predicadores de sí mismos - asociación amós 5:24 · mentes de los hombres porque exigen...

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Predicadores de Si Mismos

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Predicadores de

Si Mismos

“¿Hubieras tú pedido que Jesús fuera crucificado?” pre-guntó el predicador. Siguió explicando que la población deJerusalén siempre aumentaba a proporciones inmensas durante lasemana de la fiesta de la Pascua. El gobernador Pilato había pues-to a dos hombres frente a la multitud: por un lado estaba Barrabás(un asesino), y por el otro, Jesús (quien es la imagen del Dios invi-

sible). Entonces la gente escogió aBarrabás para ser soltado y a

Jesús para ser crucificado.¿Cómo podían haber

sido tan ciegos? Cómo eraposible que los mismosque estaban gritando“Crucifícalo” habían es-tado aclamándole hacíaapenas cuatro o cincodías? ¿Cómo podían

haber cambiado tan prontode opinión? El predicadorme apuntó con su dedo.

“¿Pedirías tú que Jesús fuesecrucificado?” Rápidamente apuntó aotra persona y preguntó, “¿Pedirías túque Jesús fuese crucificado?”, “¡No!”contestamos ambos, seguros de quenunca haríamos tal cosa. Sin embargo,

la mayoría de la gente de Jerusalén había hecho precisamente eso.Luego, el predicador citó 2 Corintios 4:4 que dice, “en los

cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédu-los, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloriade Cristo, el cual es la imagen de Dios.” Explicó que Satanás ciegalas mentes de los hombres para que no puedan ver la imagen deDios.

Mientras seguía predicando, empecé a reflexionar, ¿Cómociega Satanás las mentes de los hombres? ¿Cómo lo hace Satanás

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la CEGUERAde la mente?

¿Qué causa

Predicadores de Si Mismos

para bloquear, cancelar y lisiar el proceso mental del pensamien-to? Tiempo después, me fijé en el siguiente versículo, dondePablo escribió: “Porque no nos predicamos a nosotros mismos,sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervospor amor de Jesús.” (2 Cor.4:5.) Entonces comencé a ver unaconexión entre “predicarnos a nosotros mismos” y cegar las men-tes de los hombres. Jesús también habla de los “ciegos que guíana los ciegos” en Mateo 15:14.

El apóstol Pablo dijo que él estaba predicando aJesucristo. “Predicar a Cristo” significa predicar la persona y laspalabras de Cristo. “Predicar a nosotros mismos” significa predi-car la persona y palabras de nosotros mismos.

El predicador que realmente “predica a Cristo” está lle-vando a la gente a tener fe en la persona y las palabras deJesucristo. La Palabra de Cristo es Verdad. La Palabra es como luzque ilumina en la oscuridad. Cuando los hombres ven la luz, tam-bién ven las demás cosas por medio de esa luz. Empiezan a perci-birse a sí mismos en esa nueva luz, y empiezan a pensar de unamanera diferente acerca de la vida y el mundo en el cual estánviviendo. Entonces empiezan a entender por qué han tenido tan-tos problemas y congojas. Como ciegos que reciben su vista, lasmentes de los oyentes se vivifican por medio de la Palabra. Susmentes empiezan a asimilar aquella Palabra y empiezan a funcio-nar juntamente con esa Palabra. Sus mentes llegan a ser como unacomputadora con la Palabra de Jesús como el software. Empiezana PENSAR correctamente. La Palabra de Cristo está transforman-do sus pensamientos y sus vidas diarias.

Pero los predicadores que “se predican a sí mismos” estánllevando a la gente a tener fe en los mandamientos del predicador,no en la Palabra de Cristo. Se les exhorta a los oyentes a NO pen-sar y NO examinar. Se les dice que si empiezan a pensar, van aestorbar la “obra del Espíritu”. Se les dice que obedezcan ciega-mente lo que el predicador manda. Sus mentes no se involucranen entender la Palabra. Al contrario, se les ejerce presión a queacepten todos los procedimientos y ritos que el predicador les diceque hagan. No entienden lo que están haciendo. Solamente se lesdice que hagan lo que el predicador dice. Estos predicadores que“se predican a sí mismos” son usados por Satanás para cegar las

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mentes de los hombres porque exigen obediencia a mandamientosque nunca mandó Cristo.

Ahora intentaré mostrar cómo Satanás usó a los sacerdo-tes judíos para cegar las mentes de la gente judía. Mateo 27:20dice: “Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadierona la multitud que pidiese a Barrabás, y que Jesús fuese muerto.” Yla multitud obedeció. ¿Por qué obedeció? Porque ellos habíansido entrenados a creer en los sacerdotes. ¿Por qué demandaría lagente la muerte de un hombre tan obviamente justo? Porque elsacerdote dijo así. ¿Por qué clamarían, pidiendo la muerte de un

hombre que ha-bía sanado a tan-tos de sus enfer-mos? Porque elsacerdote dijo quese hiciera así.¿Por qué conde-narían a muerte aun hombre quehabía sido obe-diente a toda laLey de Moisés?Porque el sacer-dote dijo así.Aquel versículo(Mat. 27:20) noscontesta todasestas preguntas.La gente escogióa Barrabás por-que todos eranobedientes a sus

líderes humanos en vez de obedecer la Palabra de Dios. Habíanpuesto su fe en los sacerdotes, y no en Dios. Por lo tanto obede-cieron a sus líderes humanos antes que a la Ley de Dios. Lossacerdotes judíos habían entrenado a la gente a honrar al sacerdo-cio por encima de las Escrituras. La gente había sido entrenada aseguir al hombre ungido en vez de seguir la Verdad de la Palabra.

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LOS SACERDOTES

Como resultado escogieron la imagen del pecado en vez de laimagen de Dios.

Pero espere... no tenía la gente que obedecer a los sacer-dotes? Sí, pero los sacerdotes habían tomado la autoridad que per-tenece solamente a la Palabra Escrita (logos) de Dios. Jesús dijo,“Tu palabra (logos) es verdad.” (Juan 17:17) Nunca dijo, “Elsacerdote es verdad.” Nunca dijo, “Pedro es verdad.” Nunca dijo,“Los apóstoles son verdad.” Nunca dijo, “La profecía es verdad.”

Los profetas debían hablar, pero los demás tenían que juz-gar sus palabras. La Biblia dice, “Asimismo, los profetas hablendos o tres, y los demás juzguen.” (1 Cor. 14:29) Y en otro lugarleemos, “No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; rete-ned lo bueno.” (1 Tes. 5:20-21) ¿“Juzgar” en base de qué?¿“Examinar” en base de qué? ¿Por qué no debían de creer laspalabras de profecía sin antes juzgarlas y examinarlas? Porque esmuy posible que la profecía venga mezclada con prejuicios perso-nales, y por lo tanto, es necesario compararla con las Escrituras.

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Los sacerdotes estabanbajo la Ley.

La Ley no estababajo los sacerdotes.

Hay una diferencia entre la autoridad de las mismasEscrituras y la autoridad de cualquier hombre o profeta que hasido ordenado por las Escrituras para ministrar. Hay dos nivelesde autoridad aquí: un nivel superior (la Palabra Escrita de Dios) yun nivel inferior (los hombres que han sido ordenados y ungidospara ministrar). Los sacerdotes no habían creado las Escrituras; alcontrario, la Ley de Dios había creado el sacerdocio. LasEscrituras son infalibles, pero los sacerdotes no.

La Ley de Dios había ordenado a esos sacerdotes, y partede su responsabilidad había sido la de enseñar la Ley al pueblo.Leemos en Ezequiel 44:21,23: “Y ninguno de los sacerdotesbeberá vino cuando hubieren de entrar en el atrio interior... Yenseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo pro-fano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio.”Los sacerdotes y los levitas habían de enseñar la Ley de Dios alpueblo para que el mismo pueblo pudiera discernir y escoger lascosas correctas. Pero los sacerdotes se habían “predicado a sí mis-mos”, es decir, habían entrenado a la gente a mirar hacia los mis-mos sacerdotes para sus decisiones, no a la Palabra de Dios. Lossacerdotes habían robado para sí la autoridad de la Palabra deDios.

Ahora Pilato estaba pidiendo al pueblo que decidiera: ¡ydecidir entre dos cosas tan contrarias! Por un lado estaba un peca-dor horrible, y por el otro estaba un hombre de perfecta justicia.La decisión correcta nos parece obvia, pero el pueblo judío habíasido entrenado a seguir a ciegas las palabras de los sacerdotes envez de seguir la verdad de las Escrituras. Por eso escogieron laimagen del pecado (Barrabás) en vez de la imagen de Dios(Jesús).

La autoridad de los sacerdotes había hecho inválida laautoridad de las Escrituras. (Véase Mateo 15:6.) Los sacerdoteshabían entrenado al pueblo a obedecerles a ELLOS en vez de laPalabra de Dios. Las veces que suceda tal cosa, la imagen de Diosperecerá en la tierra, y los asesinos andarán libres.

Por esto Pablo dijo, “Porque no nos predicamos a nosotrosmismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestrossiervos por amor de Jesús.” (2 Cor.4:5.) Pablo no quería ser minis-tro de ceguera.

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El Nuevo Testamento revela varias técnicas por medio delas cuales los fariseos y saduceos se habían colocado en el lugarde la autoridad de las Escrituras. Podemos estudiar siete de ellasen el libro de Mateo, capítulo 23. Lamentablemente, se están uti-lizando todas estas técnicas en las iglesias cristianas de nuestrostiempos. Vamos a examinarlas en orden.

La primera cosa que destruye la autoridad de la Escrituraes la desobediencia a ella de parte de los sacerdotes.

Leemos, “Diciendo:Sobre la cátedra deMoisés se sentaron los

escribas y los Fariseos: Asíque, todo lo que os dije-

ren que guardéis,guardadlo y hacedlo;

mas no hagáis confor-me a sus obras: porque

dicen, y no hacen. Por-que atan cargas pesa-

das y difíciles de lle-var, y las ponen sobre

los hombros de los hom-bres; mas ni aun con su

dedo las quieren mover.”(Mateo 23:2-4.)

Los mismos fari-seos no obedecían los

requisitos de la Ley de Dios. Ellos enseñaban desde la alta posiciónde “la cátedra de Moisés”, y ataban requisitos muy estrictos de laLey al pueblo, pero sus propias vidas reflejaban una falta de obe-diencia a esa misma Ley. Como resultado, estaban realmentediciendo a la gente que ellos (los fariseos) estaban ARRIBA de laLey. La Ley no fue honrada como autoridad máxima. Esto es comoun padre que manda a su hijo a quedarse fuera del taller, y almismo tiempo el padre entra en el taller. El niño entiende que supadre está ARRIBA del mandato que hizo. De esta manera la auto-ridad de la Escritura es minada y socavada cuando los hombres quela enseñan no la obedecen diligentemente.

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La segunda cosa que alza la autoridad de los hombres ydisminuye la autoridad de la Escritura es el predicador que atraela atención a sí mismo por medio del uso de títulos, ropa distinti-va y asientos designados. Mateo 23:5-10dice: “Antes, hacen todas sus obras paraser vistos por los hombres; pues ensan-chan sus filacterias, y extiendenlos flecos de sus man-tos; Y aman los pri-meros asientos enlas cenas, y lasprimeras sillas enlas sinagogas; Ylas salutacionesen las plazas, yque los hom-bres los llamenRabí, Rabí. Perovosotros no que-ráis que os llamenRabí; porque uno esvuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Y nollaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestroPadre, el cual está en los cielos. Ni seáis llamados maestros; por-que uno es vuestro Maestro, el Cristo.”

Cuando el pastor trata de impresionar a las ovejas con suapariencia exterior, está glorificando su propia imagen y declaran-do su propia autoridad. Cuando trata de sentarse en lugares pro-minentes, se percibirá como poseyendo más autoridad. Noten queen una sala de tribunal, los jueces siempre se sientan arriba de losdemás y muchas veces llevan ropa distintiva que refleja su digni-dad y autoridad. Pero Jesús prohibió a sus discípulos utilizar talessímbolos de autoridad. Cristo mismo no usaba ropa distintiva. Suúnico “manto” de autoridad era la pureza de su comportamiento.

En los versículos ya citados, Jesús recalcó especialmenteel efecto malo de utilizar títulos religiosos. El prohibió el uso detres tipos de títulos porque todos éstos están efectivamente adop-tando los títulos que pertenecen a Dios el Padre y a Cristo Jesús.

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#1

Mi éxito

Hoy vemos a muchos ministros que quieren que la gente les llame“Padre” o “Pastor” o “Reverendo” o “Anciano” o “Doctor”, o aun“Profeta” o “Apóstol”. Aunque es verdad que Dios ha establecidoapóstoles, profetas y pastores en la iglesia, notemos la diferenciaentre el trabajo y el título. Para que no estemos robando la autori-dad que pertenece solamente a la Palabra de Dios en la congrega-ción, necesitamos mostrar MAS honor a la Palabra misma que alos hombres que predican la Palabra. Con esto no quiero decir quele demos títulos grandiosos a la Palabra, como decir: “Leamos dela Palabra honrada, venerada, totalmente inspirada y gloriosa enesta mañana.” Es suficiente simplemente obedecer la admoniciónde Jesús de no llamar a los discípulos con títulos que reflejan suspuestos de autoridad. Jesús dijo que no es correcto que uno de susdiscípulos se exalte o se distinga por medios tan mundanos comoel uso de títulos y ropa especial. De acuerdo con los versículoscitados, una persona pueda SER realmente un rabí, pero la genteno debe llamarlo “Rabí”. El uso de títulos nunca aumenta la auto-ridad de las Escrituras que se predican; solamente exalta la auto-ridad del predicador mismo. Los apóstoles se identificaron como“apóstoles” en sus escritos, pero fueron llamados “hermanos” porlos demás (Heb. 13:23, 1 Pedro 5:12, 2 Pedro 3:15).

El uso de títulos y vestidura impresionante son solamentedos modos de exaltarse a sí mismo. Otras maneras en que el pre-dicador se exalta sobre la Palabra incluye: jactarse de sus conoci-mientos y preparación (o falta de preparación); empequeñecer elconocimiento de otros; constantemente llegar a conclusionesbasadas en “el griego” o “el hebreo” o “la tradición hebrea” (lascuales no pueden verificar los oyentes); jactarse de grandes mila-gros o sanidades; hablar constantemente de uno mismo; mencio-nar muchas veces sus propios dones espirituales; decir que susenseñanzas son revelaciones especiales que se debe aceptar sinreflexionar; amenazar a los que no estén de acuerdo y aun mal-decirles con profecías de ruina por el “pecado” de juzgarlo.

La tercera cosa que exalta la autoridad del predicador ybaja la autoridad de la Escritura es establecer una estructura mun-dana de autoridad en la iglesia. La Biblia dice: “Ni seáis llamadosmaestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. El que es elmayor de vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se ensalzare,

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será humillado; y el que se humillare,será ensalzado. (Mateo 23: 10-12.)Aquí dijo Jesús, “El que es el mayor

de vosotros, sea vuestro siervo.” ¿Qué es un “siervo”? ¿Uno queda órdenes? ¿Uno que hace las decisiones ejecutivas? ¿Uno quecastiga toda desobediencia? Al contrario, los “siervos” no tienenautoridad sobre la gente a quien sirven. PIENSE usted en eso.

Los fariseos estaban exaltándose por medio de sus títulosy forma de vestir a una posición de autoridad que sentaría másbien con gobernantes seculares que con siervos humildes. LasEscrituras dicen: “Mas quiero que sepáis, que Cristo es la cabezade todo varón; y el varón es la cabeza de la mujer; y Dios la cabe-za de Cristo.” (1 Cor.11:3.) No dice que la cabeza de cada hom-bre es el sacerdote o el pastor o el anciano.

El “pecado” presunto de Martín Lutero fue que se opuso ala estructura de autoridad no bíblica de la iglesia de Roma. LaReforma fue un regreso a la creencia que la autoridad de lasEscrituras es más que la autoridad de cualquier ministro. Todos losministros de Cristo tienen que ser fieles en enseñar las palabras deCristo. Si las palabras y la vida del ministro no representan correc-tamente al Señor Jesús, ese ministro no tiene autoridad espiritual.Si la vida y las palabras del ministro son realmente justas, esa jus-ticia fluirá como un río para bendecir y servir a otros. De estemodo es un “siervo”. No es un señor o jefe sobre los demás. “Nocomo teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sinosiendo ejemplos de la grey.” (1 Pedro 5:3.) Cuando Jesús lavó lospies de sus discípulos, estaba ilustrando la verdadera maneraespiritual de dirigir a los demás. La iglesia está constantemente

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Autoridad mundana

amenazada por ministros altivos y hermanos inmaduros cuyamadurez espiritual no es suficiente para entender esto.

Cada hombre que ha creído en Cristo está directamentebajo la autoridad de su Señor. Ha sido injertado en la vid verdade-ra. Es un hijo de Dios, no hijo de algún sacerdote o pastor. El cre-yente es responsable directamente a Cristo para obedecer laPalabra, y Dios le mandará varias personas para mostrarle elcamino. Unos le enseñarán la Palabra. Otros le enseñarán la dili-gencia. Otros le mostrarán el gozo. Otros le enseñarán la pacien-cia. Ningún solo hombre u organización le enseñará todo. ElEspíritu le enseñará por medio de muchos factores e influencias.El creyente está obligado a obedecer la Palabra del Señor que sele enseña, pero no está bajo obligación alguna para obedecer“nuevas revelaciones” o tradiciones o caprichos de los hombres yorganizaciones. No se le puede reprender o disciplinar cuando susacciones no están en violación de la Palabra de Jesús.

En la iglesia primitiva, se reconocían hombres de buen tes-timonio y sabiduría como “obispos” o “diáconos”. Pero en estostiempos modernos existen cientos de grupos religiosos que otor-gan “autoridad” religiosa, y además, hay miles de otros individuosque se declaran “autoridades” porque supuestamente han sido“ungidos” por el Espíritu. Ninguno de estos supuestos “apóstoles”y “profetas” y “pastores” tiene autoridad cual ninguna si no moranen ellos el verdadero mensaje de Jesucristo y la verdadera justicia,que es la obediencia a su Palabra. El mensaje genuino y las accio-nes realmente justas SON el equipo que se necesita para servir aotros en el nombre de Jesús, y estas dos cosas indican la presen-cia del Espíritu Santo. Cualquiera “autoridad” religiosa que care-ce del mensaje de los apóstoles y las acciones justas de un siervoverdadero, es un pretendiente que está guiado por otro espíritu, noel Espíritu Santo.

Dios mira el corazón. La verdadera autoridad fluye de uncorazón íntegro ante Dios. En 1 Timoteo 3:1-7, Pablo describe lascualidades que debe tener un líder de la iglesia. Cualquiera que notenga esta cualidades no es un líder verdadero de la iglesia, aunquediez concilios le hayan comisionado y le hayan dado “autoridad”.

La Biblia dice, “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaosa ellos...” (Heb.13:17), pero esto no significa que el cristiano está

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obligado a obedecer las tradiciones de los hombres. Aquel versí-culo significa que tenemos que obedecer las Escrituras que loslíderes de la iglesia enseñan, no otras doctrinas. Si un pastor ense-ña algo diferente, no tenemos que obedecerle. Jesús mandó a losapóstoles a enseñar “todas las cosas que os he mandado...” (Mateo28:20). El creyente debe entender que se le está exhortando a obe-decer a Dios, no al hombre.

Los pastores y maestros cristianos darán cuenta de lamanera que han manejado las Escrituras, y se les castigará dura-mente por haberse “predicado a sí mismos”, en vez de predicar laPalabra de Cristo. Exaltarse arriba de la autoridad de la Palabra deDios es uno de los pecados más serios.

La cuarta cosa que exalta la autoridad del predicador ybaja la autoridad de la Escritura es enseñar que el

dinero del pueblo de Dios pertenece a los predicado-res. Mateo 23:14 dice: “¡Ay de vos-otros, escribas y Fariseos, hipócritas!porque devoráis las casas de las viu-

das, y como pretexto hacéis largasoraciones: por esto recibiréis

mayor condenación.” Lasrepetidas amenazas de lospredicadores que utilizan

el libro de Malaquías paraacusar a los cristianos de “robar a Dios” porque nole entregan lo que supuestamente “pertenece a

Dios”, están en contraposición completa al

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También soy “avioneta”

porque pusieronlas manos sobre mi.

dos alascola

materialeslivianos

motor

Es imprescindible que una avionetatenga ciertas cualidades:

Un falsono tiene

estascualidades.

silencio de las epístolas del Nuevo Testamento en cuanto al temadel diezmo para los cristianos. La única referencia que hizo Jesúsal diezmo (en Mateo 23:23 y en otro pasaje paralelo en Lucas11:42) fue dicha a los fariseos, quienes realmente estaban bajo laLey de Moisés y tenían que pagar sus diezmos. Los judíos sí tení-an que entregarlos, pero tales requisitos de la Ley de Moisés fue-ron eliminados para los cristianos en Hechos 15: 19-21. De otromodo, los cristianos todavía tendrían que celebrar las fiestas anua-les de los judíos de acuerdo a Lucas 22:8 y Hechos 18:21.

Aquellos predicadores que tratan de aplicar el diezmo a loscristianos porque viene de los tiempos de Abraham (y por lo tanto,dicen que el diezmo no es parte de la Ley de Moisés), deben recor-dar que la circuncisión también proviene de Abraham, no deMoisés. Por lo tanto, si es pecado no diezmar, también sería unpecado no ser circuncidado. Pablo muestra en Gálatas 5:1-6 que nose requiere la circuncisión bajo el nuevo pacto de la sangre de Jesús.

Los predicadores no necesitan usar la Biblia como palan-ca para recibir el dinero de la gente. Cada ministro que deja casaso tierras o ingresos terrenales para hacer la obra del evangelio,recibirá cien veces más en esta vida, según Marcos 10: 29-30. Elobrero es digno de su salario. Dios es el que lo contrató para laobra, y Dios es el que moverá los corazones de los hombres pararecompensarlo. Si un ministro cree que necesita más dinero, debedecirselo a DIOS. Debe llevar el asunto a su patrón, no a las ove-jas. El ministro que está torciendo las Escrituras para obtener eldiezmo, está honrándose a sí mismo más que al verdadero mensa-je del evangelio. Dios no va a honrarlo a él. Jesús nunca recibiólos diezmos, y sus siervos no son más que el maestro. No hay nin-guna referencia que dice que Pedro o algún líder de la iglesia pri-mitiva recibía diezmos.

La quinta cosa que eleva la autoridad del predicador ybaja la autoridad de la Escritura, es predicar las tradiciones huma-nas en vez de la Palabra de Dios: esto es, predicar acerca de valo-res que para los HOMBRES son espirituales o santos, pero acer-ca de los cuales la Escritura guarda silencio. Jesús dijo: “¡Ay devosotros, guías ciegos! que decís: Si alguno jura por el templo, noes nada; pero alguno jura por el oro del templo, es deudor.¡Insensatos y ciegos! porque ¿cuál es mayor, el oro, o el templo

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que santifica al oro? También decís: Si alguno jura por el altar, noes nada; pero si alguno jura por la ofrenda que está sobre él, esdeudor. ¡Necios y ciegos! porque, ¿cuál es mayor, la ofrenda, o elaltar que santifica la ofrenda?” (Mateo 23: 16-19.)

Se menciona el “Jurar por Jehová” en el AntiguoTestamento, pero jurar por distintos objetos (tales como jurar porel templo, por el oro, por el altar, por la tierra, por el cielo, porJerusalén, o por nuestra propia cabeza) habían llegado a practicar-se en los tiempos de Jesús. Una escala no bíblica de valores dejuramentos se había establecido, y unos juramentos obligabanmás a la gente que otros. Jesús rechazó toda la escala (Mateo5:34-37), diciendo que todo esto procedía del mal. Estos valoresno tenían base en la Palabra de Dios.

Ahora nos asombramos de encontrar entre los cristianosotras escalas parecidas de valores espirituales que no tienen basealguna en las palabras de Jesús. Cuántas veces se nos dice que gri-tar “Amén” es de más valor que guardar silencio. Allí es dondeempieza la escala. He oído que se les ridiculiza a los hermanosdesde el púlpito porque sus gritos o aplausos o cantos no son sufi-cientemente exuberantes. No existe ninguna base en el NuevoTestamento para estos juicios. Esta escala de “virtudes” no bíbli-cas incluye varios niveles de sonidos y movimientos, y termina enestados inconscientes o desmayados. Muchas manifestacionesraras son ensalzadas y magnificadas en algunas congregacionescomo “la obra del Espíritu”. ¿QUIEN DICE que estas manifesta-ciones son la “obra del Espíritu”? Ciertamente el NuevoTestamento no lo dice. Les diré QUIEN lo está diciendo: los hom-bres que “se predican a sí mismos” y no se contentan con predi-car la Palabra de nuestro Señor Jesucristo.

El Espíritu genuino de Dios fue enviado para enseñarnoslas Palabras de Jesucristo, no para introducir nuevos sistemas devalores. Escuchamos que la gente se goza porque “el hermano secayó para atrás y pegó la cabeza en la banca, y no se hizo ningúndaño” o “el hermano le pegaba a un bote volteado de galletascomo tambor, y las galletas no se tiraron”. Ambos son ejemplosverídicos que he oído mencionar como “obras del Espíritu”. Elreirse sin control por dos horas pronto es superado por estar“pegado al piso” por 4 horas. El “tumbar a la gente de un soplo”

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recibe algún “valor” en las mentes de la gente que han aceptadoen sus corazones una escala de valores que no estáen la Biblia. Ahora lo único que necesitamos es un

Libro de Records (como el deGuinness) para registrar el

“progreso” de la iglesia.

Se alaban a lospredicadores que puedencausar tales “manifestacionesespirituales” como muy “llenosdel Espíritu”. Bajo la influencia deestos “sacerdotes”, la gente está escogiendoparecerse a Barrabás en vez de a Cristo. En realidad, mientrasgatean por el piso, están escogiendo representar la imagen de“todo animal que se arrastra sobre la tierra” en vez de la imagende verdadera justicia. Con razón la gente escogió a Barrabás: susmentes habían sido cegadas por seguir a sus dirigentes ciegos.

La Palabra de Dios es disminuida en autoridad a la medi-da que las gentes añaden cosas nuevas y buscan valores y “virtu-des” que no se mencionan en las Escrituras. Los fariseos habíancreado toda una nueva escala de “valores” no bíblicos que elloshabían añadido a los mandamientos de Moisés. La iglesia haríabien si no imitara los malos ejemplos de los fariseos. En vez deseguir nuevos vientos de tradiciones humanas que se proclamanser “del Espíritu”, debemos buscar la manera de imprimir sobrenuestras almas la imagen de nuestro Señor que vemos en las pági-nas de la Biblia. “Aprended de mí, que soy manso y humilde decorazón...” (Mateo 11:29.)

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El

Nuevo

Mover

Algunos defienden todas las manifestaciones ininteligi-bles porque dicen, “No son prohibidas en la Biblia.” Pero la Bibliasí las prohibe. En 1 Corintios 14: 18-33, Pablo dice que las mani-festaciones incomprensibles (como hablar en lenguas) no se per-miten en las reuniones públicas a no ser que haya interpretación,para traer edificación a la congregación (y no solamente al indivi-duo). Pablo dice que estas manifestaciones deben estar bajo con-trol para que no haya confusión. Dijo por el Espíritu: “Y si no hayintérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios.”(1 Cor.14:28.) Se requiere un intérprete para explicar cualquieraconducta incomprensible, para que todos puedan ser edificados.

En un concurso carnal de belleza tal vez oigamos comen-tarios como, “¡Mira la belleza de esa!” o “¡Mira como caminaaquella!” Cuando la gente está comentando acerca de las aparien-cias de las personas, y cómo se movieron, y quién corrió alrede-dor de la sala de reunión, hemos dejado de escoger la imagen deDios (virtud y carácter) y hemos escogido a Barrabás (falta dedominio propio).

El Espíritu Santo vino a glorificar al Hijo. Dios es glorifi-cado cuando la gente SE PORTA COMO SU HIJO, no cuando seporta como atletas o reptiles. ¿Corría Jesús? ¿Se sacudía? ¿Se reíaa carcajadas? QUIEN DICE que estas manifestaciones glorificanal Hijo? Los que se predican a sí mismos.

La sexta cosa que exalta la autoridad del predicador y dis-minuye la autoridad de la Escritura, es dar gran importancia adoctrinas de menos importancia en la Biblia. “¡Ay de vosotros,escribas y Fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y eleneldo y el comino, y dejasteis lo que es lo más grave de la ley, esa saber, el juicio y la misericordia y la fe: esto era menester hacer,y no dejar lo otro. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, mas tra-gáis el camello!” (Mateo 23:23-24.)

Unos ejemplos de colar los mosquitos son evidentes: dargran importancia a observar “días santos”; considerar unos lugaresmás “sagrados” que otros; disputar sobre el modo exacto de cele-brar la Santa Cena; criticar a los que no oran en la posición correc-ta; y muchas otras cosas menores que no menciona el NuevoTestamento como virtudes de Cristo ni pecados de la carne. Unministro fiel de Jesucristo predicará la Palabra y requerirá la

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obediencia a ella.No acusará a lagente de rebeldíaporque no partici-pan en ritos o tra-diciones o progra-mas de la iglesia.

Cuando sele da gran impor-tancia a doctrinasde poca importan-cia, se distorsionael mensaje com-pleto de la Biblia.Por ejemplo, mi-ren la cara huma-na: cada una de lasfacciones (ojos,nariz, boca) debe tener su tamaño normal. Cuando una cosa chicatoma proporciones inmensas, resulta un monstruo, como unaoreja que mide 30 centímetros de largo. Los “días santos” y los“programas de edificar templos” son opcionales. Pero todo lo quemanda Cristo no es opcional. Cuando los predicadores no hacenesta distinción, están desfigurando la verdadera doctrina delNuevo Testamento. Los predicadores se están “predicando a símismos” cuando dan gran importancia a cosas pequeñas que ellosmismos agregaron a la Palabra de Cristo.

La séptima cosa que alza la autoridad del predicador ybaja la autoridad de las Escrituras es dar gran importancia a lasapariencias externas y poca importancia a los asuntos del corazón.“¡Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque limpiáislo de fuera del vaso y del plato; pero por dentro estáis llenos derobo y de injusticia. ¡Fariseo ciego, limpia primero lo de dentrodel vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio! ¡Ayde vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque sois semejan-tes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se mues-tran hermosos, mas de dentro están llenos de huesos de muertos yde toda inmundicia. Así también vosotros de fuera, a la verdad,

Esta foto se distorsionópor medios electrónicos.La distorsión no glorifica

a Jesucristo.

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os mostráis justos a los hombres; pero por dentro, estáis llenos dehipocresía e iniquidad.” (Mateo 23: 25-28.)

La Biblia exhorta a los cristianos: “Así que, hermanos, osruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuer-pos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestroculto racional.” (Rom. 12:1.) Y en otro lugar, dijo Jesús que nues-tra adoración ya no se ofrecería en Jerusalén ni sobre otra monta-ña especial, sino “en Espíritu y en Verdad”, porque Dios desea quela gente lo adore en Espíritu y Verdad (Juan 4:23).

En el Antiguo Testamento, la adoración era celebrada enciertos días, en ciertos lugares, por ciertas personas, con ciertosritos. Toda la adoración era externa: sacrificios externos de san-gre, altares externos, sacerdotes externos, lavamientos externos,fiestas externas, manifestaciones externas de alabanza (tales comoel cantar, las trompetas, los címbalos resonantes), y movimientosexternos tales como la danza o el mecer la ofrenda. En el NuevoTestamento encontramos lo que el Señor llama “la adoración enEspíritu y verdad”. Hay una diferencia ENORME entre estos dostipos de adoración.

“La adoración en Espíritu y verdad” es lo que ocurre,minuto tras minuto, en el creyente cuya vida es un sacrificiovivo. Nuestra adoración verdadera incluye tener pensamientospuros, hablar palabras sanas, hacer servicio útil para otros, tenercompasión, perdonar a otros, hablar con Dios, y en cada cosa quehacemos, DEMOSTRAR las virtudes de Jesucristo. Esto es loque agrada a Dios y lo que es nuestro “culto” ante Dios. Nuestroculto no es algo externo que se HACE parte del tiempo, sino algointerior que el cristiano ES todo el tiempo. Nuestro culto no con-siste en practicar ritos que son símbolos de Jesucristo. Más bienconsiste en SER gente que refleja la mansedumbre, pureza y sabi-duría de Jesucristo. Esto es el verdadero culto que glorifica al Hijoy que agrada a Dios el Padre. Esto es la verdadera adoración queel Espíritu Santo vino a enseñarnos.

La “alabanza y adoración” que Dios desea no consiste encantar palabras memorizadas, compuestas por algún compositorprofesional y publicadas en un libro, acompañadas de hermosamúsica del piano. Tampoco es la inundación emocional que undirector de alabanza, igualmente profesional, sabe sacar de una

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multitud. Más bien, nuestra alabanza debe ser el derramamientocontinuo de un corazón agradecido, el cual también puede llamar-se “canciones espirituales, cantando y alabando al Señor en vues-tros corazones” (Efesios 5:19). Nuestra “alabanza” debe ser elhablar continuamente de las maravillas de Dios durante todas lashoras que estamos despiertos, sin contaminarse con la inmundiciade quejas, mentiras, chismes o palabras de la televisión.

La “alabanza y adoración” que Dios desea no viene de ritosexternos, sino fluye continuamente del corazón. Sería de ayudatomar una concordancia y estudiar todas las referencias en el NuevoTestamento a las palabras “alabanza”, “adoración” y “culto”. Ustedencontrará que ni la vida personal de Jesús ni la enseñanza de losapóstoles apoya la idea de que Dios quiere la supuesta “alabanza yadoración” que se dice que fluyen de reuniones públicas que con-tienen música hermosa y exhibiciones impresionantes de “culto”.

Es “legalismo” volver atrás a las formas y tipos del AntiguoTestamento. Es un error serio enseñar que debemos seguir los pro-cedimientos de culto del libro de los Salmos. Esos procedimientosexternos no son enseñados en el Nuevo Testamento, como tampo-co las fiestas judaicas. Si vamos a seguir los procedimientos delAntiguo Testamento en nuestra adoración, estamos siendo infielesa la NUEVA adoración que Jesucristo y el Espíritu Santo vinierona enseñarnos. Aunque se le llame “el nuevo mover del Espíritu”, loque es realmente es un mover legalista hacia atrás al culto externodel Antiguo Testamento. El Espíritu Santo no se mueve hacia atrás.La adoración “en Espíritu y verdad” tiene que ver con ser unsacrificio vivo todo el tiempo.

Sería mejor llamar las reuniones públicas de la iglesia “ser-vicios de edificación” o “servicios de evangelización” que “servi-cios de culto”. El Nuevo Testamento dice que una reunión públicaes para edificar a los asistentes y que debemos hacer todo para edi-ficación: “¿Qué hay pues, hermanos? Cuando os juntáis, cada unode vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revela-ción, tiene interpretación: hágase todo para edificación.” (1 Cor.14:26.) El cantar salmos, la lectura de la Escritura, la predicación,los testimonios, la palabra profética, el partimiento de pan, lascolectas, las oraciones – todas las cosas se hacen para edificar elespíritu, alma y cuerpo de la gente. Dios está presente y se agrada

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cuando la gente se edifica en la verdad. Sin embargo, la verdadera “alabanza y adoración” en la

que se complace Dios, son las VIDAS agradecidas de su puebloen el transcurso de las actividades de cada día. Mientras VIVENlos creyentes juntos en armonía, están adorando a Dios unidos yungidos. Nuestro ministerio a Dios (es decir, el olor fragante quesomos para Dios) se logra cada momento de toda la semana cuan-do andamos en amor y nuestras VIDAS son “sacrificios vivos”.Pero nuestro ministerio a los demás cristianos se logra solamentedurante los tiempos relativamente cortos que estamos juntos ennuestro diario vivir o en las reuniones cristianas.

Jesús indicó que los fariseos no estaban viviendo unaVIDA llena del Espíritu y amor por dentro. Su servicio a Diosconsistía en solamente hechos externos de “culto”. Hoy vemoseste tipo de adoración externa en las vidas de aquellos cuyas vidasno son “sacrificios vivos”. Tal adoración externa es hipócrita y noaceptable a Dios cuando no refleja la vida interior. Imagínese atoda la gente religiosa que apaga sus televisores inmundos para iral templo a “adorar a Dios”. Eso no es adorar en Espíritu y ver-dad. Eso es adorar en “sepulcros blanqueados” y “con levadura”.

Una vez más, como en el tiempo del gobernador Pilato, se

Ya es tiempo de ir al culto de

“alabanza y adoración”.Voy a apagar esto.

“Este pueblo con los labios me honra, mas

su corazón lejosestá de mí.”

Marcos 7:620

nos está ofreciendo escoger entre Jesús y Barrabás. Por un lado está la verdad. Dios desea que tengamos ver-

dad y virtud en nuestro hombre interior. Esto es adoración verda-dera, y es una fragancia agradable a Dios. Esta adoración verda-dera es como la persona de Jesucristo por un lado de Pilato.

Por el otro lado está la falsedad. Las religiones hipócritastienen emplastados sus ritos externos (que se llaman “culto” y“adoración”) encima de una mente inmunda y una vida mundana.Este tipo de religión es como Barrabás por el otro lado de Pilato.

Amigo, ¿cuál escogerá usted? ¿Puede ver la diferencia?Guárdese de no tener la mente cegada por seguir a los líderes reli-giosos quienes enseñan muchas maneras externas de “alabanza yadoración” y tratan de convencerle que tales ritos agradan a Dios.Es mejor seguir el nuevo pacto de nuestro Señor Jesucristo, no lastradiciones del antiguo pacto.

La Fe y La Incredulidad

La Biblia dice que Jesús no pudo hacer muchos milagros enciertos lugares por causa de la “incredulidad” de la gente. ¿En quéconsistía su incredulidad? Ciertamente la palabra “incredulidad”no quiere decir “no creer nada” en el sentido que un objeto inani-mado como una roca pudiera describirse como teniendo “incredu-lidad”. No, una roca o un árbol no puede tener “incredulidad” por-que ni siquiera tienen la capacidad de creer. La palabra “increduli-dad” significa el creer ALGO, pero creer algo equivocado.

Los judíos creían en Dios, pero también creían en un com-puesto grande de tradiciones y costumbres, muchos de los cualeseran contrarios a la Ley escrita de Dios. Adicionalmente, creían enlo que sus líderes humanos decían más que en lo que estaba escri-to en la Ley de Moisés y los profetas. Ellos habían sido enseñadosa creer en las palabras de los hombres. La Biblia describe tal femal colocada como “incredulidad”.

La verdadera fe viene de la verdadera palabra de Dios. “Lue-go la fe es por el oir; y el oir por la palabra de Dios.” (Rom 10:17.)

La incredulidad también viene de palabras: palabras falsas.La “incredulidad” viene de creer las palabras que se hablan afavor de imágenes fundidas o de los líderes humanos o de las

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riquezas o de nosotros mismos. Los predicadores que “se predi-can a sí mismos” son predicadores de incredulidad. Sus oyentesponen su fe en otras cosas, posiblemente cosas emocionantes,pero no en las palabras de Jesús.

Jesús prometió enviar a su Espíritu Santo para guiar a susdiscípulos a toda la verdad. En el Día de Pentecostés, los 120 cre-yentes fueron bautizados en el Espíritu Santo. Esta unción pode-rosa capacitó a Pedro a predicar un mensaje estrictamente bíblicopor medio del cual miles de personas creyeron en el SeñorJesucristo. También en el Día de Pentecostés ocurrió un nuevofenómeno que se llamaba “lenguas”. Este fenómeno seguía suce-diendo a través de la historia de la iglesia primitiva como se regis-tró en el libro de los Hechos. También se menciona en la primeraepístola de Pablo a los Corintios, capítulos 12, 13 y 14, juntamen-te con unas reglas para su uso correcto. Este fenómeno de “len-guas” es bíblico, y nuestra enseñanza acerca de ello tiene que serde acuerdo a las Escrituras.

¿Ha cesado el fenómeno de “lenguas”? En 1 Cor. 13:8 lee-mos lo siguiente: “El amor nunca deja de ser: pero las profecíasse acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.” Algunosusan este versículo para enseñar que el fenómeno de “lenguas” yase acabó. Pero no dice que “ya se acabó” (tiempo pasado). Dice“se acabará” (tiempo futuro). No hay ninguna indicación en laBiblia que el fenómeno de “lenguas” haya cesado.

¿Comprueba el siguiente versículo que las “lenguas”hayan cesado? Lean con cuidado: “Porque en parte conocemos, yen parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces loque es en parte se acabará.” (1 Cor 13:9-10.) Noten que el con-texto aquí no nos permite decir que “lo perfecto” significa el“Nuevo Testamento”, como enseñan algunos. ¿QUIEN DICE quelas palabras “lo perfecto” están refiriéndose al NuevoTestamento? Seguramente la Biblia no lo dice.

¿Ve usted el problema aquí? La gente que dice que las“lenguas” no son para la iglesia de hoy, están basándose sobre lamisma base que los que dicen que todas las manifestacionesabsurdas y confusas sí son para la iglesia de hoy. Ninguno de ellostiene una base sólida sobre las Escrituras. La Biblia no admite quelas “lenguas” hayan cesado, y la Biblia tampoco admite que los

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otros estados de conciencia alterada sean obras del Espíritu Santo.Cada obra del Espíritu tiene que manifestar (esto es, mag-

nificar) la persona del Señor Jesucristo. Cualquier acción rara yfuera de orden fracasa en cuanto a glorificar la persona justa y purade Jesús. ¿Qué de las “lenguas”? ¿No son también cosas raras yfuera de orden? Pablo no pensaba así. El hablaba en “lenguas” másque los demás (1 Cor.14:18). Pedro no pensaba así tampoco. Sinembargo, la enseñanza de Pablo acerca de las “lenguas” (en 1 Cor.14) muestra que el uso de “lenguas” pueda realmente causar con-fusión si no se hace “decentemente y con orden”. Por eso Pablo nohablaba “lenguas” cuando iba a causar una distracción.

Se requiere que el uso de “lenguas” sea gobernado por lasreglas de ese capítulo (1 Corintios 14). Cualquier espíritu que pre-tende ser el Espíritu Santo, pero que no obedece la Palabra deDios en cuanto al uso de “lenguas”, está declarándose ser lo querealmente es: un espíritu falso. El don de “lenguas”, usado correc-tamente, era para la edificación de la iglesia y recibía la aproba-ción de los apóstoles. El único problema con las “lenguas” (enaquel tiempo y todavía ahora) resulta cuando no se gobiernan porlas Escrituras del Nuevo Testamento. Cuando los dirigentes de laiglesia rehusan obedecer las Escrituras, permitiendo que las “len-guas” sean expresadas en público sin la interpretación correspon-diente, ellos están diciendo a la congregación: “No me sujeto a lasEscrituras porque mi autoridad es más grande que las Escrituras.”

En el caso de orar por los enfermos, seguramente el NuevoTestamento se expresa claramente en cuanto a la oración de fe co-mo un medio poderoso para combatir la enfermedad. Véase Santia-go 5:14-15. ¿QUIEN DICE que estas prácticas ya no son válidas?La Biblia ciertamente no lo dice. Seguramente, cualquiera que digaque no debemos orar por los enfermos no quiere decir que debemosaceptar las enfermedades. ¿Qué quiere decir? ¿Que debemos ir a losdoctores? Que cada cristiano decida si Jesús enviaba a los enfermosa los doctores o no, o si los apóstoles los enviaban a los doctores ono, o si la enseñanza clara de Santiago 5:14-15, dice que debemosllevar a los enfermos al doctor. Es muy difícil encontrar una solapersona en toda la Biblia (ambos testamentos) que fue sanado pormedio de los doctores, pero hay literalmente docenas de ejemplosen ambos testamentos de los que fueron sanados directamente por

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Dios. No es pecado ir al doctor, pero el Nuevo Testamento mues-tra un camino muy superior para vencer la enfermedad.

Es triste ver que por un lado la gente usa la autoridadhumana para AÑADIR nuevas prácticas a la vida cristiana, mien-tras que por el otro lado, la gente está usando la autoridad huma-na para QUITAR prácticas cristianas que fueron de bendición enlos tiempos del Nuevo Testamento.

La única manera de ser fiel al Señor Jesús es ser fiel a suspalabras. Que el Señor nos capacite para honrar sus palabras, yenseñar esas palabras a otros. Que nos ayude a no ser ministros deceguera. La predicación de la Palabra de Cristo da luz. La predi-cación de nosotros mismos trae ceguera.

¿Hubiera seguido usted a los sacerdotes y la multitud quegritaban, “Suéltanos a Barrabás, y crucifica a Jesús”? La únicamanera de no ser cegado es no seguir a los ciegos. En cambio,sigamos la Palabra de Dios. Hay que basar cada pensamiento ycada motivo y cada acción sobre las palabras de Jesús y los após-toles que están grabadas en la Biblia. Léalas como si su vidadependiera de aquello. Realmente así es.

Si los cristianos son tan crédulos que creen que los minis-tros de manifestaciones ridículas están “moviéndose en el Espíritu”,va a ser muy fácil para el anticristo engañarlos, porque él va a poderhacer milagros impresionantes y bajar fuego del cielo.

Pero la Palabra de Dios es nuestra defensa segura. ElEspíritu Santo fue enviado desde el Cielo para enseñarnos a PEN-SAR y entender las palabras de Cristo, no para guiarnos a seguira los guías ciegos. “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, al cualel Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, yos recordará todas las cosas que os he dicho.” (Juan 14:26)

Oir la Palabra de Dios y obedecerla causó el avivamientodel libro de los Hechos, y también causará el avivamiento en estosúltimos días.

Este libro es gratis,y puede ser copiado para distribución gratuita. No puede ser vendido. Nopuede ser publicado en forma parcial o total en ningún libro o revista por elcual se cobra una tarifa. Favor de dejar esta nota en todas las copias. Gracias.

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