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La Escuela de Liderazgo LDR es una creación de Emprendedorex..com

Programa DLidem | Desarrollo de Líderes + Emprendedores

Dirección y Coordinación

Juan Carlos Casco Casco.

Desarrollo de contenidos

Juan Carlos Casco Casco.

Elaboración de materiales, diseño y desarrollo

Fernando Barrena Mera, Juan Carlos Casco Casco Y Damián Pérez Bueno.

TÉCNICAS PARA VENCER LA RESISTENCIA AL CAMBIOAUTOLIDERAZGO. EL AUTODOMINIO PERSONAL Y LA APERTURA AL CAMBIO.

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TÉCNICAS PARA VENCER LA RESISTENCIA AL CAMBIO

TEMA 7


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Volvemos a abordar el trabajo sobre los hábitos porque es un asunto capital de trabajo. Ya sabemos que abrirnos a nuevas oportunidades implica estar dispuesto a cambiar de hábitos para ganar en influen-cia personal y competencias profesiona-les.

Podríamos decir que el conjunto de nues-tros hábitos marcan los límites de nuestra zona de confort. Los hábitos se adquie-ren por repetición y se instalan en nuestra vida, pero de la misma manera que los ad-quirimos podemos modificarlos, es solo cuestión de actitud, voluntad y repetición.

Los hábitos físicos (fumar, hacer deporte, comer, dormir…). Unos malos hábitos fí-sicos inciden directamente en la salud.

Los hábitos interpretativos (formas de in-terpretar las cosas, analizar la realidad…), son culturales, por ejemplo, dependiendo

COMO SERES DE HÁBITOS NOS RESISTIMOS A CAMBIAR

a la cultura a la que pertenecemos per-cibimos la muerte de una forma u otra, cambiar de lugar de residencia, trabajo, relaciones…

Cada vez que se nos propone una acti-vidad que supone un cambio de hábitos, nuestra actitud es reactiva. Nos sentimos más cómodos y seguros instalados en nuestros hábitos y rutinas diarias, aunque nos impidan crecer, desarrollarnos y abrir-nos a oportunidades.

El ejercicio personal de crecimiento hacia el liderazgo consiste en identificar nues-tros hábitos y potenciar aquellos que ya tenemos y nos ayudan en esta tarea, y sustituir aquellos que son contrarios a la consecución del propósito.


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Analiza aquí cuáles son tus hábitos y rutinas diarias, el objeto es que seas consciente de los hábitos con los que vives..

Mis hábitos físicos son:

Mis hábitos interpretativos son:

Ahora piensa en adquirir dos hábitos físicos e interpretativos que podrían hacerte más feliz y ayudarte a crecer:

Escribe un plan para implantar esos hábitos, ponle una fecha para iniciar el ejercicio y de-dica unos minutos a visualizarte haciendo esas cosas nuevas:


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Recuerda que la adquisición de un hábito se consigue repitiendo una pauta de com-portamiento o una tarea, por ejemplo: ca-minar una hora diaria, leer media hora an-tes de ir a la cama, escuchar dos minutos a una persona antes de hablar, no emitir juicios negativos sobre otras personas…

Piensa que con la adopción de una serie de hábitos positivos puedes ganar en in-fluencia y capacidad, creándote una iden-tidad más potente.

PONERSE A SALVO DE LOS MATADORES DE SUEÑOS

En el módulo anterior analizamos la figura de los “matadores de sueños” y el efec-to dañino para tu crecimiento personal. Ahora vamos a trabajar para bloquear y vencer a los saboteadores que intentarán terminar con tus iniciativas.

Nuestra cultura y por ende nuestras or-ganizaciones, desde las más básicas a las más complejas son estructuras demasiado rígidas y acartonadas, a menudo refrac-tarias a cualquier cambio. Sabemos que esto nos lleva a la obsolescencia, pérdida de competitividad, y cerrazón a nuevas oportunidades.

Es muy importante que detectemos aque-llas circunstancias y situaciones en las que nuestros entornos se cierran a las nuevas ideas. Primero para que podamos identificar como se produce esto, para luego llevar a cabo un plan para desbloquearlo.

Para entrenar esta práctica, te proponemos que sigas el ejercicio de Robert J. Kriegel.

La siguiente técnica, te será útil para enfren-tar la tendencia a la oposición que en un grupo o un equipo de trabajo surge como un auténtico hábito a la aportación de nue-vas ideas por parte de sus miembros.

Durante una sesión de lluvia de ideas con los líderes de un grupo de hos-pitales, puse sobre la mesa una pelota roja, expliqué la tendencia al sabotaje y anuncié que quien empezara a oponerse a cualquier idea se ganaría un pelotazo.


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Tras unos quince minutos, uno de los vicepresidentes hizo el siguiente co-mentario para referirse a una idea que alguien acababa de exponer: “Eso es demasiado costoso y ya ejecutamos el presupuesto. Además, los médicos y las enfermeras jamás estarán de acuerdo”. Entonces, ¡bum! De alguna parte le llegó un pelotazo. Todos se rieron, incluido el vicepresidente. Fue increíble. Ése fue el comienzo de una serie de pelotazos cada vez que alguien obje-taba alguna idea.

Pero lo más sorprendente fue el cambio que experimentó el comporta-miento de los asistentes. Empezaron a apoyarse unos a otros y a lanzar ideas verdaderamente originales. El clima de la reunión se tornó más desin-hibido y divertido. Cuando nos estamos divirtiendo predomina el lado del cerebro del cual depende la creatividad. Nunca olvide que la diversión es su precursora.

En cierto momento, el presidente del grupo tomó la pelota y se golpeó la cara con ella, al tiempo que decía: “Si se hubieran enterado de lo que estaba pensando, me la habrían lanzado. ¡Me he dado mi merecido!”

A raíz de esa reunión desarrollaron una línea de software para estableci-mientos de atención externa en salud, que generó ingresos por más de 75 millones de dólares en tres años. Eso no habría sido posible sin la famosa pelota.

Casi todas las semanas recibo pelotas de colores, pistolas de agua u otros ob-jetos por el estilo, con los logotipos de las compañías que me los envían y no-tas que dicen, más o menos: “Esto lo utilizamos en todas nuestras reuniones”. Fuente: Robert J. Kriegel


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Siguiendo la línea de este ejercicio. Identifica una situación de tu vida en la que se sabotean las nuevas ideas y realiza un plan para ponerlo en evidencia y trabajar esta faceta

Las excusas para rechazar las ideas vienen dadas por un conjunto de frases hechas que desafortunadamente forman parte de nuestro conversar diario, que hay que reconocer e ir desterrando:

Frases a evitar :

~ “Más vale lo viejo conocido que lo nuevo por conocer”

~ “Hay que tener los pies en el suelo”

~ “Todo está inventado”

~ “Ahora vienes a descubrir América”

~ “Aquí se hacen las cosas de otra ma-nera”.

~ “Así es como siempre lo hemos he-cho y seguiremos haciéndolo”.

~ “Es una nueva idea, pero...”

~ “No funcionará; no se puede hacer”

~ “Está bien pero en otro momento”.

~ “Esperemos que lo hagan otros a ver qué pasa”


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DE LA MISERIA DEL “ES QUE…..” A LA CULTURA DEL “ Y SI ….”

A menudo observamos como la respues-ta mecánica a toda idea nueva que se plantea en grupo, viene acompañada de las siguientes pautas:

1) Falta de escucha activa por parte del grupo a quien plantea una idea nueva.

2) Dedicar la energía a rebatir los argu-mentos de la propuesta novedosa.

Como consecuencia de esto, se genera una barrera de entrada muy fuerte a toda idea que puede mejorar el trabajo, esto se convierte en un tic casi automático que está presente en muchos ámbitos cultu-rales.

Es lo que llamamos la cultura a desterrar del “es que…”: es que esto no funciona-rá….; es que no está probado…; es que quien lo propone no tiene experiencia…; es que es arriesgado…

Hacia donde tenemos que caminar es a la cultura del “y si….”, o lo que es lo mismo, generar una actitud hacia la apertura y el cambio: y si le incluimos este elemento para que pueda mejorar…; y si lo proba-mos ya…; y si nos comprometemos con ello…

en un trabajo de grupo propón una reu-nión para trabajar sobre nuevas ideas y plantea las siguientes reglas:

1) Se propondrá un tema de mejora so-bre un asunto concreto que interese al grupo.

2) Cada persona aportará una idea nueva.

3) Cada persona escribirá su idea en un folio (un folio por persona).

4) Cada persona expondrá su idea en un par de minutos.

5) Se iniciará una ronda donde todas las personas sólo puedan utilizar la fórmula del “y si…”).


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6) En cada folio con la idea de cada persona, el resto escribirá una aportación bajo la fórmula del “ y si…” Es decir, todas las personas aportarán a todas las ideas.

7) Se leerán todas las aportaciones y se analizará el valor que se ha generado en el ejercicio.

SOMOS AUTOSABOTEADORES DE IDEAS

Piensa que la fuerza de nuestras costum-bres es tan grande que afecta no solo a nuestra actitud para cargar contra las ideas de los demás, también sobre las nuestras propias. De esta manera, nos convertimos en censores y saboteadores de nuestras ideas propias.

Nuestro diálogo interior nos propone muchas veces cambios y abrirnos a si-tuaciones nuevas. Entonces interviene el mismo mecanismo: me puedo proponer iniciar una nueva actividad, un negocio, hacer ejercicio.

De inmediato surge otra voz en nues-tro interior que nos dice: no podrás, tú eres débil para hacer esto, no vales para esto… estaría bien, no lo descarto, pero no me comprometo… ¿Lo reconoces? Sí, efectivamente es tu saboteador de sueños que está actuando. Puedes seguir haciéndole caso y continuarás teniendo los mismos resultados, o contradecirle y abrirte a oportunidades. La decisión es enteramente tuya.

Dedícale unos minutos a analizar las propuestas de cambio que puedes provocar en tu vida y visualízate unos minutos haciendo ese cambio.

Pronuncia la frase: “me concedo una oportunidad para hacer............”


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Los cuatro tipos de autosabotaje más frecuentes Aida Baida Gil

No acabar las cosas. Empiezas muchas cosas y las dejas a medias, o bien le dedicas mucho trabajo y esfuerzo a algo y cuando estás a punto de acabar, lo abandonas con cualquier excusa. Y no me refiero sólo a no acabar tareas o proyectos, este tipo de sabotaje puede afectar también a tu carrera profesio-nal: dejar un trabajo justo antes de un posible ascenso, abandonar una carrera casi al final, etc. La explicación es sencilla, si nunca acabas nada no tendrás que enfrentarte a la posibilidad de fracasar, de no estar a la altura, o de cometer errores. O a la posibilidad de no saber lidiar con el éxito. Claro que tampoco descubrirás el placer de conseguir tus objetivos y de demostrarte a ti misma que sí estás a la altura, que eres competente e inteligente.

Posponerlo todo hasta el último minuto (procrastinar) . Esta es muy común también, yo misma peco de ello de vez en cuando. La razón “oculta” es sencilla, si lo dejas todo para el final y no te esfuerzas todo lo que puedes siempre tendrás esa excusa si las cosas no salen del todo bien, es una especie de escudo protector de tu supuesta ineptitud. No sea que le dediques todo el tiempo y esfuerzo, no salga perfecto y se descubra que no eres competente. Por supuesto, también hay otras razones como que sim-plemente no te guste nada la tarea, y la retrases lo máximo posible. Pero, en general, es miedo al resultado final.

Perfeccionismo. Ese viejo conocido… O está perfecto o no se hace, para ti si no está perfecto está mal y empleas (o más bien pierdes) muchísi-mo tiempo en revisiones, en aprender más. Con esto consigues no acabar las cosas y estresarte. Como no sé hacer esto a la perfección, no lo hago (evitas correr el riesgo de fracasar o de no estar a la altura), hasta que esto no esté perfecto no lo envío (horas innecesarias de trabajo y estrés). La solución no es fácil pero es sencilla: arriesgarse. Primero con pequeñas cosas, para ver que no pasa nada si no es perfecto, que bueno es suficiente y que es mejor tener las cosas en marcha que tenerlas paradas esperando a que sean perfectas. Se puede conseguir y te lo digo por experiencia, como comentaba en una de mis sesiones, los primeros artículos los repasaba mil y una veces, tardaba muchísimo. Ahora me he relajado un poquito y hasta la fecha nadie me ha linchado ; ) A veces te saldrá mejor, a veces peor, es normal. Nadie es perfecto


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y es muy cansado aspirar siempre a la perfección.

Poner excusas. Soy demasiado mayor, soy muy joven, no tengo dinero, las cosas están muy mal, no tengo tiempo,… Son simples disfraces del miedo. De sobra sabes que hay personas de todas las edades que han conseguido lo que se proponían, y sabes que cuando algo es importante para ti encuentras el tiempo y la forma de conseguirlo. Haz de tu objetivo tu prioridad y déjate de excusas. Fuente: Aida Baida Gil

ESTRATEGIAS PARA EL CAMBIO Y NEUROCIENCIA. LA VISIÓN DE LOS HERMANOS HEATH

En el libro “Cambia el chip. Cómo afron-tar cambios que parecen imposibles” los hermanos Heath abordan un conjunto de claves esenciales para enfrentar el cambio.

La neurociencia está abriendo un enor-me campo para entender y apoyar a las personas en los procesos de cambio. La combinación de facultades de nuestro cerebro: emocionales (hemisferio dere-cho) y analíticas (hemisferio izquierdo) intervienen en los procesos de toma de decisiones y la disposición al cambio.

Nuestro lado emocional lo podemos asi-milar con un elefante y nuestro lado racio-nal con un jinete. En el proceso de cambio intervienen ambos: el jinete aporta plani-ficación y dirección y el elefante aporta la energía. Según los autores, los procesos de cambio involucran ambas dimensiones.

Conjugar la energía emocional con la ana-lítica y racional proporciona el equilibrio necesario enfrentar situaciones nuevas y desarrollar estrategias para el cambio.

El resumen que los propios autores realizan al final de su libro para generar con efectividad un cambio, recomienda un trabajo en tres direcciones:

1. Estrategias para dirigir al jinete.


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~ Identificar y seguir las excepciones. Investigar los cambios que han fun-cionado en otros momentos y seguir sus enseñanzas.

~ Concretar y redactar los hitos y movimientos críticos. Hay que concre-tar los comportamientos concretos que son críticos para el cambio. Las generalidades no son útiles.

~ Focalizar. Apuntar al destino. El cambio es más fácil cuando se sabe hacia dónde dirige y por qué merece la pena cambiar.

2. Estrategias para motivar al elefante.

~ Identificar las emociones que pueden impulsar el cambio. Hay que sentir la necesidad del cambio.

~ Reducir la dimensión del cambio. Hay que fragmentar, trocear en fases el cambio, hasta que no atemorice al elefante.

~ Hacer que se sienta orgulloso. Cultivar un sentido de identidad e infun-dir la mentalidad de crecimiento.

3. Estrategia para allanar el camino. En ocasiones, el cambio más importante es el que podemos producir en la propia estructura. En cualquier caso, es esencial estar atentos a los cambios que podemos realizar en el entorno para facilitar, impulsar o consolidar el cambio. En este caso, las estrategias que plantea son:

~ Modificar el entorno. Cuando la situación cambia, el comportamiento también cambia.

~ Crear hábitos. Cuando el comportamiento es habitual, es libre, no su-pone ninguna carga para el jinete. Es importante buscar maneras de fo-mentar los hábitos.

~ Aprovechar la fuerza del grupo. El comportamiento es contagioso. Ayu-de a expandirlo.

Fuente: Chip y Dan Heath


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Fíjate un cambio que quieres producir y define claramente:

Dónde tengo un referente en el que ese cambio se ha producido y donde puedo fijarme

A dónde quiero llegar con ese cambio, cómo veo materializado ese cambio

Cuáles son los pasos que me llevarán a ese cambio (hitos y tiempos)

Qué emociones intervienen en el proceso (cómo me siento emocionalmente)

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