plan leninist a
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Cuaderno de organización 1 _ Alberto Altesor
El plan leninista: herramienta de la revolución.
Introducción
Llegar a la reunión del organismo; oír al camarada que habla sobre el plan,
sobre las metas, cifras, cotizaciones, entrevistas, etc., etc. Discutir y regatear, llegando
finalmente a aceptar como propias un cierto número de tareas, a veces sin tener muy
claro que significan. ¿Quién de nosotros no ha pasado, y pasa reiteradamente por esta
situación?
Y luego, la reunión de control o el control individual en que un camarada
cuidadosamente pregunta y anota todos los detalles de nuestra actividad durante la
última semana 15 días, o mes.
Tenemos seguramente algunas nociones acerca de estos temas. Pero, ¿sabemos
realmente que es un plan? ¿y un control? ¿Cuál es su razón de ser, y qué utilidad
representa para nosotros? ¿Existe alguna relación entre ellos? ¿Y por qué? ¿Tiene
importancia aprender a elaborar un plan? ¿Y realizar controles?
De ser afirmativa la respuesta, ¿cuáles serían los elementos claves de un buen
plan?
El esclarecimiento de estas cuestiones permitirá elevar la actividad,
apoyándola en una comprensión superior de los fundamentos básicos del estilo
Leninista de trabajo.
El plan es el partido comunista vivo y actuando entre las masas
Los comunistas queremos cambiar el mundo haciendo la Revolución Social con
las grandes masas del Pueblo. Para ello, la tarea esencial es forjar la fuerza social de la
revolución. Desarrollar en las masas y a través de su propia práctica la conciencia de la
necesidad, de la ineluctabilidad del triunfo de la Revolución, y la determinación de
llevar a cabo el trastocamiento de las estructuras económico-sociales y políticas que
entrañan esa Revolución.
¿Cómo pensamos lograr estos objetivos? ¿Cuáles son los caminos de acción que
unen la persecución del objetivo final con la gradual aproximación a éste?
Nuestra acción debe basarse en las leyes generales del desarrollo de la sociedad
y en las formas concretas de su manifestación en cada situación. Ello es condición para
– en cada instancia- trazar con acierto el derrotero estratégico-táctico.
Para decirlo con más claridad, la aplicación creadora del marismo leninismo a la
realidad, ha permitido y permite a nuestro Partido la elaboración de las orientaciones
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para la acción política contenidas en el Programa de la Revolución Uruguaya, los
diferentes Documentos de los Congresos y los documentos que establecen la línea para
períodos más breves del aconteces nacional. Estas orientaciones constatan para períodos
dados, las condiciones y grandes líneas del desarrollo de la sociedad; a la vez marcan
los objetivos a alcanzar por el Partido y las masas en la etapa dada, indicando los
caminos de acción para lograrlos.
Las cosas se van aclarando. Sin embargo, aun no hemos pasado a la acción para
lograrlos. ¿Cómo damos ese paso? ¿En qué consiste?
ESE PASO ES EL PLAN
Ubicación general del plan: Intento de definición.
El plan de acción es la organización de los comunistas y cada comunista
aplicando la línea, viviendo y trabajando diariamente por la revolución.
El plan de acción es la materialización del estilo propio, de la madurez, de la
fuerza y de la capacidad de incidencia del partido.
El plan convierte la línea en el camino de acción que permite avanzar un paso
concreto hacia la meta final, planteándose objetivos específicos para ese paso y
la manera de lograrlos para –afirmando ese paso- preparar el siguiente. El se
objetiva en metas y cifras, en reactivación de la vida orgánica del partido, en
movilización de medios materiales, cuadros de la organización y otros recursos
y reservas humanos; y en la definición y creación de los instrumentos que
ayuden a los comunistas en su accionar diario para cumplirlo.
Luego, todo plan es consecuencia de la línea y por lo tanto debe basarse en una
fundamentación política que fije los objetivos a lograr. Tanto la línea como los
objetivos, deben ser sencillos, claros, positivos y reflejarse en metas concretas,
específicas para el período y lugar dados. La fácil comprensión y la
visualización de perspectivas positivas estimulan el compromiso de los
comunistas con su cumplimientos y facilitan la acción para lograr que nuestra
línea sea patrimonio entrañable de las grandes masa e impulso movilizador.
EL PLAN ES CONCIENCIA Y
COMPROMISO EN ACCIÓN
EL PLAN ES LA LINEA HECHA
TAREAS
UBICACIÓN CONCEPTUAL DEL PLAN
A) El plan es la aplicación de la ciencia y el arte de la dirección política. Es el
instrumento superior de ejercicio de la Dirección partidaria.
Como ciencia: Es el reflejo del conocimiento de la realidad objetiva y plantea a
punto de partida de los objetivos fijados, la cantidad, el tipo, la calidad y la
dirección de las acciones a desarrollar para transformar esa realidad.
Como arte: Incluye también un alto grado de sensibilidad, conocimiento de la
gente, de sus intereses y aspiraciones, de la historia y las mejores tradiciones,
etc., sumados a la iniciativa creadora, imaginación y audacia, para mostrar
caminos de transformación a través de la práctica de masas.
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Y si el problema cardinal de la Revolución Uruguaya es al construcción de un
grande y fuerte Partido Comunista, garantía última del destino socialista y
comunista de la Revolución (porque el Partido es la expresión más elevada de la
Fuerza Social de la Revolución), entonces:
B) El plan es el instrumento máximo de autoconstrucción del Partido. Al convertir
la línea en lucha, en tareas concretas y direcciones de trabajo dirigidas a los
afiliados y a las masas, él es el vehículo para la elevación del prestigio y la
capacidad de incidencia del Partido. Reafirma a los comunistas en la alta
responsabilidad. El aumento del prestigio es también aumento de las
posibilidades reclutando nuevos afiliados.
C) La lucha por el plan es el estilo de vida y de actuación leninista del Partido
Comunista. El plan es motor de desarrollo de la vida orgánica, de la capacidad
del Partido para incidir con su línea entre las masas y ser una fuerza política real
capaz de definir en el acontecer nacional, haciendo avanzar la Revolución. En
este sentido, es también instrumento de aprendizaje y de maduración
revolucionaria del Partido.
¿Cómo afecta el plan en acción a la organización partidaria?
1) La puesta en marcha y la lucha por el cumplimiento del plan
exigen poner en tensión las fuerzas orgánicas como paso previo al
despliegue hacia la “conquista de las masas”. El arranque depende
del funcionamiento orgánico – fundamentalmente la reunión – que
expresa de manera viva el principio rector de organización y de vida
del Partido, el centralismo democrático. En la reunión se ejercita la
democracia partidaria, con la más amplia discusión de todos los
aspectos del plan para su mejor realización y adaptación a la realidad; luego, con la
toma de los acuerdos expresos, que significan la aprobación del plan y la distribución
de las tareas. Los acuerdos expresan el ejercicio de la dirección colectiva; obligan a
todos los afiliados del organismo a luchar por cumplirlos y se complementa con la
distribución de responsabilidades individuales, cuyo conjunto es el plan. Y por lo
tanto su realización es también responsabilidad colectiva.
2) Es la batalla por el plan. Batalla por ganar a todos los afiliados
para la fundamentación, orientaciones y objetivos de éste plan, de
manera que cada uno ponga lo mejor de sí para alcanzar las metas
concretas.
Aquí vemos nuevamente la importancia de los acuerdos que
expresan la unidad de voluntad y el compromiso de la unidad de
acción. Nos referimos a la adecuada correlación entre disciplina
consciente y dirección colectiva. El ejercicio de la democracia, de la dirección
colectiva, educa a los militantes en que la persuasión, (capacidad de convicción –
comprensión), fortifica la disciplina consciente partidaria. Luego, la batalla por el plan,
no es fría transmisión de orientaciones, metas y cifras, sino un
desafío a nuestra capacidad para convencer, contagiar y
entusiasmar, primero a los camaradas, para que lo adopten como
propio y den la batalla por la conquista de las masas, verdadera
llave maestra para su cumplimiento. Los avances logrados a través
de este camino estarán firmemente basados en la experiencia
El plan es
ejercicio de vida
orgánica
El plan es
batalla
política interna
El plan es
batalla hacia las masas
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directa, tanto de la vanguardia en su capacidad de dirección, como de las masas en
conciencia, etc. Así el acuerdo debe reflejar la comprensión de
las orientaciones generales y particulares que fundamentan el
plan, el estudio y aceptación de las metas y cifras propuestas,
luego de encontrar formas de concretarlas, la distribución de las
responsabilidades en forma individual y el compromiso
individual y colectivo de hacer los máximos esfuerzos por el
cumplimiento del plan. Entonces el plan cuando realimente
resultado de acuerdos, materializa el compromiso de ser vanguardia política en el
sentido leninista.
El plan y el control: Instrumentos para la lucha por la línea.
La línea política partidaria es arte y ciencia en la dirección de
la Revolución y refleja el talento en la aplicación del
principio de “Saber vencer paso a paso, de manera
juiciosa”. Ella se basa en la correcta aplicación de las leyes
objetivas para definir por un período dado, en una situación
dada, para un lugar dado y hombres dados, los objetivos
concretos más adecuados.
El plan adapta y traslada estas formulaciones, de manera de
transformarlas en metas, cifras, direcciones de trabajo,
acciones concretas de masas, tareas de los comunistas
(individuales y colectivas), y a la vez crea los instrumentos
necesarios para cumplir con esto y establecer también los
mecanismos de contralor o de verificación para poder medir los resultados de la
actividad partidaria.
El plan es también medida de la capacidad de la organización. Esta medida surge de
correlacionar: por un lado las necesidades (planteadas por la línea del Partido), con las
posibilidades como capacidad de modificar la realidad. A la vez, la sucesión de planes
es proceso de adiciones cuantitativas y saltos cualitativos, alternándose al superarse los
límites de la medida y llegar a un nuevo punto nodular del desarrollo, que define otra
calidad.
Dos acepciones de la medida del plan:
1) El enfoque dialéctico. En este sentido la medida del plan es un
desafío a la capacidad del Partido para transforma realidades. La
determinación de las posibilidades (metas, tareas, etc.) debe ser
hecha considerando el período dado como proceso en el que la
acción de los comunistas se ejercerá a favor de la tendencia del
desarrollo y modificará, hará crecer y multiplicará las
posibilidades que existían al comienzo de dicho período. O sea,
deberá “medirse” no sólo las posibilidades “objetivas” que hoy tiene la organización, ni
las necesidades “frías” que plantea la situación política. La medida justa correlaciona
dialécticamente ambos aspectos; tiene en cuenta también el estado de ánimo de la
El plan es
compromiso
de acción comunista
El plan es aplicación
concreta de la
táctica y la estrategia
El plan debe
ser concreto y simple
Mide la
capacidad
de asumir el desafío
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vanguardia y de las masas, y las urgencias o no del momento
político. Esta medida será también medida de la responsabilidad
que le toca a la vanguardia y a las masas no partidarias en el
momento político dado; y por lo tanto, del desafío que la realidad
nos impone para ganarnos el alto título de vanguardia. El desafío
mide entonces nuestra capacidad de desarrollar la energía, la
iniciativa y la creación revolucionaria de las masas partidarias, lo
que se manifiesta en la tenacidad para perseguir los objetivos
fijados. Aquí se nos vuelve a presentar el plan como batalla
política, donde lo que define es la capacidad para “ganar” y
“contagiar” a las más amplias masas para incorporarse activamente a la lucha por el
plan.
Mide si somos capaces de encontrar los caminos de aproximación
dialéctica de “aprender enseñando” y viceversa, alejada de todo
elitismo y “colas de paja” o estrecheces que pagan precio a la
desconfianza, subestimando las posibilidades, dispuestos entonces a
aprender, a incorporar aquellas iniciativas y tácticas nuevas que
surgen en el curso de la lucha. Mide también nuestra capacidad para
“agrandarnos” por encima de las dificultades. Esta medida es parte del estilo propio de
un Partido Comunista, y producto de su historia de su experiencia y de sus hombres.
El estilo de la planificación define a un Partido Comunista. En nuestro Partido un
estilo modesto pero realizador, que mide la realidad por las necesidades y no por
nuestros problemas; que antepone la necesidad de resolver apelando a las masas a la
fácil justificación de imposibilidades a causa de problemas (fundamentalmente
nuestros); por lo tanto con la audacia en la determinación y concreción de los
objetivos y metas. A la vez, que cuida su capital estratégico, que no sacrifica sus
hombres en por de exitismos vacíos que hagan peligrar su continuidad.
2) El aspecto objetivo, medible, verificable, a posteriori de la acción. Es el que permite
medir y verificar si los objetivos, las metas y caminos tomados correlacionan
adecuadamente necesidad, posibilidad y realidad.
Esto es un control:
Simplificando, podemos decir que un buen control objetivo (cifras, datos,
resultados concretos verificados) mide que resultó de las metas
y cifras que resumían los objetivos y orientaciones del plan;
mide la capacidad de desarrollo (modificación de la realidad),
de la organización para asumir los desafíos planteados; mide
también la capacidad de dirección en cada lugar, para aplicar
creadoramente la línea adaptándola a sus particularidades, para
“ganar” a todos para la lucha por él, para “convencer” de la
importancia de su cumplimiento; mide en fin, la correcta o
incorrecta planificación, aportando al conocimiento de la
realidad. Esto permite la correlación o modificación en futuras
planificaciones utilizando los datos y cifras del control objetivo
del período dado para el que se establecieron los objetivos
también dados.
Y en toda ciencia, el error no debe ser factor de desaliento, sino
fuente de aprendizaje, de corrección, motor de investigaciones y
Mide la
ubicación
justa de
la línea y el grado de desafío
Mide el
estilo
propio de cada P.C.
El control es
medición y
valoración del plan
El control es
instrumento
para el conocimiento
objetivo
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búsquedas nuevas que permitan aproximar – en instancias futuras – los logros a los
objetivos planificados, haciendo más certero y consciente nuestro accionar.
De aquí la importancia de los controles objetivos y la necesidad de ser sumamente
rigurosos en su elaboración y valoración.
Elementos esenciales para la realización de un buen control
A) Un conjunto de cifras y datos objetivos que valoran
cuantitativamente los avances logrados en el cumplimiento de los
objetivos fijados por el plan. Estos datos están contenidos en lo que
denominamos planilla de control.
Esta planilla, objetivamente “fría” no debe ser un instrumento
rutinario. Su división por rubros o indicadores deberá reflejar
jerarquizadamente aquellos elementos cuyo estudio nos indicará los
avances o retrocesos con respecto a los objetivos específicos de este plan y que variarán
entre uno y otro plan.
Contendrá también aquellos rubros o indicadores permanentes que a la organización le
interesa conocer en su desarrollo a largo plazo (en general indicadores de fuerza y
prestigio, funcionamiento y vida orgánica, nivel de madurez, autoconstrucción,
crecimiento, capacidad de convocatoria para acciones de masa, etc.)
B) Una valoración de la ejecución del plan – logros, avances,
retrasos, errores, dificultades, inarmonías en el desarrollo de las
líneas de trabajo, y tendencias que muestran las cifras del control
en su desarrollo a lo largo del período.
Hay que “aprender a leer en las cifras”, e incorporarles la
experiencia extraída de la puesta en práctica del plan. La
valoración jamás deberá ser de carácter general, sino concreta y
apoyada en las cifras objetivas, única garantía de seriedad y
disminución de las posibilidades de error.
En cuanto a hombre y a planes, no es aceptable ninguna valoración subjetiva. Ellos
deben sustentarse en una fundamentación objetiva, con pruebas o cifras concretas y
verificables de lo hecho o de su ausencia.
Los hechos o su ausencia son la única medida posible en la que puede apoyarse una
valoración verdaderamente objetiva.
Resumiendo
El plan y el control son dos aspectos instrumentales – inseparablemente
interrelacionados de la metodología de vida y acción de la organización comunista – de
la aplicación en concreto de la ciencia del marxismo-leninismo y del arte de la dirección
política. Aplica con sentido creador la teoría del conocimiento marxista, adaptándola a
las circunstancias concretas dadas, transformándola en una “guía para la acción”. Miden
el nivel de conocimiento objetivo de la realidad y la realidad y la capacidad verificable
de la organización para modificarla.
Un buen plan, debe ir acompañado de bueno controles; a su vez un buen sistema de
controles, asegura la detección precoz de errores, dificultades, inarmonías, desajustes,
retrasos, etc., que permiten hacer los ajustes necesarios a nuestra acción para corregirlos
a tiempo.
La
valoración apoyada en
los hechos y su
realización o no
La planilla
o
cuadrícula objetiva
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En este sentido son instrumentos inseparables para aportar al cumplimiento del plan.
Y un buen plan, es el que se cumple con esfuerzo. Lo es porque educa a la
organización en un estilo de trabajo responsable, audaz, porque apuesta a la iniciativa y
a la energía creadora de las masas, realizador por sobre todo y justo por sus objetivos;
verificable y ajeno a la rutina.
Los tres círculos de la táctica: Enfoque básico para que el éxito del plan signifique
avances reales Un buen plan es el que se discute, se acepta, y se desarrolla como un “todo
armónico”; es decir un plan único y coordinado, que enfoque lograr avances en las
tras direcciones fundamentales de nuestra táctica:
1) Movimiento de masas
2) Unidad política
3) Partido : crecimiento
Un buen plan debe elevar la lucha, “si no hay lucha no hay comunismo” (porque
no existe ese elemento coagulador, madurador por excelencia de la conciencia
de las masas)
En un buen plan la lucha debe acompañarse del combate por la unidad de las
grandes masas, que se ve favorecida por esa misma lucha.
Finalmente, un buen plan, debe encontrar la manera de entrelazar con espíritu de
ofensiva, la lucha de las masas y los esfuerzos para avanzar en la unidad
política, con la gran batalla por preservas, construir y engrandecer el
partido.
Los avances son maduración de la fuerza social de la Revolución hacia el frente democrático de liberación
nacional.
Es necesaria una política comunista - Desde el Sindicato y el Gremio
- Desde el Frente Amplio
- Desde el propio Partido
Es decir, una política dirigida a ganar “desde abajo” a las masas para la ideología y
la política comunista y para el Partido Comunista, que además ubique el tema de
la vigilancia revolucionaria y de la preservación de la organización como condición
y garantía fundamental para llevar adelante el proceso revolucionario en todas sus
etapas.
Un buen plan debe definir metas de crecimiento, las que son resumen de
conciencia política y engrosan el ejército de los que luchan por el
comunismo, teniendo en cuenta que el partido crece en medio de las
luchas, pero lo hace si luchamos y nos organizamos para crece en medio de
todas y cada una de las luchas sociales y políticas, es decir si la
En un proceso
contradictorio de unidad
y lucha en ascenso
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organización y cada comunista “detectan”, “estudian” y “ganan” par el
comunismo a los luchadores mas destacados de la vanguardia, que
surgen y se desarrollan en el curso de esta luchas.
Tres cuestiones adicionales a tener en cuenta en la planificación
1) Un buen plan debe incluir también una correcta jerarquización de sus objetivos,
de acuerdo con el grado de desarrollo de los afiliados a los que va dirigido, a la
vez simplificando las tareas y su comprensión para no “atorar” a los militantes
con él.
2) Tiene que ser un plan de masas; dirigido a ellas y capaz que contagiarlas y
movilizarlas. Y nosotros los comunistas, sabemos cuál es la llave maestra – aun
a pesar de nuestros problemas – para resolver a las masas: Hay que saber
definir correctamente los puntos o lugares principales de concentración de
masas que – una vez ganados- definen, “colorean” y arrastran a la lucha al
resto.
La lucha se da permanentemente en todos los terrenos: económico, político e
ideológico. Vencer paso a paso, significa resolver los planes que permitan
organizar y movilizar a las masas en cada una de estos terrenos, para quebrar una
a una las maniobras y medidas del enemigo. Definir correctamente y alcanzar a
cualquier precio los objetivos realizables en cada período, en cada combate,
creando condiciones para hacer avanzar en sentido ascendente el proceso.
3) De aquí se concluye la importancia de lograr éxitos concretos. Estos éxitos
estarán indisolublemente unidos a una planificación también exitosa por lo justa
y acertada. Y cada éxito genera otros. Y un éxito en un campo refuerza y
estimula la lucha en otros terrenos.
Sin embargo, el la planificación del trabajo de los comunistas, se suele oscilar entre dos
extremos que nos inducen a error:
f) El exitismo – Que todo lo sacrifica en función de los resultados, incluso
perdiendo de vista el objetivo final y poniendo en peligro a la organización. Es
una forma de voluntarismo, que confunde peligrosamente querer con poder,
perdiendo contacto con la realidad.
f) El administrativísimo o burocratismo – Que analiza todo en función de las
“condiciones objetivas” consideradas mecánicamente. Pierde de vista la
ubicación de la realidad como proceso de desarrollo y las potencialidades de la
creación y la energía revolucionaria de las masas. Es una forma de
oportunismo, que rebajo los objetivos realizables para cada período y que – de
ser generalizado – retrasa el proceso revolucionario. Que elabora planes fríos,
rutinarios, incapaces de generar ni siquiera a la propia organización, y que luego
se limita a hacer una administración oficinesca, burocrática, y adocenada del
plan. Que se dedica a “llenar planillas” en forma eficiente y a lo ratón de
biblioteca. Que confunde responsabilidad y seriedad con un absoluto
esquematismo y falta de audacia en la fijación de objetivos, medios,
instrumentos, movilización de hombres y mecanismos de contralor.
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EN SUMA: Un buen plan es aquel que está enfocado a lograr avances en las tres direcciones de
la táctica; por lo tanto es un todo armónico y se desarrolla coordinadamente. Un
buen plan es aquel cuyo cumplimiento significa avances reales y concretos,
medibles por la organización, en el sentido de hacer madurar la conciencia política
de las masas.
Un buen plan es el que combina armoniosamente, el más estricto rigor científico en
la evaluación y conocimiento de la realidad, sus posibilidades y tendencias, con una
buena dosis de audacia en la fijación de los objetivos alcanzables para el período
dado, dotándose de los instrumentos necesarios para verificar objetivamente su
cumplimiento. Y a la vez que fundamenta su realización en la capacidad de la
organización para ganar a las mas amplias masas, cuya energía, creatividad,
capacidad de sacrificio e iniciativa revolucionarias, son condición esencial para el
éxito del plan. Esto debe traducirse en crecimiento de la organización y elevación
de su prestigio.
Intentando esquematizar todo lo visto anteriormente,
los elementos que hemos considerado claves para el desarrollo exitoso de un plan son:
a) Fundamentación clara y simple que ubique el plan como aplicación
de la línea y que determine una correcta fijación de objetivos, metas,
cifras y direcciones de trabajo. (Determinación y movilización de
medios materiales y humanos, determinación y creación de los
instrumentos fundamentales con los que los comunistas van a actuar).
b) Conquista de la organización para la lucha por el mismo. Adentro de
filas es la garantía de la capacidad de la organización de volcarse hacia
fuera, a la conquista de las grandes masas. Todos los afiliados y
militantes de las organizaciones de base son el aparato de masas, el
efector de la organización, de propaganda y de finanzas. El vehículo
y el corazón de la capacidad de incidencia del partido y su línea
política. Por esto, su vida orgánica, su funcionamiento,
fundamentalmente en la reunión, es condición fundamental para
poder desarrollar con éxito la lucha por el plan.
c) El desarrollo de la lucha de masas, como elemento clave del proceso
madurador de la conciencia de las masas, que favorece el trabajo unitario
y aclara la necesidad del Partido para la Revolución, ayudando en los
temas de reclutamiento. Este tema es la llave maestra de todo Proceso
Revolucionario.
d) Correcta determinación de los lugares de concentración o de la
dirección del esfuerzo principal. Por lo tanto jerarquización adecuada
y simplificación de acuerdo con los niveles de desarrollo y la capacidad
de trabajo de los militantes de cada lugar específico. Concentración de
los principales – incluso desde afuera – si es necesario o si las fuerzas de
adentro no alcanzan para resolver.
e) Que culmine con una síntesis o resumen comunista – “La cosecha” –
Tanto en la preservación y en la reafirmación ideológica de los
comunistas, como en la ampliación y profundización de sus vínculos
de mas y resumida en crecimiento numérico y orgánico del Partido y
en elevación de su prestigio e incidencia.
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Las afiliaciones son la forma superior de expresión de la conciencia
revolucionaria y cada una es un triunfo concreto sobre el enemigo de
clase: significa que hemos ganado un revolucionario que va a luchar de
aquí en más por el socialismo y el comunismo.
Las afiliaciones son además ocasión de júbilo para toda la organización,
por la incorporación en sí y por la multiplicación de fuerzas que cada una
significa y además porque esa multiplicación de fuerzas que cada una
significa y además porque esa multiplicación la hemos logrado restando
y dividiendo del caudal del enemigo de clase.
f) Que el plan establezca los instrumentos de control que permitan
verificar y ajustar el desarrollo armónico y el cumplimiento de los
objetivos trazados.
Por supuesto, lo anterior, no es más que una simplificación esquemática. Los militantes
en la elaboración de un plan en concreto, deberán interrelacionar, jerarquizar, encontrar
la medida de definir los acentos adecuados.
Habrá planes cuyos acentos sean orgánicos, otros movilizadotes de masas, otros de
unidad política, reivindicativos, programáticos, etc.
Finalmente, en la marcha y sobre la marcha se va aprendiendo a resolver estos
problemas, con la creatividad y la dosis de flexibilidad que sólo el tiempo y la propia
experiencia de los errores cometidos nos van enseñando.
Y la elaboración de buenos planes muestra la fibra y la capacidad de dirección de los
cuadros que lo han concebido. Por esto el cumplimiento de un buen plan está
íntimamente relacionado con el talento de los organizadores que lo ponen en marcha.
Una vez trazada la línea, lo que se decide es la organización. ¿Qué quiere decir esto?
El arte de organizar consiste en “utilizar a todos y a todo”.
Algo sobre los organizadores
El organizador: podríamos decir que es el hombre de las 6 respuestas; debe solucionar
los: ¿Qué?; los ¿Cuándo?; los ¿Dónde?; los ¿Cómo?; los ¿Con que?; y los ¿A quién?
Veamos esto más detenidamente:
1) ¿Qué hacer o plantear? – Para una circunstancia dada, ubicada espacial y
temporalmente. Por lo tanto:
2) ¿Cuándo hacerlo o plantearlo? – Es la oportunidad, el momento político
adecuado; y
3) ¿Dónde hacerlo o plantearlo? – Es el entorno geográfico productivo o de
concentración de masas (país, fábrica, facultad, club deportivo, etc.)
4) ¿Cómo hacerlo o plantearlo? – Es encontrar la forma o manera simple y clara
que se adecue a las particularidades del lugar, masas o personas.
5) ¿Con que hacerlo o plantearlo? – Es definir y desarrollar los instrumentos de
apoyo a la militancia (entrevistas, materiales, etc.)
6) ¿A quién plantearlo? – Dentro de filas es distribución de responsabilidades;
fuera de ellas se expresa fundamentalmente a través de entrevista y trabajo con
materiales, tarea que requiere sensibilidad y conocimiento de la gente.
El organizador no debe sólo “administrar” tareas o el plan. Debe poner creatividad,
energía y esfuerzo inteligente al servicio de su responsabilidad.
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El organizador debe instrumentar las medidas, las direcciones de trabajo y las tareas
concretas, individuales y colectivas que “bajan a tierra” de manera simple y
jerarquizada, adaptadas a la realidad de su lugar, las orientaciones generales de la línea,
para su mejor comprensión y el mejor cumplimiento de los objetivos señalados.
El organizador debe saber encontrar tareas para todos los afiliados y el mejor uso a
todos los medios materiales de que disponemos; incluso crear o encontrar otros nuevos.
Es decir, debe ser capaz de movilizar todos los recursos materiales y humanos de la
organización partidaria y también de las masas aliadas, para ponerlos al servicio del
cumplimiento del plan.
El organizador debe ser además, el primero y màs consecuente luchador por el
cumplimiento de ese plan.
En síntesis: El organizador debe estar ubicado en el centro de la lucha partidaria,
por su construcción, funcionamiento y nivel de organización. Y luego, ser clave en
volcarse hacia fuera de los comunistas en pos de la conquista de las grandes masas.
Cuanto mejor trabajado y cubierto este el plan, tanto mejor será este el
instrumento clave puesto al servicio de la transformación de la línea política en
acción de masa; con la organización comunista alma y eje de esta acción de las
masas, dando pasos concretos adelante y arriba en la forja de la fuerza social de la
revolución; y acelerando el triunfo del socialismo y del comunismo.