puerta de acceso al edificio sacramental

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Puerta de acceso al edificio sacramental Esta entrega en sus primeras líneas pretende acercarnos hacía una característica inherente al ser humano; “no es analfabeto” En el sentido de que tiene la capacidad de entender los signos y los mensajes que el mundo va revelando, podría decir a mi parecer que el hombre tiene la capacidad de entender al mundo “leyendo entre líneas” Los signos de los tiempos, signos que no son otra cosa que una señales que Dios va manifestando a la Humanidad. 2. El hombre moderno también es sacramental: si entiendo por sacramento como el “signo sensible de la Gracia invisible de Dios”, ahora también podría comprender, más no justificar el momento actual de la humanidad con respecto a su interpretación de los signos de los tiempos, ya que ante esa necesidad del ser humano a manifestar de forma externa su interior mediante signos, tiende a caer en una “miopía” Que no le permite distinguir esas manifestaciones Divinas. Ahora qué sucede con aquellas manifestaciones que su corta vista alcanzó a distinguir: simplemente por su limitación quedaron estáticas, convertidas en rituales, no vislumbrando la gran riqueza religiosa, negándole a su propia alma el necesario alimento sacramental. 3. El sacramento, juego entre el hombre, el mundo y Dios: es innegable el hecho de que el hombre entra en una inercia de alimentarse de signos colectivos que le transportan a una utopía, donde presenta una serie de elementos publicitarios que le llevan a falsos momentos de éxtasis provocados por mujeres hermosas en autos de lujo, o extremadamente delgadas anunciando ciertos productos de belleza, así como hombres atractivos en una variedad de propaganda que invita a consumir provocando que sólo sean los símbolos del materialismo la única forma de trascender.

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Page 1: Puerta de Acceso Al Edificio Sacramental

Puerta de acceso al edificio sacramental

Esta entrega en sus primeras líneas pretende acercarnos hacía una característica inherente al ser humano; “no es analfabeto” En el sentido de que tiene la capacidad de entender los signos y los mensajes que el mundo va revelando, podría decir a mi parecer que el hombre tiene la capacidad de entender al mundo “leyendo entre líneas” Los signos de los tiempos, signos que no son otra cosa que una señales que Dios va manifestando a la Humanidad.

2. El hombre moderno también es sacramental: si entiendo por sacramento como

el “signo sensible de la Gracia invisible de Dios”, ahora también podría comprender, más no justificar el momento actual de la humanidad con respecto a su interpretación de los signos de los tiempos, ya que ante esa necesidad del ser humano a manifestar de forma externa su interior mediante signos, tiende a caer en una “miopía” Que no le permite distinguir esas manifestaciones Divinas.

Ahora qué sucede con aquellas manifestaciones que su corta vista alcanzó a distinguir: simplemente por su limitación quedaron estáticas, convertidas en rituales, no vislumbrando la gran riqueza religiosa, negándole a su propia alma el necesario alimento sacramental.

3. El sacramento, juego entre el hombre, el mundo y Dios: es innegable el hecho de que el hombre entra en una inercia de alimentarse de signos colectivos que le transportan a una utopía, donde presenta una serie de elementos publicitarios que le llevan a falsos momentos de éxtasis provocados por mujeres hermosas en autos de lujo, o extremadamente delgadas anunciando ciertos productos de belleza, así como hombres atractivos en una variedad de propaganda que invita a consumir provocando que sólo sean los símbolos del materialismo la única forma de trascender.

Con base en lo anteriormente planteado se puede entender como nos podemos alejar de la salvación al no dejar que penetre en nosotros aquella presencia portadora de salvación (sacramento), presencia que es manifestada en siete sacramentos, pero principalmente en la figura de Jesucristo como “Sacramento primordial de Dios”, pero es labor de cada uno de nosotros entender esa manifestación divina en cada uno de los momentos de nuestro diario amanecer.

Finalmente puedo comentar que los sacramentos tienen una trascendencia en la totalidad de nuestra vida, modificando la práctica humana que, al responder con fidelidad tendrá la consecuencia inevitable de una conversión que nos encaminará a la Salvación.

Víctor Guerrero Hernández