¡Queremos un futuro verde!Etorkizun berdea nahi dugu!

• Las laderas del Pagasarri que miran a Bilbao debieron , algún día, estar cubiertas por robles. Las de Artxanda y el Banderas que miran hacia el sur, por encinas. Pero eso debió de ser hace muchos, muchos años. Hoy las orientadas al norte, más umbrías, aún conservan parte de aquellos robles y han sido reforestadas con pinos, pero pocos son los árboles que encontramos cuando paseamos por la cara sur de Banderas y Artxanda.

• El ayuntamiento emprendió ya hace cinco años una reforestación en las peladas pendientes de Artxanda y más recientemente, ha colocado algunos arbolitos en Enékuri.

• Desde nuestro instituto queremos poner nuestro granito de arena en esta ardua tarea que es la recuperación de nuestros montes.

• Comenzamos por recoger bellotas de roble y de encinas durante el otoño.

• Luego pedimos a todos y todas que trajeran hueveras de cartón.

• Y fuimos colocando una bellota en cada hueco, cubriéndolas de tierra.Trescientas y pico!

• Y nos ocupamos de que tuvieran agua y buena luz. Y esperamos. Con paciencia porque parecía que estaban muertas que allí no había vida alguna. Y tuvimos fe.

• Un día en uno de los huecos algo verde y diminuto apareció y el primero que lo descubrió tuvo la sensación de que era algo mágico. Porque no había más trazas de actividad vegetal que aquel diminuto punto verde.

• De actividad vegetal porque si bien las bellotas no daban ninguna señal los que si aparecieron, hasta casi convertirse en plaga fueron unas diminutas moscas. Competían con nosotros. Seguramente algunas de ellas consiguieron colocar sus huevos en varias de nuestras bellotas. Las bellotas con huevos tenían un agujero y tuvimos que retirarlas antes de que contagiaran a todas.

• Y llegó la primavera. A algunos robles y encinas se les quedaba pequeño el espacio. No tenían suficiente para echar sus raíces y poder crecer hacia arriba.

• Las pasamos a tiestos. Unos días cinco otros sólo dos.

• Cuando hubo suficiente cantidad las repartimos por las clases para que cada grupo se encargara de regarlas y cuidarlas hasta el final de curso.

Algunos ya son pequeños robles

Otras encinas

• Como la ilusión es contagiosa una vecina del barrio que oyó hablar del proyecto nos trajo tres arbolitos más: dos nísperos y un arce.

• Un vecino había colocado los frutos rojos de algunos acebos en tiestos. Los frutos contienen la semilla y había obtenido seis arbustos de diferentes tallas. Cuando conoció nuestro plan nos los regaló para que, junto a robles y bellotas, pudieran ir conformando un pequeño bosque atlántico.

Ahora a esperar

• Estos pequeños árboles y arbustos tendrían pocas oportunidades de supervivencia en la naturaleza. Con raíces tan poco desarrolladas no sobrevivirían a la primera sequía veraniega.

• Por ello, estudiantes voluntarios los acogerán en sus casa para pasar el verano.

Nuestro proyecto de futuro

• Imaginamos un Banderas no sólo verde, sino con la mayor biodiversidad posible.

• No sólo lombrices de tierra, mariposas, moscas y abejorros, arañas y ciempíes, o musarañas y ratones de campo. Esperamos que en un plazo no demasiado largo, alguno de los mamíferos de talla un poco mayor habiten las laderas de nuestros montes.