preparación 1
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7/23/2019 Preparación 1
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Preparación
1.
Estudie los pasajes de las Escrituras que se mencionan en esta lección, y ore al respecto.
2.
Repase el material de esta lección en la Guía de estudio para el miembro de la clase (35686
002)
y
planifique
la
forma
en
que
lo
utilizará
durante
la
lección.
3.
Si va a utilizar la actividad para despertar el interés, pida a un miembro de la clase que se
prepare
para
hablar
sobre
una
o
dos
experiencias
personales
que
demuestren
las
bendiciones
que
haya
recibido
en
la
vida
gracias
al
aprendizaje.
Sugerencias para el desarrollo de la lección
Actividad
para
despertar
el
interés
Si lo considera apropiado, utilice la siguiente actividad o una de su preferencia para comenzar
la
lección.
Pida
a
un
miembro
de
la
clase
que
hable
brevemente
sobre
las
bendiciones
que
haya
recibido
en su vida gracias al aprendizaje (véase la sección “Preparación”, punto número 3).
Después
que
el
miembro
haya
terminado
de
hablar,
explique
que
esta
lección
analiza
la
importancia
que
tiene
el
aprender
a
lo
largo
de
nuestra
vida.
Análisis
y
aplicación
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Con oración, escoja el material de la lección que satisfaga mejor las necesidades de los
miembros de su clase y aliéntelos a compartir experiencias que se relacionen con el
aprendizaje.
1. La Escuela de los Profetas proporciona un modelo para que sigamos en relación con nuestro
aprendizaje.
Explique
que
en
esta
dispensación,
el
Señor
ha
hecho
mucho
hincapié
en
la
necesidad
de
obtener una educación tanto espiritual como temporal.
El
Señor
dio
instrucciones
al
profeta
José
Smith
de
comenzar
la
Escuela
de
los
Profetas
en
Kirtland, Ohio. La Escuela de los Profetas comenzó a reunirse en enero de 1833 en una
pequeña
habitación
que
había
sobre
la
tienda
de
Newel
K.
Whitney
en
Kirtland
(véase
la
lámina de la pág. 149). En esa escuela se instruía a los líderes de la Iglesia sobre la doctrina del
Evangelio, asuntos de la Iglesia y otros temas. Debían prepararse para el liderazgo en la Iglesia
y para el servicio misional (D. y C. 88:77–80).
Newel
K.
Whitney
and
Company
Store
Esas reuniones proporcionaban el ambiente propicio para experiencias espirituales y análisis
profundos
de
los
principios
del
Evangelio.
En
ellas
se
recibieron
varias
revelaciones.
La
historia
de
la
Iglesia
registra
que
“había
un
gran
gozo
y
una
gran
satisfacción
permanentemente
en
los
rostros de quienes asistían a la Escuela de los Profetas y, en virtud de las cosas que se
revelaban,
los
santos…
progresaban
en
el
conocimiento
de
Dios”
(History
of
the
Church,
tomo
I, pág. 334).
•
¿Qué
oportunidades
de
aprendizaje
tenemos
en
la
Iglesia?
¿Qué
debemos
hacer
para
prepararnos mejor para aprender en las reuniones de la Iglesia?
•
Lea
D.
y
C.
88:122–125
con
los
miembros
de
la
clase.
¿Qué
mandó
el
Señor
hacer
a
los
hermanos
que
asistían
a
la
Escuela
de
los
Profetas?
¿Qué
les
mandó
Él
que
no
hicieran?
(Anote
las respuestas de los miembros de la clase en la pizarra.) ¿Qué aprendemos de esos versículos
acerca
de
la
manera
de
enseñarnos
los
unos
a
los
otros?
¿Qué
dicen
esos
versículos
acerca
del
modo
en
que
debemos
aprender
los
unos
de
los
otros?
2. Debemos aprender “tanto por el estudio como por la fe”.
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• Lea D. y C. 88:118 con los miembros de la clase. ¿Por qué son tanto el estudio como la fe
necesarios para aprender? (Véase la cita a continuación.) ¿Por qué la fe aumenta nuestra
aptitud para aprender? ¿Cuáles son los peligros que encierra el aprender sin tener fe en Dios ni
obedecer Sus mandamientos? (Véase 2 Timoteo 3:7; 2 Nefi 9:28–29.)
El
presidente
Marion
G.
Romney,
de
la
Primera
Presidencia,
dijo:
“Yo
creo
en
el
estudio.
Creo
que
el
hombre
aprende
mucho
por
medio
del
estudio…
Sin
embargo,
también
pienso,
y
sé,
que
el aprendizaje por medio del estudio se acelera en forma extraordinaria por medio de la fe”
(Learning
for
the
Eternities,
comp.
George
J.
Romney,
1977,
pág.
72).
• Además de estudiar el Evangelio, debemos procurar aprender otras materias, tales como
historia,
ciencia
y
buena
literatura.
¿De
qué
manera
el
estudio
de
esas
materias
ha
beneficiado
su
vida?
• ¿Qué clase de conocimiento es el más valioso? ¿Cuál es el acoplamiento que debe existir
entre
el
aprendizaje
del
Evangelio
y
otros
estudios
meritorios?
El presidente John Taylor, tercer Presidente de la Iglesia, dijo: “Debemos fomentar la
educación
y
el
desarrollo
del
intelecto
en
todo
sentido;
cultivar
gustos
literarios
y
las
personas
con
talentos
literarios
y
científicos
deben
perfeccionarlos;
y
todos
debemos
magnificar
los
dones que Dios nos ha dado… Si hay algo bueno y digno de encomio, ya sea en valores
morales,
religión,
ciencia
o
cualquier
otra
cosa
que
exalte
y
ennoblezca
al
hombre,
debemos
apoyarlo. Pero, en todo lo que logremos, debemos obtener comprensión, esa comprensión
que
proviene
de
Dios”
(The
Gospel
Kingdom,
sel.
G.
Homer
Durham,
1943,
pág.
277).
Mientras prestaba servicio en el Quórum de los Doce, el élder Gordon B. Hinckley dio un
discurso en el que citó el mandamiento del Salvador: “aprended de mí” (Mateo 11:29).
Después
dijo:
“Deseo
sugerirles
que
obedezcan
ese
mandamiento
que
dio
el
Hijo
de
Dios.
En
conjunción con el aprendizaje que hagan, aprendan de Él; junto con todo lo que estudien,
busquen conocimiento del Maestro. Ese conocimiento complementará de forma maravillosa la
capacitación
laica
que
reciban,
brindará
plenitud
a
su
vida
y
moldeará
su
carácter
de
una
manera única, imposible de lograr de ninguna otra forma” (en Conference Report, octubre de
1964, pág. 118; o Improvement Era, diciembre de 1964, pág. 1092).
• ¿Qué les ha hecho saber que el conocimiento de las cosas de Dios es más importante que
cualquier
otro
tipo
de
conocimiento?
3.
Debemos
seguir
aprendiendo
durante
toda
la
vida.
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Explique que el Señor y Sus profetas siempre han hecho hincapié en la importancia que tiene
el
aprender.
Por
consiguiente,
debemos
seguir
aprendiendo
durante
toda
la
vida.
El élder Russell M. Nelson, del Quórum de los Doce, dijo: “Por el carácter sagrado que tiene
para
nosotros
el
intelecto
humano,
consideramos
que
el
obtener
una
educación
es
una
responsabilidad
religiosa…
Nuestro
Creador
espera
que
Sus
hijos
de
todas
partes
sean
autodidactas” (“¿Dónde se halla la sabiduría?”, Liahona, enero de 1993, pág. 6).
Escriba en la pizarra las preguntas siguientes:
¿Por
qué
debemos
aprender?
¿Qué
debemos
aprender?
¿Cómo
debemos
aprender?
Lea con los miembros de la clase los pasajes de las Escrituras que se dan a continuación. Pida a
los miembros de la clase que busquen respuestas a las preguntas que se encuentran en la
pizarra y anote las respuestas debajo de las preguntas correspondientes.
D.
y
C.
6:7
D. y C. 11:21–22
D.
y
C.
19:23
D.
y
C.
88:76–80,
118
D. y C. 90:15
D.
y
C.
93:36–37,
53
D. y C. 130:18–19
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D. y C. 131:6
D.
y
C.
136:32–33
• ¿Por qué será que se nos ha mandado aprender sobre tantas cosas diferentes?
El
presidente
Gordon
B.
Hinckley
enseñó
a
los
jóvenes
la
valía
que
tiene
la
educación:
“Es
muy
importante que ustedes, jovencitos y jovencitas, obtengan toda la instrucción posible. El Señor
ha
dicho
muy
claramente
que
Su
pueblo
debe
obtener
conocimiento
de
los
países
y
reinos
y
de
las
cosas
de
la
tierra
mediante
el
proceso
de
la
instrucción,
tanto
por
el
estudio
como
por
la
fe.
La
instrucción
académica
es
la
llave
que
abre
la
puerta
a
las
oportunidades
y
merece
la
pena
sacrificarse
en
su
favor.
Merece
la
pena
esforzarse
por
ello,
y
si
educan
la
mente
y
las
manos,
serán
capaces
de
realizar
una
gran
contribución
a
la
sociedad
de
la
que
forman
parte,
y
su
ejemplo
honrará
a
la
Iglesia
de
la
que
son
miembros.
Mis
jóvenes
hermanos
y
hermanas,
hagan
todo
lo
posible
por
aprovechar
cada
oportunidad
que
se
les
presente
de
recibir
instrucción;
y
ustedes,
padres
y
madres,
animen
a
sus
hijos
e
hijas
a
recibir
la
instrucción
académica
que
bendecirá
la
vida
de
ellos”
(“Pensamientos
inspiradores”,
Liahona,
junio
de
1999,
págs.
4–5).
• ¿Qué oportunidades tenemos de adquirir una educación académica? (Entre las respuestas
estarían la escuela secundaria, la escuela industrial [donde se enseñan oficios], los colegios
universitarios y técnicos, y las universidades.) ¿Cómo beneficia nuestra vida la educación
académica? ¿Qué podemos hacer para sacar mayor provecho de las oportunidades que
tengamos de adquirir una educación académica?
•
El
presidente
Brigham
Young
enseñó:
“Nuestra
educación
académica
debe
dar
como
resultado
el
mejorar
nuestro
intelecto
y
hacer
que
seamos
más
útiles,
con
el
fin
de
prestar
mejor
servicio
a
la
familia
humana”
(Discourses
of
Brigham
Young,
sel.
John
A.
Widtsoe,
1941,
pág. 255). ¿Cómo puede la educación ser de ayuda para que prestemos servicio a nuestra
familia
y
a
otras
personas?
¿Cómo
puede
sernos
de
ayuda
la
educación
en
nuestros
esfuerzos
por
contribuir
a
la
edificación
del
reino
de
Dios?
Pida
a
los
miembros
de
la
clase
que
hablen
sobre
experiencias
en
las
que
la
educación
les
haya
ayudado
en
sus
esfuerzos
por
prestar
servicio
a
los
demás.
•
Lea
D.
y
C.
90:15
con
los
miembros
de
la
clase.
¿En
qué
forma
se
han
beneficiado
por
medio
del
estudio
de
libros
buenos?
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• ¿Cuáles son las responsabilidades que tenemos como padres en relación con la enseñanza de
nuestros
hijos?
(Véase
D.
y
C.
68:25–28.
Haga
hincapié
en
que
los
padres
tienen
la
importante
responsabilidad de ayudar a sus hijos a aprender el Evangelio. Ellos, además, deben enseñarles
cosas
prácticas
tales
como
la
forma
de
mantener
una
buena
salud,
trabajar
diligentemente,
llevarse
bien
con
los
demás,
saber
administrar
el
dinero
y
obtener
una
buena
educación
académica.)
•
¿Qué
pueden
hacer
los
padres
para
alentar
a
sus
hijos
a
adquirir
un
deseo
de
aprender
que
dure
toda
la
vida?
Durante
el
tiempo
en
que
prestó
servicio
en
el
Quórum
de
los
Doce,
el
élder
Gordon
B.
Hinckley hizo hincapié en la importancia de alentar a los niños a leer: “Sabéis que vuestros
niños leerán; leerán libros, revistas y periódicos. Cultivad en ellos el gusto por las cosas
buenas. Mientras sean muy pequeñitos, leedles las grandes historias que se han convertido en
inmortales por las virtudes que enseñan; exponedlos a los buenos libros. Escoged un rincón en
algún lugar de vuestra casa, por muy pequeño que sea, en donde vean por lo menos unos
cuantos libros de los que se puedan alimentar y nutrir la mente” (“Resistamos el mal”, Liahona,
febrero de 1976, pág. 29).
El
presidente
Thomas
S.
Monson
nos
recordó
que
los
niños
pequeños
pueden
comprender
las
enseñanzas
de
las
Escrituras:
“El…
distintivo
de
un
hogar
feliz
se
descubre
cuando
el
hogar
es
una fuente de aprendizaje… El Señor nos ha exhortado: ‘…buscad palabras de sabiduría de los
mejores
libros;
buscad
conocimiento,
tanto
por
el
estudio
como
por
la
fe’
(D.
y
C.
88:118).
Los
libros
canónicos
son
la
fuente
de
aprendizaje
a
la
cual
me
refiero.
Tengamos
cuidado
de
no
subestimar
la
capacidad
de
los
niños
para
leer
y
comprender
la
palabra
de
Dios”
(“Distintivos
de
un
hogar
feliz”,
Liahona,
enero
de
1989,
págs.
72–73).
Si
desea
analizar
con
la
clase
el
tema
de
la
enseñanza
de
los
niños
en
forma
más
detallada,
consulte las páginas 143–167 del manual La enseñanza: El llamamiento más importante, en su
nueva edición del año 2000 (36123 002). La lección 45 de ese manual analiza también la
responsabilidad que tienen los padres de enseñar a sus hijos.
•
¿Qué
clase
de
lectura
debemos
evitar?
El
presidente
Ezra
Taft
Benson,
del
Quórum
de
los
Doce,
enseñó:
“Con
la
cantidad
de
libros
disponibles
en
la
actualidad,
lo
que
distingue
a
un
hombre
verdaderamente
culto
es
que
sabe
7/23/2019 Preparación 1
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lo que no debe leer… Lean sólo lo mejor. Al igual que la madre de John Wesley [evangelista y
fundador del metodismo, 1703–1791] aconsejó a su hijo: ‘Evita cualquier cosa que debilite tu
buen juicio, que afecte la sensibilidad de tu conciencia, que confunda tu aceptación de Dios,
que disminuya tu entusiasmo por las cosas espirituales… y que aumente la autoridad de tu
cuerpo sobre la de tu mente’ “ (“In His Steps”, en 1979 Devotional Speeches of the Year, 1980,
pág.
61).
• Además de obtener una educación académica y de leer buenos libros, ¿qué podemos hacer
para
seguir
aprendiendo
a
lo
largo
de
la
vida?
4.
En
el
templo
obtenemos
una
educación
de
lo
eterno.
Explique
que
a
fines
de
junio
de
1833,
el
profeta
José
Smith
envió
un
plano
para
la
construcción de la ciudad de Sión a los santos de Independence, Misuri.
Ponga
a
la
vista
el
plano
de
la
ciudad
de
Sión
que
está
a
continuación.
Explique
que
en
el
centro
de
la
ciudad,
los
santos
habían
de
construir
un
templo.
Aun
cuando
no
pudieron
edificar
la
ciudad
de
Sión,
tuvieron
en
cuenta
ese
concepto
al
edificar
Salt
Lake
City.
City of Zion
•
¿Qué
aprendemos
del
plan
de
construir
un
templo
en
el
centro
de
la
ciudad
de
Sión?
(Entre
las respuestas se puede decir que el templo es un centro de aprendizaje para los miembros de
la Iglesia y que debemos hacer que el templo sea el centro de nuestra vida.)
• Lea D. y C. 88:119 con los miembros de la clase. Haga hincapié en el hecho de que el templo
es
“una
casa
de
instrucción”.
¿En
qué
forma
nos
enseña
el
Señor
cuando
asistimos
al
templo?
¿Qué
podemos
hacer
para
recibir
el
conocimiento
que
está
a
nuestra
disposición
en
el
templo?
El élder John A. Widtsoe, del Quórum de los Doce, enseñó: “El templo es un lugar de
instrucción. Allí se repasan los principios del Evangelio y se revelan las profundas verdades del
reino de Dios. Si vamos al templo con el espíritu correcto y estamos atentos, saldremos de él
con mayor conocimiento del Evangelio y sabiduría” (“Looking Toward the Temple”, Ensign,
enero de 1972, págs. 56–57).
El
élder
Boyd
K.
Packer,
del
Quórum
de
los
Doce,
dijo:
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“El templo es una excelente escuela, es una casa de aprendizaje. En él se conserva el ambiente
que
sea
propicio
para
la
instrucción
sobre
asuntos
esencialmente
espirituales…
“La ceremonia del templo no se comprenderá cabalmente la primera vez que uno allí asista; se
entenderá
sólo
en
parte.
Volved,
pues,
al
templo
una
y
otra
vez.
Volved
para
aprender.
Las
cosas
que
os
han
inquietado,
o
las
que
os
han
estado
confundiendo
o
que
os
han
parecido
misteriosas os serán dadas a conocer. Muchas de ellas serán las cosas tranquilas y personales
que
en
realidad
no
podéis
explicar
a
nadie.
No
obstante,
para
vosotros
son
cosas
conocidas…
“Por tanto, fijad vuestra mira en el templo. Orientad los pensamientos de vuestros hijos hacia
el
templo.
Desde
los
días
de
su
más
tierna
infancia,
dirigid
su
atención
hacia
la
casa
del
Señor
y
comenzad a prepararlos para el día en que ellos puedan entrar en él.
“Mientras
tanto,
sed
dóciles
vosotros
mismos,
sed
reverentes;
absorbed
profundamente
las
enseñanzas
—las
enseñanzas
simbólicas
y
esencialmente
espirituales—
que
se
imparten
únicamente
en
el
templo”
(El
santo
templo,
[30959
002],
págs.
6,
8).
Recuerde
a
los
miembros
de
la
clase
que
las
ordenanzas
y
las
ceremonias
del
templo
son
sagradas y no debemos hablar sobre aspectos específicos de éstas fuera del templo. Pida a los
alumnos que recuerden este principio al responder a la pregunta siguiente:
•
¿Cuáles
son
algunas
de
las
verdades
que
han
aprendido
por
medio
de
la
asistencia
al
templo?
Aliente
a
los
miembros
de
la
clase
a
asistir
al
templo
tan
seguido
como
les
sea
posible.
El
presidente Ezra Taft Benson preguntó: “¿Volvemos al templo a menudo para recibir las
bendiciones personales que se obtienen cuando se va con regularidad a la Casa del Señor? En
los santos templos del Señor se recibe respuesta a las oraciones, se obtiene revelación y se nos
concede la instrucción del Espíritu” (“Venid a Cristo, y perfeccionaos en Él”, Liahona, julio de
1988, pág. 85).
Conclusión
Aliente
a
los
miembros
de
la
clase
a
continuar
aprendiendo
durante
toda
la
vida
para
no
sólo
beneficiarse
ellos
mismos
sino
también
para
poder
servir
mejor
a
los
demás.
Recuérdeles
el
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mandamiento del Señor que dice: “…buscad conocimiento, tanto por el estudio como por la
fe” (D. y C. 88:118).
Testifique,
tal
como
se
lo
indique
el
Espíritu,
de
las
verdades
que
se
hayan
analizado
durante
la
lección. Si lo desea, exprese gratitud por las oportunidades que usted haya tenido de
aprender.
Sugerencias
adicionales
para
la
enseñanza
Si lo desea, utilice una o más de las ideas que se dan a continuación con el fin de
complementar
la
reseña
sugerida
para
la
lección.
1.
Cómo
aplicar
el
consejo
que
se
registra
en
Doctrina
y
Convenios
88:121–126
•
Lea
D.
y
C.
88:121–126
con
los
miembros
de
la
clase.
Explique
que
los
principios
que
se
enseñan en este pasaje pueden beneficiarnos en todos los aspectos de nuestra vida. ¿Qué
experiencias han tenido ustedes que les hayan demostrado la importancia de estos principios?
2. Cómo aprender sin sentirnos abrumados por todo lo que haya que saber
•
¿Cómo
podemos
seguir
aprendiendo
sin
sentirnos
abrumados
por
todo
lo
que
haya
que
aprender?
El presidente Wilford Woodruff aconsejó: “No se sientan desalentados si no pueden aprender
todo al mismo tiempo; aprendan una cosa a la vez, háganlo bien y atesoren lo que hayan
aprendido;
después
aprendan
otra
verdad
y
atesórenla
también,
y
en
pocos
años
habrán
acumulado un gran conocimiento útil que no sólo será una gran bendición para ustedes y sus
hijos, sino también para sus semejantes” (The Discourses of Wilford Woodruff, sel. G. Homer
Durham,
1946,
pág.
269).
Si lo desea, como parte del análisis, lea con los miembros de la clase D. y C. 78:17–18.
3.
El
aprendizaje
del
Evangelio
en
las
clases
de
seminario
e
instituto
Lea la siguiente declaración del presidente Gordon B. Hinckley: “El programa educativo de la
Iglesia sigue adelante. La obra de enseñar a los alumnos en el programa de seminarios e
institutos aumenta constantemente… Exhortamos a que todos los que puedan hagan uso del
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mismo. No dudamos en prometeros que vuestro conocimiento del Evangelio aumentará,
vuestra fe se fortalecerá y desarrollaréis maravillosas amistades con personas que tienen
intereses comunes” (“Un milagro hecho posible por la fe”, Liahona, julio de 1984, pág. 85).
Si en su zona se llevan a cabo clases de seminario o de instituto, quizás desee durante el
análisis
alentar
a
los
jóvenes
a
inscribirse
en
ellas.
Considere
hacer
las
preguntas
siguientes:
• ¿Qué experiencias han tenido en seminario (o instituto) que les hayan sido de provecho de
alguna forma? ¿Qué podemos hacer para alentar a otras personas a asistir a seminario (o
instituto)?
4. Cómo perfeccionar nuestros talentos por medio de la instrucción
Repase
la
parábola
de
los
talentos
(Mateo
25:14–30;
véase
también
D.
y
C.
82:18).
Pida
a
los
miembros
de
la
clase
que
anoten
sus
talentos
e
intereses
en
una
hoja
de
papel.
Analice
con
ellos
cómo
la
instrucción
secular
y
religiosa
puede
ayudarlos
a
perfeccionar
esos
talentos
e
intereses.
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