27

hombres y 33 mujeres) con edades de entre 14 y 18 años, los cuales

respondieron a una encuesta Instrumento de Rechazo a la Autoridad Hacia

Padres y Profesores (IRAHPP) que es medida mediante la escala Likert.

Desacuerdo con las puntuaciones en este último se obtuvo un coeficiente

de variabilidad de 16.23 % de hombres y 17.22 % en mujeres, indica la

dispersión de las respuestas arrojadas en dicha encuesta. La asociación

entre conductas subversivas y de rebeldía fueron mayores entre los

hombres: no obstante, el deseo de libertad y del desacato a las reglas

estuvieron presentes también en las mujeres.

Palabras Clave: obediencia rechazo, autoridad, castigo, rebeldía y

problemas en el adolescente.

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El fenómeno de la autoridad debe ser abordado retóricamente desde una perspectiva individual

y socio-cultural para comprender de manera global su incidencia en el desarrollo.

La autoridad es un concepto que no puede estudiarse únicamente desde una visión

psicológica (individual), porque al hacerlo necesariamente tenemos que hacer referencia a

elementos socio-culturales que a su vez, nos obligan a mirar este fenómeno desde el punto de

vista sociológico, es decir, desde las macro estructuras sociales, culturales, económicas y

políticas en las cuales se realiza el individuo.

Fromm (1977) plantea que el fenómeno de la autoridad es quizás uno de los factores

que hace más evidente el conflicto individuo-sociedad.

El ser humano posee una tendencia natural a la independencia, a la libertad, pero

igualmente de manera dialéctica, al afirmarse como individuo se separa “del otro”, “del mundo”,

y esto lo lleva a experimentar un fuerte sentimiento de soledad e impotencia, por lo que

nuevamente busca formas de vincularse con los otros.

Fromm (1977) señala que el individuo carece de libertad en la medida en que todavía no

ha cortado enteramente el cordón umbilical; estos lazos le otorgan a la vez seguridad y el

sentimiento de pertenecer a algo. Estos vínculos que existen antes de que el proceso de

individuación haya conducido a la estructuración completa del individuo son denominados

vínculos primarios, estos son orgánicos en el sentido de que forman parte del desarrollo

humano normal y si bien implican una falta de individualidad otorgan al individuo seguridad y

orientación; son los vínculos que unen al niño con su madre.

Desde la perspectiva psicoanalítica la madre o el padre se convierten en una figura

contradictoria que produce placer pero que también genera agresividad.

Agresividad que despierta en el joven o niño el deseo de destruir el objeto frustrador (la

madre y el padre) pero ello supondría el agotamiento de su fuente de placer que también está

representado por la madre. Debido a esto el niño o joven asume una actitud de sumisión. Aquí

tiene su origen según la tesis freudiana la culpabilidad humana es decir, en el temor al

abandono. Desde esta perspectiva teórica la culpabilidad es el elemento condicionante para el

asentamiento y sostenimiento del fenómeno de la autoridad.

En este condicionamiento aparece otro elemento activo: el chantaje del amor que puede

ponerse en práctica muy temprano aun en el lactante. Si el sujeto no se somete expresa una

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voluntad propia, entonces el adulto mostraría su desaprobación haciéndole ver que ya no le

quiere. De esta forma el niño asociará la propia afirmación con la pérdida del amor del otro.

Si pensamos en todo lo que el otro representa para un lactante, nada menos que la vida,

comprenderemos perfectamente la eficacia de este método. Además, debemos recordar que

esas primeras experiencias psicoafectivas de vida dejan huellas que van estructurando el marco

en el cual se realizan e interpretan las prácticas, creencias y valores de una cultura y que se

interiorizan de tal manera que muy difícilmente son objeto de nuestra conciencia adulta, pero

sobre todo serán difícilmente desmontables aunque intelectualmente lo reconozcamos.

Todo ser humano nace en una estructura social, en un modo de vida que va perfilando

su carácter. Sus necesidades de vivir y el sistema socioeconómico no pueden ser modificados

por él como individuo, ni siquiera cuando adulto. Son estas condiciones sociales las que

influyen en el desarrollo de rasgos que muestran una flexibilidad mayor, que le permiten

adaptarse, en otras palabras, someterse.

Por auto conservación, el ser humano debe aceptar las condiciones en las cuales le toca

vivir. Esa no es una posición pesimista, ya que no se descarta la posibilidad del cambio social,

pero para ello es indispensable ese proceso de individualización de autonomía, el cual debe ser

contemplado como un compromiso político.

El modo de vida actual será organizado sobre las bases de un sistema capitalista que

sustenta las relaciones de producción (del individuo con los otros y con el mundo) en la

desigualdad, la cual se evidencia en el poder de los monopolios, en la concentración de la

riqueza y en la fuerza superior del capital, aspectos que se sienten con mayor dureza en países

que como el nuestro están en vías de desarrollo.

Esas condiciones de vida no fomentan la expresión individual, sino que, por el contrario,

ante la situación de aislamiento y marginación promueven mecanismos de evasión que se

apoyan en relaciones de autoridad centradas en el poder y la subordinación.

Estas personas tienden a someterse a aquellas otras que demuestran ser fuertes,

seguras, y que prometen brindarles protección y seguridad. Esta actitud dependiente y de

sumisión, se deriva de un sentimiento de inferioridad y de temor, que es experimentado por el

individuo en todas sus esferas vitales, en la familia, en la comunidad. En la familia, el efecto del

Sentimiento de inferioridad y de temor sobre los niños es funesto, ya que en la experiencia

cotidiana este lenguaje de incompetencia e insatisfacción personal es transmitido a los niños,

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en los cuales se va alimentando el mismo sentimiento de desprotección y abandono, con la

consecuente actitud de dependencia, proceso que se continúa en la evolución del niño hasta

repetir el ciclo cuando adulto.

Hasta ahora hemos señalado que existen condiciones internas psicológicas, que de

alguna manera predisponen al individuo a relaciones de dependencia, en razón de su debilidad

biológica, lo cual lo lleva a asignar autoridad a aquellas figuras que le permiten subsistir.

Autoridad se entiende en términos de mando-obediencia, poder – subordinación y

desigualdad. Además, existen otros condicionantes: las condiciones externas y/o

socioculturales. La dinámica interactuante de estos procesos genera conflictos que el individuo

debe resolver para atender sus necesidades básicas de seguridad y libertad. Las formas de

relación que ha utilizado el hombre han sido el autoritarismo o la sumisión y el conformismo.

Quien intente abordar los fenómenos de autoridad vislumbrará ya a primera vista dos

caminos; Uno de ellos es el interpsicológico y el otro sociológico.

“El poder tanto ejercido como sufrido es una especie de dato directo de la consciencia,

respecto del cual el ser reacciona de modo elemental por atracción o repulsión. El poder

pertenece por necesidad al ámbito de lo sagrado” (Roger Caillois).

Desde la perspectiva sociológica, la sociedad es una realidad sui géneris, algo distinto y

superior a los individuos en que más o menos artificialmente cabe descomponerla. Tiene la

propiedad de crear y casi secretar lo sagrado. La especie viva o el objeto con quienes el grupo

se identifica de manera mística tienen autoridad sobre lo profano y están protegidos por tabúes

de carácter soberano.

El poder personal del jefe no es sino un aspecto y un momento de la autoridad esencial

del grupo como tal. La individualización de la autoridad se halla pues, en segundo lugar; está

condicionada y abarcada por la autoridad sacra del grupo. En lo sagrado se convierte en una

ambivalencia.

Los jefes hacia quienes tiende a concentrarse exclusivamente nuestra atención, son los

individuos que simbolizan las aspiraciones colectivas. Su ambición personal, su acción directa

para la transformación del grupo y sus mismas aspiraciones, desempeñan un papel secundario,

cuyo valor siempre estamos dispuestos a exagerar. La apología del jefe entraña en el proceso

de los subordinados, ingratos y versátiles. El jefe da al grupo la cohesión propia de un

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organismo al proporcionarle un líder. Esta cohesión individual es pasajera, se halla vinculada a

la vida del jefe. No obstante a través de perpetuarse en la familia del jefe, los hijos para

conservar su herencia de autoridad, utilizan el derecho divino.

Llegamos a comprobar la existencia de un campo colectivo de autoridad, que subordina

a la sociedad de cada uno de sus miembros.

De igual manera el segundo camino, el interpsicológico se refiere a un solo individuo, lo

que es necesario y suficiente para dar nacimiento a la autoridad, y lo convierte en un poder

mágico. Ignora que la obediencia no puede existir sin consentimiento, siquiera irreflexivo y poco

consciente, sin fe en la superioridad de otros, cualesquiera que sean la fuente y el grado de

conciencia de esta adhesión del sujeto.

La autoridad interindividual inmediata, por la reflexión consciente de que puede ser

objeto por uno u otro lado o por los dos lados a la vez, y también a causa de las reacciones que

tal reflexión entraña, se complica y se ramifica en variedades.

“Quien sufre la acción de otro puede o no tener conciencia de ello, y quien la ejerce

puede o no hacerlo conscientemente” (Paul Guillanme).

La distinción entre la autoridad interindividual y la colectiva se relaciona con la existente

entre la autoridad personal y la impersonal. La personal es fácilmente considerada la más

natural y eficaz de ambas, esta es aleatoria y precaria. La autoridad impersonal y abstracta es

regular y reguladora, la cual se halla sostenida por la necesidad difusa de orden, necesidad

social y también racional. Rousseau (El contrato Social III, VI) parece considerarla como la

única compatible con la dignidad personal y la autonomía. Y Kant parece decir incluso que

moralmente la autoridad impersonal es la única real y efectiva, en cuanto subordinada a la

autoridad impersonal tal como se nos presenta. “Cualquier respeto hacia una persona no es en

realidad sino un acatamiento de la ley” (Saint Exupéry).

De acuerdo a la manera en que se ejerza la autoridad, cabe distinguir en esta última la

tutelar y la funcional. La tutela no es objeto de un consentimiento explícito y reflexivo por parte

del tutelado. Se halla en relación con una evidente diferencia de poder que sanciona. Esta clase

de autoridad es por ejemplo, la del hombre sobre los animales domésticos. La pasividad, por lo

menos relativa, de los tutelados, da a tal autoridad una apariencia de unilateralidad, y hace

creer en su carácter absoluto.

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La autoridad susceptible también llamada funcional, es fruto de la división del trabajo y

de la especialización de las competencias. Esta autoridad satisface la razón.” La autoridad

proviene de la verdadera razón, pero esta nunca de la autoridad” (Juan Escoto Erígena). La

autoridad funcional es polifacética, y se halla vinculada a la autoridad relativa.

Las formas concretas de autoridad que conocemos se hallan situadas en una posición

intermedia y, repartidos entre esos dos extremos, participan más o menos de la actividad bruta

y de la racional. Esta última, contractual, funcional, limitada, definida, podría ser llamada relativa

y esta opuesta a una autoridad absoluta.

La autoridad es “relacional”, es un primer impulso, quien rinde el acatamiento lo siente

como un don global y una adhesión plena. El que ejerce una autoridad la experimenta

inicialmente como algo sin límite, y la expresión “poder absoluto” le resulta un pleonasmo.

Los hombres movidos por la idea de una autoridad absoluta, suelen añadir a ella otra

convicción, que les parece también indiscutible: la existencia de una jerarquía única, simple,

lineal, estrictamente vertical.

Los fenómenos de autoridad limitada y condicionada son tan reales e inmediatos que no

podemos creerlos despreciables de segunda categoría o de mera apariencia.

La existencia de una autoridad fuerte parece incompatible con la de una delegación y un

control. La dificultad de querer la democracia puede residir en un principio, y particularmente, en

la dificultad de concebirla.

Valéry dijo: “El poder no tiene sino la fuerza que se le quiere atribuir; incluso el más

brutal está fundado en la credulidad. Cualquier poder se halla en una situación idéntica a la de

un establecimiento de crédito, cuya existencia descansa exclusivamente en la probabilidad. Si

continuamente un poder tiene necesidad de ejercer sus fuerzas reales en todos los puntos de

su dominio, tal poder resultaría prácticamente nulo en todos estos puntos”. El poder de hacerse

obedecer es moral y no físico. Toda autoridad es consentida.

Ningún hombre es completamente libre y ninguno completamente esclavo. Algunos dirán

que lo único que tiene que hacer un hombre es aceptar el código de moral aceptado por su

comunidad. Si un hombre desea seguir el mejor camino que la vida le ofrece; tiene que

aprender a mantener una actitud crítica frente a las costumbres y creencias de la tribu.

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El respeto por la ley es una condición indispensable para la existencia de cualquier

orden social tolerable.

Los progresos en lo que se refiere a la obligación social, se han debido primeramente a

hombres solitarios cuyos pensamientos y emociones no estaban subordinados a la población.

No es sólo la experiencia y el temor a la guerra lo que oprime a la humanidad, aunque

quizás sea este el más grave de todos los males de nuestra época. Nos oprimen también las

poderosas fuerzas impersonales que gobiernan nuestra vida diaria, que siendo esclavos

conforme a la ley, nos hacen todavía esclavos a las circunstancias.

El niño, y más en particular el adolescente, tiende a oponerse a las exigencias de los

padres o los profesores, y ésta actitud de oposición puede comprenderse como un deseo de

afirmación, de llegar a la autonomía. A lo largo de su desarrollo, el sujeto deberá ir conciliando

las demandas de las figuras de autoridad con sus deseos de autonomía y reafirmación de sí

mismo.

Se trata siempre de examinar si el rechazo a la autoridad está justificado y va en sentido

de una verdadera autonomía que se acompaña de una prisa en el deseo de responsabilidad o,

por el contrario, si se reduce a una oposición principalmente fundada bajo el sentimiento de

incomprensión o de ser injustamente privado de cualquier elección, de ser controlado,

dominado por otros, de no poder realizarse o de no abandonar su sitio.

El rechazo a la autoridad se ha traducido por el hecho de no poder seguir las directrices,

de no prestar atención a las demandas o de hacer lo contrario, de infligir las reglas y de ser

provocador e irrespetuoso.

El rechazo a la autoridad conlleva un problema significativo con los padres, con los

profesores y los compañeros más importantes ya que perturba claramente las relaciones

interpersonales.

La autonomía de comportamiento es la primera y la más buscada por el adolescente,

quien desea adoptar nuevos comportamientos, tener nuevas experiencias, expresarse a través

de su conducta; se traduce a menudo de la siguiente manera: “Soy capaz, yo solo, por mí

mismo”, “Quiero hacer lo que me plazca”. La autonomía del comportamiento se define a partir

de las decisiones que el adolescente adopta en la organización de su vida cotidiana, sin hacer

referencia a la autoridad parental. El enfrentamiento del control parental y el compromiso en los

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comportamientos personales engendran normalmente conflictos en cuanto a vestimenta,

horarios de salidas, resultados escolares, tipos de amigos, participación en tareas domésticas,

etc.

La autonomía afectiva es ya más difícil de conseguir. El adolescente busca romper los

lazos infantiles de dependencia que lo atan a su familia. Si su deseo es respetado, el

adolescente tendrá a veces la sensación de que sus padres lo dejan, no se ocupan de él, es

decir, lo rechazan, o que prefieren a otros hijos. El sujeto vacilará desde entonces entre los

deseos de autonomía (afirmación del yo) y la dependencia (afecto), los deseos de alejamiento y

los de aproximación. La autonomía afectiva va a la par con la toma de responsabilidad

personal, la preocupación por organizarse, de tomar conciencia (por ejemplo, ocuparse de sus

tareas escolares, de sus efectos personales, etc.) o también con el deseo de liberarse de la

dependencia afectiva con relación a los padres y poner una distancia frente a la célula familiar.

Ahora bien la autonomía de principios es el más difícil de conseguir, y a menudo no se

adquiere más que al final de la adolescencia; implica la capacidad del sujeto de definirse como

entidad distinta a través de sus gustos, sus intereses, sus preferencias, sus proyectos, sus

valores. El adolescente hace frente a los grandes problemas de la existencia y define su propio

estilo de vida.

El sentimiento de identidad se funda principalmente en los valores políticos, morales o

religiosos, sobre el compromiso escolar y profesional (escuela y trabajo) y sobre la implicación

sexual (roles sexuales, las relaciones sexuales...). La definición de los principios personales,

traduciéndose por comportamientos concretos, puede desencadenar una confrontación entre

los padres y los adolescentes, precisamente porque ellos lo hacen “una cuestión de principios”.

La oposición a los padres debe recolocarse en un contexto de la adquisición de la

autonomía: ¿Se trata de una falsa autonomía o de una verdadera autonomía? Los conflictos

más frecuentes se presentan a propósito de los hábitos de vida: vestimenta, cortes de pelo,

maquillaje, horario de salidas, etc.

Aparecen después de conflictos derivados de la vida escolar: resultados

desaprobatorios, deberes académicos, exámenes por preparar, frecuencia escolar; los

conflictos menos frecuentes giran alrededor de los valores morales.

Los métodos educativos se resienten, a menudo con retraso, de las concepciones

políticas. Hay que evitarle al niño las agresiones físicas y también los traumatismos afectivos,

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entre ellos las prohibiciones y las coacciones; abdicación de la autoridad para evitar las

perturbaciones del carácter.

El poder de los educadores, cuando se admite en todo su rigor la doctrina

constitucionalista, sólo es de coerción y de represión.

El movimiento del liberalismo educativo fue la reacción contra un autoritarismo que

rebasó a veces la medida y que tuvo sus brotes donde, despojada de sus condiciones

culturales y morales, la autoridad descendió al rango del poder.

M. Georges Mauco escribe: “La autoridad del jefe se impone cada vez menos por sus

formas exteriores: funciones, títulos, uniforme, derechos. La función del padre o del maestro ya

no confiere de entrada la autoridad sin discusión. La debilidad de la autoridad de los

educadores es mucho más frecuente de lo que se cree, ya que la debilidad del adulto se oculta

muchas veces bajo apariencias engañosas.

El niño no es engañado por un falso autoritarismo tras el cual sabe descubrir la debilidad

y explotarla después de haber experimentado penosamente su inseguridad, pues sólo es

posible apoyarse en lo que resiste.

El educador debe estar inspirado por la objetividad, “para mandar a los demás, hay que

mandar primero en uno mismo”.

La actitud del niño ante la autoridad familiar es más difícil de entender que sus

reacciones ante la autoridad escolar, porque su racionalización es entonces más precisa.

Los jóvenes admiten la autoridad como un valor personal del maestro; la disciplina les

parece necesaria aunque sea severa. Cuando el maestro inspira simpatía, su autoridad es

recibida agradablemente y el alumno teme, si no se somete, disgustar y desmerecer. El afecto y

la autoridad son las dos muletas en que se apoya la personalidad vacilante del niño.

No hay ningún adolescente que una noche no haya salido del muro familiar, para afirmar

a sus propios ojos su madurez y su independencia. Su decepción es grande cuando, al regresar

un poco avergonzado, no es objeto de esas escenas de indignación que esperaba como

homenaje severo a su gesto de independencia. El efecto esperado se ha malogrado. El

adolescente intenta recuperarlo entrando en la delincuencia con un robo cuyo motivo es el

despecho.

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La autoridad familiar puede tener sus problemas cuantitativos en exceso, en

insuficiencias o en discontinuidad.

El exceso de autoridad es a menudo el acto de los padres muy tradicionalistas o de

tendencias paranoicas.

La insuficiencia de la autoridad reside en la debilidad aumentada por la propaganda

liberalista que le proporciona una excusa honrosa. La autoridad ideal debe ser suficiente y

continua.

A veces el padre y la madre tienen suficiente autoridad, pero la autoridad familiar global

no es armoniosa. Existe una oposición de conflictos entre los padres al criticar o perdonar uno

de los castigos que el otro ha decidido.

No hay autoridad sin disciplina. Pero hay que conocer los límites. “El exceso de

severidad produce odio. El exceso de indulgencia debilita la autoridad.

Las condiciones de eficacia de la disciplina son tres: la autoridad debe ser moderada,

justa y jerárquica.

1. Moderación. La disciplina tiene sus excesos. Éstos son a menudo de brutalidad. A

veces el castigo alcanza el martirio. Hay también malos tratos de privaciones consistentes en

restricciones alimenticias masivas y prolongadas.

Pero los castigos no deben ser un método perpetuo de educación. Las sanciones son un

recurso que hay que comprometer ni por su repetición abusiva ni por su amenaza no seguida

de ejecución ni por su levantamiento según los humores paternos.

La autoridad debe situarse entre la tiranía y la abdicación. La moderación en la

disciplina es una aspiración que arriesga frecuentemente el limitarse a un deseo sin

posibilidades.

2. Justicia. Hay que tener en cuenta el carácter de los jóvenes, hacer justicia es

adelantarse a sus aspiraciones; nada le debe ser negado por pena de despertar su

susceptibilidad.

3. Jerarquía. Aparece en sus juegos. También en la rebelión del adolescente que se

aparta de un padre sin autoridad. No se doblega a la disciplina si ésta no tiene una jerarquía. El

Page 11: Rechazo de La Autoridad Entre Hombres y Mujeres de Nivel Medio Superior

poseedor de la autoridad, es el padre quien debe ser el guardián de la justicia, compuesta de

equilibrio y firmeza. Pero no es aconsejable que adopte actitudes solemnes que no deja de

criticar el niño cuando son ridículamente desmentidas por esas circunstancias de la vida.

El espíritu humano siempre está ávido de explicaciones simples cuando sobreviene un

periodo revolucionario. La sublevación contemporánea de los jóvenes no ha escapado a esta

regla.

Unos han incriminado un complot político internacional. Otros han llevado el problema a

una carencia de autoridad.

Un movimiento mundial solo puede ser el resultado de múltiples factores. Uno de ellos,

la abdicación de la autoridad. El levantamiento universitario y escolar iniciado en 1968 también

ha conocido una extensión casi mundial.

La noción de la responsabilidad reposa sobre la del libre albedrío, se ha definido como:

“poder que tiene la voluntad de escoger entre varios partidos sin motivo exterior”.

Los jóvenes son ineptos en la autonomía social. Se buscan otros grupos y son

atrapados por la masa creciente de los inmaduros sociales.

Los jóvenes han querido siempre asegurar sus posibilidades de independencia. La

reprimenda familiar que seguía y que debía ser moderada, constituía un preciso título de

autonomía.

La carencia de autoridad va emparejada con una tendencia de los educadores

contemporáneos: un deseo inagotable de facilitar la existencia de los jóvenes.

Demasiados jóvenes, colmados y dispensados de la lucha, no tienen nada que desear.

Denuncian a la sociedad de consumo porque no han conocido a la sociedad de la miseria. El

aburrimiento es el carácter esencial de éstos jóvenes; y este aburrimiento se multiplica cuando

se agrupan.

El interés por analizar a los familiares se derivaría, no sólo de su posible influencia

directa en la violencia escolar, sino también del hecho de que la familia puede incidir en

determinadas actitudes individuales directamente relacionadas con estas conductas. En esta

misma línea, podemos incluir otra segunda actitud que es habitual encontrar en los estudios

sobre violencia escolar, como es la autoestima. Es indudable que la familia constituye un

Page 12: Rechazo de La Autoridad Entre Hombres y Mujeres de Nivel Medio Superior

contexto decisivo en el desarrollo de la autoestima de sus integrantes en todas sus etapas

evolutivas. Generalmente, una elevada autoestima durante la adolescencia se ha señalado

como un importante factor de protección frente a problemas emocionales y dificultades de

comportamiento. Sin embargo, su relación no está del todo clara en el caso de las conductas

violentas en la adolescencia, puesto que algunos autores señalan que los adolescentes

agresivos presentan una autoestima más baja, mientras otros afirman que los agresores suelen

valorarse positivamente a sí mismos.

En el caso de las actitudes de rechazo a la autoridad escolar del adolescente, unas

actitudes frecuentemente relacionadas con su implicación en conductas de tipo transgresor que

desconocemos en gran medida el papel que la familia desempeña en la formación de estas

actitudes. Esta influencia, no obstante, es probable que sea significativa, si tenemos en cuenta

los estudios previos que han relacionado las actitudes positivas de los padres hacia la escuela y

su alto grado de implicación en la vida académica de sus hijos con un mayor rendimiento

académico e integración social de éstos.

El objetivo de este estudio es fundamentalmente conocer cuales de los dos géneros

tiene una mayor oposición respecto a la autoridad.

Respecto al nivel de estudios, hay un escaso número de trabajos centrados en analizar

su relación con el rechazo a la autoridad, pero, en general, los resultados apoyan la prevalencia

de mayores niveles de de rechazo en los jóvenes de en entre 14 y 18 años.

Por lo tanto nuestro pronóstico es que mediante la presente investigación realizada los

hombres presenten un mayor rechazo a la autoridad que las mujeres.

METODO

Enfoque: cuantitativo-descriptivo

Contexto de la investigación: Preparatoria # 3 “Justo Sierra”, ubicada en la delegación Gustavo

A. Madero. En la avenida Eduardo Molina., el 04 de noviembre del 2010, de 13:00 hrs. A 15: 00

horas.

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Participantes

Jóvenes de 14 a 18 años, de diferentes grados de escolaridad del turno matutino, de ambos

sexos (masculino y femenino), de sectores socioeconómicos similares procedentes de la

delegación Gustavo A. Madero.

Muestra: estuvo conformada por 60 estudiantes elegidos aleatoriamente.

Instrumento

(IRHAPP) Instrumento de Rechazo a la Autoridad Hacia Padres y Profesores (creada por

nosotros). Encuesta de actitud con escala Likert para medir el rechazo a la autoridad. La

encuesta consta de 30 ítems que miden el rechazo a la autoridad hacia de padres y maestros.

Materiales: plumas, lápices, gomas y fotocopias.

Procedimiento

El primer paso para obtener la información fue solicitar el apoyo por parte de los jóvenes de la

preparatoria al azar. Se les proporciono de forma individual a los 60 estudiantes el instrumento

de medición y materiales para contestarlo. Se les explico de manera general como debían de

responder al instrumento. El lapso para la aplicación y recolección de las encuestas duró

aproximadamente una semana.

Análisis estadístico

Para llevar a cabo la recolección de los datos se llevo a cabo una estadística descriptiva. Como

se ha comentado en el apartado de instrumentos, en la encuesta los ítems son tipo Likert con 5

categorías de respuesta, que van del 1 al 5. Se realizo el vaciado de las puntuaciones

obtenidas por cada estudiante de acuerdo a su grupo por género (masculino y femenino).

Tomando como variable dependiente el rechazo a la autoridad y como variable independiente

el género.

RESULTADOS

Como puede observarse en la Tabla 1 y en la Figura 1, los niveles de rechazo son mayores en

los hombres siendo en ellos la que muestra valores más altos con 13 participantes y por otra

parte los niveles más bajos mostrados por estos mismos son presentados en 6 participantes. En

cuanto a los niveles altos de rechazo en las mujeres podemos observar que se presentan en 8

participantes y los niveles bajos de rechazo se concentran en 10 participantes.

Por lo tanto los resultados estadísticos y sus interpretaciones son las siguientes:

Page 14: Rechazo de La Autoridad Entre Hombres y Mujeres de Nivel Medio Superior

Media: el promedio de rechazo a la autoridad de las 33 mujeres es de 55.9 puntos

Mediana: el 50% de los valores de rechazo a la autoridad de las 33 mujeres tiene un

promedio mayor a 73.58 puntos y el otro 50% inferior a este

Moda: el valor que se repite con mayor frecuencia de las 33 mujeres es 73.5 puntos

La desviación estándar: el grado de rechazo a la autoridad presente en las 33 mujeres se

desvía en promedio 9.63 puntos respecto de su media.

Coeficiente de variabilidad: el CV es de 17.22%

Media: el promedio de rechazo a la autoridad de los 27 hombres es de 80.07 puntos

Mediana: el 50 % de los valores de rechazo a la autoridad de los hombres tiene un promedio

mayor a 80.81 puntos y el otro 50% inferior a este valor.

Moda: el valor que se repite con mayor frecuencia en los 27 hombres es de 71 puntos

La desviación estándar: el grado de rechazo a la autoridad presente en los 27 hombres se

desvía en promedio 13.10 puntos respecto de su media.

Coeficiente de variabilidad: el CV es de 16.23

Tabla 1. Comparación de niveles de Rechazo a la autoridad según la variable de género

en función del nuestro instrumento.

Rechazo a la autoridad (IRHAPP) Instrumento de

Rechazo a la Autoridad Hacia

Padres y Profesores

MUJERES(n=33)

Niveles altos 83.25 8 mujeres

Niveles medios 73.58 15 mujeres

Niveles bajos 67. 13 10 mujeres

HOMBRES(n=27)

Niveles altos 88.65 13 hombres

Niveles medios 80.81 8 hombres

Niveles bajos 71.53 6 hombres

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Figura 1. Niveles de rechazo a la autoridad en hombre y mujeres.

hombresmujeres

ANALISIS

El objetivo del trabajo fue conocer cuál de los dos géneros sexuales (hombre y mujer) muestra

un mayor rechazo a la autoridad.

CONCLUSIONES

Page 16: Rechazo de La Autoridad Entre Hombres y Mujeres de Nivel Medio Superior

REFERENCIAS

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Argyle, M. y Trower, P. (1980). Tú y los demás. Formas de comunicación. México, Editorial Harla, S.A. de C.V. p. 92-103.

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Michaux, L. (1977). Los jóvenes y la autoridad. Barcelona, Editorial Planeta, p. 11-117.

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Page 18: Rechazo de La Autoridad Entre Hombres y Mujeres de Nivel Medio Superior

APÉNDICES O ANEXOSInstrumento:(IRHAPP) Instrumento de Rechazo a la Autoridad Hacia Padres y Profesores (creada por nosotros).

Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Estudios Superiores

Iztacala

Psicología

Edad: _______ Genero: _______ Año Escolar:________ Carrera a elegir_____________

Instrucciones: Contesta según tu criterio a los siguientes ítems con una en el cuadro de tu preferencia: Completamente en desacuerdo, en Desacuerdo, No opino, de Acuerdo y Completamente de Acuerdo.

Ítems Completamente

En Desacuerdo

Desacuerdo No Opino

Acuerdo Completamente

De Acuerdo

1.- Los padres deben estar siempre atentos a sus hijos, aunque a ellos no les guste.

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2.- Deben ser reprimidos (sin violencia) los jóvenes que violen las normas establecidas por sus padres y maestros.

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3.- El deseo de destrucción y rebeldía son causadas por la manera con la que reprimen y educan los padres a sus hijos.

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4.- El padre y la madre de familia tiene derecho a meterse en la vida de su hij@ aunque le moleste a éste.

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5.- Son los padres un objeto frustrador para los jóvenes.

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Page 19: Rechazo de La Autoridad Entre Hombres y Mujeres de Nivel Medio Superior

6.- Debe respetarse la autoridad de los padres, así como respetarse la opinión de los hijos.

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7.- Los hijos tienen también autoridad sobre los padres.

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8.- Los castigos son benéficos para el desarrollo de los jóvenes.

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9.- La rebeldía excesiva debe ser afrontada con castigos excesivos.

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10.- Los padres serian mejores si no pusieran límites.

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11.- Los límites no sirven si el padre y/o la madre manipulan las situaciones de castigo.

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12.- El hijo debe obedecer siempre a los padres. 5 4 3 2 1

13.- El hijo debe realizar todas las tareas asignadas por sus padres.

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14.- Los hijos deben oponerse rotundamente a realizar labores que no quieran ejecutar.

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15.- Es válido que los hijos hagan solo aquellas cosas que les gustan sin tomar en cuenta la opinión de sus padres.

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16.- Son los maestros los exagerados en cuanto 1 2 3 4 5

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a reglas.

17.- Los alumnos deben rechazar la autoridad de un maestro siempre que quieran.

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18.-Los profesores exigentes son “abusivos” en cuanto a los derechos del alumno en los trabajos encomendados y en la disciplina.

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19.- La disciplina y las reglas son una “tontería” para someter a los alumnos a realizar tareas innecesarias.

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20.- El alumno debe acatar todas las órdenes del profesor tal cual las indique.

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21.- Ignorar a los profesores demuestra la valentía de uno hacia los demás.

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22.- El alumno es una víctima de los profesores que exigen disciplina en clase y en tareas.

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23.- Los profesores deben aceptar que algunos alumnos no quieren ser respetuosos y son desobedientes.

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24.- reincidir en la indisciplina es hacer valer su voz y opinión de inconformidad con las asignaturas.

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25.- Los amigos son los que sugieren no 1 2 3 4 5

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obedecer a los padres y maestros.

26.- Son los padres los que sugieren no obedecer a los maestros.

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27.- Son los maestros los que proponen no obedecer a los padres.

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28.- Los jóvenes deben rechazar la autoridad. 1 2 3 4 5

29.- Los jóvenes deben acatar la autoridad. 5 4 3 2 1

30.- La autoridad es necesaria para una convivencia sana, respetuosa y equitativa.

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