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Historia de las ciencias Profesores: José M. Ferreiros Domínguez & María de Ponte Azcárate 2º de Filosofía / Turno de tarde III Cuatrimestre / septiembre 2012 - enero 2013 Pitágoras

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  • Historia de las cienciasProfesores:! José M. Ferreiros Domínguez & María de Ponte Azcárate

    2º de Filosofía / Turno de tardeIII Cuatrimestre / septiembre 2012 - enero 2013

    Pitágoras

  • índice

    Lección de anatomía, de Rembrandt

    Tema 0! 2

    Introducción 2

    Tema 1! 6

    Primer bloque 6

    ¿Puede considerarse la revolución científica como una revolución al uso? 6

    Tycho Brahe (1546-1601) 13

    Johannes Kepler (1571-1630) 14

    http://filosevilla2011.wordpress.com 1

    http://filosevilla2011.wordpress.comhttp://filosevilla2011.wordpress.com

  • Tema 0Notas previas a la asignatura

    INTRODUCCIÓN

    Bibligrafía recomendada

    26/09/2012

    La primera mitad la da la María Pontes, y José M. Ferreirós dará la segunda a partir de

    noviembre. Quizás se pueda hacer un trabajo único para poder evaluarse, aunque no es una

    posibilidad segura.

    La primera parte se dedicará a la revolución científica. La metodología con la profesora

    Pontes se desarrollará a partir de textos originales que se conseguirán en copistería. Hay dos

    libros especialmente recomendables, Making the modern science y La revolución científica:

    una interpretación alternativa de Steven Shapin. Este último libro habrá que leerlo sí o sí.

    Otro libro importante es Panorama general de la ciencia moderna, de P. J. Bowler y I. R.

    Morus, que usaremos como guía general para el total de la asignatura. Thomas Kuhn tiene

    otra obra, La revolución científica, que también será de gran utilidad.

    El interés de esta primera parte está en que fue en la revolución del XVII donde se sientan las

    bases de una sociedad que se fundamenta en la mentalidad científica moderna.

    Si hablamos de Historia de las Ciencias pensamos en conceptos y autores básicos, como

    Einstein, Newton, la gravedad, la relatividad, Galileo, etc. Esta interpretación sería la de Whig

    History, o Historia de la Peluca, una visión basada en el tópico de científico-genio, aislado y

    casi disociado de la sociedad, y donde los hitos científicos se analizan simplemente por pasos

    nodales. Esto, por un lado, les gusta a los científicos, aunque, por otro, los caricaturiza.

    Cuando se empezó a hacer Historia de las Ciencias más allá de la caricatura, aplicando un

    método más sociológico, se llegó a lo que se conoce como las science wars o guerra de las

    ciencias. Hubo historiadores que sacaron a relucir consecuencias no deseables de las

    ciencias, como la mezcla de valores (sociales, políticos y culturales) que se mezclan con los

    hechos. Es un tipo de análisis que considera la complejidad de separar el grano de la paja, de

    2

  • los acontecimientos que suponen hitos del momento y el contexto en que se dan los propios

    hechos.

    Hasta la Ilustración no se preocupa nadie de desarrollar una Historia de las Ciencias. Lo

    primero que podemos entender como tal, sin ser aún Historia de las Ciencias, llega en el

    XVIII. No es de extrañar: fue entonces cuando se adquiere la perspectiva necesaria para

    analizar la revolución científica del XVII. Los ilustrados veían a los científicos del XVII como

    los grandes héroes frente a los oscurantistas irracionales del pensamiento no racional. Galileo

    será uno de los grandes en ese sentido. Newton también lo fue, incluso eliminando de su

    biografía algunas de sus vocaciones esotéricas y próximas a sectas del catolicismo. Para los

    ilustrados el XVII fue un punto de inflexión, por lo que dedican mucho tiempo a poder

    desarrollar los primeros bocetos de una Historia de las Ciencias.

    En el siglo XIX empiezan a cambiar las cosas. Se enfría el entusiasmo ilustrado. William

    Whewell escribe Historia de las ciencias inductivas, acuñando el término científico en 1837.

    Antes de Kant, el conocimiento científico era de carácter pasivo (un ejemplo es la manzana de

    Newton). Whewell apunta que los científicos no sólo observan, sino que también modifican la

    realidad con su observación racional, una noción que debe mucho al kantismo. No obstante,

    lo científico para Whewell no acapara el sentido actual. Darwin, por ejemplo, no será un

    científico por hereje.

    Los ilustrados tenían una idea materialista de la ciencia: el conocimiento científico garantiza

    el conocimiento absoluto de la naturaleza, que se rige por unas leyes absolutas que lo dictan

    todos, más allá de cualquier superstición o pensamiento no racional. Whewell tendrá una

    postura que señala que hay un límite para la explicación racional: no todo se puede

    fundamental en el conocimiento científico, no todo está basado en leyes a las que se acomode

    la realidad. Whitehead también será de esta línea, aunque algo más moderado en la

    imposición de límites.

    En el siglo XX, Bernal traslada los presupuestos marxistas a criterios para entender la Historia

    de las Ciencias. Opina éste que las ciencias deben ser empresas para el bien común. No es

    algo que buque el conocimiento absoluto, sino que sus conclusiones deben estar al servicio de

    la sociedad. En el sistema capitalista, el militarismo y la industria han asumido las aplicaciones

    de la técnica científica y de los afanes de dominio de la naturaleza: el dominio de la técnica es

    el dominio de la aplicación.

    Durante la II Guerra Mundial aparece un momento de inflexión para todo, y no menos para la

    Historia de las Ciencias. Fue entonces cuando, por primera vez, los resultados de las ciencias

    fueron palpables en su lado más oscuros: ya no se centra en curar y beneficiar al ser humano,

    3

  • sino en buscar la máxima eficiencia en la destrucción. La ingenuidad ilustrada se va al garete.

    A partir de aquí, se extremizan los polos que venían representándose en la visión materialista

    de la ciencia, por un lado, y en el criterio que considera necesario colocar límites a la ciencia,

    estableciendo que esa frontera está en el pensamiento religioso.

    Tras esto es cuando se inauguran los departamentos de las ciencias. Aparecen revistas

    especializadas, congresos, etc. Tras la II Guerra Mundial, la ciencia reivindica su lugar, para

    bien o para mal, planteándose multitud de preguntas.

    La Guerra Fría también impone matices al estudio de la Historia de las Ciencias. Sigue

    habiendo gente que represente la corriente marxista, aunque se descarta la opción de que de

    la ciencia está corrompida por el capitalismo como una perspectiva apropiada, al menos en el

    mundo occidental. La Historia de las Ciencias que surge, sobre todo en el mundo anglosajón,

    sugiere lo contrario: la técnica es un subproducto de la ciencia, no al contrario, como se

    sostenía hasta entonces, retornando al planteamiento ilustrado en cierta forma.

    En este contexto, aparece la visión de Koyré, un historiador ruso que emigró primero a

    Francia y luego a EEUU. Esta visión se centraba en las ideas que Galileo tenía sobre Platón,

    siendo el primero que aporta esta perspectiva. También fue el primero que hizo un tratado

    serio entre Newton y la religión, volviendo a la revolución científica, pero de un modo más

    centrado y claro.

    Estamos en el contexto de los positivistas lógicos de autores como Karl Popper. Surge con los

    positivistas lógicos una perspectiva interesante: se desarrolla una Historia Interna de las

    Ciencias frente a una Historia Externa de las Ciencias. Estamos en los años 50 del siglo XX.

    La Historia Interna de las Ciencias se centraba en estudiar los factores intelectuales que

    participaban en los descubrimientos científicos. Koyré señala que en Newton está Galileo,

    Copérnico o Platón e incluso briznas de religión. La Historia Externa de las Ciencias se

    centra en los criterios contexturales: política, sociedad, economía, etc. Para entender las

    ciencias, dirán, basta con la visión interna. Es ahora cuando se empieza a hablar del método

    hipotético-deductivo y el sistema de verificación. Popper dirá que los científicos tienen

    hipótesis, haciendo que este conocimiento se distinga de otros porque ahora se pueden falsar

    las hipótesis. El marxismo, así, no es una teoría científica, como tampoco lo sería el

    psicoanálisis, según Popper.

    Kuhn dirá que un científico no abandonará su hipótesis hasta que no tenga una explicación

    mejor, sino que se acomodarán en una serie de contextos y casos que reivindiquen la utilidad

    de la hipótesis sobre la que se apoya una ley. Kuhn dirá que los científicos forman una

    comunidad que, como todas, serán conservadoras y salvaguardarán sus hipótesis para que las

    4

  • excepciones de sus reglas no rompa el edificio de sus fundamentos. Cuando se acumulan

    muchas anomalías o surgen anomalías especialmente importantes, para Kuhn un paradigma

    (como la ley de la gravedad) entra en crisis, que es cuando aparece un momento de especial

    creatividad que tratan de suplantar las teorías anteriores, lo que deviene en una revolución

    que genera un cambio de paradigma. Eso es lo que ocurre, por ejemplo, en el siglo XVII.

    Ocurrió también con la alquimia cuando fue sustituida por la química. En este sentido, Kuhn

    le da una especial relevancia a los factores que intervienen en la Historia Externa de las

    Ciencias. Kuhn también fue el primero que dijo que cuando se cambia una teoría por otra

    significa cambiar muchas cosas en el contexto: libros de texto, libros de historia,

    departamentos, métodos... cambia todo. Llega a decir que dos paradigmas, dos simultáneos,

    son inconmensurables: dos científicos de distintas épocas distanciadas no se podrían

    entender.

    Feyerabent o los postmodernos dirán que la ciencia es un tipo más de conocimiento, ni mejor

    ni peor, no más ni menos, que cualquier otro tipo de conocimiento que se da en el ámbito

    humano. Es la reacción a una serie de corrientes que reivindican una especificidad del

    cientifismo.

    27/09/2012

    5

  • Tema 1La revolución científica

    PRIMER BLOQUE

    Bibliografía

    ¿Puede considerarse la revolución científica como una revolución al uso?

    La revolución científica de Shapin establece que no se puede hablar de revolución científica

    como tal. En contraposición está Thomas Kuhn, quien habla de ciencia normal, paradigma y

    revolución científica en La revolución copernicana, centrándose en astronomía y defendiendo

    que la revolución de Copérnico supone una revolución no sólo científica, sino también

    cultural. Según Kuhn, una simple teoría astronómica genera un cambio absoluto en la forma

    de ver el mundo.

    Hoy conoceremos las tesis principales de Shapin acerca de porqué no se puede hablar de

    revolución científica.

    La revolución científica, si nos ceñimos a los descubrimientos, ocurrieron en dos campos:

    astronomía, con Galileo, Kepler y Copérnico, y en la mecánica, con Newton y Leibniz.

    También hay grandes avances en medicina, pero los pilares de la revolución científica se basan

    en astronomía y mecánica. En adelante, hablaremos de revolución química y revolución

    eléctrica.

    La historia tradicional equipara la revolución científica con Copérnico o Galileo. A finales del

    XVI y principios del XVII llegan una serie de cambios fundamentales en el ámbito científico

    que generan un vuelco en la visión del mundo. Sucede un tránsito de la antigüedad a la

    modernidad. Muchos de los protagonistas de la llamada revolución científica, como Bacon, se

    autodenominaban modernos y despreciaban al conocimiento clásico y antiguo. La

    consideración de la revolución de Darwin o la de la química llegó como crítica a la revolución

    científica. No obstante, los cambios del periodo citado fueron especialmente relevantes, hasta

    el punto de considerar que hablamos de la revolución, cuando comienza la ciencia tal y como

    la entendemos:

    •La historia tradicional, que procede de la Ilustración, señala que, por un lado, hubo grandes

    descubrimientos y avances. Bacon hablaba de la filosofía griega como un tipo de

  • conocimiento perjudicial en la búsqueda de la verdad, enfatizando en el método

    experimental y señalando que el conocimiento debe perseguirse desde la luz de la

    naturaleza y no desde la oscuridad de la antigüedad.

    •Se considera que es la revolución no sólo por esos grandes descubrimientos, sino sobre

    todo por la inauguración del método, que nos proporciona conocimiento válido, fiable y

    certero.

    La historia tradicional de las ciencias tiene su propia historia, ellos mismos se autodenominan

    modernos, aunque no revolucionarios. Sabían que hacían algo nuevo, pero la idea de

    revolución científica como tal es del siglo XX. En el libro de Shapin se alude al término bajo la

    autoría de Alexander Koyré en 1943 (cita en la página 17). Herbert Butterfield también

    menciona esta denominación en 1949, añadiendo que lo que supuso la revolución industrial

    se entiende como si la humanidad se hubiese curado la miopía poniéndose gafas.

    Kuhn llega a decir que la revolución copernicana fue una revolución en el campo de las ideas y

    en la concepción de la noción del universo, así como del lugar del hombre en el mismo.

    La revolución copernicana tuvo tres etapas:

    •Astronomía: la composición del universo cambia en su concepción, donde la Tierra pasa a

    un lugar que no es el centro. No es un dato baladí: la astronomía se consideraba una ciencia

    muy menor, y sin embargo, encabeza el inicio de la revolución.

    •Ciencia: los cambios en astronomía llevaron a la comunidad de científicos a reconstruir

    todos los principios del resto de disciplinas.

    •Filosofía/Religión/Cultura: como consecuencia, cambia la mentalidad, ya que la afirmación

    de que el hombre no es el centro del universo, sino parte de un cosmos del que formamos

    una parte no primordial lleva a los pensadores a replantearse el lugar de la existencia desde

    distintas perspectivas.

    Galileo construyó un telescopio, y antes de estar convencido de las ideas de Copérnico

    descubrió unas manchas en el Sol. Lo que se creía era que esas manchas eran cosas que

    flotaban alrededor del Sol, pero Galileo contradijo esto: las manchas están en el Sol. Tras

    probar su teoría, rompió con una tradición basada en el orden aristotélico del mundo, donde

    se distingue el ámbito de lo corruptible del ámbito de lo celestial. Pero si esto fuera cierto,

    ¿cómo es posible que el gran astro incorpore muestras de corrupción si no es propio del

    mundo celeste?

  • Algo tan nimio arrastra a otros ámbitos de la vida humana. Imaginemos el alcance de la

    revolución copernicana. Para Kuhn, esto sí que supone una revolución.

    Shapin, decimos, afirma que no hay tal revolución científica. Pero antes, planteemonos algo.

    ¿Qué es revolución? ¿Qué es ciencia?

    1. Koyré habla de revolución científica en el 43 en un sentido distinto al que podría tener

    ahora. Revolución no era sinónimo de cambio, sino de ciclo. Pensemos en las

    revoluciones de un motor. Dice Koyré que la palabra revolución aparece en la Ilustración

    con una idea que surge en paralelo a una idea de tiempo lineal y unidireccional, una idea

    que no existía antes. ¿Podemos hablar de revolución científica como un momento

    rupturista entre periodos? Sabemos que la dicha revolución empezó con Copérnico y

    terminó con Newton, pero ¿hay un único movimiento que represente la idea de revolución

    en conjunto a través de dos siglos?

    2. Por otro lado, Shapin rechaza la idea común de la historia tradicional que entiende la

    ciencia como un bloque de conocimiento: no hay una disciplina única que entendamos

    como ciencia. Al no haber una entidad delimitada y única, no se puede hablar de una

    revolución que afecte a ese ámbito. Cada una de las prácticas científicas experimentaron

    métodos y evoluciones muy distintos: la alquimia permaneció impertérrita hasta el XVIII,

    y la biología tampoco fue especialmente mutable. Shapin hablará de prácticas, no tanto de

    ciencias.

    3. Otro punto que también pone en duda Shapin es que se desarrolle el método científico

    como tal. Y es que si no hay una ciencia, no puede haber un método único y válido para

    todas las prácticas.

    4. Seguimos. La historia tradicional presentaba el siglo XVI y XVII como un momento de

    ruptura con el conocimiento anterior, algo que no sólo Shapin cuestiona hoy día. La

    Historia de las Ciencias es una disciplina relativamente nueva, y tras un poco de

    indagación, se ha levantado el velo de la duda acerca de la certeza de ese pilar rupturista.

    Y es que los modernos están tan próximos de un momento que se puede leer como parte

    de un continuismo que procede de la Edad Media, que difícilmente se les puede acercar

    más a nuestro momento. Copérnico, por ejemplo, está más cerca de Okham que de

    Darwin, por ejemplo. Así, se han reivindicado otras revolución en otros ramos de la

    ciencia, como el paso de la alquimia a la química, algo que es relativamente reciente. Ese

    paso viene a subrayar el carácter continuista de una revolución científica, entendida como

    una revolución de las ciencias que suceden en distintos momentos.

  • 5. La historia tradicional no consideraba factores externos de los descubrimientos, sino que

    invitaba a pensar en la noción de que las ideas son algo que flota que el genio del científico

    descubre en un momento de lucidez. Pero desde la perspectiva de Shapin, se consideran

    elementos que contradicen esto, contextualizando el descubrimiento en un momento y

    una situación que, de no darse, habría bloqueado el descubrimiento en sí.

    6. Todo esto conecta con la idea de que la Historia de las Ciencias no es un conjunto de

    teoremas y descubrimientos, sino que inciden las prácticas humanas. Esto quiere decir

    que si se quiere estudiar la relevancia de los descubrimientos hay que hacerlo dentro de

    una comunidad que no puede disociar esos hallazgos de otros y de las repercusiones que

    tiene en el conjunto.

    7. Cierra Shapin esta revisión diciendo que para entender si esto es una revolución científica

    o no esto toca preguntarse de quién hablamos cuando se habla de revolución científica y

    quiénes fueron sus actores. Dice esta autor que se habla de minorías involucradas en esta

    revolución, con lo que es arriesgado acuñar este término en honestidad.

    Aunque Shapin niega la etiqueta de la revolución científica, no comete la negligencia de

    hablar de una serie de cambios profundos entre los siglos XVI y XVII. Afirma que fue un

    periodo muy importante, afirmando que es un periodo muy relevante y excitante, aunque de

    su análisis no se desprende la idea de revolución.

    Además de la cuestión meramente semántica sobre qué es una revolución, Shapin tiene

    interés en decir qué es ciencia ahora y qué era ciencia entonces o cuándo surge el método

    científico y qué es exactamente. Le da una gran importancia a los cambios en la sociedad de la

    época, pero reflexiona acerca de quiénes fueron los que notaron las novedades que trajeron

    los avances en ciencia.

    Shapin plantea cuatro cuestiones que considera esenciales en la manera de hacer historia:

    1. Asegura que la ciencia es una actividad social que está históricamente situada. Da por

    sentado que se requiere de contexto para poder hacer una Historia de las Ciencias. La

    idea del contexto es relativamente nueva en la historiografía de este campo.

    2. Habla además de factores intelectuales y de factores sociales como actores que interceden

    en el estudio de la ciencia. Dice que durante una época se dio un debate que distanciaban

    a quienes se centraban en los aspecto puramente conceptuales y metódicos de la ciencia

    de quienes optaban por plantar el foco de análisis en las formas de organización y las

    influencias políticoeconómicas. Pero Shapin dice que la distinción entre estos factores es

  • errónea, ya que son indivisibles: uno incluye sobre el otro de forma recíproca. Dice que

    los factores sociales están presentes en la misma medida dentro y fuera del laboratorio.

    3. Recalca los factores externos como imprescindibles para el planteamiento de la teoría

    histórica. Hay un punto en el que se habla de la verdad científica separada del contexto

    social y político. Shapin dice que esta distinción es un producto de la revolución

    científica. Fue entonces cuando los filósofos naturales pasan a ser científicos, acotando

    sus descubrimientos más allá de cualquier otro tipo de conocimiento. Pero tal frontera no

    es real.

    4. No hay una ciencia. Ahí es nada. Shapin asegura que no hay nada parecido a algo que

    podamos llamar la esencia de la ciencia. La ciencia no es una práctica unívoca y coherente,

    sino una multiplicidad de prácticas donde se pueden compartir concomitancias, pero no

    una faceta común a todas.

    Así, Shapin dice que no hay una Historia de la Ciencia, sino una Historia de las Ciencias o

    acaso muchas Historias de las Ciencias.

    Podríamos hablar de un quinto punto, aludiendo a que cuando hablamos de ciencia el propio

    historiador, el propio observador, tiene que considerar que terminológicamente no comparte

    los mismos conceptos que su objeto de estudio. Es fácil caer en anacronismos, y es preciso

    tenerlo en cuenta para no caer en ello.

    03/10/2012 y 04/10/2012

    Apuntes de Carlos García Claros. Graciasss

    Medio Cultural de la Revolución Científica.

    Aplicaciones de la ciencia:

    · Renacimiento: Algunas aplicaciones de la ciencia toman relevancia.

    · Nuevos problemas, auge mercantil y comercial asociado a la expansión europea.

    · Decadencia de super-instituciones medievales (Imperio y Papado) contrasta con el auge de la burguesía: Nuevos intereses y valores.

    Podemos hablar en este sentido de que hubo un Nuevo Orden, el comercio de dos tecnologías como la navegación oceánica (matemáticas, astronomía, mecánica) y los cañones (relacionado con las matemáticas y química), estas son necesidades de los nuevos retos a nivel militar. Otros elementos básicos de esta época fue la educación y el progreso de la imprenta, surgieron academias de la ciencia y se colaron en las universidades apreciaciones técnicas en relación con las ciencias de la época. La ciencia se convirtió en una actividad social, aparecieron artefactos y el hombre

  • empieza a depender de ella. Lo relevante de lo nuevo fue su llegada a América, el desarrollo de las Artes, el desarrollo de la Alquimia y la Medicina.

    El Humanismo iba ligado al espíritu burgués con su individualidad, la autonomía moral y el enfrentamiento solitario a un mundo desconocido. También destaca la necesidad de otra filosofía (frente a la Medieval).En el S. XVI la corriente más divulgada era el Neo-platonismo, pero a la hora de hacer ciencia la corriente que destaca es la aristotélica. Tenemos los ejemplos de Kepler y Newton y antes que él Galileo eran neoplatonistas que unieron con el aristotelismo y matematizaron el mundo; esto nos llevó a la mecánica y a explicar el mundo que nos rodea en términos matemáticos que antes de ellos era impensable, el neoplatonismo se entiende como la teología pura, sin corromper; el alma del cosmos es Dios recorrido por fuerzas inmateriales que actuaban a distancia por influencias del tipo simbólico y matemático.

    Nace una cultura técnica con la cotidianidad de los productos artesanales, ya no adultera la naturaleza sino que forma parte de ella; los procesos naturales y técnicos se tratan como continuos, la geometría y la mecánica explican las bombas hidráulicas o los relojes y también adaptan esto a una explicación del mundo natural y las estrellas. Se desarrolla una filosofía social acerca de la ciencia (Bacon, utilidad de la ciencia).

    En referencia a Aristóteles, la esencia de la naturaleza no era de orden matemático, alentó la observación y no rechazó los experimentos, pero sin embargo, no existía la idea de experimentación sistemática. Para Aristóteles existía una materia prima universal susceptible de adoptar distintas formas.Se habla también de los cuatro elementos que se componen agrupando (y eliminando contrarios) del tipo seco-húmedo.El universo aristotélico se compone de una Simetría esférica en cuyo centro está la Tierra, encima de la tierra están las esferas concéntricas; la esfera de la luna separa dos regiones, las orbes celestes (inmutabilidad) y por otro lado la región terrestre (cambio). Añadió un quinto elemento en la región supralunar, el llamado Éter. Para Aristóteles todo movimiento tiene una causa, el motor externo al móvil, pero eso no resulta evidente en el caso del movimiento natural, dicho motor tenía que estar en contacto constante con el móvil. En el caso de la Caída de los Graves fue una teoría que no se resolvió hasta el Renacimiento.

    1.- Astronomía.

    Pasaron a ser “especialistas” los que construyen la visión del mundo. Prima la explicación de la observación frente a la búsqueda de explicaciones psicológicamente satisfactoria, ahora son los astrónomos los que construyen esas visiones del universo y a veces, destruyen visiones del mundo que tenían sentido para todos los miembros de la civilización como la Tierra como centro del universo.

    ¿Qué podemos ver en el cielo?

  • Estrellas fijas (se mueven pero no cambian sus posiciones relativas) pertenecientes al conjunto que gira de Este a Oeste. Astros “errabundos” (planetas) se mueven también pero de forma diferente, tienen un movimiento propio que dura un “año”. El Sol recorre el Zodiaco en sentido contrario diario hacía occidente de todos los astros (casi un grado al día), su movimiento anual de la tierra es proyectado sobre él.

    La Astronomía Ptolemaica acepta un modelo por 1400 años, la tierra mora en el centro y el sol, las estrellas y los planetas en sus esferas giran alrededor de la tierra en un movimiento circular, aunque los planetas giren en “epiciclos”; encaja con el modelo aristotélico.

    Ante esto Copérnico dijo que el Sol era el centro (Heliocéntrico), el movimiento era uniforme y circular sin epiciclos, la luna orbita la tierra y los planetas y las estrellas aún están en esferas fijas y su movimiento es el resultado del giro de la Tierra sobre sí misma.

    Geocentrismo Vs. Heliocentrismo

    Ambos modelos explican la observación de movimiento aparente. Las teorías son modelos, un modelo es un mapa, una representación de algo concreto. La relación entre un mapa y lo real es esencial, ya que podemos hacer de un mapa distinto a lo real y en ello surgiría un problema. Podemos distinguir distintos problemas como el metafísico, el epistemológico y el semántico. Si el modelo es exacto a la realidad no es un modelo, un modelo de algo en concreto exactamente igual a ese algo se convierte en otro del mismo. Aunque algunos autores hablan de que el modelo tiene que ser similar estructuralmente, no igual en apariencia pero si similar en estructura. La hipótesis teórica es la afirmación de por qué tu modelo se asemeja a la realidad. Una teoría puede ser un conjunto de modelos de la realidad y una serie de hipótesis (datos y predicciones), los modelos nos permiten conocer lo conceptual y las hipótesis a ver a que se aplica y de qué forma. Del objeto real sacamos datos, estos tienen que avalar la predicción que está sacada de un modelo; si los datos no avalan la predicción la hipótesis (modelo) es falsa. Si hay evidencia de que es correcto entonces pasamos a la pregunta ¿hay modelos alternativos?, si es una evidencia positiva, esta hipótesis es provisionalmente correcta.

    Objeto HipótesisReal Modelo

    Datos Predicción

    11/10/2012

    ¡faltan apuntes del 10/10/2012!

  • Tycho Brahe (1546-1601)

    A nivel práctico y estético, las ideas de Copérnico no eran especialmente más avanzadas que

    las de Ptolomeo, al menos, en la época. La idea aristotélica de los cielos, que expone el

    movimiento en esfera, añade que es un movimiento constante, por lo que no se admiten

    movimientos aleatorios. Copérnico matiza esto para darle coherencia, pero tampoco es

    mucho más elegante que el anterior.

    Pero, ¿qué pasó tras el descubrimiento de Copérnico tras su muerte? Uno de los personajes

    claves era Tycho Brahe, un rico noble de Dinamarca. Estamos en el renacimiento, cuando los

    movimientos celestes estaban bien establecidos, aunque todos los modelos eran imprecisos y

    erraban en sus predicciones. Así, se requería de nuevas y mejores observaciones. Esa fue la

    tarea que Tycho se echó a la espalda. Montó un observatorio al modo de centro de

    investigación, apoyándose en su riqueza. Diseñó aparatos de observación desconocidos, y

    tenía una gran habilidad en el dibujo de algunos diseños. Fue el primero que recolectó

    sistemáticamente el movimiento de todos los planetas, noche tras noche, hora tras horas.

    A parte, hizo dos observaciones clave que arrasaron con la visión celeste aristotélica. Parte de

    las tablas o modelos ptolemaicos y copérnicos. Sostenía que era la Tierra la que se movía, no

    el universo en torno de ésta. Pensé que había que mejorar las tablas mediante la elaboración

    de nuevos modelos.

    Su tesis era que los cielos cambian. Su control de observaciones fue clave en esta época. El

    primer hito que registra es la aparición en la constelación de Casiopea un ente (una estrella),

    que resultó ser una supernova, que brillaba más que el resto, siendo más brillante que Venus

    incluso. La observó en 1572, siendo visible hasta 1574. Eso fue un problema porque

    contradecía la cosmología aristotélica que sostenía la inmutabilidad de los cielos.

    Por otro lado, en 1577 aparece un nuevo cometa. Hasta entonces se pensaba que eran

    fenómenos metereológicos, pero, al contrario de lo que debería ser, éste (y la propia estrella

    de Casiopea) no cambiaba de posición a medida que se movía el observador, cosa que sí que

    ocurre con los fenómenos meteorológicos, por lo que éste debía estar en un espacio

    supralunar. Ante esta contradicción, en adelante se abandonó la idea de la perfección de los

    cielos y con ella de la noción de las esferas cristalinas.

    Con todas estas observaciones, Tycho desarrolló su propio sistema: el geoheliocéntrico, que

    trataba de reconciliar la tradición ptolomeniana y copernicana. Respeta la idea de que la

    Tierra está reposo, y que la Luna gira en torno a ella, pero el resto de planetas giran en torno

    al Sol.

  • Johannes Kepler (1571-1630)

    Kepler sucede a Tycho como matemático Imperial, aunque cobrando un tercio del sueldo.

    Llegó a ser hasta astrólogo, en su afán de cobrar lo más posible porque no era un señor de

    posibles. Trabajó cuatro años intentando derivar el movimiento de Marte de las observaciones

    Tycho. En el proceso, descubrió que el plano de la órbita de la Tierra y el plano de la órbita de

    Marte (y eventualmente de otros planetas) pasaban a través del Sol.

    Se convenció de que las ideas de Copérnico eran válidas. Era un pitagórico convencido. Le

    interesaba explicar la apariencia, pero sobre todo comprender la armonía inherente del

    cosmos. Combinaba elementos de Platón, era un cristiano ferviente, y un creyente

    convencidísimo, subrayando la existencia de Dios al modo de un geómetra supremo. Si bien

    Copérnico buscaba un instrumento, Kepler trabaja de desenmarañar la esencia de Dios a

    través del cosmos.

    Realizó investigaciones en magnetismo, a raíz de sospechar que el Sol ejercía alguna fuerza

    sobre los planetas. Y aunque esto sea falso, le condujo a la idea de las órbitas elípticas. A partir

    de este razonamiento derivado de principios físicos que concordaban con la experiencia

    concluye que no hay otra figura posible para la órbita de los planetas.

    Kepler asume la armonía y racionalidad del sistema copernicano, que reflejaba fielmente la

    constitución real del cosmo. Pensaba que al explicar matemáticamente el movimiento de los

    planetas, explica la naturaleza de esos planetas. Opina que la disposición del Sol, el espacio

    planetario y las estrellas estáticos era un trasunto simbólico de la trinidad, lo cual le lleva a

    desarrollar una síntesis entre astronomía y cosmología.

    Para Kepler, siendo un pitagórico convencido, explicar la armonía del universo era un

    objetivo básico. Decía que la armonía geométrica del modelo heliocéntrico de Copérnico era

    motivo de enigma. Se basaba ese modelo en la existencia de seis planetas, entre los cuales se

    genera una órbita donde encajan los cinco sólidos conocidos en la época. Asumía que es

    sumamente difícil que eso sea fruto del azar, y le atribuye a este hecho una señal divina.

    Dentro de la órbita de Saturno, inscribió un cubo, dentro de la cual inscribe la de Júpiter y, en

    su órbita, la del tetraedro. Y así, hasta el octaedro contenido en la órbita de Mercurio.

    La primera ley de Kepler se basa en la idea de que las órbitas de los planetas son elípticas,

    donde el Sol es uno de sus focos. La segunda ley expone que una línea imaginaria que conecta

    el Sol con cualquier planeta traza un área equivalente en la elipse en intervalos que serían

    iguales. La tercer ley dice que en cada planeta al es el cuadrado de su... no pude verlo.

  • En 1609 publica su Astronomia nova. Predijo las posiciones de los planetas diez veces mejor

    que los modelos previos. Incluyó causas físicas para el movimiento de los planetas. Las ideas

    heredades de los griegos quedan desterradas: los cielos dejan de ser perfectos, inmutables o

    distintos a la Tierra.