psicodinamica del enamoramiento

7/30/2019 Psicodinamica Del Enamoramiento

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PSI COD I NÁM I CA D EL PROCESO DEL

ENAM ORAM I EN TO

Perspectiva psicoanalítica freudiana apoyada en las

investigaciones de T. Reik*

Prof. Dr. PEDRO F. VILLAMARZO Cátedra de Psicología Profunda Facultad

de Psicología Un. Pontificia de Salamanca.

Este texto fue publicado con anterioridad en los volúmenes monográficosde autores psicoanalíticos del Instituto Superior de Estudios Freudianos, "Oskar

Pfister", que dirige el profesor Pedro F. Villamarzo. Le agredecemos la gentileza

de autorizarnos para la reedición del mismo en esta recopilación, pues supone

un análisis de especial valía para el estudio del proceso de enamoramiento,

tema de gran interés para los profesionales y alumnos de las Escuelas de la

Familia.

PREÁMBULO

El tema del enamoramiento es un tópico constante en la literatura freu-

diana. Pero quizás el texto de Freud más definitorio sobre el tema, lo encon-

tramos, paradójicamente, en su obra de 1914 sobre el concepto de «narcisis-

mo». Y digo «paradójicamente» porque, en principio, enamoramiento y

narcisismo son fenómenos absolutamente antinómicos. Mas es justamente esa

dialéctica polaridad -«amor del otro» y «amor a sí mismo»- la que explica, por el

propio contrabalanceo de ambas experiencias tan probadas humanas, la

psicodinámica alternativa en que la una se va a constituir frente a la otra.

«El que ama -dice a este respecto Freud- pierde, por decirlo así, una parte

de su narcisismo» (O.C., II, 2031). De ahí, a concluir que quien está

narcisísticamente enamorado de sí mismo es absolutamente incapaz de amar, y



con mayor razón todavía, de enamorarse de los demás, no hay más que un

paso.

Paso que, apoyándose continuamente en el pensamiento de Freud va a

dar posteriormente T. Reik en su obra de 1944 El amor visto por un psicólogo.

«Cuando la gente -va a decir T. Reik- está completamente satisfecha consigo

misma, el amor es imposible» (T. Reik, 1944, 58). Pero, ¿en qué consiste ese

largo y oculto proceso psicodinámico que desde la orilla del narcisismo lleva

hasta la ribera del amor? Este es el apasionante tema en el que T. Reik

profundiza monográficamente cual ninguno y que ahora me propongo científica y

didácticamente sistematizar en el trabajo que sigue.

I N T RODU CCI ÓN

Es importante conocer las premisas de las que parte Theodor Reik y

conocer las posibles limitaciones de que adolece.

El punto de partida indudablemente es la apoyatura crítica en Freud: en

todo el planteamiento que hace existe una básica identificación con el método y

la teoría freudianos. Así lo reconoce él mismo en la p. 19: «La gran contribución

de Freud a nuestro conocimiento es el descubrimiento de las leyes que

determinan los procesos psíquicos, la dinámica de los pensamientos e impulsos

inconscientes y el método psicológico que nos permite descubrir qué sucede en

lo hondo de la mente humana».

Reik hace psicoanálisis del enamoramiento, no psicología del amor o delenamoramiento.

Críticamente hay un distanciamiento metapsicológico en el aspecto eco-

nómico -teoría de la pulsión-, cuestiona en este punto las posiciones freudianas

en el sentido de que, para Reik, la ternura amorosa no es un sentimiento

producido por la inhibición en cuanto al fin de la pulsión sexual. Todo este

proceso del enamoramiento lo situará no en el registro de la pulsión sexual,

sino en el registro de las pulsiones del yo, con lo cual critica al Freud de la



última época pero se adhiere al de la primera época. A1 igual que otros

autores, Hartmann, Reich, etc., profundiza en la primera teoría de la pulsiones

(1905), en la psicología del yo. T. Reik es, por ello, uno de los pioneros de la

psicología del yo, sus estudios psicodinámicos postulan una energía autónoma

del yo. No niega en algunos textos que haya implicaciones entre sexualidad y

enamoramiento, pero sus planteamientos básico es considerar sexo y amor

como corrientes diferenciadas desde el punto de vista genético.

Es éste un tema casi del todo especulativo. ¿Las pulsiones del yo son

autónomas (Hartmann) o son desexualizaciones de las pulsiones sexuales

(Freud)? Según la teoría freudiana el narcisismo sería pulsión desexualizadora,

sin conexiones con la sexualidad. El cuestionamiento que Reik hace es en elsentido de que el narcisismo está en el suelo de la psicodinámica del

enamoramiento y es una energía del yo.

Desde el punto de vista práctico no va a cuestionar tanto los plantea-

mientos freudianos, sólo lo hará en algunos momentos como cuando estudia la

diferencia del enamoramiento con otras formas de amor; tiene que mantenerse

dentro de la psicodinamia de las pulsiones del yo. Freud plantearáinmediatamente la inhibición o no de la sexualidad a la hora de estudiar

dinámicamente el amor. Teniendo nuestros conocimientos podemos ver ahora

que, después de 1914, las pulsiones yoicas van a estar cada vez más próximas

a las sexuales hasta fundirse, en 1920, en los instintos de vida (EROS).

«Creo que sexo y amor son de origen y naturaleza diferentes, y me

esforzaré por demostrarlo en este libro en cuanto pueden ser demostradas las

declaraciones psicológicas de esta índole...» (p. 25).

El mismo reconoce que se trata de problemas especulativos que no

tienen mucha influencia sobre la fenomenología amorosa.

Dejando aparte la discusión de cuál es el origen último del

enamoramiento (en el mismo Freud se puede plantear esta discusión) en el

documento metapsicológico de Strachey en la Standard Edition se discute eltema del reservatorio de la libido, como estanque o como manantial (el yo). En



temas como éste la consecuencia práctica no es importante. Reik hace una

auténtica síntesis: por una parte es crítico y, por otra, en sus planteamientos,

no afecta ni niega los principios básicos del freudismo.

Un segundo aspecto de las premisas de las que parte es la estrecha

vinculación entre perspectivas aparentemente distintas:

- Vinculación entre naturaleza y origen del amor: Cuando estudia el

amor no le interesa tanto la naturaleza, las características del mismo, cuanto

estudiar los pasos previos del enamoramiento. Más que la fenomenología del

amor le interesa el proceso psicodinámico previo.

«Conoceríamos lo esencial sobre el amor si supiésemos todo respecto a

su origen» (p. 13).

Cualquier fenómeno, desde la perspectiva psicoanalítica, tiene que ser

estudiada en su génesis. Esto enlaza con el punto de vista genético de la

metapsicología freudiana acentuado por la Escuela de la Psicología del yo,

particularmente por Rapaport. Desde un punto de vista estrictamente freudiano

este cuarto ángulo de la metapsicología no sería necesariamente puesto que

los tres restantes -tópico, económico y dinámico- deben ser contemplados

partiendo de un estudio genético, para conocer la naturaleza de cualquier

fenómeno.

«A diferencia de la obra de otros psicólogos, no inicié mi investigación

por el carácter del amor, sino por lo que le había precedido. Confiaba aclararlo

con la descripción de sus orígenes» (p. 103).

- Vinculación entre génesis y desaparición del amor: Esta otra

vinculación es también aparentemente entre extremos no coincidentes.

Establece entre génesis y desaparición un paralelismo retrógrado: recorre los

pasos de la génesis del enamoramiento y, cuando el amor se acaba, los pasos

que se dan hacia atrás. El enamoramiento empieza con una depresión, más

aún arranca del narcisismo, y, cuando el amor desaparece, el enamorado

regresa al narcisismo. Existe una relación paralela pero inversa.



«El observador puede reconocer que el movimiento de retroceso pasa

por las mismas fases que vimos en la dirección contraria» y antes: «Es el

retrato de un desarrollo retrógrado y confirma una ley psicológica que formuló

así: todas las reacciones emocionales tienden a volver, por el camino de su

desarrollo, hacia su origen» (p. 105).

La observación anterior sirve no sólo para las reacciones amorosas sino

para todo tipo de reacciones emocionales. Esta es una auténtica axiomatización

psicoanalítica.

Reik apuntará algo muy interesante y es que la génesis y la desaparición

del amor nos dicen más del enamoramiento que el propio fenómeno amoroso.

Esto es el punto de vista dinámico de la aparición y la desaparición del amor,

momentos que nos permiten conocer la esencia del amor más que su

fenomenología.

«Lo que lo precede y lo sucede es más instructivo que su florecimiento»

(p. 104)

Esta cita nos resulta muy importante para establecer una relación con el

tratamiento analítico, en él vamos a hacer lo mismo pero a la inversa: vamos a

regresar, a descomponer, para luego componer y progresar. Primero se

descomponen todos los síntomas y, después, con esos elementos de la

disolución de los síntomas el paciente va a componer su propia síntesis de una

forma más constructiva, madura y progresiva. En el tratamiento analítico,

pues, se va a girar en estos dos movimientos de composición y

descomposición, de génesis y disolución. En el caso de la transferencia el

proceso se ve muy claro: Formación (génesis) de la neurosis de transferencia,

Análisis, Liquidación (desaparición) de la neurosis transferencial.

- Vinculación entre el proceso de enamoramiento y el tratamiento

analítico: Esta relación no fue establecida explícitamente por Reik, aunque sí

dio pie para ella, la hago yo apoyándome en Freud. Cuando Reik hace esa

formulación de que conocemos más sobre el amor si nos guiamos por su

génesis y su desaparición, de alguna manera está apuntando hacia el

tratamiento analítico. Este es el conocimiento que tenemos en el tratamiento

analítico sobre el amor de transferencia, viendo su emergencia y su

desaparición. La vinculación antedicha está insinuada indirecta, que no



directamente, por Reik. Directamente nos podemos apoyar en Freud, quien

tiene dos escritos en los que hace clara referencia a esta vinculación. En

Observaciones sobre el amor de transferencia, un importante escrito técnico

de 1914, Freud se plantea el problema de qué hacer cuando una paciente se

enamora del analista. La respuesta de Freud es múltiple: interrumpir el

tratamiento; si el analista corresponde ese amor, casarse o acostarse con ella;

eludir el tema del enamoramiento en las sesiones diciéndole a la paciente que no

vuelva a hablar de ese asunto; y, por último, afrontar el enamoramiento,

trabajar con él en el tratamiento, haciéndolo su base. Freud se pregunta

también cómo manejar esta situación del amor de transferencia y dice: no

diciendo a la paciente que lo que está sintiendo es una fantasía, es una quimera;

el amor es una ilusión pero la ilusión es lo más importante que tenemos en lavida. Pero, no solamente por la fantasía que tiene un valor, sino porque ese

enamoramiento es una auténtica realidad, no es ni más falso ni más verdadero

que los enamoramientos de la vida ordinaria, tiene otras características al ser

provocado por una situación experimental, pero las connotaciones obsesivas que

tiene el enamoramiento en su momento de acmé, son las mismas que tiene el

enamoramiento de la neurosis transferencial. Por tanto, no es que el amor de

transferencia se parezca al enamoramiento de la vida real, sino a la inversa.Freud, dando un giro copernicano, viene a decirnos que el enamoramiento

transferencial es el enamoramiento por excelencia. Nos da pie a establecer el

vínculo entre tratamiento y vida amorosa normal. La referencia freudiana la

podéis encontrar en O.C. II, p. 1694.

Además, tiene Freud otro texto en el que establece la relación entre el

enamoramiento del proceso analítico y el enamoramiento normal. Es el capítulo

II de La introducción del narcisismo, donde da un toque técnico a un trabajo

metapsicológico. En este capítulo, cuando habla del enamoramiento hace una

referencia a la técnica analítica diciendo que, debido a las características del

enamoramiento, llegamos a la conclusión de que cuando los pacientes se

enamoran en el tratamiento analítico prefieren vivir ese amor antes que el

tratamiento, así de fuerte es el amor de transferencia: anteponen el amor a la

cura o desearían prolongar indefinidamente el tratamiento. «El sujeto lo prefiere

(el enamoramiento que se ha producido en la situación analítica) a la propiacura». Aquí Freud apunta otra clave, el enamoramiento es otra cura, no



solamente a la inversa. Si no entendemos esto así, no comprenderemos los

planteamientos de T. Reik porque él nos dice que el enamoramiento es un

S.O.S. que ha lanzado el paciente en una situación crítica de su vida, cuando

está al borde de la depresión o de la melancolía, del desfondamiento. El

enamoramiento, en ese momento, es la solución sana que se da el sujeto.

La tercera premisa es que el amor aparece como fruto de una laboriosa

preparación personal a nivel inconsciente y preconsciente: El amor es una

cura exitosa y, para que sea sublimatoria, no puede producirse más que a través

de una evolución personal, de una maduración personal. No sublima el que

quiere sino el que puede, lo mismo ocurre con el enamoramiento si éste no es

patológico: para poder enamorarse hacen falta unos ciertos niveles demaduración.

Parafraseando una frase de la 2ª Tópica (1923): «Con el Ello se nace»,

podríamos decir, a la inversa, que con el amor no se nace, sino que «el amor se

hace», de tal forma que los niños no pueden enamorarse porque para ello

requieren una autonomía, una separatividad que no tienen, una independencia

de la que carecen. Abraham diría que para enamorarse es necesario un estadio

postambivalente. En último término: el amor es fruto de una laboriosa evolución

personal.

(P. 15): «.., el amor sólo es posible cuando se ha llegado a cierta fase de

desarrollo individual. El amor no es innato y primario». Es una experiencia que

se adquiere más tarde en la vida individual Reik, anticipándose a Balint y a

Winnicott, habla del amor primario para decir que eso no es amor en el sentido

propio de la palabra, porque hay fusión o confusión entre la madre y el niño.

En otro texto es aún más explícito al respecto e indica que el elemento

fundamental para que se dé la experiencia amorosa es el proceso de

individualización, en la misma página que el anterior (pp. 15-16):

«Mientras una persona se encuentra con otra y no la ve como un individuo

diferente, con un aspecto distinto, el amor no es psicológicamente posible». Si

no hay un puente entre dos individualidades, si lo que hay es confusión o



simbiosis, lo que nos encontraremos serán pseudoemparejamientos, falsos

amores, pero no verdadero amor, el cual es necesariamente fruto de una

costosa elaboración personal, de una individualización, de una autonomía.

En la p. 185, en el primer bloque de tres sentencias, se aprecia cómo elamor es una solución superadora de la soledad, pero para enamorarse es

menester haber estado solo antes, haber sido uno.

I I . P ROCESO P SI COD I N ÁM I CO

Este es el principal apartado del desarrollo del tema. Corresponde a la

indicación de Reik sobre la génesis del enamoramiento. Todo el proceso y lospasos de que se compone están recogidos ilustrativamente en el gráfico del símil

botánico adjunto.

Narcismo

El subsuelo, punto de arranque del enamoramiento, es el narcisismo;

fenomenológicamente la persona aparece cerrada en sí misma, en un gradolímite podríamos decir que autista. Cuando se produce esa confusión límite entre

el ideal del yo y el yo ideal el sujeto lo tiene todo en sí mismo. Esta situación

imposibilita cualquier experiencia amorosa. «Cuando la gente está

completamente satisfecha con su personalidad real, el amor es imposible» (P.

58) Si está satisfecha con su personalidad es porque hay confusión entre la

personalidad real y la ideal.

Enamoramiento

El punto de llegada en el símil botánico, en el árbol del amor, es la

floración, el enamoramiento que fenomenológicamente presenta las

características contrarias a las que presentaba el narcisismo, que era una actitud

de cierre y repliegue en sí mismo, de autosuficiencia. La aparición del fenómeno

del enamoramiento hará que el individuo esté enajenado, fuera de sí mismo,

proyectado hacia el objeto de su amor. Si en la primera situación se bastaba a sí



mismo, en la situación final se siente totalmente insuficiente, dependiente del

ser amado. Si antes su felicidad era bastarse a sí mismo, ahora su única

felicidad es la felicidad de la persona amada. «El enamorado está contento

porque puede dar», porque puede darse.

«El amor más puro ansía algo sólo en cuanto puede ser posesión del

amado» (p. 101).

Desde estos dos puntos, el de partida (narcisismo) y el de llegada

(enamoramiento), dos momentos fenomenológicos, podemos completar este

esquema diciendo que el narcisista es visible también y la persona enamorada,

ambos son fácilmente observables. Entre narcisismo y enamoramiento se

encuentra el proceso psicodinámico del enamoramiento que se sumerge en la

profundidad del inconsciente. Los pasos a dar son los ocho que aparecen en el

gráfico:

(Seguiremos el mismo sistema en todos los pasos, en cada uno de ellos

estudiaremos tres momentos o registros. En total serán 24 momentos que nos

acercarán gradualmente, como en peldaños, hasta el enamoramiento final).

Una observación oportuna es que cuatro de los ocho pasos son

experiencias sentimentales (admiración, envidia, hostilidad, depresión) y los

restantes cuatro pasos son mecanismos de defensa, algunos de ellos

superadores (proyección, idealización, formación reactiva e identificación).

1. Depresión

La depresión es el sentimiento del que se parte en esta escalada hacia el

enamoramiento. Todo el proceso que se inicia a partir de este primer momento

de la depresión no tiene más objetivo que superar la desagradable experiencia

depresiva. Es en este sentido en el que podemos considerar el proceso deenamoramiento como una cura. Podríamos dividir en estos tres momentos:

a) Desnivel entre el yo real y el ideal del yo. Con este paso se empieza

a salir del narcisismo. Se ha producido una escisión, una separación entre el yo

real y el ideal del yo que provoca la herida narcisista que será mayor cuanto

mayor sea la distancia entre el yo real y el ideal. Consecuentemente, podemos

ver que este momento nos puede llevar a un proceso de enamoramiento sano

o patológico: si el ideal del yo es elevadísimo, la separación, el desnivel, la



experiencia depresiva serán mayores y todos los mecanismos que tienen que

ponerse en acción han de ser muy intensos y rígidos para defenderse del

S.O.S. del que se parte.

«Junto a la persona que somos, en nuestra mente hay una imagen de loque nos gustaría ser. Si observamos más de cerca, vemos con despiadada

claridad cuán lejos de ella estamos» (p. 47).

Lo que el narcisista no puede ver, comienza a verlo el depresivo cuando

siente la separación o el desnivel entre el yo real y su nivel de expectativas

ideales.

b) Disconformidad consigo mismo. La situación narcisística es una

situación maníaca, como también lo es el punto de llegada del enamoramiento

(manía a dos o hipomanía a dos).

«En algún punto se ha producido una prolongada sensación de

disconformidad hacia nosotros mismos y un leve menosprecio» (p. 45).

A veces la situación de depresión es tan profunda e inconsciente que no

nos damos cuenta de ella. Hay momentos o puntos en los que emerge parte de

esa vivencia depresiva y nos hacemos conscientes de ella. Si observamos en

nosotros y en los demás el momento del enamoramiento vemos que le haprecedido una auténtica situación de disconformidad, de crisis y fracasos que, de

alguna forma llevan a tomar consciencia de la distancia habida entre la realidad

y el ideal al que aspiramos. En algún punto -Consciente o, más frecuentemente,

inconsciente- se ha producido una prolongada sensación de disconformidad y

menosprecio hacia nosotros mismos; profunda e intensa experiencia de

descontento que nos predispone al enamoramiento.

«Afirmo que el incremento de este espíritu de descontento hace a lapersona especialmente susceptible de «enamorarse»» (p. 45).

c) Intento de salida del descontento.-En cualquiera de estos momentos

se puede dar el parón. El melancólico se puede quedar en ese segundo momento

de la depresión o en la depresión crónica. Una persona que sufre una depresión

reactiva frente a una pérdida, si no elabora el duelo, se queda en al situación

depresiva o monta inmediatamente la defensa maníaca. Esta situación se haría

circular: de la manía a la depresión y de ésta a la manía.



Es condición necesaria la depresión, pero no suficiente porque sólo con

ella no se va a seguir ese proceso dinámico de intento de salida. Si la persona es

profundamente melancólica no va a intentar salir, necesitará la ayuda de un

tratamiento para hacerlo. Si la experiencia depresiva no es consecuencia de una

melancolía, el sujeto intentará salir. Esa misma depresión será el aguijón que le

va a impulsar hacia adelante (como, hablando del deseo, diría Freud en Más allá

del principio del placer). El depresivo normal pondrá en marcha el proceso de

salvación o de curación de su estado o situación depresiva.

«Lo que nos impulsa al amor es un esfuerzo para huir del descontento

interno» (pp. 46-Ú).

2. ProyecciónNos encontramos ahora ante el primer mecanismo de los cuatro que

intervienen en el proceso de la psicodinamia del enamoramiento. Este

mecanismo va a posibilitar e instrumentar ese intento de salida de la

depresión. Mecanismo que, en su sentido amplio, supone un desplazamiento

hacia fuera, hacia el exterior. Esta es una forma interesante de entender el

mecanismo de proyección. La consecuencia de este mecanismo va a suponer

una salida, un alivio de esa situación de disconformidad depresiva en la que seencontraba.

a) Transferencia del propio ideal del yo.- Se descarga el peso del

propio ideal del yo. Si en el paso anterior el individuo está sufriendo es porque

se ve aplastado por su ideal del yo, demasiado opresivo. En este primer

momento de la proyección se echa fuera la causa de esa carga, se pone en el

exterior.

«La transferencia del yo ideal a una persona es el rasgo máscaracterístico del amor» (p. 58). (Aquí, como en otras partes del libro, Reik no

utiliza adecuada o precisamente el concepto de ideal del yo, suele llamarlo «yo

ideal»). Lo que ahora interesa no es concretar en una persona determinada el

propio ideal del yo sino, simplemente, desplazarlo hacia fuera.

b) La proyección como mecanismo que actúa para consumar este

desplazamiento o transferencia hacia el exterior.- En este momento se coloca

el ideal del yo en un objeto determinado del exterior.



«El proceso inconsciente mediante el cual se realiza este cambio está en

la naturaleza de la proyección» (p. 55).

c) Aligeramiento de las propia exigencias.- Por el propio mecanismo de

la proyección se ha producido una descarga, un aligeramiento: al individuo nole oprime ya su ideal del yo porque está fuera. Ahora sobrevendrán otros

problemas de envidia, de hostilidad, etc, pero, de momento, el sentimiento es

de suavización de esa desagradable tensión que se experimentaba en el

momento depresivo.

«El proceso libera la presión psíquica desplazando la carga de los propios

hombros» (p. 55).Aquí, si pudiéramos, iríamos estableciendo un paralelismo con el

tratamiento psicoanalítico, pero nos eternizaríamos. En un momento el paciente

pierde el ideal del yo, se lo cuelga al analista e incurre en el riesgo de cometer

un acting-out, sobre todo en aquellos momentos como las vacaciones en los que

el representante del ideal del yo no está presente. El paciente puede hacer

alguna «psicopatada» porque su situación transitoria es la de un psicópata, sin

ideal del yo y con el analista (depositario) fuera. Fenomenológicamente vienenlas fantasías de que cuando lleguen las vacaciones se sentirán mucho más

libres, sin el freno del analista durante el tratamiento para prevenir todo posible

riesgo de acting. Lo que en realidad le frena durante el tratamiento es que tiene

que contarlo en la sesión.

«La proyección en general significa un alivio del trastorno psíquico, como

podemos observar en muchos casos de distinta clase» (p. 55).

3. Idealización

Este es el segundo mecanismo que interviene en el proceso. Consiste en

la magnificación del objeto que hemos elegido para colocar ese ideal del yo.

Tenemos que encontrar una percha adecuada para colocar nuestro ideal del yo,

el heredero de nuestro narcisismo, del que nos hemos desprendido. Esto se

logra, mediante la idealización del objeto.

a) Magnificación de la persona amada.- No sabemos porqué, en un

determinado momento, sentimos como perfecta a la persona a la que vamos a



amar. Perfecta, grande, maravillosa. Lo que ha sucedido es que el ideal del yo

que estaba flotando lo hemos depositado en una persona con la que nos

relacionamos, esa persona en consecuencia queda engrandecida, adornada de

todas las maravillas propias del ideal del yo que antes nos pertenecía y que

tanto nos exigía. Ahora las exigencias van a ser para la otra persona, no para el

que ha perdido el ideal del yo.

«El objeto se convierte entonces en receptáculo de todos los valores. La

imagen adquiere vida en la persona amada» (p. 58).

La persona queda investida de cualidades magníficas. Es verdad que algo

tendrá la persona para que se haya podido colocar en ella el ideal del yo. Lo que

nos es más grato pensar es que no es tanto que quede revestida de cualidad que

no tiene, sino que nuestro propio ideal es como una especie de rayos X,

ultravioletas o infrarrojos, que nos permiten penetrar y ver más profundamente

las cualidades a veces ocultas de la persona que amamos, eso gracias a que la

hemos investido de nuestro ideal del yo.

b) Reencuentro con la perfecta perdida: Nos volvemos a encontrar con

nuestro ideal del yo, el ideal que habíamos perdido. Nos encontrábamos sin

norte, completamente desorientados y, de súbito, nos encontramos con nuestro

ideal del yo.En el primer momento vemos una persona que está en el blanco de

nuestra relación y que nos parece maravillosa, en un segundo momento nos

damos cuenta que esa persona es realmente maravillosa porque es la que

andábamos buscando. Es nuestra «media naranja» porque tiene la mitad de

nosotros, nuestro complemento.

Ahora se produce, entonces, el reencuentro con la perfección perdida por

la proyección, ahora la reencontramos merced a la idealización.«Termina hallando la perfección que no pudimos nunca alcanzar en

nuestro interior en esta segunda personalidad» (p. 58).

La perfección que no pudimos encontrar desde que perdimos, por dis-

conformidad con nosotros mismos, nuestro narcisismo, la encontramos

finalmente en esa persona y nos reencontramos con nosotros mismos. «La ima-

gen adquiere vida en la persona amada».

c) La vinculación a nuestro propio ideal del yo encarnado en la otrapersona.-Hemos visto una persona maravillosa, nos damos cuenta de que tiene



algo que ver con nosotros mismos, que es lo que íbamos buscando. Entonces

perseguimos a esa persona, vamos detrás de ella, queremos conquistarla, nos

vinculamos a ella porque lleva encarnado nuestro ideal del yo.

«Antes nos esclavizábamos en esforzado servicio de un ideal, ahoraestamos ligados a una persona verdadera» (p. 58).

Es decir, antes luchábamos por acercamos a un ideal, la lucha tan

denodada del obsesivo o del melancólico por acercarse a ideales demasiado

perfectos y que acaban en verdaderas depresiones de las que remontan gracias

al enamoramiento. Ahora nos esclavizamos, luchamos por la persona verdadera.

Fijaros el interés que tiene esto en la experiencia religiosa del celibato

para que no se produzca el enamoramiento y el emparejamiento del sacerdote,

la religiosa, etc. La Iglesia pretende, a través de la normativización del celibato,

que el ideal del yo, que esa esclavitud, vinculación y dependencia, que esas

energías se coloquen en una causa, en la entrega a los demás, en el altruismo,

en la sumisión a la Iglesia. Por eso decía Freud, cuando hablaba del celibato, que

la Iglesia tiene buenas razones para imponer el celibato. Toda la vinculación que

se tiene a la persona amada, cuando se produce una situación de celibato, se

tiene que desviar hacia el objeto o la causa idealizados. El problema es que el

celibato, si no se elige en un momento de madurez, una vez que se conoce elenamoramiento y la capacidad propia para amar puede llevar a una situación

narcisista, a enamorarse del propio ideal del yo en uno mismo y no conseguirlo,

por tanto, lo que se pretendía que era vincularse al ideal o la causa que sea.

Estoy hablando del celibato en la Iglesia, pero podría igualmente hablarse

del enamoramiento de una causa política, pues donde hay una lucha política hay

una enorme dispersión de fuerzas, de energías. Es mejor que coloquemos el

ideal del yo en la ideología o causa correspondiente, entonces todas las energías

van a ir dirigidas a la consecución de las metas propias de la misma.

(P: En caso de un paciente que en su neurosis obsesiva hiciera una

vinculación ideal con un grupo muy cerrado, para su tratamiento sería necesario

que saliera de ese grupo tan obsesivo como él.

R: En líneas generales sería beneficioso el hecho de lograr salir (escapar)

de ese grupo que lo tiene atrapado, coartado, entre otras cosas porque, de lo

contrario, no lo vas a poder vincular a ti en el tratamiento. Mientras siga en ese

grupo se entorpecerá el proceso de transferencia. Lo que sucede es que aunque



no saliera, aunque siga existiendo ese cerco y esa presión, va a haber más

dificultad. Pero si el tratamiento marcha, al final va a salir de ese ambiente).

4. Admiración

Es un nuevo sentimiento, después de los dos anteriores mecanismo

(proyección e idealización) y consecuencia directa e inmediata de la idealización

que se ha producido anteriormente. Si idealizamos y exaltamos al objeto

amoroso elegido, el sentimiento subsiguiente derivado es la admiración, un

sentimiento de verdadera fascinación. Quedamos fascinados por las cualidades

características del objeto de nuestro amor, por la obra que nosotros hemosrealizado, dicho de otro modo, por la persona a la que hemos investido con

nuestro propio ideal del yo.

Nos enamoramos de nuestra propia imagen. En cada amor se produce y

reproduce análogamente el mito de Pigmalión. Este era, según la leyenda, un

rey de Chipre que se enamoró de una estatua de marfil que representaba a una

mujer. Algunos creen que la esculpió él mismo. La cuidaba como si se tratara

de una mujer auténtica. Finalmente, solicita de Afrodita que la convierta -a laestatua- en un ser humano. Así lo hizo Afrodita casándose con la encarnación

de la escultura. En el enamoramiento se produce este fenómeno: admiramos y,

después, nos enamoramos en parte de nuestra propia obra, de nuestro ideal

del yo con el que hemos investido a la persona amada.

a) La admiración es un requisito indispensable de todo

enamoramiento.- No podemos llegar a amar a una persona a la que no

admiremos. Esto es muy interesante porque a la inversa, es el recorrido del

desenamoramiento, vamos a ver que una de la características fundamentales

del mismo es que dejamos de admirar a la persona con la que vivimos.

Recordad alguna de las frases que con motivo del análisis de los

capítulos de «El amor visto por un psicólogo» veíamos, si hay admiración no

hay compasión. Si la compasión impera, cede la admiración y el amor. Un

verdadero enamoramiento requiere admiración hacia el ser elegido.



«Para amar a alguien tenemos que admirarlo. No es necesario saber

siempre qué admiramos en el sujeto; ni siquiera necesitamos saber que lo

admiramos, sino sólo que nos sentimos atraídos o fascinados... la admiración

es un sentimiento necesario del amor incipiente... es una condición preliminar

absolutamente esencial... Ciertamente, no es una forma de apreciación

impersonal, desapasionada, fría... Tiene algo de la naturaleza de un desafío»

(pp. 59-60).

Vamos a ir a la conquista de esa obra que hemos realizado e idealizado.

Fascinados admiradores nos dirigimos a la conquista del ser amado.

Uno de los tres trabajos de Freud que se pueden citar en la teoría del

enamoramiento es el Cáp. VII de «Psicología de las masas y análisis del yo»

(1921). Es uno de los más profundos metapsicológicamente hablando. Se titula

«Enamoramiento e hipnosis». Freud analiza la experiencia del enamoramiento

en relación con el fenómeno de la hipnosis, en el sentido de que el hipnotizado

queda fascinado por el hipnotizador. El enamoramiento también se queda

fascinado por el objeto de su amor. Podríamos decir todavía más: Freud en este

trabajo va en la línea del análisis y dice que el vínculo que se produce entre

hipnotizado e hipnotizador se basa en la proyección del ideal del yo de aquel en

éste. La fuerza del hipnotizador obtiene sus atributos del investimiento dinámicode que ha sido objeto por parte del hipnotizado, atributos que son los que

provocan la fascinación. En este sentido es en el que Freud establece la relación

entre hipnotismo y enamoramiento.

b) La admiración es imprescindible al enamoramiento pero no sufi-

ciente.- No toda admiración conduce indefectiblemente al enamoramiento.

También se produce admiración en el amor maternal y en el amor de amistad.

Podemos apuntar aquí dos diferencias con respecto al enamoramiento. El niño

puede admirar a la madre, pero no tiene separación de ella; para que esa

admiración lleve al enamoramiento, tiene que haber un proceso de

individualización. La individualización es, pues, uno de los requisitos para que la

admiración se perfile y se encauce hacia el enamoramiento. La segunda

diferenciación es con respecto al amor de amistad y constituye el segundo

requisito del enamoramiento, tras de la admiración, en la amistad ésta es

parcial, mientras que la admiración amorosa es global, toda la persona queda



idealizada y es admirada por el enamorado; del amigo se admiran aspectos o

cualidades parciales, del amado todo es admirable.

Si la admiración es global y parte de la autonomía de las personas puede

conducir al amor. Es muy interesante ese planteamiento de T. Reik porque vale

para cualquier tipo de enamoramiento: heterosexual, homosexual, platónico,

inhibido en cuanto al fin, pasión directa. Es verdad que en algunos

enamoramientos la sexualidad ha quedado inhibida, se ha producido el paso de

la idealización y de la admiración global.

«No afirmo que la admiración debe llevar al amor, sino que es una

condición preliminar absolutamente esencial» (p. 60).

Si desaparece la admiración o nunca existió, puede considerarse que el

amor ha desaparecido o que nunca ha habido enamoramiento auténtico.

Veremos esto al hablar de la desaparición del amor: dos personas pueden vivir

emparejadas, unidas por vínculos de ternura, de historia, de costumbre,

etcétera, pero no se aman. Vemos frecuentemente la falta de respeto, el

desprecio que existe entre algunas parejas, esto nos indica que no se admiran,

que no existe enamoramiento.Podríamos establecer el paralelismo entre proceso de tratamiento y

transferencia y el enamoramiento hablando de la necesidad de idealización del

analizado en relación con el analista y en consecuencia, la necesidad de poner

distancia, de no dar datos de realidad, para que pueda producirse esa

idealización esencial a la transferencia. Esa idealización transferencial es la que

va a posibilitar el desarrollo de la neurosis de transferencia. Luego veremos

cómo trabajar con la transferencia negativa porque también veremos la

hostilidad como sentimiento inherente a la psicodinámica del enamoramiento,

como uno de sus pasos necesarios.

c) Sentimiento de pequeñez, de insuficiencia, que el

enamoramiento tiene en relación con el amado: Como consecuencia de la

admiración, del investimiento del ideal del yo de la persona del amado y de la

fascinación derivada, el enamorado se siente pequeño:



«Es la clase de admiración que nos hace sentir pequeños, inferiores,

indignos de comparación con el objeto» (p. 60).

En muchos momentos, en el tratamiento analítico sucede lo mismo. Cada

uno de estos pasos se puede convertir en resistencia a la transferencia final, encuanto haya una fijación a alguno de estos pasos. Esta vivencia de pequeñez

puede obstaculizar el paso a la situación de verdadero enamoramiento porque

constantemente estará poniendo distancia el sujeto. Es un momento necesario

en el proceso de formación del amor y en el tratamiento: enamorado y

analizado se tiene que sentir pequeño pero tienen que salir de esa pequeñez

para decidirse a la conquista del amado, de lo contrario todo se quedaría en

uno de esos amores platónicos en los que la persona amada no se entera

jamás. En el tratamiento, el paciente no se permite a veces esas fantasías o

sentimientos de amor porque el analista no le va a corresponder, se va a reír, y

le va a considerar indigno de ese amor. Si no se analiza este momento puede

convertirse en resistencia.

5. Envidia

Este es un serio obstáculo en el proceso de enamoramiento y en el

proceso del tratamiento. Si estamos fascinados por las cualidades de nuestroobjeto de amor, que ha sido investido por nuestro ideal del yo, si todo es

maravilloso en la persona a la que amamos, lógicamente se produce un paso por

el cual deseamos tener lo que él tiene. Si le hemos investido de todas las

grandezas y poderes, sobreviene un sentimiento de envidia. Esta puede

permanecer más o menos oculta porque se experimenta como un sentimiento

negativo en ese proceso de búsqueda de la correspondencia. Todo sentimiento

que nos haga temer un rechazo va a quedar en la medida de lo posible

soslayado, reprimido, negado. La envidia va a apuntar pocas veces porque nos

hace temer caer en desgracia y no ser correspondidos. La realidad es que si

admiramos latentemente, tiene que haber un deseo de tener tantas cosas

buenas como tiene el objeto de nuestro amor.

Dando un paso más voy a jugar con estos dos verbos que construyen el

título y la esencia del último libro de Erich Fromm: «Ser y tener». Si queremos

tener más cerca al amado, aspiramos a ser lo que es él. No solamente queremos

tener lo que el amado tiene, pues esto todavía podría ser compatible con la no



envidia, sino que queremos ser lo que el amado es porque no hay otro igual. Si

queremos tener esa maravilla, hemos de ser esa persona. Quizá no nos damos

cuenta de que lo somos porque la maravilla que estamos viendo es nuestro ideal

proyectado. Pero en la medida en que produce es situación proyectiva y, por

tanto, el engaño, queremos ser lo que el amado. Hay un deseo de posesión, de

transfusión, de todo lo que la persona amada posee hacia nosotros.

a) Después de la admiración emerge un sentimiento sorprendente: la

envidia. De todos los sentimientos que intervienen en este proceso

psicodinámico del enamoramiento, el que más sorprenderá a Reik es la envidia

porque es el más contrario al amor de vinculación, en el que vamos a acabar por

no desear nada para nosotros mismos y que todo sea para el amado. Parece que

la envidia está en las antípodas del enamoramiento.

«Quiero tratarlo ampliamente, porque es la primera parte importante de

mi nuevo concepto, y evitar así toda posible mala interpretación y equívoco» (p.

61). Analizará y definirá bien este sentimiento y su concepto.

b) La admiración lleva aparejada la envidia. Esta es una afirmación

universal, muy importante porque, como luego veremos, acarrea no sólo envidia

sino también hostilidad. Como envidia y hostilidad vienen de la idealización, toda

fuerte idealización encierra más o menos larvadamente un germen de envidia,

de hostilidad, de ambivalencia, que si no se supera, puede constituir el gusano

que acabe corroyendo la amistad, la relación de pareja, la relación madre-hijo.

Hay que admitir que en toda admiración hay envidia por muy desagradable que

pueda parecer.

«La admiración tiene algo de posesivo o ansioso y a la vez algo que

disiente, recalcitrante, hasta envidioso». Y sigue: «Cuando se sigue el hilo hasta

el dominio del inconsciente, se encuentra un sentimiento que se denomina

envidia o celos. En otras palabras, el reverso o el lado malo de esta admiración

por el objeto de amor es la envidia» (p. 61).

Luego vamos a ver que estos pasos se superan, no se liquidan, recordad

lo del sumergimiento del complejo de Edipo, «untergang» queda enterrado pero

no eliminado. La conclusión a la que llegará es que el enamoramiento es unaexperiencia dinámica, inestable, amenazada constantemente de descomposición.



A poco que se le ayude desde fuera, se va a venir abajo. La amenaza proviene

de todos los mecanismos que han posibilitado el enamoramiento. Equiparando el

proceso de enamoramiento con el tratamiento, éste sea tal vez el paso más

importante y, dentro de él, éste el momento más determinante. El

enfrentamiento con la envidia es crucial. Tanto en el enamoramiento como en el

tratamiento hay una tendencia a eliminar aquellos sentimientos que parecen

más peligrosos y antagónicos con lo que estamos viviendo ya lo que tendemos

que es una vinculación estrecha con el amado o con el psicoanalista. Tendemos

a una idealización fuerte del analista, experimentamos un deseo de

acercamiento hacia él, éste es el camino de la transferencia positiva.

Paralelamente a esto existe la envidia, muchas veces es inconsciente, pasa

desapercibida, no se descubre porque el inconsciente del enfermo no quierecurar y sabe, de algún modo, que si no se descubre y no se analiza, no va a

curar, el tratamiento no va a progresar y se va a hacer un falso camino. Si es

difícil de admitir la envidia entre dos personas enamoradas, más difícil aún lo

será entre paciente y analistas. Si el analista no está atento para tirar de esos

pequeños apuntamientos que aparecen, la envidia permanecerá sin analizar.

El paso de la envidia, que está en el centro del proceso psicodinámico,

puede constituir el tapón de obstrucción del tratamiento en dos posiblesdirecciones:

Os ponía el ejemplo de un paciente en el que estaba analizando el

sentimiento de envidia a partir que decía sentir por mí: Yo soy lo que él más

odia, la encarnación y la representación de los ricos de la tierra, a los que

aborrece. Si no analizamos que odia porque envidia se habrá dado un paso en

falso, no sabemos dónde puede terminar ese sentimiento no analizado. Tras la

envidia, como veremos, viene la hostilidad. Como el paciente está en una fase

avanzada del tratamiento, ése era el momento idóneo para descubrirle la

envidia y posibilitar que pueda amarme. Tiene miedo de sentir amor por mí

porque tiene problemas homosexuales, en los tratamientos precedentes se ha

enamorado de sus analistas a través de técnicas de fuerza, frustración,

permisión, etc. El vino a tratamiento diciendo que ponía una condición, va a

luchar valientemente para que no se repita esa situación una vez más. El

quiere curar, servirse de mí como un instrumento técnico, pero no quiere

verme como persona. El quiere odiarme en este momento pero sin hablar de la



envidia que siente. Tengo que interpretarla y analizarla para que el tratamiento

pueda avanzar seriamente.

En el tratamiento analítico antes que ir hacia adelante se va hacia atrás.

El recorrido hacia adelante que vemos en el enamoramiento, lo recorremos

hacia adelante y, primero, hacia atrás en el tratamiento. El análisis de la

envidia en algunos momentos puede impedir regresar, porque detrás de ella

está la depresión, la tristeza y si en algún momento no llegamos al nivel

melancólico no hemos hecho un tratamiento serio. En la fase regresiva hay que

ir analizando los pasos en tanto que supongan una resistencia a la regresión. El

momento de analizar paso por paso es cuando vamos hacia adelante en el

análisis del amor transferencial. En el cuadro que os entregué de Abraham

tenéis detallados los pasos del tratamiento, hacia arriba y hacia abajo. Hay queanalizar la envidia para que tome conciencia de que tras de ella anida la

admiración, la idealización y, por último, la depresión. El análisis de la envidia

no supone que el tratamiento esté en una fase terminal, sino que está en el

momento intermedio de una vía progresiva o de la vía regresiva.

c) No toda envidia aboca en enamoramiento.-La envidia se da en

todo enamoramiento pero puede no conducir a éste si el individuo se queda

fijado a ella. Quien no resuelve profundamente su envidia no llegará a

enamorarse. La envidia también se da en otros tipos de relación de vinculación

que no son precisamente enamoramiento (envidia entre el niño y el pecho de

la madre, M. Klein).

No puedo olvidar el paralelismo con el tratamiento analítico. La envidia

y, por tanto, el proceso de transferencia se pueden dar a diversos niveles:

envidia oral: se trata de un nivel filial y el no haberlo resuelto hace que

el niño no pueda amar a la madre y, por tanto, tampoco al analista a ese nivel

de la transferencia positiva.

envidia narcisista: el analista adquiere un valor narcisístico y la

transferencia positiva es a este nivel.

envidia fálica: ésta es el tercer tipo de envidia más clara y

frecuentemente presentado en la clínica.

Es el mismo fenómeno de la envidia pero revestido de cada uno de los

componentes (orales, narcisísticas, fálicos) propios de la fase o nivel al queesté el punto de fijación fundamental de una persona. Cuando estamos a nivel



fálico interesa analizar este tipo de envidia y los problemas de rivalidad, de

competencia a que da lugar. La envidia oral atañe a problemas de competencia

y omnipotencia orales para con el analista. Todas estas modalidades pueden

obstruir también el proceso de vinculación. La envidia es un fenómeno

omnipresente y multiforme:

«¿La envidia está necesariamente unida a la admiración? No. Sólo en

esta forma particular que hace que uno desee ser igual al objeto o apropiarse

de él» (p. 61).

6. Hostilidad

Si envidiamos, si deseamos tener las cosas buena que tiene la persona

amada, como en realidad no las tenemos, vamos a intentar acercarnos,

vincularnos con esa persona para tenernos de una forma indirecta. Surge el

sentimiento de hostilidad, de agresividad hacia la persona que todo lo tiene,

que todo lo puede, que todo lo sabe. Deseamos ser y tener lo que la otra

persona es y tiene y como no es así sentimos odio o agresividad hacia esa

persona.

a) La envidia lleva a la hostilidad: Es importante saberla descubrir y

concienciar, tanto en las relaciones interpersonales como en cualquier otro tipo

de relación, como por ejemplo la analítica. Este tipo de relación produce una

envidia y una hostilidad mucho mayores porque no hay posibilidad de

correspondencia. Mientras en el enamoramiento existe la salida de compartir lo

que la otra persona tiene al ser correspondidos por ella, en el tratamiento

analítico es más difícil porque el sentimiento es unilateral y ni directa ni

indirectamente le daremos manifestaciones de correspondencia. No lemostramos que lo nuestro puede ser suyo sino que, a veces, le vamos a analizar

sus dificultades para sentir lo nuestro como suyo, desbloqueando estos

momentos.

«... la hostilidad es alimentada por la envidia, que desea tomar posesión

del objeto» (p. 75).

b) La hostilidad (odio, agresividad) es el precursor de cualquier

tipo de amor.-No

sólo es el elemento precursor sino también el acompañante.

Hablamos de la ambivalencia de todo amor o enamoramiento, si éste sigue



avanzando el individuo va a vencer la ambivalencia y llegar al estado

postambivalente.

«¿Es posible entonces que el precursor de cualquier amor sea el odio

inconsciente o la hostilidad? Si, así es. Parece paradójico hasta que se tiene encuenta que hay un yo insatisfecho que necesita un objeto envidiado...» (P. 75).

c) Posibilidad de fijación al odio.-Esto tiene mucho que ver con la

posibilidad de fijación a la envidia. En el tratamiento analítico si no se conciencia

la existencia de envidias y odios vamos a quedar fijados a esa díada.

«La hostilidad resultante es predecesora de cualquier amor, pero por

supuesto no siempre es seguida por éste» (p. 77).Sobre todo si no se supera con el séptimo y octavo paso, la fijación será

perturbadora. La formación reactiva decantará la ambivalencia en sentido

positivo.

(P: ¿Cómo puede estar unido el amor con el odio?

R: El odio existe en todo proceso. Si admitimos los pasos anteriores

necesariamente desembocan en odio. Si hay idealización hay admiración, si hay

admiración hay envidia, si ésta se produce hay agresividad. La persona tieneque buscar salida al conflicto. Si el sujeto ha entregado [proyectado] su ideal del

yo y, luego, se queda fijado a la envidia o a la hostilidad, quedará en la peor de

las condicione posibles, desde el punto de vista económico empobrecido, sin

posibilidad de correspondencia y sin posibilidad de identificación, en esa

retroalimentación de la que hablábamos con motivo del narcisismo. La pregunta

que me haces puede tener dos respuestas dependiendo de la teoría que se

siga, de si se admiten los dos instintos o no. Ahora es suficiente saber que

existe una corriente agresiva con la que hay que contar).

7. Formación reactiva

Este es el momento de intentar solucionar el conflicto en el que se ve la

persona enamorada, cuando está empobrecida económicamente y paralizada

por la envidia y la hostilidad.

Emplea aquí Reik un mecanismo susceptible de discusión: la Formaciónreactiva. Lo que él quiere decir es que hay que dar salida a la hostilidad. Puede



hacerse de dos formas, según la concepción metapsicológica que se tenga de la

teoría de las pulsiones:

Si se admite la 2ª teoría (1920), que Reik no admitía, vemos que en todo

el proceso anteriormente descrito coexistían dos corrientes pulsionales, que enlos últimos pasos ha pasado a primer plano la corriente agresiva, hostil. Merced

a la formación reactiva pasará a primer plano la corriente unitiva, los instintos

de vida, las pulsiones eróticas que ligarán las thanáticas. Podríamos hablar

mejor de intensificación de los instintos de vida, de la ternura amorosa,

independientemente de que en el planteamiento freudiano de inhibición en

cuanto al fin ésa seria la fuente última, pero esta consideración no la hemos

incluido en nuestra premisa. Estamos trabajando con el amor como si fuera

una pulsión del yo, sin entrar a discutir si lo es por desexualización o es

autónoma, como defendería T. Reik.

Reik habla de F. Reactiva pero podríamos pensar que se trata del

mecanismo de transformación en su contrario, el odio en amor. La corriente

agresiva es transformada en corriente de ternura, amorosa, unitiva.

Pudiéramos dejar el término de Formación reactiva porque engloba los

dos conceptos, las dos interpretaciones; entendemos entonces la formación

reactiva como un mecanismo fenomenológico: donde había hostilidad empieza

a intensificarse la corriente contraria, se va a tratar de romper la ambivalencia.

a) La formación reactiva, según Reik, nos da la auténtica naturaleza

del amor. Sobre la base de los pasos anteriores, la formación reactiva es el

mecanismo que sienta las bases del amor. Envidia y hostilidad son importantes

en el proceso porque son dos sentimientos desconocidos, sorprendentes en la

génesis del amor. La formación reactiva es sorprendente en cuanto que es el

mecanismo preparatorio que configura la verdadera esencia del amor. El amor

vence, finalmente, al odio.

«El amor es, en su naturaleza esencial, una reacción formativa emocional

con respecto a la envidia, la posesión y la hostilidad» (p. 85). Estos

componentes tienen que ser transformados, modificados, superados, por medio

de la formación reactiva.



b) Necesidad de superar los sentimientos negativos anteriores para

sentar las bases del amor-«Todo esto está basado en la superación de la

envidia y deseo de dominar, de la hostilidad y de los celos» (p. 85).

Es importante para el proceso analítico el que se pueda ayudar al pacientea superar estos sentimientos, primero concienciándolos y, después, procurando

que no se quede fijado a ellos.

El paciente del que os he hablado me odia con una fuerza extraordinaria

que produce escalofríos. Sé que debajo debe albergar un amor extraordinario

también. Se sorprende ante la interpretación de que debajo del odio hay

admiración y envidia. Lo que más odia en mí es la cátedra y luego comienza a

recordar que una de las grandes ilusiones de su vida era llegar a ser catedrático.

Si interpretamos así vamos por buen camino, evitaremos el riesgo de fijación o

resistencia a través de la detención en los pasos hostiles del proceso y

ayudaremos al paciente a superarlos. Puede que lleguemos a hacerle sentir,

aunque es difícil, que mi cátedra es de algún modo suya, que se sienta orgulloso

de ella. Este es el problema, que se vincule amorosamente al tratamiento y a mí

y sienta como suyo lo que es mío. Una mujer no se sentirá envidiosa de la

cátedra de su marido, si fuera así no estaría enamorada de él, se sentirá

orgullosa de ello. Llega un momento en el tratamiento en que el paciente, poreste mismo proceso de transformación en su contrario o de F. Reactiva, llega a

sentir que todo lo bueno nuestro es bueno suyo, llegan a presumir de los logros

del terapeuta fuera, aunque dentro digan odiarle. Si esto ocurre es que se está

superando la envidia más de lo que él mismo piensa.

c) Pervivencia latente de esos sentimientos. Ninguno de los senti-

mientos previos al amor desaparece, sólo se sumergen.

Hablando del trabajo de Freud «La liquidación del complejo de Edipo»,decíamos que en realidad era sumergimiento del C. de Edipo, hundimiento.

Igual sucede en este caso.

La superación de los pasos anteriores no significa que hayan desapare-

cido, sino que el amor prevalece sobre los restantes sentimientos, que eros

triunfa sobre thanatos y los afectos hostiles. La postambivalencia no quiere

decir que la ambivalencia no exista sino que, en la genitalidad, la persona

experimenta primordialmente amor y que éste ha ligado, intrincado, al odio, la

envidia.



«¿Este odio latente deja de existir cuando impera el amor? No; sólo

desaparece como algunos ríos que reaparecen en un lugar distante» (p. 79).

Es importante desde el punto de vista del enamoramiento que no nos

extrañemos de que, eventualmente, aparezca la hostilidad, la agresividad,todos esos efectos negativos que están en la base del amor. Lo importante es

que sigamos siendo postambivalentes, que prosiga predominando el elemento

superador, que la formación reactiva no desaparezca, porque éste es un

momento en que el amor ha resuelto el conflicto y se ha disuelto para fundirse

en el amado en el paso siguiente.

8. Identificación

Con los siete pasos anteriores y con este último que es la

verdaderamente superador, está todo servido para que se produzca el

enamoramiento. Queda solamente la actuación del mecanismo de

identificación. Este va a ser el puente que una a las dos individualidades

distintas y prácticamente en lucha hasta el momento de la formación reactiva.

La esencia de la identificación lleva, en el caso del enamoramiento, a la fusión,

que no confusión, de los dos ideales en el amor correspondido.

a) Desaparición fenomenológica del propio ideal del yo.-Esto es

importante y consecuencia de la proyección inicial. A propósito del Congreso de

Jurisprudencia e internamiento psiquiátrico que va a celebrarse, es interesante

saber que muchos críticos pasionales son debidos a la falta de ideal del yo de la

persona enamorada. Todo lo que es visto como bueno por la persona amada lo

es también para el enamorado. El fin justifica los medios, este problema ético

tan traído y llevado, es superado y zanjado en el proceso del enamoramiento.Para la persona enamorada es bueno todo lo que conduce a la felicidad del

amado. En situaciones límites de enamoramientos inmaduros y patológicos

puede llegarse a la comisión de crímenes pasionales, en los que se unen los

enamorados.

En la transferencia fuerte, el ideal del yo y la crítica superyoica está

depositada en el analista y existe el peligro de incurrir en acting cuando no está

presente el analista. La relación entre dos personas enamoradas debe ser

distinta de la que se produce entre analista y paciente. Este estaría dispuesto a



hacer cualquier cosa por el analista porque no tiene ideal del yo, pero el analista

sí lo tiene en sí mismo y, como consecuencia, posee el sentido de la realidad, del

bien y del mal, etc. En una situación analítica una transferencia manipulada por

el analista conduciría a situaciones patológicas, terribles, particularmente en

algunos momentos y con algunos pacientes determinados.

Las famosas escisiones institucionales parten de las manipulaciones de las

transferencias de los miembros en formación que están analizándose. El grupo

que está analizándose con un analista va donde éste diga, si tiene tan poca

honestidad de utilizar su fuerza transferencial. Hay libros publicados al respecto

de las escisiones de Lacan, etc, y son increíbles las cosas que pueden llegar a

hacerse, las calumnias, los panfletos manipuladores, etc. Esto es posible porque

la persona que asume los ideales del yo de gente en formación puede utilizarlos

deshonestamente y conseguir de un grupo lo que quiera. Esto confirma el

paralelismo que venimos haciendo entre proceso analítico y enamoramiento.

«El yo ideal desaparece cuando uno está enamorado. Desaparece con su

realización. Todos los rayos se reúnen en el foco de la persona amada» (P. 93).

En el enamoramiento los dos han perdido el ideal del yo y se produce una

fusión cruzada. Cada uno acepta la voluntad del otro y si las voluntades se unen,

es imparable. Solo la realidad interior y el control interno podrán poner freno. El

yo ha roto la cáscara.

b) Sustitución por el yo ideal del amado.-El amado decide lo que es

bueno o malo. De igual modo, el analista queda en manos del analista y en

todas las circunstancias transferenciales (para con el profesor, el director

espiritual, el obispo o el Papa, el general, etc.) hay una sumisión y una

dependencia totales.

«No es una identificación con ella, es más bien la desaparición de la parte

más perturbadora de su personalidad (el ideal del yo y el superyo) y una

sustitución por el ser amado, que se convierte en el centro (sobre todo en el

centro ético; del bien y del mal)» (p, 92).

Sucede lo mismo cuando hay una relación de amistad de dependencia,

cuando se produce una idealización que va más allá de la amistad. Si tenemos



un amigo al que admiramos excesivamente, depositamos en él un investimiento

transferencial de autoridad, poder, etc (profesores, sacerdotes, educadores...),

de tal manera que él determinará el criterio de lo que es bueno o malo para

nosotros, nosotros sentiremos que lo que él hace o piensa es bueno y no

pensaremos jamás que pueda equivocarse o intentar engañarnos.

c) Fusión en uno solo de ambos ideales.-Fusión de forma cruzada sin

confusión. Si no hay una unión simbiótica la fusión no es una confusión. Si hay

simbiosis los riesgos son mayores porque no hay un yo que dé sentido de

realidad.

«Este sentimiento de unidad en dos personas, de una unidad emocional,

es un extraño fenómeno cuando se considera que surgió de una situación dedisconformidad» (pp. 93-94).

Fenomenológicamente lo que observamos en dos persona enamoradas, y

a otro nivel entre la madre y su hijo, entre dos amigos, etc, es una identidad de

puntos de vista, de gustos, de criterios, de sentimientos, de conducta incluso, de

intereses. De ahí la frase tan común de «están hechos el uno para el otro».

Dice T. Reik que lo extraño y sorprendente es que se haya llegado a esa

identidad cuando sabemos toda la historia, la separación inicial y el

antagonismo posterior. Si los dos miembros de la pareja han pasado por todos

los pasos hasta encontrarse en un enamoramiento correspondido, los dos han

pasado por la envidia y la hostilidad y por toda una serie de conflictos

implicados. Esto explica las disputas frecuentes, los innumerables intentos de

cortar la relación definitivamente, etc. Por eso llama la atención el momento de

identidad final. Lo que ocurre es que todos los pasos anteriores quedan

sumergidos y se da esa ambivalencia que observamos fenomenológicamente:no pueden estar el uno sin el otro pero estando juntos siempre hay disputas.

En ese momento final de la identidad, funcionan de una manera recurrente

esos otros sentimientos que permanecen en la base del enamoramiento y al

que han posibilitado.



I I I . FEN OM EN OLOGÍA D EL A M OR

Hablar de la fenomenología del enamoramiento, después de la parte

central de la psicogénesis que hemos visto y que se desarrolla en gran medidaa nivel inconsciente, es hablar de la parte emergente de ese iceberg que nos

servía de símil ilustrativo.

Siguiendo a Reik, vamos a estudiar cuatro aspectos fundamentales entre

los múltiples que él toca y que se podrían abordar en relación con la

fenomenología del enamoramiento.

1. Súbita aparición del fenómeno

Uno se siente enamorado de pronto, como por un «flechazo». Pese a su

súbita aparición fenomenológica, el amor -según hemos visto- es fruto de una

génesis, a veces rápida, a veces larga, pero que precede en el tiempo a esa

experiencia.

Reik se pregunta por qué la experiencia amorosa es tan súbita. Se

contesta que el enamoramiento es manifestación de una situación de

emergencia. El punto de partida era la depresión que atravesaba el sujeto,

todo el proceso posterior ha intentado salvar al náufrago de esa situación de

S.O.S. que sufría, y evitar que se hunda en una depresión melancólica. En la

medida que ésta es una situación vivida como catastrófica por el sujeto que se

enamora, cuando da en la diana con el acierto y la solución definitiva del

problema, el enamoramiento se capta de golpe, aparece bruscamente, tras

todo ese proceso interno e inconsciente que hemos analizado anteriormente. El

enamoramiento es la solución última y definitiva de la depresión, y de todos lospasos anteriores -lo mismo ocurre, paralelamente, con el amor transferencial

en el tratamiento-. Este último paso es la solución a una situación de

emergencia. El momento de entrada o de consecución de la anhelada salvación

es, además de gozoso, súbito, ya no hay peligro, así es lo que vive el

enamorado. En realidad el peligro subsiste pero el recién enamorado no lo

vive así.

«Lo súbito de enamorarse no indica lo profundo de la emoción sino su

carácter de emergencia, la urgencia de la situación del enamorado. Es como



si un nadador (náufrago) en peligro de ahogarse, llegase a la costa en su

último esfuerzo desesperado» (p. 233).

2. Carácter creativo del enamoramiento

La experiencia amorosa presenta caracteres de realización artística,

incluso poética, porque bajo el proceso de enamoramiento discurre un largo

proceso sublimatorio, si bien puede haber un enamoramiento obsesivo. Si el

enamoramiento es maduro, el mecanismo de sublimación ha estado

trabajando ocultamente todos esos pasos. El resultado es que se vivencia el

amor con auténtica emoción estética, como se vive y se contempla una obra

de arte.

Un alumno mío prepara una tesina sobre psicoanálisis y arte desde el

punto de vista del que observa la obra de arte. Se hace una pregunta

interesante y novedosa puesto que siempre se ha trabajado sobre la emoción

creadora del artista y casi nunca sobre la emoción estética que experimenta

el espectador. (Este año he propuesto la asistencia de C. Monedero para unas

conferencias sobre Psicología y Creatividad en la Universidad Pontificia). El

que vive la experiencia amorosa siente emoción estético-artística. El

enamorado expresa de esta forma algo tan inefable como la experiencia de su

amor. A otro nivel podría hablarse de la vivencia estética de la experiencia

religiosa. Ambas realidades, ambas vivencias se expresan de forma poética,

de testimonio quedan los miles de poesías de amor que jalonan la literatura

universal y de todos los tiempos. Las artes plásticas son, por otra parte, uno

modo alternativo de expresión de la vivencia estética del amor.

«El enamorado, como el artista, toma un trozo de realidad para su

creación y le infunde aliento y vida» (p. 184).

Le infunde su propio aliento, su propio ideal del yo. Ha creado su propia

obra de arte porque él mismo se ha recreado en la persona amada de un modo

artístico, poético, sublimatorio. Le ha infundido su aliento y su vida.

«El efecto emocional de alcanzar el estado sublime, para el enamorado y

el artista, significa la felicidad» (p. 185).



Son del mismo signo psicodinámico las emociones que experimentan el

enamorado y el artista. Ambos han logrado un producto creativo y, además,

trabajosamente. Aquí convendría señalar la diferencia de que hablamos

anteriormente entre el amor obsesivo y el sublimatorio. Por poner un extremo

patológico, con la intelectuación excesiva de los enamoramientos obsesivos, se

diseca el amor. Ni el amor obsesivo ni el sublimatorio se dan de manera pura,

al cien por ciento, en ningún caso. Si se aproxima más al enamoramiento

sublimatorio el gozo y la emoción estética son mayores que los polarizados

hacia el enamoramiento intelectualizado y racional del obsesivo.

En Observaciones sobre el amor de transferencia dice Freud que todo

amor transferencial se parece al verdadero enamoramiento en el sentido de

que en ambos casos hay características obsesivas la diferencia estriba en

aspectos cuantitativos. El enamoramiento como la investigación tiene

elementos sublimatorios y elementos obsesivos. La investigación tiene una

poderosa vertiente obsesiva en lo que atañe a la metodología, pero del

investigador depende el que la investigación se despegue o no de la reiteración

obsesiva. En el enamoramiento también influye la personalidad del enamorado.

Es interesante, volviendo al paralelismo con el tratamiento analítico, ver

cómo en toda esa larga experiencia que se va pasando atraviesan los distintos

niveles del amor: amor oral, anal, narcisístico, fálico, genital. A lo largo de este

proceso, la vinculación transferencial se va depurando y se va haciendo

paulatinamente menos obsesiva y más exitosa. Podríamos marcar esta

secuencia de pasos que se alejan de lo obsesivo para encaminarse hacia lo

sublimatorio dentro de la neurosis de transferencia. Llega un momento que

hacemos interpretaciones para que el paciente vea que está distorsionando la

realidad, aunque hay quien se aferra a la transferencia de una formainamovible. ¿Cómo se expresa esa resistencia a la transferencia? Si la

transferencia es una falsa conexión, la resistencia se produce cuando el

paciente se empeña en que ese amor es una auténtica conexión que no tiene

nada que ver con él sino con su analista, para bien o para mal. Si la

transferencia es positiva, eres la maravilla de las maravillas; si es negativa,

eres el culpable de todo. Todo paciente atraviesa esta etapa del tratamiento en

la que confunde la transferencia con el amor, pero los obsesivos en especial

corren más riesgo de aferrarse a esta situación y de no despegarse de ella. De



la neurosis transferencial se puede pasar al enamoramiento transferencial, hay

menos rigidez, mayor capacidad de autocrítica y al final del análisis puede

quedar una transferencia amistosa altamente gratificante.

En el curso de Técnica veremos que Freud dice que, al final del análisis,

dos elementos transferenciales han de liquidarse, a saber: la transferencia

negativa y la transferencia positiva erotizada. Muchos tratamientos que

terminan en interrupción son acting enquistados de la transferencia negativa

larvada (así p. ej. caso Dora). ¿Cómo se resuelve el final cuando el paciente

tiene una experiencia y una fantasía fuertemente eróticas, sobre todo en

pacientes de tipo histeroide?. Aparte de otros mecanismos, al igual que el

Edipo, esta situación se resuelve por la inaccesibilidad del objeto amado; ante

la imposibilidad de conseguirlo, el elemento erótico termina por frenar y porsublimarse a través de relaciones de amistad, gratitud, etc.

3. Efecto transformador de la experiencia amor -osa

A fuerza de insistir en que la experiencia amorosa se desarrolla en el

registro de lo irracional, es importante realzar el valor de la fantasía y de los

sentimientos implicados en el amor, de lo contrario podría ocurrirnos lo que amuchos pacientes que encuentran una enorme dificultad en valorar su mundo

fantasmático porque está lejos de la realidad. Precisamente por eso tiene

mayor valor.

El enamoramiento tiene algún efecto transformador porque está entre la

fantasía y la realidad si no es obsesivo o maníaco. Todo enamoramiento es una

transacción entre la fantasía y la realidad. La vivencia del enamorado es una

transacción entre ambos polos, al margen de los amores imposibles odesdichados que llevan a un cierto fracaso y conducen a la larga a la

depresión.

La forma en que se expresa esta transacción es a través de

transformaciones en la propia persona enamorada, incluso a nivel físico: el

mismo cuerpo se beneficia del elixir del enamoramiento un elixir que embellece

y rejuvenece. No es, pues, una transformación exclusivamente a nivel

fantasmático, sino que alcanza a la misma realidad.



Nuevamente establecemos el paralelismo con la experiencia analítica. El

paciente cambia físicamente a lo largo del tratamiento. Al final del tratamiento,

el paciente se va a ver más guapo, más joven. Esto se aprecia más a nivel de

grupos. Suelo comentar con mi coterapeuta lo guapos que están los paciente,

tal vez contratransferencialmente yo los perciba mejorados pero

indudablemente se operan ciertos cambios a nivel físico. Hay más relajación,

más ilusión de vivir, más deseo de arreglarse.

«No es verdad que el milagro sucede sólo en la imaginación. Mirad a una

mujer antes y después de haberse enamorado. Es una persona distinta, y el

efecto es tal que no puede haberlo causado ningún salón de belleza» (p. 90).

Yo creo que no hay peluquería que produzca las transformaciones físicas

que produce un tratamiento exitoso. Incluso empíricamente podría estudiarseel efecto del tratamiento a partir de fotografías efectuadas antes y después del

mismo.

4. Necesidad y facilidad de compartir y dar que tiene la

persona enamorada.

Una persona que viene de una experiencia narcisística y se enamora es

una persona cuyo gozo estriba en dar, en compartir, en entregarse, y no sólo

en su relación con la persona amada sino con todo el mundo. Aquí podría

hacerse una distinción entre enamoramientos maduros e inmaduros, cerrados.

Si el enamoramiento es maduro, sano, abierto, el gozo de dar se hace

extensible a todo el mundo y se comparte con todos la felicidad encontrada.

«No se trata de que le cedo a otra persona algo que amo, sino que me

place más que la otra persona lo tenga en vez de tenerlo yo» (pp. 99-100).

En último término; al gozar dándoselo a los otros no hacemos sino

dárnoslo a nosotros mismos. El enamorado no es tan altruista y abnegado

como parece fenomenológicamente, todo lo bueno lo quiere para la persona

amada, pero no olvidemos que la persona amada es él mismo y que entre los

dos hay una identificación que los unifica ya que el ideal del yo está depositado

en el amado y se recupera en el amor correspondido. Somos todos Pigmalión de

nuestra obra amorosa: en la medida en que la obra es creación nuestra nos

amamos a nosotros- mismos. Esto es lo que viene a descubrir Reik, éste es el



logro exitoso, la grandeza del amor que tiene una base narcisística pero que

logra transacciones entre fantasía y realidad.

Entre dos personas enamoradas, la identificación que se ha producido es

de tal naturaleza que cuando se infligen mutuamente algún sufrimiento, son

ellas mismas las que sufren en sí propias los pesares de la persona amada. De

tal forma es verdad que en una vivencia amorosa intensa cuesta trabajo pedir

perdón porque eres tú el que está sufriendo. En «Love Story», el protagonista

pide perdón a su amada y ella le responde «amar es no decir nunca perdón».

Amar, también, es no tener que decir gracias, no tiene sentido como no lo tiene

darse las gracias a uno mismo.

Para terminar recordemos la última sentencia de Reik:

«Los sabios nos previenen constantemente de que no debemos esperar

permanentemente y serena felicidad por el amor. Recordar que traer miseria nos

hace depender de otro; tiene altibajos como cualquier creación humana. No es

culpa del amor si le pedimos demasiado» (p. 237).

Yo terminaría el tema comentando la frase de Reik. «No es sabio recordar

que el amor trae miseria», porque nos libra de otra miseria mayor; lo mismo

cabe decir del tratamiento costoso y dificultoso que éste sea. Recordad cuando

dice Freud que el tratamiento lo que hace es cambiar una miseria por otra más

humana, mientras la miseria patológica es añadida a la humana. «No es sabio

tampoco recordar» que el amor nos hace entrar en dependencia con otros,

porque en contrapartida, nos libra de la soledad aun cuando a veces sea a costa

y riesgo de depender de otros y traiga una serie de complicaciones enlazadas. La

otra alternativa al amor es la soledad de donde venimos y a donde volveremos si

no advertimos la situación de enamoramiento. Finalmente, «no es sabio

entender» que el amor tiene altibajos, porque -y así se ve prototípicamente enel amor de transferencia dentro del análisis- evita que estemos siempre en los

bajos profundos de la depresión o de la enfermedad en general. Nuevamente

«no es sabio recordar» que el amor es limitado como cualquier creación

humana, porque más limitada es la producción de síntomas, ella acarrea un

despilfarro de energías y limita al hombre. El amor, tanto como el tratamiento,

nos libra de la soledad, de la miseria de la enfermedad, del despilfarro de unas

energías que deben correr mejor suerte y ser mejor empleadas, pese a todas las

limitaciones y conflictos, en la relación con los demás.



En la Epístola de San Pablo a los Corintios (Cor 3) se nos dan unas

características del amor y comienza diciendo que «el amor no es envidioso, ni

agresivo, no lo quiere todo para sí». Si la leéis veréis que hay un paralelismo

entre estos pasos de ida y vuelta que hemos estudiado en el fenómeno y

psicodinámica del proceso amoroso y lo que dice S. Pablo, lo que ocurre es que

en este enfoque del amor ha influido la Iglesia, la religión y ha querido colocar

en el amor sólo las características de altruismo, madurez, etc., sin tener en

cuenta su inmadurez, su egoísmo, pasos por los que necesariamente hay que

pasar y que siempre permanecen en el subsuelo del mismo.

Los cuatro aspectos fenomenológicos en que hemos resumido las

manifestaciones externas de la experiencia de enamoramiento los hemos

entendido plenamente porque hemos visto la génesis del proceso. Neik nos decíaque comprendemos más cerca de la naturaleza del amor viendo lo que lo

precede y lo que le sucede, si es que llega a desaparecer. Apurando el símil

botánico vamos a estudiar cómo y por qué se seca el árbol amoroso. El amor no

es algo logrado de una vez por todas, el amor se crea pero hay que recrearlo

constantemente pues si no se cultiva se seca. Se seca porque en la propia

dinámica del enamoramiento hay un germen de inestabilidad, todo fenómeno

producto del enamoramiento es una transacción, unaResumimos en cuatro aspectos:

1. Inestabilidad de toda experiencia amorosa.

Punto de vista dinámico formulación de compromiso, un

producto compuesto. Si esa composición ha sido laboriosa el riesgo de

descomposición es constante. El método analítico procura descomponer un

cuerpo en sus elementos y así hará con el amor de transferencia para orientaresos elementos hacia una síntesis nueva y gratificante, real.

«Sería trivial decir que el amor no es un estado estático, pero es

importante comprender que el amor se impuso contra la empecinada

resistencia y aún debe ser defendido contra súbitos ataques del viejo enemigo»

(p. 104).

Se puede ver también en al cita las implicaciones y aplicaciones al

tratamiento analítico (empecinada resistencia). Los demonios que están



sumergidos -depresión, envidia, hostilidad- en la experiencia amorosa y en la

analítica puede salir a flote y terminar con el amor o con el tratamiento. Nada

de eso sería sorprendente.

En Técnica hablamos de la Reacción terapéutica negativa que se da haciael final del tratamiento: cuando el analista cree que las cosas marchaban bien,

hacia un final exitoso, el edificio se derrumba y el caso terminaba en suicidio,

en homicidio, en ruptura o en un proceso judicial -como Reik sabía por su

experiencia en la que fue acusado por un paciente de práctica ilegal de la

medicina-. Los fenómenos que manejamos son trilita o dinamita y pueden

activarse en el momento más inesperado.

«Cuando el amor muere, sucumbe al creciente poder de estos ataquesdesde lo íntimo» (p. 104).

Todo esto tiene consecuencias educativas y antropológicas muy impor-

tantes.

2. Causas de la desaparición del amor

Al contrario de lo que ocurre con la institucionalización matrimonial delenamoramiento y el emparejamiento, la desaparición tiene causas más

amplias y complejas que la disolución del amor. Si el enamoramiento es

inestable, el desenamoramiento también lo es. Reunimos los siguientes

motivos:

1. Excesivas demandas ideales, enorme distorsión del ideal del yo. Todos

coinciden en señalar este fenómeno como una de las causas, provenientes del

interior del sujeto, de la desaparición del amor. La persona inmadura llega a la

experiencia amorosa con un ideal del yo omnipotente, iniciará con mayor

facilidad el proceso del enamoramiento, porque cuanto mayor es el desnivel

entre el yo real y el ideal del yo la depresión que amenaza es mayor. Se lanzará

plenamente al enamoramiento. o paralela y parecidamente al tratamiento

analítico, al estudio de la psiquiatría o de la psicología -no es extraño que dentro

de estas profesiones haya personas con componentes seriamente patológicos y

depresivos-. Todos los que se orientan a cualquiera de las profesiones «psi»



tiene un fondo depresivo importante y si esto es así es porque tienen un fuerte

ideal del yo. Esta va a ser en realidad la causa del fracaso de algunos de los

tratamientos y de algunas relaciones amorosas. Si un ideal omnipotente del yo

se coloca en una persona real, no va a haber persona humana que pueda

responder a esas expectativas y demandas por mucho tiempo, tal vez nunca;

tarde o temprano esa persona va a decepcionar.

A los pacientes melancólicos hay que ayudarles a rebajar su ideal del yo

antes de iniciar el proceso de la transferencia o del tratamiento. Todo paciente y

todo enamorado hacen omnipotente al terapeuta o al amado. Hay que reducir si

se puede ese ideal del yo para que la idealización, cuando se deposite en

nosotros, sea manejable y no conduzca a una brutal decepción cuando se

compruebe que no nos ajustamos a ese ideal omnipotente. Esta decepción es loque va a hacer al sujeto entrar en duelo y renunciar a su fantasía de

omnipotencia.

Un enamoramiento con el ideal del yo muy distorsionado, muy

omnipotente, tiene sus días contados, es infantil, adolescente, lanzará unas

expectativas que no lograrán la transacción con la realidad. Muchos pacientes

tienen la fantasía de que el tratamiento los va a hacer omnipotentes, hay que

irlos decepcionando paulatinamente. El análisis ayudará a renunciar a esasfantasías de omnipotencia.

«Si las propias demandas ideales son demasiadas elevadas y se

concentran en su sujeto (en un solo objeto de amor, si el analista o el objeto de

ese amor no han rebajado en sí mismos esas expectativas van a intentar res-

ponder a ellas, entonces llegará un momento en que se sentirán asfixiados e

incapaces de ajustarse a un ideal del yo tan elevado y exigente), no pueden

hallarse su realización permanente... Esos sueños están destinados a disiparse.

Ningún objeto es capaz de realizarlos, y por su misma naturaleza no pueden ser

realizados por un objeto externo» (p. 111)

Si el analista o el objeto de amor no sienten que las demandas son un

problema del analizado o enamorado, se sentirán muy agobiados, la

contratransferencia será muy revuelta y los problemas se acrecentarán.

En la melancolía profunda hay que aligerar el peso de un ideal demasiado

imperioso. En el tratamiento analítico hay que permitir la proyección del ideal del



yo durante un tiempo muy largo, el analista habrá de ser el soporte del ideal del

yo de sus pacientes y eso es restaurador, pero si ese ideal del yo es muy

omnipotente tarde o temprano desencadenará una honda decepción, de esa

manera lo que por una parte es bueno, por otra parte es negativo porque no se

restaurará la herida narcisística. A1 colocar un ideal del yo omnipotente en el

analista, vuelve al paciente omnipotente también, por eso antes de iniciar el

tratamiento hay que rebajar esas cotas haciendo que la melancolía se convierta

en duelo para que el paciente renuncie a un ideal que no se ajusta con la

realidad, hay que acompasar la interpretación para que no se produzcan

idealizaciones o proyecciones demasiado distorsionadas.

Nadie va a encontrar en el análisis lo que buscaba, el problema vendrá

dado por el modo en que se van encajando las decepciones. Ese es el problema

de las instituciones psicoanalíticas, la omnipotencia se deposita en la institución,

en el analista didacta. Todo esto es mucho más complejo, más difícil de

manejar, a simple vista parece más fácil y claro pero no lo es.

a) Inadecuación del objeto elegido.-No ya por la excesiva distorsión o

imposibilidad de respuesta a un ideal del yo omnipotente, sino que dentro ya de

un ideal del yo con una fuerte dimensión humana y con una adecuada

transacción entre la fantasía y la realidad, comprobamos que no hemos acertado

al elegir al objeto de nuestro amor. Si el objeto elegido es inadecuado el primero

que está en cuestión es el que ha elegido, su madurez o inmadurez de

personalidad.

Esto también se da en el análisis cuando no se elige el analista idóneo.

«Por supuesto, hay bastantes casos en los que las personas reales revelan

ser sujetos no satisfactorios» (p. 108)

La persona elegida no ha sido la adecuada, ha sido la propia necesidad de

emergencia la que ha llevado a no acertar en la elección, ello cuestiona al que

elige.

b) Cambios en la persona amada.-Puede suceder que en la persona

amada se produzca un deterioro o un cambio de carácter. Esto también implica

al que ha elegido, según vimos en las fórmulas de enamoramiento en el



inconsciente hay un germen, una latencia del deterioro, del proceso regresivo de

la relación. Puede admitirse que en algunos casos hayan sido las circunstancias

externas las que han producido ese cambio real en la persona (traumas, etc.) de

tal modo que ya no se parece a la persona a la que amábamos. Esto es

complicado y el mismo Reik dice que es dudoso si ha habido un cambio real o

simplemente es la manifestación o emergencia dé unos rasgos caracteriales que

permanecían ocultos o para los que habíamos desarrollado una venda especial o

un escotoma que nos impedía verlos, o un desarrollo paranoide por ejemplo. Ello

no obsta para que la persona realmente haya cambiado y se inicie un proceso de

desenamoramiento, aunque persistan unidos por otros vínculos: ternura, historia

en común..., pero realmente el enamoramiento se ha perdido.

«En algunos casos hay cambio o transformación del carácter, peropersiste la cuestión de si la desaparición del amor se debe sólo a tales cambios

en el sujeto elegido» (p. 108), o a cambios en el que eligió o a cambios en

ambos.

c) Desidealización espontánea del amado.-Todo el fenómeno del

enamoramiento está pivotando sobre la idealización y la admiración, si se

produce una desidealización el enamoramiento se hunde. Aquí es donde seadvierte la necesidad de cultivar y recrear el amor para evitar desidealizaciones

profundas e irreversibles que lo hagan desaparecer, aún a pesar de ellos

mismos, que pueden seguir unidos por otras vinculaciones, motivos más que

suficientes para vivir juntos.

Quizá aquí habría que analizar las condiciones sociológicas e

institucionales del emparejamiento, del matrimonio occidental. Son las

condiciones más inadecuadas para mantener es cierta idealización necesaria

para la subsistencia del amor y de la admiración. Esa cercanía constante es

incompatible con la idealización, ver día y noche, en todas las dimensiones y

versiones, a la luz de todos los defectos, a la persona que convive con nosotros

acaba caricaturizándola de forma dramática. ¿Hay alguna pareja que pueda

resistir sin una profunda desilusión y desidealización esta monotonía? Quede ahí

ese interrogante. Si, por otra parte, se han dado las otras condiciones:

idealización excesiva, inadecuación del objeto elegido, cambios, etc., ladesidealización se agrava. Hay quien dice grandilocuentemente que el



matrimonio es la sepultura del amor, pero no sólo por la monotonía que

conlleva.

La institución acarrea otro aspecto que se opone al cultivo del amor y es

la seguridad legal, el compromiso, el contrato matrimonial de por vida, la

amarra de los hijos, etc.; éste es también el problema, esa falta de libertad que

viene dada por la seguridad de los miembros de la pareja de que por mucho que

se deteriore la relación, por poco cuidado que se invierta en recrearla y cultivarla

día a día, es seguro que la pareja no se romperá ni serán abandonados por el

otro. Hay experiencias que hablan muy claro: parejas que no funcionan bien,

que están deterioradas y se cargan de hijos para ahogar y acallar los conflictos,

no para resolverlos, para atenazarse el uno al otro. Esto ocurre en multitud de

parejas tradicionales en las que el marido, algo machista y sádico, carga de hijosa su mujer, cada hijo es un lastre más que impide que la pareja se separe y

posibilita que el marido pueda tratar a su antojo a la mujer. Hay formas

verdaderamente lastimosas de tratarse dentro de la pareja. ¿Por qué?; pues de

una parte por la seguridad legal de unión inviolable y, de otra parte, en las

situaciones sadomasoquistas, por el amparo institucional al matrimonio suceda

lo que suceda y que las parejas sadomasoquistas utilizan con un denigrante

albedrío sólo para evitar el escándalo y los problemas sociales de unaseparación. Este estado de cosas favorece no sólo el desamor sino las actitudes

y los tratos irrespetuosos, cuando no crueles, dentro del matrimonio. Yo me

pregunto muchas veces en estas situaciones si, cuando uno de los miembros de

la pareja extremara esas actitudes o formas de relación, llegara a pensar o a

sentir que el otro miembro de la pareja no tolera más la situación no depondría

su actitud. Yo muchas veces en los análisis analizo esto, es que realmente su

pareja siente que usted está dispuesto, que hay algún límite en la aceptación de

algunos comportamientos extremados. Hay hombres y mujeres, sobre todo

mujeres, que piensan que el único límite a sus comportamientos y actitudes de

pareja son los hijos, permiten al marido hacer lo que les plazca con tal de que no

perjudique a los hijos.

Ante esta situación tan compleja y desastrosa yo me pregunto si no es

precisamente la falta de libertad, a la que lleva la protección institucional, la

causante de estos deterioros y la que impide u obstaculiza que cada uno se tome

interés en sacar lo mejor de sí mismo. Tanto la cercanía constante como el yugo



inconstitucional, particularmente en algunos ambientes sociológicos, son

posiblemente los causantes de la desidealización. El aburrimiento, y ésta es una

conclusión aunque real cínica y triste, arrastra la muerte del amor.

d) Aparición de una nueva idealización.-Antes hemos hablado de la

desidealización espontánea, irremediable y sin otra alternativa, ahora es el caso

de tratar del surgimiento de una nueva idealización que sucede a lo anterior.

Nos hemos emparejado pero un día cualquiera aparece una tercera persona y...

Puede ser un problema objetivo o subjetivo, objetivo en el sentido de que en tu

vida se ha cruzado una nueva persona que reúne unas características tales que

la hacen merecedora de que deposites en ella tu ideal del yo. Para poner en ella

el ideal del yo es preciso que se lo quitemos a nuestra pareja anterior. Esta es lavertiente objetiva del asunto. Hay razones contundentes, ¡la vida es tan

compleja!, pero también hay razones puramente subjetivas como la inmadurez

de la persona que se ha dejado embaucar, que necesita idealizar

constantemente a alguien y coloca su ideal del yo en enamoramientos

adolescentes.

«¿Pero qué sucede con la imagen, el yo ideal y mejor? Hay dos

posibilidades que debemos diferenciar. La primera es la separación entre la

imagen y la persona real de la amada. La segunda es el reemplazo de una

imagen por otra» (p. 106).

En el tratamiento analítico también pasan a veces estas cosas. Uno de los

acting que hay que analizar muchas veces es el de las personas que tienen dos

analistas, uno de los cuales es el confidente «no pagado» de su verdadero

análisis -amigo, pareja, otro psicólogo o psiquiatra, etc-. Stekel tiene frases

tremendas sobre esto ya en 1938. El, en lo que nosotros llamamos Contrato de

Trabajo, pedía que durante el tiempo de análisis el analizado no hablase de él

absolutamente con nadie para evitar las fugas de la tensión que propulsa el

tratamiento en «análisis colaterales».

El planteamiento de Reik es muy original y es que el proceso del

desenamoramiento sigue el camino inverso al que ha seguido el del

enamoramiento. Su supuesto es que este proceso de regresión es un procesopuntual, paso a paso, momento a momento, sobre los pasos y momentos



recorridos en el enamoramiento, Reik apunta que a veces no es perceptible esta

reversión debido a dos razones: primera, el proceso transcurre en gran parte a

nivel inconsciente y sólo en algunos momentos aflora parte de su contenido; y

segundo, la velocidad de estos pasos es enorme, en la psicodinamia del

enamoramiento y del desenamoramiento se avanza con pasos de siete lenguas

y vertiginosamente. Aquí conviene hacer una aclaración: si hemos dicho

páginas atrás que el proceso de enamoramiento y desenamoramientos son

lentos no es tanto porque cada uno de los pasos tarde mucho tiempo en

producirse, cuanto porque se están produciendo constantemente y a gran

velocidad ciclos de ese desarrollo o reversión. Yo suelo poner un ejemplo que

ayuda mucho a los pacientes en determinados momentos: cuando en este

proceso paralelo del amor de transferencia en el tratamiento analítico 0 en lamarcha general del análisis el paciente tiene la impresión de que está al

principio otra vez, aparecen contenidos, fenómenos, aspectos, dificultades,

conflictos, fantasías, que parecía que ya había sido superadas o zanjadas, el

paciente entra a veces en depresión pensando que no ha avanzado nada en

absoluto con respecto al principio del análisis hace cinco o seis años. La

realidad es que no es así sino que se están repitiendo en ciclos los mismos

procesos pero .a niveles superiores de integración y elaboración. Técnicamentese dice que los movimientos son en espiral y en muchos momentos estamos en

el mismo punto en que estuvimos al empezar pero a otros niveles distintos.

Esto es lo que hay que entender en el proceso de desarrollo del amor y

en su reversión. Estos pasos vertiginosos son pasos que producen movimientos

en los diversos niveles hasta que llega el momento de la reversión, en él se

van recorriendo hacia atrás esos pasos en niveles de diferente profundidad y

con gran velocidad.

«El observador puede reconocer que el movimiento de retroceso pasa

por las mismas fases que vimos en la dirección contraria. Parece a veces que

se evitase uno y otro estado, pero esta errónea impresión resulta del carácter

inconsciente de todo el proceso, que tiene una velocidad notable» (p. 105).

Estamos hablando de inconsciente y, por tanto, de proceso primario con

lo que se pueden producir contradicciones y cambios de estos pasos.

Este proceso de recorrido inverso del desenamoramiento se produce en

líneas generales porque ha habido una decepción. Esta es la palabra que



resumiría las cinco razones que hemos expuesto como motivos del desena-

moramiento. Después de haber llegado al momento culminante de fusión de

dos individualidades, después de haber lanzado el puente del enamoramiento,

cuando creemos haber solucionado el problema de la depresión, el objeto

amoroso nos decepciona. Esto ocurre o bien por razones de inmadurez de

nuestro enamoramiento o bien porque ha arrancado de una profunda depresión

y, como consecuencia, de un gran desnivel entre el yo real y nuestro

desmesurado ideal del yo, imposibilitando el cumplimiento de nuestras

expectativas depositadas en la persona amada, la decepción entonces es

inevitable, no hay objeto humano, ideología o causa, a no ser que entremos en

una situación de euforia maníaca, que pueda llegar a satisfacer esas

expectativas.Puede haber como hemos visto otras razones: elección inadecuada,

razones circunstanciales e imponderables de las características del empareja-

miento, la proximidad excesiva entre los enamorados, la hipoteca que se

produce en el matrimonio clásico. La decepción es inevitable, el problema es a

qué niveles se va a producir y si va a conducir a un proceso de reversión o de

desenamoramiento.

En todo enamoramiento se produce una frustración, frustración que abocaa la depresión inicial de punto de partida. Esto indica que el proceso amoroso

implica y acarrea un duelo (veáse «Duelo y melancolía»). Los conceptos

diferenciales de duelo y melancolía se basan en la transitoriedad del duelo y en

la permanencia de la melancolía. Ante la decepción amorosa podemos hacer un

duelo (transitorio) y buscar una nueva salida a esa situación aprendiendo de la

experiencia anterior, ésta sería una solución madura y sólida, no es negativo

pasar por una depresión o duelo pasajero. El problema auténtico estaría en que

esta decepción condujera a una depresión melancólica muy patológica. Todo

este paso de reversión es una pérdida gradual de ilusión por un objeto que nos

conquistó, que esperábamos y en el que colocamos nuestras expectativas. La

pregunta es si el que se desenamora va a caer en un duelo o va a sucumbir a

una depresión, si va a tomarse el tiempo necesario para hacer un duelo por el

objeto perdido o va a salir disparado de una forma maníaca a buscar un objeto

sustitutorio. Lo ideal es que llegue a tolerar y a vivir plenamente ese duelo que

le capacitará para iniciar otro proceso de encuentro que termine en un



enamoramiento más satisfactorio que e1 anterior. Visto así hay una clara

esperanza tras cada decepción amorosa.

En el tratamiento sucede exactamente igual, si es exitoso al final del

tratamiento se producirá una decepción porque el amor de transferencia no tiene

salida y es puramente fantaseado. En las personas obsesivas es frecuente que

este amor de transferencia no llegue a producirse, se curan en salud a través de

la racionalización de la relación terapéutica. Si la racionalización se impone a

estos niveles impidiendo la manifestación de la transferencia amorosa habrá una

poderosa resistencia al análisis.

En el tratamiento hay que entrar a tumba abierta o a fondo perdido, luegopodrán analizarse esos mecanismos defensivos y esas resistencias si la persona

los pone por delante en el análisis porque en su vida diaria suele hacerlo así

también. Esas resistencias son analizables en un contexto de estructura de la

personalidad o caracteriológico inclusive, esto es lo más peligroso, cuando hay

una neurosis de carácter y la persona pone una y otra vez los mecanismos de

defensa habituales y no se da cuenta de ello. Ahí entra la labor analítica al tratar

de insistir y de analizar y relacionar la situación de análisis con otras situacionesde la vida ordinaria para que el paciente se decida por fin a vivir a tope la

transferencia, la agresividad y la envidia que el proceso lleva consigo. Cuando la

transferencia se lleva a tope sobre viene al final la decepción, éste es un

momento técnicamente difícil de manejar si se quiere culminar adecuadamente

un tratamiento, véase «Análisis terminable e interminable». Hay que ayudar al

paciente a elaborar su duelo, la angustia de separación del análisis por su

terminación, la tristeza por la separación del analista. Hay que apurar el

significado y los matices de esta separación, aunque muchos pacientes se zafan

este momento o niegan la depresión alegando que es el momento más feliz de

su vida o que llevan siete años esperándolo, otros ocultan el duelo pensando que

tal vez no vuelvan a ver al analista pero que eso no importa porque lo llevan

dentro, empiezan a darse la solución de salida del duelo antes de entrar en él.

Por consiguiente cuando se produce esa reversión de la transferencia al

final del análisis sobreviene la tristeza, el duelo, la decepción del amor

imposible, todos estos sentimientos son normales y humanos, cuando se sale del



duelo la persona podrá elegir pareja si no la había elegido, reelegir a la pareja

ya elegida o elegir la pareja adecuada si se había elegido mal con anterioridad y

se ha llegado a la conclusión de era catastrófica. Lo que hace el análisis es

dejarte ahí toda su riqueza para que comience un emparejamiento satisfactorio.

Aquí entrarían los aspectos técnicos de acting que veremos en el curso de

técnica y que influirían en (o dimanaría de) los procesos de enamoramiento o

desenamoramiento o nuevas relaciones. En el momento del enamoramiento

(transferencial) es frecuente que los paciente, con tal de no enamorarse del

analista o de evitar una fuerte vinculación con él del tipo que sea, se busquen

sustitutos del enamoramiento o de la agresividad suscitada en la transferencia.

Stekel tiene sugerencias muy bonitas en este sentido sobre la atención que hay

que prestar constantemente a estos acting y a estos análisis paralelos. En elmomento de regresión también va a haber momentos en los que con tal de no

entrar en determinados pasos o sentimientos que pueden resultar desagradables

se pueden producir anticipadamente actings. Así, es frecuente que hacia el final

del tratamiento haya jóvenes que dicen «he aguantado bastante» y acto seguido

se compran un piso nuevo, se casan o se emparejan. El piso nuevo lleva consigo

la necesidad de acelerar la terminación del análisis para disponer de dinero para

pagar las letras. Aparentemente esto es lógico, pero hay que analizar a qué sedebe esa coincidencia. Como además se está entusiasmado con el nuevo piso o

con la pareja no parece extraño que no se entristezca por la separación del

analista o por la terminación del análisis. Estas son formas de evitar el duelo por

la finalización del tratamiento. Esta situación es enormemente complicada y hay

que recorrerla hasta el último paso.

Para terminar recordemos la última sentencia de Reik:

«Los sabios nos previenen constantemente de que no debemos esperar

permanentemente y serena felicidad por el amor. Recordar que trae miseria nos

hace depender de otro; tiene altibajos como cualquier creación humana. No es

culpa del amor si le pedimos demasiado» (p. 237).

Yo terminaría el tema comentando la frase de Reik. No es sabio recordar

que el amor trae miseria porque nos libra de otra miseria mayor; lo mismo cabe

decir del tratamiento por costoso y dificultoso que éste sea. Recordad cuando

dice Freud que el tratamiento lo que hace es cambiar una miseria por otra más

humana mientras la miseria patológica es añadida a la humana. No es sabio



tampoco recordar que el amor nos hace entrar en dependencia con otros

porque, en contrapartida, nos libra de la soledad aun cuando a veces sea a costa

y riesgo de depender de otros y traiga una serie de complicaciones enlazadas. La

otra alternativa al amor es la soledad de donde venimos y a donde volveremos si

no admitimos la situación de enamoramiento. Finalmente, no es sabio entender

que el amor tiene altibajos porque -y así se ve prototípicamente en el amor de

transferencia dentro del análisis- evita que estemos siempre en los bajos

profundos de la depresión o de la enfermedad en general. Nuevamente no es

sabio recordar que el amor es limitado como cualquier creación humana porque

más limitada

es la producción de síntomas, ella acarrea un despilfarro de energías y

limita al hombre. El amor, tanto como el tratamiento, nos libra de la soledad,

de la miseria de la enfermedad, del despilfarro de unas energías que deben

correr mejor suerte y ser mejor empleadas, pese a todas las limitaciones y

conflictos, en la relación con los demás.

En la Epístola de San Pablo a los Corintios (Cor 3) se nos dan unas

características del amor y comienza diciendo que el amor no es envidioso, ni

agresivo, no lo quiere todo para sí. Si la leéis veréis que hay un paralelismo

entre estos pasos de ida y vuelta que hemos estudiado en el fenómeno y

psicodinamia del proceso amoroso y lo que dice S. Pablo, lo que ocurre es que

en este enfoque del amor ha influido la Iglesia, la religión y ha querido colocar

en el amor sólo las características de altruismo, madurez, etc., sin tener en

cuenta su inmadurez, su egoísmo, pasos por los que necesariamente hay que

pasar. En los autores del cuadro sinóptico veremos que Balint parafrasea en su

obra la epístola dicha.

I N FORME B I B L I OGRÁF I CO

La presente bibliografía está ordenada en función de las aportaciones

psicoanalíticas al estudio del enamoramiento, teniendo en cuenta tanto la coordenada

conceptual como temporal.

1) S. FREUD: «Psicología de las masas y análisis del yo»

(Massenpsychologie und Ich-Analyse, 1921), O.C. III, 2563-2610; G. W.,



XIII, 73-171 (Cf., especialmente, Cap. VIII: «Enamoramiento e

hipnosis»(O.C., III, 25-88-2592) y Cap. XII: «Consideraciones

suplementarias» (O.C., III, 26-03-2610).

2) K. ABRAHAM: «Orígenes y desarrollo del amor objetivo»

(Anfíinge und Entwiclclung der Ojelctliebe, 1924), Parte II de «Un breve

estudio de la evolución de la libido, considerada a la luz de los trastornos

mentales», en: «Psicoanálisis Clínico», ed. Hormé, B. Aires, 1980, pp. 365-

381.

3) T. REIK: «El amor visto por un psicólogo» (A psychologist looks

at love, 1944), ed. Hormé, B, Aires, 1967.

4) E. FROMM: «El arte de amar» (The Art of Loving, 1956), Ed.

Paidós, B. Aires, 1967.5) R. F. ALLENDY: «L'Amour», ed. Donoel, Paris, 1949.

6) K. MENNINHER: «Amor versus odio» (Love against Hate, 1942),

trad. esp., ed. Monte Avila, Caracas, 1970.

7) M. BALINT: «L'amour génital» (On genital love, 1947) trad. en:

«Amour primaire at technique psychanalytique», ed. Payot, Paris, 1972, pp.

129-142.

8) M. KLEIN Y J. RIVIERE: «Amor, odio y reparación» (Love, Guilt andReparation, 1937, trad. esp., O.C., 6, pp. 101-171.

9) W. REICH: «La función del orgasmo» (The Function of the Orgams,

1942) trad. esp., ed Paidós, B. Aires, 1974

10) I. LEPP: «Psicoanálisis del amor» (Psychoanalyse de 1'amour,

1959), trad. esp., ed. Carlos Lohlé, B. Aires, 1960.

11) A. IMBASCIATI: «Eros y logos» (Eros e logos, 1978), trad. esp., ed.

Herder, Barcelona, 1980.

12) A. HESNARD: «Psicoanálisis del vínculo interhumano»

(Psychanalyse du lien interhumain, 1957), trad. esp., ed. Proteo, B. Aires, 1968.

13) CH. DAVID: «L'état amour-eux», ed. p.u.f., Paris, 1971.

14) D.W. WINNICOTT: «Objetos y fenómenos transicionales. Estudios

de la primera posesión `No Yo'» (Transitional objects and transitional phe-

nomena. A Study of the first not-me possession, 1953) trad. esp. en: «Escritos

de psiquiatría y psicoanálisis», ed. Laia, Barcelona, 1981, pp. 313-330.



15) D. BRAUNSCHWEIG Y M. FAIN: «Eros et Antéro~ : Reflexions psy-

chanalytiques sur- la sexualité», ed. Payot, Paris, 1871.

16) W. R. D. FAIRBAIRN: «Estadios en el desarrollo de una teoría de

las relaciones objetal de la personalidad» Steps in the development of an

object-relations theory of personality, 1949), trad. esp., en: «Estudios

psicoanálicos de la personalidad», ed. Hormé, B. Aires, 1966, pp. 153161.

17) J. BOWLBY: «El vínculo afectivo» (Attachement, 1969) trad.

esp., ed. Paidós, B. Aires, 1976.

18) A. H. MASLOW: «Love in healthy people» (Amor en la gente

sana), en M. F. A. MONTAGU, «The Meanning of Love» (El Significado del

amor), ed. Julián Pr, N. York, 1953, pp. 57-93.

19) A. LOWEN:»Amor y orgasmo» (Love and Orgasm, 1965) trad.esp., ed. Grijalbo, Barcelona, 1965.

20) E. H. ERIKSON Y N. J. SMELSER: «Trabajo y amor en la edad

adulta» (Themes of Work and Love in Adulthood, 1980), trad. esp., ed Gri-

jalbo, Barcelona, 1982.

21) O. KEMBERG: «La teoría de las relaciones objetales y el

psicoanálisis clínico», (Ohject Relations Theory and Clinical Psychoanalysis,

1977), trad. esp., ed. Paidós, B. Aires, 1979 (cf., especialmente, los

capítulos VII: «Impedirilentos de la capacidad de enamorarse y de mantener

vínculos amorosos duraderos» y VIII: «La madurez en el amor: condiciones

previas y características». pp. 153-176 y 177-197).

22) 7. CH. SMIRGEL: «L'Ideal du moi: Essais psychanalytique sur

la maladie d'Idealité»; 1957, ed. Tchou, París, 1975 (Cf., especialmente, el

cap. 3: «L'idéal du moi, 1'état amoureux et la génitalité», pp. 59-88).23) G. Y N. O'NEILL: «Matrimonio abierto» (Open Marriage, 1972),

trad. esp., ed. Grijalbo, Barcelona, 1976.

psicodinamica del enamoramiento

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