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1 Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez Por el amor de la iglesia, 2ª Parte Escritura: Hechos 20:1-7 Código: 1775 John MacArthur Continuamos esta mañana en nuestro estudio del capítulo 20 del libro de los Hechos. Y qué emocionante es entender estos principios del ministerio del apóstol Pablo. Y en este pasaje en particular, en cierta manera, nos hemos desviado del análisis cercano versículo a versículo, y en cierta manera, nos hemos adentrado en la dimensión de la vida personal de Pablo que ha sido presentada a manera de referencia aquí en este pasaje y ha sido un gran gozo. En Hechos, capítulo 20, versículos 1 al 17, hemos titulado a la sección Por el Amor de la Iglesia. Por el Amor de la Iglesia. Y hemos visto en esto, no afirmado de manera directa, sino afirmado de manera implícita, el amor tremendo que el apóstol Pablo tuvo por la Iglesia. Y con eso nos referimos no a la organización, sino a la gente, a los santos. Y esto realmente es lo que hizo la diferencia en la vida de este hombre. Él amó a la Iglesia. Pablo dijo en Efesios 5: “Jesús amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella.Pero eso también pudo haber sido el testimonio de Pablo porque él amó a la Iglesia y él se entregó a sí mismo por ella también. Jesús se entregó a sí mismo para redimir a la Iglesia. Pablo se entregó a sí mismo para servir a la Iglesia. Al redimir a la Iglesia, Jesús murió. Al servir a la Iglesia, Pablo murió. Y entonces, hubo un paralelo si no exacto en términos de propósito, ciertamente en el nivel de compromiso de Pablo, fue el nivel de abnegación absoluta y total. Pablo tuvo un deseo tremendo por ver que la Iglesia fuera lo que debía ser. Y creo que la razón básica para ello fue porque él amó de manera tan intensa al Señor Jesucristo que cualquiera que fuera la voluntad del Señor, se convirtió en la voluntad de Pablo. Y, ¿sabe una cosa?, cuando nos enamoramos de Jesús en el sentido más puro, comenzamos a querer de manera apasionada lo que Él quiere. Vimos algo de esto en la última ocasión,

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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez

Por el amor de la iglesia, 2ª Parte

Escritura: Hechos 20:1-7

Código: 1775

John MacArthur

Continuamos esta mañana en nuestro estudio del capítulo 20 del libro de los Hechos. Y qué

emocionante es entender estos principios del ministerio del apóstol Pablo. Y en este pasaje en

particular, en cierta manera, nos hemos desviado del análisis cercano versículo a versículo, y

en cierta manera, nos hemos adentrado en la dimensión de la vida personal de Pablo que ha

sido presentada a manera de referencia aquí en este pasaje y ha sido un gran gozo.

En Hechos, capítulo 20, versículos 1 al 17, hemos titulado a la sección Por el Amor de la

Iglesia. Por el Amor de la Iglesia. Y hemos visto en esto, no afirmado de manera directa, sino

afirmado de manera implícita, el amor tremendo que el apóstol Pablo tuvo por la Iglesia. Y con

eso nos referimos no a la organización, sino a la gente, a los santos. Y esto realmente es lo

que hizo la diferencia en la vida de este hombre. Él amó a la Iglesia. Pablo dijo en Efesios 5:

“Jesús amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella.” Pero eso también pudo haber sido el

testimonio de Pablo porque él amó a la Iglesia y él se entregó a sí mismo por ella también.

Jesús se entregó a sí mismo para redimir a la Iglesia. Pablo se entregó a sí mismo para servir

a la Iglesia. Al redimir a la Iglesia, Jesús murió. Al servir a la Iglesia, Pablo murió.

Y entonces, hubo un paralelo si no exacto en términos de propósito, ciertamente en el nivel de

compromiso de Pablo, fue el nivel de abnegación absoluta y total. Pablo tuvo un deseo

tremendo por ver que la Iglesia fuera lo que debía ser. Y creo que la razón básica para ello fue

porque él amó de manera tan intensa al Señor Jesucristo que cualquiera que fuera la voluntad

del Señor, se convirtió en la voluntad de Pablo.

Y, ¿sabe una cosa?, cuando nos enamoramos de Jesús en el sentido más puro, comenzamos

a querer de manera apasionada lo que Él quiere. Vimos algo de esto en la última ocasión,

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cuando vimos en primera de Juan la afirmación de Juan que, si ama usted al que lo engendró,

usted ama a los que son engendrados por él. En otras palabras, no es difícil amar a los

cristianos, si usted ama al Señor que los engendró.

Y el apóstol Pablo estaba tan enamorado de Jesucristo que el cumplimiento de su vida, y esto

es importante, vino en el cumplimiento de la voluntad de Cristo por la Iglesia. Él estaba

perdido en la voluntad de Cristo. Él no tuvo voluntad separada. Y eso es madurez. No es

madurez espiritual someter mi voluntad a Cristo. Es madurez espiritual anhelar con Cristo

aquello que Él quiere. Y la mayoría de nosotros, todavía estamos aprendiendo cómo someter

nuestras voluntades. No hemos crecido al nivel de madurez en donde queremos lo que Él

quiere. Pero ese fue Pablo. Él amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por la Iglesia, porque

él amaba tanto a Jesucristo que no hubo otra razón para vivir más que cumplir la voluntad de

Jesucristo por la Iglesia de Él.

En Efesios 3:20, él lo vio en una gran dimensión. Él dijo: “y Aquel que es poderoso para hacer

todas las cosas mucho más abundantemente de lo que podemos pedir o entender, según el

poder que actúa en nosotros.” En otras palabras, él le dice a los efesios y a todos los

cristianos, ‘realmente deberían estar moviéndose poderosamente, dramáticamente, de

manera dinámica. Deberían estar cumpliendo su potencial y la razón es esta: para que a Él

sea la gloria en la Iglesia’. En otras palabras, él vio a Dios glorificado cuando la Iglesia estuvo

operando a su máxima capacidad en términos de su potencial.

Y esta fue su pasión. Para esto vivió en él, para esto sufrió. Por esto murió, por el amor de la

Iglesia. Y quiero decirle que necesitamos más hombres como él. Sólo Dios sabe lo que podría

pasar si los hombres amaran a la Iglesia. Hombres que fueran responsables para con la

Iglesia y para con el Señor y que amaran a la Iglesia de esa manera.

Observe lo que un hombre hizo, un hombre que amaba tanto el Señor y que amaba tanto a la

Iglesia. Y hubo un precio que pagar y él estuvo dispuesto a pagarlo. En Colosenses 1:24, él

dijo: “ahora se regocijan en mis sufrimientos por vosotros.” Él estuvo dispuesto a pagar el

precio. Si el precio de la madurez de los santos, si el precio de la unidad de la Iglesia. Si el

precio de la estatura plena de la Iglesia fue el dolor, él pagó de manera dispuesta el precio.

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“Completo aquello que falta de las aflicciones de Cristo en mi carne por causa de Su cuerpo,

el cual es la Iglesia.” En otras palabras, sufro en lugar de Cristo, recibo el daño que el mundo

quiere hacerle a Él por causa de Su Iglesia.

Ahora, él amó a la iglesia. Él amó a la Iglesia. Inclusive en la cárcel cuando él le escribió

Filipenses, él dijo: “lo que me ha pasado cuando estaba en la cárcel ha resultado para la

extensión, el progreso del Evangelio; y algunas personas de la Iglesia se están volviendo más

valientes debido a mi encarcelamiento. Y estoy contento.” Él pagó el precio. Él amó a la

iglesia. Y su amor se definió como abnegación, sacrificio personal.

Ahora, Pablo sabía lo que era ser un hombre apasionado. Él sabía lo que era buscar una

meta. Y esta meta simplemente fue el perfeccionamiento de los santos, llevarlos a la madurez

plena para que ellos honraran de manera total, para que Dios pudiera ser glorificado y, por lo

tanto, que Jesús quedara satisfecho y, por lo tanto, Pablo quedara satisfecho. Él amó a la

iglesia. Y realmente, en el meollo de toda motivación en el ministerio, ese puede ser el

corazón de todo. Es amar a la Iglesia. No puedo ver como si una persona realmente no amara

a la Iglesia, no se entregaría a ella.

¿Y sabe una cosa?, recientemente tuve un gran gozo. Simplemente, un pequeño gozo

personal que probablemente ni siquiera lo sabrá, pero ahora yo se lo voy a decir. Aunque es

algo que quizás miles, y miles y miles de personas han leído acerca de mí, que realmente

nunca sabrían lo que significó para mí. Recientemente, en Cristianismo Hoy, la cual es una

revista teológica, hubo una evaluación del libro que escribí llamado La Iglesia, El Cuerpo de

Cristo. Y en cierta manera, usted espera con ansiedad el oír lo que las evaluaciones van a

decir porque pueden o edificarlo o destrozarlo. Sea quien sea el que la escribe. Pero esta

evaluación dijo algo simple que simplemente me llenó de gozo excesivo. Esto es lo que dijo el

que lo evaluó. “El libro refleja amor genuino por la Iglesia.”

Bueno, nadie habría sabido lo que eso significó para mí fuera de ustedes ahora. Porque si hay

una cosa que en todo mi corazón quiero es conocer algo de lo que Pablo conoció cuando él

dijo que amó a la iglesia. Y dice, por implicación, una y otra vez en el Nuevo Testamento

conforme vemos a Pablo. Y digo, usted dice: “bueno, MacArthur, no es eso maravilloso, tú

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amas a la Iglesia. ¿Se te debe dar una palmada en la espalda?” No. No le estoy diciendo por

eso. Lo estoy diciendo por esta razón: si un hombre no ama a la Iglesia, que Dios lo ayude si

él trata de ministrar. Si la meta del ministerio no es por el amor de la Iglesia, ver a los santos

llevados al lugar en donde Dios es glorificado en sus vidas, entonces usted tiene una meta

pervertida. Si un hombre aborda el ministerio desde su propio punto de vista para quedar

satisfecho en sí mismo, para satisfacerse a sí mismo y por el amor de su propio ego y su

propia exaltación o posición a lo que sea, entonces, él lo ha pervertido. La única razón por la

cual uno debe estar en el ministerio es por el amor de la Iglesia. La única razón por la que

Jesús vino al mundo fue por el amor de la Iglesia, para morir para redimirnos.

Y de nuevo, esto es básico para el ministerio. Yo no debo ser felicitado. Yo no debo ser

reconocido. Yo debería ser expulsado si no amara a la Iglesia. Eso es básico. Simplemente, le

pido a Dios que ame a la Iglesia como Pablo la amó. Bueno, Pablo amó a la iglesia y eso es

realmente donde está el ministerio. Ahí es donde está el corazón del ministerio. Usted

pregunta si eso lo incluye a usted. ¡Claro que usted tiene un ministerio! Usted tiene tanto

ministerio como yo. Usted dice “pero bueno, no fui llamado a predicar.” Pero a usted se le

dieron dones espirituales, ¿no es cierto? Y le voy a decir una cosa: la medida de su eficacia y

la intensidad de su ministerio de dones espirituales será determinada por el hecho de que

usted ame o no a los creyentes. Si usted realmente ama a los creyentes, entonces, usted

sabrá que ellos necesitan que usted les ministre. Y si usted realmente los ama, usted les va a

ministrar, porque usted los ama. Y usted quiere que crezcan y lleguen a la estatura completa.

El ministerio de los dones es para los otros, mi don no es para mí. Es para usted. No me sirve

de nada. Yo podría estudiar, simplemente enseñar y predicar, es algo que usted necesita, no

para mí. Yo podría estudiar las mismas cosas y esconderme en el clóset. Pero es mi don

únicamente en términos de eficacia cuando le es dado a usted. Y un gran motivo tiene que ser

que yo me preocupo por usted. Me preocupa que usted crezca. Me preocupa que usted

madure. Me preocupo porque Jesús sea honrado en su vida. Me preocupo porque Dios sea

glorificado y usted debe tener la misma perspectiva.

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Usted dice: “bueno, mi don es el don de ayuda.” Muy bien, entonces usted debe saber que,

por el amor de la Iglesia, usted debe entregarse a ayudar a otros. Lo que sea. Eso es básico

para cualquier ministerio.

Bueno, Pablo amó a la iglesia. Él amó a la Iglesia lo suficiente como para invertir su energía

en ella. Él amó a la Iglesia lo suficiente como para morir por causa de la predicación del

Evangelio. Y la alimentación de los santos.

Ahora, en este pasaje, en los versículos 1 al 17, vemos el amor de Pablo por la iglesia

implícito. Y no está aquí directamente. Aquí está indirectamente. Y yo, en cierta manera, leí

entre los espacios en blanco un poco. Traté percibir el sentimiento del pasaje sin adulterar su

significado. Pero oigo y veo aquí, conforme me muevo con Pablo y visualizo y trato de ver, de

manera realista lo que está pasando en estos 17 versículos. Y simplemente, veo el amor

emanando en los espacios en blanco. Usted sabe, está ahí. No puedo alejarme de él. Ese es

el factor dominante que tengo en mi mente conforme leí y releí y releí este pasaje varias

semanas atrás, cuando comencé a buscar un estudio de este pasaje.

Ahora, Pablo está en su tercer viaje misionero y en esta ocasión, él está en la misma área de

manera general en la que él ya ha estado antes. El área del este del Mediterráneo, usted se

acuerda que él había cubierto mucho terreno. Siria, Cilicia y moviéndose al oeste a Galacia y

después, en el área de Frigia y Panfilia y todo eso, y avanzando más hacia el oeste a Asia

Menor y después, a Macedonia. Después, a Acaya el cual fue un lugar en donde estaba

Corinto. Él cubrió toda esa área y plantó iglesias por todos lados. El Evangelio estaba

creciendo.

Y aquí estaba, en su tercer viaje. Y en esta ocasión, él tiene a compañeros con el cómo los ha

tenido antes. Y él está ministrando y moviéndose. Y en esta ocasión, él se quedó por mucho

tiempo en su viaje, en este viaje en Éfeso, durante casi tres años en Éfeso. Pero él está

llegando a su término. Él está dejando Éfeso. De hecho, acaba de desatarse un escándalo. El

versículo 1 comienza después de que cesó el alboroto. El alboroto acaba de terminar. Y Pablo

estaba dejando Éfeso. Este es el último tramo y él va a regresar a Jerusalén; y después de

Jerusalén, él quiere ir al Roma y de Roma, a España.

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Entonces, en su mente, él cree que esta es la última vez que él estará en la parte este del

Mediterráneo. Él es tiene algunas raíces tremendas, tremendas ahí. Algunos hijos amados,

amados en la fe. Y él sabe en su propia mente que él tiene el sentimiento de que esto se

acabó y ‘esta es mi última vez. Esta es la despedida. Esta es la última vez que voy a estar

aquí.’ Y entonces, hay un sentimiento aquí, a lo largo de este pasaje, de conclusión.

Es interesante que, probablemente, él regresó y de manera muy breve. Y eso se debe al

hecho de que él hizo la afirmación de que él dejó a Trófimo enfermo en Mileto. Y debido a que

eso no sucedió aquí, debió haber sucedido más tarde o más adelante, entonces, concluimos

que quizás su encarcelamiento romano fue separado en dos secciones. Y a la mitad, él hizo

otro viaje corto a Asia menor.

Pero en gran parte, aquí se acabó. Esta es la conclusión. Si usted percibe conclusiones. Y

supongo que todos nosotros sabemos que cuando vienen las despedidas, hay una especie de

actitud de amor que emana y que sube hasta la superficie. Y cuando estamos diciendo adiós

por última vez a la gente que realmente nos preocupa, todas las cosas, en cierta manera, se

desvanecen y en cierta manera, el amor domina. Y quizás en un sentido, esto es lo que

sucede aquí, aunque creo que probablemente, gobernó la vida de Pablo desde el momento de

su conversión.

Y entonces, vemos una serie de despedidas y una serie de adioses a lo largo del capítulo 20,

conforme Pablo regresa hacia Jerusalén. Ahora, conforme vemos estos 17 versículos y

originalmente pensé que podríamos cubrir los diecisiete en una ocasión, porque simplemente

es narrativa. Y después, pensé, bueno, ciertamente podríamos hacerlo en dos partes. Pero

ahora, probablemente lo haremos en tres o más veces, porque no pasamos del versículo 7.

Pero aquí vemos seis áreas, simplemente palabras. Realmente, no quieren decir que el texto

está dividido por Dios de esta manera. De hecho, es un bosquejo muy pobre. Simplemente,

algunos clavos en los cuales usted puede colgar sus pensamientos.

Pero hay seis diferentes cosas aquí que expresan el amor de Pablo. Su afecto, su dádiva, su

enseñanza, su persistencia, su disponibilidad y su preocupación. Y usted tiene un pequeño

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bosquejo ahí en su boletín que puede seguir y tomar algunas notas, si usted quiere. Ahora,

estas son palabras simples que le van a ayudar a concentrarse en un concepto en cada

sección dada. Pero el amor de Pablo es revelado simplemente en maneras implícitas en el

texto. La primera, el amor de Pablo es revelado en su afecto. Versículo 1: “después que cesó

el alboroto, el alboroto de Éfeso, llamo Pablo a los discípulos y abriéndolos exhortado y

abrazado.” Deténgase ahí.

Como dije la última vez, no quiero presentar un punto grande a partir de esto porque no es un

punto grande. Es algo muy pequeño. Él simplemente los abraza. Literalmente, él los acercó a

sí mismo. Eso es lo que significa. Pero el abrazo que es se acostumbraba en esa parte en

particular del mundo, lo que se hacía por costumbre era un abrazo y un beso en la mejilla. Esa

era la costumbre.

Bueno, eso simplemente me hizo pensar. Aquí está el apóstol Pablo y él debió haber tenido

su despedida y él está pasando por ahí y siempre era la costumbre abrazar a la gente.

Recuerde que le dije que esta es la razón por la que Jesús le dijo a la gente que no se

detuvieran y saludaran a todo el mundo. Porque realmente, podría tomar mucho tiempo.

Usted tenía que pasar por toda la multitud y abrazar a todo el mundo y mostrar este gesto

amistoso. Entonces, él simplemente dice: “sigan moviéndose, no se atoren”. En la actualidad,

en nuestro mundo, vemos a alguien abrazándose y oh, se acabó.

En esos días, era un momento en el que la gente le hablaba la gente. Y había comunión. Y

nosotros siempre estamos apresurados todo el tiempo. Entonces, no podemos identificarnos

con eso. Pero bueno, aquí hubo un momento en el que él paso por todo el grupo en Éfeso y

simplemente, comencé a pensar: “bueno, esto dice algo acerca del hombre. Algo acerca de su

toque personal. Pero no mucho, simplemente, algo de esto. Usted dice, ‘bueno, simplemente

es una costumbre. Todo el mundo lo hacía.’ Correcto.

Pero ahí en el capítulo 20, versículo 37, añadimos este pensamiento. Que cuando él se fue de

Éfeso más adelante, veremos esto en un par de semanas, dice que “todos lloraron, cayendo

sobre su cuello y lo besaron.” Y aquí él usa el término en el griego que tiene que ver con

besar de manera ferviente, con afecto, de manera repetida, apasionada.

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Ahora escuche, usted tiene que ser cierto tipo de personas para que la gente quiera hacer

eso, ¿verdad? Tenemos que enfrentarlo. Hay algunas personas que no importa lo que

hicieron o por qué se fueron, nadie haría eso. Hubo algo en el hombre que hizo que la gente

quisiera expresar su afecto. Y la gente sintió que podían tocarlo de manera afectuosa,

abrazarlo, besarlo.

¿Y sabe una cosa? Hay algo bueno en eso. Y es lo siguiente: aquí está el hombre que fue el

hombre más grande que vivió en ese entonces en el mundo. Si podemos medir la grandeza

por el efecto en la historia, ¿verdad? Pablo. Y por grande que fue y por dominante que fue,

por fuerte que fue como hombre, y por crítico como fue en términos del plan de Dios, él fue un

hombre entre otros hombres. Y otros hombres lo supieron. Hubo algo tan humano acerca de

Pablo que la gente podía amarlo inclusive de una manera física.

Que Dios nos libre de sistemas de castas, de jerarquías espirituales. Bueno, tenemos ciertas

personas que son intocables. Debe haber un sentimiento tan afectuoso hacia todo hombre de

Dios. ¿Sabe una cosa?, debió haber algo tan cálido acerca de Pablo que se sintieron

cómodos en amarlo de esta manera. ¿Y sabe una cosa?, creo que es importante que

reconozcamos que el amor, de ser legítimo, debe poder ser reducido a lo físico.

¿Y sabe una cosa?, en nuestro mundo eso es algo tan raro. Y en algunas partes del mundo

todavía lo es de esa manera. Le dije que estuve en México y nos estábamos abrazando con

todo el mundo que vino. Simplemente, hay algo en eso que es bueno.

No quiero hacer una defensa seria de esto, pero es interesante que, en la actualidad en la

psicología, hay un énfasis tan fuerte en tocar. He estado leyendo todo esto acerca de la

preparación de la sensibilidad. Todo el mundo quiere tocar. Ahora, tiene grupos en donde

usted simplemente va y usted, simplemente, toca. Es correcto y eso no es una imaginación.

La psicología ha proliferado con grupos que tocan. Grupos de sentimientos. Se me invitó a

uno para ministros únicamente en donde todos vamos y nos quitamos la ropa y nos sentamos

en una alberca con agua caliente y nos tocamos unos a otros. Eso fue legítimo. Se me invitó a

uno. Tuvieron antes uno para ministros. Tuvo tanto éxito, que van a tener otro. No necesito

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sentarme en una alberca con agua caliente. Y es ridículo. Es un intento sorprendente por

parte de la gente por hacer que el amor, de alguna manera, sea demostrado de manera física.

Lo que es bueno. Lo que es bueno. Creo que su hogar debe ser así con sus hijos. Yo creo,

hombres, que sus hijos deberían verlo a usted abrazando a su esposa y plantándole un beso.

Y deberían ver eso con frecuencia. Deben verlo con frecuencia. Es algo saludable que ellos

puedan demostrar su afecto. Y creo que debe ser así con sus hijos. Creo que debe ser que

usted puede tocar de manera afectiva y abrazar y besar a sus hijos. Creo que es importante.

¿Sabe una cosa? Usted ve a hijos que crecen en hogares en donde los padres no están,

están trabajando, están ocupados. El niño nunca conoce el significado del afecto físico y el

crece con una personalidad afectada. Eso es parte de la vida humana. La necesidad física

está ahí para ser tocados. Y usted responde a eso y yo también. Yo también. Usted dice:

“bueno, ¿es eso algo serio? ¿Que el cristiano pueda demostrar su amor? Creo que, si el amor

está ahí, debe haber este tipo de capacidad para demostrarlo inclusive físicamente.

Escuche esto, y simplemente, le voy a dar unos cuantos versículos que son interesantes.

escuche esto, y simplemente, le voy a dar unos cuantos versículos que son interesantes.

Romanos 16:16: “saludaos unos a otros,” no trate de seguirme, nunca va a llegar allí,

“saludaos unos a otros con ósculo santo”. Eso es philema, beso de amistad y abrazo en esos

días. Muy bien, eso es Romanos 16:16.

Primera de Corintios 16:20: “saludaos unos a otros con ósculo santo”. Segunda de Corintios

13:12: “saludaos unos a otros con ósculo santo”. Creo que hay un mensaje aquí para

nosotros. Primera de Tesalonicenses 5:26: “saludad a todos los hermanos con ósculo santo.”

Ahora, quizás los tesalonicenses estaban siendo algo selectivos. Entonces, Pablo dice: todos

ellos. Primera de Pedro 5:14. Usted dice que Pablo estaba obsesionado con esto. No.

Pedro tuvo el mismo pensamiento. “Saludaos unos a otros con ósculo,” un beso de amor. ¿Se

da usted cuenta de que cinco veces en el Nuevo Testamento a la iglesia se le mandó que

demostrara su afecto físicamente? Ahora, este me parece un punto interesante. Que no

debemos ser distantes, sino tiernos y afectuosos, inclusive al toque. Creo que es importante

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que nosotros demostremos el amor de esa manera. Esto derriba muchas barreras, realmente

lo hace. Eso no es únicamente costumbre, esto es enseñanza.

Muy bien, en segundo lugar, creo que el amor de Pablo fue demostrado no sólo en esta área

de aspecto físico. Creo que la gente simplemente se sintió cercana a él. Sintieron la calidez de

su amor, simplemente, estuvo ahí. Pero, en segundo lugar, fue demostrado de una manera

mucho mayor en lo que él dio. ¿Se acuerda que hablamos de esto la última vez?

Él estuvo por todos lados, corriendo por todos lados, recogiendo una ofrenda, dice el versículo

1, “se despidió y salió para ir a Macedonia. Y después de recorrer esas regiones,” deténgase

ahí. ¿Él se fue a Macedonia por qué razón? ¿Se acuerda? Primera de Corintios 16 nos dice

que él simplemente escribió Primera de Corintios desde Éfeso y después, él fue a Macedonia

y él dijo: “voy a recoger una ofrenda para los santos pobres en Jerusalén.” Imagínese. Le

tomó un año o casi un año acabar con eso. Ese hombre estuvo por toda esa parte del mundo

simplemente recogiendo dinero para las necesidades de alguien más. Él fue un hombre que

daba. Eso muestra que él los amó.

¿Y sabe una cosa? Usted puede reconocer el amor de un hombre por su sacrificio. Y usted

sabe que Pablo pasó la mayor parte de su ministerio ganándose la vida. ¿No es cierto?

¿Cómo es que lo hizo? Hizo tiendas y trabajó con piel. Él pasó la mayor parte de su ministerio

ganándose la vida. Y él no pidió nada.

Bueno, con frecuencia, él dijo: “no vine a pedir algo, no quiero ser una carga para ustedes.” Y

después, cuando alguien le daba una ofrenda de amor, él dijo: “pero quiero que sepan cuánto

lo valoré.” Mientras que él nunca pidió nada para sí mismo y nunca buscó algo para sí mismo,

él estuvo ocupado buscando satisfacer las necesidades de otros. Él fue una persona no

egoísta. Él fue una persona que daba. Eso es amor. Eso es amor. Y la última vez, vimos cómo

él buscó por todos lados dar. Él inclusive dijo en 1 Corintios 13, cuando él escribió. Dijo: “el

amor no busca lo suyo.”

Y después, él salió a buscar las necesidades de otros. Hay un versículo muy interesante en

Ezequiel 33:31. Dice esto: “con su boca muestran mucho amor. Pero su corazón busca la

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avaricia.” Como puede ver, hablan del amor, pero codician. El amor da. ¿Qué es lo puesto del

amor? Avaricia. Toma. Ahora, este principio es ilustrado y vale la pena nuestra atención al ver

Primera de Juan 3:16. Primera de Juan 3:16 ilustra el principio bíblico de dar en términos de

esta relación con el amor. El versículo 16 dice: “por esto conocemos el amor de Dios. ¿Cómo?

¿Cómo sabemos que Dios nos ama? ¿Por qué Él lo dijo? No. Porque Él puso Su vida por

nosotros.

Ahora, el amor entonces es definido en términos de sacrificio supremo. ¿Verdad? Siempre

pienso en lo que mi papá solía decir acerca del hombre que le escribió a su novia y le dijo: “te

amo tanto que subiría a la montaña más alta. Yo pasaría por la arena más caliente, yo nadaría

por el océano para estar cerca de ti. Y si no llueve, voy a estar ahí contigo esta noche.”

Eso, en un sentido, ése es el tipo de amor que todos nosotros tenemos. Son palabras que

realmente no son suficientes. Pero el amor es medido verdaderamente por el sacrificio. Así es

como el amor de Dios es medido, ¿verdad? Y Él es el estándar. Dios tiene el amor

estandarizado. Y si el nuestro es definido como amor, va a estar al nivel que Él estableció.

Muy bien, entonces él dijo: “Dios nos ama y lo prueba al poner Su vida.” Sacrificio personal.

Ahora, observe: “y nosotros debemos,” observe que hay una obligación, hay una obligación

moral, hay un deber ahí. Debemos poner nuestras vidas por los hermanos. La medida

suprema de nuestro sacrificio de amor es estar dispuestos a entregar nuestras vidas.

Ahora, algunos cristianos ni siquiera están dispuestos a entregar su tiempo, mucho menos su

vida. O quizás, su dinero. Algunos ni siquiera están dispuestos a ministrar su don espiritual

capacitado por el Espíritu Santo. Algunos cristianos, ni siquiera están dispuestos a prestarle

su atención. Debemos poner nuestras vidas.

Ahora, quizás no todos nosotros vamos a ser llamados a hacer eso. Y eso, en cierta manera,

es una generalidad. Debemos poner nuestras vidas. Pero quiero que observe que él

realmente hace esto muy particular. ‘Los hermanos’ es muy general. Sabe una cosa, es fácil

decir: “oh, yo te amo hermano.” Es como decir: “amo a la humanidad”. Como usted sabe, hay

gente que está muy preocupada por la humanidad. Nada más que no les cae bien la gente.

Como individuos, C. S. Lewis dijo, “es fácil ser entusiastas por la humanidad con una H

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mayúscula. Es mucho fácil que amar a hombres y a mujeres a nivel individual. Amar a todo el

mundo en general es una excusa para no amar a nadie en particular.” Fin de la cita.

Pero aquí, él lo enfoca de manera particular en el versículo 17. Si estás dispuesto a poner tu

vida por los hermanos, aquí lo reduce a nivel personal. “Pero el que tiene bienes de este

mundo y va a su hermano.” Muy bien, hemos reducido hermanos de manera general a su

hermano. Cualquier persona que tiene una necesidad y cierra su corazón contra él, ¿cómo

mora el amor de Dios en él? No diga usted que ama a los hermanos a menos de que usted

satisfaga la necesidad del que se cruza por su camino.

¿Se acuerda de lo que dijo el doctor Ririe dijo acerca del buen samaritano? Esa es nuestra

obligación para con este hermano. Afirmaciones de amor no son suficientes. Dios no quiere

sentimientos, Él quiere sacrificio. Versículo 18: “hijitos míos, no amemos en palabra ni de

lengua, sino en hecho y en verdad.” Entonces, el dar está ligado de manera inseparable al

amar. Usted no puede decir que ama a Dios, a menos de que usted haga un sacrificio.

Observe esto: “pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano que tiene

necesidad y cierra su amor contra él, ¿cómo morará el amor de Dios en él? Esto está

hablando simplemente de una necesidad financiera típica.

¿Usted realmente puede decir que ama a los hermanos a menos de que esté dispuesto a

hacer un sacrificio financiero? Hay una gran afirmación que establece el estándar. Y hombre,

realmente lo establece muy alto. Segunda de Corintios 8:7 dice esto; bueno, veamos el 8:9,

por causa del tiempo. Dice: “porque vosotros conocéis la gracia del Señor Jesucristo que,

aunque Él fue rico, por causa de vosotros se hizo pobre para que, mediante Su pobreza,

pudierais ser ricos.”

Ahora, él dice en el versículo anterior ‘prueben que su amor es sincero.’ ¿Cómo para probar

que su amor es sincero? Háganlo como Cristo, quien fue rico, se hizo pobre para que ustedes

fueran ricos.

Ahora, ¿usted quiere medir su amor? Hombre, realmente esto me confronta. Si usted

realmente amara de manera total, usted se haría pobre para que alguien más fuera rico.

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Ahora, recuerde esto: algunos de nosotros nos despedimos de cada centavo. Así: puf. Es muy

difícil. El epítome del amor es hacerme a mí mismo pobre simplemente para que alguien más

sea rico. Es la medida de mi amor. Que Dios nos ayude a dar. Pablo dio. Aquí, él está por

todos lados recogiendo dinero para la Iglesia.

El tercer punto. Vemos su amor en Hechos 20, en tercer lugar, en su enseñanza. Y quiero

pasar un minuto en esto porque es tan importante para mí. Dice en el versículo 2: “y después

de recorrer aquellas regiones y de exhortarles con abundancia de palabras, llegó a Grecia.”

Otra cosa que sé que es una prueba de que él amaba a la Iglesia fue el esfuerzo tremendo

que él pasó en enseñarles.

¿Sabe una cosa? Lo más grande que yo puedo hacer para probar mi amor a la Iglesia es

enseñar a la Iglesia. Yo creo que eso es verdad. Yo creo que eso es lo más grande. Yo creo

que usted tiene una progresión. Creo que es tan maravilloso que Pablo mostró afecto físico,

fue más maravilloso que él cubrió necesidades financieras. Fue súper maravilloso que él les

dio verdad espiritual, ¿verdad? Porque esa es la médula. Eso es lo que los hace crecer para

ser todo lo que Jesús quiere que ellos sean. Él los amó y les dio mucha exhortación, mucha

enseñanza, mucha predicación, mucho aliento.

¿Sabe una cosa? Es un principio simple: si usted realmente ama a sus hijos, usted les va a

enseñar, ¿verdad? Cuando yo veo a un hijo que no es instruido, un hijo indisciplinado y

rebelde, yo asumo que los padres no amaron al hijo. Pueden decir que aman al hijo, pero no

aman al hijo. Y el sentido más verdadero del amor, porque, si realmente amaran al hijo, le

habrían dado al hijo los principios que habrían hecho que su vida fuera satisfactoria. ¿Verdad?

Y entonces, tenemos lo mismo aquí. Si usted realmente ama a la Iglesia, usted va a enseñar a

la Iglesia. Usted hará que la Iglesia tenga los recursos para crecer en Cristo, si usted ama a la

Iglesia. Y aquí está la marca de un ministerio amoroso: enseña al rebaño. Enseña de manera

incansable, de manera abnegada, no motivado por sus propios deseos o sus propias ideas, o

sus propias opiniones sino por la necesidad de ellos de alimento espiritual.

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Ahora, hay un ministerio y eso es alimentar al rebaño. Ese es el ministerio. Y no puedo resistir

una tangente breve de este tema, porque creo que tiene una importancia estratégica. Y a

veces, me preocupó en la actualidad, oro a Dios porque haya predicadores que levanten esta

generación. Yo sé que Dios va a hacer eso, pero veo a tantas personas, veo a tantos

seminarios y a tanta gente en denominaciones en donde la predicación simplemente es

minimizada. ¿Y sabe una cosa? Muchos de ustedes están aquí en esta Iglesia hoy porque

quieren enseñanza, quieren predicación con contenido.

En la primera Iglesia, la predicación era central. La predicación era la clave de todo. El centro

de todo fue la proclamación de la Verdad de Dios. Y todavía creo que es una prioridad. En

Primera de Timoteo, cuando Pablo escribió a Timoteo, quien es un predicador, él dijo esto en

el versículo 13, capítulo 4, Primera de Timoteo, escuche: “entre tanto que voy, ocúpate de la

lectura, la exhortación y la enseñanza.” Tres cosas: lee el texto, aplica el texto y enseña el

texto. ¿Y sabe lo que es eso? Eso es predicación expositiva. Él le dijo que siguiera haciendo

eso, que no lo descuidara y que se entregara de manera completa a eso. Ten cuidado de ti

mismo y de la doctrina.

Más adelante, en 2 Timoteo, él le volvió a escribir simplemente en caso de que se olvidara y le

dijo: “Timoteo, que prediques la palabra a tiempo y fuera de tiempo. Redarguye, reprende,

exhorta con toda paciencia.” Y él dijo: “acuérdate, va a venir el día cuando no soportarán eso,”

y creo que estamos viviendo en ese día. Creo que la Iglesia se ha diluido tanto y se ha alejado

tanto de la predicación apostólica de la cruz y de la predicación poderosa de la verdad de Dios

que la Iglesia se ha convertido en todo tipo de cosas diferentes de lo que debe ser y debe ser

un centro de enseñanza y proclamación. Instruir a los santos, alimentar a los santos para que

puedan salir a ganar a otros.

¿Y sabe una cosa? Hay razones para esto. Permítame tan sólo compartir, esta es una

tangente, permítame tan sólo compartir algunas cosas. Creo que hay razones por las que la

predicación es minimizada en la actualidad. Y lo es, créanme. Usted tiene que ver unos tres o

cuatros seminarios en todo Estados Unidos si quiere encontrar a predicadores que estén

saliendo. Simplemente, no está sucediendo. Y hay muchas denominaciones que ni siquiera

considerar a esto como una opción. El tener un púlpito dinámico es casi algo muerto.

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Pero creo que una de las razones por las que tenemos esto, creo que es en primer lugar,

porque hay una pérdida en la creencia, en la autoridad de las Escrituras. Como puede ver, si

usted no cree en la autoridad de la Palabra de Dios, usted no puede proclamar nada. Lo único

que usted puede tener es una discusión. O puede tener una plática acerca de cierta opinión o

una perspectiva. Pero si usted no cree que la Palabra de Dios tiene autoridad y de manera

inherente es la Verdad de Dios, entonces, usted no puede predicar. Entonces, usted no tiene

convicción alguna. Usted no sabe con qué está tratando. Opiniones.

Lo segundo que creo, y creo que esto está en el otro extremo, es el aspecto liberal. Pero creo

que, en muchos casos, nosotros fundamentalistas hemos contribuido a la pérdida de la

predicación. Usted pregunta de qué manera. Creo que muchas personas reaccionan a los

púlpitos profesionales. Y si usted estudia la historia del fundamentalismo, la historia de los

evangélicos en los últimos 50 o 100 años, usted encontrará que hay muchos hombres que

dominaron el púlpito y lo usaron como un gran martillo para martillar las cabezas de su

congregación. Lo usaron como un trono a partir del cual dictaron. Y como consecuencia, la

gente perceptiva, académicamente orientada, la gente lógica, la gente razonable, vio lo que

estaba pasando y reaccionó de manera negativa; y se deshicieron del bebé junto con el agua

sucia en la cual fue bañado el bebé.

Eso es lo que los predicadores hacen. Entonces, deshagámonos de la predicación. Un actor

profesional que manejaba y manipulaba a la gente y apelaba sus emociones y hacía que la

gente viniera y se fuera por los pasillos e hiciera todo tipo de cosas, y en la mente de muchas

personas, todavía esta es la imagen. Mucho ruido sin contenido. Sonido y furia que no

significan nada. Y hay mucho de eso. Simplemente, palabras interminables. Y creo que, en

gran medida, ese tipo de predicación ha hecho tanto por destruir la respuesta positiva a la

predicación como lo ha hecho el menosprecio de la autoridad hacia las Escrituras.

En tercer lugar, y otra cosa. Yo creo que la Iglesia ha sido invadida por los medios masivos de

comunicación, materiales, música y testimonios. Y creo que esto ha sido un problema. Usted

pregunta qué quiero decir con eso. Bueno, usted sabe, solía ser que la Iglesia se congregaba

para oír la Palabra de Dios. Pero después, alguien pensó: ‘bueno, ¿no sería bueno si

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tuviéramos esto, eso y aquello?’ Y todo el mundo comenzó a volverse creativo. Y quedaron

tantas cosas, que ahora hay un millón de cosas que están luchando por la hora en la que solía

darse la predicación. Todo tipo de cosas maravillosas. Películas, y musicales, y todo tipo de

materiales nuevos y nuevas cosas electrónicas. Y simplemente, una cantidad tremenda de

cosas. Y algunas de estas cosas son muy, muy excelentes. Y muy, muy buenas.

Pero quiero decirles algo, amigos. No puede tomar el lugar de la Iglesia local. En la Iglesia

local, en la enseñanza de la Palabra de Dios. Y sabe una cosa, yo creo esto con todo mi

corazón esto: yo creo que Dios me ha colocado aquí en Grace Community Church y yo creo

que él ha colocado a los ancianos aquí en Grace Community Church, a aquellos que enseñan,

porque Él quiere que enseñemos a esta parte de la Iglesia. Y no voy a entregarle esta

responsabilidad a fuentes externas.

Hablé con un pastor que nunca predica el domingo por la noche. Nunca. Siempre, él tiene una

película o un musical o a alguien que da un testimonio, a alguna persona bien conocida.

¿Sabe usted lo que él ha hecho? Él ha entregado a su Iglesia a todas esas influencias

externas. Y estas personas pueden ser personas maravillosas y todas esas cosas pueden ser

cosas maravillosas, pero realmente, no son sensibles, ni están en la frecuencia para lo que

esta Iglesia es y dónde está y lo que Dios está haciendo allí.

Y creo que hay un elemento importante, si hay un elemento importante en una Iglesia, en

donde la predicación se lleva a cabo que está relacionado con la gente. Ésta simplemente es

una convicción fuerte que tengo. La predicación ha sido relegada a la esquina de atrás. Los

hombres han descubierto que usted tiene que trabajar duro para predicar. Usted tiene que

estudiar duro. Usted tiene que ser diligente. Y es mucho más fácil llegar con algo que no toma

tanto compromiso y demás; y encontrar tiempo para otras cosas que son cosas buenas, pero

que no son prioritarias.

Y ahora, usted sabe, solíamos congregarnos para la predicación y la enseñanza; y ahora,

tenemos el servicio. ¿Qué es eso? ¿Alguna vez alguien ha entendido lo que es eso? Yo no

tengo la menor idea. Yo he oído de la palabra toda mi vida. El servicio. ¿Qué es eso? ¿Qué

quieres decir con ‘el servicio’? Entonces, lo llamamos la comunión de la adoración en la

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mañana y una hora familiar de Biblia en la noche, porque no sé lo que es el servicio. Y no he

encontrado a nadie más que lo sepa.

Y sabe una cosa, ahora tenemos a gente que dice: “bueno, nos gustaría tener mucha

adoración.” Bueno, entonces, ¿qué es adoración? Martyn Lloyd Jones dice, y esto es bueno,

él dice: “si la predicación se ha desvanecido, entonces ha habido un incremento en el

elemento formal del servicio. La manera de recibir la ofrenda de la gente inclusive ha sido

ahora más formal.” Eso llena el tiempo en algunos lugares, no aquí, eso espero. Pero en

algunos lugares. “El ministro y el coro ahora el gran en el edificio como una procesión. Y en

algunas iglesias, hay música y todo tipo de cosas que están sucediendo mientras que están

caminando por todos lados.”

Él dice: “aún más en el incremento está el elemento del entretenimiento en la adoración

pública. Usan películas y más y más canciones. Encima de esto, se dan testimonios. Si usted

puede encontrar a algún almirante o a algún general, o alguien que tenga un título especial o

a algún jugador de béisbol o a alguna actriz o actor, pídales que den su testimonio. Esto es

deseable y va a ser de mucho mayor valor que la predicación.” Fin de la cita.

Pero eso es lo que ha sucedido. En muchos, muchos casos. Todas las técnicas humanas

pueden hacer que una multitud se congregue. Eso es correcto. Pueden hacer eso. Pueden

conseguir una multitud. Pero usted nunca llegará al problema real. El problema real en la

Iglesia no es una asistencia baja, es mala nutrición espiritual. Como puede ver, ése es el

problema. En muchas iglesias, están entregando píldoras de felicidad cubiertas de azúcar

mientras que todo el mundo está siendo consumido por abscesos espirituales. ¿Sabe una

cosa? Están insertando morfina a la gente que tiene un apéndice rasgado. No ayuda en

absoluto.

Y después, creo que otro problema que la Iglesia enfrenta y que ha contribuido a que

desaparezca la predicación, es el hecho de que alguien le ha vendido a la Iglesia la idea de

que el énfasis debe estar en que el pastor sea un consejero y un trabajador social. No un

predicador. No un hombre de la Palabra, sino un consejero y un trabajador social. Y la idea

del consejero, dice: “bueno, no puede satisfacer las necesidades individuales de la gente

18

mediante la predicación.” Escuche, si usted puede aprender los principios de Dios, usted los

puede aprender también oyéndolos predicar u oyendo a alguien que se los diga a usted. Y si

los principios de Dios no son la clave para su propia salud espiritual y su propia salud mental,

no sé qué es.

Alguien más viene y dice: “bueno, tenemos que involucrarnos socialmente. Y el ministro debe

estar al frente del retrato social.” Oh, tengo un buen pasaje que siempre uso para gente que

dice eso. Y ese es Hechos 6. Y es muy claro. Simplemente, dice esto: que las mudas viudas

griegas no estaban recibiendo lo que debían recibir. Alguien no estaba cubriendo las

necesidades de ellas. Ese es un problema social. Las necesidades de las viudas hebreas

estaban siendo satisfechas, pero las viudas griegas estaban diciendo los judíos no están

siendo justos, entonces, fueron con los apóstoles: “oigan, tienen que atender el problema

social. Alimento para los necesitados.”

Los Doce convocaron a todos los discípulos y dijeron: “no es justo que dejemos la Palabra de

Dios y nos encarguemos de asuntos sociales.” Bastante directo. Entonces, escojan a algunos

diáconos para que hagan eso y nosotros nos entregaremos a la oración y a la Palabra de

Dios. Y eso es lo que hace la diferencia. Entonces, ese es uno de los problemas.

Creo que otra cosa que ha sucedido que ha hecho que la predicación en cierta manera vaya

en declive es que la Iglesia ha llegado a ser identificada como una organización comunitaria

en lugar de ser un centro de enseñanza. Todo sucede en la Iglesia. La Iglesia se ha

convertido en el centro de todo. Y hemos envuelto nuestras vidas de manera increíble en

torno a algún edificio en algún lugar. Todo sucede en la Iglesia. Y algunas personas, asocian

su vida cristiana con lo que sucede en el edificio.

¿Y sabe una cosa? La gente me dice: “John, ¿crees que Grace Community Church es

demasiado grande?” Grace Community Church es demasiado grande si es demasiado grande

como para ser instruida. Si no es demasiado grande para ser instruida, no es demasiado

grande. Usted dice, “pero no hay tantas personas. Simplemente piensa en todo lo que podrías

a escoger a partir de la comunión. Digo, tenemos todo tipo de comunión. Puedes tomar lo que

quieras.” No estoy defendiendo nuestra Iglesia en contraste a una Iglesia más pequeña,

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porque Dios quiere que algunas sean grandes, otras pequeñas. Algunas, de tamaño medio y

esa es la prerrogativa de Dios. A mí no me importa. Pero yo simplemente estoy diciendo que,

si una Iglesia enseña, entonces esa Iglesia hace lo que es correcto.

Y si usted se puede sentar aquí tan bien como podría aprender sentado junto con treinta

personas, entonces usted puede aprender el principio que sale de la Palabra de Dios en

cualquier contexto y eso es todo lo que Dios quiere que la Iglesia sea y un lugar en donde

usted puede ministrar. Y lo único que necesita hacer es ministrarle a la gente que está más

cerca de usted, no a todo el mundo. Bueno, creo que algunas de estas cosas han contribuido

a que la predicación decrezca y oro a Dios porque Dios levante a algún hombre grande en el

púlpito, un gran hombre de Dios. Y realmente creo, y últimamente he visto una tendencia,

hacia un interés revitalizado en el púlpito. Y hay algunos ministros con los que he hablado de

esto y creo que eso es maravilloso. Bueno, eso termina el repaso. Nos quedan 10 minutos

para el sermón.

Permítame darle uno rápido aquí. En cuarto lugar, vemos el afecto de Pablo entonces en su

enseñanza y en su enseñanza incansable. Pero también lo vemos en su persistencia. Sabe

una cosa, él es persistente. Y el amor es persistente y el amor busca su objetivo y no está

maduro. Y me encanta esto acerca de Pablo, versículo 3: “después de haber estado allí tres

meses,” note en el versículo 2 que él estaba en Grecia, la cual realmente era Acaya, o la

ciudad de Corinto. “Él estuvo en Corinto tres meses.”

¿Y recuerda usted lo que él hizo ahí? Él escribió el libro de Romanos. Él estuvo ocupado y él

estuvo enseñando. “…y siéndole puestas asechanzas por los judíos para cuando se

embarcase para Siria,” él iba a abordar una nave para peregrinos. Él iba camino a la Pascua

en Jerusalén y en cada temporada de Pascua, una nave para peregrinos se detenía en los

puertos y recogía a la gente judía que quería ir a la Pascua. Entonces, él iba a abordar una y

hay un pequeño puerto cerca de Corinto llamado Cencrea. Y él iba a abordar la nave de

peregrinos en Cencrea. Pero los judíos probablemente tramaron atacarlo para cuando se

embarcase.

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Bueno, él se enteró acerca del plan. Entonces, ¿qué cree usted que él va a hacer? Bueno, él

sabía que buscaban quitarle la vida. Y él sabía que el mundo entero quería quitarle la vida,

por lo menos el mundo a donde él iba. De hecho, ahí en el versículo 23 él admitió que el

Espíritu Santo le había dado testimonio de que, en toda ciudad, nada más que aflicciones y

cadenas le esperaban. Él supo a lo largo de este viaje a Jerusalén y él fue advertido y

advertido y advertido: “te quieren, te quieren, te quieren”. Y él llegó ahí y lo capturaron.

¿Pero sabe una cosa? El hombre fue absolutamente persistente. No le importó. Y entonces,

cuando oyó eso, lo único que hizo fue cambiar su ruta. “Tomó la decisión de volver por

Macedonia.” Él dijo: ‘muy bien, si me quieren atacar en el barco, simplemente me iré a

Macedonia. Voy a subirme a otra nave.’ Persistente. Este hombre no fue un cobarde. Y

cuando él fue a Macedonia él habría tenido que regresar por todas las ciudades en donde lo

habían expulsado. Persistente. Él iba a llevar ese dinero a los santos en Jerusalén aún si le

costaba la vida. Aún si eso fuera lo último que él haría, él iba a hacer eso.

Y ahí cuando estuvo sentado en Corinto, él escribió el libro de Romanos y él inclusive le dijo

esto a los romanos en el capítulo 15, versículo 30: “os ruego hermanos por causa del Señor

Jesucristo por el amor del Espíritu que me lleven juntos en sus oraciones a Dios para que sea

librado de aquellos que no creen en Judea.” En otras palabras, él dijo: “sé que va a ser un

problema. Y voy a tener problemas, especialmente en Judea. Va a haber antagonismo. Oren

por mí.” Pero él fue persistente. El amor es persistente.

Bueno, si usted realmente ama al Señor Jesucristo y si usted ama a la Iglesia, frente a todo,

usted va a buscar el ministerio; frente a todo desafío, frente al desánimo, frente a la

persecución directa, frente a todo tipo de confrontación, si usted ama a la Iglesia, usted

buscará el ministerio. Nada lo va a frenar a usted si usted ama a la Iglesia. Él fue persistente.

Él determinó regresar a Macedonia y regresó ahí otra vez, un viaje largo, este es un hombre

cansado. Un hombre cansado. Un hombre desgastado. Pero él nunca consintió cambiar sus

planes debido a que él creyó que Dios estaba en esto. Persistencia sorprendente.

Bueno, cuando él fue, él no fue solo. Versículo 4: “Y le acompañaron hasta Asia, Sópater de

Berea, Aristarco y Segundo de Tesalónica, Gayo de Derbe, y Timoteo; y de Asia, Tíquico y

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Trófimo. Estos, habiéndose adelantado, nos esperaron en Troas.” Observe la pequeña

palabra ‘nos’. Lucas está de regreso. Lucas es el autor. Cuando usted comienza a ver el ‘nos’

o el ‘nosotros’ de nuevo, Lucas está de regreso. Pablo había dejado a Lucas en Filipos.

Ahora, él regresa por Filipos otra vez, lo recoge. Y entonces, la narrativa se vuelve el

‘nosotros’. También es interesante porque todo a partir de aquí se vuelve muy detallado. Y

sabemos que tenemos un testigo ocular allí. Mientras que el terreno cubierto en los versículos

1 al 5 es tan general, al partir del versículo 6, todo pequeño detalle es cubierto, ya que

tenemos un testigo ocular en Lucas.

Ahora, observe lo que Pablo hace. Él toma a estos hombres por la razón simple de que ellos

representaban a todas las iglesias de los gentiles. Y él va a llevar esta ofrenda a los judíos y

dice: “sé que los judíos necesitan esto, pero, en segundo lugar, sé que necesitan ver la unidad

de la Iglesia. Entonces, voy a llevarme todos estos gentiles con todo este dinero sacrificial y

vamos a soldar a la Iglesia como una, judío y gentil.”

Entonces, él se lleva a hombres de toda área. Sópater, Aristarco y Segundo eran de las

iglesias de Macedonia. Observe a Gayo y a Timoteo, eran de las iglesias de Galacia. Tíquico

y Trófimo, quienes son mencionados en otros lugares por Pablo, eran de las iglesias de Asia

menor. Y en 2 Corintios 8 él dice que Cristo era de Acaya. Y también hubo otro con Tito.

Entonces, hay hombres de cada una de las áreas de iglesias con su dinero para entregárselo

a los santos en Jerusalén como una muestra de amor. Algo muy hermoso. Algo muy hermoso.

Bueno, en el versículo 6, dice: “Y nosotros, pasados los días de los panes sin levadura,

navegamos de Filipos,” eso habría sido después de la Pascua. Él originalmente quería estar

en Jerusalén para la Pascua, pero cuando surgió lo del plan en contra de él, él no pudo llegar.

Entonces, él ahora tuvo que cambiar sus planes y esperar a llegar ahí para Pentecostés, lo

cual era 50 días después de la Pascua. La fiesta de los panes sin levadura era, claro, la fiesta

que duraba siete días inmediatamente después de la Pascua. Entonces, pasaron la Pascua

ahí y siete días de los panes sin levadura en Filipos.

“Y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas, donde nos quedamos siete días.”

Únicamente les tomó dos días la primera vez que vinieron del otro lado. Entonces, debió

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haber sido un viaje difícil. Donde nos quedamos siete días. Ahora, esta es su persistencia. Él

une a estos hombres, es un viaje largo cinco días, en lugar de los dos normales. Y tuvieron

que quedarse en Troas durante siete días más para subirse a la nave correcta. Y él ya perdió

la Pascua, aunque él la celebró en Filipos, y él señala esto porque nos vuelve a decir que

Pablo todavía era muy judío en su corazón y en su actitud. Bueno, su persistencia. Él amo a la

Iglesia y él fue persistente.

Finalmente, simplemente para tocar esto y cubriremos este punto la próxima vez, lo último

que veremos aquí esta mañana es que él amó a la Iglesia y eso es visible por su

disponibilidad. Él fue un hombre cansado, un hombre desgastado, como dije, y él llega a

Troas y observe lo que sucede. “El primer día de la semana, reunidos los discípulos para

partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; Y alargó el discurso hasta

la medianoche.” Usted sabe que él tenía que partir al día siguiente en un viaje tedioso, un

viaje de seis o siete semanas. Y él se detuvo por suficiente tiempo como para predicarles y

alargó el discurso hasta la medianoche, sabiendo que él tenía que irse al otro día.

Usted dice: “hombre, ese es un sermón largo.” Usted no ha visto nada aún. Ellos tomaron un

pequeño descanso a la mitad. Él regresó y dice al final del versículo 11: “… habló largamente

hasta el alba…” Él llegó allí cansado, agotado y él predicó toda la noche. Y no fue tan sólo un

sermón, él respondió a todas las preguntas de ellos. Satisfizo todas sus necesidades en

términos de información acerca de Dios. Disponibilidad. Ahora, eso tan sólo es una pista

inicial de su disponibilidad.

Hay otra pequeña afirmación hermosa en el versículo 13 que vamos a ver la próxima vez.

“Nosotros, adelantándonos a embarcarnos, navegamos a Asón para recoger allí a Pablo, ya

que así lo había determinado, queriendo él ir por tierra.” Mientras que los hombres se subieron

a la nave, y viajaron por más de 50 km a Asón, más de 50 km por agua, Pablo caminó a Asón

y hubo una razón muy específica. Este fue un hombre disponible. Aquí estuvo en él en Troas

y él se entregó toda la noche.

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Bueno, algo interesante sucedió esa noche. Un hombre se quedó dormido a la mitad de su

sermón. Se cayó de espaldas por la ventana y murió. Y si usted quiere saber lo que le pasó,

regrese dentro de dos semanas y veremos eso.

Permítame tan sólo tomar un pensamiento y después, cerraremos. Observe el versículo 7: “el

primer día de la semana.” Ahora, ahí está la primera afirmación directa del tiempo en el que la

Iglesia se reunía. ¿Cuál es el primer día de la semana? El domingo. Ahora, el domingo se

llama en las Escrituras el día del Señor. En Apocalipsis 1:10, Juan dijo: “estaba en el Espíritu

en el día del Señor.” Entonces, aparentemente ya para ese entonces, los cristianos habían

conocido al domingo como el día del Señor. Y así es como lo debemos conocer, como el día

del Señor.

En 1 Corintios 16:2, Pablo dijo: “aparten cada uno de vosotros en el primer día de la semana.”

Se convirtió en el patrón para la primera Iglesia el primer día de la semana. ¿Y sabe una

cosa? La primera reunión que la Iglesia jamás tuvo después de la resurrección fue en el

primer día. Se acuerda que estaban ellos reunidos ahí en un lugar y Jesús atravesó por la

pared y entonces, se convirtió en el día de conmemoración. El primer día de la semana.

Permítame leerle una afirmación interesante. Ellen G. White, quien es responsable por

comenzar con los Adventistas del Séptimo Día, escribió esto. Y cito: “para nosotros, como

para Israel, el Sabbat es dado como un pacto perpetuo. Para aquellos que reciben su día

santo, el día del reposo, o el Sabbat, es una señal de que Dios los reconoce como Su pueblo

escogido.” Lo que ella está diciendo ahí es que la gente que se reúne en el Sabbat es el

pueblo escogido, los otros no. “La señal o el sello de Dios es revelado en guardar el séptimo

día. El Sabbat. La marca de la bestia guarda el primer día de la semana.” Fin de la cita.

¿Pero sabe una cosa? Eso no es bíblico. En Gálatas, no sólo de la vida de la Iglesia,

probablemente significa que se reunían en días alternos, pero el día del Señor era un día

especial. Pero en Gálatas 4:10, Pablo les dice a esos cristianos en Galacia: “ustedes

observan días, y meses, y tiempos y años.” En otras palabras, ustedes todavía están atorados

en el Sabbat judío. Temo que he laborado con ustedes en vano. Si realmente fueron salvos,

deberían haber superado eso. Esa parte del antiguo pacto ya se acabó.

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En caso de que no sea lo suficientemente convincente como para mostrarle que el día de

reposo ya no debe ser guardado, escuche esta. Colosenses 2:16: “ninguno os juzgue en

comida o bebida o en fiesta o en luna nueva o en día de reposo, todo lo cual es sombra de lo

que está por venir.” No dejen que nadie los condene por lo que comen, por lo que puedan

beber o por una fiesta que puedan guardar o no o por una luna nueva o por un día de reposo.

Esas cosas fueron sombras cuando la realidad vino, la sombra se acabó. No hay justificación

para el día de reposo. La primera Iglesia se reunió en el día del Señor. Y esa es la razón por

la que también lo hacemos.

Pero no hay nada de malo con reunirse también otros días. Cualquier otro día. Y se reunían

juntos, observe, para partir el pan. La mesa del Señor. Oh, tan importante. Espero que usted

este aquí con nosotros para participar inclusive esta semana. Bueno, Pablo amó a la Iglesia.

Él amó a la Iglesia. Como es visto en su afecto, como es visto en que él dio. Como es visto en

su enseñanza, como es visto en su persistencia, visto en su disponibilidad a enseñar cuando

él estaba totalmente agotado. Todavía estuvo disponible. Toda la noche se entregó a sí

mismo. Que sea verdad de nosotros, sean cuales sean nuestros dones, que amemos a tal

grado a los santos, que midamos a ese amor al entregarnos de manera sacrificial a nosotros

mismos. Oremos.

Padre, Te damos gracias en esta mañana por la oportunidad que tuvimos que compartir.

Gracias por los diferentes ministerios que Tú nos has encomendado a cada uno de nosotros

mediante los dones espirituales que tenemos. Padre, oramos porque nosotros, al igual que

Pablo, amemos a la iglesia tanto que nos entreguemos a nosotros mismos y todo lo que

somos y todo lo que tenemos por causa de aquellos que son los amados y amados de Dios.

Gracias porque podemos ver el patrón, el ejemplo de un amor como éste y un compromiso

como éste en la vida de este hombre es tan maravilloso.

Y Señor, oramos porque nunca nos volvamos tan egoístas que no podamos gastarnos a

nosotros mismos por otros, como Pablo lo hizo. Dios, sabemos que, si todos fuéramos a amar

a la Iglesia y a amarnos unos a otros como Pedro dijo, con un corazón puro, de manera

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ferviente, el mundo nunca ni siquiera podría soportar el poder de nuestro testimonio. Que así

sea en el nombre bendito de Jesús. Amén.

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