poemas de osip mandelstam

9
POEMAS DE OSIP MANDELSTAM Sin creer en el milagro de la resurrección... Sin creer en el milagro de la resurrección paseábamos nosotros por el camposanto. —¿Sabes? Esta tierra me trae recuerdos de aquellas colinas .......................................... .......................................... donde se despeña Rusia sobre un mar negro y sordo. Por las pendientes del monasterio se extiende un ancho prado. Yo nunca quise ir al sur

Upload: alejogrelo

Post on 09-Nov-2015

14 views

Category:

Documents


4 download

DESCRIPTION

Poemas de Osip Mandelstam

TRANSCRIPT

POEMAS DE OSIP MANDELSTAM

Sin creer en el milagro de la resurreccin...

Sin creer en el milagro de la resurreccinpasebamos nosotros por el camposanto.Sabes? Esta tierra me trae recuerdosde aquellas colinas....................................................................................donde se despea Rusiasobre un mar negro y sordo.

Por las pendientes del monasteriose extiende un ancho prado.Yo nunca quise ir al surdesde las afueras de Vladmir.Pero quedarse en este lugar sombroy piadoso, perdido en medio del bosque,con esa monja tenebrosa,significaba la desgracia.

Beso este codo bronceadoy una parte de la crea frente.Lo s: se qued plidabajo el mechn doradode los cabellos morenos.Beso la mueca, que an conservala marca del brazalete.El trrido verano de Turideobra tales milagros.

Cuando te bronceastey al pobre Jess fuiste a visitar,besndolo continuamente,estabas ya orgullosa en Mosc.Slo nos queda un nombre:un sonido milagroso, por mucho tiempo.Acepta, pues, esta arenaque con mis palmas ahora vierto en tus manos.

1916

Esta noche es irremediable...

Esta noche es irremediable.Pero en vuestra casa an hay luz.A las puertas de Jerusalemsali un sol negro.

El sol amarillo es ms terrible,duerme, mi nio, duerme,en un luminoso templo los judosdieron sepultura a mi madre.

Sin la bendicin divina,excluidos del sacerdocio,en un luminoso templo los judosoficiaron una misa por la difunta.

y sobre mi madre resonaronlas voces de los hijos de Israel.Me despert en la cuna,alumbrado por un sol negro.

1916

Solominka

1

Cuando no duermes, Solominka, en tuinmenso tlamoy aguardas, insomne, que, alta y graveuna pesadez tranquila que puede ser tristedescienda desde el techo a tus leves ojos.

Pajita sonora, brizna de paja seca,bebiste la muerte y te hiciste ms tierna,al quebrar la dulce pajita inerte.No, Salom, no, sino una brizna de paja.

En las horas de insomnio los objetos pesan msy aparentan ser menos: as es el silencio.Refulgen en el espejo las almohadas, llenas de blancura,y en un torbellino se refleja la cama.

No, no es Solominka de solemne satn,en la inmensa alcoba, sobre el negro Neva.Doce meses cantan la hora fatal,en el aire vaga un plido hielo azul.

Diciembre exhala solemne su hlito,como si en la habitacin fluyera el pesado Neva.No, no es Solominka, sino Ligeia, una lenta muerte.Os ense palabras dichosas.

2

Os ense palabras dichosas:Lenore, Solominka, Ligeia, Serafita.En la inmensa alcoba, el pesado Nevay sangre azul que mana del granito.

El solemne diciembre refulge sobre el Neva.Los doce meses cantan la hora fatal.No, no es Solominka de solemne satnquien siente un lento y fatigoso sosiego.

En mi sangre vive la Ligeia de diciembre,cuyo amor solemne reposa en el sarcfago.y esa Solominka, puede ser Salom,muerta de pena, ya no volver.

1916

El decembrista

Que el senado pagano sea testigo!Estos hechos no mueren!Encendi la pipa y se abroch la blusa.Al lado juegan al ajedrez.

Troc su sueo ambicioso por una cabaaen los srdidos confines de Siberiay una pipa adornada en su boca mordaz,que clam la verdad en el mundo de la pena.

Chapotearon por vez primera las barcas germanaEuropa lloraba cautiva,y las negras cuadrigas se encrespabanen las vueltas triunfales.

En los vasos flambeaba a menudo el ponche azul.Y con el gran rumor del samovaren voz muy baja hablaba la amiga renana,guitarra amante de la libertad.

An suscita vivas vocesla dulce libertad del ciudadano!Pero los ciegos cielos no quieren sacrificios:son ms seguros el trabajo y la constancia.

Todo se ha enredado, y no hay nadie a quien decirque el fro poco a poco invade todo.Todo se ha enredado, y es dulce repetir:Rusia, Leteo, Lorelei.

1917

Tristia

Estudi la ciencia de la despedidaen las calvas quejas de la noche.Rumian los bueyes y la espera se alarga,la ltima hora de las vigilias de la ciudad.Sigo el rito de esta noche del gallo,cuando, tras llevar una penosa carga,los ojos llorosos miraron a lo lejos,y lgrimas de mujer se mezclaron con el canto de las musas.

Quin puede saber al or la palabra despedidaqu separacin nos aguarda?Qu nos anuncia el canto del gallocuando la llama arde en la Acrpolis?Y en la aurora de una nueva vida,cuando en el zagun perezosamente rumia el buey,por qu el gallo, heraldo de la nueva vida,en la muralla de la ciudad agita sus alas?

Y yo amo el hilo de la costumbre,se desliza la canoa, susurra el huso.Mira: a nuestro encuentro, como pluma de cisnevuela ya, descalza, Delia.Oh, msera trama de nuestra vida,donde es tan pobre el lenguaje de la alegra!Todo pas antes, todo se repetir de nuevo.Y slo nos es dulce el instante del reconocimiento.

Que as sea: una figura transparenteyace inmaculada en el plato,como la piel tersa de una ardilla.Una muchacha, inclinada hacia la cera, la contempla.

No nos toca adivinar la suerte del Erebo.Para las mujeres es cera lo que para los hombres es cobre.A nosotros slo en las batallas nos habla el destino,y a ellas, les es dado morir leyendo el futuro.

1918

En los ptreos contrafuertes del Pireo...

En los ptreos contrafuertes del Pireoformaron las Musas el primer corro,para que, como abejas, los lricos ciegosmiel de Jonia nos regalaran.Y de la burilada frente de la doncellaun fro sublime descendipara revelar a los biznietos lejanoslas dulces tumbas del archipilago.

Se apresura la primavera a pisar los prados de Hlade.Calz Safo sus mejores sandalias,y a martillazos las cigarras cincelan,como canta la cancin, una sortija.Un recio carpintero hizo la casa,para la boda degollaron todos los gallos.

Y la lenta tortuga-liraa duras penas, sin dedos, se arrastra,al sol de Epiro se tumbay sigilosamente su dorado vientre calienta.Quin la acariciar?Quin la har dormir?En sueos espera a Terprandro,presintiendo acaso el asalto de sus secos dedos.

De la fra fuente abreva la encina,la hierba desnuda rumorea,y para deleite de las avispas exhala la pulmonaria.Dnde estis, islas sagradas,donde no se come pan partido,y slo hay miel, vino y leche,donde la ruidosa labor no aflige al cielo,y la rueda suavemente gira.

1919

Hacia la tierra vaca, cojeando sin querer...

I

Hacia la tierra vaca, cojeando sin querer,con desigual y dulce pasoella camina, adelantndose apenasa su rpida amiga y al joven que le lleva un ao.La arrastra la libertad oprimidadel defecto que la anima.Y parece que una clara sospechano quiere detenerse a su paso.Esta temprana primaveraes para nosotros madrede un cuerpo muerto.Y todo va a comenzar eternamente.

II

Hay mujeres que nacieron en una hmeda tierra.Cada uno de sus pasos es un sollozo sonoro,y su vocacin, acompaar a los muertosy ser las primeras en saludar a los que resucitan.Pedirles caricias es un crimeny separarse de ellas, imposible.Hoy ngel y maana gusano en una tumbay pasado maana slo un contorno difuso.Lo que fue un paso se hace inaccesible.Las flores son inmortales. El cielo, denso.Y el futuro, slo una promesa.

4 de mayo de 1937

DeTRISTIA Y OTROS POEMAS, 1998.(Traduccin de Jess Garca Gabaldn)

OSIPEmlievichMANDELSTAM( ) (POLONIA, 1891-1938)