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Presencia Apostólica 1 P RESENCIA APOSTÓLICA ¿Qué significa ser resiliente? La importancia de expresar la tristeza ABC de espiritualidad para el año nuevo Revista bimestral núm. 63 ENE-FEB 2014 Donativo: $10.00•$2.00 US REVISTA SAN JUDAS BIMESTRAL

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Page 1: Presencia63

Presencia Apostólica 1

PRESENCIAAPOSTÓLICA¿Qué significaser resiliente?

La importancia deexpresar la tristeza

ABC deespiritualidad

para el año nuevo

Revista bimestral núm. 63ENE-FEB 2014

Donativo:$10.00•$2.00 US

REVISTA SAN JUDAS BIMESTRAL

Page 2: Presencia63

2 Presencia Apostólica

realizando labores de evangelizacióny promoción social en:

Ven a vivir la alegría de servir

n El Ciruelo y Lo de Soto, Costa Chica de Oaxacan Ciudad Juárez n Nuevo Laredon Torreón n León n Morelian Guadalajara n D.F. n Tolucan Cuauhtenco, Estado de Méxicon Y en más de 60 países

MISIONEROS CLARETIANOS

Un libro que ofrece una

visión de la devoción a

san Judas Tadeo, fundamentada

en el conocimiento de

la identidad e importancia

del santo apóstol.

TEMPLO DE SAN HIPÓLITOMISIONEROS CLARETIANOS DE MÉXICO

Semblanza del apóstol y su devoción en el Templo de San Hipólito

de la Ciudad de México

Page 3: Presencia63

Presencia Apostólica 1

2 Editorial

3 Vida cotidiana

4 Aventuras de un misionero

6 Nuestra devoción 8 La soledad: elección entre un camino de enriquecimiento o uno de angustioso vacío

1 0 ¿Qué es ser resiliente?

1 2 La importancia de expresar la tristeza

1 4 ABC de espiritualidad para el año nuevo

1 7 Gotitas bíblicas

1 8 El sombrero

2 0 De la Palabra a la acción

CONTENIDO

DirectorErnesto Mejía Mejía, CMF

Consejo EditorialRogelio Carmona Núñez, CMFAlejandro Cerón Rossainz, CMFJosé Juan Tapia, CMFAlejandro Quezada Hermosillo, CMFEnrique Mascorro López, CMFRené Pérez Díaz, CMFLourdu Jerome Joseph, CMFÓscar Linares Rodríguez, CMFErnesto Bañuelos C.

EditoraMarisol Núñez Cruz

Arte y DiseñoMirta Valdés Bello

ColaboradoresEnrique A. Eguiarte Bendímez, OARJesús García Vázquez, CMFJuan Carlos Martos, CMFEnrique Marroquín Zaleta, CMF

DistribuciónLiga Nacional de San Judas Tadeo

PRESENCIA APOSTÓLICA, La voz de San Judas Tadeo, es una publicación bimestral. Editor respon sable: José Juan Tapia Tapia. Editada por la Liga Nacional de San Judas Tadeo, A.C. Registro No. 04-2008-041014062100-102. Nú-mero ISSN 1665-8914 Distribuida por el Templo Claretiano de San Hipólito y San Ca siano, A.R., Zarco 12, Col. Guerrero, C.P. 06300, México, D.F. Publicación Claretiana. Impresa en Carmo-na Impresores S.A. de C.V. Torreón, Coahuila. www.carmonaimpresores.com.mx • [email protected] • Tel. (871) 707 42 00 con 30 líneas, lada sin costo 01 800 228 22 76. El material contenido en Presencia Apostólica puede ser reproducido parcialmen-te, citando la fuente y sin fines comerciales.

¡Te invitamos a suscribirte!mail: [email protected]: (55) 55 18 79 50 Fax: (55) 55 21 38 89Número suelto: $10.00 M.N.Suscripción anual: $150.00 M.N. / $25.00 US.(Incluye gastos de envío).

PRESENCIAAPOSTÓLICA

Page 4: Presencia63

EDITORIAL

Vivir con un corazón abierto

Año con año hemos recorrido con nuestros lectores un camino en el que hemos ido explorando diferentes temas, en busca de

recursos que contribuyan a nuestro cre-cimiento espiritual y que nos ayuden a hacer de nuestra fe nuestra fortaleza ante los diferentes retos de la vida.

En este número ofrecemos un ABC de espiritualidad que nos puede dar claves para vivir nuestra vida con un corazón abierto, aprovechando nuestros recursos personales y poniéndolos al servicio de los demás, y empeñados en construir un mundo más justo y solidario, tal como nos enseña el Evangelio.

Que este año que comenzamos lo-gremos vivirlo con plena conciencia del presente, que es donde podemos actuar, y que, a través de nuestras acciones y acti-tudes, podamos aportar a nuestro entor-no amor, paz, esperanza y alegría.

¡Feliz 2014!

DECÁLOGO DIARIO DEL PAPA JUAN XXIII

1. Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver todos los problemas

de mi vida de una sola vez.

2. Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto; vestiré modestamente; no levantaré la

voz; seré cortés en mis maneras; no criticaré a nadie y no pretenderé corregir a nadie sino a mí mismo.

3. Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el

otro mundo, sino también en éste.

4. Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que todas las circunstancias se

adapten a mis deseos

5. Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mitiempo a una buena lectura, recordando que,

como el alimento es necesario para la vida delcuerpo, así la buena lectura es necesaria parala vida del alma.

Page 5: Presencia63

Presencia Apostólica 3

Debemos usar el tiemposabiamente y darnos cuenta

de que siempre esel momento oportuno para

hacer las cosas bien.Nelson Mandela

1918-2013

Vida cotidiana

A eso de caer y volver a levantarte,de fracasar y volver a comenzar,de seguir un camino y tener que torcerlo,de encontrar el dolor y tener que afrontarlo…A eso no le llames adversidad,llámale sabiduría.

A eso de sentir la mano de Diosy saberte impotente,de fijarte una meta y tener que seguir otra,de huir de una prueba y tener que encararla,de planear un vuelo y tener que recortarlo,de aspirar y no poder, de querer y no saber,de avanzar y no llegar...A eso no le llames castigo,llámale enseñanza.

A eso de pasar días juntos radiantes,días felices y días tristes,días de soledad y días de compañía…A eso no le llames rutina,llámale experiencia.

A eso de que tus ojos mireny tus oídos oigan,y tu cerebro funcione y tus manos trabajen,y tu alma irradie, y tu sensibilidad sienta,y tu corazón ame...A eso no le llames poder humano,llámale milagro divino.

Autor desconocido

A eso de caer

DECÁLOGO DIARIO DEL PAPA JUAN XXIII

6. Sólo por hoy haré una buena accióny no lo diré a nadie.

7. Sólo por hoy haré por lo menos una sola cosa que no deseo hacer, y si me sintiera

ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.

8. Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré completamente, pero

lo redactaré y me cuidaré de dos calamidades: de la prisa y de la indecisión.

9. Sólo por hoy creeré, aunque las circuns­tancias demuestren lo contrario, que la

buena providencia de Dios se ocupa de mí, como si nadie más existiera en el mundo.

10. Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de

gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.

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4 Presencia Apostólica

La naturaleza, cuando se le trata con amor, es capaz de darnos cuan-to necesitamos para ser felices. Con toda razón,

san Francisco de Asís, llamaba her-manos a los animales, al sol y a la luna, y siguiendo su ejemplo nos podemos sentir hijos de la natura-leza y hermanos de todas las crea-turas. Esto nos ayudará a valorar y agradecer todo lo creado. Pero, cuando abusamos de las bonda-des de la naturaleza y la agredi-mos con nuestra avaricia y ansias de poder, adueñándonos de ella, trata de defenderse.

Les cuento la historia del Pa-pus, un animalito tal vez insigni-ficante para nosotros, pero parte de la creación.

El Papus era un gallito muy in-teligente, bueno, para quien no le guste la expresión “inteligen-te”, tenía muy desarrollado su ins-tinto de conservación. Vean de lo que es capaz un animalito cuan-

do se le trata con respeto, con ca-riño y con atención: entendía que no debía dormir en el departamen-to de sus dueños. Él tenía su dor-mitorio, una hermosa casita de pe-rro, donde puntualmente entraba y salía, y eso que no usaba reloj. Ya ven que a muchos de nosotros, aun con reloj en la muñeca, siem-pre se nos hace tarde. Él era muy puntual. Cuando era la hora de los alimentos, no necesitaba que lo lla-maran, solito bajaba y se acomo-daba en una silla especial para él y comía con la familia. Cuando ter-minaba de comer, tranquilo subía a su casita. Ah, se me olvidaba, te-nía una voz de barítono con la que cantaba a las tres, a las cinco y a las seis de la mañana y así daba gloria a Dios con el quiquiriquí de su afinado pecho. Era parte de la familia. Había llegado a ella como un enclenque y friolento pollito, pedido por una niña como rega-lo de reyes. Era el único sobrevi-viente de varios hermanitos que

fueron comidos por un gato.Pero un buen día, el Papus fue

regalado a un misionero con el pre-texto de que ya era mayor de edad y debía realizarse como todo un buen gallo; debía conocer el mun-do de los corrales, en donde las po-llitas se levantan temprano y co-mienzan a cazar insectos y a buscar semillitas del campo, con lo que se alimentan, además de los litros de maíz que el misionero les avienta en el corral. Como gallo debía re-lacionarse con seres de su especie, con el fin de perpetuar su casta. En donde él había vivido era imposible realizar las maravillas que el mundo de las aves de corral le ofrecía.

El Papus llegó a la sierra con su amigo el misionero. La primera no-che, todo descontrolado, tuvo que dormir en la choza del misionero, porque cuando lo fue a presentar a la comunidad de gallos, gallinas, pollitas y pollitos, ya estaban dormi-dos. Como ninguno le hizo caso, no quiso quedarse allí. Al día siguien-

Aventuras de un misionero

El PapusJesús García Vázquez, CMF

Page 7: Presencia63

Presencia Apostólica 5

te, lo primero que hizo, fue buscar al misionero y esperarlo para ir a al-morzar juntos. Estaba acostum-brado a comer con humanos.

Ahora sí, terminando de almor-zar, el misionero lo llevó a presen-tar a la comunidad. Y –como a veces suele suceder con los humanos– a los gallos no les cayó bien, porque era mejor estampa que cualquiera de ellos. Ellos tenían lo suyo, pero la envidia siempre sale a relucir en estos casos. Si no lo hubiera defen-dido el misionero, lo hubieran he-cho pedazos, ya que el Papus, aun-que era muy fuerte, no sabía pelear como los demás que a cada rato andaban de la greña, mejor dicho, de las plumas, así que los celos sa-lieron a relucir luego luego. Los po-llitos, ni fú ni fá, ah pero a las polli-tas, se les caía la baba, mirando al Papus y lo rodeaban como dicien-do: “a ver a quién le toca”, y otras, las más pícaras parecían decir: “no sean precipitosas que ese gallo, por lo que se ve, tiene para todas”. Y el pobre Papus se defendía huyen-do de ellas, resguardándose en la chocita del misionero. Pero una hermosa pollita, la más valiente, no se dio por vencida, poco a poco se le fue acercando invitándole a co-mer de lo que ella conseguía, hasta que se ganó su confianza.

Poco a poco, con el tiempo y un ganchito, el Papus se dio cuen-ta de que podía defenderse. Un día tuvo que defenderse de un ga-llo fanfarrón que lo agredió y le puso tremenda paliza a su agre-sor. Entonces se paró en una pie-dra para pegar un triunfante qui-quiriquí, coronándose el rey del corral. Ya nadie se atrevió a agre-dirlo. Vivió feliz en aquellos cam-pos en los que no dejaba ni una flor y tuvo muchísimos hijos.

Cuando el misionero quería disfrutar de un buen caldo de ga-llo o gallina, iba matando algunas aves reemplazándolas con las más

jóvenes. Pero con el Papus fue di-ferente, murió de viejo y fue sepul-tado honrosamente.

Queridos lectores, es muy her-moso vivir en armonía con la natu-raleza. Si la observamos, podemos aprender muchas cosas. Contem-plar a la naturaleza puede ser una forma de meditación y oración en la que sintamos la presencia de Dios. Cada especie animal nos puede enseñar algo y, como les decía al principio, si respetamos a la naturaleza, si aprendemos acer-ca de todo lo que nos da para nu-trirnos y para curarnos cuando es-tamos enfermos, ella nos dará lo

que necesitamos para vivir felices. Dios la hizo con sabiduría y ade-más de que somos hijos de Dios, también somos parte de ella. Tradi-cionalmente se le ha identificado como a una madre y, como a toda buena madre, no le gusta que a sus hijos les falte lo necesario ni que algunos de ellos sean tan egoístas que quieran sacarle todo sin com-partirlo con sus hermanos. Respe-temos a la naturaleza, y a nuestros hermanos y respetemos también a los animalitos; no los hagamos su-frir, porque ellos también son parte de la Creación.

¡Hasta la próxima!

Aventuras de un misionero

Presencia Apostólicate ofrece un menú variado y

nutritivo para crecer y compartir.

¿Con qué estásalimentando a tu espíritu?

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Page 8: Presencia63

6 Presencia Apostólica

Nuestra devoción

San Judas Tadeo fue uno de los doce após-toles que Jesús escogió, como nos dice el Evangelio, «para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar». San Judas Tadeo formó parte de la que podemos identificar

como la primera comunidad de discípulos del Se-ñor, además de ser su pariente cercano, según los relatos genealógicos.

Los nombres del apóstolEl nombre «Judas», un nombre común entre los ju-díos del tiempo de Jesús, viene del idioma hebreo y significa “alabanzas sean dadas a Dios”; el nombre «Tadeo» proviene del idioma arameo y significa va-liente o magnánimo. También ha sido llamado «Le-bbeo» que significa hombre de corazón tierno.

En la lista de apóstoles del evangelio según san Lu-cas aparece con el nombre de «Judas» (6,16); en Mateo (10,3) y en Marco (3,18) se utiliza el nombre «Tadeo».

Todos los nombres que hacen referencia a san Judas Tadeo son significativos, pues nos hablan de su actitud y cualidades, y todos concuerdan con su advocación de las “causas difíciles”. Imitemos las cualidades del apóstol, así como su actitud ante las dificultades.

La imagen • Lo más significativo en las representaciones del

apóstol es portar en el pecho la imagen de Jesu-cristo; simbolizando que Tadeo lleva a Cristo en su corazón y que es parte central de su persona. También significa que es portador del mensaje de Jesús, pues lo llevó a los pueblos paganos.

• Se le representa con las armas o herramientas que la tradición ha asociado con su martirio: mazo, hacha o espada.

• La llama del Espíritu Santo sobre la cabeza del apóstol simboliza su presencia en Pentecostés.

Advocación y fiesta Ser el patrono de las “causas difíciles” o de los “ca-sos desesperados o imposibles” ha convertido a san Judas Tadeo en uno de los santos más invocados po-pularmente.

Su fiesta se celebra en la liturgia el 28 de octu-bre, aunque popularmente es recordado el día 28 de cada mes.

El “santo de la esperanza” San Judas Tadeo es el “santo de la esperanza”. En rea-lidad todos los cristianos debemos distinguirnos por tener esperanza y esto significa:• Persistir en la lucha, incluso cuando todo parezca

indicar que no tendremos éxito

• Poner todo lo que esté de nuestra parte para que las cosas se resuelvan lo mejor posible

• No perder la paz• No dejarnos vencer por el miedo• Saber que nuestra fuerza es la fe, la confianza en Dios

“Los casos difíciles”La advocación de san Judas Tadeo como intercesor en “los casos difíciles” provoca simpatía y empatía –que quiere decir sentirnos comprendidos, sentir que el otro se pone en el lugar de uno– porque implica un “no darse por vencido” y un “estar ahí cuando más se le necesita”. Recordemos que la persistencia y la au-dacia fueron parte de la actitud que caracterizó a los apóstoles en su misión, guiados por el Espíritu y por las enseñanzas de Jesús.

San Judas Tadeo

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Nuestra devoción

El trabajo pastoral en el Templo de San Hipólito tiene siempre como ob-jetivo transmitir que san Judas Tadeo no se expli-

ca sin Jesucristo. Hay que recor-dar continuamente que san Judas Tadeo fue un apóstol de Jesús, un colaborador suyo, inmerso en la misma misión y, por supuesto, en la misma cultura y época.

Por lo anterior, la autenticidad de la devoción a san Judas sólo se mantendrá si se tiene presente cómo debe ser la espiritualidad cristiana: Vivir imitando y siguien-do a Jesús, nuestro camino para llegar al Padre, con la fuerza y el impulso del Espíritu Santo.

Finalmente hay que recordar que la devoción a san Judas Tadeo, aparte de tener un fuerte sentido comunitario, pues se vive festiva-mente en comunidad, debe dar continuamente frutos que benefi-cien a los que más lo necesiten.

Evangelizar la devoción

San Judas Tadeo, apóstol de Jesucristo, que diste la vida para dar testimonio de la fe cristiana y que ahora, junto a tu Maestro, el Señor Jesús resuci­tado, gozas plenamente de la vida de Dios, inter­cede por nosotros, los que todavía caminamos hacia el Padre; bendice nuestros hogares, que haya en ellos paz y alegría; protege a los que traba­jamos en el campo o en la ciudad, que constru­yamos, unidos en la justicia, una patria libre y próspera para todos los habitantes de esta tierra.

Fortalece nuestra fe en el Señor Jesús, aumenta nuestra esperanza en la venida de su Reino y haz que junto con María, la Madre de Jesús, nos ame­mos todos como hermanos.AMEN

Santuario Nacional de San Judas Tadeo, Santiago de Chile.

Oración a san Judas Tadeo

Presencia Apostólica 7

Buenos días, Señor.En este nuevo día que me regalas, te doy gracias con toda la fuerzade que soy capaz.Gracias por este nuevo amanecer. Gracias por este nuevo empezar. Gracias por tu presenciaque me acompañará en toda la jornada.

Quiero comenzar este nuevo díacon entusiasmo, con alegría renovaday con ilusión nueva.

Me da seguridad saber que tú estás a mi lado: en mi familia, en mis amigos,en la gente con la que me voya encontrar y en mi propia persona.

Te ofrezco el trabajo de este día. Que mi esfuerzo sea fecundo,que sirva para la felicidad de los demás y que me ayude a encontrar mi propia paz. Que, con mi trabajo, mi día sea unpedacito del mundo que busco y sueño.Ayúdame a llenarlo de entrega y de amor.

Señor, que hoy viva de tal maneraque cuantos se acerquen a mídescubran tu presencia y tu ternura.

Buenos días, Señor. Gracias por el nuevo día que me regalas.Amén.

Diario bíblico Cicla 2007

Oración para empezar el día

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8 Presencia Apostólica

Conforme avanza la tec-nología nos encontramos con maravillas impensa-bles para generaciones anteriores. Hoy la comu-

nicación puede darse rápidamente con cualquier ser humano en casi cualquier lugar del planeta de ma-nera inmediata. ¡Vaya milagro en que vivimos! La revolución de Inter-net nos posibilita tener acceso a una cantidad mayor de información que la que tendríamos en una biblio teca tradicional. Seguir con ejemplos de lo que la tecnología nos brinda sería interminable. Para los jóvenes se trata de recursos cotidianos que ven con toda naturalidad, como si siempre hubieran existido.

Lo que la intercomunicación y el desarrollo científico brindan parecería llevarnos a un mítico “mundo feliz”. Sin embargo, en realidad, muchos seres humanos están lejos de ese mundo. El índice de suicidios ha aumentado entre la población infantil y adolescente, el sinsentido de nuevas generaciones que no tienen un rumbo y esperan-za aumenta en nuestro tiempo. La gran tecnología y comunicación que tenemos contrasta con la gran sensación de soledad en que vive cada día mayor cantidad de perso-nas. Muchas relaciones que tradi-cionalmente implicaban cercanía y comunicación, por ejemplo, las familiares y de pareja, hoy pare-cen tender a perder estos elemen-tos tan naturales y necesarios. A la consulta psicológica llegan cada vez más personas con depresión por soledad y que no encuentran un sentido a su vida.

La soledad se ha vuelto un problema relevante en un mundo que no sólo no lo soluciona, sino que, paradójicamente, lo aumenta. Analicemos más detenidamente qué es la soledad. La etimología de la palabra soledad proviene del latín “solitas”, sustantivo femeni-

no que significa cualidad de estar sin alguien más; también significa lugar desierto o tierra inhabitada. También se encontrará que se re-fiere al pesar o melancolía que se siente por la ausencia, pérdida o muerte de una persona querida. Suena a tragedia humana, pero sin poner carga y valoración emotiva, se trata simplemente de estar sin compañía. Este estado es en rea-lidad una de las grandes situacio-nes que pueden hundir a alguien o engrandecerlo.

Empecemos por lo que denota esta situación: sin compañía. Cabe preguntarse si quien está solo sabe estar en compañía de sí mismo o si la soledad lo lleva a perderse

hasta de sí mismo; porque la soledad es una llave que nos permite, ya sea crecer y tener encuentros más reales y profundos, o nos lleva a la deses-peranza, llegando en algunos casos a la depresión y hasta la muerte.

Todos tenemos un temor infan-til e inconsciente a vernos solos, ya que fuimos concebidos y forma-dos en el vientre materno, siempre unidos a alguien, y luego fuimos separados. Los niños muy peque-ños, alrededor de los ocho meses, necesitan a su madre casi como al aire: están en simbiosis con ella, y, cuando la madre desaparece, el niño entra en estado de pánico. En su recién formado mundo interno e identidad personal, –el sentido del

Crecimiento personal

La soledad:elección entre un camino

de enriquecimiento ouno de angustioso vacío

Dinko Alfredo Trujillo Gutiérrez

Page 11: Presencia63

Presencia Apostólica 9

yo–, la madre es invaluable. Ella es el mundo y el todo del bebé; su extensión y su posibilidad de exis-tencia. Si has jugado con un niño pequeño a desaparecer entre las sábanas, notarás que oscila entre la ansiedad y el placer. Esto es así porque para una criatura en los inicios del desarrollo sólo existe lo que puede ver: si la mamá no está delante de su vista es como si des-apareciera. De ahí que la excesiva necesidad de algunos, a veces ob-sesión, de estar acompañados, por cualquiera o por una persona en particular, denota su inmadurez.

El desarrollo normal implica que el niño, poco a poco, empiece a querer hacer las cosas sin la ma-dre, quiera conocer y desarrollar sus propias potencialidades. No únicamente pretende conocer el mundo, quiere ejercer su propio poder y tomar decisiones por sí mismo y sabe que eso lo tiene que hacer sin ayuda: solo. Por todo lo anterior, desde nuestras más tem-pranas etapas, la soledad nos ate-moriza y nos atrae, y; por eso, es-tar sin alguien nos puede provocar desolación o crecimiento.

Por qué tememos a la soledadUn fenómeno actual es que mu-chas personas rehúyen estar solas. Puede influir en ello el estereotipo de que soledad es igual a depre-sión, lo que muchas veces conlle-va el temor a ser criticado. Por otra parte, al no estar acompañada, la persona se encuentra inevitable-mente consigo misma, lo que im-plica que verdades y responsabili-dades, que se evita ver y asumir, salten y golpeen a la conciencia. Para evadir la soledad se recurre a distractores destructivos como las adicciones. La tecnología simula compañía

Las “comodidades modernas” como los celulares, las redes socia-les, los chats, etc., llevan a desdi-bujar la frontera entre soledad y

compañía. Se puede estar ahora en juegos de semi-soledad o cuasi acompañamiento. Por eso es que para algunos especialistas se ha dado una especie de limbo psico-social, lo que ha transformado la visión sobre cómo vivir la indivi-dualidad y cómo vivir en comu-nidad. Hemos caído en una época de simulación, pues gracias a que tenemos facebook, twitter, skype, instagram, etc., parecería que es-tamos más comunicados. Sin em-bargo, se están generando nuevas adicciones en la vida de muchas personas, para quienes estos me-dios son el eje de su vida, pues es lo que hacen la mayor parte del tiempo. A la soledad, que de por sí ha sido descalificada desde ge-neraciones anteriores, hoy se le ha agregado un antivalor: lo de hoy es estar conectado con alguien en cualquier momento, pareciendo estar siempre en compañía, aunque claro que ese alguien ni está pre-sente real y físicamente. Por ello, ni estamos realmente conectados con nosotros ni con los demás. La evitación de la soledad, vuelve a los seres humanos huecos.

Beneficios de la soledad La soledad puede beneficiarnos psicológicamente, pues se ha vis-to en personas que saben llevar la soledad, una tendencia al fortale-cimiento del carácter y la identi-dad. A veces, quien está solo genera mejores resultados. De hecho, la soledad facilita el proceso median-te el cual afianzamos la memoria, así como permite, curiosamente, desarrollar mayor empatía. Se ha encontrado que alguien que ma-neja bien su soledad, no sustitu-yéndola por dizque compañías cibernéticas, tiene mayor control sobre la forma de utilizar su tiem-po, que alguien que siempre está acompañado o simulando compa-ñía. En investigaciones recientes se ha encontrado que en la soledad

reafirmamos diversas habilidades para establecer lazos sociales salu-dables y fuertes. Es interesante este último punto, pues pensaríamos que la persona sola cae en amar-gura y evitación social. La realidad es que el que ofrece riqueza perso-nal a los demás y valora lo que los otros le dan, puede hacerlo gracias a que logra espacios de soledad, donde, siendo sincero consigo mismo, se reconoce.

Cuando se supera el terror al abandono y se acepta la soledad, se hace posible llegar a uno mis-mo, a la verdad: de uno y de la vida; a conocer y aceptarse incon-dicionalmente. Sólo en la soledad se puede uno sincerar y aprender de los fracasos. El que tiene que estar todo el tiempo acompaña-do por alguien es una persona con una ceguera, engañado en cuanto a sus propias necesidades. Pero una soledad elegida, sabien-do cuánto quedarnos en ella, es siempre un camino más real, fruc-tífero y que enriquece la relación con los otros.

La llamada psicología trans-personal muestra que las personas más desarrolladas y sanas dedican grandes lapsos de tiempo a estar solas, en gran conexión consigo y con lo que les rodea. Los grandes místicos y personas que han con-tribuido con grandes beneficios a la humanidad han sabido retirarse y estar consigo mismos y también han sabido cómo y cuándo volver a relacionarse. La dosis necesa-ria de una soledad asumida hace grande a una persona. Una sole-dad no elegida, generalmente pro-longada, empobrece a la persona y le quita dignidad. Depende de nosotros que la soledad nos aho-gue o nos eleve.

El autor es licenciado en psicología y filo-sofía con maestrías en terapia familiar y de pareja. Terapeuta, catedrático universitario y conferencista.

Crecimiento personal

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10 Presencia Apostólica

Desarrollo humano

Sabemos que en sólo unos instantes, por distintas razones: desastres natura-les, diagnósticos devasta-dores, crisis económicas,

etc., nuestro mundo se puede poner de cabeza y, entonces, podemos en-contrarnos ante una disyuntiva de la que muchas veces depende nues-tra sobrevivencia: ¿nos damos por vencidos o damos la batalla para salir adelante?

¡Cuántas veces hemos observa-do y admirado a quienes son ca-paces de superar las circunstan-cias más adversas, convirtiendo un suceso trágico en una oportunidad para crecer!

¿Qué significa ser resiliente?“Resiliencia” es un término utili-zado originalmente por la física,

haciendo referencia a la cualidad de algunos materiales para resistir y recuperarse ante el embate de una fuerza externa. El término resi-liencia actualmente se utiliza en psicología para describir la capa-cidad de una persona para sobre-ponerse a la adversidad, así como de crecer gracias a ella.

La resiliencia es la capacidad de una persona o de un grupo para seguir proyectándose en el futuro, a pesar de acontecimientos deses-tabilizadores, de condiciones de vida difíciles o de traumas, inclu-so graves. Actualmente, a partir de que su efectividad ha sido confir-mada, la noción de resiliencia se ha vuelto un poderoso recurso para el fomento de la salud mental. Ello con base en los testimonios

de muchas personas, quienes, ha-biendo sufrido una experiencia traumática, han seguido desenvol-viéndose y han logrado vivir en un nivel adaptativo superior, como si el trauma vivido, al afrontarlo, hubiera desarrollado en ellos re-cursos latentes insospechados. La resiliencia es una respuesta bas-tante común y significa un ajuste saludable ante la adversidad.

Es cuestión de actitudEn la vida de cada persona, los de-safíos y las tensiones le darán opor-tunidad de desplegar una actitud de afrontamiento que permitirá su desa-rrollo y maduración y le entrenará para salir airosa en la lucha por la supervivencia. Venimos a este mun-do a aprender y a desarrollar nues-tro potencial.

El factor que determina nuestra capacidad de ser resilientes es nues-tra forma de pensar. Obviamente no todos reaccionamos igual fren-te a una situación adversa. Una perspectiva optimista y realista nos impulsará a salir adelante, mien-tras que una perspectiva pesimista y derrotista nos llevará a que todo empeore. Tomando en cuenta esto, podemos dar a los niños una edu-cación resiliente, enseñándoles que, ante los problemas, hay que buscar soluciones y no darse por vencidos.

La resiliencia –o adaptación a la adversidad– se basa en el desarrollo de la competencia para visualizar objetivos para ser cumplidos, aún en medio de la complejidad de la vida; de las dificultades originadas en una crisis económica o en los problemas familiares o laborales. Esta habilidad nos lleva a no de-jarnos apabullar por los peligros y abre la posibilidad de concebirlos como verdaderas oportunidades.

Mantener un enfoque en elpresente y proyectarse al futuro

Cuando el presente es malo, y ello impide visualizar y determinar ob-jetivos futuros, se tiende a refugiar-

¿Por qué elijoperdonar?

¿Qué es serresiliente?Gylda Valadez Lazcano

Page 13: Presencia63

Presencia Apostólica 11

Desarrollo humano

se fantasiosamente en el pasa-do (que pudo no ser muy bueno, pero en cualquier caso se supe-ró), como forma de apaciguar los horrores del presente. El peligro de esta actitud es que el abando-no del presente implica, también, la pérdida del sentido de la vida. En este escenario se encuentran muchos de los que sufren actual-mente dificultades en el trabajo, quienes no son capaces de deter-minar su futuro y se dejan vencer por los problemas.

Como punto de partida, es im-portante conocer la realidad que se vive en el presente, para afron-tar las dificultades: las personas re-silientes son realistas, son capaces de visualizar su situación presente como si fueran otra persona, clari-ficando así lo que realmente nece-sitan para sobrevivir. Sin embargo, ello todavía no implica que ya se tenga una meta futura, por lo que se requiere desarrollar una. Para generar una meta hacia dónde di-rigirse en el futuro se requiere cui-dar las actitudes propias, pues las actitudes tienen implicaciones en el desarrollo de la resiliencia: ten-go que decidir si mirar la adversi-dad como un área de oportunidad para crecer, preguntándome: ¿para qué? o; me victimizo y solamente me pregunto ¿por qué a mí?

En resumen, ¿qué hacer?En resumen, un primer grupo de pa-sos para incrementar la resiliencia en nuestra vida consiste en recono-cer y expresar nuestras emociones: 1. Identificar la emoción que

nos aqueja2. Determinar qué la generó3. Aceptar dicha emoción sin

resistirse a vivirla4. Buscar un contexto en el que

se pueda canalizar sin afec-tar a nadieSi pones en práctica estos pri-

meros pasos, cada vez que sufras un impacto emocional, serás capaz

de aprender de los golpes, pero no dejarás que te resquebrajen. ¡Per-mite que fluya lo que sientes!

El segundo grupo de pasos para desarrollar la resiliencia con-sisten en ser realista, mejorar la actitud y adoptar una perspectiva de futuro: 1. Reconocer la realidad2. Tomar una actitud de afron-

tamiento3. Reorganizar las prioridades

4. Descubrir nuevas posibilidades5. Proyectarnos hacia el futuro

con una nueva perspectiva Si cambias la perspectiva con

la que enfrentas la adversidad, en cada experiencia reconocerás más capacidades y potencialida-des que habían permanecido dor-midas en tu vida.

La autora es psicoterapeuta corporal y tera-peuta sistémica de pareja y [email protected]

Un día, un burro que vivía en una granja se cayó a un pozo. El burro chilló por horas, mientras el granjero analizaba la situación y

pensaba qué hacer. Finalmente, el granjero decidió que, como el animal ya era viejo, y como de todas maneras ya había pensado que convenía tapar el pozo, no valía la pena el esfuerzo de sacarlo, de ma­nera que lo más conveniente sería enterrar al burro en el mismo pozo.

El granjero llamó a sus vecinos para que lo ayu­daran. Los vecinos fueron al pozo con sus palas y co­menzaron a lanzar paladas de tierra al interior del pozo. Cuando el burro se dio cuenta de lo que estaba pasando, chilló con más fuerza que antes, pero des­pués, para sorpresa de todos, se calló por completo.

Muchas paladas más tarde, el granjero por fin se asomó al pozo. Lo que vio lo sorprendió por comple­to, pues el burro estaba haciendo algo increíble: cada palada de tierra que recibía sobre su cuerpo, se la sa­cudía, la apisonaba y sobre ella daba un paso arriba.

Conforme los vecinos continuaban echando la tie­rra, el burro seguía dando pasos arriba. Muy pron­to todo mundo pudo ver con sorpresa cómo el burro daba el paso final para salir del pozo y se alejaba trotando alegremente.

La vida va a lanzar tierra sobre ti. El truco para salir del hoyo es sacudírtela y dar un paso arriba. ¡Cada uno de los problemas que se te presentan es una piedra para escalar! Podemos salir de los pozos más profundos si tan sólo no nos detenemos, no dán­donos por vencidos, sacudiéndonos la tierra y dando un paso arriba.

Autor desconocido

Una fábula de resiliencia

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12 Presencia Apostólica

Tanatología

Todos nos hemos senti-do tristes y a nadie le gusta estar triste, ya que la tristeza casi siem-pre se despierta como

conse cuencia de haber tenido una pérdi da y, desde luego, a nadie le gusta perder.

Para qué sirve la tristezaLa tristeza es una emoción básica cuya función es la de crear con-ciencia de lo que teníamos y ahora ya no tenemos. Si no fuera por la tristeza realmente no sabríamos lo que es valioso para nosotros. La palabra tristeza etimológicamente significa aplastar, y alude a la sen-sación que las personas experi-mentamos al sentirla. Es una emo-ción de repliegue que nos lleva a la reflexión. Nos lleva a retraernos en nosotros mismos, para recupe-rarnos de una pérdida.

La tristeza sirve para despedir-nos de cosas o situaciones con

las que no podemos más contar. Pero, si es tan útil, ¿por qué hemos aprendido que no es bueno sentir-la? Yo conozco mucha gente que piensa que no es correcto estar triste. Frases como: “ya no llores”, “no te pongas así”, “no estés triste, todo saldrá bien”, parecen indicar que sentirnos mal está mal. Si estar triste es tan malo, ¿por qué existe la tristeza? Penosamente para noso-tros, hemos malentendido su verda-dera función. La tristeza es una emo-ción natural, básica y de una gran utilidad, que aparece por el dis-tanciamiento con seres queridos que para nosotros eran importan-tes o por la pérdida de un vínculo, cuando aquello que hacía que es-tuvieramos juntos se rompió o está en peligro de romperse.

Otras situaciones que despier-tan tristeza son: el sentimiento de haber sido dejado de lado, la sensación de no pertenecer, la in-capacidad de comunicar nuestros sentimientos, sentirnos olvida-dos, la pérdida de un ser querido, desengaños o esperanzas rotas.

La función de la tristeza es la elaboración del duelo con la fina­lidad de que aquello que hemos perdido tenga su espacio y su mo-mento, y que, durante este proceso, vayamos encontrando nuevos sig-nificados a la vida. La tristeza es,

entonces, una emoción reflexiva; permite que la persona haga in-trospección, que realice un análisis personal acerca de su situación, acerca de su presente, de su futuro y de su vida en general. Dicha re-flexión empuja a la persona a cen-trarse en aquello que le afecta en el momento, por lo cual se tiende a desatender lo demás. Es normal que cuando estamos tristes no veamos nada más que aquello que nos puso así.

Biológicamente la tristeza lleva a un incremento en el nivel de la sensibilidad. La piel está más sen-sible, hay mayor sensibilidad a la luz y al sonido, hasta los abrazos se sienten como si dolieran. Se puede decir que nos sentimos de-masiado abiertos ante cualquier estímulo. Uno de los signos mas notorios en la expresión de la tris-teza es la orientación hacia abajo de las comisuras de la boca, de-bido a una pérdida del tono mus-cular facial. En general existe una pérdida del tono muscular de todo el cuerpo, por lo que además nos sentimos pesados y sin fuerza.

Expresar nuestro dolor La tristeza se expresa en forma de llanto y, aunque también pode-mos llorar por alegría o por enojo, es más común que lloremos por tristeza. El llanto tiene una fun-

La importancia de expresarla tristeza

Ana Laura Rosas Bucio

“No puedes evitar que las aves de la tristeza vuelen sobre tu cabeza, pero sí puedes evitar que aniden en tu pelo.”

Proverbio chino

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Presencia Apostólica 13

cion biológica y otra social. Pri-mero actúa como una señal para uno mismo y para los demás de que lo que nos está sucediendo es algo penoso, algo que nos duele. Nos da la conciencia de que esta-mos sufriendo y nos motiva a ha-cer algo al respecto. Llorar es lo primero que hacemos al nacer y está motivado por el deseo de so-brevivir. ¿Nos hemos dado cuenta de que durante el llanto de tristeza tenemos mucho dolor, pero que después de terminar de llorar nos sentimos mejor? Sí, ¡eso sucede!, llorar nos descarga, nos ayuda a li-berarnos de la tensión, nos limpia por dentro y por fuera.

Aguantarse el llanto de tristeza, es negarnos a reconocer que tene-mos algo que nos duele. Hacernos los “fuertes”, no expresar nuestra tristeza, es anular nuestra propia existencia. Me refiero a que si llo-rar esta motivado por el deseo de sobrevivir, no llorar pareciera que anula este deseo. Cuando expre-samos nuestra tristeza llorando, respiramos, nos limpiamos, respe-tamos nuestro dolor, reconocemos que existe... y en ese momento el mismo dolor empieza a curarse.

Cuando guardamos nuestro dolor, lo encapsulamos dentro de nosotros mismos, lo anulamos, y al hacerlo nos anulamos a nosotros mismos. No podemos fingir que no pasa nada, porque entonces aque-llo que perdimos no existió, y si eso no existió, entonces, ¿nosotros estamos vivos? ¡Sí estamos vivos!, y por eso nos duelen las situacio-nes o personas que perdemos. Por-que las tuvimos, porque las disfru-tamos, porque para nosotros eran importantes; por eso es normal que nos duela perderlas. No sea-mos nosotros mismos los que in-validemos nuestras emociones, ya bastantes ideas erróneas –llenas de ignorancia y de prejuicios– hemos escuchado, que nos han impedido

expresar de manera sana nuestras emociones y sentimientos.

Los hombres sí lloranPor ejemplo, nada más erroneo que creer que un hombre no debe llo-rar. Deben porque pueden, porque es sano para ellos. También es muy equivocado pensar que las mujeres, porque lloramos de tristeza, somos débiles, “demasiado sensibles” o emocionalmente inestables. Sentir tristeza es absolutamente normal y sano. La fuerza interna de los seres humanos no radica en endurecer-se ni en aguantarse el dolor, sino en que, a pesar de éste, salgamos ade-lante, crezcamos y maduremos, que tengamos la capacidad para continuar nuestra vida sin aquello que perdimos; que seamos capa-ces de seguir amando con toda la intensidad de nuestro corazón, confiando y arriesgándonos, a pe-sar de saber que todo lo que ama-mos algún día va a cambiar, va a acabarse, o va a irse.

Intentar ser fuertes no expre-sando y haciendo como que “aquí no pasa nada”, lo único que conse-guirá es que nos endurezcamos, nos contaminemos por dentro con el do-lor no expresado y nos amarguemos la vida. ¡Así no es la fuerza interna! Así, sólo conseguiremos enfermar, sufrir, y perder más.

Estar tristes no es grato, pero es un proceso que nos puede ser-vir para conocermos más, para comprender cuáles son nuestras verda deras necesidades y para que cuando todo este proceso termine vayamos en busca de ellas.

¿Solos o acompañados?Aunque es necesario tener momen-tos de soledad cuando se está tris-te, también es necesario dejarse acompañar. De la misma manera, hay que saber acompañar a los de-más, sin ser invasivos. En efecto, cuando estamos tristes, tenemos la necesidad de estar solos... y en esa soledad reflexionar y reacomodar.

Pero en otros momentos tenemos la necesidad de que la gente que amamos esté con nosotros, y des-pués de nuevo queremos volver a estar solos. Si estamos acompa-ñando a alguien que esté pasando por una tristeza, es muy importan-te entender esto. A veces querrán vernos y en momentos segura-mente querrán que nos vayamos. Dejemos que quien está triste esté solo. Le hace bien. Pero cuando quiera estar acompañado, estemos ahí para él o ella.

Si en este momento querida lectora, querido lector, estás triste, reflexiona sobre lo que te ha lleva-do a estar así, exprésalo, siéntelo, llóralo, dale respeto a tu dolor y después piensa qué quieres hacer con él y con lo perdido; piensa qué necesitas en este momento y, aun-que no es fácil, reflexiona y date cuenta de que querer que siga contigo lo que ya no tienes ¡es una batalla pérdida! Mejor piensa con qué quieres quedarte, qué si exis-te, y cómo puedes reacomodar tu vida y darle espacio a todo lo que viene, que nunca te repondrá lo que perdiste, pero que volverá a darte una ilusión y felicidad. No te pelees con querer junto a ti lo que ya no está; como parte de un proceso entenderás y aceptarás que eso, o esa persona, no volverán, pero que en este momento hay más retos, más gente, más proyec-tos que necesitan de ti.

Y después…Como ya he dicho repetidamente, es normal sentir tristeza, sólo no dejes que ésta se vuelva un hábito en tu vida. Cuando la tristeza pase, verás que hay más vida, más amor, mas de ti para dar a los demás.

Tanatología

La autora es psicóloga clínica, experta en intervención en crisis, tanatóloga, logotera-peuta y conferencista. Directora académica del Instituto de Formación y Atención en Psicología IFAPS. [email protected]

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14 Presencia Apostólica

Desarrollo humano

ActitudEs la disposición de nuestro ánimo y puede ser opti-mista o pesimista; alegre o triste; generosa o egoísta. Lo importante es que implica una elección muy poderosa. No elegimos lo que nos pasa, pero sí nuestra actitud.

AgradecerNos ayuda a dejar de sentir inconformidad por las cosas malas que hemos vivido y nos permite apren-der a encontrar el regalo que esconde cada situa-ción que experimentamos.

Amor«Dios es amor: quien conserva el amor permanece con Dios y Dios con él» (1 Jn, 4,16).

«El amor es la única respuesta sensata y satisfactoria al problema de la existencia humana.» Erich Fromm

BendicionesViniendo de Dios son dones o regalos y entre noso-tros expresan nuestros buenos deseos para los de-más. Hay que reconocer continuamente las bendi-ciones que recibimos de Dios.

BienaventuranzasSon los valores que, de acuerdo con Jesús, nos da-rán la verdadera felicidad. Desde el punto de vista cristiano, feliz es el “bienaventurado”, el pobre de corazón, el afligido, el que tiene hambre y sed de justicia, el misericordioso, el limpio de corazón, el que trabaja por la paz. (cf. Mt 5,3­10).

Círculo virtuosoLa expresión se usó primero para hablar de econo-mía. Se refiere a una cadena o ciclo de eventos po-sitivos que se retroalimentan entre sí, provocando un resultado favorable. La misma idea se aplica a la práctica de virtudes y valores que, al interactuar en-tre sí, crean un resultado positivo. Es lo opuesto a un círculo vicioso.

CompartirNo es exactamente lo mismo que dar. Su diferencia es esencial, pues además de significar repartir y dis-tribuir, implica participar, gozar y disfrutar o, en su caso, sufrir con los otros.

¿Por qué elijoperdonar?

ABC deespiritualidadpara el año nuevo

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Presencia Apostólica 15

Año nuevo

ComunicaciónLa auténtica comunicación es aquella que es profunda, honesta y amorosa; sólo esa es la que crea intimidad.

CreatividadEs la capacidad de crear, de producir algo que no existía. La creatividad es un recurso, una necesidad y un gran potencial. La creatividad puede mejorar cualquier aspecto de nuestra vida.

Dar«Da de lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta.» San Agustín

EmpatíaCapacidad de percibir y valorar lo que otro siente; sus deseos y sus necesidades.

EsperanzaEs un don de Dios que nos permite confiar en Él, a pesar de todas las contrariedades que podamos expe-rimentar en esta vida. La esperanza contiene una críti-ca de la realidad actual y propone una alternativa. Es constructiva. “Cuando sueño yo solo, eso es tan solo un sueño, pero cuando soñamos muchos es el comien-zo de una nueva realidad.” Dom Helder Camera

EsperarMuchas de las cosas que deseamos alcanzar impli-can un proceso lento.

EspiritualidadEs la dimensión humana que abarca la totalidad del ser y lo proyecta a una auténtica relación con el Ser superior, con los demás y consigo mismo. Crecer es-piritualmente significa aprender a valorar la dimen-sión espiritual de nuestro ser.

FeEs aceptar la voluntad de Dios, aun cuando parezca ir en contra de nuestros propios intereses. No impli-ca sólo creer en Dios, sino creer a Dios.

FelicidadSer feliz es convertir en realidad el cúmulo de posi-bilidades que cada persona lleva dentro de sí misma, desarrollar su potencial. Hay felicidad cuando se da sentido a la vida. «La felicidad consiste en hacer el bien.» Aristóteles

HumildadEs el reconocimiento sereno de uno mismo. Es una virtud capital muy importante en el Evangelio.

Inteligencia emocionalCapacidad que nos permite tomar conciencia de nuestras emociones y desarrollar habilidades como el control de impulsos, la motivación, la perseveran-cia, la empatía, etc.

MeditaciónMeditar es orar sin palabras.

OraciónEs la comunicación sincera y amorosa del ser huma-no con Dios. «La oración es un hablar de amistad con aquel que sabemos que nos ama.» Santa Teresa de Ávila

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16 Presencia Apostólica

PacienciaEs una actitud que implica por un lado soportar con-tratiempos y por otro saber esperar, enfocados en al-gún bien que deseamos alcanzar.

«Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa. Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene nada le falta.» Santa Teresa de Ávila

Paz«Que nadie se haga ilusiones de que la simple au-sencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinó-nimo de una paz duradera. No hay verdadera paz, si no viene acompañada de equidad, verdad, justicia y solidaridad.» Papa Juan Pablo II

«La paz comienza con una sonrisa.» Madre Tere-sa de Calcuta

PerdónPerdonar es parte fundamental de nuestra higiene mental y debe ser para nosotros un hábito que nos libera de los daños que causa el resentimiento.

ProfundizarLa superficialidad puede ser cómoda, pero sólo pro-duce y aumenta la insatisfacción. Como en la natura-leza, el oro, las piedras preciosas y el petróleo, los va-lores del espíritu sólo se encuentran en lo profundo.

Reino de Dios«Es el proyecto del Padre, realizado por Jesús y lleva-do hacia su consumación por la fuerza del espíritu.» (www.mercaba.org)

ResilienciaEs la capacidad de los seres humanos de hacer las cosas bien, aunque las condiciones sean adversas. Podemos verla como capacidad de adaptación o de resurgimiento. Los seres humanos necesitamos esa actitud o capacidad en los momentos más difíciles de nuestra vida.

RespetoTomar en cuenta al otro, pensar en su valor y, por con-siguiente, en su bienestar. La “regla de oro” es: «Traten a los demás como quieren que los demás los traten. En esto consiste la ley y los profetas» (Mt 7,12).

Sentido del humorIncluimos este elemento porque es algo que nos hace la vida más agradable y las dificultades más llevaderas. Si lo tienes, consérvalo y si no lo tienes, cultívalo.

SerenidadEs cuando la paz de Dios está al cuidado de nuestros pensamientos y de nuestros sentimientos. (cfr Flp 4,7)

Signos de los tiemposComo cristianos, tenemos la misión de observar todo lo que nos rodea e interpretarlo a la luz del Evangelio.

TanatologíaDisciplina que estudia cómo el ser humano experimen-ta la muerte y las pérdidas. Aceptar nuestra mortalidad nos lleva a disfrutar más nuestra vida y a vivir mejor.

TiempoEl tiempo es un recurso no renovable que todos de-bemos valorar y aprovechar. Todos tenemos tiempo. Mantengamos nuestra atención en el “ahora” que es el único estado del tiempo.

ToleranciaNace del convencimiento de que vivimos en un mun-do plural en el que existen las más variadas concepcio-nes de la vida y diversas maneras de pensar, las cuales tienen el mismo derecho a coexistir con las demás. La falta de tolerancia da origen al odio y a la guerra.

VulnerabilidadPor estar vivos estamos expuestos a muchas cosas: a cometer errores, a enfermarnos, a que nos vaya mal económicamente, etc. Ser humano es ser vulnerable. Entre más aprendemos y maduramos, más conscien-tes somos de esto. Aceptar nuestra vulnerabilidad nos evitará sufrir más de lo indispensable y nos ayu-dará a relacionarnos mejor con los demás, que son igualmente vulnerables.

Año nuevo

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Presencia Apostólica 17

La palabra biblia, como es sabido, signi-fica “libros”. Con esta palabra los cris-tianos de los primeros tiempos designa-ron el conjunto de los dos Testamentos –Antiguo y Nuevo–. Hasta aproximada-

mente el siglo XII, nuestros antepasados leían y conocían lo que se llamaba “Historia sagrada”, de tal modo que para ellos los personajes de la Biblia eran muy conocidos, al punto que los artistas los representaban en las vidrieras de los templos y las catedrales o los esculpían en los pórticos o eran temas de sus pinturas.

Sin embargo, en la actualidad la lectura del Antiguo Testamento a veces nos complica la vida porque no la entendemos o porque nos escandali-zan las narraciones tan ajenas a nuestra cultura, y sólo llegamos a conocer los episodios y los perso-najes que han inspirado cintas cinematográficas, como por ejemplo Sansón y Dalila, el Éxodo…

¿Cómo se explica?Allá por el año 30 de nuestra era, un funcionario de la reina de Etiopía que había ido como pere-grino a Jerusalén iba de regreso a su país, leyendo el libro de Isaías. Se acercó el apóstol Felipe y le preguntó: ¿Entiendes lo que vas leyendo? A lo que el etíope respondió: Cómo voy a entender si no hay quién me lo explique. (El pasaje completo lo encontramos en Hechos 8,26­35.)

Esta parece ser la razón por la que muchos de nosotros no nos interesamos por leer el Antiguo

Testamento. Sin embargo, es necesario estar cons-cientes de que existe una total continuidad entre el Antiguo Testamento y el Nuevo. Podemos decir que el Nuevo realiza lo que se promete en el An-tiguo. San Jerónimo, que tradujo toda la Sagrada Escritura al latín, se expresó así: La ignorancia de las Escrituras es la ignorancia de Cristo. En otras palabras, hay que estudiar la Biblia.

¿Por qué testamento?En algunas traducciones esta palabra se halla en san Pablo (2Cor 3,14­15), pero en realidad se re-fiere a la Antigua Alianza. La palabra alianza se tradujo al latín por testamentum, de donde pro-cede testamento en español. Aunque esta palabra tiene varias acepciones en español, aquí no se re-fiere a la “última voluntad” de alguien, sino a la “disposición de alguien en favor de otra persona”, y por eso los antiguos cristianos tomaron esta ex-presión para designar las dos etapas de la histo-ria bíblica: Antiguo Testamento o Antigua Alianza con Israel a partir de Moisés, y Nuevo Testamento o Nueva Alianza, a partir de Jesucristo.

En fin, hemos de tener en cuenta, como ya se dijo, que el Nuevo no anula el Antiguo Testamen-to. Nuestro Señor fue muy claro al afirmar que Él no vino a abolir la ley o los profetas, sino a darles plenitud (Mt 5,17).

[email protected]

Gotitas bíblicas

Antiguo Testamento yNuevo Testamento

Ernesto Bañuelos C.

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18 Presencia Apostólica

Viejo y empolvado, el sombrero de los años veinte del abuelo, después de su muerte, se había quedado en el armario. Con mano trémula lo tomó y, después de quitarle el polvo, se lo puso, en la penumbra de la ha-

bitación. Le vino a la cabeza el recuerdo pleno del abuelo: su sonrisa, su bondad, su particular habili-dad para los negocios, su infinito cariño hacia las perso-nas, especialmente hacia su familia.

Se miró en el viejo espejo de la habitación y vio que su rostro, con ese sombrero, se parecía más al del abuelo. Cuando estaba a punto de dejarse arras-trar por la nostalgia, lo invadió un sentimiento par-ticular. Era como si de pronto en su interior se hubie-ra encendido una luz. De alguna misteriosa manera, ese sombrero se había quedado impregnado de la alegría y de la invencible esperanza del abuelo.

Era ya proverbial lo que había dicho el abuelo, después de la gran crisis de1929. Él lo había perdido todo. No obstante, a pesar de la desilusión generaliza-da, de pronto se había echado la mano al bolsillo, sa-cando un último puñado de dólares y había dicho:

—No todo está perdido. Y con esos pocos dólares comenzó un nego-

cio que habría de dar de comer a la familia por varias generaciones.

De pronto le vino un re-cuerdo, pero como no era realmente suyo, pensó que de seguro era algo que ha-bía vivido el abuelo, con ese sombrero en la cabeza. Vio unas lámparas de gas que iluminaban un salón en donde había muchas per-sonas vestidas de rigurosa etiqueta. Sería un poco des-pués del fin de la Primera Guerra Mundial. Una ban-da de músicos afroame-ricanos tocaba magistral-mente los alegres acordes del charlestón “All cats join in”, mientras, algunas pare-jas bailaban.

De pronto, en medio del júbilo, pudo ver que dos parejas chocaban repenti-namente. Dos jóvenes co-menzaron a empujarse y a dirigirse palabras cada vez

más fuertes, sin que sus compañeras de baile pudie-ran calmarlos. Al calor de la discusión, uno de ellos extrajo de su largo chaqué, ante el espanto de todos los presentes, una reluciente pistola negra. Pudo ver cómo el abuelo corría, hacia los jóvenes, acompa-ñado de otras personas, encontrándose con que el que había sacado el revólver era el conocido jefe de un grupo de jóvenes aristócratas, tan inútiles como soberbios, con mucha alcurnia, pero con poco ce-rebro... El altercado subió de tono, muchos comen-zaron a sacar revólveres y a amenazar a quienes no pertenecían a su grupo, creyendo, como todos los que se encuentran infatuados de soberbia, que tie-nen derecho a todo, y que siempre serán los vence-dores, sin que nadie pueda oponerse a sus ideas o caprichos. Para desgracia de quienes piensan así, la derrota les llega cuando menos lo esperan, trayendo consigo una caída definitiva.

La alegre música se detuvo. Pudo ver cómo el abuelo se acercó a los jóvenes que habían comen-zado el litigio, y cómo, poco después, aquellos que habían sacado sus revólveres los volvían a guardar con gran seriedad. Vio cómo el abuelo convenció al alebrestado aristócrata de que aceptara una oferta,

Historia para meditar

Enrique A. Eguiarte, OAR

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Presencia Apostólica 19

Historia para meditar

ante la consternación del otro joven, hijo de un ban-quero, cuya clase era considerada por la aristocracia como de nuevos ricos.

Las, ahora desconsoladas, elegantes chicas –que eran todas plumas, pelo corto y guantes– y los demás, salieron al jardín. El abuelo les había propuesto que no comenzaran a disparar dentro del salón, y que ya que era una cuestión de honor, dicho litigio debería ser arreglado con un duelo. Pudo ver que el abuelo hablaba velozmente con un joven que parecía ser uno de sus mejores amigos. Sí, su figura era familiar para él, pues lo había visto en muchas ocasiones, aunque ya como viejo, con el abuelo. Después de intercambiar unas palabras con ese amigo, el abuelo salió con los dos grupos hacia el jardín, donde, una vez que llegaron a un claro, dio algunas instruccio-nes. Posteriormente pudo ver cómo el abuelo le de-cía al dueño de la casa:

—Trae, por favor, las pistolas de tu bisabuelo, aque-llas que lo acompañaron en sus legendarias batallas.

Todos estaban de acuerdo con lo propuesto. El anfitrión se dirigió hacia la casa y, al poco tiempo, ya estaba de regreso con las pistolas, en las que se podía poner una sola bala. Los amigos del abuelo las cargaron. Antes de entregarlas a los contrincantes, el abuelo dio más instrucciones. Los dos grupos que es-taban cerca de quienes iban a luchar, se debían ale-jar para evitar alguna bala perdida. El abuelo pidió a los duelistas que se quitaran chaquetas y corbatas. Ellos además se remangaron. Acompañado de sus amigos, el abuelo dio las pistolas a los contrincantes y les explicó las reglas del duelo:

—Se colocarán espalda contra espalda. Yo con-taré hasta diez; ustedes darán un paso cuando oigan cada número; al oír el número diez, se vuelven y disparan. Que gane el mejor.

Ambos recibieron una pistola con el percutor ya levantado, sólo necesitaban poner el dedo sobre el gatillo para que se disparara.

La emoción se podía sentir en la penumbra del jardín, apenas iluminado por las luces del salón. El abuelo comenzó a contar en voz alta: uno, dos, tres..., hasta ¡diez! Se oyeron dos detonaciones.

El rico aristócrata confiaba en su buena fortuna. El hijo del banquero había disparado con resignación. Los dos cayeron pesadamente al suelo. Cuando sus amigos se acercaron, vieron las camisas teñidas de rojo, a la altura del pecho. El abuelo propuso llevar los dos cuerpos al salón. Las chicas que antes baila-ban alegremente, ahora lloraban desconsoladas.

Al rico aristócrata lo tendieron en una mesa y, para sorpresa y gusto de sus amigos, todavía respi-

raba y comenzó a moverse. Lo mismo sucedió con el otro joven.

Cuando revisaban la gravedad de las heridas, entró en el salón un escuadrón de la policía con el dueño de la casa.

El abuelo se apresuró a explicar lo sucedido y a pedir al jefe de la policía que desarmara a los pre-sentes. Habló de la riña, del peligro de una lucha campal, de la solución que él había propuesto y del resultado de la misma: que esa noche habían muerto algunos tomates de la cocina, el orgullo del belicoso aristócrata, y el deseo de violencia de sus amigos.

Y sin decir nada, se acercó al aristócrata supues-tamente herido y tomándolo de la mano lo incorpo-ró, diciéndole:

—No fue una bala, sino una piedra lo que te ha gol-peado. No estás muerto, sino vivo y condenado a vivir.

Ante el asombro de todos, el joven aristócrata, todavía pálido, abrió los sorprendidos ojos. Se dirigió maquinalmente la mano al pecho. No había agujero. Sólo el dolor profundo de una pedrada y las man-chas del tomate.

Lo mismo le sucedió al otro joven, a quien el abuelo también ayudó a incorporarse.

La explicación que el abuelo dio, ante la sorpresa de todos, fue que las pistolas habían sido cargadas con salvas y que él había pedido a sus amigos que, escondidos entre las ramas del jardín, dispararan a los duelistas con unas resorteras cargadas con sendas piedras empapadas en tomate, al momento en que se detonaran las salvas.

Por su astucia el abuelo pudo salvar dos vidas aquella tarde. No obstante, en su recuerdo pervivía también la decepción por el desenlace final de la historia. El joven aristócrata no había aprendido la lección de aquella noche y había jurado venganza. Poco tiempo después, acompañado por sus amigos, mataría en una emboscada al joven hijo del ban-quero. En la mente resonaban las palabras del abue-lo: “Nunca corrijas al necio, pues su herida no tiene cura.” Y había otro recuerdo de aquella historia: el joven aristócrata, que creía que la fortuna tenía un pacto irrompible con su persona, había sido hallado muerto, junto con sus violentos y aristocráticos ami-gos, después de una de esas locas fiestas de charles-tón y plumas. Nunca se supo quién los asesinó. Una vez más la voz del abuelo resonaba en el recuerdo: “La violencia solo traerá violencia. La paz se cons-truye por el camino de la reconciliación...”

Mientras se quitaba el bombín del abuelo, en la sombría penumbra, le parecía seguir oyendo las ale-gres notas del charlestón.

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20 Presencia Apostólica

De la Palabra a la acción

Enero 1Santa María, Madre de DiosLc 2,16-21

(…) Los pastores fueron a toda prisa hacia Belén y encontraron a María, a José y al niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño y cuantos los oían, quedaban maravillados. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón.

Los pastores se volvieron a sus cam-pos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado.

Cumplidos los ocho días, circuncida-ron al niño y le pusieron el nombre de Je-sús, aquel mismo que había dicho el ángel, antes de que el niño fuera concebido.

Sería bueno que guardáramos en nuestro corazón, como lo hizo María, esta escena del nacimiento de Jesús. La sencillez del pesebre y el hecho de que sean los pastores –los pobres y los sencillos del mundo– quie-nes lleguen alegres y corriendo al portal.

María, como vemos en este evangelio, tenía la costumbre de meditar, a la luz de la Palabra de Dios, para ir profundizando en el significado de los sucesos. En esta fies-ta de Santa María, madre de Dios pedimos por la paz del mundo, por esa paz que ha venido a traer el niño recién nacido.

¿Estoy dispuesto a conservar enmi corazón la paz de Jesús a lo

largo de todo el año?

LaPalabra

enero-febrero

Enero 5Epifanía del Señor • Mt 2,1-12

Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo.”

Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Je-rusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: “En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel.”

Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la es-trella y los mandó a Belén, diciéndoles: “Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño y, cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo.”

Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, has-ta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Hero-des, regresaron a su tierra por otro camino.

Hoy celebramos la Epifanía del Señor. Epifanía significa mani-festación. Como la estrella de Belén, el Señor resplandece sobre todas las naciones y sobre todos los hombres y mujeres; es sal-vación para todos los pueblos.

Tomemos el ejemplo de los magos de Oriente que con deci-sión siguen a la estrella y, si la pierden de vista, la buscan.

«Señor, tú que en este día revelaste a tu Hijo unigénito a los pue-blos gentiles por medio de una estrella, concede a los que ya te co-nocemos por la fe poder contemplar un día, cara a cara, la hermosu-ra infinita de tu gloria.» (Oración atribuida a san Gregorio Magno).

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Presencia Apostólica 21

Enero 12Bautismo del SeñorMt 3,13-17

(…) Jesús llegó de Galilea al río Jordán y le pidió a Juan que lo bautizara. Pero Juan se resistía, diciendo: “Yo soy quien debe ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a que yo te bautice?” Jesús le respondió: “Haz ahora lo que te digo, porque es necesario que así cumplamos todo lo que Dios quiere.” En-tonces Juan accedió a bautizarlo.

Al salir Jesús del agua, una vez bautiza-do, se le abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios, que descendía sobre él en for-ma de paloma, y se oyó una voz que decía desde el cielo: “Éste es mi hijo muy amado, en quien tengo mis complacencias.”

La fiesta del Bautismo de Jesús da conti-nuidad a las celebraciones de la Navidad y la Epifanía.

Humildemente y a pesar de no ser un pe-cador, Jesús acude a bautizarse, como todo el pueblo, causando el desconcierto de Juan. Jesús es solidario con los pecadores desde el momento mismo de su encarnación y duran-te toda su vida. En esta escena del evangelio, el Espíritu de Dios se manifiesta para recono-cer plenamente a Jesús como hijo de Dios. La paloma representa al Espíritu de Dios y es símbolo de paz y reconciliación, elementos que nos hablan de la misión de Jesús.

De la Palabra a la acción

Enero 19 DomingoJn 1,29-34

(…) Vio Juan el Bautista a Jesús, que venía hacia él, y exclamó: “Éste es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo he dicho: «El que viene después de mí, tiene preceden-cia sobre mí, porque ya existía antes que yo.» Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que él sea dado a conocer a Israel.”

Entonces Juan dio este testimonio: “Vi al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envío a

bautizar con agua me dijo: «Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo.» Pues bien, yo lo vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios.”

La exclamación de Juan el Bautista al ver venir a Je-sús: “Éste es el cordero de Dios” es una declaración solemne sobre la identidad y misión de Jesús. Desde luego, al hacer esta declaración, el mismo Juan está cumpliendo con su propia misión y lo hace con la au-tenticidad y honestidad que lo caracterizan. En este pasaje del evangelio Juan señala tres cosas: que Jesús es el Salvador, que es superior a él y que el Espíritu de Dios está sobre Jesús.

LaPalabra

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22 Presencia Apostólica

Enero 26DomingoMt 4,12-23

Al enterarse Jesús de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea, y dejando el pueblo de Nazaret, se fue a vivir a Cafar-naúm, junto al lago, en territorio de Zabu-lón y Neftalí, para que así se cumpliera lo que había anunciado el profeta Isaías:

Tierra de Zabulón y Neftalí, camino del mar; al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos. El pueblo que yacía en tinieblas vio una gran luz. Sobre los que vivían en tierra de sombras una luz resplandeció.

Desde entonces comenzó Jesús a pre-dicar, diciendo: “Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos.”

Una vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos her-manos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las re-des al mar, porque eran pescadores. Jesús les dijo: “Síganme y los haré pescadores de hombres.” Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebe-deo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó tam-bién. Ellos, dejando enseguida la barca y a su padre, lo siguieron.

Andaba por toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando la bue-na nueva del Reino de Dios y curando a la gente de toda enfermedad y dolencia.

La misión que reciben Pedro y Andrés, a quienes Jesús hace “pescadores de hom-bres” es la de invitar a las personas a ser parte del Reino de Dios. ¿Cómo?, hacien-do suyos sus valores. Esto es lo que signi-fica convertirse e implica un cambio de corazón que no suele ser una ocurrencia momentánea, sino un largo proceso. La llamada de Jesús es a caminar con él, a po-nerse en marcha con él en la realización de un proyecto.

¿Subirías a la barca de Jesús para trabajar por el Reino de Dios?

De la Palabra a la acción

Febrero 2Domingo • Presentación del SeñorLc 2,22-40

Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor; y también para ofrecer, como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones.

Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón jus-to y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entra-ban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo:

“Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo,según lo que me habías prometido,porque mis ojos han visto a tu Salvador;al que has preparado para bien de todos los pueblos;luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel.”El padre y la madre del niño estaban admirados de semejan-

tes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: “Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma.”

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Ana se acercó en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel.

Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Se-ñor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.

La fiesta de la Presentación celebra la llegada del Salvador y su encuentro con su pueblo, representado por Simeón y Ana. Se dice que, por su edad, estos personajes representan los siglos de espera y, a la vez la esperanza y el anhelo de la raza humana. En esta fiesta, la liturgia nos invita a dar la bienvenida a Cristo.

Simeón es un profeta y su himno proclama la verdad de aquel niño.

El papel de María es también muy importante en esta fiesta, ya que ella ofrece a su hijo a Dios para la obra de la redención y también hay simbolismo en el hecho de que lo ponga en brazos del anciano que representa al mundo.1

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Presencia Apostólica 23

Febrero 9DomingoMt 5,13-16

(…) Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente.

Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocul-tar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un candelero, para que alumbre a todos los de la casa.

Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su padre, que está en los cielos.”

El discípulo de Jesús, es decir, nosotros los cristianos, estamos llamados a ser sal y a ser luz. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que estamos llamados a ser-vir, a hacer más gustosa la vida del ser humano (sal) y a ser siempre defensores de la verdad (luz).

El evangelio nos dice que es a través de nuestras obras buenas como haremos brillar la luz de Cristo, de la que somos portadores.

¿Qué dicen nuestras obras acerca de nuestra mi-sión como cristianos?

De la Palabra a la acción

Febrero 16DomingoMt 5,17-37

(…) Jesús dijo a sus discípulos: “No crean que he ve-nido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por lo tanto, el que quebrante uno de estos pre-ceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos. Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.

Han oído que se dijo a los antiguos: No mata-rás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que in-sulte a su hermano, será llevado ante el tribunal

supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.

Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu her-mano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu her-mano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. Arré-glate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último centavo.” (…)*

Jesús nos recuerda en este evangelio que el cristiano está llamado a ir más allá del mero cumplimiento de la ley. Nos hace comprender que la verdadera pleni-tud de la ley es el amor. Por eso no matar no es sufi-ciente: no podemos vivir enojados con nuestros her-manos ni insultándolos ni llenos de resentimiento.

¿Entiendo que quien ama va más allá del mero cumplimiento de la ley?

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24 Presencia Apostólica

Febrero 23Domingo Mt 5,38-48

(…) Jesús dijo a sus discípu-los: “Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente; pero yo les digo que no hagan resistencia al hombre malo. Si alguno te golpea en la mejilla dere-cha, preséntale también la izquierda; al que te quiera demandar en juicio para qui-tarte la túnica, cédele tam-bién el manto. Si alguno te obliga a caminar mil pasos en su servicio, camina con él dos mil. Al que te pida, dale; y al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda.

Han oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo en cambio, les digo: Amen a sus ene-migos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos.

Porque, si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen eso mismo los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordina-rio? ¿No hacen eso mismo los paganos? Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto.”

El cristiano está llamado a vencer el mal a fuerza de bien; a vencer el odio con amor. Por eso Jesús nos invita a amar a nuestros enemigos. Esto implica un verdadero reto; es algo que nos exige ser gran-des en calidad humana. Porque amar a sus amigos lo hace cualquiera fácilmente. En cambio, amar al enemigo nos exige superar nuestras limitaciones.

¿Estás dispuesto a romper,con amor, el círculovicioso del odio?

De la Palabra a la acción

* Cuando no se reproduce el texto de la lectura (por razones de espacio), se invita a leerlo

en la cita bíblica.

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Presencia Apostólica 25

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