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LA LIGA, ESCUELA DE CIUDADANÍA ACTIVA Y SOLIDARIA (Intervención de Victorino Mayoral, Presidente de la Liga Española de la Educación y la Cultura Popular en las Jornadas de Formación y Convivencia, 27 de junio 2009 en Madrid)

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LA LIGA, ESCUELA DE

CIUDADANÍA ACTIVAY SOLIDARIA

(Intervención de Victorino Mayoral, Presidente de la Liga Española de la Educación y laCultura Popular en las Jornadas de Formación y Convivencia, 27 de junio 2009 en Madrid)

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LA LIGA, ESCUELA DE CIUDADANÍA ACTIVA Y SOLIDARIA (Intervención del Presidente de la Liga en las Jornadas de Formación y Convivencia, 27 de

junio 2009)

Quisiera comenzar mi intervención con la exposición de algunos aspectos que me parecen degran interés acerca de la identidad de la Liga Española de la Educación, sus valores, sus finesy, desde luego, una breve reflexión de los orígenes de nuestra organización en el marco histó-rico en la que ella surge.

La LEECP puede hablar de su pequeña historia, de su memoria histórica que, juntamente conla filosofía que le inspira y los valores que promueven la dotan de una singularidad, de una per-sonalidad y carácter del que estamos orgullosos y que, por ello, debe ser distintivo que aporte-mos al amplio y diversificado mundo de las organizaciones no gubernamentales de acciónsocial, constituida como tercer sector, al que nosotros también pertenecemos. Un sector situa-do entre lo público y lo privado; compartiendo elementos de ambos mundos. Pero en todo casoasumiendo fines públicos; lo cual hacemos como organización cívica que no somos ni adminis-tración pública ni empresa privada. Es evidente que tenemos el carácter y la condición de orga-nización de "Utilidad Pública". Eso es pues, lo que queremos ser y lo que somos; una organiza-ción social útil a la colectividad, al pueblo, por nuestra condición de Liga de la Educación y laCultura Popular. A ello servimos porque complementamos con nuestros recursos humanosaquellos otros recursos que nos proporcionan las Administraciones Públicas para el cumplimien-to de los objetivos comunes de interés general. Todo lo que recibimos de ellas no son preben-das, premios ni privilegios sino una contrapartida necesaria para poner en marcha las aporta-ciones de esfuerzo y movilización social que nosotros seamos capaces de conseguir.

Comenzando por nuestra "pequeña historia", hemos de decir que nuestras raíces se encuen-tran en el marco del movimiento reformista, ilustrado, progresista, modernizador y laico quevivió la sociedad española, al igual que otras europeas, durante el último tercio del siglo XIX ycasi todo el siglo XX, salvo en los períodos de retroceso que el totalitarismo impuso en algunosde nuestros países, especialmente prolongado sectario, y destructivo en España. Hubo un pre-cedente, desgraciadamente breve durante la corta etapa republicana, con la creación de la Ligade la Educación Popular; pero no ya como acción sobre minorías selectas regeneracionistas,como había ocurrido con la fugaz Liga de Educación Política, sino como movimiento para laeducación y la cultura de todos y para todos. Para luchar por el acceso a los bienes de la edu-cación y la cultura por parte de todo el pueblo, en su más amplia acepción de clases, genera-ciones y territorios, rurales o urbanos. Nos queda el recuerdo de las Misiones Pedagógicas yCasas del Pueblo; pero apenas de otras organizaciones de la sociedad civil, como la entoncescreada Liga de la Educación Popular, vinculada a la Casa del Pueblo de Madrid, que no pudie-ron tener una larga vida desgraciadamente, debido a los tiempos revueltos que les tocó vivir.

Igual que la Liga de la Educación creada en Francia cincuenta años antes, la Liga Española for-maba parte de un movimiento histórico que, desde finales del siglo XIX, promocionó no solo laidea ilustrada de la educación como condición imprescindible para el progreso humano, en sulucha contra la superstición y la ignorancia que tenían reducida a la especie humana a unasituación de permanente minoría de edad (Kant), sino también por la institución escolar queharía posible ese derecho para todo el pueblo: la escuela pública, gratuita y laica, creada porel Estado democrático, capacitada para realizar una buena pedagogía para la democracia. Esuna parte de esta herencia que hemos recibido y que queremos desarrollar conforme a las exi-gencias de nuestros tiempos.

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Este legado de ideas y de experiencias fue preservado en el largo exilio español por profeso-res y maestros que creyeron en el ideal cívico de la República y, más particularmente respectoa la LEECP, por algunos ilustres defensores de aquel ideal como sería el caso de Rodolfo Llopis,que llegó a ser Presidente de la Liga Internacional de la Educación.

Así pues, podemos decir que pese a sus limitaciones en el tiempo y en el espacio, también laLiga Española de la Educación padeció el exilio y la persecución desencadenada por la dicta-dura y el fascismo contra las ideas y realizaciones de la escuela democrática para toda la ciu-dadanía, totalmente extinguida en el interior de España durante aquella etapa oscura.

Pero lo que no fue posible durante el período democrático anterior a la guerra civil, pudo con-seguirse a partir de la Transición de la actual democracia; cuando volvieron muchos del exilio ynos entregaron el único patrimonio que les había quedado: las ideas y la ilusión por la educa-ción y la cultura como derecho de todos; la noble idea de la ciudadanía democrática y sus valo-res como derecho irrenunciables a realizar; la laicidad, como recurso para organizar la convi-vencia en paz y tolerancia, el desarrollo de la personalidad y la conciencia libre y no comoexpresión sectaria y limitadora que niega las convicciones y creencias libremente asumidas porlos ciudadanos.

En un proceso que abarca desde finales de los años 70 hasta 1986 fuimos creando Ligas deámbito provincial para poder constituir posteriormente la gran federación que hoy formamos,dispuestos a asumir los nuevos retos que la sociedad española nos lanza continuamente enorden a la satisfacción de sus necesidades. Creada en 1986 como federación acogida a la legis-lación española, hoy la LEECP es una ONG declarada de utilidad pública existente en 11Comunidades Autónomas, con 18 Ligas Federadas, dotada de amplios equipos y programasde intervención socioeducativa y socio cultural en sectores prioritarios como la infancia, la fami-lia, la juventud, la inmigración, la escuela pública, la educación para la ciudadanía, la coope-ración internacional y el cultivo del ocio y tiempo libre creativo y educativo en sus programas yalbergues.

Nuestra entidad es obra y creación, en esta nueva etapa, de un gran colectivo de profesiona-les solidarios que asumieron y adaptaron los ideales de progreso por la educación a las exigen-cias y demandas sociales del presente.

La Liga es ante todo una organización al servicio de la sociedad, no de sus socios, que ha con-seguido crear un importante capital humano y de recursos de todo tipo para ponerlos a dispo-sición de proyectos para la mejora de la sociedad y beneficio de sus destinatarios directos.

La Liga es una organización surgida para la práctica de la solidaridad. Una organización sinfin de lucro que contribuye a la promoción del llamado tercer sector de la economía, economíasocial, generando servicios, contribuyendo por tanto a paliar factores de la desigualdad socialy creando puestos de trabajo, tan necesarios en el momento actual. Somos una parte de lasociedad civil independiente, que justifica su existencia en razón a la práctica de la solidaridad;una solidaridad que nada tiene que ver con la caridad, que siempre presupone la permanen-cia de la categoría de los pobres, sino una solidaridad que se fundamenta en el esfuerzo quetodos debemos realizar para el logro de todos los derechos humanos por todas las personas,sin distinción de clases, razas, confesiones, hasta alcanzar el estatuto de plena ciudadanía civil,política y social que a todos corresponde.

Por todo ello somos también una organización de voluntariado que expresamos nuestra soli-daridad con nuestra contribución personal a los fines de la Liga. Queremos potenciar aún másel voluntariado de la Liga, contando con voluntarios jóvenes y profesionales deseosos de con-tribuir de modo altruista al bien de los demás; y, desde luego, contar con el voluntariado de los

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mayores jubilados. En esta actuación de voluntariado debemos asumir el reto que conforme alas encuestas los jóvenes voluntarios expresan como motivaciones que les impulsan: porque nossentimos mejor, porque nos sentimos más útiles ayudando a los demás, porque intentamoscambiar el mundo y, podemos añadir, porque sentimos la ciudadanía activa como un deberético de responsabilidad ante los problemas de nuestra sociedad. Queremos que en el futuroser socio de la Liga y voluntario lleguen a ser la misma cosa.

En una sociedad donde la injusticia, la desigualdad y la marginación actúan impidiendo el ejer-cicio de los derechos más esenciales de ciudadanía por parte de amplias capas de población,agravado todo ello por los efectos de una crisis económica provocada por la codicia y amorali-dad de los más poderosos, será preciso un esfuerzo más exigente de solidaridad por parte detodos. Quienes formamos parte de la Liga no nos quedaremos atrás.

Por tanto, la Liga es una organización de militancia social , nacida para la promoción de losvalores éticos cívicos democráticos, de una ética laica común y compartida entre personas dediferentes creencias y culturas, y de una ciudadanía plena, por medio de la intervención solida-ria en programas que beneficien a la infancia, las familias, los jóvenes, los inmigrantes, laescuela pública, la formación de una ciudadanía activa y participativa y el apoyo a quienesnecesitan nuestra solidaridad activa, no solo dentro de España sino en aquellos otros países alos cuales hemos sido requeridos como El Salvador, Perú, Ecuador o Marruecos.

Solidaridad es pues trabajar por la promoción humana y la reducción de la marginación y desus riesgos que afectan a tantos niños, jóvenes, familias, inmigrantes y trabajadores en situa-ciones de precariedad. Conociendo bien los problemas que a ellos les afectan y que envuelveny condicionan a nuestra sociedad, para contribuir a su solución aportando los medios a nues-tro alcance que sean más actualizados y eficaces.

La Liga es un movimiento educativo, cultural y social de carácter federativo, en el que cadaasociación federada tiene autonomía para ejecutar las iniciativas que todos compartimos yempeñar el compromiso de los socios en todos aquellos sectores que hemos establecido comode actividad común para toda la federación, conforme a lo establecido en el art. 2º.3 de nues-tros Estatutos: "Sin perjuicio del campo de actuación que corresponde a las asociaciones fede-radas, la Federación orientará la acción de las mismas y dictará las normas para mantener launidad de criterios y la proyección exterior, y aprobará las líneas y programas a las que habránde acomodarse, a efectos de mantener la unidad de principios, de criterios, de acción, de orga-nización y de imagen y actuación social"

Trabajamos y colaboramos con las tres administraciones: la administración local, la autonómi-ca y la del Estado. Y somos especialistas en iniciativas locales propias de nuestros campos deacción, colaborando con muchos Ayuntamientos para la creación, prestación y gestión de ser-vicios a los ciudadanos.

Como movimiento educativo, cultural y social de la sociedad civil nuestra finalidad consiste enesforzarnos para que todos puedan disfrutar del derecho a la educación y a la cultura, comomedio para que todas las personas puedan alcanzar el estatus de ciudadanía plena en unasociedad solidaria, democrática y justa. Por ello defendemos el derecho a la educación, a la cul-tura y a la educación permanente como elemento imprescindible para el desarrollo del serhumano sea cual sea su edad, sexo, condición social o de otra especie. Creemos que la educa-ción es el camino imprescindible para formar ciudadanos y conseguir que actúen como miem-bros activos de la sociedad.

Nuestra preocupación prioritaria es la educación; que sea realidad el derecho de todos a laeducación. Nosotros, pese a que no tengamos la responsabilidad institucional que obliga a los

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poderes públicos a intervenir para garantizar este derecho, podemos contribuir a ello.Efectivamente, la educación no es cosa solamente del Estado y de la escuela, porque estas dosinstituciones no pueden lograr los fines que les corresponden sin el aliento, la contribución y laparticipación del resto de los agentes sociales relacionados con el sistema educativo.

Sabemos que existen muchas dificultades que es preciso vencer para que muchos ciudadanosalcancen la realización de su derecho a la educación. Este derecho no consiste solamente endisponer de una plaza escolar, pública gratuita y de calidad, lo cual consideramos como la con-dición de partida insustituible, sino en lograr también el éxito escolar, cuestión todavía máscompleja. De modo que la escuela sea un medio para el desarrollo personal y pleno de la per-sonalidad de todos los alumnos y no el ámbito de su fracaso o estación terminal de las espe-ranzas y las expectativas del futuro de los alumnos y alumnas. Sabemos que el sistema educa-tivo de una sociedad desigual como la nuestra contiene factores importantes de discriminación.Favorece a los favorecidos y ofrece escasas posibilidades a los desfavorecidos, que son habi-tualmente los que experimentan el fracaso escolar. Esta situación no termina en la escuela, por-que al salir de ella el destino laboral, profesional y social queda definitivamente sentenciadopara la inmensa mayoría.

El fracaso escolar, que es la resultante no solamente del inmediato rendimiento educativo delalumno sino de otros factores de diversa índole que operan sobre él, su familia y su medioambiente, no afecta a todos por igual. Sabemos que los hijos de padres trabajadores manua-les no cualificados alcanzan una tasa de escolarización en la Educación Secundaria Obligatoriade sólo el 16,20%, mientras que los alumnos hijos de profesionales alcanzan el 82,98%.Sabemos que son muy pocos los gitanos o inmigrantes que acceden a la Educación SecundariaPost-Obligatoria y a la Universidad. Es más, según un estudio de la Fundación SecretariadoGitano, el 80% de los alumnos de esta etnia deja la escuela sin acabar la enseñanza obligato-ria.

El fracaso escolar se sitúa en nuestro país en un 30% de los jóvenes de 16 años que no tienenel graduado en Enseñanza Secundaria Obligatoria. Pero ese fracaso como se ve no se distribu-ye igualmente entre los distintos sectores sociales, urbanos y rurales. Desgraciadamente haybloques de alumnos cuyo porcentaje de fracaso escolar es muy superior a la media indicada,mientras en otros, mejor situados, es notoriamente inferior. Es preciso pues, indagar en las cau-sas, entre las cuales algunos podrían contar con el hecho de la escuela más exigente, otros, unaescuela carente de recursos. En algunos casos puede que sea así. Pero, a nuestro juicio, en lamayoría de las ocasiones el fracaso escolar tiene una inequívoca raíz social, de carencia demedios económicos, culturales, de conocimientos, de marginación o de exclusión, que es el las-tre más importante que impide a los alumnos situarse en posición de sacar partido de los recur-sos que pone a su alcance el sistema educativo.

Todos podemos hacer algo para promover la compensación de tales situaciones o de buscar-les medios y recursos que equilibren y compensen la mala posición de partida del alumno.Nosotros debemos utilizar con finalidad compensatoria las ocasiones y los recursos que nos pro-porcionan los programas que ponemos a disposición de los alumnos y sus familias, en cualquie-ra de las etapas educativas en las que podemos incidir sobre ellos. Nosotros podemos sabertambién quien es el alumno más necesitado en el ámbito de nuestras actuaciones. Desde nues-tra intervención en los programas de infancia, en los programas de apoyo a los alumnos de lasescuelas públicas, en los programas de integración juvenil, de educación para la salud, de edu-cación ocupacional; en las escuelas de padres y madres que están bajo nuestra responsabili-dad; en los programas de cooperación para el desarrollo que realizamos en diversos países envías de desarrollo. Son muchas ocasiones para apoyar y echar una mano al niño, al joven o ala familia que más lo necesite. Son también muchas ocasiones para hacernos portavoces de susnecesidades ante los poderes públicos y pedir, con la fuerza moral de quien no pide para sí, la

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aportación de más recursos que requiere el cumplimiento de imperativos de justicia social.

Sobre los espacios objeto de intervención socio-educativa, socio-cultural y socio-laboral en losque la Liga trabaja inciden también otras graves problemáticas que debemos tener en cuentapara contribuir, juntamente con padres, profesores y administraciones públicas a su reduccióno neutralización: El absentismo escolar, compañero inseparable del fracaso escolar y de la mar-ginación temprana de los jóvenes que lo sufren; la exclusión social, que es la raíz y la conse-cuencia, es decir el círculo vicioso, en el que se encuentran sectores más severamente necesi-tados de nuestra sociedad, cuyo resultante final es la aparición de capas de población que hanperdido el sentido de pertenencia a una sociedad , sin presencia en el escenario social y pro-gresivamente arrinconados en la necesidad y la indiferencia, sin voluntad de reacción ni de par-ticipación cívica activa. Sin duda porque la situación de dependencia se les aparece como unmuro infranqueable. En este caso límite, y en otros que no alcanzan la misma severidad y queafecta a capas de población no necesariamente marginadas, nos enfrentamos ante el desola-dor hecho de la pérdida de ciudadanía, de una erosión que va limando el ejercicio de los dere-chos civiles, políticos y sociales hasta llevar al güeto o el desentendimiento propio de la mar-ginalidad a grupos humanos que pierden su identidad cívica.

Además de los factores indicados algunos otros, también muy preocupantes podemos encon-trarnos en nuestro trabajo cotidiano de los programas de la Liga; el individualismo mutado enegoísmo social y personal del sálvese quien pueda; la conducta violenta que genera tensionesy acoso entre los alumnos y de estrés en los educadores; el consumismo de alto y bajo costoque pone su máxima aspiración en la satisfacción inmediata por la obtención de objetos de unmodo acumulativo y carente de criterios valorativos. Ahí tenemos el ejemplo de sensación deabundancia y de indiferencia en que hacemos caer a tantos niños abrumados con ingentes can-tidades de juguetes, inabarcables para la capacidad de juegos de la infancia. El alto consumode programas de televisión con una cantidad de horas excesivas de los niños y jóvenes ante lostelevisores; los videojuegos de destrucción masiva, que condicionan la conciencia y la capaci-tan para asumir las catástrofes bélicas, naturales o sociales que se visualizan a través de losmedios audiovisuales; el abuso en el uso de internet, que está generando nuevos riesgos inclu-so para la seguridad de los más pequeños.

Y por si faltase algo, la familia sometida a cambios que no dejan, como es natural, de incidirsobre el destino de la infancia. De todos estos cambios debemos tener en consideración en pri-mer lugar las condiciones laborales precarizadas crecientemente que imponen a las familiashorarios de trabajo que imposibilitan la dedicación que quisieran dar a sus hijos, de modo quepudiesen conocer mejor sus problemas y acompañarles más y apoyarles en sus soluciones. Losllamados "niños -llaves" son algunas de sus manifestaciones, quizás de las más extremas. Peroeste problema tiene también otra expresión, a cuya solución nosotros podemos contribuir en lamedida de nuestras modestas fuerzas y es la creciente delegación que la familia se ve obliga-da a hacer de su función educadora a las instituciones escolares, por falta de tiempo y de recur-sos para intervenir como quisiera: delegación a la escuela, que ha de crear servicios de apoyopara que los alumnos pueden estar más tiempo en los centros escolares, prestándoles serviciosde distinto género y ofertando actividades formativas de ocio, cultura o apoyo escolar. Pero tam-bién estableciendo, como viene haciendo la Liga, escuelas de padres y madres, en las que éstos-en contacto y colaboración directa con los educadores de sus hijos- reciban información paracontribuir a su formación integral en otros planos que van más allá de la dimensión académi-ca.

Una amenaza grave y creciente sobre la calidad de los servicios educativos, culturales y deocio de carácter complementario que se prestan a niños y adolescentes, que no queremos callarsino más bien llamar la atención de las administraciones públicas, está a nuestro juicio en lamercantilización que está experimentando su prestación por parte de algunas administraciones

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locales y autonómicas. Frente a la alternativa de su gestión como servicios públicos, puesto queestán financiados con el dinero de todos los contribuyentes, se opta frecuentemente por su ges-tión privada, para reducir costes. Aún admitiendo la legalidad de estas soluciones lo que nosparece realmente alarmante es la deriva que estamos viendo producirse en este campo queconduce a que la gestión de centros educativos de infancia, los servicios de intervención social,o de ocio o ayuda al estudio vayan cayendo en manos de empresas privadas meramente lucra-tivas cuyo ámbito de actividad nada tiene que ver con la educación ni con los servicios sociales;en empresas habituadas a moverse fundamentalmente en términos de pura gestión de compe-titividad económica, que no excluye la precarización de los empleos ni la degradación de lossalarios. Se trata de la irrupción de grandes, medianas o pequeñas empresas cuya actividadprincipal puede ser la limpieza de edificios, la seguridad privada, la construcción de aparca-mientos, o la gestión de otros productos y servicios no educativos, y que aparecen en el delica-do y complejo campo de la educación en el que se juega el desarrollo de la formación integralde niños y jóvenes y en el que son imprescindibles buenos equipos profesionales, un buen pro-yecto pedagógico, la participación de las familias, etc.

Estas serían las consecuencias negativas y efectos deshumanizadores de la aceptación en elcampo de la educación y los servicios sociales de una concepción economicista, fría, neoliberaly neo conservadora de la educación y de otros servicios básicos que hasta ahora formabanparte del estado de bienestar; servicios transformados en mercancías, que cualquiera puedegestionar y vender, a ser posible al precio más bajo, al mejor postor económico, despreciandolas exigencias de calidad educativa, profesorado y proyecto pedagógico. Siempre que habitual-mente se esté ante consumidores que no los puedan pagar, porque los paga el Estado. Mientrasque si se estuviese ante consumidores con capacidad de pago el producto lo venderían máscaro ,con mayor calidad, pero en todo caso envuelto en un celofán pedagógico de alta cali-dad.

Nos tememos que todos estos factores negativos que hemos mencionado, auténticos puntosdébiles de nuestro sistema educativo y de nuestro estado de bienestar, en su acepción másamplia se verán potenciados como consecuencia de la situación de crisis económica que nosencontramos. Existe una cantidad cada vez mayor de niños y jóvenes hijos de desempleados,cuyas familias sufrirán la precarización derivada de la pérdida de los empleos. Por ello nosencontraremos ante las consecuencias sociales que tales retrocesos tendrán en las conductas yoportunidades de muchos niños y jóvenes; porque además se barruntan recortes de recursospresupuestarios por parte de las administraciones públicas para proveer a la prestación demuchos servicios educativos y sociales.

¿Cómo actuar en este marco, en este panorama? ¿Cómo mantener nuestro lema, cada vezmás necesario de que educamos en valores cívicos en los ámbitos de intervención social en losque participamos? ¿Cómo se hace?. Estas, y otras más, son algunas de las cuestiones que noshemos planteado en estas Jornadas de Formación y Convivencia de la LEECP y sobre cuyas res-puestas debemos trabajar duro, porque las cuestiones a solventar son cada vez más difíciles.Para abordarlos propongo que nuestro pensamiento central para inspirar nuestra acción sebase en el siguiente principio de conducta: a más crisis, más solidaridad, no menos; a más cri-sis más ciudadanía, no menos; a más crisis más principios de ética cívica y más respeto y garan-tía de los Derechos Humanos que a todos pertenecen.

Aún siendo organización no gubernamental, nuestros intereses no son privados, ni de lucro enningún caso; porque la Liga no es una empresa privada actuamos para la promoción de locomún, de lo público, de lo participado, de los intereses generales. Por ello también realizamosactuaciones de apoyo a la acción educativa de la Escuela Pública y en la Escuela Pública; par-tiendo de su carácter de institución escolar propia de un Estado democrático y laico. Nuestra

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intervención en este campo se realiza mediante programas de actividades extraescolares deocio y tiempo libre, de refuerzo educativo, de compensación educativa externa y prevención delabsentismo escolar; de aulas abiertas interculturales, de ampliación de centros abiertos; decampamentos urbanos y del programa de sensibilización por una escuela intercultural.

La Liga es también un movimiento laico, realizado a partir de una serie de reflexiones sobre lacultura laica; una organización que interna y externamente promueve a libertad de conciencia,de pensamiento y expresión, y de desarrollo del espíritu crítico así como de la autonomía y laresponsabilidad moral, partiendo de unos valores de ética-cívica, por todos compartidos y refle-jados en el pacto constitucional y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

En la Liga asumimos la "laicidad en positivo", que no debe ser un concepto abstracto, ni unaidea desvinculada de la realidad ni una expresión sectaria contraria a las creencias librementeelegidas por cada cual. Para nosotros la laicidad solo es posible si se consigue conjugar la liber-tad de conciencia con la justicia social - la igualdad necesaria para ser auténticamente libres-y el respeto al pluralismo religioso, moral y cultural, que debe ser garantizado en una sociedaddemocrática de ciudadanos libres e iguales. La Liga se compromete a respetar ese pluralismoen todas y cada una de sus actuaciones.

La Liga, por tanto, nada tiene que ver con ningún movimiento anti religioso o confesional, nitampoco político, pues nos proponemos servir a todos los ciudadanos, cualesquiera que seansus condiciones sin someterles a ningún tipo de proselitismo a cambio de los servicios que lesprestamos.

S omos un movimiento educativo, cultural y cívico para la promoción de la ciudadanía plena,inspirado en una ética cívica que pueda ser compartida por todos, cualesquiera que sean susconvicciones religiosas o políticas.

La educación en valores cívicos orienta todos nuestros programas en los servicios que presta-mos. Pero también ha sido la causa por la cual, a través de la Fundación Cives hemos realiza-do un enorme esfuerzo para apoyar la incorporación a nuestro sistema educativo de la asigna-tura de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos. Para ello hemos definido elproyecto CIVES dedicado, por una parte a la formación del profesorado llamado a impartir lanueva materia y por otro, hemos promovido la edición de varios libros de texto de Educaciónpara la Ciudadanía en los niveles de Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria.La Fundación CIVES impulsa también la creación de la Red CIVES para el apoyo y formación yprestación de recursos al servicio del profesorado. Hicimos una propuesta curricular en el marcodel debate promovido por el Ministerio de Educación; propuesta que tuvo una excelente acogi-da. Hemos sido promotores desinteresados y defensores de la nueva asignatura, superandoeste esfuerzo a otros sectores y entidades que tenían más obligaciones que nosotros. Hemosobtenido el debate con los adversarios tenaces de esta asignatura. Y hemos podido comprobarcon satisfacción cómo la mayor parte de los argumentos que defendimos aparecen recogidospor la Sentencia del Tribunal Supremo que verifica la legalidad y legitimidad de la asignatura yrechaza cualquier tipo de objeción de conciencia contra la misma.

Nuestra vocación cívica no solo se expresa en las actuaciones que hemos mencionado, sinotambién en las Cátedras que hemos creado por medio de la Fundación CIVES en convenio conlos Ateneos de Madrid, de Cáceres y la Escuela Julián Besteiro. También afrontamos ahora ungran reto para la Liga y la Fundación CIVES como es la promoción del Foro Cívico Europeo, quecompartimos con otras ONGS europeas y cuya celebración en España en el año 2010 espera-mos contribuya en primer lugar a la aproximación y apropiación cívica de la Unión Europea, ytambién al mejor desarrollo de la presidencia española en la Unión Europea y, a dimensionar

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la imagen pública de la LEEPC y la Fundación CIVES que en este momento ya realizan las tare-as de coordinación e impulso de este proyecto, juntamente con otras ocho importantes orga-nizaciones y plataformas españolas.

En resumen, estas serían las bases por las que deberá regirse nuestra actuación como socios ycolaboradores de la LEECP:

Victorino Mayoral CortésPresidente de la Liga Española de la Educación y la Cultura Popular

y la Fundación Educativa y Asistencial Cives.

1º La Liga es ante todo una organización de utilidad pública al servicio de lasociedad y, especialmente, de sus sectores más necesitados.

2º La Liga ha surgido para la práctica de la solidaridad laica, independiente y sinfin de lucro.

3º La Liga es una organización de voluntariado para la intervención en el ámbito socio educativo.

4º) La Liga es una organización de militancia social conforme a los valores de unaética laica, común y compartida, basada en los principios democráticos y de convivencia.

5º La Liga es un proyecto educativo cultural y social, de carácter federativo quecombina la autonomía local con la cohesión nacional.

6º La educación en los valores cívicos alienta todos los programas de la Liga y dela Fundación Cives.

7º Aún siendo una ONG nuestros intereses son de carácter público y social, poreso apoyamos a la escuela pública como servicio de todos que debe ser enriquecido con la contribución de todos.