psiquiatría perspectiva hisotrica del suicidio

7
Consideraciones sobre el suicidio: Una perspectiva histórica. FUENTE: PSIQUIATRIA.COM. 2007; 11(3) Vicente Muelas N*; Ochoa Mangado E**. * Jefe Sección Psiquiatría. Servicios de Salud Mental de Torrejón de Ardoz. **Adjunto Psiquiatría. Servicio de Psiquiatría. Hospital Universitario Ramón y Cajal. Madrid. PALABRAS CLAVE: Suicidio, Historia, Valoración social. Se realiza una revisión histórica sobre la valoración del suicidio en las diferentes culturas, desde la Antigüedad hasta nuestros días, analizándose posteriormente los cambios aparecidos en los últimos años, tanto a nivel conceptual, epidemiológico y causal como el cambio en la actitud social. Revisión histórica El suicidio es un fenómeno tan antiguo como la existencia misma de la humanidad. A lo largo de la historia, las distintas culturas que han poblado el planeta han considerado el suicidio de manera distinta, en función de los principios filosóficos, religiosos, intelectuales, sociales y económicos que han ido imperando en cada momento. A- Época antigua y culturas primitivas En la antigüedad el suicidio, era aceptado en la mayor parte de las sociedades. Así en Mesopotamia era asumido hasta el punto que, según un mito, el primer hombre fue modelado con barro y sangre del dios suicida Bel. En Egipto la muerte voluntaria no fue condenada (incluso la primera nota de suicidio de la historia conocida fue firmada por un consejero faraónico del siglo III a.C.) y Cleopatra VII (69-30 a.C.) nos legó una escena legendaria al dejarse morder por un áspid para evitar el ultraje de presenciar la victoria de Augusto. Los galios, celtas, hispanos, vikingos, nórdicos y visigodos consideraron razonable el suicidio por vejez, muerte de los esposos, muerte del jefe o enfermedad grave o dolorosa. En China el suicidio era un acto de honor y lealtad mientras que en Japón se llevaba a cabo mediante un acto ceremonial, motivado por expiación o por derrota. En Meso América los mayas veneraban a Ixtab, diosa del suicidio, en una práctica tolerada, para defenderse de situaciones extremas, salvar el honor de una persona, de la vergüenza pública o de las desgracias. Sólo entre las tribus africanas se rechazaba el suicidio, al considerar que reflejaba la ira de los antepasados y se asociaba a brujería. El contacto físico con el cuerpo del suicida era visto como maligno y terrible, e incluso se quemaba la casa y el árbol donde se hubiese ahorcado el suicida, enterrándose el cuerpo sin los ritos habituales (1). En la Grecia Clásica, a través de la mitología, empieza a consolidarse una simbología del suicidio en la que se introducen diversos sentimientos como desencadenantes de la muerte voluntaria. Así venganza, decepción (Egeo se suicidó por creer a Teseo muerto), culpabilidad (Yocasta lo hizo al descubrir su incesto) y locura (Ayax al no conseguir las armas de Aquiles) fueron considerados motivos para abandonar la existencia. Posteriormente el suicidio trasciende de las narraciones míticas y pasa a ser una cuestión importante de la reflexión filosófica, pero por otra parte comienza la condena social del mismo. Platón rechaza el suicidio porque considera que solamente los dioses deciden cuando debemos abandonar la vida, y hace una excepción en el caso de que los dioses intervengan y lo soliciten expresamente, tratando de impedir el suicidio por molicie (huir de los trabajos) y cobardía ante las dificultades de la vida (2). Evidentemente esta postura crea graves dificultades, ya que no hay manera de saber si el que se mata siente “el llamado de los dioses” o cree haberlo sentido. Esta actitud propició la inclusión del suicidio en la temática legislativa y por lo tanto el establecimiento de sanciones a los suicidas. Aristóteles se muestra claramente en contra del suicidio, lo condena no sólo por ser un atentado contra la propia vida, sino porque afecta a la Ciudad, y por tanto, el deshonor debía acompañar al que se destruía a sí mismo, por cometer una injusticia contra la

Upload: maria-virginia-maraz

Post on 10-Nov-2015

219 views

Category:

Documents


2 download

DESCRIPTION

lectura histórica acerca del suicidio desde una perspectiva psiquiatrica

TRANSCRIPT

  • Consideraciones sobre el suicidio: Una perspectiva histrica.

    FUENTE: PSIQUIATRIA.COM. 2007; 11(3)

    Vicente Muelas N*; Ochoa Mangado E**. * Jefe Seccin Psiquiatra. Servicios de Salud Mental de Torrejn de Ardoz. **Adjunto Psiquiatra. Servicio de Psiquiatra. Hospital Universitario Ramn y Cajal. Madrid.

    PALABRAS CLAVE: Suicidio, Historia, Valoracin social.

    Se realiza una revisin histrica sobre la valoracin del suicidio en las diferentes culturas, desde la Antigedad hasta nuestros das, analizndose posteriormente los cambios aparecidos en los ltimos aos, tanto a nivel conceptual, epidemiolgico y causal como el cambio en la actitud social.

    Revisin histrica

    El suicidio es un fenmeno tan antiguo como la existencia misma de la humanidad. A lo largo de la historia, las distintas culturas que han poblado el planeta han considerado el suicidio de manera distinta, en funcin de los principios filosficos, religiosos, intelectuales, sociales y econmicos que han ido imperando en cada momento. A- poca antigua y culturas primitivas En la antigedad el suicidio, era aceptado en la mayor parte de las sociedades. As en Mesopotamia era asumido hasta el punto que, segn un mito, el primer hombre fue modelado con barro y sangre del dios suicida Bel. En Egipto la muerte voluntaria no fue condenada (incluso la primera nota de suicidio de la historia conocida fue firmada por un consejero faranico del siglo III a.C.) y Cleopatra VII (69-30 a.C.) nos leg una escena legendaria al dejarse morder por un spid para evitar el ultraje de presenciar la victoria de Augusto. Los galios, celtas, hispanos, vikingos, nrdicos y visigodos consideraron razonable el suicidio por vejez, muerte de los esposos, muerte del jefe o enfermedad grave o dolorosa. En China el suicidio era un acto de honor y lealtad mientras que en Japn se llevaba a cabo mediante un acto ceremonial, motivado por expiacin o por derrota. En Meso Amrica los mayas veneraban a Ixtab, diosa del suicidio, en una prctica tolerada, para defenderse de situaciones extremas, salvar el honor de una persona, de la vergenza pblica o de las desgracias. Slo entre las tribus africanas se rechazaba el suicidio, al considerar que reflejaba la ira de los antepasados y se asociaba a brujera. El contacto fsico con el cuerpo del suicida era visto como maligno y terrible, e incluso se quemaba la casa y el rbol donde se hubiese ahorcado el suicida, enterrndose el cuerpo sin los ritos habituales (1). En la Grecia Clsica, a travs de la mitologa, empieza a consolidarse una simbologa del suicidio en la que se introducen diversos sentimientos como desencadenantes de la muerte voluntaria. As venganza, decepcin (Egeo se suicid por creer a Teseo muerto), culpabilidad (Yocasta lo hizo al descubrir su incesto) y locura (Ayax al no conseguir las armas de Aquiles) fueron considerados motivos para abandonar la existencia. Posteriormente el suicidio trasciende de las narraciones mticas y pasa a ser una cuestin importante de la reflexin filosfica, pero por otra parte comienza la condena social del mismo. Platn rechaza el suicidio porque considera que solamente los dioses deciden cuando debemos abandonar la vida, y hace una excepcin en el caso de que los dioses intervengan y lo soliciten expresamente, tratando de impedir el suicidio por molicie (huir de los trabajos) y cobarda ante las dificultades de la vida (2). Evidentemente esta postura crea graves dificultades, ya que no hay manera de saber si el que se mata siente el llamado de los dioses o cree haberlo sentido. Esta actitud propici la inclusin del suicidio en la temtica legislativa y por lo tanto el establecimiento de sanciones a los suicidas. Aristteles se muestra claramente en contra del suicidio, lo condena no slo por ser un atentado contra la propia vida, sino porque afecta a la Ciudad, y por tanto, el deshonor deba acompaar al que se destrua a s mismo, por cometer una injusticia contra la

  • Ciudad, hecho no permitido por la Ley (3). Pero, a pesar de estas opiniones condenatorias y cuidadosas de la vida en comunidad, la prohibicin en Grecia no era absoluta. El suicidio se permita si estaba ordenado por el Estado, si era un llamado de los dioses, si se produca bajo la opresin de un dolor incurable o si uno se enfrentaba sin defensas a una vergenza intolerable.... Se aceptaba, por tanto, un suicidio razonado en el cual los motivos otorgaran un peso suficiente al acto y previamente se pidiera permiso a la autoridad (al Senado).

    En la Roma Imperial se consideraba honorable entre polticos e intelectuales, y estaba prohibido entre los esclavos. Cicern (106-43 a.C.) lo condenaba, con las excepciones del acto heroico y el propio sacrificio en defensa del honor. Sneca (4 a.C.-65 d.C.) entenda el suicidio y su consumacin como la puesta en prctica de la libertad que posee el ser humano para abandonar una vida que considera ya indigna e impropia de su razn. Honor y libertad son los dos pilares que sustentan su teora sobre el suicidio como un acto moral y valiente, nunca de desesperacin ni cobarda. Lo considera un acto de total coherencia con la razn, como la manera de asegurar nuestra propia libertad frente a la vida, la cual no ha de ser retenida siempre, pues lo bueno no es vivir, sino vivir bien. Por eso el sabio vivir tanto como deber, no tanto como podr (4). Sneca inaugura con su pensamiento una visin en la que en la actualidad se apoyan aquellos que defienden la calidad de la vida frente a la santidad de esta. B- Edad Media En la Edad Media surgi una mentalidad social y cultural que consider el suicidio tab y marc una clara ruptura con la Antigedad Clsica, apareciendo la prohibicin absoluta del suicidio junto al castigo social y religioso. San Agustn arremete contra la muerte voluntaria, apoyndose en las Sagradas Escrituras y el V Mandamiento No matars. Considera que este mandamiento no va dirigido nicamente al prjimo sino a cualquier ser vivo en general, as el que se mata a s mismo comete pecado contra el V Mandamiento. Sin embargo, para explicar los suicidios cometidos por los Santos, San Agustn opta por retomar la idea de Platn, si es el mismo Dios el que realiza el pedido, no nos es lcito despreciar los mandatos de Aqul (5). El cristianismo ve como virtuoso y fuerte al hombre que soporta todas las infamias de la vida, la salida racional de la existencia ya no es una prueba de valor sino ms bien de cobarda frente a la vida, una mente dbil, que no puede soportar una vida miserable. Durante esta poca el suicidio es penado rgidamente por las leyes religiosas. El Concilio de Arls (452) declar que el suicidio era un crimen. En el Concilio de Braga (563) se dictamin que el suicida no fuera honrado con ninguna conmemoracin en la liturgia, y se prohibi su entierro en el camposanto. En el Concilio de Auxerre (578) se determin que el cuerpo de los suicidas deba ser enterrado en la encrucijada de los caminos, su memoria difamada y sus bienes confiscados. Posteriormente Santo Toms de Aquino (1225-1274) anexiona al argumento de San Agustn sobre el suicidio como un atentado contra la ley natural y contra Dios y el pensamiento aristotlico del perjuicio a la comunidad, por lo que suicidarse es un pecado y adems conlleva otro gran mal, el no tener tiempo para una penitencia que pueda expiar tan horrendo pecado que va en contra de Dios, de la comunidad y de uno mismo. Poco a poco ideas folclricas sobre el suicidio como algo demonaco fueron incorporadas en el discurso religioso, fortaleciendo su valoracin como acto condenable por estar ligado a tendencias sombras. Se propagaron los castigos religiosos como la excomunin y la negativa a enterrar a los suicidas en el cementerio. A nivel legal era comn ensaarse con el cadver y confiscarle todos sus bienes. Y adems curiosamente el suicida fallido sola ser condenado a muerte, pero la consumacin del suicidio entre los reos tampoco exima de ser ahorcado, despedazado o quemado. Estos castigos respondan al temor y al deseo de controlar un acto que era considerado delictivo y deba ser condenado para evitar su propagacin.

    C-Edad Moderna En la Edad Moderna ante los cambios sociales, los humanistas se interesaron en las costumbres antiguas y los argumentos estoicos en defensa del suicidio. As, Toms Moro, Michael de Montaigne, Francis Bacon, entre otros, redactaron apologas de la autodestruccin que cuestionaban los prejuicios tradicionales. Montaigne (1533-1592) escribi que era hora de morir cuando vivir reportaba mayor mal que bien y consideraba que es ir contra las propias leyes de la naturaleza el conservar la vida para tormento e insatisfaccin propia, manteniendo la antigua regla de O una vida tranquila, o una muerte feliz. Este autor tambin consideraba el planteamiento cristiano de la necesidad de luchar frente al sufrimiento, de un vivir para el otro; y que la posibilidad de vivir para las gentes de bien no depende de lo que les plazca, sino de lo que deban. As mantena que es prueba de gran valor el mantener la vida en consideracin a otro y es un rasgo de singular bondad conservar la vejez, si se siente que ese esfuerzo es dulce, agradable y provechoso para alguien querido. La sociedad moderna, sumida en un contexto de represin y ataque al conocimiento, con la Iglesia Catlica como epicentro de la moralidad colectiva, mantuvo la condena al suicidio. Entre los siglos XVII y XIX, surgen importantes planteamientos filosficos sobre el suicidio con grandes defensores y detractores del mismo, a la vez

  • que los castigos legales se suavizaron, aunque se mantena la negativa a enterrar a los suicidas en el cementerio y por otra parte se otorgaba cierta solemnidad a los suicidios por honor, sobre todo los de militares y los de duelos.

    Los planteamientos filosficos que se desarrollan en esta poca pueden agruparse: 1- Planteamientos a favor: a- Hume (1711-1776) aporta una serie de razonamientos desde la teologa, la sociologa y la tica para la justificacin del suicidio. Utiliza argumentos del cristianismo al refrendar que la Providencia es la que gua todas las causas, y que nada sucede en el universo sin su consentimiento, por lo que la muerte voluntaria tambin es permitida y consentida por Ella. Hume rebate la postura de San Agustn y de Santo Toms, y considera que el suicidio no es un pecado ni una ofensa contra Dios, sino una cuestin moral. As, si disponer de la vida humana fuera algo reservado exclusivamente al Todopoderoso, y fuese un infringimiento del derecho divino el que los hombres dispusieran de sus propias vidas, tan criminal sera el que un hombre actuara para conservar su vida como el que decidiese destruirla. Si alguien rechaza una piedra que va a caer sobre su cabeza, esta alterando el curso de la creacin, y esta invadiendo una regin que slo pertenece al Todopoderoso, al prolongar su vida ms all del periodo que se le haba asignado. Sigue basndose en el pensamiento cristiano al considerar que cuando la vida humana es desdichada, el dar gracias a la Providencia por los bienes disfrutados y escapar de los males, no puede considerarse una violacin de los planes de Dios, sino que cuando la tristeza y la paciencia hacen que uno se canse de la vida puede llegar a la conclusin que se le est pidiendo que deje su puesto. Quien piense que no dispone de este poder en realidad se esta quejando de la Providencia. b- Schopenhauer (1788-1860) afirma que quien comete un suicidio busca con ahnco desesperado liberarse de males y dolores antes que acabar con su vida. Si pudiera escapar de aquellos males que le acosan sin recurrir a la propia muerte lo hara, con lo que realmente el suicidio es una manifestacin de voluntad de vida. El suicida ama la vida, pero no acepta las condiciones en que se le ofrece. Al destruir su cuerpo no renuncia a la voluntad de vivir, sino a la vida. Quiere vivir, aceptara una vida sin sufrimientos, pero sufre porque las circunstancias no le permiten gozar de la vida. Claramente a favor de la autonoma del individuo, manifiesta que no hay nada en el mundo sobre lo cual tenga cada persona un derecho tan indiscutible como sobre su propia vida (6). 2- Planteamientos en contra: a- Kant (1724-1804) considera que se debe respetar a la humanidad en nuestra propia persona, ya que sin este principio tico el hombre es indigno de vivir y se sita a nivel de los animales. El suicidio representa la perdida de la dignidad humana. Para l, nuestra disponibilidad sobre nosotros mismos tiene fronteras por lo que la autonoma no es total. El cumplimiento de la norma (la moralidad) es un bien mayor o superior que la propia vida del hombre. Es preferible sacrificar la vida que desvirtuar la moralidad. Kant sostiene que vivir no es algo necesario, pero s lo es vivir dignamente. La miseria no autoriza al hombre a quitarse la vida, pues en este caso cualquier leve detrimento del placer nos dara derecho a ello y todos nuestros deberes para con nosotros mismos quedaran polarizados por la alegra de vivir, cuando en realidad el cumplimiento de tales deberes puede llegar a exigir incluso el sacrificio de la vida. b- Nietzsche (1844-1900) refiere que el sufrimiento ha de ser asumido como parte de la vida, pero no desde el punto de vista cristiano de la redencin, sino desde la visin del mundo griego del dolor como resultado de un destino trgico que tiene que ser aceptado por el hombre. Sin embargo defiende el atentar contra la propia vida en determinadas circunstancias.

    D- Situacin actual A partir del siglo XIX se produce un cambio en entorno al suicidio, inicindose su estudio desde el punto de vista mdico y sociolgico. El planteamiento mdico del suicidio se inicia con Falret (1820) que atribuye el suicidio a un trastorno mental y Esquirol (1838) que se refiere a la muerte voluntaria como el resultado de una crisis afectiva. A partir de este momento el suicidio se exculpa y justifica con argumentos mdicos, y el sufrimiento y malestar del suicida pasan a clasificarse como sntomas mentales de patologas diversas. Freud elabora una interpretacin sobre el tema, en el que el Thanatos o instinto de muerte es autodirigido, y nos induce a este tipo de comportamiento. El suicidio es un fenmeno intrapsquico originado primariamente en el inconsciente y en el que prima la agresividad y la hostilidad dirigida hacia el objeto amado que ha sido previamente introyectado, por regla general, de forma ambivalente (7).

  • A partir de este momento la sociedad deleg en la ciencia y la medicina el suicidio, tras siglos de deambulacin errtica en manos de la iglesia como uno de los peores pecados a castigar y de la justicia como crimen, siendo ahora exclusivamente una enfermedad, o un sntoma final de un proceso patolgico. Desde el punto de vista de la sociologa, Durkheim (1897) se propuso desmontar los soportes de la condena moral al suicidio desde el punto de vista sociolgico, y formula la teora de que es el contexto social el que influye con mayor peso sobre la decisin de un suicida. As, concluye que las sociedades que ejercen una considerable influencia en el individuo, lo contienen y lo preservan de una decisin trgica, y que a mayor adhesin a las sociedades religiosa en primer lugar, domstica en segundo, y poltica en tercer lugar, hay menor inclinacin a darse fin. Establece cuatro tipos de suicidio: el egosta (cuando se realiza para afirma la individualidad contra o al margen de su sociedad de referencia), el altruista (motivado por fidelidad a las normas de la sociedad o para hacer un bien al propio grupo, como la familia o el partido, tpico de los militares), el anmico (tiene lugar cuando las normas sociales estn tan alteradas o relajadas que el sujeto no encuentra motivos suficientes para vivir, no se siente sostenido, ejemplo son los suicidios por crisis econmicas, divorcio o viudez), y el suicidio fatalista (causado por el exceso de reglamentacin, como el de los esclavos y el de aqullos "cuyo porvenir est despiadadamente limitado") (8). En la primera mitad del siglo XX proliferan las explicaciones psicolgicas tanto de orientacin dinmica (Jung, Menninger, Lacan) como conductuales y cognitivas y es entre 1950 y 1970 cuando los factores biolgicos de la conducta suicida comienzan a ocupar un espacio en el estudio del fenmeno suicida intentando ir mas all de las teoras explicativas y profundizar en la bsqueda de factores que puedan ser tiles en la prevencin del suicidio. En la segunda mitad del siglo XX se han producido una serie de cambios importantes en torno al suicidio, tanto en el mbito conceptual, epidemiolgico, estudio de sus causas y cambio en la actitud social.

    Cambios producidos en el entorno del suicidio

    1- Cambios en el concepto de suicidio Una de las definiciones ms extendida de suicidio es la que propuso Edwin Shneidman que lo defini como "el acto humano consciente de causar la cesacin de la propia vida, autoaniquilacin, que se entiende como un malestar pluridimensional en un individuo que percibe este acto como la mejor solucin". Sin duda, el trmino suicidio as definido evoca una referencia directa a la violencia y la agresividad contra uno mismo y la intencin de morir debe ser un elemento clave (9). Stengel (1961), diferenci entre el intento y la tentativa de suicidio. En el intento, hay intencin autoltica, pero por impericia o fallos en el mtodo no se logra. En la tentativa no existe la voluntad de morir, sino que ms bien es una forma de pedir ayuda o un intento de modificar situaciones para lograr un beneficio secundario. No obstante, hay tentativas que acaban en suicidios consumados (10). Baecheler (1975), plantea que hay que separar los suicidios de los intentos de suicidios, cada vez ms frecuentes. Estos aumentan porque aumenta la atencin que se les presta y ese es el objetivo de muchos suicidas fallidos, convirtiendo el intento en chantaje. Para l, el suicidio es independiente de la sociedad; no as el "mito del suicidio": la obsesin por el tema es moderna y aun ms, romntica, del siglo XIX. Para Baecheler, el suicidio tiene relacin con la nocin de fracaso. Mientras en las sociedades tradicionales las personas hacan su balance frente a la muerte al final de la vida, en las modernas se ha adelantado ese momento a veces hasta la adolescencia. Y esto explicara las diferencias epidemiolgicas que se estn produciendo. Kreitmen (1977) propuso la expresin parasuicidio para el acto deliberado de ingerir drogas en cantidades no prescritas teraputicamente, pero eliminando igualmente la intencin suicida. Aries (1981) considera que el parasuicidio es un fenmeno nuevo. En el pasado el veneno no fue utilizado como un medio para dar la impresin de matarse sin hacerlo realmente, porque a los individuos no se les ocurra llamar la atencin o ejercer presin de esa manera, su idea del suicidio era ms radical, no utilizaban el intento de suicidio como un medio para darse una oportunidad. La OMS (1976) intenta unificar la terminologa proponiendo unos trminos concretos. Define el acto suicida como el hecho por el que un sujeto se causa a s mismo lesin, independientemente de su intencin y del conocimiento de sus motivos. Suicidio es la muerte que resulta de un acto suicida. Intento de suicidio es el acto suicida cuyo resultado no fue la muerte.

  • Recientemente, se ha propuesto, basndose en el resultado, el trmino comportamiento suicida mortalpara los actos suicidas que ocasionan la muerte y comportamiento suicida no mortal para las acciones suicidas que no provocan la muerte, y que englobaran los intentos de suicidio, parasuicidio y dao autoinfringido deliberado. Estas definiciones claramente eliminan la intencionalidad y apoyan a los autores que defienden que el acto es nico y que en la prctica clnica el intento de suicidio y el parasuicidio necesitan de abordajes diferentes.

    2-Cambios epidemiolgicos El nmero de suicidas en las sociedades contemporneas en general, ha aumentado en un 60% en los ltimos 45 aos, mientras ha bajado notablemente la edad de un buen nmero de ellos. Segn Rojas Marcos, en todas las sociedades y culturas hubo siempre un nmero relativamente constante de personas que ponen fin a su vida, y otras que lo hacen pero sus familias lo disimulan o esconden para eludir el tab que pesa sobre el hecho. Las estadsticas demuestran que existe un incremento continuo de las cifras de suicidio en las ltimas dcadas, y un aumento todava ms considerable del parasuicidio. En el ao 2002 la OMS. public que ms de un milln de personas falleca en el mundo al ao por suicidio, e indicaba que mora ms gente por suicidio al ao que en todos los conflictos armados a lo largo del mundo y que en muchos lugares mora tanta gente por suicidio como por accidente de trfico y adems estimaba que los intentos autolticos eran entre 10 y 20 veces ms frecuentes (11). En Espaa desde enero de 1980 hasta finales de 1998, las estadsticas del INE recogen un total de 42.122 casos de suicidio o tentativas de suicidio. En conjunto, los 2.545 suicidios registrados al finalizar 1998 suponen un incremento del 63% sobre las cifras acumuladas desde diciembre de 1980 (1558 casos). La tasa de suicidios a finales de 1980 era de 4.1 suicidios al ao por cada cien mil habitantes, y se situ en 6.4 a finales de 1998. Los fallecimientos anuales por suicidio se duplicaron entre 1980 y 1990, momento en el que se estabilizaron. El suicidio es en Espaa una de las cuatro primeras causas de mortalidad prematura entre jvenes de 10 y 29 aos; y la quinta entre los de 30 a 39 aos (12). 3-Cambios en la edad En los ltimos 50 aos se ha observado que las tasas de suicidio son superiores entre las personas de menos de 45 aos de edad que entre quienes superan esta edad, en aproximadamente un tercio de los pases, fenmeno que parece existir en todos los continentes y no se correlaciona con los niveles de industrializacin o riqueza. Como ejemplos de pases y zonas en los que las tasas actuales de suicidio (as como el nmero absoluto de casos) son ms altas en las personas por debajo de los 45 aos de edad que en quienes la sobrepasan podemos mencionar a Australia, Bahrein, Canad, Colombia, Ecuador, Guyana, Kuwait, Mauricio, Nueva Zelanda o el Reino Unido.

    4-Cambios en el estudio de las causas de suicidio Se esgrimen hoy da como elementos importantes que favorecen la actitud suicida diversos factores, como una salud psicolgica quebrantada, la superioridad de lo material sobre lo espiritual, la ambicin desmesurada del hombre por el poder, la frialdad del cientificismo tecnolgico, el estrs de la vida, la vejez desprotegida e institucionalizada, la disolucin familiar, la prdida de vnculos, la falta de valores morales, la masificacin, la soledad del hombre y la prdida de roles y valores. Sin embargo, a pesar de todos esos elementos, el suicidio est en relacin directa con los trastornos psiquitricos que estaran implicados en ms del 90% de los casos de suicidio. E incluso se llega a plantear que detrs de todo suicidio hay una alteracin psiquitrica. Esto esta ms en relacin con la dificultad de aceptar el hecho del suicidio en si mismo y la necesidad de atribuirle una explicacin desde la patologa. Pero hay ms, el aumento considerable de las cifras de suicidios en personas sin alteracin afectiva, con buenas condiciones socioeconmicas, e incluso con logros importantes ha llevado a muchos autores a la consideracin del vaco existencial como motivo de suicidio, el experimentar la vida como algo carente de sentido, lleva a muchas personas a plantearse vivir para qu? Una inquietud que acompaa a muchas personas antes de su decisin de suicidarse. Vctor Frankl, afirma el riesgo de suicidio no depende de la intensidad de los impulsos suicidas dentro de una persona, sino de su respuesta a dichos impulsos; y su reaccin, a su vez, depender fundamentalmente de si considera o no la supervivencia como algo pleno de sentido, aun cuando sea doloroso, siempre que se tenga una tarea que cumplir (13). El caso de los suicidas, que a pesar de haber conseguido xitos sociales y econmicos, en un momento de sus vidas experimentan la sensacin de frustracin y vaco existencial, puede deberse a que el verdadero sentido y valor de la vida est en entender que sobrevivir depende de que haya un para qu o un

  • para quin. O como seala Albert Camus para los seres humanos tan solo existe un problema autnticamente serio, y es el de juzgar si la vida vale o no la pena ser vivida (14). En la lnea de buscar las causas del suicidio en la enfermedad, los estudios en este momento estn centrados en hallar marcadores biolgicos. Los antecedentes familiares de suicidio son el mayor factor de riesgo conocido de suicidio, lo que sugiere que puede haber un rasgo gentico que predispone a algunas personas al comportamiento suicida. Los estudios sobre gemelos han revelado que existe una concordancia tanto para el suicidio como para el intento de suicidio significativamente mayor entre los gemelos monocigticos que entre los dicigticos. Los resultados de un estudio de casos y testigos entre nios adoptados revelaron que, entre los que se suicidaron, fue ms frecuente la existencia de familiares biolgicos que cometieron suicidio. Estos suicidios en gran parte fueron independientes de la presencia de un trastorno psiquitrico, lo que indica que hay una predisposicin gentica al suicidio independiente de los trastornos psiquitricos graves asociados con el suicidio, o posiblemente sumada a ellos. Otros datos que indican la existencia de una base biolgica para el suicidio provienen de estudios de los procesos neurobiolgicos, los cuales refieren alteraciones de las concentraciones de metabolitos de la serotonina en el lquido cefalorraqudeo de pacientes psiquitricos adultos que se suicidaron. Un deterioro del funcionamiento de las neuronas que contienen serotonina en la corteza prefrontal del cerebro puede ser una causa subyacente de la menor capacidad de una persona para resistir los impulsos de dejarse llevar por pensamientos suicidas.

    5-Cambios en la actitud social El debate actual del suicidio se centra en considerar el suicidio como un derecho civil. Para algunos el derecho al suicidio es un derecho fundamental al margen de la patologa psiquitrica y debe ser considerado como un tema de libertad individual exclusivamente. As el derecho a la vida lleva consigo el derecho a poner fin a la misma e incluso llegan a plantear que en determinadas circunstancias el considerar la posibilidad del suicidio es una opcin liberadora que hace ms llevadero el seguir viviendo. Para otros sectores slo debe ser considerado como una opcin individual en determinadas circunstancias de enfermedades incurables y plantean la necesidad de intentar regular legalmente estas situaciones e incluso la necesidad de facilitar ayuda y si es necesario asistencia mdica a aquellas personas que deseen morir prematuramente (eutanasia pasiva, suicidio asistido.). Las altas cifras de suicidios han llevado a la OMS a la consideracin del suicidio como un problema de salud pblica (11). En 1996, el Departamento de las Naciones Unidas para la Coordinacin de Polticas y el Desarrollo Sostenible elabor un documento que destacaba la importancia de una poltica orientadora sobre la prevencin del suicidio. Esta situacin ha llevado a la OMS a editar el programa mundial para la prevencin del suicidio y a establecer la Declaracin del da mundial para la prevencin del suicidio, como medida de concienciacin social sobre el problema del suicidio. En esta misma lnea se ha incrementado el apoyo a las asociaciones de ayuda a las victimas del suicidio. En 1970, se iniciaron en Amrica del Norte los primeros grupos de apoyo y ayuda mutua para los familiares y amigos de las personas que se han suicidado. Se establecieron posteriormente grupos similares en diversos pases de todo el mundo. Los grupos de apoyo y ayuda mutua son manejados por sus miembros, y parecen ser beneficiosos para quienes han perdido a alguien a causa del suicidio. La experiencia comn de la prdida por suicidio une a las personas y las alienta a comunicar sus sentimientos. Surgen tambin asociaciones de ayuda a la prevencin del suicidio. Befrienders International (la asociacin ms conocida de ayuda al suicida) se ha multiplicado en todos los pases. Una mencin a parte merece el suicidio a travs de Internet. En la red existe miles de pginas entorno al suicidio lo que han permitido la divulgacin del fenmeno, la expresin de las distintas opiniones, la difusin de las asociaciones, y por tanto ha dado la oportunidad de que se pueda hablar del suicidio. El potencial papel negativo de Internet en lo referente al suicidio es que existe un nmero en aumento de pginas que describen grficamente mtodos de suicidio, incluyendo los detalles de las dosis de la medicacin que son fatales en sobredosis. Tales sitios pueden quizs accionar comportamientos suicidas en individuos predispuestos, particularmente adolescentes. Se han publicado varios sucesos de pactos suicidas a travs de Internet, fenmeno relativamente raro. Un pacto suicida es un acuerdo entre dos o ms personas de cometer juntos el suicidio, en un lugar y momento determinados. Lo inusual es que estos pactos parecen haber sido arreglados entre desconocidos que se conocieron en Internet y planearon la tragedia a travs de sitios especiales dedicados a fomentar el suicidio, en contraste con los pactos tradicionales del suicidio, en los cuales las vctimas son gente con relaciones cercanas.

  • Conclusin

    En las ltimas dcadas se han producido determinados cambios en torno al suicidio, incrementndose las cifras de suicidio y disminuyendo la edad de los suicidas. Se ha roto con la premisa bsica del suicidio de la intencin de morir, que no siempre esta presente en los actos y comportamientos suicidas. Se ha dejado atrs tambin con la concepcin de crimen o pecado y se ha convertido en sntoma o en enfermedad. Se rompe con la responsabilidad individual del suicida, y con el silencio sobre el suicidio, existiendo mltiples pginas de Internet y un importante debate social sobre el derecho al suicidio en determinadas situaciones. Por ello se vuelve a intentar legislar sobre el derecho al suicidio.

    Bibliografa

    1. Aries P. El hombre ante la muerte. Taurus humanidades, 1983. 2. Platn. Feln. Biblioteca Clsica Gredos, Madrid, 1992. 3. Aristteles. tica Nicomaquea. Porra, Mjico, 1989. 4. Sneca. Epstolas morales a Lucilio. Biblioteca Clsica Gredos, Madrid, 1994. 5. San Agustn. La ciudad de Dios. Ed. Bilinge, BAC, Madrid, 1958. 6. Schopenhauer A. Parerga und Paralipomena. Surhrkamp, Frankfurt, 1994. 7. Freud S. Obras Completas. Ed Orbis, 1988. 8. Durkheim E. Le Suicide. Paris, Alcain, 1897. 9. Shneidman E. Definition of suicide. New York, NY, John Wiley & Sons, 1985. 10. Stengel E. Selbstmord und selbstmordversuche. Psychiatrieder Genwart, III, 51. Berlin: Springer, 1961. 11. OMS. Informe mundial sobre la violencia y la salud. OMS, Ginebra, 2002. 12. INE. Base de datos. INE, 2006. 13. Frank VE. El hombre en busca de un sentido. Ed. Herder, Barcelona, 1992. 14. Camus A. El mito de Ssifo. Alianza Losada, 1988.