politologÍa bueniana
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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
FACULTAD DE CIENCIAS POLTICAS Y SOCIOLOGADepartamento de Ciencia Poltica II
LA TEORA POLTICA MATERIALISTA DE GUSTAVOBUENO: GNOSEOLOGA, ESTADO Y MORAL
MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTORPRESENTADA POR
Jos Andrs Fernndez Leost
Bajo la direccin del doctor:
Juan Maldonado Gago
Madrid, 2006
ISBN: 978-84-669-3001-7
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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
Facultad de Ciencias Polticas y Sociologa
Departamento de Ciencia Poltica II
TESIS DOCTORAL
LA TEORA POLTICA MATERIALISTA DE GUSTAVO BUENO:
GNOSEOLOGA, ESTADO Y MORAL
Jos Andrs Fernndez Leost
Director: Dr. D. Juan Maldonado Gago
OTOO 2005
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A C. B. in memoriam.
Las pginas que siguen no hubieran sido posibles sin el apoyo de mi familia ni el aliento de un
pequeo crculo de amigos. A todos ellos, gracias. En la solicitud y disposicin del profesor
Juan Maldonado se encuentra el estmulo principal de este proyecto; en sus consejos y nimos
la clave de su consecucin. Quisiera extender mi agradecimiento al departamento de Ciencia
Poltica II de la facultad de Ciencias Polticas y Sociologa de la UCM. Especial mencin
merecen los miembros de la Fundacin Gustavo Bueno, quienes con su actitud encarnan
fielmente la virtudes de la firmeza y la generosidad.
No es cierto que el bien engendre slo el bien, que las cosas buenas y tiles sean moralmente
santas y bellas; no es cierto que la verdad sea siempre propicia e irreprochable; no es cierto que
las consecuencias de la paz sean siempre pacficas, que las de un rgimen de libertad y de
igualdad sean todas tutelares, y las de la guerra, siempre malas; no es cierto que la realizacin de
nuestros ideales sea siempre un bien para la humanidad
Julian Freund, La esencia de lo poltico
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NDICE
I. INTRODUCCIN METODOLGICA 11
1. El objeto: la teora poltica de Gustavo Bueno 112. El mtodo: descriptivo. Textualismo y contextualismo 153. El marco terico: la hermenutica ante el paradigma de Bueno 17
II. CUESTIONES PRELIMINARES:ACERCA DEL MATERIALISMO FILOSFICO 21
1. El materialismo como doctrina filosfica 21
2. Las dos vertientes materialistas en Gustavo Bueno 232.1. El materialismo filosfico como materialismo ontolgico: ontologa especial yontologa general 262.2. El materialismo filosfico como materialismo gnoseolgico 28
2.3. La metodologa materialista 31
3. Las nociones bsicas del materialismo filosfico de Gustavo Bueno 343.1. Los espacios conceptuales: el espacio antropolgico y el espacio gnoseolgico 353.1.1. El espacio antropolgico y el replanteamiento de las lneas del materialismofilosfico 353.1.2. El espacio gnoseolgico 383.2. El racionalismo y la dialctica 393.3. Los conceptos, las categoras y las ideas: la dialctica ideas/categoras 434. Conclusin: el papel de la filosofa (materialista) en el conjunto del saber 49
III. LA TEORA DEL CIERRE CATEGORIALY SU APLICACIN A LAS CIENCIAS HUMANAS 57
1. La concepcin de la ciencia en Gustavo Bueno: una aproximacin 571.1. La concepcin dominante de la ciencia. Rasgos generales de las teoras cientficas 591.2. Las posiciones crticas 601.3. La ciencia en Gustavo Bueno: entre la descripcin y la norma 631.3.1. La ciencia como actividad operatoria 631.3.2. Del origen praxiolgico de las ciencias y sus implicaciones gnoseolgicas 64
2. El materialismo gnoseolgico 662.1. Las acepciones de la idea de ciencia 672.2. La necesidad de adscripcin a una determinada teora de la ciencia: la clasificacin delos tipos de teoras de la ciencia 692.3. Exposicin de la teora del cierre categorial 732.3.1. Clasificacin de las partes constitutivas de las ciencias: el espacio gnoseolgico 732.3.2. Mecanismos de cierre: neutralizacin de operaciones como establecimiento de laobjetividad y definicin de la verdad cientfica como identidad sinttica 782.4. Conclusiones 82
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3. Las ciencias humanas desde la teora del cierre categorial 833.1. Sobre la distincin entre ciencias naturales y ciencias humanas 843.2. Planos extensional e intencional de la expresin ciencias humanas. Uso temtico y usoetiolgico 893.3. El criterio de demarcacin entre ciencias naturales y ciencias humanas en la teoradel cierre categorial: la aparicin del sujeto gnoseolgico frente a la neutralizacin delas operaciones 913.3.1. La definicin del sujeto gnoseolgico: el sujeto gnoseolgico como sujetooperatorio 913.3.2. Los modos de operar: aproximacin y separacin como operaciones a distancia(apotticas) 923.3.3. La aplicacin del criterio de la neutralizacin de las operaciones 943.4. Distincin entre metodologas alfa-operatorias y beta-operatorias de las cienciashumanas 953.4.1. La relevancia de las metodologas operatorias: definicin, relacin dialcticay aportaciones gnoseolgicas 963.4.2. Tipologa de situaciones gnoseolgicas de las ciencias segn la distincin entre
metodologas alfa-operatorias y beta-operatorias 973.5. Conclusiones 102
4. La naturaleza constructiva del materialismo gnoseolgico: herencias 1044.1. Confrontacin con las teoras de la verdad cientfica: los influjos del constructivismomaterialista 1064.2. La ascendencia de la teora del conocimiento cientfico en Karl Marx sobre la teora del cierre categorial 1104.3. Conclusin: de la refiguracin al constructivismo materialista: la lgica-material comolgica operatoria 128
IV. LA CIENCIA POLTICA ANTE LA TEORA DEL CIERRE CATEGORIAL 135
1. La ciencia poltica: una aproximacin introductoria a la disciplina 1351.1. En busca de una definicin esquiva 1351.2. Objeto y mtodo de la ciencia poltica 1371.3. La ciencia de la Administracin como rama de la ciencia poltica 1391.4. Conclusiones: una ciencia poltica positiva? 141
2. El estudio de la ciencia poltica en Gustavo Bueno 1422.1. Entre la politologa y la filosofa 1422.2. Los tipos de saberes polticos 1472.3. El paradigma de la gnoseologa materialista aplicado al campo de la poltica 1492.3.1. El eje sintctico del campo poltico 1502.3.2. El eje semntico del campo poltico 1542.3.3. El eje pragmtico del campo poltico 159
3. Conclusiones: la imposibilidad del cierre politolgico 162
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V. LA TEORA DEL ESTADO DE GUSTAVO BUENO:UN PARADIGMA DE MATERIALISMO POLTICO 165
1. La definicin del Estado: una exposicin conceptual 1671.1. Alcance de un programa completo: ncleo, curso y cuerpo del concepto de Estado 1671.2. En busca del ncleo del Estado 1701.3. La sociedad humana natural: intraestructura de la sociedad poltica 1731.4. El proceso de anamorfosis: divergencia intraestructural y aparicin del Estado 1751.5. Breve contraste con la tradicin: conclusiones 179
2. El curso del Estado: una exposicin histrica 1812.1. Recuperacin del anlisis gentico estructural 1812.2. En torno a la pertinencia del criterio histrico 1822.3. La fase protoestatal 1842.4. La formacin del Estado: entre el Imperio y el Estado-nacin 1852.4.1. La idea de Imperio 1942.4.2. La idea de Nacin 200
2.5. La fase postestatal 2112.5.1. Modelos de futuro 2122.5.2. Excurso en torno al fin de la historia y del Estado 217
3. El cuerpo del Estado: la estructura estatal en el materialismo poltico 2263.1. El alcance de la perspectiva materialista 2263.1.1. El materialismo frente al formalismo poltico 2273.1.2. Gneros de materialismo poltico: la reinterpretacin del materialismo histrico 2283.2. El cuerpo o estructura del Estado 2303.2.1. En torno a la idea de cuerpo estatal: introduccin al modelo de anlisis 2303.2.2. El modelo gnoseolgico como modelo cannico de la estructura estatal 233
3.3. La teora de las tres capas del cuerpo poltico: enunciado y desarrollo 2393.3.1. Enunciacin general de la teora 2393.3.2. El alcance poltico de la capa conjuntiva 2443.3.2.1. La doctrina de la separacin de poderes y la crtica a la idea de Estado de derecho 2443.3.2.2. La clase poltica, los partidos polticos y el concepto de representacin 2563.3.3. La interpretacin poltica de las capas basal y cortical 2603.3.4. Repercusiones y conclusiones: el problema de las relaciones entre el Estadoy la sociedad civil 263
4. En torno a las formas de Estado: el lugar de la democracia en el materialismo filosfico 2724.1. La tipologa aristotlica a la luz del anlisis materialista 2734.2. La teora de la democracia 2774.3. Final: la tipologa poltica de Gustavo Bueno 289
VI. EL CONCEPTO DE EUTAXIA: ENTRE LA RAZN DE ESTADOY LA IDEA DE MORALIDAD 295
1. Introduccin 295
2. La eutaxia como ncleo de la teora poltica de Bueno 296
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2.1. Eutaxia y poder 3002.2. Eutaxia y legitimidad: la cuestin de la justicia poltica 3032.3. Eutaxia y libertad 311
3. La idea de moralidad en Gustavo Bueno 3193.1. El fundamento de la moralidad 3213.2. La diferencia entre tica y moral: consecuencias polticas 3253.3. La idea de solidaridad como ejemplo de la diferencia entre tica y moral 3343.4. Conclusin 339
4. La teora de la izquierda poltica 3424.1. La caracterstica de la izquierda: el racionalismo 3434.2. El parmetro del concepto de izquierda: asamblea o nacin 3454.3. Las seis generaciones de izquierda 352
VII. RECAPITULACIN FINAL 361
ANEXO: ENTREVISTAS A GUSTAVO BUENO 371
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LA TEORA POLTICA MATERIALISTA DE GUSTAVO BUENO:
GNOSEOLOGA, ESTADO Y MORAL
I. INTRODUCCIN METODOLGICA
El presente trabajo se presenta como una investigacin de ndole descriptiva, hermenutica,
sistemtica y crtica. Dicha caracterizacin viene dada por la confluencia de los dos factores
nucleares de los que nace todo estudio cientfico-social: el mtodo y el objeto. Dirigiendo
nuestro punto de atencin en parte de la obra de un autor tan vigoroso como Gustavo Bueno,
se comprender que la reexposicin de sus anlisis y resultados se mantenga dentro de un
enfoque descriptivo. No por ello ser menos necesario subrayar el componente interpretativo
que informar la ilustracin de un pensamiento filosfico personal, construido bajo uncontexto socio-histrico concreto; componente, por tanto, que solicita la apoyatura de un
aparato conceptual propiciado por la perspectiva hermenutica. Sin embargo, debido a la
frondosa arquitectura desplegada por el autor, a propsito de un sistema filosfico que
desborda con creces nuestro objeto de estudio -el materialismo filosfico-, alimentada adems por
una teora de la ciencia que lo complementa y dota de base, conviene advertir de la tendencia
sistemtica de la que, por razones de analoga y de fidelidad precisamente interpretativa,
participar esta investigacin. Por ltimo, una actitud crtica, ms que mtodo (salvo que
entendamos que un componente crtico haya de vincularse siempre a todo mtodo, por lo
menos en lo relativo a las ciencias sociales), acompaar paralelamente el desarrollo de nuestro
trabajo, no tanto en aras de proponer un sistema global alternativo al propuesto por Bueno,
cuanto a fin de replantear ciertas cuestiones precisas referidas a su aproximacin a los
contenidos terico-polticos.
En vistas a la claridad expositiva, desglosamos a continuacin un listado de tres puntos
en los que se explicitan con ms detalle el objeto, mtodo y marco terico que guiarn nuestro
estudio.
1. El objeto: la teora poltica de Gustavo Bueno
Cabe comprender en la frmula teora poltica de Gustavo Bueno todo cuanto requiere la
atencin de nuestras pesquisas. Segn esto, lo primero que habremos de determinar ser el
sentido que para nuestro autor supone una tal perspectiva tericaen el contexto de las ciencias
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humanas y, ms particularmente, en la esfera politolgica. Podemos adelantar cmo su visin
gnoseolgica desvelar una connotacin menos cientfica que filosfica por lo que toca a tales
campos, aunque convendr replantear este aspecto extra-cientfico desde las coordenadas que
l mismo nos proporciona. En cualquier caso, y en aras de extraer las notas ms pertinentes de
su teora poltica, nuestra investigacin recorrer una triple senda exploratoria, puesto que si
por un lado ser menester ineludible explicar el significado que la misma cobra en el sistema
ms amplio que su propia teora de la ciencia funda -la teora del cierre categorial-, por otro,
tendremos que reconducir nuestro trabajo hacia el mbito disciplinario de la teora del Estado,
rea en la que habr que restringir el alcance de aquella. Una ltima vertiente dedicada a la
filosofa moral de Bueno vendr a completar el contenido de nuestro objeto, cubriendo los
aspectos normativos activados en el trasfondo de su propuesta. El camino a transitar nos
esclarecer as el carcter de su teora poltica, de tinte -insistimos- ms filosfico quecientfico, pero que debido al tratamiento singular que al autor le merecen las ciencias, no
podr calificarse de asistemtico, ni ajeno a las aportaciones procedentes de estudios
especializados.
De hecho, observaremos cmo la clsica distincin entre la ciencia poltica -elaborada
segn hiptesis y explicaciones causales y funcionales- y la filosofa poltica -basada en el
anlisis de las estructuras conceptuales que ordenan nuestros modelos societales1- se ver
reformulada desde un enfoque lgico-materialista destinado a delimitar las relaciones entre
ciencia y filosofa, precisando sus tareas. De ah que la parte gnoseolgica, o teora del
conocimiento cientfico, posea en nuestro trabajo un papel introductorio fundamental, sin el
cual resultara ininteligible comprender los elementos definitorios de la politologa en Bueno.
En este sentido, si bien el grueso del estudio estar centrado en reexponer sus tesis polticas -y
as el Primer ensayo sobre las categoras de las ciencias polticas (1991) nos servir como hilo
conductor del que extraer sus contribuciones ms relevantes-, asimismo habremos de aludir a
cuanto est relacionado en su obra con las cuestiones gnoseolgicas, en tanto ligadas a las
ciencias humanas. Textos clave en esta direccin los hallaremos en sus artculos En torno al
concepto de ciencias humanas. La distincin entre metodologas alfa-operatorias y beta-
1 Un tratamiento tradicional de la cuestin de las relaciones entre ciencia poltica y filosofa poltica loencontramos en D. D. Raphael; a su juicio, mientras que la primera trabajara con hiptesis en aras de formularleyes o generalizaciones a partir de los hechos empricos que se pretenden explicar, la filosofa poltica tendra msbien un aspecto doctrinal, ideolgico y normativo, ajeno a la contrastacin cientfica. Para ms detalle vase:Problemas de filosofa poltica, Alianza, Madrid, 1983, pp. 11-14.
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operatorias (1978); Gnoseologa de las ciencias humanas (1982); Sobre el alcance de una
ciencia media (ciencia beta 1) entre las ciencias humanas estrictas (alfa 2) y los saberes
prcticos positivos (beta 2) (1992); as como en su opsculo Qu es la ciencia? La respuesta de la
teora del cierre categorial. Ciencia y filosofa (1995). Ser pues tarea inexcusable ascender hasta
aquellos de sus planteamientos que parten de la idea de ciencia y, subsiguientemente, ofrecer
una descripcin aclaratoria de su teora del cierre, sin olvidar mencionar los perfiles ontolgico-
materialistas que la envuelven, en tanto fijan su estrato complementario.
Dar con el criterio de cientificidad que establece su perspectiva y explicar las diversas
situaciones de equilibrio por medio de las cuales se caracterizan las ciencias humanas y
etolgicas, frente a las ciencias naturales, constituir la antesala inmediata a la consideracin
de su teora poltica. A la luz de dicho trayecto, se desembocar en sus tesis acerca de los
saberes que pueden alcanzarse en poltica y as, de las cuestiones acerca del problema de laconstruccin cientfica en el campo de la poltica -objeto primero de nuestra investigacin-, se
pasar a la indagacin sobre el concepto de Estado en Bueno, lo que nos conducir a su teora
del mismo. De tal exposicin obtendremos un panorama completo de los puntos a travs de
los que se articula esta disciplina presentndosenos no slo un programa definicional del
Estado, sino tambin una teora en torno a las formas polticas, la democracia, el Estado de
derecho, la sociedad civil, los partidos polticos o la idea de nacin. Habremos de recurrir
entonces a los textos polticos en los que, ms all de los delineamientos principales expuestos
en el Primer ensayo, el autor ha ido puliendo los componentes de su teora, textos entre los que
cabe destacar los artculos Estado e historia (en torno al artculo de Francis Fukuyama)
(1992); Crtica a la constitucin (sstasis) de una sociedad poltica como Estado de Derecho
(1996); La democracia como ideologa (1997); En torno al concepto de izquierda poltica
(2001); El tributo en la dialctica sociedad poltica/sociedad civil (2003); y sus libros Espaa
frente a Europa(1999);El mito de la izquierda(2003); Panfleto contra la democracia realmente existente
(2004); o La vuelta a la caverna. Terrorismo, guerra y globalizacin(2004).
Con todo, lo capital en este apartado consistir en constatar los rasgos nucleares que
caracterizan para Bueno el concepto de lo poltico, ensayando una categorizacin y
sistematizacin del campo mediante la nocin de eutaxiay la elaboracin de un modelo estatal
estructural. Finalmente, las lecturas en torno a la idea de moralidad y de libertad extradas de su
obra filosfico-moral El sentido de la vida (1996), resultarn cruciales a la hora de calibrar los
razonamientos de signo normativo que cabe vislumbrar tras de sus planteamientos polticos.
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Por lo dems, aunque ya insertado en el mismo despliegue expositivo, habrn de introducirse
las fuentes de las que parte o en las que se incardina el materialismo filosfico, procurando
distinguirlo de las teoras filosfico-cientficas ante las que Bueno se enfrenta (descripcionismo;
teoretecismo; adecuacionismo), pero tambin de las ms cercanas o prximas la teora por
ejemplo del corte epistemolgico en Althusser y Bachelard, de la que asimismo se desmarca
tomndola como referencia con respecto a la que definirse. En esta lnea, el estudio de la
influencia de la nocin de ciencia de Marx en Bueno constituir un punto de inflexin en el
curso explicativo del trabajo.
Se entender que el mayor peso conferido a la centralidad del sistema de pensamiento de
nuestro autor -a su construccin y articulacin, a su dinmica y a las cuestiones que suscita-
desplace la problemtica histrico-temporal a un orden secundario, que no por ello ha de
considerarse inexistente: no porque nuestro discurso recorra un cauce primordialmentesistemtico se ha de descuidar la exposicin cronolgica. As, podemos localizar en el ao de
1970 el punto de arranque en que comenzara a cristalizar el paradigma de Bueno, si bien en
rigor la fecha debera ampliarse hasta abarcar el comps temporal contenido entre los aos
transcurridos entre 1968 -ao de escritura de El papel de la Filosofa en el conjunto del saber,
publicado dos aos despus- y 19762. En sustento de esta tesis recordemos la peculiar
significacin de las tres obras inmediatamente posteriores a El papel de la filosofa: Etnologa y
utopa, Ensayos materialistasyEnsayo sobre las categoras de la Economa poltica, textos de indudable
importancia en la conformacin de su materialismo, publicados todos ellos en 1972, y que
vienen a demostrar la materializacin de su sistema en aquel perodo.
Una ltima cuestin sobre el objeto de investigacin escogido se hace imprescindible
antes de abandonar esta seccin, a saber, aquella que pone en tela de juicio la conveniencia de
tal objeto, situndolo adems en conexin con los objetivos del trabajo. Trataremos de
justificar su pertinencia en base a dos respuestas. La primera es la que pone a Bueno en la
rbita de aquellos autores prximos a la denominacin de clsicos. No ser tarea propia de
nuestra investigacin profetizar el alcance temporal que pueda lograr la obra de Bueno, como
2 Como seala Alberto Hidalgo Tun: La elaboracin sistemtica de la teora del cierre categorial puede situarsecronolgicamente entre 1972-1976, periodo durante el cual Gustavo Bueno dirige un equipo cuyo trabajo fuefinanciado por la Fundacin March. Y ms adelante: Cuando Gustavo Bueno emprende este trabajo sistemticodispone ya de una ontologa materialista expuesta en Ensayos Materialistas (Taurus, Madrid, 1972), y supensamiento discurre paralelamente por este cauce ontolgico al mismo tiempo que sistematiza sus concepcionesgnoseolgicas. Alberto Hidalgo Tun, Estirpe y sistema de la teora del cierre categorial, en La filosofa deGustavo Bueno, Editorial Complutense, Madrid, 1992, p. 80, nota 10.
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tampoco etiquetarle valorativamente. Pero s ha de resaltarse que su obra filosfico-poltica no
slo aborda cuestiones perennes o problemas clsicos de la politologa -el carcter del
conocimiento poltico; la naturaleza de lo poltico en su relacin con la teora del Estado; la
cuestin de la legitimidad del poder-, sino que adems lo hacen desde el rigor analtico, su
capacidad para observar procedimientos lgicos y, en fin, para articular un discurso coherente
dentro de un sistemade pensamiento3. Nuestra segunda respuesta alude ya explcitamente a los
fines de la investigacin. Se tratar entonces de calibrar los resultados y aportaciones
gnoseolgicas, pero tambin ontolgicas y morales -terico polticas- que, en base justamente a
dicha coherencia lgica y solidez sistemtica, quepan inferirse de los textos de Bueno.
Presentar las aportaciones que los resultados de la gnoseologa poltica del autor aaden al
campo de la ciencia poltica, adems de estipular la validez y conveniencia de aplicacin de los
mismos segn los criterios del quehacer politolgico -sopesar, en suma, la relevancia quepuedan lograr sus propuestas-, constituyen un foco que orientar parte del presente ejercicio.
Consiguientemente, en el examen del discurso histrico-conceptual y estructural que el autor
nos ofrece del Estado, tal y como l lo teoriza -en tanto paradigma materialista susceptible de
abrir una va indita de entrada a la temtica poltica-, residir el centro de nuestros intereses.
Explorando la consistencia de este constructo, calibrando sus premisas lgicas tanto como sus
consecuencias morales, y estimando cules sean sus repercusiones prcticas, confiaremos en
completar el afn reexpositivo que nos mueve.
2. El mtodo: descriptivo. Textualismo y contextualismo
En principio hemos de remitir a la voluntad descriptiva propia de la investigacin exploratoria,
en la que se establecen los mrgenes de nuestro estudio. En este caso empero, los contenidos
temticos del objeto marcarn la ruta metodolgica por la que este haya de desenvolverse, sin
perjuicio de los rasgos hermenuticos, obligados por el cariz del mismo. Se apreciar, pues, un
cierto solapamiento del objeto en el mtodo, yuxtaposicin que habr de contenerse en el
esfuerzo sinttico, y en un distanciamiento crtico que cotejar la lectura directa de los textos
de Bueno con las fuentes que toma prestadas en la elaboracin de su sistema, sin olvidar por
supuesto la literatura crtica existente. En todo caso, nuestra indagacin responder siempre de
una estrategia interpretativa de primera mano, que slo acudir a la exgesis con fines
3 Fernando Vallespn , Aspectos metodolgicos en la Historia de la Teora Poltica, en Historia de la TeoraPoltica, vol. 1, Alianza, Madrid, 2001, p. 41 (cursivas en el original).
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aclaratorios. No estar sujeta pues nuestra investigacin a ninguna de las metodologas
particulares propias de las ciencias sociales -funcional, estructural, formalista o comparativa-,
aunque por fuerza haya de servirse de un cierto mtodo histrico, en tanto instrumento de
ilacin entre el origen y el desarrollo de las perspectivas del autor, esto es, como referencia
cronolgica. Otro tanto habr que decir de los mtodos ms especficamente politolgicos -
conductismo, teora sistmica, teora de juegos o racionalismo-, puesto que de lo que se tratar
aqu, a lo sumo, es de remontar estas consideraciones de ndole cientfico-poltico al terreno
gnoseolgico, en dilogo con la obra de Bueno; desentraando en este nivel las lneas
metodolgico-cientficas propuestas, podremos enfrentarnos directamente con sus tesis.
La distincin enmarcada en la metodologa de la historia de la teora poltica entre el
textualismo y el contextualismo4, y la toma partido por una de ellas, deber por su parte
informar obligadamente la naturaleza de nuestro rumbo expositivo. En principio lametodologa textualista, entendida como el estudio enfocado ante todo sobre la comprensin
de los textos, marcar la pauta del trabajo presente, de manera que lo que se busque sea la
coherencia interna y el sentido de los textos analizados, quedando los factores sociales o
biogrficos en un segundo orden, como sugerimos anteriormente. Aun as, no podr obviarse
la mencin al contexto, por lo que ser necesario resaltar la dimensin histrica en la que
aquellos se encuadran, en aras de su mayor comprensin. No obstante, dado el carcter
coetneo del objeto de estudio, la cada en un acentuado purismo histrico carecera de
sentido, as como la inclinacin hacia un tinte excesivamente sociologista, todo lo cual nos
empuja hacia un cierto eclecticismo o va mixta, a fin de flexibilizar cualquier rgido cors
metodolgico.
Por otra parte, hemos de dar cuenta del escollo que, aun sin los recursos definitivos para
superarlo, nos sale aqu al paso. Se trata de aquel que nos interroga acerca de la posibilidad de
estudio de lo contemporneo, careciendo de la distancia necesaria para su interpretacin.
Adoptaremos, sin la pretensin -insistimos- de dar con la ltima respuesta, la postura que,
dando por vlido un criterio que cruza el orden cronolgico -fecha de produccin de la obra u
obras- con el sincrnico -inclusin de las propuestas estudiadas en temticas actuales, o,
cuando menos, en sus tradiciones-, entiende lo contemporneo, no como lo que an no es
historia, sino ms bien como el ltimo episodio, an sin pensar, de una historia que nos viene
4Ibid., p. 26 y ss.
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del pasado. El presente [...] tambin forma parte de la historia5. Otro tanto habr que decir
cuando hayan de definirse los conceptos que utiliza Bueno. Sin menoscabo de la referencia
eventual que quepa realizar sobre ellos, a propsito por ejemplo del significado del
racionalismo, de la dialctica, o del materialismo, no podremos dejar de comprometernos al
uso que el autor haga de los mismos; uso el suyo que, incorporando las diversas modulaciones
semnticas por las que han transitado estos, realizar desde un discurso explcitamente inserto
en el presente.
3. El marco terico: la hermenutica ante el paradigma de Bueno
Segn lo apuntado, se hace urgente precisar el alcance de la perspectiva hermenutica
adoptada. Esta se manejar ms en su sentido original, como arte de la interpretacin, que en su
sentido fuerte, de cuo ontolgico, enunciado por Gadamer, como lugar de surgimiento deuna verdad esencial ms all de los mtodos de las ciencias positivas. Y ni siquiera se utilizar
como reflexin epistemolgica sobre la comprensin, sino, a lo sumo, si se nos permite el
juego de palabras, en tanto reflexin comprensiva sobre la gnoseologa y filosofa poltica de
Bueno. Sin embargo, mantenindonos en los mrgenes del objetivo primero de la
hermenutica, por cuanto implica una reconstruccin del pensamiento de otra persona a travs
de la interpretacin de su discurso, y siempre que se conceda que la hermenutica como arte
de comprender no existe como una materia general; slo tenemos una pluralidad de
hermenuticas especializadas6, no vemos obstculo para atribuirle un tinte hermenutico, ms
que doxogrfico, a nuestro estudio. Otra cosa sera aspirar a la coimplicacin entre el sujeto y
el objeto, o pertenencia recproca, que resulta de la reformulacin del crculo hermenutico
expuesta por Gadamer7. Tampoco se entender la hermenutica de manera intencionalista,
corolario del contextualismo anteriormente citado8, esto es, como una comprensin de los
textos de tendencia lingstica que, a partir de la constatacin de que el significado de las
palabras depende de su uso, se afana por hallar las intenciones primarias -y no los motivos- de
un autor desvanecido en una suerte de paradigma lingstico que le sobrepasa, y menos an
5 Manuel Cruz, Filosofa contempornea, Taurus, Madrid, 2002, p. 10. Sobre el alcance del estudio del pensamientocontemporneo puede consultarse su introduccin: A modo de prembulo: Qu hay de contemporneo en lafilosofa contempornea, pp. 9-17.6 Friedrich Schleieremacher, Hermenuetik, ed. H. Kimmerle, Akademie der Wissenschaften, Heildelberg, 1974, p.75.7 Vase: Verdad y mtodo, Sgueme, Salamanca, 1977, pp. 362-363.8 Fernando Vallespn, Aspectos metodolgicos en la Historia de la Teora Poltica, en Historia de la Teora Poltica,
vol. 1, Alianza, Madrid, 2001, p. 32 y ss.
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teniendo en cuenta la reflexin meta-cientfica que presenta Bueno. Sin menospreciar este
enfoque intencionalista, se optar ms bien por un arte de la interpretacin que, no por
centrarse mayormente en la explicacin de los textos, deja de comprometerse
comprensivamente con ellos9. Debido a la naturaleza argumentativa de nuestro objeto -la obra
de Bueno en tanto toca la cuestin del conocimiento poltico, de la teora del Estado y de la
moralidad pblica- apelaremos sencillamente a un criterio de su misma escala: el criterio de la
racionalidad y congruencia a la hora de enjuiciar el discurso poltico.
Conviene por ltimo insistir en la distincin entre la historia por la que ha ido caminando
la construccin del sistema de Bueno, de la arquitectura propia del mismo 10, al modo en que se
distingue en las investigaciones epistemolgicas entre una teora de la ciencia por un lado (o un
tratamiento sistemtico de la ciencia), y una historia y sociologa del conocimiento cientfico
por otro (o un tratamiento socio-histrico). Entendiendo esta ltima opcin como una formade elaboracin de biografa intelectual, en su aplicacin a un nico autor, nos inclinaremos ms
bien por un tratamiento sistemtico, si es que lo pretendido sea recortar de la obra de Bueno
aquello referido a cuestiones de gnoseologa y ontologa poltica, toda vez que los datos
biogrficos y socio-histricos puedan eventualmente sernos tiles a tales efectos. Los
9 Vallespn ha profundizado en estas novedosas orientaciones metodolgicas en su artculo: Giro lingstico ehistoria de las ideas en R.R. Aramayo, J.Muguerza y A. Valdecantos,El individuo y la historia, Paids, Madrid, 1995.
Aqu insiste en el protagonismo que cobra el lenguaje en los estudios sobre las ideas polticas, en detrimento de
los enfoques sociolgicos o textualistas. Como es sabido, la atencin que se vuelca sobre el lenguaje en tantosede natural en la que se constituyen los significados (p. 287), forma parte de lo que se ha denominado girolingstico, propio del pensamiento filosfico en el siglo XX. En consecuencia, debido a la mediacin que el lenguajesiempre ejerce, diversas escuelas han subrayado la relevancia que adquiere el marco histrico y cultural sobre elque se levantan los conocimientos. Aplicando esta perspectiva sobre el campo de las ideas polticas, se plantea elque estas hayan de estudiarse teniendo en cuenta, no solo el horizonte temporal del interprete, sino tambin elcontexto en que las ideas surgen as como el lenguaje paradigmtico en el que se hallan insertas, es decir, el marcode referencia lingstico. Habida cuenta de que el significado del lenguaje no se agota en su funcin representativasino que se extiende hasta un nivel pragmtico, el del uso del lenguaje, la cuestin metodolgica se complicadebido al inters que entonces suscita el dar con la intencin del discurso. En esta tarea, de la que podra inferirsela atribucin al autor de un papel esencial, se le va a suponer sin embargo un peso mayor a las convencioneslingsticas y sociales en las que este est inmerso. En este sentido, el ms eximio representante de dichametodologa, Q. Skinner, sostiene que toda teora acaece como accin lingstica dentro de contextoshistricamente definidos. La contextualizacin de las ideas no desciende pues hasta el plano material en el que seactiva, segn la tradicin marxista, sino que se detiene en el discurso: no hay ms contexto que otros textos.Como Vallespn nos recuerda, las limitaciones de una tal metodologa derivan de la espinosa combinacin entresus aspiraciones objetivistas y los supuestos relativistas de los que parte, puesto que la objetivacin que sepretende no estara a la postre sumida a su vez en el marco subjetivo de la cultura en que se fragua su mtodo?La objecin recuerda a la que Leo Strauss dirigi contra el historicismo, sealando que tal corriente no podralibrarse de su propio veredicto que mantiene que todas las verdades son histricas. Por lo que respecta a nuestrotrabajo, nos limitamos a recordar que, en razn del carcter coetneo del discurso del autor que pretendemosestudiar, nos conformamos con restringirnos a una interpretacin predominantemente textualista.10 Aludiendo a una distincin establecida por el mismo profesor Bueno en su libro: Qu es la ciencia?, Pentalfa,Oviedo, 1995, p. 90.
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resultados de la aplicacin de la teora del cierre categorial a la politologa constituirn pues el
criterio principal que, como marco de ajuste gnoseolgico, nos conduzca a los tpicos propios
de lo poltico en Bueno, y por consiguiente, la atencin sobre dicho examen se considerar
como el prolegmeno de nuestra investigacin y premisa de un corpus terico-poltico. La
apertura a la posibilidad subsiguiente de determinar el radio de la esfera de las realidades
polticas habr de researse como el complemento filosfico ineludible, en lo que acaso
podramos calificar de segunda desembocadura del estudio.
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II. CUESTIONES PRELIMINARES:
ACERCA DEL MATERIALISMO FILOSFICO
1. El materialismo como doctrina filosfica
Iniciamos nuestro trayecto presentando una visin general de la tradicin filosfica en la que se
incardina la perspectiva de Bueno -la materialista-, a travs de una exposicin de su desarrollo
histrico que procure esbozar sus rasgos nucleares y cuya imagen cuadre con la plataforma
desde la que nuestro autor alza las lneas de su propuesta sistemtica. Acaso la tesis maestra
que ha vertebrado filosficamente a la doctrina materialista puede quedar sintetizada en el
enunciado que afirma el carcter primario de lo material, segn la cual slo hay una realidad y
esta es material; efectivamente, retomando las definiciones clsicas de esta corriente de
pensamiento
11
, no podemos sino constatar su voluntad explicativa de la realidad, postulandouna ontologa que establece una definicin material acerca de lo que hay.
La tesis, sin embargo, puede interpretarse de dos maneras distintas y aun opuestas
segn se abunde ms o menos en los siguientes dos rasgos: el carcter corpreo de la idea de
materia, o las relaciones mecnicas que entre sus manifestaciones se establece. De hecho,
recogiendo la exposicin del profesor Quintn Racionero sobre el tema12, se ha de considerar
una doble genealoga histrica en lo que concierne a la nocin de materialismo. Una primera,
anclada en la escisin ontolgica cartesiana entre una res cogitansy una res extensa, acentuara el
carcter primero y nico de la substancia extensa, rechazando la existencia de cualquier tipo de
ente espiritual. Esta rama se extender hasta el siglo XVIII, dando lugar a un tipo de
materialismo de ndole mecanicista, segn el cual los elementos ltimos de la realidad estn
formados slo de materia y ellos mismos -volviendo a la concepcin de la estructura atmica
de la materia propia del llamado materialismo griego de Leucipo y Demcrito- son unidades o
tomos materiales, en los cuales se cumplen las leyes mecnicas de los fenmenos. El aspecto
inicialmente francs de este materialismo del XVIII (La Mettrie, Diderot, Helvecio, Holbach), se
torna alemn en el XIX, de la mano de Karl Vogt, Ludwig Bchner o Jacob Moleschott, cuyo
programa, basado en la traduccin de las ltimas tesis cientficas a axiomas filosficos -
11 Pueden verse al respecto, entre otras definiciones, las expuestas en el Diccionario de sociologa, Salvador Giner,Emilio Lamo de Espinosa (eds.), Alianza, Madrid, 1996, entrada: Materialismo, p. 462, o, la ms sovitica, enDiccionario de Filosofa, M. M. Rosental y P.F. Iudin, Akal, Madrid, 1978, voz: Materialismo, pp. 298-299.12 Quintn Racionero, Consideraciones sobre el materialismo, en La filosofa de Gustavo Bueno, EditorialComplutense, Madrid, 1992, pp. 27-69.
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principio de conservacin de la energa; doctrina de las funciones transformadoras
(recordemos el segundo principio de la termodinmica: La energa ni se crea ni se destruye, se
transforma)-, desemboca en su punto culminante en el sistema filosfico propuesto por el
ms clebre de todos ellos, Ernst Haeckel, quien subsume, reducindola -en una suerte de
darwinismo ampliado-, la historia humana en el proceso de la evolucin de la naturaleza,
haciendo al cabo del materialismo una doctrina filosfica de ndole monista, frente a la cual
Bueno se situar.
Ante esta configuracin metafsica atomista de la materia, emerge una segunda
conceptualizacin que, partiendo de la superacin de la escisin cartesiana apuntada, se apoya
en una doble toma de conciencia13: el rechazo de la interpretacin del sujeto como substancia
inextensa espiritual, y la reinterpretacin epistemolgica, con su respectivo anlisis de
consecuencias, de dicho rechazo, de forma que en el plano ntico deje de resultarproblemtico el tratamiento que de lo subjetivo se haga, pues ya toda corriente, por mucho que
hable de producciones espirituales -como propias de la razn humana inmanente-, no
pretende en absoluto referirse ms que a la actividad cerebral psquica. El principal expositor
de este segundo tipo de materialismo ser Marx, quin en su Prefacio a la Contribucin a la crtica
de la economa poltica, postula una tesis relativa no a los cuerpos y sus leyes, sino a la constitucin
de los sujetos, en donde la subjetividad del hombre -la estructura formal de la razn, no
ninguna substancia anmica inextensa14- queda determinada por el estado material
preexistente, estructurado en relaciones sociales objetivas; relaciones de produccin en
palabras de Marx, quien, en la frmula clsica del materialismo histrico, afirmar que la
conciencia no determina el ser, sino que es el ser social el que determina a la conciencia,
apareciendo esta por tanto como una consecuencia histrica15. De ah que la confrontacin
frente al espiritualismo se convierta aqu en enfrentamiento contra el idealismo, entendido
como aquella corriente defensora de la subjetividad en cuanto condicin de posibilidad de lo
13Ibid., p. 38.14Ibid., p. 40.15 La cita entera, sintetizadora de esta visin materialista, dice: En la produccin social de su vida los hombrescontraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de produccin quecorresponden a un determinado grado de las fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones deproduccin forma la estructura econmica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructurajurdica y poltica y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de produccin de la
vida material condiciona el proceso de la vida social, poltica y espiritual, en general. No es la conciencia delhombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia, Karl Marx,Prlogo a la Contribucin a la crtica de la economa poltica; cita tomada de F. Chatelet, Los marxistas y la poltica,Madrid, Taurus, 1977, pp. 38-39.
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real. La rplica del idealismo consistir en presentarse, no como la mera antitesis del
materialismo -produccin de la realidad por la conciencia-, sino como una propuesta que
dota a la conciencia, antes que de la capacidad para determinar la realidad, de la facultad para
configurarla objetivamente, a partir de unas categoras abstractas y trascendentales que,
racionalizadas, componen el universo de la lgica, de las matemticas y de las estructuras
lingsticas comunes; caracteres formales que aplicados precisamente a la realidad material la
dotan de sentido, sin por ello negar su existencia previa. De ah que la tensin entre el
materialismo y el idealismo resulte en realidad ms disimtrica que simtrica. Este doble nivel
de la conciencia -formal y objetivo- continuar siendo repudiado por el materialismo, el cual
intentar explicar, ya con el Engels del Anti-Dhring y de la Dialctica de la naturaleza, la
procedencia de las objetividades formales contenidas en las abstracciones recurriendo al
reconocimiento de una materia genrica real anterior a los fenmenos, o cuando menos dadocon ellos -no ya a la conciencia, ni a los sistemas productivos-; identificando las categoras
cientficas con las propiedades inmanentes de la realidad material; organizando la explicacin a
travs de la nocin de dialctica como ley de movimiento o del desenvolvimiento de todo lo
existente segn dos principios bsicos -la negacin de la negacin, y el salto, a partir de un
cierta dimensin, de lo cuantitativo a lo cualitativo-; y, a la postre, aproximando
peligrosamente, segn Racionero, otra vez el materialismo a una tesis de la naturaleza y al
monismo en ella implcito.
Hasta aqu nuestra introduccin al materialismo como doctrina filosfica, necesaria en
aras de presentar la sistematizacin de las categoras materialistas propuesta por Bueno.
Queremos no obstante concluir adelantando cmo la concepcin que Bueno propone,
subrayar el signo pluralista que su definicin incorpora, distancindose de toda imagen
esclertica de la realidad; as su materialismo constituir una doctrina sistemtica sobre la
estructura de la realidad, caracterizada por su oposicin al materialismo monista (propio del
Diamat) y al idealismo o espiritualismo monistas de cuo teolgico16.
2. Las dos vertientes materialistas en Gustavo Bueno
Nacido en 1924, Bueno se licencia en Filosofa y Letras en la Universidad de Madrid,
obteniendo su doctorado en 1947 con la tesis Fundamento formal y material de la moderna filosofa de
la religin. Entre 1949 y 1960 es catedrtico de filosofa en el Instituto Luca de Medrano de
16 Gustavo Bueno,Espaa frente a Europa, Alba, Barcelona, 1999, p. 466.
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Salamanca, el cual dirige durante nueve aos. Tras este periodo, pasa a ocupar la ctedra de
Historia de la Filosofa y de los Sistemas filosficos en la Universidad de Oviedo, en donde,
adems de dirigir el Departamento de Filosofa, imparte clases de Antropologa y Lgica
iniciando en la disciplina a varias generaciones de filsofos entre los que puede destacarse
Alfredo Deao o Vidal Pea. A finales de los aos sesenta su perspectiva, incardinada en la
estela de las doctrinas sistemticas, comienza a tomar cuerpo, ofreciendo sus primeros
resultados durante la siguiente dcada; ser entonces cuando aparezcan los primeros asomos de
una corriente materialista que, agrupada en torno a su filosofa -a su magisterio y obra-, tomar
el nombre de escuela de Oviedo. Retirado en 1998, desde entonces completa su labor en la
Fundacin Gustavo Bueno, establecida en dicha ciudad.
Integrado pues en la tradicin materialista, en los problemas cruciales que esta suscita,
con una voluntad de desarrollarla informado por los avances de las ciencias positivas, ysitundose en parte al margen de su ltima ortodoxia -tanto sovitica como cientificista;
monista en suma-, el profesor Bueno viene elaborando desde hace ms de treinta aos una
doctrina sistemtica a la que denomina materialismo filosfico. La nocin de sistema que se fragua
desde su ptica histrico-filosfica desborda las concepciones tcnicas17, organizndose ms
bien como una totalidad atributiva compleja constituida por partes heterogneas estratificadas
en varios niveles, dando lugar a una concatenacin de ideas vinculadas en symplok, es decir,
cuyo entrelazamiento supone tanto la conexin como el momento de desconexin de sus
partes, susceptibles de alcanzar una independencia parcial: no todo est vinculado con todo, ni
viceversa18. Su sistema -tan slo entendible en marcha, en perpetuo ejercicio y revisin19- se
compromete a ofrecer los instrumentos y coordenadas desde los cuales comprender la
compleja realidad del presente, adems de absorber e reinterpretar los sistemas previos de
17 Recordemos la definicin de Andr Lalande: Conjunto de elementos, materiales o no, que dependenrecprocamente los unos de los otros de manera que forman un todo organizado, recogido en Gustavo Bueno,Sistema,El Basilisco n 28, (julio-diciembre) 2000, p. 81.18 Recogido de El Sofista de Platn: Si todo estuviese vinculado con todo no podramos conocer nada.Distancindose del pluralismo radical de que nada est vinculado con nada -que aboca al nihilismo-, Buenotampoco postula el que todo este vinculado con todo, con lo que recaera en el monismo que se pretende evitar,sino tan slo pretende subrayar las relaciones sistemticas que mantienen unas partes con otras.19 Tal y como Bueno explica: Un sistema filosfico no es (cuando se le considera desde una ptica materialista)un sistema deductivo que, partiendo partiendo de un principio nico, monista, pueda ser capaz de derivar encascada una muchedumbre de Ideas que fueran desplegando y refractando este principio. Un sistema filosficoconsiderado desde el materialismo pluralista resulta del entretejimiento de Ideas mltiples que proceden, cada unaa su modo, del terreno mismo conceptualizado en el que se asientan las realidades del mundo en marcha (en unamarcha independiente del sistema) del presente, Prlogo, en Pelayo Garca Sierra, Diccionario filosfico. Manual dematerialismo filosfico, Pentalfa, Oviedo, 2000, p. 9.
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explicacin del mundo, de ah su doble temperamento realista y pluralista, alejado de rigideces
dogmticas o axiomtico-deductivas20. El materialismo filosfico de Bueno se presenta as
como una aplicacin sistemtica del racionalismo a la filosofa, como el ejercicio mismo de la
razn crtica filosfica21, caracterizado por defender un pluralismo de signo racionalista que
postula sin embargo la unicidad del mundo en cuanto desarrollo de una materia ontolgico
general que no se reduce al mundo emprico [y] que implica una interpretacin global del
mundo22, enunciando ms extensamente que:
El materialismo filosfico oferta un sistema de coordenadas capaz de traducir a sus trminos el ncleoesencial de la filosofa clsica. Se trata de una doctrina acadmica (no vulgar), crtica (no simplista ydogmtica como el Diamat), dialctica y filosfica (no cientista como la de Havemann), cuya originalidadreside en la afirmacin de que toda filosofa verdadera debe ser considerada como materialista23.
Simplificando al mximo su explicacin, cabra distinguir en dicho materialismo entreuna vertiente ontolgica, ligada a la idea de materia, y una vertiente gnoseolgica, vinculada a
una particular idea de ciencia, y entrelazada a la teora del cierre categorial; vertientes
dialcticamente ensambladas, pero de las que cabe preguntarse por su primaca en el orden del
conocimiento. Si bien cronolgicamente la exposicin de la ontologa materialista fue previa a
la gnoseologa en tanto cuestionamiento metdico de los lmites de lo que hay, cabra localizar
el ncleo duro del corpus terico de Bueno en la teora del cierre que, como teora del
conocimiento cientfico, se configura en tanto propedutica de una ontologa a la que, una vez
formulada, sin duda se abre, sometindola a incesante revisin. As pues, sin perjuicio de la
naturaleza sistemtica y filosfica del materialismo de Bueno, localizaremos en su gnoseologa -
y tal es nuestra interpretacin- la piedra angular que lo genera, alimenta, estructura y mueve. En
todo caso, la misma alusin a la dialctica entre categoras e ideas que esta hace, estar
constantemente apelando a una ontologa materialista capaz de acoger las aportaciones de la
ciencia moderna, siempre que dicho materialismo sea entendido -como de hecho lo entiende
Bueno- de forma pluralista. Consideraremos seguidamente estas dos vertientes con ms detalle.
20 Cabe recordar aqu las palabras de Theodor W. Adorno cuando nos advierte que el materialismo no es eldogma en que ingeniosamente lo transforman sus adversarios, sino la destruccin precisamente de lo calado comodogma, Dialctica negativa, Taurus, Madrid, 1992, p. 192.21 Gustavo Bueno,Ensayos materialistas, Taurus, Madrid, p. 21.22 Gustavo Bueno,Espaa frente a Europa, Alba, Barcelona, 1999, pp. 466-467.23 Gustavo Bueno, Symplok. Filosofa (3 BUP), 1987, p. 47.
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2.1. El materialismo filosfico como materialismo ontolgico: ontologa especial y ontologa
general
Cabe caracterizar al materialismo ontolgico como una concepcin de la realidad o, ms bien,
como el intento de penetrar en el carcter de la realidad, de lo que hay24, y, por consiguiente,
de estipular las coordenadas del pensamiento, constituyendo la posibilidad de la conciencia
crtica (propiamente filosfica) a partir del anlisis de la idea de materia, idea que Bueno
desdobla en funcin de una distincin entre dos planos: el de la ontologa especial y el de la
ontologa general. Como rasgo cenital de tal materialismo cabe resaltar su cariz pluralista, el
mismo que desmarca a Bueno de cualquier identificacin de la materia con propiedades de la
misma definidas en trminos fsicos o corporestas -propios del fisicalismo del Crculo de
Viena, pero tambin de la doctrina del diamat, herederas del materialismo mecanicista de corte
monista
25
-. Podramos decir por ello, antes de pasar a desentraar los niveles nticospropuestos por Bueno, que, al vincular materialismo con pluralismo, nuestro autor lo que
pretende es reconocer al mismo tiempo la unidad del mundo material y la especificidad de
formas de organizacin de los sistemas materiales no reducibles a la fsica26.
Volviendo nuestra atencin sobre los dos planos mentados, observamos cmo al plano
de la ontologa especial corresponde una doctrina de tres gneros de materialidad que, segn
los razonamientos aducidos por el autor, estratifica la materia del mundo en tres gneros, pero
no en tres mundos, denominados: 1) materia primogenrica (M1), gnero del mundo exterior y
fsico, corpreo como los slidos e incorpreo como las ondas electromagnticas, que engloba
a la vez entidades fsico-qumicas y orgnicas; 2) materia segundogenrica (M2), que
comprende los fenmenos psquicos, entendidos como aquellos que se producen en el interior
de los seres dotados de sistemas nerviosos complejos como las operaciones de los sujetos, los
proyectos y planes sociales y polticos de los hombres, los recuerdos, los deseos o las
voluntades27; y 3) materia terciogenrica (M3), referida a los objetos abstractos que sin ser
fsicos tampoco pueden considerarse espirituales ni mentales, tales como los constructos
matemticos el conjunto infinito de los nmeros primos o las rectas paralelas, por ejemplo.
24 Volviendo a la expresin recogida en el famoso artculo de W. O. Quine: On what there is.25 Para un cotejo entre el materialismo Bueno y el propio del naturalismo cienficista o el del diamat, puede leerse elartculo de Iigo Ongay de Felipe, Materia, materialismo(s) y materialismo filosfico, en Patricio Pealver,Francisco Jimnez y Enrique Ujaldn (eds.), Filosofa y cuerpo. Debates en torno a la filosofa de Gustavo Bueno, EdicionesLibertarias, Madrid, 2005, pp. 97-104.26 Miguel ngel Quintanilla, Fundamentos materiales del racionalismo, en M. A. Quintanilla, A favor de la razn,
Taurus, Madrid, 1981, p. 144.27 Gustavo Bueno,Espaa frente a Europa, Alba, Barcelona, 1999, pp. 466-467.
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Los tres gneros de materialidad enunciados por Bueno guardan entre s una relacin de
inconmensurabilidad y heterogeneidad, y si bien el gnero M3 se nos aparecera a su juicio tan
slo en tanto vinculado a los otros dos gneros de materialidad, no obstante es imposible
entender racionalmente el mundo sin contar con las materialidades que abarca ya que, sin
remitirnos a un tercer mundo, pero tampoco desplazndolas como irreales, tal gnero nos
pone delante de los movimientos dialcticos que entraman nuestros razonamientos (como
veremos al tratar del concepto de dialctica en nuestro autor). Y por ms que ante una
situacin dialctica la tctica a adoptar sea la de la cancelacin de la contradiccin, se acceder
justamente a dicha estrategia gracias a estas materialidades terciogenricas abstractas. Este
mismo rasgo abstracto del gnero M3 es el que adems servir a Bueno para solucionar la
dificultad de promover una interpretacin no metafsica de la fundamentacin -y
consecuentemente, del uso legtimo- de los sistemas categoriales
28
, procurando romper con ladisimetra entre el materialismo y el idealismo expuesta anteriormente.
La idea de materia ontolgico-general, por su parte, brotara de las contradicciones
gestadas de la colisin interna entre las materialidades dadas el seno de cada uno de los tres
gneros especiales, en tanto que resulta crtica y dialcticamente de ellos. De hecho, ser ahora
cuando la trascendentalidad de la materia aparezca en tanto resultado de la trituracin de los
lmites de las materialidades particulares dadas, esto es, de un regreso destructor de las
propiedades de estas materialidades concretas, desbordando sus recintos. Siguiendo la va del
regreso -o regressusen el vocabulario de Bueno- se llegar a la idea lmite, negativa e inestable de
materia general, muy prxima a la de contradiccin y que, en un proceso inverso de progreso -
progressus-, se plasmara en las materialidades genricas. En consecuencia, la idea de materia es
trascendente, puesto que a la vez que fija los lmites aun negativos del pensamiento filosfico,
establece en su camino progresivo la condicin de posibilidad de las materialidades concretas 29.
28 Quintn Racionero, Consideraciones sobre el materialismo, en La filosofa de Gustavo Bueno, EditorialComplutense, Madrid, 1992, p. 59.29 Parte de esta descripcin conceptual se debe Francisco Jos Martnez,Metafsica, UNED, Madrid 1991, pp. 224-226. Bueno replantea de este modo la definicin de materia recogida en el Diccionario de Filosofade M. M. Rosentaly P. F. Iudin, que nos dice que: La materia no existe ms que en la infinita multiplicidad de formas concretas deorganizacin estructural, cada una de las cuales posee diferentes propiedades e interacciones, una estructuracompleja y constituye un elemento de un sistema, ms general. Sera por tanto errneo buscar la materia comotal, una substanciaprimaria invariable, fuera de sus formas concretas, p. 297. La propuesta de Bueno implicararealizar un paso ms respecto de dicha caracterizacin puesto que, sin pretender precisar la definicin ltima de laidea de materia -nada ms lejos de su intencin-, la dota sin embargo de entidad, aun en tanto instancia crtica, nopositiva pero tampoco metafsica.
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No procede pues identificar la idea de materia general con ninguna determinacin concreta ni
por supuesto con el corporesmo.
Del anterior esbozo se comprende, segn nuestro autor, que la idea de materia sea ante
todo -gentica, constitutivamente- una idea crtica, pues no se toma del mundo, sino de la
crtica dialctica, en forma de regreso y pulverizacin de las categoras mundanas,
configurndose de esta manera como instancia limitante, y evitando, por fin, tanto la
trasposicin de las propiedades y categoras del mundo, entendido como unidad, a la materia,
como la inversin de la ontologa general, por la ontologa especial30, como la tesis de la
unicidad del ser, propias de la metafsica tradicional. Este rasgo crtico le conferir a la idea de
materia un dinamismo permanente, cuyo origen metdico se encuentra en el enlace existente
entre las ideas y categoras. Por lo tanto, la idea de materia no puede quedar fija, sino que se
modula constantemente a partir del desarrollo que las ciencias positivas despliegan.Finalmente, la propia metodologa crtica y dialctica constitutiva de la idea de materia,
conduce a que la misma se presente como la Idea de la pluralidad indeterminada, infinita, en
la que no todo est vinculado con todo31. El pluralismo supondr as la apertura a un amplio
abanico de consideraciones filosfico cientficas de la realidad, aunque inicialmente estas
siempre hayan de recurrir a una explicacin inmanente de los fenmenos observables;
fenmenos, por su parte, cuyos elementos tendern a una ordenacin -en la metodologa de
Bueno- segn lneas esenciales o estructurales. La repercusin de la idea de materia podemos
entenderla en definitiva en dos sentidos, en tanto idea lmite de la razn situada en un estrato
distinto al de los objetos y conceptos mundanos propios de las materialidades concretas; y, en
segundo lugar, por cuanto supone un criterio tentativo aun provisional de los lmites del
conocimiento, enlazando aqu con la gnoseologa.
2.2. El materialismo filosfico como materialismo gnoseolgico
El materialismo gnoseolgico, o teora de la ciencia propia de Bueno, puede definirse como
aquella concepcin de la ciencia o, mejor, de las ciencias, que, partiendo de ciertas ideas
filosficas -como lo son las propias ideas de categora, de materia o de ciencia-, y en
conjuncin con el anlisis metodolgico y particular de los sectores materiales implicados en
los crculos cientficos con que se traten, consigue ofertar un mapa del mbito propio en el que
30 Gustavo Bueno,Ensayos materialistas, Taurus, Madrid, 1972, p. 53.31Ibid., pp. 45-46.
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se desenvuelven las ciencias positivas. En palabras del propio autor, el materialismo
gnoseolgico se define como:
Una teora de la ciencia que adopta el punto de vista gnoseolgico, ofreciendo una clasificacin de los
conocimientos humanos en base a criterios explcitos de corte materialista, una clasificacin de lasalternativas metacientficas relevantes desde el punto de vista de la dualidad materia/forma(descripcionismo, teoretecismo, adecuacionismo y circularismo), y una teora sobre la gnesis, estructura y
validez de las ciencias conocida emblemticamente como teora del cierre categorial32.
Podemos entender esta gnoseologa por tanto como una teora de la ciencia enfocada
desde una perspectiva lgico-material, y organizada en torno a una distincin entre
materia/forma aplicada a las ciencias particulares. Una caracterizacin doctrinal de esta
gnoseologa corre el riesgo sin embargo de perder su significado primordial, pues el
materialismo gnoseolgico no es tanto una doctrina como un mtodo de anlisis de las
ciencias33. Por ello, resulta incomprensible sin apelar a la teora de cierre categorial, en la que se
despliegan sus lneas generales. Estas lneas sern las que conduzcan a la comprensin del
proceso de constitucin objetiva de una ciencia en tanto construccin cerrada destinada al
establecimiento de las verdades cientficas en forma de identidades sintticas, verdades
establecidas a partir de la relacin transversal de cursos operatorios confluyentes dados en el
interior de un contexto determinado34. Segn esto, el carcter constructivista de esta teora se
hace patente. Pero ha de insistirse -y as lo expresa Bueno- en que tales lneas habrn de
demostrarse siempre a travs de anlisis gnoseolgicos particulares; de ah que la validez de suteora quede siempre comprometida a una demostracin ex post facto, en tanto constituye una
versin lmite del principio verum est factum35. De aqu se sigue el que pueda distinguirse entre
una gnoseologa especial y una gnoseologa general, o entre una teora especial y una teora
general de la ciencia. Nos detendremos brevemente en cada uno de estos niveles.
En primer lugar, la gnoseologa entendida en un sentido general pretende determinar una
idea general de ciencia que consiga servir de referencia para sopesar el estatuto cientfico de
una disciplina determinada, esto es, su grado de cientificidad, a partir de dos procesos, uno
analtico, destinado a determinar anatmica o estructuralmente las partes formales
32 Gustavo Bueno, Symplok, Jcar, Madrid, 1987, p. 455.33 Gustavo Bueno.Qu es la ciencia?, Pentalfa, Oviedo, 1995, p. 37.34 Aproximndose con ello a una concepcin de la verdad cientfica que sintetiza dos postulados: la de la verdadcomo proceso -propia del pensamiento dialctico- con la de la verdad como resultado.35 Este concepto del conocimiento se lo debemos originariamente a Vico cuando en su De antiqusima italiorumsapientia(1710) sostiene que: El criterio y la regla de la verdad es el haberla hecho.
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constitutivas de las ciencias36, partes gnoseolgicas analticas constituidas por trminos,
fenmenos, contenidos fisicalistas, normas, etc.; y otro segundo, sinttico, orientado a la
constitucin dinmica o fisiolgica de las ciencias en funcionamiento37, cuyas partes estaran
constituidas de teoremas, clasificaciones, demostraciones, etc., no olvidando su mayor grado de
complejidad con respecto a las partes analticas. En un segundo plano gnoseolgico, el de la
teora especial de la ciencia, Bueno determinar la constitucin y lmites internos de una
ciencia positiva concreta38. La precisin es fundamental ya que, como nos recuerda David
Alvargonzlez, la idea gnoseolgico general de ciencia descansa [...] sobre los anlisis
gnoseolgico-especiales sin los cuales carece de sentido, en la medida en que se trata de una
construccin filosfica realizada sobre otros conocimientos39.
Una cuestin merece especificarse en este punto, a saber, aquella que se pregunta por la
opcin de Bueno de disear su teora del conocimiento cientfico gnoseolgicamente, en vezde epistemolgicamente. El mismo autor nos explica que toda su gnoseologa se organiza en
torno a la distincin entre materia y forma cuando se aplica a las ciencias, y por tanto queda
circunscrita a la determinacin de la materia y de la forma de las ciencias, mientras que, por su
parte, la epistemologa, como teora del conocimiento verdadero, se organizara alrededor de la
distincin entre el sujeto (cognoscente) y el objeto de conocimiento40. Consecuentemente
entendemos que, segn nuestro autor, la cuestin sobre el objeto y lmites del conocimiento en
un mbito que se pregunta en ltima instancia por la validez del conocimiento, no puede
descuidar la referencia ineludible a las mediaciones prcticas y materiales previas 41, extra-
proposicionales, pero igualmente estructurales; gnoseolgicas al cabo.
Una vez expuesta la doble vertiente materialista, nos es imprescindible completar las
notas ms caractersticas del materialismo filosfico examinando los rasgos centrales de la
36 Gustavo Bueno, Teora del cierre categorial, vol. 5, Pentalfa Oviedo, 1993, p. 211.37Ibid., p. 211.38Ibid., p. 211.39 David Alvargonzlez, Materialismo gnoseolgico y ciencias humanas: problemas y expectativas, en La filosofade Gustavo Bueno, Editorial Complutense, Madrid, 1992, p. 134.40 Vase: Gustavo Bueno, Teora del cierre categorial, vol. 5, Pentalfa, Oviedo, 1995, p. 196. La precisn ha sidoexplicada en otros lugares de su obra. As, en su obra Nosotros y ellos, leemos: La perspectiva gnoseolgica sedistingue de la epistemolgica internamente porque privilegia las relaciones conjugadas entre materia y forma,tanto en el plano analtico como en el metacientfico categorial. En el plano metacientfico son gnoseolgicas lasteoras de la ciencia que fracturan las cosas en sus partes formales en lugar de regresar a sus componentesgenricos o partes materiales,Nosotros y ellos, Pentalfa, Oviedo, 1990. p. 124.41 Vase la entrada Epistemologa de Juan Bautista Fuentes Ortega en Terminologa cientfico-social. Aproximacincrtica(dir. Romn Reyes.), Anthropos, Barcelona, 1988, pp. 341-342.
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metodologa implicada, metodologa que, desde los procesos que integra, explica a modo de
bisagra la ntima conexin entre gnoseologa y ontologa.
2.3. La metodologa materialista
Ante todo ha de advertirse cmo nos hallamos aqu ante un marco metodolgico y no ante una
metodologa concreta, propia de disciplinas cientficas que, configurando un sistema de
operaciones, estuviese dispuesta a ser aplicada. De ah que, a modo de envoltura, la
metodologa materialista asuma y desborde metodologas particulares, estableciendo un punto
de partida y orientando en su caso fases analticas, amn de ocupar un papel referencial a la
hora de escudriar los desarrollos operatorios que atraviesan las ciencias en ejercicio. As, el
materialismo metodolgico se manifestar primeramente por su capacidad para acoger diversos
procedimientos de razonamiento, fundamentalmente cientficos. Como derivacin suya nosencontraremos con una tendencia organizativa de los materiales de estudio que procede a
travs de una ordenacin discriminatoria y clasificatoria de los elementos investigados en
clases, campos y totalidades, que guardan una cierta independencia entre s: en dicha tendencia
residir parte del componente crtico de la metodologa de nuestro autor. En efecto, de lo que
en Bueno se trata cuando se habla de crtica es ante todo de ejercer una minuciosa tarea de
clasificacin que sistematice los contenidos investigados, a fin de reorganizarlos, esto es, de
totalizarlos filosfica o cientficamente, enclasando sus partes42. La crtica en tanto clasificacin
conforma as uno de los mtodos fundamentales del proceder materialista en nuestro autor y,
como nos recuerda Patricio Pealver: Cabe localizar ah el resorte metdico decisivo de su
indita responsable relacin con la sistematicidad estructural de la filosofa. La proliferacin de
clasificaciones en los ms diversos contextos y el uso metdico de categoras lgicas en las ms
diversas orientaciones de la construccin filosfica de Bueno llama la atencin de entrada43.
En esta lnea, debemos subrayar cmo la teora gnoseolgica de los todos y las partes -
clave instrumental para la correcta comprensin del discurso sistemtico en Bueno- se
incardina en la misma metodolgica crtica, por cuanto la clasificacin cubre, tanto el
procedimiento conducente al establecimiento de la totalidad como el sistema de sus partes -
42 Literalmente: Lo primero que diremos es que entendemos la crtica, considerada en su estructura lgica, antetodo, como una operacin que tiene que ver con la clasificacin, en tanto incluye la discriminacin, la distincin yla comparacin, Gustavo Bueno,Qu es la filosofa?(2 ed.), Pentalfa, Oviedo, 1995, pp. 44-45.43 Patricio Pealver, Presentacin, en Patricio Pealver, Francisco Jimnez y Enrique Ujaldn (eds.), Filosofa ycuerpo. Debates en torno a la filosofa de Gustavo Bueno, Ediciones Libertarias, Madrid, 2005, p. 14.
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formacin de figuras o partes a partir del todo-, como el procedimiento inverso: paso de las
partes al todo44. As, la primera distincin gnoseolgica para desentraar la orientacin de sus
anlisis radicar en separar las clases atributivas (cuando las relaciones de las partes a clasificar
son asimtricas) de las distributivas (cuando las relaciones de las partes a clasificar son
simtricas, transitivas y reflexivas), distincin equivalente a los modos en que las totalidades se
organizan, segn sus partes se presenten independiente o unitariamente, es decir, distributiva o
atributivamente. Expliqumonos.
Segn Bueno, la idea de todo es imprescindible en teora de la ciencia (y
coextensivamente la idea de parte), por lo que le resulta forzoso desmarcarse de todo tipo de
pensamiento fragmentario -o renuncia supuestamente madura de los grandes relatos- que no
se enfrente a los desafos que su presencia plantea. En consecuencia, articula una teora
holtica general de cariz filosfico material, y no cientfica o meramente formal que, sin recaeren una visin total, enciclopdica o terminada de la realidad -metafsica o directamente mstica,
en tanto discurso genrico sintetizador-, comienza proponiendo una distincin lgica
fundamental, la que media entre totalidades atributivas y totalidades distributivas, en razn de
los dos modos de unidad en que estas se presentan. As totalidades atributivas son aquellas
cuyas partes estn referidas las unas a las otras, ya sea simultneamente, ya sea sucesivamente;
totalidades distributivas son aquellas cuyas partes se muestran independientes las unas a las
otras en el momento de su participacin en el todo45. La introduccin de la doctrina holtica
en tanto perspectiva totalitaria -resultante del circuito procesual constructivo (regresivo y
progresivo) conformado en los diversos campos de estudio- se le hace imprescindible desde el
momento en que se pretenda delimitar metdicamente un crculo de investigacin, categorial o
no (las categoras son totalidades, aunque no siempre una totalidad es una categora), acaso
trascendental o filosfico, susceptible de explotacin recurrente y sistemtica. Paralelamente,
tal metdica estar ntimamente conectada con el proceder dialctico que dirige el movimiento
regressus-progressusde exploracin, y cuya formulacin en Bueno dejamos para ms adelante. No
44 Julin Velarde, Lgica formal, Pentalfa, Oviedo, 1982, p. 206. En palabras de Bueno: Las clasificaciones implicandesarrollos de todos en partes y recprocamente: el sistema peridico de los elementos -contenido central de laQumica clsica- es una clasificacin y, por ello mismo, una totalizacin en forma de sistema, Gustavo Bueno,Teora del cierre categorial, vol. 2, Pentalfa, Oviedo, 1993, p. 126.45 Gustavo Bueno,Qu es la filosofa? (2 ed.), Pentalfa, Oviedo, 1995, p. 123. Por ejemplo un dodecaedro podrconsiderarse, bien atributivamente, como el conjunto de doce pentgonos adosados por sus lados de modocerrado, o bien distributivamente, atendiendo independientemente a cada uno de los pentgonos por cuantoparticipan aisladamente de las propiedades del todo. Sealar por lo dems que el trmino holtico alude enBueno a todo aquello en lo que se relaciona los todos y las partes.
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podemos pasar por alto el que las totalizaciones cientfico-categoriales regulan a su juicio el
esquema mismo de toda racionalizacin, reorganizando el marco recorrido, si bien y aun
partiendo de ellas, las totalizaciones trascendentales -propias de la filosofa- constituyan su
radical crtica racional, en tanto se replantean una y otra vez los saberes dados de antemano,
remontando incluso el plano de las hiptesis cientficas46. Con todo, y a fin de no caer en un
planteamiento meramente genrico que confunda desde presupuestos holsticos las
propiedades de las esferas tratadas, ser paso obligado estipular siempre el carcter y lmites de
la totalidad en cuestin (organismos, ciencias, sociedades precisas, etc.).
El propio proceso de construccin de una ciencia categorial nos ofrecer en su momento
la mejor ilustracin de esta forma de configuracin en la que se inscribe la teora de los todos y
las partes; baste con adelantar de momento la definicin que se propone de las ciencias como
estructuras operatorias, proposicionales y particulares que, en tanto construcciones parceladas,se consolidan segn una operatividad circular al modo de practicidades cerradas, frente al mbito
de los conocimientos no positivos, entendidos esta vez como practicidades abiertas47. Tendremos
la oportunidad de detenernos sobre estas cuestiones a la hora de desbrozar las lneas
fundamentales de la teora del cierre categorial. Reiteremos en todo caso cmo el materialismo
metodolgico de Bueno, adems de corresponder al proceso de investigacin cientfica, delinea
asimismo el modo del discurso filosfico, pues este, en su aproximacin a la realidad, recoge el
canon del uso de la racionalidad cientfica. Como el propio autor sostiene:
Las distancias que hay que establecer entre los procedimientos cientficos (tan diversos a su vez entre s) ylos procedimientos filosficos no impiden la sospecha, ni excluyen el reconocimiento, de una afinidad deprincipio, fundada en la razn, entre el saber cientfico y el saber filosfico.48
Trazo caracterstico de esta metodologa estribar por lo dems en su contacto con los
materiales propios implicados en la investigacin cientfica. Este rasgo lo deduce Bueno de la
naturaleza operatoria de todo proceder racional y de la naturaleza corprea de toda operacin
en cuanto vinculada al sujeto operatorio49. Comprobamos entonces cmo el materialismo
metodolgico equivale inicialmente a una suerte de manipulacin quirrgica siempre alerta de
46 Vase Gustavo Bueno,El papel de la filosofa en el conjunto del saber, Ciencia Nueva, Madrid, 1970, pp. 98-105.47 Segn la distincin de Alberto Hidalgo propuesta en su artculo Estirpe y sistema de la teora del cierrecategorial, en La Filosofa de Gustavo Bueno, Editorial Complutense, Madrid, 1992, pp. 71-104. Distincin suscritapor el propio Bueno enQu es la filosofa?(2 ed.), Pentalfa, Oviedo, 1995, p. 117.48 Gustavo Bueno, Qu es la filosofa?(2 ed.), Pentalfa, Oviedo, 1995, p. 119.49 Pelayo Garca Sierra, Diccionario filosfico. Manual de materialismo filosfico, Pentalfa, Oviedo, 2000, p. 28.
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no desentenderse de los materiales de referencia, desliz con el que se incurrira, segn Bueno,
en tendencias formalistas, insuficientes en todo tipo de investigacin. Por lo tanto, podemos
percibir ya claramente cmo las directrices que guan su gnoseologa, en cuanto se atienen a la
determinacin de la relacin entre la materia y la forma de las ciencias, se coordinan
necesariamente con la metodologa materialista, mxime si se recuerda que la ptica con que
observa tal relacin -aquella que propone la reabsorcin conjugada de la forma en la materia de
cada ciencia positiva y que acabar definiendo a su gnoseologa como anlisis lgico material-
no supone una consideracin a prioride las particularidades de las ciencias, sino que parte de
estas para establecer los lmites de la investigacin. As:
Sera preferible hablar, ms que de una doctrina materialista unitaria y acabada, de diversas doctrinas yplanteamientos materialistas, relativamente independientes entre s. Pues estas doctrinas no pueden
interpretarse como si fueran meros eslabones de una cadena deductiva nica, puesto que son ms biencomo el conjunto de los edificios que, aun trazados con arreglo a una forma de cimentacin comn, estnmoldeados cada uno por las exigencias del terreno y de los propios materiales de construccin, y han de iracumulndose y reforzndose los unos a los otros y por los otros50.
De ah que una mayor concrecin del materialismo metodolgico resulte aproximativa y
slo pueda cristalizar tras extraer -en una investigacin cientfica por ejemplo, pero tambin
filosfica- las relaciones circulares o concatenadas y, en cualquier caso, sistemticas, que quepa
establecer. Un movimiento metodolgico pendular sin embargo se supondr siempre en
marcha en el estudio de todo campo, como se ha visto; nos referimos a la doble estrategia del
regressus yprogressus que entramar los anlisis y sntesis oportunos, acotados o no a una
categora.
3. Las nociones bsicas del materialismo filosfico de Gustavo Bueno
Hemos de considerar finalmente los esquemas conceptuales bsicos insertos en el materialismo
filosfico. Tales esquemas sern aquellos por los que se organizan las materialidades en torno a
dos espacios, un espacio antropolgico y un espacio gnoseolgico, no inconmensurables
esta vez entre s, mas tampoco reducibles el uno al otro, bajo cuyas coordenadas se accede a ladinmica propia del sistema filosfico de Bueno. Continuamente nos encontraremos en su
obra con proposiciones y referencias localizadas en las lindes de tales marcos, con los que
adems habr que contar a la hora de penetrar en los contenidos propios de su politologa. Por
50 Gustavo Bueno, Materialismo filosfico como materialismo metodolgico, Prlogo a Alfonso FernndezTresguerres, Los dioses olvidades. Caza, toros y filosofa de la religin, Pentalfa, Oviedo, 1993, p. 9.
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aadidura, nos vemos impelidos a adelantar aqu el sentido que cobran algunas de las nociones
inscritas en su sistema, tales como la de racionalidad o la de dialctica, adems de esclarecer las
dudas que surgen de resueltas de preguntarnos qu es una idea para Bueno, un concepto o una
categora, o bien de indagar cules sean las funciones propias de la ciencia y de la filosofa. En
el presente epgrafe nos detendremos pues en definir los significados que toman ciertos
conceptos bsicos en Bueno que, no por ser algunos de ellos comunes a toda terminologa
cientfico-social, han de apuntar a un sentido unvoco. Ms bien al contrario, ser la polisemia
de tales conceptos lo que pretender depurarse, tomando como referencia los criterios del
mismo autor, y ello en la medida en que es la claridad expositiva aquello que pretende
garantizarse al describir los enfoques y perspectivas con los que conforma su filosofa. Sin
pretensin de extendernos en un desarrollo definicional exhaustivo, esta parada no se
extender ms all de un esbozo que ir completndose gradualmente en el desarrollo denuestro estudio.
3. 1. Los espacios conceptuales: el espacio antropolgico y el espacio gnoseolgico
3.1.1. El espacio antropolgico y el replanteamiento de las lneas del materialismo filosfico
La nuclearidad que la expresin espacio antropolgico adopta en el sistema de Bueno se halla, no
tanto en el rol que cumple en cuanto contexto envolvente de los objetos investigados en el
mbito de la Antropologa, cuanto en el papel medular que le compete en la elaboracin de su
teora de la ciencia y su filosofa. Ciertamente, tal expresin se nos aparece en primera instancia
como nocin a la que Bueno apela en un razonamiento que indaga acerca del estatuto
cientfico de la Antropologa, entendida en sentido general. Pero a continuacin, y en virtud
precisamente de las conclusiones que ponen en cuestin la autonoma disciplinar de tal campo,
comprobamos cmo la nocin de espacio antropolgico adquiere en Bueno una magnitud
semntica por la que pasa a convertirse en un concepto clave desde el que reubica sus lneas
doctrinales51. Ms que como determinacin del contexto del material antropolgico -y aun sin
menospreciar desde luego tal denotacin primaria-, el espacio antropolgico puede pues
51 Bueno desarroll un esbozo del concepto de espacio antropolgico en el contexto del ensayo de categorizacindel campo de la Antropologa, vase el Eplogo de Etnologa y Utopa. Respuesta a la pregunta: Qu es Etnologa?,
Jcar Universidad, Madrid, 1987. Un estudio ms pormenorizado lo hallamos en Sobre el concepto de espacioantropolgicoen El sentido de la vida, Pentalfa, Oviedo, 1996, pp. 89-114. Aqu cifraremos la relevancia delconcepto segn el significado filosfico que alcanza ms all de tal campo, precisamente por desbordarlo.
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entenderse segn el relieve aadido que le confiere el propio autor, esto es, en tanto que su
referencia abarca al mundo ntegramente conceptualizado de nuestro presente.
Bueno, siguiendo un curso caracterstico de su metodologa en cuanto crtica y
dialctica, emprende su propuesta definitoria reexponiendo una historia filosfica del concepto
que va desde las concepciones mitolgico-gnsticas hasta la visin propia del marxismo,
pasando por los tratamientos aristotlico, cristiano-musulmn, baconiano, kantiano y
hegeliano52. Detenindose especialmente en la perspectiva alemana, caracterizada por
representarse un espacio antropolgico bidimensional reducido a dos ejes -(Hombre/Espritu)
en Hegel, y (Hombre/Naturaleza) en Marx-, la rechazar por considerarla deudora de un
subjetivismo antropolgico y psicolgico vinculado a una metafsica antropocntrica.
Recuperar entonces el potencial de las concepciones tridimensionales, propias de las
religiones, aunque matizando su enfoque a travs de Fichte: interpretando antropolgicamentelos fenmenos religiosos. De esta forma, Bueno dibujar tres ejes en los que repartir los
contenidos del mundo accesible a los humanos. Su delineamiento parte, por razones de ndole
dialctica y no emprica o intuitiva53, de un eje antropolgico, que agotara sin desbordarlo el
concepto de lo humano. Subsiguientemente, traza una dimensin complementaria a este, la de
la naturaleza no personal humana. En un ltimo quiebro lgico de su argumento desemboca,
por fin, en la posibilidad de incorporar un plano en que se conciban entidades reales
personales pero no humanas. La organizacin del espacio antropolgico quedar as
diseada segn tres ejes: el eje circular, donde se producen las relaciones de lo humano con lo
humano, o relaciones circulares (H-H); el eje radial, propio de las relaciones entre lo humano y
el entorno natural, tambin denominadas relaciones radiales (H-N); y, por ltimo, el eje
angular, en el que se dan las relaciones de lo humano con los nmenes en general, segmento de
las relaciones angulares. Bueno justificar la denominacin de sus ejes a raz de un diagrama de
puntos dispuestos en dos crculos concntricos que representan las regiones humanas y no
humanas, y de radios y ngulos entre ellos, representando al tercer eje54. Sentado esto,
quedaran por constatar las dimensiones en las que segn nuestro autor se daran las relaciones
entre los tres ejes. A tales efectos, el autor distingue dos ngulos -material (alfa) y cultural (pi)-
52 Recogida en Etnologa y Utopa. Respuesta a la pregunta: Qu es Etnologa?, Jcar Universidad, Madrid, 1987, pp.180-185.53Ibid., p. 183.54 Puede verse una ilustracin de tal disposicin en Gustavo Bueno,El sentido de la vida, Pentalfa, Oviedo, 1996, p.99.
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que, en su aplicacin a las relaciones producidas en los tres ejes, se despliegan en seis tipos de
perspectivas relacionales: de ndole zoolgica (nivel alfa) o simblica, (nivel pi), en cuanto a las
relaciones circulares se refiere; de tipo fisiolgico o termodinmico (nivel alfa), o tecnolgico
(nivel pi), por lo que respecta a las relaciones radiales; y de carcter biolgico o ecolgico (nivel
alfa) o religioso (nivel pi), en la esfera de las relaciones angulares. Segn lo antedicho, es
importante comprender que las conexiones que se producen en el interior de cada plano estn
en parte mediadas por componentes de los planos externos; de ah que las relaciones entre los
hombres estn condicionadas por el desarrollo tecnolgico o por el carcter religioso de la
sociedad en la que se encuentren.
A partir del concepto de espacio antropolgico, Bueno se ve facultado para rotular las
tres regiones definitorias del materialismo filosfico (histrico, cosmolgico y religioso)
ofrecindonos un esquema esclarecedor desde el cual poder aproximarnos a sus tesis.Efectivamente, segn el eje circular, aquel en el que se encuentran los hombres y los
instrumentos mediante los que se relacionan, el materialismo filosfico se entiende bajo la
ptica del materialismo histrico; segn el eje radial, donde se nos aparece la naturaleza no
personal humana, el materialismo filosfico cobra el aspecto de un materialismo cosmolgico,
en el cual se incluye el materialismo gnoseolgico; por ltimo, segn el eje angular, el
materialismo filosfico se configura como un materialismo religioso que postula la naturaleza
corprea de los sujetos numinosos que han rodeado a los hombres durante milenios, y se gua
por el principio de que el hombre no hizo a los dioses a imagen y semejanza de los hombres,
sino a imagen y semejanza de los animales55. Estimamos que este tratamiento no cancela la
distincin que por nuestra parte establecimos, entre una vertiente ontolgica y una vertiente
gnoseolgica. Tal distincin seguira en pie debido fundamentalmente a que atraviesa cada una
de las tres lneas mencionadas. Y es que el materialismo gnoseolgico no podra comprenderse
sin la dialctica que lo conecta a una cierta ontologa antes que a otra, dado su ensamblaje
mutuo. En este punto, podemos justificar la pertinencia de la distincin propuesta recurriendo
a supuestos sostenidos por el propio autor, quien mantiene que toda filosofa de la ciencia
implica un cierto tipo de filosofa, entendiendo por tal un cierto tipo de ontologa, o
concepcin de mundo, y de meta-filosofa, o doctrina sobre la naturaleza de la filosofa56.
55 Gustavo Bueno,Qu es la filosofa?(2 ed.), Pentalfa, Oviedo, 1995, p. 84.56 Vase al respecto: Gustavo Bueno,Qu es la ciencia?, Pentalfa, Oviedo, 1995, p. 103.
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3.1.2. El espacio gnoseolgico
Consideraremos este segundo espacio de manera ms breve, debido a que tendremos ocasin
de profundizar en l en el prximo captulo. Baste con sealar de momento que Bueno
establecer este espacio en vistas a organizar los contenid