¿qué hacer con las podas? una visión ecológica

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¿Qué hacer con las podas? Una visión ecológica

Llega el otoño y comienzan a acumularse las ramas de las podas. Una visión ecológica del problema puede ayudarnos a entenderlo mejor y pensar soluciones.

La poda de los árboles o arbustos de nuestro jardín es necesaria porque se trata de especies de crecimiento rápido que son originarias de otras regiones (es decir, especies "exóticas"), por ejemplo, grateus, pino, siempreverde y paraíso. Las especies nativas, como el tala, molle, manzano de campo o el espinillo, en general crecen mucho más lento, ya que están adaptadas a nuestra prolongada estación seca, y por eso prácticamente no requieren poda.

Es decir que a largo plazo podríamos evitar casi completamente la poda manteniendo o plantando especies nativas en los jardines, y evitando o eliminado las especies exóticas. Evitar la poda ahorra la energía que se gasta en el trabajo de podar, y promueve la conservación del carbono (que forma el material vegetal) en el árbol, impidiendo que vaya a la atmósfera por quema o descomposición. Es decir que evitando las podas contribuimos con nuestro granito de arena a atenuar el calentamiento global.

Quizá es tan pequeño ese granito de arena, que pensamos que no vale la pena hacer el esfuerzo. Pero hay otras razones por las cuales es conveniente tener especies nativas y no exóticas. Muchos árboles y arbustos exóticos, por ejemplo el siempreverde, se están propagando en las sierras en forma desmedida. Forman bosques oscuros que dejan crecer muy pocas plantas debajo; y los animales pierden sus refugios naturales. Además, estas especies consumen mucha agua y secan el suelo más rápido que las nativas. Algunas no pierden las hojas, y continúan consumiendo agua durante todo el invierno. Por eso, cuando los bosques de especies exóticas cubran completamente las sierras (y esto sucederá, si no hacemos algo para evitarlo), los ríos tendrán menos caudal, especialmente en la época más seca. Es decir que los problemas de agua que ya tenemos se incrementarán. Si eliminamos las especies exóticas de los jardines, reducimos las fuentes semilleras, y colaboramos así para atenuar los problemas que se vendrán. Manteniendo o plantando árboles y arbustos nativos, por otro lado, favorecemos la conservación y recuperación de nuestros bosques y sus animales.

¿Pero mientras tanto, qué hacemos con la poda? Lo mejor, desde el punto de vista ecológico, es que cada uno de nosotros procese su poda. Si llevamos la poda a otro lugar, poco a poco vamos perdiendo nutrientes del suelo, que se nos van con las ramas y hojas. Las ramas más gruesas se pueden utilizar como leña, para los hogares y las salamandras, o para el asado. Las cenizas se pueden usar para fertilizar el suelo de nuestro jardín. Las ramas más finas se pueden dejar descomponer, haciendo una pila en algún rincón alejado que no usamos. Con el tiempo la pila se reduce y puede ser tapada con tierra. Si el terreno tiene mucho declive puede resultar un buen relleno rodeando y calzando la pila con algunas piedras. De esta manera, conservamos la materia orgánica del suelo.

Por otro lado, llevar la poda a otro lugar implica un gasto de combustible y energía, lo cual es ambientalmente costoso. También implica acumular enormes cantidades de poda en ciertos lugares. Esto incrementa muchísimo el riesgo de incendios, y es

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problemático porque estos sitios son espontáneamente aprovechados para eliminar ilegalmente otros tipos de basura. El enterramiento masivo de la poda tiene altos costos ambientales por la necesaria remoción de grandes cantidades de suelo. La quema a cielo abierto es riesgosa, y está prohibida.

En síntesis, la solución a mediano o largo plazo del problema de las podas es evitarlas utilizando especies nativas en los jardines. Por otro lado, la única solución ecológicamente razonable a corto plazo es que cada uno de nosotros procesemos nuestra poda. En algunos casos en que las ramas nos superen, podríamos poner un cartel en la comuna, o avisar a los vecinos, que pueden necesitar nuestro exceso de poda para leña o algún otro objetivo.