porto goncalves territorialidades y lucha

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    Territorialidades y luchapor el territorio

    en América LatinaGeografía de los movimientos sociales

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    Territorialidades y lucha por el territorio en América Latina   ● 5

    Carlos Walter Porto-Gonçalves

    Territorialidades y luchapor el territorio

    en América LatinaGeografía de los movimientos sociales

    en América Latina 

    Instituto Venezolano de Ciencia y Tecnología

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    Carlos Walter Porto-Gonçalves

     Territorialidades y lucha por el territorio en América Latina.

    Geografía de los movimientos sociales en América Latina.

    Prólogo de Edgardo Lander.

    Traducción

    José Quintero Weir.

    Editado por el Instituto Venezolano de Ciencia y Tecnología (IVIC)

    Escuela de Letras-LUZ

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    Presentación

    Es motivo de satisfacción para nosotros poder presentar elprimer volumen de nuestra Colección Lecturas Emancipadoras,la que tiene por meta entregar a nuestros estudiantes una selec-ción de textos y documentos que, consideramos fundamentalespara el estudio y comprensión de nuestro proceso geo-históricoy cultural latinoamericano, así como las condiciones de nuestradependencia y colonialidad pero, sobre todo, las posibilidadesde consolidación de las luchas sociales de nuestros pueblos enfunción de nuestra autonomía e independencia.

    Se trata de antologías con las que intentaremos abarcartodas las áreas y disciplinas académicas, así como textos poco

    conocidos o no reeditados y de difícil acceso, traducciones demateriales de trascendental importancia para la formación denuestros estudiantes.

    En este sentido, hemos querido comenzar nuestras Lec-turas Emancipadoras con una antología de los más importantesartículos del geógrafo brasileño Carlos Walter Porto-Gonçalves,no sólo por la importancia y actualidad que su pensamiento tienepara la comprensión de las luchas sociales de América Latina el

    que, además, ha forjado en el mayor rigor académico y consus-tanciado con la participación efectiva en las luchas sociales allado de las comunidades seringueiras1* de la selva amazónica yde dirigentes sociales como el internacionalmente reconocido ydesaparecido Chico Mendes.

    Así, hemos seleccionado algunos de sus trabajos en losque plantea entre muchas cosas una razón fundamental: no haycultura sin territorio , de tal manera que, todo proceso histórico

    corresponde al mismo tiempo a un proceso de territorializaciónen el que las comunidades construyen y deenden su espacio. Eneste sentido, la conguración del mundo por parte de los pueblosen su proceso histórico está sujeta al desarrollo de territorialida-

    1* En portugués, las palabras caucho y seringueira se reeren a especies distintas. La serin-gueira es el árbol al que se corta namente su piel para extraer la savia que se transforma-rá en goma elástica. El árbol se queda en pie. El caucho, en cambio, es un árbol distinto,al que se tumba completo y de una sola vez y, de su tallo, se hace la goma elástica. La

    seringueira permite que los extractores permanezcan viviendo en su sitio de extracción. Deeste modo, el seringueiro se territorializa mientras que el cauchero se va más adelante, de-rrumbando nuevos árboles. El primero es sedentario o, como mínimo, semi-sedentario, entanto que el cauchero es nómada. El primero vive del bosque, el segundo, de su derrumbe.Son, por lo tanto, completamente distintos el seringueiro y el cauchero. (Nota del Autor)

      * Hemos querido mantener a lo largo de esta selección el término original, respetando nosólo el vocablo por sus implicaciones lingüísticas sino, sobre todo, por el proceso cultural ypolítico que el mismo ha adquirido en la lucha de estas comunidades del Brasil. NT.

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    des que así, generan formas de ver y entender el mundo que lesson propias y, por tanto, generando su propia racionalidad.

    Esperamos pues, que este y los números por venir,cumplan con el cometido que nos anima: contribuir a elevar elespíritu crítico de nuestros estudiantes como camino verdaderoa su propia emancipación y a su aporte en la emancipación detodos.

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    Prólogo

    Los señores y poseedores de la naturaleza

    Edgardo Lander

    ...tan distintamente como conocemos losdiversos misterios de nuestros articios,

     podríamos emplearlos de la misma manera en todos los usos para los cualesson propios y así, nos convierte enseñores y poseedores de la naturaleza.

    Descartes

    El lector tiene en sus manos una estimulante colección deensayos de Carlos Walter Porto-Gonçalvez que constituyen unvalioso aporte al debate político conceptual contemporáneo en

     búsqueda de alternativas al pensamiento hegemónico, colonial-eurocéntrico y sus pretensiones universalistas. Ponen estostextos particular énfasis en las formas como se están pensando/viviendo otras concepciones/prácticas de las territorialidades enlas luchas populares en América Latina. Son textos que abarcandesde una aguda reexión crítica a los supuestos y condiciones

     básicas del conocimiento hegemónico de la sociedad moderna,pasando por una reconceptualización del espacio y del territorio ,hasta una exploración de las implicaciones directamente políticasde estas reformulaciones criticas.

    En esta presentación sólo se destacarán algunos de lostemas y propuestas centrales de la rica diversidad de asuntosque el autor aborda en esta colección de ensayos. En particular,interesa destacar aquí la pertinencia de estas propuestas teóricas

    y políticas para dos asuntos críticamente pendientes en la coyun-tura venezolana actual: el modelo de sociedad que se construyey sus relaciones insostenibles con la llamada “naturaleza”, eindisolublemente asociado a lo anterior, el estado actual de losderechos de los pueblos indígenas en el país.

    Un primer aspecto que hay que destacar de los análisis

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    críticos que recorren estos ensayos es el énfasis en que la actualcrisis del patrón civilizatorio occidental, que se fue imponiendo

    en el sistema mundo colonial-moderno a lo largo de los últimoscinco siglos, debe entenderse como la crisis de un modo de co-nocer. No son posibles alternativas a esta civilización sin saberesotros , alternativos.

    Considera que el paradigma de conocimiento hegemónicose caracteriza por ser dualista y dicotomizante.

    Este pensamiento moderno europeo, hoy en crisis, en su

     búsqueda de una verdad objetiva distinguió objetos “clarosy denidos”, retiró al sujeto de la relación que así, desdefuera, por el método cientíco, esto es, racional, develaríalos misterios de la naturaleza para dominarla mejor. Así,se erige todo un conjunto de categorías dualistas propiasdel pensamiento moderno europeo -naturaleza y cultura;sujeto y objeto; materia y espíritu; cuerpo y mente; razón yemoción; individuo y sociedad; ser y pensamiento...

    Este dualismo dicotómico tiene trascendentes impli-caciones. No se trata sólo de dicotomías sino igualmente derelaciones jerárquicas que establecen la primacía de uno de lospolos de la dualidad sobre el otro. Algunas de estas dicotomías,como las que se formulan entre tiempo y espacio , son de especialinterés para aproximarse a las “territorialidades y lucha por elterritorio en América Latina”, temas centrales que atraviesanestos ensayos.

    Hay en la tradición hegemónica del pensamiento europeooccidental una supremacía del tiempo en relación al espa-cio, sobre todo, en la moderna-colonialidad. El progreso es,casi siempre, algo que se da en cuanto cambio cualitativoen el tiempo, de allí que pueda decirse que aquel puebloo aquella región es atrasado(a) o adelantado(a), como sihubiese un reloj o, más precisamente, un cronómetro cul-tural. No sólo Europa ocupa el panteón de la civilizaciónfrente a los otros pueblos y regiones que viven más cercadel estado de naturaleza en el continuum ya aludido, sinotambién, el progreso está en un polo activo -Europa, losEstados Unidos, Japón- de donde se expande, a lo largodel tiempo, hacia los otros lugares que así, son pasivos.

    Hasta la misma utopía es un no-lugar, o mejor, es un lu-gar imaginario que es en otro tiempo mejor que nuestrotiempo, lejos de nuestro espacio del aquí-y-ahora.

    Time is Money (tiempo es dinero), una de las máximas cen-trales de una sociedad mercantil que se instituyó a partirdel Renacimiento -es sólo una más de las indicaciones dela sobrevaloración, en esta sociedad, del tiempo sobre elespacio. A n de cuentas, no se dice Space is Money (espacioes dinero), más sin embargo, sabemos que no siendo la

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    riqueza reductible a su expresión simbólica -el dinero- laconstitución de la sociedad mercantil europea implicó,

    desde el inicio, la conexión con otros mundos de vidade donde provenía la materia tangible (oro, plata, porejemplo).

    Al asumirse una dualidad radical entre cultura y naturaleza ,la llamada naturaleza queda en lo fundamental fuera del campode mirada de las ciencias sociales.

    Dejar fuera a la naturaleza tiene enormes consecuenciaspara las ciencias sociales, por no decir a la sociedad misma.Finalmente, signicó dejar fuera todo un conjunto de luga-res, regiones y sus pueblos y culturas que se forjaron a partirde múltiples matrices de racionalidad, contribuyendo así,a la idea de que había una única matriz de racionalidad -laeuropea- que resumía un universo de signicaciones quecomandan en sus prácticas todas las contradicciones delmundo moderno y contemporáneo (Liberalismo-socialismo,

    por ejemplo). Así, la relación capital-trabajo pasó a comandarla dinámica societaria subestimando el signicado de la na-turaleza y la importancia de los pueblos que construían susprácticas y signicaciones en una relación con-la-naturalezay no contra-la-naturaleza.

    A partir de esta constatación, el autor explora cómo desdeotras concepciones del espacio y del territorio es posible, tantofundamentar una perspectiva teórico/epistemológica desdela cual realizar un cuestionamiento radical de la racionalidadhegemónica, como el reconocimiento de vitales espacios de resis-tencia y de construcción de alternativas en las luchas popularesactuales en el continente, especialmente campesinas, de pueblosindígenas y afrodescendientes.

    El espacio geográco y el territorio se colocan así, comoconceptos claves para la comprensión de los complejos

    procesos que ahora ponen en crisis el mundo moderno-colonial hasta porque son conceptos que históricamenteestán ligados a ese mundo que los creó. En n, una de lascuestiones centrales que se presentan en nuestros días habladel respeto, exactamente, a las nuevas grafías en la tierra,a los nuevos límites territoriales y, como la denición delímites es la propia esencia de la política, es toda la cuestiónde los protagonistas lo que está en juego. Así, se impone lanecesidad de des-sustantivar al espacio geográco puesto

    que, casi siempre, es visto como una realidad objetiva ex-terior a la sociedad.

    ...la geogracidad va más allá de las condiciones naturales,como es aceptado en las ciencias sociales. Con certeza, lanaturaleza forma parte de la materialidad que constituyeel espacio geográco. Y aquí no se admite una distinción,

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    tan cara al pensamiento dualista dicotomizante, entre lomaterial y lo simbólico. Consideramos, al contrario, que los

    hombres y mujeres sólo se apropian de aquello que tienesentido; sólo se apropian de aquello a lo que atribuyen unasignicación y, así, toda apropiación material es, al mismotiempo, simbólica.

    Sociedad y territorio, podemos ver, son indisociables. Todasociedad al constituirse lo hace constituyendo su espacio, suhábitat, su territorio. Al contrario del pensamiento disyun-tivo que opera por dicotomías, como quiere hacer creer elaún hegemónico pensamiento eurocéntrico moderno, no

    tenemos primero a la sociedad (o el espacio) y despuésel espacio (o la sociedad) -sociedad y espacio. En verdad,sociedad es espacio, ante todo, porque es constituida porhombres y mujeres de carne y hueso que en su materialidadcorporal no puede prescindir del agua, de la tierra, del aire ydel fuego. El hecho de que los hombres y mujeres serán seresque hacen historia y cultura, los animales simbólicos queson, no los hace dejar de ser materia viva. Toda apropiaciónmaterial es, al mismo tiempo, y no antes ni después, simbó-

    lica. Finalmente, no nos apropiamos de nada que no tengasentido, que no tenga signicado. El concepto de territoriopensado más allá de los dualismos nos obliga a abandonaruno de los pilares del pensamiento eurocéntrico que es laseparación de sociedad y naturaleza

    Para la construcción del andamiaje de las ciencias socialesla subvaloración del territorio tuvo, como era de esperarse, conse-

    cuencias para el lugar que la geografía ocupó como disciplina:

    La geografía, en cuanto saber que se mantuvo preso alespacio, pagó un precio caro por ello. Por haberse desa-rrollado preocupada por el espacio tuvo que lidiar con larelación de la sociedad con la naturaleza y así, también fuemal reconocida en la división del trabajo cientíco entre lasciencias naturales y las ciencias sociales. El paradigma decienticidad hegemónico heredado exigía ese recorte entrelo natural y lo histórico y hay allí más de una razón paraque la geografía fuese descalicada en la jerarquía del podercientíco. Esta identicación entre lo natural y lo social erasuciente para que se descalicase el conocimiento comoun conocimiento precientíco.

    ..en la geografía del imaginario eurocéntrico no cabe el lu-gar de la naturaleza, donde hasta los mismos pueblos sonsalvajes, cabiendo a Europa el lugar de la cultura. Como en

    el imaginario eurocéntrico hegemónico cabe a la culturadominar la naturaleza la dominación sobre nosotros estaríaplenamente justicada.

    Otra expresión constitutiva de este patrón de conoci-miento hegemónico colonial y eurocéntrico es la separación

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    radical que se establece entre el conocimiento considerado comoválido (el conocimiento cientíco, el conocimiento occidental)

    en oposición con el conocimiento no-cientíco, el conocimientode los “otros” que tendría poco o nada que aportar. No se tratade un mero asunto epistemológico, sino de unas determinadasrelaciones históricas de poder entre los “unos” y los “otros”,relaciones de poder que son un aspecto medular de las luchaspolíticas de nuestros tiempos. En palabras del autor:

    Expliquemos una tesis central que hasta aquí ha estado sub-yacente: los paradigmas no caen del cielo. Los paradigmasson instituidos por sujetos sociales, histórica y geográca-mente situados y, de esta manera, la crisis de este paradigmaes también, la crisis de la sociedad y de los sujetos que losinstituyeron... Ahora, no nos sorprendamos, por lo tanto,cuando vemos emerger nuevos paradigmas y junto a ellos,nuevos sujetos que reivindican un lugar en el mundo.

    Hoy es posible confrontarnos con la emergencia de matricesde otras racionalidades tejidas a partir de otros modos dehacer, pensar y sentir, sea en América Latina, África o Asia;entre segmentos no occidentales de Estados Unidos, Cana-dá y hasta en la misma Europa, con diversas poblacionesindígenas y de afrodescendientes que claman por armarsefrente a un mundo que se creyó superior porque estaba

     basado en un conocimiento cientíco universal (imperial),que colonizó el pensamiento cientíco en todo el mundo,descalicando las otras formas de conocimiento.

    Para el autor, estrechamente asociado con esta construc-ción occidental de la separación del espacio y del territorio,de la separación jerárquica entre cultura y naturaleza, está laconstrucción del imaginario con pretensiones universalistas, (defundamento cristiano) del progreso y el desarrollo. 

    La idea de desarrollo, en cuanto utopía/ ideología integrativade la Modernidad, parece tener un fuerte cuestionamiento,sobre todo después de los años sesenta/ setenta.

    Se inscribe así en el debate una cuestión que se pretendenueva que es la relación sociedad-naturaleza en lo que con-cierne al desarrollo, puesto que a derecha y a izquierda, secreía que desarrollo signicaba salir de la naturaleza y másque eso, dominarla, instrumentalizándola, reduciéndola

    al estatuto de recurso, que como se sabe es un medio paraalcanzar un n.

    La idea de desarrollo presenta una íntima relación conla de Geografía Política. Antes que nada, desarrollo pre-supone crecimiento, hasta porque desarrollarse signicades-envolverse, lo que implica abrir, quebrar, romper lo

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    que está envuelto. Fuertemente inuenciado por la herenciacristiana que permea el pensamiento occidental, la idea de

    desarrollo se reviste de una pretensión universalista, en estesentido, pretende redimir (salvar) los pueblos a través de suconversión a los patrones de desarrollo europeos.

    Vimos como el Progreso- Desarrollo pasó a constituirse enuno de los pilares del llamado Mundo Moderno y, tambiéncomo el Estado Nacional se volvió su forma geográcapolítica por excelencia.

    Señala el autor que a partir de las décadas de los 60 y los 70del siglo pasado, se produce un “punto de inexión/bifurcación”y las ideas de desarrollo y crecimiento sin límite comienzan a“demostrarse insostenibles”. La idea del desarrollo sustentableaparece como parte del reconocimiento de la necesidad de cam-

     bios en “las creencias y valores” de la sociedad para lograr lasobrevivencia de la vida en el planeta. Sin embargo, el desarrollo

    y la apuesta a la posibilidad de un crecimiento sin límites estánprofundamente arraigadas aún en propuestas teórico concep-tuales que se asumen como críticas:

    La idea de Desarrollo Sustentable (...) intenta recuperar elDesarrollo como categoría capaz de integrar los desiguales(y los diferentes) en torno de un futuro común (y no deun futuro en comunidad o un futuro en comunión). Esodemuestra en sí mismo que puede haber más continuidadque ruptura de paradigmas en el proceso en curso. Indicaría,por otro lado, que el Desarrollo, además de una idea muestralas dicultades de reproducción fuera de ella. De ahí lo deSustentable. Debemos buscar comprender la emergencia deesa idea, en términos analíticos, en las tensiones/luchas poratribuir sentido a la vida social inscriptas en el seno de unaorganización social que ya no se sustenta.

    Las nociones de progreso y de desarrollo están estrechamen-te articuladas con unas formas de entender la tecnología, o lasfuerzas productivas y su papel en la sociedad moderna. Cuan-do la “naturaleza” es entendida como un “otro” radicalmenteexterno, como cosa , como un objeto , puede ser sometida con elpropósito de satisfacer unas ilimitadas “necesidades” humanas.En esta visión de fundamento positivista la tecnología de la

    sociedad moderna avanza en una dirección lineal ascendentehacia la abundancia material que haría posible la superacióndel reino de la necesidad.

    El peso que se le ha dado al cuestionamiento de los patro-nes cientíco-tecnológicos en la critica al capitalismo ha uctua-

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    do mucho durante los dos últimos siglos. Las interpretacionessobre la supuesta neutralidad de la tecnología en el pensamiento

    socialista y/o marxista han sido objeto se fuertes polémicas. Inclu-so en la obra de Marx hay perspectivas diversas en la evaluacióndel signicado de la tecnología de la sociedad capitalista. Ésta escaracterizada en algunos textos como expresión de las relacionesde dominación/explotación de la sociedad capitalista, en otroscomo expresión del desarrollo lineal, progresivo y ascendentede las fuerzas productivas. En esta segunda perspectiva, la

    tecnología de la sociedad capitalista sería el aporte histórico,la base material que haría posible la sociedad que la sucederáhistóricamente, la sociedad socialista. Sin embargo, como lo de-mostró la experiencia soviética, a partir de los mismos patronescientíco-tecnológicos y de las mismas formas de sometimientode la llamada “naturaleza” no es posible la construcción de unasociedad alternativa.La tecnología que ha producido esta sociedad es

    tan capitalista como lo es su Estado. Hay aquí un muy problemáticopunto ciego, un límite severo en buena parte de la critica marxistaa la sociedad capitalista. La tecnología no es un hecho neutro, espor el contrario, constitutiva de las relaciones sociales de poderhistóricas en las cuales se produce, y con ello parte fundamentalde la dinámica reproductora y legitimadora de esta sociedad.Esas relaciones de poder no desaparecen con los cambios en lasrelaciones de propiedad sobre estas tecnologías.2

    El autor formula críticamente las relaciones entre técnica/tecnología y poder, concibiendo la tecnología como constitutivade las relaciones sociales:

    ...relaciones técnicas son inmanentes a las relaciones socialesy de poder y no algo que se hace al lado o desde afuera deestas relaciones.

    ...la técnica se inscribe en el centro de las relaciones socialesde poder, no pudiendo ser encarada como un Deus ex Machi-na , como una instancia separada del contexto socio-históricoque la crea. No es fortuito, por lo tanto, que la Primera Re-volución Industrial que instituyó la maquino-factura, hayatenido la resistencia del Movimiento Luddista, que quebrabalas máquinas, ya que les retiraba el poder y el empleo. LaSegunda Revolución Industrial, seguida por el Taylorismo,también encontró gran resistencia entre los trabajadores...

    Siendo así, toda Revolución Tecnológica es también partede un proceso de revolución en las relaciones sociales depoder. Destaquemos que la Revolución Tecnológica no

    2 Ver: Edgardo Lander, Contribución a la crítica del marxismo realmente existente. Verdad,ciencia y tecnología, Fundación Editorial El Perro y la Rana, Caracas, 2008.

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    es causa o consecuencia de la revolución en las relacionessociales y sí parte constitutiva de las propias relaciones

    sociales y de poder. 

    La tecnología de la sociedad capitalista expresa la conan-za omnipotente en las posibilidades del control creciente sobrela naturaleza y el crecimiento material sin límites. Es la formaen que se relaciona con la “naturaleza” una sociedad que tienefe ciega en el progreso.

    La producción de riquezas no tiene límites en el interior deese orden imaginario Moderno, no estamos delante de un juego de suma cero, donde para que uno gane el otro tieneque perder. Ahora, en la Modernidad, la capacidad técnico-cientíca de dominar la naturaleza permite una producciónilimitada de riquezas donde todos pueden ganar. A eso sele llama Desarrollo.

    Mismo la crítica de Karl Marx al capitalismo, no es unacrítica al desarrollo de las fuerzas productivas. Marx es

    rigurosamente hablando, un clásico de la Modernidad,tal como Adam Smith, David Ricardo y John Stuart Mill...para quedarnos solamente entre los que van a ser conocidoscomo economistas.

    Luchas por el territorio en América Latina

    El autor enfatiza que lo está en juego cuando se habla deterritorios, son “modos distintos de apropiarse de la tierra pormedio de culturas diferentes y, de este modo, estamos hablandode distintas territorialidades.” Argumenta que muchas de lasprincipales luchas populares que se dan hoy en el continente nopueden ser comprendidas sin reconocer la centralidad que enéstas tiene la dimensión territorial. Son luchas de movimientosindígenas, de afrodescendientes y de campesinos -como la delMST- cuyo potencial emancipatorio no puede ser reconocido “sipermanecemos prisioneros de categorías analíticas pensadas apartir de una realidad especíca como Europa, por más que noshayamos habituado con el eurocentrismo a la idea de un pensa-miento universal y así, válido en cualquier circunstancia.”

    ... en estas resistencias, r-existencias, las epistemes y elterritorio (donde la cuestión de la tierra tiene un lugar cen-tral) ganan una enorme importancia, no sólo por el lugar

    que el orden moderno-colonial nos destinó en la divisióninternacional del trabajo, sino también por el signicado dela naturaleza para la reproducción de cualquier sociedad,formas que el antropocentrismo eurocéntrico cree que laciencia y la técnica pueden dominar.

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    En estos conictos territoriales vienen cumpliendo un papeldestacado las matrices de racionalidad campesinas, además

    de aquellas fundadas en civilizaciones otras, tanto de pue- blos originarios como de afrodescendientes.

    En las diferentes luchas analizadas en estos ensayos estáclaramente presente la contraposición de racionalidades diferen-tes, de concepciones divergentes de la propiedad, de nocionesconfrontadas de la territorialidad. En la medida en que avanzala frontera de la ocupación/apropiación capitalista en grandesextensiones territoriales previamente ocupadas por poblacio-nes indígenas, afrodescendientes, campesinos o seringueiros , seproduce un proceso equivalente al del cercamiento de las tierras,

     bosques y aguas de uso común, compartido (the commons) talcomo ocurrió durante la revolución industrial en el Reino Unido.Con la privatización de aquello que es de uso compartido, con lamercantilización de la “naturaleza”, se socavan las condiciones

    de vida de las poblaciones afectadas. En estas condiciones lalucha por la preservación del territorio es al mismo tiempo porla defensa de la propia cultura de estos pueblos y comunidades.En palabras de Chico Mendes: no hay defensa de la selva sin ladefensa de los pueblos de la selva.

    Estas áreas son ocupadas por pueblos invisibilizados, mu-chos de los cuales están aquí hace más de 12 mil años, alcontrario de lo que arma la ideología de los conquistadores

    que nombra como vacíos demográcos y desiertos las áreasque quieren someter. Sólo la colonialidad del pensamientohegemónico puede ignorar el conocimiento tejido por estosdiferentes pueblos en esta milenaria historia.

    La oposición a estos procesos de despojo está creciente-mente articulada no sólo en términos de resistencia al despla-zamiento de sus tierras, sino igualmente en la defensa/creación

    de otros patrones de ocupación territorial. Se expresan en estasluchas nociones radicalmente divergentes de las concepcionesde “naturaleza”, “recursos”, “tierra” y “propiedad” que carac-terizan al eurocentrismo colonial del liberalismo.

     Es fundamental que prestemos atención a estas nuevasterritorialidades que están potencialmente inscritas entreestos diferentes protagonistas, y que se movilizan con/

    contra los sujetos y las conformaciones territoriales que allíestán en crisis, intentando identicar sus posibilidades ysus límites emancipatorios. Hay nuevas conictividadessobre-imponiéndose a las antiguas. En esta imbricación detemporalidades distintas la cuestión del territorio se explicacon la crisis del Estado.

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    En esta tensión de territorialidades, lo colectivo/comunita-rio se coloca casi siempre contrario a la exclusividad de la

    propiedad privada que, siendo espacio de uso exclusivo y,ya por ello, de exclusión, es la base del espacio mutuamenteexcluyente, de la soberanía absoluta que subyace al conceptode territorio en las matrices hegemónicas del pensamientomoderno-colonial. Así, es preciso que superemos la lógicadicotómica, la lógica del esto o aquello y, denitivamente,aceptemos las lógicas relacionales, plurales y que nos apun-tan hacia territorialidades de otro tipo.

    No se trata, argumenta el autor, de una simple oposición binaria entre dos modelos estáticos del territorio, ni de “reicarninguna conformación territorial a priori sea cual fuera. ...másque la idealización de cualquier territorialidad es preciso veri-car las relaciones que las conforman.”

    ...los territorios no son substancias ahistóricas... siempreinventados y, como tales, los realizan concretamente su-

     jetos históricos que los instituyen. Por lo tanto, hay queconsiderar al territorio y sus sujetos instituyentes y así, esfundamental que desnaturalicemos este concepto.

    Las actuales confrontaciones político-sociales en torno alos territorios y enfrentamientos entre concepciones divergentesdel territorio no son, de modo alguno, fenómenos que ocurrenexclusivamente en el mundo rural, indígena o campesino, sino

    igualmente en los ámbitos urbanos y suburbanos, un asuntofundamental en vista de que es éste hoy un continente mayori-tariamente urbano. Crecientemente, la urbe latinoamericana secaracteriza por formas de segregación espacial en los cuales seconstituyen patrones divergentes de territorialidad.

    Es común que en estas aglomeraciones suburbanas sereproduzcan barrios de las comunidades campesinas e indíge-

    nas de origen, donde las relaciones de parentesco conformancomunidades de vecinos. Son ruralidades que se reinventan enlos espacios suburbanos, fundamentales en la reterritorializaciónde estas poblaciones. Redes de empleo informal, mutuales parala construcción de casas y familias ampliadas, conforman de estamanera, redes de socialización primarias que cuentan hasta conun sistema de salud sui generis , el médico de familia...

    En estas mismas ciudades, sin embargo, vemos un contra-urbanismo de espacios cerrados de Shopping centres y decondominios cerrados de las clases medias y burguesas. Launidad de estas ciudades se mantiene por medio de domina-ciones sociales y de poder injustas que se agravan, aún más,

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    con la crisis de las relaciones tradicionales de dominacióncon la implantación de las políticas de ajuste estructural y

    el supra-nacionalismo constitucionalista.

    La contribución de Carlos Walter Porto-Gonçalveza debates pendientes en Venezuela hoy

    Estos textos constituyen valiosos aportes particularmentepertinentes para abordar dos asuntos críticos del proceso decambio que hoy vive Venezuela: 1) La respuesta que se le da a losretos planteados por los límites del planeta y la urgencia de otrospatrones civilizatorios alternativos a la lógica depredadora de lasociedad industrial del progreso, y; 2) La situación actual de lospueblos indígenas que viven en el territorio venezolano.

    A propósito de lo primero es necesario preguntarse, ¿esposible un proceso de transformación profunda de la sociedadpetrolera/rentista venezolana, capaz de dar cuenta de los retos

    urgentes que nos plantean hoy los reconocidos límites delplaneta, sobre la base de la ampliación de la dependencia dela explotación de hidrocarburos? ¿En qué dirección camina-mos si después de 10 años del proceso bolivariano, en el año2008 los hidrocarburos representaron el 93% del valor total delas exportaciones del país? ¿Es posible la construcción de unasociedad alternativa sobre la base del imaginario de Venezuela

    como potencia energética mundial? ¿Sobre la base de los planesde expansión masiva de la explotación de los crudos pesadosde la Faja del Orinoco, y de los yacimientos de gas del Delta delOrinoco y mar afuera frente a la costa de Paria? ¿Será el destinodel Orinoco y su delta similar al vivido por el Lago de Mara-caibo gracias a largas décadas de explotación petrolera? ¿Nadahemos aprendido de los devastadores efectos que tuvo el cierredel Caño Mánamo sobre las poblaciones Warao del Delta? ¿Esmás importante el carbón que las comunidades indígenas y elagua de la Sierra de Perá?

    Después de prácticamente un siglo, la lógica inercial decultura rentista de esta sociedad petrolera está profundamenteinstalada. Las aspiraciones y demandas que los ciudadanos lehacemos al Estado suponen la existencia de un país rico con unarenta petrolera en permanente expansión. Adicionalmente, como

    señala el autor, en la sociedad capitalista nacemos bajo el régimende producción de subjetividades mercantilmente estimuladas. Los ni-veles de vida de las minorías privilegiadas de este país duranteya muchas décadas han estado alimentados por el petróleo. Laspolíticas sociales de este gobierno, que han contribuido tan sig-

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    nicativamente a la ampliación de los derechos de los sectorespopulares, a mejoras sustantivas en el acceso a la alimentación,

    los servicios de salud y la educación, han sido posibles graciasa un ingreso petrolero no sólo creciente sino que ha estado enproporciones mayores en manos del Estado. Las principalesiniciativas de política exterior, en especial hacia América Latinay el Caribe, como Petrocaribe o diversos programas del ALBA,han sido nanciadas con estos recursos. Resulta por lo tantoextraordinariamente difícil imaginar que esta sociedad pueda

    romper su adicción a esta droga. Se podría descalicar la exi-gencia de asumir este reto como una aspiración utópica alejadade las realidades geopolíticas del mundo contemporáneo.

    Y sin embargo, ya hace algún tiempo que dejó de ser po-sible negar las realidades de la crisis civilizatoria, de los límitesdel planeta, del cambio climático, o el papel de la combustión dehidrocarburos en la generación de gases de efecto invernadero.

    Ya esto no puede ser descalicado como producto del imaginarioaebrado de ambientalistas apocalípticos. En lo esencial inclusoel debate cientíco ha concluido. Sólo la derecha radical, en sudefensa fundamentalista de la plena libertad del mercado poneen duda estas tendencias. Vivimos ante la realidad de estos lí-mites y sus consecuencias en el presente. Se trata de hechos queocurren ante nuestros ojos, no de proyecciones referidas a unfuturo remoto e indeterminado. Una sociedad otra , alternativa ala lógica depredadora/explotadora del capitalismo y del indus-trialismo sólo es posible a partir de un cuestionamiento tantoteórico como práctico del dualismo cultura/naturaleza, de ladogmática fe en el progreso/desarrollo y la conanza ciega en laposibilidad de que las potencias de la ciencia y la tecnología nospermitirían superar el mundo de la necesidad para alcanzar el reinode la libertad. Ha sido este el intento no de aprender a convivir

    con, sino de liberarnos del resto de la naturaleza. Estos delirios prometéicos de convertirnos en dueños y señores de la naturaleza noshan conducido a donde estamos. La idea de que Venezuela puedaser un potencia energética mundial3 no representa en este sentidouna ruptura, sino una imposible búsqueda de recuperación delpasado.

    Las contribuciones de Carlos Walter Porto-Gonçalvez son

    igualmente pertinentes para nutrir el urgente e indispensabledebate nacional sobre la situación de los pueblos indígenas en

    3 República Bolivariana de Venezuela. Presidencia. Proyecto Nacional Simón Bolívar. PrimerPlan Socialista. Desarrollo económico y social de la nación 2007-2013. Caracas septiembre2007.

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    el país. Tal como señala Esteban Emilio Mosonyi, (que ha sidoa lo largo de décadas uno de los investigadores más profunda-

    mente conocedor de las lenguas y culturas indígenas, uno de losintelectuales/activistas más consecuentemente comprometidoscon la defensa de los derechos de dichos pueblos), el proceso

     bolivariano tiene aquí una severa deuda. Esto ocurre a pesar defundamentales conquistas en el terreno jurídico. El contenido dela Constitución del año 1999 que postula una sociedad democráti-ca, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural constituye

    un extraordinario avance en los derechos de los pueblos indíge-nas, tanto en su formulación doctrinaria o conceptual, como enlos contenidos más precisos que aparecen en los sucesivos artí-culos que se reeren a este asunto. El artículo 19 de dicho textoconstitucional expresa en forma categórica una clara ruptura contoda la normativa jurídica pre-existente en el país:

    El Estado reconocerá la existencia de los pueblos y comuni-dades indígenas, su organización social, política y económi-ca, sus culturas, usos y costumbres, idiomas y religiones, asícomo su hábitat y derechos originarios sobre las tierras queancestral y tradicionalmente ocupan y que son necesariaspara desarrollar y garantizar sus formas de vida. Corres-ponderá al Ejecutivo Nacional, con la participación de lospueblos indígenas, demarcar y garantizar el derecho a la pro-piedad colectiva de sus tierras, las cuales serán inalienables,imprescriptibles, inembargables e intransferibles de acuerdocon lo establecido en esta Constitución y en la ley.Estos derechos adquieren mayor precisión en la Ley dedemarcación y garantía del hábitat y Tierras de los pueblosindígenas que entró en vigencia en el año 2001, y en la Leyorgánica de pueblos y comunidades indígenas aprobada por laAsamblea Nacional en el año 2005. Venezuela es rmante oha votado a favor de los principales instrumentos jurídicosinternaciones que tienen incidencia sobre los derechos delos pueblos indígenas: Convención Internacional sobre la Elimi-nación de Todas las Formas de Discriminación Racial; Conveniode Diversidad Biológica; Convenio sobre Pueblos Indígenas yTribales en Países Independientes (Convenio 169 de la OIT), De-claración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas;Declaración sobre los Derechos de las Personas Pertenecientes a

     Minorías. Más recientemente votó a favor de la Declaraciónde las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas aprobada por la Asamblea General de dicha organizaciónen el año 2007.4

    4 De acuerdo al artículo 23 de la Constitución vigente: “Los tratados, pactos y convencionesrelativos a derechos humanos, suscritos y raticados por Venezuela, tienen jerarquía cons-titucional y prevalecen en el orden interno, en la medida en que contengan normas sobre sugoce y ejercicio más favorables a las establecidas en esta Constitución y en las leyes de laRepública, y son de aplicación inmediata y directa por los tribunales y demás órganos delPoder Público.”

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    Como queda claro a partir de los textos de Carlos WalterPorto-Gonçalvez, una primera condición de posibilidad para que

    los derechos contemplados en este conjunto de normas jurídicaspuedan hacerse realidad pasa por el efectivo reconocimientode sus territorios.5 Sin ello no será posible para estos pueblos ycomunidades la preservación y pleno despliegue de sus propiasculturas en el contexto de una sociedad caracterizada por laConstitución como multiétnica y pluricultural.

    En la Constitución los derechos territoriales de los pueblos

    indígenas no se formulan como una genérica declaración deprincipios, sino como un compromiso preciso en el tiempo. Deacuerdo a la décimo segunda disposición transitoria de dichotexto:

    La demarcación del hábitat indígena a que se reere elartículo 119 de esta Constitución, se realizará dentro dellapso de dos años contados a partir de la fecha de entrada

    en vigencia de esta Constitución.

    Sin embargo, es poco lo que se ha avanzado en estos diezaños. En palabras de Esteban Emilio Mosonyi:

    En todo caso, la realidad viene siendo una sola: las comuni-dades indígenas, salvo excepciones muy exiguas y hasta dis-cutibles como ocurre en Anzoátegui, aún no han recuperado

    sus tierras. Podrán aducirse atenuantes como cualquier tipode dicultad inherente al proceso demarcativo, a veces lafalta de acuerdo entre indígenas y especialistas, la muy pocapericia de funcionarios con distintas jerarquías para tratartan espinoso problema. Todo esto es verdad en parte, nadielo puede negar. Pero ya ha transcurrido demasiado tiempo,a tal punto que muchos indígenas se han vuelto escépticos,creyendo que nunca se les hará justicia. Esta constatación seagrava cuando dirigimos la mirada hacia otros países con

    habitantes indígenas, constitutivos o no de grandes segmen-tos de las respectivas poblaciones nacionales, por cuanto noes éste un problema esencialmente cuantitativo.6

    5 Sobre esto, la Declaración de las naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indíge-

    nas no deja dudas: “... si los pueblos indígenas controlan los acontecimientos que los afectena ellos y a sus tierras, territorios y recursos podrán mantener y reforzar sus instituciones,culturas y tradiciones y promover su desarrollo de acuerdo con sus aspiraciones y necesida -des...” De acuerdo al artículo 26 de esta declaración: “1. Los pueblos indígenas tienen dere-

    cho a las tierras, territorios y recursos que tradicionalmente han poseído, ocupado, utilizadoo adquirido. 2. Los pueblos indígenas tienen derecho a poseer, utilizar, desarrollar y controlarlas tierras, territorios y recursos que poseen en razón de la propiedad tradicional u otro tipotradicional de ocupación o utilización, así como aquellos que hayan adquirido de otra forma.3. Los Estados asegurarán el reconocimiento y protección jurídicos de esas tierras, territoriosy recursos. Dicho reconocimiento respetará debidamente las costumbres, las tradiciones y lossistemas de tenencia de la la tierra de los pueblos indígenas de que se trate.”

    6 “Balance general de los diez años del proceso bolivariano: pueblos indígenas. Un recono-

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    ...el aparente proyecto de reivindicación total, duradera eintercultural de nuestro mundo indígena no ha pasado de

    ser hasta el presente una suerte de “efecto carnada” paraembellecer la Constitución. Insistimos en que sin la solu-ción medianamente equitativa del problema de las tierrasindígenas, es imposible desarrollar un trabajo serio porqueseguiría faltando lo principal e imprescindible. También, porotro lado, parecía haber poca voluntad política consistentey cónsona con los hermosos planteamientos constitucio-nales, especialmente en lo referente a las DisposicionesTransitorias en que se dramatiza su urgencia. Si apartamos

    a los propios indígenas y a sus aliados más conspicuos, elresto del estamento político, de arriba hacia abajo y de abajohacia arriba, así como nuestra casi siempre apática opiniónpública, han venido aplazando sine die cualquier acciónseria y denitiva.7

    La carencia de una política pública basada los principiosconstitucionales y demás normas jurídicas vigentes se ha hechoparticularmente evidente en la Sierra de Perá, territorio de lospueblos barí, yukpa, japreria y wayúu:

    En este sector se conjugan todos los males que se han venidoagravando a lo largo de esta década, si bien son de proce-dencia colonial. Como ya existe una abundante literaturaal respecto, principalmente hemerográca y de mensajeselectrónicos, trataremos de resumir los indicadores másrelevantes. Los estudios antropológicos y de otra índole

    -unidos a la memoria colectiva de los pueblos- demuestranque ya desde comienzos del siglo XX los indios peranerosde todas las etnias y de ambos países vienen perdiendo ve-lozmente sus tierras ancestrales, a manos de terratenientes,compañías petroleras, forestales y carboníferas, colonosprocedentes de diversas latitudes. Ahora, las comunida-des o aldeas indígenas están concentradas en minúsculaszonas de refugio aisladas entre sí, indefensas a pesar del

     brío y valentía excepcionales de sus moradores, quienes

    no obstante son pocos y desarmados. En los años másrecientes el problema se agrava con la presencia de gruposarmados colombianos irregulares -es casi indiferente quese trate de guerrilleros, paramilitares, narcotracantes ohampones de cualquier laya- quienes están provocando asu vez la migración hacia la misma serranía de campesinoscolombianos inocentes que llegan en calidad de refugiados.Con tantos actores colectivos presentes en la zona, aun laspocas tierras indígenas y los recursos que atesoran, inclusolos hídricos tan importantes para la ciudad de Maracaibo,

    cimiento histórico con fuertes problemas colaterales”, en Diez años de la revolución boli-variana. Segunda parte, Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales, Caracas,enero-abril, 2009. P. 162.

    7 Op. cit., pp. 163-164.

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    corren el peligro inminente de ser arrebatados, cuando nodestruidos, por completo. Por los informes que poseemos,

    el gobierno colombiano no ha hecho nada para enfrentar elproblema. Pero lo que más nos extraña e indigna es que elpropio gobierno venezolano -nacional y local- esté cometien-do un disparate tras otro y no precisamente en favor de losindígenas sino de las fuerzas que los adversan.8

    No sólo es poco lo que se ha avanzado en el asunto crí-tico de la delimitación de los territorios indígenas sino que ha

    continuado la expansión de las fronteras del “progreso” haciaterritorios que deberían haber sido objeto de delimitación. Laganadería de los terratenientes de Perá, la explotación delcarbón en la misma zona y los planes de explotación del gasen el Delta del Orinoco constituyen una clara violación la LeyOrgánica de pueblos y comunidades indígenas. De acuerdo artículo123 de esta ley:

    Se prohíbe la ejecución de actividades en el hábitat y tie-rras de los pueblos y comunidades indígenas que afectengrave o irreparablemente la integridad cultural, social,económica, ambiental o de cualquier otra índole de dichospueblos o comunidades.

    Del conjunto de tensiones y contradicciones que necesa-riamente caracterizan todo proceso de cambio, pocas son tan

    vitales para el futuro de este proyecto como las referidas al patróncivilizatorio y a los derechos de comunidades y pueblos cuyadigna resistencia después de cinco siglos de colonialismo, tantoibérico como republicano, constituye un testimonio histórico, unllamado a la conciencia colectiva nacional de que otro mundo es,con creciente urgencia, necesario.

    Tengo conanza en que esta colección de ensayos estimule

    debates y confrontaciones sobre estos asuntos críticos. Las rela-ciones de los otros sectores de la sociedad con las resistencias yluchas indígenas no pueden ser vistas fundamentalmente como“solidaridad” con la lucha de los “otros”, o sólo como expresiónde culpa por lo que a nombre propio se le ha hecho y continúahaciendo a otros. Es ésta una lucha propia, lucha de quienesaspiran a la construcción de una sociedad democrática. Lo que

    está en juego es la sociedad a la cual se aspira, y con ello, el futurode la humanidad y de la vida en el planeta.

    8 Op. cit. pp. 164-165.

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    Primera ParteDe Geografías, desarrollo y territorialidades

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    De la geografía a las geo-grafías:

    Un mundo en buscade nuevas territorialidades♣

    ♣ Publicado originalmente en: Ceceña, Ana E., Sader, Emir (2002), La guerra innita: hege-monía y terror mundial , CLACSO, Buenos Aires.

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    “Aquellos que nos veían viviendo futurísticamente en eluniverso virtual de las redes, aquellos que decían que el

    horror vivido ese día ya había sido previsto por los lmesde catástrofes, el día 11 de septiembre (de 2001) estableció;en primer lugar, que aún vivimos y trabajamos en ediciosde hierro, piedra y vidrio, cuya resistencia y desgaste nadatienen que ver con las pantallas y los efectos especiales, yque, cuando caen, caen de hecho” 

     Jacques Rancière

    De Epistemes y de territorios

    Límite entre saberes, límite entre disciplinas, límite entrepaíses. Por todos lados se habla de que los límites ya no son rí-

    gidos, que los entes ya no son “tan claros, distintos y denidos”como recomendara René Descartes (1596-1650). Cada vez másse habla de empresas internacionales, o transnacionales o multi-nacionales, así como se habla de interdisciplinaridad, transdis-ciplinaridad o multidisciplinaridad. En n, por todos lados sonusados los prejos inter , trans o multi indicando que las fronteras,sean epistémicos, sociológicas o geográco-políticas, si es quepodemos separarlas, son más porosas de lo que se creía.

    Con esto entra en crisis toda una tradición inventada porlos europeos desde el Renacimiento con René Descartes, GalileoGalilei (1564-1642), Francis Bacon (1561-1727), Isaac Newton(1643-1727) y Jean Bodin (1530-1596), entre otros nombres, entorno de los cuales se constituyó las bases del conocimientocientíco moderno. Conocimiento moderno este, dicho sea depaso, que se pretende un saber universal y no un saber histórica ygeográcamente situado, esto es, europeo. Diríamos que, escon-

    der la provincia geográca de su origen es la primera condiciónpara presentarlo como un saber que se quiere universal, estoes, aquel que parece no ser de algún lugar, atópico, y que asísurge negando los múltiples saberes locales y regionales cons-truidos a partir de múltiples historias locales y regionales quese desarrollaron hasta 1492 cuando se inicia, entonces, aquelloque el lósofo político estadounidense Immanuel Wallersteindenominara “sistema-mundo”.

    Así, el pensamiento moderno europeo se coloca a sí mismocomo un saber superior en el mismo movimiento que calica atodos los otros saberes como locales, regionales o provincianos.Sabemos cómo este movimiento de colonización del conoci-miento por el pensamiento europeo se construyó en una doble

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    conguración territorial: una interna a los estados territorialesnacientes, en la medida que el otro interno es calicado como

    provinciano, regional o que ni siquiera habla una lengua tenien-do, a lo sumo, un dialecto; y otra externa, en la medida en que laconstitución de la unidad territorial interna se da por la expulsiónde los otros –de los moros en el caso de los dos primeros estadosterritoriales modernos (Portugal y España) o como el encuentrocon el otro externo que va a perder sus diferentes cualidades(aztecas, mayas, guaranis, bantú, ashantis…) para ser llamadospor los europeos por un nombre general –indígena, aborigen,

    lo que los unica a todos.He allí, el momento en que el europeo se descubre blan-

    co para distinguirse del indio y, después, se descubre europeodistinguiéndose de América, inaugurando el llamado NuevoMundo y, asimismo, distinguiéndose del mundo musulmán. Lasregiones geo-culturales del mundo comienzan a diseñarse consus asimetrías características –civilizado y bárbaro (no olvidemosque el bárbaro de antaño –la Europa no romana, bien puede serel civilizado de hoy).

    El pensamiento moderno europeo, poco a poco va a cons-truir una geografía imaginaria, donde las diferentes cualidadesde los distintos pueblos y culturas que luego de 1492, en asimé-trica relación, serán dispuestos en un continuum lineal que va dela naturaleza a la cultura, o mejor, de América y de África, dondeestán los pueblos primitivos más próximos a la naturaleza, a la

    Europa, donde está la cultura, la civilización. Dominar la natu-raleza, sabemos, es el fundamento de la civilización modernaconstruida por los europeos a su imagen y semejanza y, para ello,los pueblos a ser dominados fueron asimilados a la naturaleza,comenzando por considerarlos salvajes, que signica rigurosa-mente, los que son de la selva , luego entonces, son aquellos quedeben ser dominados por la cultura, por el hombre (europeo,

     burgués, blanco y masculino). Se ve, pues, que la invención del

    europeo civilizado es al mismo tiempo la invención del salvaje yasí, la invención de la modernidad es inseparable de la invenciónde la colonialidad.

    “El éxito de la ciencia dio al Estado moderno un modelo legitima-dor en la toma de decisiones ‘racionales’. El descubrimiento de loshechos verdaderos llevaba a tomar las decisiones correctas. En otraspalabras, lo Verdadero conducía al Bien. La racionalidad se convirtióen sinónimo de ‘racionalidad cientíca’ y el conocimiento fue sinó-nimo de ‘conocimiento cientíco’. Otras formas de conocimiento y

    otras apelaciones a la racionalidad, como el conocimiento prácticoagrícola, medicinal o artesanal, fueron considerados de segundacategoría” (Funtowicz y De Marchi, 2000:58).

    La pretendida universalidad del pensamiento modernoeuropeo se fue apropiando del espacio geográco concreto de

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    cada día, lugar de la co-existencia de lo diverso, donde cohabitandiferentes cualidades –animales, plantas, tierra, agua, hombres

    y mujeres de carne y hueso con sus desigualdades sociales y susdiferencias culturales e individuales de humor y de pasiones-hacia una abstracción matemática en la que estas cualidades sonpuestas en suspenso, tal como el pensamiento se separa de lamateria. Es R.D. Laing quien establece que,

    “…esta situación proviene de algo que ocurrió en la conciencia eu-ropea en la época de Galileo y Giordano Bruno. Estos dos hombresson epígonos de dos paradigmas –Bruno, torturado y quemado en

    la hoguera por armar que había un número innito de mundos;y Galileo, al decir que el método cientíco consistía en estudiareste mundo como si en él no hubiese conciencia o criaturas vivas.Galileo llegó a armar que, solamente los fenómenos cuanticableseran admitidos en el dominio de la ciencia. Él do: “Aquello que nopueda ser medido y cuanticado no es cientíco”; y en la cienciaposgalileica esto pasó a signicar: “lo que no puede ser cuanticadono es real”. Esta fue la más profunda corrupción de la concepcióngriega de la naturaleza como  physis , como algo vivo siempre entransformación y nunca divorciado de nosotros. El programa deGalileo nos ofrece un mundo muerto, desvinculado de la visión,de la audición, del paladar, del tacto y del olfato –y unido a esto serelegó la sensibilidad ética y estética, los valores, la calidad, el alma,la conciencia y el espíritu. La experiencia fue lanzada hacia fueradel ámbito del discurso cientíco. Ciertamente, nada modicó tantonuestro mundo en los últimos cuatrocientos años como el audazprograma de Galileo” (R.D. Laing citado por Capra, 1988:108-9).

    Este pensamiento moderno europeo, hoy en crisis, en su búsqueda de una verdad objetiva distinguió objetos “claros ydenidos”, retiró al sujeto9 de la relación que así, desde fuera,por el método cientíco, esto es, racional, develaría los misteriosde la naturaleza para dominarla mejor. Así, se erige todo unconjunto de categorías dualistas propias del pensamiento mo-derno europeo –naturaleza y cultura; sujeto y objeto; materia yespíritu; cuerpo y mente; razón y emoción; individuo y sociedad;

    ser y pensamiento- que, sobre todo luego de Heisemberg con su“principio de incerteza”10 , ya no se sustenta y se ve obligado areconocer que en la Physis, más allá de “leyes de la naturaleza”,orden y causalidad/necesidad, hay también indeterminación aca-so el caos y que, más allá del conocimiento cientíco, existen otrasformas de conocimiento e igualmente, que el conocimiento está

    9 De la misma forma que no considera pertinente sustentar que su conocimiento es igual-mente provinciano –el europeo- como cualquier otro conocimiento es, siempre, históricay geográcamente situado. Decir solamente que los entes están históricamente situados,abre siempre espacio para colocar los diferentes entes que cohabitan el mundo en unaperspectiva evolucionista. Considerar el espacio nos obliga a poner en debate la dimen-sión del poder.

    10 En el que el sujeto interere con el objeto lo mismo que en el interior de las llamadas“ciencias exactas” e independientemente de la ideología del investigador.

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    en lo más mínimo, inscrito en la vida (bios)11 y más aún, que estepensamiento atomístico-individualista (Porto-Gonçalves,1989)

    que opera por dicotomías es más característico de este pensa-miento moderno europeo que del “pensamiento salvaje”, parautilizar la expresión de Lévy Strauss (Lévy-Strauss, 1989).

    “El conocimiento del paradigma emergente tiende así a ser unconocimiento no dualista, un conocimiento que se funda en lasuperación de las distinciones tan familiares y obvias que, hastahace poco, considerábamos insustituibles, tales como, naturaleza /cultura; natural / articial; vivo / inanimado; materia /mente; obser-vador / observado; subjetivo / objetivo; colectivo / individual; animal/ persona. Este relativo colapso de las distinciones dicotómicasrepercute en las disciplinas cientícas sobre las que se fundaron”(de Sousa Santos, 1996:40).

    Expliquemos una tesis central que hasta aquí ha estadosubyacente: los paradigmas no caen del cielo. Los paradigmas soninstituidos por sujetos sociales, histórica y geográcamentesituados y, de esta manera, la crisis de este paradigma es tam-

     bién, la crisis de la sociedad y de los sujetos que los instituyeron(Porto-Gonçalves, 2001b). Ahora, no nos sorprendamos, por lotanto, cuando vemos emerger nuevos paradigmas y junto a ellos,nuevos sujetos que reivindican un lugar en el mundo. Dicho deotra forma, estos sujetos que muchos llaman nuevos, tal vez nolo sean tanto12 , ponen en debate otras cuestiones, otras relacio-nes, ellos(as) tuvieron que forjarse en situaciones asimétricas depoder sin que por ello se anularan y, más que resistir, r-existieron ,se reinventaron en su diferencia, tal como el europeo es tambiénuna invención en la diferencia, aunque en la condición de polodominante en el “sistema-mundo”. Finalmente, desde que se dioeste extraordinario encuentro moderno-colonial (1492), Etiennela Boètie (1530-1563) (Boètie, 1982) diría “mal encuentro”, emergenculturas y pueblos diferentes13 mostrándonos un mundo muchomás diverso de lo que pudo creer la visión colonial eurocéntrica,

    o lo que solamente ve la lógica del capital y no las lógicas dife-rentes de los que a ella se resisten.Hoy es posible confrontarnos con la emergencia de ma-

    trices de otras racionalidades tejidas a partir de otros modos dehacer, pensar y sentir, sea en América Latina, África o Asia; entre

    11 Finalmente, todo ser vivo se caracteriza por su autonomía-dependencia frente al entornode donde extrae su alimento por medio de su conocimiento del mismo, lugar de apertura yfechamiento al mismo tiempo. Así, gusto, tacto, audición, además de la visión, son fuentes

    de conocimiento. El sentido de la visión es tan fuerte en la cultura europea moderna quese dice que un hombre inteligente no es aquel que escucha, sino aquel que “ve más allá”,por lo que de esta manera, es un “hombre de visión”.

    12 Sabemos toda la carga positiva que esta idea de lo nuevo pasó a tener en el contexto delpensamiento moderno europeo. Lo nuevo parece ser bueno por el simple hecho de sernuevo y lo viejo parece ser ruin por el simple hecho de ser viejo. No se entra en el méritode lo que es. Es lo que Humberto Eco llamaría el fundamentalismo de lo nuevo.

    13 Ver película Baraka (1992) dirigida pelo estadunidense Ron Fricke.

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    segmentos no occidentales de Estados Unidos, Canadá y hastaen la misma Europa, con diversas poblaciones indígenas y de

    afrodescendientes que claman por armarse frente a un mundoque se creyó superior porque estaba basado en un conocimien-to cientíco universal (imperial), que colonizó el pensamientocientíco en todo el mundo, descalicando las otras formas deconocimiento.

    Es interesante observar que gran parte de este encuentro(mal encuentro) venía a ser cuestionado a partir de una categoría–la naturaleza- de la cual las ciencias humanas y sociales queda-

    ron apartadas y las ciencias naturales la dividieron y disecaron,poniendo a disposición sus descubrimientos al capital para sumejor ejercicio de la dominación. Igualmente es importanteobservar que, el descubrimiento de las leyes de la naturalezase constituía en un fundamento objetivo que legitimaba sudominación y, de este modo, el orden social (moderno) que deallí emanaba, era un orden natural porque surgía de las leyesde la naturaleza.

    Dejar fuera a la naturaleza tiene enormes consecuenciaspara las ciencias sociales, por no decir a la sociedad misma.Finalmente, signicó dejar fuera todo un conjunto de lugares,regiones y sus pueblos y culturas que se forjaron a partir demúltiples matrices de racionalidad, contribuyendo así, a la ideade que había una única matriz de racionalidad –la europea-que resumía un universo de signicaciones que comandan en

    sus prácticas todas las contradicciones del mundo moderno ycontemporáneo (Liberalismo-socialismo, por ejemplo). Así, larelación capital-trabajo pasó a comandar la dinámica societariasubestimando el signicado de la naturaleza y la importanciade los pueblos que construían sus prácticas y signicacionesen una relación con-la-naturaleza y no contra-la-naturaleza (SergeMoscovici), como la sociedad europea. En la economía, estedebate, por ejemplo, se dio descalicando a los pensadores -

    siócratas porque defendían no sólo que la naturaleza es fuentede riqueza sino también, porque estaban Quesnay (1694-1774),Turgot (1727-1781) y Petit defendiendo a las clases ligadas a laagricultura que, a su vez, estaban condenadas a desaparecer ennombre del progreso de la industria y de la ciencia-técnica (y dela burguesía industrial emergente, por decir lo menos).

    La naturaleza vuelve hoy a ser fuente de intenso debateque pone en jaque este par de categorías dualistas del pensamien-

    to moderno europeo, el cual es, la dicotomía naturaleza-cultura.La división del trabajo cientíco entre las ciencias naturales y lasciencias humanas queda en suspenso cuando el cambio climá-tico global deja de ser un tema exclusivo de geógrafos, físicos ymeteorólogos y se torna objeto de debate político poniendo en

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     jaque la actual matriz energética fosilista vis a vis con el futurode la humanidad y del planeta. Se acrecienta aún más el enor-

    me interés que instituciones de investigación de punta como laNASA, vienen manifestando por elevadísimo índice de aciertoen la previsión del tiempo meteorológico que practican peritos delas poblaciones tradicionales del sertón semi-árido del nordeste

     brasileño, peritos estos que nunca entraron en una escuela formal.La diversidad biológica se vuelve un tema no sólo biológico,casi siempre destinado a los grandes grupos empresariales, sinotambién, tema de interés de aquellas poblaciones que poseen

    conocimientos preciosos sobre especies animales y vegetales yque hoy disputan los derechos de propiedad intelectual o queno se establezcan derechos de propiedad privada sobre la natu-raleza. Como se ve, quedan indenidos no sólo los límites entrelas ciencias pero también entre diferentes modos de conocer, sinque sea ya posible distinguir con tanta certeza el límite entrequien sabe y quien no sabe. Y aquí, sabemos, hay aquellos quehasta admitem que ya no son tan rígidos los límites entre lasdisciplinas cientícas tal cual fueron siendo instituidos al interiordel paradigma hoy en crisis, que hasta admiten que los límites delos estados territoriales ya no son tan absolutos como hasta ahorael moderno pensamiento político europeo admitió, con su ideade soberanía absoluta, correlato del de espacio absoluto, “claroy distinto”, conforme veremos más adelante; por otro lado, noadmiten con el mismo énfasis que no deben ser tan rígidas las

    líneas demarcatorias, los límites entre las diferentes matrices deracionalidad, que precisan dialogar más de cómo han sido hastaahora, jerarquizadas y tratadas como inferiores e incapaces deun pensamiento superior (sea lo que eso signique), como sifueran naturaleza a ser dominada.

    Es interesante observar que la emergencia de estos otrossujetos sociales venidos de tantos lugares y regiones del mundo,se den en una misma época en la que el propio pensamiento

    europeo redescubre, como si fuera un renacer, lósofos preso-cráticos14 como Heráclito, Demócrito, Epicuro, Anaximandroy tantos otros. La memoria es aquí fundamental, no sólo porla proximidad que estos pensadores tienen con estas otrasmatrices de racionalidad hoy emergentes, que cohabitan susespacios con sus dioses, que no distinguen espíritu de materia,naturaleza de cultura, pensamiento de ser (Mangabeira, 2001).Estos pensadores presocráticos no construyeron sistemas losó-

    cos y doctrinarios, como sería característico del buen lósofo

    14 Observemos, sin embargo, que estos pensadores son llamados por el nombre de otropensador que ni siquiera conocieron –Sócrates- y así, son todos conocidos con el nombrede presocráticos, tal como los diferentes pueblos del mundo fueron llamados indígenas oaborígenes.

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    a partir de la crisis de la democracia griega. Al contrario, noslegaron ideas bajo la forma de aforismos y, de este modo, sus

    pensamientos estaban abiertos para que un interlocutor comoellos interactuara. Una dialógica era constituyente de estospensamientos, de estos pensadores, de allí que valoraran tantoal arte de la argumentación.

    Hay otra razón además, para esta aproximación entre losllamados pensadores presocráticos y estas múltiples matrices deracionalidad que emergen a la escena política actual. Se trata,de considerar que ellas comparecen también al debate luego

    de toda una tentativa de expulsarlas de la polis , de retirarles elderecho a un lugar en el mundo. Me explico: fue en la crisis dela democracia griega15  que una determinada razón comenzóa querer armarse no a partir de la  polis , sino sobre la  polis ,distinguiendo la razón verdadera, o saber losóco, del sabermítico o religioso. Aquí el logos , la razón, debe ser conducidacon método y se ve como superior al arte de la argumentación,a la retórica. A partir de aquí, es como si la sabiduría (Sofía)dejase de tener amigos ( lia) en la tierra y sólo nos llegase porlos esfuerzos de algún sabio aislado, libre del trabajo manual yde la vida mundana. De esta manera, la verdad, la razón16 , nohabitaría más entre los hombres y mujeres mortales como enla Ágora , lugar de la democracia, sino que sería traída de fuera,como si fuera ungida por un sabio desde los cielos (Theo-ría)17.Se intentaba allí, expulsar otras hablas, otras razones, para que

    La Razón se impusiese soberana. Hubo hasta un Rey-lósofo quequiso imponer la ley verdadera, porque estaba racionalmenteconstituida como una verdad exterior a la sociedad. Asimismo,el número de habitantes de la polis fue racionalmente calculadopara que la ciudad estuviese de acuerdo con la razón. Es con latentativa de esta razón imperial que se impone que, ser sostao ser retórico pasó a ser visto de modo negativo, a pesar de quesosta deriva de sabiduría (Sofía) y la retórica ser el arte de la

    argumentación, arte del diálogo. Son estos “nuevos bárbaros”,como diría Nietzshe, -zapatistas, seringueiros, indígenas, dis-capacitados, mujeres, ecologistas, migrantes, indocumentados,homosexuales, campesinos, negros, hip hopers , obreros y jóve-nes- que vuelven a la escena política, que reubican el ágora , estoes, el lugar de la política nuevamente en debate. Pero, para que

    15 En una época, se registra, Grecia pertenecía mucho más al mundo oriental que de la

    actual Europa, que no pasaba de ser una península del Asia habitada por bárbaros.16 Es interesante observar cómo en el lenguaje del sentido común, verdad y razón son tér -minos equivalentes. Siempre se debate para saber quien tiene razón, quien está con laverdad. Lo más interesante es que “el dueño de la verdad” es, casi siempre, visto conresabio, lo que indica que tan importante como saber quien está con la razón o quien estácon la verdad es el debate para llegar a la razón y a la verdad. Una vez más retornamosal ágora griega.

    17 Que, en este caso, está mucho más próxima a la Theo-logía.

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    esto se de, es claro, se supone que los interlocutores sean a priori considerados calicados como tal para el debate, que tengan

    derecho al habla, al ágora y, para esto, es preciso admitir que losotros pueden tener razón igual siendo Otros , y que la razón habitaeste mundo, que ella no viene de afuera, sino al contrario, queella se instaura entre los seres mortales que pueblan la Physis.

    Cornelius Castoriadis (Castoriadis, 1982), insistía en queun importante legado que los antiguos griegos nos habían dejadoreside en la idea de que son los propios hombres y mujeres losque crean su propio mundo y, en este magma de signicaciones,

    la razón adquiere un lugar destacado. Se registra que la razónaquí está, siempre, sujeta de la crítica y, por esto y para esto,razón y ágora en tanto locus de este debate, se presuponen. Unarazón fundamental está libre de crítica racional, tal como la ra-zón del Rey-lósofo. Esta es una cuestión que ahora mismo escolocada por los fundamentalismos de distinto orden que nosamenazan por todos lados y a todos (de Mercado, Islámicos,Destinos Maniestos, entre otros).

    En una época como la nuestra, en la que todos los límitesestán siendo puestos en duda, es preciso recuperar la idea deque el límite emana de la polis, de donde viene la política, talcomo nos enseñan los antiguos griegos. Es que polis signicabaoriginariamente, no la ciudad como siempre nos han enseñado,sino el límite, el muro que separa a la ciudad del campo. Sólo enun segundo momento, polis pasó a designar a la ciudad, o sea,

    lo que está contenido dentro de los muros, dentro de los límites.Más, no olvidemos que política es exactamente el arte de denirlos límites18 y, así, para los griegos, polis y política se presuponental como ciudad y ciudadanía.

    Los Estados Territoriales.

    Desde 1648, con la paz de Westfalia, un orden interna-

    cional venía siendo instituido consagrando el Estado territorialcomo forma geográca de organización del poder en las socie-dades modernas y contemporáneas. Dicho sea de paso, en esaépoca aún no era posible hablar del Estado nacional puesto que,el soberano era el monarca que se armaba sobre un espaciodelimitado por fronteras forjadas por medio de alianzas (ca-samientos) y guerras. Soberano era el Príncipe –el Estado- quereinaba sobre un territorio. En esa época aún se creía que los

    Reyes eran Reyes porque estaban ungidos por Dioses (todos conmayúsculas) y, así mismo, porque tenían sangre azul. El Estado

    18 Tiranía cuando uno dene los límites para todos. Oligarquía cuando unos pocos denenlos límites y Democracia cuando todos los ciudadanos denen los límites para todos.

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    Territorial Moderno es una invención genuinamente europea yconstitutiva del mundo moderno-colonial, tiene esa marca origi-

    naria de un Estado que nace como un poderoso instrumento decontrol de la multitud (Negri y Hardt, 2001), conforme veremoscon más detalles más adelante. Destaquemos, por ahora, que estanueva forma de organización del espacio instituida con el Esta-do Territorial Moderno no por casualidad recupera el DerechoRomano y “la idea de que los príncipes y los reyes eran por sílegibus solutos , esto es, exentos de restricciones legales” (Ander-son, 1984:27) y, así, la razón de Estado se coloca por encima de

    los hombres y mujeres comunes, es un derecho que se quiereuniversal, el Romano, se coloca por encima de los derechosconsuetudinarios de las gentes. Tenemos aquí la política sin elágora , la ciudad sin ciudadanía. La Razón de Estado contra los“de abajo”. Regresaremos a esto más adelante.

    Se destaca, además, que el de 1648 es un tratado entre blancos europeos que están pactando entre sí, en Westfalia, unareordenación jurídica de un orden internacional que cambiaráradicalmente con la inundación de metales preciosos que hicie-ron expandir el orden mercantil por el mundo con la explotaciónde la naturaleza –oro, plata, especies varias, así como el azúcarentre otras materias- por medio de la servidumbre indígena yde la esclavitud de los negros venida de América, África y Asia.Era este el Nuevo Mundo. Los principios de Westfalia están aúnhoy presentes, consagrando una moderna-colonialidad donde

    Europa, de un lado, mantenía a América y gran parte del Áfricaal sur del Sahara bajo su dominio colonial y, del otro, el norte deÁfrica y un Oriente que Europa no logrará dominar y que abarcael resto del Mundo Antiguo (Oriente próximo. Oriente Medio yel Extremo Oriente), cuyos límites, dicho sea de paso, pasarona constituir a Europa, siempre preocupada con la amenaza delGran Turco. No es difícil ver aquí la verdadera obsesión de lonuevo que va a caracterizar a Europa (notas 4 y 6).

    Es en el interior de este nuevo “container  de poder”(Giddens, 1989) –los Estados Territoriales Modernos- que lasluchas sociales por la libertad, igualdad y fraternidad tienenlugar en este mundo moderno-colonial. Este orden geográcoy político instituido por los protagonistas que se hacen a sí mis-mos por medio de los Estados Territoriales Nacionales, ganasus contornos más avanzados recientemente con la creación dela Organización de las Naciones Unidas luego de la II Guerra

    Mundial. Es que el nacionalismo expansionista imperialistahabía llevado al mundo a dos guerras en menos de 20 años(1914-1918 y 1939-1945) envolviendo directamente los territoriosde los Estados Nacionales situados en el polo dominante delorden moderno-colonial y, sólo por eso, se entiende que hayan

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    sido llamadas Guerras Mundiales. A partir de aquí se esboza laconguración de una nueva territorialidad que Negri y Hardt

    llamaron del Imperio, que no reconoce ninguna externalidad y,se quiere por tanto, trans-nacional, global y planetaria. A partirde entonces, pasamos a un orden internacional inestable, deconvivencia contradictoria entre sus protagonistas, que se hacena sí mismos por medio de distintos regímenes de producciónterritoriales de poder como los Estados Nacionales, el Imperialis-mo y el Imperio, instaurando un verdadero “caos sistémico”.

    “Se trata de una situación de falta total, aparentemente irreme-

    diable, de organización. Se trata de una situación que surge porhaber una escalada del conicto más allá del límite dentro del cualel mismo despierta poderosas tendencias contrarias, o porque unnuevo conjunto de reglas y normas, sin anularlo, o por una com-

     binación de estas dos circunstancias. En la medida que aumenta elcaos sistémico, la demanda de “orden” –al viejo orden, a un nuevoorden, ¡cualquier orden!- tiende a generalizarse cada vez más entrelos gobernantes, los gobernados, o ambos. Por tanto, cualquierEstado o grupos de Estados que esté en condiciones de atender a

    esta demanda sistémica de orden tiene la oportunidad de tornarsemundialmente hegemónico” (Arrigí, 1994:30). Podemos ver ahora que la conguración geopolítica de la

    llamada Guerra Fría, conformó un determinado régimen de pro-ducción de poder reducido al binomio Capitalismo-Socialismo oEstado y Mercado (un par más de aquellas categorías dualistasque tan bien caracterizan el pensamiento europeo occidental), ni

    de lejos conseguía dar cuenta de las múltiples manifestacionesde deseo de libertad, justicia e igualdad que vemos expandirsey que vienen de la escena política mediante desplazados, refu-giados, migrantes, éstos cada vez en mayor número, o a travésde movimientos sociales que claman por demarcación de susterritorios (campesinos, indígenas, comunidades negras, entreotros); que apuntan hacia otras formas de re-ligazon (de re-ligare)étnica y/o religiosa; otros que apuntan hacia las desigualdades

    sociales, de género o, aún, a todo el cuadro de dilapidación delas condiciones naturales de existencia puestas en riesgo porun poderoso sistema cientíco-técnico-internacional moderno-colonial que, ya mereció de algunos teóricos como U. Beck (Beck,1992), la caracterización de “sociedad de riesgo”19.

    Así, frente a lo que Arrigí llamó “caos sistémico” es precisover algo más que “un Estado o grupo de Estados” que vienena ejercer la hegemonía y sí, ver que cualquier conguración

    19 Riesgos estos, dicho sea de paso, producidos e intensicados por una razón instrumentalque se propone dominar a la naturaleza (Efecto Invernadero, Disminución de la Capade Ozono, Efectos de la Vaca Loca, Disminución de la Diversidad Biológica, Lluvias Áci-das, entre otros, tienen todos en común la contribución decisiva del complejo tecnológicomoderno-colonial)

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    territorial que viene a establecerse en cuanto un determinadoorden sistémico será instituido por protagonistas histórica y

    geográcamente situados, que son estos los que están buscandore-signicar el mundo y así, es toda la cuestión de los límites queestán sobre la mesa. Y, ya lo vimos, límites es la propia naturalezade la política.

    Vimos cómo para los griegos, ciudad y ciudadanía, o polis y política no se excluyen tal como espíritu y materia, y que sonmucho menos nítidos de lo que se creía los límites que separanel logos , la razón, la emoción, de la pasión. De este modo, no

    sólo la división del trabajo cientíco –las diversas disciplinas,por ejemplo- están puestas en jaque, pero también, la relacióndel conocimiento cientíco con otras formas de conocimiento y,en consecuencia, con aquellos que son portadores de estos otrosconocimientos, con todas las implicaciones sociales y políticasen que esta cuestión nos coloca.

    Son los nuevos territorios epistémicos que están tenien-do que ser reinventados juntamente con los nuevos territoriosde existencia material, en n, son nuevas formas de signicarnuestros estar-en el-mundo , de graar la tierra, de inventar nuevasterritorialidades, ultimadamente, de geo-graar.

    Recuperando el espacio geográcopara una teoría social crítica.

    “…la formación de los discursos y la genealogía del saberdeben ser analizadas a partir no de los tipos de concien-cia, de las modalidades de la percepción o de las formasde ideología, sino de las tácticas y estrategias de poder.Tácticas y estrategias que se desdoblan a través de lasimplantaciones, de las distribuciones, de los recortes, delos controles de los territorios, de las organizaciones de do-minios que podrían constituir una especie de geopolítica,

    por donde mis preocupaciones encontrarán los métodosde ustedes (geógrafos). Hay un tema que me gustaríaestudiar en los próximos años: el ejército como matrizde organización y de saber –la necesidad de estudiar lafortaleza, la ‘compañía’, el ‘movimiento’, la colonia, elterritorio. La geografía debe estar bien en el centro de lascosas de las que me ocupo”.

    Michel Foucault

    Hay en la tradición hegemónica del pensamiento europeooccidental una supremacía del tiempo en relación al espacio,sobre todo, en la moderna-colonialidad. El progreso es, casi

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    siempre, algo que se da en cuanto cambio cualitativo en el tiem-po, de allí que pueda decirse que aquel pueblo o aquella región

    es atrasado(a) o adelantado(a), como si hubiese un reloj o, másprecisamente, un cronómetro cultural. No sólo Europa ocupa elpanteón de la civilización frente a los otros pueblos y regionesque viven más cerca del estado de naturaleza en el continuum yaaludido, sino también, el progreso está en un polo activo –Euro-pa, los Estados Unidos, Japón- de donde se expande, a lo largodel tiempo, hacia los otros lugares que así, son pasivos.

    Hasta la misma utopía es un no-lugar, o mejor, es un lugar

    imaginario que se sitúa en otro tiempo mejor que nuestro tiempo,lejos de nuestro espacio del aquí-y-ahora.

    Time is Money  (tiempo es dinero), una de las máximascentrales de una sociedad mercantil que se instituyó a partirdel Renacimiento –es sólo una más de las indicaciones de lasobrevaloración, en esta sociedad, del tiempo sobre el espacio.A n de cuentas, no se dice Space is Money (espacio es dinero),más sin embargo, sabemos que no siendo la riqueza reductible asu expresión simbólica –el dinero- la constitución de la sociedadmercantil europea implicó, desde el inicio, la conexión con otrosmundos de vida de donde provenía la materia tangible (oro,plata, por ejemplo).

    La productividad, es otro de estos categoremas que cons-tituye el magma de signicaciones del mundo moderno-coloniales, también, temporal, pues indica un quantum producido en una

    determinada unidad de tiempo, así como la rentabilidad sólopuede ser apreciada en un marco temporal.Consideremos, además, a la velocidad en esta verdadera

    obsesión del capitalismo moderno-colonial, y la vemos tam- bién en la búsqueda a todo costo, de suprimir el espacio porel tiempo. Después de todo, se es tanto más veloz en cuanto almayor espacio que recorremos en una misma unidad de tiempo–kilómetro/hora, metro/segundo. Es en este contexto de signi-

    caciones que cobra sentido llamar a alguien, descalicándolo,de atrasado o lento.Hasta las mismas coordenadas geográcas –latitud y

    longitud- que enmarcan el espacio se hace por medio del tiem-po, esto es, en grados, minutos y segundos20. Consideremos, depaso, que establecer el parámetro del tiempo del mundo porel meridiano de Greenwich es un marco de armación de unaEuropa Noroccidental que así, se distingue, bajo el manto de

    la ciencia, de otra Europa, la Mediterránea Ibérico-Genovesa,cuya hegemonía se armó, bajo una Bula del Papa de Roma,

    20 Se sabe que un grado de longitud equivale a una hora; una hora a 60 minutos y un minutoa 60 segundos.

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    dividiendo al mundo por el meridiano de Tordesillas. Siempreun meridiano marcando el mundo, geograando. A partir de

    entonces el reloj21 , máquina del tiempo es, según Lewis Munford(Munford, 1973), la primera máquina verdaderamente moderna,consagra la hegemonía del tiempo como categoría hegemónica

     bajo el punto de vista del polo hegemónico de la modernidad-colonialidad.

    Ni siquiera un pensador marxista de la estatura de L.Althusser se escapó a esta tradición que descalica al espacio:“El recurso de las metáforas espaciales, de las que (…) en el presente

    texto hago uso ubica un problema teórico: el de las condiciones deexistencia de un discurso con pretensión cientíca. Este problema

     puede ser expuesto de la manera siguiente: ¿por qué un cierto discursorequiere necesariamente el uso de metáforas tomadas de discursos nocientícos?” (Foucault, 1976).

    Así, el espacio como el aquí-y-ahora es, platónicamente,locus de las imperfecciones mundanas, parece condicionarnos yasí, nos impide ser libres. La idea de la libertad como un pájarovolando es una de las ideas fuertes que privilegia el tiempo endetrimento del espacio –se dice, el tiempo vuela-, más sin em-

     bargo estamos obligados a recordar con Immanuel Kant que, elvuelo del pájaro por más que implique el alejamiento del espacioconcreto del día a día con sus coacciones, sólo es posible por lafricción del pájaro con el aire. No hay libertad sin fricción. Nose escapa de la materialidad volando. El vuelo implica la mate-

    rialidad del aire y el trabajo del accionar de las alas del pájaro.No hay libertad sin fricción y sin trabajo.Asociada a esa imagen fuerte, otro igualmente fuerte

    en la tradición europea occidental, del inte