qué bonita es cuba · jóvenes criadas mulatas. entera - do por casualidad del arribo de estos...

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n ¿Cuándo llegó la vacuna a Cuba? En febrero de 1802, se recibió en la Sociedad Económica de la Ha- bana una obra procedente de Madrid titulada Origen y descu- brimiento de la vacuna. Era una traducción del libro del francés François Chaussier realizada por el médico Pedro Hernández. La Sociedad lo remitió al prestigioso doctor Tomás Romay para que emitiese una opinión. Su juicio favorable despertó el interés de los isleños por conseguir la vacu- na, apoyados por el gobernador Salvador Muro, marqués de So- meruelos. Romay solicitó dosis de vacuna a España y Estados Unidos sin éxito. Un año después pasó por la isla un viajero con lin- fa vacunal procedente de Fila- delfia, Romay la aplicó a uno de sus hijos, pero estaba deteriora- da y no prendió. Tuvo que pasar otro año para que un nuevo via- jero, el médico francés Vignaud, procedente de la isla vecina de Saint Thomas, trajera unas dosis que aplicaron a 600 personas, pero la vacuna se extinguió por el recelo de la gente, que se dedi- có a desacreditarla. Dos años ha- bían transcurrido y Cuba estaba sin vacuna. María Bustamante Francisco Oller, el médico de Puerto Rico con quien se había enfrentado Balmis en el capítulo anterior, había difundido la va- cuna en la isla puertorriqueña llegando hasta la localidad de La Aguadilla. Procedente de esta ciudad llegó a La Habana el 10 de febrero de 1804, la señora María Bustamante, que había vacuna- do antes de salir a su hijo y a dos jóvenes criadas mulatas. Entera- do por casualidad del arribo de estos viajeros y comprobado que sus brazos portaban vacuna ac- tiva, Romay se apresuró a orga- nizar una sesión de vacunación. Sus cinco hijos y otros 35 niños fueron vacunados al día siguien- te. A partir de estos se inició una cadena de vacunaciones brazo a brazo que a finales de marzo al- canzó a más de 4000 personas. La señora Bustamante, según Ro- may, «no era consciente del bien que les había hecho», coinci- diendo además con una epide- mia de viruela que amenazaba a la isla. El Real Protomedicato quedó convencido de la efectivi- dad de las vacunaciones y los es- cépticos apagaron sus críticas. La buena práctica de Romay hizo que las poblaciones del interior le solicitaran vacuna, a lo que este accedió extendiéndola por la isla. El arribo de la Expedición Balmis llegó a la isla el 26 de mayo, venía acompañado de su equipo compues- to por cinco per- sonas, el médico Antonio Gutié- rrez Robredo, el practicante Fran- cisco Pastor, los enfermeros Pedro Ortega y Antonio Pastor, la enfer- mera Isabel Zen- dal, además claro está de los niños vacuníferos. Al comprobar la bue- na labor realizada por Romay y con la lección aprendida de la experiencia en Puerto Rico, optó por mantener una actitud colabo- rativa. Su equipo se sumó a los vacuna- dores cubanos, Bal- mis actuó como un buen profesor tras- mitiendo su expe- riencia, contribu- yendo a disipar du- das, rectificando fal- sas creencias, des- truyendo los argu- mentos de los médi- cos contrarios a la vacuna y ahuyen- tando los miedos de algunas personas que la habían recha- zado previamente. La estancia en la isla fue placentera y pro- ductiva. Los niños vacuníferos fueron recibidos con cariño y agasajados por el gobernador Someruelos. Balmis entregó a la Sociedad Económica ejemplares de su Tratado sobre la vacuna para que pudieran ser consulta- dos por los facultativos que lo de- searan. Los expedicionarios va- cunaron a 578 personas. La Junta de Vacunación Con el apoyo del gobernador, de Romay y de la Sociedad Econó- mica, Balmis formó una Junta de Vacuna y elaboró un reglamento para fijar su actividad. En un acto solemne que fue difundido por la prensa, se anunció la creación de la Junta. Balmis y Romay pro- nunciaron discursos de recono- cimiento mutuo. La Sociedad nombró a Balmis miembro ho- norario en calidad de «profesor distinguido». Balmis redactó un informe al Consejo de Indias en- salzando la labor de Romay. Este recibió los honores de médico de la Real Familia como fruto de su dedicación como vacunador. Acabado su cometido en la isla, los expedicionarios partieron de La Habana el 18 de junio de 1804. Necesitados de niños para pro- seguir la cadena humana, Balmis pidió cuatro niños al gobernador que denegó la solicitud. Como solución, se vio obligado a com- prar tres esclavas e incorporar a un niño Miguel José Romero, tambor del Regimiento de Cuba, financiados por la Expe- dición por 250 pesos. Cabe pre- guntarse si esta práctica era éti- ca o no. Dedicaremos a esta cuestión un nuevo capítulo. «Se continuará...». José Tuells CÁTEDRA BALMIS DE VACUNOLOGÍA. UNIVERSIDAD DE ALICANTE Bicentenario Balmis Bicentenario Balmis Bicentenario Balmis Bicentenario Balmis Capítulo 13 / Dividida la Expedición en dos ramas, el grupo dirigido por Balmis navegó rumbo a Cuba. Al llegar comprobaron que la vacuna ya estaba introducida en la isla. Un diálogo constructivo con Tomás Romay fraguó el éxito de esta etapa. Pueden hacernos llegar preguntas que intentaremos contestar en [email protected] Nacido en La Habana, fue el primero de los 18 hijos del matrimonio formado por Lorenzo Ro- may y María Ángeles Chacón. Se licenció como médico en la Universidad de La Habana. Por su actividad como promotor de la salud y favorece- dor de la vacunación, está considerado como el primer higienista e iniciador del movimiento científico en Cuba. Impulsó además la moderni- zación de la medicina clínica en la Universidad de La Habana. Tomás Romay Chacón (1764-1849) Qué bonita es Cuba Tomás Romay y sus hijos en un óleo. INFORMACIÓN Cultura y Sociedad INFORMACIÓN DOMINGO, 28 DE ABRIL, 2019 56

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Page 1: Qué bonita es Cuba · jóvenes criadas mulatas. Entera - do por casualidad del arribo de estos viajeros y comprobado que sus brazos portaban vacuna ac - tiva, Romay se apresuró

n ¿Cuándo llegó la vacuna a Cuba?En febrero de 1802, se recibió enla Sociedad Económica de la Ha-bana una obra procedente deMadrid titulada Origen y descu-brimiento de la vacuna. Era unatraducción del libro del francésFrançois Chaussier realizada porel médico Pedro Hernández. LaSociedad lo remitió al prestigiosodoctor Tomás Romay para queemitiese una opinión. Su juiciofavorable despertó el interés delos isleños por conseguir la vacu-na, apoyados por el gobernadorSalvador Muro, marqués de So-meruelos. Romay solicitó dosisde vacuna a España y EstadosUnidos sin éxito. Un año despuéspasó por la isla un viajero con lin-fa vacunal procedente de Fila-delfia, Romay la aplicó a uno desus hijos, pero estaba deteriora-da y no prendió. Tuvo que pasarotro año para que un nuevo via-jero, el médico francés Vignaud,procedente de la isla vecina deSaint Thomas, trajera unas dosisque aplicaron a 600 personas,pero la vacuna se extinguió porel recelo de la gente, que se dedi-có a desacreditarla. Dos años ha-bían transcurrido y Cuba estabasin vacuna.

María BustamanteFrancisco Oller, el médico dePuerto Rico con quien se habíaenfrentado Balmis en el capítuloanterior, había difundido la va-cuna en la isla puertorriqueñallegando hasta la localidad de LaAguadilla. Procedente de esta

ciudad llegó a La Habana el 10 defebrero de 1804, la señora MaríaBustamante, que había vacuna-do antes de salir a su hijo y a dosjóvenes criadas mulatas. Entera-do por casualidad del arribo deestos viajeros y comprobado quesus brazos portaban vacuna ac-tiva, Romay se apresuró a orga-nizar una sesión de vacunación.Sus cinco hijos y otros 35 niñosfueron vacunados al día siguien-te. A partir de estos se inició unacadena de vacunaciones brazo abrazo que a finales de marzo al-canzó a más de 4000 personas. Laseñora Bustamante, según Ro-may, «no era consciente del bienque les había hecho», coinci-diendo además con una epide-mia de viruela que amenazaba ala isla. El Real Protomedicatoquedó convencido de la efectivi-dad de las vacunaciones y los es-cépticos apagaron sus críticas. Labuena práctica de Romay hizoque las poblaciones del interiorle solicitaran vacuna, a lo queeste accedió extendiéndola porla isla.

El arribo de la ExpediciónBalmis llegó a la isla el 26 demayo, venía acompañado de su

equipo compues-to por cinco per-sonas, el médicoAntonio Gutié-rrez Robredo, elpracticante Fran-cisco Pastor, losenfermeros PedroOrtega y AntonioPastor, la enfer-mera Isabel Zen-dal, además claroestá de los niñosvacuníferos. Alcomprobar la bue-na labor realizadapor Romay y con lalección aprendidade la experienciaen Puerto Rico,optó por manteneruna actitud colabo-rativa. Su equipo sesumó a los vacuna-dores cubanos, Bal-mis actuó como unbuen profesor tras-mitiendo su expe-riencia, contribu-yendo a disipar du-das, rectificando fal-sas creencias, des-truyendo los argu-mentos de los médi-cos contrarios a lavacuna y ahuyen-tando los miedos dealgunas personasque la habían recha-zado previamente.La estancia en la islafue placentera y pro-ductiva. Los niños vacuníferosfueron recibidos con cariño yagasajados por el gobernadorSomeruelos. Balmis entregó a laSociedad Económica ejemplaresde su Tratado sobre la vacunapara que pudieran ser consulta-dos por los facultativos que lo de-

searan. Los expedicionarios va-cunaron a 578 personas.

La Junta de VacunaciónCon el apoyo del gobernador, deRomay y de la Sociedad Econó-mica, Balmis formó una Junta deVacuna y elaboró un reglamentopara fijar su actividad. En un actosolemne que fue difundido porla prensa, se anunció la creaciónde la Junta. Balmis y Romay pro-nunciaron discursos de recono-cimiento mutuo. La Sociedadnombró a Balmis miembro ho-norario en calidad de «profesordistinguido». Balmis redactó uninforme al Consejo de Indias en-salzando la labor de Romay. Esterecibió los honores de médico dela Real Familia como fruto de sudedicación como vacunador.

Acabado su cometido en la isla,los expedicionarios partieron deLa Habana el 18 de junio de 1804.Necesitados de niños para pro-seguir la cadena humana, Balmispidió cuatro niños al gobernadorque denegó la solicitud. Comosolución, se vio obligado a com-prar tres esclavas e incorporar aun niño Miguel José Romero,tambor del Regimiento deCuba, financiados por la Expe-dición por 250 pesos. Cabe pre-guntarse si esta práctica era éti-ca o no. Dedicaremos a estacuestión un nuevo capítulo. «Secontinuará...».

José TuellsCÁTEDRA BALMIS DE VACUNOLOGÍA.UNIVERSIDAD DE ALICANTE

BicentenarioBalmis

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BicentenarioBalmis

BicentenarioBalmis

Capítulo 13 / Dividida la Expedición en dos ramas, el grupodirigido por Balmis navegó rumbo a Cuba. Al llegar comprobaronque la vacuna ya estaba introducida en la isla. Un diálogoconstructivo con Tomás Romay fraguó el éxito de esta etapa.

Pueden hacernos llegarpreguntas que intentaremoscontestar [email protected]

Nacido en La Habana, fue el primero de los 18hijos del matrimonio formado por Lorenzo Ro-may y María Ángeles Chacón. Se licenció comomédico en la Universidad de La Habana. Por suactividad como promotor de la salud y favorece-

dor de la vacunación, está considerado como elprimer higienista e iniciador del movimientocientífico en Cuba. Impulsó además la moderni-zación de la medicina clínica en la Universidadde La Habana.

Tomás Romay Chacón (1764-1849)

Qué bonita es CubaTomás Romay y sus

hijos en un óleo.INFORMACIÓN

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