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INDICE
1. JUSTIFICACIÓN ...................................................................................................... PÁG 3-5
2. PROGRAMA DE AUTONOMÍA PERSONAL. ............................................................ PÁG 6-13
2.1 INTRODUCCIÓN ................................................................................................. PÁG 5
2.2 DESTINATARIOS ................................................................................................ PÁG 6
2.3 OBJETIVOS ........................................................................................................ PÁG 7
2.4 CRITERIOS GENERALES DE ACTUACIÓN ........................................................... PÁG 8-9
2.5 PROCEDIMIENTO Y METODOLOGÍA.................................................................... PÁG 8
3. CURSO DE EDUCADORES .................................................................................... PÁG 14-16
4. EVALUACIÓN E INVESTIGACIÓN ............................................................................... PÁG 17
5. RECURSOS Y ACCIONES ........................................................................................... PÁG 18
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PLAN DE AUTONOMÍA PERSONAL 16 – 21
1. JUSTIFICACIÓN
Para los menores en Acogimiento Residencial, al cumplir los 16 años, se hace
imprescindible trazar itinerarios precisos y pragmáticos, ya que la mayoría de edad
limita jurídicamente las competencias de este IMFM. Estamos trabajando con jóvenes
que a los 18 años, tendrían que haber finalizado un itinerario básico que les hubiese
dotado de dos herramientas importantes para su integración social, es decir,
formación y empleo. Dada la dificultad práctica para alcanzar este objetivo en la
mayoría de los casos, se impone la necesidad de optimizar al máximo la eficacia de
nuestras intervenciones en el tiempo que disponemos y enfocar más allá de los 18
años, para tender puentes con otros organismos, que den continuidad a las acciones
emprendidas en la minoría de edad y una garantía de apoyo al joven.
Las transiciones de los jóvenes protegidos se caracterizan por los problemas escolares,
la ausencia de certificados y títulos académicos, el abandono de los estudios, el
bloqueo en el acceso al mercado de trabajo y la escasez en las demandas de empleo. A
esto se unen especiales dificultades y problemáticas sociales heredadas, en su mayor
parte, de una infancia carencial, disfuncional, vivida en contextos sociofamiliares en el
mejor de los casos poco estimulantes. En los casos más graves, situaciones
prolongadas de maltrato, de abuso o de abandono en la infancia y/o en la adolescencia
han configurado una etapa juvenil escasa en recursos personales, afectivos y
relacionales.
El tránsito a la vida adulta se convierte así en una operación de riesgo, y el joven o la
joven que han de realizar ese tránsito son sin duda sujetos especialmente
“vulnerables” tanto a los avatares externos (laborales, económicos, o relacionados con
el establecimiento de las propias redes de comunicación y apoyo social) como a sus
propios procesos de construcción de la personalidad. Vulnerables por doble partida:
por esa escasez de recursos personales, y también por la ausencia o la presencia
limitada de un entorno social acogedor, vincular, que ofrezca los apoyos necesarios en
caso de crisis o conflicto.
Por todo ello, en torno a los 16 años, cuando se empieza a plantear el
desinternamiento, los chicos ponen en marcha diferentes manifestaciones (ya sean
verbales o a través del comportamiento) que nos indican que hay algo que les está
pasando, algo que les inquieta y que tiene que ver con sus posibilidades y capacidades
de salir adelante por sí mismos en un futuro.
Las condiciones, capacidades y posibilidades de emancipación a las que se enfrentan
los jóvenes en acogimiento residencial, que al cumplir la mayoría de edad han de
abandonar la red de protección, constituyen una preocupación compartida por todos
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los profesionales del sistema de protección. Por lo que el acompañamiento a jóvenes
protegidos o que hayan tenido medidas de protección es una cuestión clave que debe
considerarse, reconocerse y regularse. ¿Podemos los equipos educativos realmente
prever o anticipar lo que ocurrirá?
Teniendo en cuenta todo lo anterior, e identificados algunos de los problemas, hemos
iniciado el diseño y la puesta en marcha en fase experimental de un PLAN DE
AUTONOMÍA PERSONAL 16-21. El carácter experimental se justifica en la medida en
que las acciones que se van a llevar a cabo, van a ser evaluadas con carácter
permanente, analizando el grado de consecución de los objetivos y la adecuación de
los procesos diseñados, para redefinirlos y someterlos a las modificaciones que se
revelen necesarias.
Los pilares básicos del Plan son:
Intervención educativa intensiva desde los 16 años, orientada a la autonomía.
Implicar al adolescente en el diseño de su propio proyecto personal.
Dotar a los educadores de herramientas de trabajo y formación en la
metodología educativa para la autonomía.
Establecer puentes de colaboración con entidades y organismos para jóvenes.
Generar un espacio de intersección a partir de los 17´6 años en el que
participen las entidades del “exterior”, para recorrer el itinerario del tránsito,
de forma programada y con garantías de consecución.
El Plan de Autonomía Personal 16-21 cuenta con dos programas, el PROGRAMA DE
AUTONOMÍA PERSONAL 16-18 y el PROGRAMA DE TRANSITO 17-21, desarrollados
más adelante.
La finalidad fundamental de estos Programas es trabajar sobre aspectos clave de la
vida diaria y el desarrollo individual de los jóvenes, que deben afrontar a los 18 años la
difícil tarea de ser adultos con poco acompañamiento y apoyo familiar. Se pretende
generar un camino que permita ayudar al joven a reflexionar y mejorar la capacidad de
elegir su propia vida, a la vez que intenta satisfacer las necesidades de los jóvenes en
este delicado momento evolutivo.
Para muchos de ellos y debido a sus circunstancias personales, familiares y sociales, ha
llegado el momento de contemplar la inserción laboral como una salida, posiblemente
la única viable, y también como un avance en su proceso vital. En cualquier caso, la vía
laboral no constituye un referente único, aunque sí lo sea capital en la vida de estos
jóvenes; el empleo de su tiempo de ocio, la vida con el grupo de iguales, el paso por
una educación obligatoria que parece no acabar nunca, los avatares de la vida,…
constituyen un conglomerado de fenómenos que a veces es difícil separar, aislar, de la
realidad laboral.
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El factor tiempo determina la necesidad de trazar itinerarios precisos y pragmáticos.
Los jóvenes protegidos no solo se enfrentan a realidades vitales con menos recursos
personales y sociales que el resto de jóvenes de su generación, sino que además no
disponen de demasiado tiempo para efectuar con garantías de éxito su tránsito a la
vida adulta, ya que las instituciones públicas cesan en gran medida en sus aportaciones
de recursos cuando los jóvenes cumplen la mayoría de edad, o al poco tiempo de que
ésta se produzca. Se produce por tanto un cambio muy brusco de un día para otro. El
joven pasa de estar protegido por la Administración, bajo el soporte constante a nivel
asistencial y educativo del equipo educativo y de la institución, a carecer por completo
de este soporte, sin contar en muchas ocasiones con el acompañamiento necesario
hasta alcanzar su emancipación.
La metodología del proceso de emancipación del sistema de protección debe
planificarse para cada joven de forma individualizada. Esta metodología no nos es
extraña ya que en nuestro trabajo cotidiano con los menores en acogimiento
residencial, desarrollamos lo que denominamos el PEI (Proyecto Educativo Individual),
el cual dirige nuestras actuaciones de forma individual con cada uno. Se trata pues de
adaptar la metodología, los instrumentos y los procedimientos a las necesidades de los
adolescentes de 16 a 18 años, para progresar en su proceso de autonomía de la
manera más eficiente posible y adecuarlos a los nuevos perfiles de los jóvenes, así
como a los nuevos recursos formativos y al actual mercado de trabajo.
A partir de los 17 años, los itinerarios y las acciones están planificadas, si cabe con más
concreción e intensidad, ya que en el plazo de unos seis meses el joven debe estar en
las mejores condiciones posibles para hacer frente a su autonomía personal. El
Programa Tránsito 17-21 que se presenta en este documento está indicado para
aquellos jóvenes que vienen desarrollando un programa de autonomía basado en la
inserción sociolaboral de cara a su emancipación. Para ellos se ha diseñado este
programa de tránsito que pretende cubrir las necesidades perentorias del joven hasta
su completa independencia en cuanto a alojamiento, inserción laboral y prestaciones
económicas en su caso.
Para aquellos jóvenes cuyas circunstancias no les permitan acceder a este Programa
Tránsito, ya sea por problemas de documentación o por discapacidades u
circunstancias personales especiales, que dificultan su inserción laboral como requisito
imprescindible para su independencia, se prevé el diseño de programas de tránsito
adaptados a sus especiales necesidades.
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2. PROGRAMA DE AUTONOMIA PERSONAL 16 – 18
2.1 INTRODUCCIÓN
El Programa de Autonomía Personal se define como el proceso de atención y
preparación de los menores de 16 a 18 años que precisan de un trabajo educativo
individual de apoyo personal, integral y compensador que favorezca el desarrollo y
garantice la autonomía personal con el fin de favorecer su futura emancipación y una
vida independiente.
La finalidad fundamental del Programa es que los menores aprendan a desenvolverse
solos en la vida, a tomar sus propias decisiones, a encontrar un trabajo que les ayude a
adquirir y desarrollar su propia autonomía, con el que puedan integrarse en la
sociedad y a que asuman gradualmente, de acuerdo con su edad y sus capacidades, las
responsabilidades en la vida diaria, tanto a nivel personal como social y laboral.
El Programa de Autonomía 16-18 pretende así constituirse en una guía flexible de
intervención, que permita que él o la joven refuercen su concepción de persona
competente y tomen conciencia de sus fortalezas y debilidades a la hora de
enfrentarse a la vida social.
El educador desempeña un cometido fundamental en la consecución y puesta en
práctica de este Programa de Autonomía para jóvenes a partir de los 16 años.
Atendiendo a este protagonismo y relevancia de la acción educativa, se ha diseñado,
como uno de los ejes principales para la consecución del Programa, la formación de un
equipo de educadores, procedentes de todos los recursos residenciales de la red de
centros, públicos y concertados, que trabajan con adolescentes. La acción formativa
pretende ser un vehículo de difusión de los procedimientos, protocolos y
herramientas educativas propuestas en este Programa, para su aplicación en todos los
recursos. De esta manera, los educadores participantes se constituyen en agentes de
implementación de las mismas, en sus respectivos centros, para lo que se les ofrecerá
la formación y el apoyo necesario.
Es este momento, solo un trabajo realizado con la antelación necesaria, programado y
evaluado de forma que, a lo largo del desarrollo del mismo, se puedan hacer las
correcciones y adaptaciones necesarias, pondrá al joven en una situación viable de
ajuste y autonomía personal ante la inminente salida del sistema de protección.
2.2. DESTINATARIOS
El Programa va dirigido a jóvenes que residen en los pisos y centros que conforman la red de atención residencial que hayan cumplido los 16 años.
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2.3. OBJETIVOS
Acompañar y preparar a menores y jóvenes para conseguir la autonomía personal y su
emancipación por medio de su desarrollo integral y su participación activa en
itinerarios de inserción social y laboral.
Proporcionar una educación integral y compensadora que responda a sus necesidades, dispensando las atenciones educativas y de cuidado necesarias para su desarrollo y el cumplimiento de los objetivos del Programa.
Proporcionar a los menores y jóvenes habilidades, destrezas y contextos de convivencia que les faciliten una vida independiente y su participación en la comunidad.
Incorporar a los jóvenes a un modo de vida autónomo e integrado dentro de su comunidad.
Apoyar las actividades formativas prelaborales y capacitadoras para la inserción plena en el mercado laboral.
Maximizar las posibilidades de autonomía potenciando su progresivo proceso de independencia y de inserción social.
2.4. CRITERIOS GENERALES DE ACTUACIÓN
Además de la atención residencial básica, los residentes entre 16 y 18 años participarán en el Programa de Autonomía Personal que seguirá los siguientes criterios de actuación:
Toda la intervención se fundamenta en un modelo educativo de promoción competencial que procura la implicación activa del menor en su propio proceso de autonomía, basado en la relación de ayuda, que necesariamente tendrá en cuenta: - Las potencialidades, limitaciones y posibilidades del menor. - La necesidad de que el menor conozca y comprenda su situación. - El equilibrio entre las necesidades educativas y los deseos e intereses del
joven. - El establecimiento de itinerarios flexibles, operativos y abiertos. - La aproximación y participación en los recursos de su entorno. - La participación en su medio social. - El desarrollo de la reflexión, la responsabilidad y la formación. - La prevención del desarraigo social. - Las cuestiones materiales como el manejo del dinero, la formación
prelaboral y laboral y su futura inserción, el alojamiento. - Fomentar capacidades y habilidades para tolerar la frustración, el
comportamiento compulsivo o impulsivo, la capacidad para la anticipación o la reflexión, el manejo de la agresividad, el nivel de influenciabilidad.
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- Ayudarle a manejar un sentido de continuidad en su vida y a integrar, en el mismo, la previsión de futuro fuera del centro. Y que no se dé por supuesto una repetición de lo que ocurrió en su vida antes de entrar en el centro.
La preparación para la autonomía supone la necesidad de optimizar el proceso de desarrollo de cada menor o joven, de manera integral y compensadora, con el fin de posibilitarles el mayor grado de competencia individual y social.
La asignación de los diferentes recursos y apoyos educativos básicos o especializados para un menor se determinará en conformidad con su proceso, situación y necesidades personales.
Se diseñará y determinará el itinerario formativo más adecuado a cada menor mediante su inclusión en el sistema de enseñanza reglada o no reglada en virtud de la edad del mismo, de la historia de asistencia o absentismo, del nivel de escolarización, de la capacidad y de las posibilidades personales.
Se procurará la debida regulación y documentación de todos los menores y en especial de los menores extranjeros no acompañados.
Todos los menores o jóvenes deberán tener un Proyecto Educativo Individual de Autonomía (P.E.I.A) donde se determinen los objetivos, recursos, actuaciones, temporalidad y responsables, en el marco de los procedimientos que se establecen en el presente Plan.
Los jóvenes a partir de los 17 años o 17´6 se incluirán en el Programa Tránsito, que procura una intensidad adicional a la intervención, por la proximidad de la mayoría de edad. Este programa guiará las actuaciones a través de un Programa Educativo Individual de Tránsito (P.E.I.T) de manera que el joven cuente a su salida del centro con los apoyos que respondan a sus necesidades personales de emancipación.
2.5. PROCEDIMIENTO Y METODOLOGÍA
2.5.1.Situación de partida: Participación del menor. Recogida y valoración de la información previa
Al cumplir los 16 años (o en torno a esta fecha) corresponde a la Comisión de Orientación de su residencia elaborar, junto al joven, su PEIA 16 – 18 años.
En esta primera fase resulta crucial contar con la participación del joven en su proyecto
de autonomía y por tanto el educador procurará su motivación e implicación, de
acuerdo con los criterios de actuación y el modelo educativo de pedagogía
participativa. En este momento se formaliza el Documento de Participación que
firmará el educador y el joven según modelo que incluye el Programa. El educador
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deberá ayudarle a exponer sus objetivos de forma realista, medibles y limitados en el
tiempo.
Se recogerá, asimismo, toda la información necesaria, partiendo de la aportada en su
expediente/PEI hasta la fecha, que permita planificar actuaciones y adaptar la atención
residencial a su etapa evolutiva, especialmente a sus nuevas necesidades, de cara a
afrontar la última etapa de estancia en el sistema de protección. Se trata pues, de
lograr el suficiente conocimiento acerca del joven y de todos aquellos contextos en los
que basa su sistema de relaciones.
Una vez realizada la evaluación de los diferentes aspectos se debe hacer una síntesis
de las necesidades que tiene el joven en el momento actual que se plasmarán en el
informe que cada profesional aporte a la Comisión de Orientación. De especial
importancia es el señalar los puntos fuertes que muestra el joven, ya que es en estos
donde se debe de apoyar el nuevo diseño de intervención. Entre estos puntos fuertes
se han de contemplar las fuentes de apoyo con las que cuenta el menor y los intereses
que tiene.
2.5.2. El proceso de planificación y evaluación de la intervención: La Comisión de Orientación
La planificación y la evaluación serán realizadas por un equipo interdisciplinar en el
que se integrarán junto con el educador otros profesionales del equipo del centro, de
forma que se puedan cubrir todos los aspectos y tareas que una y otra implican.
Esta planificación contempla los objetivos programados, los profesionales implicados
(educadores e integrantes del Equipo del Centro), la asignación de tareas, la
secuenciación de las actividades, los tiempos previstos, los recursos necesarios, y el
procedimiento para realizar la evaluación, señalando las variables a evaluar y los
indicadores. Cada profesional deberá aportar la información que permita completar
una evaluación interdisciplinar.
La dinámica de la Comisión de Orientación procurará:
- Ayudar a todos los participantes a entender los roles y responsabilidades mutuas. - Posibilitar que todos los participantes aporten su perspectiva y asegurar la
integración de tales aportaciones. - Asegurar que se completan las tareas pertinentes, así como los instrumentos de
evaluación, de forma correcta y a tiempo. - Facilitar que el joven tome parte, en la medida y modos necesarios, en el proceso
de evaluación y planificación. Esta participación se puede concretar en:
Contribuir a la evaluación de sus necesidades y puntos fuertes.
Desarrollar metas personales a corto y a largo plazo que se integren en los objetivos del itinerario
Proporcionar retroalimentación acerca del itinerario aportando su perspectiva.
Participar en la creación de un contrato de compromiso (Contrato Educativo).
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Los resultados de la 1ª Comisión de Orientación del Programa de Autonomía se
reflejan en el Informe Inicial para la Autonomía, según modelo que incluye el
Programa. La progresión del PEIA se deberá expresar en los sucesivos Informes de
Seguimiento, también según el nuevo modelo que incluye el Programa de Autonomía.
2.5.3. El desarrollo del programa: El PEIA, el contrato educativo. Como se ha dicho, la evaluación de las necesidades del joven para afrontar su proceso
de emancipación, permite hacer hipótesis de trabajo que señalen las prioridades y
constituyan la base para la intervención, que se organizará en forma de un Programa
Educativo Individualizado para la Autonomía (PEIA). Este deberá asegurar la
coherencia y continuidad de la atención que se presta al joven, así como la evaluación
de la misma y los consiguientes ajustes y deberá facilitarse la participación del joven en
el diseño del mismo.
El PEIA integrará de forma estructurada los elementos necesarios para clarificar, guiar,
organizar y evaluar la intervención con el joven y debe de incluir al menos los
siguientes elementos:
- Objetivos: Los objetivos deben formularse como logros a alcanzar por el joven.
* Se establecerán objetivos generales que hagan referencia al fin último que la
atención residencial pretende conseguir, especialmente su inserción
sociolaboral y objetivos específicos que definan las áreas que requieran ser
abordadas para alcanzar los objetivos generales. Se contemplarán, asimismo,
objetivos a corto plazo, alcanzables en un determinado tiempo, relacionados
con los problemas y necesidades identificadas, que permitan resultados
cercanos en el tiempo y que contribuyan a la confianza joven en la
intervención.
* Los objetivos, en la medida de lo posible, deben ser el producto de una
discusión y mutuo entendimiento. Se deberá ayudar al joven a entender la
necesidad de establecer objetivos claros y realistas que puedan ser ordenados
en niveles de logro accesibles.
* Deberán ser evaluables, estableciendo los indicadores de evaluación
pertinentes y explicando al joven cómo van a ser evaluados y quién tendrá esa
responsabilidad.
* El joven tendrá constancia de las consecuencias derivadas tanto del
cumplimiento como del fallo en la consecución de los objetivos propuestos.
- Actividades y tareas especificas para conseguir alcanzar los objetivos. Se
especificará para cada objetivo las actividades o tareas específicas que haya que
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realizar, quiénes han de llevarlas a cabo, el tiempo previsto para ello, las condiciones
bajo las que deben realizarse y el nivel mínimo exigido. Se delimitarán las
responsabilidades del equipo del centro y del joven en las tareas asignadas. Se
describirán en un lenguaje comprensible para el joven.
- Recursos humanos, materiales, técnicos... necesarios para alcanzar los objetivos, así
como otros recursos que resulten precisos, además de los proporcionados
directamente por el Centro.
- Tiempos previstos para la consecución de los objetivos, acordando aproximaciones
iniciales en la consecución de los objetivos, así como la duración estimada de la
estancia.
-Tiempos marcados para la evaluación (revisión) del itinerario y de los objetivos.
- Previsión del plan posterior a la salida del Centro.
Finalmente el PEIA quedará plasmado en un documento escrito, que resulte útil y de
fácil consulta, de modo que se favorezca la comprensión del mismo por parte de todos
los profesionales implicados y del joven. Se recomienda que en este documento se
integren los datos previos en los que se fundamenta el mismo (resultados y
conclusiones de la evaluación). De este modo, la información relevante se encuentra
fácilmente disponible. También se irá recogiendo la información que se vaya
añadiendo al itinerario, de manera que permita su revisión periódica, los ajustes
pertinentes y la elaboración de informes.
El PEIA incluye un CONTRATO EDUCATIVO, según el modelo específico diseñado para
el Programa de Autonomía 16-18, en el que se exponen las expectativas del equipo y
del joven. En él se comprometen las partes a realizar un conjunto de esfuerzos en un
periodo de tiempo determinado para alcanzar los objetivos establecidos. Este contrato
será objeto de seguimiento durante la estancia del menor y deberá ser revisado y, en
su caso, renegociado.
El contrato reunirá las siguientes condiciones:
- Ha de ser negociado y aceptado de manera voluntaria por las partes.
- Debe tener un valor educativo.
- Ha de establecer compromisos personalizados, concretos y realizables. Todas las
partes implicadas deberán entender el contenido práctico de tales compromisos.
- Debe secuenciar los objetivos y compromisos de modo que permitan, al principio,
logros o éxitos cercanos en el tiempo.
- Ha de hacer explícitos todos los recursos y apoyos que se ponen a disposición del
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menor y de la familia para la consecución de los objetivos.
- Debe fijar los tiempos para la consecución de los objetivos, así como para la revisión
del contrato.
- Ha de establecer las consecuencias del incumplimiento de los compromisos y
hacerlo de forma que queden claras para todas las partes. Estas consecuencias
siempre asumirán las necesidades y derechos del joven.
- Se realizará por escrito y será firmado por los participantes en el mismo. Cada uno
de ellos dispondrá de un ejemplar del contrato.
Cada joven tendrá una CARPETA con toda la documentación de trabajo que se vaya
generando durante el desarrollo del Programa y que él debe de encargarse de
mantener. Se incluirán tanto materiales de trabajo como documentación relativa al
propio menor, como cartilla de vacunación, diplomas o certificados de estudio.
Durante el tiempo que el joven esté en la Residencia se le darán fotocopias para
guardar en dicha carpeta.
2.5.4. Evaluación continuada (El seguimiento del PEIA)
Se realizará una evaluación continuada, a lo largo de la estancia del joven en el Centro,
con el objeto de conocer la evolución experimentada por él, el posible cambio en sus
necesidades y la aproximación a los objetivos del PEIA. La evaluación continuada la
lleva a cabo el educador con el joven a través de las tutorías. En todo caso, el PEIA se
revisará en las Comisiones de Orientación que se realizarán cada seis meses y siempre
que se considere necesario. Esta evaluación posibilitará, igualmente, el control de la
idoneidad y efectividad de la intervención, facilitando de esta forma llevar a cabo los
ajustes necesarios en la misma. Por último, la evaluación permitirá la toma de
decisiones pertinentes acerca del joven.
La evaluación continuada deberá cumplir una serie de condiciones:
* Los contenidos de la evaluación guardarán relación, por una parte, con los elementos
contemplados en la evaluación (inicial) para conocer su evolución, concretada en las
nuevas necesidades y problemas que van emergiendo y en los nuevos puntos fuertes
que resulten de las competencias que van adquiriendo. Por otra parte, guardarán
relación con los indicadores de evaluación establecidos en el itinerario para conocer la
aproximación a los objetivos fijados en el mismo y la adecuación de los recursos
propuestos.
* Tendrá en cuenta la perspectiva del joven y siempre que no vaya en contra del
interés de éste.
* La evaluación deberá permitir, además del control de los resultados de la
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intervención, el control del propio proceso de intervención. Se valorará, en
consecuencia, la adecuación de lo realizado a lo planificado y se constatará que la
intervención se desarrolla de acuerdo con los objetivos establecidos.
* Se planificará y sistematizará, señalando los momentos de registro de las
observaciones realizadas al joven, los momentos de evaluaciones especializadas del
joven (psicológicas, pedagógicas, médicas...), los momentos de evaluación de la
evolución familiar; así como las tareas a realizar, las personas implicadas y las técnicas
e instrumentos a utilizar. El establecimiento de un protocolo al efecto por parte del
equipo del Centro facilitará esta planificación y sistematización.
* Del mismo modo que la Evaluación realizada para el diseño del itinerario, la
realización de la evaluación continuada tendrá carácter interdisciplinar para cubrir
todos los aspectos y tareas contempladas y requerirá una adecuada coordinación.
* Los resultados de la revisión se comunicarán al joven en un lenguaje cercano.
Estos resultados se irán recogiendo en documentos escritos, en Informes de
Seguimiento para el Plan de Autonomía.
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3. CURSO DE EDUCADORES
Objetivos: 1º: Dar a conocer a los educadores la estructura y contenidos del Programa de Autonomía Personal. 2º: Proporcionar elementos para la reflexión acerca de la necesidad de realizar el Programa de Autonomía y los contenidos, así como la revisión y mejora de las formas de organización, que permitan alcanzar los objetivos del Programa. 3º: Dotar a los educadores de criterio para la toma de decisiones en la elaboración y desarrollo de los Proyectos Educativos Individuales. 4º: Proporcionar formación para que los educadores receptores del curso se constituyan en agentes de difusión de las acciones educativas contenidas en el Programa en sus respectivos recursos residenciales. Destinatarios:
Educadores de los pisos/residencias que trabajan con los adolescentes y jóvenes entre los 16 y 18 años. Práctica de la acción formativa: - Se constituirán tres grupos (cada uno en torno a 18 participantes) de educadores
de pisos/residencias públicas y concertadas. - Cada grupo recibirá un curso de 40 horas, en sesiones de cuatro horas, con una
periodicidad quincenal, en horario de mañana (de 10 a 14 horas). - Las sesiones se distribuirán en dos partes:
exposición de contenidos y
revisión de casos. - Las tres ediciones del curso, una para cada grupo, se realizarán de forma
simultánea, comenzarán en el mes de septiembre de 2013 y concluirán en abril de 2014.
- Tendrán lugar en el Centro de formación del Programa Junco, situado en la c/ Olmo, nº 15.
Metodología: La metodología de la acción formativa será:
- Dinámica y participativa. - Facilitará el intercambio de experiencias, conocimientos y técnicas de
intervención. - Sistemática y centrada en los objetivos, así como abierta y flexible, con el
fin de adaptarse a demandas y expectativas. - Favorecerá la elaboración de propuestas metodológicas.
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- Un espacio que permita la supervisión/seguimiento y puesta en funcionamiento del Programa de Autonomía Personal 16 – 18, con el desarrollo y análisis de casos prácticos.
GRUPOS Y NÚMERO DE EDUCADORES POR RESIDENCIA/PISO
GRUPO A GRUPO B GRUPO C
ALCALÁ DE HENARES
ALCORCÓN
ARCE ROJO
ARGANDA
AZALEAS
MÓSTOLES
PARLA
ARANJUEZ
BERZOSA
CALASANZ
CEMU
LEGANÉS
DOMINICAS
ENCUENTRO Y ACOGIDA
PALOMERAS
TORREMOCHA
GALAPAGAR
ALMENARA
NUÑO GUTIÉRREZ
ÁLVAREZ DE CASTRO
MEJORADA
ANAR
FERNÁNDEZ DE LOS RÍOS
ALICIA KOPLOWITZ
LUIS AMIGÓ
MARTÍNEZ BUJANDA I
NAZARET
NUEVO FUTURO
EL OLIVO
PAIDEIA
RAFAELA IBARRA
GRUPO EDUCATIVO
SAN MATEO
SIRIO
TOMILLO
ACACIAS (2)
CHAMBERÍ (2)
EL ENCINAR (2)
ISABEL DE CASTILLA (2)
MANZANARES (2)
NTRA. SRA. DE LOURDES (2)
VALLEHERMOSO (1)
LAS ROSAS (2)
AFAS (1)
PICÓN (1)
VILLAPAZ (1)
- En los grupos A y B asisten en todos los casos un educador por residencia o piso.
- Del grupo C asisten el número de educadores señalado entre paréntesis
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PROGRAMACIÓN Y CONTENIDOS
SESIONES CONTENIDO GRUPO A GRUPO B GRUPO C
1ª
Presentación de la acción formativa. Plan de autonomía 16-18. Implementación del plan en los
diferentes recursos residenciales
Lunes 23/09/2013
Miércoles 25/09/2013
Miércoles 02/10/2013
2ª Toma de decisiones. Participación del joven. Documento de participación.
Lunes 07/10/2013
Miércoles 09/10/2013
Miércoles 16/10/2013
3ª
Comisión de Orientación. P.E.I. Recogida de información, Pronóstico. Formulación de objetivos. Elaboración de informes. Evaluación.
Lunes 21/10/2013
Miércoles 23/10/2013
Miércoles 30/10/2013
4ª
Metodología y estrategias educativas. El Contrato para la Autonomía y el Proyecto Individual. Devolución de la Comisión de Orientación al joven. Acompañamiento educativo, Tutoría.
Lunes 04/11/2013
Miércoles 06/11/2013
Miércoles 13/11/2013
5ª
Metodología y estrategias educativas. Formación e inserción laboral Programa CIMTO Programa JUNCO
Lunes 18/11/2013
Miércoles 20/11/2013
Miércoles 27/11/2013
6ª
Programa de Tránsito 17-21
Lunes 02/12/2013
Miércoles 04/12/2013
Miércoles 11/12/2013
7ª
REVISIÓN DE CASOS
Lunes 20/01/2014
Miércoles 22/01/2014
Miércoles 29/01/2014
8ª REVISIÓN DE CASOS
Lunes 03/02/2014
Miércoles 05/02/2014
Miércoles 12/02/2014
9ª REVISIÓN DE CASOS
Lunes 03/03/2014
Miércoles 05/03/2014
Miércoles 12/03/2014
10ª REVISIÓN DE CASOS
Lunes 07/04/2014
Miércoles 09/04/2014
Miércoles 14/04/2014
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4. EVALUACIÓN E INVESTIGACIÓN
El programa será evaluado externamente por un equipo de investigadores de la Universidad, para lo que estamos en conversaciones con la facultad de Pedagogía de la UNED, para que con una metodología de investigación-acción acompañen, orienten y evalúen el desarrollo del Plan.
En otra fase, por medio del equipo de investigadores de la universidad y del Programa Junco, se realizara el seguimiento de los jóvenes hasta los 21 años, evaluando la repercusión del programa en la consecución de su proyecto de autonomía.
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5. RECURSOS Y ACCIONES
El Plan de Autonomía utiliza para su desarrollo tanto recursos que son proporcionados
por parte del dispositivo residencial, de los departamentos y programas propios del
IMFM, así como de otros aportados por otras Entidades y Organismos.
Conviene en este punto señalar algunos de los criterios que deben inspirar la selección
de los dispositivos y recursos que acompañarán la trayectoria del joven hacia la
consecución del mayor grado posible de autonomía personal para afrontar su
emancipación:
* Flexibilidad. Los recursos se adaptaran a las necesidades particulares del
joven.
* Modelo de Competencia. El itinerario deberá estimular al joven a tomar el
control de sus propias vidas, a tomar decisiones sobre sus propias necesidades
y prioridades, a establecer sus propios objetivos y a realizar las actividades para
conseguirlos. El recurso fundamental en este sentido será la relación de los
profesionales con el joven. Los profesionales deberán ayudarle a identificar y
clarificar sus opciones y apoyarle en la consecución de sus objetivos
potenciando sus propias capacidades.
* Normalización. Se deben utilizar, en la medida de lo posible, los recursos que
la comunidad pone a disposición de cualquier joven, apoyando, de esta forma,
su relación con esa misma comunidad.