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/ Febrero 1982 _. SUMARIO 14 Tapa: La Tercera Guerra Mun- dial es, ya, algo más que una espe- culación: para lectores de ciencia- ficción. Europa vive latensión del enfren- tamiento entre las dos grandes potencias. ¿Cómo sevive desde Argentina? ¿En qué nos afecta la posibilidad de esa guerra? Un', periodista especializado, Julio Nu- dler, un especialista en estrategia, el Ge- neral (R) Teófilo Goyret, y el mismísimo Jorge Luis Borges, completan con sus opiniones el extenso informe elaborado por N oemí Casset. 11 Comunidades: En un perdido' . pueblo de Salta, que en el invierno alberga a unas doscientas perso- nas, late una vida distinta (y penosa) en la que el tiempo parece haberse detenido. 20 Borges: La casualidad deparó al director de ElPorteño la posibili- dad de hablar lúdicamente con Borges acerca de temas que el autor de Ficciones no siempre frecuenta: revistas, prostíbulos, el valor de algunas malas pa- labras, la forma ideal de los bastones. I Macumba: rito demoníaco en el Brasil, lleno de misterio, la ma- cumba ha sido importada a las ori- llas de San Isidro, en una versión argenti- na que no deja de ser snob.ElPorteño lo descubrió y lo documenta. '2 I Laciudad:El mercado Spinetto se levanta, todavía, como último bastión de un orden anterior en que los habitantes de Buenos Aires podían es- tar en contacto con toda la alquimia de la comida. . '35 Romero Brest: Una conferencia dictada por el crítico que alguna .vez encabezó la vanguardia de la plástica argentina, se transformó en un ensayo sobre El pasado mediato de las artes visuales. .47·Ciencia-ficción: Aunque la.moda l~)le~e y la. traiga, la.ciencia-fic- . cion SIgue siendo uno de los tern- torios más prolíficos y más frecuentados de la literatura contemporánea. -Hubert Juin, en un ensayo lúcido.. demuestra aquí que; además', es profundamente ac- tuaLynecesaria. .•.. . 44 ' .parisio~: En una carta delira~te, ~-JorgeDI Paola, como un Gulliver _ 'de la era del jet, reviene 'el lente que .Levi-Strauss enfocó sobre los pue- blos salvajes para mirar del mismo modo a los h~bitantes de la civilizada París'. 41 C:reatividad: Las Jornadas de Creativid~~ de los GrVP9s concita- . ron, en diciembre del ano pasado, un interés .sorpresivo. El doctor Ricardo Grimson informa sobre el acontecimien- to. 42 Cuento: Una historia de Carlos Begue, Cinegética, de la que par- ticipan el humor negro, el fracaso y la resignación que acechan en la reali- dad. 32 - Pavlovsky: Psicoanalista, autor teatral, actor, Eduardo Tato Pa- vlovsky es uno de los personajes notorios del Buenos Aires de hoy. Gabriel Levinas dialoga con él sobre todos los te- mas que hacen a su actividad. . 24 Sartre: La ceremonie des adieux, de Simone de Beauvoir, que acaba de ser editado en Fran- cia, arroja luces insospechadas sobre la vida del autor de Elserylanada. Osear Caballero, en nota exclusiva para ElPor- teño, deshilacha los fervores de ese-libro discutible. 30 ChristopherJones: Nuestro cola- borador permanente nos envía un texto casi literario, en el que se ba- raja (o se borra) el destino de las grandes ciudades en el futuro. 50 Elgatomontés: Otra vez a la caza de noticias, comentarios, críticas y hasta elogios. El Porteño, Febrero 1982 - 3

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Febrero 1982

_.SUMARIO

14

Tapa: La Tercera Guerra Mun-dial es, ya, algo más que una espe-culación: para lectores de ciencia-

ficción. Europa vive latensión del enfren-tamiento entre las dos grandes potencias.¿Cómo sevive desde Argentina? ¿En quénos afecta la posibilidad de esa guerra?Un', periodista especializado, Julio Nu-dler, un especialista en estrategia, el Ge-neral (R) Teófilo Goyret, y el mismísimoJorge Luis Borges, completan con susopiniones el extenso informe elaboradopor N oemí Casset.

11

Comunidades: En un perdido'. pueblo de Salta, que en el invierno

alberga a unas doscientas perso-nas, late una vida distinta (y penosa) en laque el tiempo parece haberse detenido.

20

Borges: La casualidad deparó aldirector de ElPorteño la posibili-dad de hablar lúdicamente con

Borges acerca de temas que el autor deFicciones no siempre frecuenta: revistas,prostíbulos, el valor de algunas malas pa-labras, la forma ideal de los bastones.

I

Macumba: rito demoníaco en elBrasil, lleno de misterio, la ma-cumba ha sido importada a las ori-

llas de San Isidro, en una versión argenti-na que no deja de ser snob. ElPorteñolodescubrió y lo documenta.

'2 I Laciudad:El mercado Spinetto se levanta, todavía, como último bastiónde un orden anterior en que los habitantes de Buenos Aires podían es-tar en contacto con toda la alquimia de la comida. .

'35 Romero Brest: Una conferenciadictada por el crítico que alguna.vez encabezó la vanguardia de la

plástica argentina, se transformó en unensayo sobre El pasado mediato de lasartes visuales.

. 47·Ciencia-ficción: Aunque la.modal~)le~e y la. traiga, la.ciencia-fic-

. cion SIgue siendo uno de los tern-torios más prolíficos y más frecuentadosde la literatura contemporánea. -H ubertJuin, en un ensayo lúcido.. demuestraaquí que; además', es profundamente ac-tuaLynecesaria. .•.. .

44'.parisio~: En una carta delira~te,~-JorgeDI Paola, como un Gulliver

_ 'de la era del jet, reviene 'el lenteque .Levi-Strauss enfocó sobre los pue-blos salvajes para mirar del mismo modoa los h~bitantes de la civilizada París'.

41

C:reatividad:Las Jornadas deCreativid~~ de los GrVP9s concita-

. ron, en diciembre del ano pasado,un interés .sorpresivo. El doctor RicardoGrimson informa sobre el acontecimien-to.

42

Cuento: Una historia de CarlosBegue, Cinegética, de la que par-ticipan el humor negro, el fracaso

y la resignación que acechan en la reali-dad.

32

- Pavlovsky: Psicoanalista, autorteatral, actor, Eduardo Tato Pa-vlovsky es uno de los personajes

notorios del Buenos Aires de hoy. GabrielLevinas dialoga con él sobre todos los te-mas que hacen a su actividad. .

24

Sartre: La ceremonie desadieux, de Simone de Beauvoir,que acaba de ser editado en Fran-

cia, arroja luces insospechadas sobre lavida del autor de El ser y la nada.OsearCaballero, en nota exclusiva para ElPor-teño, deshilacha los fervores de ese-librodiscutible.

30

ChristopherJones:Nuestro cola-borador permanente nos envía untexto casi literario, en el que se ba-

raja (o se borra) el destino de las grandesciudades en el futuro.

50

El gatomontés:Otra vez a la cazade noticias, comentarios, críticas yhasta elogios.

El Porteño, Febrero 1982 - 3

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CARTAS DEL LECTOR

De cualquier manera meparece excelente el contenido de la nota. No soyexperto, ni mucho menos, en el problema perocreo que a diferencia de otras publicaciones queparecen tener un punto de vista más "folklórico"del tema, ustedes han tocado, o narrado con bas-tante fidelidad, lo que uno supone que es la vidade esas poblaciones. Me parece que aciertan cuan-do al final de la nota hacen destacar el problema dela tierra, como problema quizá fundamental paraesos pobladores, porque de alguna manera es loque separece bastante a lo ocurrido con los indí-genas de las llanuras pampeanas y los pobladoresdel sur argentino, en este último caso compartien-do lo ocurrido con sus similares chilenos.

Una sola observación sobreel artículo de los matacos: es cierto que no tocan eltema de su pasado, pero quizá no sólo por la in-fluencia de los religiosos que los catequizaban; ha-blar del pasado es quizá hablar de la historia deldespojo, de las vejaciones, de la humillación, de laexplotación, etc. Por otra parte, la pregunta sobre"si tienen una mitología" no entra; es más, quedanen ridículo, de alguna manera, cuando en realidadpodría haberse formulado la misma cosa referidano a algo tan general como la mitología sino a algomás concreto (cómo curaban a los enfermos,cómo utilizaban a los animales, etc.). En eso con-

. creto, seguramente está contenido una visión delmundo, una opinión sobre las cosas del pasado.En fin, esto podría ser también inadecuado, perodeberían abordarse otros caminos, o quizá el me-jor: vivir con ellos más tiempo del que seguramen-te les llevó hacer la nota, aún cuando para Uds. nodebía ser desconocido el tema.

Las otras notas' me parecie-ron de interés. Particularmente la de los emigra-dos. La del Paraná, no conozco el tema pero no se-ría el único desastre a computar (quiero decir, elecológico) ...

Para terminar, ¿no la po-dría hacer un poco más chica de formato para po-der llevarla con comodidad?, salvo que la finali-dad sea poder tenerla, leerla y guardarla en casa.Creo que eso será así si mantienen la densidad delas notas de este primer número.

Esperando que sigan sa-liendo muchos años, los saludo cordialmente.

Gerardo A. DomenechCorrientes 5697Capital Federal

SeñorJefe de Redacción _de la Revista EL PORTENOD. Miguel BrianteSID

Estimado hermano:El viernes 8 del presente adquirimos el primer

número de vuestra revista, por la atención queprestamos al título principal y al contenido foto-gráfico de la tapa: ABORIGENES: LA MEMO-RIA PERDIDA.

En el sumario nos encontramos con la expre-sión "CURIOSAMENTE, EL UNICO QUE SEMANIFESTO SATISFECHO POR LA SITUA-CION DE SUS HERMANOS INDIOS EN SUPAIS, FUE EL REPRESENTANTE ARGEN-TINO", en franca alusión a la Conferencia Inter-nacional de las Organizaciones No Gubernamen-tales Acerca de las Poblaciones Indígenas y la Tie-rra, llevada a cabo en las Naciones Unidas, Gine-bra, Suiza, del 15 al18 de setiembre de 1981.

Le aclaramos que no fue "una convención de lasTRIBUS de todos los países", donde ha cobradoimportancia en el mundo, el "tema de los ABORI-GENES".

En la citada conferencia participaron cuatromiembros de naciones indias que existen aún en laArgentina, un Kolla, un Mapuche y una Toba consu esposo de origen europeo, nacionalizado Tobapor sentimiento, al contraer matrimonio.

No participó ningún delegado oficial con voz yvoto de las Repúblicas de Sudamérica, a excep-ción de los observadores que representaban a al-gunas embajadas acreditadas en Ginebra.

En los debates no hubo, ni creemos tampocoque exista algún INDIO digno de su raza que sesienta FELIZ Y SATISFECHO por la trágica si-tuación de nuestros pueblos en América. Menosaun los delegados, representantes o líderes de lospueblos Indios u organizaciones que existen en laArgentina pueden sentirse satisfechos, porque ha-blar de los Derechos Humanos del INDIO aquí,es una provocación a la historia del país, compara-dos con los Derechos Humanos de algún presopolítico que goza de adhesiones. Todo para el IN-DIO es negativo.

Al constatar que en ninguna de las Cartas Cons-titucionales de las Repúblicas o Estados de Amé-rica, se menciona o se da prioridad explícitamentea nuestros Derechos Naturales y Universales so-bre nuestras tierras, afirmamos que el GENOCI-.DIO AL INDIO es escena y palabra permanenteen América.

No nos queda ningún margen para opinar deSATISFACCION hablando de nuestra situaciónactual, donde los mapuches en el sur continúansiendo prisioneros de guerra en su propio territo-rio; donde en el Noroeste, los matacos, tobas, mo-covíes y pilagás son objetos de experimentos reli-giosos desnaturalizados, reduciéndolos mental-mente en nombre de la "civilización"; donde en elNoroeste los Kollas, chaguancos y calchaquíesmendigamos por nuestras tierras y resistimos ensilencio defendiendo nuestra soberanía cultural,espiritual y filosófica ante el "arrollador avance"de la "civilización occidental y cristiana".

Para las leyes, la moral, el espíritu, la religión,la filosofía y la política europeizada de la Argenti-na, los INDIOS somos el último eslabón de las so-ciedades y primer objetivo sería exterminarnos,pero no así las leyendas, los cementerios, y las rui-nas, que quedan para recordarnos con el" ASI VI-VIAN NUESTROS INDIOS", previa RE-CONSTRUCCION DE NUESTROS DESE-CHOS.

Para una interpretación de nuestras luchas, tra-bajos, opiniones, sentimientos, nuestras propues-tas, etc., 10 invitamos a acercarse a nuestra sede,para demostrarle personalmente conceptos de ladocumentación presentada por el CENTRO KO-

LLA en Ginebra, sobre nuestra realidad; como asítambién de diversa documentación emitida antesy después de setiembre pasado.

Felicitamos a EL PORTENO por el realismode la nota, como también por ser el primer mediode prensa en nombrar el ENCUENTRO INDIOen Suiza.

No estamos solos en la lucha por la recupera-ción y respeto de nuestros DERECHOS y denuestra Dignidad Humana.

En la espera de que esta carta sirva para contac-tarse, si es su voluntad, con uno de los hermanosque estuvieron presentes en Ginebra, les saluda-mos fraternalmente.

AMASUANo seas ladrón

AMAKELLAN o seas perezoso

AMALLULLAN o seas men tiroso

Jorge Valiente QuipildorSecretario

Asunción Ontiveros YulquilaCoordinación General

CENKO - CENTRO KOLLACangallo 2108 - l° Piso(1040) - Buenos Aires

Atención: días Martes y Jueves de 19 a 22 hs.

Sr. Director deEL PORTEÑOS/D

De mi mayor consideración:He leído con atención el nú-

mero 1 de su revista. Como porteño, aunque el tí-tulo no me gusta demasiado, me parece excelenteque hayan tomado como nota central el problemaindígena. Parecería ser algo así como una reivindi-cación de la situación de los postergados, pero ha-bría que evitar una idea que algunos tienen de quesomos los porteños los que tenemos que reivindi-car a los indígenas .

4 - El Porteño, Febrero 1982

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Director General:Gabriel Levinas

Jefe de Redacción:Miguel Briante

Secretario de Redacción:Jorge Di Paolá

Colaboran en este número:Noemí Casset

Eduardo GrünerRodolfo ZibellMarité IribarrenJulio Macróh

Ricardo GrimsonOsear Caballero·Carlos Begue

SapuiJorge Romero BrestChristopher Jones

Hubert juin

Ilus tradores:Armando RearteJorge Demirjian

Arte y Diagramación:Jefe: Alfredo BaldoArmando Rearte

Fotografía:Alfredo Baldo

Alejandra LutteralEnrique CerveraGabriel Levinas

Corresponsales:Inglaterra: Christopher JonesPolonia: Rajmund KalickiEspaña: Humberto Rivas

1talia: Osear BonySenegaly Africa: Frédérique

van BemmelenNueva York: Daniel Levinas

París: Osear CaballeroNoruega: Audun Wik

Coordinación:Jorge Ilvek

Corrección:Mercedes RofféClaudia Ojeda

Traducciones:Marta Budnik

Tapa: Azaro/Bissolino/Levinas

El Porteño, Revista Mensual Editada porArtemúltiple S.A. Viamonte 625 -1053-Buenos Aires, Argentina. Registro Nacio-nal de la propiedad intelectual en trámite.Prohibida su reproducción total o parcial.Derechos reservados. Impreso en Grafi-Mart, Urquiza 826, Capital. Distribución:Juan Carlos Górnez. Fotocomposición: Ty-pographics, Peña 2033,1" D, Capital.Dirección: Gabriel Levinas.Febrero de 1982.

CARTA DEL DIRECTOR

Hacer (inventar) una revista tiene cierta afinidad con la preparación de una comida.Cuando la mesa está puesta no es evidente para los invitados el proceso que ha hechoposibles los platos. Para el comensal, al fin de cuentas, sólo importa la atención que re-

cibe y el sabor que degusta. Sin embargo, voy a hablar de la cocina de El Porteño. In-tentamos hacer (inventar), o llegar a hacer en los números sucesivos, una publicación quesea, para muchos, el lugar de las notas que excluyen las revistas de difusión masiva. Un lugardonde la cultura no quede marginada, un lugar de intercambio de ideas y de información noretaceada. Un lugar, por ejemplo, donde la emigración de los jóvenes (o el retorno de algunosde los que se fueron) no deje de ser un acontecimiento revelador del particular estado de lacultura argentina.

Voy a hablar de ciertos hechos que ha producido esta revista, porque me han sorprendido amí mismo. Se considera más elegante callar en estos casos, pero El Porteño existe, a causa dela voluntad de hablar. Muchos periodistas tienen necesidad de publicar las notas que a ellosles gustan, y acaso la mayoría de ellos estén hartos de eludir la realidad. Puedo afirmarlo, puesa partir de la aparición del primer número de El Porteño casi todos los días la redacción ha re-cibido la visita de redactores y cronistas que han venido a ofrecer (y hemos aceptado en algu-nos casos) las notas que los medios en que trabajan les rechazan.

Los propios aborígenes tomaron la palabra (ver las cartas de lectores). Para nosotros fueperfectamente natural evocarlos con un tono que los considera compatriotas y hermanos,pues lo son. Pero nos sorprendió que no estuvieran acostumbrados a él. Hubo quien nos dijo(verbalmente) comentando la nota del Chaco (Aborígenes, la memoria perdida) que era laprimera vez que, en una publicación, se sentían tratados como seres humanos y no como pre-sencias exóticas.

Para decidir la nota central de este número discutimos fervorosamente. La Tercera Gue- .rra Mundial, ¿debe ser la nota de tapa? Yo, de entrada, consideré que era una contribución ala paranoia general. Pensé que podía ayudar a crear un miedo a la guerra aun mayor, un mie-do por la seguridad personal, que nos quitara esa aparente inmunidad que nos da la distanciageográfica, la lejanía de los centros de tensión mundial.. Pero la guerra nuclear (esa ominosa posibilidad) debe cambiar los criterios con los que seha juzgado hasta ahora la estrategia y las consideraciones generales. Es la vida misma en suconjunto la que se ve afectada, es la supervivencia de todas las especies la que se ve amenaza-da. Jorge Di Paola, secretario de redacción, elabora un análisis que comparto. Hay, además,cuatro entrevistas: a Julio Nudler, uno de los más lúcidos periodistas especializados en eltema, al General Goyret, un culto militar argentino experto en estrategia, a un joven periodis-ta noruego, activista de los movimientos pro-paz, ya uno de los principales pacifistas argenti-nos, Jorge Luis Borges. De este modo creemos que el espectro de la información está cubier-to.

El azar, como no podía ser menos, también intervino en la composición del segundo núme-ro de El Porteño. Cuando fuimos a fotografiar a Borges, llevé (por sugerencia de la redac-ción) el grabador. De la charla informal que grabé resultó otro reportaje, que publicamos,pues carecemos del prejuicio de editar dos reportajes a una misma persona si el texto es váli-do. Como se verá, Borges habla sobre prostíbulos (sabiamente) y también (sabiamente) sobrerevistas y bastones. .

Acaso usted, lector, sólo lea El Porteño. En ese caso, queremos informarlo de los datos queproveen los diarios y otras publicaciones: en la Argentina, cambió el gobierno.

El Porteño, Febrero /982 - 5

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INVESTIGACIONES

SanIsidro: la macumba eü entre nosotrosEn las tranquilas noches de San Isidro) junto al río) se organizan

secretas ceremonias de macumba. El Porteño documenta ese anacronismocon una nota de Rodolfo Zibell, y un trabajo del sociólogo

Eduardo Grüner.(

LOS hechos tuvieron una escasa luz cuandouno de los Seligmann fue citado a la sec-cional IV, Las Barrancas, un día de juliode 1979. La casona que habitan en la es-

quina de López y Planes y Juan Díaz de Solís enSan Isidro, está habituada a la notoriedad. Ha sidosucesivamente la casa de Cornelio Saavedra, deManuelita Rosas y también la caballeriza de laquinta Pueyrredón. Muchos años después da nue-vamente que hablar, pero esta vez por ser el epi-centro de una zona descuidada, abandonada, unaverdadera tierra de nadie en las Barrancas de SanIsidro.

Frente a la colonial construcción pasa una víamuerta donde se regodean yuyales y alimañas.Profundas zanjas al costado, ratas y moscas a gra-

6 - El Porteño, Febrero 1982

nel, le dan el aspecto de un basural que se extiendepor la calle Solís desde Perú a Sáenz Peña.

Los Seligmann viven hace 25 años en el barrio yson descendientes de daneses. Margarita, la due-ña de casa, explica: "Hay meses que no hay luz enesta esquina ni en varias otras, y el aspecto de no-che es tenebroso. Acá el basurero nunca dejó depasar, pero arriba, en la barranca, cada casa tienesu canasto para depositar los residuos. Cuandopasa el recolector, con la poca luz no ve las bolsas yentonces cada tanto llegan autos que las descarganacá en la vía, 10 o 15 bolsas juntas. Se imaginacómo se alimentan las ratas ... "

Roy, el hijo mayor (24 años), estudiante deagronomía, redondea el panorama con esta afir-mación: "Una vez hicieron una macumba en la es-

quina de casa. Eran poco menos de las 5 de la ma-ñana y la ceremonia fue muy breve. Se fueron rá-pido. En San Isidro y Martínez todos saben que sehacen macumbas desde Bosque Alegre hasta ElAguila desde por lo menos 4 años atrás. Pero po-cos se atreven a denunciarlo. Tienen miedo".

Basta recorrer apenas tres cuadras en direcciónal río y se llega a la estación de trenes abandonada.Casi un páramo donde el pasto tapa los rieles yelespacio entre ambos está cubierto de hojas secas.Al costado, una hilera de plátanos y palmeras, unfarol de plaza sin bombita ... matorrales. De no-che, absoluta oscuridad y silencio. Apenas el mo-nótono ruido de los grillos. Tal vez el lugar idealpara un delito, donde cualquiera puede transi-tar, ir y venir, volver, hacer impunemente a su

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iNVESTIGAClONES

antojo, y pasar inadvertido.La desolación oprime en la vieja estación. Cual-

quiera que la recorra tendrá la sensación de estaren pleno campo o en plena pampa, pero jamás apocos minutos de la Capital.

Los Moral habitan la casilla de la estación hace14 años. "Cuando llegamos -recuerda Elena deMoral-, el ramal hacía 6 años que se había levanta-do. Esta era la estación 'Las Barrancas' del Ferro-carril Mitre. Yo dejo mi ropa tendida afuera todala noche y nunca me faltó nada. Acá la gente esmuy buena. Cuando se empezó a hacer el desagüeen la calle Perú era habitual ver macumbas a altashoras de la mañana. Desde que la calle fue repavi-mentada, nadie ha vuelto a escucharlas por aquí.Mi hijo Flavio (16 años) las vio dos veces mientraspescaba en el río. Me contó que la primera vez al-canzó a ver un grupo de gente de mediana edadcantando cosas extrañas, velas en círculo, y unafrazada blanca con algo escrito en letras negras".

El mismo Flavio explica su segundo «encuen-tro»: "Cuando el río crece y cambia la luna hacenbautismos. Yo vi uno, donde le hacían una señalen la frente con miel. Luego el bautizado arrojó alrío canastas con comida".

Para la gente del lugar , el misterio forma partede lo cotidiano. También las quejas -estrictarnen-te justificadas-, por una situación que lejos de ha-ber provocado, deben soportar. Mientras los asis-tentes a los ritos se limiten a rezar y no molesten yse pruebe que no matan animales en el lugar sinoque ya los traen así, la policía no puede hacernada. Además, en todos estos años sólo se radica-ron en la seccional IV sólo un par de denuncias ylo pacífico del barrio da para instrumentar escasosdos sumarios por años por otros sucesos ocurridos Martín C.: Muñecos y corazones recogidos en la orilla del río.en la zona.

Los restos del rito

La calle Rivera desemboca en el río. Pastizalesaltísimos, sauces encorvados, ramas y troncos caí-dos con la última tormenta, vidrios picados y bo-tellas, papeles y desperdicios cubren ese trecho.Casi llegando al río, el terreno se vuelve pantano-so, con charcos y desniveles, y margaritas silves-tres que bordean los costados.

Sobre un montículo de tierra, entre charcos,diez velas a punto de extinguirse. Son las 5.30 dela mañana y el resplandor es tan débil como el solque está despuntando.

El primer hallazgo sorprende. El segundo y losrestantes inquietan. Al costado de las velas hay va-rias máscaras de papel crepé triple, en colores ro-

jos, turquesa, rosa fuerte, blanco y negro. El pa-pel ha sido perforado sin demasiado cuidado for-mando orificios a la altura de la boca, la nariz y losojos. No tienen cordones ni hilos ni elásticos, demanera que son máscaras que deben sostenersecon las manos.

Más allá, bandejas de papel de aluminio (las clá-sicas de las rotiserías) de todos los tamaños, y enci-ma de una de ellas una gallina muerta. Muy cerca,y desordenadas ya, media docena de manzanasahuecadas, y rectángulos de tela cortados iguales,de todos los colores. Un paño lenci lila, dos voilesblancos. También seda celeste. Todas son telas li-vianas y de buena calidad.

En Rivera 431 (Rivera y López y Planes, muycerca del río) viven Julio César Caliva y familia."Con una frecuencia de una vez por semana, máso menos, desde acá los escuchamos. Vienen entre

Ofrendas: manzanas ahuecadas, flores, gallina degollada, trapos de colores, máscaras de papel.

.las doce y media y la una de la noche, o a veces mástarde, y cantan en un idioma raro. Bajan con ban-dejas de miel, maíz y otros alimentos ya prepara-dos, o con bolsas de arpillera donde traen gallinasa las que les parten el cuello para matarlas. Un díacorrieron un lechón que se les escapó de la bolsa.Otra vez dejaron una bandeja de plata con copasde champagne servidas. Dejaron todo, incluso unpollo al spiedo".

María de Caliva acota: "Dicen que esta gentecree en la luna. A veces tiran monedas de 100 pe-sos porque creen que la luna las lleva. Tambiénvienen con tortas y caramelos, y mucha miel. De-jan los coches con las luces prendidas. Algunosvisten túnicas celestes, otros blancas, la mayoríacon capucha. Forman rondas, cantan, tiran floresal agua. A una chica joven una vez la daban vueltahasta marearla y después la metieron en el agua.Cuando pasaban por acá rumbo a la orilla parecíaque estaban en trance".

Horacio Seligmann (16 años) vio escondido en-tre los matorrales con unos amigos a uno de losgrupos: "Se cambian en los autos y bajan llevandouna túnica blanca con capuchón, larga hasta elsuelo. Son gente rara. Para nada les gusta que losvean. La mayoría oscila entre los 20 y 30 años, conalgunos líderes mayores. Hay más hombres quemujeres y nunca elijen el mismo lugar. A vecesvan al balneario Bosque Alegre; otras a la termina-ción de la calle Rivera, o cerca del muelle de la ca-lle Perú, pero si advierten un patrullero por lazona se llegan hasta El Aguila en Martínez. La ce-remonia es monótona. Se sientan en círculo, bai-lan, generalmente acompañados por tambores ysacrifican alguna gallina. Mencionan nombres degente enferma que quieren que se cure, y en algu-nos casos quieren proporcionar el mal. Apenasllegan, forman un círculo con aceite de cocina ytrapos de colores. Creo que cada color trabaja so-bre distintas personas, como en el vudú. Alrede-dor del círculo prenden velas de colores, comu-nes, formando una cruz. En el medio colocan elanimal sacrificado junto con fotos, regalos. Mu-chas veces las ofrendas consisten en collares defantasía. Cuando el río está crecido se meten en elagua con velas en la cabeza, totalmente en trance.Son grupos de alrededor de 10 personas aproxi-madamente, y vienen en coches último modelo.Creo que es gente de mucho dinero. ¿Cuántodura? Media hora, a veces una. Siempre debenterminar antes del arnanecer'tj-

El Porteño, Febrero 1982 - 7

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FEBRERO'82

MIERCOLES3/10/17/24 JUEVES11ALEJANDRO DE RACO MARIUNA ROSSJUEVES4 SABADO 13/27ALEJANDRO SANTOS MONO VlLlfGASVIERNES5/12/19/26 JUEVES18LUIS BORDA TRIO OPUS CUATROMúsica popular Música popularcontemporánea en proyecciónSABADO 6 SABADO 20MIKE COOKE BARAJ - BARRUECOMúsica hindúSitar_Tabla _tamboura VIERNES25

NUEVOS AIRESDOMINGO 7/14/21/28 Música ciudadanaA Programar contemporánea

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TEATRO·:ABIERTO. : Literatura

.BERNARDO.·~:·KORDON

Plástico.VIGOR··GRIPPO

..:.:·'.Testimonios

.' POLONIAHOY

(Hablan Anna Walentynowicz. dirígentede Solidaridad, y A. Wajda-antes del golpe.)

Además:Editorial: los intelectuales, el país, la lucha,los imperialisrnosja'Tiempo de revan-cha".Florentino Ameghino."Doña Leo-nor ...". de O'Donell. Georges Brassens."Decuna".Antonio Berni.Cuento.Etc.

PIDALA EN KIOSCOS DE LAAv. CORRIENTES Y EN .LlBRERIAS CENTRICAS

8 -El Porteño, Febrero 1982

Todos los testimonios coinciden en el horario:desde poco después de la medianoche en adelante.Uno de los días más elegidos es el sábado.

Los conjuros y la realidad

Cien metros antes de llegar por las vías al bar demadera situado en la bajada de El Aguila, sobre elrío, algo reluce en el pasto. Es una bandeja de roti-sería con una gran cantidad de garbanzos y un tra-po rojo. También en esto los testimonios coinci-den: a los animales sacrificados los rellenan congarbanzos o maíz. Un poco mas lejos, debajo deun árbol, un muñequito elaborado rudimentaria-mente con género blanco de sábanas. En su bolsi-llo, las fotos de dos jóvenes y detrás de ellas elnombre de cada uno: "Carlos Alberto Salil" y"Alicia Eva Fernández", escritos en rojo.

Martín C. (18 años) ya ha encontrado seis mu-ñecos en las cercanías de su casa en San Isidro:"Uno tenía sangre de gallo en el pecho. Otros dos

De lo siniestro y lo banal

E s poco más de medianoche y me quedos<;>locon Yoyi. Yoyi es un adolescente ru-b10 que encontramos en la esquina de Ló-

pez y Planes y Díaz de Solís. Mientras Marité bus-ca testimonios y Julio queda de guardia con su Ni-kon al fondo de la calle Rivera escondido entre lassombras, emprendo, guiado por Yoyi, el intrinca-do camino que lleva por las vías hacia la callePerú,Desde allí y a través de un terraplén -según me

asegura mi cicerone- podemos ver los lugares cos-teros preferidos por los cultores de un rito que, deacuerdo con lo escuchado hasta ahora, puede serfascinante o aterrador.

A pesar de que busco los roídos durmientes tro-pezando a cada instante, que ratas enormes correndespavoridas al oír nuestros pasos, y de la oscuri-dad total, hay algo de juego en lo que hago, unasensación de mórbida aventura.

Perros terribles vienen a nuestro encuentro des-de la vieja estación. Yoyi se agacha, como si bus-cara una piedra, y los animales retroceden aunqueau~entan la potencia de sus ladridos. La luna,casi llena, muestra los andenes descoloridos, la tí-pica construcción inglesa descascarada, lóbrega.

Busco dentro mío las respuestas a lo que puedaencontrar. Fantaseo sobre los relatos escuchados,las macumbas brasileras. Recuerdo párrafos deEl reino de este mundo de Alejo Carpentier. Pro-nuncio la palabra vudú. Como para ahuyentar, oconvocar. No estoy seguro. La luna se repite en unRío de la Plata barroso, quieto. No imagino a le-manjá, la diosa del mar, morando en él.-¡Shssss!...Yoyi salta del terraplén. Se coloca la mano a ma-

nera de bocina sobre su oreja derecha. Mira haciael oeste ... Sobre el lugar que llaman Bosque Ale-gre, a trescientos metros de donde estamos, con-vergen los faros de un auto.-¡¡Vamos!!Cortamos camino por los recreos de la costa.

Continuamente debemos agacharnos y hacercomo si recogiésemos piedras para que los perra-zosno nos destrocen. Saltamos mesas, bancos in-numerables. Hundimos los pies en el barro. Noslastimamos apartando yuyos. Los ladridos ahogancada vez más el plañir de los grillos.

Cuando doblamos la calle Rivera hacia BosqueAlegre vemos un Ami 8 de color rojo con los farosenfocados hacia un árbol. El haz de luz, en mediode la oscuridad, da perfiles fantasmagóricos a seiso siete figuras -entre las cuales hay dos mujeres,arrojando algo así como arena a la tierra.-jNos vieron. A un costado!Los sendos cuerpo a tierra espantan a dos ratas

que salen a la disparada. Quienes corren también,soo los oficiantes de algo que me propongo deseo-

estaban atados con cintas celestes y blancas, y enel medio de ambos, un corazón de cera hecho amáquina, con rebabas. En el interior del corazónhabía una foto muy ajada y empapada". Nosmuestra un muñeco. Es mediano, de tela azulcon cabello, boca y ojos formados con hebras d~hilo amarillo. No es de fabricación casera perotampoco parece de los que se compran en cual-quier comercio.

Lalo, uno de los dueños del restaurante A lo de]ack,,,que da sobre el río en Martínez, cuenta quelos hIJOSde uno de sus socios encontraron en laplaya trapos y velas de colores que fueron guarda-das en el local. Una de las tantas noches de cortede luz y habiéndose quedado sin las velas comu-nes, utilizaron las encontradas en la playa ... "Esanoche, una de las últimas de diciembre del 81pasó de todo: un mozo se nos fue en medio de l~cena; otro se emborrachó y un tercero se agarró apiñas con un cliente ... ".

Rodolfo ZibellInvestigación: Marité Iribarren

Fotos: Julio Macróh

trañar a pesar del espanto. Del asco.El Ami 8 pasa frente a nosotros. Dentro, siete

rostros tensos. Posesos.. Debajo del árbol queda un trapo de color, rojo olila según la pequeña luz de mi encendedor. Sobreel trapo, una fuente de papel de aluminio. Y maíz.y garbanzos. Y velas de colores apagadas precipi-tadamente.

Son ya las tres de la mañana. Buscamos o inten-tamos encontrar a Julio al fondo de la calle Rivera.Yo tenía ganas de tomar café, de encender otro ci-garrillo con el que estaba fumando. Después com-prendí que lo que tenía era miedo y que no encon-tramos a Julio porque él pensó que esas dos somo'bras que pasaron a dos metros de donde estaba,eran dos oficiantes.

De nuevo en el terraplén sobre el fin de la callePerú. De nuevo Yoyi exigiéndome silencio. Aho-ra no es el ruido del motor de un auto. Ahora noson luces de faros ...-Son velas ... Sobre Rivera y el río.Otra vez la carrera, los perros, la jadeante respi-

ración.Ahora no quiero café, ni cigarrillos. Repi-to como Jugando el nombre de Oxalá, el dios pa-dre de los cultos afro-brasileros. Vuelvo a jugar y agozar con lo que me espera, sádica o culposamen-te. No lo supe entonces. No lo sé ahora.

Un Dodge amarillo cuyos ocupantes ya hancumplido con su esotérico cometido, emprende lasubida de López y Planes.-Otra vez los perdimos ...La tierra de nadie sigue siendo de nadie. O

nuestra solamente. O seguramente de ellos, losotros, los oficiantes que ahora empiezo a percibirsiniestros, demoníacos.

Una cumbia llega de algún bar del puerto deSan Isidro. La música tapó el batir de los tamboresque acompañaron el ritual. Amanece ...

Temo por Marité, temo por Julio. Tambiéntengo miedo por Yoyi pero marcho adelante comoun audaz explorador. Porque eso me siento a cua-dras de la avenida del Libertador, de la estación deSan Isidro. A menos de 25 kilómetros de mi casaen Palermo.

Marité viene hacia nosotros por López y Planescon un termo de café. Casi no hablamos. Me diceque Julio está llamando a su mujer desde el teléfo-n.o de un vecino. Me hace un enigmático gesto ha-CIa la costa donde termina la calle Rivera. No ter-mino el café y sigo el camino.

Atrás viene Yoyi, fiel, infatigable a pesar de queesa tarde debe jugar un partido de rugby. Salta-mos los charcos y empezamos a ver primero lostrapos blancos, negros, rojos, lilas. Del río vieneun olor a sangre y a lodo. A diez metros están lasvelas, la gallina sacrificada, las ofrendas de man-zanas y flores amarillas. Me detengo. Yoyi tam-bién lo hace. Espero. No avanza ...-Yoyi ... tengo miedo .•

R.Z.

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INVESTIGACIONES

la otra macumba:De la Trivialidad como ritual.

El entramado social de nuestras pequeñas, aveces patéticas mitologías cotidianas estáconstruida de relaciones harto más misterio-

sas de lo que una casi innata ingenuidad positivis-ta podría hacernos creer. Es fácil, demasiado fácil,divertirse con la idea un poco felliniana (alguiendebería estudiar la manera en que ciertas icono-grafías determinan nuestra percepción de la "rea-lidad") de una pequeña banda de "chetos" aburri-dos practicando espurias, groseras ceremonias demacumba en las vecindades de residencias "baca-nas" de las Lomas de San Isidro. Es fácil sonreírirónica y condescendientemente ante la imagen deunos jovencitos que resuelven cambiar sus con-torsiones autistas y exhibicionistas de "NewWave" sábadonoche por el ritmo más "auténtico"de unas danzas tribales que quizá suponen surgi-das de una nocturnal Historia, desconocida u olvi-dada por una Memoria colectiva de dudosa exis-tencia.

Sin embargo, no es diversión, no es ironía loque puede "escucharse" en las páginas de las notasprecedentes: es más bien -creo que figura allí lapalabra miedo- algo del orden de esa "inquietanteextrañeza" -de esa angustia difusa y ominosa, tan-to más opresiva por carecer de un objeto determi-nado- que Freud atribuía a la experiencia de re-torno en lo real (de surgimiento súbito en el senode la más estricta "familiaridad") de lo reprimidopor un pensamiento resistente al Horror pero cer-cado por la Culpa, de lo simbólicamente inarticu-lable para una lógica centrada en la ilusión de unaconciencia monolítica.

En los parpadean tes intersticios culturales deestructuras socioeconómicas en crisis, los esote-rismos de pacotilla hacen fulminante moda, en_particular entre aquellos grupos cuya participa-ción en alguna clase de poder ya no está a la alturade lb que alguna vez supieron conseguir: nuestrascarteleras cinematográficas, nuestros medios decomunicación masiva, nuestras listas de "best-se-llers" de suplemento dominical están repletas deparapsicología tratada a lo Ripley, de budismozen adocenado para amas de casa, de recetas yogapara incrementar una tediosa actividad sexual, deConciencias Planetarias importadas del soporífe-ro Mid-west norteamericano, de triángulos ber-múdicos y vondanikeanos misterios piramidales.No obstante, ningu no de esos hipercristalizadosdiscursos (y alguien debería estudiar, también, elefecto social de ciertos significantes) produce, porlo visto, el cosquilleo estremecedor que pareceasociarse a la palabra macumba, o a su semántica-mente cercano pariente el vodú (y no "vudú", vul-go dixit). Estremecimiento, claro está, no exentode esa fascinación turbadora y voluptuosa que re-corre a las "almas bellas" cuando le suponen no sesabe qué propiedades afrodisíacas a un discursoque participa de una radical otredad. Habrá quevolver sobre el tema.

M acumba: término de orígenes tan inciertoscomo el ritual que designa, evoca en la ma-yoría de la gente imágenes de posesión de-

moníaca, de magia "negra" (término poco riguro-so), de histerias tamtámicas, de danzas frenéticas -y excesos lúbricos. Lo que pueda tener esta imagi-nería de exotismo hollywoodense no impide la in-consciente percepción -por el desvío de cierto in-nombrable espanto, de cierta atractiva repulsión-de algo que guarda una ligazón profunda con laangustia misma de la sacralidad, pagana si sequiere, pero lejana sólo en grado de nuestro edu-cado monoteísmo. Ensayemos, para reducir esaangustia, un indispensable rodeo por los vericue-

tos de las teorías antropológicas sobre la violenciade lo sagrado.

Hace tiempo ya que antropólogos, mitólogos ehistoriadores de la religión se han puesto de acuer-do -cualesquiera sean sus diferencias de interpre-tación- en la existencia de un rasgo de violenciareprimida que articula la experiencia de lo sagra-do. .•

A caballo de las investigaciones de Frazer y Ro-bertson Smith, ya en 1912 Freud había construidosu "mito" (cuestionado por la moderna etnologíaen cuanto .a su realidad histórico-empírica peroaceptado como ilustración de una absoluta verdadpsíquica) de la Horda Primitiva, en la que la co-munidad fraterna de los Machos tomaba a su car-go d asesinato de un Padre tiránico que impedía elacceso a las hembras. El sentimiento de culpabili-dad por este crimen, y la consecuente instauraciónde una obediencia retroactiva al "padre" muerto,se resuelve en la divinización de la figura paterna ysu expresión ritual en el periódico banquete toté-mico, en e! que los miembros de la comunidad se"incorporan" oralmente dicha figura bajo la formasimbólica del sacrificio, incorporación que en lainterpretación freudiana alcanza incluso al ritocristianode la comunión. Este "mito", fundamen-to de la teoría psicoanalítica del Edipo, explicaríaa su vez la institucionalización de las dos únicasreglas absolutamente universales y válidas paratodas las culturas: la prohibición del incesto y elculto a los antepasados. Se sabe desde Lévi-Strauss que la prohibición del incesto es esa reglaen situación de límite que mediatiza el pasaje delestado de Naturaleza al estado de Cultura, de laAnimalidad a la Humanidad. Cada rito sacrificialperiódico asume, por lo tanto, el valor de repeti-ción y puesta en acto de este pasaje mítico y de susignificación simbólica. Pero el acto sacrificial tie-ne un efecto no solamente sagrado sino tambiéndesacralizador. En el sacrificio expiatorio se hacerecaer sobre la víctima la culpabilidad de lo peca-minoso: por esa "astucia" el sacrificante queda li-bre de toda mácula. Lo puro y lo impuro, comopuede verse, no son los términos mutuamente ex-cluyentes de una oposición: son aspectos insepa-rables, impensables el uno sin el otro, de una

identidad. Que es la identidad misma del dios. Laperiodicidad del sacrificio crea una "personali-dad" continua, sin hiatos, da permanencia y con-sistencia a esa personalidad. Así el dios terminasiendo dios aun antes del sacrificio. Los dioses na-cen en el sacrificio y por el sacrificio mantienen suexistencia. El sacrificio es su propia razón de ser,su origen y su creación. El sacrificio no tiene, porotra parte, una entidad puramente fantasmagóricay brumosa, sino de intercambio ritual con losotros miembros de la comunidad. El sacrificaralgo obliga al oficiante a salir fuera de sí, lo sitúaante "cuerpos" a los que debe algo, y así se revelacomo Palabra que crea un lazo social, tal como lafunción de la prohibición del incesto es menos lade prohibir que la de permitir (en el sentido de ha-cer posible) el acceso a lo que se excluye de laprohibición. La prohibición del incesto no es másque la cara negativa del Principio de Exogamia,según el cual todo hombre debe tomar mujer fue-ra de su grupo totémico para que éste pueda"abrirse" a la socialidad. Estos sistemas de inter-cambio, en los que lo que interesa es precisamentesu carácter formalmente sistemático más que su"contenido", las relaciones entre sus términos másque la esencia de éstos, en fin, su sintaxis antesque su semántica, son (así los denomina la antro-pología levistraussiana) verdaderos sistemas decomunicación, "lenguaies'lfieles a la dialéctica delo puro y lo impuro.que arrastran al acto ritual delsacrificio el principio de su propia destrucción yre-creación. Es la función festiva, orgiástica en elsentido más amplio de la palabra, del rito, a travésde la cual se suspende el ciclo espacioternporal dela vida normal en favor del espacio circular y sintiempo de la transgresión sagrada: no hay ningu-na fiesta, por más secularizada y "civilizada" quesea, que no incluya al menos un principio de exce-so y desenfreno; basta evocar los banquetes ("toté-micos" si los hay) de Navidad y Año Nuevo: lasformas de algún tipo de "exceso" entran por dere-cho propio en la esencia de la Fiesta.

La aparente suspensión de las reglas (que,como toda "excepción", sirve para confirmarlas)implica, como decíamos, la puesta entre parénte-sis de la linealidad cronológica, vale decir una es-trategia de Eros contra Thanatos, del principio deVida contra la Muerte, que no por ello -una vezmás, dialéctica obliga- deja en ocasiones de llevarhasta ella misma, en una "afirmación de la vidahasta la muerte", como diría Georges Bataille.

En la macumba (en la verdadera, en la que niel que escribe ni probablemente ninguno desus lectores ha presenciado jamás) todos es-

tos rasgos universales, y algunos singulares, estánintensamente presentes. Transcribamos a conti-nuación un somerísimo relato de una ceremoniarealizada en Brasil y presenciada por el etnornusi-cólogo Néstor Ortiz Oderigo, yen la que hemosinter~alado entre paréntesis algunos comentariospropios:

"Horas antes de que comience el rito, la máe desanto (madre del santo: aunque han perdido pro-gresivamente su preeminencia, estas ceremoniasestaban antiguamente dirigidas casi de manera ex-clusiva por mujeres; la denominación de madre esmás que sugestiva) reúne en el pegi (espacio circu-lar sagrado) a algunas de las filhas de santo (espe-cie de "sacerdotisas" iniciadas) más antiguas de lacasa de culto, y el achogun (asistente del sacrificiopropiamente dicho) efectúa el sacrificio de un ani-mal, que puede ser un gallo, una gallina, un chi-vo, un perro, una paloma, etc.(obsérvese la trans-parencia de! "resto" totémico). Con la sangre del

El Porteño, Febrero 1982 - 9

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INVESTIGACIONES

rán los hombres con sus diferencias, y no en supri-mirlas). Aceptémoslo: cargar las alforjas de esa di-ferencia con el prestigio de lo exótico -cosa queninguno de nosotros deja de hacer en alguna me-dida, por más "lúcidos" que nos imaginemos,puesto que no se trata.de una cuestión de concien-cia- equivale a admitir lo insoportable de esa radi-cal otredad. Occidente (al menos desde sus pri-meros impulsos colonialistas, o sea desde siem-pre) cón frecuencia ha visto su imaginario captu-rado por algún gran Otro que lo confrontaba consu propia imagen -Ilárnese el Lejano Oriente Mis-terioso, el Islam Enigmático, el Judío Maligno, laPolinesia-Paraíso o, last but not least, esa especiede contramito expiatorio y culpabilizador queconstituye la negritud- hasta el punto de inventarla propia ciencia de ese Otro (la Antropología, dis-ciplina de la Ajenidad por excelencia, no sólo por-que se ocupe de las sociedades "exóticas", sinoporque ¿qué puede haber más ajeno al Hombrequejo humano?). En esa exploración etnocéntricade la excentricidad, el Negro, depósito universalde la Fantasía de Occidente, esclavizado y endio-sado, odiado y amado, despreciado y admirado,temido y envidiado, el Negro constituye por símismo un Discurso del Blanco, ocupa un espacioideológico privi egiado en la (in)consciencia stan-dard del ciudadano massmediático. Nuestras psi-cologizadas clasecitas medias viajaban (ya no tan-. to, avatares cambiarios mediante) una semanita aRío o Bahía y retornaban gozosos con dos adquisi-ciones fundamentales: un maravilloso aparato deTV color y la "experiencia" de haberse asomado aesa colorida otredad, al mismo tiempo alegre-mente despreocupada pero un poquitín inquie-tante, llamativamente aludida como "esa cosa delcuerpo, ¿viste?". Por supuesto, nadie vio nada:los más afortunados quizá hayan podido "ver" -oblando los aranceles de un rutinario "tour"- unaapresurada, educada, bien ensayada y totalmentefalsificada macumba. Lo cual no significa que la"experiencia" no haya sido auténtica, en términosde lo que puede haber de verdadero en esa pasiónvoyeurista que creyendo acceder a alguna "escenaprimitiva" se satisface con la mera escenificaciónde una gestualidad vacía. El problema, claro, esque siempre (y afortunadamente, estoy tentado deagregar) se obtiene menos de lo que se desea. O delo que se cree desear.

Pero cruzar la raya, la delgada línea que separaal espectador del actor, y hacerlo lejos de Río oBahía, sobre los márgenes de los aristocráticospredios de las Lomas de San Isidro, donde no sepuede encontrar un Negro -ni siquiera un negri-to-, desde hace por lo menos siglo y medio yapone en funcionamiento otras voces, otros ámbi-tos. Más allá de cualquier invocable legitimidadlúdica, está la ilusión patética de una imaginariatransgresión, la búsqueda mediocremente deses-peranzada de un sentido cualquiera a la ausenciade preguntas, la frívola sofisticación de imaginar-se participando en alguna forma novelesca de"violencia sagrada", que sirve de pobre máscara auna gazmoñería justamente desprovista de todoerotismo. Si eso da miedo, tal vez no sea sino por-que por detrás se puede percibir el síntoma deaquello en lo que se está transformando nuestro"modo de vida" (más bien importado a través deBrian de Palma et al.). Generalizar hegelianarnen-te en torno a la identificación de esos "amitos" conel goce de un Esclavo Perdido que nunca existió(después de todo, como diría Borges, solo se pue-de perder verdaderamente lo que nunca se ha te-nido) no nos conduciría quizá más que a un pocoriguroso delirio conjetural. Pero, si el términootrora prestigioso no estuviera un poco manosea-do por una sociología de entrecasa o una psicopa-tología simplota, bastaría clasificarlo bajo las múl-tiples formas de la alienación (ese permanentedesplazamiento de nuestra mirada hacia el siem-pre atractivo mundo de lo trivial). Posiblemente laesquina de López y Planes y Juan Díaz de Solí s seaun buen lugar para empezar a construir la feno-menología de esas alienantes formas de nuestracotidianidad abrumada. Lo que pasa es que uno,como el célebre escribiente Bartleby, preferiría nohacerlo ...•

Eduardo Grüner

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animal inmolado se riegan las piedras o itás perte-necientes a los orixás (dioses menores). Al son decanciones y con el telón de fondo de los bailes, serealiza el acto. Una tras otra, las filhas de santo,danzan en fila india. Descalzas -sólo los pies des-nudos pueden tocar tierra en los bailes sagrados yen los rituales de origen africano-, arrastran con .suavidad los pies; se contonean con exquisita plas-ticidad, de derecha a izquierda y de izquierda aderecha, con los brazos elevados y en ángulo rec-to, en torno del ixé (poste central del recinto). Lomismo que en el shout de los negros de EstadosUnidos -cerernonia litúrgica de la época de la es-clavitud, semejante al candomblé (nombre querecibe este rito en la zona bahiana y que no tieneninguna relación, como se ha sostenido a vecesapresuradamente, con el candombe rioplatense),a la macumba y al xangó afro brasileños y al vodúafrohaitianos- y en los bailes litúrgicos del po-niente africano, la danza se desenvuelve en unmovimiento contrario al de las manecillas del reloj(...)y esto durante horas, sin fatiga ni desmayo niinterrupción alguna, hasta que de las filhas desanto se van apoderando, sucesivamente, los ori-xás: 'Caen en el santo', según la expresión de losnegros. En estas danzas ( ... ) no hay nada de lasci-vo, sino que son preces de humilde y voluptuosareligiosidad al todopoderoso Xangó."

Es casi banal extraer algunas conclusiones deeste breve cuadro. Como sistema de signos fuerte-mente codificados, la ceremonia despliega todauna "gramática" que puede resultar desconcertan- .te para el no iniciado (y no más "exótico" que el ri-tual ricamente simbólico de, digamos, una corri-da de toros) pero que no incluye magias "negras",conjuros demoníacos (salvo que se quiera tomarcomo tal el interesante fenómeno de que los parti-cipantes pronuncian, durante la "posesión", pala-bras en una lengua desconocida que, una vez sali-dos del trance, serían incapaces de repetir) ni per-versiones indecibles producto del desenfreno se-xual, excepto como proyecciones fantasmáticas deun imaginario colectivo mal alimentado y peor di-gerido. Por supuesto que toda la ceremonia estácargada de un marcado componente erótico, tan-to desde el punto de vista del exceso festivo delque hablábamos más arriba -y que incluye el"sangriento" sacrificio de una indefensa ave de co-rral- como en el sentido de una compleja dimen-sión de la sexualidad que la transforma en goce es-tético a la vez que litúrgico (por su aludida signifi-cación de transgresión sagrada). Pero alucinar allícualquier otra cosa equivale en última instancia areprimir y empobrecer, con una suerte de mora-lismo invertido, esa misma dimensión erótica, porotra parte nada ausente en nuestra propia místicaoccidental (y si no habría que ir a Roma, como re-comendaba Lacan, a ver la Santa Teresa de Ber-nini).

Pero entonces, ¿de dónde proviene esa "in-quietante extrañeza" que nos parecía perci-bir, como un eco asordinado y tembloroso,

en nuestros propios discursos sobre la macumba?Quizá de ninguna otra parte que de la misma fuen-te que produce el agua maloliente y no obstanteconstitutiva del sujeto humano que se ha dado enllamar "tabú de contaminación", el horror y la fas-cinación por el otro sexo, por la otra raza, por laotra cultura, el horror y la fascinación del "sano"por el "enfermo", del "cuerdo" por el "loco", del"bueno" por el "malo", el horror y la fascinación,en fin, de la irreductible y no obstante intolerablediferencia, y que se expresa, entre muchos otrossíntomas, en un registro microideológico (esosaburridos "chetos" tratando lastimosamente desaltar por sobre la diferencia, como si pudieransacudirse así nomás el peso descomunal de milesde genealogías míticas) y en un registro macroi-deológico, tanto en los así llamados totalitarismos(que lisa y llanamente se proponen liquidar la di-ferencia eliminando, física o jurídicamente, al su-jeto que la sostiene) como en ciertas versiones másbenignas pero no menos racistas del "humanis-mo" liberal, que sueña con su borradura, con laidentificación, es decir con la in-diferencia (comosi el problema real no consistiera en saber qué ha-

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COMUNIDADES

Un pueblo que se despueblaSihna Chamnllard y Tristán Bauer, que esludiaron cine en la Escuela Panamericana de Arle, decidieron

relevar las culturas marginales del país. Comenzaron por San Isidro, Salta, en donde rodaronMartín Choque, un telar en San Isidro, un excelente mediometraje. Hablaron, más que de ellos,

de losprotagonistas y del escenario de su film.

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COMUNIDADES

-Así como está elpueblo) así lo heconocidoyo. Antes en San Isidro ha-bía más gente) había mucha gente)pero se han idoyendo de apoco) y hanquedado algunas casas del todo va-cías) sin una gente que viva) y tal vezserá que se.van a buscar donde hayatrabajo) pues.

De este modo, textualmente, habló MartínChoque, habitante de San Isidro, Salta, en el filmdocumental que lleva su nombre.

El pueblo, enclavado en una quebrada y edifi-cado en la cima de un pequeño cerro, parece unaisla. Pero no lo rodea el mar, sino el cauce pedre-goso de un río, el Iruya, seco durante el invierno ytorrentoso en la época 'de las lluvias. El ciclo de lasestaciones moldea la vida de los pobladores. El in-vierno, duro, revela la naturaleza hostil del lugarpero, al menos, permite llegar al poblado, pues sulecho sirve de sendero. Recorriéndolo, en pocomás de tres horas se llega a San Isidro, desde lru-ya.

Pero a Iruya, en Salta, se llega desde Jujuy. Taninaccesible se va volviendo la región. No obstante,Silvia Chanvillard y Tristán Bauer (dos cineastasdedicados a relevar las culturas marginales de laArgentina), con sus equipos, indagaron en Iruya,establecieron contacto con dos pobladores de SanIsidro y con ellos emprendieron el camino hacia elpueblo que les depararía una experiencia (el des-cubrimiento de un método de investigación y lasemociones del encuentro personal con otra cultu-ra) y un resultado, ese excelente film etnográficoque se llama Martín Choque, un telar en San Isi-dro.

-En un primer momento nos limitamos a ob-servar y establecer contacto con la gente del lugar ,facilitado por Santos Días, el agente sanitario deSan Isidro (donde no hay médico) y líder naturalde los pobladores. No pensábamos comenzar a fil-mar. Teníamos que encontrar naturalmente uneje, personajes y elementos representativos quenos permitieran describir con claridad la vida deesa comunidad. Lo encontramos en Martín Cho-que y en su mujer, Leonarda, y en su tarea, el teji-do de ponchos en telar, que es una actividad co-mún a la gente mayor del pueblo. Porque los jóve-nes emigran, trabajan en la zafra durante la tem-porada o se mudan a otros lugares. El pueblo, porcierto, tiende a desaparecer. Así se ve, con casasvacías- dice Tristán Bauer.-En invierno iodos los años vamos al ingenio, u

cortar caña, a pelar caña, no quedamos nadie en lacasa, sólo los viejos para cuidar -dice, en el film,Martín Choque.

-Es muy difícil la subsistencia en San Isidro-dice Silvia Chanvillard-; la tierra es pedregosa atal punto que no se puede usar arado. Para sem-brar y para cosechar usan palos aguzados, o picos.Siembran en terraza, sobre una tierra casi estéril,queda magros resultados. Apenas en verano, hayalguna vegetación. Trabajar en el telar es práctica-mente la única actividad que les permite descen-der a Iruya y vender. Apenas hay excedente de pa-pas, y no hay majadas porque no hay pastos. Conlos ponchos ganan poquísimo dinero y es una acti-

Martín Choque y su mujer,Leonarda, que tienen en

común los hijos, las privacionesy la artesanía.

Procesión de la Virgendel Rosario, en Iruya: fiesta

sacra, pero tambiénmercado y reunión social.

Martín en el telar, en plenaurdimbre: "Y ... yo

hago este trabajo porqueaquí no hay otro, pues."

12 - El Porteño, Febrero 1982

vidad propia de los mayores, porque los jóvenesvan a la zafra, o emigran.

-Tenemos una chacrita a la bandita del cerro, ahíse madura la papa, el maíz. En verano, porque en in-vierno no se madura nada, señor -dice Martín Cho-que.

-Este año ha venido la peste y casi no ha dado lapapa. De un día para otro se ha puesto negra. Ni haflorecido. La voy a dejar en el campo, no vale la penani de levantarla ... No, Diosito se va a enojar si dejola papa botada en el campo. ¿Ve? unos cerros tangrandes para dar una papa tan chiquita - dice Leo-narda, su mujer.En San Isidro los frutos de la tierra dan trabajo

y apenas permiten una subsistencia en el límite.Por eso, su población es fluctuante y tiende a dis-minuir, a causa de las migraciones. En verano, lle-ga a los 699 habitantes, pero en invierno descien-den hasta 225, los viejos y algunos chicos, los que

no van con los padres a los ingenios.=Nuestra impresión todo el tiempo -dice Sil-

via-, cuando estuvimos, en el invierno en agosto,era casi de estupor. Nos preguntábamos: ¿de quévive esta gente? No se veía un pastito. El agua secongela en los techos, había estalagtitas. Nosotrosvivíamos en una casa desocupada, que nos presta-ron. Queríamos calentarla, queríamos cocinar,pero no veíamos leña. Entonces le preguntamos ala gente dónde podíamos buscarla. No hay árbo-les, había que irse lejísimos para conseguirla.-Aparte -dice Tristán-, es una leña muy livia-

nita, que se quema enseguida.-Conseguimos que una chiquita -dice Silvia-,

ese día, nos trajera un poco de leña. Después lepreguntamos dónde podíamos comprar un pocode pan. Y nadie tenía 'pan en el pueblo. Nadie te-nía un pedazo de charqui para que pudieras co-mer. Hay polenta, sí, un poco de harina, mazamo-

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COMUNIDADES

-Nosotros pensamos ir grabando -dice Silvia-mucho material para luego volver a Buenos Airesy armar la estructura de la película. Esa es una for-ma económica de hacer un documental. Luegoíbamos a filmar. De otro modo uno va y debe fil-mar todo, yeso puede llegar a ser costosísimo.Trabajamos con lo mínimo.

rra. No tienen majada. Toda su alimentación sebasa en hidratos de carbono, la papa, la mazamo-rra, y todo el tiempo, la coca. Y el alcohol. Tomanalcohol puro, el alcohol que nosotros usamos paradesinfectar las heridas. Las botellitas de alcoholtienen una etiqueta colorada, con una cruz blanca,y ellos la llaman "el pechito colorado" y se van alcerro con el pechito colorado. Dicen que es buenopara "la puna" (esa sensación de agotamiento quese da a causa de la altura). "El alcoholcito es buenopara la puna", dicen. Tienen otra bebida, que lallaman el mate, que es así: el alcohol puro, con to-ronjil, o cascaritas de naranja, alguna hierba aro-mática, a la que le ponen agua caliente.

-Nosotros llevamos un ponchuo a la fiesta de 1ru-ya. Lo vendimos y con eso compramos un poco de ha-rina, un poco de azúcar, grasa para hacer elpan, yer-bita y algunas cositas más. De la cosechano vendemosnada, apenas alcanza para la casa.

-Nosotros encaramos las entrevistas como unavisita -dice Tristán-. Debimos cambiar el méto-do, pues los alteraba mucho que los grabáramosdirectamente. Camuflamos el micrófrono y opta-mos por un método más natural. Nuestras cintascontienen, más que nada, largos silencios. Ellosson naturalmente parcos. Nosotros los visitába-mos: ellos (tiempo después) empezaron a visitar-nos a nosotros. Teníamos una charla natural, se-

Los largos silencios

i :

gún venían las cosas.-Cuando conocimos a Martín Choque y a Leo-

narda, su mujer, nos dimos cuenta enseguida quepodían ser los protagonistas de la película -diceSilvia-. Además, elegimos a esta pareja porqueson muy expresivos, sobre todo Leonarda, que esmuy locuaz, tiene mucho humor, yeso ayudabamucho. Pero también pasaban días y días, duran-te los que no conseguíamos nada significativo.Nos sentábamos ahí, y si ellos tomaban mate, to-mábamos mate. Cuando llegaba la hora del al-muerzo a veces nos invitaban a comer. Una cosanos emocionó muchísimo: allá los huevos son es-casísimos (las gallinas casi no ponen, por la altu-ra), pero un día Martín y Leonarda nos convida-ron con dos huevos fritos. Nosotros hacía más dediez días que no comíamos más que arroz. Nadietenía nada para vender.

Ellos, durante el primer viaje, nunca comieroncon nosotros. Ponían la mesa, en un cuartito, yellos comían en la cocina. Nos atendían. La se-gunda vez que estuvimos los invitamos nosotros acomer a nuestra casa, les preparamos nosotros lacomida, y ahí sí nos sentamos todos a la mesa. Erala primera vez que comíamos todos juntos.

La historia y la urdimbre

-Elegimos como tema central y como nexo de lahistoria que íbamos a contar -dice Tristán- el tra-bajo de Leonarda y Martín en el telar, pues es elúnico que les permite comerciar. Como ya diji-mos, los cultivos rara vez dan excedentes, hasta lalana la tienen que comprar en Iruya. No puedencomerciar con otra cosa que .con SJ.1S artesanías.

- y. ..yo hago este trabajo porque aquí no hay otro,pues. -dice Martín. .

-Nosotros teníamos, ya, el nudo que nos iba apermitir contar la historia de estas gentes. Tenía-mos a los protagonistas, que se nos impusieronpor su personalidad, por su parca y sufrida sabi-duría. Se nos impusieron porque nos gustaronmucho como personas. A través de ellos la formade vivir en San Isidro se fue desplegando. Losacompañamos con la cámara a las tareas de labran-za y cosecha, los acompañamos a hilar, a enmade-jar: miramos todo a través de nuestros ojos y delojo de la cámara. Acáyen este pueblo, la tarea deltelar es cosa de hombres (no así en otras comuni-dades), por eso se lo ve a Martín Choque armar loshilos, atarlos y tejér.

-Mañana voy a estar urdiendo -dice Martín-,porque hoy es domingo y el trabajo de domingo no esbueno, pues.-Si bien no hay cura en el pueblo -dice Silvia-,

hay una tradición religiosa muy fuerte. Los do-mingos, por ejemplo, tocan las campanas, se jun-tan en la iglesia, y hacen un oficio que es una mez-cla de canto y oraciones. El culto es completamen-te católico (no aparecen restos de otra religión au-tóctona) peto es mucho más social su práctica quela nuestra. Nosotros llegamos y no miramos prác-ticamente a nadie, pues nos vamos a relacionarcon el Ser supremo. Ellos llegan, saludan, y bajanlos chicos de la espalda (porque llevan los chicos ala espalda siempre) y conversan y ruegan, peroruegan en concreto y piden también por cosasprácticas, y se intercambian noticias útiles, y pi-den por las buenas cosechas, por el éxito de sustrabajos, en voz alta. "Diosito -dicen-, que se déalto el maíz este año."

-Para hacer el urdido bien -dice Martín-, hayque poner cuatro palitos y varios colores de lana, asíqueda bien ideado el ponchito. Para atar los hilos enel telar, para hacer el poncho es trabajoso, pues, escomo para no equivocarse en ningún hilito, porque sino ya no se puede tejer o sale mal. Aquí cada hilitohay que pasarlo por un ojito. Es muy delicado, pues.-Nosotros -dice Silvia- trajimos todo el mate-

rial acá a Buenos Aires. Desgrabamos las cintas,elegimos los tramos más representativos de losdiálogos, revelamos las tomas y comenzamos acompaginar. Al fin, montamos todas las secuen-cias e incluso algunas escenas del trabajo con lacaña de azúcar que conseguimos en los archivos.

A su manera, ellos también urdieron .•

Jorge Di Paola

El Porteño, Febrero 1982 - 13

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NOTA DE TAPA

taza, una forma de guerraLos riesgos de un enfrentamiento nuclear, misteriosamente olvidados,

han resurgido al reconocerse Europa como teatro posiblede la guerra. Aún sin estallar, el arsenal atómico líbra sus combates por medio del terror.

Además del departamento, un pequeño chaleten Baden-Baden y el auto, Günter Schmidl se

. compró un bunker,particular, por supuesto.Le costó, llaves en mano, 130.000 marcos, más omenos 65.000 dólares. De esta manera .HerrSchmidl no se siente incauto. Tiene mucha infor-mación proveniente del periodismo y de su amigoel Doktor Kramer quien, una vez por mes, parti-cipa en seminarios donde le informan sobre la na-turaleza de los cuidados que debe impartir a lasvíctimas de radiaciones atómicas, armas bacterio-lógicas y armas químicas. Frau Hendl, con menosposibilidades económicas, se conforma con unbunker colectivo y para sobrevivir con mayor co-modidad adquirió por 2.500 dólares un paquetepreventivo que contiene una radio, un WC quí-mico, raciones especiales y tabiques protegidospor filtros americanos antiradiaciones, más algu-nos consejos alentadores: "no olvidar la libreta deahorro, la póliza de seguro, las fichas de pagos deimpuestos y de pensión a la vejez". Los alemanesson rigurosos, no ingenuos, saben ordenar el pá-nico, refugiarse prolijamente en las fantasías.. Todo este pánico fue provocado por declaracio-nes que el Presidente Reagan realizara en octubrede 1981: "Se puede considerar la posibilidad deutilización de armas tácticas, de ambas partes, enel campo de batalla europeo, sin que ello conduz-ca a una de las grándes potencias a apretar el bo-tón". Ese fue el detonante para que semovilizaranlos Movimientos de la Paz. El Departamento deEstado intentó desde Washington ubicar esta de-claración en su contexto: "La posibilidad de en-frentar a la URSS a todo nivel, convencional o nu-clear, es la clave de la poli tica de disuasión de laNATO. La estrategia de respuesta moduladamantuvo hasta ahora la paz en Europa y aseguróque la Unión Soviética no podría sacar ningunaventaja en caso de querer ser la primera en recu-rrir' a la fuerza".

De todos modos los europeos entendieron quesus territorios ya no les pertenecen. Piensan que laprimer andanada soviética será la destrucción deEuropa, siguiendo la lógica del principio de disua-sión formulado por Reagan: "Si persuadimos a lossoviéticos de nuestro poder de respuesta, después

14 - El Porteño, Febrero 1982

de la primer andanada de ellos, será tan destructi-vo que no puede permitírsela, entonces se absten-drán".Julio Nudler, periodista de Clarín que sigue

cuidadosamente estos acontecimientos capaces dedesembocar en una guerra nuclear dice: "Es unpoco como la muerte. La imposibilidad de figu-rarse la muerte. Es absurdo aplicar raciocinios detiempos más o menos normales que son los que seincluyen en tiempos de guerra convencional a unaguerra nuclear. El descalabro será absoluto y va aproducir un efecto totalmente desconcertante.Los refugios atómicos a nivel privado y domésticoson un buen negocio, floreciente gracias al pánicode la gente. Pero también se sabe que lo único queconseguirán sus propietarios será sobrevivir unpoco más. Cuando abran la puerta del refugio, fa-talmente, se van a sumar a la tragedia general.Esto demuestra la aplicación de criterios absurdosen una situación en que no van a seguir rigiendolos mismos valores. El que se compra el refugiopersonal piensa que instituciones como la propie-dad privada continuarán en pie".

En esta etapa de la tecnología bélica, desde quehay armas, siempre existirá la posibilidad de unaguerra atómica. Y el peligro es tal que debe consi-derarse seriamente el grado de esta posibilidadpor la magnitud de sus consecuencias. Por ejem-plo, se calcula que el efecto de una de las cabezasde 500 kilotones de un misil SS 20, sobre una ciu-dad no protegida, provocaría 20 veces el desastrede Nagasaki.

Hasta hace poco tiempo, no se hablaba con fre-cuencia sobre una guerra devastadora. Los temo-res surgieron con la retórica inaugurada por elPartido Republicano, la dureza de Reagan, la deHaig. Pero además hubo hechos concretos. DiceNudler: "Antes había un abismo que separaba elnivel bélico convencional del nivel bélico nuclear,parecía casi imposible que se saltara de uno a otronivel. Pero esto ocurrió durante la 11Guerra Mun-dial cuando los japoneses fueron nucleados. Sedemostró que había un tránsito posible, con la di-ferencia de que aquellas armas nucleares eran unacosquilla comparadas con el potencial nuclear ac-tual. Y otra diferencia fundamental: el potencial

nuclear estaba sólo de un lado, el norteamericano.Ahora la situación es completamente distinta yexiste lo que se puede llamar un puente con las ar-mas de efecto limitado o pretendidamente limita-do como la bomba neutrónica. Por otro lado, exis-te una propuesta del uso limitado del armamentoatómico. Concretamente el Secretario de Estadonorteamericano, Alexander Haig, ha hablado dela posibilidad de un disparo nuclear de adverten-cia en algún punto de la Unión Soviética en casode un conflicto bélico convencional, con injeren-cia militar rusa" .

Ante esta pretensión de los norteamericanos,los rusos han contestado contra-amenazando, di-ciendo quela guerra será total a la primera descar-ga atómica. Esto también hace pensar que la gue-rra táctica tanto como la estratégica -ataque direc-to al territorio de una de las superpotencias- que-darían descartadas. Las dos superpotencias tienenplena conciencia de que la capacidad mutua dedestrucción es tan colosal que lomás probable quele ocurra al agresor es borrar del mapa al agredidopero también ser borrado por éste .

De todos modos, los temores se concentran enlo que puede llamarse una escalada, a partir del ni- .vel más bajo, un choque convencional, que co-mience a nuclearizarse paulatinamente, hasta quese pierda el control de los límites.

Existe una teoría según la cual el equilibrio, laigualdad del potencial bélico, dentro de las dos su-perpotencias, sería el mejor garante de la paz. El!este sentido los norteamericanos sostienen quedurante unos cuantos años, casi toda la década del80, la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia engeneral, les llevan una ventaja considerable en po-tencial atómico. Este período es llamado la venta-na de la vulnerabilidad. Siguiendo este enfoquese puede sospechar que la Unión Soviética estaríamuy tentada de atacar a EE. UU. y sus aliados conarmas atómicas. Pero los rusos no ignoran que hayarmas atómicas tácticas que también pueden al-canzar territorio soviético. De todo esto son muyconcientes los europeos. No en vano tratan por unlado de mediar y mantener un punto intermedioentre Washington y Moscú; y por otro han inicia-do lo que conocemos como:

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NOTA DE TAPA

La guerra de los pac~listasCuando los europeos entendieron que Reagan

consideró a Europa como campo fé~ti~para la gu~-rra, despertaron indi.g~a.do.s a distintos mOVI-mientos por la paz. La miciauva por movilizar estaindignación ha sido tomada po_[ organizacionesdel carácter más diferente. El pnmer antecedentefue el Llamado de Krefeld, pequeña ciudad delRuhr; supuestamente maneja~~ por agentes so-viéticos, reunió más de un millón de firmas. EnLondres la Campaña para el Desarme Nuclear deGran Bretaña congregó alrededor de 70.000 per-sonas; y unas 200.000 se reunieron e~ Roma .conigual propósito. En Bonn, desde los discursos po-líticos se pudo escuchar: "Europa no es un~ colo-nia nuclear de los EE. UU., m tampoco.su cómpli-ce en la lucha por el poder mundial con la UniónSoviética". Para otros: "La estrategia de la NATOy la Unión Soviética convertiría a Alemania Fede-ral en un campo de tiro de las superpotencias. EnMadrid el líder socialista Felipe González dijo:"Repudiamos cualquier política armamentista,tanto de la URSS como de BE. UU. Protestamoscontra la intervención en Afganistán y tambiéncontra las intervenciones en Nicaragua, Guatema-la El Salvador o Cuba". Mientras tanto en J\._1.~-d~id se realizó una manifestación en la que partici-paron 400 mil personas. . .

Para algunos observadores, estos movrrnientosnacidos de la impotencia de los europeos y de latorpeza de Reagan se h~n convertid? en u~~ cartade triunfo que le permite al Kremlin debilitar elconsenso occidental.

Las cifras son dramáticas y elocuentes; en 1980se han gastado en acumulación de armamento entodo el mundo 500 mil millones de dólares. Es de-cir el doble de lo que se le dedica a la salud. Peropara los europeos la nueva guerra fría es la rotun-da confirmación de que Europa no les pe!tene~e.Todo lo que pueden hacer es protestar sm resig-narse a pensar que la humanidad en~era es tomadacomo rehén para garantizar la segundad de las dossuperpotencias poseedoras de armas nucleares.

Entre 1983 Y 1990Entre estas fechas, según expertos occidenta-

les se instalarán 270 SS 20, la mitad en Siberiaap~niando a China, y la otra mitad en Rusi~ eun?-pea y Ucrania apuntando a Europa y al Mediterrá-neo. La URSS ya ha desplegado 250. Los SS zocon tres cabezas nucleares tienen un alcance de5.000 kilómetros. En el correr de estos años se ins-talarán 108 Pershing 2 en Alemania Federal apun-tando a una pequeña parte de los silos que se en-cuentran en Rusia, tendrán un alcance de 1.800kilómetros. Además se desplegarán 464 Cruisingso misiles de crucero en Alemania Federal, GranBretaña, Italia, y posiblemente Holanda. Estosmisiles pueden elevarse varias decenas de metrosde altura y escapar a los radares, pueden modifi-car el plan de vuelo y alcanzar el obje.tivo hastauna distancia de 2.500 metros, pero debido al vue-lo zigzagueante demoran hasta llegar al blanco doso tres horas de vuelo.

Esta situación puede revertirse, es sólo otra po-sibilidad Y' no se sabe hasta cuándo se puede soste-ner. En el delicado juego de disuasión por hallar elequilibrio Reagan propuso lo que se.~o.noce co~oOpción Cero: "Con el acuerdo sovI.etIco podría-mos reducir sustancialmente la ternble amenazade guerra nuclear que se cierne sobre los pueblosde Europa".

Desde la estrategiaPara clarificar un panorama tan aterrador como

significativo hemos entrevistado al General deBrigada (R) José Teófilo Goyret. Sería redundan-te señalar su amplio curriculum, pero baste desta-car que es historiador y un especialista ~n te~asrelacionados con la estrategia y las relaciones m-ternacionales; actualmente ejerce la dirección delInstituto de Estudios Estratégicos de la Universi-dad de Belgrano, es Director del Banco Central de

la República Argentina, y Director Editorial de larevista Armas y Geostrategia.. -Esencialmente nos interesa conocer su opi-nión sobre la situación en que quedaría Argenti-na en caso de una guerra atómica.

-En el mundo contemporáneo ya no hay paísque pueda sentirse disociado o desafectado de lasinfluencias de una guerra que se plantea entre dosgrandes contendientes. Pero evidentemente ten-dríamos la suerte, en el orden de prioridades quenos afecte a nosotros en forma directa a que sea-mos tocados por misiles o por bombardeos que sehayan jugado entre las dos superpotencias, ten-dríamos la suerte de que esto sea muy difícil. Locual no deja de ser una posibilidad bastante leja-na. Siempre se ha hablado de una situación geo-gráfica negativa para la Argentina, pero en caso deguerra sería positiva. Lo que hubiere sobrevividodel mundo seguramente estaría en el hemisferio.austral.-Se ha comentado, rumoreado, de que po-

drían llegar a colocar misiles en el sur de Argen-tina.

-Eso fue desmentido terminantemente días pa-sados por la Comisión de Senadores cuando fue-ron interrogados en Chile. Se ha negado totalmen-te que en el extremo sur se haya establecido unabase misilística norteamericana. No parece tam-poco que tenga mucho asidero esa información.Aparte de que fue negado tampoco lo creo.-En cuando a la dependencia argentina del

exterior, ¿cuál sería nuestra posición? Induda-blemente no nos beneficiaríamos como ocurriódurante la 11Guerra Mundial.

-Yo digo que la apreciación de que Argentinase benefició está supeditada a que hagamos lacomparación con respecto a quién se vio benefi-ciada. La verdad es ésta: durante la 11 GuerraMundial la Argentina no declaró la guerra a. lospaíses del Eje sino a los finales de la conflagración,y durante todos los años de guerra ~e~ 39 a145, laArgentina ayudó a costa de su prestI_gI_o-y esto esimportantísimo- a costa de su prestigio. Durantey a posteriori de la guerra ayudó a los países ali~-dos y en particular a Gran Bretaña. El Pnmer. MI-nistro Churchill estaba de acuerdo con la SItua-ción de Argentina y quería que se mantuviera a.símientras fuera el gran abastecedor del ImpenoBritánico, prácticamente de las islas. Y por otraparte esto le permitía, dada la situación argentina,de que los convoyes que transportaban esos ali-mentos fueran respetados por los submarinos. LaArgentina pareció como beneficiada d~sde el pl}-n-to de vista de esas ventas, de no haber intervenidosino al final, y de no haber tenido bajas en su po-blación ni destrucciones, pero le produjo un grandesprestigio. Si bien salió beneficiada en unacuenta con libras a favor de la Argentina, hubobastantes dificultades para que esas libras tuvie-ran libre convertibilidad a favor de la Argentinaen primer lugar. Yen segundo lugar y sobre todo,Argentina tuvo una situación muy difícil frente alos países que participaron en la carta del Atlánti-co y que no comprendieron cuál.había si~o el pa-pel de la Argentina en gran medida contribuyen-do con el Imperio Británico. No fue un alarde demanejo hábil en las relaciones internacionales y dela estrategia general que desarrollaron los conduc-tores de nuestro país. Pero en fin, ahora interesapensar sobre escenarios futuros: pienso que Ar-gentina aparecería decididamente actuando enuno de los sectores en pugna. No tendría la menorduda de que Argentina estaría del lado .deEE. UU., más allá de que pueda en una o en vanascuestiones disentir con la política exterior' deEE. UU. Pero cuando las cosas puedan llegar a unpeligro extremo, cuando esté en juego la libertaddel mundo, Argentina no puede dudar porque ne-ne que jugar la partida. Con el derecho que e~tadecisión le daría luego de poder en alguna medidaayudar a que la política exterior del gran país delNorte pueda tomar otros cauces, sobre todo conrelación a la olvidada o desatendida América Latí-na. Pero no creo, precisamente por nuestra situa-ción geográfica y por el punto de vista técnico mi-litar que una guerra nuclear exige, no creo que eladversario enviara misiles nucleares contra nues-tro país. Estaría muy preocupado y muy atraído

Reflexionesde Borges sobrela guerra

-¿Estamos en guerra ahora mismo?-No lo sé. Pero existe la guerra de un modo más

evidente.-¿y existe la posibilidad de una 111 Guerra

Mundial?-Las dos guerras que llamamos mundiales fue-

ron dos guerras civiles europeas. Fue una lástimaporque Europa perdió la hegemonía y la ganaronla Unión Soviética y los EE.UU. Europa, claro,no era muy conciente de ser Europa: la gente sesentía alemana, noruega, francesa, italiana, lo quefueran, y produjeron esas catástrofes. Y una terce-ra sería peor todavía. Yo soy de familia de milita-res que tuvieron sus luces, pero pienso que todaguerra es inhumana. Desde luego hay guerras queno lo fueron, como la Guerra de los Seis Días.Pero si admitimos que una guerra puede justifi-carse, bueno, los traidores deben ir a la cárcel. Y~creo que hay gente, como Bertrand Russell, comaGandhi, como Romain Rolland, que tenían razónen ser pacifistas, yo soy pacifista. Y actualmentese necesita muchísimo más valor para ser pacifistaque para ir a la guerra, si hay una guerra. Es que sees tan fácilmente nacionalista. Recuerdo quecuando hubo un certamen de fútbol aquí decíanHemos vencido a Holanda; yo no vencí a Holan-da, y además no quiero vencer a nadie. A Spinoza,por ejemplo, por qué voy a vencerlo. Pero unaguerra sería terrible. Los medios de destrucciónson espantosos. Ya Quevedo y Cervantes protes-tan contra las armas de fuego. Aquí también sepensaba que usar revólver era de flojos, se debíausar el cuchillo.-Qué destino funesto el de Europa; pueden

ser nucleados y utilizados como campo de bata-lla.

-Es terrible. Yo no sé lo que pienso, pero creoque los argentinos somos europeos nacidos en eldestierro o un poco a trasmano y creo que esen-cialmente somos europeos. La guerra es triste. Laguerra es terrible, es la organización del crimen.Es justificar y fomentar el genocidio, es espanto-so. Yo soy de familia militar y creo que ellos obra-ron bien según sus luces. Y no siento vergüenzade ser nieto de militares, pero al mismo tiempo meparece que la guerra es espantosa. No creo queellos obraran con malos fines, no. Las guerras CI-viles fueron necesarias, mi familia era unitaria,pero somos parientes de Rosas, eso no importa.Uno de mis abuelos murió en una batalla a los 16años. Mi otro abuelo se batió en Cepeda y en Pa-vón, una guerra entre Buenos Aires y la Confede-ración. ¿Quién entendería hoy una guerra entreEntre Ríos y Buenos Aires? Nadie. Una guerraentre Argentina y Chile es igualmente incompren-sible. Bueno, yo soy anarquista. Desde luego nomerecemos todavía una ausencia total de gobier-no, por ahora es un mal necesario. Pero claro, esodepende de la situación econóf!lica, si hay pobrezahay crímenes. Por favor, no diga que yo quiero laguerra. .

En La Fama, un excelso poema, Borges dice:"Haber honrado espadas y razonablemente que-rer la paz" .•

El Porteño, Febrero 1982 - 15

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NOTA DE TAPA

por lograr la superioridad nuclear, sea en el teatrode operaciones de Europa o sea directamente con-tra EE.UU., según las dos variantes que puedandarse: una guerra nuclear que se desarrolle con li-mitados elementos nucleares en el teatro de opera-ciones de Europa o una guerra nuclear en la quedirectamente los dos colosos se enfrenten en unintercambio, por cierto de tipo apocalíptico, y loque podría ser la mezcla de los dos.

-¿Y con respecto a la dependencia económi-ca que tenemos del exterior, qué ocurriría?

-Si mal no recuerdo, económicamente la Ar-gentina necesita un dólar de insumo por cada diezdólares de su producido. Pero esto no es una fuer-te dependencia. Al contrario, es una de las relacio-nes más aliviadas que hay en los países eufemísti-camente llamados en vías de desarrollo. °si que-remos ser más concretos en los países que están as-pirando a la posición de las potencias de Europa;pero estamos hablando de las superpotencias denivel post industrial.-¿Eso quiere decir que en caso de una guerra

nuclear seríamos autosuficientes?-En caso de una guerra nuclear no va a haber

mucho tiempo para plantear los problemas de lasuficiencia o autosuficiencia. Uno de los proble-mas que el mundo actual y sobre todo los líderesen el sentido más genérico de la palabra líder, escomprender muy claramente que una posibleguerra mundial tiene características totalmentediferentes a lo que ha sido la guerra convencional.El único parecido podrán ser las bajas, pero des-pués será totalmente diferente. Y lamentablemen-te muchos razonamientos que a veces se efectúanse hacen como una especie de extrapolación conrespecto a lo que hemos conocido históricamentecomo las llamadas guerras mundiales. La cosa estotalmente distinta. Además, el mundo occidentaltiene que formar su mentalidad a que puede haberuna guerra nuclear, y que de ser así tiene que pre-pararse para triunfar en esa guerra nuclear, y no

Las guerras tienen sus reglas. Infortunadamen-te, cuando crece la destructividad no sucede lomismo con el rigor de esas reglas, que fueron in-ventadas para distinguir la batalla del mero cri-men.

Ningún acuerdo de poetas -ninguna cuestióndiscursiva- podrá interrumpir, una vez desenca-denado, el holocausto nuclear. Cuando los cohe-tes vectores se dirijan hacia sus objetivos con pre-cisión puntual (la frase debe leerse en tiempo po-tencial) sólo podrá imponerse la réplica similar-mente destructora.

Un pacifista no puede ignorar la naturaleza deesta guerra. Curiosamente, parecen ser los belige-rantes quienes no tienen aún la noción de la dife-rencia sustancial (y cualitativa) entre el escalónnuclear de esta guerra y los niveles convenciona-

sólo triunfar sino imponer su voluntad. Es decir,su forma, su concepción de vida, al mundo quequedaría devastado, horrorizado y lleno de com-plejos y de problemas. Es notable que en el mun-do occidental las manifestaciones pacifistas mu-chas veces con un alto grado de irracionalidad,otras con un altísimo grado de idealismo, respeta-ble pero alejado de la realidad y por lo mismo tanpeligroso -un escritor francés dice que "la políticade los ángeles es mucho más peligrosa que la polí-tica de los hombres"- deben tener muy clara con-ciencia de lo que es una guerra nuclear. Una gue-rra nuclear puede definirse, y está en un orden deprioridad que se define en un cortísimo tiempo(tanto sea que se enfrentan directamente las dossuperpotencias como que se desarrolle en el teatrode operaciones de Europa). Ha habido una inten-ción de pretender que podría llegar a limitarse alteatro de operaciones de Europa, yo personal-mente no lo creo.-¿Eso puede considerarse torpeza de Reagan

o un juego estratégico brillante?-Reagan ha planteado muy claramente el pro-

blema de EE. UU. Durante muchos años EE. UU.ha sobrellevado solo el esfuerzo, el tremendo es-fuerzo financiero que significa mantener un arse-nal nuclear y el desarrollo del sistema de armascompatible, en alguna medida, con el desarrollorealizado a su vez, de la Unión Soviética. Digo en

. alguna medida porque el desarrollo de la UniónSoviética es tremendamente mayor que el que hadesarrollado EE. UU. A tal punto que en cuanto aposesión de sistema de armas en cualquier clase detipos ha sobrepasado a EE. UU. Como decía, Rea-gan, conciente del tremendo esfuerzo de EE. UU.que ha sido acompañado con bastante reticenciapor parte de los europeos, sobre todo en los últi-mos tiempos en que los alemanes en primerlugar,los franceses en segundo lugar, han estado máspreocupados en hacer buenos negocios con paísesdel Pacto de Varsovia y con el Este, que en ayudar

Entre la pausay el espanto

Los reyes galeses, cuenta RobertGraves, elegían una planicie para li-brar sus batallas. En una colina cer-cana, preferentemente debajo deuna encina, los poetas de la corte decada bando enfrentado acompaña-ban el combate con una justa verbalsobre los términos de la disputa. Noera un asunto meramente discursi-vo: si los poetas se ponían de acuer-do tenían el poder de detener la pe-lea y de imponer la paz con honor.

/6 - El Porteño, Febrero /'J82

les. Las dos superpotencias, EE.UU. y la UniónSoviética pelean por el dominio global del mundo.La Tercera Guerra, por ahora, se disputa en losmárgenes y con un uso infinitesimal de la fuerzadisponible.

Ahora, en Occidente, con mayor energía queantes, se disputa sobre todo en las mentes de loshombres. Todos somos rehenes, cautivos de dostipos de presión psicológica, así como fuimos cau-tivos del olvido de esa capacidad de destrucción fi-nal que siempre estuvo presente. (Es cierto que laArgentina, si no proporciona bases de misiles,está exenta de impactos nucleares directos, puesno es objetivo de un combate nuclear estratégico.Pero sí lo es de lluvias,las mareas y los vientos ra-diactivos.)

Reagan quiere que sus aliados europeos (y suspueblos) modifiquen su mentalidad y entiendanque no sólo Estados Unidos sino también ellospueden ser campo de batalla de máximo nivel. Lohacen para fortalecer la NATO. Los soviéticospresionan para debilitar la N ATO, para que el te-mor aleje a los europeos de su alianza con los Esta-dos Unidos.

El objetivo directo, y en estos momentos, esEuropa, siempre el objetivo remoto es el mundoentero.

La guerra (ahora) sucede en las conciencias: noes un suceso por venir. La información fragmen-taria, o la desinformación planeada, tienen el pro-pósito de alarmar a las poblaciones europeas. Yhan sido las declaraciones de Reagan, nada gratui-tas, las que han provocado este efecto de espanto.y tan solo recordándoles a sus aliados su posi-ción.

General (RE) Goyret: "Puede llegar un momen-to dado en que Estados Unidos diga no."

a que la Alianza del Atlántico tenga el poderío mi-litar que es necesario en última instancia. Con-fiando siempre en dos cosas: primero, un presun-to cambio de comportamiento en cuanto a las rela-ciones internacionales, es decir creer en la famosadistensión; y en segundo lugar que si la Unión So-viética no se comportara bien, bueno, están losEE. UU. que se van a encargar de defenderlas. Unpoco lo que ha hecho Reagan, es decir, bueno,basta, también tienen ustedes que ayudar concre-tamente que si es necesario nosotros vamos a ayu-dar, pero también tienen que ayudarse ustedes,como aquello de San Pablo: "Si quieres que Dioste ayude, también ayúdate tú o ayúdalo tú a El".Lo cierto es que ha habido, aparentemente, una

Pero los soviéticos, basados en lo que parece sersu superioridad estratégica nuclear y convencio-nal, han replicado con otra alta dosis de presiónsobre los políticos y los pobladores. En esencia,ofrecen la guerra total como respuestaa la primeradescarga atómica americana.

Reagan y Haig usaron su capacidad de presióncon el objeto de crearse un espacio para colocarsus Pershing s y Cruisings en Europa y para pro-mover la provisión, por parte de la NATO, de unarsenal neutrónico táctico.

Los resultados, como les ocurre muy a menudoa los americanos, parecen paradójicos: los pacifis-tas europeos rechazan los vectores disuasivos nu-cleares con base en el continente y un vasto movi-miento de opinión quisiera desnuclearizar Euro-pa. Que las armas nucleares -en todo caso- tenganbase en los Estados Unidos, a quienes les tocaría elataque atómico o la réplica, si atacan.

Lo pequeño es poderosoEuropa central es el frente más fuertemente ar-

mado del planeta. Acaso pensado para la BlitzKrieg, abunda en tanques, en carros blindados,en helicópteros y aviones. Mucho más numero-sos, los tanques del pacto de Varsovia suscitaronlas alarmas de la NATO, y, pensada como armaantitanque global, la bomba de la discordia, labomba neutrónica, agitó los fantasmas del holo-causto nuclear, que sigue perturbando al conti-nente europeo. "Si ellos tienen más tanques quenosotros, -quieren decir- en caso de ataque lospodemos parar con esta hermosa bomba, que tie-ne la ventaja de que, salvo en el radio de impactodirecto, podrá dejar en pie las instalaciones indus-triales, pues su radiación de alta penetración sólodestruye lo que está vivo." Nada más que eso.

Las masas pacifistas manifestaron en contra deese "progreso tecnológico". En términos milita-res, parecía razonable contar con armas "defensi-vas" que oponer a una hipotética blitzkrieg delPacto de Varsovia, que de este modo se vería di-suadida. Pero un artículo de Paul Walker, un es-

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los EE. UU. En última instancia la decisión va aestar siempre entre las dos superpotencias. De to-das maneras ellos tienen submarinos con la dife-rencia de que el misil lanzado desde un submarinotiene un error probable muy superior a los misilesde tierra a tierra. Esto hace que un intento de opo-sición entre misiles fuerzas contra fuerzas se bus-que el equilibrio con misiles con base en tierra.Ahora se pueden continuar las negociaciones,cuando antes la URSS aparecía como un duro queno tenía interés o voluntad ninguna de conversarcuando se habían interrumpido las negociacionespor el Salt 11, ahora se han replanteado las cosas yesto es un éxito de Reagan, aunque frecuentemen-te lo vapulean, incluso en EE.UU., sin analizarfríamente los hechos como son.

Cuando el 20 de junio de 1979, después de unintercambio de besos entre Carter y Brezhnev, sefirmó el Tratado Salt II, que corresponde a la limi-tación del armamento estratégico número dos, aldía siguiente, el gobierno de la Unión Soviética ra-tificó el tratado firmado por EE. UU., en tanto queCarter volvía a EE. UU. a someter al senado estetratado. En EE. UU. se levantaron muchísimasvoces y muy autorizadas objetando este tratadoque realmente era igual que el número uno, tre-mendamente favorable para la Unión Soviética,con muchas cláusulas que hacían pensar que nue-vamente la URSS iba a lograr pegar un salto ade-lante si se lo tomaba tal cual se lo había firmado.Simultáneamente con estas discusiones internasde los EE. UU. , en la Unión Soviética, por boca devoceros como Gromyco, por ejemplo, se afirmórotundamente que no se iba a aceptar de ningunamanera volver a discutir las cláusulas del TratadoSalt II. Eso estaba firmado y así tenía que ser o no.Esto fue en los finales del gobierno de Carter. In-mediatamente después se produce lo de Afganis-tán y lo que ocurrió en el Irán. Cuando aparece elseñor Reagan, al poco tiempo los soviéticos invi-tan a negociar, a conversar, y Reagan no manifies-

)

Juan Pablo 11:Detener el apocalipsis nuclear.

reacción en los gobiernos europeos, pero no tannotable. El único país que ha demostrado una ma-yor decisión ha sido el gobierno socialista de Mit-terrand. Antes había dudas con respecto al atlan-tismo de Mitterrand, hoy día parecería que no sepuede dudar. Es notable que quienes lean los do-cumentos oficiales de la Unión Soviética se van aencontrar con que los soviéticos adoctrinan a suscuadros con la posibilidad y la probabilidad deuna guerra mundial, afirmando, con ese triunfa-lismo típico del marxismo, que la Unión Soviéticaes la que ha de triunfar, porque va a saber afrontarla guerra, triunfar y sobrevivir a los destrozos quela guerra nuclear pudiera provocar. En tanto queen Occidente, las corrientes pacifistas, ignorantes

pecialista norteamericano en servicios de informa-ción y graduado en el Instituto de Tecnología deMassachusets, (artículo que se podía encontrar enlos kioscos de Buenos Aires en el mes de enero)depara puntos de vista que no pueden ser ajenos alos estrategas. El desarrollo de las armas inteligen-tes, los pequeños cohetes autoguiados, ha sidomás veloz -dice- que los desarrollos en armamen-to pesado convencional (tanques, barcos y avio-nes).Esta disparidad parece traer consigo un replan-

teo de la táctica militar moderna. "¿Cómo se refle-jará esto en una hipotética guerra en tierra? -escri-be-. Parecen evidentes 'algunas secuelas. En la al-ternativa entre movilidad y protección, en el futu-ro el énfasis se pondrá seguramente más en la mo-vilidad que en el blindaje. En frentes fuertementearmados como Europa central y Oriente medio, elbando que ataque primero, al dejar en evidenciasu posición, será el más vulnerable. Todo lo quepueda detectarse ( ... ) será alcanzado y probable-mente puesto fuera de combate."

Esta y otras reflexiones técnicas no alarmistasparecen consolidar la hipótesis (intuitiva) de queen estos momentos la proximidad del enfrenta-miento nuclear es en gran medida un cuco que seagita para ganar la batalla que se desencadena enel campo de las conciencias, combate en el queambas potencias ejercitan sus nada desdeñablesparafernalias de acción psicológica. Presionados,abatidos y amenazados por ambos bandos, los eu-ropeos (yen medida menor nosotros mismos), pa-decen en sus mentes una disputa de posiciones,una disputa que, aunque carece de territorio, nocarece de víctimas.

"Tal situación de tablas de hecho en el campode batalla puede incitar al control negociado de aromamentos y al desarme en armas convencionales-dice Walker-. Sin embargo, con un armamentoque tiende a menguar en tamaño y crecer en efica-cia, la lucha puede desplazarse desde los frentesmilitares hasta las ciudades, las guerrillas y las ac-tividades terroristas."

Estas apreciaciones de Walker ya no parecen

las más de ellas de las características de la natura-leza de una guerra y de las apetencias de la UniónSoviética, aparecen demostrando un gran temor ala guerra nuclear. Hay que tenerlo, pero no a talpunto de que el adversario se entere de que tene-mos tanto miedo. Yen segundo lugar lo que estáen juego es la supervivencia de un mundo librecon todas las objeciones que se pueden formularque, no hay duda, es muy preferible al que se vivedetrás de la Cortina de Hierro.-Posteriormente Reagan propuso una opera-

ción llamada Nivel Cero. ¿Qué significado ad-quiere?

-El Nivel Cero en Europa es muy interesante.Ha sido habilísimo. Demuestra que Breznev y elPolitbureau no están aletargados como para con-testar inmédiatamente que no. En Europa hace-mos que prácticamente desaparezcan los misiles,la Unión Soviética no aceptó de modo rotundosino que se inició el planteo de las conversacionessobre la reducción o el control de armamentos.Siempre queda en pie el enfrentamiento de las dospotencias con los misiles con base en tierra, UniónSoviética y EE. UU., los misiles submarinos conalcance intercontinental, e incluso una nueva ver-sión de aviones de bombardeo que pueda agregar-se a esta tríada como dicen los norteamericanos.Todo lo de Reagan fue un desafío y una gran juga-da que, además, dejó al desnudo a la Unión Sovié-tica. En realidad, los misiles americanos en Euro-pa no son intercontinentales y no superan los sietemil kilómetros de alcance y están en condicionesde atacar el corazón de la Unión Soviética en tantoque los de la URSS, no atacarían el territorio ame-ricano porque no les da el alcance. Ahí está plan-teado por qué los soviéticos quieren que los tiposde misiles que se vayan eliminando sean aquellosque puedan desde Europa atacar su territorio.Pero al mismo tiempo ellos pretenden dejar los su-yos al borde de su territorio o de los países del Pac-to de Varsovia que puedan atacar al territorio de

meramente especulativas. Basta ver los titularesdel día en que se escribe esta nota: Una central nu-clear atacada con cohetes, aunque fueron de fabri-cación casera (justamente por esa posibilidad,como lo sabe cualquier buen aeromodelista) yele-mentales frente a los disponibles en el mercadoclandestino de armas, producidos por las grandespotencias, van dando marcas de esa vulnerabili-dad.

Rarezas de esta guerra. El sistema occidentaltiene sus méritos (potenciales muy a menudo) enlas nociones de libertad y participación. En épo-cas de Carter y Brezinski se había decidido, condesigual fortuna, disputar con los soviéticos en elcampo de la ideología.

El desarrollo obtenido por la supertecnologíaoccidental permite cubrir largamente las necesi-dades de los pueblos. Por la libertad -por la ideade la libertad- vale la pena luchar, como bien losupieron y lo saben en esa nación cautiva, Polo-nia, en un sentido rehén del fantasma de la batallanuclear europea. Brezinski proponía restarles in-fluencia a los soviéticos, aliados de muchas gue-rras de liberación nacional, ofreciendo la satisfac-ción de las necesidades en conjunción con las li-bertades públicas. Aunque fracasado, ése fue elintento del Departamento de Estado de Nicara-gua. Faltó, seguramente, espacio político.

Pero ya mismo, como consecuencia del despla-zamiento del frente militar europeo a las ciudades(proceso que recién puede considerarse comenza-do), a causa de esa situación de tablas producidapor la tecnología de las armas inteligentes, y tam-bién producto de disconformidades extremas, yamismo y desde hace un tiempo, lentamente, losderechos de los ciudadanos se debilitan. El frenteciudadano traerá consigo otra paradoja:

Occidente puede cautivar y ser modelo de otrassociedades en formación en la medida en que con-venza de que la satisfacción de las necesidades ma-teriales es posible en pareja con las libertades pú-blicas. Pero la amenaza de este nuevo frente, lamisma psicosis producto de esta amenaza, traecomo réplica la acentuación del control y de la re-

presion. El control y la represión devoran, conmayor o menor rapidez, insidiosamente la posibi-lidad no tan hipotética de sovietizar (en el sentidodel control de la población) las ciudades y las na-ciones europeas. Basta ver las medidas que poco apoco se imponen en Francia (país de policía dura)yen Inglaterra, donde el Bobby protector va pa-sando a la historia. Tanto las libertades públicascomo los movimientos de masas se verán jaquea-dos progresivamente por este gambito estratégi-co. Los lemas occidentales corren el riesgo de serprogresivamente inconvincentes.

Este efecto es producto del espanto nuclear,que opera, más que en la detonación, en su exis-tencia. Sólo se ha usado una vez, y así quedó de-mostrada, a la vez físicamente y metafísicamente,la existencia del horror absoluto.

Pacifismo alertaLa difusión de la conciencia de la naturaleza es-

pecífica, perversa, de la guerra nuclear, es el me-lancólico deber de los pacifistas alertas. Desenca-denar el holocausto depende de estructuras cerra-das de poder, no de la gente: pero aunque la per-meabilidad de esos centros de decisión mundial ala opinión pública sea escasa, la ética impone de-fender la vida, ya no solamente la vida humanasino, globalmente, la vida sobre el planeta, talcomo está dada.

Hasta ahora el poder nuclear, difícilmente pen-sable en los hechos, captura, sin actuar, por sumera y siniestra presencia. Poder intimidatoriopor excelencia, el terror atómico practicado porigual por ambas potencias sirve sin estallar, con-quista y detiene por igual. Los soviéticos y los es-tadounidenses son racionales, pero sus racionali-dades no son idénticas. Ese es el peligro. Si hom-bres equivalentes a los poetas galeses que partici-paban de los combates medioevales tienen la posi-bilidad de detener el apocalipsis con la fuerza desus argumentos, deberán hablar antes de la bata-lla .•

Jorge Di Paola

El Porteño, Febrero 1982·17

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NOTA DE TAPA

ta un gran entusiasmo y deja las cosas como si nolo hubiera oído o no del todo bien. Pasa el tiempoy ahora los rusos han aceptado renegociar el SaltJI. Se cumple un poco aquella vieja observaciónque alguna vez ha sido formulada: para entender-se con los soviéticos hay que hacerlo desde una po-sición de firmeza. No tanto de potencial bélicosino de decisión, firmeza, algo que el ruso respetatremendamente.-Pero mientras tanto se habla de fechas difí-

ciles en esta década en la que Rusia estaría me-jor dispuesta para atacar a Occidente.

-Entre el82 y el86 se plantea la llamada Venta-na de la Vulnerabilidad o un gap en el desarrollomisilístico de los EE. UU. Lo cierto es que en eselapso, en ese quinquenio aproximadamente laUnión Soviética habrá terminado el despliegue desus misiles SS 18. En este momento los que danmucho que hablar a los periodistas son los SS 20,pero los que importan porque son los que tienenalcance intercontinental y además una tremendaprecisión y ciertas características técnicas de serMIRF, MARF Y ser pesados, son los SS 18.EE. UU. ha tenido una reacción en cuanto al desa-rrollo que llevaba su arsenal nuclear, ya con elproyecto del presupuesto federal decretado porCarter en los finales de su administración, preten-.día rápidamente tener un desarrollo misilísticoequiparable al de la Unión Soviética. Pero quéocurre: el más importante de ese desarrollo que esel de los misiles en tierra, el famoso MX, que yaestá ordenado y dispuesto, aunque está en discu-sión cómo va a ser transportado y qué movili-dad va a tener para no ser blanco fijo de los preci-sos SS 18. De cualquier manera no va a haber undespliegue operacional de los nuevos MX, quevan a tener características iguales a los SS 18, novan a estar nunca antes del 86 y no terminaríantampoco antes del 91. Estados Unidos ha acelera-do el desarrollo de los Trident, nuevos submari-nos con nuevos misiles. Es decir, EE.UU. buscapor esta reacción producida durante la adminis-

tración de Carter y de Reagan, salvar los años deadormecimiento producido por el famoso docu-mento firmado en su momento por el PresidenteNixon, cuando no se había descubierto la verda-dera guerra, y firmado también por el Dr. Kissin-ger cuando tampoco había descubierto cómo po-día ser una guerra nuclear, aunque ya tuviese mu-cho material para escribir una voluminosa memo-na.-Considerando esta vulnerabilidad, ¿cuáles

serían los escenarios y cómo comenzaría esta111Guerra Mundial?

-Partiendo de que en estos años Rusia va a te-ner una superioridad cierta con respecto aEE. UU., es posible que se sienta capaz de impo-ner condiciones, que casi serían exacciones aEE.UU. Puede llegar el momento dado en queEE. UU. directamente diga no, punto. El Dr. Kis-singer, responsable directo de la firma del Trata-do de la Distensión en un discurso pronunciado ella de septiembre de 1979 en Bruselas, Los próxi-mos 30 años de la OTAN, después de reconocersu responsabilidad y la de muchos otros preclarosacadémicos de EE. UU. en la situación peligrosísi-ma que estaban viviendo Europa y EE. UU., llegóa afirmar que no hay precedente histórico de queuna potencia que tenga la hegemonía militar no lause al menos para hacer chantaje nuclear. La posi-bilidad de que los líderes soviéticos intenten apro-vechar esta ventaja para la exacción y esto puedasignificar que los EE. UU., en un momento dado,se pongan duros, y entonces los acontecimientossuperen a los hombres, puede ocurrir. Mi gran in-terrogante personal es el de que en años muy pró-ximos en Rusia se produce inexorablemente, porrazones biológicas, un cambio generacional. Ytodo cambio generacional provoca visiones distin-tas de los acontecimientos políticos, económicos,etc. Esto puede producir una lucha por el poder,algo peligroso cuando se dispone además de unasuperioridad militar frente al adversario. Puedencaer en la tentación de demostrar que es más ruso

Reagan: Les recordó a los europeos que eranaliados; deben correr sus riesgos.

que los otros rusos, llegando a desencadenar algoincontrolable. Por otra parte varios autores euro-peos sostienen que la Unión Soviética, por un pro-blema de mayor crecimiento vegetativo de las mi-norías religiosas y en particular islámicas, puedellegar a sufrir toda una transformación de la es-tructura poblacional que afectaría al régimen polí-tico-económico. Esto podría provocar una tre-menda perturbación. Otros plantean el problemade lo que puede ocurrir en las zonas periféricas dela Unión Soviética, como se ha dado el caso re-ciente de Polonia, que podría provocar algo in-controlado también y que obligara a una interven-ción del mundo occidental y que acarreara el en-frentamiento con la Unión Soviética. Es decir, losescenarios que pueden darse para provocar una

-¿Existe la posibilidad real de una terceraguerra mundial?

-A pesar de que no se puede hablar de la exis-tencia de una confrontación directa entre las dossuperpotencias desde 1945,hay gente que se aven-tura a argumentar que la tercera guerra mundialcomenzó precisamente al finalizar la segunda: enel período de la posguerra se sucedieron 140 gue-rras en los países del Tercer Mundo y en la mayo-ría de los casos la Unión Soviética y los EstadosUnidos han estado involucrados. Europa no corretodavía el riesgo de una participación directa,pero la posibilidad de ver su territorio convertidoen un campo de batalla entre la Unión Soviética ylos Estados 'Unidos está presente en la mente delos europeos.

Las armas nucleares son una realidad. De ahíque su visión de la realidad sea una pesadilla. Rea-

La visión de un europeoDesde la Segunda Guerra Mundial,no ha habido ninguna experienciabélica en el continente .europeo.Pero, ahora, cunde elmiedo. La ex-pansión militar de las dos grandespotencias, unida al incremento dearmas en Europa, ha provocado eldesarrollo del gran movimiento porla Paz en los países del viejo mun-do. Audun Wik, joven periodistanoruego -desde ahora, correspon -sal de El Porteño-, dialogó en la re-dacción sobre el tema:

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NOTA DE TAPA

Brezhnev: Promete guerra total en caso de seratacado.

guerra nuclear son varios. Las estrategias de di-suasión nuclear que han operado desde e145 hastael momento actual, vilipendiadas muchas vecespero que han permitido vivir a la humanidad -enuna situación de miedo, es verdad, "el orden porel miedo", decía Hegel, pero en última instancia lehan permitido a la humanidad vivir y desarrollar-se-, han tenido que darse en condiciones muy cla-ras: una es una gran racionalidad con categoríaslógicas y estructuras lógicas compartidas, esto esimportante porque no se puede hablar de raciona-lidad o irracionalidad con el Sr. Khomeini que tie-ne estructuras y categorías muy distintas a lasnuestras, pero en el caso soviético no, la cosa es to-talmente compartida.

Esta oposición también entraña grandes parti-

cipaciones; pero además, y esto parece paradójicoy II veces no se entiende. es importante que hayaconductores en uno y en otros que presenten unaimagen de fortaleza moral y de decisión firme. Yesto es preferible a que aparezca un hamletianopersonaje como Carter. Esto puede parecer unaaberración pero no es así: el que puede invitar auna aventura desde el otro lado es precisamente elque puede apreciar que su contrincante por razo-nes psicológicas no va a responder, va a dudar.Entonces el primero podrá imponer su voluntad,En tanto que si sabe claramente que se va a encon-trar con una voluntad firme ante una agresión y vaa hallar una réplica, entonces ahí actuará con máscuidado. La decisión de lo que se dice y se hace estremendamente importante para que se mantengaesta paz inestable, pero paz. Hay gente que parececreer que alguna vez la humanidad vivió en la paz.Lamentablemente hay que buscar con lupa losmomentos en que haya coincidido la paz en elmundo. Los males de la guerra no se terminan conla matanza que se pueda producir en un campo debatalla. También puede ser la imposición sobre lavoluntad a un grado que degrada, cosa que recor-dó el Papa recientemente.

-Hay un tema que hemos olvidado y que damucho que hablar, la bomba neutrónica. ¿Cuáles la ventaja en una guerra atómica de tener labomba neutrónica?

-Hay que aclarar bien que si la guerra se plan-teara en el teatro de operaciones de Europa, lógi-camente disponer de la bomba neutrónica porparte de los europeos occidentales les daría la po-sibilidad de lograr bajas en los efectivos rusos sindestruir sus propias ciudades. No se puede creeren la posibilidad de una invasión de Europa Occi-dental a Europa Oriental. Pero la bomba neutró-nica termina ahí, porque el problema de una grandecisión en una guerra nuclear va a estar dadofundamentalmente por lo que explicaba hoy, seríala lucha de fuerza contra fuerza, es decir el misilque ataca el emplazamiento del misil y este otro

que replica al emplazamiento del primero. Reciéncuando silencie a éstos puedo pensar en el campode batalla para lograr el éxito. Y lo va a lograr elque haya obtenido superioridad en ese plano delenfrentamiento, y entonces la bomba neutrónicaya no sirve. Precisamente en ese enfrentamientolo que hay que hacer es destruir. Las característi-cas del SS lR. por ejemplo, dije que era MTRF.MARF y además pesado. MIRF quiere decir quela cabeza nuclear se fracciona en varias partes yque cada una de esas partes puede tomar un blan-co; MARF significa que es un MIRF pero ademásque cada .cabe7.a nuclear ruede tener aurocorrec-ción; y pesado significa que es un proyectil quetiene una velocidad remanente en el punto de caí-da de modo tal que le permite destruir las losas decemento. Si un SS 18 atacara no buscaría provocarbajas sino caer sobre los silos donde están los misi-les americanos y destruirlos.

-Por último, si Argentina llegara a poseer unarma nuclear, ¿eso no la convertiría en blanco?-En primer lugar eso ocurriría en el orden de

las suposiciones porque ha sido negado totalmen-te que nuestro gobierno intente desarrollar unproyectil nuclear. Pero no. Se puede tener la bom-ba nuclear pero vale muy poco si no tenemos elvector nuclear. El vector tiene una importanciatanto o mayor que la existencia de la propia bombanuclear. Prácticamente lo que da el balance de po-der entre la Unión Soviética y EE. UU. no es tantola bomba nuclear cuanto el misil que la transportey las características de ese misil. Así que sin vectornuclear difícilmente seríamos blanco. Además es-tarían muy atraídos con sus intercontinentales poraniquilarse uno a otro.

El poderío bélico soviético y la nueva políticamilitar de Reagan dan cuenta una vez más de quepara preservar la paz se necesitan las armas másdestructivas .•

Noemí Casset

gan habló recientemente de la posibilidad de unaguerra nuclear en Europa, lo cual causó una alar-ma mayor a la que ya existía. El movimiento de lapaz es ante todo un movimiento en contra de lasarmas nucleares.

-¿Por qué se creó un movimiento pacifista enEuropa?

-En estos momentos existe en Europa una con-centración de armas nucleares y convencionalesde un poderoso efecto destructivo. A pesar de estoEuropa es sólo una pieza en el juego de la estrate-gia mundial.

La Unión Soviética se expande en Centroaméri-ca, Africa, Asia, Medio Oriente, y Europa Orien-tal, así como también viola las.leyes de territoriosnacionales. El haber ubicado en noviembre de1981 un submarino con armas nucleares en aguassuecas es la última muestra de la expansión sovié-tica.

Mientras tanto los Estados Unidos consolidansu poder en Europa incluyendo a Turquía y Gre-cia en la NATO, y es muy posible que también Es-paña pase a ser miembro de la NATO este año. Almismo tiempo, la administración de Reagan pla-nea instituir la SATO, en la que incluiría a Argen-tina, Chile, Brasil y Sudáfrica.

La importancia económica y estratégica de Eu-ropa es evidente. El hecho de que existan basesnucleares en distintos puntos de Europa incre-menta la amenaza nuclear. El movimiento por lapaz ha sido una reacción a esta amenaza y luchapor disminuir el riesgo tratando de influir sobreaquellos cuyo poder de decisión permita instru-mentar el desarme nuclear en Europa.

Pero no sólo es ése el motivo de la lucha. Laguerra también significa para ellos un gran gastoeconómico sin sentido dada la pobreza mundial.-¿Quiénes pertenecen a este movimiento por

la paz?-Es un movimiento típicamente popular, qui-

zás sin una racionalidad clara, pero con un fuertedeseo de paz.

Está formado por gente de todas las edades, ra-zas y posiciones políticas. Pertenecen a él niños;

trabajadores, desempleados, amas de casa, estu-diantes, etc.

Las manifestaciones del año pasado llegaron atener en ciertas ocasiones 300.000 personas, comoocurrió en Berlín, o 200.000, como en Londres.

Nunca se habían visto antes, en Europa, mani-festaciones de tal magnitud, ni tampoco con vesti-menta de tanto color, originalidad y dramatismo.

También se dieron conciertos y obras de teatroal aire libre. El verano pasado hubo una marchade Copenhagen a París en la cual unas 5.000 per-sonas se reunieron en señal de protesta contra elarmamento nuclear en Europa. En este movi-miento también están involucrados políticos im-portantes, factor que deberá considerarse en elcaso de tomar determinaciones con respecto al ar-mamento nuclear.

El primer ministro de Alemania, HelmutSchmidt, por ejemplo, está sufriendo una fuerteoposición dentro de su mismo partido -encabeza-do por Willy Brandt- en virtud de la cual correríael riesgo de perder votos tanto en el nivel nacionalcomo dentro de su propio partido.

El debate en los países escandinavos sobre "Lazona libre de armas nucleares" en el extremo norteque limita con Rusia, es otra demostración del po-der del movimiento.

Los partidos más importantes están tratando lacuestión con seriedad y la Unión Soviética ha res-pondido positivamente a la negociación de estecaso en particular.Para el movimiento por la paz es de central impor-tancia la demanda que se les hace a los EstadosUnidos y a la Unión Soviética en cuanto al desar-me de ambas superpotencias.

El movimiento cuenta con recursos propios ensu tarea de pacificación. Entre ellos,oradores cuyapersuasión está al servicio, en cada caso, de la de-fensa nacional. Ha habido planes para el desarro-llo de alternativas que permitan defender un paíssin depender tanto de Estados Unidos y de las ar-mas convencionales de gran calibre. A pesar deesto muchos partidos de izquierda en Europarehúsan apoyar el movimiento acusándolo de ser

un tanto positivista e ingenuo, de que en vez dedisminuir la posibilidad de guerra, la incrementa.

De cualquier manera el impacto de este movi-miento sobre aquellos que no participan de unamanera directa no se puede reducir a las frases es-critas en los carteles de las manifestaciones, algu-nas de las cuales son pacifistas. El impacto generalque crea es un amplio y fuerte deseo de paz y la ne-cesidad de que algo debe hacerse al respecto.

-¿Qué ha logrado el movimiento de la paz?-A pesar de su magnitud, el poder inmediato

del movimiento en el proceso de decisiones no re-sulta aún de demasiada importancia. Puede in-fluir y presionar a políticos europeos, pero sus po-sibilidades detrás de la Cortina de Hierro son ínfi-mas. Por lo tanto subsiste la posibilidad de un de-sarme no balanceado que beneficiaría a la UniónSoviética.

Por otro lado, es importante tomar en conside-ración que antes del comienzo de las negociacio-nes sobre el desarme entre Estados Unidos y Ru-sia, que se iniciaron en Ginebra, en diciembre de1981, Reagan propuso de una forma directa aBrezhnev que ambos lados cesaran la ubicación deun número aun mayor de misiles nucleares en Eu-ropa. Ha habido rumores en Europa de que el mo-vimiento por la paz es apoyado y hasta infiltradopor la KGB, actitud que el movimiento negó enrepetidas circunstancias, atribuyendo tales acusa-ciones a sectores empeñados en desacreditarlo.

Decir NO es lo mismo que decir que Moscú sebeneficia con el Movimiento, ya que los misilesestán dirigidos a la Unión Soviética.

La atmósfera de las discusiones sobre el desar-me nuclear ha cambiado desde que el movimientopor la paz comenzó a tener un apoyo popular, en1980.

El desarme es objeto de discusión tanto en lascalles como en los programas de debates más co-nocidos de la televisión. Es imposible predecir siel movimiento por la paz es capaz de parar unaguerra que se aproxima. Lo único que se puededecir es que existe y que cada vez será más difícilsilenciarlo .•

El Porteño, Febrero 1982'-)9

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REPORTAJES

Borges: De revistas y prostíbulosHablar con Borges siempre depara sorpresas, no obstante lo que élllama su "monotonía esencial".

A Borges, ahora, hay que llamarlo a la maña-na, para tener acceso a su agenda de la tar-de, poblada de reportajes, encuentros,·conferencias. Lo llamamos: debemos ha-

cer las fotos para la nota sobre la tercera guerramundial, tema sobre el que ha respondido. "De ElPorteño -decimos-, nosotros le mandamos la re-vista." "¿Para qué me mandan la revista si soy unhombre ciego?", dice Borges, y nos cita para des-pués de comer, exactamente a la 1y 20 de la tarde.Apenas entramos, nos pregunta de qué se trata larevista e intentamos explicárselo, mientras él ini-cia una especie de monólogo:

-A una revista que sale no habría que ponerleaño 1, número l. Habría que poner año 2, número3. Sí, porque si no, uno queda muy melancólico,cuando deja de salir. Casi todas las revistas que hedirigido, no han pasado del año 1, número l. Us-tedes ¿ya han conseguido avisadores?-Sí. Si la revista se vende bien, se consiguen.-Sí -dice-, porque yo recuerdo la revista Proa,

de Brandán Caraffa, Ricardo Güiraldes, y yo.Duró un año. La revista Sur fracasó, pero comoVictoria Ocampo seguía poniendo dinero, siguiósaliendo. No se vendió nunca, pero creo que notenían gastos, porque no pagaban a los colabora-dores, salvo a los extranjeros. Esos sí, cobraban;pero los argentinos no. Pero, de hecho, la revistasiguió adelante, aunque quebró muchas veces.Púo, como era una mujer rica, Victoria Ocampo,y estaba interesada en que se mantuviera la revis-ta, siguió poniendo plata. Pero, curiosamente, aella no le importaba qué se publicaba en la revista;eso lo dirigía José Bianco, que era el verdadero di-rector de la revista. Victoria no sabía qué iba a sa-lir en el próximo número, salvo que no le gustabaque publicaran mujeres. Ella era teóricamente fe-minista, pero de hecho, no tenía mayor fe en lasmujeres. Tampoco en lo que ella escribía. Lo queella escribía era sobre todo una manifestación decausas o de opiniones. Ella no pensaba, no se con-sideraba escritora; podía estar escribiendo en in- .glés o en francés; luego alguien traducía eso al cas-tellano y ella lo seguía escribiendo. Pero estaba in-teresada en ciertas causas y le daba lo mismo queotros escribieran que escribir ella. Lo importanteera que se hablara a favor o en contra de tal cosa.El hecho de escribirlo ella o que lo escribieran losdemás, eso era secundario.-Ahora, -decimos- lo que es interesante con

las revistas de acá es que las revistas manejanuna especie de situación muy lineal: yo me dicuenta que las notas que son rechazadas enotras revistas son las mejores notas para publi-car en la mía.

-Eso puede ser, sí. Claro, antes había Caras yCaretas que era de opción una revista mundana:era una revista satírica con muchas caricaturas depolíticos. Era una revista literaria donde colabora-ban, por ejemplo, Lugones, Unamuno, Alma-fuerte y otros escritores importantes como ser Ru-bén Darío o Carriego. y además era una revistaque se ocupaba de todo lo que sucedía en las pro-vincias: una revista mundana en el sentido de pu-blicar fotografías de niñas de la sociedad. Y era detodo, hasta deportiva también, incluso costabamucho porque la revista tenía centenares de ilus-traciones, de buenas fotografías, de buenos dibu-jantes; costaba 20 centavos.

-¿Quiénes eran los dibujantes?-Algún peruano que era discípulo de Beards-

ley. Había otro dibujante que ilustró libros de unescritor no muy bueno, tampoco, de RodríguezLarreta, Alejandro Sirio.-Lo interesante es que Sirio trajo acá algo

que acá no se conocía; en dibujo, algo que elgrueso de la gente no conocía; todo lo que era elArt Déco, el Art Nouveau ... Y Sirio trajo unpoco eso. Es una especie de transgresión deaduana que hacen los argentinos, porquela aduana nunca deja pasar nada.entonces losintelectuales traen las cosas de otra manera.-A mí -dice Borges- el Art Nouveau me parece

horrible. Felizmente en Inglaterra no hubo ArtNouveau que yo sepa; en Alemania sí, en Franciatambién, en Inglaterra apenas alcanzó a llegar.Entonces, ¿esta revista ha salido ya?. -Ha salido ya y usted tiene un ejemplar. Si nome equivoco yo se la mandé pensando que al-guien se la iba a poder leer. Se llama El Porteño,y hay una cosa interesante sobre usted. Tene-mos un corresponsal, que es su traductor, quees Kalicki; su traductor en Polonia, que hizo unlibro sobre usted y parece que se vendieron15.000 ejemplares a los dos días.-Espero que ese traductor haya mejorado lo

que yo escribo porque a mí no me gusta lo que yoescribo. Pero quizás en polaco sale mejor que encastellano.-No, es que uno ve cosas en lo que uno hace

que los demás no ven ...-Yo veo tan poco en lo que yo hago; en cambio

los otros se encargan de enriquecerlo, en mi casoson muy generosos. No estoy seguro de existircomo escritor pero como superstición sí, comouna superstición bastante difundida; creo que to-dos pensarán lo mismo.-Hay una frase suya que han pasado al polaco

y es uno de los slogans utilizados por Solidari-dad en las huelgas.-Qué raro; yo tengo tan poco que ver con las

huelgas ... bueno, tengo tan poco que ver con eltrabajo también. Yo soy esencialmente haragán.-Está como dividiéndose todo y por ahí ti. o

que nunca tuvo que ver con las huelgas va a ter-minar teniendo que ver .. ,

-Es cierto, sí, y mejor así.-Se está polarizando todo el mundo.-Sí, somos un mundo poroso: así como una es-

pecie de esponja.-y el título, ya le digo, es El Porteño y le pusi-

mos El Porteño porque pensábamos que hayuna idea equivocada de lo que es el porteño engeneral en la gente. La gente piensa en un por-teño y piensa en Goyeneche y piensa en un can-tor de tango, como si usted no fuese un porteño.

-¿ Quién es Goyeneche?-Goyeneche es un cantor de tangos.-No, yo creo que Goyeneche era un nacionalis-

ta hijo del intendente Goyeneche. No sé. No creoque cante tango. ,-No, hay un Goyeneche al que le dicen "el

polaco" y que canta tango y ésa es la imagen delporteño que tiene mucha gente ...

-¡Qué raro! Porque por ejemplo yo estuve enNew Orleans y me di cuenta de que el jazz tieneque ver con New Orleans; en cambio usted puedevivir un año en Buenos Aires y no oír un solo tan-

go.-Aparte, no entender la relación entre el tan-

go y Buenos Aires.-No, ninguna; cuando yo era chico menos to-

davía. Se oían muchos valses, valses franceses; sino había también .canzonettas napolitanas, tangoscasi nunca. Ahora, en los almacenes se solía oírmilongas o, mejor dicho, gente templando la gui-tarra y poniéndose a tocar. Pero tangos no. Yo re-cuerdo que cuando era chico la gente solía silbarlos tangos: El Choclo y La Morocha. Y pare decontar. No se oían otros. Al menos yo no los cono-cía. Mejor dicho, la gente no los conocía. El Cho-clo sí. El Choclo era anterior a La Morocha. Y deLa Morocha yo era amigo del autor; era un em-pleado de aduana; era oriental, se llamaba Savori-do, y era un señor muy cortés, muy atento, debuenos modales, y luego él se estableció en Paríscon una orquesta; él era pianista. Del autor deEl Choclo no sé nada; La Morocha tiene letra, ElChoclo no.-Siempre -decimos- hubo una intención, por

lo menos desde que yo recuerde, (tengo 30años), de insistir sobre la imagen del tango rela-cionado con el porteño; una cosa que ya desa-pareció; que a nadie le importa.-Es que yo creo que nunca existió. ,-¿Y por qué? es una intención chauvinista de

manejar la cosa ...-Yo no sé. Yo me acuerdo que Lugones dijo:

"el tango es reptil dellunapar". Sé que un tío mío,marino, y unos amigos quisieron bailar con corteen un gran conventillo que había en la calle LasHeras, entre la Recoleta y Pueyrredón; se llamaba"Los cuatro vientos", con grandes patios. Y ellosquisieron bailar con corte y los echaron. Yo re-cuerdo haber visto de chico parejas de hombres,porque las mujeres no querían bailar tango; noquerían bailar con corte. En los conventillos nun-ca se aceptó. Y eso lo impuso, como se sabe, lagente bien. Y cuando se supo que se bailaba el tan-go en París, entonces, se dijo: bueno, si se baila enParís, ha de ser un baile decente. Efectivamente,antes se tenía por bastante indecente, tenía figurasque venían a ser unos simulacros del coito pero yadespués en París lo adecentaron mucho, lo hicie-ron sentimental. Después vino Gardel y ya Gardello hizo del todo sentimental y del todo decente. Yohe hablado con relación al tango con mucha gente.Ahora, el lugar de origen depende del lugar de ori-gen del interlocutor, porque si es rosarino se en-tiende que el tango nació en Rosario Norte, en elbarrio de Sunchales, que es el de las casas de malavida; si es porteño, el tango nació en Juní n y Lava-lle que es llamado "el barrio tenebroso", que era elbarrio de las casas de mal vivir, y si es montevidea-no, en la calle Yerbal, donde están los burdeles.Pero el ambiente es siempre el mismo; no es unambiente ni del pueblo, ni de la gente bien; es eseambiente de rufianes, de niños bien calaveras, deprostitutas. Y yo he andado en Montevideo y noen Rosario y en Buenos Aires y siempre el lugar hasido distinto; porque aquí en Buenos Aires, se en-tiende que Junín y Lavalle, que es un barrio judíoahora ¿no? ..-Sí, y ya era en aquella época también. Me

imagino.-Me parece que no, hacia el año 80, cuando sur-

ge el tango, no; creo que no era .•.•.•.•.

El Porteño, Febrero 1982 - 21

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REPORTAJES

-¿En qué año surge el tango? -le pregunta-mos.-Creo que estoy de acuerdo en la fecha, 1880;

me parece que no era un barrio judío.-En esa época puede ser la primera inmigra-

ción judía, si no me equivoco.-Pero en todo caso ese barrio, esa manzana, se

identificaba ... , y posiblemente fueran judíos, losidentificaban sobre todo con prostíbulos.-Sí porque los judíos polacos estuvieron en

una época involucrados con el negocio ...-Sí, porque yo me acuerdo que cuando yo era

chico se hablaba mucho ... había distintas catego-rías de prostitución. Las criollas cobraban un pesoy se entendía que era lo más barato y lo peor. Des-pués venían las polacas que cobraban 3 pesos; cla-ro que era cuestión de edad también, y luego lasfrancesas, 5 pesos. Pero cuando la francesa enve-jecía degeneraba en polaca y cuando la polaca en-vejecía degeneraba en porteña, en criolla. Porquese entendía que ...-O en madama, que era la que cuidaba la

puerta.-No, ésa era una categoría especial, ésa era más

importante, ésa era la dueña, ésa era una categoríaya distinta. Posiblemente ésa no era una prostitutatampoco. Yo he oído, hay un libro ... porque pare-ce que ese mundo se vio poco en Buenos Aires; sevio sobre todo en Rosario y hay un libro que yotengo ahí sobre la rufianería en Rosario que estádividido en tres épocas. Las tres épocas son éstas:la primera eran rufianes criollos, entre ellos unoque debía muchas muertes que se llamaba el pai-sano Díaz, que había nacido en San Nicolás y erafamoso. Luego vinieron los judíos. Los judíos re-solvieron que eso iba a ser judío. Entonces los ru-fianes judíos se agarraron a puñaladas con los crio-llos y después vino la mafia y acabó, no creo que apuñaladas, a escopetazos, con los judíos. Despuésvino no sé qué comisario que acabó con la mafia.y bueno, esas tres épocas: la criolla, la judía y lamafia, que sería de calabreses, pero ésos ya usa-

22· El Porteño, Fe~rero 1982

ban armas de fuego. En cambio los polacos y loscriollos eran cuchilleros; se batían a puñaladas.-Lo extraño es que casi en ningún país del

mundo se pudo combatir la prostitución y en laArgentina prácticamente se eliminó como insti-tución. Es extraño eso.

-Ahora me dicen, me dijo un comisario, que ac-tualmente el tipo de rufián no existe porque lasmujeres son feministas y entonces no entregan sudinero a un hombre. Es decir, ganan por su cuen-ta y no entregan un centavo a nadie. Lo que me pa-rece bien. Yo no sé por qué necesitaban la protec-ción de un hombre. Creo que hubo una época in-termedia en que hubo muchos rufianes marselle-ses acá, y ésos eran cuchilleros a diferencia de losrufianes que podían no serlo y acababan también apuñaladas con los criollos. Y los tiraban, segúnme dijeron, en un lugar del Paseo de Julio, cercade Retiro, tiraban los cadáveres. Y los llevaban encoches abiertos, me dijeron; eso puede ser falso.En todo casoyo tengo ese libro pero ese libro se re-fiere exclusivamente a Rosario. Y hay un libro deVicente Rossi, Cosas de Negros, que es un librolindísimo y, según él, el tango surge de los prostí-bulos de la calle Yerbal, en Montevideo, en la ciu-dad vieja. Yexiste todavía. Lo que es raro es que lafecha coincide con la fecha del iazz: 1880.Y nacentambién en el mismo ambiente. A mí me dijeronque "jazz" en slang, en caló, en el caló de los pros-tíbulos de New Orleans quiere decir fornicar. Tojazz a welch, to jazz a girl y generalmente jazz de-bió ser un acto violento. En un diccionario que yotengo de slang americano da ese origen, pero ac-'tualmente es una palabra que puede usarse sinningún riesgo. Yo leí en un libro de Fritz Momerque todas las malas palabras actuales eran eufe-mismos. Es decir, por ejemplo en italiano, las pa-labras puto, purana quiere decir "un chico" yeso seusó para no usar otra mala palabra. Que todas lasmalas palabras actuales empezaron siendo modosdecentes de no decir otra palabra y luego se defor-maron. En el caso dejazz es todo lo contrario; la

palabra empezó siendo indecorosd y ahora se usa.Ahora por ejemplo, si usted dice MIERDA, esfuerte en castellano, pero en francés no tiene nin-guna fuerza. La palabra merde se ha usado tantoque es como decir caramba y la palabra carambasupongo que es un eufemismo producido de otrapalabra muy parecida: caraja. Pero como caraja esuna palabra fuerte, no se usa y se usa caramba contoda tranquilidad. O por ejemplo en inglés si setiene que mencionar al demonio es fuerte: "whatche devil da you mean" es fuerte; por eso dicen"what cheDickens da you mean". Y no les importaun bledo decir otra cosa.-¿Qué puede significar bledo?-Otra palabra que empieza' con P. Pero en in-

glés es peor. Se dice "no me importa un pedo dechancho de lo que usted dice".-Es decir "no me importa un comino", ¿no?-Sí, pero lo que pasa es que un pedo de chancho

es especialmente inmundo. El chancho es inmun-do y un pedo de chancho es lo último. Se elige elejemplo más asqueroso.

Hay un silencio. Los fotógrafos trabajan. Seoyeel leve sonido de los obturadores. Borges mira elvacío. Le decimos:-Hay un fotógrafo acá, que le ha sacado fotos

ya una vez. Se llama Cervera. Fueron al ParqueLezama.-Qué lindo lugar el Parque Lezama. Uno de los

pocos lindos lugares de Buenos Aires..-Han tirado todas las cosas viejas; cada vez

tiran más, acá. ¿Usted recuerda esa chimeneavieja que estaba en el hospital de Clínicas dondehábían cremado los cadáveres de la fiebreamarilla? Había una enorme chimenea. La tira-ron abajo para' que entren 4 coches más en unaplaya de estacionamiento.-Lo que vi ayer y no conocía es el tótem de Ca-

nadá, bastante raro, me dijeron. Está en la plazadel Canadá detrás de Retiro. Es un ídolo de made-ra de 12metros de alto que le regaló el Canadá a laRepública Argentina. Es el tótem del Canadá.

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REPORTAJES

Hay 3-estaciones ferroviarias en Retiro; hay una,la última, que es la más chica, que va a Hurling-ham y a Santos Lugares y un poco más allá.está laplaza. Yen esa plaza hay ese ídolo. Y que es muyraro, según me lo han descripto. Viene a sercomo ... creo que es de madera y tiene cabezas deindios moldeadas, y arriba tiene una especie de es-fera con un pico de loro. O de otro pájaro. Creoque tiene una inscripción y que hace bastantesaños que está allí y casi nadie lo ha visto en BuenosAires, porque está allí en el fondo de Retiro. Heoído hablar a muchas personas y creo que hay unapileta, que la han secado ahora, había mucha gen-te que se bañaba en la pileta. Puede hacer una notasobre ese ídolo olvidado.

La charla se bifurca un rato. Borges se acuerdadel Paseo de Julio. Nos acordamos del Parque Ja-ponés, que antes estaba frente a Rétiro, y diferíafundamentalmente del actual Itál Park: había gi-tanas que adivinaban la suerte, había magos, tra-gafuegos, mujeres barbudas. Ahora, todo es me-cánico, todo eso, que Raúl González Tuñón lla-maba "funambulesco", se perdió.

-¿De quién depende eso, ahora? -preguntaBorges- ¿De una empresa?-Yo creo que depende un poco de todo ese

asesinato a la cultura que hay en los últimosaños. Fíjese que usted en París camina por lacalle y se encuentra con las verdulerías en la ca-lle; aquí cada vez las sacan más para que no sevean y en París están en la calle.

-Acá hay una idea muy rara, que es la idea de noatenuar la pobreza o disminuirla sino de esconder-la. Por ejemplo, yo he tenido ocasión de conversarcon extranjeros, que me dijeron que han oído ha-blar de conventillos y yo los llevo a un conventilloque está en el fondo de la Recoleta. Unconventillo de negros y que es de gitanos, ahoraparece que lo han echado abajo. Aquí en la calleMaipú entre Córdoba y Viamonte hay dos con-ventillos. En la calle Esmeralda hay uno. El cen-tro está lleno de conventillos pero se entiende quetodo eso tiene que ser tapado: que no hay que ha-blar de eso. Hay mucha pobreza en Buenos Aires,pero se entiende que todo eso debe ser escamotea-do. Por ejemplo, en las villas miserias, en lugar desuprimirlas, lo que se hace es barrer con esa gente.A mí me ha dicho una señora que vive en Hurling-ham que 400 familias que han sido desalojadas,tienen que vivir en la intemperie por autopistas oalgo que construyen allí. Y ella y otras señoras deallí les dan mate, les dan azúcar, les dan verduras,pastas, porque han sido desalojadas por la munici-palidad y supongo que si eso ocurre en Santos Lu-gares, ocurrirá en otros lugares también.-Aparte pasan cosas muy extrañas; yo tengo

un amigo que se llama Christopher Jones que esun escritor que ha veaido a Buenos Aires, ycuando estuvo acá, como él era diseñador in-dustrial, le habían pedido que hiciera el diseñode cómo, sobre qué bases hacer el traslado deuna villa miseria en Rosario. Entonces él, comodiseño, propuso lo siguiente a los funcionarios:que todos los funcionarios involucrados en eltraslado de la villa se vayan a vivir un mes a la vi-lla y de esa manera iban a poder saber cuáleseran las relaciones adentro de la villa como parapoder diseñar algo que sea potente para esagente ... Por supuesto les pareció un disparate.

-Una vez, a una señora Torres, que vive en Ju-nín y Avenida Alvear, Avenida Alvear y Posadas,un señor francés le dijo que quería conocer unconventillo. Entonces esta señora le dijo: "bueno,va a tener que ir a un barrio lejano". No, le digo aesta señora, a tres cuadras de aquí hay uno. No, setienen que mejorar estas cosas; es una idea rara.No es una idea de esconder la pobreza sino de es-camotearla. Lo que ellos quieren es que la gentepobre se disfrace de gente rica, que usen traje ycorbata. Resulta que eso no tiene nada que ver,pero el hecho de que sufran miseria no importa.Lo importante es que no se sepa eso.-N osotros fuimos a hacer una nota con los in-

dios en el Chaco, con los indios matacos y losindios tobas; y toda la actitud era mostramoslas escuelas, todas las cosas que ellos habíanhecho, pero nunca mostrar las chozas donde vi-

vían o las casas donde vivían los indios, comoque toda la parte de cultura de los indios era es-camoteada. Los mismos indios tenían vergüen-za de mostrarla. Entonces se nos mostraba todolo que occidente había hecho con ellos pero nose nos mostraba lo que ellos eran antes.

-Eso no sucede en otros países.-No, al contrario. Ahora por lo menos, por

ejemplo la actitud que tiene el Canadá con todala cultura indígena, la preocupación de ellos esque no exista una sobreprotección al indígenaen este momento ...

-Ahora, yo estaba pensando lo siguiente: mehan dicho que hay mucha gente pobre en BuenosAires, pero se entiende que no hay.-Pero es una actitud general de esconder la

pobreza, de escamotear la realidad.-Hay un conventillo en Belgrano y Perú. Yo fui

una vez con un amigo y noté que a los mismos in-quilinos les molestaba el hecho de que fueran per-sonas a ver eso. Y yo les daba vergüenza también.-Sí, sí a los indios les pasaba lo mismo, es

raro.-Ellos pensaban que nosotros éramos como tu-

ristas de un país despreciable. Estuve en otro con-ventillo, el conventillo de La Paloma, que quedaen la calle Serrano, en Villa Crespo.-Ese era famoso.-Sí, pero ahí entramos y salimos. Y después

hubo otros conventillos a los que les pusieron elnombre de La Paloma; hay uno en la calle Gascón,el otro en la calle Defensa; pero hay uno que esrealmente un conventillo de palomas, y un con"ventillo que hubo en Montevideo que se llama-ba ... un conventillo de negros que lo pintaron conpalmeras, paisajes africanos que asombraban mu-cho a los negros que no sabían, claro. Se llamaba"Medio Mundo".-Ese es conocido.-Sí, pero creo que ya no existe. Pero pusieron

decoraciones africanas que asombraban a los ne-gros que no sabían ... ¿qué saben ellos de Africa?

-Sin embargo, ¿escuchó usted las murgasuruguayas? ¿Las comparsas esas que hacenellos, los que ellos llaman la murga? Son intere-santes, tienen mucho de africano, ¿no?

-Sí, pero no creo que ellos lo sepan. Me contó amí una chica, que era una señorita de Grondona,de una discusión que hubo hace muchos años en-tre la cocinera que era una gallega y el mucamoque era negro. Entonces el mucamo, el negro, ledijo a la gallega con mucha sobra: "nosotros no ve-nimos en barco". Porque creía que los negros eranautóctonos. ¿Qué podían saber de la esclavitud?Nada. El mercado de esclavos estaba en el Retiro,aquí cerca. Hasta 1813, 1816, el mercado estabaallí. La familia de mi madre (no, no era genterica), tenían seis esclavos; la gente rica tenía veinteo treinta, y cuantos más esclavos menos trabajopara cada uno. Se repartían el trabajo. Mi tío medecía: "vos sos peor que un negro después de las12". Después de las 12, era inútil pedirles nada."Sos más haragán que un negro después de lasdoce". Hasta las 12 trabajaban, después ya ...-Ya no quedan casi negros en Buenos Aires.-Qué raro, estuvo Bianco ayer aquí y hablamos

de eso. Y los dos nos hemos criado en Palermo yhabía muchos negros por ese lado. Yo no sé quépasó. Nosotros nos fuimos a Europa en el año 13 yvolvimos en el año 21 y no sé qué pasó, que habíandesaparecido los negros y eran bastante frecuenteslos negros; sobre todo eran ordenanzas, pueste-ros, cocheros también. Era bastante frecuente. Ya casa solía venir una negra que se llamaba LeonorAcevedo y tenía el nombre y el apellido de mi ma-dre. Porque si se hubieran mezclado en la familiahubieran tenido una relación amistosa. Yo no sé loque ha pasado.-Los que hay ahora son, inclusive, los que

han llegado ahora. Los que hay ahora son losque han llegado en estos últimos 10, 12 años,que viven en la Isla Maciel y que vienen de unpaís muy chico de Mrica que no sé, ahora no re-cuerdo cuál es.

-¡Ah! yo no sabía eso.-Sí, pero han venido ahora. No son de los an-

teriores ...

-Sí, porque yo hablé de esto con un señor queera un ignorante. Yo le dije que había negros aquíy él me dijo que los habrán traído del Brasil. No,del Brasil no, del Africa ... ¡qué van a traer delBrasil!-Son los que han venido, no sé, podría averi-

guar eso, no me acuerdo, pero son de un paíschico de Mrica que han venido en una especiede inmigración voluntaria.

-Porque aquí, en general los negros que uno ve,pueden ser uruguayos o brasileros o norteameri-canos también. Norteamérica está llena de negrosy la gente vive aterrada por ellos.-Sí, sobre todo en las ciudades del este como

Baltimore y Washington están muy asustadosporque el 70% de la población es negra.-y además es gente violenta, ¿no?-No, yo creo que hay también un mito con

respecto a la violencia del negro.-No, yo quise cruzar Harlem y ningún chofer

quiso llevarme.-Lo que pasa -aclaramos- es que hay que ver

cómo uno entra y con qué actitud uno entra.Pero pareciera ser que hay más mito con res-pecto a la ...

-A mí me dijeron que no, que no fuera. Que ha-bía dos barrios seguros en Nueva York: el barriochino y el italiano con la mafia.-Sí, ellos lo protejen. La mafia proteje el ba-

rrio. El lugar más seguro para caminar, de no-che, el único lugar por el que se puede caminara las 4 de la mañana, 3 de la mañana es el LittleItaly.-y el barrio chino -dice Borges.-Pero están vinculados, son mafias vincula-

das.-Este bastón es de Chinatown; de un aborigen

de Chinatown. Es de China; bambú trabajado.Pero si usted precisa un bastón, le voy a dar tresconsejos: en primer término conviene considerarla longitud del bastón; pero eso depende de la es-tatura suya, si es un bastón incómodo para mí,puede ser cómodo para usted y viceversa. Luegoconviene que sea enterizo; a mí me regalaron unbastón con puño de plata muy lindo, parecía unpalo de golf, pero al cabo de unos meses se aflojó elpuño. Ahora éste no porque éste es enterizo; luegoconviene además que la mano lo empuñe y que so-bre, si no puede caerse en cualquier momento. Encambio éste, por ejemplo, está bien, con un puñoasí, sobra todo esto. De modo que esos tres conse-jos: longitud, que sea de una pieza y que tenga unpuño así, como éste. Que la mano calce, que so-bre. Si el puño llega hasta aquí, usted lo suelta yestá perdido. Como ve, es muy difícil. Yo tuve unbastón de acrílico con esta forma, pero el materiales distinto, porque es un material transparente.Tengo dos bastones africanos, un bastón español,uno italiano. Son todos muy distintos. Y ahora mevoy a Estados Unidos, y voy a ver si traigo otrosbastones.-¿Cuándo viaja?-Si van bien las cosas, el domingo. Pero siem-

pre tengo el temor .de que ocurra algo. Soy muysupersticioso. Me parece que si digo que viajo eldomingo ya estoy de algún modo impidiéndomeel viaje. ¿Usted es muy supersticioso?-Un poco, no mucho.-Hay un ensayo de De Quincey en el que re-

cuerda la doctrina de los estoicos, que según éljustificaría la superstición. Mi idea es ésta: es desuponer que todo el universo es sueño, paganismo¿no?

La voz de su ama de llaves lo interrumpe.-Señor, Carnal 9 hace rato que está esperando.-Entonces lo dejo -dice Borges, y se aleja, hacia

el baño, mientras musita una teoría de la supersti-ción. Alcanzamos a oír datos de la cábala, y la ex-plicación de que Cristo era el apóstol número 13 yque por ser el número 13 murió en la cruz. Tal vezsiga desarrollando esa idea en el reportaje queahora le van a hacer .•

Reportaje: Gabriel LevinasFotos: Enrique Cervera

Alejandra Lutteral

El Porteño, Febrero 1982 - 23

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LIBROS

SartreySimone:Lavejez son los demás

.Y

Simone de Beauvoir le escondía la botella de whisky a Sartre. Laviuda de Boris Vian lo hacía beber. Estas y otras minucias suceden

en La cérémonie des adieux, último libro de la compañera del filósofo francés.

Si la justificación de un libro nace de laspolémicas que desata, La cérémoniedes adieux es un acierto. Además, alescribirlo, Simone de Beauvoir hadignificado un género. Hasta ahora,los textos lisos y plagados de anécdo-

tas íntimas de grandes hombres eran obra de ne-gro, encargo de gobernantas. En La cérémonie,el chismoseo adquiere categoría filosófica.

En un género/generoso en libros que atraen yrepugnan, emocionan y ofenden, éste se ha insta-lado sin rechinamientos. Sólo que ciertos lectorespueden preguntarse para qué fue escrito, por quélo editó Gallimard. Entre otras cosas, no es un li-bro sino dos. Hasta la página 159el texto de Simo-ne de Beauvoir; desde ahí hasta la 559, las entre-vistas con Sartre que ella sostuvo, y grabó, enRoma, en el verano de 1974.

"Entonces ¿es la ceremonia del adiós? me dijoSartre, cuando nos despedíamos antes de separar-nos por un mes, al comienzo del verano de 1970.Presentí el sentido que iban a tomar un día esaspalabras. La ceremonia duró diez años. Y son esosdiez años los que relato en el libro. "Todo relato tiene varias lecturas. En el de Simo-

ne de Beauvoir está la década, por supuesto, por-que no se puede hablar de ningún tiempo de Sar-tre sin que el Tiempo se entrometa. Y está Sartre:público y privado; demostración de que, al enve-jecer, más vale solo que tan acompañado.Porque la severa vigilancia, la medicalización,

el miedo a los que somete Simone de Beauvoir aSartre, durante esos diez años, contrastan de unamanera tan clara con sus compromisos y con su re-lación con los jóvenes -su hija, sus amigas, BennyLévy- que uno termina por temer que la enferme-dad de Sartre haya sido ella.

Es un libro desconcertante, además: banal yprofundo y opresivo y lleno de mezquindadespero atravesado a ráfagas por la inteligencia y la vi-talidad del supuesto moribundo. En una cartaabierta contra Simone de Beauvoir, Arlette ElKaím-Sartre, hija adoptiva del filósofo, aseguraque después de leer La cérémonie se siente obli-gada á "enunciar una verdad de Pero Grullo: hastaque murió, Sartre estaba muy vivo".¿Por qué? "Ya no veía casi nada -reconoce Ar-

lette-, su organismo se degradaba, pero él oía y en-tendía todo." Y acusa a Simone de Beauvoir: "Us-ted lo trató como a un muerto que comete la in-conveniencia de manifestarse -y esta comparaciónno me pertenece: es de Sartre. Ni mi supuesta in-dignidad ni el carácter odioso que usted le adjudi-ca a Benny Lévy explican su actitud. Tal vez setrataba de una manera de percibir la vejez de Sar-tre".

La mirada del otro define nuestra edad y, por lotanto, nuestros derechos y obligaciones. Los ni-ños no tocan eso, los viejos no deben hacer elamor; ni los enfermos. Borges ha dicho que laedad es un capricho cronológico y que si se la cal-culara cada diez años él tendría, hoy, poco más deocho. Tampoco Sartre se sentía viejo. Yen ocasio-nes -corno cuando salía con su joven amiga griega-pensaba que tenía 3S años. También se puede su-poner que la transfusión de ideas, a la que se libra-ba con Benny Lévy, lo rejuvenecía. Pero La céré-

24 - pi Porteño, Febrero 1982

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LIBROS

monie está ahí: Sartre debe morir para que la an-gustia de Simone de Beauvoir no sea patológica.

lo limpia. En una oportunidad le quita la baba queensucia la camisa. O se alarma por la falta de aten-ción que él presta, de pronto, a lo que ella dice.¿Falta de atención?Poco antes de la muerte de Sartre el semanario

Le Nouvel Observateur publica un texto que éstehabía elaborado con Benny Lévy, en forma de en-trevista. Simone de Beauvoir acusa a Lévy de ha-berse aprovechado de un pobre viejo: " ... lo atur-día con sus palabras sin darle tiempo a pensar".Arlette, que fue testigo y mecanógrafa de esas en-trevistas grabadas, tiene otra opinión. Y se la es-cribe a Simone de Beauvoir.

"En todo caso -razona- nada le hubiera irnpedi- .do tomar el texto, sentarse' junto a Sartre y criti-

. cárselo, punto por punto, antes de la publicación.No es exagerado decir que su indiferencia ofendióa Sartre. El esperaba, cada día, una oferta de cola-boración. Después, su violenta consternaciónante el texto publicado le pasmó tanto como leofendería el mutismo posterior."

La relación entre Sartre y su Castor-corno llamaba a de Beauvoir- fue, in-dudablemente, profunda y diferente yenriquecedora. Y un sinónimo de li-bertad. Pero los caminos de 1:;1 libertadson paradójicos y el de Sartre desem-

bocó en una prisión de amor y suspicacias y análi-sis y medicamentos. La mirilla del carcelero eranlos ojos de Simone de Beauvoir, atentos al menorsigno de flaqueza, desconfiados ante una vitalidadque no podía ser sino el prólogo de la caída.

Una noche de 1970',después de cenar en Domi-nique, un restaurante ruso de Montparnasse, "endonde Sartre había bebido mucha vodka", Simo-ne de Beauvoir se asusta por la somnolencia del es-critor, un signo de que "la cosa era grave". ¡Faltandiez años para su muerte, sin embargo! Pero ellano está dispuesta a esperar. En su diario escribe:. "Es así como habrá que vivir; a lo mejor con felici-dad, aún, y momentos de alegría. Pero con la es- E spejito, espejito ¿quién quiere más apada suspendida y la vida entre paréntesis". Sartre? No queda claro. Pero sí que el

Exagera, por supuesto, y ella misma lo corn- escritor ama la vida tanto como elprende.' . "Al transcribir estas líneas me asombro. whisky o las mujeres o la literatura. La¿De dónde me vino tan negro presentimiento? década comenzó con los campos dePienso que a despecho de mi aparente tranquili-. fresas de los Beatles arrasados por her-dad yo no había dejado de estar inquieta durante bicidas; termina con la muerte de Sartre. Pero enlos últimos veinte años. La primera señal de alar- medio está la profunda transformación de Fran-

~ ma sonó en 1954, al cabo de su viaje por la URSS. cia, sus sacudones, después de mayo del 68; elUna crisis de hipertensión lo envió al hospital. En cambio de las cosas en España, en Portugal. Lad otoño de 1958conocí la angustia: Sartre soslayó Baader-Meinhoff y el proceso de Burgos. Lael ataque por un pelo. Desde entonces, la amenaza muerte de Franco ("dictador con rostro de cerdosubsistía: los médicos me habían dicho que sus ar- latino", según la poco sartriana frase de Sartre).terias, sus arteriolas, eran muy estrechas." c.Ó, La de Pompidou. La elección de Giscard. Nixon.

Esta hipocondríaca por procuración.Eeilfiésa: Los golpes militares en Latinoamérica. Las gue-"Cada mañana, cuando iba a despertarlo, sentía rras mal declaradas.temor de que ya no respirará. No era uriaverdade- En todo se mezcló Sartre; a ningún manifiestora inquietud; más bien un fantasma. Pero el fan- le hurtó su firma y a ninguna manifestación sutasma tenía un significado. Las nuevas enferme- presencia. Como entendía que "la justicia es bur-dades de Sartre me obligaron a tomar dramática guesa y parcial" , se convirtió en director de todosconciencia de su fragilidad, un dato que, de he- aquellos periódicos en los que el cargo era peligro-cho, nunca pude ignorar". so; luego, al ver que sus vendedores eran deteni-

El alcohol, el tabaco y los euforizantes fueron dos, salió a la calle, con los periódicos bajo el bra-siempre las muletas de Sartre. Y él ha confesado zo, y demostró desde las esquinas que ese tipo deque los diez años de vida que podía costarle haber represión no se aplicaba con Sartre ni con los otrosescrito, "drogado", La crítica de la razón dialéc- famosos que se improvisaban canillitas.tica, los daba por bien invertidos. ¿A qué asorn- También participó en el nacimiento de la agen-brarse, entonces, de su fragilidad? Simone de cia de prensa Libération,que luego se convertiríaBeauvoir construye pacientemente una ficha clí- en periódico, en donde colaboró como escritor ynica, no un libro, en donde Sartre pasa de un ocu- como periodista. Hasta el último instante se hizolista a un neurólogo y de un análisis de sangre a leer una ingente cantidad de libros y de periódi-una batería de inyecciones endovenosas. cosoDecidió viajar a Portugal para participar de la

Pero lo cierto es que su médico de cabecera, revolución de los claveles y fue a la RFA para ha-mucho más joven que él, no llega al final del libro blar con Baader sobre sus condiciones de encarce-(un ataque cardíaco lo abate en la rue Delambre). lamiento (y encima reconoció su falta de fe en esay que Sartre va a morir después de haber cumpli- visita).do los setenta años, dentro de las cifras que Fran- Como no quería que su historia terminara en él,cia reserva a los supervivientes. escogió, entre todos, a Benny Lévy. También de-Más aun: esos años de angustia, para ella, son cidió que la obra continuaría con una pirueta. "Si

los de la vitalidad y el triunfo para él. Se multipli- el libro consigue su objetivo -dijo de Pouvoir etcan las tesis, las críticas y los trabajos sobre su Liberté a Michel Sicard, de la revista Obliques-obra. Se publican los tomos del Flaubert. Acepta alumbrará un nuevo estilo... una verdadera discu-las entrevistas que le propone de Beauvoir y que sión entre dos personas reales y dueñas de lascompletan el libro de Gallimard. Trabaja en On a ideas que desarrollan en su texto. Y cuando discu-raison de se révolter, un libro grupal, con Philip- tamos no será ficción. En el libro habrá momentospe Gavi y Benny Lévy/Pierre Victor (ex caudillo de choque y de acuerdo y ambas situaciones seránmaoista; secretario e interlocutor de Sartre en los importantes porque serán ciertas. Este libro a cua-últimos años y al final su portavoz). • tro manos me parece esencial porque la contradic-

Con Benny Lévy emprende la aventura de Pou- ción, la vida, cabrá ahí adentro. La gente que lovoir et Liberté. Concibe un fresco histórico, na- lea podrá optar por dos puntos de vista diferentes.turalmente heterodoxo, por encargo de la televi- Eso es lo que me apasiona."sión, que el gobierno termina por rechazar. Yvia- .Amedida que el libro avanza, el cerco se cierraja, milita, multiplica los panfletos y los artículos. en derredor de Sartre. Una tarde, al salir de laNo sólo eso: este Sartre. confiesa a Simone de consulta del neurólogo, quien le ha dicho que es-

Beauvoir, ingenuamente, que nunca ha tenido taba perfectamente, Sartre se alegra: "Entoncestantas amigas. Y colabora en todas las ediciones de podré volver a leer". Impaciente, Simone deTemps Modernes, en una nueva colección (La Beauvoir le recuerda que la Medicina tiene espe-France Sauvage) de Gallimard. Trabaja en Si- cialistas: eso podrá responderlo el oftalmólogo.tuations. Hasta inaugura una profunda amistad ¿Cómo podía entender Sartre que su salud ibacon Francoise Sagan, después de que la escritora bien si él continuaba ciego?le dirija, a través de la prensa, su carta de amor a Michelle Vian -la viuda de Boris Vian- era unaSartre. gran amiga de Sartre, con quien comía a menudo.

Pero ¡qué hace este Sartre que no se muere! "Pero -objeta Simone- le hacía beber mucho."Emite signos. A veces, cuando lo ceban con medi- Durante 1978Michelle pasó en casa de Sartre loscarnentos, sufre incontinencia. Simone, solícita, sábados por la noche. Un domingo Sartre desper-

tó con resaca. "Llamé aMichelle -escribe S. de B.-para explicarle que no pasaría más los sábados encasa de Sartre. Unos días después ella se disculpócon él: 'Yo quería que murieras feliz; pensaba que.era eso lo que deseabas'. Pero él no quería morir.Desde aquel momento, las noches de los sábados,antes de dejarlo, yo le servía un whisky; luego, es-condía la botella."La pregonera de la libertad olvidó de pronto

que esas cosas no se hacen. Para recordárselo, Sar-tre se creó -amigas mediante- un sistema de rea-provisionamiento. Un domingo de marzo de1980, su hija Arlette lo encontró dormido sobre laalfombra; resacoso. "Así nos enteramos de que sehacía llevar botellas de whisky o de vodka por susdiversas amigas, que ignoraban el peligro."

¿O que pensaban de otra manera? ¿Y Sartre?"Escondía las botellas en un arcón o detrás de loslibros. Por eso vaciamos todos los escondrijos yllamé a sus amigas para que nunca más le llevaran.alcohol. A Sartre le reproché vivamente su acti-tud." Y lo dejó patidifuso: "Pero usted también -lerespondió con una sonrisa-; a usted le gusta be-ber."Demasiado razonable. "De hecho -derrapa de

Beauvoir- la borrachera no había tenido conse-cuencias inmediatas sobre su salud. Pero yo esta-ba inquieta por el futuro." Se refería al porvenirde un hombre que siempre había estado enfermo;ya había cumplido los setenta años. ¿O es que ade-más de autor de teatro, filósofo, militante, panfle-tario y escritor, estaba obligado a convertirse encentenario?

Sartre, que en 1964rechazó el generosoimporte del Premio Nobel, a pesar deque nunca le sobró el dinero ("Su pro-digalidad jamás fue desmentida; en elcurso de su vida dio todo el dinero queganó"), iba a provocar, paradójica-

mente, una guerra de sucesión. Hasta ahora, y pororden de aparición, en la riña de herederos inte-lectuales han intervenido Oliver Todd (ex yernode Paul Nizan), Jeanette Colombel, Georges Mi-chel, Simone de Beauvoir, Arlette ... A excepciónde Arlette, todos han editado un libro en donde elnombre de Sartre apoya las ventas. Un magníficoelenco para reponer A puertas cerradas.Es cierto que la descarnada chismografía de La

cérémonie culmina en carne viva: "Su muerte nossepara. Mi muerte no nos reunirá. Así es. Ya estábien que nuestras vidas hayan podido coincidirdurante tanto tiempo". ¿Hasta cuándo? En una delas crisis, Sartre le acaricia el rostro y le dice: "Esusted una buena esposa". Simone de Beauvoir ad-judic.a el supuesto lapsus (la palabra esposa) a lacrisis. Pero ¿se habrá equivocado, Sartre?

Sea como sea, el escritor que siempre pensó quela literatura era "una de las formas de la libertad" yque rechazó todos los premios -desde la legión dehonor hasta el Nobel- porque decía que ningúnser humano estaba capacitado para juzgar a otro,no cabe, afortunadamente, en el estrecho y cere-monioso margen de La cérémonie.Y -paradojas de la literatura-, a lo largo de 159

páginas, mientras Simone envejece irreductible-mente -apenas si escribe unos diálogos para unfilm, en esos diez años; lo demás es firmar junto aSartre o vigilarlo-, el muerto vivo se adueña de lasituación: el agonista se vuelve protagonista y as-ciende en cuerpo y alma desde el tomo de Galli-mard, en donde Simone de Beauvoir se quedasola.

Sartre era un escritor cotidiano y autor de unaobra tan profusa como variada. La moral, la nove-la, la filosofía, la política, el teatro: todo le intere-saba. La suma de sus inéditos esmás considerableque su obra editada. Y, también, la de los textosque él hubiera querido ver reunidos en un volu-men. Gallimard, su amigo, podría hacerlo.Los lectores, mientras, pueden releer las obras

incompletas más completas del siglo mientras sa-borean un whisky, piensan con filosofíaen el finalde la vida y concluyen, como no podía ser de otramanera, que la vejez son los demás .•

Osear Caballero

El Porteño, Febrero 1982 - 25

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LA CIUDAD

Mercado SpinettoEl arte de comprar y de venderEn París) en Amsterdam, en cualquier lugar del mundo) los

mercados son un punto de atracción más) donde la comida conservasu carácter de gozoso ritual. Aquí) se tapian. Sólo el Mercado

Spinettose alza) todavía) para conservar esa tradición.

Fotografías: Hilda Lizarazu/Alejandra LutterallEnrique Cervera

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Lo circundan mendigos (la abun-dancia es el imán de la miseria:algo comestible puede caer de loscamiones. Los puesteros regalan

la verdura machucada). Hay una ciertasordidez en las calles del derredor. Unhombre, un ex hombre, duerme en un es-calón su vino de anoche, ya no es capaz desentir el olor a fermentación de la basura,de los vegetales descompuestos barridosdesde el interior y colocados en tarrosgrandes.

Adentro es otra cosa. El mercadoSpinetto emborracha de otros olo-res y otras visiones. A pesar deldescuido, del aire roto -como por

caerse ya mismo-, de sus altos techos y de

los toldos raídos, las columnas rojas, dehierro, soportan los límites superiores deese ámbito que hace a la vida de la ciudad,que hace vivible la vida de todos los días(en fin, la única que se tiene). Aquí, sepresenta, se ofrece, se vocea la diversidadde formas que tiene el sustento, la varie-dad de colores y texturas que configuranel goce de comer: se huele (y predomina)la albahaca, el aroma tenue de la fruta, elolor inquietante de la carne. Pero, por so-bre "todo, en un mercado, se imagina. ElSpinetto (acaso el último reducto en Bue-nos Aires de una forma de vivir que tieneen cuenta la amabilidad de las cosas) ofre-ce la abundancia. En consecuencia, laimaginación culinaria encuentra su so-porte en los canastos de ajos, en los mano-jos de laurel, en las pilas de cebollas, en

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LA CIUDAD

los cajones de calamares y lenguados ydorados, en los trozos de peceto, de lomo,de nalga, en los lechones y 16scabritos, enlos ajíes y berenjenas. Lo deseable es ten-tarse, recorrer los puestos sin propósitofijo. Hay que dejarse seducir, recordar (oimaginar) la receta del día, combinarmentalmente los alimentos que han cauti-vado el apetito, y obtener el sabor que su-gieren y que se impone como necesario.Hay que dejarse ganar por la invención deun sabor futuro.

Laluz. El Spinettoes un recinto declaroscuros, de sombras y de bri-llos. Como su viejo diseño (fueconstruido en 1894) deja entrar la

luz por ventanales no muy grandes y porespacios reducidos del techado, los pues-teros se alumbran con lamparitas eléctri-cas, y las dos texturas de iluminación (lanatural y la artificial) chocan y a su vez seamalgaman. Hay resplandores, destellos.

Ilr-

Unmercado (de los que abundan enotras naciones menos alejadas delhábito de cuidar los encantos de lavida cotidiana) es un lugar de en-

cuentro, un sitio vivaz donde el compra-dor y el vendedor, o los compradores en-tre sí y los vendedores entre sí, se relacio-nan. Es, debe ser (es un bien que así sea)lo contrario de' la neutralidad eficiente deun supermercadó: asepsia y estandariza-ción (el supermercado es a la vida lo quela cadena de montaje es a la artesanía). Elmercado pone un lugar al tiempo socialdonde hay intercambios humanizados,pone algo de emoción a la mera necesi-dad. Hay que comer, pero el hombre nocome como un felino, agazapado y desga-rrando a la presa. Si comer en familia(cada vez menos) tiene algo de rito y departicipación, proveerse en un mercadoes unjuego de relaciones más amplias, quepone en con tacto al ama de casa (o al solte-ro gourmet) con la sociedad. Entre elpuestero y "la señora" se establecen sim-patías y picardías y bromas y quejas y co-mentarios que hacen más amplio el mun-do de la mujer de su casa. Ir de comprasno es un trabajo cuando el contacto perso-nal no es mecánico, cuando es entre per-sona y persona. Circula la información,los chismes, las pequeñas noticias. Pormás gris que sea una vida, ir al mercado laennquece.

Del mismo modo, en un mercado gran-de se pueden encontrar los rasgos genera-les y una aproximación al carácter de lagente y del país. No en vano (la informa-ción es fidedigna) cuando personajes de laBolsa de París visitaron la Argentina conel objeto de estudiar las relaciones entrelos dos países, notoriamente difíciles, sehicieron llevar al Spinetto y dieron vuel-tas lentamente por ahí, olfateando, to-mando el pulso, tratando de este modo detener una aproximación rápida a la situa-ción local.

••

El POI-ceño, Febrero 1982 - 27

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LA CIUDAD

Pero no hace falta proponérselo.Calar el ambiente, muchas veces,no responde sólo a la delibera-ción. Con los fotógrafos recorri-

mos el Spinetto, una tarde de enero (latarde que puede recordarse porque los to-mates ese día costaban mil pesos), pero nopudimos limitarnos a elaborar una notafotográfica: el ambiente se precipitó sobrenosotros. Los puesteros querían posar,las clientas opinaban: "digan que cuandollueve está lleno de charcos"; "que la car-ne está carísima y no podemos comprar";"que así no podemos seguir: mire, un kilode bifes anchos cuesta casi tres millones";"por qué no le sacan una foto a esta señoratan linda, la que atiende el puesto deallá". Un carnicero se queja: "este puesti-to me cuesta 12 palos diarios y cada vez sevende menos". Y una mujer mayor, demirada vivaz, que dice: "¿No necesitanuna periodista?". Las cámaras -contradi-ciendo el propósito de no interferir-,creaban alboroto y modificaban la co-rriente y aceleraban la cadencia habitualdel mercado como si una piedra hubieracaído en un estanque. Hubo que esperarque las aguas se aquietaran, atacar porsorpresa, como desde un zaguán. Conse-guir el olvido. Pero los feriantes son gentealerta, habituada a las cuentas rápidas y ala réplica veloz. Una costurera del pisoalto, dibujada por el contraluz de unaventana, en el breve lapso del enfoque,fue corriendo una maceta con plantasque ocultó su cara. Si descubrían a Ale-jandra o a Enrique, los fotógrafos, pe-dían: "Escrachame".

El regateo, no es un hábito argentino.Cierto pudor (la costumbre) achica elejercicio de ese duelo, que es la excep-ción. En cambio, la diferencia de preciosentre puesto y puesto lleva a caminar ymirar, a la práctica de la comparación en-tre precios y calidades, al cálculo rápido.Así, curioseando, se llena la bolsa de red.

Unmercado es una cierta forma devida y un espectáculo. Cada pues-to tiene algún toque personal: lapintura de una rosa gigantesca, un

topo Gigio, retratos de Gardel, de Ceferi-no, cintas desteñidas, un pez ancho, decerámica, un chupete, muñecas, configu-ran una estética que se lleva muy bien conel aire kitsch, de collage y de arte popularque la yuxtaposición "arbitraria (bomba-chas de nylon y trusas junto a un puestode quesos decorado con un muñeco deMaradona) convierte en una escenogra-fía, al fin de cuentas, coherente. Entoncesno asombra ver juguetes, libros y revistasusados junto a bolsas de leña con un cartelaclaratorio: "leña (quebracho)". O unpuesto es.pecializado en papas, zapallos ycebollas en donde, de una viga, pendenenormes y extraños muñecos de paño: ji-rafas, payasos, seres irreconocibles y unasilla, sobre los cuales Antonio, el colec-cionista, dice: "Donde veo un muñecoraro lo compro y lo cuelgo acá, desde hacesiete años. ¿Para qué? Porque sí, para col-

28- El Porteño, Febrero /982

, .

_--

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LA CIUDAD

garlos nomás". ¿Y la silla? "Ah, la silla esotra cosa: dicen que allí se sentó Perón,cuando vino a echar un vistazo. Diceneso."

Mientras tanto, ·los porteños venque, con el tiempo, su ciudad sedespoj a, se despersonaliza. Que,como si no se pudiera barrer y la-

var, los puestos callejeros fueron levanta-dos porque eran sucios (y el interés poresas cosas chicas de cada día, que sonirreemplazables, se reduce cada vez). Nose come por las calles de Buenos Aires, nise canta, ni acontecen espectáculos es-pontáneos. Acaso, si no se defienden lasamabilidades que puede deparar la calle(que ya depara tantas hostilidades), elporteño se verá reducido al sonido roboti-zado del televisor. Cada vez hay menoscosas gratis, se quiere circunscribir lavida al orden forzado, uniformizar y en-casillar, y se trazan poco a poco las líneasde un tablero donde cada pieza tienesus movimientos prefigurados. No se tra-ta de que el arte muera en los museos, laspalabras se aquieten en los libros o las me-lodías se encierren en los auditorios. Quehava crisis económica, ya se sabe.

Pero las cosas gratuitas como mirar oescuchar, como cantar, opinar o bromearmerecen conservar sus lugares, merecensu tiempo y merecen ser cuidados.

Porque en los detalles viene y se va lavida, la única .•

Jorge Di Paola

El Porteño, Febrero 1982 - 29

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TEXTQS

.Utopía yNumerosoUna conversación' sobre el futuro del planeamiento

escrita por J. Christopher Jones {con disculpas para UNESCO) Marzo de 1981

Utopía es la voz de la perfección; Numeroso es la voz de todos nosotros. Se aprecian mutua-mente a pesar de sus temperamentos tan diferentes. Utopía tiene ideas para contribuir al mejora-miento de la vida del siglo veinte, mientras que Numeroso mantiene sus reservas respecto de colo-car el futuro en un molde, por bueno que éste parezca. Unesco, quien de pronto se ha vuelto activo,ha invitado a los dos a proyectar una ciudad experimental en la que las nuevas tecnologías y nue-vos modos de vida puedan explorarse más completamente que en el mundo real. La nueva ciudadva a construirse como una serie fílmica y la vida en ella va a emitirse como un espectáculo televi-sivo. Utopía y Numeroso acampan en un aeropuerto desierto donde va a construirse la ciudad.Están desayunando.

Numeroso. -Dulce.Utopía. -¿Mmmm?Numeroso. -Dulce en la tostada. ¿Va a haber

dulce en la ciudad? ¿Qué comerá la gente? Quizádebiéramos comenzar por preguntar eso.Utopía. -Pienso que deberían decidir eso por sí

mismos. La idea total de este experimento, comolo veo yo, es que todos los que participamos en élvamos a decidir y llevar a cabo mucho de lo que enestos momentos es decidido por expertos y provis-to por grandes organizaciones. Este dulce que es-tás comiendo, ¿decidiste comerlo o simplementelo estás tomando porque está allí? .. Fue idea míatraerlo. ¿Recuerdas?

Numeroso. -No tengo la menor idea, Utopía,simplemente me gusta su sabor. Sivamos a poner-nos tan filosóficos sobre cada detalle, jamás ten-dremos un proyecto ... Pero me gusta esto. No meimporta cuánto nos lleve. Espero que los habitan-tes lo disfruten de la misma manera, Utopía.

Utopía. -Es lindo, nada está decidido, todo esposible. Pero estamos olvidando que Unesco tieneun propósito definido. El desea que nosotros pro-yectemos una ciudad en la que los habitantes pue-dan explorar nuevos estilos de vida y descubrirnuevos modos de vida, apropiados a nuestro tiem-

30 - El Porteño, Febrero 1982

po. No serán vacaciones; más que.una aventuraserá un riesgo, un nuevo tipo de deporte peligro-so, una nueva forma de trabajo aplicada antropo-lógicamente, podríamos decir. Algo que no hasido intentado anteriormente. Creo que Unescoconcibió la idea al ver esas series de T.V. sobregente que vivió durante un año en una villa simu-lada de la Edad de Piedra, aislada del mundo.Esto va a ser lo mismo, sólo que se ubicará en elfuturo. Lo que debemos hacer es decidir con quétecnologías va a ser equipada, hasta qué punto delfuturo se espera que llegue, y cómo va a ser orga-nizado todo el experimento.Todo lo que debemos hacer es proponer algu-

nos objetivos y lineamientos iniciales para lanzar-lo. Imagino que, una vez que esté funcionando,también ese papel será tomado gradualmente porlos que lo están llevando a cabo, los que corren elriesgo. Como sabemos, podría ser peligroso; yexiste la pregunta de hasta dónde este proyecto vaa ser real para los que están en él, y hasta dóndeuna especie de ficción o simulacro, donde los ries-gos son demasiado grandes o las tecnologías noson accesibles aún.Numeroso. -Muy bien. Es la primera vez que

escucho definirlo tan claramente. Pareces haberlo

elaborado todo ya, más que el mismo Unesco.¿De quién fue la idea?

Utopía. -Ha estado rondando durante algúntiempo. Pero hasta ahora ha sido ignorada. Nues-tro escritor puso las manos en esto l. Soleri tam-bién 2.

Numeroso. -Eso es interesante. Yahora seestáponiendo en acción en una escala bastante grande.Se está poniendo de moda. La ciudad experimen-tal está por transformarse en una de las ideas quetodo el mundo conoce, en la que todos piensanpero pocos realmente hacen, pocos constribuyena que sea posible ... Sea lo que fuere lo que decidecuándo tienen lugar tales cambios de moda, decultura -yo diría que ésa es la futurología real, lacosa de tratar de predecir- ... Pero yo no creo en lapredicción en esa escala, la escala de la historia,podríamos decir. No creo que esta ciudad nuestrahaya sido pre-organizada o que sea por completoun efecto del pasado inmediato. No tendría porqué haber sucedido y nosotros dos podríamos noestar aquí ahora tratando de ponerla en funciona-miento. Pero estoy contento de que estemos, Uto-pía; nunca olvidaré esto, nuestro momento, o unode ellos. No puedo creer que esté sucediendo real-mente. .

Page 29: porteño2

TEXTOSUtopía. -No sé qué decir. No es necesario de-

cir algo, creo. ¿Más café?Numeroso. -OK. ¿Qué piensas que estamos

haciendo? ¿Tratando de mejorar la vida, o simple-mente disfrutando de ella?

Utopía. -Bien, estoy seguro de que estamos ha-ciendo las dos cosas. A algunos verdaderamenteinteresados les ha costado un gran esfuerzo llegara este punto; pero ahora que el experimento pare-ce destinado a llevarse a cabo de un modo u otro,se está volviendo parte de la vida, algo para disfru-tar, si se puede, o para sufrir si las cosas salen mal;todo esto podría salir muy mal, espero que hayaspensado en eso.

Numeroso. -No, no lo hice. Hasta ahora no lehe prestado mucha atención. Vine porque me lopidieron, y para estar contigo. Tú lo sabes. Perocreo que tienes razón: podríamos llegar a pasar al-gunas noches de insomnio. ¿Qué pasa si la genteque vive aquí se vuelve violenta,' si empiezan amatarse los unos a los otros? Eso figura dentro delas posibilidades, ¿o es que Une seo tiene algunasreglas que va a poner en vigencia después de todo?

Utopía. -Eso debemos decidirlo nosotros. Eldijo que va a ser tan real como nos atrevamos a ha-cerla. Aceptará lo que digamos.

Numeroso. -Quizá lo haga pero si yo fuera unade las personas que viene a vivir aquí, creo que de-searía algún tipo de seguridad ... o no vendría.Esto suena como la cuestión más difícil que debe-mos decidir. Si la cosa va a ser más que un juego,deberá haber algún riesgo real. Pero me estoy ol-vidando, va a ser una semi-ficción. Cuando sevuelva demasiado peligrosa será cuestión de simu-lar lo que se supone va a suceder para que a la au-diencia de T. V. le parezca real, pero no así a aque-llos involucrados. ¿Pero qué pasará con sus efec-tos políticos en los espectadores? ¿Existe algún lí-mite allírUtopía. -N o. Esta va a ser una parte de T. V. en

la que el único censor va a ser el selector de cana-les. Unesco va a transmitirla a todo el mundo víasatélite. Por supuesto, con la actual tecnología,cada país puede decidir por sí mismo si retransmi-te o no en sus propias cadenas, pero también ha-brá video-tapes que llegarán a alguna gente, almenos en.la mayoría de los países. Pero no esnuestro trabajo pensar en eso, está fuera de nues-tra influencia. Lo que nos concierne es hacerlo tanperfecto como sea posible para darle una oportu-nidad al futuro.

(Numeroso sonríe.)Utopía. -¿Vamos afuera? Está haciendo calor

en el furgón. - . -Numeroso. -Eres muy frágil cuando se trata de

realidades, ¿no es cierto? Sí, salgamos; es una her-mosa mañana, es perfecta.

(Al día siguiente, Unesco llega; la conversacióncontinúa.)

Unesco. -Permítanme una interrupción. Estoyaquí sólo para escuchar. Hay una reunión mañanay tengo que hacer el informe.Utopía. -Quizá le gustaría un ·resumen de lo

que pensamos hasta ahora. Hemos discutido ungran .número de posibilidades y pienso que nosayudaría a ambos describirlas brevemente y escu-char lo que Ud. piensa. Podríamos estar perdien-do de vista la meta.

Unesco. -¿La meta, Utopía? Yo lo recuerdodando lecciones sobre metas. Ud. dijo que las me-tas fijas no existían más: que eran cosas del pasadoindustrial, que si el proceso fuera informativo de-beríamos estar abiertos para actuar de acuerdocon sus enseñanzas. ¿No es eso lo que Ud. dijo? Oalguien lo dijo 3.

Utopía. -Sí, por supuesto. Yo debería haberdicho: "podemos aprender de vuestras reaccio-nes". Pero es difícil desprenderse de esa jerigonzareduccionista, el vocabulario del sendero estre-cho.

Unesco. -Esa es una linda manera de decirlo.Pero yo no presto tanta atención a las palabras queemplea la gente, yo escucho más el tono de la voz.

Numeroso. -Antes de continuar, Unesco, ¿po-dría decirnos qué es lo que realmente tenía inmente cuando propuso este experimento?Unesco. -Sí, por supuesto. Yo tenía dos razo-

nes muy claras. Primero, estoy cansado de escu-

char de labios de los expertos que tantos de losproblemas del mundo son insolubles: pobreza,desnutrición, polución, accidentes en las rutas,burocracia; analfabetismo, inflación ... Existen li-teralmente cientos de estos problemas, y la mayorparte de ellos están empeorando. Entonces ¿porqué no comenzar de nuevo; tratar de aclarar mies-tras mentes, repensar las posibilidades en un con-texto menos restringido? Los métodos de planea-miento convencionales parecen ser muy limitati-vos para hacer una diferencia real. y mi segundarazón es que he llegado a dudar de los futurólogos,de la gente en los tanques pensantes. Mucho pen-samiento y muy poca práctica. Parecen olvidarque tecnología no es simplemente una idea: es ac-ción. Es la realización de cambios físicos en elmundo, es su naturaleza cambiante, hasta ciertopunto, por lo menos. Y tales cambios, tales accio-nes, crean una re-acción. Una reacción social,cuando vemos por nosotros mismos cómo es real-mente el mundo cambiado. Ver eso, experimen-tar eso, cambia nuestras percepciones. Estoy se-guro de eso. Uno dice cosas que no sabía de sí mis-mo y que llevan a actuar de nuevas maneras. Ma-neras que no son predecibles desde un modelo oconcepto teórico 4. Eso es lo que yo creo. Esa es larazón por la que Uds. 'están aquí. Las ideas sonesenciales para generar algo nuevo; ésa es mi teo-ría.Utopía. -Esa no es una teoría, Unesco, es una

moral, una ética. Una teoría predice, controla,crea seguridad, pero lo que Ud. está diciendo esque las ideas, al ser ejecutadas, hacen lo opuesto.Su creencia, como la entiendo, es que deberíamosaceptar no saber cómo será el futuro y deberíamosconfiar en nuestras capacidades, yen las de todoslos demás con el objeto de que nos sorprendan losacontecimientos y que a su vez nos cambien, ypara ser capaces de reaccionar de nuevas manerasque en estos momentos no conocemos. Buscar fi-jar el futuro dentro de una forma predicha es, me-diante esta ética suya, una cosa equivocada. Es ne-gamos nuestra humanidad, nuestra capacidad deser '. La vida cambiará más allá de nuestras expec-tativas 6.

(Numeroso está en silencio. Parece sorprendido.Un poco turbado tal vez. Está oscureciendo. El escri-tor sabe que ellos tienen muchas cosasmás que decirysepregunta cómo ubicarlas en 3000 palabras. La ma-yoría se ha ido.)

Numeroso. -E~ tiempo de que hablemos de losdetalles, los nuevos tipos de tecnología para pro-bar en la ciudad y las cuestiones precisas a las queeste experimento debe responder. Pero lo queacabamos de decir me hace preguntar si hasta esono irá demasiado lejos. Es difícil ver cómo comen-zar con suficiente realidad como para generar ac-ción, y al mismo tiempo dejar margen para la ver-dadera duda.

Unesco. -¿Qué propuestas específicas han dis-cutido?

Numeroso. -Muchas; aquí hay algunas. No si-guen un orden especial, simplemente como las re-cuerdo. Educación: en general sin libros, tal veztambién sin alfabetismo. Oficinas sin papeles;nada de trabajos, Todo se va a producir automáti-camente, sin trabajadores, ni dirección, y lo de-más será hecho a mano por aquellos que lo necesi-tan. No habrá dinero en efectivo, sólo tarjetas decrédito y la garantía de un ingreso no ganado. Pri-mero, todas las estructuras serán.temporarias -ho-gares movibles, etc.>. Acceso público a toda infor-mación, ficheros personales incluidos, no habráderecho a la propiedad intelectual ni privacidadde información, pública o personal.

A 'Cada profesión se le dará la tarea de trasladarsus servicios especializados a una mezcla de com-putadora ayudante y hágalo Ud. mismo. Los co-lectivos y automóviles particulares serán reempla-zados por miniautos y minicolectivos automatiza-dos, accesibles mediante tarjeta de crédito y libresde accidentes, congestión y problemas de estacio-namiento, siendo controlados por medio de com-putadoras. Caminar y .andar en bicicleta tendránprioridad en el diseño de la ciudad. La propiedad'privada de los espacios se limitará al tiempo enque la persona esté realmente presente,siendo elterritorio de cada persona una entidad móvil porley. Hacer la ley, así como modificarla, será unaresponsabilidad pública a la que todos deberánconceder mucho tiempo. Los referendos se harándiariamente por sistemas televisivos de vista dedatos.

¿Le he dicho lo suficiente como para permitirlever lo que tenemos in mente? Obviamente, se vana requerir motivaciones y modos de vida muy di-ferentes a aquellos a los que estamos acostumbra-dos. Descubrirlos es, me imagino, el asunto prin-cipal.

Unesco. -Todo esto suena como tecnología ycultura occidental llevadas al extremo. ¿Qué pasacon los países pobres?

Utopía. -Nosotros proponemos que comience,como Ud. dice, con las tecnologías más avanzadasque conocemos, pero con un nuevo factor quecambia el panorama completamente: crecimientonegativo, o declinación económica proyectada. Elobjetivo de esta economía imaginaria es acercarsegradualmente a los niveles de ingreso comunes enla mayor parte del 'mundo, una fracción de los in-gresos de Occidente ahora. ¿Por qué no tratar decerrar la brecha completamente? Esa es la ideaque a la mayoría de nosotros nos gustaría ensayar.¿Por qué no? No es más sorprendente de lo quefue en otro tiempo el crecimiento de la industriali-zación. La tecnología, alternativa que en muchoscasos le ha mostrado el camino a la gente.

Numeroso. -N'O tienes que argumentar connosotros, Utopía. Estoy seguro de que coincidi-mos, Pero, desde el momento en que una pro-puesta parece requerir persuasión, ¿no debería-mos pensar en dejar que los habitantes de la ciu-dad decidan por sí mismos? Creo que no entiendola política de este experimento, ¿Quién lo contro-la?

(En estepunto mi historia se convierte en la escenaintroductoria de una ficción que podría continuarse.)Referencias al mundo real:1 [ones, J. Christopher, "Tratando de diseñar el futuro", De-sign, 225, Septiembre 1967, pág. 35.2 Paulo Soleri es el arquitecto e iniciador de la micro-ciudadecológica Arcosanti en el desierto al norte de Phoenix, Arizo-na, USA.l [ones, J. Christopher, Métodos de diseño. Edición 1980(Nueva York, Toronto, Chichester, Brisbane, [ohn Wiley &Sons, 1981), pág. XXII.4 Mientras escribía esto sintonizaba la radio para escuchar lavoz de mi amigo J. K. Page, hablando de la segunda razón en laemisión para el curso TI OI de Universidad Abierta, "Vivir conla tecnología" (Universidad abierta, Mílton Keynes, Bucks,Gran Bretaña).s Heidegger, Martin, "La pregunta referente a la tecnología",en los Escritos Básicos de Martin Heidegger a cargo de Da-vid Farrel Krell (London y Henley.Routledge & Kegan Paul,1978), págs. 284 a 317 y en todo el libro.6 Yo estaba visitando las villas de Gales, persuadiendo a la gen-te de que escribiera sus impresiones acerca de cómo ellos-espe-ran que sea su pueblo en el futuro. Mrs. Clarice Mary AlIen,de Llanwrtyd Wells, escribió: "Pienso que cambiará más alláde mis expectativas". Creo que nunca escuché un comentariomás inteligente sobre el futuro. Citado en 25Vistas de Gales,editado por [ones, J. Christopher, (Londres, Ediciones [onesFarnily, 1980).•

El Porteño, Febrero 1982 - 31

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PERSONAJES

Eduardo Pavlovsky:El escenario de la cultura

Eduardo Tato Pavlovsky: psicoanalista)actor) autor teatral) ya es uno de los

personajes ineludibles de Buenos Aires.

Actor, dramaturgo, psicoanalista y psicodra-matista. Así se lo sitúa en la contratapa deun libro (El teatrodeEduardo Pavlovs-

ky, Teatro Argentino de Hoy, Ediciones Bús-queda), y el orden de losfactores podría ser alte-rado si se tratase de la coniratapa de uno de sustrabajos sobre psicoanálisis, el primer campo enel que Pavlovsky fue famoso. Egresó de lafacul-tad de medicina de la Universidad de BuenosAires en el año 1957; hizo su formación psicoa-nalítica en la Asociación Psicoanalítica Argenti-na, hasta llegar a serMiembro Titular en la Ins-titución, y renunció en 1971 para formar partedel grupo disidente Plataforma. Es M iembro Ti-tular de la Asociación Argentina de Psicoterapiade Grupo. En 1963 recibió su trainingpsicodra-mático en Nueva York conJacoboM areno e ini-ció, con el doctor Rojas Bermúdez, el movimien-to psicodramático en la Argentina. Fundó elGrupo Experimental Latinoamericano· con F.M occioy c.M artínez en 1968y el conjunto tea-tral Yenesí conJ. Tahier en 1962.Su labor como actor teatral (simultánea y pa-

ralela a su tarea como psicoanalista) es ininte-rrumpida desde el año 1961 en obras de Ionesco(El Cuadro), Mrozek (La mar estaba sere-na), Orton (Atendiendo al se-ñor Sloane), Sanders, etcétera.Ha sido también protagonista dealgunas de sus propias obras: Lacaceria, Ultimo Match, Lamueca, El señor Galíndez,Telarañas y Cámaralenta.

Ha publicado más de catorcelibros comopsicoanalista, y ha es-crito unos doce libros como autorteatral. A comienzos del 78, de-bió viajar a España, donde conti-nuó trabajando, y en mayo de1980 regresó a la Argentina.

El Porteño: -¿Cuál fue el motivoreal de tu vuelta al país?E. Pavlovsky: -La vuelta es porvarios motivos pero voy a nombrardos. Uno es estrictamente fami-liar. Resulta muy difícil el exiliosin un sector de hijos: me quedabaaislado de tres hijos adolescentes,y es duro; uno puede perder mu-cho el sentido, es decir no tantoporque ellos me necesitaban sinoporque yo también los necesitaba.Es decir que un motivo es el estric-tamente familiar y el otro sería caside proyecto de vida, de proyectoideológico. Yo no fui a España vo-luntariamente, lo cual crea siem-pre una situación de no sentimien-to de libertad, de tal modo que,siempre estando en España, no fuide los exilados con penurias por-que ya había ido muchas veces ytrabajaba en Madrid en psiquiatríade tal modo que apenas llegué

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Hernán Kesselman me recibió y ya tenía grupos.Fui muy privilegiado, en realidad la psiquiatríaargentina, el psicoanálisis, es privilegiado en elexilio en función de otros exilios muchísimo másduros. De forma que yo allá me encontré bien,pero en lo que no me encuentro bien es en quedaral margen del proceso argentino. Pienso que unocomo intelectual tiene una cierta ideología, con-cepción de la vida o del mundo, lo cual resulta di-fícil de aplicar estando allá. Yo allá no tuve ningu-na participación política. Permanecí bastante ais-lado porque mi intención era venir acá. Hice tea-tro allí también; me atraía, yme estimulaba viajar.Con Hernán hemos viajado a Suecia, donde fui-mos profesores de psicoterapia de grupo, o a con-gresos, o a hacer cosas que hacemos bien los ar-gentinos en Europa y muy estimulado, pero yofuera del país siento como que estoy fuera de miproyecto. Entonces, el venir tenía que ver con vol-ver a hacer teatro, acá, en este contexto, yen elcontexto de la dificultad. Pienso que incluso la re-presión cultural nos da el beneficio de la creativi-dad. Todos sabemos que acá existe censura perotambién existió con Franco, como también existióuna cultura que tiene que ver con el ingenio sobrela represión. En ese sentido, si yo me había idoallá por una obra de teatro mía que tuvo un decre-

to y alguna consecuencia más que un decreto, voya venir a seguir escribiendo acá. No es que uno seamás o menos coherente sino que, como soy unapersona de acción, si no hago lo que quiero me voya morir de un infarto. Entonces opto por inclinar-me ideológicamente hacia un proyecto en los dosaspectos en los cuales cabalgo: mi vida, que es lapsiquiatría, el psicoanálisis y la terapia de grupo,y lo cultural. Creo que me proyecto más actual-mente como ligado al teatro. Me parece que mo-lesto más como hombre de teatro que como psi-coanalista. Como psicoanalista todavía se puedeser más lacaniano, se puede estudiar tranquilo,pero ser hombre de teatro implica una responsabi-lidad en lo que uno hace: qué quiere decir, quéquiere develar. Yo he escrito muchos artículos depsicoanálisis bastante críticos en varios momentosde crítica ideológica y política, en cuanto a la nece-sidad de que el psicoanálisis fuera algo más queuna técnica, para utilizarla en favor de la desalie-nación o del antiautoritarismo. Pero sin embarg.oa mí se me ha reprimido por dos obras de teatro yno por los cincuenta artículos de psicoanálisis quehe escrito, y ni siquiera por participar en Platafor-ma Internacional, que era un movimiento políti-co anti-institucional (cuando nos fuimos de la ins-titución de la Asociación Psicoanalítica Argenti-na). Concretamente creo que más bien yo me heexpresado más con las dos obras de teatro, con

Galíndez y con Telaraña. Piensoque a eso he vuelto un poco: a se-guir escribiendo, donde se pueda ocomo se pueda.E.P.: -¿No opinás que los siste-mas que tenía el psicoanálisishace unos 10 años, hacían unpoco que las autoridades no vie-ran en el psicoanálisis a un ene-migo real, porque tenían una ac-ción más limitada; porque habi-tualmente el psicoanalista sepasa la vida atendiendo a quincetipos y de repente no es tan im-portante como una obra de tea-tro, que puede ser vista por mil odos mil personas?P.: -Sí, es cierto; la proyección so-cial. Sí, Galíndez se dio aquí, sedio en Nancy representando a laArgentina, se vio en muchos fes-tivales internacionales y la ha vistomucha gente. Es cierto, pero a ve-ces, vos sabés que determinadosartículos o determinadas ideascomo fueron en su momento porejemplo Castilla del Pino en Espa-ña, sobre psicoanálisis y marxis-mo, o Cooper y Laing mismo enantipsiquiatría, tenían de por síuna fuerza editorial que agrupabaa mucha gente joven y eran mu-chos. Esa es una forma de pensardesde el psicoanálisis o desde lapsiquiatría que también se puedereprimir. Evidentemente el alcan-ce social del teatro esmayor .Yonotengo muy claro de que uno en ellugar que está, la pequeña burgue-sía intelectual, esté en contactorealmente con una proyección so-

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cial: a mí me parece que uno está limitado por elmismo origen de clase. No creo que se acceda asínomás a un determinado número, pero me pareceque lo importante es trabajar desde donde unoestá instalado. Eso es lo que yo trato de hacer. Contodas las grandes contradicciones que uno tiene,porque son muy grandes.E.P.: -¿Cuál es tu trabajo de teatro en este mo-mento? ¿Estás estrictamente dedicado a escri-birlo o ya estás proyectando montar algunaobra?P.: -Yo, en general, y como hombre de teatro,también tengo otra disociación, porque en reali-dad en principio soy actor. Lo que pasa es quetambién escribo y se representan mis obras. Pero,básicamente, en este momento, después de hacerCámaralenta, estoy escribiendo una obra sobreHaití; sobre Duvalier en Haití, con los macutis.Es decir, todo el período represivo de Haití. Mehe asesorado bastante bien, y la obra trata sobreeso. Estoy muy directamente relacionado conesto. Para poder hacerlo tuve que decir que no adistintos ofrecimientos como actor, a hacer unaobra que ensayé el año pasado, una obra de anti-psiquiatría en la que yo hacía de Ronald Laing,que es amigo. He dicho que no a otros ofrecimien-tos como actor, porque a mí se me llama muchocomo actor para actuar profesionalmente, pero elproblema que tengo es la posibilidad de elegir mu-cho: no vivo del teatro, entonces más me inclinopor la línea ideológica. Tal vez si viviera del teatroharía mucho más teatro como actor. Entonces es-pero un poco, qué hacer y qué obra. Tengo de al-guna manera alguna fantasía bastante grande dehacer Galileo Galilei de Brecht, de aquí a dosaños, y esta obra mía. Entonces medio me reservopara eso. Si viviera del teatro haría todo para po-der vivir. Entonces estoy abocado a escribir esto.Seguramente ahora voy a hacer una repetición,una obra corta de Ionesco para estar en el escena-rio, porque me divierto. Porque el problema míoes que cuando salgo de lo artístico me quedo muypegado en la psiquiatría y pierdo la dimensión dela cosa. Necesito tener un contacto. No es fácil de-jar un escenario de 150 representaciones y volver ala actividad psiquiátrica. Para mí no es fácil por-que pierdo muy bruscamente el contacto con loartístico. Entonces, por ahí, voy a estar en un es-cenario dos veces por semana.E.P.: -¿Opinás que saltar de un lado a otro tecomplica? ¿Intentás algo más en el medio entreuna cosa y la otra, el teatro y la psiquiatría?P.: -Tal vez esto tiene la respuesta: una, que yo,en realidad, de entrada hice las dos cosas. Vale de-cir que yo no soy alguien que hacía teatro y des-pués hice psicoanálisis sino que hice psicoanálisisy después, inmediatamente, empecé a ensayarteatro. Tenía ganas de ser actor. Siento que siem-pre me he expresado en las dos líneas y el puntodonde lo dramático se une con el psicoanálisis es elpsicodrama, y ésta es una técnica que yo comencéa hacer hace muchos años, en el '59, en los hospi-tales, y que después, conociéndola un poco más,la traté de estudiar mejor con Moreno en EE. UU.Ahí sí, lo dramático se instala en mí, el psicodra-ma se instala como una manera de entender la psi-coterapia en términos de escenas. Diría que .psi-coanálisis, teatro y psicodrama son una especie defina amalgama por donde transita mi vida. El psi-codrama fue, evidentemente ~ es, un instrumentoclave para mí, para la comprensión de la clínicapsiquiátrica, de la clínicapsicoterapéutica. Mu-chas vicisitudes, porque yo y Rojas fundamos elpsicodrama acá en el año 60, y el movimiento hasido de frente; Rojas tomó más para el lado de Mo-reno y yo para la línea más del psicodrama psicoa-nalítico.E.P.: -¿Cuál es la diferencia concreta entre unoy otro?P.: -La diferencia concreta está en que Moreno esel creador de una técnica que es el psicodrama, undescubrimiento bastante genial, de por sí bastantegenial; que uno pueda comprender a la gente re-presentando sobre sí mismo es bastante excepcio-nal. Pero la concepción teórica de Moreno, la baseteórica de Moreno tiene una serie de ribetes; hayque leerlo bien, porque tiene casi una concepcióndel mundo del psicodrama. La técnica se transfor-

ma después en una casi comprensión del mundo,donde una inversión de roles solucionaría el capi-talismo y el comunismo, si el comunismo enten-diera al capitalismo y viceversa. Como concepcióndel mundo se vuelve muy reaccionaria. Pero detodos modos, Moreno no lo era en sí, y fue una es-pecie de revolucionario de la técnica, de todas lastécnicas sociornétricas, de las técnicas dramáticas.E.P.: -Vos dijiste que el producto se convierteen reaccionario aunque él no era un reacciona-rio. ¿Es eso posible?P.: -Claro, pienso que sí; se convirtió en un revo-lucionario de la técnica en cuanto a innovación,una cosa de innovación verdaderamente impor-tante, donde la espontaneidad, la creatividad eranimportantes en la cura, y donde lo intelectual tam-bién se incorporaba, así como el afecto. Perocuando esto supone una comprensión más am-plia, cuando de la técnica pasa a lo que suponecomprender más allá de la simple técnica clínica,ahí es donde se convierte en reaccionario. Yo en-tiendo que el psicodrama es una técnica clínicapsiquiátrica que 'intenta comprender a la:gente, ensus vínculos interpersonales a través de la repre-sentación de escenas fabuladas o reales de la vida.Pero en cuanto de esto se quiere pasar a una ciertaproyección social, a una cierta modificación de losocial a través de esta técnica, se cae en una utopía;esto es peligroso. Digo que es peligroso porquetambién, no solamente con -el psicodrama, sinocon todas las técnicas americanas, la sensivitytraining, los fines de semana, la gestalt y muchosotros psiquiatras innovadores que vinieron acá(como Sheppard por ejemplo, que vino a la Ar-gentina; estuvimos con él y de improviso asisti-mos a un laboratorio) se filtra un discurso ideoló-gico; lo que hay que hacer o cómo hay que cam-biar la sociedad a partir de ... Ahí está la falla. No-sotros hemos escrito mucho de esto con Moccio ycon Martínez en cuanto a lo que serían las nuevastécnicas de la psiquiatría (con sistemas muy ob-vios) al servicio de la adaptación, de qué manera,aparentemente, aparece como una cosa de cambioy desenfoca al hombre desde el lugar del cambio.Y mucho más en Latinoamérica. Suponer que lastécnicas psicológicas van a cambiar algo del hom-bre latinoamericano es utópico. Pero si uno, muysencillamente, se coloca como un artesano en laclínica con estas técnicas puede sin mayor ambi-ción cumplir su tarea. Ahora, Moreno tiene unateoría de él y el psicoanálisis tiene otra teoría. Loque ocurrió es que en Francia, Levobici, Anzieu,Diatkine y muchos psicoanalistas de niños, empe-zaron a representar espontáneamente y entoncesencontraron que para los niños y para los gruposde niños esta técnica era muy buena, porque sellegaba .más fácil a los chicos representando quehablando. Es así, naturalmente. Entonces se em-pezó a hacer psieodrama con una orientación psi"coanalítica, porque en cualquier chico, cualquiercosa que dramatiza o juega, si vos ves, está total-mente determinada por el inconsciente, de la mis-ma manera que la palabra o el discurso del psicoa-nálisis.E.P.: -El psicodrama era como más catártico ...P.: -Sí, aunque Moreno habla de catarsis de inte-gración, que no es el sentido emocional de grito,descarga, sino integrar los aspectos de uno diso-ciados. Esta es la concepción de Moreno, pero aunasí no tenía en cuenta los mecanismos de defensa yotras concepciones que parten del psicoanálisis

PERSONAJES

francés, sobre todo de la línea Levobici. Ahorahay otra línea de psicodrama analítico, de la línealacaniana, la línea de Lemoine, que es otro aspec-to de la manera de comprender el psicodrama.Pero digamos la nuestra -la que fundamentó elpsicodrama analítico en la Argentina: Moccio,Martínez y yo-, se basó en las lecturas que prove-nían de estos psicoanalistas con nuestras mismasinquietudes, porque nuestras inquietudes eranclínicas: nosotros partíamos de los hospitales, detrabajar con muchos grupos de niños. De ahí salióel psicodrama. Somos teóricos, medio teóricos, yvamos a ver cómo es la técnica y después la aplica-mos; y nos pasó exactamente lo mismo que a losfranceses: vamos a instituciones, tenemos siete ni-ños y ¿cómo los tratamos? Nos dimos cuenta deque el juego era una técnica utilizable. Con Moc-cio y con Martínez hemos escrito muchos librossobre el psicodrama en las técnicas dramáticas. Laúltima corriente, que es bastante interesante, es latécnica de Lemoine que acá de alguna manera si-gue O'Donnell, es decir, es el que de alguna ma-nera orienta. Está Leonardo Satne, que se formócon nosotros en Barcelona, que también es pa-ciente de Lemoine y que es una línea interesante,muy diferente a la nuestra, es psicoanalítica, perosigue los postulados teóricos de Lacan. Es decirque de alguna manera el psicodrama ha estado in-filtrado por psicoanalistas en su versión moderna,en su versión de los últimos veinte años. Desde el'60 hasta aquí, digamos; Lemoine sería desde el'70, Levobici del '60; nosotros comenzamos tam-bién ese año.

Vuelvo a decir, en cuanto al psicodrama, que esútil, no solamente en la clínica sino también comoaprendizaje. Es decir, es un gran instrumento, elrol playing para el aprendizaje y la supervisión decasos. Por ejemplo para la gente que quiere hacergrupo, que quiere volcarse a la psicoterapia degrupo, o supervisiones clínicas, el hacer dramati-zar las sesiones en lugar de hablar -yo lo hice mu-cho en hospitales-, es una muy linda tarea parapensar en grupo los casos. En esta situación creoque es una técnica interesante. A pesar de que yocreo básicamente en relación a las técnicas, lo mis-mo que en el boxeo; pienso que cuando uno ve losgrandes campeones de boxeo, sería muy fácil de-cir que hay una técnica, que si uno se para, tira a laizquierda, uno, dos, tres ... sin embargo lo atra-yente del boxeo es que cada campeón es la singula-ridad de un estilo; el estilo tiene que ver con suvida, con su extracción, con sus historias y conuna manera de moverse en el ring . Yo pienso quecon las técnicas psicológicas pasa lo mismo; la téc-nica diferente es la que se moldea uno, y que le re-sulta más accesible a uno; no es al revés. Es decir,evidentemente una persona muy intelectual, unesquizoide, un intelectual muy profundo con fo-bia y dificultad para la acción va a ser un teórico,se va a dedicar a estudiar mucho y va a ser un teó-rico del psicoanálisis. Porque eso es estructura depersonalidad. Otro grupo de gente como noso-tros, con tendencias más hacia lo plástico, más ha-cia afuera, con más tendencia histérica, con máscapacidad de seducción (no es que tengamos me-nos capacidad de reflexión, sino que reflexiona-mos sobre la acción), nos vamos a dedicar a técni-cas más activas. Esto, de cajón. Así que yo piensoque uno hace la técnica que puede, no la que quie-re. Sería muy raro que con mi personalidad, yome pusiera a leer Freud tres horas por día porqueme vuelvo loco. Y sería muy raro que un teórico sepusiera a jugar al psicodrama porque se vuelveloco también a la primera dramatización. Es de-cir, depende de la personalidad. Por eso muchagente joven se desespera leyendo a Lacan o quierehacer psicodrama. Muévanse conociendo todo,después vean qué les interesa. Toda esta gente jo-ven que ya se define como teórica, tiene 21 años,22 y sufre porque dicen ... Y yo pienso que escomo la vida, como la pareja, como todo; hay queir encontrándose. Yo hice individual muchosaños, fui titular de la Asociación PsicoanalíticaArgentina, hice los seminarios, pero me di cuentade que no era psicoanalista individual, es decir,me resultaba muy dura la tarea en cuanto a efi-ciencia, en cambio en grupo yo entiendo más. En-tiendo visiblemente más las cosas. •••

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unir las dos cosas con reflexiones sobre el procesocreador pero desde la práctica, desde el yo actoren el escenario.E.P.: -Vos participaste en unas jornadas sobrela creatividad en los grupos. ¿En qué consistióun poco eso brevemente y cuáles fueron los re-sultados?P.: -Fue idea de Grimson, de unir tres camposcomo la educación, el teatro y la psicoterapia. Es-tuvo muy bien organizado; había conferenciascentrales de educación, teatro y terapia, y despuéstalleres desde donde la gente que estaba ligada conla educación podía participar en talleres de teatroyen talleres de terapia; distintas modalidades. Esdecir, una cosa que me pareció buena por variosmotivos; por la espontaneidad con que la gente·concurrió, el marco de gran colaboración y degran interés de la gente por las tareas. Me parecióun lugar de convocatoria ideológica donde de im-proviso un grupo de gente se reunía no oficial-mente a trabajar. Convocaron como 300 personasde distintos temas, y me pareció además que esuna inquietud interesante porque tiene la virtudde des condicionar un poco ese tipo de psicoanáli-sis "interpreta todo" del que estuvimos hablando.Porque sería, interdisciplinariamente, ver cómouna cosa con la otra se articula, tiene relación. Esun fenómeno argentino: .se forman grupos, y elgrupo se divide en dos y cada grupo tiene la ver-dad y el otro está malo está loco. Son esos peque-ños grupos mesiánicos donde cada uno tiene laverdad. Esto es nocivo para entender la realidad.En cambio estas cosas interdisciplinarias te colo-can otra vez en un contexto social más amplio y tepermiten reacomodarte en pequeños esquemas.Por eso me parece positiva la idea de Grimson. Dala posibilidad de articular cosas que no todos losdías son articuladas, donde gente de teatro está entalleres de psicoterapia y viceversa, o educación .•

E.P.: -Hay una tendencia casi mundial a que elpsicoanálisis individual vaya bajando en efecti-vidad y haya menos gente que se dedique a eso.La calidad inclusive bajó.P.: -Acá el teórico que creo que rescata el psicoa-nálisis de la muerte es Lacan, en realidad. Yo nosoy lacaniano, pero por las cosas que leo el psicoa-nálisis no se muere porque aparece Lacan congrandes ideas nuevas y que aporta nueva genteque lo sigue. Si no, estaría mucho más en deca-dencia. Lacan propone una reformulación nueva.Repito, no soy lacaniano, incluso pienso que acáLacan está condimentado con una cosa bastantede moda, donde hay 5 personas serias y 95 que losiguen sin entender nada, sin experiencia clínica.Pero aun así la presencia de Lacan en el psicoaná-lisis es una experiencia innovadora e inquietante.Acá muchas veces me ha parecido que incluso larepresión ha favorecid o a Lacan porque es másfácil estudiar a Lacan. Con Lacan no pasó nada,no va a haber ningún allanamiento.E.P.: -Como el arte geométrico, que es el únicolugar en el mundo, la Argentina, donde todavíaperdura. ¿Puede haber una relación entre unacosa y la otra?P.: -Claro, puede ser. Yo he visto que mucha gen-te estaba muy inquieta antes y que ahora está me-nos inquieta con estudios demasiado teóricos. Nosé si han cambiado la personalidad, si el sistemalos cambió o si Lacan los cambió. Pero algo ha pa-sado. De todos modos, digamos que independien-temente de estos fenómenos que uno puede ver, esel que le ha dado al psicoanálisis una nueva lecturay una posibilidad de pasión. Es un fenómenocomplejo.E.P.: -¿ Cuál te parece que es la relación que de-biera haber entre el psicoanálisis y la cultura?, o¿cómo acciona el psicoanálisis sobre la cultura?P.: -Creo que, y es una cosa muy personal, el psi-coanálisis ha dado ciertas ideas a través de Freud,básicamente sobre ciertos aportes a la cultura. To-dos los trabajos de Freud, sin lugar a dudas: sobreLeonardo, Psicología de las masas, El malestar

en la cultura. Pero el aporte es importante paracierta comprensión, aunque hay una dosis donde,más allá de una cierta comprensión, se ha especu-lado mucho y se ha psicoanalizado demasiado lacultura, sin entender bien lo que es la cultura y sinentender bien lo que es el psicoanálisis. Entonces,muchas comprensiones de obras de teatro, mu-chas comprensiones de ensayos desde actores,desde el psicoanálisis, yo entiendo que han sidoprofundamente equivocados. Yo pienso quecuando más el psicoanálisis se quede en relación asu praxis es más operativo. El psicoanálisis haaportado por ejemplo al teatro, pero en el teatro delos países del Este no existe el psicoanálisis y laevolución es formidable. A los polacos no les vas aenseñar cómo se hace teatro porque son la van-guardia en el mundo en este momento, y realmen-te no saben psicoanálisis, no les interesa en nada elpsicoanálisis. Y entonces conviene pensar quedebe de haber un aporte, pero al mismo tiempo noestá muy claramente determinado cuál es el apor-te. Hay algunos teóricos que surgen por ahí, algu-nos franceses, por ejemplo Miller y otra gente queha escrito. Se ha escrito mucho sobre los dramasde Sófocles pero en cuanto a la cultura en general,yo no estoy muy seguro de cuál ha sido el benefi-cio concreto. Tal vez no sea yo la persona indicadapara responder esto.E.P.: -¿ Lo conociste a Gombrowicz cuando es-tuvo acá?P.: -No, nolo conocí. .. Vi ahora en España unaobra -he olvidado el director-, vi unas cosas queestán a veinte años luz de nosotros, de la explora-ción dramática, de lo que yo vi. Yo decía esto conun cierto reparo porque de improviso el psicoaná-lisis acá ha invadido muchas cosas, desde la peda-gogía, la pediatría, la puericultura, el teatro, elcine, la crítica. Y de improviso me parece bien enla medida en que hay un aporte, pero de repentehe visto como una especie de hipercomprensiónde los fenómenos que más que ayudar han empu-tecido la cosa. Yo he utilizado poco el psicoanálisispara la escena. He escrito un libro donde trato de

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••El pasado mediato•

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..,•••", Por Jorge Romero Brest

Este ensayo es la transcripción cuidadosa de una de las cuatroconferencias sobre arte dictadas por el crítico Jorge Romero Brest , que

merecieron recientemente la imprenta: Arte Visual, pasadoy presente es el libro que las compila) bajo el selloRosemberg-Rita.

•es anuncio que expondré una tesisacerca de cómo ha evolucionado elarte visual, desde el comienzo de laEdad Moderna hasta que se incor-pora América al bloque occiden-tal, ya no mediterráneo sino atlán-tico (Focillon). Antecedentes queme permitirán señalar sus caracte-

res en la presente disyuntiva, acaso lo que será enel futuro,

También les anuncio que abundaré primero so-bre mi concepto de arte, so pena de que se com-prenda malla tesis; como lo manifesto al usar la'expresión arte visual en vez de artes visuales, a finde no enfatizar las diferencias entre la pintura, laescultura y las artes derivadas sino la. unidad conenfoque ontológico; en vez de artes plásticas, parasubrayar el papel del ojo.

de arte que tienen, seguramente me responderían,un poco extrañados: "¿El arte? ¿No es la obrá dearte?" Parece lógico, perogrullesco, Alguno agre-garía: "El de en la expresión obra de arte, en geni-tivo, ¿no significa que arte pertenece a obra"? Sinembargo, hay una esencial diferencia entre arte yobra'.Aunque se va a ir diseñando en la exposición, me

apresuro a prevenirles que debido a esta diferen-cia no cabe adosar el artículo determinante o el in-determinante a la palabra arte, Puedo decir laobra o una obra, no el arte o un arte, salvo cuandose emplea el determinante para denominar las ar-tes, el arte pictórico, el arte escultórico, etcétera. .'En consecuencia digo hay arte, así como Heideg-ger dice "hay ser y hay tiempo" 2,

Si arte y obra se pudieran identificar, arte seríacosa, como lo es la obra, quizá una cualidad de -ésta. Pero con la palabra arte no se designa la cosaque es la obra, tampoco una cualidad dominanteque se dehe percibir y apreciar, Bastará que uste-

Mi concepto de arteSi les preguntara a ustedes cuál es el concepto

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des piensen en lo que les ocurre cuando enfrentanobras de arte para comprender la imposibilidad dedicha identificación, porque ven las obras, mas nose ven (a sí mismos) cuando les provocan arte. Delas consecuencias me ocuparé enseguida.

Supongamos que no enfrentan cuadros y/o es:culturas, sino una novela o una película, a lo queestán más acostumbrados. ¿Se dan cuenta de queal leerla o verla los envuelve una presencia, para locual colaboran? No como flujo, fluir significa lí-quido en movimiento, que corre, que sale de unrecipiente y nada sale o corre a ellas. Es una metá-fora, de las tantas que se emplean, forzando el ca-rácter de lo conocido o se cree conocer (obra) parahacerlo coincidir con lo desconocido (arte).

Así se piensa por comodidad que arte es flujo dela obra (desde luego no como líquido) o emana-ción (desde luego no como sustancia volátil), sinobservar que si fuera flujo o emanación se adapta-ría al recipiente que lo contiene. ¿Cuál? Por lopronto, la obra no es recipiente de arte, menos elcreador o el contemplador, pues no se contiene, seprovoca.

¿Basta para reparar en la impertinencia de lametáfora? 3

Veamos, a la obra de arte visual hay que verla, ala musical hay que oírla, a la literaria hay que leer-la, a la teatral y la cinematográfica hay que verlas yoírlas. Mas lo que se ve, se oye, se lee, se ve y seoye, apenas coloca al contemplador o el especta-dor o el lector en una situación especial, desde lacual y sólo desde ella le ocurrirá algo. Si la obra locoloca en esta situación habrá arte (para él), si noJo coloca será obra pero no habrá arte. Pues paraque haya arte es necesario, no sólo que vea, oiga,lea, también que piense, imagine, sienta, intuya,inclusive cumpla, acerca de lo que no pertenece ala obra' pero a lo que ella impulsa 4.

y todavía más, que se entregue por completo ala situación.

Agrego entonces que la obra desencadena ac-ción, es su cometido, provocando arte en el con-templador, el espectador o el lector , siempre queesté preparado. Si no lo está, si carece de expectati-va, si no está dispuesto a transformarse, la obra nodesencadena acción alguna y mal puede haberarte. Situación que tampoco le desencadena senti-mientos y/o emociones como efectos fundamenta-les, aunque lo acompañen en la provocación dearte. Es una situación que lo pone fuera de sí, en-globando posibilidades creativas absolutamentenuevas.

¿Qué les pasa a ustedes cuando están leyendouna novela con interés (expectativa) y suena el te-léfono? Se sienten frustrados, porque el llamadodesnaturaliza la situación, paraliza la acción, losvuelve en sí. Igualmente si están viendo una pelí-cula y el acompañante hace comentarios. Comome ocurre cuando estoy mirando un cuadro y al-guien me pregunta si es bueno. Y, ¿qué decir delcreador? ¿Para qué necesita reposo, soledad, si-lencio? Para estar fuera de sí y registrar más que elfruto de su acto, la potencia, que lo lleva a realizar-lo.

Diversos términos se usan para caracterizar estasituación: se habla de éxtasis, extrañamiento, ena-jenación, embargo, ensimismamiento. Que no

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son errados por completo, aunque ninguno es elque corresponde, pues se refieren al individuo ypronto verán ustedes que cuando la obra provocaarte, creador y contemplador se desindividualizan.Como les acabo de decir, se ponen fuera de sí.

Al ponerse fuera de sí, ¿a dónde apuntan?Almundo, palabra que probablemente creen corn-prender ustedes, llamando mundo a lo que nos ro-idea, la naturaleza, los hombres, los instrumentosy objetos manufacturados o hechos a máquina:mundo empírico, de cosas al alcance de la mano ode los ojos. No es al mundo al que se acercan es-tando fuera de sí. Sin rechazar las cosas, accedenal mundo verdadero, que une y orienta más allá detoda razón, pues como dice Heidegger, "el mundomundea y es más existente que lo palpable y per-ceptible en que creemos estar aclimatados. Nuncaes un objeto digno de contemplarse".

Se dirá que tal mundo es espíritu y con algún de-recho, pues esta palabra indica capacidad de obje-tivación que no se refiere a los objetos y sin embar-go los incluye, superando los sentidos y senti-mientos, asimismo la emoción. Pero ella no sólodesigna una posesión individual, tiene connotacio-nes históricas, y el mundo al que se accede con lasobras de arte no las tiene, o las tiene aparentemen-te s.Porque si bienal estar fuera de sí, cuando se en-

frenta un cuadro o una escultura, se superan lossentimientos y las emociones, no es para perma-necer entre las cosas sino para existir en el mundoverdadero, aunque a ellas se vuelva enriquecidoen relación constante. De aquí deriva un error fre-cuente: se dice que la obra "tiene un no sé qué" (yalo decían los estetas del siglo XVII), pero el "no séqué", ¿pertenece a la obra? De ningún modo, co-rresponde a aquello que puso al creador fuera de síy los pone a ustedes fuera de sí, al "mundo quernundea" para todos.

He aquí el principio esencial: ni la obra es arteni es de arte, aunque sea cosa hecha para provocar-lo. Y para que lo provoque, ¿basta mirarla? Acualquiera se le ocurre que se la debe interpretar,por lo que a menudo se pregunta, ¿qué significa?pensando que encierra un secreto. Secreto hay,mas no encerrado en la obra sino existente en elmundo que con ella se devela. Por esto, tampocohay que interpretarla, otra metáfora. Se interpretaun hecho natural, un teorema, una fórmula quí-mica, si se conocen los factores causales; no unaobra de arte, pues lo que pasa con ella implica po-ner en primer plano algo propio y a la vez ajenoque rige la conducta generadora de arte, de adentroafuera y de afuera adentro. Algo que no se presta ala conceptuación, por cuyo motivo la obra de artenada tiene que ver directamente con la ciencia, ha-biendo fracasado los intentos para explicarla cau-salmente 6.

Entonces acierta, en parte, Xavier Rubert deVentó s al decir: "No hay arte sino artistificar" 7.

No al decir "no hay arte" -ya les dije que única-mente puede afirmarse "hay arte", desde luegocuando lo hay- sino al dejar entrever que sólo hayarte cuando se artistifica, el verbo en reemplazodel sustantivo, porque arte es acción, ningún sus-tantivo le corresponde.

Hay que distinguir pues entre las obras que po-

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nen en situación provocadora y permiten quehaya arte, y las que no ponen en ella y siguen sien-do cosas, la mayoría en el momento actual. Asi-mismo y con alguna frecuencia en el pasado, porculpa de quienes hacen creer que todas las obrasregistradas en sus historias o las que se exponen enlos museos son capaces de provocar arte. En Sie-na, por ejemplo, hay un museo en que se exhibenobras de algunos maestros que lo provocan, perolas demás son de epígonos que no lo provocan.

Margarita Sarfatti decía irónicamente que endicho museo todos son Sano di Pietro y Pietro deSano, porque dos mediocres pintores sieneses sellamaban así, indicando que con tales obras no seprovoca arte, como en todos los casos de copia,imitación y seguimiento.

Cuando digo arte, consecuentemente, me refie-ro a la acción de artistificar, la que realizan ciertoshombres -creadores y contempladores- al estarfuera de sí accediendo al mundo verdadero, sinque pueda establecerse si la provocación paraunos es igual que para otros. Igual no, similar sí,pues con la obra el creador hace una proposiciónvaliéndose de cosas que representa o evoca 8, (unpaisaje, un retrato, un conjunto de formas geomé-tricas, etcétera), proposición que acepta el con-templador, habiendo arte en comunum', si uno yotro son auténticos, superando el subjetivismo.

Y porque inducen a la comunión las obras sonsímbolos, en tanto aluden a lo que visiblemente noson, ni como imágenes ni como formas.

Toda la eficacia de las obras depende del carác-ter simbólico, de modo que si ustedes lo excluyenpreguntando por el significado y exigiendo quesea definido, las destruyen lisa y llanamente. Re-cuerden, cuando alguien le preguntó a IsadoraDuncan si podía decir con palabras lo que bailaba,respondió: "Si pudiera no bailaría".

Fíjense entonces por qué es imposible definir elacto de artistificar, porque creador y contempla-dor provocan arte para sí mismos, aunque sea encomunión, y porque artistificar es ser. ¿Qué esser? La palabra es precisa, ser es lo que es, lo real, laverdad.

En lugar de ser podría decir Dios, pero lo exclu-yo, porque también tiene connotaciones históri-cas, como el espíritu. ¿Acaso son iguales los diosesen Oriente y el Dios en Occidente, ni éste para unhombre del Medioevo o del siglo XV o del XIX, niel de ahora para un norteamericano, un francés oun argentino? No son iguales y lo que provoca laobra, este efecto que llamo arte, implica des-ocul-tar el origen y el cumplimiento de todo como ser,Jo que es, en cualquier época y en cualquier lugar,cualquiera sea la forma. De lo contrario, ¿podríangozarse las obras en que se representan o evocandioses en los que no se cree?"

Con lo que les digo que al poner la obra fuera desí al contemplador, porque antes se ha puesto fue-ra de sí el creador, uno y otro se colocan en acti tuddes-ocultadora. En esto consiste la expectativa, enesperar la des-ocultación de algo (ser), no en sí si-no para sí, pues uno mismo llega a ser. Por lo cualse trasciende con las obras de arte 11, en cuanto per-miten des-ocultar lo que está implícito en las cosaspero no es cosa, lo real que no es realidad, tantopor ellas mismas cuanto por los modos de repre-

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sentarlas o evocarlas 12.

Ya les he dicho, ser es lo que es. No las cosasque nos rodean sino aquello que las determina ylas cambia: tan indeterminado como la nada, tandeterminado como para manifestarse en todo. Detal manera, artistificar es ser cambiando, es poner-se a tono con el mundo" pues cuando hay ser haycambio.

Ser es la gran preocupación de los filósofos: Pla-tón lo identificaba con la Idea, los materialistascreían en lo contrario, Santo Tomás de Aquino loconsideraba Acto puro, Hegel pensaba que se loalcanza por grados, como Espíritu absoluto,Nietzsche como Voluntad de poderío, solucionesmetafísicas que no lo caracterizan plenamente.Para los psicólogos es el individuo (lo conscientey/o lo inconsciente), para los sociólogos es la co-munidad. Heidegger vincula "ser y tiempo" 1\concepción a la que me atengo sin desdeñar la delos físicos modernos, para quienes es energía.

Ahora se preguntarán ustedes en qué me basopara afirmar que con las obras de arte se des-ocul-tan ser y verdad. No esperen que lo pruebe, la ló-gica no funciona. Es menester la actitud poéticapara comprenderlo, por vía intuitiva, ya que tal esla virtud del artista auténtico, "ver debajo delagua", desentrañar la verdad oculta en las realida-des y volverla patente 15. Y si no fuera ser lo que sedes-oculta, ¿hacia dónde se apunta con las obras?Les he mencionado algunas soluciones, prefiero lamás simple, pues ser escapa a toda determinacióny verdad en su manifestación.

Es hora de poner un ejemplo. Alguien quierepintar estas flores: si es un mediocre pintor trataráde pintarlas como las ve y en todo caso será la suyauna imagen parecida a ellas; pero si es auténticoextraerá de las flores que son cosas una forma re-veladora de su esencia, el tiempo que las constitu-ye, de acuerdo con un esquema a priori que a suvez procede de lo que en su época se considera ser.Si la imagen es parecida, cuando la hace un pintorauténtico no es sólo por parecida que actúa, obe-deciendo de la identidad entre significante y signi-ficado, sino por la carga de sentido que posee.

Cézanne pintó 52 veces la Montaña Santa Vic-toria que veía desde la ventana de su taller en Aix-en-Provence. Nunca la representó, tampoco laevocó del mismo modo, empeñado en desmateria-lizarla, desentificarla. ¿Qué buscaba? Manifestarla energía que presta sentido a la forma artística,sin soslayar la materia visible de la montaña: bus-caba el verbo, ser él mismo, no como reflejo deDios, como lo ~ue cambia y sin embargo es siem-pre igual (ser) 1 •

No se llega a este resultado sino por una dialécti-ca particular que regula la creatividad artística,pues el artista mira y remira, piensa, imagina, in-tuye, sobre todo duda, niega y afirma, acerca delas realidades que representa o evoca, siendo laobra resumen de infinitas pruebas 17. Cada trazo,cada pincelada, cada golpe de cincel, implica unaelección y el rechazo de otras soluciones posibles(ser es posibilidad) que permanecen agazapadas,como fondo de la elegida 18.

Así, lo que asegura la des-ocultación (ser) y elalumbramiento (verdad) no es la imitación delente sino la fluctuación entre lo que se ve en la obra

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Pero con la palabra arte no se designa la cosaque es la obra, tampoco una cualidaddominante que se debe percibir y apreciar .Bastará que ustedes piensen en lo que lesocurre cuando enfrentan obras de arte paracomprender la imposibilidad de dichaidentificación, porque ven las obras, mas nose ven (a sí mismos) cuando les provocan arte.y lo que se manifiesta virtualmente: una especiede latido que otorga presencia a la imagen ~ermi-tiendo trascender de la vida a la existencia 1 •

Y de paso, pregúntenle a un artista auténticocuáles son las condiciones para crear obras verda-deras. Probablemente no les conteste, pero si lohace dirá: primero, tener oficio, mucha experien-cia, para que se constituc1.a la estructura mentalque permite realizarlas 2 ; segundo, ser honestoconsigo mismo respetando la concepción propia,sin copiar las formas de otro artista. Una regla on-tológica y otra ética.

De todo esto se desprende que la vida cotidianaes el punto de partida, porque está poblada de rea-lidades (entes), aunque sea mediocre cuando se lavive sólo para satisfacer necesidades inmediatas.Es mediocre pero no hay otra, y además propor-ciona la posibilidad de superar la mediocridad,siempre que se tenga la expectativa de ser, de acce-der a la verdad. Al escribir Georg Simmel haceaños que "el arte es más que vida" aludió a lo queestoy tratando de inculcar a ustedes. Yerran en-tonces los artistas jóvenes que dicen "arte es vida".Arte es existir gracias a esa fluctuación pasajera yprofunda a la vez, irrepetible, de la que les hablérecién. Y existir con inseguridad, como se revela alcontemplar una obra de diferentes ocasiones:nunca es la misma forma de existir. Desconfíenpues si al contemplar una obra están seguros de loque contemplan, es porque no la saben mirar tras-cendiendo o porque ella no provoca arte.

Además, se artistifica en cada momento históri-co de acuerdo con pautas que constituyen un códi-go, al que se lo acepta inconscientemente por logeneral. No a semejanza de los códigos jurídicos,con mandatos y castigos; como estructura flexiblede la mente que guía la creatividad en la percep-ción de realidades y en el modo de trascenderlas.

Un código que no llega a ser -istema de cate-gorías rRubert de Ventós), pero sí reducción de po-sibilidades creativas.

Unicamente de este modo se comprende la li-bertad en el nivel de la verdad, que no es hacer loque se quiere sino lo que se debe: querer ser. Ypara ello es tan decisivo mantener la actitud libe-radora como ajustarse al código de la época 21.

Otro ejemplo. Si ustedes contemplan con au-tenticidad un cuadro verdadero, El nacimientode Venus, de Botticelli, comprobarán que su for-ma es similar a la de otros cuadros pintados en lamisma época, respondiendo a la concepción meta-física renacentista, o sea al código que lo rige. Sidespués comparan dicho cuadro con La Giocon-da, de Leonardo, percibirán una forma relativa-mente diferente, a pesar de que fueron contempo-ráneos, porque responde a otro código en forma-ción, menos racionalista y más sentimental, el quese impuso con el romanticismo siglos después. Sinperjuicio de que tanto uno como otro, al provocararte, tengan una referencia ontológica.

Y porque a toda obra de arte la rige un código,ella es mensaje 22. El creador lo emite, el contem-plador lo recibe, siendo la obra enlace en el juegodialéctico 23. La tarea de uno es codificarlo, la deotro decodificarlo. Sólo que el mensaje es indirec-to, pues el creador no se dirige a nadie en particu-lar, de manera que la relación con el contempla-

dor no figura un acto de comunicación sino de co-munión, como ya les dije. No de uno con otro, deambos trascendiendo a ser.

En resumen, hay arte cuando código y mensajecoinciden, lo que ocurre en las"épocas de cristali-zación cultural, procediendo la obra de un consen-so tácito de todas o algunas clases sociales, el deter-minante del gusto, matriz de los gustos, en ajusta-do enlace de lo supraindividual y lo individual.Les pido consideren este carácter de la creatividady no se dejen embaucar por ideologías sociopolíti-cas, ya que a éstas las evitan siempre los artistasauténticos.

Reflexionen a este respecto: en un museo dearte universal cambian los códigos y los mensajes,a veces de una obra a otra, pero no hay cambio dearte, porque arte es cambio: al contemplador au-téntico le provocarán arte igualmente. Abrigo laesperanza de que esta idea se haga carne en uste-des y comprendan que si por una parte el goce ar-tístico de cada cual es intransferible, por otra estransferible si hay comunión.

Todavía insisto en que la organización sociocul-tural influye en la formación del código. No pudoser igual en el Medioevo, cuando se creía en Dios,que en la Edad Moderna, durante la cual se acen-tuó el predominio de la naturaleza y por el contra-rio de la concentración urbana. El juego dialécticofue determinando la estima de las formas indivi-duales y la desestima de las universales.

Siglos XV Y XVIEn el siglo XV (Prerrenacimiento), especial-

mente en Italia y en Flandes, el juego dialécticoempieza a perfeccionarse por el avance hacia la na-turaleza, a la que se pretende conocer en desmedrode Dios, supremo desconocimiento. ¿No había di-cho San Anselmo: "hay que creer para saber"?Pues bien, se empieza a separar aquello en que secree y aquello que se sabe. Dicho deotromodo,sinabandonar a Dios se lo concibe como Idea y a éstacomo Razón. Por esto se imponen algunas ideasgenerales como simplicidad, orden, proporción,simetría, equilibrio, componentes de la bellezaque frenaban la imaginación y el pintor siente lanecesidad de racionalizar el espacio inventando laperspectiva geométrica. Por esto también las for-mas pictóricas y escultóricas son plenas bajo el do-minio del dibujo cerrado, completas para que im-pacten más como ideas que como imágenes, ex-cluyéndose la penetración psicológica en los per-sonajes y la movilidad interna de las cosas natura-les.

La afirmación que acabo de hacer con respectoal perfeccionamiento del juego dialéctico debe serbien comprendida. Nolesresto valor a las obrasmedievales, sólo establezco que respondían a unjuego diferente al que se inicia en el siglo XV; sim-plemente, porque en el Medioevo no hubo juegodialéctico tal como se lo concibió después, huborelación directa con Dios, mientras que a lo largode la Edad Moderna fue juego dialéctico, partien-do de que la verdad es proceso (ser en permanentecambio). Por eso, en vez de representar a Jesús, laVirgen María y los santos, diversos episodios de la

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historia bíblica, que constituían la temática exclu-siva de las obras medievales, con caracteres depura invención (puesto que eran figuras divinas),en el siglo XV se trató de representarlos como sereshumanos, fundándose en los principios lógicos deiden tidad y no-contradicción --l. Por lo que junto aesos temas aparecen los profanos, más aptos parala aplicación de esos principios.

Así que cuando ven ustedes a Cristo en la Cruz,a la Virgen y el Angel en la Anunciación, lo mismoque a los personajes mitológicos y los vivientes, talcomo son representados en el siglo XV, lafluctua-ción que les provoca arte resulta de ambos contra-rios, entre lo que se creía y lo que se sabía, sin quelo absoluto (Dios) intervenga como final anticipa-do del juego dialéctico. ¿Comprenden por qué hedicho que el juego empieza a perfeccionarse? Por-que el goce no proviene de lo indiscutible comoidea (Dios) sino de lo que se está haciendo con cadaobra (ser), a diferencia de cuando contemplan unaimagen medieval, ya hecha, gozando más conDios que con la obra.Tal es el motivo para que la pintura, todavía

mural pero en competencia con la de cuadro em-piece a tener autonomía y la escultura de bultocomo estatua reemplace a la de relieve a la par quela iglesia es realizada como palacio. Porque la opo-sición de contrarios favorecía el juego dialéctivo,tornando problemática la provocación de arte 25 .

Sin embargo, la cuestión no es simple. Es ciertoque pintar o modelar o tallar era conocer y que-sólolo representable era cognoscible, por lo que seopuso la personalidad humana (cognoscible) a laimpersonalidad divina (incognoscible). Tambiénes cierto que al idealizar el modelo absoluto (Dios)se tornaba la creatividad más proceso que produc-to. Pero es igualmente cierto que al fundarse enser-razón, cobrando más valor la experiencia, sereemplazó a Dios por otra entificación que parecióabsoluta, disminuyendo el papel de la imagina-ción y aumentando el de la ciencia 26. Así, el juegodialéctico se vio entorpecido por una especie dedogmatismo entre racionalista y naturalista, elque nubló a Vasari, cronista de la época, paraquien la excelencia de un artista dependía decómo las imágenes se parecían a los hombres y co-sas. Desde luego que las obras provocaban arte ylo siguen provocando, debido al manejo de los ma-teriales, pero el peligro retórico aflige desde en-tonces a los artistas visuales. Ya verán ustedes quepara evitarlo surgen soluciones desde fines del si-glo XIX, las cuales a su vez determinan la presen-te disyuntiva.

No estaría demás que ustedes ojearan una histo-ria del arte visual a fin de confirmar mis asevera-ciones a propósito de la pintura y la escultura en elsiglo XV. También para comprobar cuando mi-ren las obras hechas en el XVI (Renacimiento), lamayor movilidad de las formas en el espacio, nosólo por el desplazamiento de las figuras humanassino por la dinámica interna de aquéllas, logradacon el empaste, la riqueza del color, la composi-ción más compleja, el modelado en vez del talladoen la escultura, debido a que ya no responden alprincipio de identidad de manera absoluta sino alde establecer diferencias (Michel Foucault), debi-litando la coincidencia de significante y significa-

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do, para que las formas fueran vehículos de senti-mientos y emociones 27.

También les será fácil observar el cambio en loque se refiere al lujo. Durante el Medioevo se ma-nifiesta como adorno ofrecido a Dios y por tantojustificable; en el siglo XV se torna menos esplén-dido por la concepción racionalista; pero en elXVI, al insinuarse el carácter urbano de la vida,respondiendo al espíritu pomposo de la aristocra-cia y el clero, se retorna al lujo como adorno so-cial, no sólo en los palacios sino en las iglesias 28.

Siglos XVII Y XVIIIEl código renacentista perdura durante los si-

glos en que la pintura sobre todo se desarrolla conesplendidez desconocida hasta entonces, a la parque continúan las violaciones a él, de acuerdo condistintos modos de percibir y trascender las reali-dades. Con lo cual se mantiene la representación(todavía dominante sobre la evocación en el sigloXVII), pero aumenta el interés por deformar ima-ginariamente, tanto la figura como el paisaje denaturaleza considerado como fondo.

Lo que más me interesa hacerles comprender escómo cambia el juego dialéctico, constituyéndoseel código sobre la base de realidades sociales, sinperjuicio de las naturales e incluidas las individua-les 29. Riqueza de situaciones que acentúa el desfa-saje entre el significante y el significado, debido ala urgencia de manifestar con el primero lo que nocorrespondía al segundo.

En efecto, manieristas y barrocos, sin abando-nar los temas religiosos incorporan los profanos,pero modifican a unos y otros correspondiendo alindividuo que pierde la fe absoluta en la razón ycontempla la vida en términos, no sólo de senti-miento y pasión, sino de erotismo, angustia ymuerte, en oposición al racionalismo de los acadé-micos. No puede llamarles la atención si agregoque debilitada la gracia en el siglo XV, la que sehabía derramado con las obras medievales, se re-cupera en este siglo con los místicos 30.

Todavía no se pintan cuadros de caballete -sal-vo en Holanda, Flandes y España, donde a~arecela naturaleza muerta y la pintura de género- I por-que se mantiene la concepción muralista de la pin-tura, aunque con renovada energía creativa porlas posibilidades que proporcionan las grandes te-las. Novedad absoluta, pues,el ilusionismo espacialque producen los movimientos con rayos vectoresentrecruzados, al mismo tiempo enriquecida ydestruida la perspectiva, con tal amplitud colorís-tica como para sostener que la pintura llega al má-ximo de sus posibilidades dialécticas, sin abando-nar las pautas del cuadro.

No les estoy diciendo que los pintores del sigloXVII hayan sido más valiosos que los de siglos an-teriores o posteriores. No emito un juicio de valor,afirmo que fueron más pintores que antes, tal vezque nunca, pues el juego dialéctico polifacético seprestaba para llegar a semejante altura 32.

A pesar de las objeciones que se le han hecho aWülfflin, su caracterización del arte visual en eltránsito del Renacimiento a la época barroca es co-rrecta: de lo lineal a lo pictórico (razón para soste-

ner que los pintores del siglo XVII fueron máspintores); de la visión en superficie a la visión enprofundidad (por la renuncia a la razón y la so-breestima de los sentimientos); de la forma cerra-da a la forma abierta (muy favorable para el desa-rrollo de la pintura pero no de la escultura y me-nos de la arquitectura); de la multiplicidad a launidad (ya que comienzan a perfilarse las naciona-lidades); de la claridad absoluta (razón) a la clari-dad relativa (experiencia).

Hay muchos casos especiales, como era de es-perar teniendo en cuenta, además de la vida com-pleja que ya cité, la franca influenciadelasciuda-des.

En el siglo XVIII continúa con otro espíritu laviolación del código renacentista, por la alianza delos artistas con una aristocracia diferente a la delsiglo anterior: espontánea, frívola, cansada y pasi-va, que quiere descansar (Rubert de Ventós). Ob-servación certera pero superficial, pues esta socie-dad decadente permite que se practiquen princi-pios creativos no ejercidos: en primer lugar, laevocación de realidades en lugar de representarlas;en segundo lugar, la respuesta al gusto de aquellasociedad, exquisitamente sensible, determinantedel.lujo social que caracterizó a las cortes europeas.

Los nobles ya eran burgueses (a Luis XV se lollamó Rey burgués), pero mantuvieron una inten-sa vida social, perfeccionando de otro modo el jue-go dialéctico, diría volviéndolo más juego, no sóloen la pintura y en la escultura sino en las artes deri-vadas: grabado, eboraria, cerámica, cristal, ma-dera, metales amén de la tapicería y el tejido enalta escala. Con lo que se fortaleció el consenso almenos de las clases dirigentes determinando laprovocación de arte con unidad ambiental, inclui-da la arquitectura y el urbanismo, rebajados en laposibilidad de ser autónomos 33.

No incurran sin embargo en el error frecuentede enjuiciar a las obras del siglo XVIII de acuerdocon los parámetros de ideologías revolucionarias.Aunque la Revolución de 1789 demostró que losexcesos de esa sociedad reclamaban corrección,bastará que les recuerde algunos grandes nom-bres: Chardin, Watteau, Tiepolo, Gainsborough,Mozart, Haydn, Goya y Beethoven en la juven-tud, Marivaux, Goldoni, para que se pongan enalerta. Una época que produjo semejantes geniosno puede ser acusada de frivolidad con más frivo-lidad todavía en quienes la enjuician.

Sea en la dirección más burguesa que originó elauge de la naturaleza muerta, el retrato, la escenafamiliar, sea en la dirección contraria que originóel auge de la fiesta, los paseos, el retrato ceremo-nial, los artistas visuales profundizan el hacer pic-tórico particularmente, liberándose de ciertas tra-bas que impedían el juego dialéctico con libertadabsoluta, sin lograrlo por completo, claro está.

Siglos XIXHay un período de transición entre 1789 y

1830, durante el cual se multiplican las contradic-ciones no dialécticas, sujetas más a los contenidosque a los modos de realizar la imagen. Con respec-to al siglo anterior, un evidente retroceso, por el

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9Con frecuencia se sostiene que las obras de arte son medios decomunicación, hasta que configuran sistemas de comunica-ción. Error a mi juicio, no sólo porque el creador nada se co-munica (a sí mismo) cuando hace la obra, posesionándose de al-guna realidad, sino porque tampoco se comunica con el con-templador. La coincidencia entre ellos no se produce a la alturade los ojos, es un acto de comunión.

falso neoclasicismo de David y sus secuaces, deCanova entre los escultores -a pesar de los retratosy de un paisaje del primero que asegura su posteri-dad- y por la repetición formularia aun de quienespretendían superarlo.

Se provoca arte sin magnificencia. La austeri-dad republicana no lo favorece, hasta que despuésde 1830, los románticos echan las bases de unanueva concepción artística, esta vez plena de re-cursos 34. Del código renacentista y de los demáscódigos quedan resabios, el principio de represen-tación (otra vez predominando sobre el de evoca-ción) y el de juego dialéctico, no así el consensopor cuanto se inician los conflictos sociales. Tam-poco se busca la gracia, ni siquiera a la manera deRafael o El Veronés.

El espíritu burgués, no sólo de la gran burgue-sía que se identificaba con el de la aristocracia de-clinante, sino también de la mediana burguesía,impuso un método creativo menos fundado en larazón que en la experiencia, sobre todo en la se-gunda mitad del siglo, cuando irrumpe el positi-vismo como concepción del mundo que daría fru-tos en el campo de la ciencia y de la incipiente tec-nología.

El burgués es adinerado pero económico, sucasa ya no es palacio sino en el mejor de los casospetit-hotel (en Francia), donde no caben los gran-des cuadros de épocas pasadas. Además es prácti-co, como lo demuestra en la arquitectura flexible(salones y pequeñas salas, habitaciones para di-versos menesteres, corredores, escaleras, etcéte-ra), en el moblaje-y la iluminación (según las fun-ciones), en la prosperidad urbanística (cuyo para-digma fue la remodelación de París por el BarónHaussmann).

De modo que la pintura, si bien no deja .de serrepresentativa, lo es más que antes, cumple conotras exigencias. La escultura decae verticalmen-te.

¿Qué pintan Ingres, Delacroix, Constable, Co-rot, Courbet? Fuera de algunas grandes decora-ciones, las obras menos valiosas de los dos prime-ros, ellos y los demás pintan retratos, figuras, pai-sajes de ciudad o de naturaleza vecina a la ciudad,naturalezas muertas, bodegones, es decir, lo queestaba al alcance de los ojos, excluyendo los temasreligiosos y mitológicos, los del folklore popular.Cuadros, ahora sí cuadros de caballete, pequeñosy transportables, sin destino fijo, en los que se re-sume el espíritu burgués: universal en cuanto a laexpansión, individual en cuanto a la intensidad ex-presiva, macrocosmo y microcosmo (Goethe).

Espíritu burgués que produjo espléndidasobras pictóricas, no escultóricas o arquitectóni-cas, porque fueron pintores quienes extremaronla observación de personas y cosas, sin que lesconformaran las apariencias y sin entregarse a lasideas, provocando arte en el nivel psicológico,como exaltación del Yo, sujeta a él la imaginación.

Por supuesto que cambia el concepto de lujo yde la obra como adorno 35. Al burgués le interesa-ba el conocimiento positivo (ciencia) y por ello tra-ta de que la obra provoque arte sin apartarse de él,motivo por el cual los realistas de entonces estuvie-ron a punto de anular la posibilidad de que hubie-ra arte. Pero también abundaron, además de pin-

Ahora se preguntarán en qué me basopara afirmar que con las obras de arte se des-ocultan ser y verdad. N oesperen que lopruebe,.la lógica no funciona. Es menester la actitudpoética ya que tal es la virtud del artista paracomprenderlo, por vía intuitiva, auténtico,"ver debajo del agud', desentrañar la verdadoculta en las realidades y volverla patente.tores, poetas y músicos, a los que deben dirigirseustedes para evaluar la grandeza del siglo. Unos yotros, por el juego dialéctico de extrema oposiciónentre el romanticismo y el cientificismo positivis-ta, obtuvieron la expresión verdaderamente lírica.No es poco.

Dos palabras sobre América. Tanto en el nortecomo en el sud, en particular pintores europeos deescasa calidad introducen las modalidades impe-rantes en sus países de origen, siempre en tonomenor, con sentido más hagiográfico que artísticopropiamente dicho. Lo que no impidió el desarro-llo de algunos artistas nativos, sin contar todavíaen el escenario universal.

ColofónFinalmente quiero asegurarles que no obstante

las diferencias establecidas en los modos de pro-vocar arte, además de que persiste la representa-ción como principio inamovible (salvo en los casosde evocación) y el juego dialéctico, no desaparecióla referencia a lo absoluto según diversas concep-ciones, del idealismo al materialismo,del espiri-tualismo al realismo, sin que teóricamente seadmitiera. la búsqueda de ser, pero haciéndolo enla práctica. De no haber sido así, ¿podría com-prenderse la unidad de la historia en este lapso?

Notas1Para no ir contra la corriente del hábito seguiré empleando laexpresión obra de arte. Incorrecta precisamente, porque arteno es pertenencia de la obra, depende de quien lo provoca conella y de quien es provocado por ella.

2 Hay arte significa que existe y se impone sin explicación ra-cional. Hay ser y hay tiempo, hay arte. No se confunden, seimplican, con la diferencia de que no necesariamente hay arte.

3Muy peligrosa como todas las metáforas, cuando se las tomaal pie de la letra. Arte es lo que se le provoca al hombre por me-dio de la obra, no por lo que ésta encierra sino por lo que instru-mentalmente permite des-ocultar.

4Al decir "habrá arte (para él)", parezco incurrir en pecado desubjetivismo, ya que puede haber arte para unos y no paraotros. No hay tal pecado. Se verá que la coincidencia se da, exi-giendo únicamente autenticidad. Creadores y contempladorescoinciden, si son auténticos, hasta el punto de que, cuando hayarte, existe como clima; por ejemplo, al entrar en una sala don-de hay verdaderas obras de arte y auténticos contempladores,se suele decir que "se respira arte". Esta vez la metáfora es váli-da.

5No sólo se dice de un hombre que tiene espíritu, también se loatribuye a un pueblo, una institución, una cultura, individuali-zando el mundo, como si fuera suma de espíritu. Se verá queno lo es.

6 Es imprescindible comprender que si bien la provocación dearte se debe a la obra, depende de la conducta que observe elcreador para hacerla y el contemplador para mirarla.

7Xavier Rubert de Ventós en el mejor estudio que he leído des-de hace mucho tiempo Teoría de la sensibilidad, EdicionesPenínsula, M.R., Barcelona, 1973.

8Se verá más adelante que no es lo mismo representar que evo-car realidades. La diferencia estriba en la manera de ajustarse aellas. En ambos casos se trata de ser, de acceder a la verdad,pero varía el modo de lograrlo.

10 Dios ayuda a ser, a concebirlo, con una diferencia esencialentre El, lo inmutable, y ser, lo mutable permanentemente.¿Será tan esencial como parece?

11El concepto a discutir es el de trascendencia. ¿Se trasciendehacia lo que no es vida, Dios, o se la comprende como caminopara ser, poder expansivo de la inmanencia que es vida? No seelimina de esta manera lo absoluto, se resuelve la antinomiaentre inmanencia y trascendencia. Entonces, ¿por qué no pen-sar que ser es lo absoluto?

12Como ser es lo real, ser es verdad, no del ente que se concep-túa. Al hacer esta distinción entre lo real (ser) y las realidades(entes) evito cosificar el arte, éste sí pecado capital.

13Norman Wiener, uno de los creadores de la cibernética, diceque "vivir de manera efectiva significa poseer la informaciónapropiada", y da el nombre de información "al contenido deque es objeto el intercambio con el mundo externo, mientrasnos ajustamos a él y hacemos que se acomode a nosotros", o seacon el mundo interno también. Solamente esta informaciónabre camino para ser.

14 Por supuesto que no es tiempo horario (el del reloj). Es hori-zonte ex-tático trascendental (temporalidad para Heidegger),que no es ser, fundamento sin fondo del hombre, pero lo asu-me. Posición que me llevó a sostener en Ensayo sobre la con-templación artística (1966), que el contemplador es tiempo,también el creador desde luego, en cuanto retienen lo que yano es pero ya ha sido y protienen lo que todavía no es pero será,en un presente propio que los incluye, justificando la imagencomo presencia perpetua.

15 Es claro que tal des-ocultación produce emoción, pero "nohay que tomar el rábano por las hojas". La emoción es indivi-dual fáctica, y artistificar es acercarse a la verdad supraindivi-dual. La emoción es un subproducto.

16Difícil problema. ¿Ser es lo absoluto? Repito que sí, aunquecambien los modos como lo presentan, precisamente,las obrasde arte, asegurando el acercamiento a él como ninguna otramanifestación humana, en cuanto incluye el papel del incons-ciente.Gregory Bateson apoya: "lo que la conciencia nunca po-drá apreciar sin ayuda del arte ... es el carácter sistémico de lamente", a cuyo circuitc completo se ajustan las obras, lo cons-ciente y lo inconsciente.

17 Dialéctica significa oposición de contrarios, negación y afir-mación de lo que vuelve a ser negado y afirmado. Así sucesiva-mente, de modo que cada síntesis nunca es verdad absoluta.Tal proceso carece de necesariedad en el caso de la creatividadartística, porque la obra es tercer término, cuña con caracterespropios entre el creador y el contemplador. En consecuencia,siguiendo a José Ortega y Gasset, considero que la dialéctica deellos es "como el hilo al tirar del cual sacamos el ovillo".

18 "Y como el decidirse por una solución comporta modificar elresultado a que habría conducido otra, es el cuadro general deestas permutaciones el que se da, virtualmente al mismo tiem-po que una solución particular ofrecida a la mirada del especta-dor, transformado por ello mismo -sin saberlo- en agente". Lú-cidas palabras de Claude Lévi-Strauss, citadas por Rubert deVentós.

19Es el modo de superar el subjetivismo, pues existir es ubicar-se en el origen de todo, antes de que se produzca la separaciónentre objeto y sujeto. Esta relación fundante de la epistemolo-gía (ciencia), no lo es de la ontología (arte).

20 Como aun el artista auténtico no filosofa, no dirá que esta es-tructura mental es el a priori y con la experiencia de realidadesconsuma el acto creativo individual. Desde Kant esta relaciónlegaliza el conocimiento científico; también la creatividad ar-tística, que es conocer de otro modo. ••.

El Porteño, Febrero 1982- 39

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Durante el mes de lebreromuestra "Los Beatles"

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•• ••21 Es en el código que lo social interviene, pues aunque arteresponde a impulsos inconscientes, las instituciones sociales seencargan de reducirlos y presentarlos como principios.

22 La palabra no está de moda, muchos artistas actuales la re-chazan. Sin embargo, aun las obras de éstos son mensajes y es-timo que en el futuro todas serán mensajes más convincente-mente.

23 Si prefiero la expresión "juego dialéctico" a la de relacióndialéctica, es porque al considerar juego a la creatividad artísti-ca admito el factor inconsciente, rechazando el racionalismo aultranza de los dialécticos del espíritu (Hegel) o de la materia(Marx).

24 Cuando Piero della Francesca necesitó pintar a la Reina deSaba (Santa María Novella, Florencia) eligió como modelo auna joven de la sociedad, Giovanna Tornabuoni. De tal modo,quienes veían el fresco, veían a ella, no a la Reina. Antes, Ma-saccio había pintado a Jesús y Pedro en 11Carmine (Florencia)como seres humanos. El cambio de código significó el reem-plazo del espiritualismo medieval por el humanismo renacen-tista.

25 Es innegable que las imágenes medievales son repetidas engeneral y que cobran existencia artística sólo cuando el creadores libre de ataduras dogmáticas. Ha habido y hay una moda enla aceptación indiscriminada de las obras medievales, pero fi-nalmente se comprenderá que arte es proceso.

26 Tan notorio fue el papel de la ciencia que Bernard Berenson,eminente historiador del arte italiano, llegó a sostener que Pie-ro della Francesca y Paolo Uccello eran más hombres de cien-cia que artistas. Un error sin duda, que cuenta para compren-der la obras que se hicieron entonces. Y si alguien prefiere hoydía las obras de Jan van Eyck o de Van der Goes, pintores fla-mencos, es porque no sufrieron la influencia científica. Ad-viértase este hecho: en Italia se inventa la perspectiva,en Flan-des la pintura al óleo.

27 Ejemplos: Miguel Angel al final de sus días y El Tintoretto, aquienes no los guiaba la razón, a diferencia de Rafael, aun deGiorgione y El Tiziano, de El Verroquio y Donatello, todavíaregidos por ella.

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28 No obstante, la arquitectura marcha con un compás de atra-so, por ser ella racional. Le costó mucho a Miguel Angel resol-ver armónicamente la ecuación dialéctica que le planteaban losedificios que proyectaba frente a la pintura y la escultura quehacía .

29 En el siglo XVII los mensajes responden a la función reque-rida por una aristocracia que se contradice al alentar la funda-ción de academias, rebrote racionalista que señalo por la peli-grosa destructividad de! juego dialéctico. Del que escaparonlos grandes, Rembrandt, Vermeer, Velázquez, no -siempreRubens; del que no escaparon totalmente Poussin, El Cara-vaggio, Zurbarán, Murillo, El Bernini; al que se rindieron losacadémicos con Charles Le Brun.

30 Me refiero a la gracia, tal como se la comprende en el Anti-guo y el Nuevo Testamento, modo intuitivo de entrar en con-tacto con Dios, la que practicaron los grandes místicos.

31 Establezco una distinción entre el cuadro de gran tamaño yfuerza decorativa que se hace en el siglo XVII y el pequeñocuadro transportable, verdaderamente de caballete, que seempieza a hacer en el siglo XVIII y se impone en el XIX.

32 Vean el análisis minucioso que hace Michel Foucault de LasMeninas, de Velázquez, en Les mots et les choses, N.R.F.,Editions Gallimard, París, 1966. Se van a sorprender por lasmuchas dimensiones espaciales que tiene el cuadro.

33 El cambio es rotundo. Obras pictóricas, escultóricas y afinesdesempeñan su papel en grandes conjuntos, a veces sin queimporte demasiado la calidad de cada una, como en los jardi-nes de Versalles, donde las esculturas son mediocres. A Bou-cher o Fragonard, al mismo Tiepolo, no se los puede juzgarcon la misma vara que a los pintores del siglo XVII. Todo esjuego, alegría, sensualidad, goce de la vida.

34 El romanticismo no se opone completamente al racionalis-mo, lo humaniza, retornando a la experiencia de la naturaleza.No hubo sólo con él revalorización de los sentimientos, exclui-das bien pronto la pasiones; se redescubrió la imaginacióncomo fuerza creadora en la inmanencia de personas y cosas,por lo que romanticismo y naturalismo se fusionan, tal vez enninguna parte como en América.

35 En la casa burguesa lujo y adorno se vuelven elementos devida cotidiana, no de la fiesta y el boato, en obras cuyos signifi-cantes lo eran de significados vitales, aliándose la utilidad conla expresividad. Y aunque de tal manera se limitó el juego dia-léctico, la posibilidad de liberarse por acción reactiva quedó ex-pedita para el artista .•

Casa Matriz: Córdoba 374 - Tel. 311-5051/9 Capital Federal

40 - El Porteño, Febrero 1982

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ENCUENTROS

Grupos y creatividadEn diciembre del año pasado) en la Escuela Jean Piagety la

Comunidad Terapéutica Vicente Lopez, transcurrieron las Jornadas sobre laCreatividad de los Grupos. Alrededor de 400 personas) procedentes de ámbitosespecíficos o por interés general) participaron de las mismas. Este es el informe

del doctor Grimson, uno de Losparticipantes.

Crear implica siempre contraponer unanueva perspectiva a un modelo aceptadopor la cultura vigente. El creador debe en-carar un diálogo con la realidad, proponer

alternativas, apostar a que su visión será legitima-da por su época o por el futuro. La creatividadpuede definirse como la disponibilidad de una so-ciedad en un momento histórico dado de generaro favorecer nuevas propuestas. Determinadas cir-cunstancias, climas, ambientes, favorecen el desa-rrollo de la creatividad. Otros la entorpecen.

Estamos acostumbrados a individualizar alcreador, a representarlo en una tarea quijotesca,personal, impactante. A pensar la creación comoun especie de iluminación que relativiza el conoci-miento anterior. Por eso es interesante plantearseel proceso de la creatividad y su desarrollo dentrode grupos de trabajo. Eso es lo que se propusieronla Escuela Jean Piaget y la Comunidad Terapéuti-ca Vicente López al convocar a las Jornadas sobrela Creatividad de los Grupos.

Cuando el sábado al mediodía se daban por ter-minadas las Jornadas, los inscriptos habían podi-do participar en seis talleres de mostración de téc-nicas (seleccionados sobre un total de 25 posibles)y en cuatro conferencias que fueron estructuran-do la temática variada de la reunión: los temas fue-ron Educación, Teatro, Terapia e Investiga-ción Científica.

Gregario Klimovsky:Azares del descubrimiento.

El doctor Alberto Obligado Nazar abrió la seriede conferencias con un ágil cuestionamiento de lasformas tradicionales de educación terciaria con-trastándolas con las universidades abiertas. Ubicólos problemas de la educación en su contexto so-cial y especificó los contrapesos tradicionales quese oponen a la modernización educativa. Abrió laimaginación a la especulación sobre el buen uso delos recursos televisivos y radiales en la integraciónde conocimientos.

En el día dedicado al Teatro, Antonio Mónaco-que creara el Teatro del Picadero- se explayó so-bre la tarea de creación en la representación teatralenfocando la lucha del director de la obra conel texto, los actores y colaboradores en un procesoal que son convidados los fantasmas propios delcreador, y que resultará en un plano creativo delconjunto involucrado en el proceso. En el temaTerapia la conferencia estuvo a cargo de Eduardo-Tato- Pavlovsky, quien presentó un trabajo titu-lado "El espacio lúdico en el proceso creativo",donde plantea la relación entre el estilo de juego yel estilo de creación a través del relato personal delos juegos que forjan la matriz del desasrollo crea-tivo adulto.

Para el cierre se invitó a Gregorio Klimovsky ahablar sobre La creatividad en investigacióncientífica, siendo el resultado una presentaciónmuy interesante y amena sobre los azares del des-cubrimiento y el papellimitador del desarrollo delconocimiento que pueden darse en los grupos.

Alguien comentó que la jerarquía de los partici-

pan tes y la calidad de sus propuestas habían desa-rrollado en cuatro días el concepto de educaciónabierta. Lo cierto es que las conferencias se inte-graron entre sí en una común alta envergadura yen el desarrollo de conceptualizaciones engloba-doras dejas experiencias que se obtenían en los ta-lleres.

Estos dieron lugar a diferentes grados de parti-cipación de los asistentes. Los menos fueron de

Ingeniero Schwarztein: .Trabas en el aprendizaje.

tipo expositorio de determinada forma de encararun problema y recabaron opiniones, impresiones,comentarios. Los más basaron su desarrollo en laactiva participación de los concurrentes.

Así en Educación se pudo escuchar al profesorAntonio Salonia en una revisión de la problemáti-ca de la educación secundaria en el país; al inge-niero Reggini hablar de la inclusión de la compu-tadora en el proceso de aprendizaje; al ingenieroSchwartzein desarrollar tópicos vinculados a suidea de que la forma tradicional de aprendizaje delas matemáticas resulta una traba en el aprendiza-je de la matemática moderna; el Taller de la Flordesarrolló propuestas concretas de creación plás-tica colectiva; Judith Akoschky trabajó sobre eluso de lo musical en los grupos; Carlos Altschul yEduardo Kreimer presentaron un trabajo destina-do a la capacitación empresaria; también se pre-sentaron varias experiencias de utilización de cri-terios de inspiración piagetiana en la educaciónprimaria a cargo de docentes del Piaget (FernandoPorta, Marta Galván, Mary Kochian y OIga Vain-traub).

En el día dedicado al Teatro presentaron talle-res con amplia participación del público AlbertoSava (Director de la Escuela de Mimo), Jorge Ru-lli (del Laboratorio Si), Ricardo Monti, FranciscoJavier, Antonio Mónaco, Rubens Correa y LauraYussem. Esta última trabajó sobre el texto de laobra ·"Camaralenta" de E. Pavlosky obteniendodel grupo una serie de propuestas sobre la puestade dicha obra. Finalmente las propuestas fueroncontrastadas con el video de dos escenas de la obratal cual la presentó el Teatro Olympia.

En Terapia se presentaron distintas técnicas deabordaje del grupo desde lo corporal (Juan CarlosRabovich y Susana Evans-Silvia Estrín), desde lopsicodramático (grupo Convergencia), lo interac-cional (Comunidad Terapéutica Vicente López),desde la musicoterapia (Carlos Fregtman), el jue-go (Vivian Loew-Guillerrno Figueira), el análisisde la metáfora (Ana Lía Korrnblit-C. Mazieres), eltrabajo creativo (Fidel Moccio), o la terapia fami-liar (C.E.F.Y.P.).

Ya para el tercer día se registraba un fenómenocomún al trabajo sostenido en grupos: la interac-ción informal, de pasillo, ocupaba activamente alos participantes. Se obtenía la sensación de estarincluidos en una experiencia sobre la creatividadque por su propio diseño facilitaba la emergenciade la participación del público. Los coordinadoresde talleres se sorprendían de la facilidad con que

se abordaban las consignas de tarea. Se empezó ahablar de lo necesaria que resultaba la convocato-ria; de lo que expandía la comprensión patticularde la actividad personal a nuevos campos. AlbertoObligado decía que esto nos acerca a los tallerespolivalentes (con coordinadores de diferentes dis-ciplinas) que es donde reside el meollo del en-cuentro de los diferentes grupos.

A la hora del balance, el sábado a la mañana,después de la estimulante indagatoria de Kli-movsky, se evocó que los conferencistas proce-dían generacionalmente de la Universidad que de-lineó José Luis Romero y realizó Risieri Frondizi,esa Universidad en que la pluralidad ideológicaera considerada un mérito y un estímulo para la ta-rea de investigación y docencia.

La acumulación de 400 personas; 50 coordina-dores de taller, 320 inscriptos, distribuidos en ta-lleres que fueron descriptos como concentrados yrumorosos, dio margen para la diversidad de pers-pectivas en cada una de las áreas convocadas. Si encada día se dio la posibilidad de estímulos diver-sos, es posible estimar que la sumatoria lograda enlos distintos días provocó un nivel crítico. Aquel

Antonio Mónaco:La creación teatral.

nivel en que cada uno se cuestiona su propia capa-cidad creativa enfrentada con su propia rutina. Dala impresión de que las Jornadas han representadouna convergencia numerosa y cualitativamenteimportante de personas y de proyectos y que ade-más han de tener consecuencias. Por un lado sepiensa en la edición de un libro con las conferen-cias, los resúmenes de los talleres y una evaluacióngeneral del proyecto. Por otra parte se.piensa en larealización de las Segundas Jornadas de la Creati-vidad de los Grupos, que seguramente han de re-coger las buenas sugerencias e incluir algunos ta-lleres polivalentes. Pero además se ha podido re-gistrar el comienzo de una interacción más soste-nida entre coordinadores y participantes pertene-cientes originariamente a distintas orientacionesque han descubierto algo en común. Una mismaestructura de problema a enfrentar en los gruposde trabajo aun cuando el área de interés sea dife-rente.Mientras tanto queda una demostración: las

academias, los congresos tradicionales, las estruc-turas que no aseguran la participación están sien-do dejadas de lado. La gente quiere reunirse yquiere tener conciencia de la utilidad de estar reu-nida, lo cual se vincula a la actividad concreta quepueda desplegar. El intercambio, como prólogo alcambio, requiere el abandono de la idea aristocrá-tica, y sin embargo tan difundida, de que el cono-cimiento debe ser utilizado como una forma depoder. Si eso es así el aprendizaje sólo puede serencarado como una opresión, como un modelofijo al que adecuarse y parece que la época y sugente tienen otros requerimientos .•

Ricardo Grimson

El Porteño, Febrero 1982 - 41

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CUENTOS

..-...-GETICAPor Carlos Begue

Carlos Bégue, a pesar de figurar en algunas antologías, y de haberganado algunos premios, ha publicado escasamente. Ha ejercidodiversos cargos en el periodismo, y actualmente trabaja en Clarín.

Nació en Buenos Aires, en el barrio de Flores, y crecióentre historias que pueblan sus cuentos.

Sucio, estrecho, apolillado, el traje cubre al solterón vencido oacaso, al viudo llorón, lo que es igualmente sórdido. A su ladoresalta el plumaje blanco de la paloma, cuyas patas moradas ledan cierta dignidad eclesiástica. Sin pausa picotea el maíz que learroja la mujer. Por encima del diario el hombre espía.

-¿Usted viene siempre?Por el acento advierte que su vecina es gallega como él.-Sí, los martes; tengo días fijos para cada plaza-, contesta en-

tre tajante y misterioso.-¿Montañés o de La Coruña?-De Combarro, señora, para servirla.Como ella resulta ser de Villagarcía de Arosa, otro pueblo del

litoral pontevedrés agazapado a la sombra de la torre parroquial,con salón de baile, farmacia, tres cafés y médico (al menos así lorecuerda la mujer), pronto la paloma y el diario quedan olvida-dos. La evocación de los hórreos y las solanas vence el recelo delhombre. "Entre paisanos -piensa él- el silencio es zoncera,cuánto más si el encuentro ocurre lejos del terruño, al otro ladodel mar" .Poco importa que la prójima tenga bigotes como unlangostino y el pellejo arrugado. Con la última campanada delmediodía la mujer corre detrás de unos chorizos candelarios."No vayan a cerrarme el mercado", se angustia.-Melquíades Caldeiro-se presenta él, de pie, mientras sus tri-

pas desafinan -. Pero me dicen el Legaña. .-Purificación Arenal.viuda - se despide ella hasta la próxima.Cuando la mujer se fue el Legaña respiró aliviado. No sería la

última persona en darle la lata, distrayéndolo del acecho; perotambién calculó que otras palomas se pondrían a tiro. Todo eracuestión de paciencia, y de rapidez sincronizada para atraparlassin ser visto y meterlas en la bolsa. Luego podría emprender laretirada silbando bajito, como siempre. Desparramó cuidadosa-mente un puñado de migas sobre el banco y otra vez disimuló susintenciones detrás del diario, un ejemplar con las orlas otoñalesdel papel viejo.

El Legaña sabe bien que los setentones como él existen sólopor lo que poseen y esa Crónica del 21 de noviembre de 1975 in-tegra su tesoro, junto con el alambre cazapalomas y una foto yaborrosa con el Guadaña y otros compinches de pantalones cortostomada en la playa de Combarro junto a la barca del Sotavientos.Recuerda que también tiene, colgado detrás de la puerta, el trajede las romerías y en en fondo del bolsillo ese duro con el perfil deAlfonso XIII que siempre palpa por si le cambia la suerte. Aun-que verlo a Franco en el cajón, a toda página, le retemple el áni-mo para seguir tirando. "Lástima so cabrón que terminaste en lacama y no como Carrero Blanco destripado por los aires como unmuñeco", se lamenta echádole otra miradita al diario.

Seis granaderos de lustrosas botas negras taconeaban por elveredón de la plaza. Son árboles que se mueven, fantaseó al ver-los. Sofrenaron ante el mástil y un toque sostenido del clarínacompañó el lento arriar de la bandera. En los oídos del Legañazumbaron ecos más profundos y al reclamo misterioso del cuer-no lejano comenzó a batir el monte, en las primeras estribacionesde la sierra, para ojear la volatería. Adelante corrían los lebreles

42 - El Porteño, Febrero 1982

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del señor duque y detrás suyo se aproximaban al galope el amocon sus invitados. Podía imaginarlos con sus escopetas humean-tes aún, la mirada alerta, los belfos temblorosos como el de losperros. Ya no era más pescador en la barca de su padre, que an-tes fue de su abuelo y que siempre se llamó la Sonsoles IV. Ahoraera montero mayor en palacio y sabía guiar a su dueño hasta don-de se escondía el urogallo, en lo más recóndito del pinar. Ni lalluvia ni el terreno resbaladizo, propicios siempre para resfria-dos y torceduras, podrían desviarlo de su objetivo. Lo despertóun estornudo, el primero de la serie. Con la manga se limpió lanariz. Ya estaban encendidos los faroles de la plaza y caían lasprimeras gotas, gruesas, pesadas. Refugiadas bajo los aleros, laspalomas contribuían a ensuciar el frente de los edificios. "Es tris-te acostarse con hambre", rumió el Legaña camino de la pen-sión. Llevaba el cuello del saco alzado, las manos en los bolsillospara resguardarse del frío.

En martes sucesivos volvió a toparse con la viuda: él con sudiario, pero menos astroso' y con ropa limpia; ella siempre de ne-gro, con las raciones de maíz perfectamente calculadas. Con eltiempo las charlas arrimaron otras analogías: ambos habían lle-gado a Buenos Aires, con diferencia de meses, sancochados en latercera clase del Monte Udala; los dos vivían en San Telmo, un

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CUENTOSbarrio -dijo el Legaña- donde bastaba caminar pocas cuadraspara ver los barcos, como en Combarro, aunque aquí extrañaselos pesqueros con las redes y sus velámenes y el agua del río olie-ra a retrete. "Mi difunto Joaquín -contó otro día la mujer- tuvoalmacén y despacho de bebidas en Defensa y Humberto I:". ElLegaña, por su lado, había pateado como camarero no menos dediez fondas y cafetines "hasta que me jubilaron los callos", con-fesó melancólico. Ella, además, se ufanaba de cuarenta años derezos para que el Caudillo bajara a los infiernos, un tiempo igualal que el Legaña dedicara a vituperarlo por los bares de la Aveni-da de Mayo o en las mesas de mus de la Casa de Galicia.

-Ahora con el Reyes otra cosa -comentó la mujer la vez que aDoña Sofía le escamotearon la capa.

-¿ Usted cree? ¿Le confieso algo? Yo pienso que aquello durapoco.

-Ni lo diga.-¿Quiere algo más? Así como me ve yo soy muy lector y aficio-

nado a las conferencias. Pues bien, le prevengo señora que enEspaña los militares son un peligro permanente. Hoy por hoy niel convento ni el cuartel, que en el fondo son tan parecidos, ofre-cen modelos de sociedad libre y progresista.

-¿Pero qué malle han hecho los pobres curas?-, protestó laviuda.-Olvidaba que usted es amiga de novenarios y beaterías. Los

perdonaré si es su gusto, pero a las espadas no. ¿O cree que po-demos confiar en unos fulanos capaces de hacer fuego sobreaquellos a quienes les mandan disparar sin prefuntarse antes dequé lado está la justicia, si del que ordena o del que se subleva?La viuda, que nunca había oído hablar a su Joaquín más que

de costos y precios, quedó boba ante la verba fogosa del Legaña.Pero cuando pocas semanas después lo oyó ahondar en las dife-rencias entre la paloma torcaza y la casera (antes de traducir él lasllamó, respectivamente, zenaida, auriculata y columba livia),enfrascarse en las costumbres de la tórtola y la zurita, hasta coro-nar ellarguísimo monólogo con el relato de un raid de una men-sajera que cruzó los Pirineos con un S.O.S. atado a la patita, elLegaña supo que no sólo la sorpresa asomaba en aquellos ojos ce-lestones, casi acuosos.

-¿Así que usted también ama las palomas .don Melquíades?-le preguntó arrobada.

Mirándola fijo y sonriendo dulcemente mintió con descaro:-Desde mi más tierna infancia, créamelo.Cierta referencia de la viuda a unos ahorros suyos depositados

en el banco de Galicia, sucursal Montserrat, venían acuciandodesde tiempo atrás la imaginación del Legaña. "El próximopaso, entonces, será invitarla a comer", razonó. Tal convite, algoaparentemente vedado a un pelado como él, en vez de asustarloaguzó su ingenio. Unos bocadillos no son difíciles de hacer, sedijo. Con abrir y cerrar las puertas de unos cuantos taxímetrosen la fila de Constitución obtendrían dinero suficiente para com-prar aceitunas y vino. En cuanto al plato fuerte sabía muy biendonde aprovisionarse. Tan cercana aparecía la fortuna que pro-puso:

-Una comilona no nos vendría mal.-¿Cuándo?-Mañana la espero en la pensión. ¿Qué le parece?Apalabrada la viuda (un trámite que había sospechado mucho

más peliagudo), se retiró pretextando una jaqueca. "No deboperder tiempo", calculó mudándose de plaza. En la de Constitu-ción confiaba matar dos pájaros de un tiro. Más tarde arreglaríala pieza y quizás las golfas de la 18 podrían prestarle la colcha deflorones carmesíes para tapar el catre, y algunos platos menostristes que sus cacharros de lata. También necesitaba alcoholpara el calentador y otra silla, apuntó mentalmente, "si no quieropasármela como portero de velorio".

Argo sofocada tras subir por una escalera ruidosa, la viuda sepresentó al otro día, apenas dieron las doce. Tenía echado unmantón negro sobre el vestido y peinada de alto su estatura eracasi normal. Verlo al Legaña y dar un grito fue todo uno. Al po-bre se le congeló la sonrisa, ensayada con tanto esmero frente a lavidriera de la panadería. Pensando en un fatal olvido de su den-tadura postiza se tocó la boca. Respiró aliviado. Se miró el calzóny por los bajos de éste el fino calzoncilo de lino que le cubría las

rodillas, pero por allí tampoco advirtió manchas ominosas o labragueta abierta.-Igualito a mi Joaquín- exclamó finalmente ella acariciándole

el paño oscuro de la chaqueta, mientras pasaba al interior delcuarto-Mire si le miento-le alcanzó una fotografía pescada de lacartera. El Legaña supuso que su invitada debía estar confundi-da, porque el río del retrato. veinte años menor que él, no teníapuestas las polainas de paño ni el chaleco colorado que indica eltraje de su región.

A medias' recuperada, la viuda preguntó olisqueando hacia elángulo de la pieza oculto por una cortina de cretona:

-¿Me equivoco o tenemos perdices?<Sorpresa, sorpresa -la atajó sorprendido de su relativo buen

olfato. Acercó sillas para los dos y le ofreció la menos chueca.-Póngase cómoda, está en su casa -luego caminó hasta el to-

cadiscos, un antiguo modelo a cuerda, y los aires regocijantes dela muñeira encantaron el cuchitril. Transfigurado, el Legañaensayó el. difícil paso en redondo pero resbaló fiero, percanceque sin más atribuyó al piso recién encerado.

-De joven yo también bailaba-apuntó comprensiva la viuda,brazos en alto, chasqueando los dedos-. Pero a nuestra edad,¿qué va a hacer?, por fuerza hay que dedicarse a otras cosas.-¿Por ejemplo ?-la interrumpió todavía amoscado por el tras-

pié.-Cocinar, como usted: alimentar gatos o palomas, qué se yo,

hay tantos entretenimientos. Yo, por ejemplo, voy al cine todaslas semanas y al teatro a principios de mes cuando cobro la pen-sión.

Ya recompuesto, el Legaña curioseó:-¿Y las cajas pagan en fecha?-La mía, al menos, antes del cinco. Nunca se atrasa. Es como

un reloj de marca.Los carozos de las aceitunas comenzaron a juntarse en el pla-

tillo (una tapa de Nescafé dada vuelta) y a disminuir el nivel dela damajuana.

-Buen vino -sentenció la viuda.-Es de uva chinche. Lo hacen los tanos aquí cerca, en la costa.Con la solemnidad de quien oficia un misterio el Legaña pasa-

ba cada tanto detrás de la cortina y reaparecía relamiéndose go-losamente. Tras de él dejaba que el aroma combinado del laurely el tomillo impregnase aquella carne delicada que, poco a poco,iba alcanzando su punto óptimo de cocción entre los vapores delvino blanco.

-¿Y ese versito? -preguntó ella indicando un tosco pedazo demadera con la inscripción "La paloma en la plaza es oro en lacasa", pintada con trazo tembloroso.

-Es algo del refranero -contestó sin precisar mayores deta-lles.

La baratija esa colgada de la pared junto a un almanaque conpaisajes de la Argentina (a mayo le correspondía aquel año unavista aérea de las cataratas del Iguazú), y una reproducción, in-fame, de los Fusilamientos del 2 de Mayo, mucho más negraque el original de Goya.

Desfallecía la viuda cuando el Legaña acercó la comida a lamesa. Al destapar la olla escapó de sus entrañas un vaho tenta-dor.

-Usted debió ser cocinero en vez de cargar la bandeja-dijo laviuda alzando la cabeza del plato-. Esta pechuga es un manjar.Después me pasa la receta.

-Secreto profesional-se excusó mientras empapaba el pan enaquella salsa pardusca, tan grata al paladar.

Ni la natural locuacidad que otorga el alcohol, ni el afán in-quisitivo sirvieron a los fines de la Arenal. Al retirarse, tras unasobremesa matizada con boldo y garrapiñada, aún seguía enayunas sobre el asunto. Pasado un tiempo, Melquíades Caldeirose mudó al departamento de la viuda. Pudo así leer el diario to-das las mañanas. Estrenó gorra de lana, guan tes de pecarí, y unazamarra forrada en piel. Por las noches, además, podía mirar latelevisión. Estos beneficios, sin embargo, tenían su contraparti-da: llevar escolta en sus incursiones por las plazas. Y cuando, ala hora de la siesta, se quedaba dormido en la de San Telmo so-ñaba, a veces, que era un cazador furtivo. Enfrente, asomada aun balcón con geranios, una mujer vestida de negro vigilaba .•

El Porteño, Febrero 1982·43

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VIAJES

Carta desde laciudad de

losparisiouxPor Jorge Di Paola

N O solamente Gulliver conoció tierras y costumbres extrañasTambién un viajero moderno puede hallar lo insólito en la vida cotidiana de París.

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44 - El Porteño, Febrero 1982

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Cuestiones de métodoCiertas reflexiones de esta tarde tengo que diri-

gírtelas. No puedo pensar en abstracto: las ocu-rrencias dependen de quien me escucha.

Estoy en un bar de Saint Germain. Tal vez enotro bar las ideas serían diferentes. De esas locali-zaciones puntuales de! pensamiento quiero ha-blar. De ningún modo Urbi et Orbi y ni para to-dos ni de todos.

Primeramente describo mi táctica, urdida enlos cuatro días que llevo aquí, en esta ciudad le-gendaria para los argentinos. Podría decir que, sinque me lo propusiera, me salió tomar la actitud deun antropólogo. Elegí (no, no fue así. Es e! airefrancés que me impone el verbo), me encontrésiendo un visitante aborigen -un toba, por así de-cir- en París. Como sabés, estoy de paso para Var-sovia. París no fue mi objetivo, sino mi escala.

Soy un crudo que observa lo cocido.Decidí andar solo, pues no quiero mediadores.

Ya hay demasiadas mediaciones en cada cabeza dehombre, carecemos de contacto directo con las co-sas (y, en realidad, ya no hay cosas, sino relacio-nes), rondan los viejos y los nuevos fantasmas, lasinterferencias, los reflejos y los ecos. No se puedezafar por completo de tanto ruido. Pero intentarédescontar todas las voces que se escuchan, las ór-denes de batalla por una idea del mundo.París, mi escala.Ciudad más simple que Buenos Aires. Codifi-

cada, escrita. Trato de mimetizarme, tengo queser invisible. Un ornitólogo que se disfraza de ár-bol. Debo llegar a parecerme a un francés cual-quiera en pocos días. (La intención me divierte.)Un camouflage de francés para no asustar a estesalvaje, eifransioux.

Este universal es muyparticularComo no se puede, ya, contar una historia de

amor, te hablaré de mi relación con esta ciudad.Me habían contado que lo universal y la culturaestaban depositados aquí, en la Banca Espiritualde Francia. Pero, ¿dónde está ese universal?

Aquí, en París, en este lecho de goces sublimes(y de la buena mesa) donde se duerme sobre loslaureles, sólo encuentro la singularidad de un sue-ño ostentoso: los soñadores que se piensan a símismos, como el mundo.

Ahora sé que vine a Europa para pensar Amé-rica. Pero no, no tanto como eso. Acaso sólo parapensar Tandil, mi playa de origen. (Allí abandonélas aguas placentarias, fui pez, y reptante mamífe-ro, y me levanté sobre mis pies.) Yo.

¿Cómo afirmar ese concepto vago, (un hom-bre), justo en su época de disolución? Pero pensaren mí mismo es un impulso de supervivencia: meatrevo a afirmar mi volatilización como una con-tribución a mi orgullo (¡ah, los adjetivos posesi-vos!) y a la nebulosa humana conjunta de la queformo parte. .

Alguien dijo que se llega voluntariamente a lapsicosis. Un turista normal subiría a la torre Eif-fe!, rondaría los pasillos del Louvre o pasearía enbarca por el Sena. Yo me dejo descolocar.

El hombre es la /ameba del hombreTal cosa, el hombre (si algo de eso hay), está en

formación. Vaga a tientas, tiende sus pseudopo-dios (el hombre es la ameba del hombre), devorala luz como las plantas, pero no sintetiza, se frag-menta. Ameba creadora de fieras mecánicas: ins-trumentos que piensan por él (pues el hombre espensado por lo que fabrica). Muerto el artesana-do, dependemos de cajas negras. Pero ¡ah!, estoyen París, tengo un foulard en el cuello. Es otoño,

caen las hojas de los marroniers. La calle es de unoro tímido: esos árboles dan el color embriagantede esas calles: oro corroído.

Soy una elasticidad atada, en la cárcel del nom-bre y del pronombre. Sin las palabras adecuadaspara la disgregación: el hombre, ése, el de hoy, esmudo en e! fondo. Ha descubierto una sintaxis delas imágenes. Que son en cierto modo unívocas,que denotan. Articulamos, hoy, visiones velocesque desarticulan el símbolo. Pero nada se dibujasin la vaguedad; nada hay sin sombras, nada sinmediatinta. Soy más complejo que un gato porquepuedo tener imprecisiones ... la angustia de la in-definición que no quiere tomar forma.

Mi rumbo, como e! de tantos, es el tumbo.

contuviera salsa, no salpicaría. En la Argentinasería un escándalo inconcebible. Es la costumbre.El perro es e! fetiche, el tótem vivo de este huma-nismo (que se ha tomado la atribución de declararel fin del humanismo).

Es la costumbre.La Argentina misma sería acá un escándalo, por

su ligereza en relación con la muerte y con esaatroz presión y mutilación de la inteligencia que sellama censura (una censura cuya responsabilidad,insidiosamente, ha sido transferida a los censura-dos por medio de! terror).

Comería a la mesa con cien perros babeantes.Con todo prefiero ... prefiero la ... cómo decir. ..

La tribu de lospansiouxParís me ha servido hasta ahora de espejo. Un

buen recaudo ha sido describir al observador delos parisioux, estos aborígenes. Para tomar distan-cia de este efecto fortalecedor del yo (inevitable enFrancia, en su aire que combina los gases de losmotores de combustión interna con las especias,los perfumes y el aroma de sus quesos) hablaré entercera persona. Mirar al que mira es ya muy fran-cés.

Entonces ...Algo sucede y él-el observador- desciende. En

el Café de la Butte en Montmartre, rue Coulen-court, ha encontrado al viejo Rabe!ais que laFrancia arrogante ha perdido. Madame Martin-ne, por los cincuenta, muestra su culo y sus pier-nas (juveniles, blancas) ... e! gusto por los juegosde palabras ... y el cognac ... y los bocados depaté ... e! gruyére ... un ocio de clase media ... deli-cia tipo Maupassant desdeñado acá por "escritormenor", oyó por televisión ... miraba una cara deintelectual fabricado por las écoles... expresión deplástico y siliconas ... muy seguro de sí, Motpas-santo

(El observador siente que cambia de perspecti-va con ligereza. ¿Un efecto de la psicosis volunta-ria?)

Piensa: -Verernos, veremos. Yo, ¿populista enParís?

De inmediato rechaza la hipótesis. Sabe quehay que redefinir la relación entre la literatura y elpueblo, que cuando alguien escribe no es más queun organizador de las pulsiones de la gente. Creeque los franceses han olvidado lo más próximo: laspequeñeces. Allí, sin embargo, yace el espíritu.Allí es posible encontrar las pistas de algún senti-do. No le parece espiritual dedicarse a mentar elespíritu, atribuirse la propiedad del cogito, el si-tial desde el cual predicar la universalidad. Creeque hay que dejar fluir los accidentes y contem-plar hasta dónde llegan, sin perder la noción deque cada cual es a su modo un accidente, productode las confluencias. Tal vez los accidentes tracenun arco comprensible en su caída hacia la disolu-ción.

Se desliza, se desliza hacia abajo, ayudado porel beaujolais. Alquiló una pieza miserable ... conuna ventana maravillosa. A sus pies, ve un castañodorado bajo el cual retozan gatos. Una remotaperspectiva de techos. El misterio de las palomasdóciles: son alimentadas por los pensionistas y sedejan tocar. Se asocia a este ritual y llegará a consi-derar un deber arrojar migas de pan, dar de comera esas ciudadanas. Aprende un francés rugoso enel Café de la Butte (la insistencia, la persisten-cia. Siempre e! mismo café significa las mismasgentes, la posibilidad de indagar relaciones socia-les. Las viejitas que beben su pastis como solda-dos. Con sus perros, dóciles a sus pies).

Perros. Más que el gorro frigio, el perro es elemblema francés por excelencia. ¿Cómo seducir aun parisioux? Muy fácil, se debe acariciar su pe-rro, preguntarle su nombre. Veo a un perro sobrela mesa, atento a un plato de carne. No me asom-braría que tomara con destreza los cubiertos. Noladra, unos gemidos tenues para pedir. Si el plato

El cacique Bau del Aire, hombre de pluma, quese fumó las flores del mal en la pipa de la paz.

falta ... falta de higiene ... en favor delos caprichosdel hombre ... así se respeta el derecho de los ciu-dadanos a sentar a sus perros a la mesa ... el dere-cho de ser un tanto sucios en este intercambio es-trecho entre dos especies ... y el derecho del perrode sentarse aja mesa con su hombre ... al que pare-ce escuchar atentamente.

En este momento, en el bar, el observador ve si-multáneamente cinco perros. El enorme ovejerodel dibujante de 'planos corteja a la caniche enanade Madame Martinne. El perro ciego de una de lasviejitas suscita todos los días las mismas expresio-nes de conmiseración. Un terrón de azúcar en laboca. Ese perro está por explotar, gordo, la piel ti-rante y algo raída. Seguramente, cuando muera,de aquí saldrá un cortejo hacia el cementerio deperros.

El Café de la Butte es una comunidad estrecha.Los habitués pasan horas en intercambios ociosos,salen y entran varias veces por día. Ninguno de losperros ha ladrado, no se torean. La civilización hamatado por completo e! lejano lobo. Se puedeconfiar en los perros de París.

Un argentino es unexperimentoEl observador piensa que un argentino no es

otra cosa que un experimento. Sabe que su forma-ción, carente de rigor,presiona en contra de lossistemas y se alarma porque tiene la sensación deque todo -la ciudad, las extrañas formaciones denubes (con su halo de brillo mercurial), la formaadecuada de comer los quesos, de los más blandosa los más duros- tiene acá olor y sabor sistemático.Se percibe hasta en la mouJtarde, cuando repercu-te en la parte posterior de! paladar y su aroma pe-netra hasta las fosas nasales desde el fondo de laboca.

Si no le gustara tanto comer, ¿ese mirón crudo

El Porteño, Febrero 1982 - 45

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VIAJESoodría comprender si acaso a la ciudad donde resi-de el espíritu? Está fascinado por los puestos deostras y mariscos.

Sospecha que los parisioux jamás podrían sernaturalistas eficientes. Tout a manger. Tout a boi-re.Pero no es un mero comer y beber. El sabor se

articula aquí hasta la obsesividad musical. Estosaborígenes tienen paladar, y puede ser (porqueson sinfónicos del gusto) que no sea casual que nohayan dado un Humboldt. Humboldt podía des-cribir un pez luna (tan parecido a la caricatura deuna cara femenina) pero un parisioux se pregunta-ría si combina adecuadamente con el roquefort yasimismo qué especia realzará su sabor.

Suave olor y suave luz de un otoño dulce. Eldesciende desde Montmartre, hasta el Pont Neuf,bajo una fina llovizna. Las ciudades se conocenmás por los pies que por la cabeza. En el cami-nar parisioux hay implícita una danza, un ritmo yuna cadencia a la que hay que ceder. El observa-dor recorre los puestos de libros a orillas del Sena,camina hacia la rue des Arts (que le cuesta encon-trar) donde hay otro bar, el H elenikós, y tiene lasensación de estar compuesto de una cierta mate-ria inestable (un estado orgánico anterior a la ni-troglicerina) con vehemente deseo de explotar.Cree que será con ruido.

El cogñac lo salva de tan expansiva cenestesia.Allí, mientras trata de disuadir a los mozos griegosque creen que se trata de un italiano, lee a Céline.Que no había nunca suscitado su devoción.

Le parece que comienza a entender la prosa deCéline. El trazo de un francés irritado ... Un re-belde (un desordenador) -venga del lado que vi-niere, lo que importa es joder- necesita despeda-zar esta sintaxis, este idioma que, en el aprendiza-je acelerado se le aparece también como un cepo:estructuras invariables, modales, giros, pinzas:un carril para el pensamiento y para la dicción.Está la belleza de los matices, de las nuances y laelegancia producto de la ilusión de las conclusio-nes racionales (de esto se sigue esto otro). Pero.Lengua que aprisiona, que exige un culto.

Para salir de esa Bastilla necesitaron un traidor.Un buen cerdo psicótico, paranoico y nazi. Paraadorar hoy en día .. ¿El propósito general de losparisioux con la cultura consiste en apoderarse deaquello que no han podido evitar que sucediera,en matar a ditirambos a sus mayores antagonistas?¿Dónde está ese Napoleón que, al dispersar la r~-volución francesa por Europa como un rey la diovuelta como un guante? A falta de territorios men-surables para conquistar a caballo, ahora se tratade adular, a fuerza de silogismos, a 10más contra- .rio a este espíritu de conciliación, politesse, educa-da mentalidad cortesana. Hicieron de Rimbaudun negrero, el azotador de esclavos que alguna vezse había sentado la belleza en las rodillas.-¿Qué habría pasado con la Venus de Milo si

hubiera tenido los brazos?- preguntó el observa-dor al mozo griego al séptimo cogñac.

Por la calle, como para confirmar sus hipótesisal borde de la ebriedad, un mendigo lo encara.(Mendigo, pero su saco raído no carece de buengusto: está roto en partes que armonizan con elconjunto. Una raída haute-déchirure.)Dócil y extremadamente amable el mendigo del

boulevard Saint Germain se acerca y educada-mente le dice:

-Pardon ... s'il vous plait, je veux un franc ...Se lo da, pues le gusta dárselo. Resulta un gra~

placer para el observador darle ese franco, una CI-fra tan precisa, una moneda tan neta, de peso tangrato, tan bien acuñada como delicio~amente gas-tada por la piel de tantas manos sensibles al tactosuave de esa aleación que evoca la nqueza.

Sin mirarla, sin apresarla -apenas tomándolasuavemente-, el mendigo se la guarda en.el bolsi-110.Mira al observador no sin dulzura, y como SIse sintiera obligado a explicarse, eleva los ojos ha-cia arriba y le dice:

-C'est la míserel¡La miseria! La pura idea de la miseria, que flo-

ta en el aire tal como la idea de la riqueza. Talcomo si alguien que lo atropellara en un auto sportse justificara diciendo: ¡es la riqueza!. No se trata,

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digamos, a la manera argentina: soy pobre, o es-toy en la mala (generalmente se trata de tener a unhijo en un hospital o a la madre agonizando). No.No es nada accidental. Es el concepto. La miséreplatónica, en su cueva, la esencia. Todo se vuelveextracto de perfume. Ya sé lo que le pasa a estehombre: no se trata de su pereza personal, ni delalcoholismo, ni de una forma especial de timidezrespecto del esfuerzo, no se trata de una situaciónen particular. La sombra de la idea de la misére hacaído sobre alguien, este hombre. Ha tropezado yha caído en el casillero conceptual de la miseria.La idea lo excusa.

Como al ministro suicida de estos días, Boulin(un escándalo económico político, un negociadoque se descubre da a París la ocasión de desenca-denar un torrente de indignada e inteligente pro-sa), Boulin, sobre quien descendió el concepto delhonor. Acá se descubre la faz purificadora de laidea, pues un argentino no solamente encontraríainconcebible un sentimiento de vergüenza tan ex-tremo (que llevó a Boulin al suicidio), sino que leparecería una actitud autogenocida de la clase di-rigente, un atentado al crecimiento de su pobla-ción. Sería considerado una tontería. Pero el po-bre Monsieur Boulin, tal como se escucha en la ca-lle, como-escuchó el observador decir en la cola deun banco es comprendido por los parisioux:

- Boulin -comentaba une damme cuarentona- ilavait l'ideé de se suicider.

Matarse, para la cultura cruda del observador,aparece del lado del desorden psíquico, de la alte-ración. Matarse por el honor resulta descabellado,enfermizo. El suicidio se encuentra en el terrenoindiscernible de la desesperación y no en el bandode la clarté. Resulta el acto menos sistemático, elacto de la locura, no el de la razón.

Pero en las tierras de los parisioux la idea es ca-paz de matar, no la pasión (o no en primer lugar lapasión).

En las planicies del observador el precio del ho-nor es la extensión de la propiedad.

Acá los seres son cóncavos

El pan desnudo

Los parisioux -piensa el observador- inflan to-das las cosas. Viven en un mundo exageradamen-te escrito. Están al pie de la letra, y ese pie los pa-tea. La revolución francesa se ha consolidado atal punto que no pueden exactamente compren-der un mundo que fluye. Son tan exactamenteburgueses que su modelo del universo es la casa ysu sensibilidad es refinadamente gastronómica.Estos aborígenes están sentados a la mesa del Uni-verso. Construyen, en todo terreno, bastiones de-fensivos. Son seres cóncavos, el plano focal de suóptica sigue siendo tan intenso como el de Descar-tes. Su inteligencia -muy aguda- teje abrigos, urdesistemas. Comentan y organizan. Nada nuevo su-cede sin un sentido del riesgo, de la apuesta; nadasucede sin una intervención de la probabilidad,del azar. Las bases de la teoría de la evolución pro-vienen de ciertos asombros que sufrió el jovenDarwin; muestran la Gioconda en su Louvre,pero Leonardo -el investigador de la naturalezaque descubrió que no se la comprende sin arte-,era un bastardo italiano; Freud, cabalista de Ia es-critura ideográfica de los sueños, es sistematizado-y corregido- por el psicoanálisis francés, que es eldescubridor de ese descubrimiento.

Ellos comprenden demasiado bien aquello queotros en la excitación y el asombro de la revela-ción 'no han tenido tiempo de sistematizar. Sonpredicadores y maestr?s. Pueden decirle al mu~-do cómo es y qué quisieron decir aquellos que di-jeron algo por primera vez.No podrían soportar la generalización ~e la mo-

destia einsteniana, aquella que supo decir, cuan-do le preguntaron qué era el Universo, tan solo (ycon expresión asombrada): Algo se mueve. Se-mejante indeterminación es intolerablemente an-gustiante para un pensador parisioux.

El pan y el vino ¿qué celebran y qué evocan acá?De ningún modo el cuerpo de Cristo (ya de por

sí un meridiano cero) sino la ley civil. La bagueue(varita) es la vara de la justicia y el vino les recuer-da que (si no hay obediencia) la transgresión a laestabilidad trae la sangre. No otra que la del indi-viduo, ya no ciudadano, sino reo. La coherenciaes sistemática, pues la muerte, acá, la muerte pe-nal y consecuencia de la legislación ,separa la ca-beza del cuerpo. La justicia francesa castiga conun ideograma: pues un cadáver gaseado, o colga-do, o fusilado sigue siendo un (hombre) muerto.Pero acá dividir al hombre no es producto de labrutalidad, no es el degollado artesanal argentino,pasional y a su modo horrendamente humano (lasangre manchaba la mano del mazorquero) sinoproducto de la severidad de una ley y de la cohe-rencia del sistema burgués que sólo puede conce-bir ciudadanos y, en el límite de su tolerancia, elcorte neutro, maquinal, del hilo de la vida. Esacabeza separada no fue iluminada por la clarté,transgredió el contrato social, el cogito.

Por eso al observador le llama la atención el es-pectáculo del pan-falo, la baguette, que parecepautar el día parisino. Invisible a los ojos pari-sioux, detalle más notorio de París, ese pan des-nudo no es pintoresco. El observador -tomandosu beaujolais de pie en el mostrador de un bistró dela rue Coulencourt derramó unas gotas sobre sucamisa y tuvo una iluminación: la sangre provienedel golpe de la vara, la baguette que vio,desnuda en las manos de los paseantes, rumbo asus desayunos- percibió su carácter de símbolodoble. Este pan -se dijo- sustenta (imaginó su cor-teza crujiente, su división en la mesa, su ingestióny el goce ascético de su sabor), sustenta pero a suvez hay que sustentarlo. Sustentarlo con la con-ducta ciudadana, que es premiada por la ley con elgoce de la vida en la ciudad, con la douceur, la dul-zura de París. Pero su forma de cetro difunde suimagen de doble sentido, insertándose en la visiónconstante de los parisioux, para que nunca olvidenel peso de la justicia.

La baguette, signo de París, sigue intrigando alobservador más allá de lo previsible, hasta la obse-sión. "Aquí, vertical, el sustento se muestra. Cier-tamente, 'la baguette es manuable yeso explicaque no se envuelva y muy a menudo se vaya co-miendo por la calle, con naturalidad. Creo que seopone a nuestra galleta criolla (redonda, con plie-gues valvulares). Nuestro pan -piensa- se vuelveobsceno, debe ocultarse y es muy mal visto: 'nollevar con qué envolverlo', no tener la bolsa, ylas mamás retan a los chicos que comen cascaritaspor la calle. Nuestro pan es vergonzante".

En las planicies del observador el sustento noestá ligado al goce. Se relaciona con la cantidad,con el hartazgo, con matar el hambre. El gusto, lasinfonía de los sabores, si no punible, carece de es-tructura, es pleno, cuadrado, basto.

(No deja de ser curioso que los derechos delhombre, que la revolución francesa y el CódigoNapoleón aparezcan asociados a la baguette, elsímbolo francés de cada día.)

El observador presiente que un país -o una ciu-·dad- ni es una tierra ni una posesión sino una cier-ta articulación de una música: que no se posee,pues no la posee quien la oye. Si bien los parisiouxhan cambiado la inspiración por el método, se lohan contagiado a la vida cotidiana y resulta impo-sible dar en París, una vez producida la revela-ción, un paso no metódico, ni probar un bocadoque no esté incluido en un sistema, oler un aromacarente de lógica.

Como ves, amigo mío, una cultura aborigen essobre todo una cuestión de detalles y de diferen-cias que quién sabe si en tan pocos días pude con-jugar en una sintaxis. Llevo mi baguette y mi gru-yere y mi beaujolais a la habitación del hotel. Segu-ramente habrá otra carta, si demoro la partida ha-cia Varsovia, donde te contaré otras aventuras .•

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EL ESPEJO QUE ADELANTAPor Hubert Juin

La. literatura de anticipación) extremadamente popular desde hacetiempo) suele quedar descartada cuando se trata de la crítica. Difícilde definir) tiene sus clásicos y sus bastardos. Huber fuin, sagaz lector)

habla de la fascinación que ejercen sus maestros y sus temas.

~I .,,~I~-..::III~-I

~~j. I

~i I--115

Cuando se hacen encuestas sobre lecturas, cuando se quiere saberqué leen los hombres, notamos que la "ciencia-ficción" ocupa un lu-gar importante en las estadísticas. Al menos hay una razón para esto.Ya lo sabemos: nada es gratuito. Stendhal decía que una novela es unespejo que se pasea a lo largo de una ruta. Hoy sabemos que esa ruta esla historia.

Algún día se hará la historia de ese género literario especial: la"ciencia-ficción". Se levantará el catálogo de las obras. Se tratarán au-tores que serán ilustres en ese dominio. No es mi propósito. Me niegoa definir este género, a trazar las líneas sobresalientes de esta literaturafascinante. Quiero decir en qué esta literatura es fascinante, y en quées fascinante para mí. La "ciencia-ficción" tiene sus especialistas. Meperdonarán el caminar sobre sus pasos. Intento únicamente devolverla "ciencia-ficción" a la Literatura, al mundo de las Letras, al univer-so del lenguaje y de la poesía. En realidad, esta empresa es simple: la"ciencia-ficción" no ha abandonado nunca el dominio de las Letras,ni se inscribe en ninguna otra parte sino en el lenguaje. Sucede quetiene un éxito inmenso. Se podrían llenar bibliotecas con los libros ylas revistas aparecidas bajo su signo.

Hay algunas cosas sin importancia, estoy de acuerdo. Pero tambiénhay para enorgullecerse y sacar provecho. Cada uno por su cuentahará su propia antología. Eluard tenía razón: siempre se hace una an-tología de acuerdo a los gustos de uno. Y es mejor así.

Es necesario convenir en esto: hay prejuicios que juegan en favorde la ciencia-ficción y prejuicios que juegan en contra. Algunos lecto-res, con malicia, pretenden vengarse de la literatura verdadera (comosi realmente hubiera dos formas, dos maneras de usar el lenguaje),quieren esgrimir este género literario contra las Letras, hacer una má-quina de guerra con esta tentativa novelística y usarla contra la nove-la.

Otros lectores, al revés, rechazan la "ciencia-ficción" en nombrede la verdadera literatura. "¿Cómo, dicen, cómo puede leerse eso (po-nen aquí un poco de desprecio, de condescendencia) cuando hay tan-tos y tantos buenos libros?" Pongámoslos de espaldas: hoy, una parteimportante de los buenos libros que podemos leer con placer, con en-tusiasmo, con provecho, pertenecen a este género, género que a la vezes muy alabado y muy despreciado. Es necesario desconfiar del placerde los hombres: siempre disimula graves pasiones. Bajo el placer deescribir se oculta el gusto por el Panteón. Bajo el placer de leer, ense-guida vemos aparecer el alma.

Se quieren buscar los orígenes de la ciencia-ficción, y es loable. Esuna justa preocupación histórica, y puede hacerse una tesis universi-taria de grandes quilates. Sin embargo, es necesario no equivocarse:la "ciencia-ficción" es estrictamente de hoy. Está ligada, unida a loque hace el hombre moderno, a lo que lo constituye en profundidad.Es contemporánea de este hombre de la edad atómica: nosotros.Es el crisol en el cual se funden y se metamorfosean la intimidad, lasnecesidades, los terrores y las esperanzas del hombre moderno. Loveremos: es crisol porque tiene sus fuentes y sus raíces en esa familia-ridad. Es metamorfosis porque pertenece a la poesía, a la actividadpoética.

Nuestros lectores maliciosos se reencuentran: la "ciencia-ficción"

es Literatura verdadera porque ejercita el lenguaje -y no hay otra Lite-ratura que aquella que, fundando una metafísica a la medida del hom-bre, se opone al Destino en y por el lenguaje.

Temporalidad y ciencia

Aquí es necesario abrir un paréntesis. Dudamos: si la "ciencia-fic-ción" pertenece al hombre moderno o si es necesario comenzar por elhombre moderno. Es necesario antes preguntarse qué es, preguntar-se qué somos. Mejor: qué tenemos de particular, qué nos hace otros,diferentes del hombre de ayer. En una palabra, es necesario llegar ahablar en términos imprecisos de una generación que ve girar no sola-mente la historia sino todas las antiguas certidumbres. Estos términossólo pueden ser imprecisos porque es imposible fijar lo que todavíaestá en movimiento. De todos modos: porque la imprecisión es una delas dimensiones del hombre moderno. Lo que Tristan Tzara llamaba"El hombre aproximativo" helo aquí: nosotros, hasta ahora.

Cuando el mundo ha puesto veinte siglos en sacar el máximo de lasfuentes energéticas naturales, en agotar la geometría de Euclides, endefinir una lógica y en conquistar la razón, treinta años han bastadopara devolver a la sombra todas esas conquistas, para poner en dudalos principios más seguros, para imaginar las teorías de lo irracionalen las ciencias y para realizar las consecuencias prácticas de esas teo-rías. De la época regida por el Discurso del Método pasamos brutal-mente, súbitamente a la época de Einstein y Broglie. Veamos: la épo-ca de Einstein y Broglie, la época de Oppenhaimer, la época de Bour-baki, allí estamos, pero esa época es mañana. Ocupamos una posiciónsingular: somos los contemporáneos del porvenir. ..

¡Es verdad, el universo se abre delante del hombre! pero es necesa-rio confesarlo: el universo nunca ha sido más opaco, más extranjero.Es como si acabara de despertarse, amenazador, ayer animal domésti-co que de pronto voltea a su jinete ... Los enigmas supremos, de estartan cerca (¡un paso todavía, nada más que un paso!) nunca parecierontan lejanos. No se tienta en vano lo desconocido.

El mundo espiritual, lejos de desaparecer, lejos de ocultarse, se rea-firma. Pero lo que fue apaciguador para las almas de nuestros padres,se vuelve amenazante para nosotros. La "apuesta" de Pascal se encar-na en nosotros. Nuestros eruditos optan: no prueban. El "Jean Ba-rois" de Martin du Gard quedaría mal hoy con sus lecciones de ateís-mo tomadas a Le Dantec. Se es creyente por gracia. Hoy no se puedeser creyente por la razón. En un mundo en el cual la materia ha sidopuesta en duda, ¿cómo no poner en duda también el espíritu? Las du-das de un Einstein dan la medida de ese terreno.

En una palabra, ya no existe el hombre de principios con los cualessostenerse. Si medita ve desvanecerse todo a su alrededor. ¡Aunqueextienda la mano, todo se le escapa! Esa estabilidad que cimentabahasta la política de ayer, ese radicalismo, como se decía, que estabamuy envuelto en preceptos comtianos, da lugar a un relativismo gene-ralizado. Una fórmula (esa famosa ecuación tantas y tantas veces cita-da: E-mc2) se dice que bastó para dar vuelta el mundo. Está todomezclado, lo verdadero y lo falso.

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Toda la inquietud del siglo XIX, todos esos grandes estallidos de.romanticismo europeo, los poemas de Hugo (ese Fin de Satán gigan-tesco, fresco de la duda), las revoluciones en cadena en medio de esemismo siglo que corren de un extremo al otro del mundo, más tardeen literatura julio Verne y los autores de anticipaciones .Ode relatoscientíficos, fueron otros tantos signos precursores, son igualmentehuellas dejadas en la carne de la historia por el trabajo del hombre.Los poetas, en su medida, se abren a visiones terribles: los investiga-dores, en los laboratorios, ponen en duda sus razones: los unos y losotros tienen ideas confusas. En esa confusión, en ese caos, va a nacerun mundo: el nuestro. De golpe todo se define. El sueño de ayer, hoyse transforma en fórmula, mañana en realidad. Hay menos diferenciaentre Icaro saltando de su roca y Lindberg atravesando el océano queentre Lindberg y ese piloto todavía desconocido que en algunos añospondrá la proa a la Luna. ¿Viajar enel espacio? Teóricamente, se pue-de. Y está la puerta abierta: los planetas desconocidos, el desfile de lasgalaxias, los monstruos, el tiempo desandado, desplazado, sobrepa-sado, el espacio sobre sí mismo torcido. Pero al mismü tiempo, el mie-do, la inseguridad, el sentimiento, la sensación de 1.0 horrible.

Los hombres de ayer vivían al ritmo de las estaciones. Ponían enesü todo su racionalismo. El hombre de hüy vive ya en la gran piedadde las máquinas. N.Oestamos todavía en la era de los robots, estarnosya en el despojo. La cibernética pierde sus secretos. Entre los gestosnaturales del hombre y lüs objetos de la naturaleza se cambian engra-najes mecánicos .Oeléctricos. El hombre que era el amigo del árbol,del fuego, de la tierra, hoy ya no tiene contacto directo, verdadero,real, con el árbol, el fuego, la tierra. En las grandes ciudades que cadavez se extienden más, tentaculares, despiadadas, el hombre ya no estáen armonía con la naturaleza. Un autür de ciencia-ficción escribirá eserelato en el que vernos a una ciudad combatir un hombre que quieredestruirlaf'Robert Abernathy, en un relato titulado Un hombre con-tra la ciudad), y Van Vogt mostrará una selva que lucha para preser-varse del hombre.

Es necesario señalar: son los ciudadanos lüs que en general frecuen-tan la "ciencia-ficción", tantas son las intimidades del hombre de lasciudades metamorfoseadas en esos relatos.

¿Qu.ién no ha sentido, en un momento de su vida cotidiana, que sumodo de vida, hoy, era arcaico, que ya había sido superado? Y de he-cho nuestra vida cotidiana es ya un modo de vida arcaico, superado.Por primera vez en la historia el empirismo sucumbe. Por primera vezexiste un hiato, se ahonda, perceptible aun para el hombre de la calle,entre 1.0 real y 1.0 posible. Vivimos cün cincuenta años de retraso sobre1.0 que ya existe para nuestros sabios, Ese carrü en el campo, ¿qué espara un técnico sino una referencia de la prehistoria? El hiato que hoysepara 1.0 real de lo posible, expresa todo el drama del hombre con-temporáneo. Pero al menos prueba esto: la fuerza del hombre. ¿Exis-te una potencia que no contenga en ella misma sus límites y su fin? Deesta potencia que es suya el hombre tiene miedo.

Porque no sólo en su vida cotidiana el hombre está en retraso conrespecto al mundo de los eruditos, también en su vida mental. Piensa,tiene conciencia de pensar con cincuenta años de atraso. Y tüdü 1.0 quees su universo familiar, esta biblioteca, esoscuadros, esos bibelots,ese paseo a orillas del mar, todo está amenazado. ¿Amenazadü? Todoeso será destruido, aniquilado, devuelto a la nada por elmundo de lateoría y de la técnica. Lo real es vencido por 1.0 posible. Lo que ya exis-te es negado por 1.0 que aún no existe.y el hombre se venga. N.Ohace .Otracosa que reencontrar las viejas

costumbres de las poblaciones primitivas; exorcisa. El universo deeste exorcismo, en este caso preciso, es la "ciencia-ficción".

El radical de ayer creía en el progreso. El hombre de hoy vive elprogreso. Pero el progreso es un monstruo que necesita sacrificios.Los antiguos griegos le daban un nombre terrible: el Destino ...

Cuantas más ecuaciones da la ciencia, más obligada está a proponer.Otras. El pensamiento no puede seguir las cifras. Más se acrecienta elcünücimientü más aumenta 1.0 püsible. Cuandü más segurüs estamüs

de conocer, más experimentamos el vértigo de 1.0 desconocido. Laspala bras-claves de un Lovecraft (un precursor, es verdad, pero degran altura) son reveladoras: se enreda en el lenguaje y por eso refieresin cesar a 1.0 innominado, a 1.0 innombrable, a 1.0 que no tiene rostro,ni nombre, a 1.0 que está detrás del Velo supremo yque es un "horrorsin 'nombre". Después de Lovecraft se inscribe en la ciencia-ficciónuna metafísica. Después de Bradbury, aparece una moral. Hay mu-chas corrientes. Las veremos.

Para Lovecraft, 1.0 que está detrás del Velo supremo es horrible por-que, principio últirno, no tiene nombre. "Ser es ser dicho." Esta fra-se de uno de nuestros filósofos ilustra bien la obra de Lovecraft, su se-creto.: La imaginación de Lovecraft, primero, es metafísica: el autürquiere cercar 1.0 que es en forma suprema pero que no puede ser di-.cho, que no puede entrar en el lenguaje de los hombres, El "horrorsin nombre" negando el lenguaje de los hombres niega a los hombresy, descorriendo el Velo último, los destruye ...

Anticipaciones, mutaciones

En una palabra, existe una parte novelística de las letras conternpo-ráneas consagrada a la descripción minuciosa de un universo extraño,inexistente, pero sin embargo familiar y singularmente "posible".

Uno de los grandes libros de la "ciencia-ficción", Universo de lo-cos, de Brown, está basado en la idea de que todos los universos posi-bies coexisten. Un hom bre es proyectado en un universo tangente cünel nuestro, ése es todü el tema de la obra. Pero en ese desplazamientode 1.0 real a lo posible se inscribe 1.0 fascinante. Se encontrarán algunaspáginas en el libro de Brown que sün inolvidables: los matones que enla noche artificial recorren las calles en largas filas golpeando el pavi-mento con bastones. Una obra de [ohn Amila (notable), El 9 de pi-que, se basa en el hecho de que nuestro cosmos es un ser vivo gigan-tesco, ocupado durante 1.0 que a nuestros oios significan milenios, enjugar a las cartas con otros seres vivos, Puede verse: las .Obrasde anti-cipación científica (este término es, en la ocasión, más justo que el de"ciencia-ficción") adoptan una idea y llevan esta idea al máximo de sudesarrollo. .

En estas horas se notará el lugar elegido dado al tema de 1.0 mutable.Es sabido: en el hiato que hoy separa 1.0 real de 1.0 posible, el hombreimagina fácilmente que su retraso no será colmado sino por la apari-ción de una forma superior de humanos.

El hiato sólo será vencido por una mutación. Para el gran escritorTheodore Sturgeon, esta forma superior será, en Más que humanoun "hombre-gestalt", es decir una entidad compuesta por numerosos"humanos": siendo uno "el corazón", el otro "el cerebro", el otro to-davíavla cabeza", etc ... Se trata en ese caso una vez más, de llevar asu desarrollo máximo una idea, una noción, una teoría.

Pero ésta es una visión simple, será necesario volver a la noción deexorcismo. Hay visiones más simples todavía: muchos imaginan quelos relatos de "ciencia-ficción" necesariamente deben hacer un llama-do a los viajes interplanetarios, Es falso. El relató de anticipacióncientífica apela a un elemento p.OCÜcomplejo: imaginarse que somoslos habitantes del átomo que, él mismo, pertenece a un gigantescoátomo, etc ... que en las partículas que nos componen gravitan mun-dos y seres pensantes, que ellos mismos, etc ... Esto no es un juego dela imaginación (juego gratuito, sutil, divertido), es la formalización,la utilización literaria de la inquietud, de la incertidumbre que hay enel corazón del hombre contemporáneo. Tal físico nosdirá que la ma-teria n.Oexiste. ¿Cómü no imaginar que visto por 1.0 infinitamente pe-queño, aparecemüs corno se nos aparecen el sistema solar y las gala-xias? En el momento en que se modifican las plantas y los animales, .Ose los hace cambiar a las unas y a los otros en el laboratorio, ¿cómü nopensar que el hombre algún día, también él, dará nacimiento a uno"más que humano"? Y cuando bajo la influencia de los filósofos, lüsmatemáticüs vuelven a pensar las nüciünes de tiempü y de espaciü.

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imaginan un tiempo curvo, un espacio curvo, inscriben sus ecuacio-nes en un universo con dimensiones, ¿cómo no imaginar un espaciovencido? ¿un tiempo que podamos. recorrer? Si no' se da al hombre,. por el lenguaje, por la literatura, las imágenes de un mun~o trastroca-do, ¿cómo soportaría esas certidumbres que sólo son CIfras y _letrasinscriptas en el pizarrón y que sólo pueden pensar en forma de cifras yde letras?

Señalemos que son estos relatos de anticipación científica los queno solamente gozan del gran favor del público sino que parece que en-carnan en forma eficaz y pura las cualidades propias de la "ciencia-fic-ción". En efecto, son los relatos de anticipación científica (más quelos relatos fantásticos de un [ean Ray, de un Lovecraft, de un Mathe-son) los que se basan en los tratos del hombre de hoy. Tienen dos ca-ras. En una puede leerse la potencia del hombre (nada se le r~slste enel universo). En la otra vemos el rostro del terror y de lo hornble: tanpronto el mundo de las máquinas devora lo que es humano, tan pron-to el hombre es vencido por lo mutable, tan pronto disputa con los se-res venidos de otros planetas. Una cosa está asegu~ada, aquí, ~ es ~eimportancia: el hombre ya no es el centro del umverso. La historiadeja de organizarse en su provecho.

Se ha vuelto ciega. Sin embargo persigue un fin, pero ese fin no esel hombre, es algo que debe venir, que amenaza, que se.derramará so-bre la tierra, águila horrible, desde el otro extremo del tiempo y del es-pacio, que tal vez nazca sobre esta misma tier~a, ¿qué importa? quedestruirá al hombre. Mejor todavía: es la máquina que en ciertos rela-tos o novelas, lo lleva a cabo contra su dueño, se rebela contra él. Me-jor todavía: es el hombre mismo que se converti~á en la ví~tima ~e supropio poder: se atrofiará en un mundo convertido, para el, en inha-bitable ...Lo vemos: lo que aquí es un juego, es el poderío del hombre. O

bien esa potencia es demasiado fuerte para el hombre y algún otro(Mutable) nacerá para asegurar esa potencia; o bien ese poderío .desa-fiará a fuerzas cósmicas que la abatirán; o mejor aun esa potencia en-contrará en el hombre sus propios límites, y reencontrando en elhombre su fin destruirá al mismo hombre. Otra cosa cuestionada es lasabiduría del hombre. El hombre ya no es capaz de detener su loca ca-rrera. El hombre se encarniza en unir lo posible, en realizar el univer-so de los eruditos. Nada puede frenarlo. Pero en la reducción de loshiatos encontrará su propio aniquilamiento. La moral de la "ciencia-ficción" reúne la moral de los anticipos de Orwell: triunfa lo inhuma-no. El mal no está en la ciencia sino en el corazón de los hombres.

Es normal descubrir muchos relatos, muchas novelas apocalípti-cas. El fin del mundo, el fin de la raza humana, juegan un papel deprimer plano en la "ciencia-ficción". El hombre es vencido. La tierraes mortal. El espacio se abre sobre el peligro ...

Estos relatos tienen la medida del pesimismo contemporáneo. Ilus-tran un mundo sin Dios. Pero ilustran un mundo, un universo dondeel hombre es acosado. ¿Qué es sino el monstruo de Richard Mathe-son? ¿Cuáles son los extraños poderes que se revelan en cada página:el hombre que desaparece, "borrado" totalmente (con su pasado, losrecuerdos que están en el corazón de sus amigos) y que nos muestranMatheson y Philip Mac Donald; la presencia de dones tan.extrañoscomo telepatía, psicokinesia, etc ... esos niños singulares? .. ¡Son lasimágenes de nuestros sueños sin duda! Pero son más que eso: son laexpresión de la desesperanza ...Los grandes autores del anticipo científico viven en A~érica: ~s

una indicación preciosa. En un universo de cemento, velocidad, rUI-dos el escritor libera lo que lo aterroriza: un universo inhumano,mo~struoso, enemigo. La ciudad de Robert Abernathy, ¿qué es sinoun sueño sobre una ciudad que existe, con sus paredes inmensas, susescritorios, su frenesí y sus leyes? Pero ahí también juega el exorcis-mo. El hombre está hecho de tal manera que se venga de lo real por lafacultad de crear, en y por el lenguaje, un universo que lo salva de laamenaza del universo. Lo he dicho: para Lovecraft no existe nada máshorrible y espantoso que lo que "no tiene nombre" ... Pues el hombreno tiene ningún recurso contra lo que existe y no puede ser nombra-

do: en ese momento el que sucumbe es el hombre. De la misma mane-ra que los hombres de Philip Mac Donald son borrados a vuelta dehoja por haberse aproximado a lo que no puede decirse ...

Tendencias y figuras

Es muy difícil en ese terreno, encabezar una clasificación. En la li-teratura de "ciencia-ficción" existen por lo menos tres tendencias: elanticipo científico donde se destacan a Van Vogt, Asimov y algunosotros; la sátira, que es lo propio de Ray Bradbury, de Frédéric Brown(el Brown de Mariano, vete a casa) y de Jean-Louis Curtis; lo fantás-tico donde figura en primer lugar Richard Matheson ...

Existen relaciones entre estas tres tendencias. Unos y otros apelan aun universo posible (y por lo tanto participan de lo fantástico); todosconducen su imaginación sobre talo cual noción científica aun cuan-do sea conscientemente deformada (lo que permite colocarlos a todosbajo la denominación general de "ciencia-ficción"); todos proponenuna visión del destino del hombre (contribuyen así a una moral). Ade-más, es evidente que estamos en trato con una literatura de suspenso:.hay, en el centro del relato, un misterio, y de ese misterio sólo conoce-mos la clave en los últimos parágrafos.

Pero he aquí lo más extraño: esa clave ¿qué es? Nada más, exacta-mente, que el mismo misterio. Tal relato encontrará su explicación enlas vueltas que el tiempo está obligado a hacer. Tal otro, en las con-tracciones del espacio. Tal otro, en los misterios de la antigravitación.y cerrando la obra, henos aquí, lectores, colmados. Tan colmados, enverdad, como después de haber leído una novela policial donde nosmuestran al culpable en la última línea, cuando durante doscientaspáginas no habíamos supuesto ni un momento que sería ese persona-je.

Lo que es normal en la novela policial debería sorprendernos en lanovela de ciencia-ficción. Porque el misterio aquí es justamente lacontracción del espacio, la vuelta del tiempo, la antigravitación ....

Confesémoslo: se necesita mucho talento para convertirse en autorde "ciencia-ficción". Se necesita cierto don poético. Veamos las cosasde cerca: todo ocurre aquí como cuando leemos un poema. Compren-do que no llegamos al fondo del misterio. Y sin embargo al ser dicho,al ser inscripto en el lenguaje este misterio exorciza P?r sí mismo. Es-tos misterios del tiempo, esta contracción del espacio, todo eso quenos amenaza (este universo es un universo por lo menos inquietante yterrible) he aquí que de pronto por el milagro de la escritura esto yaquello dejan de ser amenazantes, y dejando de ser ame~azantes con-juran la inquietud del hombre moderno frente a los enigmas que nocesan de proponerle los progresos de la ciencia.

Se dice a veces que la "ciencia-ficción" es una literatura alimenti-cia. ¡Qué error! Es una literatura que por el contrario debe mostrarseexigente. ¡Que se colme de tonterías, es lo más normal! Pero quiénpuede ver al lado a Stendhal y Max du Veuzit. He aquí el cuidado queponen en su escritura autores como Theodore Sturgeon, por ejem-plo ... Como Richard Matheson ... Como Isaac Asimov ...

Algunos grandes libros de la "ciencia-ficción" son maravillososejercicios intelectuales. Es necesario sin embargo encontrar a!go ~ásque eso. Es necesario leerlos con atención para encontrar baio la m-quietud, el grito de alarma, la oscuridad. Por la literatura de "ciencia-ficción" lo maravilloso y el misterio se toman la revancha. ¡No lo olvi-demos!

En un mundo, en un universo que quieren mostrarnos con la ma-yor claridad, reaccionan las voces tenebrosas que están en el hombre.Aquí se descubrirán algunos signos. ¡Es verdad! todos los autores deciencia ficción no dan la misma parte de misterio. Pero una obra mo-ralista como la de Ray Bradbury (una obra que se lamenta por la sabi-duría, que se pone en guardia, que muestra que el hombre aunqueconquiste los cielos, continuará siendo el hombre y ese lo~o que.de-nunciaba Hobbes) apelará a las hadas, a las leyendas, a las ingenuida-des de la infancia. En fin, en todas esas obras, brilla un punto negro:el enigma supremo ...•

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De la ferocidad de nuestro gato

Algunos allegados a El Porteño,han comentado que a la sección Elgato montés, (ésta, casualmente) lefalta maldad, ironía, malicia. En uncomentario hecho sobre la revista enRadio Continental, el colega CarlosBurone (al cual debemos agradecersus elogios) comentó que en la foto,aparecía "un gatito" , y tenemos quedarle la razón. Pero, ya que tenemostiempo, vamos a explicar que, cuan-do fuimos al Chaco (con criterio ca-riñoso, pero tal vez con mal criteriodesde el punto de vista de la ecolo-gía) nos trajimos un auténtico ca-chorro de gato montés que, por aho-ra, tiene esa cara mansa. Claro quehay que verlo comer, sobre todoahora, que va creciendo, en mediodel estruendo de nuestra redacción:no mastica, ataca la comida. En ho-menaje a esa mezcla salvaje de man-sedumbre y ferocidad, debemos de-cir que esta sección no está obligato-riamente dedicada a vociferar encontra de todo, a gritar por cual-quier cosa. La ironía, buena cos-tumbre de los argentinos, no nos esajena; pero la monotonía no nos inte-resa, y una sección solamente agre-siva -fácil de hacer, por un lado ydifícil por otro, teniendo en cuentalas cosas de las que no se puedehablar- nos obligaría a la fórmulade siempre: repetir las pavadas delos locutores de televisión, antologi-zar confusos textos periodísticos,acordarnos de la estética que nos de-paró este año la municipalidad consus arbolitos navideños.

Por lo tanto, no hay que sorpren-derse si esta sección, a veces infor-ma, y hasta elogia. A los gatos mon-teses también les gustan los mimos.

La realidad, esa molestia

gadores y dirigentes. La razón cen-tral que todos arguyen es que, esteaño, como no influye el peligro dedescenso, los clubes han decididoinvertir menos plata en sus equipos.Pero lo que asombra en la nota esque nadie, ni jugadores, ni periodis-tas (lo cual es mucho más grave) re-cuerden que en el país hay una gra-ve crisis económica, que en los últi- .mos tiempos se ha llegado al mayor

porcentaje de quiebras en las activi-dades comerciales de toda la historiadel país y que, en fin, como cual-quiera sabe, el asunto de la plataanda para el diablo. Pero en elOlimpo deportivo -tan distinto alde las fábricas, los comercios, loshogares- esas pequeñas minuciasparecen no existir. ¿No se puede de-cir, con todas las letras, de una vez. por todas, que los deportistas no sondioses y que a ellos también los al-canza la realidad?

La música, ese delirio

Litto Nebbia,uno de los adelanta-dos del contravertido rock nacional,

Algo que no parece cuadrar, to-davía, para los cronistas deportivos.En la edición del diario Clarín dellunes 25 de enero pasado, dos pági-nas completas narran con granasombro que hay, este año, 400 ju-gadores de fútbol libres, es decir sinpase, es decir sin trabajo. Con espe-ranza, eso sí: las cosas se van a arre-. glar. Entre los libres, hay arqueros.como Cejas, y otros jugadores famo-sos. La nota incluyereportajesa~ .t...50 - El Porteño, Febrero 1982

cuyos discos ocupan más que nuncalos espacios musicales de las radiosporteñas, parece sufrir un extrañosino contradictorio: el mes pasado,programó una actuación en el Audi-torio Buenos Aires (Ex AuditorioKraft, de Florida casi Viamonte) y,mientras su conjunto estaba tocan-. do, pudo ver, desde .el escenario,cómo irrumpían agentes uniforma-dos de la Policía Federal y se lleva-ban parte del público. Unos díasdespués, justo un viernes, cuandointentaba, según había programa-do, repetir su recital, se encontrócon que el Auditorio Buenos Aireshabía sido clausurado por la Muni-cipalidad. Las razones de esa clau-sura pueden ser válidas -no dema-siado claro, habiendo tanto baño desubte sucio, tanto bar o estableci-miento peleado con la higiene y/o laseguridad- pero sorprende que ladisposición se haya cumplido unviernes, cuando, con haberla ejecu-tado unos días antes, se podría ha-ber llegado a informar al públicoque, así, sin saberlo, se trasladó inú-tilmente a ver el espectáculo.

Casamiento vs. divorcio

En una carta de lectores que nopudimos publicar porque llegó sinfirma, una. mujer, hablando del di-vorcio -es decir: de la imposibilidaddel divorcio en Argentina- se pre-guntaba por qué, para casarse, no sepiden los mismos trámites, las mis-mas molestias, las mismas citas anteun juez que son necesarias para lo-grar esa falsa situación que por aquíse llama divorcio. Es decir: ¿porqué es tan fácil entrar y tan difícil sa-lir?

en la que aparece un Shaw más ínti-mo, más humano, sin perder suejercicio permanente de la polémi-ca, su necesidad de modificar lascircunstancias del mundo que letocó vivir.

Desde el2 de enero pasado, en el.teatro Olimpia, Sarmiento 777, esaobra se puede ver en Buenos Aires.La puesta en escena es de MalenaMarechal, la actuación está a cargode Martha Serra y Horacio Diana, laescenografía es de Horacio D. Laz-zari y el vestuario de GuillermoBlanco.

Vale la pena darse una vuelta,para corroborar los elogios que leprodigó la crí tica y paliar la escasarepercusión que el verano y otrascircunstancias promocionales depa-raron a este esfuerzo.

Posdata

No, el gato no ha muerto. Peroqueremos anunciar que a partir del

l . número que viene iniciaremos laShaw, e mentiroso publicación de una amplia guía de

espectáculos, artes y literatura. PorDurante cuarenta años, el genial lo tanto, y teniendo en cuenta que

George Bernard Shaw, mantuvo co- El Porteño es una revista mensual,rrespondencia con la primera actriz sol,ic!tamos a empresarios, editores,inglesa Stella Campbel. Apoyado en mUSlCOS,actores, Inventores y auto-la final publicación de esas cartas, res en general que nos comuniquenJerome Kilty escribió una obra tea- sus propósitos con la debida antici-tral, Mi querido mentiroso (una p~ción, escribiendo. a María Euge-versión teatral no una simple ac- rua Estenssoro.Revista El Porteñoción donde los'actoresleen ,",&monte 625(1053)Capital.