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Presencia Apostólica 1 P RESENCIA El Reino de Dios Ser mejores personas: “obra en construcción” Revista bimestral núm. 66 JUL-AGO 2014 Donativo: $15.00•$2.50 US Aceptar a los demás tiene que ver con la aceptación de uno mismo Cómo conservar en el corazón a las personas que se van 7 701000 241037 APOSTÓLICA

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El número Septiembre – Octubre nos habla Estar en duelo no es estar deprimido, La oración y la espiritualidad...

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Presencia Apostólica 1

PRESENCIA

El Reinode Dios

Ser mejores personas:“obra en construcción”

Revista bimestral núm. 66JUL-AGO 2014

Donativo:$15.00•$2.50 US

Aceptar a losdemás tieneque ver con laaceptaciónde uno mismo

Cómo conservaren el corazón a las

personas quese van

7 701000 241037

APOSTÓLICA

2 Presencia Apostólica

realizando labores deevangelización ypromoción social.

Ven a vivirla alegría de servir,

MISIONEROS CLARETIANOS

Un libro que ofrece una

visión de la devoción a

san Judas Tadeo, fundamentada

en el conocimiento de

la identidad e importancia

del santo apóstol.

TEMPLO DE SAN HIPÓLITOMISIONEROS CLARETIANOS DE MÉXICO

Semblanza del apóstol y su devoción en elTemplo de San Hipólito de la Ciudad de México

M i s i o n e r o s C l a r e t i a n o s d e M é x i c o

La devoción a san Judas Tadeo en el Templo de San Hipólito de la Ciudad de México es tan vital porque es una manifestación de la obra evangelizadora que él –como parte del grupo de los doce apóstoles– inició hace dos mil años, a partir de la misión enco-mendada por Jesús.

Ofrecemos una semblanza del apóstol Judas Tadeo, a partir de las referencias bíblicas y de la recopilación de los datos culturales que, en distintas épocas y en distintos lugares, se han relacionado con la devoción al santo.

San Judas Tadeo no se entiende sin Jesús: la suya es una vida al lado de Jesús, como su testigo, haciendo vida sus enseñanzas y reali-zando la misión encomendada.

Este libro recoge aspectos importantes de la experiencia pastoral de los Misioneros Claretianos en relación con san Judas Tadeo, cuya devoción han acompañado por el continente americano. En particular, se reseña la manifestación de la devoción al santo apóstol en la Ciudad de México, en el Templo de San Hipólito.

Misioneros Claretianos de México

San

Juda

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ión en

el Te

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Méx

ico

Desde 1892, los Misioneros Cla-retianos se encuentran a cargo del Templo de San Hipólito, un recinto ubicado en el corazón de la Ciudad de México que forma parte de su patrimonio históri-co y cultural, y que actualmente se distingue por la veneración al apóstol san Judas Tadeo, cuya de-voción se manifiesta visiblemente por toda la ciudad.

El trabajo pastoral que se realiza en el Templo de San Hipólito tiene la finalidad de preservar el sentido evangélico de la devoción al apóstol, cuya misión primor-dial es acercarnos a Jesucristo.

Para que la devoción a san Judas Tadeo tenga siempre un senti-do cristiano debe dar frutos que beneficien a los sectores más ne-cesitados, lo cual se hace en el mismo templo, así como a través de las misiones claretianas en varias localidades de la Repú-blica Mexicana.

ISBN: 03-2014-032614083000-01

Forros LibroSJT conSolapas.indd 1 4/4/14 7:50:34 AM

Presencia en México y en más de 60 países

A la ventaen el Templo

de SanHipólito

Presencia Apostólica 1

realizando labores deevangelización ypromoción social.

Ven a vivirla alegría de servir,

MISIONEROS CLARETIANOS

Un libro que ofrece una

visión de la devoción a

san Judas Tadeo, fundamentada

en el conocimiento de

la identidad e importancia

del santo apóstol.

TEMPLO DE SAN HIPÓLITOMISIONEROS CLARETIANOS DE MÉXICO

Semblanza del apóstol y su devoción en elTemplo de San Hipólito de la Ciudad de México

M i s i o n e r o s C l a r e t i a n o s d e M é x i c o

La devoción a san Judas Tadeo en el Templo de San Hipólito de la Ciudad de México es tan vital porque es una manifestación de la obra evangelizadora que él –como parte del grupo de los doce apóstoles– inició hace dos mil años, a partir de la misión enco-mendada por Jesús.

Ofrecemos una semblanza del apóstol Judas Tadeo, a partir de las referencias bíblicas y de la recopilación de los datos culturales que, en distintas épocas y en distintos lugares, se han relacionado con la devoción al santo.

San Judas Tadeo no se entiende sin Jesús: la suya es una vida al lado de Jesús, como su testigo, haciendo vida sus enseñanzas y reali-zando la misión encomendada.

Este libro recoge aspectos importantes de la experiencia pastoral de los Misioneros Claretianos en relación con san Judas Tadeo, cuya devoción han acompañado por el continente americano. En particular, se reseña la manifestación de la devoción al santo apóstol en la Ciudad de México, en el Templo de San Hipólito.

Misioneros Claretianos de México

San

Juda

s Tad

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su d

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ión en

el Te

mpl

o de S

an H

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e la C

iuda

d de

Méx

ico

Desde 1892, los Misioneros Cla-retianos se encuentran a cargo del Templo de San Hipólito, un recinto ubicado en el corazón de la Ciudad de México que forma parte de su patrimonio históri-co y cultural, y que actualmente se distingue por la veneración al apóstol san Judas Tadeo, cuya de-voción se manifiesta visiblemente por toda la ciudad.

El trabajo pastoral que se realiza en el Templo de San Hipólito tiene la finalidad de preservar el sentido evangélico de la devoción al apóstol, cuya misión primor-dial es acercarnos a Jesucristo.

Para que la devoción a san Judas Tadeo tenga siempre un senti-do cristiano debe dar frutos que beneficien a los sectores más ne-cesitados, lo cual se hace en el mismo templo, así como a través de las misiones claretianas en varias localidades de la Repú-blica Mexicana.

ISBN: 03-2014-032614083000-01

Forros LibroSJT conSolapas.indd 1 4/4/14 7:50:34 AM

Presencia en México y en más de 60 países

A la ventaen el Templo

de SanHipólito

2 Editorial

3 Vida cotidiana

4 César Ulises y su perro guía

6 La situación de los inmigrantes

8 Ser mejores personas: “obra en construcción”

1 0 Aceptar a los demás tiene que ver con la aceptación de uno mismo

1 2 Cómo conservar en el corazón a las personas que se van

1 4 El gato Piero

1 6 El Reino de Dios, el movimiento más humanizador de la historia humana

1 7 Jerusalén, ciudad de David

1 8 El Evangelio de San Mateo y el Reino de los cielos

2 0 De la Palabra a la acción

CONTENIDO

DirectorErnesto Mejía Mejía, CMF

Consejo EditorialRogelio Carmona Núñez, CMFAlejandro Cerón Rossainz, CMFJosé Juan Tapia, CMFAlejandro Quezada Hermosillo, CMFEnrique Mascorro López, CMFRené Pérez Díaz, CMFLourdu Jerome Joseph, CMFÓscar Linares Rodríguez, CMFErnesto Bañuelos C.

EditoraMarisol Núñez Cruz

Arte y DiseñoMirta Valdés Bello

ColaboradoresEnrique A. Eguiarte Bendímez, OARJesús García Vázquez, CMFJuan Carlos Martos, CMFEnrique Marroquín Zaleta, CMF

DistribuciónLiga Nacional de San Judas Tadeo

PRESENCIA APOSTÓLICA, La voz de San Judas Tadeo, es una publicación bimestral. Editor respon sable: José Juan Tapia Tapia. Editada por la Liga Nacional de San Judas Tadeo, A.C. Registro No. 04-2008-041014062100-102. Nú-mero ISSN 1665-8914 Distribuida por el Templo Claretiano de San Hipólito y San Ca siano, A.R., Zarco 12, Col. Guerrero, C.P. 06300, México, D.F. Publicación Claretiana. Impresa en Carmo-na Impresores S.A. de C.V. Torreón, Coahuila. www.carmonaimpresores.com.mx • [email protected] • Tel. (871) 707 42 00 con 30 líneas, lada sin costo 01 800 228 22 76. El material contenido en Presencia Apostólica puede ser reproducido parcialmen-te, citando la fuente y sin fines comerciales.

¡Te invitamos a suscribirte!mail: [email protected]: (55) 55 18 79 50 Fax: (55) 55 21 38 89Número suelto: $15.00 M.N. / $2.50 US.Suscripción anual: $150.00 M.N. / $25.00 US.(Incluye gastos de envío).

PRESENCIAAPOSTÓLICA

EDITORIAL

Las lecturas de este tiempo nos hablan mucho del Reino de Dios. A través de diferentes parábolas, conocemos la pedagogía de Jesús y sus enseñan-zas se centran en cómo hacer reali-

dad ese Reino de amor, justicia y fraternidad. En este número ofrecemos artículos que

nos pueden ayudar a seguirnos construyen-do como personas, así como a construir una sociedad, cada vez más justa y fraterna donde se manifieste el proyecto de Jesús. Todo esfuer-zo que hagamos en este sentido vale la pena, aunque muchas veces los frutos no aparezcan de inmediato.

Usamos la metáfora de la construcción para significar que nos estamos construyendo como personas y que, desde nuestra perspectiva cristia-na, estamos edificando el Reino de Dios

Y ¿cómo se construye? Se construye con traba-jo arduo, con constancia, con cooperación y apo-yo mutuo, pero sobre todo con esperanza. Esto lo haremos mejor profundizando, buscando, en nuestra espiritualidad cristiana, cimientos sólidos que nos mantengan firmes, especialmente en los tiempos difíciles.

Tiempo deconstruir

2 Presencia Apostólica

1 NO TE PREOCUPES. Preocuparse es la menos productiva de las actividades humanas.

2 QUE NO TE VENZA EL MIEDO. La mayor parte de las cosas

que tememos nunca suceden.

3 NO GUARDES RENCOR. El rencor es una de las cargas

más pesadas de la vida.

4 ENFRENTA CADA PROBLEMA SEGÚN LLEGA.

De todas maneras sólo puedes manejarlos de uno en uno.

5 NO TE LLEVES LOS PROBLEMAS A LA CAMA.

Son malos compañeros del sueño.

6 NO TOMES PRESTADOS LOS PROBLEMAS DE LOS DEMÁS.

Ellos pueden manejarlos mejor que tú.

7 NO REVIVAS EL AYER. El pasado se ha ido para

siempre. Concéntrate en el aquí y el ahora.

8 SÉ UN BUEN OYENTE. Sólo cuando escuchas obtienes

ideas diferentes a la que tienes.

9 NO TE DEJES DERRIBAR POR LA FRUSTRACIÓN.

La autocompasión sólo interfiere con las acciones positivas.

10 CUENTA TUS BENDICIONES. Y toma en cuenta que

muchas bendiciones pequeñas hacen una grande. Autor desconocido

10 ideas para mantener el buen humor

Presencia Apostólica 3

Frases de san Agustín

TEMORES

“Yo soy yo, pero no soy mío.”

“No basta con hacer cosas buenas.Hay que hacerlas bien.”

“No se hace de corazón lo que

no se hace por amor.”

“Dios es la patria del alma.”

Vida cotidiana

Temía estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo. Temía fracasar, hasta que me di cuenta de que únicamente fracaso cuando no lo intento. Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta que de todos modos opinan. Temía que me rechazaran,hasta que entendí que debía tener fe en mí mismo. Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer. Temía a la verdad, hasta que descubríla fealdad de las mentiras. Temía a la muerte, hasta que aprendí queno es el final, sino más bien el comienzo. Temía al odio, hasta que me di cuenta queno es otra cosa más que ignorancia. Temía al ridículo, hasta que aprendía reírme de mí mismo. Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día. Temía al pasado, hasta que comprendíque es sólo mi proyección mental yya no puede herirme más.

Temía a la oscuridad, hasta que vila belleza de la luz de una estrella. Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasarpor una metamorfosis antes de volar. Hagamos que nuestras vidas cada díatengan más vida y si nos sentimosdesfallecer no olvidemos que al finalsiempre hay algo más. Hay que vivir ligero porque el tiempode morir está fijado.

Ernest Hemingway

4 Presencia Apostólica

Mi nombre es Cé-sar Ulises. Tengo 25 años y vivo en Toluca, Estado de México. Me con-

sidero una persona alegre, socia-ble, saludable y activa. Vivo con mis papás y mi hermana, quienes me apoyan en todos los aspectos. No obstante, en los últimos años, mi vida se ha complicado por mi situación visual.

Tuve una niñez feliz y sin limi-taciones, pero a los seis años mis papás comenzaron a darse cuen-ta de que tenía un problema, por-que tropezaba o tiraba cosas, sin razón aparente. Me diagnostica-ron retinosis pigmentosa, y desde entonces comencé a usar lentes que fueron aumentando de gra-

duación, conforme mi problema avanzó. Mi adolescencia fue una buena etapa y terminé la secun-daria, pero no logré terminar la prepa, debido a la falta de apoyo para mi problema. Actualmente mi situación es de débil visual y únicamente conservo un 30% de restos visuales.

Un cambio muy favorableEn abril de 2013, yo acudía a una terapia psicológica en la clínica del Club de Leones de Toluca. La doctora Carmen me dijo que el club me podía apoyar para conse-guir un perro guía. A mí me inte-resó de inmediato, pues ya había pensado en esa posibilidad. Acu-dí al Club de Leones de Toluca*, donde la señora Rosario Velasco, a través del Comité de Damas Leo-

nas, me entregó una solicitud de entrenamiento, que requería his-torial médico, examen, un video y reporte oftalmológico. El club en-vió mi solicitud a Rochester, Mi-chigan, donde está la escuela de perros guía, y estuve un año en es-pera de la respuesta de si era can-didato o no.

Después de saber que fui acep-tado, en abril de este año viajé a los Estados Unidos, para recibir mi perro y una capacitación de un mes para adaptarnos. La institu-ción que me dio el perro y la capa-citación se llama Leader Dogs for the blind (que en español quiere decir perros guía para los ciegos). Se trata de una organización que fue fundada por el Club de Leones de Detroit en 1939 y que actual-mente es apoyada por los clubes de leones alrededor del mundo. La organización entrena y provee los perros guía, y proporciona, a los participantes en el programa, en-trenamiento en movilidad y orien-tación en diversos escenarios. Los gastos de viaje y estancia se cu-bren gracias a las aportaciones de todos los clubes de leones del mundo. Todo el proceso se realiza sin costo para el aplicante.

La experiencia de recibirun perro guía

Toda la experiencia fue muy emo-cionante, porque descubrí que un perro guía te abre muchas posi-bilidades. Mi perro se llama Jack; es un labrador negro. En el tiem-po que llevamos juntos ya hemos hecho una gran amistad. Todo el tiempo me cuida y me sigue. La experiencia con un perro guía es muy diferente a la que se tiene con una mascota. Me lo dieron con un arnés que tiene la leyenda “no me toques, estoy trabajando”. También me instruyeron acerca de cómo

Reportaje

Jesús García Vázquez, CMF

César Ulises y su perro guía

* El club de Leones de Toluca se ubica en Av. Pino Suárez, casi esquina con Tollocan y Heriberto Enríquez, tel. 722-2121012.

Presencia Apostólica 5

tratarlo. Estamos juntos día y no-che, y entre nosotros se da una fuerte relación afectiva. En estos meses he podido conocer su gran percepción y se puede decir que entre nosotros nos contagiamos los estados de ánimo.

Por la ciudad con Jack Ahora que salgo con Jack ten-go mucho menos temor a la ca-lle, camino más rápido y con se-guridad, evito con más facilidad los obstáculos y no tengo duda en cruzar las calles.

Lo que quiero que sepanEl mensaje que quiero dar abar-ca dos aspectos importantes, el primero es con respecto a la ciu-dad y el segundo es acerca del comportamiento de la gente con un perro guía.

Una cosa que aprendí en mi viaje a los Estados Unidos es que allá hay mucho apoyo a los dis-capacitados. Los débiles visuales y los invidentes son muy respeta-dos. Ya sea que vayan con bastón o con perro, les abren espacios para que avancen y en los trans-portes siempre cuentan con espa-cios reservados.

Desgraciadamente en nuestro país todavía nos falta mucha cul-tura en estos temas. Comenzan-do con el diseño de las ciudades, nos encontramos con banquetas disparejas, con obstáculos, hoyos y basura, puestos ambulantes, le-treros y toldos, con los que nos golpeamos y nos llegamos a las-timar. Quisiera que en mi ciudad se tuviera en cuenta todo esto y

se empezaran a hacer cambios en este sentido.

Respecto al comportamiento de la gente, lo que quiero que se-pan es que un perro guía no es una mascota. Cuando la gente lo ve como una mascota lo tocan, lo mi-man y lo distraen, y esto no es ade-cuado. Cuando voy con mi perro he tenido muchas complicaciones en el acceso a taxis, camiones y centros comerciales. Me ha suce-dido que los camiones no me ha-cen la parada y no me dejan entrar a tiendas departamentales. Es ne-cesario que se sepa que los nego-cios y demás establecimientos no pueden negar la entrada a un perro guía, aunque tengan anuncios que prohíban la entrada a mascotas.

Quisiera hacer una diferenciaQuisiera abrir camino para per-sonas invidentes y débiles visua-les, tanto para que consigan perros guía, como para que tengan un en-torno más seguro y favorable.

Otro tema muy importanteEn mi vida cotidiana disfruto mu-cho de ir al gimnasio y de escuchar música, puedo leer braille, manejo la computadora, adaptada para mi problema, y uso la mayoría de las aplicaciones que se utilizan actual-mente. También paso tiempo con mi novia y con mis amigos. Pero hay un tema muy importante que ac-tualmente es mi objetivo: el acceso al trabajo. El trabajo es una necesi-dad muy importante para mí y para las personas que están en situacio-nes de discapacidad. Quisiera que las autoridades hicieran convenios con empresas o que se organiza-ran, por ejemplo, ferias de empleo especializadas, para que las perso-nas con diferentes discapacidades tengamos acceso a trabajos que podamos realizar, de acuerdo con nuestras capacidades. Sin duda, esto nos ayudaría a tener una vida más autosuficiente y completa. [email protected]

Reportaje

6 Presencia Apostólica

k Fe y vida

Para la mayoría de las personas existe el consenso de que hay ciertos derechos humanos universa-

les. Así es, hay ciertos derechos que deben observarse en función de la dignidad humana. Si no fue-ra así, se podrían cometer innu-merables atropellos, como ha sido el caso, a lo largo de la historia, en cada rincón del planeta.

Las Naciones Unidas han de-jado patentes estos valores en la “Declaración de Derechos Huma-nos”. Por mencionar un ejemplo: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le ase-gure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial, la alimentación, el vestido, la vivien-da, la asistencia médica y los ser-vicios sociales necesarios” (Art 25). El documento consta de 30 artícu-los y, desde su creación en 1948, más derechos humanos (como el acceso al agua y al saneamiento) han sido incorporados.

Pero la cuestión sigue siendo: ¿acaso no es cierto que estos de-rechos son patrimonio de todos? Lamentablemente, los inmigrantes son con frecuencia víctimas de atrocidades y actos inhumanos. Si bien es cierto que muchas perso-nas piensan en abstracto que sí, que todos deben gozar de estos derechos, cuando se trata de apli-carlos específicamente a inmigran-tes, se cae en inconsistencias.

En esta materia, ni los Estados Unidos ni México tienen el mejor historial en su trato a inmigrantes,

pero recientemente ha quedado al descubierto que se pasa por alto el respeto a la dignidad de la vida humana en ambos lados de la fron-tera. En los últimos días se ha he-cho pública información que docu-menta el maltrato que han sufrido menores de edad que viajan solos, mientras están bajo la custodia de

agencias de seguridad fronteriza en los Estados Unidos. Estos niños no tienen acceso a necesidades bási-cas, no se les alimenta adecuada-mente, están expuestos a abusos verbales, físicos y sexuales, inclu-yendo reportes de violación. Los grupos que acusan al Departamen-to de Seguridad Interior de los Es-

La situación de los inmigrantes:¿acaso los derechos humanos no son válidos también para ellos?

Molly P. Hynes

Fe y vida ktados Unidos sospechan que ese es el trato que han sufrido miles de niños migrantes durante años. La denuncia exige que se investigue a fondo y que se aplique la ley contra quienes resulten culpables.

Asimismo, en México, los mi-grantes (en su mayoría centroame-ricanos), en su camino hacia los Estados Unidos, han sufrido du-rante muchos años. La aplicación arbitraria de las leyes ha hecho su situación particularmente difícil y vulnerable. Estos migrantes son víctimas de secuestros, extorsio-nes, violaciones, desapariciones y asesinatos. El periodista Carlos Puig del diario Milenio publicaba en su columna que un grupo dará prioridad a este asunto migratorio, con el fin de demostrar que la for-ma como funcionan las estaciones migratorias y los arrestos son in-constitucionales. Es cierto que mu-chos de los abusos son cometidos por organizaciones criminales, pero lo que hace la situación peor es que las autoridades, que supuestamen-te deberían protegerlos, no bridan esa protección y, en muchos ca-sos, son cómplices de los abusos.

El mensaje cristianoComo seres humanos estas noti-cias nos deberían horrorizar y nos deberíamos sentir llamados a hacer algo, pero como cristianos, nuestra obligación es especialmente clara.

Desde el principio del Antiguo Testamento hasta final del Nuevo, se nos instruye, de forma repetitiva, en el tema de cuidar a los más vul-nerables, en especial a la viuda, al huérfano y al extranjero. Ellos eran, y hasta cierto punto aún son, los más vulnerables de la sociedad. En el libro del Éxodo se lee: “No mo-lestarás ni oprimirás al extranjero, porque tú mismo fuiste extranjero en la tierra de Egipto” (Éx 22,20). Este era un tema central del Anti-guo Testamento: recuerda que fuis-te extranjero, así que no maltrates

a los extranjeros que se encuentren en tu tierra. Este mismo tema con-tinúa en el Nuevo Testamento, pero se intensifica aún más.

En el evangelio según san Lu-cas, los discípulos que van en ca-mino a Emaús nos enseñan una lección: tratar al que es extraño con hospitalidad, porque es a través de un gesto así como se hace posible el encuentro con Cristo (Lc 24,13-35). Más adelante, esta misma idea se usa en Hebreos: “No niegues hos-pitalidad a los extraños, porque al hacerlo algunos sin darse cuenta hospedaron ángeles" (Heb 13,2). De esta forma, estamos llamados a ser hospitalarios con el extranjero, el migrante, el desconocido, porque nosotros hemos sido esa misma persona, porque esa persona es la más vulnerable y necesita nues-

tra ayuda, y porque por medio de esa persona, tendremos la oportu-nidad de un encuentro más cerca-no con Cristo.

De tal forma que, a la luz de las noticias recientes, no hay otra res-puesta más que estar indignados, aunque ¿estar indignados es su-ficiente? Hay organizaciones que trabajan en favor de los derechos humanos y de los derechos de los inmigrantes que necesitan nues-tro apoyo. También hay autoridades que necesitan ser llamadas a ren-dir cuentas. Y, claro, también están nuestros hermanos migrantes que necesitan nuestra ayuda.

Presencia Apostólica 7

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Sumérgete en la lectura de Presencia Apostólica y profundiza en tu fe.

La autora obtuvo la licenciatura en Ciencias Religiosas por Our Lady of the Lake Univer-sity en San Antonio, Texas y la maestría en Teología Bíblica por la Catholic Theological Union de Chicago.

8 Presencia Apostólica

Cuando voy por la ciu-dad, obtengo grandes enseñanzas de lo que observo en tantas caras desconocidas. Es común,

cuando la gente va sola por las ca-lles, ver en ellos tensión, ansiedad, enojo y tristeza, aunque traten de evadir esos sentimientos por medio de la tecnología, pues a veces van mirando sus celulares, socializan-do por medio de Internet, tratando de evadir el malestar que da la so-ledad cuando no se sabe afrontar. En cambio, cuando las personas van acompañadas, es más común que tengan expresiones más agra-dables, que muestren alegría, en-tusiasmo, enamoramiento o lige-reza. Seguramente, mi estimado lector, si has puesto atención en quienes pasan a tu lado, lo habrás visto tú también. Las personas en-simismadas no permiten a los de-más ni siquiera acercarse. A esto sumemos que la inseguridad en el país hace que las personas vean a los que pasan a su lado como una amenaza. Por eso nos causa sorpre-sa ver que una persona que está sola muestre una expresión de bienestar y alegría. Pensamos que parece un

loco o un extraterrestre, y es que de alguna manera lo es: estar solo y estar bien, caminar con confian-za y positivamente por la vida, sale de la norma.

Causas de malestarEl malestar tiene diversos oríge-nes, como los problemas econó-micos, los problemas familiares, la dificultad de afrontar la soledad, la inseguridad pública, incluso mensajes que se dejaron enquistar desde la infancia y que no permi-ten ver la vida ni a uno mismo con libertad, positiva y amorosamente. Tal situación lleva a las personas a verlo todo como si usaran lentes oscuros. La costumbre vuelve in-conscientes esas actitudes que la sociedad, que no cultiva aún sufi-cientes valores y aspiraciones que pudieran impulsarnos a ser mejo-res seres humanos, ha programa-do en nosotros.

Aunque afortunadamente se han venido delatando cada vez más los casos de bullying, este fenómeno, sin embargo, no se da solo entre los niños y los adoles-centes, sino también entre los adul-tos, quienes creamos un mundo en el que parecería que el objetivo

es dañar a otros; ver al otro pre-cisamente como eso: como otro, como alguien tan diferente que se vuelve fácil, al siguiente paso, volverlo un enemigo. Somos ig-norantes sobre nosotros mismos, somos claramente inconscientes de nuestra identidad y de por qué hacemos lo que hacemos. Busca-mos aturdirnos con la televisión o con sustancias que nos intoxican, cubrimos nuestras heridas abier-tas por medio de la resignación, si acaso encontrando en el sufri-miento ganancias secundarias que obtenemos a través del chantaje. Generamos una imagen de no-sotros mismos que usamos para justificar el hecho de no cambiar ni asumir la responsabilidad de lo que nos pasa, y así poder otorgar-nos los permisos de actuar como queramos, aunque con ello ha-gamos daño, justificándonos con los dolores que hemos padecido. Tenemos la tentación de ser hom-bres y mujeres dormidos, envuel-tos en un caparazón “protector”. Perdemos, sin darnos cuenta, la compasión, no únicamente ha-cia los demás, sino también y so-bre todo, hacia nosotros mismos. Cabe aclarar que la compasión no se trata de lástima sino de apertura del corazón.

Abrir el corazón a uno mismoy a los demás

Hay que amarse a sí mismo para poder amar a los demás. El amor hacia sí mismo no es egoísmo, pues no encierra ni empobrece, como el egoísmo que lleva a mu-chos a vivir en una tremenda so-ledad y que nos puede llevar, en ocasiones, a ciclos de sufrimiento innecesario. Muchos tienden a quejarse, pero prefieren quedarse sin cambiar por ser más seguro el camino conocido, no importando el dolor que conlleve. En tal pos-tura se evita plantearse posibles soluciones y caminos nuevos con

Crecimiento personal

Ser mejores personas: “obra en construcción”

Dinko Alfredo Trujillo Gutiérrez

Presencia Apostólica 9

salidas que rompan con la igno-rancia y el dolor.

El principio de la solución es replantearnos en dónde estamos en relación con los demás. Se trata de un movimiento simple y valiente que conlleva salir del in-dividualismo con que la trampa social nos enajena así como ver-nos como realmente somos: tan sólo uno más, entre los demás.

Menos imagen y más amorTenemos que dar menos impor-tancia a cuidar nuestra imagen superficial ante los demás. Más bien tiene que plantearse al revés: ¿cómo nos descubrimos en los de-más? Toda relación, todo encuen-tro con los otros es un espejo que nos muestra en realidad quiénes somos. El despertar requiere asu-mir que hay que ver la viga en el ojo propio antes que la paja en el ajeno. Es claro que como tratamos a los demás, como los juzgamos, como nos entregamos o nos cerramos, en el fondo nos indica la forma en que somos con nosotros mismos. Ten-dríamos que preguntarnos: ¿Cómo trato a los demás? Así me trato a mí mismo. ¿Qué tan honesto soy conmigo? ¿Fluyo con la vida, con los demás y con lo esencial de mí? Estas preguntas son fundamentales para recuperarnos a nosotros mis-mos y para permitirnos vivir más auténticamente. No temamos que este abordaje de sí mismos nos desgarre. Que cuando por fin vol-teemos a vernos, descubramos la falta de amor y de respeto que nos han inculcado, hemos aprendido y decidido sobre nuestra persona.

El secreto está en construirlo nuevo

Algunas veces se requiere, en un comienzo, de un apoyo externo, como el del terapeuta, psicólogo, guía espiritual, etc., pero si con-tamos con nosotros mismos, ten-dremos siempre como base la con-vicción de querer cambiar. Saber

estar acompañado no excluye la responsabilidad de trabajar indivi-dualmente para cambiar. Una sen-tencia que nos servirá de mucho es aquella que dice: “el secreto del cambio es enfocar toda tu energía no en luchar contra lo viejo, sino en construir lo nuevo”. Partamos en-tonces de que el cambio requiere desapegarse del pasado, buscar nuevas formas de existencia.

Al llegar a este punto de cons-trucción y búsqueda, se requiere de ciertos principios que resumi-remos en cuatro.

Mirar hacia adentroPrimero, al empezar a buscar es necesario aprender a mirar hacia adentro, que es el único espacio dónde realmente aprendemos so-bre nosotros mismos. Si vivimos sólo en lo exterior –absorbidos por los instrumentos modernos, por las drogas (que van desde la sustancias ilegales hasta el uso enajenante de los medios de comunicación masi-va)–, si nos dejamos atrapar por un trabajo que no nos deja tiempo de calidad, etc., todo eso nos llevará inevitablemente a volvernos unos extraños para nosotros mismos. Conocer nuestra distintas facetasSegundo, observar que cada uno de nosotros tiene diferentes caras, diferentes formas de ser, que a veces no se ponen de acuerdo y nos descontrolan. Nos puede sor-prender que actuemos de forma diferente dependiendo de la per-sona o grupo que estén delante de nosotros. Inclusive los objetos o circunstancias diferentes nos hacen comportarnos de manera diferente. Lo que llamamos yo, en realidad son diferentes imáge-nes existenciales cuya aparición depende de lo que se esté experi-mentando. Hay entonces un largo camino para el auto-conocimien-to: conocer nuestras distintas fa-cetas; entender, además de cómo son, cuándo y por qué aparecen.

Dirigirse hacia lasabiduría interna

Tercero, al ir avanzando en el au-to-descubrimiento vamos enten-diendo que en el fondo, detrás de nuestros diferentes rostros, hay un lugar muy sabio que encubrimos con los mensajes de nuestro pa-sado, con los mensajes sociales y con nuestras creencias limitantes. Al ir conociéndonos, aprendien-do a confiar, vamos aprendiendo a ser guiados por la propia sabi-duría interna, que emana de lo más profundo de nuestra alma. A este aprender a escucharse se le ha llamado madurez y sensatez. Es saber llegar a nuestra sabidu-ría interna y confiar en que nos permitirá discernir sobre lo se nos presente en la vida.

El camino real a la liberación requiere de cambiar primero

uno mismoEl cuarto y último punto es que todo cambio auténtico viene na-turalmente desde adentro, pues quien cambia desde las exigencias o aspiraciones externas, desde las imágenes anheladas socialmen-te, construye con arena que tarde o temprano se cae, no permitién-donos ir muy lejos, mucho menos a un estado real y profundo de bienestar y paz. Por eso, quien ha caminado hacia sí, auténticamen-te, ha descubierto cómo ser amo-roso consigo y esto lo lleva inevi-tablemente a serlo con los demás. En ese camino se aprende a estar siempre en el presente, sin juicios y en un sendero que sana y permi-te perdonar profundamente.

No mirar la paja en el ojo aje-no, sin antes mirar la viga en el ojo propio, y; amar a los demás como a uno mismo, esas dos enseñanzas nos conducen a la liberación.

El autor es licenciado en psicología y filosofía con maestrías en terapia familiar y de pareja. Terapeuta, catedrático universitario y confe-rencista. [email protected]

Crecimiento personal

10 Presencia Apostólica

Desarrollo humano

El tema de la aceptación incluye la aceptación de situaciones y de perso-nas, empezando, desde luego, por la aceptación

propia. La aceptación es muy ne-cesaria para el desarrollo mental, personal y social.

Nos parece normaljuzgar y sentenciar

Muchas veces, en automático, tendemos a juzgar, analizar, cri-ticar y sentenciar, con severidad, las acciones de los otros. Nos pa-rece tan normal criticar y juzgar a los demás que incluso muchas veces buscamos lo que a nuestros ojos parece un justo castigo para una actitud que nos parece into-lerable. Por ejemplo, decidimos dejar de hablarle a una persona y hasta compartimos con otros nuestro punto de vista para que ellos se alejen también de la per-sona en cuestión.

La bondad es inherenteal ser humano

Por otra parte, nuestra creencia de que los demás son inadecuados surge cuando estamos convenci-dos de que sus actitudes y decisio-nes son fruto del egoísmo o de la maldad, dando por sentado que quieren herirnos. Pero esta es una idea equivocada, ya que la bondad es inherente al ser humano, aun-que a veces la propia historia de vida de cada uno nos lleve por diferentes caminos.

Lo que sí puede ocurrir en la interacción humana es que algu-nas personas, en su trato con los

demás, adopten actitudes egoístas, déspotas, injustas, que antepongan su interés personal, intentando in-cluso explotar a los otros… pero, aun así, estas serán sus acciones y no la persona en sí misma.

Se podría decir de esas personas que están equivocadas, incluso en-fermas, pero esto no las convierte en personas despreciables que me-rezcan nuestra condena personal. Es muy posible que estas personas necesiten entender la vida de otra forma, encontrar otra filosofía en el trato con los demás o buscar ayuda profesional, pero todas las perso-nas tienen el deseo de ser queri-das, respetadas y valoradas.

Si cambiamos nuestrapercepción…

Si cambiamos un poco nuestra per-cepción y partimos de la base de que los demás son personas cuyos actos equivocados no parten de una deliberada intención de hacer-nos un mal, se producen dos efec-tos inmediatos: El primero es que dejamos de odiarlas. El odio no sirve para nada positivo, sólo hace mal, sobre todo al que lo siente. No tiene sentido odiar a los demás tan solo porque estén equivocados o enfermos o porque ignoren algo.

Desligar a las personas de sus actos nos ayudará a aceptarlas, facilitará nuestra relación con ellas. Probablemente preferiría-mos que estas personas cambia-ran sus actitudes por otras más “sociales”, puede también ser que elijamos no relacionarnos con ellas. En cualquier caso, ello nos

liberará de una buena carga de sentimientos negativos.

El segundo efecto inmedia-to de separar a las personas de sus actos es que perderemos el miedo a relacionarnos con nue-vas personas. Nos abriremos de forma honesta a aquellos que se crucen en nuestro camino, favo-reciendo así nuevas relaciones que seguramente nos proporcio-narán grandes satisfacciones.

Comprender que todos somos buenos, pero que podemos estar equivocados o incluso “un poco locos”, sin duda hará la conviven-cia más grata.

Es importante entender que en las relaciones humanas hay que saber renunciar a una expectativa o exigencia de perfección, acep-tando a los otros como son. De-bemos estar conscientes de que la perfección no existe, de que las cosas en muchas ocasiones no se-rán como desearíamos que fueran y de que los demás no se com-portarán como nos gustaría que se comportaran. Comprender esto es liberador, porque así como nos liberamos cuando dejamos de sen-tir la continua necesidad de darles gusto a los demás, de igual manera nos liberamos cuando dejamos de sentir la necesidad de que los de-más nos complazcan. Renunciar a la necesidad de complacer y de ser complacidos, porque a pesar de todo y de todos, podemos seguir siendo felices, ya que la felicidad requiere muy poco del exterior y mucho de nuestros pensamien-tos y de nuestro interior. Nuestro punto de referencia debe estar en nuestro interior y no afuera.

Aceptar a los demás nos ayu-dará a aceptarnos a nosotros mis-mos. No olvidemos aquello que decía Fray Luis de León: “Estar en paz consigo mismo es el medio más seguro de comenzar a estarlo con los demás.”

¿Por qué elijoperdonar?

Aceptar a los demás como son tiene que ver con la aceptación de uno mismo

Gylda Valadez Lazcano

Presencia Apostólica 11

Desarrollo humano

“Lo que te choca te checa”En esto de la falta de aceptación hacia los demás, también entra un factor que necesitamos revisar, aquel dicho que dice: “lo que te choca te checa”, y que se refiere, ni más ni menos, a la proyección: aquello que no puedas ver en el otro... es tuyo. Entonces tendría-mos que ver si eso que no nos gus-ta en la otra persona, en realidad también nos pertenece, aunque en nosotros se manifieste de otra manera. Por ejemplo, si a mí me molesta una persona que miente, necesito ver de qué forma mien-

to yo a los otros o a mí misma; o cuando decimos: “tal persona siempre quiere ser el centro de la atención”, probablemente eso nos molesta tanto porque nosotros también queremos ser el centro de la atención o si decimos “tal perso-na siempre se sirve lo mejor de la comida” es probable que nosotros queramos lo mismo y por eso esta-mos tan pendientes del asunto.

Entonces, cuando algo me cho-que en otro, voy a tratar de recono-cerlo en mí y si lo encuentro en mí y asumo que también es algo mío, tal vez deje de molestarme en el

otro, o lo juzgue con menos dure-za. En resumen: las otras personas nos muestran como espejos aque-llo que nos cuesta trabajo recono-cer en nosotros mismos.

Y, por último, en este tema está implicada la noción de respeto hacia la diversidad: si empiezo a aceptar aquello que es diferente a lo que yo creo, eso me permitirá tener relaciones más ligeras, libres y aceptantes.

La autora es psicoterapeuta corporal y tera-peuta sistémica de pareja y [email protected]

Cuenta una historia que varios animales decidieron abrir una escuela en el bosque. Se reunieron para elegir las disciplinas que serían impartidas durante el curso.

El pájaro insistió en que la escuela tuviera un curso de vuelo. El pez, en que la natación fuera incluida en el currí-culo. La ardilla creía que la enseñanza de subir en perpen-dicular a los árboles era fundamental. El conejo quería que la carrera fuera también incluida en el programa.

Y así siguieron los demás animales, sin saber que come-tían un gran error. Todas las sugerencias fueron conside-radas y aprobadas. Era obligatorio que todos los animales practicaran todas las disciplinas. Al día siguiente, empeza-ron con el programa.

Al principio, el conejo salió magníficamente en la carre-ra; nadie corría como él. Sin embargo, los problemas em-pezaron cuando el conejo se puso a aprender a volar. Lo pusieron en una rama de un árbol, y le ordenaron que volara. El golpe fue tan grande que se rompió las dos piernas. No aprendió a volar, y además no pudo seguir corriendo como antes.

Al pájaro le obligaron a excavar agujeros como un topo, pero claro, no lo consiguió y acabó rompiendo su pico y sus alas, quedando muchos días sin poder volar. Todo por intentar hacer lo mismo que un topo.

La misma situación fue vivida por un pez, por una ardilla y un perro que no pudieron volar, saliendo todos heridos. Al final, la escuela tuvo que cerrar sus puertas. ¿Y saben por qué? Por-que los animales llegaron a la conclusión de que todos somos diferentes.

Cada uno tiene sus virtudes y sus debilidades. Un gato jamás ladrará como un perro ni na-dará como un pez. No podemos obligar a que los demás sean, piensen, y hagan algunas cosas como nosotros. Lo único que conseguiremos con eso es que ellos sufran por no lograr hacer algo de igual manera que nosotros, y por no hacer lo que realmente les gusta.

Debemos respetar las opiniones de los demás, así como sus capacidades y limitaciones. Si alguien es distinto a nosotros, no quiere decir que sea mejor ni peor que nosotros. Simplemente es alguien diferente a quien debemos respetar.

Todos somos diferentes

Foto

: Rod

rigo

Lara

Núñ

ez

12 Presencia Apostólica

Tanatología

Perder a un ser querido es una experiencia do-lorosa que todos tene-mos que enfrentar en la vida. Los primeros

días después de la pérdida son muy complicados y, en un esce-nario ideal, en esos días esta-remos acompañados por familia-res y amigos que nos ayudarán a sobrevivir a ese dolor. Pero ya he-mos hablado de los sentimientos y reacciones que se dan cuando experimentamos una pérdida, por lo que, en esta ocasión, platicare-mos de lo que sucede después. El paso de los días nos pone frente a un nuevo reto: continuar la vida sin la persona que se fue.

Una de las primeras cosas que nos preguntamos cuando perde-mos a un ser querido es ¿qué vamos a hacer sin ella o sin él?, ¿cómo

vamos a seguir nuestra vida? Nos cuesta mucho trabajo visualizar la vida sin nuestro familiar, amigo o pareja. Continuar la vida sin la persona que perdimos se nos presenta como un reto casi impo-sible de solucionar. Es muy normal que así nos sintamos. Por supues-to que vamos a poder continuar, pero no es un proceso fácil.

Pensemos en nuestra vida como un juego de piezas de Lego, esas pequeñas piezas que se jun-tan, permitiéndonos formar miles de figuras. Nuestra vida empezó y ya teníamos muchas piezas. En el camino nos enseñaron a armar muchas figuras; es más, nos ayu-daron a armarnos a nosotros mis-mos. Así, nuestra vida empieza a caminar en una especie de es-cenario ya puesto: las cosas que conocemos, las personas que nos

rodean, lo que somos, todo está acomodado. Pasa el tiempo y nos da la sensación de que nada se moverá nunca. Entonces, cuando hay una pérdida, por separación o muerte, las piezas de nuestro jue-go repentinamente se mueven, se abren espacios, la vida ya no va a ser como la conocíamos y nos sentimos paralizados. Sin embar-go, recordemos que nuestra vida, como el juego de Lego, cuenta con muchas piezas organizadas de cierta manera, unas más peque-ñas, otras más grandes, unas de un color, y otras de otro.

Una pérdida implica que tene-mos que reacomodar las piezas que todavía tenemos, para poder comenzar nuevamente a jugar. Eso nunca significa dejar de que-rer a la persona, ni olvidarla, ni que nuestros seres queridos que se

Cómo conservaren el corazón a las personas que se van

"La muerte se llevatodo lo que no fue,

pero nosotrosnos quedamos con

lo que tuvimos."Mario Rojzman

Ana Laura Rosas Bucio

Presencia Apostólica 13

han ido dejen de ser importantes. ¿Cómo podemos olvidar a alguien que caminó con nosotros durante mucho tiempo, que nos acom-pañó en la vida, nos enseñó, nos ayudó, nos amó y nos dio tanto de sí mismo? Eso jamás sucederá. No existe nadie como la persona que se fue. Si fue importante para no-sotros, seguirá siéndolo. Sólo que ahora esa persona tiene que ocu-par un lugar diferente en nuestro juego de la vida. A este proceso se le llama recolocar.

¿Qué es recolocar?Es un paso que, como parte del proceso de duelo, tenemos que dar todos los que hemos perdido seres queridos y que nos va a ayu-dar a aceptar la pérdida y a conti-nuar con nuestra vida.

La recolocación se realiza crean-do un momento de intimidad para decir a la persona que se ha ido: "Tú, mi ser querido, mientras esta-bas junto a mí, eras una pieza muy importante de mi vida. Eras una de las piezas esenciales de mi juego. Ahora que ya no estás, ahora que se siente el vacío en mi vida por tu ausencia, yo puedo llegar a sentir que no sé cómo continuar la vida. No estás físicamente y ahora debo continuar la vida sin ti, no olvidán-dote, pero sí colocando todo lo que significas en un lugar de don-de nunca se irá, dentro de mí, en mi corazón, en mis recuerdos.”

El espacio de afuera de noso-tros tenemos que reacomodarlo también. Esto no significa que lle-nemos el vacío con alguien más. Eso no sirve, porque nadie puede llenar el espacio de nadie. En este caso un clavo no saca otro clavo... si intentamos hacerlo sólo conse-guiremos un vacío más grande. Sig-nifica que retomemos nuestra vida, reacomodemos nuestras activida-des, retomemos a nuestros seres queridos que aún están, poniendo el recuerdo de nuestro ser querido

dentro y no fuera de nosotros. Po-nerlo afuera significa centrarse en que no está, sentir la ausencia, ver los vacíos que hay. Sentirlo dentro significa que siempre nos acom-paña y entonces así será más fácil continuar con nuestra vida.

Continúa con la vida, regresa a la vida y verás que hay mucha gente, muchos proyectos, muchas oportunidades esperándote. Cen-trarnos en nuestro dolor implica perdernos de lo demás que tene-mos y que nos está esperando y necesitando. Es comprensible que cuando estamos muy dolidos sea muy complicado ver más allá de nuestro dolor. Por eso siempre hay que darnos permiso de sentirlo, de expresarlo, de compartirlo, llorar, gritar, y, si se necesita, quedarnos un rato a solas. Pero, por favor, no olviden que después de esto hay que regresar a la vida, acercarse a la familia, retomar la realidad.

Continuar, a pesar del dolor Recuerdo la temporada que siguió a la muerte de mi madre. Sentía mucho dolor y una sensación de estar perdida. Cuando llegaba el día de la semana en que tradicional-mente cenábamos juntas, no sabía qué hacer. No quería que llegara ese día. Pero intenté empezar a hacer otras cosas, como convivir con mi familia. Me propuse conti-nuar a pesar del dolor. Inicié otras actividades y, con el paso de las semanas, fue más fácil. Eso no hizo que olvidara a mi madre, ni que dejara de quererla, lo que logré es separar mi cotidianidad de mi ser querido. Mi vida diaria empezó a ser como era antes. Había otras personas muy valiosas, había mu-chas actividades que hacer, había proyectos que continuar. Me di

cuenta de que la vida se recuperó y de que mi mamá me acompa-ñaba desde el lugar en donde yo la coloqué, desde el lugar donde mi creencia espiritual me dice que están los seres queridos que se van. Mi vida continúa, y sigo que-riéndola y extrañándola. Eso no ha dejado de suceder; aún siento su ausencia, pero ya no la busco en mi vida cotidiana, ya sólo está en mis recuerdos, en mi corazón. Esto es recolocar.

La continuidad del amor No permitamos que por estar in-mersos en el dolor, también nos perdamos de todo lo demás que existe a nuestro alrededor. Nues-tros seres queridos no querrían eso. No les demos esa responsabilidad. Recordemos que nada es eterno; nosotros tampoco lo somos. Lo que damos, hacemos, logramos, compartimos y amamos, eso pue-de durar más que nosotros. A pe-sar de que nos hayamos ido, todo eso sigue en la vida de los demás. Igualmente, el amor que nos die-ron seguirá con nosotros siempre y se continuará en el amor que da-mos a los demás. Piensa cuántas veces han sucedido cosas en tu vida que se tuvieron que acabar… ¡muchas veces!. Todas esa cosas deben recordarnos que cuando algo se va o termina, por una parte permanece y por otra, siempre hay algo o alguien nuevo esperando por nosotros. Así es la vida, y tú puedes y debes continuar en ella siendo fe-liz, a pesar de las pérdidas.

Tanatología

Continuar la vida sin la persona queperdimos se nos presenta como un reto

casi imposible de solucionar.

La autora es psicóloga clínica, experta en in-tervención en crisis, tanatóloga, logoterapeuta y conferencista. Directora General del Centro de Capacitación Profesional Industrial y Personal S.C. CECAPIP. [email protected]

14 Presencia Apostólica

Como todas las noches, después de ha-ber perseguido algunos ratones por la vía Veneto, Piero, un gato blanco con manchas gris claro, se dirigió a su re-unión nocturna de felinos. En el cami-

no pudo ver a lo lejos cómo otros gatos también se apresuraban para llegar a tiempo y pudo escuchar que un gato le decía a otro:

—Vamos a darnos prisa, pues a los que llegan tar-de no hacen sino criticarlos, y aprovechan esa opor-tunidad para sacar a la luz habladurías y chismes en torno a ellos.

El gato Piero sabía que llegaba a tiempo y no se apresuró. La edad le había enseñado a ser muy pru-dente, a no precipitarse y a no estar tan pendiente de lo que se decía de él. Su lema era: “gato prudente, es mejor que gato pudiente”, recordando a muchos gatos que había conocido que eran mascotas en ca-sas ricas, pero que al ser poco prudentes, habían to-mado decisiones equivocadas y, por ello, habían perdido sus privilegios.

Al llegar a la reunión, vio que los gatos charlaban y maullaban animadamente. Como era su costumbre, saludó a todos, pues pensaba que vale más estar bien con todos que hacer diferencias y cultivar enemigos que pueden surgir de dos maneras: cuando has he-cho cosas que dañan a otros, y con eso haces nacer a los enemigos como de una semilla, o bien, entre aquellos que no te quieren, aunque hayan recibido de ti siempre bienes. Es decir que los enemigos se di-

viden en dos grupos: los ganados por nuestras acciones y los que se han añadido a la lista por simple capricho personal…

Una vez que saludó a todos, se sentó en su lugar habitual. Desde ahí observaba a los gatos que iban llegando, de todos los colores, ra-zas y condiciones. Algunos eran fi-nos y elegantes, otros eran simples

gatos callejeros. Finalmente llegó el gato más ancia-no. Su nombre era Odilón y generalmente presidía las reuniones nocturnas semanales. Después de diri-gir un saludo a todos, comenzó la sesión diciendo:

—Queridos amigos, debemos reforzar nuestra atención cuando andamos por las casas, pues los ve-cinos están comprando más perros, y ya saben uste-des el peligro que esto representa.

Un gato gris le gritó:—Eso no es novedad. Los perros siempre han sido

uno de los más grandes peligros para nosotros.—Sí –le respondió con tranquilidad el gato an-

ciano–, pero ahora el peligro es mayor, porque los vecinos están teniendo menos hijos y más perros, a los que tratan como hijos. Y esto nos incumbe tam-bién a nosotros, pues hay gatos que han vivido en situaciones de privilegio en los últimos años, pero las estadísticas en nuestro barrio señalan que son más los perros que los gatos. Todo ello significa que muy pronto, no solo disminuirá el número de gatos en si-tuación de privilegio, sino que también aumentará el peligro para nuestra supervivencia, ya que posible-mente las personas que nos alimentaban ya no lo hagan, por estar atentas sólo a los perros, quienes además van a tener un estatus mejor que el nuestro, pues pa-sarán de ser simples mascotas, a convertirse en hijos…

Hubo un momento de silencio, interrumpido por una gata siamesa, llamada Jaru, que dijo:

Tiene usted razón. Quisiera contar mi triste his-toria. Yo antes era mascota en una casa rica, pero mi

Historia para meditar

Enrique A. Eguiarte, OAR

El gatoPiero

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Presencia Apostólica 15

Historia para meditar

ama se enamoró de unos perritos que nunca crecen y, como en ellos vio que podría tener unos bebés perpetuos, decidió dedicarse a ellos, y echarme a mí a la calle…

Hubo un murmullo general de desaprobación y sorpresa. El gato anciano continuó:

—Después de haber sido domesticada, nuestra especie ha sido la compañera de los seres humanos a lo largo de la historia. Nunca ha habido un barrio humano donde no hubiera también un barrio felino. De Egipto se conservan momias humanas y también momias felinas. No obstante, parece que las cosas están cambiando. Yo, con mis muchos años, no en-tiendo lo que está sucediendo en estos tiempos. El ser humano, que había nacido para vivir y crecer en una familia, en una comunidad que lo acogiera y lo ayudara a crecer, hoy se ve lanzado al mundo en una situación de una gran soledad y desamparo, en la que todo y todos le son ajenos. Es verdad que en estas situaciones, nosotros, como gatos, tenemos un pa-pel fundamental: aprender a acompañar a quien está solo, y hacerle recordar que el ser humano ha nacido para relacionarse con los otros de su especie. Debe-mos hacerles añorar y valorar la amistad.

—Sí –dijo un gato pardo llamado Belcha–. Yo soy mascota de un niño a quien acompaño, pues su ma-dre está siempre fuera de casa, trabajando, y cuan-do regresa está tan cansada, que nos da de comer a los dos, y no tiene ganas sino de sentarse a ver la televisión y de descansar. Yo me esfuerzo por cumplir mi papel de gato, pero en estas situaciones es difícil, pues el niño necesita más que eso…

—Yo por mi parte, dijo un gato gris llamado Du-que, soy parte de una caterva de gatos que vivimos con una anciana. Ella nos alimenta, pero sobre todo nos cuenta muchas historias y cosas que podrían ha-cer mucho bien a otros seres humanos, pues ella no solo ha acumulado años y achaques, sino también cariño y sabiduría…

—Además, como decía Odilón –dijo un gato negro con manchas blancas, llamado Pimpín–, si los seres humanos comienzan a no tener hijos, no habrá niños que nos busquen como mascotas, y tendremos una vida vagabunda, expulsados casi de la convivencia con los seres humanos.

—¡Hay que desperrizar a los seres humanos! –gri-tó un gato gordo de color negro–. Hay que hacer que los seres humanos se enamoren más de los gatos que de los perros, para que seamos nosotros los que sea-mos adoptados como hijos de los seres humanos y esto cambie nuestro estatus social…

Algunos apoyaron con fuertes maullidos esta

propuesta, y ya se comenzaban a formar bandos, donde se hacían planes y estrategias para “des-perrizar” el barrio; es decir hacer que los perros fueran perdiendo puntos en la relación con los hu-manos. Algunos proponían organizar una serie de cuadrillas, para tender emboscadas a los perros del barrio y acabar con ellos…

Ante el tumulto y los maullidos que empezaban a subir de tono, dijo el gato más anciano:

—Queridos amigos gatos, guarden un momento de silencio, y por favor escuchen lo que les quiero decir.

Finalmente se calmaron los ánimos cuando a uno de los gatos le cayó encima un zapato viejo lanzado por algún vecino que no podía dormir a causa del ruido. Una vez que se hizo el silencio, Odilón dijo:

—Amigos, el problema que nos aqueja no lo podemos combatir causando el mal a otra especie, pues todas las especies tienen derecho de existir en condiciones de bienestar. Lo que realmente debemos desear es que los seres humanos vuelvan a tomar conciencia del gran valor de la comunidad y de la familia; de que el ser humano no puede crecer solo. Que no se le cierre la puerta a los hijos en las relacio-nes de pareja. El ser humano ha nacido para amar y dar amor, y este amor debe ser fecundo: en bue-nas obras, en amistad, en hijos. Nuestra misión, amigos gatos, es la de contribuir a que los seres humanos vuelvan a ser realmente humanos.

—Yo no sé si los gatos en otros barrios de esta ciu-dad se hayan planteado esto, pero si queremos cam-biar el mundo, debemos comenzar cambiando este nuestro barrio, que es el pequeño mundo en el que vivimos. Algo que le podemos enseñar los gatos a los humanos es que no por ser amigos de ellos dejamos de buscar y valorar a los de nuestra especie, ya que como trepamos fácilmente cualquier cerca, salimos de las casas para vivir, junto con otros gatos, la vida que nos es más natural vivir. Los pobres perros se ven más limitados, muchos de ellos prácticamente no conviven con ningún miembro de su especie.

Y estas palabras emocionaron tanto a los gatos, que todos se pusieron a maullar de alegría. En los corazones de todos estaba muy clara la misión de contribuir a que los seres humanos volvieran a ser humanos; enseñarles, con sus zalamerías y compa-ñía, el valor de la amistad y hacerles ver lo grande que es ser persona. Y los maullidos subieron tan-to de volumen, que muy pronto comenzaron a llover, de las casas vecinas, zapatos y otros objetos… Por todo ello, el gato más anciano dio por concluida la sesión, pidiéndoles a todos que no olvidaran su importante y delicada misión.

16 Presencia Apostólica

Espiritualidad cristiana

Hace ya dos milenios que un pequeño grupo de nuestra comunidad humana pudo contemplar extasiado cómo un miembro de nuestra raza acababa de lo-grar la victoria más grande con la que

sueña todo hombre, la victoria sobre la muerte.Instauración del Reino de Dios

Aquel joven profeta galileo, que había pasado fugaz-mente por la historia de la humanidad predicando un mundo nuevo, al que llamaba Reino de Dios y con el que Él mismo se identificaba, no era un loco soñador.

Cuando comenzó su vida de profeta itinerante para cumplir la misión que, según Él confesaba, el Padre le había confiado, solamente un pequeño grupo le acom-pañó, prendado de su Palabra y asombrado de sus po-deres sobre los enemigos del hombre. Al principio, su predicación no alarmó a los poderes públicos. Pensaron que Jesús, el galileo, era uno más entre los que surgían por entonces, pretendiendo ser el mesías anunciado, pero no tardaron mucho en inquietarse…

Un mensaje incómodoLos altos jerarcas comenzaron a observar que los segui-dores de Jesús aumentaban cada día, asombrados por la autoridad con que hablaba y por el nuevo orden social que anunciaba. Un orden social, que decía ser el que Dios quería, ya que a Dios no le agradaban los sacri-ficios de animales o los ayunos, mientras se permitía o se propiciaba, con impuestos injustos, que los pobres se hundieran cada día más en su pobreza. Así pues, los jerarcas, temerosos de perder poder y autoridad ante el pueblo, comenzaron a acusar a Jesús de subversivo, ar-gumentando falsamente que su conducta y sus predica-ciones iban contra La Ley de Moisés, suprema regla de conducta para ellos.

Jesús no solo no se dejó intimidar, sino que les acu-só de hipócritas, ya que, escudándose en el cumpli-miento literal de la Ley, agobiaban al pueblo con im-puestos y amenazas. Quiso dejar clara la verdad de su actuación, como manifestación de la voluntad divina, cuando dijo tajantemente que la ley debe estar al ser-vicio del hombre y no viceversa.

Un mensaje transformadorY es que el hombre, como imagen de Dios que es, con el uso adecuado de su libertad, va descubriendo en sí mis-mo la huella más profunda de Dios que es el amor. Este

descubrimiento, al que llegó aquel grupo de seguidores escuchando y observando la conducta de Jesús, les llevó a un cambio drástico en las relaciones humanas.

Pero ante el empeño firme de Jesús, de estar inician-do una nueva historia de la humanidad, basada en unas relaciones humanas de fraternidad universal, como con-secuencia de que todos los hombres y mujeres del mun-do somos hijos de Dios, los que ostentaban el poder sintieron amenazado su dominio sobre la comunidad y no dudaron en usar cualquier medio para eliminarlo.

La Vida triunfó La historia humana de Jesús estaba llegando a su final. Su pasión y, sobre todo, su crucifixión provocaron el im-passe más angustioso en toda la historia de la humani-dad: ¿Dios permanecería mudo ante la aparente victoria del mal sobre el bien, de la maldad sobre la bondad, del egoísmo sobre el amor?

La respuesta de Dios no se hizo esperar y la angus-tia se tornó en alegría desbordante para los que le ha-bían seguido, al comprobar atónitos que Jesús, al que habían visto morir y habían sepultado ¡había resuci-tado! Y el miedo que habían sentido ante la muerte del maestro, se tornó en un entusiasmo tan desbordan-te que, sin temor alguno, salieron a las calles y a las plazas, intentando contagiar a todos los ciudadanos la alegría que les inundaba ante la gran noticia: Jesús te-nía razón, el Dios de Jesús era un Dios de Vida y con su resurrección, la muerte quedaba definitivamente ven-cida por la Vida.

Continuar la obra de Jesús Inmediatamente el Resucitado les trasmitió su mismo Espíritu, como les había prometido, y con su impulso se lanzaron sin miedo a continuar la gran tarea, que Él había comenzado en su vida histórica y a la que llama-ba REINO DE DIOS. Con esto se inició el movimiento más humanizador en el largo devenir de la historia huma-na. Movimiento que avanza con mayor o menor inten-sidad, en la medida en que los seguidores de Jesús nos dejamos llevar más por los impulsos del Espíritu Santo o por nuestros egoísmos personales.

Hoy somos nosotros los que llevamos la antorcha, que el Espíritu Santo encendió en medio de la humani-dad para proseguir la obra que inició Jesús. ¿No mere-cerá la pena esforzarse cada día para que el bien triunfe sobre el mal y la vida sobre la muerte?

El Reino de Dios, el movimiento máshumanizador de la historia humana

P. Epi Diez

Presencia Apostólica 17

Gotitas bíblicas

En el segundo libro de Samuel se narra que David se dirigió a Je-rusalén para atacar a los jebuseos*, y és-

tos, envalentonados, le dijeron: “Tú no podrás entrar aquí, pues bastan los ciegos y los inválidos para no dejarte entrar.” Sin em-bargo, David logró la conquista de la fortaleza jebusea situada en el monte Sion al lado sures-te de Jerusalén (2Sam 5,6ss).

Allí hizo David la capital de su reino, decisión acertada política y geográficamente por hallarse entre Judá e Israel (los territorios del sur y del norte, respectivamente), lo cual le aseguraba el poder sobre am-bos. Al principio parece que David no fue bien acogido, pero una vez que introdujo el Arca de la Alianza y construyó el palacio real, hizo de Jerusa-lén la capital de su reino y la expresión “Ciudad de David” adquirió fuerza mística y así ha sido transmitida.

Según la voluntad religiosa de David, Jerusalén es la mo-rada del Señor. Durante la ce-remonia de introducción del Arca, el rey David danzó con entusiasmo ante ella, lo cual motivó el desprecio de su esposa Mical (hija de Saúl) y esto fue motivo de su esterilidad.

Con estos datos es posible comprender al-guna terminología bíblica a la que no estamos muy acostumbrados. Jerusalén es lo mismo que Ciudad de David. Monte Sion o simplemen-te Sion hace referencia al sitio del templo de Salomón y sus cimientos. Desde muy antiguo el nombre de Sion se ha referido a la ciudad entera de Jerusalén, a la Tierra de Israel e inclu-so, figurativamente, para designar a Israel como pueblo de Dios.

*Jebuseos: tribu cananea que habitó la región de Jerusalén.

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Jerusalén, Ciudad de DavidErnesto Bañuelos C.

18 Presencia Apostólica

Biblia

Pa r a q u i e n e s e s -tán familiarizados con el evangelio se-gún san Mateo, no es nada nuevo dec i r que es un evangelio

que enseña, a veces a través de discursos, a veces por medio de parábolas. Sus parábolas sobre el Reino de los cielos tienen un especial énfasis. Cuando se con-trastan estas parábolas con los pasajes paralelos en Marcos y en Lucas, se advierte una diferencia importante: las parábolas en Mar-cos y Lucas tienen casi siempre un "final feliz", mientras que las parábolas en Mateo tienen finales "trágicos". En todas ellas hay bue-nos y malos que hay que separar. ¿Por qué esa diferencia y cuál, pues, es el mensaje que Mateo trata de transmitir?

¿Qué nos dicen las parábolas del evangelio de Mateo?

Todo comienza con la parábola del sembrador, el cual siembra semilla buena pero al final hay que separar el trigo de la cizaña. La cizaña se quema y allí será el llanto y rechinar de dientes (Mt 13,1-9).

Luego sigue la parábola de la red que recoge toda clase de pe-ces, buenos y malos. Luego hay que separarlos, los buenos van a las canastas y los malos al horno, allí será el llanto y el rechinar de dientes (Mt 13,24-30).

Más tarde vendrá la parábola del rey que ajusta cuentas con sus siervos. De hecho sólo se mencio-na a dos de ellos. Ambos con deu-das. El rey perdona a uno de ellos (con una gran deuda) y ese mismo siervo resulta incapaz de perdo-nar a otro siervo que le debe una deuda de menor calibre. El crite-rio aquí resulta también fácil, el siervo que no perdona es enviado a los verdugos (Mt 18,23-35).

¿Por qué elijoperdonar?

El Evangelio deSan Mateo y el Reino

de los cielosUn acercamiento a través

de sus parábolasDavid Gutiérrez Escudero

Presencia Apostólica 19

Biblia

Toca el turno a las vírgenes, unas llamadas prudentes y otras llamadas imprudentes. Las que no fueron previsoras se quedan fuera de la fiesta de bodas y por más que piden que se abra la puerta, la res-puesta es que son desconocidas. Aquí el énfasis está en estar prepa-rados, porque no se sabe ni el día ni la hora (Mt 25,1-14).

Inmediatamente después sigue la parábola de los talentos, en donde se separa a los siervos fie-les del siervo "malo y perezoso" que termina por ser arrojado a las tinieblas, donde nuevamente se menciona el llanto y el rechinar de dientes (Mt 25,15-30).

Toda esta serie de parábolas culmina con el Juicio Final, en la que el Hijo del Hombre separa-rá a las ovejas de los cabritos (Mt 25,31-46). En esta parábola todos resultan sorprendidos: las ovejas ni cuenta se habían dado del bien que habían hecho, de allí su pregunta "¿Pero cuándo te vimos enfermo o desnudo?" Igualmente sorprendi-dos parecen los cabritos que hacen la misma pregunta. Aquí el criterio que sirve para separar a unos de otros no es tan obvio: aquello que se ha hecho en favor de los más necesitados (hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, pre-so). Así, unos irán a la vida eterna y otros al castigo eterno.

Entender el sentidoHay dos pasajes que nos ayudan a entender el sentido de estas pa-rábolas. Uno de estos pasajes es de hecho otra parábola que tiene un final "mitigado": los trabajado-res de la viña (Mt 20,1-16). En ella se habla de cómo los trabajadores fueron contratados a diferentes horas del día y todos reciben la misma paga. Esto causa la moles-tia de los que llegaron primero y se sienten con derecho a recla-mar, pues consideran que el trato

es injusto y, al menos en apariencia tienen razón pues, ¿por qué darles a los primeros exactamente lo mis-mo que se les da a las últimos? Este incidente da pie a la célebre frase: “Los últimos serán los primeros."

El otro pasaje se trata del padre que tiene dos hijos, uno que dice no, luego se arrepiente y hace lo que tiene que hacer; el otro dice que sí pero no hace nada (Mt 21,28-32). La pregunta central es: "¿Cuál de los dos hizo la voluntad del pa-dre?" La respuesta resulta obvia y además se remata con el comenta-rio: "Los recaudadores de impuestos y las prostitutas entran primero en el Reino de Dios." El mensaje de los últimos dos pasajes parece claro: aquellos que se podían sentir con más derecho y con prioridad para entrar en el Reino de los cielos, tienen igualmente que hacer su es-fuerzo y, la puerta no queda de an-temano cerrada para nadie, así sea de última hora, es posible entrar.

Lo mismo puede pasar en un partido de futbol, no importa que tan mal se juegue, un equi-po puede ganar con un gol de último minuto, pero tampoco importa que tan bien se juegue, un error al final del juego puede costar el partido.

Conclusión¿A qué conclusiones podemos llegar, visto este panorama en el que en todas las parábolas siem-pre resulta alguien condenado? Por una parte, este Evangelio pa-rece poner un nivel de exigencia más alto. Aunque el Reino de los cielos, en principio, es algo abier-to para todos, también implica un cierto nivel de preparación. Vea-mos, pues, algunos ejemplos. No es suficiente con haber quedado recogido por una red que atrapa

todo tipo de peces, después habrá una depuración. Por ejemplo, no basta con aceptar la invitación a la boda de última hora, también hay que asistir adecuadamente vestido. El hecho de que se acepte la invitación de último momen-to, no puede ser un pre texto para no hacer el esfuerzo necesa-rio de asistir con cierto decoro a un evento importante. No basta ser perdonado por no poder pa-gar las deudas, también hay que saber perdonar a otros que no las pueden pagar. No basta con haber llegado primero, hay que recono-cer la oportunidad que se les abre a otras personas, aunque lleguen después. No basta con decir que sí, así como no basta con tener respuestas doctrinalmente co-rrectas; esas palabras deben venir acompañadas de acciones o no sirven de nada. Y como no se sabe ni el día ni la hora, tampoco bas-ta con estar preparados sólo un tiempo si a la hora de la verdad se falla. La parábola de los talentos nos enseña además que hay que esforzarse por hacer crecer lo que tenemos, que no nos podemos conformar con ofrecer o devolver exactamente lo mismo que se nos dio desde un principio.

Curiosamente, la parábola del juicio final también nos habla de una forma muy práctica: mu-chas de las enseñanzas que se han mencionado se viven de for-ma cotidiana y muchas veces pa-san desapercibidas. No se viven tratando de quedar bien con el jefe, se viven en el día a día ha-ciendo algo por aquellos que no están en posibilidades de devol-vernos ningún favor.

El autor es licenciado en Ciencias Bíblicas por el Pontificio Instituto Bíblico de Roma.

Las palabras deben venir acompañadas de acciones o no sirven de nada.

20 Presencia Apostólica

De la Palabra a la acción

LaPalabra

julio-agosto

Julio 6DomingoMt 11,25-30

(…) Jesús exclamó: “¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tie-rra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente senci-lla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien.

El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie co-noce al Hijo sino el Padre, y na-die conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy man-so y humilde de corazón, y en-contrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera.”

El Evangelio nos presenta a Jesús orando, alabando a Dios porque siendo Señor del cielo y de la tierra ha decidido tener preferencia por los humildes, por los pequeños, poniéndolos por encima de los “sa-bios y entendidos” expresión que hace referencia a las élites religiosas, a quienes creían saberlo todo.

Los sencillos en el Evangelio son los que están dispuestos a creer en Jesús y en su mensaje; los que están dispuestos a tratar a los demás como hermanos sin aferrarse a sus privilegios ni acomplejarse por

sus defectos o debilidades; los dispuestos a compar-tir con generosidad y alegría del mismo modo que Jesús lo ha hecho; los que han puesto su confianza en Dios y no en sus privilegios o riquezas.

Jesús llama a todos los que viven agobiados para que sean libres.

Si Dios prefiere alos humildes, ¿por qué

con frecuencia nosotroslos despreciamos?

El estanque de Betesda, Carl Bloch

Presencia Apostólica 21

Julio 13DomingoMt 13,1-23

Un día salió Jesús de la casa donde se hospedaba y se sentó a la orilla del mar. Se reunió en torno suyo tanta gente, que él se vio obligado a subir a una bar-ca, donde se sentó, mientras la gente permanecía en la orilla. Entonces Jesús les habló de muchas cosas en parábolas y les dijo:

“Una vez salió un sembrador a sembrar, y al ir arrojando la semilla, unos granos cayeron a lo largo del camino; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros granos cayeron en terreno pedregoso, que te-nía poca tierra; ahí germinaron pronto, porque la tie-rra no era gruesa; pero cuando subió el sol, los brotes se marchitaron, y como no tenían raíces, se secaron. Otros cayeron entre espinos, y cuando los espinos crecieron, sofocaron las plantitas. Otros granos caye-ron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros, treinta. El que tenga oí-dos, que oiga.” (…)

Escuchen, pues, ustedes, lo que significa la pará-bola del sembrador.

A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembra-do en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino.

Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con

alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una perse-cución por causa de la palabra, sucumbe.

Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas la sofocan y que-da sin fruto.

En cambio, lo sembrado en tierra buena represen-ta a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fru-to: unos, el ciento por uno, otros el sesenta; y otros, el treinta.”*

La parábola que nos presenta el Evangelio habla del trabajo del sembrador, trabajo arduo, sin duda, y cu-yos resultados no se ven de inmediato.

Hay que sembrar generosamente y con confian-za, porque ningún trabajo hecho por el Reino de Dios es inútil. El Evangelio hoy nos invita tanto a sembrar como a ser productivos; a ser “buena tie-rra” en la que la semilla de la Palabra germine y dé mucho fruto

Recordemos siempre, llenos de esperanza, que la semilla proviene de Dios y por lo tanto es buena y tiene un gran poder; por lo que siempre encontrará la forma de crecer.

¿Confiamos en el potencial de esas

semillas que la Palabra de Diossiembra en nuestros corazones?

De la Palabra a la acción

LaPalabra

Julio 20Domingo • Mt13, 24-43

(…) Jesús propuso esta parábola a la muchedumbre: “El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras los trabajadores dormían, llegó un enemigo del due-ño, sembró cizaña entre el trigo y se marchó. Cuando crecieron las plantas y se empezaba a formar la espi-ga, apareció también la cizaña.

Entonces los trabajadores fueron a decirle al amo: «¿Señor, qué no sembraste buena semilla en tu cam-po? ¿De dónde, pues, salió esta cizaña?» El amo les respondió: «De seguro lo hizo un enemigo mío.» Ellos le dijeron: «¿Quieres que vayamos a arrancar-la?» Pero él les contestó: «No. No sea que al arran-car la cizaña arranquen también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha y, cuan-

do llegue la cosecha, diré a los segadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en gavillas para quemarla; y luego almacenen el trigo en mi granero.»”

Luego les propuso esta otra parábola: El Reino de los cielos es semejante a la semilla de mostaza que un hombre siembra en un huerto. Ciertamente es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece, llega a ser más grande que las hortalizas y se convierte en un arbusto, de manera que los pájaros vienen y hacen su nido en las ramas.”

Les dijo también otra parábola:“El Reino de los cielos se parece a un poco de leva-

dura que tomó una mujer y la mezcló con tres medidas de harina, y toda la masa acabó por fermentar.” (…) *

* Cuando no se reproduce el texto de la lectura (por razones de espacio), se invita a leerlo

en la cita bíblica.

22 Presencia Apostólica

Una parábola es la narración de un suceso fingido del que se deduce, por comparación o semejanza, una verdad importante o una enseñanza moral. Jesús utili-za ese recurso para comunicarnos mejor los secretos del Reino de los cielos.

A partir de la recomendación de Jesús de no apresu-rarse a arrancar la cizaña podemos hacer varias reflexio-nes. Podemos decir que también en nosotros, en nues-tros hijos, en nuestros proyectos, etc., el trigo y la cizaña crecen juntos y, por lo tanto, debemos ser sumamente cuidadosos con nuestras acciones para no arrancar o dañar el trigo, con el pretexto de combatir la cizaña. De ahí el refrán que dice que no hay que tirar el agua en la que se bañó a un niño con todo y el niño. Continuamen-

te necesitamos purificar las cosas, pero siempre hay que tener cuidado de preservar lo esencial.

Estas parábolas nos enseñan que el Reino de Dios es vida que se manifiesta de una u otra manera. En este caso como semilla que origina y da continuidad, y como levadura que transforma. Es interesante re-flexionar también en el ejemplo de la semilla de mos-taza. Nunca hay que despreciar a las semillas –perso-nas– aparentemente pequeñas, porque estas pueden sorprendernos transformándose en el árbol más gran-de y fructífero.

¿Utilizo en mi vida las enseñanzas de las parábolas de Jesús?

De la Palabra a la acción

Julio 27Domingo • Mt 13,44-52

(…) Jesús dijo a sus discípulos: “El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.

El Reino de los cielos se parece también a un co-merciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra.

También se parece el Reino de los cielos a la red que los pescadores echan en el mar y recoge toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pesca-dores la sacan a la playa y se sientan a escoger los pescados; ponen los buenos en canastos y tiran los malos. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación.

“¿Han entendido todo esto?” Ellos contestaron: “Sí.” Entonces él les dijo: “Por eso, todo escriba ins-truido en las cosas del Reino de los cielos es seme-jante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas.”

Los evangelios de estos domingos del llamado “tiempo ordinario” nos ayudan a entender mejor el Reino de los cielos. Después de contar y explicar las parábolas, Jesús solía preguntar a sus discípulos si habían entendi-do. Ahora nosotros nos podemos hacer la misma pre-gunta, ¿entendemos a Jesús?, ¿se podría decir que es-tamos hablando de lo mismo?, ¿queremos lo mismo?

Las parábolas de hoy nos dejan claro que para el cristiano el mayor tesoro es el Reino de Dios y que en él hay sitio para todos los hombres y mujeres. El Evangelio nos dice y nos reitera que no somos no-sotros los que vamos a determinar quiénes son los buenos y quiénes son los malos; quiénes son los justos y quiénes los pecadores.

Agosto 3Domingo • Mt 14,13-21

(…) Al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bau-tista, subió a una barca y se dirigió a un lugar apar-tado y solitario. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Cuando Jesús desembarcó, vio aquella muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos.

Como ya se hacía tarde, se acercaron sus discí-pulos a decirle: “Estamos en despoblado y empie-za a oscurecer. Despide a la gente para que vayan a los caseríos y compren algo de comer.” Pero Je-

sús les replicó: “No hace falta que vayan. Denles ustedes de comer.” Ellos le contestaron: “No tene-mos aquí más que cinco panes y dos pescados.” Él les dijo: “Tráiganmelos.”

Luego mandó que la gente se sentara sobre el pasto. Tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que habían so-brado se llenaron doce canastos. Los que comie-ron eran unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.

Presencia Apostólica 23

El tema de esta lectura es la compasión. Com-padecer no es un simple sentimiento; es padecer con el otro y acercarse a él para intentar reme-diar su sufrimiento.

Jesús no sólo se compadece de la multitud, sino que incita a sus discípulos a hacer lo mismo y, sobre todo, a ponerse en acción para saciar el hambre del pueblo.

Muchas veces decimos que la situación de al-guien “nos parte el corazón”, la actitud de Jesús nos enseña a ir más allá de las palabras con acciones que verdaderamente construyen el Reino de Dios.

¿Me pongo en acción ante los

sufrimientos de los demás o sólo me limito

a hacer algún comentario?

Agosto 10 Domingo • Mt 14,22-33

(…) Inmediatamente después de la multiplicación de los panes, Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despe-día a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él solo allí.

Entre tanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron y decían: “¡Es un fantasma!” Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: “Tranquilícense y no teman. Soy yo.”

Entonces le dijo Pedro: “Señor, si eres tú, mán-dame ir a ti caminando sobre el agua.” Jesús le con-testó: “Ven.” Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hun-dirse y gritó: “¡Sálvame, Señor!” Inmediatamente Je-sús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”

En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús diciendo: “Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.”

Hoy se nos recuerda que sólo una fe firme puede mantenernos “de pie” en medio de las dificulta-des de la vida. En esta lectura podemos darnos cuenta de cómo Jesús fortalecía su fe por medio de la oración. En esa ocasión él venía de estar en el monte a solas, haciendo oración.

Al quedarse solos en la barca, los discípulos tuvie-ron miedo y, al complicarse las cosas, no fueron capa-ces de descubrir la presencia de Dios. Cuando Jesús toma de la mano a Pedro le transmite su propia segu-ridad, la seguridad de la fe que nos libera del temor.

En su comentario a esta lectura, san Agustín des-taca que cuando Pedro titubeó, como hombre que era, se volvió al Señor, y nos recuerda que cuando nuestro corazón vacile es el momento de invocar a Cristo, quien nos concederá el auxilio de su mano.

¿Cuáles son las “tormentas”que actualmente hacen tambalear

nuestra fe?

Agosto 17Domingo • Mt 15,21-28

(…) Jesús se retiró a la comarca de Tiro y Sidón. En-tonces una mujer cananea le salió al encuentro y se puso a gritar: “Señor, hijo de David, ten compasión de mí. Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio.” Jesús no le contestó una sola palabra; pero los discípulos se acercaban y le rogaban: “Atiénde-la, porque viene gritando detrás de nosotros.” Él les contestó: “Yo no he sido enviado sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel.” Ella se acercó entonces a Jesús y, postrada ante él, le dijo: “¡Señor, ayúdame!”Él le respondió: “No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos.” Pero ella replicó: “Es cierto, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.” En-tonces Jesús le respondió: “Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas.” Y en aquel mismo instante quedó curada su hija. Una mujer extranjera se acerca a Jesús, llamándolo “hijo de David” y pidiéndole que cure a su hija. El texto enfatiza que el hecho de que la mujer no sea judía es un obstáculo para obtener la ayuda de Je-sús. No obstante, el desenlace nos demuestra que lo importante es la fe en Jesús.

La fe de la mujer cananea vence todos los obstá-culos y Jesús lo reconoce diciéndole: “Mujer, ¡qué grande es tu fe!” Queda claro que el pueblo de Dios es toda la humanidad.

¿Es nuestra fe capaz de vencerlos obstáculos que se le presenten?

De la Palabra a la acción

24 Presencia Apostólica

Agosto 24DomingoMt 16,13-20

(…) Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Fili-po, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le respondie-ron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros que Jeremías o alguno de los profetas.”

Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo.”

Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edi-ficaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no preva-lecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.”

Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a na-die que él era el Mesías.

En este evangelio Jesús hace a sus discípulos una pre-gunta fundamental a la que nosotros también debemos contestar: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” La pregunta es muy directa y nos invita a ser auténticos y a definir nuestra postura con respecto a Jesús? ¿Esta-mos de acuerdo con él? ¿Queremos lo mismo que él?

Ante la pregunta de Jesús, Pedro responde con la confesión de fe que ya conocemos “Tú eres el Me-sías, el hijo de Dios vivo.” La fe de Pedro en Jesús le confiere al apóstol una misión relacionada con su nuevo nombre, que significa piedra, y la misión es ser el fundamento sólido sobre el que se edificará la comunidad de fe.

¿Qué le respondo yo a Jesús?

Agosto 31DomingoMt 16,21-27

(…) Comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.

Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: “No lo permita Dios, Señor, eso no te puede suceder a ti.” Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: “Apártate de mí, Satanás, y no intentes ha-cerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!”

Luego Jesús dijo a sus discípulos: “El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?

Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y en-tonces le dará a cada uno lo que merecen sus obras.”

El domingo pasado constatamos como Pedro fue puesto al frente de la Iglesia, tras haber confesado su auténtica fe en Jesús, ahora vemos como Jesús lo reprende con palabras duras por no ser capaz de comprender las cosas a la manera de Dios. Pedro estaba pensando en esos momentos con la lógica humana, como hacemos nosotros la mayor parte del tiempo.

Al hablar de “negarse a sí mismo” o “de renun-ciar a sí mismo”, Jesús nos invita a aprender un nuevo modo de pensar y de vivir en el que no bus-quemos únicamente el interés propio, en el que es-temos dispuestos a olvidarnos de nosotros mismos, buscando el bien de los demás; un nuevo modo de vivir en el que dejemos de jugar todo el tiempo al “yo-yo”, como se suele decir.

La afirmación paradójica de que “el que quiera salvar su vida la perderá” nos sugiere que el que sólo busca su propio bien se engaña a sí mismo y en realidad está en camino de perderlo todo.

De la Palabra a la acción

* Cuando no se reproduce el texto de la lectura (por razones de espacio), se invita a leerlo

en la cita bíblica.

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