razón y fe en la edad media

7
RAZÓN Y FE EN LA EDAD MEDIA: SANTO TOMÁS DE AQUINO 1. La evolución de las relaciones entre razón y fe en el pensamiento medieval cristiano. La Edad Media es una etapa histórica que se prolonga del siglo V (caída del Imperio romano) hasta el siglo XV (llegada de Colón a América) y se la suele calificar como teocéntrica, por la gran importancia que tuvo la religión, llegando ésta a impregnar la vida cotidiana y todas las manifestaciones culturales: literatura, pintura, arquitectura… y, por supuesto, también la filosofía. Uno de los principales temas que se plantea el pensamiento medieval es el de las controversias entre razón y fe . Los primeros pensadores cristianos debían hacer entender el mensaje cristiano y diferenciarlo de otros pensamientos. La propagación de la fe exigía interpretar bien los textos bíblicos, adoptar los conceptos de la filosofía griega necesarios para expresar adecuadamente el nuevo pensamiento, y distinguir lo propio de la razón (la búsqueda de una explicación racional de todo cuanto es, es decir, la búsqueda de la verdad) y lo propio de la fe (las Sagradas Escrituras son la Palabra de Dios y, por tanto, la Verdad absoluta). El cristianismo no es una filosofía. Es una religión revelada. Esto quiere decir que gran parte del contenido y mensaje de esta religión procede de Dios, ha sido comunicada por Dios a los hombres (Biblia). Se ofrece como una doctrina de redención, de salvación y de amor y no como un sistema teórico de la realidad, es decir, el cristianismo es “un camino hacia Dios” y no un sistema filosófico. Las creencias de la religión cristiana no son fruto de la investigación ni de la reflexión abstracta, sino de la revelación divina y, por tanto, de la fe. La filosofía, por su parte, pretende ser una investigación racional, autónoma y teórica que busca una interpretación de la realidad. Ante esta diversidad de actitudes: ¿es posible una filosofía cristiana? ¿son compatibles filosofía y religión? Parece que sí. Veamos algunos ejemplos de los intentos de conciliar razón y fe en los que, como suele ocurrir con todo extremismo, la historia del cristianismo consistirá en ir pactando con lo que en un primer momento había negado: I. TERTULIANO (ss. II-III): con su afirmación “ Credo quia absurdum ”, “creo porque es absurdo”, subordina de modo absoluto la 1

Upload: mark-bird

Post on 22-Dec-2015

4 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Razón y Fe en La Edad Media

TRANSCRIPT

Page 1: Razón y Fe en La Edad Media

RAZÓN Y FE EN LA EDAD MEDIA: SANTO TOMÁS DE AQUINO

1. La evolución de las relaciones entre razón y fe en el pensamiento medieval cristiano.

La Edad Media es una etapa histórica que se prolonga del siglo V (caída del Imperio romano) hasta el siglo XV (llegada de Colón a América) y se la suele calificar como teocéntrica, por la gran importancia que tuvo la religión, llegando ésta a impregnar la vida cotidiana y todas las manifestaciones culturales: literatura, pintura, arquitectura… y, por supuesto, también la filosofía.

Uno de los principales temas que se plantea el pensamiento medieval es el de las controversias entre razón y fe. Los primeros pensadores cristianos debían hacer entender el mensaje cristiano y diferenciarlo de otros pensamientos. La propagación de la fe exigía interpretar bien los textos bíblicos, adoptar los conceptos de la filosofía griega necesarios para expresar adecuadamente el nuevo pensamiento, y distinguir lo propio de la razón (la búsqueda de una explicación racional de todo cuanto es, es decir, la búsqueda de la verdad) y lo propio de la fe (las Sagradas Escrituras son la Palabra de Dios y, por tanto, la Verdad absoluta).

El cristianismo no es una filosofía. Es una religión revelada. Esto quiere decir que gran parte del contenido y mensaje de esta religión procede de Dios, ha sido comunicada por Dios a los hombres (Biblia). Se ofrece como una doctrina de redención, de salvación y de amor y no como un sistema teórico de la realidad, es decir, el cristianismo es “un camino hacia Dios” y no un sistema filosófico. Las creencias de la religión cristiana no son fruto de la investigación ni de la reflexión abstracta, sino de la revelación divina y, por tanto, de la fe. La filosofía, por su parte, pretende ser una investigación racional, autónoma y teórica que busca una interpretación de la realidad. Ante esta diversidad de actitudes: ¿es posible una filosofía cristiana? ¿son compatibles filosofía y religión? Parece que sí. Veamos algunos ejemplos de los intentos de conciliar razón y fe en los que, como suele ocurrir con todo extremismo, la historia del cristianismo consistirá en ir pactando con lo que en un primer momento había negado:

I. TERTULIANO (ss. II-III): con su afirmación “ Credo quia absurdum ”, “creo porque es absurdo”, subordina de modo absoluto la razón a la fe. No hay más sabiduría que la Revelación y ésta contradice toda filosofía y supera a la razón. Considera que el mundo de la fe es incomprensible racionalmente, pero ha de predominar, pues considera que el filósofo es el amigo del error, al contrario que el cristiano, que es su enemigo, y tiene fe en la Verdad revelada por Dios, por absurda que sea en ocasiones a la luz de la mera razón. Ej.: que Jesús, hijo de Dios, murió y resucitó es absurdo desde la perspectiva racional, pero es la verdad, una verdad accesible desde la fe, el único camino válido. Esta posición se conoce como fideísmo.

II. SAN AGUSTÍN (ss. IV-V): Se pregunta cómo llega el ser humano a las verdades más profundas. Reconoce que razón y fe pertenecen a ámbitos diferentes, pero ambas contribuyen a alcanzar el gran objetivo del ser humano: la Verdad.

Con la máxima “Intellige ut credas, crede ut intelligas” (“entiende para creer, cree para entender”), pone de manifiesto como fe y razón, aún perteneciendo a ámbitos diferentes, contribuyen a alcanzar la verdad. Sin embargo, la fe es más segura, por tanto, orienta y guía a la razón. La mente humana sólo con el auxilio de la fe puede acceder a la verdad. Razón y fe confluyen en el amor apasionado por la verdad, pero la iluminación divina es imprescindible para acceder tanto a la más simple verdad de que dos más dos son cuatro como al más elevado conocimiento revelado por Dios. Todo conocimiento proviene de la iluminación divina.

III. SAN ANSELMO DE CANTERBURY (s. XI): “ Fides quaerens intellectum ” , la fe necesita ahora del intelecto. El hombre comienza a recuperar la confianza en sus dotes naturales, la razón. Fue el primero de los pensadores creyentes que sintió la necesidad de demostrar racionalmente la existencia de Dios. Se opone a una fe ciega. Parte de la fe, pero de una fe que

1

Page 2: Razón y Fe en La Edad Media

RAZÓN Y FE EN LA EDAD MEDIA: SANTO TOMÁS DE AQUINO

busca comprender. San Anselmo a través del argumento ontológico quiere mostrar al incrédulo que cuando afirma que Dios es “el ser mayor que puede ser pensado” pero niega su existencia, se contradice. Lo más grande pensable, el ser más perfecto, además de existir en el pensamiento, tiene que existir realmente; si le falta la perfección de la existencia, su grandeza ya no es completa, ya que no es lo más grande que podemos pensar. Por tanto, Dios, el ser más grande que puede ser pensado, debe poseer todas las perfecciones y, por tanto, también la existencia. Pensar lo contrario es incurrir en contradicción. San Anselmo parte del concepto de Dios y extrae deductivamente las consecuencias lógicas con el fin de concluir como evidente su existencia real.

IV. EL AVERROÍSMO LATINO (s. XIII): Averroes (1126-1198) sostenía la opinión de que la verdad puede ser alcanzada a través de, indistintamente, la razón y la fe. Ahora bien, ésta posee un grado de verdad inferior y subordinado al de la filosofía. Cuando exista desacuerdo entre ambas, es necesaria una interpretación de la Revelación que la haga compatible con la verdad de la filosofía. A comienzos del siglo XIII se vierten al latín algunos de los comentarios de Averroes a las obras de Aristóteles, y la facultad de Artes de la Universidad de París los adopta como textos de lectura y comentario, adoptando una interpretación del Aristóteles de Averroes de la cual se desprendían algunas tesis abiertamente contrarias al dogma cristiano: eternidad del mundo, negación de la inmortalidad del alma individual y negación del libre albedrío.

A fin de salvar las dificultades vinculadas con tales posiciones, construyeron la teoría de la doble verdad: una misma proposición puede ser verdadera o falsa según se la considere desde el punto de vista de la fe o de la razón. Algunos averroístas sostuvieron que, a pesar de ello, había que optar siempre por la fe, mientras que otros eran partidarios de la primacía de la razón, adoptando además posiciones hostiles a la religión. Esto último hizo al averroísmo acreedor de severas condenas. El principal representate del averroísmo latino fue Siger de Brabante (1235-1281). Aunque sostenía la teoría de la doble verdad y la opción por la fe en caso de conflicto, su postura se interpretó como un ardid para tranquilizar a los maestros de Teología y a las autoridades eclesiásticas y poder desarrollar la filosofía lejos de la “censura” de la teología.

V. SANTO TOMÁS DE AQUINO (S. XIII): La posición de Santo Tomás de Aquino sobre las relaciones entre razón y fe es innovadora y armonizadora. Considera que si bien el punto de partida y los caminos de las verdades de razón y fe no coinciden, ambas tienen que llegar a las mismas conclusiones. Concibe razón y fe como dos caminos muy diferenciados, pero que deben llegar al mismo punto: la Verdad. Para Santo Tomás, es necesario que la teología y la filosofía coincidan en sus conclusiones, no pueden contradecirse, pues todas las verdades provienen de Dios. La razón ofrece un sistema, un método, pero la fe es el principal criterio de verdad, es decir, que cuando la razón llega a una conclusión distinta de la fe, la garantía y última palabra la tiene la fe. La razón debe haber cometido algún error en su proceder. Santo Tomás piensa que un conflicto real y definitivo entre razón y fe es imposible, ya que la verdad es única y se fundamenta en Dios.

¿Puede la razón humana llegar a demostrar la existencia de Dios? En primer lugar, Santo Tomás afirma que no es una verdad inmediatamente evidente, si lo fuera nadie la negaría. En segundo lugar, distingue entre verdades teológicas naturales (verdades a las que el hombre puede llegar a través de la luz de la razón), y verdades teológicas reveladas (accesibles a través de la luz de la revelación divina). La existencia de Dios es una verdad revelada, pero también es una verdad a la que el hombre puede acceder utilizando todas sus capacidades racionales. Por otra parte, a algunas verdades, como la de la Trinidad divina o la encarnación de Dios, nunca podremos llegar sin la luz de la revelación, de la fe, necesaria para la salvación humana.

2

Page 3: Razón y Fe en La Edad Media

RAZÓN Y FE EN LA EDAD MEDIA: SANTO TOMÁS DE AQUINO

VI. GUILLERMO DE OCKHAM (S. XIV): Su filosofía supone la autonomía del individuo, de lo mundano, el nacimiento de la ciencia, la separación de fe y razón y, por tanto, el nacimiento del mundo moderno. Razón y fe son facultades distintas (una sirve para conocer y otra para creer), con contenidos distintos (una los seres naturales y otra lo sobrenatural). Una sirve para conocer este mundo y la otra para ganarse el otro mundo, el celestial. Por tanto, considera que no tienen nada en común. El ámbito al cual tiene acceso la razón, lo que ésta puede demostrar y conocer, queda reducido notablemente, ya que su ámbito sólo será la realidad concreta y singular. En cuanto a la fe, nos permite creer en lo sobrenatural. No podemos salvarnos por nosotros mismos: necesitamos la ayuda de Dios, es decir, la fe, la revelación y la gracia.

2. Santo Tomás de Aquino. Razón y fe, filosofía y teología.

El propósito de los escolásticos era profundizar en el conocimiento de las verdades de la fe a través de la razón, sistematizando los contenidos de la verdad sagrada mediante un método filosófico. Según numerosos pensadores escolásticos, Santo Tomás estableció con precisión los límites entre razón y fe, entre filosofía y teología. Según Santo Tomás, la fe consiste en un acto del entendimiento movido por la voluntad a la que, a su vez, Dios asiste mediante la gracia, siendo capaz de aceptar las verdades reveladas que no comprende por superar las posibilidades de comprensión de dicho entendimiento.

En este sentido, tenemos que de modo primario razón y fe son dos facultades, la primera es una facultad de conocer, la segunda de creer; mientras que, por otra parte, filosofía y teología son dos ciencias, la primera la ciencia del ser o de las cosas naturales (y artificiales) y la segunda de las cosas sobrenaturales. Veamos, por tanto, las diferencias entre una y otra y, a continuación, sus relaciones más relevantes.

En primer lugar, la fe se distingue de la razón: a) por su origen: el origen del conocimiento racional se encuentra en la razón; el de la fe, en la iluminación divina. b) por sus actos: el acto de la razón consiste en comprender, en entender; el de la fe en creer. c) por sus objetos: el objeto de la razón son las cosas naturales que aparecen ante el entendimiento; el de la fe, los misterios de la revelación.

En cuanto a las relaciones entre filosofía y teología, son dos ciencias distintas, y en tanto que tales, podemos diferenciarlas: a) por sus principios: los principios de la filosofía son los axiomas, las verdades evidentes por sí mismas; los de la teología, los artículos de fe, es decir, la teología parte de las verdades reveladas; b) por sus conclusiones: las conclusiones de la filosofía son racionales, en filosofía partimos de principios evidentes para la razón y razonando llegamos a conclusiones que se mantienen en el ámbito racional; las conclusiones a que llega la teología, en cambio, pertenecen al ámbito de lo sobrenatural; c) por su objeto: el objeto de investigación de la filosofía es el ser natural; la teología, en cambio, se mueve siempre en el ámbito de lo revelado y, en el fondo, el conocimiento del propio Dios.

Ahora bien, ¿existe algún tipo de relación entre el orden de la razón y la filosofía y el orden de la fe y la teología?

Santo Tomás considera que existen algunas verdades reveladas que los seres humanos podían haber descubierto por el uso de su razón y además, como hemos visto, la teología (como ciencia de la fe) se sirve de la razón para llevar a cabo sus procesos científicos.

Cuando una proposición científica, es decir, obtenida de la razón, se encuentra en desacuerdo con una verdad de la fe, dicha proposición es falsa; ahora bien, en caso contrario, cuando una proposición científica es coincidente con una verdad de fe, por el mero hecho de coincidir con ella no es verdadera, es decir, puede ser verdadera o falsa; por ejemplo, dicha conclusión puede haber sido deducida incorrectamente, etc.

3

Page 4: Razón y Fe en La Edad Media

RAZÓN Y FE EN LA EDAD MEDIA: SANTO TOMÁS DE AQUINO

En cuanto a la existencia de determinadas verdades reveladas que pueden ser descubiertas por la razón (existencia de Dios, creación del mundo,…), Santo Tomás justifica tal revelación por la dificultad que la demostración de dichas verdades implica y porque no todas las personas poseen la inteligencia o el tiempo necesario para acceder a ellas. Al conjunto de estas verdades reveladas pero que, a su vez son también demostrables le denomina Preámbulos de la fe.

3. Contexto histórico, filosófico y cultural de santo tomás de aquino (s. XIII).

3.1. Contexto histórico.

La vida de Santo Tomás de Aquino, noble italiano por nacimiento, transcurre durante el siglo XIII (1225-1274), y representa una síntesis del espíritu de su tiempo. La Edad Media, que había pasado largos siglos asimilando las diversas culturas que habían irrumpido en el Imperio Romano durante las invasiones bárbaras está llegando a su fin. Se produce en esta época un florecimiento de las grandes ciudades como París y Roma, que habían sufrido una fuerte decadencia en siglos anteriores. Esto hace posible la creación de las primeras Universidades (en la de París estudia y enseña Santo Tomás durante muchos años). Se crean las grandes órdenes religiosas, como los franciscanos y los dominicos, a la cual pertenece Santo Tomás. En las nuevas Universidades surgen corrientes rivales de pensamiento entre franciscanos, dominicos y el clero secular que avivan muchas polémicas interesantes desde los puntos de vista filosófico y teológico. En todo caso, la vida intelectual de la época sigue estando casi exclusivamente en manos de la Iglesia, que también conserva un fuerte protagonismo en el poder político.

3.2. Contexto filosófico y cultural.

El Aquinate, como en general todos los autores de la escolástica, es fundamentalmente teólogo. Hace filosofía porque busca la fundamentación racional de aquello que acepta previamente por la fe. Conjuga genialmente racionalidad y geocentrismo.

El siglo XIII, en el que transcurre la vida de Santo Tomás, es un siglo intelectualmente inquieto. La teología cristiana de los siglos anteriores estaba basada fundamentalmente en los llamados “Padres de la Iglesia”, entre los cuales dominaba el pensamiento de San Agustín (s. IV-V), que a su vez se inspiraba en la filosofía de Platón y Plotino. Entre las novedades que trae el siglo XIII tiene especial importancia el redescubrimiento en Europa de la Filosofía de Aristóteles que, aunque nunca había sido totalmente olvidada, adquiere actualidad en Occidente por la influencia de varios pensadores árabes (como Avicena y Averroes). Santo Tomás estudia con entusiasmo el pensamiento aristotélico y construye su filosofía y teología inspirándose en él, tratando de interpretar a este filósofo griego desde el punto de vista cristiano, de la misma manera que San Agustín había hecho con Platón. Esta postura, entonces muy atrevidamente innovadora, le ocasiona algunos conflictos con el poder eclesiástico de su tiempo.

Consigue construir un sistema coherente que responde a las condiciones y estructura cultural y social de su época, que busca insistentemente enmarcar la vida y el saber en un sistema de referencia que tiene a Dios como origen y fin de todo. En este sentido, se puede decir que es el creador del sistema filosófico cristiano que más ha influido en la cultura de Occidente. Entre sus obras destacan de modo especial la Suma Teológica, la Suma contra gentiles y diversos comentarios a algunas obras de Aristóteles. Su gran repercusión en todo el pensamiento cristiano se pone de manifiesto cuando a partir del siglo XV su Suma Teológica se convierte en libro de texto de todas las universidades y escuelas católicas.

4