psicosociologia del tiempo libre

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  • 8/17/2019 Psicosociologia Del Tiempo Libre

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    t i

      P s i c o s o c i o f e g í s s

    d©S

      fifemp® libre

    n

     enfoque ríti o

    Frederic Munné

    Esta obra  nos ofrece el análisis de un problema que día a día

    cobra mayor importancia:

     el

     ocio

     y el

     tiempo libre.

    La  forma en que se ha  abordado esta cuestión es  poco afortunada ya

    que la mayoría de las veces se han hecho estudios sociológicos

    parciales que si bien han ofrecido ciértos aportes no  pueden ser

    calificados

     aún

     como científicos.

    No es el

     caso

     del

     presente ensayo;

     ya que

     plantea

     el

     análisis

     de

    esta problemática desde

     el

     punto

     de

     vista

     de la

     dialéctica materialista

    lo cual hace de éste  un libro profundamente teórico cuya riqueza

    conceptual

     y

     sencillez

     en el

     lenguaje

      lo

     ponen

     al

     alcance

     de

    quienes

     se

     interesan

     en el

     tema.

    Contenido

    La

     concepción buguesa

     del

     ocio

    Marx y el tiempo libre

    Las repuestas de la historia

    Una parte llamada libre dei tiempo social

    La

     temporalidad

     en el

     tiempo libre

    En

     busca

     del

     sentido

     de l

     tiempo libre

    La

     libertad

     en el

     tiempo libre

    Los modos prácticos de la libertad en el tiempo

    Tiempo libertad y cambio

    El ocio burgués como práctica del tiempo libre

    El tiempo antilibre

    Tiempo de integración versus tiempo dé subversión

    ¡SBN 978-968-24-0894-6

    ¡ l l

    9 '

      7 8 9 6 8 2 4 0 8 9 4 6

    1 1

    www.triHas.com.mx 

    http://www.a-pdf.com/?pc-demohttp://www.a-pdf.com/?pc-demohttp://www.a-pdf.com/?pc-demohttp://www.a-pdf.com/?pc-demohttp://www.a-pdf.com/?pc-demohttp://www.a-pdf.com/?pc-demohttp://www.a-pdf.com/?pc-demohttp://www.trihas.com.mx/http://www.trihas.com.mx/http://www.a-pdf.com/?pc-demo

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    F r e d e r i c M u n n é

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    P § f c © § © í f e ü © g f e 3

    ( S i d l j ' ' c L s r f í

    U n

      © s u f o q u e c r s t i c ©

    F r e d e r l c i l u n o é

    EDITORIAL

    I R H A S

    México, Argent ina , España,

    Colombia , Puer to Rico, Venezuela

    í

    ela  1 (§

  • 8/17/2019 Psicosociologia Del Tiempo Libre

    5/208

    Catalogación

      en la

      fuente

    ^  Munné, rrederlc

    Pslcosoclología  de l  tiempo libre  : un   enfoque

    crítico.  --  México  :  Trillas,  1980  (reimp. 2010).

    206 p. ; 25 cm.

    Bibliografía:

      p.

      177-201

    Incluye  índices

    I5BN  978-968-24-0894-6

    1.  Psicología social.  I. t.

    K

    D-502'M482p  LC - IÍM291.L5'M8.6  968 J

    La  presentación  y

    disposición  en   conjunto  de

    P5IC050CI0L00ÍA

      DEL

     TIEMPO LIBftE.

    Un  enfoque crítico

    son  propiedad  de l  editor,

    ninguna parte

      de

    esta obra puede  ser

    reproducida  o  trasmitida, mediante ningún

    sistema  o  método, electrónico  o  mecánico

    (incluyendo  el  fotocoplado,  la grabación

    o  cualquier sistema  de  recuperación  y

    almacenamiento  de   información),

    sin  consentimiento  por

    escrito  de l  editor

    Derechos reservados

    •©1980, Editorial Trillas,  5. A. de   C. U

    División Administrativa

    Av. ñío  Churubusco  385

    Col.  Oral. Pedro María Anaya,  C. P. 05540

    México,

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    División Comercial

    Calz.  de la  Viga  1152

    C. P.

     09439, México,

      D. F.

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    (^¡Tienda  e n  línea

    w w w . atr il las, com.nrm

    Miembro  de la  Cámara nacional  de

    la  Industria Editorial

    fíeg.  núm. 158

    Primera edición  X 5

    I5BI1 978-968-24-0894-6

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    I _ _ . _

      i c c M i m

    "E l  público  no se  divertirá mientras  n o  esté  en  plena libertad  de  divertirse;

    porque entre rondas  y  patrullas, entre corchetes  y  soldados, entre varas  y bayo-

    netas,  la libertad  se amedrenta, y la tímida  e  inocente alegría huye  y  desaparece."

    Estas palabras, escritas hace  más de  siglo  y  medio  p or  Jovellanos,

    1

      expresan  la

    idea central  de  este libro.  Con él ,  pretendo aclarar cuáles  son, hoy en día , l as

    "rondas.  . . y  bayonetas"  q u e  impiden  la  libertad  en el  ocio; porque éste  no es

    nada  si  está separado  de  aquélla. Con la libertad,  en  cambio, e l ocio,  q u e  deman-

    da

      siempre

      u n

      tiempo,

      es

     tiempo libre.

    Ahora bien,  si tomamos  el concepto  del tiempo libre —elaborado básicamente

    por e l marxismo, como veremos— para fundamen tar u n a crítica  de l ocio burgués,

    la   contracrítica sería cosa fácil. Para  que t a l  crítica posea también  u n a  validez

    interna,  es  necesario reelaborar  el  concepto  en  cuestión acudiendo  a  algo recla-

    mado  a la par ,  tanto  por las  teorías burguesas como  por las  marxistas. Entién-

    dase  la  libertad considerada temporalmente  y en su  dimensión antropológica,

    como

      uno de los

      modos

      en que

      puede darse

      e l

      tiempo

      de l

      hombre;

      no, en su

    dimensión directamente política,  la  cual presenta  u n  contenido antagónico  en

    la s

      prácticas

      del

      sistema marxista

      y del

      sistema burgués. Sólo

      si se

     opera

      de

     esta

    manera —aparentemente desligada

      de la

      ideología, pero

      que en

     realidad enfrenta

    ambas posturas  en una  controversia rica  en  matices  y  trasfondos—  m e  parece

    posible obtener  u n  instrumento conceptual válido para  la  crítica  de la  práctica

    burguesa  del ocio.

    Po r  otra parte,  ese  instrumento crítico debe proporcionarlo  u n a  perspectiva

    científica  que no  pierda  de  vista  ni la  personalidad  ni la  sociedad, porque esta

    manifestación social  de la  conducta  q u e  llamamos ocio  se da  entre ambas.  Se

    requiere,  por lo  tanto,  u n a  perspectiva  de base psicológico-social.  S in  embargo,

    hasta

      h o y , p o r

      diversas razones

      la

      perspectiva dominante

      en

      este campo

      h a

      sido

    1

      Jovellanos,

      17 90 , 177. (En las

      citas remito

      a la

      bibliografía proporcionada

      al

      final

    del  libro,  lo s  datos citados  se  refieren  al año de la  edición original,  y a las páginas  de la edi-

    ción  utilizada.  En lo s  casos  en que  esta edición  n o  coincida  c o n  aquélla,  sus  datos figuran,

    entre paréntesis.)

    5

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    6

    INTRODUCCIÓN

    la  sociológica.  Y si a  ésta  le  corresponde  al mérito  de  haber valorado aquel  fe -

    nómeno, también

      hay que

      imputarle

      en

      gran medida

      la

      desorientación reinante

    sobre

      el

      concepto

      d e l

      ocio.

    2

      L o

      incongruente

      del

     cuasimonopolio sociológico

      se

    refleja

      en las

      siguientes palabras

      de

      Dumazedier, inconcebibles

      en una

      reconoci-

    da  autoridad  en la  materia: -

    l4

    Sólo  u n a  sociología  del  ocio, situada  en  relación

    con el

      conjunto

      de las

      obligaciones

      de la

      vida cotidiana

      y

      caracterizada

      por la

    interdependencia  de  esas tres funciones principales  (se  refiere  al  descanso,  a la

    diversión  y al  desarrollo  de la  personalidad), puede permitir  el estudio concreto

    y  completo  de ese  fenómeno psicosocial".

    3

      Que yo  sepa, e l estudio concreto  de

    lo s

      fenómenos psicosociales

      es

      propio

      de la

      psicología social

      y no de la

     sociolo-

    gía . En

      cuanto

      a su

      estudio completo, está claro

      que

      sólo

      es

     posible

      si se

     acude

    a la   sociología  y a las  demás ciencias humanas, desde  la  psicología  y la psiquia-

    tría hasta  la  antropología  y la pedagogía. Y en este sentido, como  lo  demuestran

    la s

      referencias bibliográficas

      de

      este libro, todas esas ciencias

      h an

      hecho impor-

    tantes aportaciones  a  esta temática.  En  consecuencia, l a crítica propuesta obliga

    a sentar  lo s  fundamentos de un a psicosociología  del  tiempo libre.

    L o  expuesto explica  la  estructura  de  esta obra: empieza  con unos capítulos

    dedicados  al  conocimiento  de las  diversas teorías  y de las  prácticas históricas

    constitutivas

      del

      ocio. Sigue

     u n

      extenso

      y

     profundo análisis cualitativo,

      en el que

    trato menos  de describir  el ocio  que de descubrir  e l tiempo libre. Finalmente,  del

    contraste entre  el  concepto  de ese  tiempo  y la  práctica moderna  de l  ocio  en su

    manifestación burguesa, surge  la crítica  de esta última.

    4

    E n  cierto modo, todo ello  es un  argumento,  u n  largo argumento  que por

    supuesto implica

      u n a

      interpretación

      en

      favor

      de la

      tesis

      de

      Marx, significativa-

    mente sugerida

      más que

      desarrollada

      por é l ,

     sobre

      el

     tema; tesis

      que se

     encuentra

    situada  en las  antípodas  de  aquéllos  que ven o  buscan  en el  tiempo  de  ocio  la

    posibilidad

      de una

      actividad

      de

      recreo

      q u e

      "impide tomarse

      a s í

      mismo

      y a su

    profesión demasiado  en  serio".

    5

      Esto  es, se trata, además de denunciar  el proyec-

    t o  burgués  de una  civilización  del ocio  por ser incoherente  con la libertad  y con-

    tradictorio  con  cualquier concepción democrática  del  ocio,  de  demostrar  que el

    llamado problema  de l  tiempo libre  es un  tema fundamental para  el porvenir  del

    hombre.

    Esta obra  es destructiva  en el sentido  de que  dice  " a s í no " a un modo concre-

    t o

      —más

      que

      mayoritario, masivo—

      de

      vivir

      y de

      entender

      hoy e l

      ocio.

      Es

     cons-

    tructiva  en  cuanto  q u e  éste  " n o "  fundamenta y a  otro modo  de vivir  el ocio:  u n

    ocio entendido como tiempo libre.  No lo es, empero, para  los que  reclaman  que

    se

      diga

      "as í hay que

      vivirlo".

      La

      razón

      de

      ello,

      un a

      extensa razón

      q ue

      motiva

    todo  el  contenido  de mi  trabajo, se hace explícita  en la última página  del mismo.

    No sé si es un  trabajo pesimista;  en  verdad, sobran argumentos para  que lo

    2

      Cfr. la

     nota

      32 del cap. 3.

    3

      Dumazedier, 1962a,

      345 . La

     aclaración entre paréntesis

      es mía .

    4

      Obviamente,  es a  crítica  n o  agota todos  lo s  aspectos  de la  cuestión.  Por  ejemplo,  n o

    entro,

      al

      menos directamente,

      en e l

      análisis

      de la

     estratificación

      del

      ocio como factor condi-

    cionante  de l

      tiempo

      libre. Porque  el

      papel

     

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    I N TR O D U C C I Ó N

    sea . Y ahí

      están

      los

      testimonios

      de

     Georges Friedmann, David Riesman, Herbert

    Marcuse  o  Helinuth Schelsky, para  n o  citar  más que unos pocos, que han  evolu-

    cionado desde  un a  postura  más o  menos optimista hasta  u n a  posición contraria.

    Pese

      a

      ello,

      lo

      cierto

      es que los

      capítulos

      que

      siguen

      n o

      niegan

      la

     esperanza.

     N o

    en  balde,  a  través  de un  ejercicio  de la "imaginación psicosociológica",

    6

      preten-

    den  tomar conciencia  de la  situación,  lo que, en  cierta manera, supone  ya un

    dominio  de  ésta.

    En la práctica,  ta l esperanza nace  de la trágica convicción, reafi rmada un a vez

    escritas estas páginas,  de que si nuestro tiempo  que  tiene  la remota posibilidad  de

    ser el mejor  de los tiempos  no lo es, los únicos culpables somos nosotros mismos.

    6

      Wright Mills,

      1 9 5 9 ,

      passim.

      Sus

      razonamientos sobre

      la

      imaginación sociológica

      son

    extrapolabies —deben  se r

     extrapolados—

      a l  campo

      psicosocial.

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      . . ¡ c e

    d i ®  c ® m i í l © r f f i M ®

    Introducción  5

    Ca p. 1. La concepción burguesa  del ocio  ... . 11

    Los

      empíricos,

      12. Los

      teóricos,

      15. Los

      críticos,

      18. El

     deno-

    minador común,  19.

    Cap. 2 .  Marx  y el tiempo libre  2 3

    La  concepción  de  Marx,  24 . Los  ortodoxos,  27 . Los  revisionis-

    tas , 30. La  postura  de la  escuela  de  Frankfurt, 3 3 .  ¿Dónde está

    la  convergencia  con la concepción burguesa?, 35 .

    Cap . 3 . Las respuestas de la historia  3 9

    La

      Skholé

      como ideal griego,  40 . E l

      otium

      romano, 42 . E l ocio

    como ideal caballeresco,

      44 . E l

      ocio como vicio

      en el

      puritanis-

    mo, 46 . E l  ocio burgués como tiempo sustraído  al  trabajo,  48 .

    Ocio, tiempo libre  e historia, 50 .

    Cap. 4 . Un a parte, llamada libre, del tiempo social  5 5

    Cinco "tiempos libres",  55 . La oposición entre  el tiempo  de  ocio

    y el  tiempo  de  trabajo,  57 . Un  extraño tiempo  d e  semilibertad,

    6 1 .  Crítica  del  tiempo semilibre, 65 .

    Cap. 5 . La

      temporalidad

      en el

     tiempo libre

      6 9

    Temporalidad, libertad  y  condicionamiento,  6 9 .  Tipología  del

    tiempo social, 73 . E l grado  de nitidez  del tiempo libre, 7 6 .  ¿Qué

    es el

      tiempo

      libre?,  77 .

    Q

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    . 1 0

    ÍNDICE

      D E

      CONTENIDO

    Cap . 6 . En  busca del  sentido  del tiempo libre  7 9

    Las

      interpretaciones psicológicas,

     79 . E l

     debate

      de las

     concepcio-

    n e s

      objetivas,

      80 . La

      concepción funcional

      de

      Dumazedier,

      82.

    Las

      "funciones"

     d e l

     ocio,

     85 .

    Cap . 7 .

      La.libertad

      en el

     tiempo libre

      9 1

    La

      liberación,

      91. La

      compensación:

      u n

     proceso psicológico

      bá-

    sico,

     9 3 .

      Crítica

      de la

     tesis "fu nci ona l" ¿Funciones

      o

      contrafun-

    ciones?,

      97 . La

      cuestión

      de la

      autonomía,

      101. Del

     tiempo libe-

    rador

      al

      tiempo liberado,

      1 0 2 .

      ¿Qué

      es el

      tiempo

      librel,  104.

    Cap. 8. Lo s

     modos prácticos

     de la

     libertad

     en el

     tiempo

      107

    E l  tiempo  de  descanso,  108. El  tiempo  de  recreación,  111. El

    .

      tiemno

      de

      creación,

      121.

    Cap . 9 .

      Tiem po, libertad

      y

      cambio

      127

    E l

      tiempo libre

      en el

      sistema establecido,

      1 2 8 .

      Dialéctica

      del

    tiempo libre,

      131 .

      libertad, temporalidad

      y

      creación,

      13 2. Qué

    es el tiempo libre, 13 5 .

    Cap. 10. El ocio burgués como práctica del tiempo libre  139

    U n

      descanso exigido,

      140. Una

      recreación impuesta,

      142, una

    creación establecida,

      146.

    Cap. 11. El

     tiempo antilibre

      151

    La

      dicotomía

      y la

      cuan tifie ación

      del

      tiempo social,

      15 1. La psi-

    cologización

      d el

      ocio,

      154. La

      estandarización

      de l

     ocio,

      155 . L a

    sobrecompensación,

      157.

    Cap.  1 2 .

      Tiempo

     de

     integración verstis tiempo

      de

     subversión

      - 16 3

    La

      vaciedad

      de l

      ocio burgués,

      164 . E l impasse  del

     tiempo libre

     y

    la

      alternativa contracultural,

      166. La

      inextinguible realidad

      del

    trabajo

      y de l

      ocio,

      169. El

      proyecto burgués

      de una

      nueva civi-

    lización,  170 . L a  tarea fundamental, 172 .

    Referencias bibliográficas

      177

    índice analítico

      2 0 3

  • 8/17/2019 Psicosociologia Del Tiempo Libre

    12/208

    ' I 1

    i l L a  c ® n a c © p ( c u ( 3 ) i m

    I b u a i r g Q f l © © ® d l © E ® c f l ©

    Uno de los  campos  m ás  afectados  por e l  actual enfrentamiento ideológico

    entre capitalismo  y  socialismo  es el del  ocio  o  tiempo libre,  en el que el hombre

    se ocupa  de  actividades n o  sujetas, e n principio,  a servidumbre.

    Durante

      el

      tiempo

      de

      ocio, nuestra conducta parece

      ser más una

      expresión

    pura  de la  personalidad  que de un  actuar  p o r  necesidad  u  obligación. Posee, po r

    lo

      tanto,

      u n

      indiscutible significado

      y

      valor psicológico; pero también presenta

    serios problemas sociales  que  manifiestan  un a  dimensión sociocultural  y un

    sentido antropológico  que, a su vez,  explican  el  creciente.interés  que su  estudio

    despierta  en el  campo  de las  ciencias sociales, desde  las más  generales como  la

    sociología  —en la que ha  llegado  a constituir  u n a incipiente rama especializada—

    1

    y la  psicología social hasta  las más  particulares como  la  economía  o la  pedago-

    gía  sociarl.  E n  todas ellas  se  topa,  sin  embargo,  con una  vaguedad  del  concepto

    clave  —el  tiempo libre  o el  ocio, según lo s  autores  de que se trate—  q u e  dificulta

    obviamente cualquier análisis  de aquellos problemas.

    A l  considerar globalmente  en los  estudios  e investigaciones realizados,  se ad-

    vierten

      d os

      grandes tendencias

      que, por su

      conexión

      y

      paralelismo

      con los

     gran-

    des  sistemas  hoy en pugna, pueden  se r  calificadas respectivamente  de burguesa  y

    marxista. Cada  u n a ,  pese  a sus más o  menos importantes diferencias internas,

    presenta  un a  concepción  del  ocio  o tiempo, libre irreductible  a la otra,  en la que

    la libertad juega, como  en aquellos sistemas,  el papel fundamental.

    E l  conocimiento  de  ambas concepciones  es una  tarea previa  a  cualquier  in-

    tento  de  investigación sobre  el  tema, porque evidencia  e l  carácter contradicto- •

    rio y la  trascendencia  del  condicionamiento ideológico  en que  actualmente  se/

    1

      A

      pesai

      del

      abrumador material

      q ue

      reúne

      y a

      esta rama —como  1c  muestra

      el

     reper-

    torio bibliográfico internacional correspondiente

      al

      periodo 1945-1965 recopilado

      por

    Dumazedier

      y

      Guinchard (1969)—, según Lanfant (1972,

      12 , 102 y 104) no

      solo —como

    reconocen  la  mayoría  de los  investigadores— falta  e n  ella  un  pensamiento teórico, sino  que

    sus  bases conceptuales  s o n m uy  discutibles; limitándose  a  expresar  en un  lenguaje seudo-

    científico

      lo que ya. es de

      sentido común,

      y se

      observa

      un

      creciente desfase entre

      lo s

      estu-

    dios empíricos  y la  investigación fundamental. Algunos incluso llegan  a negar  la posibilidad

    de su  existencia; véase Busch,  1 9 7 3  (citado  por  Dumazedier,  el  cual  la admite, pero rechaza,

    en  cambio,  una  sociología  del  tiempo libre:  1974 , 56 , 92 y 250) .

    11

  • 8/17/2019 Psicosociologia Del Tiempo Libre

    13/208

    1 2 L A  CONCEPCIÓN BURGUESA  D E L  OCiO

    mueve esta investigación.

      Y

     porque posibilita,

      de

     entrada,

     u n

     punto

      de

     vista

      más

    allá  del dogmatismo,  lo cual permite cuestionar  de un  modo radical el significado

    del  ocio  o  tiempo libre  y , con  ello, plantear críticamente tanto  su conceptuacióa-

    teórica como

      el

     análisis

      de la

     práctica individual

     y

      social

      que lo

      origina.

    La

      concepción burguesa

      del

      ocio surge

      de una

      contradictoria base moral

      y

    política:  las  tradiciones puritana  y  liberal.  Esa  doble tradición explica  que si

    bien  en sus  inicios  el sistema capitalista andaba reñido  con el ocio, n o  sucede  así

    un a vez que ha quedado consolidado e l desarrollo  del sistema. Es más, al pasar  de

    lo s problemas  de producción  a los consuntivos,  el ocio llega  a ser visto  y practica-

    do por e l  capital como  u n a  imprevisible y fabulosa tabla  de salvación,  de tal for-

    ma que la

     misma burguesía

      que

     antaño condenara

     p o r

      criterios morales

     el

     tiempo

    "perdido",  lo  fomenta  h o y  acuciada  por e l  interés económico.  Y  para ello,  n o

    duda  en  sustraer estratégicas dosis  de  tiempo  al  trabajo,  a fin de que las  masas

    pasen  a  disponer  de una  suficiente capacidad temporal  de  consumo,  la  cual  se

    va

      perfilando cada

      vez más

      como

      u n a

      importantísima fuente reproductora

      del

    capital.

    A l  entrar  en el  segundo cuarto  del  presente siglo, esta situación  f u e vislum-

    brada  en las  sociedades industrialmente  m ás  avanzadas, sobre todo  en los

    Estados Unidos  y en  Inglaterra,  lo que  indujo  a  algunos analistas sociales a inte-

    resarse  p o r  ella  en sus estudios empíricos. Particularmente, preocupaban  a éstos

    las pautas  de  comportamiento  en el  empleo  del  tiempo libre  de los ciudadanos,

    es   decir,  al  estilo  de  vida derivado  del  ocio.  No es preciso subrayar  que ta l preo-

    cupación  era  provocada  por las  repercusiones  más o  menos profundas  que ese

    estilo  de vida tenía  en la vida económica.

    Es así

      como

      se

      forma

      u n a

      corriente empírica investigadora

      del

      ocio como

    "problema social", corriente científica  que se va  extendiendo poco  a poco  por

    los  demás países occidentales. Años después, otras  dos  corrientes,  u n a teórica y

    otra crítica  de  ambas,  se  sumarán  a  aquélla.  Lo que voy a  denominar concep-

    ción burguesa  del  ocio  es el  resultado  de  estas tres componentes, especialmente

    de las dos primeras.

    2

    • . L O S  EMPÍRICOS

    La

      corriente empírica cobra entidad

      a

     raíz

      de los

     grandes estudios empíricos

    de los años veinte  y treinta  en  Norteamérica, aparte  de algunos precedentes como

    e l  estudio  que  Charles  J . Galpin (1915) realiza  en una comunidad rural en la que

    investiga, entre otras cosas, adonde iban

      a

      divertirse

      su s

      habitantes.

      En esa

    época  se  realizan varias investigaciones  p o r  parte  de  sociólogos  de  formación e t-

    2

      Para

      lo s

      Estados Unidos

      y

      Francia véase

      la

      exposición

      de

      Lanfant (1972, 68-142)

    que  sigo  en  algún punto. Además, para  e l  primero  de  estos países véase Meyersohn  ( 1 9 6 9

    y 1973) y

      para

      el

     segundo Dumazedier (1974). Para Alemania, Prosenc (1970)

      y

      sobre todo

    A .

      Schneider (1969); para

      la

      Gran Bretaña, Parker (1970, relativo

      al

      periodo 1966-1970)

    y

     para Finlandia, Aalto (1969).

    La

      tendencia burguesa cuenta

      con una

      cantidad inabarcable

      de

      estudios. Piénsese

      que

    Meyersohn (1973,

      8 y

     sigs.) relaciona sólo para

     e l

      periodo 1966-1972

      en los

      Estados Unidos,

    trescientos trabajos cuyas principales áreas

      d e

      interés

      son, por

      este orden,

      la s

     relativas

     a los

    presupuestos  de tiempo,  e l  juego infantil,  lo s  indicadores sociales  de la  calidad  de  vida  y el

    futuro, destacando también

      lo s

      estudios referidos

      a las

     actividades deportivas

     y al

     aire libre,

    as í  como  el  turismo.

  • 8/17/2019 Psicosociologia Del Tiempo Libre

    14/208

    L O S E M P Í R ICOS 1 3

    nográfíca,  que  aplican  la s  técnicas propias  de su  especialidad  a  algunas manifes-

    taciones  del  ocio. Puede considerarse pionera  la  obra  Middletown  (1929)  del

    matrimonio Lynd. Tomando como muestra  a una  ciudad (Muncie,  en  India-

    na) ,  estimada como representativa  de las ciudades medias norteamericanas, estu-

    diaron

      el

      estilo

      de

      vida urbano estadounidense

      en

      diversos aspectos, entre ellos

    el del  ocio. Cuando, años  m ás  tarde, repitieron  su estudio  con la misma muestra

    (1937) para averiguar  el  impacto  del  boom  económico  de 1929,  observaron que

    la s pautas  de ocio habían experimentado variaciones, pero éstas n o  afectaban, de

    modo esencial  el estilo  de vida.

    El  trabajo  de los  Lynd abre u n a  fructíf era etapa  en la que se suceden nume-

    rosas investigaciones  que  prestan atención  al  fenómeno  del  ocio. Entre ellas

    cabe mencionar  la s siguientes:

    a)  el  estudio  de Park  y Burgess  (T h e City,  1925)  sobre losgangs  de Chicago,

    en el que el

      ocio aparece como

      u n

      factor ambivalente

      de

      adaptación

      de la per-

    sonalidad  al  cambio social,  ya que  facilita tanto  la  integración social, como  la.

    delincuencia.

    b)   el  análisis  que  realiza Lloyd Warner  de una

      Yankee City

      durante  1931-

    1935 y  cuyos resultados  que  aparecen  en una  serie  de  estudios  —el primero  de

    los  cuales  se  publica  en  1941—, revelan  que é l  ocio  n o  sólo  se  diferencia según

    la s "clases sociales", sino  que es fuente de estatus.

    c)   la s  investigaciones encargadas  por la  Western Electric  and Co. a  Elton

    Mayo durante  los  años  1927 a 1932  —investigaciones  que  inician, según  la opi-

    nión general,  el  nuevo campo  de la  psicología  y la  sociología industriales,  y en

    el

      campo aplicativo

      la

      técnica

      de las Human Relations—

      para estudiar

      los

      facto-

    res que'  intervienen  en el  aumento  de la  productividad (1933);  lo s  trabajos  de

    Mayo pusieron indirectamente  de  manifiesto  la  importancia  de  organizar  los

    ocios  del  trabajador,  por ser los  mismos  u n  factor  de  equilibrio  de la  perso-

    nalidad.

    d)   p o r  último,  de un  modo especial,  hay que  destacar  la  encuesta mono-

    gráfica sobre  el  ocio, realizada  p o r  Lundberg, Komarovski  y  Mclllnezy (1934),

    acerca  de las  pautas  de  comportamiento  en el  ocio urbano, tomando como

    muestra  u n a  ciudad  de 150 000  habitantes, situada  al  norte  de  Nueva York.

    Según estos autores,  el  ocio  es un  asunto individual,  u n  tiempo  n o  sujeto  a

    coerciones sociales

      n i

      económicas.

      Se ha

      dicho

      que

      este trabajo (Dumazedier

    3

    )

    marca  "e l nacimiento  de la sociología empírica  del ocio".

    De la época posterior  a la Segunda Guerra Mundial merecen citarse:

    a)  el  estudio  que  hace Margaret Mead (1957)  de la  evolución  en su país  de

    las

      pautas

      de

      ocio

      de la

      preguerra

      y la

     posguerra.

      En él ,

      señala

      que la

     diferencia

    entre  el  ocio  y la recreation  —término puesto  de  moda  en los  años cincuenta-

    consiste  en que  aquél  se  refiere  al  tiempo liberado  de la  producción  y  disponi-

    ble  para  el  consumo, mientras  que  ésta condensa  una  actitud  de  placer condi-

    cional

      que

      relaciona

      el

      trabajo

      y el

      juego.

      E l

      modelo antonomásico

      de

      esta

    3

      Dumazedier,  1974 , 19 .

    http://www.a-pdf.com/?pc-demohttp://www.a-pdf.com/?pc-demohttp://www.a-pdf.com/?pc-demo

  • 8/17/2019 Psicosociologia Del Tiempo Libre

    15/208

    1 4

    L A  CONCEPCIÓN BURGUESA  D E L  OCIO

    actitud  es el  hobby,  n o  confundible  con el  do-it-your-sélf,  el  cual responde  a

    u n a

      actividad utilitaria

      y más

      ligada

      a la

     vida familiar.

    b ) R J .  Havighurst realiza  u n a  encuesta (Havighurst  y  Feigenbaum,  1959)

    en la

      región

      de

      Kansas City, sobre

      la

      forma

      de

      vida derivada

      del

     ocio, analizado

    como fuente  de  automonía,  de  adaptación  (adjustement,  que es un  término  psi-

    cológico),

      de

      equilibrio

      y de

      expresión personales. Relaciona

      el

      ocio

      con la per-

    sonalidad,  la s  edades  y el  estatus,  y  muestra  que en los  marcos conformistas  es

    donde  e l individuo alcanza  su desarrollo  m ás  equilibrado.

    c) Por  último  H. L.  Wilensky (1960) inicia casi simultáneamente,  a  fines

    de los

      años cincuenta,

      u n a

      serie

      de

      encuestas

      en la

      región

      de

     Detroit,

     en las que

    analiza  la s  interacciones existentes entre  la  estructura industrial  y la  cultura  de

    masas. Entre otras conclusiones afirma  que en un  medio  de  alta productividad

    industrial,  u n  conformismo oportunista guía  a los  hombres tanto  en el  trabajo

    como

      en el

     ocio.

    En la

      Gran Bretaña, cuna

      de la

      revolución industrial,

      lo s

      empíricos

      se

    interesan  m u y  pronto  por e l  ocio, pues  el

      survey

      realizado  por E . J .  Gilchrist

    (1924)  ya se  ocupa  de  esta faceta  de la  vida social,  e  igual ocurre  con el de

    Caradog Jones, quien elabora

      u n

      monumental informe sobre Liverpool

      y sus

    alrededores, publicado  u n a  década  m ás  tarde. Después  de la  última gran guerra

    destacan:

      la

      interesante investigación

      de

      Adam Curie (1947),

      que no

      olvida

      el

    factor ocio, sobre  la  resocialización  de los ex  prisioneros  de  guerra británicos

    al  regresar  de los  campos nazis;  la  importante  mass observation  de T.  Harrison

    y Ch.  Madge (1949) sobre  las  pautas  de la  gente durante  e l  domingo,  y el no

    menos importante análisis efectuado

      por B. S.

      Rowntree

      y G. R.

      Lavers acerca

    de la vida y el ocio  de los ingleses (1951).  Sin embargo, considerada  en  conjunto,

    la  aportación empírica británica carece  de la entidad  y , sobre todo,  de la influen-

    cia de la

      norteamericana.

    E n  Francia sobresale  la gran labor desarrollada  p o r  Jo ff re Dumazedier, reco-

    nocida autoridad europea

      en la

      materia.

      A su

      incansable acción propulsora

      y

    organizadora  hay que  sumar  las numerosas investigaciones  que ha dirigido; entre

    ellas,  u n a  encuesta iniciada  en 1950 ,  inspirada  en el método  de los Lynd, sobre

    el  comportamiento  y los  problemas  del  ocio entre los franceses. Entre  sus libros

    descuellan  la  colección  de estudios reunidos  con el título  de

      Vers

     une

      civilisation

    du

      loisir?

      (1962) y la  revisión  de su  tesis doctoral, con más preguntas que respues-

    tas ,  Sociologie empirique  du  loisir  (1974)  que lleva el excesivo subtítitu lo  de  Cri-

    tique

      et

     contra-critique

      de la

     civilisation

      du

      loisir.

      Se han  observado  en su óbralas

    huellas  de la  sociología  del  trabajo  de  Friedmarm,  de la pedagogía experimental

    de  Henri Wallon  y de un  cada  vez más  atenuado humanismo marxista.  A través

    de sus  análisis empíricos,  h a hecho amplias aportaciones teóricas:  u n a  definición

    del  ocio repudiada  en su  último libro,  el  concepto  de  "civilización  del  ocio"  y

    la  categorización  de l  semiocio. P o r ello, Dumazedier merece  ser incluidq también

    entre  los  autores  del  siguiente apartado. Según  él, el  tiempo  de  ocio está  en un

    proceso  de  aumento provocado  por la disminución progresiva del tiempo  de t ra-

    bajo,  por la  acción regresiva  del  control  a  cargo  de las  instituciones sociales

    básicas

      y por e l

      surgimiento

      de una

      nueva necesidad

      y

      valor sociales

      del

      indivi-

    duo a  disponer  de sí y  para  sí, a  gozar  de un  tiempo otrora ocupado  p o r  activi-

    dades impuestas  por la  empresa  y las  instituciones mencionadas. Esta nueva

    necesidad  y  valor constituyen  el  ocio, fenómeno ambiguo  y  centro conflictivo

  • 8/17/2019 Psicosociologia Del Tiempo Libre

    16/208

    L O S  TE Ó R I C O S 1 5

    de  valores, factor,  a la vez, de  progresión  y de  regresión, de individualismo  y de

    compromiso social,  de  trabajo  y de placer. En é l ve, últimamente, u n a  conducta

    individual, determinada socialmente pero orientada según  la  lógica  del  sujeto

    hacia

      su

      realización como

      fin

      último. Dumazedier

      se

      ocupa también

      de

      proble-

    m as  metodológicos  y de  política  de planificación,  en el marco  de una  "sociolo-

    g ía

      activa" dirigida hacia

      un a

     democratización cultural, objetivo, éste, constante

    en  toda  su  obra.  (N o  estará  de más  recordar  q ue es el fundador de l movimiento

    de  educación popular "Peuple  e t  Culture", iniciado  en  1945.) Además, estudia

    el  ocio  en  relación  con la  familia,  la  tercera edad  y ,  sobre todo,  con la  educa-

    ción permanente.

    En el  mundo germánico  y  concretamente  en Alemania (República Federal),'

    destacan  los  nombres  de:  Graf  V .  Blücher, quien llevó  a  cabo  u n a  encuesta

    básica sobre  el  ocio  en la  sociedad industrial (1956)  y otra, diez años m ás tarde,

    sobre

      el

      mismo tema; Helmuth Schelsky, autor

      de  Die

      skeptische Generation

    (1957), obra  en la que  concluye afirmando  que el  ocio  es  esencialmente  una

    esfera  de  consumo  que  aumenta  la  alienación  y  muestra  el  conformismo  de la

    clase media;  y E. K.  Scheuch,  que  publica diversos estudios  a partir  de la última

    década. Finalmente, cabe citar  al  austríaco Leopold Rosenmayr, interesado  po r

    las

     pautas juveniles

     y

      familiares

     del

     ocio.

    L O S  TEÓR IC OS

    En los

      Estados Unidos,

      el

      interés teórico

      por el

      ocio

      se

      hace patente

      en

    1950 con la  aparición  del  impactante libro  The

      lonely crowd

      de David Riesman,

    cuya tirada total  h a  sobrepasado  el  millón  de ejemplares. En dicha obra  el autor

    defiende  la  tesis  de que el hombre, dirigido primeramente  por la tradición  y más

    tarde,  en el  Renacimiento,  por las  normas  y los  valores  de la  familia estricta, h a

    pasado  en las  sociedades  de  consumo,  de  cultura  y de  ocio masivos  a  depender

    de la  guía  de los

      mass media

      y los

      peer groups\

      contexto nuevo  en el que  aquél

    n o  puede realizarse  a  través  del  trabajo pero podrá hacerlo  en ese  espacio  pri-

    vilegiado  del  consumo forzoso  o  elegido  a la par q ue  fuente de individualización

    y de  autonomía,  que es el  ocio. Esta visión  de  crítica optimista  n o dura mucho

    tiempo.

      E n

      trabajos posteriores, Riesman dice percibir nuevas actitudes hacia

      e l

    trabajo como fuente  del  desarrollo individual,  lo que le  lleva  a  trasladar  sus es-

    peranzas  del ocio  a la educación.

    Otra tesis importante  y  debatida  es  lanzada  al año  siguiente  p o r  Martha

    Wolffenstein,  en  ocasión  del  análisis  del  ocio  en el  periodo  de la  posguerra.  L a

    gran valoración  que  éste alcanza  en la  gente revela, según dicha autora,  el surgi-

    miento  de una  nueva moral  (la  fun

      morality

    ), según  la  cual  el  ocio n o  sólo deja

    de ser  algo reprobado sino  que  pasa  a ser  obligatorio, tesis  de la que  también

    part icipa Margaret Mead (Mead  y Wolffenstein, 1955).

    El  grado  de  desarrollo empírico  y  teórico  a que  llega  el  estudio  del  ocio

    en

      Estados Unidos

      p o r

      estos años, puede juzgarse

      a

      través

      de dos

      grandes anto-

    logías publicadas  en  aquel entonces:

     Mass culture

      (1957), dirigida  por B. Rosen-

    berg  y D. M. White,  y Mass leisure  (1958),  a  cargo  de E.  Larrabee  y R .  Meyer-

    sohn.  Y  sobre todo,  por el  hecho  de que en los  tres primeros años  de la década

    ¡siguiente aparecen amplias monografías  que  integran, hasta  hoy , l a  aportación

  • 8/17/2019 Psicosociologia Del Tiempo Libre

    17/208

    LA

      CONCEPCIÓN BURGUESA

      D E L

      OCIO

    probablemente  m ás  representativa  de los  teóricos norteamericanos  en el  campo

    del ocio.

    La  primera  de  esas monografías  es

     Leisure

      in

     America

      (1960), libro  de Max

    Kaplan  que  analiza  el  ocio entre  los estadounidenses  en  integración  con su sis-

    tema sociocultural

      de

     vida,

      en los

     diversos aspectos institucionales

      que

     dicho siste-

    m a presenta. Kaplan concibe  el ocio como  una relación especial entre el individuo

    y su   actividad, relación  que  proporciona aquél satisfacción  y  placer (dimensión

    intrínseca  del  fenómeno)  y que es  socialmente valorada  en sus  consecuencias

    colectivas (dimensión extrínseca).  El  ocio  es una  manera  de  renovarse,  de de-

    sarrollarse  y  conocerse,  de  realizarse  a s í  mismo,  a s í  como  u n  modo  de  vida

    más o menos organizado  en  conductas  de rol y que es influido e influye sobre  los

    diversos aspectos institucionales  del  sistema social  y que , cada vez más, tiene  u n

    fin en sí  mismo  y una  vida propia. Kaplan presenta  u n a  clasificación  de las

    diferentes actividades  de  ocio  y  aporta  u n  conjunto  de  criterios valorativos

    del

     "ocio bien aprovechado" (

    successful leisure).

    4

    A ésa. obra  le  sigue  Work  and  leisure  (1961)  de  Neis Anderson,  u n  soció-

    logo  que ya se  había ocupado  del t ema indirectamente  en una monografía sobre

    el vagabundo norteamericano  {The  hobo,  1923),  y de manera directa  en uno de

    los  capítulos  de su  tratado sobre  la  sociología  de la  comunidad urbana (1960).

    En su  nuevo libro, ecléctico  y  ambigüo  (¿es  casualidad  que él califique precisa-

    mente  de  ambigüa  la  situación  del  ocio?), dice Anderson  que  para comprender

    mejor  el  ocio  hay que  contraponerlo  al  trabajo, pues aquél  es un  subproducto

    de  este último (antes  lo  veía como  u n  subproducto  del  urbanismo).  El  ocio  es

    u n  tiempo sobrante  y  libre  del  trabajo;  es  decir,  u n  tiempo  n o  pagado,  y por

    tanto

      n o

      vendido

      al

      trabajo,

      que

      pertenece

      al

      individuo

      y en el que

      éste puede

    actuar espontáneamente mediante  u n a  libertad  de  elección. Aunque  el  ocio

    puede orientarse hacia  e l  trabajo,  en la  sociedad urbano-industrial  no se mezclan

    fácilmente  uno y  otro  en las  tareas diarias: ambos modos  de empleo  del tiempo

    están separados, pero esta dicotomía  es  transitoria  y n o  igual para todos.  El

    ocio plantea desconcertantes problemas  a esa  sociedad,  la  cual,  de un  lado  h a

    podido crear aquel regalo  a la  masa gracias  a la  dedicación  de  ésta  al  trabajo,  y

    de  otro, contempla ahora cómo  en  detrimento  de ese  trabajo  el ocio  va cobran-

    do  cada  d ía  mayor importancia. Para Anderson,  la s  personas necesitan cada vez

    menos diversiones  y  tienden  a  emplear  su  tiempo libre  en  actividades domésti-

    y

      cívicas, constitutivas

      de

      obligaciones

      n o

      laborales

      en las que uno

      puede parti-

    cipar  de los  intereses y  satisfacciones propios  del ocio.

    En un  breve artículo publicado poco después, Anderson revisaría  su concep-

    ción  en los términos  que veremos oportunamente .

    Al año  siguiente, Sebastián  de  Grazia, profesor  de  ciencia política  en la

    Rutgers University, publica  u n a  obra resonante  y  polémica,  Of  Time, Work

    an d

      Leisure

      (1962). Inspirándose  en el  modelo  de la  Grecia clásica,  ve el  ocio

    como  u n a  forma ideal  de ser,  concretada  en  aquel estado libre  de las necesida-

    des  diarias  en el que el  individuo realiza actividades cuyo  fin  está  en sí mismas.

    De ahí que  postule  que  ocio  y  democracia  so n incompatibles, porque  la compe-

    4

      Posteriormente, Kaplan  h a  escrito otra obra ambiciosa,  Leisure, Theory

      an d

      Policy,

    e n d o s  volúmenes.  El cap.  segundo  de la misma  lo ha publicado,  en  avance,  la revista Society

    an d  Leisure  (1972,  2,  123-183).

  • 8/17/2019 Psicosociologia Del Tiempo Libre

    18/208

    L O S T E Ó R I C O L

    tidón, base  del  progreso, indica  que se  está  en  estado  de necesidad; en la demo-

    cracia existe tiempo libre, aunque  en  menos cantidad  de lo que se cree, pero  n o

    ocio. Este está

      en el

      plano

      de la

      aristocracia,

      p o r

      encima

      de la

      capacidad

      de la

    mayoría,  en la  clase ociosa creadora  de  cultura.  En los  Estados Unidos,  el ideal

    del

      ocio

      ya no

      existe:

      h a

      quedado sustituido

      por e l

     ideal

      del

      tiempo libre

      o de la

    buena vida.  E l ocio, concluye  de  Grazia, es perfección y en ello reside  su  futuro.

    E l  tema  de las  relaciones entre  el  ocio  y el  trabajo,  que es el  núcleo  de la

    discusión  de las dos  obras mencionadas  con  anterioridad,  es  también  el eje

    principal sobre  el que  gira  el  libro  del  inglés Stanley  R .  Parker  The  future  of

    Work  an d  Leisure  (1971),  q u e  constituye  u na  seria aportación teórica. Parker

    sostiene  que el  ocio,  es una  actividad libremente elegida, tiene relaciones  de

    identidad,  de  contraste  y de  separación  con el  trabajo. Acto seguido, procede  a

    analizar estos tres tipos  de  relación  al  doble nivel  de la  vida individual  y de la

    organización social;  sin  embargo,  en la  sociedad industrial ambos fenómenos

    sufren

      u na

      falta

      de

      reconciliación. Ello exige establecer

      u n a

      política social

      que

    introduzca nuevas pautas cotidianas  de  ocio como actividad placentera,  que re-

    valorice tanto  el  ocio como  el  trabajo,  y que  promueva  la s  potencialidades  del

    hombre  a fin de  satisfacer  de  manera integrada  sus  necesidades individuales  y

    sociales. Y  todo ello,  sin que el ocio deje  de ser una  elección  del individuo.

    Se ha  dicho  que la  sociología  del  ocio surge  e n  Francia  con  Georges Fried-

    mann,  lo  cual  es  cierto  al  menos  en  cuanto  a la  corriente teórica.  S in  embargo,

    aunque  sus  primeras reflexiones sobre  los  problemas  del  ocio datan  de 1935,

    es a  partir  de 1950 y  sobre todo  de 1956  —año  en que  publica  Le  travail  én

    miettes—  qu e  dicho autor desarrolla  su s  ideas sobre  el  tema. Estas ideas, influi-

    das

      inicialmente

      p o r

      Marx

      y por los

      descubrimientos experimentales

      de

      Mayo

    arriba mencionados, quizás representen  un a  aportación crítica desde  el  punto

    de  vista  de la  sociología  del  trabajo —que  es la  especialidad propia  de  Fried-

    mann— pero  n o  desde  la  problemática  del  ocio. Friedmann postula  la  tesis  de

    que el  ocio,  que  distingue  el  tiempo liberado  al  trabajo, compensa  la  aliena-

    ción  del  hombre debida  más al maqumismo industrial  que a l capitalismo. "Quien

    dice ocio, dice esencialmente elección, libertad" referida  al  individuo.  Y  esta

    libertad  de  elección tiende  a  compensar, porque  se  dirige  h o y y a hacia activida-

    des  artesanales  que  complementan  la  personalidad,  ya  hacia actividades latera-

    les de  huida  o  evasión  del  trabajo alienador. Pero  en  La  puissance  et la sagesse

    (1970) Friedmann muestra

      u n a

      evolución

      en un

      doble sentido:

      po r una

      parte,

    se  plantea  el  problema  de  hasta  q ué  punto  el  tiempo liberado  al  trabajo es real-

    mente tiempo libre, relegando  su  interés  por e l  ocio-compensación;  y por  otra,

    denuncia  el  creciente  y  terrorífico desequilibrio entre  el  poder  de l  hombre  y su

    saber,  lo que  hace impracticable, según  él,  cualquier proyecto  de  convertir  la

    civilización técnica  en una  civilización  del ocio.

    Finalmente,  en  cuanto  a los  teóricos burgueses,  hay que  mencionar  den -

    t ro del  área germánica, aparte  del  temprano precedente  de  Josef Pieper  que

    estudia  la s  relaciones entre  el  ocio  y el  culto religoso (1948),  a  Erich Weber,

    autor  de una  extensa monografía fundamental, D as  Freizeitproblem  (1963).  S u

    método

      es

      fenomenológico;

      su

      objetivo, pedagógico. Weber encuentra

      la

      esen-

    cia del  tiempo libre  en el  comportamiento autónomo  del  hombre.  Su  significa-

    ción antropológica exige emplearlo  con  sentido,  lo que  sólo  se  logra mediante

    comportamientos concretos  . que  conduzcan  a la  autorrealización  de la  perso-

    http://www.a-pdf.com/?pc-demohttp://www.a-pdf.com/?pc-demo

  • 8/17/2019 Psicosociologia Del Tiempo Libre

    19/208

    18

    L A

      C O N C EP C I Ó N BU R G U ES A

      D E L

      OCIO

    na.  Este  es el  verdadero problema  del  tiempo libre,  u n  problema  no  técnico

    sino humano, antropológico,

      de

      índole totalmente nueva,

      que

      surge

      con el pro-

    greso

      de la

      industrialización

      y

      adquiere

      su

      mayor importancia después

      de la

    Primera Guerra Mundial. Este problema plantea

      una

      tarea capital

      a la

     pedago-

    gía: la de

      educar

      al

      hombre para

      que

      sepa cómo emplear correctamente

      su

    tiempo libre.  La  pedagogía, empero, sólo puede ayudarle, porque tiene  que

    respetar  la  libertad  del  individuo, cuyo grado  de  autorrealización sólo puede

    determinar

      él

     mismo. Dentro

      de

      este marco, Weber concreta algunas

     de las

     prin-

    cipales tareas específicas

      de la

      educación para

      el

      tiempo libre, dando

      la s

     perti-

    nentes orientaciones pedagógicas.

    L O S  CRÍTICOS

    La

      comente crítica burguesa cuenta

      con un

      importante antecedente.

     T al es,

    en  efecto,  la obra  a la par  clásica  y  actual  del  estadounidense Thorstein Veblen

    The  Teory  of  Leisure Class  (1899),  sin  duda  el más  sagaz  y  profundo estudio

    emprendido sobre  el que más  adelante llamaré tipo caballeresco  del  ocio, apli-

    cado específicamente

      a la

      sociedad estadounidense decimonónica. ¿Por

      qué en

    esta sociedad, basada  en el  trabajo  y la  acumulación, sobreviven  el  ocio  y el

    despilfarro? Veblen —que bebe

      en la

      triple fuente

      del

      pragmatismo,

      del

     positi-

    vismo

      y de

      Marx (Adorno

    5

    )— constesta

      que el

      ocio

      es

      contradictorio,

      ya que

    económicamente representa destruir

      el

      capital, mientras

      que

      socialmente

      es un

    factor

      de

      comparación

      p o r

      consistir

      en un

      comportamiento improductivo

      que

    indica  la  falta  de  necesidad  de  trabajar y  permite exhibir  la riqueza, lo que faci-

    lita  el  ascenso  de  rango social  o el  mantenimiento  del  rango  que se  tiene.  Las

    clases bajas, según Veblen, intentan emular  ese  ocio ostensible  de las  altas.  E n

    resumen, extrapolando

      a

      Darwin, opina

     que en la

     sociedad

      de su

     tiempo

     la

     lucha

    por la

      vida

      h a

      sido sustituida

      por la

      lucha

      por el

     prestigio,

     del

     mismo modo

      que

    la s actividades militares  lo han  sido  por las deportivas.

    Pero aparte  de ese  antecedente  que  relaciona  el  odio moderno  con el "pre-

    burgués",

      la

      aparición

      de una

      corriente crítica burguesa

      es

     tardía.

     Y si se

     exclu-

    ye de la

      misma

      a la

      Escuela

      de

      Frankfurt,

      por las

      razones

      que

      explico

      en el

    siguiente capítulo, puede considerarse

      que las

     figuras

     m ás

     representativas

     son es-

    casas, concretamente Mannheim y  Mills.

    - Karl Mannheim, pensador húngaro exiliado  a  Inglaterra donde ejerció  una

    considerable influencia, intentó combinar

      el

      marxismo

      y el

     liberalismo.

      En un

    libro publicado tres años después  de su  muerte, Freedom, Power andDemocra-

    tic,

      Planning  (1950), expresa  su  creencia  de que  para  la  mayoría  de la  gente,

    el

      camino

      de la

      civilización está

      más en el

      ocio

      que en el

     trabajo. Pero

      el

     ocio

    se  encuentra ante  un  grave dilema:  si su  contenido  se  abandona  a una  política

    de  laisser-faire  es

      degradado

      por las

      empresas

      y si, por

      contra,

      el

      Estado

      lo

    sujeta  a  regulación,  se  impide  que  contribuya  a la  realización personal.  Su con-

    clusión

      es que el

      ocio debe

      ser

      planificado democráticamente, favoreciendo

      la

    extensión

      de

      aquellas actividades

      n o

      comerciales

      que

      sirvan

      a los

      intereses

      de

    la

      cuitara.

    5

      C f r .

     Adorno,

      1941 ,43  y  sigs.

  • 8/17/2019 Psicosociologia Del Tiempo Libre

    20/208

    E L

      DENOMINADOR COMÚN

    19

    L a

      crítica

      de Ch.

     Wright Mills gira sobre otras coordenadas.

     El enfant terrible

    de la  sociología norteamericana  ya se  había preocupado  por el ocio  con  ocasión

    de  estudiar  a los  White Collar  (1951)  y  volvió, sobre  el  tema  en  varios ensayos

    posteriores (especialmente

      en

      1954). Mucho

      m ás

      brillante

      en la

      denuncia

      que

    Mannheim,  es  menos convincente  en las  soluciones. Para  él, el malestar  que se

    respira  en  nuestra época  se  debe fundamentalmente  al  hecho  de que los valores

    y los  códigos propios  de la  conducta tradicional  h a n  quedado vacíos. E l trabajo

    ha

      pasado

      de ser un

      valor evangélico

      a ser un

      simple medio

      de

      ganar dinero,

      y el

    ocio  a ser una  manera  de gastarlo.  Uno y  otro, trabajo y ocio, están separados; y

    sus  valores,  en  oposición mutua.  La maquinaria  de la producción  h a  destruido  e l

    trabajo independiente  y la de la  diversión,  la  libertad  del ocio. Esta  es una  liber-

    tad  "carente  de  seriedad", fuente  más de  distracción  y de mero pasatiempo  que

    de  cultivo personal.  E l  ocio, simple parte  del  consumo, pierde  su contenido  por

    la

     ambición

      de

     estatus

      y las

     demandas consuntivas

      de la

     emulación social. Trabajo

    y  ocio sólo pueden unificarse  con un  estilo artesano  dé vida y u n  cultivo  del ocio

    cultural.  La  actitud  de  Mills,  en  cuyas ideas están presentes Veblen  y  Marx,  h a

    influido  en la New Left, singularmente  en la  Radical Sociology.

    6

    E L  DENOMINADOR COMÚN

    El  panorama burgués  e s muy  heterogéneo.

    7

      Visto superficialmente,  la s  tres

    corrientes examinadas

      n o

      forman compartimentos estancos, pues

      los

      empíricos

    han

      hecho importantes aportaciones teóricas

      (el

      mejor ejemplo

     es

     Dumazedier),

    más de un  teórico  h a realizado análisis empíricos  de franco interés (como Stanley

    Parker)  y  unos  y  otros asimilan alguno  que  otro elemento crítico  (tal es el caso

    de  Friedmann).

    6

      E n  cierto modo, cabría situar dentro  de la  corriente crítica  a  David Riesman  —ya

    c i tado-  y al  economista  J . K.  Galbraiíh (1958), pero como afirma Bottomore (1967,  85)

    aunque  u n o y  otro pertenecen  a una  tradición  d e  pensamiento progresista  y  liberal,  sus

    ideas  s o n  bastante menos radicales  que las de Mills.

    En e l  Continente podría incluirse  a  autores como  lo s  franceses Georges Bataille,  q u e

    marginalmente toca aspectos relativos  a  nuestro tema  en sus  estudios sobre  e l  erotismo,

    y  quizás,  c o n u n  criterio amplio,  a  Roger Caillois, interesado  por los  juegos, sobre  los que

    h a

      formulado

      u n a

      teoría

      que se

     verá

      m á s

      adelante.

    7

      S e  habla también  de una concepción cristiana  de la sociología  de l  ocio (véase Ciampi,

    1 9 6 5 , 9 )  pero  n o  llega "a  constituir ninguna corriente científicamente definida. Siguen esta

    línea, —más concretamente católica— entre otros,  l o s  franceses Georges Hourdin (1963),  e l

    grupo  d e l  Centre Catholique  d e s  Intellectuels Frangais (1968)  y en un  aspecto crítico  l in-

    dante  c o n e l  marxismo Chombart  d e

      Lauwe

      (1956)  a s í  como  e l  grupo crítico  de  tendencia

    personalista  d e  la  revista  Esprit  (1959).  En  Italia, encontramos  a  Enrico Castelli (1954),

    Salvatore

      Comes

      (1954), Franco Crespi (1966),  e t c .  Pero  la  contribución  m á s  representa-

    tiva  d e  esta concepción sigue siendo  la de l  alemán Josef Pieper (1958).  E n  otro aspecto,

    Alban  d e  Laurens  h a  seleccionado  u n a  serie  d e  textos  d e l  Papa  y de los  obispos sobre  e l

    tema  c o n e l  título  d e  Le  loisir  et les  loisirs  (1963).

    Para  q u e e l  lector tenga  u n a  visión  m á s  completa  de las  investigaciones sobre  el  ocio

    dentro  de la  tendencia burguesa, permítaseme mencionar algunos  d e l o s  esfuerzos realiza-

    dos en e l

      plano

      de la

      organización colectiva.

      E n l o s

      Estados Unidos,

      e l

      Centro

      d e

      Investi-

    gación  d e l  Ocio (Chicago) publica  en  fecha temprana varios estudios colectivos, entre  los

    q ue  destacan  l o s  dirigidos  p o r  Meyersohn  y  Denney.  L a  American Academy  o f  Political

    and

      Social Science

      dedica  uno de sus  Th e  Annuals  (1957))  a  Th e  Recreation  in the Age of

    Automation.  A l  a ñ o  siguiente,  se  funda  l a  Outdoor Recreation preocupada  p o r l o s  ocios

    al  aire libre.  M ás  recientemente,  e l  Institute  fo r  Studies  o f  Leisure  de la  Universidad  d e

    Florida

      d e l  Sur ,  e n

      Tampa

      - y d e l q u e es  director  M ax

      Kaplan—

      se  muestra

      interesado

      por

  • 8/17/2019 Psicosociologia Del Tiempo Libre

    21/208

    2 R

    O A C O S J C EP C 1 C N C . URGUESADEL OCIO

    JLa heterogeneidad  es de  fondo. Aparece  al observar  q u e  cada corriente  p o s -

    tula  u n  diferente enfoque metodológico, haciéndose  eco con  ello  de una  discu-

    sión

      q u e

      afecta

      a

      toda

      la

      ciencia social burguesa; enfoques

      q u e

      condicionan

      e l

    contenido

      de la

      problemática

      e n

     cada caso planteada.

      Y p o r

      añadidura, cada

      u n a

    de las  corrientes mencionadas cuenta  c on una  fuerte  disparidad  de  interpreta-

    ciones, algunas

      de las

     cuales tendremos ocasión

      de

      examinar

      m á s

      adelante.

    ¿Es

      posible, ante esto, hablar

      de  una

      concepción burguesa

      de l

      ocio?

      L a

    respuesta

      de

      Marie-France Lanfant

      es

     afirmativa;

     las

     teorías

      de l

     ocio "elaboradas

    e n u n  contexto  d e  economía liberal"  se caracterizan  por ver en e l ocio  u n a expre-

    sión subjetiva  de las necesidades  y  aspiraciones individuales, u n  signo  de intereses

    culturales  y u n  valor;  y p o r  considerar  a l ocio como  u n a  realidad propia, separa-

    da de l

      trabajo

      y

      distinta

      de l

      tiempo libre,

      que es

      aprehensible operativamente

    mediante sondeos  de  opinión  y de  actitudes.

    8

      Creo  que la  autora francesa  se

    queda corta

      y se

      excede

      a la vez :

      considerar

      que e l

     ocio

      es un

      signo

      de

     intereses

    culturales

      y u n

      valor,

      y que ha y que

      sondear

      a la

      gente para aprehenderlo,

      n o

    tipifica  e n  absoluto  a las teorías  a que  ella  se refiere, ni a las qu e y o  englobo bajo

    la  denominación algo  m á s  amplia  d e  tendencia burguesa. P o r  otra parte,  ni en su

    caso

      n i en e l mío

      deja

      de

      subrayarse

      la

      importancia otorgada

      al

      elemento político

    liberal

      y a la

      cuestión terminológica.

    A m i

      modo

      de ver , los

      puntos comunes

      a las

      corrientes burguesas

     s on

     escasos;

    sin   embargo,  e n  tanto  que e n  conjunto  las  diferencias  de la  concepción marxista

    como veremos, constituyen características esenciales. Estas características,

      que

    p o r

      supuesto están íntimamente interrelacionadas

      y se

      refuerzan unas

      a

      otras,

    son las

      tres siguientes:

    a)  Subjetivismo:  se  concibe  e l  ocio como  la  vivencia  de un estado subjetivo

    de

      libertad,

      de

      libertad

      de

     elección, expresivo

      de la

     personalidad.

    b)

      Individualismo:

      se

      considera

      que el

      ocio pertenece

      a la

      esfera

      del

      indivi-

    duo , e s

      decir,

      a una

     esfera vital "separada

      de lo

      colectivo" (Zbinden) porque

      " n o

    depende

      de los

      demás:

      u n o

      solo puede gozar

      del

     ocio"

      (D e

      Grazia).

    9

      Lo que no

    significa, claro

      es , que no

      plantee serios problemas colectivos.

    c)  Liberalismo:  se  destaca  que e l  ocio  es un  asunto privado  por lo que la

    sociedad  n o  puede determinar  su  empleo personal.  En él , " la  regla general  es el

    laissez-faire (D e

      Grazia).

    10

      Adviértase

      q u e

      esta actitud liberal

      se

      contradice

    el

      mismo tema

      y por

      estudios prospectivos sobre

      e l año dos mil . Poi

      último,

      en 1969, la

    National Recreation

      and

      Park Association (Washington) empieza

      a

      publicar

      e l

     Journal

      of

    Leisure Research.

      Por lo qu e se

      refiere

      a

      Europa,

      se han

      celebrado numerosas  rencontres

    nacionales  e  internacionales  (u n  resumen  de las  mismas  lo da  Lanfant:  1 9 7 2 ,  102-105),

    creándose diversos organismos  y  realizándose varias investigaciones empíricas  en  equipo

    a las que ha  contribuido fundamentalmente  la  UNESCO. Quizás  lo más  destacable  sea: la

    creación  del  Groupe International  des  Sciences Sociales  et du  Loisir (1956, Annecy), trans-

    formado

      co n

      ocasión

      del

      Tercer Congreso Mundial

      de

      Sociología, celebrado

      en

     Amsterdam,

    en e l  Comité  d e  Recherche  du  Loisir  et de la  Culture (puede consultarse  e n  breve informe

    de su  labor  en la  Revue Francaise  de  Sociologie,  abril-junio  1974 , XV, 2 , 293 y  sigs.);  del

    Centre Europénn  des  Sciences Sociales (1960, Viena) encargado  de una  monumental  en-

    cuesta internacional sobre  budget-temps;  y en 196 8 , de l  Centre Europénn  du  Loisir (Praga)

    de la  UNESCO,  qu e  empezó  a  publicar  al año  siguiente  la  importante revista  Society  and

    Leisure. Bulletin  fo r  Sociology  of  Leisure, Education  an d  Culture.  E n  todos  lo s  citados  or-

    ganismos europeos

      es de

      subrayar

      una

     creciente

      y

      activa participación

      de los

     países

      del

     Este.

    8

      Lanfant, 1972,66-67, 105-06,  209 y  sigs., 240-41.

    9

      Zbinden, 1964a,  7 2 6 . D e Grazia,  1 9 6 2 , 3 0 8 .

    1 0

      D e  Grazia,  1962 , 237 . Cfr . Mannheim,  1 9 5 0 ,  323-24.

    http://www.a-pdf.com/?pc-demohttp://www.a-pdf.com/?pc-demo

  • 8/17/2019 Psicosociologia Del Tiempo Libre

    22/208

    E L

      DENOMINADOR COMÚN

    doblemente:  en el  plano ideológico  con los valores  de la tradición puritana, para

    los que el ocio debe estar sometido  o controlado  por el  trabajo; y en el plano  f ác -

    tico

      con la

     vigencia

      de

     prácticas

      de

     manipulación pública

      o

     privada

      que lo

      dirigen

    hacia  la esfera del consumo aprovechándose  del conformismo social especialmente

    fácil

      en ese

      campo.

      De ahí que , en

      gran medida,

      los

      problemas

      del

     ocio queden

    centrados  en sus  relaciones socioeconómicas:  con la  producción (trabajo) y c on

    el consumo.

    Otro rasgo,  de  carácter distinto,  ha de ser  retenido:  la  temporalidad queda

    relegada  y en  algunos casos simplemente olvidada. Esto  se  traduce  en el  plano

    terminológico  en una  preferencia clara  que el  término "ocio"  en vez del de

    "tiempo libre".  Las  excepciones  a  ello  (po r  ejemplo, Erich Weber)  son más apa-

    rentes  q ue  reales.

    E n síntesis,  en la concepción burguesa se observa, como denominador común,

    un a  triple actitud: subjetiva  en lo  psicológico, individualista  en lo  sociológico, y

    liberal

      en lo

     político

    1 1

    , ante

      lo que

      dicha concepción califica

      de

      "ocio".

    ¿Cuál  es el  papel  que  desempeña  la  minoritaria corriente crítica?  No hay

    que  olvidar  que esa  corriente,  que discute sobre todo  la actitud liberal  y sus con-

    secuencias sociales  y  culturales, extrae  sus  elementos críticos  en  buena parte  de

    Marx pero tímidamente,  sin  aceptar  el  corpus  básico  del  autor  de  Das  Kapital',

    m ás  claro,  sin  llegar  a  abandonar  los  presupuestos burgueses. Dentro  de  tales

    límites,  la  corriente crítica únicamente puede actuar  a modo  de un  débil revul-

    sivo interno.

    La  crítica  a fondo  de la concepción burguesa del ocio proviene, exte rnamente ,

    de la  tendencia marxista.

    1

      Liberalismo  y  anarquismo  n o  deben  se r  confundidos  e n  cuanto  a sus respectivas  p o s -

    turas  e n  torno  a  nuestro tema. Sería ingenuo pensar  q u e  para  e l  primero todo  e l  tiempo

    social

      es de un

      laisser-faire  abso luto . Para

      el

      anarquismo todo

      e l

      tiempo

      ha de ser

     libre; debe

    reinar  u n a  especie  d e

     happening

      temporal: tiemp o improvisado.  E n  cambio,  la  actitud liberal

    entiende  q u e  sólo  u n a  parte  d e l  tiempo  e s  libre,  y  aunque  no l o  confiesa,  en la  práctica  la

    reconoce Ubre incluso para manipularla.  As í , en e l  ocio burgués,  a la contradicción puritano-

    liberal  se  suma  la de una libertad reconocida  a la par qu e negada.

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    M ® e f x

    y @ 1  É i e f l s a p ® l i b f ®

    Se  admite generalmente, dice Lanfant,  que la sociología  del ocio nace  en los

    Estados Unidos; surge  en la  Europa  del Oeste  en la  década  del cincuenta,  y en la

    del  sesenta  en la del  Este.  Y  añade:  " A s í ,  todo permite suponer  que se  propa-

    ga de

      Oeste

      a

     Este,

     d e

     donde cabe concluir

     que

     junto

      con los

     problemas

     y

      métodos

    de  observación propios  de la  sociología empírica,  se  infiltra  en los países comu-

    nistas  la  ideología liberal".

    1

      E l  lector juzgará  por s í  mismo  una vez que  haya

    leído  e l presente capítulo,  en qué medida  son aceptables  ta n precipitadas afirma-

    ciones.  P o r de  pronto,  no es  ocioso recordar  que la otra gran tendencia sobre  el

    tema  que nos ocupa, tendencia  qu e se desarrolla principal pero n o exclusivamente,

    tiene  su iniciador  y no su precursor  en Karl Marx.

    L a  tendencia marxista presenta  de un  modo  m u y  visible  u n a  unidad  que

    contrasta claramente  con el  carácter heterogéneo  de la  concepción burguesa;

    mas t a l  unidad  n o  significa  que sea monolítica, sobre todo desde  que los marxis-

    tas  críticos empiezan  a  interesarse  por e l  tema.  Las  polémicas abundan sobre

    cuestiones  m u y  importantes, aunque  n o  sobre  la s  fundamentales. Valga como

    ejemplo la  discusión, que afecta directamente  el problema  del tiempo libre, sobre

    si la

      alienación

      es un

      fenómeno general

      de las

     sociedades industriales

     o

     exclusiva

    del capitalismo.

    Ello explica  que la  estructura  de  este capítulo  n o pueda coincidir  con la del

    anterior.  E n  primer lugar, expondré  la  concepción  del  propio Marx, concepción

    que hay que ver  como  u n a  fuerte reacción ante  la  grave situación social creada

    por e l  capitalismo industrial. Acto seguido,  se  verán  la s principales aportaciones

    complementarias  de lo que podemos llamar  la ortodoxia marxista  y las diferentes

    interpretaciones  del  revisionismo, para terminar  con la  peculiar posición mante-

    nida  por la  escuela  de Frankfurt.

    1

      Lanfant, 1972,68.

    2 3

  • 8/17/2019 Psicosociologia Del Tiempo Libre

    25/208

    CR 

    , L A

      CONCEPCIÓN

      D E  M RX

    E n  numerosas ocasiones  se  ocupó Marx directamente  de la  cuestión  del

    tiempo libre, cuestión, ésta

      que le

      preocupaba hondamente como

      io

      demuestra

    el  hecho  de  haber dedicado todo  u n  extenso capítulo  del  primer volumen  de

    Das

      Kapital,

      a

      describir minuciosamente

      y con

      gran riqueza documental

      la evo-

    lución histórica

      de las

      reivindicaciones obreras

      de un a

      disminución

      de l

      tiempo

    de  trabajo, "condición esencial"  de l  tiempo libre.

    2

      Su enfoque materialista —dia-

    léctico

      e

      histórico—

      de l

      problema

      le

      conduce

      a u n a

      concepción,

      en la que los

    aspectos destructivos  y  constructivos están inextricablemente unidos,  si  bien

    en esa

      totalidad

      e l

      peso específico

      de los

      primeros

      es

     mayor

      que el de los

     segun-

    dos , mu cho menos elaborados.

    Para comprender

      e n

      todo

      su

      alcance

      el

      significado

      de su

      pensamiento,

      es

    preciso relacionar

      los

      diversos pasajes

      q u e

      tratan

      del

      tema

      en el

      conjunto

      de su

    vasta obra;  de lo  contrario  se  corre  e l  fácil peligro,  en e l que tan a  menudo  se

    cae, de

      falsearlo.

    Ante todo,  h a y q u e  dejar bien sentado  el  supremo valor  q u e  para  él  tiene

    el  trabajo; incluso  en la  sociedad socialista, escribe, éste constituirá  " la  primera

    necesidad  de lá  existencia".

    3

      Ahora bien,  es  claro  que al  decir esto, Marx está

    concibiendo,  el  trabajo  de un  modo  m u y  diferente  de lo que se  llama trabajo e n

    e l  mundo capitalista.  N o  siempre  se  toma ello  en  cuenta.

    E l  proceso social  de  división  de l trabajo h a  llevado  al hombre  a una  situación

    en la que  reina  la necesidad, impidiéndole  su  autoexpresión  y su  desarrollo perso-

    na l . "A

      partir

      del

      momento

      en que

      comienza

      a

      dividirse

      e l

      trabajo —escriben

    Marx  y  Engels  e n  Die  deutsche Ideologie—  cada cual  se mueve  e n un  determina-

    d o

      círculo exclusivo

      de

      actividades,

      que le

      viene impuesto

      y de l que no

      puede

    salirse,  e l  hombre  es  cazador, pescador, pastor  o crítico, y n o  tiene  m á s  remedio

    q u e  seguirlo siendo,  si no  quiere verse privado  de los  medios  de  vida".

    4

      En el

    capitalismo,

      el

      proceso

      de

      división

      d e l

      trabajo llega

      a u n

      punto límite

      en el que

    el  trabajo  h a  pasado  a ser un  factor fundamental enajenante  de l hombre, esclavo

    de lo

     necesario.

    E n

      consecuencia, sólo

      el

      término

      del

      trabajo determinado

      por la

      necesidad

    puede

      dar

      comienzo

      a l

      reino

      de la

      libertad

      y, con él , a l

      desarrollo

      de las

      fuerzas

    d e l

     hombre

      que no

      tienen

      más f in que s í

     mismas.

     A

     pesar

      de su

     extensión, permí-

    taseme transcribir íntegramente

      e l

     célebre párrafo

      del

     tercer libro

      de Das

     Kapital

    donde

      sü

      autor desarrolla

      ese

      punto :

      " L a

      riqueza real

      de la

     sociedad

      y la

     expan-

    sión constante  de su  proceso  de  reproducción  n o  dependen,  p o r  tanto,  de la

    duración  de l  sobretrabajo, sino  de su  productividad  y de las  condiciones  más o

    menos perfeccionadas

      en las que se

      realice.

      E n

      efecto,

      e l

      reino

      de la

      libertad

    2

      Marx distingue  el  tiempo.libre  del  ocio; aquél, como tiempo disponible, contiene

    además  de las  actividades  de  ocio  la s  actividades superiores  del  hombre  (cfr .  Marx  1 8 5 7 -

    1858 , I I , 196 ) .

    3

      Marx,  1875 . 36 .

    4

      Marx  y  Engels,  184 6, 33 . En un o de los manuscritos de  París,  el dedicado  al trabajo

    alienado, dice Marx

      que "el

      trabajador sólo

      se

     siente

     a sus

     anchas

      en sus

     horas

      de

      ocio, mien-

    tras  que en e l  trabajo  se  siente incómodo (1844 ,  108) .  Fromm (1961,  5 2 )  explica  que,

    para Marx,

      el

      trabajo

      no es

      sólo

      un

      medio para lograr

      un f in en s í

      misino

      en

      cuanto expre-

    sión significativa  de la  energía humana  y por eso,  precisamente,  el trabajo  es susceptible  de

    ser gozado. Véase  la nota  6.

    http://www.a-pdf.com/?pc-demohttp://www.a-pdf.com/?pc-demo

  • 8/17/2019 Psicosociologia Del Tiempo Libre

    26/208

    LA

      CONCEPCIÓN

      D E

      MARX

    2 5

    comienza allí donde  se cesa  de  trabajar p o r  necesidad  y por la coacción impuesta

    desde  el  exterior;  se  sitúa, pues,  p o r  naturaleza,  m ás  allá  de la esfera  de produc-

    ción material propiamente dicha.  L o  mismo  que el  hombre primitivo tiene  que

    luchar contra  la  naturaleza para satisfacer  sus necesidades, para  su conservación

    y  reproducción, también  el  hombre civilizado  se  encuentra forzado  a hacerlo  y

    lo ha de  hacer cualesquiera  que  sean  la  estructura  de la  sociedad  y el modo  de

    producción.  Con su  desarrollo  se extiende igualmente  el dominio  de la necesidad

    natural, porque  las  necesidades aumentan; pero,  al  mismo tiempo, crecen  las

    fuerzas productivas para satisfacerlas.  E n  este dominio,  la única libertad posible

    es que el  hombre social,  los  productores asociados, regulen racionalmente  sus

    intercambios  con la  naturaleza,  los  controlen  en su  conjunto,  en  lugar  de ser

    dominados  por su  poder ciego  y los  lleven  a  cambio  con el  mínimo gasto  de

    fuerza  y en las  condiciones  m ás  dignas,  más de  acuerdo  a la naturaleza humana .

    Pero esta actividad constituirá siempre  el reino  de la necesidad. M ás allá comienza

    el desarrollo  de las fuerzas humanas como  fin en sí, el verdadero reino  de la liber-

    tad que  sólo puede extenderse fundándose sobre  el otro reino, sobre  la otra base,

    la de la  necesidad.  La  condición esencial  de  ello  es la reducción  de la jornada  de

    trabajo."

    5

    El  proceso  de  cómo  se llegará  a ese  reino  de la libertad, reino  que no es otro

    que el que ha de  implantar  el  comunismo,  lo  esboza,  en lo  relativo  a  nuestro

    tema  en los Grundrisse  der Kritik  de r politischen Oekonomie:  „el trabajo inmedia-

    to  —explica Marx— dejará  de ser el  fundamento  de la producción,  y se transfor-

    mará  en una  actividad  en la que el  hombre  se  comportará  m ás como vigilante  y

    controlador  del  proceso productivo  que  como principal agente  del  mismo.  E n

    esta transformación, fundada  en el  progreso social,  ni el  trabajo inmediato  del

    trabajador

      ni el

      tiempo

      por él

      empleado serán

      ya los

      pilares principales

      de la

    producción  y de la  riqueza, sino  que lo  serán  el  grado general  de  desarrollo  del

    hombre como individuo social, la  apropiación  de la ciencia, el grado  de compren-

    sión  y de  dominio  de la  naturaleza.  El  tiempo  de  trabajo dejará  de ser la medida

    del  bienestar, esto  es, el valor  de cambio dejará  de ser la medida  del valor  de uso.

    El  sobretrabajo  de la  masa trabajadora terminará  así de ser la  condición  del

    desarrollo  de la  riqueza social  (das  allgemeinen Reichtums),  y el  ocio  de  unos

    cuantos tampoco será  ya la condición para  el desarrollo  de las  facultades intelec-

    tuales  y  universales  del  hombre.  E l  modo  de  producción  que  descansa  en los

    valores  de  cambio  se  habrá derrumbado,  y el  proceso  de  producción material

    habrá superado

      su

      forma contradictoria.

      E n

      consecuencia —concluye Marx—

      la

    principal medida  de la  riqueza social  ya no  residirá  en el tiempo  de trabajo, sino

    en el  tiempo libre, esto  es, en el  tiempo  no  dedicado  al  trabajo  y que  sirve  al

    desarrollo completo  del  individuo.

    6

      "E n la sociedad comunista —continúa expli-

    5

      Cfr.  libro  III , cap. 48 ,  apéndice  3 ,  párrafo  2o . de su  obra: 1893-1894,  II , 1269. Un

    expositor católico  d e  Marx,  el  francés  P.  Cálvez, comenta  el  transcrito pasaje  c o n  estas pala-

    bras:  "L a  verdadera libertad  de l  hombre estaría,  por lo  tanto, fuera  d el  campo  de la  vida

    económica, pero  por lo  menos  e s e  campo puede someterse  a la libertad,  al pasar  a ser  objeto

    de un  control  p or  parte  de una  sociedad  d e  hombres libres (19 56,  5 3 7 ) .

    °  Marx, 1857-1858,  II,  192-200.  Hay que  sobreentender  "el  tiempo  n o  dedicado  al

    trabajo  necesario .

      En

      Die

      dcutsche Ideologie

      y a

      había escrito Marx,

      con

      Engels,

      que en el

    reino  de la  libertad  e l  trabajo  n o  será  más una  carga para nadie, porque  de su  condición  im -

    puesta  q u e  ahora tiene, pasará  a ser  libre  (

    o p

    .

      cit.

    1846 , 134 ) . La  famosa afirmación  c o n -

    tenida  en  esta última obra  —y  también  en los  Grundrisse—  de qu e e l  trabajo mismo quedará

    suprimido  en e l  comunismo (1846,  9 8 )  debe entenderse referida  ta n  sólo  al  trabajo dividido

  • 8/17/2019 Psicosociologia Del Tiempo Libre

    27/208

    2 8

    MARX

      Y E L

      TIEMPO LIBRE

    cando  el párrafo antes transcrito de Die

     deutsche Ideologie—,

     donde cada individuo

    n o  tiene acotado  u n  círculo exclusivo  de  actividades, sino  que puede desarrollar

    sus  aptitudes  en la  rama  qu e  mejor  le  parezca,  la  sociedad  se  encarga  de  regular

    la

      producción general,

      lo que

      hace cabalmente posible

      que yo

      pueda dedicarme

    h o y a

      esto

      y

      mañana

      a

      aquéllo,

      qu e

      pueda

      por la

      mañana cazar,

      por la

      tarde

    pescar  y por la noche apacentar  el ganado; y  después  de  comer, si m e  place, dedi-

    carme  a  criticar  sin  necesidad  de ser  exclusivamente cazador, pescador, pastor  o

    crítico, según  los  caso