por qué utilizamos el juego como herramienta de aprendizaje

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¿Por qué utilizamos el juego como herramienta de aprendizaje? Un niño puede tener una gran capacidad para aprender matemáticas, pero eso no significa que necesariamente las aprenda. ¿Qué más necesita ese mismo niño? En todo proceso de aprendizaje intervienen otros factores: el interés, la concentración, la paciencia, un estado emocional equilibrado… Porque la inteligencia es saber pensar, pero además es tener ganas y perseverar al hacerlo. Un niño que desde muy pequeño (en sus tres primeros años de vida) descubre que puede hacer muchas cosas divertidas y que puede irse superando con las mismas, en el futuro sabrá él mismo hacer interesante su actividad en las diversas situaciones de la vida, obteniendo el máximo provecho y será feliz. Aprenderá que cuando siente deseos de realizar alguna acción es capaz de evaluarlos de forma coherente y luego llevarlos a la práctica, tendrá un buen equilibrio entre la emoción, el pensamiento y la acción. Como futuras docentes debemos utilizar el juego, donde se plantean pequeñas dificultades para que los niños puedan resolverlas a través de su corporalidad. De esta manera, podrán encontrar los recursos internos necesarios para tomar decisiones con sentido común en el futuro. Son los únicos juegos en los que los padres pueden compartir y observar cómo funciona su hijo en la práctica y fomentar su autoestima. Son situaciones prácticas donde los padres tienen la oportunidad de consultar todas sus dudas referentes a su hijo y a la dinámica familiar. Durante sus tres primeros años de vida, el niño tiene un desarrollo muy rápido a todos los niveles y podemos contribuir para que aproveche al máximo ese potencial del que dispone. El juego debe ser la ocupación principal de todo niño. A través del juego desarrolla su creatividad e imaginación, le es más fácil aprender a enfrentarse a situaciones nuevas y desconocidas, potencia su pensamiento y lógica… Los niños necesitan disfrutar y jugar junto a sus padres, quienes les transmitirán seguridad y confianza en sí mismos. “Si un niño juega mucho y bien, es sin duda alguna, un niño esencialmente sano” (D. W. Winnicott, pediatra y psicólogo).

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Page 1: Por qué utilizamos el juego como herramienta de aprendizaje

¿Por qué utilizamos el juego como herramienta de

aprendizaje?

Un niño puede tener una gran capacidad para aprender matemáticas, pero eso no

significa que necesariamente las aprenda. ¿Qué más necesita ese mismo niño? En todo

proceso de aprendizaje intervienen otros factores: el interés, la concentración, la

paciencia, un estado emocional equilibrado… Porque la inteligencia es saber pensar,

pero además es tener ganas y perseverar al hacerlo.

Un niño que desde muy pequeño (en sus tres primeros años de vida)

descubre que puede hacer muchas cosas divertidas y que

puede irse superando con las mismas, en el futuro sabrá él mismo hacer interesante su

actividad en las diversas situaciones de la vida, obteniendo el máximo provecho y será

feliz. Aprenderá que cuando siente deseos de realizar alguna acción es capaz de

evaluarlos de forma coherente y luego llevarlos a la práctica, tendrá un buen equilibrio

entre la emoción, el pensamiento y la acción.

Como futuras docentes debemos utilizar el juego, donde se plantean pequeñas

dificultades para que los niños puedan resolverlas a través de su corporalidad. De esta

manera, podrán encontrar los recursos internos necesarios para tomar decisiones con

sentido común en el futuro. Son los únicos juegos en los que los padres pueden

compartir y observar cómo funciona su hijo en la práctica y fomentar su autoestima.

Son situaciones prácticas donde los padres tienen la oportunidad de consultar todas sus

dudas referentes a su hijo y a la dinámica familiar.

Durante sus tres primeros años de vida, el niño tiene un desarrollo muy rápido a todos

los niveles y podemos contribuir para que aproveche al máximo ese potencial del que

dispone. El juego debe ser la ocupación principal de todo niño. A través del juego

desarrolla su creatividad e imaginación, le es más fácil aprender a enfrentarse a

situaciones nuevas y desconocidas, potencia su pensamiento y lógica… Los niños

necesitan disfrutar y jugar junto a sus padres, quienes les transmitirán seguridad y

confianza en sí mismos.

“Si un niño juega mucho y bien, es sin duda alguna, un niño

esencialmente sano” (D. W. Winnicott, pediatra y psicólogo).