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IX Reunión Científica de la FEHM-UMA, Málaga 2009, ISBN: 978-84-931692-5-1,631-647

«CAMPESINADO URBANO» EN LA ESPAÑA DEL ANTIGUO RÉGIMEN. ALGUNAS PROPUESTAS

INVESTIGACIÓN DESDE LA DE LA

1. INTRODUCCIÓN2

Francisco García González

Cosme Jesús Gómez Carrasco

Universidad de Castilla-La Mancha

Campesinado y ciudad han sido tradicionalmente analizados por los histo­riadores como dos mundos opuestos. De hecho, la mayor o menor proporción de individuos vinculados a las actividades agrarias siempre ha sido uno de los criterios fundamentales a la hora de definir lo urbano durante el Antiguo Régimen. Quizá por ello, aún reconociendo el gran peso de los grupos campesinos dentro de las ciudades españolas de la Edad Moderna, los estudios sobre estos núcleos de población se han centrado más en los sectores artesanales, comerciales o de la administración, olvi­dándose de una gran parte -con frecuencia mayoritaria- de sus habitantes.

Evidentemente, no es fácil comprender a los sectores campesinos dentro de la ciudad si, como quería la teoría de la modernización, ésta debía ser el motor del progreso capitalista. Identificado con el atraso económico y social, se fue creando una concepción del campesinado negativa. Esquemáticas y artificiales simplifica­ciones que hacían hincapié en una serie de prejuicios para marcar las distancias y reforzar las diferencias. Un discurso interesado difundido primero desde las clases privilegiadas para acentuar una visión más elitista de la jerarquía social y después por los grupos burgueses al imponer su modelo de ciudadano. Frente a los supuestos

Este trabajo se integra dentro del Proyecto PAI 06-0092-8008 financiado por la Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha

2 Este trabajo es complementario de otro mucho más amplio a donde nos remitimos para profundizar en nues­tras propuestas de investigación sobre historia de la familia y campesinado. Vid. GARCÍA GONZÁLEZ, F., "Historia de la familia y campesinado en la España moderna. Una reflexión desde la Historia Social", Studia Histórica. Historia Moderna, 18, 1998, pp. 135-178.

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rasgos distintivos de la civilización se oponía un mundo salvaje y oscurantista, lleno de ignorancia, supersticiones y tradiciones, alejado de cualquier inclinación hacia el conocimiento y la educación3

• Descripciones como las realizadas para el partido de Llerena (Cáceres) en 1792 son bien elocuentes por sí mismas para demostrar esta situación en nuestro país al señalarse que "nuestros labradores no son hombres de leer libros sino de practicar ciegamente lo que han visto ejecutar a sus padres y

abuelos. Por más que se les pondere un libro, un método nuevo o las prácticas de otros reinos y provincias, no querrán gastar ni tiempo ni dinero en un experimento de cuia relación hacen burla y escarnio, y aunque la oigan pacíficamente es siempre con desconfianza"4. Así pues, el peso excesivo de las tradiciones y de la comunidad sobre el individuo se opondría a la libertad que se respiraba en las áreas urbanas y al progreso económico y social que en ellas se vivías.

Sin embargo, ¿en qué contribuyó el período moderno a la idea moderna de ciudad? Aún sigue primando en buena medida la concepción braudeliana de que en esta época la ciudad no fue otra cosa que un vehículo de "progreso obsoleto" frente a su antecesora y sucesora6

• Mientras que a los núcleos medievales se les ha identi­ficado como aquellos que pusieron los cimientos del capitalismo 7 - Y por lo tanto del desarrollo económico-, la ciudad industrial es concebida como aquélla que culminó este proceso con la industrialización, la secularización y la modernización8• El peso del Estado Moderno y la subordinación de las ciudades a ellos así como su entrega a un espíritu rentista esclerótico han sido algunas de las explicaciones dadas para justificar este supuesto estancamiento. Igualmente, frente a esa idea de dinamismo con respecto al mundo rural circundante, se opondría la existencia de una importante

3 Sobre estas cuestiones véase por ejemplo FONTANA, l, "Los campesinos en la historia. Reflexiones sobre un concepto y unos prejuicios", Historia Social, 28,1997, pp. 3-11, o ORTEGA, M., Conflicto y continuidad en la sociedad rural espaFíola del siglo XVIII, Madrid, 1993, pp. 15-26.

4 Vid. PEREIRA IGLESIAS, J. L. Y RODRÍGUEZ CANCHO, M., La "riqueza campesina" en la Ertremadura del Antiguo Régimen, Cáceres, 1984, p. 55.

5 A este respecto baste recordar la opinión WEBER, M., La ciudad, Madrid, 1987, p . 40, cuando señalaba que

"el aire de la ciudad 110S hace libres". Por su parte, BRAUDEL, F., The structures ofeveryday l(fe. Civilization and capitalism 15th-18th century, New York, 1981, insistió en que el carácter capitalista de las ciudades era un auténtico definidor de occidente frente a otras entidades. La concepción del progreso social de la ciudad, unido al progreso económico del capitalismo y la revolución industrial, ha estado siempre latente en el discurso teórico de los sociólogos (como en Spencer, Durkheim, Simmel o Redfield). Vid. BAIGORRI, A., "De lo rural a lo urbano. Hipótesis sobre las dificultades de mantener la separación espistemológica entre Sociología Rural y Sociología Urbana en el marco del actual proceso de urbanización global", en V Congreso Espaíiol de Soci­ología, Granada, 1995.

6 BRAUDEL, F., El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, Madrid, 1976.

7 PIRENNE, H., Las ciudades de la Edad Media, 1972. Sobre esta concepción de la ciudad medieval frente a la del Antiguo Régimen vid. DE VRIES, l, La urbanización de Europa 1500-1800, Barcelona, 1987.

8 Incluso, para algunos autores, en la historia de la humanidad ha habido dos momentos de crecimiento urbano y un periodo de estancamiento. El primero de ellos corresponde con el neolítico y el crecimiento de las ciudades de Oriente Próximo. El segundo correspondería con el desarrollo urbanístico que se vivió a raíz de la Revolu­ción Industrial en Gran Bretaña. Vid. DAVID, c., Urban geography, Londres, 1982, p. 49.

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proporción de la población que viviría del campo y donde, siguiendo con el esquema de la teoría de la modernización, continuaría primando la idea de comunidad campe­sina, justificándose así la ralentización del paso de feudalismo al capitalismo.

En definitiva, con harta frecuencia los historiadores han querido reducir el problema al mero enfrentamiento entre campo y ciudad como si fueran dos mundos absolutamente opuestos. Esto implica graves riesgos. Por un lado, ya lo dijimos, que los estudios omitan a ese campesino urbano, a ese sector de la población que vivía en la ciudad y que hacía de la agricultura y de la ganadería su ocupación principal. y por otro, que se olvide otro hecho fundamental: las redes de relación que se tejían entre los grupos sociales independientemente de su lugar de residencia. Un riesgo si cabe aún más peligroso en casos como el hispano donde, sobre todo al sur del Tajo, la proporción de campesinos era elevada dentro de la distribución socio-profesional de la población urbana y donde la organización del territorio desde la Edad Media reposaba sobre la vieja estructura de base que constituían las ciudades y su tierra. Porque, ni las ciudades son elementos totalmente diferenciados de las áreas rurales ni es real la idea de un campesino aislado de la ciudad, autárquico, encerrado en su pequeño mundo y partícipe de una cultura estrictamente local9

.

Eso no quita, claro está, que la reciprocidad de la relación en realidad escondiera un juego asimétrico por el que la ciudad imponía la lógica de la jerarquía territorial en su beneficio. Y es desde este planteamiento desde donde nosotros partimos en este trabajo. En nuestra opinión el estudio de la familia puede convertirse en una herramienta eficaz para analizar el tipo de relaciones establecidas entre el campo y la ciudad. Y no sólo por lo que respecta al intercambio de productos, hombres y servicios. No hablamos de relaciones huecas, vacías. Los protagonistas eran personas y grupos que respondían a una serie de intereses. Intereses que encontraban en la familia su mejor medio de expresión y reproducción. Pero también, si vamos más allá del ámbito del hogar y de los estrechos lazos del parentesco consanguíneo, el concepto familia puede servirnos para explicar y comprender en el seno del propio campesinado urbano su grado de jerarquización y los mecanismos perpetuación y reproducción de dichas desigualdades en el tiempo.

2. LA CIUDAD EN LA ESPAÑA MODERNA. UNA ABUNDANTE PRODUCCIÓN BIBLIOGRÁFICA

Una mirada a la producción bibliográfica de las últimas dos décadas pone de manifiesto el enorme interés que ha despertado el fenómeno urbano entre los his-

9 A este respecto véase el esclarecedor trabajo de MARCOS MARTÍN, A., "Propuestas de investigación para una historia urbana", en Fuentes y Métodos de la Historia Local, Zamora, 1991; o FONTANA, J., "Los campesinos

en la historia ...... ", p. 9.

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toriadores españoles. La continua celebración de congresos, seminarios, jornadas cursos y otro tipo de reuniones científicas demuestran igualmente la vitalidad histo~ riográfica del tema lO

• Una producción caracterizada por una marcada tradición reg' 10-

nal como ya impulsara Bartolomé Bennassar en los años 60 con su siempre present Valladolid en el siglo de Oro ll

. Una obra a la que para Castilla y León vendrían e / a sumarse otras como las de Angel García Sanz para Segovia o Alberto Marcos Martín para Medina del Campo y Palencia 12. Mientras, en el centro-sur castellano, cabe des­tacar los trabajos de Ringrose, Carbajo Isla o Alvar Ezquerra sobre Madrid13, el de Miguel Rodríguez Cancho para Cáceres l 4, los de Julián Montemayor sobre Toledo o los de David Reher para Cuenca, dos ciudades con características similares y en declive como ocurriría en el caso de Alcarazl5

. Por su parte, en Andalucía casi todas las ciudades más importantes han sido estudiadas al igual que ocurre en el sureste

10 Sin ánimo de ser exhaustivos, cada vez disponemos más de trabajos de conjunto que nos ofrecen una buen' panorámica de la situación. Véanse por ejemplo los estudios de MARCOS MARTIN, A., "Propuestas de inves~ tigación para una historia urbana", en Fuentes y métodos ... , y "Percepciones materiales e imaginario urbano en la España Moderna" dentro del libro colectivo Imágenes de la diversidad. El mundo urbano en la Corona de Castilla (ss. XVI-XVIII), editado por José Ignacio FORTEA PÉREZ en la Universidad de Cantabria, Santander, 1997. Junto a esta obra colectiva, del mismo autor hay que reseñar FORTEA PEREZ, J. l., "Las ciudades de la Corona de Castilla en el Antiguo Régimen: una revisión historiográfica", Boletín de la Asociación de De­mografía Histórica, XIII, n° 3, 1995, pp. 19-60; GELABERT, l E., "El declive del mundo urbano en Castilla 1500-1800", Obradoiro de Historia Moderna. Homenaje a D. Antonio Eiras Roel, 1990, pp. 131-161. Desd~ un planteamiento más general vid. MARTÍNEZ SHAW, C., "La ciudad y la historia. Nuevas perspectivas historiográficas", Ibe,: Revista de las Ciencias Sociales, Geografía e Historia, 3, 1995, pp. 7-15; Tolede et l'expansion urbai~e en Espagne (1450-1650), Madrid, 1991; RIBOT, L. A. Y ROSA, L. (dir.), Ciudad y mun­do urbano en la Epoca Moderna, Madrid, 1998; ALVAR EZQUERRA, A., DE BERNARDO ARES, l M. Y MOLAS RIBALTA, P. (coords), Espacios urbanos, mundos ciudadanos. España y Holanda (ss. XVI-XVIII), Córdoba, 1998, ~ en la ~arga .duración YUN CASALILLA, B., "City and countryside in Spain. Changing structures, changmg relatlOnshlps, 1450-1850", en MARINO, J. A., (ed.), Early Modern History and the Social

Sciences. Testing the limits ofBraudel's Mediterranean, Kirksville, 2002, pp. 35-70, o REHER, D., "Ciudades, procesos de urbanización y sistemas urbanos en la Península Ibérica, 1550-1991", en GUARDIA, M. et al. (eds.), Atlas Histórico de ciudades europeas. Península Ibérica, Barcelona, pp. 1-29. Para una perspectiva más demográfica vid. el dossier "El mundo urbano en la España Moderna" coordinado también por David REHER y publicado en la Revista de Demografía Histórica, XXI-I, 2003.

11 BENNASSAR, B., Valladolid en el siglo de Oro. Una ciudad de Castilla y su entorno agrario en el siglo XVI, Valladolid, 1989 (la ed. orig. 1967).

12 GARCÍA SANZ, A., Desarrollo y crisis del Antiguo Régimen en Castilla la Vieja. Economía y soicedad en tierras de Segovia, 1500-1814, Madrid, 1977; MARCOS MARTÍN, A., Auge y declive de un núcleo mercantil y financiero de Castilla La Vieja. Evolución demográfica de Medina del Campo en los siglos XVI y XVII, Va­lladolid, 1978, y del mismo autor Economía, Sociedad y Pobreza en Castilla: Palencia, 1500-1814, Palencia, 1985.

13 RINGROSE, D. R, Madrid y la economía española, 1560-1850, Madrid, 1985; CARBAJO ISLA, M. F., La población de la villa de Madrid. Desde finales del siglo XVI hasta mediados del siglo XIX, Madrid, 1987; ALVA~ EZQUERRA, A., El nacimiento de una capital europea, Madrid entre 1561 y 1606, Madrid, 1989.

14 RODRIGUEZ CANCHO, M., La villa de Cáceres en el siglo XVIII (Demografía y Sociedad), Cáceres, 1981. 15 MONTEMAYOR, l, Tolede entre fortune et déclin (1530-1640), Toulouse, 1991; REHER, D. S., Historia

demográfica y social de la Ciudad de Cuenca, Madrid, 1983, y Town and Countly in Pre-industrial Spain. Cuenca, 1550-1870, Cambridge, 1990; GARCÍA GONZÁLEZ, F., La Sierra de Alcaraz en el siglo XVIII. Población, familia y estructura agraria, Albacete, 1998.

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murciano y en la antigua Corona de Aragón16• Y, en fín, en el norte peninsular, desde

los trabajos sobre núcleos claves como Santander o Bilbao hasta la especificidad del caso gallego 17 •

A partir de estos estudios puede afirmarse que el fenómeno urbano en España fue en aumento desde los albores de la Época Moderna hasta finales del siglo XVIII. Eso sí, con distintos altibajos. En 1530 los núcleos que superaban los 5000 habitan­tes en la Corona de Castilla eran 41, mientras que en 1787 fueron 138 18. Esta cifra asciende a 195 si tenemos en cuenta todo el territorio español (véase la Tabla 1)19. Sin embargo para algunos autores la tasa de urbanización de la población apenas avanzó desde 1600 hasta 1800 en España mientras que en Europa lo hacía modera­damente2o

La ciudad es un espacio en permanente construcción. El siglo XVI fue la cen­turia de esplendor del centro castellano y de sus ciudades. La densa red constituida se edificó en torno a una combinación de ciudades administrativas, comerciales y, sobre todo, de carácter industrial y manufacturero. Con el derrumbe de la industria castellana (principalmente la lanera) desde finales del siglo XVI y primer tercio del siglo XVII, estas ciudades se fueron debilitando frente a un menor declive de la periferia. Esto fue más perceptible en el siglo XVIII, donde emergieron nuevas ciu­dades allá donde existían pequeñas villas. Poblaciones costeras como Santander en el Cantábrico, Ferrol en Galicia y Mataró en Cataluña, pero otras de carácter interior como Albacete y Lorca en el antiguo Reino de Murcia, ponen de manifiesto un nuevo

16 FORTEA PÉREZ, l l., Córdoba en el siglo XVI: las bases demográficas y económicas de una expansión urbana, Córdoba, 1979; CORTÉS PEÑA, A. L. Y VINCENT, B., Historia de Granada, Granada, 19~6; para Cádiz, además de los trabajos de García Baquero, hay que destacar el último libro de BUSTOS RODRIGUEZ, M., Cádiz en el sistema Atlántico. La ciudad, sus comerciantes y la actividad mercantil (1650-1830), Madrid, 2005; SANZ SAMPELAYO, J., Factores de riesgo y desarrollo de una ciudad del litoral andaluz, Málaga, 1998; CHACÓN JIMÉNEZ, F., Murcia en la centuria del Quinientos, Murcia, 1981; FRANCH BENAVENT, R, Crecimiento comercial y enriquecimiento burgués en la Valencia del siglo XVIII, Valencia, 1986; VILAR, P., Catalunya dins l'Espanya Moderna. Recerques sobre elsfonaments economics de les estructures nacionals, Barcelona, 1986; FONTANA, l, "Les ciutats en la historia de Catalunya", en BENAJUL, J. M. et. alli (eds.), Indústria i ciutat. SabadeIl1800-1980, Barcelona, pp. 9-24; GARCÍA ESPUCHE, A. y BASSOLS, M., Espai i societat a la Barcelona pre-industrial, Barcelona, 1986; VILALTA, Ma

. l, Població, família i treball a la Lleida del segle XVI, Lleida, 1991.

17 LANZA GARCÍA, R, La población y el crecimiento económico de Cantabria en el Antiguo Régimen, Madrid, 1991; MARTÍNEZ VARA, T., Santander de villa a ciudad. Un siglo de esplendor y crisis, Santander, 1983; ZABALA URIARTE, A., Mundo urbano y actividad mercantil. Bilbao 1700-1810, Bilbao, 1994; GELABERT, l E., Santiago y la tierra de Santiago de 1500 a 1640, A Coruña, 1982; VILLARES, R (coord.), La ciudad y el mundo urbano en la historia de Galicia, 1988, o varios de los trabajos de Isidro DUBERT entre los que des­tacamos Del campo a la ciudad. Migraciones,familia y espacio urbano en la historia de Galicia, 1708-1924, Vigo, 2001.

18 FORTEA PÉREZ, l l., "Las ciudades de la Corona de Castilla ... ", p. 22. 19 REHER, D. S., Town and Country in Pre-Industrial Spain ... , p. 37. 20 Un 13,8 % Y un 14,2 % respectivamente según los datos manejados por LLOPIS ANGELÁN, E., "España, la

«revolución de los modernistas» .... , p. 22.

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tipo de poblamiento urbano. Una base agraria y rural fundamentalmente anclada en la comarca donde se ubican, una asimilación de las masas de emigrantes del campo y un crecimiento del comercio, los transportes y el sector servicios serían los pilares sobre los que se sostendrían frente a la industria y a la manufactura.

Tabla 1 Número de núcleos urbanos de más de 5000 habitantes en España y

porcentaje de urbanización por regiones (1787)

REGIÓN N° %

ANDALUCÍA 72 53

CASTILLA LA NUEVA 24 26,6

CASTILLA Y LEÓN 13 6,6

EXTREMADURA 8 13,5

VALENCIA / MURCIA 35 50,1

ARAGÓN 7 13,4

CORNISA CANTÁBRICA 6 8,9

CATALUÑA 14 26,3

ISLAS BALEARES 7 43

ISLAS CANARIAS 7 32,7

GALICIA 2 2,2

TOTAL 195 23,8

Fuente: REHER, D. S., Town and country in .. , p. 37.

Porque en la Península Ibérica existe una gran variedad morfológica de los núcleos urbanos. Algunos de ellos poseen un alto grado de urbanización y especiali­zación industrial y comercial mientras que, por el contrario, también había grandes poblaciones cuya estructura social reflejaba una influencia agraria muy marcada. Entre ellas se encuentran las llamadas agro ciudades andaluzas, pero también mu­chas localidades manchegas. Eso explica, por ejemplo, los índices de urbanización en 1787 de regiones eminentemente agrarias como Castilla la Nueva (con más del 26 por ciento) y sobre todo Andalucía, con más del 50 por ciento. De hecho según David Reher, si tenemos en cuenta sólo las poblaciones de más de 10000 habitantes, ésta región sería ya a finales del siglo XVI la zona más urbanizada de Europa, por encina de áreas tan urbanizadas como los Países Bajos o el norte de ltalia. 21 Configu-

21 REHER, D., Town and country in pre-industrial ... , p. 38. Igualmente PÉREZ MOREDA, V. Y REHER, D., "La población urbana española entre los siglos XVI y XVIII. Un perspectiva demográfica", en FORTEA PÉREZ, J.!. (ed.): Imágenes de la diversidad ....

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radas la mayor parte al sur del Tajo, estas poblaciones son diferentes a las creadas en torno a la ribera del Duero, a veces con menos población, pero con una morfología

social distinta22. En general ya en el siglo XVIII se observa nítidamente el desigual comporta­

miento de las ciudades del interior castellano y la periferia. Frente a la vitalidad que en dicho siglo tuvieron poblaciones como Cádiz, Cartagena, Alicante, Tarragona, Mataró, Barcelona, Santander o El Ferrol y las redes urbanas ligadas a ellas, se en­cuentra un declive demográfico significativo de las ciudades que protagonizaron el crecimiento urbano del siglo XVI con caídas espectaculares: Toledo pasó de más de 40000 habitantes a unos 15000, Valladolid de 40000 a 21000 y Segovia de 21000 a 11000. La progresiva integración de mercados tan importantes como los del trigo en­tre el Levante, Castilla y la Andalucía OrientaF3, y una división del trabajo creciente en dichas zonas gracias a una mayor actividad mercantil, supuso en la transición al Régimen Liberal una articulación de redes urbanas y mercantiles en torno a esas regiones. Pero también, cómo no, unas consecuencias negativas para aquellas que arrastraban la crisis del siglo XVII24. Es en este contexto donde emergen ciudades "nuevas" como el caso de Albacete, que haría valer su situación estratégica como nudo de comunicaciones entre el interior de la Península y levante. Su importante crecimiento a lo largo del siglo XVIII culminaría en 1797 alcanzando los 7500 ha­bitantes en el casco urbano y 10000 si sumamos sus aldeas y caserías, situándose en

16000 a mediados del siglo XIX25 .

3. UN MUNDO URBANO "RURALIZADO"

Curiosamente, en los abundantes trabajos sobre el mundo urbano en la España del Antiguo Régimen, casi siempre los grupos sociales ligados al sector agrícola han sido relegados a un segundo término desfigurados en ese genérico "sector primario" que suele utilizarse como criterio de clasificación. De hecho, poseemos muy pocos estudios específicos sobre ellos. Por el contrario, como hemos visto, hay un gran

22 MARCOS MARTÍN, A., "Propuesta de investigación para una historia urbana", en Fuentes y métodos ... , p.

162 23 LLOPIS ANGELÁN, E. Y SOTOCA, S., "Antes, bastante antes: la primera fase de la integración del mercado

español del trigo", Historia Agraria, 36, p. 249 24 Muchos fueron los factores que condicionan el devenir económico de las regiones entre el Antiguo Régimen y

el Régimen Liberal. Capital económico y capital humano se aunaron en el encumbramiento de unas regiones frente a otras. Vid. MORENO FERNÁNDEZ, l M., "La articulación y desarticulación de regiones económicas en la España de la Revolución Liberal", en LLOPIS ANGELÁN, E. (ed.), El legado económico del Antiguo Régimen en EspaFía, Barcelona, 2004, pp. 247-249.

25 Para abundar sobre el tema vid. GÓMEZ CARRASCO, C. l, Entre el mundo rural y el mundo urbano. Fami­lia, estrategias y relaciones sociales en la villa de Albacete, 1750-1808, Trabajo de investigación inédito para la obtención del DEA, Facultad de Humanidades de Albacete, 2005.

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número de monografías preocupadas por ofrecer un panorama demográfico, social económico de conjunto, casi siempre desde una perspectiva local o regionaF6 p y

. . . ~o al margen d.e esta forma de .hacer hIs~ona, el problema es más profundo: nos referi~ mos al pr~pIo concepto de cIUdad habItualmente asumido. Siguiendo la definición de Jan de Vnes, uno de los autores que más predicamento han tenido sobre el te 1 "1' ~ l' " rna en os u timos anos, as cIUdades senan aquellos núcleos caracterizados por un nu" '. ~m

de habIt.ante~, una de~sIdad de población, un porcentaje de mano de obra no agrícola y u~a dIVersIdad socIo~ocupacional suficientemente alta27. Y además fija en 10000

habIta~tes el umbral para estudia~ la urbanización en Europa, algo que en España la mayona de los autores han reducIdo a la mitad.

. Si~ embargo, en. la definición de ciudad no tienen porqué primar los criterios cuantItativos. Con ser Importante, la cifra de habitantes no era lo más decisivo 1 'd'" d . para a conSI eraClOn e cIUdad. Como nos recuerda Alberto Marcos Martín, una obl-." . d . P a

ClOn cuyo vecm ano caía bruscamente por cualquier razón pero no perdía los ele-mentos qu~ la co~figu~aban, mantenía la condición de espacio urban028 • Los propios contem~oraneos Identificaban a la ciudad con los edificios, casas y elementos físicos de la illlsma, de~tacando especialmente su muralla29• Del mismo modo hay que tener en cuenta otro tipo de componentes más simbólicos que justifican y legitiman la d' _ . ." d IS tmclOn e estos núcleos de población con respecto a otros y que en buena medida se retrotraen al tiempo de su fundación o a los méritos conseguidos para la Monarquía desde entonces

30. y es que, para muchas de estas ciudades, como decía Hobsbawm

"el pasado ~egitima, sobre todo cuando el presente tiene poco que celebrar y el pasa~ do proporCIOna un trasfondo más glorioso"31.

Efectivamente, al margen de un pasado más o menos mitificado, la realidad es que ~l mundo agrari? y todos los individuos ligados a él tuvieron una enorme pre­senCIa dentro de la cIUdad en el Antiguo Régimen, sobre todo en las ciudades de o­blación interm~dia. Pero no sólo cuantitativamente. Si bien su número y porcen~je en estas poblacIones fue bastante alto, su importancia cualitativa no lo fue menos. Es muy significativo que en España a muchas de estas poblaciones que se caracterizan por un alto número de activos en el sector agrario se las conozca como agro ciudades, agrovillas o ciudades rurales32

• Los investigadores que más se han acercado a estos

26 Este handicap ya lo señalaba a nivel europeo DE VRIES, l: La urbanización de Europa ... , p. 15. 27 DE VRIES, J., La urbanización de Europa ... , p. 37.

28 MARCOS MART!N, A, "Percepciones materiales e imaginario urbano .... ", 1997, p. 32.

29 MARCOS MART~, A, "Pr~puesta de investigación para una historia urbana", en Fuentes y métodos ... , p. 156. 30 QUESADA, S., La idea de Ciudad en la cultura hispana de la Edad Moderna, Barcelona, 1992, p. 61. 31 HOBS~AWM, E., Sobre Historia, Barcelona, 1998, p. 17.

32 Vid. ~?PEZ-CASERO OLM~DO, F. (comp.), La agrociudad mediterránea, Madrid, 1989; y, sobre todo, para el penodo que nos ocupa, ellllteresante y esclarecedor trabaJ'o de VILAT 'T''A Ma J "CI'ud d . 1" 1

- Ll., .., a es rUla es en a Espana Moderna. El protagonismo de las continuidades", Revista de Demografía Histórica XXI-I 2003 15-44. ' , , pp.

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, núcleos han sido los sociólogos rurales, quienes han llamado la atención sobre la gran cantidad de estos asentamientos en la zona meridional de España e Italia. Algu­nos de los rasgos comunes que se han destacado son el número relativamente grande de habitantes, el papel básico de la agricultura, su diferenciación social horizontal y vertical, su organización y gravitación económica y social en torno a la plaza pública y calles principales, y un escaso o modesto grado de centralidad. Factores como la falta de agua, la propensión a enfermedades endémicas, la distribución desigual de la propiedad, el sistema de cultivo extensivo o el patrón cultural de residir en núcleos de mayor población donde resulta más fácil el clientelismo, son aducidos también para la comparación de ambas áreas geográficas33 . Siguiendo estos criterios, parece que en España existiría una correlación entre las zonas donde el latifundismo es predominante y la abundancia de agrociudades, así como su ubicación en las tierras llanas o semillanas de la campiña cordobesa-sevillana y La Mancha. Sin embargo, aun siendo interesantes, estos dibujos pueden dar una visión demasiado estancada de la realidad. Más allá del porcentaje de activos en la agricultura que poseían, en nuestra opinión debemos insistir en el papel que jugaban estos núcleos de población en la organización del espacio comarcal y regional en el que se integraban así como en las complejas redes de relación -personales, institucionales, económicas o de otro tipo- que se establecían y que justificaban su lugar preeminente en dicho espacio. Porque, sí, comparadas con épocas pasadas, muchas de estas ciudades podrían pare­cer estáticas, pero sin embargo, vivas.

Según el Censo de Floridablanca (Véase Tabla 2), en 1787 la proporción de población vinculada al sector agrario en núcleos de más de 5000 habitantes estaba por debajo del 45 por ciento en regiones como Castilla y León o Cataluña. Un por­centaje que era todavía bastante menor en ciudades puntuales de tradición comercial e industrial como Segovia, Valladolid o Burgos. Sin embargo, en Andalucía, Valen­cia y Murcia -que en este año ya contaban con más núcleos de 5000 o más habitantes que Cataluña y Castilla y León-, el porcentaje de activos agrarios estaba por encima del 65 %, y en torno al 60 % en Castilla la Nueva34. Sin ninguna duda, estas propor­ciones tan contrastadas reflejan unas notables diferencias sobre las funciones y la estructura económica de estos núcleos en las zonas donde se sitúan.

33 LÓPEZ-CASERO OLMEDO, F., "La agrociudad mediterránea en una comparación intercultural: permanencia y cambio", y MONHEIN, R., "La agrociudad siciliana: un tipo urbano de asentamiento, agrario", a~bos en LÓPEZ-CASERO OLMEDO, F., La agrociudad mediterránea .... En concreto, sobre el numero de habItantes, estarían entre 7000 y 18000 para Monhein y entre 3000 y 30000 según GILMORE, D., The people ofthe plain. Class and community in lower Andalusía, Nueva York, 1980.

34 Para abundar en esta cuestión vid. REHER, D., "Auge y declive del mundo urbano en la Corona de Castilla", en RIBOT GARCÍA, L. A Y DA ROSA, L., Ciudad y mundo urbano ... , p. 57.

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Tabla 2 Población activa por sectores y regiones en núcleos urbanos de más de 5000

habitantes (España, 1787)

REGIÓN INDUSTRIA COMERCIO LABRADORES JORNALEROS TOTAL

AGRICULTURA ANDALUCÍA 14,89 1,66 10,57 58,99 69,56 CASTILLA LA NUEVA 18,40 3,90 16,40 43,39 59,79 CASTILLA Y LEÓN 28,39 4,28 13,98 27,81 41,79 EXTREMADURA 20,43 2,05 14,91 39,62 54,53 VALENCIA / MURCIA 16,04 1,09 24,53 41,15 65,67 ARAGÓN 23,35 2,69 18,41 33,34 51,75 CATALUÑA 36,05 2,40 9,66 34,03 43,70

Fuente: REHER, D. S.: Town and countfy in ... , p. 51.

A modo de ejemplo, como puede apreciarse en la Tabla 3 del final del texto, hay una gran diferencia de carácter socio-ocupacional entre las poblaciones situadas al norte del país con las que están por debajo del río Tajo. Aún siendo importante en todas ellas el sector primario, son las poblaciones de la submeseta sur las que tienen mayor porcentaje. Albacete suma algo más del 60% (sin el clero), Alcaraz está en torno al 50% y Cáceres supera levemente esta cifra. Y a estos casos, desde luego se podrían sumar otros tantos como Lorca35

, Murcia36, la enmarañada red urbana anda­

luza Por el contrario, Bilbao apenas ronda el 20% de activos en el sector primario y Santander y Santiago de Compostela el 35%. Yen las ciudades leoneras el artesa­nado está por encima del 40 por ciento.

Como nos recuerda John Lynch, si las ciudades reflejaban las tendencias pre­dominantes de la vida social, al ser España una economía agrícola y su sociedad eminentemente rural, el mundo urbano no podía dejar de reflejar esta situación37

Porque, en palabras de Antonio Eiras Roel, "España es ruralidad"38 • Por otro lado, la industria urbana, y sobre todo la castellana como ya hemos dicho, tendió a de­rrumbarse en el siglo XVII, lo que hizo que las ciudades que ocuparan una posición primordial en el siglo XVIII ni fueran las mismas que en el siglo XVI ni basaran

35 HURTADO MARTÍNEZ, J.: Estructura demográfica y económica de Lorca en el último tercio del siglo XVIII (1771), Tesis de licenciatura dirigida por Francisco Chacón, 1999; ALIOD GASCÓN, J. L., La estructura de­mográfica de Lorca en el siglo XVIII (1700-1788): a través de padrones y vecindarios, Tesis Doctoral, 1986.

36 CHACÓN, F, Murcia en la centuria del quinientos .... 37 LYNCH, J., La EspaHa del siglo XVIII, Barcelona, 1999, p. 221. 38 EIRAS ROEL, A, "Demografía rural en la España moderna: evolución, variantes y problemas", en ARANDA

PÉREZ, F J. (coord.), El mundo rural en la EspaHa Moderna, Cuenca, 2004, pp. 19-78.

640

su economía en las mismas funciones39• Es imposible, pues, dejar de considerar el

contexto socio-económico para explicar la gran presencia de activos rurales en las ciudades de la España Moderna. Pero además, como en el resto de la Europa prein­dustrial, el escaso grado de urbanización estaba estrechamente ligado a la dificultad de cubrir las necesidades alimenticias de la población. Como indica Wrighley, sólo si los niveles de producción per cápita en la agricultura se elevaban hasta el punto de que cada campesino pudiera alimentar a 10,20 o 50 personas que no trabajaran la tierra, se podría alcanzar un grado de urbanización verdaderamente alt040

• Algo que, como se sabe, en buena parte de España era una quimera debido a la baja producti­vidad de la tierra propia de un sistema de cultivo extensivo, las malas cosechas y la frecuencia de enfermedades endémicas que diezmaban a la población.

4. HISTORIA DE LA FAMILIA Y NUEVAS PROPUESTAS DE INVESTIGACIÓN

Gracias a los avances en España de la historia estructural, desde los años 80 conocemos bien cuestiones como la evolución de la población y los rasgos del mo­delo demográfico urbano así como los niveles de producción y sus condiciones de comercialización o la organización y distribución de la propiedad, fundamentalmen­te de la tierra. Ello permitió aproximaciones a las formas de integración económica del campesinado en el mundo urbano, la relación entre productores y consumidores, su papel en el mercado y las políticas de abastecimiento de la ciudad. Igualmente, el estudio de arrendamientos, aparcerías y otros sistemas de explotación o el recurso al crédito fueron vías para analizar la relación establecida con los grupos terratenientes

como el clero o la nobleza. Desde luego la numerosa población rural existente en las ciudades estaba

estrechamente ligada a la necesidad de cubrir las demandas alimenticias de la pobla­ción, pero también respondía a su propia configuración social. Los grandes terrate­nientes y rentistas que concentraban en sus manos la mayor parte de la tierra y de la riqueza vivían intramuros de las ciudades. Eran los auténticos "dadores de trabajo" en torno a los cuales giraban unas importantes redes clientelares y de dependencia41

y esto tanto dentro como fuera de la ciudad. En buena parte de las ciudades españo-

39 FORTEA PÉREZ, J. l., "Las ciudades de la Corona de Castilla ... ", p. 46. En una visión de conjunto de la Edad Moderna española, autores como LLOPIS ANGELÁN, E., "España, la «revolución de los modernistas»", en LLOPIS ANGELÁN, E. (ed.), El legado económico del Antiguo Régimen, Barcelona, 2004, p. 23, ponen de

relieve un balance manufacturero muy mediocre. 40 WRIGHLEY, E. A, "Brake or acelerador? Urban Grouth and population Growth befote the Industrial Revolu­

tion", en VAN DER WOUDE, A, DE URIES, J. Y HAYAMI, A (eds.), Urbanization in History. Aprocess 01

Dynamic Interactions, Oxford. 41 Sobre esta cuestión GARCÍA GONZÁLEZ, F, Las estrategias de la diferencia. Familia y reproducción social

en la Sierra (Alcaraz, siglo XVII!), Madrid, 2000, o GÓMEZ CARRASCO, C. J., Entre el mundo rural y el mundo urbano. Familia, estrategias y relaciones sociales en la villa de Albacete ....

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las encontramos a un abundante, variado y diverso número de campesinos. Grandes labra~~res Y ~anaderos .que .solían frecuentar los espacios de poder, es cierto, pero tamblen medIa~os propletar~os y .sobre todo pequeños labriegos que complementa_ ban sus ganancIas con trabajos a Jornal, arrendatarios y aparceros, mozos sirvientes en la labor o el ganado, jornaleros a tiempo completo o cardadores teJ'edores . ' , zapa-teros y otros mIembros de oficios que a temporadas frecuentaban el trabaJ'o agra . L 'f d b' no. as CI ras e tra aJadores a jornal-puros o encubiertos en forma de sirvientes u t " . o ras formulas- son CIertamente importantes como hemos podido comprobar en las tablas 2 y 3. Sobre todo en la España meridional, donde era muy habitual que se sobrepa­sara el 30 o el 40 por cient042

. " Vista desd~ el exteri?r, la ciudad se convirtió en un importante polo de atrac-CIOn que provoco una contInua corriente inmigratoria proveniente de las áreas rura­les. l!na caracterí~tica que condicionaría los rasgos demográficos asumidos como defimdores de la cIUdad en el Antiguo Régimen: unos bajos índices de masculinidad una nupcialidad más baja que en el entorno agrario y unas tasas de mortalidad má~ elevadas que las de bautismos. Un crecimiento vegetativo negativo que debía ser compens~do .por la inmigración43

• Sin embargo, las migraciones, muy estudiadas desde el am?Ito de la .demografía histórica, no se han estudiado tanto desde el prisma de ~as relacIOnes socIales. Y comprender estos movimientos desde una perspectiva

s?~Ial su~o~e u~a complejidad mayor que basar las relaciones sólo en la subyuga­CIO~ admImstratIva o las exportaciones e importaciones de productos entre ambas entIdades. La naturaleza de dichos lazos y su trascendencia en la influencia mutua entre la ciudad ~ el mundo rur~l es importante si se quiere entender el papel jugado

p?~ estas pobl~cIO~es en ~a socIedad de la España Moderna44. Como deCÍamos al prin­

CIpIO, en Espana m las cIUdades son elementos totalmente diferenciados de las áreas rurales ni e~ real la idea de un campesino aislado de la ciudad. En nuestra opinión, la clave esta en comprender y explicar cómo se estableCÍan y funcionaban las redes de ~elaci.ón que se tejí~n entre los grupos sociales independientemente de su lugar de resIdencIa. Y en espeCIal cómo esa reciprocidad en la relación fue convirtiéndose en desigual y. asim~t~ca de tal modo que los grupos "ciudadanos" fueron imponiendo en su beneficIO la 10gIca de la jerarquía social.

42 Es~ no quita que en casos como Aragón, por ejemplo, los trabajadores a jornal suponían el 63,4% de la población activa en Barbastro, el 30% de Huesca y casi el 20% en Zaragoza Vid PEIRÓ ARROYO A J, . l b . .. /. . . , ., oll1a eros y man-ce os. ~d~nf¡dad, 0~~a11l~aCZO!1 y conjllcto en los trabajadores del Antiguo Régimen, Barcelona, 2002, p. 43.

43 Para mas mformaclOn vid. ~EREZ MOREDA, V. y REHER, D., "La población urbana española entre los siglos XVI y XV/III: Un perspectIva demográfica", en FORTEA PÉREZ, J. I. (ed), Imágenes de la diversidad ... Para una panora~ica d~l tem.a concreto de la migración véase por ejemplo EIRAS ROEL, A. y REY CASTELAO, O. (eds.), Mlgraczones lllternas y meium-distance en la Península Ibérica 1500-1900 Santiago 1994 SA­LAS ,~USENS, J. A., "Migraciones y fenómeno urbano en la sociedad preindustrial' (España, Siglos ~VII­XIX) ,en IV Congreso de la Asociación de Demografía Histórica, Bilbao, 1995.

44 REHER, D. S., Town and Count in Pre-Industrial ... , pp. 3-4.

642

Estamos lejos de un campesinado inmóvil y estático. Muy al contrario. Junto

a la tradicional movilidad geográfica que caracterizaba a muchos de sus componen­tes, debemos insistir en las variadas estrategias de supervivencia y de adaptación que desplegaron los grupos campesinos dentro de un medio social y económico tan cambiante como el que caracterizó a las ciudades en una etapa de transición enor­memente compleja como fue la Edad Moderna. Comprender dichas estrategias tiene una trascendencia fundamental para entender las peculiaridades del fenómeno urba-

no en la España Moderna. En este sentido, el estudio de la familia como perspectiva de investigación

puede ser realmente fructífero. Hablamos de la familia entendida más allá de los individuos que convivían en el seno del hogar. Casi siempre se ha hecho más hincapié en la importancia de las relaciones residenciales que en la parentela y las relaciones de parentesco en sentido amplio. Hasta hace muy poco tiempo, los estudios realizados han estado más apegados a la demografía histórica que a la historia social. Aspectos como la nupcialidad, la edad de acceso al matrimonio así como la frecuencia de se­gundas nupcias o las estructura y composición del hogar eran los principales temas de interés45 • Sin quedarnos en las estadísticas como forma de explicación histórica

46

,

sería deseable que las investigaciones sobre el campesinado y el mundo agrario en los entornos urbanos se centren en las estrategias familiares de reproducción social y en la red de relaciones creadas a través de lazos de parentesco, ayuda, amistad y solidaridad o al contrario de patronazgo y clientela. Aspectos para nosotros básicos

para la comprensión de la organización social de la población. Porque, en general, no son muchos los estudios que hacen hincapié en la idea

de reproducción social y en algunos de los conceptos claves para su estudio: el con­cepto de estrategia, red, movilidad y trayectoria. En consecuencia, son aún escasos los trabajos que han explorado las enormes posibilidades que para la historia social del campesinado, sea en el campo o en la ciudad, tiene la aplicación del método genea­lógico, el network análisis o el levantamiento de trayectorias individuales, familiares o sociales47 • Con frecuencia este tipo de estudios se han centrado más en los miem-

45 Para algunas de estas cuestiones vid. PÉREZ MOREDA, V. Y REHER, D.: "La población urba~a española entre los siglos XVI Y XVIII. Un perspectiva demográfica", en FORTEA PEREZ, J. I. (ed.), Imagenes de la

diversidad ... 46 Sobre la imposibilidad de explicar los mecanismos y el funcionamiento de la familia desde planteamientos

exclusivamente cuantitativos vid. RODRÍGUEZ SÁNCHEZ, A., "Métodos de evaluación de las estrategias familiares en el Antiguo Régimen", en Fuentes y Métodos de la Historia Local, Zamora, 1991, p. 143; CHA­CÓN JIMÉNEZ, E, "La historia de la familia. Debates metodológicos Y problemas conceptuales", Revista

Internacional de Sociología, 11 mayo-agosto; o GARCÍA GONZÁLEZ, E, Las estrategias de la diferencia.

Familia y reproducción social ... , p. 36. / / ,,' . 47 Una apuesta metodológica que nosotros claramente defendemos GARCIA GONZALEZ, E, Famihas, campe-

sinos y sociedad rural en la España del Antiguo Régimen: nuevas miradas, nuevos horizonte~", po~encia.pre­sentada en el XIV Congreso Internacional de AHILA: Europa-América. Paralelismos en la dlstanc[Q, Umver­sidad Jaume 1, Castellón, 20-24 de septiembre de 2005; al igual que CHACÓN JIMÉNEZ, E, "Tierra y familia

643

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bros de la élite de poder y, en menor d'd 1 , me 1 a, en los grupos de 1 d ' ,

e comercIO, Salvo excepciones e ' '/ a a ill1mstración" , n contraposlcIOn el' d d J

Y sus componentes sociales han quedad 1 ',n a cm a el mundo agrario ' o en e anommato E mteresantes los casos que José M / I / ' n este punto son mu

' / ana ill1Zcoz nos pr ' y de Jo~enes de áreas rurales por arte de' ~porcIOna sobre la asimilación capaCIdad de introducir o p P, pane~tes resIdentes en la ciudad48, Pero 1

romocIOnar a panent ' / a poderosas. La captación de la f d ,es no resldla sólo en las familia

/ uerza e trabajo de h'" s solIan ser los empleos agrarios su a' '1 '/ muc os IndIvIduos cuyo destino

, , SIill1 aCIOn así com 1 ' a una realIdad social distinta pasa por 1 /1" o as estrategIas de adaptación E ' e ana ISIS de las red 1 '

StudIOS como los de Isidro Dubert49 G l' , es en as que se Insertaban f ' en a ICla son un' 1 d . o rece la Interacción entre fam T ejemp o e los resultados que b 1 la, mercado de trabaJ' o ' ,

so re el que hay que profund' y mIgraCIOnes, Un aspecto Izar aprovechando la '

los "seguimientos nominativos" tal h s oportumdades que nos ofrecen de la Ría de Bilbao, aunque para elYpCO~dO a hecho Rocío García Abad para el caso

, eno o contempor / 50 A ' un conjunto de biografías de gente' aneo. partIr de ahí, desde

cornente podre ' comprobar cómo los individuos proy t ' mos recuperar la vIda colectiva .

'd' ec an carreras plurale ' , , um rreccionales, y cómo existía un 1 l' , s Y provISIOnales, no siempre d pura Ismo bIOgráti d d

es heterogéneas: familias de d' t' t ' co on e se mezclaban realida-, IS In o tIpo formas 'd d ' Impuestas o elegidas, etc. Podrem ti ' vana as e convIvencia, soledades dIos, en n, comprobar c/d /

e azos de sangre para hacer frent l' , omo a emas de la red formal , " e a a IncertIdumbre d 1 d '

mo faill1lIar se hacía más elástico d' , e mun o socIal el organis-d ' , me Iante la solIdaridad 1 ' /

e recIprocIdad o con hilos de v t' 1 d Y a proteccIOn, con lazos er Ica es e dependencia51

, P~ra, comprender la movilidad, tanto de bie . " , ImprescIndIble analizar las '¡:orm d nes como de IndIVIduos resulta

11 as e control sob 1 ' productivos y aún sabemos poco d 1 re os recursos productivos y re-

, e os procesos de ad '" / propIedad, bien a través de las c ' qUlslcIOn o transmisión de la

ompra-ventas de tIerra y otros bienes 52 de d , arren a-

en la Europa Mediterránea, Aproximación a la ex lica " . . , mercato.del:~ ten:a: Secc. XIII-XVIII, Prato, 2004 P ClOn de.la org~mZaclOn s~cial (siglos XV-XIX)", en Il del dossIer MovIlIdad y famir . E . ' pp. 935-949, o Jose Manuel PEREZ GARCÍA . Histórica, XXII-I 2004 la. strategIas de reproducción y movilidad social" R . d ,coordmador

48 IMÍZ a '" • . ' eVlsta e Demografía COZ, J. M ., El patrocmio familiar. Parentela . ,

mo~arquía borbónica", en CHACÓN JIMÉNEZ F ' e~~cRacI~n y promoción de las élites vasco-navarras en 1 yolzgarcas, Murcia, pp. 93-130 ,.y NANDEZFRANCO J.(eds) F '1' a

49 DUBERT' , ., ami la, poderosos ,1., Del campo a la ciudad M: .

"Mund b . IgraclOnes familia y e . b o ur ano y migraciones campo-ciudad en G i.. . spaclO ur ano en la historia de Galicia

16, n° 2, 1998, pp. 39-86. a ICIa, sIglos XVI-XIX", Revista de Demog ,IY Lr' ,":' o 50 GARCÍA ABAD '. raJ,a 1llstonca,

. . , ' R., HlStonas de emigración F ' 51 emzgrac;lOn a la ~ía de Bilbao (1877-1935), Bilba:c~~~~ de expulsión y selección de capital humano en la

GARCIAGONZALEZ F "F T ,. . d . ,., amI las, campesinos y soci d d' . 1

mIra as, nuevos hOrIzontes " e a lUla en la España del Antig R" 52 L' . , . .. . uo egImen: nuevas

a sItuaclOn no ha variado mucho 1 . . en a actualIdad como d .

mercantIl y formas de transmisión dI' . ya enuncIara YUN CASALILLA B "T . ,

paña moderna)", Hispania: Revista :sP:~:~~~:~~s~:~:~O~~1 (I~~~~e sobre el mercado de 'la ~ierr:a:~~~c~~~ , , n , 1995, pp. 846-885. De la misma forma,

644

mientos y otras fórmulas de cesión o de la herencia, Temas clave para entender cómo se estructuraban las relaciones intergeneracionales y cómo se integraba el agregado doméstico en redes más amplias, sobre todo en las del parentesco, Alianzas y estra­tegias matrimoniales endogámicas, mejoras, donaciones, compraventas entre fami­liares, contratos preferenciales, asociaciones y acuerdos laborales o transferencia de miembros de unos hogares a otros dan buena cuenta de ello, Mecanismos de ayuda y colaboración por un lado y la necesidad de asalarización y de entrar en el servicio do­méstico para muchos componentes de las familias por otro ejemplifican la existencia de una extraordinaria fluidez en las relaciones entre la ciudad y el mundo rural.

Igualmente, para comprender la movilidad, geográfica o social, en realidad lo que importa no es la situación existente en un momento sino la duración de esa situa­ción y las posibilidades de cambio, El estudio de las estrategias familiares y los proce­sos de toma de decisiones y de adaptación a las distintas circunstancias es algo siempre variable en función del transcurso de la vida individual y del ciclo de vida familiar, En este sentido, al contrario de lo que ocurre con la infancia -casi siempre ligada al tema del abandono- el estudio de la juventud y de la vejez son aspectos escasamente desarrollados, Cómo se integraban los jóvenes en el mundo de los adultos, cómo acce­dían al trabajo o se incorporaban al servicio doméstico, cómo adquirían la experiencia, los conocimientos y las habilidades necesarias, qué papel jugaban los viejos, cómo se interiorizaban normas, valores y creencias y, en definitiva, cómo se "construía" una vida, son algunas de las preguntas que habría que responder53

, La pobreza y la soledad representan los mayores riesgos de dependencia, especialmente agravados en el caso de las mujeres, Porque, efectivamente, cuando hablamos del campesinado nos referi­mos a un grupo múltiple y diverso, con grados de riqueza muy heterogéneos, que hace imprescindible aplicar una clara metodología diferencial para su comprensión. Un planteamiento donde el género y la edad deben de tener un protagonismo esencial al ser construcciones sociales y culturales a partir de las que se asignan roles desiguales así como valores y estereotipos distintos,

sólo últimamente tenemos un mayor conocimiento de algunas de estas cuestiones al analizar la evolución del consumo y la demanda. Vid. TORRAS, J. Y CASALILLA, B. (dir.), Consumo, condiciones de vida y comercia­lización. Cataluña y Castilla, siglos XVII-XIX, Valladolid, 1999.

53 GARCÍA GONZÁLEZ, F., "Vejez, envejecimiento e historia. La edad como objeto de investigación", en GARCÍA GONZÁLEZ, F. (coord.), Vejez, envejecimiento y sociedad en España, siglos XVI-XXI, Cuenca, 2005. Para el caso de la vejez una primera aproximación puede verse en el mismo libro a cargo de MARCOS MARTÍN, A., "Viejos en la ciudad. La estructura de edad de la población en los núcleos urbanos españoles del Antiguo Régimen", pp. 67-100. Sobre los jóvenes GARCÍA GONZÁLEZ, F., "Los jóvenes en las familias albacetenses del siglo XVIII. Aproximación y notas para su estudio", en Homenaje a Miguel Rodríguez Llopis, Albacete, 2004, pp. 113-123, o DUBERT, 1., "Atraction urbaine et dynamiques migratoires du service domes­tique en Galice, 1752-1924", Annales de Demographie Historique, 1,2001, pp. 155-176.

645

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5. CONCLUSIÓN

Quizá porque el campesinado urbano es por definición un grupo ambiguo de contornos poco delimitados, en la mayoría de las ocasiones se alude al mismo casi de pasada, sin preocupamos por comprender ni su racionalidad ni su lógica interna. Apar­tar a los grupos ligados directamente al sector agropecuario de los estudios sobre el mundo urbano o escamotearlos cuando nos referimos al mundo rural es tratar de simplificar la complejidad de la realidad en una etapa histórica como fue la Edad Moderna.

La visión funcionalista otorgó a la ciudad un papel primordial para la gesta­ción y desarrollo del capitalismo y el progreso hacia el mundo burgués. La eclosión de la ciudad industrial, el Régimen Liberal, los derechos individuales y la seculariza_ ción de la cultura relegó al mundo campesino a un mero recuerdo del pasado, denos­tado y condenado como vehículo de estancamiento del progreso social, económico y polític054•

La gran presencia de sectores campesinos en las ciudades españolas del Anti­guo Régimen ha ensombrecido a menudo el importante crecimiento urbano acaecido en este período. A pesar de esta concepción, los estudios locales o regionales han demostrado un incremento del mundo urbano desde 1500 hasta 1800. Si bien el siglo XVII supuso un punto de inflexión, muchas áreas como la Andalucía occidental y la zona levantina estaban a la altura de la Europa más urbanizada. Ya el porcentaje de urbanización de Andalucía en el siglo XVI fue mayor que los Países Bajos por la misma fecha por ejemplo. Y el levante andaluz, de Murcia y de Valencia, gracias al crecimiento del siglo XVIII, sólo era Superado en porcentaje de urbanización por algunas zonas de Inglaterra y Gales solamente a mediados del siglo XIX".

El importante porcentaje de individuos dedicados a actividades agrarias en es­tos núcleos contrasta con el anonimato con el que con harta frecuencia han sido abor­dados por los bistoriadores. Su alto porcentaje e influencia recomiendan recuperar del olvido a ese gran número de familias que vivieron en las ciudades españolas. Su mejor conocimiento es imprescindible para avanzar en la explicación del fenómeno urbano en la España del Antiguo Régimen, sus peculiaridades y su verdadero papel en los procesos de cambio histórico. Y para alcanzar este objetivo, el estudio de la familia como perspectiva de investigación puede ser una vía realmente fructífera.

54 Como indica HOBSBAWM, E., Sobre historia ... , p. 26, el pasado deja de ser el patrón cuando el cambio social se acelera o transforma la sociedad más allá de cierto punto.

55 REHER, D. S., Town and Countly in pre-industrial ... , p. 46.

646

Tabla 3 Grupos socio-profeslOna es en a . I Igunos núcleos urbanos a finales del siglo

XVIII

Albacete I Alcaraz : Bilbao Cáceres Santander Santiago Logroño León* Astorga* La (1787) (1787) (1797) (1787) (1797) (1787) (1752) (1752) (1752) Bañeza*

(1752) Jornaleros 31,2% 21,9% 7,8% 27,3% 5,9% 10,7% 19,7% 16,5% 11% 12,5%

Marineros 2,78% 15,28% - - - -r-Artesanos 26,5% 30,3% 48% 23,1% 23,5% 23,4% 28,9% 41% 40% 50%

Sirvientes 21,2% 8% 9,5% 18,2% 6,1% 12,6% 17,1% - - -

Labradores 9,8% 16,4% 1,5% 6,1% 8,1% 13,7% 8% -

Comerciantes 5,9% 6,3% 14,6% 1,2% 10,2% 4,2% 3,4% 6,5% 15% 10%

Profs. Liberales 2,7% 8,2% 7,8% 6% 17,1% 14,9% 8,3% 17% 10% 11%

Élite de poder 2,1% 1,6% 1,7% 5,1% 0,8% 2,5% 7,7% 3% 10% 3,5%

Eclesiásticos - 1,6% 5,9% 11,2% 12,2% 17,7% 6,9% 6% 11% 4,5%

10% 3% ,8,5% -5,7% 2,8% - -Pobres -I

-

·ornaleros tienen los datos conjuntos. - es , A t a y La Baneza los labrador y J . . NOTA En los datos de Leon, s org . Alb t (A H PA Secc. MunicipiOS, caja

. 1 ·d bl nca de la Vllla de ace e ...., . d d) Albacete padrón del censo de F on a al. I XVIII (demografía y SOCle a . , Fuente: para , M La villa de Cáceres en e Slg o

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