pilares de la fe -...

Pilaresde la

fe

DR. BRIAN J. BAILEY

“Pilares de la Fe”Registrado © por Brian J. Bailey, marzo 2008.

Libro de texto de Zion Christian Universityusado con permiso.

Todos los derechos reservados.

Titlulo original en inglés: “Pillars of Faith”Registrado © 2001 Brian J. Bailey y sus licenciadores.

Todos los derechos reservados.Publicado por Zion Christian Publishers.

Traducción: Verónica Losada de RoquePrimera edición: equipo editorial de Publicaciones SiónSegunda edición: equipo editorial de IBJ - GuatemalaDiseño de portada: Carla Borges, Sarah Montgomery

Segunda impresión, marzo 2007.

A menos que se indique lo contrario,todas las citas bíblicas fueron tomadas

de la versión Reina-Valera en su revisión de 1960© 1960 Sociedades Bíblicas Unidas.

Para mayor información o copias adicionales diríjase a:

Zion Christian PublishersPO Box 70

Waverly, New York 14892EE. UU. de Norteamérica

Teléfono: (607) 565-2801Fax: (607) 565-3329

www.zionfellowship.org

ISBN # 1-59665-204-7

AGRADECIMIENTOS

Queremos extender nuestro profundo agradecimiento a lassiguientes personas:

Verónica Losada de Roque, quien realizó la traducción alespañol de este libro.

Marian Belmonte y el equipo editorial de PublicacionesSion, por la corrección del manuscrito de este libro y elformato final.

El equipo de traducción y edición de Instituto BíblicoJesucristo, Guatemala, por la revisión en español de este libro.

Queremos expresar nuestra gratitud a estos amados hermanospor sus muchas horas de invalorable ayuda, sin las cualeseste libro no habría sido una realidad. Reconocemosprofundamente su diligencia, creatividad y excelencia en lacompilación de este libro para la gloria de Dios.

DEDICATORIA

A nuestro amado Padre Celestial,de Quien somos hijos, y a nuestro muy preciado

Señor y Salvador Jesucristo.A mi querida esposa Audrey, quien durante su vida,

fue un triunfante pilar de la fe.

ÍNDICE

Intr oducción 7

Capítulo 1 Definición de fe. 23

Capítulo 2 Definición de creer. 29

Capítulo 3 El fruto de la fe. 39

Capítulo 4 El don de la fe. 53

Capítulo 5 La fe que siempre va en aumento.63

Capítulo 6 La prueba de la fe. 89

Capítulo 7 Columnas de la fe. 117

Capítulo 8 Las bendiciones de la fe. 165

7Introducción

INTRODUCCIÓN

La fe es un fundamento básico de la vida cristiana, sin el cuales imposible agradar a Dios o recibir algo de Él (He. 11:6).Una vida de fe es esencial, porque en nuestra vida espiritualtodo proviene de la fe. Además, hay muchos aspectosdiferentes de la fe. Uno no puede decir simplemente: “tengafe”, porque la fe tiene muchas facetas. El siguiente diagramailustra el papel de la fe, basándose en dos pasajes importantesde la Palabra de Dios: 2 Pedro 1:5-8 y Filemón 1:5-6.

Ocho pasos hacia la perfección y el poder

Filemón 1:5

(Del Am

or a la Fe)

El am

or desata fe, milagros y liberación

1. Fe

6. Piedad

7. Afecto fraternal

4. Dominio propio

5. Paciencia

3. Conocimiento

2. Virtud

8. Amor

2 P

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1:5

-8

(De

la Fe

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La fe

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8 Pilares de la fe

En 2 Pedro 1:5-7, el apóstol Pedro nos da los ocho pasoshacia la perfección y el poder. De forma breve, quiero verestos ocho pasos pues son muy importantes. Pedro comienzaen el versículo cinco diciendo: “Poniendo toda diligencia”.En otras palabras, debemos luchar por la perfección. Tambiéndebemos considerar quién está hablando. En este caso, quienhabla es el apóstol Pedro, el primer apóstol principal delCordero. Esto queda probado por el hecho de que fue uno delos tres apóstoles que estuvieron en el monte de laTransfiguración con el Señor Jesús. Pablo describió a Pedrocomo una de las tres columnas de la Iglesia primitiva (Gá. 2:9).

Por lo tanto, todo lo que Pedro escribió es de gran importancia.La segunda Epístola de Pedro fue escrita sólo un poco antesde su martirio, cuando claramente comprendió que sería suúltima oportunidad de comunicarse con las iglesias queestaban bajo su cobertura apostólica. Por lo cual, lo queescribió en 2 Pedro fue el derramamiento de su alma: las cosasque él consideraba eran los aspectos más importantes delcristianismo y de la fe cristiana.

Fe

Pedro continúa en el versículo cinco exhortando: “Añadid avuestra fe”. Como vemos en el diagrama de la página uno, lafe está en la base del monte de la perfección cristiana. La fees el primer paso en nuestra experiencia cristiana. Esto hablade fe necesaria para la salvación. En Efesios 2:8 el apóstolPablo hace mención de esto cuando dice: “Porque por graciasois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es

9Introducción

don de Dios”. Es por medio de la gracia y la benevolenciade Dios que somos salvos. El medio por el cual somos salvoses la fe, y esta fe no proviene de nosotros. No se originadentro de nosotros mismos; es divina, y viene de Dios. Lafe es un don de Dios. No es producto de nuestras emociones,nuestros pensamientos, o nuestra voluntad. La fe viene deDios y de Dios solamente.

Vir tud

Luego, Pedro nos exhorta a añadir siete virtudes, o dones, anuestra fe. Estos siguientes siete pasos o virtudes, fluyen dela fe. En realidad, son producto de la fe. El siguiente peldañode la escalera es la virtud: La virtud es fruto de la fe. Somospurificados y santificados por fe. Básicamente, virtud significapureza moral, y es por fe que recibimos un corazón puro ylimpio. Lo que quiero enfatizar aquí es que la fe es un don, ytodos esos otros dones se reciben por medio de la fe. Por lotanto, un corazón limpio es don y bendición de Dios.

Conocimiento

El tercer peldaño en la escalera de la perfección cristiana esel conocimiento. El conocimiento también se recibe por fe.No viene solamente por medio del estudio. De hecho, elapóstol Pablo deja esto muy claro en Hebreos 11:3 dondeestablece: “Por la fe entendemos. . .” Así que, el conocimientoy el entendimiento vienen por la fe. No son producto denuestro intelecto. Sin embargo, debemos ser disciplinados ydiligentes para estudiar la Palabra de Dios de manera

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coompleta y exhaustiva. El estudio de la Palabra de Dios debeir mezclado con fe (He. 4:2).

Conocimiento no es simplemente conocimiento secular,aunque algunas veces el conocimiento secular también esliberado por la fe. Muchos de los grandes científicos de todaslas épocas han atribuido a Dios el conocimiento y la ciencia.Tomás Edison, un creyente cristiano, dijo que el conocimientoviene por inspiración. El conocimiento científico y losdescubrimientos vienen por la inspiración así como por elestudio. Así, podemos ver que nuestro estudio debe iracompañado de fe. Es la fe la que desata la verdad y elconocimiento de la Palabra de Dios, y es la fe la que nospermite interpretar las Escrituras precisa y correctamente.

Los que han estudiado literatura saben que una clavesignificativa para el estudio de la literatura es entender loque el autor quería dar a entender, y lo que estaba pensandocuando escribió cualquier pasaje dado. Ya que yo soy inglés ycrecí en Inglaterra, tuve que estudiar a Shakespeare. Mi maestrode inglés solía decir con bastante frecuencia: “ahora, por estafrase de Shakespeare entendemos esto, y esto, y esto. . .”

Cuando leemos y estudiamos la Palabra de Dios, tenemosque entender lo que el autor quiere decir al usar ciertas frases;de otra manera, erraremos en nuestra interpretación. ¿Quiénes el autor de la Biblia? El Espíritu Santo es el Autor de lasEscrituras inspiradas, y es por la fe que recibimos la correctainterpretación de lo que Él ha escrito.

11Introducción

Dominio propio o templanza

El cuarto paso en nuestro caminar cristiano es el dominiopropio (templanza), o autocontrol. A menudo la gente sepregunta: “¿Cuál es la voluntad de Dios?” En 1 Tesalonicenses4:3-4 tenemos un aspecto muy importante de la voluntad deDios para cada creyente: “Pues la voluntad de Dios es vuestrasantificación; que os apartéis de fornicación; que cada unode vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor”.El dominio propio es la capacidad de dominar y controlardebidamente nuestro vaso, en santificación y honor.

Perfección cristiana y autocontrol van unidos. El apóstolSantiago describe la perfección de esta manera: “Si algunono ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz tambiénde refrenar todo el cuerpo” (Stg. 3:2b). ¿Cómo controlamosnuestra boca y nuestro cuerpo, nuestras palabras y nuestrasacciones? ¡Recibiendo fe! La fe produce autocontrol ytemplanza en nuestra vida, porque la templanza es un frutodel Espíritu (Gá. 5:23). La templanza no es humana, es divina.

Paciencia

La paciencia es el quinto paso. La paciencia es mencionadamuchas veces en la Palabra de Dios. Santiago 1:4 dice: “Mastenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectosy cabales, sin que os falte cosa alguna”. ¿De dónde viene lapaciencia? Romanos 5:3 nos dice que la paciencia se produceen nuestra vida a través de pruebas y tribulaciones. La palabratribulación implica enormes dificultades y presiones. A menos

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que tengamos la fe de Dios, es imposible atravesar el valle detribulación.Sin Su fe, nos rendiríamos y desistiríamos. Lapaciencia se produce por medio de la tribulación. Sinembargo, sólo si tenemos fe podemos atravesar el valle deBaca (Sal. 84:6), el valle de lágrimas y penas. La fe nossostiene en nuestras pruebas y nos ayuda a superarlasvictoriosamente.

En el griego original paciencia significa “resistencia”. Elapóstol Pablo nos exhorta en Hebreos 12:1 a “correr conpaciencia la carrera (curso) que tenemos por delante”. Lapaciencia es una fuerza interna del carácter que nunca se rinde,sino que camina con perseverancia hacia adelante,esquivando todo obstáculo a lo largo del camino. La paciencia(o resistencia), es una cualidad divina; es producto de la fe.

Piedad

El sexto paso es la piedad. En el idioma inglés podemos decirque piedad quiere decir: “semejante a Dios, o ser como Dios”.Bueno, ¿a qué se parece Dios? Para conocer de forma directaa qué se parece Cristo, debemos tener una revelación másprofunda y progresiva de Él. Pablo dijo que si alguno conocióa Cristo según la carne, ya no lo conoce más así (2 Co. 5:16).Pablo estaba diciendo que no era suficiente con simplementehaber conocido al Señor cuando estuvo viviendo en esta tierra.

Todos necesitan tener una revelación fresca del Cristoresucitado. No basta con haber conocido una vez al Señor yhaberle dado nuestro corazón. Debemos tener de Él una

13Introducción

revelación que siempre vaya en aumento. La luz de Cristodebe brillar más y más en nuestro corazón, hasta que el díasea perfecto.

En el Cantar de los Cantares, la novia sulamita tuvo unarevelación progresiva del Novio. Esta continua revelación ledesveló a ella más y más del carácter de su Amado. Unarevelación progresiva de nuestro Novio Celestial es la clavepara llegar a ser como Cristo y para desarrollar un carácterpiadoso. El apóstol Juan declaró: “Cuando (Cristo) semanifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos talcomo él es” (1 Jn. 3:2b).

Ser como Jesús, depende de verlo a Él tal como Él es.Debemos tener una revelación clara y sin distorsión de lapersona de Cristo. 2 Corintios 3:18 nos muestra unaimportante verdad: “Nosotros todos, mirando a caradescubierta como en un espejo la gloria del Señor, somostransformados de gloria en gloria en la misma imagen, comopor el Espíritu del Señor”. Debemos darnos cuenta quecuando contemplamos la gloria del Señor, somos cambiadosa la imagen exacta del Señor Jesús. Ésta es la clave de lapiedad. Al mismo grado al cual el Señor nos revele Su carácter,es al mismo grado al que seremos cambiados. Así, esimportante buscarlo a Él para poder hallarlo. Debemos tenerun corazón suave y humilde que atraiga al Señor y que hagaque Él se nos manifieste.

¿Por qué tenemos que ser como Él? Juan dice que tenemosque ser como Cristo porque “le veremos tal como Él es”.

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Ésta es una de las leyes fundamentales de la vida. Los salmosnos dicen que los que adoran ídolos llegan a ser como losídolos a los que adoran (ver Sal. 115:8; 135:18). Después decierto tiempo, llegamos a ser como el objeto que adoramos.En el mismo grado en que adoremos a Cristo, será el rmismogrado en que seremos cambiados a Su semejanza. Por tanto,busquemos ser genuinos adoradores que adoren al Señor enespíritu y en verdad (Jn. 4:23-24).

Unos años atrás mientras estábamos en Israel, mi esposa y yovisitamos el huerto de la tumba de Cristo. Después de quenuestro grupo vio la tumba, volví a entrar y clamé al Señor:“Señor, ¿a qué te pareces Tú?” Entonces, sobre la tumba vique estaba escrita la palabra “mansedumbre”. Lamansedumbre es sólo un aspecto del carácter del Señor, mases una parte de la naturaleza de Cristo que la Palabra de Diosenfatiza constantemente. Incluso la descripción que Cristo hizode Sí Mismo fue esta: “Yo soy manso y humilde” (Mt. 11:29).Por lo tanto, debemos buscar Su mansedumbre y nunca serásperos o vengativos.

Debemos procurar ser como Cristo en cada aspecto de Sunaturaleza. Por lo tanto, la clave para la piedad es tener unarevelación manifiestra y progresiva de Su persona y de Sunaturaleza. Esta revelación viene por fe. Debemos ver a Cristopor fe. A veces, tenemos el privilegio de ver al Señorliteralmente, pero otras veces debemos verlo a través de losojos de la fe. Esto implica tener una revelación completa deSu naturaleza y de Su persona. Cuando el Señor se revela aSí Mismo a nosotros, revela cierto aspecto de Su carácter

15Introducción

que Él desea impartirnos. Así, la piedad viene por medio dela fe cuando tenemos una revelación continua de la personadel Señor Jesucristo.

Afecto fraternal

El séptimo paso en la vida cristiana es el afecto fraternal.Este séptimo está relacionado con el segundo mandamientode Cristo, que nos dice que nos amemos unos a otros como anosotros mismos (Mt. 22:39). Para amar a nuestro hermanocomo a nosotros mismos, primero debemos amarnos yapreciarnos a nosotros mismos y a todo lo que Dios ha hechopor nosotros. Mucha gente tiene problemas de baja autoestima. La baja auto estima es el resultado del autorechazo.No debemos menospreciarnos a nosotros mismos, porque alhacerlo, estamos rechazando la creación de Dios. Fuimoscreados por Cristo, por lo tanto, debemos aceptar lo que Élcreó. Debemos tener humildad de corazón para aceptarnos anosotros mismos como Él nos hizo.

La necesidad de tener aceptación y amor piadoso por nosotrosmismos fue impuesta fuertemente sobre mí cuando estábamosen Suiza, en donde fui el director adjunto de una obra cristiana.Entre las varias facetas de la obra, estaba el alcanzar a losciegos. La directora de este programa también era ciega.Podemos pensar que tenemos luchas con la depresión y eldesaliento, pero por un momento, deberíamos considerarcómo se siente la gente ciega. A veces, para ellos es agobienateno poder ver el maravilloso y vívido mundo que los rodea.

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Un día, la directora del programa para ciegos estabaatravesando por uno de esos valles de desesperación. Mientrasestaba en su oficina, llegó a sentirse tan desesperada que sesalió de allí, pasó sus dedos sobre la Biblia en Braille, ycasualmente llegó al clamor de Moisés en Éxodo capítulocuatro. En Éxodo 4:10, Moisés se estaba quejando con elSeñor acerca de sus incapacidades diciendo: “¡Ay Señor!Nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desdeque tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla ytorpe de lengua” (NVI) .

El Señor le respondió a Moisés en Éxodo 4:11: “¿Quién diola boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al queve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?” Cuando esta dama leyóesos dos versículos, le dijo al Señor: “gracias Señor, porhacerme ciega” Y el Señor le respondió: “naciste ciega paraque pudieras entender a aquellos que ministras”.

Verdaderamente, es Dios quien crea al ciego y aldiscapacitado, así como aquellos que no tienen ningunaincapacidad física. Él es el Creador de todos ellos. La mayoríade la gente no está satisfecha con su apariencia y suscapacidades físicas. Estamos descontentos con nuestra altura,nuestro peso, nuestra piel, nuestros ojos o nuestro cabello.Para ilustrar este punto, viene esta historia a mi mente:

Cuando estaba en la facultad de otra universidad bíblica, vi auna de las chicas planchándose el cabello. Le dije: “¿quéestás haciendo?” Ella respondió: “mi pelo es rizado, pero yolo quiero lacio. Así que lo estoy planchando para alisarlo”.

17Introducción

Perplejo le dije: “Querida, todas las otras chicas de la escuelavan al salón de belleza a hacerse rizados permanentes queson muy caros. Tienen el pelo lacio, pero desean tener el pelorizado como el suyo. Usted tiene lo que ellas quieren, y lotiene sin tener que pagar un rizado permanente caro”. Surespuesta fue muy práctica: “Sí, pero yo quiero pelo lacio”.Muy pocas personas están satisfechas con la forma en queDios las hizo. Si Dios crea gente con el pelo lacio, quierenpelo rizado; si tienen el pelo rizado, quieren pelo lacio. Demodo que vemos la necesidad de mansedumbre, humildad yaceptación de la voluntad de Dios para nuestra vida.

Necesitamos una santa aceptación de nosotros mismos y denuestras circunstancias. La Palabra de Dios nos dice quereconozcamos todo el bien que está en nosotros por CristoJesús (Flm. 1:6). Es una verdad espiritual que aceptaremos yamaremos a otros, solamente tanto como nos amemos y nosaceptemos a nosotros mismos. Tenemos que amar a los demáscomo a nosotros mismos. Esto significa que aquellos quetienen amargura y odio en su corazón, y que siempre se quejande sus circunstancias, son incapaces de amar a su hermano ohermana, porque tratan a otros como se tratan a sí mismos.

Por lo tanto, debemos tener una santa aceptación denosotros mismos. No me refiero al amor egoísta y arroganteque sólo piensa en sus propios intereses y en su propiahermosura, como lo hizo Lucifer. Estoy hablando de unasaludable auto estima, correcta y equilibrada, que nos déla capacidad de amar a otros y de terminar nuestro ascensoal monte de la perfección.

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Amor

El octavo y último paso en el monte de la perfección cristianaes el amor. El amor es el primer mandamiento de Cristo. Eneste mandamiento se nos dice que amemos al Señor nuestroDios con todo nuestro corazón, mente, alma y fuerza (Mt. 22:37).Esto significa amar y apreciar al Señor por encima decualquier otra cosa en la vida. Significa que tenemos quevivir totalmente para Él, y que tenemos que abandonarnoscompletamente a Él. Significa tener una relación íntima yprofunda con el Señor Jesucristo, el verdadero amante denuestra alma. El amor es un mandamiento, y viene por mediode la fe, no por medio de la ley.

El amor es la cima de la montaña. Por lo tanto, es muy naturalpensar que el amor es nuestra meta. Sin embargo, la meta ydestino final del cristiano es ascender a la cima de la montaña,para poder descender hacia el nivel de ministrar a otros.Pienso que es muy importante entender esto, porque cuandoel apóstol Pedro estaba en el monte de la Transfiguración conel Señor, quiso quedarse ahí. El sincero deseo de Pedro eraquedarse en la cima de la montaña, en ese particular aspectode la santidad.

Esta verdad sale a relucir en el Cantar de los Cantares. Despuésque la sulamita se había lavado, perfumado, y ungido, el Señorse le apareció y tocó su puerta. Sin embargo, ella no quisolevantarse a abrir la puerta, así que le dijo al Señor: “Me hedesnudado de mi ropa; ¿cómo me he de vestir? He lavadomis pies; ¿cómo los he de ensuciar?” (Cant. 5:3). En otras

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palabras, ella había alcanzado cierto grado de santidad ypureza, y quería quedarse allí.

Al perseguir la santidad y el amor, se corre el riesgo de tenerel amor y la santidad como nuestras únicas metas. Én realidad,estos simplemente son medios para el fin. La meta de todocristiano es cumplir la voluntad de Dios. Básicamente, lavoluntad de Dios comprende dos cosas. Un aspecto escarácter, y el otro aspecto de la voluntad de Dios es elministerio. Como vemos en nuestro diagrama, un lado de lamontaña de la perfección cristiana involucra nuestro carácter,o aquello que Cristo quiere cumplir en nosotros. El ministerio,el otro lado de la montaña, es lo que Dios quiere cumplir pormedio de nosotros.

Así que, si solamente subimos un costado de la montaña, novamos a cumplir toda la voluntad de Dios. Solamente seremoscumplidores parciales de Su voluntad. Dios está buscandohombres y mujeres conforme a Su propio corazón que hagany cumplan toda Su voluntad (Hch. 13:22). Él no se complaceen aquellos como el rey Saúl, que solamente hacen parte deSu voluntad (ver 1 S. 15).

El Señor Jesús cumplió toda la voluntad de Su Padre. Él subióal monte de la Transfiguración, que fue la plataforma espiritualmás alta en Su vida. Esta experiencia del monte de laTransfiguración nos habla de entrar a la gloria y a laperfección. Sin embargo, aunque era glorioso y lleno de paz,Cristo no se quedó en ese monte Él descendió y ministró lasnecesidades de los que estaban abajo, en el valle. Cristo es

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nuestro patrón a seguir. Por lo tanto, también nosotrosdebemos estar atentos a este llamado de ministrar a otros.

Dos clases de fe

Existen dos clases de fe. Está la fe que se relaciona con lasalvación. Esta forma de fe es el fruto de la fe, por el cual senos imparten los diversos aspectos de la naturaleza de Dios,y por el cual llegamos a la perfección. Sin embargo, hay otrotipo de fe llamado el don de fe. Este tipo de fe es al quepodríamos referirnos como “fe en acción”. Es el tipo de femencionado en 1 Corintios 13:2, donde Pablo habla de la feque es capaz de mover montañas. Fue a través de esta fedinámica que Sansón realizó sus increíbles milagros yproezas (He. 11:32).

Ambos aspectos de la fe son muy importantes. La Iglesia esmuy propensa a enfatizar uno de los aspectos de la fe (elfruto de la fe para santidad), al tiempo que ignora y descuidatotalmente el otro aspecto de a fe (el don de fe que se relacionacon milagros y acciones). Obviamente, este no es un mensajeequilibrado. Sin embargo, en los últimos años, en algunoscírculos se ha hecho un énfasis exagerado en el don de fe ymilagros; y el carácter y la santidad no han sidosuficientemente enfatizados. Así, para equilibrar esta últimadeclaración, también debemos tener cuidado de no recalcartanto en la santidad que nos olvidemos del don de fe y milagros.

Me gustaría concluir esta introducción con la advertencia delapóstol Pedro que estableció: “Si estas cosas (estas ocho

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virtudes necesarias para la perfección) están en ustedes, yabundan, no les dejarán estar ociosos ni sin fruto en elconocimiento de nuestro Señor Jesucristo” (2 P. 1:8). Estasocho virtudes deben abundar y fluir en nuestra vida.

Luego, el apóstol Pedro da esta llamada de atención en2 Pedro 1:9: “Pero el que no tiene estas cosas tiene la vistamuy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación desus antiguos pecados”. La ceguera mental y la falta de visiónespiritual son resultado de no tener estas ocho virtudes quePedro menciona en 2 Pedro 1:5-7. Debido a que ignoraronestas cosas, los fariseos del tiempo de Cristo fueroncondenados por su ceguera espiritual (ver Mt. 23:23).

Pedro entonces nos exhorta a “Procurar hacer firme (ponertoda diligencia) nuestra vocación y elección”. Pedro usa lapalabra diligencia dos veces en el capítulo uno, en losversículos cinco y diez. Tenemos que ser diligentes paratrabajar en estas cosas. No debemos ser indolentes yperezosos en nuestra vida cristiana. Para hacer firme nuestraelección y nuestro llamamiento, tenemos que ser diligentesen nuestra búsqueda de la santidad y del carácter piadoso; ynunca debemos rendirnos, sino hasta obtener aquello quehemos estado buscando. Si hacemos estas cosas, nocaeremos jamás.

Desgraciadamente, en años recientes hemos visto a muchoscristianos y ministros caer a lo largo del camino. En más decuarenta años en el ministerio, he conocido muchos que hancaído y errado en el blanco de Dios para su vida. La razón

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por la que han caído la encontramos en la primera ladera dela montaña de nuestro diagrama. Han carecido de santidad.

Hay terribles consecuencias cuando no permitimos que estasvirtudes se desarrollen y maduren en nuestra vida. Sinembargo, hay también grandes bendiciones si nuestro corazónes tierra suave y fértil en la cual puedan crecer estas virtudes.Si estas ocho virtudes abundan en nuestra vida, nos seráotorgada una entrada abundante y gloriosa en el reino de loscielos (2 P. 1:11).

Por lo tanto, lo que quiero enfatizar es esto: no queremoscasi lograr llegar al cielo. ¡Queremos una espléndidabienvenida a la presencia de Dios! Si les prestamos atención,los pasos delineados en este libro nos mostrarán la manera detener una recepción real y majestuosa en la vida venidera.Tendremos fruto que permanece para siempre.

23Definición de fe

Capítulo 1

DEFINICIÓN DE FE

La fe es el cimiento de nuestra experiencia cristiana (Ef. 2:8),y es también la base para recibir, desarrollar y avanzar haciala pureza (2 P. 1:5-8). La fe es el medio por el cual vivimostoda nuestra vida cristiana. Pablo enfatiza esta verdad en Gálatas2:20, donde testificó: “Yo vivo por la fe del Hijo de Dios”.

Verdaderamente, la fe no es solamente una doctrina del NuevoTestamento, porque vemos que uno de los profetas del AntiguoTestamento declaró: “El justo por la fe (de Dios) vivirá” (Hab. 2:4).Después, en la Era del Nuevo Testamento, Pablo dijo enGálatas 2:20 que el justo vive por la fe de Dios. Pablo dijotambién en Romanos 14:23: “Todo lo que no proviene de fe,es pecado”. Por lo tanto, todo lo que hacemos debe ser hechoen fe, en respuesta al mandato de Dios de algo en particular.Si nuestras acciones no son hechas en fe y de acuerdo a lavoluntad de Dios, seremos destituidos de la gloria de Dios yperderemos Su meta para nuestra vida. Sin fe, es imposibleagradar a Dios (He. 11:6).

Ahora, definamos la fe. La fe no es una emoción, tampoco esproducto de nuestra voluntad o intelecto. No podemos fabricarfe; pues es divina. En Hebreos 11:1 Pablo da la queprobablemente es la mejor descripción de fe de toda laEscritura: “La fe es la certeza de lo que se espera, laconvicción (o evidencia) de lo que no se ve”. La fe es una

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sustancia; es algo tangible, puede sentirla. Cuando la tiene,lo sabe. Sin embargo, es un don de Dios (Ef. 2:8).

Podemos esperar y orar al Señor por algo pero, ¿cómopodemos estar seguros de que vamos a recibirlo? Podemostener la seguridad que vamos a recibir las cosas que hemospedido si tenemos la fe de Dios, porque la fe es la evidenciade las cosas que no se ven y la sustancia de las cosas que seesperan. ¡La fe es muy real!

La fe es dada por Dios para cumplir Su propósito a fin de queÉl sea glorificado. La traducción de la Reina Valera de laspalabras de Cristo en Marcos 11:22 dice: “Tened fe en Dios”.Sin embargo, la traducción literal de este versículo del griegoes: “Tened la fe de Dios”. Debemos tener la fe de Dios porquevivimos por Su fe (Gá. 2:20; Hab. 2:4). Sólo quiero dar unejemplo de esto, porque es muy importante entender cómofunciona la fe.

Hace algunos años, estábamos buscando comprar unapropiedad para un centro misionero y de conferencias, y parauna escuela bíblica para Zion Fellowship (Confraternidad deSion). En ese tiempo, la iglesia católica tenía a la venta unapropiedad en las afueras de Nueva York. El Estado de NuevaYork quería comprarla para hacer una Institución Correccionaldel Estado y estaba ofreciendo US $800,000.00 (dólaresamericanos) por ella. La mayoría de la gente de los alrededoresno quería que el estado la comprara, porque no querían unaprisión en los pueblos cercanos. El Señor nos dio la impresiónde que esa propiedad era Su elección para nuestra escuela bíblica.

25Definición de fe

Sin embargo, no teníamos dinero. Muchos de nosotrosoramos, y sentimos que el Señor quería que ofreciéramos US$400,000.00 a la iglesia católica. Ése fue un paso de fe, porqueno teníamos el dinero para pagar el edificio. Abraham compróuna heredad por 400 siclos de plata (Gn. 23:16), cuyoequivalente estimado es de cerca de US $400,000.00 ennuestra moneda actual. Esta fue la cantidad que el Señor pusoen nuestro corazón que ofreciéramos.

Nuestra oferta fue aceptada. Éste fue el primer milagro. Sinembargo, no teníamos dinero, y el depósito inicial era de US$2,500.00. No le pedimos dinero a nadie. Simplementeoramos a Dios en fe: “Señor, si es Tu voluntad que compremosesta propiedad, por favor, proporciónanos el dinero”. El dinerollegó tal como habíamos sentido por fe que llegaría. Al finaldel mes, teníamos que pagar a los negociadores de la iglesiacatólica US $22,500.00, los cuales también llegaron a tiempopor medio de la oración. Nuevamente, no habíamos dicho anadie nuestras necesidades. El siguiente obstáculo queteníamos que vencer por medio de la fe era nuestro siguientepago de US $100,000.00.

Cuando nos trasladamos al edificio, hubo muchos gastos parapoder comenzar a operar. A mediados del año el Señor medijo: “Quiero que construyas un auditorio para conferenciasy que sirva también como gimnasio para los estudiantes de laescuela bíblica”. No teníamos dinero, y aún no habíamospagado el edificio. Le supliqué al Señor: “¿De dónde va avenir el dinero para este proyecto?” El Señor rápidamenteme respondió: “tú no necesitas dinero; he puesto fe dentro

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de tu corazón, y esa fe producirá el dinero necesario parael auditorio”.

Como siempre es Él, el Señor fue fiel a Sus palabras paranosotros. No hicimos ninguna petición de dinero.Comenzamos la construcción del auditorio, el cual al finalcostó más de US $110,000.00. En el momento exacto en quenecesitamos dinero, el Señor no solamente proveyó los US$100,000.00 iniciales para la construcción, sino que tambiénliquidó el saldo total de los US $400,000.00 y al mismo tiempopagamos el auditorio.

Fue la fe que Dios había puesto en mi corazón la que produjolos recursos necesarios para la propiedad y para el auditorio.No pedimos dinero a nadie, sin embargo éste llegó a tiempo.Por lo tanto, debido a los muchos milagros que el Señor haobrado para nosotros personalmente, sabemos a lo que nosreferimos cuando hablamos de varios principios relacionadoscon la fe. Por experiencia, sé que la fe es una sustancia. La hesentido en mi corazón. Es la fe que produce respuestas paracualquier necesidad que tengamos. Sin embargo, la fe quehace que nuestras oraciones se materialicen, es un don divinode Dios. No es algo que podamos “fomentar” en nuestrocorazón porque deseemos un nuevo auto o una nueva iglesia.

Para que nosotros tengamos fe, el Señor debe impartírnosla.No obstante, el Señor sólo da Su fe para aquellas cosas queson Su voluntad. Por lo tanto, debemos estar absolutamenteseguros de no estar siendo pretenciosos y estar moviéndonoshacia algo que no está en Su voluntad. Si nos movemos en

27Definición de fe

una dirección que no es la de Dios, podremos creer contodo nuestro corazón que algo va a salir bien, pero si no hanacido de Dios, no nos dará la fe para ver cómo Su manoarregla el asunto.

La fe es una realidad absoluta: produce. La fe que produjolos recursos económicos para esta universidad bíblica ycentro misionero, ha producido también el dinero para quela universidad funcione y para apoyar a misioneros en varioscontinentes durante los últimos doce años. ¡Qué tengamosla fe de Dios!

29Definición de creer

Capítulo 2

DEFINICIÓN DE CREER

Es imperativo que entendamos la diferencia entre fe y creer.En el idioma español, somos muy afortunados de ser capacesde explicar la diferencia entre palabras. La gramática españolanos enseña la diferencia entre las diversas partes de undiscurso. Por ejemplo, fe es un sustantivo, y creer es un verbo.Podemos decirle a alguien: “crea” pero jamás podremosdecirle: “fe”. No podemos hacer un verbo de la palabra fe,porque siempre será un sustantivo. Un sustantivo se refiere auna persona, lugar, cosa o idea. La fe es una sustancia. Sinembargo, creer es bastante diferente. Creer es un verbo.Puesto que el verbo denota una acción o un estado del ser,creer es algo que hacemos. Creer es una acción: una decisiónde aceptar y tener confianza en lo que el Señor dice. Es unaactitud del corazón, pero la fe es una sustancia.

La diferencia entre creer y fe divina, está maravillosamenteilustrada en Marcos 9:24-25. Un padre que tenía un hijo queestaba poseído por un demonio le dijo a Jesús: “Creo, Señor,ayuda mi incredulidad (o falta de fe)”. Este hombre vino alSeñor, suplicándole que sanara a su hijo. Él creía con todo sucorazón que Jesús podía sanarlo; sin embargo, carecía de lafe de Dios para hacer realidad la sanidad. Así que le pidió alSeñor que lo ayudara en su falta de fe. Jesús impartió fe a sucorazón, y su hijo fue sanado y liberado instantáneamente.

30 Pilares de la fe

Es extremadamente importante que creamos lo que Diosdice cuando nos habla. Sin embargo, debemos ver que creerno produce el milagro deseado. Trataré de ilustrar esto. Todoscreemos que Dios sana, pero la sanidad no se materializahasta que Dios ha puesto fe dentro de nuestro corazón.Cuando esa fe está allí, sabemos que obtendremos nuestrodeseado milagro.

Por ejemplo, en una reunión de la iglesia, un ministro podríarecibir del Señor una palabra de conocimiento. Dios podríadecir que Él quiere sanar a todos los que tengan articulacionesrígidas. En ese momento, algo viene a su corazón. Su respuestaal Señor debería ser: “Señor, creo que Tú puedes sanar estanoche. Creo lo que me estás diciendo”. Entonces el pastordeclararía desde el púlpito: “Esta noche Dios quiere sanar atodos los que tienen articulaciones rígidas”. Al declarar elmensaje de Dios, el Señor pone Su fe en su corazón. Entonces,tendría la seguridad que Dios sanará como dijo que lo haría.Está es persuadido y confiado en que todos los que tienenrígidas las articulaciones serán sanados esa noche.Personalmente, he experimentado esto muchas veces. Estaes la fe real, y va a producir milagros. Solamente creer nopuede generar milagros porque el creer es un acto de nuestravoluntad, pero la fe es divina.

Dios es muy preciso. Si Él le dice que quiere sanar a aquelloscon cáncer, y si usted cree y su corazón es recto, Él le dará lafe para sanar a todos los que tienen cáncer. Sin embargo, siusted declara que todos los que tienen problemas de corazónvan a ser sanados, y Dios no le ha hablado específicamente


de eso, Él no le dará la fe para producir los milagros parasanarlos. Los milagros no son el producto de creer. Seproducen por la fe de Dios. Dios solamente nos da Su fe parapropósitos que son Su voluntad. Por lo tanto, siempre queintentemos hacer algo, debemos estar seguros que fue Diosquien nos dijo que lo hiciéramos. De otra manera, notendremos la fe para cumplirlo y llevarlo a cabo, porque Diosno nos da Su fe para fines que son contrarios a Su voluntad.

Hay una progresión en nuestra experiencia cristiana. Primero,Dios nos habla, o demuestra Su voluntad con una situación;por ejemplo, sabíamos que era la voluntad de Dios que Sioncomprara la propiedad en Nueva York. Éste es el primer paso;primero debemos conocer la voluntad de Dios. Luego, larespuesta de nuestro corazón a Su voluntad debe ser creerlede todo corazón; éste es el punto número dos. No podemostener una actitud de que no tenemos dinero para hacer lo queDios nos está pidiendo. Tampoco debemos creer que lascircunstancias son imposibles, porque para Dios todas las cosasson posibles. Debemos creer lo que Dios nos habla; sin embargo,el solo acto de creer, no hará realidad la promesa. Después quetengamos un corazón que cree, tenemos que practicar el pasonúmero tres. Debemos orar a Dios fervientemente y gemir condolores de parto para que suceda aquello que Él nos ha hablado.Debemos orar hasta que llegue la fe.

“La oración eficaz del justo puede mucho” (Stg. 5:16). Pornuestra parte, debe haber oración ferviente para que ocurraaquello que Dios nos ha hablado. El Señor Jesucristo dejóesto muy claro en Lucas capítulo once. En respuesta a la

32 Pilares de la fe

petición de los discípulos para que les enseñara a orar, Él diola siguiente ilustración en Lucas 11:5-8: “¿Quién de vosotrosque tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo,préstame tres panes, porque un amigo mío ha venido a míde viaje, y no tengo qué ponerle delante; y aquél,respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; lapuerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama;no puedo levantarme, y dártelos? Os digo, que aunque nose levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por suimportunidad se levantará y le dará todo lo que necesite”.Normalmente, no recibimos nada de Dios, si pedimos unasola vez. Tenemos que pedir y seguir pidiendo hasta que Élfinalmente nos conceda nuestra petición.

En Lucas 18:1-5, hay otra importante parábola con respectoa batallar en oración, y al asunto de la importunidad: “Tambiénles refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orarsiempre, y no desmayar, diciendo: Había en una ciudad unjuez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Habíatambién en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él,diciendo: Hazme justicia de mi adversario. Y él no quisopor algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí:aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sinembargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia,no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia”.

Así es como debemos orar; debemos pedir y continuarpidiendo hasta que el Señor responda nuestras oraciones. Noes cosa de orar por algo una sola vez; debemos continuarorando hasta que abramos una brecha.


Consideremos las oraciones persuasivas del profeta Elías.Santiago 5:17-18 dice: “Elías era hombre sujeto a pasionessemejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que nolloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo sufruto”. Los detalles de esta historia los vemos en 1 Reyes 18:1:“Pasados muchos días, vino Palabra de Jehová en el terceraño, diciendo: Ve, muéstrate a Acab, y yo haré llover sobrela faz de la tierra”. Esto está muy claro, Dios le habló alprofeta y obviamente Elías le creyó, porque obedeció a Jehováy se mostró a Acab.

Sin embargo, la lluvia no vino simplemente porque Dios habíahablado y Elías había creído. Bueno, ¿qué hizo que finalmenteviniera la lluvia? La respuesta se nos da en 1 Reyes 18:41-44:“Entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porqueuna lluvia grande se oye. Acab subió a comer y a beber. YElías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra,puso su rostro entre las rodillas. Y dijo a su criado: Subeahora, y mira hacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo: No haynada. Y él le volvió a decir: Vuelve siete veces. A la séptimavez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la manode un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Ve, y di a Acab:Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje”.Después que Elías confirmó la voluntad de Dios y creyó, oróhasta que la fe se levantó dentro de su corazón. En fe, le dijoa Acab que tenían que moverse rápidamente porque la lluviaestaba por caer. Puesto que no había llovido por cuarenta ydos meses, esta fue una tremenda declaración de fe.

34 Pilares de la fe

Para tener éxito en nuestra vida cristiana y obtener laspromesas de Dios, los siguientes cuatro pasos son muyimportantes. Lamentablemente, debido a la falta deentendimiento de estos cuatro pasos, muchos han naufragadoen su vida, ministerio y herencia eterna. Cuando hombres ymujeres no siguen estos cuatro pasos, porque las cosas noresultan como habían previsto, culpan a Dios por susdecepciones y se amargan contra Él. Reiteremos brevementeestos cuatro puntos:

Cuatro pasos para cumplir la voluntad de Diosy obtener las promesas de Dios:

1. Una revelación de la voluntad de Dios.2. El acto de creer en respuesta a Su voluntad.3. La oración ferviente.4. Fe, la cual hace que las promesas de Dios tengan

cumplimiento y se hagan realidad.

Primero, debemos confirmar la voluntad de Dios, ya sea através de una palabra directa del Señor, de un profeta, de unaprofecía o a través de una Escritura vivificada. Antes decomenzar a movernos hacia algo, debemos asegurarnos deque sea la voluntad de Dios y no buenas intenciones o deseosnuestros. Quiero dar una ilustración de esto.

Cuando pastoreaba en la costa oeste, se me pidió que orarapor dos hombres que habían sufrido paros cardíacos. Diosme mostró que uno de ellos iba a vivir, pero el otro iba amorir. Mas de alguno podría decir que no oré lo suficiente


por el que murió, pero eso no era verdad, pues no era lavoluntad de Dios que ese hombre viviera. De hecho, mi esposay yo estábamos más unidos al hombre que murió que al quevivió, pues aquel era tío de mi esposa.

Tenemos que entender que la sanidad y los milagros nodependen de nosotros. Si la sanidad dependiera denosotros, habríamos escogido sanar también al tío de miesposa. Por consiguiente, usted puede ver qué terrible seríasi tuviéramos el poder de sanar cuando quisiéramos, y aquien quisiéramos.

La sanidad es prerrogativa única de Dios, y debe hacerse deacuerdo a Su soberanía. El poder de hacer milagros no residedentro de nosotros; viene de Dios. El apóstol Pedro poseía unpoder extraordinario. Después de sanar al cojo, en Hechos 3:12él dijo: “Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto?¿O por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestropoder o piedad hubiésemos hecho andar a éste?”. Al igualque Pedro, nosotros siempre debemos reconocer conhumildad que la fuente de todo nuestro poder viene delSeñor. Por lo tanto, Él se merece todo el crédito y la gloriapor todo lo que hagamos.

Después que la voluntad de Dios ha sido determinada, lasegunda cosa que debemos hacer es creerle al Señor. Esa esnuestra parte. Tercero, debemos orar hasta que triunfemos,creyendo que Dios responderá nuestras oraciones. Muchagente ora, pero no cree cuando ora. Por consiguiente, susoraciones no son respondidas. Debemos orar hasta recibir de

36 Pilares de la fe

Dios una impartición de fe, para realizar el milagro o hacerque se cumpla Su voluntad.

El Señor le dijo a Elías que era Su voluntad cerrar los cielospor tres años y medio; aún así, los cielos no se cerraron hastaque Elías oró fervientemente. Entonces, recibió fe del Señorpara cerrar los cielos. Elías también oró con ahínco para quelos cielos fueran abiertos y la lluvia cayera.

También hay un tiempo específico para que se cumplan lospropósitos de Dios. Cuando llegó el tiempo indicado, Diosle dijo a Elías que ordenara a los cielos que fueran abiertos.Debemos actuar de acuerdo al tiempo de Dios, no al nuestro;en el ámbito de la fe, el tiempo siempre entra en juego. LaPalabra de Dios nos dice que hay un tiempo específico parasanar (Ec. 3:3). No debemos tratar de sanar a alguien antesdel tiempo señalado y predeterminado por Dios. Pida a Diosque le revele Sus tiempos.

Espero que usted revise y medite frecuentemente en estoscuatro pasos, para que lo capaciten a llevar una vida victoriosade fe en Cristo Jesús. También espero que usted puedacomprender la diferencia entre fe y creer. Creer no essuficiente; mucha gente cree que Jesús es el Hijo de Dios,pero no tienen suficiente fe para apropiarse de la salvación.

La fe es una sustancia; el creer es una actitud del corazón.Creer es nuestra responsabilidad, es nuestra parte; es algoque hacemos por un acto de nuestra voluntad. Sin embargo,depende de Dios darnos Su fe (si Él así lo decide) para algo


que sea Su voluntad. Así, debemos seguir los pasos queacabamos de mencionar y ser rectos de corazón, para estaren posición de recibir la fe de Dios. ¡Una vez queentendamos esto, entraremos a una relación totalmentenueva con Dios, y a una nueva dimensión y ámbito denuestra experiencia cristiana!

39El fruto de la fe

Capítulo 3

EL FRUTO DE LA FE

Ahora me gustaría considerar el tema de la fe como un fruto.En Gálatas 5:22-23 Pablo enumera los nueve frutos delEspíritu: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza;contra tales cosas no hay ley”. La fe no es solamente undon, sino también un fruto del Espíritu Santo, y debido a quela fe es un fruto, tiene que desarrollarse y crecer. Jesús explicólas diferentes etapas del crecimiento en Marcos 4:28, diciendo:“Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luegoespiga, después grano lleno en la espiga”.

En Marcos 4:28 vemos el triple desarrollo del fruto, el cualcorrespondería a la fe necesaria para morar en el Atrio exterior;luego la fe necesaria para avanzar al Lugar Santo, y luego lafe requerida para entrar detrás del velo, al Lugar Santísimo.Estos tres niveles de desarrollo de la fe tambiénrepresentan el llevar fruto a treinta, a sesenta y a cientopor uno (ver Mt. 13:8). Se comparan con los tres niveles deproductividad de Juan capítulo quince: fruto, más fruto, ymucho fruto.

1. La hierba 2. La espiga 3. Grano lleno en la espigaFe del Atrio exterior. Fe del Lugar Santo.Fe del Lugar Santisimo.Treinta por uno. Sesenta por uno. Ciento por uno.

Fruto. Más fruto. Mucho fruto.

40 Pilares de la fe

Hay etapas de desarrollo en nuestra experiencia cristiana, yesto es verdad especialmente en lo que respecta al fruto de lafe. Cuando nacemos de nuevo, recibimos en nuestrocorazón la fe de Dios en la forma de una semilla de mostaza(ver Mt. 13:31-32; 17:20). Sin embargo, no queremos vivirtoda nuestra vida cristiana con una semilla de fe; queremosque nuestra fe crezca y madure para que llegue a ser un árbolfuerte y grande que pueda dar mucho fruto para el reino deDios. Explicaremos esto con más detalle en el capítulo 5,cuando estudiemos “La fe que siempre va en aumento”. Haymuchos aspectos del fruto de la fe, y quiero que miremosalgunos de ellos.

La fe expresada a través de los nombres de Dios

El Salmo 91:14 habla proféticamente del Señor Jesús y deaquellos que siguen Sus huellas: “Por cuanto ha puesto enmí su amor, yo también le libraré; le pondré en alto porcuanto ha conocido mi nombre”. Me gustaría unir esteversículo con el fruto de la fe, porque en realidad, la fe tambiénse expresa a través de los muchos nombres del SeñorJesucristo. Por medio de la fe conocemos los muchosnombres del Señor: cuando le permitimos a Él llevarnos através de circunstancias que requieren la revelación de unode Sus nombres.

A menos que hayamos estado enfermos, nunca vamos aconocer al Señor por Su nombre Jehová-Rafa:“Jehová nuestrosanador” (Éx. 15:26). Tampoco podemos conocer Su nombreJehová-Shalom (Jue. 6:24), que significa “el Señor es nuestra

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paz”, si no hemos atravesado situaciones turbulentas, lascuales son muy confusas y llenas de tensiones. Necesitamosla fe de Dios para superar enfermedades y problemas. Todala meta del cristianismo es conocer al Señor (Jn. 17:3), yllegamos a conocerlo por Sus muchos nombres cuando porfe, pasamos a través de diferentes experiencias. No queremosconocer Sus nombres en teoría solamente, sino que queremosexperimentarlos.

Fe y provisión

Como establecimos antes, la fe es un don de Dios, y puestoque es la fe la que produce la respuesta a nuestras necesidades,en realidad es el Señor Jesús quien provee la fe para nuestrasnecesidades. El Señor es nuestro Proveedor. Jehová-Jireh quesignifica: “Jehová es nuestro proveedor”, es realmente unode los nombres de Cristo (Gn. 22:14). Por consiguiente, aúnla fe que es necesaria para proveer para nuestras necesidadeses expresada por medio del nombre del Señor Jehová-Jireh.

Fe y justicia

Otro nombre de Cristo es Jehová-Tsidkenu (Jer. 33:16), quesignifica “Jehová nuestra justicia”. Este aspecto de lanaturaleza del Señor está también relacionado con la fe porqueRomanos 1:17 dice: “la justicia de Dios se revela de fe enfe”. Por lo tanto, en la Palabra de Dios, la justicia y la fe vanunidas. Como vemos en Romanos 1:17 la justicia de Diosnos es revelada de forma progresiva por medio de la fe. Porlo tanto, para que la justicia aumente en nuestra vida, la fe

42 Pilares de la fe

debe crecer en nuestro corazón. Estas virtudes no se originandentro de nosotros mismos; son divinas.

Pablo entendió esta verdad cuando proclamó en Filipenses3:9: “No teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sinola que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por lafe”. Por lo tanto, está muy claro que uno de los aspectos delfruto de la fe es producir la justicia de Dios en nuestra vida.

Justicia imputada e impartida

En Romanos 4:6-7 Pablo aborda el tema de la justiciaimputada: “Como también David habla de labienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justiciasin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyasiniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos”.En Romanos 4:5 Pablo conecta la justicia con la fe cuandodice: “Mas al que no obra, sino cree en aquel que justificaal impío, su fe le es contada por justicia” . En Romanos3:22 el apóstol también habló de la justicia de Dios que espor la fe.

Así que, por la fe, en nuestro nuevo nacimiento recibimos lajusticia imputada de Dios. Somos contados como justosdelante de Él por la fe, pero este estado de justicia debe crecery desarrollarse. Necesitamos continuar para conocer al Señorcomo Jehová-Tsidkenu, Jehová justicia nuestra. Debemosconocer a Jehová-Tsidkenu en toda Su plenitud: no en teoría,sino por experiencia. Romanos 4:11 también asocia la fe conla justicia: “(Abraham) recibió la circuncisión como señal,

43El fruto de la fe

como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aúnincircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes nocircuncidados, a fin de que también a ellos la fe les seacontada por justicia”.

Somos contados como justos cuando nacemos de nuevo, perodespués de habernos sido imputada esa justicia inicial, aúnhay muchos aspectos de la justicia de los cuales necesitamosadueñarnos por fe. No queremos ser solamente contadosjustos, queremos también llegar a ser justos en carácter.Cuando somos contados como justos, nuestra “acta” eslimpiada y todos nuestros pecados son perdonados, pero enrealidad, todavía somos muy carnales en nuestro carácter.

Lo que el Señor hace por nosotros en la salvación, esexactamente lo mismo que hace un juez por un criminalcuando lo perdona. Un juez puede perdonar a un criminalsus delitos para que sea libre de todo cargo. Sin embargo,ese hombre es aún un criminal en su corazón y en su carácter.Él es perdonado, indultado, y sus cargos son borrados, peroaún no es recto y honesto en su carácter. Solamente hacambiado su posición judicial.

Lo mismo ocurre con nosotros cuando nacemos de nuevo.El Señor perdona todos nuestros delitos y deudas, y Sujusticia nos es imputada. Sin embargo, en nuestro interioraún somos muy carnales, así que el Señor desea trabajar ennuestra vida para hacernos tan justos como Él mismo. Estose llama la justicia impartida, e implica estar llenos de lamisma justicia de Dios.

44 Pilares de la fe

En realidad, la justicia es una vestidura espiritual que viste ala Novia de Cristo, como vemos en Apocalipsis 19:8: “Y a ellase le ha concedido que se vista de lino fino, limpio yresplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas delos santos”. ¡De manera que, la fe debe crecer en nuestra vidapara que podamos ser participantes de la justicia impartidade Dios, y podamos reflejar totalmente la imagen y naturalezade Cristo!

Justicia imputada significa que Dios nos cuenta por justos,aunque no somos realmente justos en carácter y de corazón. Esla idea de un juez que perdona a un delincuente todos sus delitos;es contado por inocente, pero por dentro, necesita ser cambiado.

Justicia impartida implica ser llenos con la misma justiciade Dios. Ésta es en realidad una vestidura espiritual que vistea la Novia de Cristo.

Pasos de obediencia que debemos dar por fe

Si deseamos reflejar correctamente al Señor, debemos seguirciertos pasos cosecutivos de obediencia para que la justiciase desarrolle y aumente en nuestra vida. Si hemos de creceren justicia, un paso de obediencia que debemos dar despuésde la salvación, es ser bautizados en agua. El bautismo enagua es una ordenanza, pero es también un acto de fe, porqueentramos a las aguas del bautismo creyendo que estamossiguiendo los mandamientos del Señor. El mismo Cristoinsistió en ser bautizado en agua, diciendo en Mateo 3:15:“Porque así conviene que cumplamos toda justicia”.

45El fruto de la fe

Así que, ser bautizado en agua no es solamente un acto de fe,sino también es cumplir la justicia. Con cada paso deobediencia estamos cumpliendo la justicia de Dios, y eso esmuy importante. Cristo dijo que debemos cumplir todajusticia. Por lo tanto, después de ser salvos hay muchos nivelesy grados de justicia que necesitamos experimentar.

Después que hemos aceptado al Señor en nuestro corazón yhemos sido bautizados en agua, el siguiente paso de fe yobediencia en la vida cristiana es ser bautizados en elEspíritu Santo, con la evidencia de hablar en lenguas. Elbautismo en el Espíritu Santo requiere de gran fe, porquetenemos que pasar por alto nuestro intelecto y soltar nuestraslenguas al Señor. Es también la fe la que nos lleva a la vidacrucificada en la que morimos a nosotros mismos y a nuestravoluntad, y en la que el Señor vive Su vida a través denosotros (Gá. 2:20). Cada paso de obediencia en la vidacristiana es por fe.

Las promesas de Dios también están ligadas a la justicia queviene por fe. Romanos 4:20-22 ilustra esto perfectamentecuando dice de Abraham: “Tampoco dudó [Abraham], porincredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció enfe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que eratambién poderoso para hacer todo lo que había prometido;por lo cual también su fe le fue contada por justicia”.

Como hijos espirituales de Abraham, somos contados porjusticia cuando creemos y abrazamos las promesas de Dios.Es un acto de nuestra voluntad creer lo que Dios nos dice y

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demuestra que confiamos en el Señor. Cuando creemos, Diosnos da Su fe para hacer realidad esa promesa.

La justicia aumenta en nuestra vida en la medida que creemosen la Palabra de Dios. La fe que se expresa mediante lajusticia, aumenta en nuestra vida cuando caminamos enobediencia a Su Palabra. Romanos 5:1 habla de serjustificados por la fe. Para entender el significado dejustificación, podemos usar la ilustración de una máquina deescribir. Al escribir a máquina un documento, vemos que, elcarro siempre regresa al margen izquierdo, por lo que, el ladoizquierdo siempre queda alineado y recto; pero normalmente,el margen derecho queda disparejo, cada línea tiene diferentelargo. Usted no va a publicar un documento así. Lo lleva a unexperto en impresión a que empareje el margen derecho, líneapor línea, para que quede tan recto como el lado izquierdo.Esto se llama justificar un documento.

Esta ilustración nos ayuda a entender cómo obra el Señor ennuestra vida. El Señor nos endereza línea tras línea. El ladoizquierdo del documento representa a Jesucristo pues estárecto, y el lado derecho, nos representa a nosotros, pues estádesigual. Cuando damos pasos de obediencia en fe, puntopor punto y paso a paso, el Señor nos liberta de nuestrasataduras, pecados, y debilidades, transformando nuestrocarácter para ser rectos y justos como Él.

Este proceso de hacernos rectos es llamado justificación. EnRomanos 5:1 se nos dice que somos justificados por la fe. ElSeñor nos endereza cuando al poner Su dedo sobre un área

47El fruto de la fe

de nuestra vida, la rendimos a Él y por fe nos apropiamos deSu justicia para esa área determinada. La justicia crece y sedesarrolla en nuestra vida cuando somos justificados puntopor punto, paso a paso.

Romanos 5:17 habla del don de justicia, desarrollada ennosotros e impartida a nosotros: “Pues si por la transgresiónde uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vidapor uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia dela gracia y del don de la justicia”. ¿Qué clase de hombre omujer recibe el don de justicia? El Salmo 24:3-5 describe alhombre o mujer que recibe este don del Señor. El EspírituSanto pregunta a través de David: “¿Quién subirá al montede Jehová [el monte Sion]? ¿Y quién estará en el lugar desu santidad? El limpio de manos y puro de corazón, el queno ha elevado su alma a cosas vanas, ni ha jurado conengaño. Él recibirá bendición de Jehová y justicia del Diosde salvación”.

El don de justicia es concedido a los que tienen hambre y sedde ella. Aquellos que aspiran a tener manos limpias (accionesjustas), corazón puro (motivos y pensamientos correctos), yhumildad (actitudes correctas) reciben justicia de parte delSeñor. La justicia de la que se habla aquí, no se refiere a laque nos es imputada en la salvación. ¿Cuántos tenían manoslimpias, corazón puro, y no eran vanos y orgullosos cuandodieron su vida al Señor? Ninguno, por supuesto.

El Salmo 24:3-5 se refiere a creyentes lavados con la sangre,que han caminado con el Señor por algún tiempo, y que tienen

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una visión progresiva del monte Sion espiritual. Éstos sonaquellos que reciben justicia imputada y justicia impartida.Los que reciben este don impartido de la justicia de Dios,son los que reinan victoriosamente en vida por Cristo Jesús.

En Mateo 5:6, en Su Sermón del Monte, Jesús declaró:“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,porque ellos serán saciados [en abundancia]” . Esto nos hablade un cristiano que está clamando a Dios por una limpiezaprofunda y por una llenura de la justicia de Dios. No se refierea alguien que está buscando salvación. Antes de poder serllenos con la justicia del Señor, nuestros vasos tienen queser limpiados y vaciados de toda impureza. Purificamosnuestro corazón de toda inmundicia cuando clamamos alSeñor en fe. Es por fe que oramos antes que Dios respondaa nuestras oraciones.

Pablo nos recuerda: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios;porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que lehay, y que es galardonador de los que le buscan[diligentemente]” (He. 11:6)N.Ed.. Cuando venimos a Dioscon nuestras peticiones, debemos creer que vamos a recibir,y por fe lo obtendremos; por tanto, cuando tenemos hambrey sed de justicia, debemos creer y tener fe en que vamos aser llenos de ella. Entonces, la fe es la clave para recibir lajusticia de Dios.

En la última parte de Romanos 6:19 Pablo exhorta: “Así ahorapara santificación presentad vuestros miembros para servira la justicia”. En este versículo, podemos ver que la justicia

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nos lleva a la santidad. La santidad es más profunda que lajusticia. Santidad significa separación del mundo, de la carney del mal; y ser unidos a Dios, el Único que es santo. Estoimplica ser llenos de los frutos de justicia (ver Fil. 1:11), queson paz, reposo y seguridad para siempre (Is. 32:17).

Alguien santo es uno que ha sido limpiado a fondo, y quecamina diariamente en justicia. Esto lo hace un candidato aser unido en una relación íntima de unión y comunión con elSeñor de la gloria. En Romanos 8:4 Pablo conecta la justiciacon el caminar en el Espíritu. Los que caminan en el Espíritutienen la justicia de la Ley cumplida en ellos. Por lo tanto,puesto que la fe es la clave para recibir justicia, podemosdecir que la fe crece progresivamente en nuestra vida cuandocaminamos en el Espíritu; porque la fe es un fruto del Espíritu.

La fe y la paz

Como vemos en Romanos 5:1, la fe también nos lleva a lapaz, : “Justificados, pues por la fe, tenemos paz para conDios por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Aquí se enlazala justicia progresiva (ser justificados continuamente, pasotras paso) con la paz de Dios. Como establecimosanteriormente, la clave para la vida cristiana es conocer alSeñor según Sus diferentes nombres por experiencia. Otronombre de Cristo es Jehová-Shalom, que significa “el Señores nuestra paz”.

La paz verdadera se obtiene cuando entregamos al Señor todasnuestras preocupaciones y problemas. Esto se explica en

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Filipenses 4:6-7: “Por nada estéis afanosos, sino seanconocidas vuestras peticiones delante de Dios en todaoración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios,que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestroscorazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. La pazpenetra nuestra vida y gobierna nuestra mente cuandodisciplinamos nuestros pensamientos a no pensar de formanegativa, preocuparnos o atemorizarnos (Fil. 4:8; Col. 3:15).Al entregar al Príncipe de Paz nuestras cargas ypreocupaciones, al Príncipe de paz, la paz de Dios gobernaránuestra mente y nuestro corazón. La clave para la victoria esrendirle a Cristo nuestras angustias y preocupaciones. Unode los pasos principales para poseer la paz de Dios, es resistirlas dudas y los pensamientos negativos. Esto requiere unatremenda cantidad de fe porque debemos creer que el Señores capaz de hacerse cargo de todos nuestros problemas. Así,vemos que la paz y la fe van intrínsecamente ligadas.

Después de poner todos nuestras preocupaciones a los piesde Jesús, debemos de dejarlas allí. Mucha gente entrega alSeñor sus problemas y preocupaciones, para después,volverlos a tomar. Hacer esto, demuestra falta de fe yconfianza en Dios. Es como decirle al Señor: “No erescapaz de hacerte cargo de mis problemas, así que losarreglaré yo mismo”.

El campo de batalla del cristiano está básicamente en su mentey en su corazón. Cuando tenemos situaciones estresantes quenos están causando problemas, debemos hacer que nuestraspeticiones sean conocidas delante del Señor con oración de

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súplica y acción de gracias. Esto produce fe en nuestrocorazón. ¿Por qué Pablo nos dice que oremos con acción degracias? Orar con acción de gracias es un acto de fe, porquecuando oramos así, estamos agradeciendo al Señor porqueya está teniendo cuidado de nuestras preocupaciones, seanéstas físicas, financieras o emocionales. Entreguemosnuestras cargas al Señor por fe, confiando que nuestro amadoPadre Celestial tiene cuidado de nosotros (1 P. 5:7).Entonces, la paz de Dios pondrá en orden y calmará lastormentas de ansiedad que se estremecen en nuestra mentey en nuestro corazón.

Debemos disciplinar nuestra mente para que no analice todosnuestros problemas. Por la fe debemos confiar en que Diosobrará todas las cosas para nuestro bien. Por consiguiente,así como crece el fruto de fe en nuestra vida, también lo haceel fruto de paz. Así que, por la fe, siempre debemos procurarconocer a Aquel cuyo nombre es Jehová-Shalom, el Señornuestra paz.

Al concluir esta sección sobre el fruto de la fe, quisiera repetirlo que dije antes. Tal como todos los otros frutos necesitancrecer, el fruto de la fe también necesita crecer en nuestravida, . Un granjero nunca estará contento si planta semillasque nunca crecen, o que producen poco fruto. De la mismamanera, si el fruto de la fe tiene que florecer en nuestra vida,la tierra de nuestro corazón debe ser blanda y fértil. Todas laspiedras de dureza, las espinas y los abrojos de la naturalezacaída, deben desarraigarse para que la fe madure en nosotros.

53El don de la fe

Capítulo 4

EL DON DE LA FE

En el capítulo cuatro de este libro vamos a estudiar el don defe. El don de fe difiere bastante del fruto de fe. El don de fe serefiere a milagros, sanidades y al poder de Dios, mientrasque el fruto de fe se relaciona con nuestro carácter y relacióncon el Señor. El don de fe puede ser llamado también “fe enacción”. Como vimos en nuestro diagrama de los ocho pasoshacia la perfección y el poder, el fruto de fe necesario para lasalvación, estaba en el extremo inferior izquierdo de lamontaña. Luego ascendemos el costado izquierdo de lamontaña hasta que alcanzamos el amor, que es la cúspide dela perfección y la madurez cristiana.

Sin embargo, no debemos quedarnos en la cima de esa gloriosamontaña. Debemos descender el otro lado del monte, el cualrepresenta nuestro ministerio y nuestro fluir en el don de fe.Recuerde, el Señor Jesús descendió del monte de laTransfiguración para suplir las necesidades de las multitudesen el valle (Mt. 17:14-21). Y fue después de haber descendidodel monte, que Cristo habló del tremendo poder del don defe, en Mateo 17:20. Después de alcanzar el amor en la cimadel monte, ese amor hace que el don de fe comience a fluir yoperar en nuestra vida. El fruto de fe nos conduce al amor,el cual libera el don de fe y el poder de Dios en nuestravida. Pablo hablaba de esto cuando dijo “la fe que obra[u opera] por el amor” (Gá. 5:6). Fue por medio de un

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corazón compasivo de amor que Jesús sanó a la gente(ver Mt. 9:36; 14:14; 20:34). Ese amor que residía en Sucorazón liberó fe para sanar a la gente.

El don de fe es uno de los nueve dones del Espíritu Santo delos que habla 1 Corintios 12:7-11. Y como vemos en Gálatas5:22-23, el fruto de fe es uno de los nueve frutos del EspírituSanto. Hay dos juegos de nueve. En 1 Corintios 14:1 el apóstolPablo nos enseña el equilibrio correcto que debemos tener ennuestra vida: “Seguid el amor; y procurad [desead con ansias,o codiciad] los dones espirituales”. Una de las cosas másdifíciles de la vida cristiana es mantener un equilibrio correcto.Existe una tendencia humana a enfatizar una cosa más queotra, y a desviarse ya sea a la derecha o a la izquierda. Amenudo es este el caso con el carácter y el poder de Dios.Pablo nos dice que primero debemos gobernar nuestro caráctery perseguir el amor, el cual es la señal de la madurez, perotambién nos dice que anhelemos con ansia los donesespirituales a fin de servir a otros.

Consideremos por un momento estos nueve dones delEspíritu: “Pero a cada uno le es dada la manifestación delEspíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritupalabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según elmismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro,dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacermilagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus;a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretaciónde lenguas” (1 Co. 12:7-10).

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Como ya establecimos, hay una diferencia entre creer y fe.Creer es responsabilidad nuestra. Sin embargo, depende deDios darnos Su fe. Por consiguiente, al tratar con los donesdel Espíritu Santo, debemos entender que nuestraresponsabilidad es desearlos, anhelarlos y codiciarlos. Aúnasí, depende de la soberanía de Dios darnos los dones. Estoes confirmado por el apóstol Pablo en 1 Corintios 12:11, dondedice que el Espíritu Santo reparte los dones a cada uno enparticular como Él quiere.

Cuando estudiaba en el Instituto Bíblico en Inglaterra, yo yahabía recibido el bautismo del Espíritu Santo, el don delenguas, la interpretación de lenguas, y la profecía. Un díamientras meditaba en 1 Corintios 12, pensé para mis adentrosque el siguiente don que me gustaría recibir era el don desanidad, especialmente porque yo estaba llamado alministerio. Y como era mi costumbre, salí de la ciudad aunos campos, y allí pasé tiempo en oración con el Señor. Ledije al Señor: “el siguiente don que me gustaría tener es eldon de sanidad”.

Sin embargo, acababa de orar eso al Señor, cuando el EspírituSanto trajo rápidamente a mi corazón las palabras de Pabloen 1 Corintios 12:11: “Pero todas estas cosas (son las obrasde uno y el mismo Espíritu) las hace uno y el mismoEspíritu, repartiendo a cada uno en particular como él[determina] quiere”.

Inmediatamente entendí el mensaje que el Señor trataba dedarme. Es solamente Dios El que determina qué dones

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recibimos y cuándo los recibimos. Me di cuenta que no erala voluntad del Señor darme el don de sanidad en esemomento. Sin embargo, desde entonces el Señor ha tenido lagracia de usarme en el ámbito de la sanidad. El punto quetrato de establecer es que estos nueve dones (y en particularel don de fe ), nos son concedidos de acuerdo al tiempo y lasoberana voluntad del Dios Todopoderoso.

Al mirar diferentes listas en la Palabra de Dios, vemos conclaridad que se encuentran en orden ya sea ascendente odescendente. Aquello que está al principio es o lo másimportante, o lo de menor importancia, y luego avanza hastallegar a lo más importante. Eso sería verdad en los ocho pasoshacia la perfección de 2 Pedro 1:5-8. El primer paso es la fe.El amor, que es lo más grande, es el último paso. Sin embargo,obviamente la lista de 1 Corintios 12:7-10 está en ordendescendente porque el don de lenguas es el último de la lista,y Pablo dice que el don de lenguas es el menos importante.La palabra de sabiduría es el primero y más importante delos dones, y la palabra de ciencia es el segundo. Por lotanto, en vista de que el don de fe es el tercero mencionadoen esta lista, es imperativo para nosotros poseer estapreciosa sustancia.

El don de fe está relacionado con los dones de sanidad y dehacer milagros. A veces es difícil discernir qué don o donesestán operando. Cuando el Señor obra un milagro, no tenemosque analizar si era el don sanidad, el don de hacer milagros,el don de fe o los tres los que estaban operando. Simplementedebemos agradecer el hecho que Dios ejecutó un milagro.

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Sin embargo, la fe es realmente la base de estas operacionesdel Espíritu Santo, porque debemos tener fe para movernosen cualquiera de esos nueve dones. Debemos tener fe paraprofetizar, para dar un mensaje en lenguas, para interpretarlas lenguas y para hablar una palabra de sabiduría. Así, la fese manifiesta de muchas maneras.

La fe es indispensable en la sanidad. En Hechos 3:1-8 leemosel relato del hombre cojo que fue sanado por Pedro y Juan.Éste fue un gran milagro. Pedro testificó que fue la fe quees en Cristo Jesús y la fe en Su Nombre, lo que lo sanó(Hch. 3:16). La fe estaba íntimamente involucrada en lasanidad de este hombre. La fe se manifiesta de diferentesmaneras. Ésta es la razón por la cual el don de fe es tanimportante si deseamos movernos en el Espíritu Santo.

Pablo nos dio una maravillosa definición de fe en acción,cuando en Romanos 4:17 dijo de Abraham que Dios “llamalas cosas que no son como si fuesen”. Dios rejuveneció loscuerpos físicos de Abraham y Sara para que pudieran tenerhijos a edad avanzada. Todo esto vino mediante la agenciade la fe. La fe trasciende las leyes naturales. La naturalezadecía que ellos ya habían pasado la edad de tener hijos, perola fe hizo posible que los tuvieran. ¡Dios aún está ejecutandomilagros extraordinarios ahora, así que animémonos!

Hebreos 11:3 confirma esta verdad cuando establece: “Porla fe entendemos haber sido constituido el universo por lapalabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de loque no se veía”. El mundo fue creado por las palabras

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creativas que salieron de la boca del Señor. Por la fe queresidía en Él habló para traer a existencia todas las cosas. Porla fe, el Señor habló para traer a existencia cosas que nuncaantes habían estado. En respuesta al encargo de Dios, en feMoisés golpeó la roca para que brotaran las aguas. Hay unpoder tremendo en la fe. La fe crea cosas que no existíanantes. He oído muchos relatos de personas que oraron porotras que no tenían ojos, y el Señor instantáneamente creóojos en sus cuencas vacías. Éste es un acto de creación.

La fe es también una fuente vital de provisión. A finales delos años cuarenta, cuando asistía al instituto bíblico enInglaterra, fui enviado a ocupar un puesto en el interior deuna iglesia pentecostal en Gales. La gente de Gales me contóhistorias de lo que habían experimentado de primera manodurante la gran depresión de 1930 que afectó a Inglaterra,Estados Unidos y muchos otros países. Debido al desempleo,muchas personas eran tan pobres que no tenían nada paracomer. Su despensa estaba vacía, pero ellos oraban creyendoque el Señor les proveería. Después, iban a sus despensas, yéstas estaban llenas de alimentos. Esto ocurrió vez tras vezdurante la era de la depresión.

Algunas madres también me contaron de botellas de lecheque nunca se acabaron debido a sus oraciones de fe. Esto nosrecuerda la harina de la tinaja y las vasijas de aceite que nuncase agotaron para la viuda y su hijo (1 R. 17:14-16). La fesiempre provee para nuestras necesidades. Sin embargo, losmilagros cesaron una vez que la depresión comenzó a ceder,y la gente encontró empleo para sostener a sus familias. Pero

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Dios proveyó fielmente para ellos todo el tiempo que nopudieron hacerlo por sí mismos.

Cuando yo era pastor asistente en Francia, conocí a unahermana que tenía una lavandería. Ella me contó una historiamaravillosa de lo que la fe había hecho por ella hacía muchosaños. Esto sucedió en los días en que no habían lavadoras ysecadoras automáticas para ropa. La gente tenía que lavar suropa a mano y colgarla para que se secara. Un día se sentiótan cansada que pensó que no iba a poder lavar y planchartoda la ropa que tenía ante sí, así que se sentó y le dijo alSeñor: “Oh Dios, por favor ayúdame”. Después de buscar aDios para que la ayudara, la fe surgió dentro de su corazón, ycuando fue a la habitación contigua, encontró toda la ropalavada, seca y planchada. ¿Puede darse cuenta como la fetrae a existencia cosas que no existían antes? He conocidogente que oró por dinero, miró al suelo y encontró dineroque antes no estaba allí. Debemos darnos cuenta deltremendo poder sobrenatural de la fe, el cual puede proveertodo lo que necesitamos.

En muchas ocasiones, Kathryn Kuhlman experimentó estetremendo poder de la fe que es capaz de traer a existencia loque no era, y me gustaría relatar una de esas ocasiones.Kathryn había escrito un libro titulado Creo en Milagros,pero perdió la única copia del manuscrito; no podía recordardónde lo había puesto. Su secretaria y los miembros de suequipo pensaban que lo había dejado dentro de su automóvil,así que lo buscaron minuciosamente, pero no lo pudieronencontrar. Definitivamente no estaba dentro del auto.

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Entonces Kathryn entró sola a su auto y le dijo al Señor:“Sé que Tú sabes dónde está el manuscrito. Voy a poner mimano debajo de mi asiento, y creo que cuando mi manotoque el piso, voy a recoger el manuscrito”. Cuando su manotocó el suelo del auto, sintió el manuscrito y lo recogió.Éste es el poder creativo de la fe. La fe trae a existencia lascosas que no son.

Particularmente, el don de fe es concedido cuando hayobstáculos insalvables que Dios quiere que venzamos; asíque Dios quiere que lo busquemos a Él. Cuando Dios nos haordenado hacer cierta cosa, es inútil que le digamos al Señorque no tenemos dinero, pues Él tiene una fuente que nuncase agota. Por fe podemos obtener de esa fuente el dinero parahacer realidad aquello que Él nos ha dicho que hagamos. Lafe produce, y donde no hay nada la fe crea; donde no hay uncamino, la fe lo hace. Desgraciadamente, he visto desmayara mucha gente debido a su falta de fe y a que miraron losobstáculos naturales diciendo: “Señor, esto no puede hacerse”.Pero con fe, todas las cosas son posibles.

Abraham no consideró su propio cuerpo como muerto, sinoque se fortaleció en la fe, plenamente convencido que Diostambién era poderoso para hacer todo lo que habíaprometido (Ro. 4:18-21). No debemos considerar losobstáculos naturales o nuestros propios recursos. ¡Debemosver todo desde un punto de vista celestial, sabiendo quenada es capaz de resistirse ante la imponente y asombrosapresencia de la fe!

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El funcionamiento y la verdadera naturaleza de la fe es quetrasciende las leyes naturales. Cuando el Señor caminó sobrelas aguas, estaba venciendo las leyes naturales. Y cuandoPedro le pidió al Señor que también le permitiera caminarsobre las aguas, hubo una transmisión de fe de Cristo haciaPedro, la cual lo capacitaría a desafiar las leyes de lanaturaleza y caminar sobre las aguas. No hay fronteras que lafe no pueda cruzar. La fe es una de las fuerzas más poderosasdel universo, porque no está sujeta a las leyes y ordenanzasde la naturaleza. ¡Las sobrepasa con la mayor facilidad! Lafe hace posible lo que sería imposible en lo natural. Si tenemosesta “sustancia mejor y más perdurable” fluyendo y obrandopoderosamente en nuestra vida, ¡no habrá límite para lo quepodamos hacer para el reino de Dios!

63La fe que siempre va en aumento

Capítulo 5

LA FE QUE SIEMPREVA EN AUMENTO

En esta quinta lección sobre la fe vamos a exponer el tema dela fe siempre creciente. Dios nos ha dado una medida de fe(Ro. 12:3). Sin embargo, esa cantidad de fe debe crecer yaumentar siempre. Los discípulos clamaron a Jesús: “Señor,aumenta nuestra fe” (Lc. 17:5). La fe no es algo quesimplemente recibimos una vez; es algo que siempre debeaumentar en nuestra vida. El Señor quiere ensanchar yexpandir nuestra capacidad de recibir más de Su fe quetransforma vidas.

Es un hecho y una máxima de la vida cristiana que,virtualmente, todas las experiencias espirituales, virtudes ybendiciones de Dios, son tanto instantáneas comoprogresivas. Las recibimos instantáneamente, pero luegodeben crecer y desarrollarse. Hay una impartición y unaexperiencia inicial, pero después viene un desarrollo continuoy una ampliación de esa experiencia o virtud.

Esto es verdad respecto a nuestra salvación. Somos salvosinstantáneamente, y trasladados del reino de las tinieblas alreino de la luz. Sin embargo, después sucede una obraprogresiva de nuestra salvación, mediante la cualexperimentamos liberación en muchas áreas de nuestra vida,las cuales no son semejantes a Cristo.

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En Filipenses 2:12, Pablo nos dice que “nos ocupemos(terminemos y cumplamos) en nuestra salvación con temory temblor”; éste es un proceso que continúa durante todonuestro peregrinar por esta tierra, mientras nuevas áreas denuestro corazón experimentan su redención.

Esta verdad también se aplica al bautismo del Espíritu Santo.Hay una llenura inicial evidenciada por hablar en otraslenguas, pero también hay una experiencia progresiva delEspíritu Santo, cuando de acuerdo a nuestra capacidad,continuamos siendo llenos del precioso Espíritu Santo y delos nueve dones del Espíritu. El libro de Hechos apoya esto.En Hechos 2 los discípulos fueron llenos del Espíritu Santo,pero más tarde, en Hechos 4:31, esos mismos discípulosvolvieron a ser llenos del Espíritu Santo. En Efesios 5:18,Pablo también habló de esta experiencia incesante del serllenados del Espíritu Santo: “Antes bien sed llenos delEspíritu”. El griego original da la idea que continuamentedebemos ser llenos del Espíritu, y que debemos buscar recibirlos nueve dones del Espíritu.

Virtualmente, toda experiencia en Dios es a la vez instantáneay progresiva. Esta verdad es esencial si queremos entrar atodo lo que Dios ha provisto para nosotros en la cruz. Estaverdad es extremadamente importante cuando consideramosla fe, porque queremos que nuestra fe sea progresiva, quemadure, y que aumente continuamente.

En la vida cristiana, hay diferentes grados de cada virtud ybendición. 2 Corintios 3:18 nos habla de ser cambiados de


un grado de gloria a otro; y el Salmo 84:7 nos habla de ir deun nivel de poder a otro. En la Palabra de Dios está claro quetambién hay diferentes grados y niveles de fe. El Señor quierellevarnos de un nivel de fe a otro, así como Pablo dijo: “de feen fe” (Ro. 1:17). En Mateo 8:10, Jesús nos habla de la fe delcenturión que le dijo al Señor que lo que tenía que hacer erasolamente hablar la palabra y Su siervo sanaría. “De ciertoos digo, que ni aún en Israel he hallado tanta fe”. El Señoralabó a este hombre por su fe tan profunda y abundante. Asíque, claramente podemos ve que hay diferentes grados de fe.Otros fueron reprendidos por su poca fe. Cristo dijo enMateo 6:30: “Y si la hierba del campo que hoy es, y mañanase echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más avosotros, hombres de poca fe?”. De manera que está muyclaro que la gente tiene diferentes grados de fe. Queremosque nuestra fe aumente siempre hasta tener una fe grande,capaz de vencer cada montaña y obstáculo que enfrentemosen la vida.

En respuesta al ruego desesperado de los discípulos paraque aumentara su fe, el Señor les dijo: “Si tuvierais fe comoun grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro:Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería”(Lc. 17:6). Jesús les dijo a Sus discípulos que si ellos tuvieranfe como un grano de mostaza, podrían mandar sobre loselementos de la naturaleza. Por lo tanto, la fe es análoga a ungrano de mostaza. Para entender lo que el Señor realmenteestaba diciendo aquí, debemos comparar este pasaje con unpasaje similar en la Escritura, porque la Escritura interpretaa la Escritura.

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Cristo dijo en Mateo 13:31-32: “El r eino de los cielos essemejante al grano de mostaza, que un hombre tomó ysembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeñade todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayorde las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienenlas aves del cielo y hacen nidos en sus ramas”. La semillade mostaza es extremadamente pequeña, casi invisible al ojo.Sin embargo, cuando crece y madura llega a ser un árbolmuy grande; aún hombres montados a caballo, han reportadohaberse resguardado del sol debajo de uno de esos grandesárboles. El punto que Cristo estaba tratando de establecer esque, al igual que una pequeña semilla, esa fe debe crecerpara tener algún significado. Así, cuando la fe crece y aumentaen nuestra vida, se convierte en uno de los más grandespoderes del universo.

Así como una semilla, la fe es sembrada en el corazón de loshombres. Es como la semilla que plantó el sembrador en laparábola del sembrador y la semilla en Mateo 13:3-8; 18-23.En esta parábola, hay cuatro clases de suelos, que tipificancuatro diferentes tipos de corazones en los cuales se siembrala semilla de la fe. La clave para mantener un crecimientoequilibrado de la fe en nuestra vida, es entender lainterpretación de estos cuatro tipos de corazones.

Los que reciben la semilla a la orilla del camino, son comolos que no entienden la fe (Mt. 13:19). Tienen conceptos falsosy desequilibrados acerca de la verdadera fe de Dios, y estoles hace perder aquello que tienen. Otros reciben la semillaentre pedregales (Mt. 13:20-21). Esto nos habla de áreas de


rebelión y de dureza de corazón con las cuales no se ha tratado;el orgullo endurece nuestro corazón (ver Dn. 5:20). Por eso,cuando la persecución y la tribulación vienen a probar su fe,ellos se ofenden y se rinden pues nunca fueron enraizados yestablecidos profundamente en el Señor Jesucristo.

El tercer terreno estaba lleno de espinas (Mt. 13:22). Estonos habla de los afanes, riquezas y placeres de esta vida,los cuales ahogan el crecimiento de la fe en nuestra vida(Lc. 8:14). La fe nunca aumenta, ni llega a la madurez enaquellos que se entregan a los placeres. Aquellos que amanlos placeres terrenales serán espiritualmente pobres ydeficientes en la fe y carácter de Dios (ver Pr. 21:17). Tambiénaquellos que no triunfan sobre las preocupaciones y afanes,nunca aumentarán en fe. La fe no prospera o florece cuandoestamos atribulados. La paz y la fe están ligadas.Una de lascosas más sobresalientes acerca de George Mueller es queera un hombre de paz. Tenía una profunda fortaleza interiorde espíritu que podía mirar más allá de las tormentas de lavida. Él no estaba gobernado por sus emociones, sino por suespíritu. Un verdadero hombre o mujer de fe, está fuertementearraigado y establecido en la paz.

Estos tres primeros tipos de suelo encontrados en la Paráboladel Sembrador en Mateo 13, revelan áreas de nuestra vidaque pueden estorbar el crecimiento de la fe que, comosemilla, es sembrada en nuestro corazón. El cuarto tipo desuelo es la buena tierra, que es la clase de corazón quedebemos procurar tener. La condición de nuestro corazóndetermina si la fe de Dios encontrará un lugar para alojarse

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en nuestra vida. La fe es divina; es un don de Dios, ysolamente podemos recibirla si Dios nos la da.

Pero Dios pone de nuevo la responsabilidad sobre el hombrey dice: “¿Dónde está vuestra fe?” (Lc. 8:25). Cristo dijo aSus discípulos en Marcos 4:40: “¿Cómo no tenéis fe?” Portanto, finalmente la fe se reduce a las condiciones del corazón.El Señor está diciendo: “¿Por qué es tan duro tu corazón queMi fe no puede operar en tu vida? ¿Qué está bloqueando elfluir de Mí fe en tu vida?” Dios nos dará Su fe, si nuestroscorazones son blandos y receptivos.

¡La condición de nuestro corazón determina sirecibimos la fe de Dios! Éste es uno de los puntosmás importantes que debemos entender acerca dela fe. Si aprendemos esta lección, y ablandamosnuestro corazón ante el Señor, la fe de Dios hallaráentrada en nuestra vida y nos transformará.

La incredulidad también impide el crecimiento de la fe. Laincredulidad y la dureza de corazón son una sola; estáncasadas una con otra (Mc. 6:52; 16:14). En Hebreos 3 y 4, ladureza de corazón y la incredulidad están reiteradamenteconectadas la una a la otra. El Señor les dijo a Sus discípulosque fue debido a su incredulidad que no pudieron echar fueralos demonios del hombre lunático de Mateo 17. Ésta fue larazón por la que carecían de fe (Mt. 17:17-20). Cristo nopudo obrar maravillas en Nazaret debido a la incredulidad(Mc. 6:5-6). De aquí podemos ver que los milagros nodependen solamente de la fe de los ministros, sino también


del que recibe. Podemos limitar la obra del Señor en nuestravida por causa de la incredulidad. Recibimos de acuerdo anuestra fe, Jesús dijo: “De acuerdo a tu fe sea hecho”(Mt. 9:29; ver también Mt. 8:13; Mc. 5:34; 10:52). ¿Quéestá obstruyendo el fluir de la fe de Dios en nuestra vida?

Nuestro intelecto, razonamiento y mente natural, tambiénpueden limitar el fluir de la fe en nuestras vidas. Losprincipios, la lógica natural y la psicología apelan a nuestramente natural. Como humanos, queremos algo tangible, nosdisgusta vivir por fe y caminar hacia lo “desconocido”. Lafe no puede fluir en la vida de una persona demasiadoanalítica y que tiene que tener todo resuelto antes de seguirla dirección del Señor.

Recuerde, Dios imparte fe a nuestro corazón, no a nuestramente. Sin embargo, también es importante tener una actitudy una forma de pensar positiva. La fe significa queobedecemos al Señor y avanzamos hacia nuevascircunstancias, sin saber exactamente cómo va a resultar todo.Por la fe, Abraham obedeció la guianza del Señor y salió haciaCanaán, sin saber exactamente a dónde iba (He. 11:8). Todolo que tenía para salir, era una dirección general.

Si demandamos que el Señor nos explique todo, y nos détodos los detalles antes de obedecerle, ¡la fe nunca serádesarrollada en nuestra vida! La fe obedece al Señor y ledeja el resto a Él. Si Él nos ha dicho que hagamos algo, esSu responsabilidad proveer para ello; nuestra parte esobedecer y creerle a Él.

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La duda consume totalmente la vida de fe. La duda y la fe nopueden existir juntas porque son completamente opuestas.Pedro caminó sobre las aguas por fe. Sin embargo, cuandocomenzó a pensar en las fuertes olas, sintió temor. Perdió lafe que había recibido cuando el Señor le dijo que caminarasobre las aguas, y comenzó a hundirse. Cristo rescató aPedro y le dijo: “¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?”(Mt. 14:31). Las dudas en la mente de Pedro hicieron queperdiera su fe. El Señor dijo que si tenemos fe y no dudamos,le diremos a un monte que se mueva y se quitará (Mt. 21:21).¡Podemos ver que la fe no puede operar en nuestra vida siconfiamos en nuestra mente natural! Revisemos ahora algunosde los impedimentos para que nuestra fe aumente.

Seis impedimentos en el crecimientoy desarrollo de la fe

1. Conceptos e ideas equivocadas acerca de la fe.2. Dureza de corazón y rebelión.3. Riquezas, placeres y afanes de esta vida.4. Incredulidad.5. Nuestro intelecto y mente natural.6. Duda.

Claves para aumentar nuestra fe

Después de ver algunos de los impedimentos de la fe, veamosahora, algunas de las claves para aumentar y hacer crecernuestra fe. Primero y antes que otra cosa, la fe está fundada y


arraigada en una relación íntima de amor con el Señor; ésa esla base de nuestra fe, porque la fe es un don divino y unatributo de Dios. Cuando permanecemos cerca del Autor yConsumador de nuestra fe, el Señor Jesucristo, y pasamostiempo en Su presencia, Él nos impartirá más y más de Su fe(He.12:2). En la vida de Enoc fue producida una gran feconforme caminaba con el Señor y pasaba tiempo en íntimacomunión con Él (He. 11:5; Gn. 5:22-24). Fue la fe que estabadepositada en su vida mientras caminaba con el Señor, laque lo capacitó para ser traspuesto y arrebatado a los cielos.

La fe fluye libremente en nuestro corazón cuando continuamosacercando nuestra vida al Señor; sin embargo, si dejamosque nuestro amor y fervor por el Señor se enfríen, comienza adesvanecerse y disminuir el fluir de nuestra fe. Recuerde, lafe opera y florece en un corazón blando y lleno de amor(ver Gá. 5:6). Por lo tanto, recordemos siempre esta primera,y más importante clave para la fe, y busquemos estar siempreen una relación íntima con Aquel que es la fe.

De este primer requisito de fe, emana la segunda clave de lafe, la humildad. La humildad se produce por una relacióníntima con el Señor, y su importancia no puede sersuficientemente enfatizada. En Lucas 17:7-10 el Señor diouna parábola con respecto a la humildad, y a tener un corazónde siervo. Fue en respuesta al ruego de los discípulos deaumentar su fe; en otras palabras, Cristo estaba diciendoclaramente a Sus discípulos que la forma de aumentar su feera que fueran humildes y “siervos de todos”.

72 Pilares de la fe

La fe es una cualidad del espíritu que depende y descansa enDios. Para tener esa santa dependencia del Señor, debemostener un corazón humilde. La humildad reconoce que nopodemos hacerlo por nosotros mismos, sino que necesitamosla ayuda de otro. El orgullo, lo opuesto de la humildad, tieneconfianza en el yo. Por lo tanto, la humildad es una claveesencial para la fe.

El orgullo le impidió al pueblo de Israel tener fe en Cristo.Pablo explica esto en Romanos 9:31-32: “Mas Israel, queiba tras una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por qué? Porqueiban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, puestropezaron en la piedra de tropiezo”. Israel estaba lleno deorgullo religioso; se estaban acercando a Dios bajo sus propiostérminos. Ellos rechazaron los medios del perdón de Dios, yesos medios eran la fe en Su Hijo. Los judíos estaban buscandoser justificados por sus propias obras, las obras de la ley. Ellosno estaban buscando la justicia a través de la fe, a través deuna humilde dependencia en el Señor.

En Lucas 18, Cristo dirigió una parábola a los que confiabanen su propia piedad en lugar de depender del Señor (Lc. 18:9).Esta parábola se refería a dos hombres, un fariseo y unpublicano. El fariseo era orgulloso y presuntuoso, y confiabaen sus propias obras, pero el publicano era pobre en espírituy clamaba al Señor que lo salvara. En Lucas 18:14, Jesúsprosiguió declarando: “Os digo que éste descendió a su casajustificado antes que el otro; porque cualquiera que seenaltece, será humillado; y el que se humilla seráenaltecido”. La fe es una santa dependencia del Señor. ¡La


fe y la humildad son inseparables, porque en la misma la raízde la fe está una humilde dependencia en el Señor!

También la obediencia está intrínsecamente ligada a lahumildad. La obediencia es la tercera clave para la fe. ElSeñor dijo en Deuteronomio 32:20 que los israelitas eran“hijos infieles (que no tenían fe)”. La razón por la que losisraelitas no tenían fe era porque no habían obedecido la vozdel Señor. Continuamente ignoraron a Dios y no escucharonninguna de Sus palabras (Jer. 11:6-8). Ellos se habían olvidadodel Señor y pasaron por alto su relación con Él. A causa de suorgullo, ellos confiaron en sí mismos (Dt. 32:15).

Sin embargo, en esa generación hubo dos hombres queobedecieron al Señor, Caleb y Josué. Ellos tenían otro espíritu.Su obediencia produjo en su interior, un corazón creyente yuna confesión correcta, que los guió a la fe divina. Debido aque fueron llenos de fe, heredaron las promesas y entraron ala tierra prometida, mientras que los otros no pudieron.

La obediencia nos prepara para tener un corazón creyente.¡Si no obedecemos al Señor, no seremos capaces de creer!Pablo confirma esto en Romanos 10:16 “Mas no todosobedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quiénha creído a nuestro anuncio?” Para que la fe opere en nuestravida, es absolutamente esencial un corazón crédulo. Ésta esla actitud que dice: “yo sé que Tú puedes, Señor”. Es tambiénuna confesión positiva. Creer nos lleva a la fe; sin embargo,debemos recordar siempre que creer no es fe. Un corazóncreyente es la cuarta clave para aumentar nuestra fe.

74 Pilares de la fe

La fe también aumenta y se desarrolla cuando meditamos en laPalabra de Dios. Pablo dijo: “La fe es por el oír, y el oír, por lapalabra de Dios” (Ro. 10:17 ). La fe es producida por el oír,leer, y meditar en la Palabra de Dios. Los que se deleitan en laLey de Dios y meditan en ella día y noche, prosperarán (Sal.1:2-3). Esa semilla de fe en su corazón crecerá y será como árbolplantado junto a arroyos de aguas, y esa fe producirá fruto en sutiempo. El Salmo 119:165 dice: “Mucha paz tienen los que amantu ley; y no hay para ellos tropiezo [o algo que los hagatropezar]”. Si meditamos constantemente en la Palabra de Dios,no habrá prueba u obstáculo tan grande que no podamos vencer.

Otra clave esencial para ensanchar nuestra fe es caminar conhombres de gran fe. El rey Salomón declaró: “El que andacon sabios, sabio será” (Pr. 13:20). Este es un principio dela Palabra de Dios. Para llegar a ser sabios, debemos caminarcon hombres y mujeres de Dios que también sean sabios. Dela misma manera, para llegar a ser hombres y mujeres degran fe, debemos caminar con hombres y mujeres piadososque tengan una gran fe.

El apóstol Pablo dijo a los creyentes corintios: “Sed imitadoresde mí, como yo soy de Cristo” (1 Co. 11:1). En la Iglesia deCristo hay padres y madres espirituales que sirven comoejemplo para nosotros, y ellos nos muestran el camino haciauna gran fe. Para que nuestra fe crezca, debemos caminarcon ellos, amarlos, ser leales a ellos y aprender de sus caminos.

También debemos ejercitar la fe para que aumente. La fe escomo un músculo, tiene que ser ejercitado para que crezca y


se desarrolle. Ningún atleta es lo suficientemente poderosocomo para romper una marca mundial de levantamiento depesas, sin antes haber acondicionado gradualmente susmúsculos para poder levantar todo ese peso. Los grandeshombres y mujeres de fe de la Biblia, no se convirtieron engigantes espirituales de la noche a la mañana; sino que mientrasellos ejercitaban su fe, ésta comenzó a crecer hasta llegar a serpoderosa. Esto se puede ver en la vida de casi todos los hombresde Dios a quienes nos referimos como columnas de la fe.

Abraham se fortaleció en la fe ejercitándola en pequeños actosde fe (Ro. 4:19-22). En Génesis 12:11-13 Abraham le dijo aSara que dijera que era su hermana para que los egipcios nolo mataran. En ese tiempo de su vida, él no habría estadopreparado para ofrecer a Isaac sobre el altar con adoración yacción de gracias. Durante su vida, Abraham tuvo que darmuchos pasos de fe antes de llegar a ser el verdadero padrede nuestra fe. Debemos dar muchos pasos de fe antes de llegara ser hombres y mujeres de Dios de fe y poder. Hay progresiónen el crecimiento de nuestra fe.

En Éxodo 4, Moisés dio toda clase de excusas a Dios acercade su incapacidad para guiar al pueblo de Israel. En esa fasede su vida, él no estaba preparado para ordenarle al mar Rojoque se abriera. Tuvo que realizar pequeños actos de obedienciay de fe, para ensanchar su fe a fin de obrar un milagro tangrande. Tenía que tener fe para ordenar que la vara seconvirtiera en serpiente, y para que las aguas se convirtieranen sangre. Sin embargo, fueron estos pequeños actos de felos que más tarde lo capacitaron para decirle a esos tres

76 Pilares de la fe

millones de personas que se pararan y vieran la salvación delSeñor en el mar Rojo.

Esto se ve también en la vida de David. En la vida del jovenDavid hubo pequeñas victorias que hicieron crecer su fe hastallegar a derrotar a Goliat. Antes de triunfar sobre Goliat, Davidhabía peleado con osos y leones (1 S. 17:34-36). Fueron estosactos y victorias de fe, los que aumentaron la fe de Davidpara lograr su victoria sobre el gigante. Estos pequeños actosde fe, fueron absolutamente necesarios para aumentar la fede David. Sin esta preparación, David nunca habría podidohacer las declaraciones que hizo sobre derrotar a Goliat.

La fe para ejecutar grandes milagros jamás será vertidasúbitamente sobre nuestra vida. La fe crece y aumenta cuandola ejercitamos en esas pequeñas cosas de la vida. No debemospensar que podemos esperar pasivamente toda nuestra vidapara luego, repentinamente, surgir como un gran hombre defe. Mas bien, debemos buscar activamente a Dios para quenos dé fe en áreas pequeñas, que nos prepararán para poderososactos de fe. ¡Entonces, verdaderamente seremos hombres omujeres de Dios de fe y de poder para estos últimos tiempos!

Siempre hay una preparación cuando Dios quiere desarrollarla fe para un en algún punto particular de nuestro ministerio.Esta preparación se lleva a cabo en el desierto. El desierto ylas pruebas producen fe en nuestra vida, y purifican nuestrafe. Cantar de los Cantares 3:6 nos habla de un creyentesaliendo del desierto “perfumada con mirra e incienso”. Lamirra representa el fruto de la mansedumbre, y el incienso


representa la fe. Este orden es muy importante; no puedeinvertirse, porque es cuando atravesamos el desierto yaprendemos mansedumbre que la fe empieza a crecer ennuestra vida. La mansedumbre es la santa aceptación denuestras circunstancias, con gozo. La mansedumbre preparanuestro corazón para la fe.

La mansedumbre tiene que desarrollarse primero, porque tieneque haber una aceptación de las circunstancias que Diosescoge para producir Su fe en nuestra vida. Debemos aceptarlas situaciones en las que Dios nos pone. Los santos querechazan el corral de Dios y escapan de las presiones, terminanlamentándose. Como consecuencia, la fe nunca se produceen sus vidas (Is. 50:10-11). Una clave esencial para que la fese desarrolle en nuestra vida, es tener las actitudes correctasen el desierto y en las pruebas. No debemos endurecer elcorazón en el desierto, sino permitir a Dios que complete Suobra en nosotros (He. 3:8).

El profeta Jeremías describió este desierto espiritual que, comocristianos, tenemos que atravesar. Es una tierra de desiertos,de fosos, seca, de sombra de muerte y es muy solitaria (Jer. 2:6).Es allí, y solamente allí, donde la fe es producida y refinada.¿Está dispuesto a atravesar este desierto para salir adornadocon la fe? Ésta fue la manera en que José llegó al trono. Élexperimentó literalmente el foso, el desierto y la prisión.Estaba solo y confundido; pero fue en este lugar bajo yhumilde, donde Dios produjo la fe en la vida de José. Jesústambién fue entrenado en el desierto, donde aprendióobediencia por lo que padeció (He. 5:8). Si el Hijo de Dios

78 Pilares de la fe

necesitó prepararse para estar totalmente equipado para lamisión de Su vida y para producir fe en Él, ciertamente,nosotros no vamos a estar exentos del desierto.

El camino hacia una gran fe es a través de grandes valles ypruebas. Ésa es la razón por la cual poca gente tiene tan grandefe. Ellos no están dispuestos a pagar el precio. Todo en lavida tiene un precio. La Palabra de Dios dice: “Compra laverdad y no la vendas”. ¿Está dispuesto a pagar el precio?¿Es realmente sincero con el Señor, totalmente consagrado yrendido a Él? Éste es el único camino para una gran fe. La fees una piedra preciosa, y debemos pagar un precio caro yelevado para obtenerla. Pero, si pagamos ese altísimo precio,no habrá nada que no podamos hacer.

Es un principio inmutable en las Escrituras que, siempre queDios quiere hacer algo significativo en la vida de una persona,primero la lleva a la esterilidad, y la reduce a casi nada. Antesdel nacimiento de seis poderosos libertadores de Dios en laBiblia: Isaac, Jacob, José, Samuel, Sansón y Juan el Bautista,sus madres experimentaron la esterilidad y el aturdimiento.Dios usa la esterilidad para producir humildad en nuestravida, para que no nos atribuyamos los milagros, y que todala gloria se la demos a Él.

Antes de bendecirnos con un ministerio extremadamentefructífero, el Señor nos hace pasar por un período deesterilidad. Veremos que otros son bendecidos y sin embargo,nosotros no lo somos. Si somos pastores, veremos que otrospastores prosperan mientras nosotros estamos pasando apuros


financieros, y tenemos pocos miembros en nuestra iglesia.Sin embargo, si somos pacientes, a su debido tiempo, Diosnos prosperará en cada área de nuestra vida.

La fe no puede desarrollarse de manera significativa, enaquellos que dicen que no tienen que exponerse a lasdificultades y presiones, y que nunca permiten que el Señorlos lleve a la esterilidad. Pero cuando Dios nos da Su fe, esafe produce. Dios está buscando vasos probados y refinados,los cuales Él sabe le adjudicarán toda la gloria y la alabanzaa Él. El Señor anhela hombres y mujeres a quienes puedaconfiarles Su poder y Su fe. El Señor verdaderamente deseamanifestar Su poder a las naciones de la tierra.

Desafortunadamente, el mayor estorbo para esto han sido losministros que buscan lo suyo, que quieren la gloria y la famapara sí mismos. Debemos recordar siempre que solamentesomos canales para ser usados por Dios. No somos la fuentede los milagros y del poder. Ésta es la razón por la cual elSeñor llega hasta esos grandes límites para purificar y preparara aquellos a quienes impartirá Su fe.

Todo el que ministra en verdadera fe, ha sido probado en esaárea particular de fe en la que ministra. Pocos hombres en lahistoria han experimentado el poder y la fe que Moisés tenía,pero pocos han sido probados al grado en que Moisés lo fue.Apartado en el desierto, él experimentó desánimo y soledadpor cuarenta años. Ésta podría parecer un largo período detiempo, pero fue absolutamente necesario para humillar aMoisés, para el poder que estaba por recibir.

80 Pilares de la fe

Moisés sintió que había perdido el propósito para su vida;pero dentro de su corazón, la fe estaba siendo producida.Aquellos que nunca han sufrido, se llenan de orgullo cuandoDios los usa para obrar milagros. Moisés vivió con unimpedimento para hablar, pero le sirvió como un constanterecordatorio de su dependencia del Señor.

Quienes son dotados de fe para sanar, usualmente han tenidoque sufrir enfermedades físicas. En la era del NuevoTestamento, no hubo milagro que el apóstol Pablo no pudierarealizar, sin embargo, por años él sufrió con sus ojos. Debidoa la asombrosa revelación y unción que Pablo tenía, le fuedado “un aguijón en la carne” para que no se exaltaradesmedidamente (2 Co. 12:7). Aquí estaba el hombre quepodía sanar cualquier enfermedad y, sin embargo, él no pudoser sanado. Ésa fue una tremenda humillación para Pablo,pero es la manera en que Dios obra.

Smith Wigglesworth realizó grandes milagros. En variasocasiones resucitó muertos, y no hubo casi ningunaenfermedad que no fuera sanada a t ravés de suministerio. Pero por seis años él sufrió terribles dolorespor cálculos renales. Con bastante frecuencia, despuésde los cultos de sanidad, se iba a su cuarto y se revolcabade dolor en el suelo. Durante años fue usado para sanar aotros, sin embargo él mismo no estaba sano. Dios estabaprobando a este hombre para ver si le estaba sirviendo porlos milagros y para su propia sanidad, o porqueverdaderamente le amaba.


Ésta es la clase de hombre o mujer que Dios puede usar. Diosvio que Smith Wigglesworth no usaría el don de sanidad parasu propio beneficio, sino sólo para los propósitos de Dios.No trató de forzar a Dios para que lo sanara, sino hasta queDios quiso hacerlo. Hoy, Dios está buscando esta misma clasede espíritu y carácter en hombres y mujeres. ¿Permitiría ustedque Dios lo redujera a nada, y lo llevara a través del desierto,para que luego pudiera ministrar en verdadera fe?

Si vamos a ser usados en el área de la provisión, primerovamos a experimentar muchas pruebas financieras, hasta queDios esté seguro que puede confiarnos Sus recursos. Si nohemos experimentado el desierto en el área de las finanzas, yDios nos bendice con grandes cantidades de dinero, usaremosese dinero para nuestros propios deseos. Pero si por muchosaños dependimos de Jehová-Jireh para que proveyera nuestrasnecesidades, sólo usaremos nuestro dinero para Sus propósitosy para Su gloria.

En años recientes, Dios nos ha usado a mi esposa y a mícomo canales para apoyar económicamente a misioneros ypara dirigir un instituto bíblico. Sin embargo, para tener fepara esas enormes sumas de dinero, a veces literalmentehemos tenido que caminar por la calle sin dinero y sin unlugar donde dormir. En una ocasión, estando en plenoinvierno, no teníamos nada para comer, ni combustible parala calefacción de nuestra casa. Pensamos en llamar a alguienpara pedir ayuda, pero Dios nos dijo: “Si ustedes tocan eseteléfono, me separo de ustedes”. Dios nos estaba enseñandoa depender de Él para nuestra provisión. Dios fue fiel, y tres

82 Pilares de la fe

días después alguien nos trajo comida y dinero para lacalefacción.

En otra ocasión, estábamos ministrando todos los días en unaiglesia muy grande, y no teníamos dinero para alimentacióny hospedaje. Después de las reuniones, íbamos a la estaciónde ferrocarril para resguardarnos de la nieve, y a media nocheteníamos que salir de la estación. Debido a que teníamos pocodinero para la gasolina, no podíamos encender la calefacciónde nuestro auto. En cuanto abrían las grandes tiendas en lasmañanas entrábamos allí, donde estaba caliente y agradable.Mi esposa y yo caminábamos por las calles buscando algunoscentavos, para poder compartir una taza de café. Esto continuópor varios días.

Si le hubiéramos dicho al pastor o a alguien de la congregaciónque necesitábamos dinero o un lugar donde hospedarnos, sehabrían sentido mortificados al descubrir que habíamos estadodurmiendo en las calles. Inmediatamente nos habríanayudado. Pero Dios no nos permitió contárselo a nadie. Másbien, teníamos que confiar solamente en el Señor. Pasadosdiez días, la iglesia nos dio una ofrenda lo suficientementegrande para proveer alimento y hospedaje por un tiempo.

Sin embargo, ese dinero se acabó pronto, y nos encontramosdurmiendo en las calles nuevamente. Era el tiempo deNavidad, pero nuestra situación era tan desoladora que senos hacía difícil creer que tendríamos una feliz Navidad.Entonces a las diez en punto de la víspera de Navidad, unadama que habíamos ido a despedir a la terminal de autobuses,


nos dio diez dólares. Eso fue suficiente para rentar un cuartoen un hotel barato por esa noche, y desayunar en la mañanade Navidad. ¡Y ésa fue nuestra feliz Navidad ese año!

Lo que quiero decir es esto: Dios conocía lo que teníaguardado para nosotros en un futuro, y nos estaba probando,para ver si podía confiarnos grandes cantidades de dinero.Dios quiere ministros que tengan manos “con cubierta deteflón”, que no acumulen Su dinero para ellos mismos, sinoque sean usados como canales para bendecir a otros. Diosquiere que dependamos de Él. El propósito del desierto esvaciarnos de nuestra propia fortaleza, para que podamos salirdel desierto recostados en nuestro Amado (Cantares 8:5).

Cuando Dios nos lleva a través del desierto y a través depruebas, comenzamos a confiar en Él y Su fe es producida ennuestra vida. Las pruebas que mi esposa y yo tuvimos quepasar produjeron fe dentro de nuestro corazón. Tendemos apensar que la fe se desarrolla en tiempos de bendición yabundancia, pero no es así. La fe se produce en el desierto.

Para enseñarnos una dependencia santa, y para que tengamosque acudir a Él, el Señor crea necesidades en nuestra vida.Para que la fe opere, primero tiene que haber una necesidad.Usted no puede hacer un milagro de sanidad en un hombreque está perfectamente sano; primero esa persona tiene queestar enferma. El hombre de Juan 9 nació ciego, y pormuchos años sufrió ese impedimento. Cristo dijo que esehombre había nacido ciego para que Dios fuera glorificadoa través de su sanidad.

84 Pilares de la fe

Por lo tanto, cuando Dios quiere aumentar nuestra fe ydepositar más de Su fe divina en nuestro corazón, Él primerocrea necesidades en nuestra vida. Él crea circunstancias paraque tengamos que tener fe en Dios para triunfar en esaspruebas. De forma intencionada, fue el Señor, y no el azar, elque organizó los hechos de manera tal que el pueblo de Israelno tuviera agua acabando de salir de Egipto (ver Éx. 17:1-6).Su propósito detrás de esta crisis, era aumentar la fe en lavida de Moisés y en la del pueblo de Israel. Las circunstanciasdemandaban que Moisés tuviera fe en Dios; así que por la fe,Moisés golpeó la roca y brotaron las aguas.

Dios nos lleva de prueba en prueba, y para desarrollar nuestrafe, Él comienza con pruebas pequeñas. Luego, para quetengamos necesidad de más fe, Él aumenta las presiones ylas pruebas. A Su manera, el Señor va aumentando,gradualmente nuestra fe, paso a paso. Trepamos laescalera de la fe peldaño tras peldaño. ¡No existen atajospara una gran fe!

El Señor guió al pueblo de Israel por el desierto de prueba enprueba, deseando desarrollar la fe en sus vidas. Laculminación de todas esas pruebas fue en Cades Barnea,donde tuvieron que tener gran fe para conquistar los gigantesy las ciudades amuralladas de la tierra. Pero, debido a queIsrael nunca le creyó al Señor en las pruebas pequeñas, su fejamás fue aumentada durante su viaje por el desierto. Por lotanto, ellos no tuvieron la fe necesaria cuando Dios les dijoque se levantaran y poseyeran la tierra de Canaán. Si el pueblode Israel hubiera creído al Señor en sus pruebas pequeñas, la


fe habría sido desarrollada en sus vidas, y en Cades Barnea,ellos habrían tenido la gran fe que se necesitaba para vencertodos los obstáculos de la tierra.

Si el Señor quiere aumentar nuestra fe en el área de laprovisión, Él arreglará circunstancias que requieran másdinero del que tenemos. Debemos permitir que el Señor nosapriete, de otra manera, nunca creceremos espiritualmente.Conocemos a Jehová-Jireh, el Señor nuestro proveedor, líneatras línea. Primero, Él crea pequeñas necesidades, comonuestras necesidades diarias. Luego, Él provee para ellas.Después de eso, Él aumenta nuestras necesidades para quenuestra fe se desarrolle más.

Con el tiempo, Él puede hacernos responsables de una obra,tal como un instituto bíblico o un orfanato, con esto,deberemos depender absolutamente del Señor para que proveapara nuestras necesidades. Fue la fe del Hijo de Dios sobreGeorge Mueller la que proveyó para todos sus huérfanos. PeroDios desarrolló progresivamente la fe en la vida de Mueller através de necesidades más pequeñas para que pudiera tenerfe para creer que Dios proveería para sus huérfanos.

Si usted es líder o pastor, y Dios está queriendo aumentar susabiduría, la cual opera por la fe, la gente de su congregacióntendrá problemas insólitos que nunca antes habían tenido.Muchas veces vendrán a usted con problemas con los queusted nunca antes a tropezado. Esto agranda su fe, y ustedcomienza a clamar a Dios por sabiduría. Debemos permitirque nuestras familias y aquellos que están bajo nuestra

86 Pilares de la fe

responsabilidad aumenten nuestra fe. Nuestros hijosespirituales también ensancharán nuestra fe (Is. 54:2-3).

Los líderes representan a Dios Padre, y Él tiene recursosilimitados. Por tanto, cuando tenemos necesidades genuinasde expansión, proyectos de construcción, y así sucesivamente,debemos ejercitar la fe y creer que Dios proveerá para aquellascosas que son Su voluntad. Alejandro Magno le preguntó aun hombre que le había hecho un gran favor personal, quédeseaba como recompensa. Cuando el hombre le pidió unacolosal suma de dinero, inmediatamente fue reprendido poruno de los nobles de Alejandro: ¿Cómo puede pedirle al reyesa extraordinaria cantidad de dinero?

Bueno, Alejandro tenía un punto de vista muy diferente, ydeclaró enfáticamente a sus nobles: “Este hombre me hahonrado pidiéndome tanto dinero, porque piensa que tengotanto como para dárselo”. Por lo tanto, como representantesde Dios Padre, no debemos limitar el crecimiento, sino creeren fe que el Señor tiene todos los recursos necesarios paraproveer para nuestras necesidades.

También debemos tener en mente que hay muchas de fe. Diosconcede fe a la gente de acuerdo a su llamado y ministerio.Algunos tienen fe para sanidad, y esto no significanecesariamente que tengan fe para finanzas. SmithWigglesworth tenía una fe tremenda para los milagros, perono para el dinero. Él mismo testificó que las finanzas no eransu área de fe. Reese Howells tenía fe para extraordinariascantidades de dinero, pero no tenía esa misma fe para sanar.


Dios imparte fe de acuerdo a nuestro ministerio, y Pablosubraya esto en Romanos 12:6-7: “De manera que, teniendodiferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el deprofecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si deservicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza”. Nuestravía de fe, depende del ministerio particular en que Dios quiereusarnos. Hay una esfera de fe distinta para enseñar, que paraprofetizar. Debemos ver que la fe tiene diferentes segmentoso compartimientos.

De acuerdo al aspecto particular de la fe en el que Dios quiereusarnos, así son también las pruebas que tenemos queatravesar a fin de prepararnos para ese ministerio. Aquellosque van a ser usados por Dios como canales para las finanzasexperimentarán tremendas presiones económicas yfinancieras. Sin embargo, los que van a ser usados en sanidadexperimentarán enfermedad en sus cuerpos físicos, o en loscuerpos de sus seres más queridos; esto es para producir feen ellos para sanidad. Si vamos a ser usados por Dios comoexponentes de Su verdad como maestros, atravesaremostiempos en los que estaremos rodeados de falsas doctrinasy mezcla.

Tenemos que tener fe para predicar. De acuerdo a nuestromensaje y visión, así serán nuestras pruebas. Sólo podemospredicar lo que somos, lo que es real en nosotros. No podemospredicar verdades sobre el consuelo, a menos que primerohayamos sido confortados por Dios en nuestros pesares.Nuestras pruebas dependen de nuestro llamamiento. Ésa esla razón por la que no debemos compararnos con otros, porque

88 Pilares de la fe

todos tenemos nuestras propias pruebas y preparación.Meditemos siempre en la fe que siempre va en aumento, yrevisemos las claves e impedimentos para esa fe. Mientrasbuscamos al Señor fervientemente para aumentar nuestra fe,y mientras aplicamos estas claves a nuestra propia vida, ¡Diosva a impartir gran fe!

Nueve claves para incrementar nuestra fe

1. Estar entrelazado con Aquel que es el Autor yConsumador de nuestra fe.

2. Poseer humildad.3. Ser obediente.4. Tener un corazón creyente.5. Meditar en la Palabra de Dios.6. Caminar con hombres y mujeres piadosos de fe.7. Tener actitudes correctas en el desierto y en las

pruebas.8. Ejercitar la fe.9. Tratar con cualquier impedimento para la fe en

nuestra vida.

89La prueba de la fe

Capítulo 6

LA PRUEBA DE LA FE

En el capítulo seis vamos a considerar la prueba de nuestrafe. ¡Nuestra fe va a ser probada y refinada. Éste es un hechoinevitable e ineludible de la vida cristiana! Sin embargo,nuestra actitud y respuesta hacia esas pruebas determinan sivamos a mejorar o a amargarnos. Santiago, el hermanonatural del Señor Jesucristo, nos dice: “Tened por sumo gozocuando os halléis en diversas pruebas”(Stg. 1:2). El apóstolPablo le permitió de tal manera al Señor para que obrara ensu vida a través de las pruebas de su propia fe, que pudodecir: “Nos gloriamos [regocijamos] en las tribulaciones”(Ro. 5:3).

En las pruebas de nuestra fe, debemos mantener nuestrocorazón blando y humilde ante el Señor. Debemosregocijarnos en Él, aún en medio de nuestras pruebas; de otramanera, nuestro corazón se volverá duro y amargado ante elSeñor y ante los demás. El Señor advierte continuamente aSu pueblo que no endurezca su corazón en el día de latentación en el desierto (He. 3:8). Pero, lamentablemente,muchos se endurecen en los tiempos de adversidad y seseparan del manantial de vida de gracia.

Cuando fracasamos en recibir y apropiarnos de la gracia deDios en nuestras pruebas (He. 12:15), la amargura avanzacautelosamente y cierra nuestro corazón hacia el Señor . Pedro

90 Pilares de la fe

dice que nos alegremos en diversas pruebas (1 P. 1:6). Lapalabra diversas significa “varios tonos de colores”.Experimentamos varias clases de pruebas y presiones. Notodas son iguales. Pedro, sin embargo, continúa hablando dela multiforme gracia de Dios (1 P. 4:10). Hace muchos añosel Señor le dijo a mi esposa que de acuerdo al color o el tonode nuestra prueba, hay un tono igual de gracia.

Por lo tanto, no hay razón para que ninguno de nosotros fracase,o se amargue en las pruebas. ¡Podemos vencer y triunfar entodas las pruebas que atravesamos en la vida, por la gracia deDios! El Señor ha provisto “una vía de escape” en nuestraspruebas, y esa vía, es Su gracia (1 Co. 10:13). En cada pruebaque atravesamos, está la gracia de Dios para sostenernos. Sinembargo, tenemos que ablandar y humillar nuestro corazónpara apropiarnos de esa gracia en nuestra vida.

Cuando comprendemos lo que las pruebas hacen en nuestravida y en nuestro corazón, somos capaces de regocijarnos enellas. Santiago el apóstol dijo esto: “tened por sumo gozocuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que laprueba de vuestra fe produce paciencia” (Stgo. 1:2-3). Laclave es “sabiendo que”. Cuando vemos las tentaciones desdela perspectiva de Dios, y vemos las pruebas como Él las ve,podemos regocijarnos en ellas, porque nos damos cuenta delo que ellas harán en nosotros. Las pruebas de nuestra fe y lasaflicciones del tiempo presente no son dignas de sercomparadas con la gloria y el fruto que producirán en nuestravida (Ro. 8:18). Nuestros problemas leves y pasajeros vanañadiendo a nosotros un eterno peso de gloria (2 Co. 4:17).


Después, Santiago nos exhorta: “Mas tenga la paciencia suobra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin queos falte cosa alguna” (Stgo. 1:4). La paciencia (o tolerancia)es obrada en nuestra vida a través de la adversidad. Laspruebas nos fortalecen para no rendimos cuando laspresiones parecen insoportables. El beneficio final de laspruebas es que nos perfeccionarán si nos rendimos al Señoren medio de ellas. ¡Sin embargo, si no permitimos que elSeñor pruebe nuestra fe, nunca llegaremos a ser completos,maduros o perfectos!

La razón principal por la que el Señorprueba nuestra fe

La razón principal por la que el Señor prueba nuestra fe, eslimpiarnos de la fortaleza humana. Cuando termina laconfianza en el yo, comenzamos a confiar únicamente en elSeñor. El apóstol Pablo dijo a los corintios: “Por quehermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestratribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimosabrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, detal modo que aun perdimos la esperanza de conservar lavida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte,para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Diosque resucita a los muertos” (2 Co. 1:8-9). Pablo está diciendoaquí, que todas las terribles presiones y calamidades quevinieron sobre él y sus compañeros de viaje, fueron por unaimportante razón: que ellos no confiasen más en sí mismos,sino en Dios. Incluso, ellos llegaron a sentir la “sentencia demuerte”, y su fortaleza humana les falló. Todas estas cosas

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les ocurrieron con el propósito de que confiaran en la fortalezadel Señor y no en la de ellos.

Cuando Pablo estaba siendo dolorosamente probado en sucarne, el Señor Jesús le dijo: “Mi poder se perfecciona en ladebilidad” (2 Co. 12:9). Estas palabras le dieron a Pablo unaperspectiva celestial sobre las pruebas, para que él pudieraresponder: “De buena gana me gloriaré más bien en misdebilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades,en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias;porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Co. 12:9-10).Así que, el Señor debilitó a Pablo para que no se apoyara ensu propia fuerza, sino en la de Dios.

En Génesis 32:24-32 Jacob luchó con el Cristo pre-encarnado.Jacob quería que el Señor cambiara su carácter, así que elSeñor tocó su muslo. Este toque de la mano del Maestro dejóa Jacob con una cojera de por vida. Después de eso, Jacobsiempre tuvo que apoyarse en el Señor. La fuerza natural deJacob, y sus habilidades, fueron disminuidas para hacerloconfiar solamente en Dios. Es el Señor, y no el azar, o eldiablo, el que nos debilita. Mediante este proceso, la fortalezade Dios se perfecciona en nuestra debilidad. El Señor quieredestruir el orgullo de confiar en nosotros mismos, en lugar deconfiar en Él. El deseo de Dios es que Su pueblo dependasolamente de Él, porque Él es el todo suficiente Dios.

Debido a las tremendas promesas que José tenía de Dios, elSeñor tuvo que purificar su fe para que su confianza estuviera


en Dios solamente, y no en las promesas. Después que Joséhabía estado preso por muchos años, el copero y el panaderode faraón fueron apresados con él. Poco tiempo después, elcopero y el panadero tuvieron un sueño cada uno, que ningunode los dos pudo interpretar. Capacitado por Dios, José pudointerpretar los sueños. Cuando finalmente, fueron liberadosde la prisión, José les rogó que intercedieran a su favor anteFaraón. En este punto, José aún tenía algo de confianza en símismo. La confianza de José no estaba cien por ciento en elSeñor. Él estaba confiando parcialmente en que su habilidadpara interpretar los sueños le traería la libertad, y Dios queríatratar con esa área de su vida.

Por lo tanto, Dios permitió que José fuera olvidado por otrosdos años. El Señor hizo esto porque no quería que Joséconfiara en sus interpretaciones, o en el copero o en elpanadero. Él quería que la confianza de José estuvieraplenamente en Él. La Palabra de Dios nos dice que duranteese tiempo “El dicho del Señor lo probó” (Sal.105:19).

Dios estaba probando la fe y la confianza de José en Él. Pormedio de esta prueba tan difícil, el Señor le estaba diciendo:“José, ¿crees en mí? ¿Crees que un día cambiaré las cosas, yte exaltaré hasta el trono, como dije que lo haría? Aunqueestés en prisión ahora, ¿crees que tus hermanos, que tevendieron como esclavo, un día vendrán y se inclinarán anteti? Aunque el copero te haya olvidado, ¿crees tú, que Yo no tehe olvidado José?” A veces tratamos de imaginarnos cómovan a terminar nuestras pruebas, y nos confundimos cuandono ocurre de esa manera. Nos sentimos desechados y

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olvidados. Pero es Dios quien está destruyendo todas las otrasformas de liberación, para que confiemos plenamente en Él.

Esto está produciendo en nuestro corazón fe y confianza enel Señor. Él nos da grandiosas promesas, y luego nos degradahasta donde esas promesas no pueden ocurrir en lo natural;Él hace esto para que confiemos en Él. ¿Creemos que el Señorva a cambiar nuestras circunstancias un día, y nos exaltarácomo dijo que lo haría? Dios nos exaltará después quehayamos perdido toda nuestra confianza en nosotros mismos,y que nos apoyemos totalmente en Él. 1 Pedro 5:6 dice:“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para queél os exalte cuando fuere tiempo”.

Todo lo que lleguemos a lograr en la vida, para Dios, sóloserá hecho por la ayuda y el poder capacitador de la gracia deDios. Muchas veces nos apoyamos en nuestra propia fuerzapara cumplir nuestras metas, o incluso, para caminar ensantidad delante del Señor. Sin embargo, nuestra dependenciadebe estar totalmente en el Señor, no en nosotros mismos.¿Cómo hizo Cristo para ir a la cruz y ofrecerse a Sí mismo,sin mancha ante Dios? ¿Fue por Su propia fuerza?¡Absolutamente, no! Hebreos 9:14 nos da la respuesta a esasdos intrigantes preguntas: fue por medio del Espíritu eternoque Jesús se ofreció a Sí Mismo sin mancha ante Dios.

Aunque era el Hijo de Dios, Cristo no fue a la cruz en Supropia fuerza; Él necesitó la ayuda de Su Padre y del EspírituSanto para llegar a ser ese intachable cordero sacrificado, ypara cumplir todo lo que estaba llamado a hacer. Cristo lo


dejó muy claro en Juan 5:19: “ No puede el Hijo hacer nadapor sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo loque el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente”.Jesús dependió totalmente del Padre. Él vivió por fe.Solamente podemos cumplir la voluntad de Dios para nuestravida, y ofrecernos nosotros mismos sin mancha delante delSeñor, por Su fuerza capacitadora y por Su gracia.

En el tiempo de la restauración del Templo (registrado enEsdras y Nehemías), Zorobabel el gobernador de Judea, fueconfrontado con un tremendo obstáculo. Él ya había echadoel cimiento del templo, pero ahora el Imperio Persa le prohibíaterminarlo. El Señor quería que Zorobabel supiera que erasolamente mediante Su fuerza, que él vencería ese monte yobstáculo.

Dios le habló a Zorobabel diciendo: “No con ejército, ni confuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serásreducido a llanura; él sacará la primera piedra conaclamaciones de: Gracia, gracia a ella” (Zac. 4:6-7). Diosle aseguró a Zorobabel que él terminaría el templo; sinembargo, no sería por su propia fuerza o poder, sino por elEspíritu del Señor. El Señor tuvo que convencer a Zorobabelde esto para que pudiera terminarlo clamando: “gracia, graciaa ella”.

En Apocalipsis 4:10-11 tenemos el relato de los veinticuatroancianos que arrojan sus coronas a los pies de Jesús. Unacorona representa una posición y también victorias logradas.

96 Pilares de la fe

Arrojar una corona a los pies de Jesús, es reconocer que todolo que hemos logrado no ha sido por nuestra propia fuerza opoder, sino solamente por Su gracia. Por lo tanto, losveinticuatro ancianos adoran al Señor diciendo: “Señor, dignoeres de recibir la gloria y la honra y el poder”.

El Señor prueba nuestra fe para convencernos de nuestrasnecesidades. Necesitamos estar convencidos por medio demuchas debilidades, pruebas, deficiencias e imperfecciones, deque nuestra fortaleza humana no es suficiente, y que no podemoslograrlo por nuestras propias fuerzas. Esto es algo que todosconocemos en teoría, pero se necesita de una revelación paraestar absolutamente convencidos de ello muy dentro de nuestroser. Si algún día hemos de ascender al monte santo del Señor,ésta debe ser una fuerte convicción en nuestra vida.

Job tuvo que ser convencido de que tenía una necesidad antesque su prueba terminara. Job estaba confiando en su propiacarne y en su dedicación al Señor. Esto hizo que él sejustificara a sí mismo, y es la razón por la cual el Señor probóla fe de Job y lo debilitó. Job tuvo que convencerse de suabsoluta dependencia en Dios. En lo profundo del corazóndel hombre hay un orgullo horrible que le hace pensar que élpuede dirigir su vida mejor que Dios. Cuando cuestionamosal Señor, Le estamos diciendo que somos más sabios y másjustos que Él.

El apóstol Pablo creció como un devoto discípulo de lareligión judía; él era hebreo de hebreos, e irreprensibleconforme a la ley (Fil. 3:6). Él dijo en Gálatas 1:14 que él:


“aventajaba a muchos de sus contemporáneos en su nación,siendo mucho más celoso de las tradiciones de sus padres”.Pablo tenía muchas cualidades que pudieron haber hecho quese jactara y tuviera confianza en la carne (Fil. 3:4).

Sin embargo, el Señor probó a Pablo a través de muchaspruebas, que sin Cristo él no era absolutamente nada. Pablodijo: “En nada he sido menos que aquellos grandesapóstoles, aunque nada soy” (2 Co. 12:11). Debido a estarevelación personal de quién era él sin el Señor, Pablo pudodecir que él era el primero de los pecadores y el más pequeñode los apóstoles (1 Ti. 1:15; 1 Co. 15:9). Pablo estabaaprendiendo a confiar en el Señor y a apoyarse completamenteen Su gracia.

La vida de muchos queridos santos, han naufragado debido aque han fallado al no darse cuenta que su propia fuerza no essuficiente. Ellos se han apoyado en sus habilidades humanaspara que los sostenga en la vida, en lugar de vivir por fe yconfiar en el Señor.

La vida de Pedro

Ahora quiero considerar la vida de Pedro. Pedro amó al Señorverdaderamente y quiso servirle con todo su corazón. Sinembargo, por naturaleza, Pedro era bastante fuerte. Por lotanto, el Señor llevó a Pedro a través de muchas humillacionesy dificultades para purificarlo de la confianza en sushabilidades naturales, de modo que pudiese tomar su fortalezade lo alto.

98 Pilares de la fe

¿Cuál era la naturaleza de Pedro? Bueno, nuestra naturalezadepende de nuestros ancestros y también, en parte, del mundoen que nacemos. Cada localidad y país, tiene diferentescaracterísticas. Pedro era galileo, y para entendercorrectamente cuál era la naturaleza de Pedro, tenemos queestudiar las características de la gente de Galilea de sus días.Los historiadores del primer siglo nos dicen que los galileoseran amantes de la innovación. Por naturaleza estabandispuestos al cambio; eran impulsivos, emocionales, ansiososde honra, y fácilmente dados a la aventura; sin embargo,también eran gente leal hasta el fin. Esas características ytemperamentos se ven en la juventud de Pedro.

Pedro tenía muchas áreas de fortaleza propia en su vida; ytomó muchos años de desgracias y fracasos purificar a Pedrode su fortaleza natural. Pedro nació líder. Sin embargo, suscapacidades de liderazgo casi siempre estaban arraigadas ensu propia fuerza, más que en la fortaleza de Cristo. Pedro fueel más extrovertido de todos los discípulos, incluso cuandono había nada que decir, él abría la boca, (Lc. 9:33). Pedroera impetuoso, y con frecuencia entraba intempestivamentesin pensarlo (Jn. 20:3-6). Su disposición impulsiva le inducíaa meterse en situaciones donde no había gracia o fe que locapacitaran para salir triunfante. Había orgullo en la vida dePedro, y éste lo hacía pensar que sabía más que el Señor; enuna ocasión, llegó a corregir y reprender al Señor (Mt. 16:22).

En Lucas 22:31-32 el Señor le dijo a Pedro: “Simón, Simón,he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez


vuelto, confirma a tus hermanos”. El Señor le dijo a Pedroque Satanás estaba tratando de zarandearlo; sin embargo,Pedro no escuchó al Señor, y por sus atrevidas afirmacionesse expuso a una tentación y prueba innecesarias. Pedrorespondió al Señor: “Señor, dispuesto estoy a ir contigo nosólo a la cárcel, sino también a la muerte”.

En Juan 13:36 Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ¿a dónde vas?”Jesús le respondió: “A donde yo voy, no me puedes seguirahora; mas me seguirás después”. Pedro le respondióorgullosamente: “Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora?Mi vida pondré por ti” (Jn. 13:37). Pedro estaba hablandocomo un verdadero galileo, muy leal en la carne. Pedroverdaderamente deseaba seguir al Señor y poner su vida porÉl. Pero su confianza estaba en la carne, en su lealtad humanaal Señor. Sin embargo, esta debilidad le llevó a negar al Señor.

El Señor les dijo a Sus discípulos en Marcos 14:27: “Todosos escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está:Heriré al pastor, y las ovejas serán dispersadas”. Pedro lerespondió al Señor con confianza en su lealtad humana y ensu dedicación al Señor: “Aunque todos [los otros discípulos]se escandalicen, yo no” (Mc. 14:29).

Las palabras de Pedro fueron dichas en un tono tal que parecíaque esperaba que los otros once discípulos se olvidaran delSeñor. Él pensaba que estaba más unido a Cristo que sushermanos. Así que arrogantemente afirmó que jamás dejaríaal Señor. Pero, ¿dónde estaba la confianza de Pedro? En supropia naturaleza. Cristo dijo que todos Sus discípulos le

100 Pilares de la fe

dejarían porque las Escrituras tenían que cumplirse. PeroPedro desafió la Palabra de Dios.

Pedro sinceramente deseaba permanecer leal al Señor, peroestaba tratando de hacerlo en sus propias fuerzas. En 1Corintios 1:29, Pablo dijo: “Para que ninguna carne se jacteen su presencia”. Pedro no pudo permanecer fiel al Señor ensu propia fuerza, porque entonces, habría tenido una razónpara gloriarse en su carne.

¿Por qué Pedro no podía seguir a Cristo? Cristo iba a sercrucificado. Ninguno de los apóstoles pudo haber ido a lacruz con el Señor, porque eso habría confundido el mensaje.Era el Cordero de Dios quien iba a ser crucificado ese día.Los dos ladrones que fueron crucificados con Cristo fueronilustraciones de la misericordia de Dios. El que clamó pormisericordia fue salvo. Pero el otro criminal que se burlabadel Señor, se condenó a sí mismo.

Cristo no fue a la cruz en Su propia fuerza. Fue fortalecidopor el Espíritu eterno para soportar los ataques de lospecadores, y para sufrir vicariamente por otros (He. 9:14).Incluso Dios mandó a Moisés y a Elías antes de la crucifixión,cuando Cristo fue transfigurado, a fin de fortalecerlo para Sumuerte en Jerusalén (Lc. 9:30-31). No era la voluntad de Diosque los apóstoles fueran a la cruz con Jesús, así que, nohabía fe o fortaleza divina para que ellos fueran a la cruelmuerte del Calvario. Ningún otro mortal pudo haber soportadola severa prueba del Getsemaní que Cristo pasó.


Sin embargo, Pedro no escuchó al Señor. Le siguió hastaadentro de la casa del Sumo Sacerdote, donde se llevaba acabo el juicio de Jesús, y fue allí, donde negó al Señor tresveces, antes que amaneciera. La razón por la que Pedro negóal Señor es que él fue allí en sus propias fuerzas. Este incidentecasi destruyó a Pedro. Pero el Señor sabía que su motivo paraseguirlo a Él era un intenso deseo por permanecer fiel. Poreso, cuando los ángeles se aparecieron a las mujeres en latumba de Jesús, después de Su resurrección, les dieroninstrucciones específicas de decirle a los discípulos y a Pedroque esperaran al Señor en Galilea (Mc.16:7).

Pedro fue nombrado individualmente porque el Señor noquería que se rindiera y se volviera atrás. Después que Jesúsle dijo que Lo negaría, el Señor lo alentó diciéndole que no seturbara (Jn. 13:38-14:1). Muchas veces podemos llegar adesanimarnos cuando le fallamos al Señor. Nuestrasdeficiencias, debilidades, y fracasos, casi logran que nosrindamos. Sin embargo, el Señor quiere que nos animemosporque “Él (no nuestra propia fortaleza o esfuerzos) quiencomenzó en nosotros la buena obra, la terminará” (Fil. 1:6).

Leemos de la restauración de Pedro en Juan 21. Dios venuestro corazón y nuestros motivos, y toma en consideraciónpor qué hacemos ciertas cosas. Judas no fue restauradoporque traicionó al Señor con maldad de corazón. Sinembargo, el Señor vio que Pedro era bueno de corazón. Jesússabía que Pedro le amaba, y que le estaba siguiendo en suspropias fuerzas.


Al meditar sobre la vida de Pedro, podemos ver la razón porla que nuestra fe tiene que ser probada. Dios quiere que nosapoyemos en Él y en Su gracia. El Señor le dijo a Moisés:“Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y mecompadeceré del que yo me compadezca. Así que no dependedel que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tienemisericordia” (Ro. 9:15-16). La gracia y la misericordia delSeñor son la fuente de todo. Nuestra salvación está cimentaday arraigada en el sacrificio de Cristo, no en nuestras buenasobras. Por lo tanto, debemos vivir el resto de nuestra vida porla fe del Hijo de Dios.

Gracia, no buenas obras

Mucha gente trata de ganar la salvación por sus buenas obras.Sin embargo, debemos estar convencidos por el Señor quetodo es por Su gracia. Tenemos que mirarlo a Él para nuestrasalvación y justificación; no podemos confiar en nuestrapropia carne. Solamente podemos agradar al Señor medianteSu gracia y fortaleza. El apóstol Pablo dijo: “Por la graciade Dios soy lo que soy y su gracia no ha sido en vano paraconmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero noyo, sino la gracia de Dios conmigo” (1 Co. 15:10).

Pablo se dio cuenta que no fue por sus esfuerzos, o por sufuerza humana que llegó a ser quien fue, sino fue solamentepor la gracia de Dios. Somos lo que somos solamente por lagracia de Dios. ¡La fe no puede operar en nuestras vidas siestamos confiando en nuestra fuerza natural! La fe solamenteactúa en la vida de los que se apoyan únicamente en el Señor.


Dios quiere purificar nuestra fe. Él repite este mensaje muchasveces en la Palabra de Dios en formas diferentes. Debemosperder nuestra confianza en nuestra propia carne para poderconfiar absolutamente en el Señor. Dios permitió que Satanásprobara a Pedro para que Pedro se convenciera de que nopodía ir a la cruz y seguir a Jesús en su propia fuerza. Essolamente por la gracia y el poder capacitador de Dios, quepodemos servir al Señor. Cuando llegó el tiempo señaladopor Dios para que Pedro fuera martirizado, le fue dada graciaque lo capacitaría para triunfar. Tras muchos años decalamidades que purificaran su fe, Pedro aprendió a poner suconfianza solamente en el poder y la fortaleza de Dios. Diosva a probar nuestra fe para purificarnos de la confianza ennosotros mismos.

¿Cómo prueba el Señor nuestra fe?

Ahora consideremos, cómo prueba el Señor nuestra fe. Vamosa ser probados y tratados en tres áreas básicas de nuestravida: en nuestro cuerpo, alma y espíritu. Para saber cómotriunfar en nuestras pruebas, debemos ver cómo triunfó Cristoen Sus tentaciones; porque Él es nuestro ejemplo. Por esto,me gustaría que viéramos brevemente cómo Satanás tentó alSeñor, esto se encuentra en Mateo 4:1-11.

Cristo fue probado en las mismas tres áreas en que nosotrossomos probados. Hebreos 4:15 dice que Jesús fue “Tentadoen todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Elenemigo trató de derrotar al Señor lanzándole todo lo quepudo, pero Él venció toda embestida y tentación del


adversario. Por lo tanto, en la tentación de Cristo, vemos lasarmas que el enemigo usa contra nosotros, las áreas en las queseremos probados y cómo podemos vencer nuestras pruebas.

El primer punto importante a recordar es que fue el Espíritude Dios el que guió a Cristo al desierto para ser probado(Mt. 4:1). Dios es el Autor y Consumador de nuestraspruebas (ver Job 1:8) pero Él es también Aquel que nossostiene en medio de las pruebas por Su gracia, y es Él quiennos saca de ellas en Su tiempo.

El diablo le dijo a Cristo en Mateo 4:3: “Si eres Hijo de Dios”.El enemigo estaba tratando de infundir duda en el corazón deJesús. Él dijo: “Si eres Hijo de Dios”. La duda es el armamás grande que tiene Satanás para tratar de derrotarnos. Lausó primero en el huerto del Edén, cuando le dijo a Eva:“¿Conque, Dios os ha dicho?” (Gn. 3:1).

Satanás estaba tratando de infundir duda en el corazón de Eva,con respecto a lo que Dios le había hablado a ella. El diabloestaba tratando que Cristo dudara sobre si Él realmente era elHijo de Dios, por quien todas las Escrituras fueron escritas.Recuerde, Jesús no solamente tenía que creer como nosotroscreemos en que somos hijos adoptados de Dios, sino que teníaque creer que Él era el Unigénito Hijo de Dios. El enemigotambién trata de hacernos dudar de nuestras experiencias conel Señor, así como de nuestra posición en Cristo.

Satanás continuó sus ataques contra el Señor en Mateo 4:3: “Sieres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan” .


Aquí Cristo estaba siendo tentado en el área de Su cuerpo. SiJesús hubiera mandado que esas piedras se convirtieran enpan, habría probado que Él era el Hijo de Dios. También,habría satisfecho Sus necesidades físicas, puesto que no habíacomido nada durante cuarenta días. Sin embargo, no se rindióa Sus apetitos carnales.

De la misma manera, nosotros no debemos tratar de satisfacernuestras necesidades físicas fuera de la voluntad de Dios.Satanás estaba tentando al Señor para que usara Su poderpara realizar un milagro. Probablemente, Jesús ansiabarealizar un milagro y demostrar el poder del Padre, porqueaunque ya había sido ungido en el río Jordán, hasta estemomento no había hecho ningún milagro.

La respuesta de Cristo a esta tentación fue sobresaliente: Élrespondió con la espada del Espíritu. La Palabra de Diosfue Su defensa cada vez que el enemigo lo tentó. Cristohabía meditado en las Escrituras durante tantos años, queellas eran el constante fluir de Su alma. ¡Necesitamos laPalabra de Dios escrita en nuestro corazón, pues seránnuestra salvación para no fracasar y no rendirnos en laspruebas! Esto fue lo que preservó a Jesús a través de latentación. ¡La Palabra de Dios, que es como espada de dosfilos, es el arma que destruye al enemigo!

En Mateo 4:4 Él contestó al diablo citando Deuteronomio 8:3:“Escrito está, no solo de pan vivirá el hombre, mas de todolo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre”. En otraspalabras, Cristo estaba diciendo: “Yo no me muevo a menos


que mi Padre me diga que lo haga”. Jesús rehusó realizar unmilagro para probar algo, o para demostrar que estaba ungido;Él solamente se movió a instancias de Su Padre.

Algunas personas explotan sus dones, como el don de sanidado la palabra de ciencia, para probar que están ungidas y quetienen poder. El motivo de esta explotación es el orgullo, quehace que se vean bien. Ésta es la razón por la que tenemosque llegar al lugar donde sólo hagamos lo que sabemos quees la voluntad de Dios. Si Cristo hubiera convertido las piedrasen pan, Él habría hecho un milagro contrario a la voluntad deSu Padre; y lo que no es fe, es pecado (Ro. 14:23). Éstoinmediatamente lo habría descalificado para ser el Corderode Dios sin mancha, que quita el pecado del mundo por Susacrificio en la cruz. Este era todo el propósito de Satanás altentarlo, él quería que Cristo violara la voluntad de Dios.

¡Hacer la voluntad de Dios o la nuestra, ha sido el punto deconflicto del universo a través de los siglos! El Señor permiteque el enemigo nos pruebe para ver si vamos a hacer nuestravoluntad o Su voluntad. Satanás no temía que Cristo hicieramilagros, incluso lo invitó a que los hiciera. Lo que temía eraque el Señor cumpliera toda la voluntad de Su Padre. Lo quedestruyó a Satanás fue cuando Jesús dijo: “No mi voluntad,sino la tuya sea hecha” y fue a la cruz. Lo que golpea alenemigo más que cualquier otra cosa, son los hombres y mujeresque están comprometidos a hacer toda la voluntad de Dios.

Cristo también fue probado en el área de Su alma en Mateo 4:5-7.El diablo llevó a Jesús al pináculo del templo en Jerusalén y


le dijo: “ Si eres Hijo e Dios, échate abajo; porque escritoestá: a sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos tesostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra”. Denuevo, Satanás le dijo al Señor: “Si eres Hijo de Dios”. Debióhaber sido una lucha tremenda para Jesús, creer que Él era elHijo de Dios; de otra manera, Satanás no se lo habría repetido.Aquí Cristo fue tentado en el área de Sus emociones; Satanásquiso que Cristo complaciera Su alma.

El alma humana se complace en probar que es “alguien”. Aveces tentamos y desafiamos al Señor para que nos salve,pensando que realmente nos salvará porque somos tanpreciados para Él. Incluso, muchas veces ponemos nuestrosvellones ante el Señor, tentándolo. Sin embargo, tenemosque ser muy cuidadosos con esto, ya que mientras que Dioshonró el vellón de Gedeón, al final, Gedeón llevó a laidolatría a los hijos de Israel (ver Jue. 8:24-27). La respuestade Cristo al diablo en Mateo 4:7 fue: “Escrito está, notentarás al Señor tu Dios”. Así que, no tratemos de cumplirlos deseos del alma.

La tercera área en la que Cristo fue probado, fue en Su espíritu.En Mateo 4:8-9 el diablo lo llevó a un monte alto, ysobrenaturalmente, en un instante le mostró todos los reinosdel mundo. Él le ofreció a Jesús todos esos reinos, diciéndole:“Todo esto te daré, si postrado me adorares”. Satanás tentóa Jesús a que lo adorara. La adoración involucra nuestroespíritu. También nosotros, seremos probados en el área delo que adoramos.


Satanás le estaba ofreciendo a Cristo lo que ya le pertenecíapor herencia. La Palabra de Dios es muy clara en que todoslos reinos de este mundo pertenecen al Señor Jesús. Sinembargo, Cristo sólo los recibiría después de haber ido a lacruz y cumplir la voluntad de Dios para Su vida. Satanásestaba tratando de inducir a Jesús a evitar la cruz y la agoníadel huerto de Getsemaní, pero Cristo no se rindió tomando el“camino fácil” para obtener Su herencia. En lugar de eso, elprecio que pagó por las naciones fue Su propia sangre.Tenemos que ser muy cuidadosos para no tomar un “atajo” alas promesas de Dios. Pablo dijo a Timoteo su hijo espiritual:“Y también el que lucha como atleta, no es coronado si nolucha legítimamente” (2 Ti. 2:5).

Dios puede habernos prometido algo, pero no debemostomarlo antes de tiempo. David fue ungido por el profetaSamuel a la edad de diecisiete años para ser el siguiente rey;sin embargo, tuvo que esperar cerca de trece años antes dellegar a ser realmente el rey. David tuvo varias oportunidadespara matar a Saúl y tomar lo que por derecho le correspondía,pero rehusó hacerlo. Él esperó que Dios lo elevara al trono.

En esas tentaciones, fueron probadas la fe y la confianza deCristo en Dios. La prueba de Su confianza en Dios fueintensificada durante los últimos días antes de Su crucifixión,y la prueba final fue en el Calvario. En Getsemaní, todos lospoderes del mundo satánico vinieron contra Jesús, tratandode apartarlo de ir a la cruz. En el huerto, debido a que Sufortaleza humana no era suficiente para resistir los tremendosataques del enemigo, Cristo tuvo que ser fortalecido por un


ángel del cielo, (Lc. 22:43). Él estaba en agonía cuando oró aSu Padre que lo ayudara. Fue aquí donde Jesús fue forzadopor Su Padre a beber la copa llena de los pecados del mundo(Lc. 22:42).

El pecado puso tan grande presión y peso sobre Jesús, quelos vasos sanguíneos de Su cabeza se rompieron y comenzóa sudar gruesas gotas de sangre (Lc. 22:44; comp. He. 12:3).

Apoyándose en la fortaleza de Dios

Todos nosotros llegaremos al lugar donde nuestra fortalezano será suficiente. Como dijo el apóstol Pablo en 2 Corintios1:8: “Fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras[humanas] fuerzas, de tal modo que aun perdimos laesperanza de conservar la vida”. La frase “abrumadossobremanera” significa que nuestra fortaleza humana no essuficiente para lograr aquello que somos llamados a hacer.El Señor prueba nuestra fe para crear en nosotros unadependencia en Él. A veces nos preguntamos si nuestro cuerpohumano va a ser capaz de manejar las presiones queencontramos. Esas presiones pueden ser en el planoemocional, espiritual y físico.

A veces llegamos a sentir como si nuestro corazón fuera aestallar. Eso le ocurrió literalmente al Señor. En el Salmo 69:20David habló las palabras que Cristo proferiría un día: “Elescarnio ha quebrantado mi corazón”. Jesús no murió porlas heridas que le fueron hechas en la cruz. Aunque los clavosen Sus manos y pies finalmente lo habrían matado, no fueron


la causa de Su muerte. Cuando los soldados clavaron unaespada en Su costado, sangre y agua brotaron (Jn. 19:34),probando médicamente que Su corazón se había desgarradoy quebrantado por causa del escarnio.

Es muy humano apoyarnos en nuestra propia fuerza. Enconsecuencia, el Señor aumenta las presiones sobre nuestravida hasta que dejemos de intentar lograr las cosas en nuestrafuerza natural. Dios quiere que nuestra confianza esté en Sufuerza. El apóstol Pablo aprendió a apoyarse en el Señor y enSu fortaleza, a través de muchas pruebas, presiones y años deser debilitado. Él testificó desde su celda en la prisión de Roma:“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil. 4:13).

¡Conocer esta verdad es la clave para toda nuestra vidacristiana! Podemos hacer todo lo que Dios nos diga quehagamos, no por nuestras habilidades humanas, sino pormedio de Cristo que nos fortalece. Dios quiere que tengamosla fe para hacer todo lo que Él nos diga que hagamos. Pero,muy dentro de nuestro corazón, tenemos que saber que todolo que logremos es solamente por Su gracia y fortaleza.

Diría esto del apóstol Pablo: él fue un hombre que supo dedónde provenía su fuerza y su poder, y supo cómo aprovecharesa provisión de fortaleza de Dios. Esto fue algo que Pablotuvo que aprender por experiencia para cumplir elextraordinario llamamiento que estaba sobre su vida. Él fueescogido para ser un modelo de paciencia; en consecuencia,no vivió una vida fácil (1 Ti. 1:16). Fue golpeado muchasveces, naufragó, estuvo en prisión muchos años, enfrentó gran


oposición, y finalmente fue martirizado. Pablo necesitó unafortaleza sobrenatural que lo llevara a través de todas esaspruebas. En su propia fuerza, él jamás habría logrado todo loque logró.

Pedro nos dice que no nos sorprendamos de las pruebas defuego que vendrían sobre nosotros (1 P. 4:12). En 1 de Pedro1 él dijo: “Tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosaque el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego,sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando seamanifestado Jesucristo” (1 P. 1:6b-7). El Señor nos pruebay nos escoge en el “horno de aflicción” (Is. 48:10). Malaquías3:3 dice: “Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porquelimpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y comoa plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia”. Jesús purificanuestro corazón de la confianza en nosotros mismos, así comoun refinador de oro y plata purifica estos metales preciososde elementos extraños.

Hace algunos años, mi esposa y yo fuimos llevados a visitarla refinería Rand en Sudáfrica. Allí vimos oro con un 88% depureza siendo calentado en crisoles a 1.100 gradoscentígrados. Fue a esa temperatura extrema que este oro llegóa ser un 99.996% puro, la cual es la forma más pura posiblede oro. Para nuestro asombro, aprendimos que el último metalen ser retirado del oro es la plata. La plata en sí misma esmuy valiosa; sin embargo, para que el oro sea totalmente puro,la plata tiene que salir refinada del oro. Hasta en nuestra vida,con mucha frecuencia, las últimas cosas que el Señor purifica


y quita, son aquellas cosas que son muy preciosas y buenasen sí mismas. Él quita de nuestra vida aquello que quizá esbueno, pero que no es parte de la perfecta voluntad de Diospara nosotros. Por lo tanto, Él nos pide que las pongamossobre el altar delante de Él, y le permitamos consumirlas.Dios quiere purificar nuestro corazón para que todo lo quequede sea Su naturaleza y Su fe.

El director de esa refinería nos dijo que es un momento crucialcuando el oro hierve a 1,100 grados. Los refinadores tienenque ser sumamente cuidadosos para no sobrecalentar el oro,porque el oro no puede resistir una temperatura más alta. Esaes la razón por la que el refinador debe sentarse y observar eloro, no puede andar por allí y de vez en cuando controlar elproceso de refinación. Tiene que concentrarse en el oro. Eldirector continuó contándonos que cuando el refinador puedever su imagen en el oro, sabe que el trabajo ha terminado.

Así es exactamente como el Señor trabaja con Su pueblo. Élprueba nuestra fe a través de muchas pruebas de fuego. PeroÉl está sentado en los cielos mirándonos siempre con muchocuidado, asegurándose que nuestro crisol no estésobrecalentado, porque podríamos arruinarnos si el calor delas presiones llegara a ser muy alto. Cuando ya no podemosmás, muchas veces pensamos que estamos a punto de estallar.Sin embargo, el Señor dice: “aún aguantas un poquito más”.Todas nuestras pruebas y presiones están obrando para nuestrobien eterno. La imagen del Señor está siendo producida ennosotros, y la fe está siendo creada en nuestro corazón paraque no confiemos en nosotros mismos, sino solamente en Él.


Otro importante aspecto de la prueba de nuestra fe es quehay un tiempo específico para que nuestra prueba comience,y otro tiempo específico para que nuestra prueba termine.Eclesiastés 3:1 dice: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que sequiere debajo del cielo tiene su hora”. Algunos predicadoresdicen: “¡usted puede ser sanado en cualquier momento, sólotenga fe!” Pero el Señor habló a través de Salomón y dijo quehay un tiempo específico “para sanar” (Ec. 3:3). Dios haseñalado tiempos para que suceda todo lo que tiene que ocurriren nuestra vida.

Dios tenía un tiempo específico para la liberación de José, ypara que su prueba terminara. Respecto a José, el Salmo105:19 dice: “ Hasta la hora que se cumplió su palabra, eldicho de Jehová le probó”. Había un tiempo predeterminadopara que llegara la palabra de libertad, y entonces, a la edadde treinta años, José fue elevado de la prisión al trono deEgipto. José no pudo ser liberado antes de llegar a la edad detreinta años, porque era un tipo de Cristo, quien también entróa Su ministerio a la edad de treinta años. Esta es otraimportante razón por la que no pudo ser puesto en libertad ala edad de veintiocho años, cuando interpretó los sueños delcopero y el panadero.

La prueba de Sara se prolongó por mucho tiempo. Duranteaños fue estéril: “Sara concibió y dio a Abraham un hijo ensu vejez, en el tiempo que Dios le había hablado” (Gn. 21:2).Las pruebas tienen un principio, pero también tienen un final.Hace muchos años, cuando mi esposa estaba atravesando unaprueba terrible, Dios le dijo que Él nunca lleva a Su pueblo a


cavernas, sino que siempre lo lleva a túneles. La razón deesto es que siempre hay una luz al final del túnel. Al final,todos los túneles conducen a un rayo de luz, mientras que lascavernas no.

El Señor envió a los hijos de Israel a la cautividad enBabilonia, comenzando con el primer sitio de Jerusalén porNabucodonosor en el año 606 a.C. La razón por la que losenvió al cautiverio fue porque ellos se habían hecho arrogantesy fuertes en sí mismos. Pero desde mucho tiempo antes deque fueran al cautiverio, el Señor les había dicho que suspruebas tenían un tiempo señalado para terminar. El Señor ledijo a Judá: “Cuando en Babilonia se cumplan los setentaaños, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buenapalabra, para haceros volver a este lugar. Porque yo sé lospensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová,pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin queesperáis” (Jer. 29:10-11). Hay un tiempo específico para quenuestras pruebas terminen, y ocurre cuando se ha cumplidotodo lo que Dios quiere hacer en nuestra vida.

En resumen, Dios va a probar nuestra fe con tremendaspresiones. Él nos debilita y nos reduce con un solo objetivoen mente: purificarnos de nuestra fuerza humana, para quevivamos por fe y confiemos solamente en Él. Para que nuestrafuerza humana no sea suficiente, el Señor tiene que probarnosa través de muchas pruebas y fracasos. Dios es el Autor denuestras pruebas, y es Aquel que nos sostiene a través deellas. Durante las pruebas, tenemos que ablandar nuestrocorazón y dejar que Su gracia nos libre de la amargura, pues


Su gracia es suficiente para cualquier prueba por la quetengamos que atravesar. El Señor le dijo a Pablo en medio desus sufrimientos: “Bástate mi gracia” (2 Co. 12:9).

Recuerde, hay un tiempo específico para que nuestras pruebasterminen, y para que salgamos del desierto y entremos a laspromesas de Dios. El propósito final de nuestras pruebas esque salgamos de ellas con la imagen y semejanza de Cristo,apoyándonos en Él, así como salió del desierto la sulamitadel Cantar de los Cantares, recostada sobre su amado. Quesiempre meditemos en las lecciones pertenecientes a la pruebade nuestra fe, y que vivamos según Filipenses 4:13, que nosdice que: “Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece”.

117Columnas de la fe

Capítulo 7

COLUMNAS DE LA FE

El capítulo siete se titula “Columnas de la fe”. De formaelocuente, el capítulo once de Hebreos registra para nosotroslas vidas de muchos grandes hombres y mujeres de fe de laBiblia. En esta sección, vamos a considerar los primeros ochopilares de la fe: Abel, Enoc, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, Joséy Moisés. Por la fe, estos hombres fueron capacitados parahacer obras milagrosas. Estos pilares de la fe, recibieron fede Dios para hacer una obra específica. ¡La fe es el poderpara hacer la voluntad de Dios!

Como hemos visto en capítulos anteriores, Hebreos 11:1 nosdice que la fe es una sustancia. No es una emoción; tampocoes producto de nuestra voluntad o intelecto; no es algo queobtengamos por medio de esperar o desear. Es un don de Dios.La fe es concedida por Dios a las personas para que ejecutenuna tarea específica, y para que hagan la voluntad de Dios enuna circunstancia en particular. La fe es concedida solamentepara cumplir la voluntad de Dios, ¡no la nuestra! Por tanto, nodebemos tratar de copiar el ministerio de alguien más.

Si Dios no nos ha escogido para darnos el don de sanidad, nodebemos tratar de llevar a cabo un ministerio de sanidad;tenemos que conocer cuál es el don en el cual Dios quiereque nos movamos y cuál es Su voluntad para nuestra vida enparticular. La pregunta es: ¿qué quiere Dios que yo haga? El


Señor proporciona fe sólo para que hagamos lo que Él nos haencomendado hacer. Hebreos 11:2 nos dice que fue a travésde esta preciosa sustancia de la fe, que los antiguos obtuvieronbuen testimonio.

En Hebreos 11:3 vemos que el entendimiento viene por la fe:“Por fe entendemos haber sido constituido el universo porla palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de loque no se veía”. Es por la fe que entendemos la creación.Conforme la fe aumenta en nuestra vida, así también aumentanuestro entendimiento de la Palabra de Dios, y de lospropósitos de Dios para nuestras vidas. Si Dios nos ha llamadopara ser maestros de Su Palabra, debemos creer que el Señorva a desarrollar esa área de nuestra vida. Es sólo por la fe quepodemos interpretar correctamente las Sagradas Escrituras.

Hace muchos años, cuando mi esposa y yo estábamosenseñando en cierto instituto bíblico en Suiza, en el salón declase habían cerca de once o doce lenguas representadas. Erauna situación muy confusa, porque a veces, las diferentestraducciones de la Biblia se contradecían una con otra. Demodo, que decidí estudiar griego otra vez, pensando que elgriego me daría la interpretación correcta de las Escrituras.Después de haber pagado el curso de griego, el Señor mehabló y me dijo: “¡el entendimiento no viene por el griego,sino por gracia!” Así que inmediatamente, dejé de apoyarmeen el griego para mis respuestas.

Aunque es muy importante que usemos y que investiguemoslibros de estudio bíblico, finalmente debemos buscar al Señor


para para que nos dé Su interpretación de Su Palabra.Solamente debemos usar las escrituras en griego y en hebreopara reforzar y mejorar el mensaje que Dios ya nos ha dado.Hay muchos eruditos que se saben de memoria las Escriturasen griego y en hebreo, pero aún así sus interpretaciones sontotalmente incorrectas. Esto se debe a que han fracasado endarse cuenta que la correcta comprensión de la Palabra deDios es un don de Dios; viene por medio de gracia y fe, nopor medio de nuestro intelecto. La revelación de la verdadsólo viene por la unción, y la unción viene por la fe.

Abel

La primera columna de la fe de la que se nos habla es Abel.Hebreos 11:4 nos dice respecto a este piadoso hombre: “Porla fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín,por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Diostestimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella”.Abel debe haber sido un hombre maravilloso. El Señor Jesúsdijo que él fue justo (Mt. 23:35). El apóstol Juan se refirió aél como un hombre justo, en contraste con su malvadohermano Caín (1 Jn. 3:12).

Abel recibió fe en el área del sacrificio. Abel ofreció unsacrificio más excelente que el de su hermano Caín (Gén. 4:1-7).En otras palabras, Abel tenía entendimiento del sacrificio queagradaba a Dios. Abel ofreció una vida que agradaba a Dios,y ésa es la razón por la que Dios aceptó el cordero que él Lesacrificó. Caín ofreció los frutos de la tierra, los frutos de suspropias manos. Pero debido a que su vida no era aceptable y


agradable delante del Señor, su sacrificio fue rechazado. Diosno acepta todos los sacrificios; Él solamente recibe aquellossacrificios que Le agradan.

Como sacerdotes del Nuevo Testamento según el orden deMelquisedec, por la fe tenemos que ofrecer los sacrificiosque sean agradables y aceptables a Dios. 1 Pedro 2:5 declaraque tenemos que: “ Ofrecer sacrificios espirituales aceptablesa Dios por medio de Jesucristo”. ¿Cuál es el sacrificio queagrada al Señor? ¿Es un sacrificio de animales, como el queofrecían durante el período de la Ley?

El Señor se quejó con la nación de Israel en Jeremías 7:22-23:“Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les mandéacerca de holocaustos y de víctimas el día que los saqué dela tierra de Egipto. Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad[obedeced] mi voz”.N.Ed. Aún antes de instituir en el monteSinaí el sacrificio de animales, Dios le dijo a los hijos deIsrael lo que realmente quería de ellos. Dios se complace enel sacrificio de obediencia. Él quiere un pueblo que escucheatentamente Su voz y la obedezca.

El rey David fue un hombre de fe, y abrió una brecha encuanto a los sacrificios. Tuvo una revelación de los verdaderossacrificios que Dios realmente desea aunque vivió en la épocadel Antiguo Testamento, durante el tiempo que Dios ordenólos sacrificios de animales. En el Salmo 40:6 él dijo:“ Sacrificio y ofrenda no te agrada; has abierto mis oídos;holocausto y expiación no has demandado”. La ley levíticay el sacrificio de animales no eran realmente el deseo de Dios;


sirvieron simplemente para ilustrar el sacrificio supremo deJesús, el Cordero de Dios. ¿Qué es pues, lo que realmentequiere Dios?

David continuó diciendo en el Salmo 40:8: “El hacer tuvoluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en mediode mi corazón”. Uno de los sacrificios que le agradan a Dioses que Su pueblo se deleite en hacer Su voluntad. Dios quierehombres y mujeres que se comprometan a hacer Su voluntad.Hebreos 10:5 dice de Cristo: “Sacrificio y ofrenda no quisiste,mas me preparaste cuerpo”. Dios ha preparado un cuerpofísico para Su Hijo, y un cuerpo para cada uno de nosotros,un cuerpo con el cual tenemos que hacer Su voluntad.

El apóstol Pablo dijo en Romanos 12:1-2: “Así que,hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, quepresentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,agradable a Dios, que es vuestro culto racional. Y no osconforméis a este siglo, sino transformaos por medio de larenovación de vuestro entendimiento, para que comprobéiscuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.Por la fe entendemos, como lo hizo David, que un hombreque hace la voluntad de Dios es un sacrificio mucho másgrande que un sacrificio animal. A los ojos de Dios, no hayninguna comparación entre las dos cosas.

Otro sacrificio que agrada al Señor es el sacrificio de uncorazón contrito y humillado. David dijo en el Salmo 51:16-17:“Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieresholocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu


quebrantado; al corazón contrito y humillado nodespreciarás tú, oh Dios”. El espíritu quebrantado es esacualidad del espíritu de ser humilde y no resistirse a Dios. Esel fruto de ofrecer sacrificio de obediencia.

El sacrificio de alabanza es también un sacrificio aceptableal Señor. Hebreos 13:15 dice: “Así que, ofrezcamos siemprea Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir,fruto de labios que confiesen su nombre” . ¡Éste es uncontínuo estilo de vida! Muchas veces es un sacrificio alabaral Señor, especialmente cuando estamos siendo reducidos, ynuestras bendiciones han sido quitadas. Cuando Job perdiótodo lo que tenía en su vida, incluyendo a sus hijos; él adoróal Señor y dijo: “Jehová dio y Jehová quitó; sea el nombrede Jehová bendito” (Job 1:20-21). Job ofreció al Señor unsacrificio de acción de gracias.

Por la fe Abel entendió qué sacrificios agradaban al Señor yqué sacrificios no. Caín ofreció al Señor el fruto de su propiotrabajo, pero no fue aceptado porque su vida no estabaagradando al Señor. He observado que cuando algunos seapartan de las sendas de justicia, con frecuencia empiezan adar mucho dinero al Señor. Dan su dinero, su tiempo y suenergía para trabajar para el Señor, pero no están dispuestosa ofrecer al Señor los sacrificios que le agradan a Él. Heconocido a gente que hasta se ha ido al campo misionero aservir al Señor, pero en su corazón no están agradando a Él.A cambio, intentan aliviar su conciencia trabajando para elSeñor o dando para el ministerio. Sin embargo, Dios no aceptanuestros sacrificios y trabajos si nuestro corazón no es recto,


y si no le estamos ofreciéndo a Él los sacrificios que realmentedeleitan Su corazón (ver Jer. 6:20; Os. 8:13).

El relato de Dios de estas columnas de la fe no es simplementeun registro histórico, sino también sirve como modelo paranuestra vida. Por medio de la vida de estos grandes hombresde Dios, el Señor nos está mostrando lo que Él realmentequiere de nosotros; También nos está mostrando cómopodemos tener una gran fe. El más excelente sacrificio deAbel está registrado para toda la eternidad, no solamente porel bien de él, sino también para mostrarnos los sacrificios enlos que Dios se complace. Tenemos que ofrecer nuestro cuerpoy toda nuestra vida, como sacrificio vivo al Señor. Y comohemos visto en la vida del justo Abel, es por medio de la feque podemos ofrecer un sacrificio agradable al Señor.

Enoc

En Hebreos 11:5 está el registro de un hombre que agradó aDios: “Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, yno fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuesetraspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios”. Enla Escritura no hay mucho escrito acerca de este maravillosohombre de Dios. Judas se refiere a él como un profeta queprofetizó con respecto a los últimos días y la venida del Señor(Jud. 1:14-15). Enoc y Elías son los únicos hombres que nomurieron físicamente.

Enoc fue traspuesto y llevado al cielo porque su vida de feagradó al Señor. El breve relato de la vida de este santo se


registra en Génesis 5:21-24: “Vivió Enoc sesenta y cinco años,y engendró a Matusalén. Y caminó Enoc con Dios, despuésque engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijose hijas. Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta ycinco años. Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció,porque le llevó Dios”. Observe que este pasaje resalta elhecho que Enoc caminó con Dios por trescientos años. Élvivió sesenta y cinco años antes que naciera su hijo, pero fuedespués de este período que él caminó con el Señor.

Aparentemente y aunque no estaba viviendo una vida depecado, él no rindió a Dios los primeros sesenta y cinco añosde su vida. Sin embargo, parece que tuvo un importanteencuentro con el Señor alrededor del tiempo en que nació suhijo. Unos mil años antes que ocurriera el Diluvio, el Señorle dio a Enoc entendimiento de que en los días de Noédestruiría todo, excepto ocho personas. Esto se ve en el hechode que proféticamente llamó a su hijo Matusalén, quesignifica “a su muerte vendrán las aguas”. Enoc sabía queel Diluvio comenzaría cuando su hijo muriera; por lo tanto,de ese tiempo en adelante, comenzó a caminar en comunióníntima con el Señor, como un poderoso profeta que tambiénprofetizó de la Segunda Venida de Cristo.

Enoc disfrutó muchas horas de dulce unión y comunión conel Señor. En hebreo la frase “caminó con Dios”, da a entenderque caminó al lado de Dios; éste fue un estilo de vida paraEnoc. Día tras día, el Señor fue el amado de su alma y sucompañero. Amós 3:3 dice: “¿Andarán dos juntos, si noestuvieren de acuerdo?” Enoc estaba unido al Señor en


pensamiento, obra y corazón. Ésta es la clave para todasantidad: estar unido con Aquel que es Santo. Para llegar aser santos necesitamos caminar con el Señor y pasar tiempoen Su presencia. Por eso, ya que Enoc se deleitaba en el Señor,el Señor se deleitó en él. ¡La vida de Enoc agradó al Señor!No hay alabanza más alta que ésta. Agradar al Señor debe sernuestra meta primordial en la vida.

Romanos 8 nos muestra lo que significa caminar con Dios.Pablo estableció en Romanos 8:4: “Para que la justicia dela ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme ala carne, sino conforme al Espíritu”. Continúa diciéndonosen el versículo 14: “Porque todos los que son guiados por elEspíritu de Dios, estos son hijos [maduros] de Dios”. Serequiere cierto grado de madurez espiritual para caminar conel Señor y ser guiados por el Espíritu Santo, lo que implicaser controlados y guiados por Él.

Esto no se refiere simplemente a ser bautizados en el EspírituSanto y hablar en otras lenguas, pues hay muchos cristianosllenos del Espíritu Santo, que no son controlados por elEspíritu. Hacen lo que quieren y toman decisiones sinconsultar con Dios. En realidad, caminar con Dios y serguiados por el Espíritu Santo, significa que todas nuestrasdecisiones y elecciones son hechas bajo la unción y guía delEspíritu Santo; es permitir que el Señor escoja por nosotros.Ciertamente, queremos que cada faceta de nuestra vida seacontrolada por el Señor, pero, ¿cómo se logra esto? Essolamente a través de una vida de fe. Fue por medio de la feque Enoc caminó con Dios y le agrado a Él.


Fue la fe que Dios depositó en el corazón de Enoc, mientraspasaba su vida en alabanza y adoración a Él, la que capacitóa Enoc para ser traspuesto. Por lo tanto, la vida de Enoc nosmuestra el parámetro para estar en el grupo del Hijo Varón,que en los últimos días será raptado y llevado a los cielos alcomienzo de la Gran Tribulación. Cristo dijo en Mateo 24:37:“Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijodel Hombre”.

En los días de Noé hubo tres grupos distintos de creyentes:1) Enoc que fue traspuesto antes del Diluvio; 2) Noé que fuepreservado durante el Diluvio; 3). Y un tercer grupo de genteque fue desobediente en los días de Noé (1 P. 3:20). Esaspersonas no eran pecadores viles; aceptaron y creyeron lasenseñanzas de Noé, pero no se comprometieron a obedecertotalmente al Señor. Por esto, no fueron protegidos del juiciodel Diluvio.

Los últimos siete años de la Era de la Iglesia

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el hijo varónarrebatado

la grantribulación

La era de la Iglesia El milenio

3 1\2años

3 1\2años

la segundavenida

laprimeravenida


Estos tres grupos de creyentes corresponden a otros gruposde tres en las Escrituras. Había tres secciones en elTabernáculo de Moisés: el Atrio Exterior, el Lugar Santo y elLugar Santísimo. Hay tres niveles en el cielo (2 Co. 12:2),pues el cielo fue el modelo usado para el Tabernáculo de Moisés(He. 8:2, 5). El apóstol Juan nos habla también de tres nivelesde cristianos: hijitos, jóvenes y padres (1 Jn. 2:12-14).

En Apocalipsis 12, que nos habla de los últimos días, haytres clases de creyentes. Apocalipsis 12:1 nos habla de unaMujer, tipo de la Iglesia de Cristo. De esta Mujer (la Iglesia),sale un grupo de creyentes que están totalmentecomprometidos con el Señor. Ellos son llamados el HijoVarón, y son raptados y llevados al cielo al comienzo de laGran Tribulación, que ocurre tres años y medio antes de laSegunda Venida de Cristo (Ap. 12:5). El segundo grupo es laMujer misma, que es preservada y protegida durante el períodode la tribulación (Ap.12:6, 14). Sin embargo, el remanentede su simiente es perseguido durante este tiempo, y se veafectado por muchos de los juicios (Ap. 12:17). Estos tresgrupos (el Hijo Varón, la Mujer, y el remanente) correspondena los tres grupos en los días de Noé (Enoc, Noé y los quefueron desobedientes).

En los días de Noé En los últimos días Grupos

Enoc El Hijo Varón RaptadosNoé La Mujer ProtegidosA veces desobedientesEl remanente Juzgados


Por consiguiente, ya que Enoc es un tipo de los que seránraptados en los últimos días, su vida es una muestra de algunosde los requisitos para pertenecer a este selecto grupo. Debemoscaminar con Dios y pasar tiempo en Su presencia cada día;debemos ser guiados y controlados por Él, y permitir que Éltome las decisiones por nosotros. Y debemos vivir nuestravida de manera tal que seamos muy agradables al Señor.

El rasgo más sobresaliente de la vida de Enoc fue sucaminar con Dios. Fue un hombre conocido en los cielosy en la tierra como alguien que agradó y deleitó el corazónde Dios. Esto es lo que Dios realmente desea. Lo queatrae Su sonrisa más que cualquier otra cosa, son aquellosque caminan en íntima comunión y unión con Él, ¡y todoesto viene por medio de una vida de fe!

Hebreos 11:6

Hebreos 11:6 dice que Dios es galardonador de los que Lebuscan. Verdaderamente, Dios observa todas nuestras obrasde amor para Él, y nos recompensará como corresponda.

En virtud de Su naturaleza, Dios es un Dios galardonador.¡Él ama recompensar a Su pueblo! Esto le trae mucho gozo.Cuando lo buscamos verdaderamente, debemos creer que Élnos va a recompensar. Casi siempre, el Señor nos recompensadespués salir de una prueba. Esto es algo que el apóstol Pabloquería que los cristianos de su tiempo entendieran. Usó aAbraham como ejemplo de esto en Hebreos 6:15: “Y habiendoesperado con paciencia, alcanzó la promesa”.


Pablo dijo también en Hebreos 6:10: “Porque Dios no esinjusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor quehabéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a lossantos y sirviéndoles aún”. Dios recuerda todo lo quehacemos para Él, así como todas las decisiones correctas quetomamos, las cuales algunas veces son muy costosas ydolorosas. Dios ve nuestras obras y nos recompensa deacuerdo a ellas. Por tanto, por fe debemos creer que Dios nosrecompensará cuando le busquemos y cuando hagamos locorrecto. ¡Indudablemente,vale la pena servir al Señor!

Noé

La tercera columna de la fe en Hebreos 11 es Noé. Hebreos 11:7dice: “Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acercade cosas que aún no se veían, con temor preparó el arcaen que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo,y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe”.En contra de toda lógica natural y razonamiento humano,por fe Noé obedeció al Señor y construyó el arca. Noé creyóla advertencia de Dios cuando le dijo que vendría un diluviopara destruir la tierra. Esto era una cosa tremenda de creer,porque hasta ese momento, aún no había llovido sobre latierra. Simplemente había un vapor que salía de la tierra yregaba el planeta (ver Gn. 2:6). Noé construyó el arca enfe; de modo que fue por medio de la fe que fue preservadodel juicio.

Noé fue un hombre especial, con un llamamiento y unamisión, únicas. Obviamente, requirió gran fe de su parte


cumplir todo lo que Dios le había mandado que hiciera. DeNoé dependía no solamente la preservación de toda la razahumana, sino también la del reino animal. Si Noé hubiesefallado en creer al Señor y obedecerlo, no estaríamos hoyaquí. Las nueve generaciones anteriores a Noé, y todos losque vinieron después de él, dependieron del acto de Noé parasu salvación, pues el Señor Jesús proviene de la línea de Noé.

Noé construyó un arca porque fue advertido por el Señoracerca de las cosas que habían de venir. El punto importantepara recordar aquí, es que Noé no fue el único que tuvorevelación de los juicios que vendrían, y de los importanteseventos que ocurrieron en sus días. Casi todos los patriarcasantes del Diluvio, fueron profetas que tenían conocimientode lo que iba a ocurrir. Como mencionamos antes, el profetaEnoc llamó a su hijo Matusalén, que significa: “A su muertevendrán las aguas”.

Así, Enoc sabía que vendría un Diluvio, y proclamó el mensajedel Diluvio por medio del nombre de su hijo. Matusalén fueuna señal para esa dispensación, y todos supieron que elDiluvio no ocurriría sino hasta después de su muerte.Matusalén murió a la edad de 969 años, en el año 2348 a.C.Por la historia sabemos que este fue el mismo año que ocurrióel diluvio. Lamec, el hijo de Matusalén, llamó a su hijo Noé,y dijo de él: “Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajode nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo”(Gn. 5:29). El nombre Noé significa “reposo”. Lamec sabíaque Noé sería el único que traería reposo a la tierra despuésdel diluvio. Lamec vivió hasta la edad de 777 años, lo que


habla de llegar a la perfección en cuerpo, alma y espíritu. Élmurió cinco años antes del diluvio.

Isaías 57:1 dice: “Perece el justo, y no hay quien piense enello; y los piadosos mueren, y no hay quien entienda que dedelante de la aflicción es quitado el justo”. Con frecuencia,para preservarlos, Dios se lleva a los piadosos a casa con Él,antes del juicio. Por consiguiente, está muy claro que nosolamente Noé sabía acerca del Diluvio. Hubo muchostestigos que atestiguaron del Diluvio que vendría.

Por lo tanto, cuando examinamos los últimos días y laSegunda Venida de Cristo, de los que, los días de Noé son untipo, podemos estar seguros que no sólo una persona o ungrupo sabrá acerca de la venida del Señor. No será unarevelación aislada. En Amós 3:7 el profeta declaró: “Porqueno hará nada Jehová el Señor, sin que revele [primero] susecreto a sus siervos los profetas”.

Jesús nos advirtió de no creer a la gente cuando diga queCristo está aquí o allá, porque Su venida será vista por todos(Mc. 13:21). Dios revelará Sus planes a aquellos que seanpiadosos, y habrá testimonio entre muchos grupos de la Iglesiarespecto a cualquier verdad importante, si provieneverdaderamente del Señor.

A Noé le fue dada una tarea específica para realizar; fuecomisionado por el Señor para construir un arca. Éste es unaspecto muy importante del ministerio. Como pastores yministros, a veces tenemos que apoyar programas de


construcción. Una persona tiene que soportar muchaspresiones cuando lleva a cabo un proyecto de construcción.Esto sucede porque los constructores están reclamando unespacio y un territorio que una vez perteneció a Satanás, y loestán forzándo a salir de allí; el diablo lucha contra esto. Mehe asombrado de ver cuántos pastores han desmayado, sehan desplomado, o incluso han caído en inmoralidad duranteun proyecto de construcción. Por lo tanto, antes de construir,debemos asegurarnos que es la voluntad de Dios. Debemosconstruir por fe, no por nuestra fuerza. La fe de Dios nosfortalecerá para lograr cumplir con la visión que Él nos hadado. Noé, el constructor, nos enseña que construyamossolamente por la fe.

Abraham

Ahora llegamos a la cuarta columna de la fe: Abraham. Él nosolamente es una columna de la fe, sino que es también elpadre de nuestra fe (Ro. 4:11,16). Todas nuestras raícesespirituales están en Abraham. Hebreos 11:8 dice: “Por la feAbraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar quehabía de recibir como herencia; y salió sin saber a dóndeiba”. Este paso hacia lo desconocido puede ser llamado: “laobediencia de la fe”. Por la fe Abraham obedeció al Señor ysalió en fe, sin saber exactamente a dónde iba. Todo lo quesabía era que debía seguir la guíanza y dirección del Señor.

Dios habló a Abraham, un nativo de Ur de los Caldeos, paraque dejara su tierra y su parentela, y saliera al lugar de suherencia. Aunque Dios no le explicó todo de antemano, contra


toda lógica y razonamiento, Abraham dejó su propia ciudad.Como dice el apóstol Pablo en 2 Corintios 5:7: “por feandamos, no por vista”. Sin embargo, el Señor le dio a él unadirección muy vaga. Le dijo que fuera a la tierra de Canaán,que estaba al oeste de la ciudad de Ur (ver Gn. 11:31). Debemoscomprender este importante punto respecto a la guianza.

He conocido a mucha gente que arruinó su vida por habersemovido sin recibir primero una dirección general del Señor.Dicen que no tienen idea de hacia dónde deben ir, dicen quesólo están viviendo por fe como lo hizo Abraham. Bueno, laPalabra de Dios es muy clara en que Abraham tenía algunaidea de hacia dónde debía ir, aunque el Señor no le habíadado todos los detalles. Por lo tanto, si Dios nos está guiando,nos dará una idea básica de hacia dónde vamos.

Esto es especialmente importante para aquellos que tienenun llamado a las misiones. Es esencial saber que somosllamados por Dios para ir al campo misionero. Sin embargo,antes de ir a algún lado, debemos conocer el país o región alque somos llamados. Puede ser que el Señor nos pida quehagamos ciertas cosas antes de darnos dirección. Un pasopodría ser ir al instituto bíblico para prepararnos para el campomisionero. Pero debemos continuar buscando al Señor hastaque nos dé una dirección definitiva.

He experimentado esto en mi propia vida. Asistí a tresinstitutos bíblicos en Inglaterra. Cuando estaba en el segundoinstituto bíblico, estaba bastante nervioso porque aún no teníauna dirección para mi vida. Entonces, en Su gracia el Señor


habló a mi vida, diciendo que un día iría a Francia. Sinembargo, después fui a otro instituto bíblico. Después deconcluir es tercer instituto, en lugar de enviarme a Francia, elSeñor me envió a mi casa. Después de estar viviendo ytrabajando en casa por algún tiempo, parecía como si elllamado de Dios se hubiera esfumado de mi vida. A vecessentía como si Dios nunca fuera a usarme; sin embargo, laesperanza aún se agitaba dentro de mi corazón, y me aferrabaa las promesas de Dios.

Entonces, un día recibí una tarjeta de un misionero inglésque estaba en Francia. Me dijo que muy pronto estaría enInglaterra y me preguntó si me gustaría que nos viéramos.Mi mamá recibió la tarjeta porque llegó por correo cuandoyo estaba en el trabajo. Ella me preguntó: “Esto es lo que hasestado esperando todo este tiempo, ¿no es así?” Y con granemoción, exclamé: “¡Sí, es eso!” Cuando me encontré con elmisionero, me invitó a visitarlo a Francia por unas cuantassemanas, así que pedí un tiempo en el trabajo para ir a eseviaje. Al irme, mientras le decía adiós a mi madre don la mano,pensaba que la vería de nuevo en unas tres semanas; sinembargo, pasaron siete años antes que yo regresara a Inglaterra.

En mi primera noche en Francia, este misionero me pidióque hablara; después me pidió que orara por los enfermos.Lo hice, y muchos fueron sanados. Después de unas cuantassemanas, me pidió que me quedara en Franciapermanentemente. Escribí una carta de renuncia a la compañíaen la que trabajaba y me quedé en Francia por siete años.Durante este tiempo, contacté un antiguo compañero de


estudios y me quedé con él una temporada. Después, él merecomendó a otra iglesia donde finalmente llegué a ser pastorasistente. Sin embargo, el punto importante que estoy tratandode establecer es que yo tenía una dirección general del Señor.Sabía que estaba llamado a Francia. Después de llegar allí,Dios arregló todo lo demás. Abraham obedeció en fe, y siguióla dirección del Señor hacia Canaán.

Hebreos 11:9

Hebreos 11:9 continua el relato de la vida de fe de Abraham:“Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometidacomo en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob,coherederos de la misma promesa”. Abraham sabía haciaqué país lo había llamado Jehová. La tierra de Canaán fue loque el Señor le prometió como herencia muchas veces, y élsabía que su simiente heredaría esta tierra con él. Dios lollamó a un país extranjero, un país en el que él era un forastero,y fue por fe que él soportó. De por sí, viajar puede ser bastantedifícil. ¿De dónde viene nuestra fuerza cuando somosllamados a viajar y a ir a otros países? Viene de la unión ycomunión con Dios. Cuando pasamos tiempo con el Señor,Él pone dentro de nuestro corazón una visión progresiva. Esavisión arde en nuestro corazón y nos sostiene a través de todaslas luchas de la vida misionera y de los viajes.

La publicidad siempre presenta varios países como lugaresmuy bellos y exóticos. Sin embargo, una vez que usted llega,pronto se da cuenta que excepto por unos lugares bonitosque vio en el anuncio, esos países no tienen nada que ver con


el paraíso. Cuando estaba en Francia, yo era el único inglésdel movimiento cristiano y de la fraternidad de iglesias a laque pertenecía. Estaba muy solo, y con frecuencia me sentíacomo un intruso.

Aunque antes de ir a Francia estudié francés por ocho años,mi francés no era perfecto. Los niñitos se reían de mí cadavez que cometía un error gramatical, o que pronunciaba maluna palabra. ¿Qué nos mantiene en tiempos como esos,cuando nos sentimos completamente solos en otro país? Noson las relaciones humanas y la vida en la iglesia. En tiemposcomo esos, debemos permanecer muy cerca del Señor y recibirde Él nuestro consuelo. Así es como Abraham soportó ser unextranjero en tierra extranjera.

Lo que nos permite soportar la soledad y lasdificultades al estar en un país extranjero, es lavisión progresiva que Dios pone en nuestro corazónconforme pasamos tiempo en comunión con Él yen Su presencia. Por consiguiente, si rehusamospasar tiempo con el Señor, vamos a desmayar, yfinalmente nos rendiremos y regresaremos a casa.

Hebreos 11:10

En Hebreos 11:10 vemos lo que realmente hizo que Abrahamprosiguiera su laborioso viaje: “Porque esperaba la ciudadque tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor esDios” . Abraham tuvo una visión del monte Sion, y fue esavisión de la Jerusalén Celestial, en su corazón, la que lo


sostuvo a través de las dificultades de su vida. Como Abraham,algunos de ustedes que están leyendo este libro, pueden serllamados a un país extranjero. Si es así, es importante recordarque las promesas que Dios nos hace son las que nos van asostener. Nunca triunfaremos en la vida, a menos quetengamos una visión progresiva ardiendo en lo profundo denuestro corazón. La visión es como un ancla para nuestraalma: nos mantiene firmes y estables.

No solamente es importante que nosotros tengamos una visiónprogresiva, sino también debemos casarnos con alguien quetenga la misma visión y el mismo llamado. Antes de conocer ami esposa, Dios le había dicho a ella que le daría un esposo conel mismo llamado y visión. Abraham fue un hombre de visión,por lo tanto, para cumplir la voluntad y propósito de Dios parasu vida, tenía que casarse con una mujer que tuviera la mismavisión y llamado. Sara fue una mujer con esa preciada fe.

Habrán grandes problemas si un hombre que está llamado aministrar en diferentes países se casa con una mujer que estállamada a quedarse en casa y ser una buena esposa de pastor.Debido a que ella está llamada a estar en casa, no esemocionalmente capaz, de manejar las presiones de losconstantes viajes. Eso no significa que ella no sea una mujerde Dios, simplemente significa que no está llamada a viajar.Esto crea una tremenda presión y limitación en el matrimonio,además no serán capaces de cumplir todo lo que Dios les hallamado a hacer. ¡Imagine la catástrofe que habría sido siAbraham se hubiese casado con alguien que no tuviera lamisma visión y llamado que él!


Por lo tanto, es muy importante con quién nos casamos.Nuestro cónyuge, mejorará nuestro ministerio y nos ayudaráa cumplir la voluntad de Dios o, por el contrario, nos impediráalcanzar todo lo que Dios ha ordenado para nuestra vida. Nosolamente debemos casarnos con un creyente, sino con alguiencon la misma visión y llamado. Aunque hubo excepciones,los israelitas del Antiguo Testamento tenían que casarse conalguna de la misma tribu. No podían casarse con alguien de otratribu, porque eso los haría perder su herencia (ver Nm. 36:5-9).Por lo tanto, como cristianos, debemos casarnos con los queson de la misma tribu espiritual. Cada tribu tenía diferentevisión, llamado, herencia y características. También, debemospermitir que el Señor escoja nuestra pareja. Podemos ver cómose ve alguien hoy, pero Dios ve cómo serán ellos dentro deveinte años, y si han de continuar o no la carrera. Por lo tanto,¡la elección de Dios, siempre es la mejor!

Guías para escoger pareja

1.Cásese con un cristiano nacido de nuevo (2 Co. 6:14).2.Cásese con alguien de la misma visión y llamado.3.Cásese con quien Dios haya elegido.

Dios escogió para Abraham a alguien que fuera compatiblecon él. No solamente fue probada la fe de Abraham, sinotambién la fe de Sara. Para que un matrimonio funcione, ypara que una pareja viva en armonía, ambos deben pasar porexperiencias similares. Si no tienen experiencias similares,no estarán en el mismo nivel espiritual, y van a surgirproblemas. Con el paso de los años, mi esposa y yo soportamos


muchas pruebas juntos y triunfamos sobre ellas debido a queteníamos la misma visión, llamado y fe. Leemos en Hebreos 11:11:“Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibiófuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de laedad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido”.Sara tuvo su propia prueba especial. La fe de Sara fue puestaa prueba al enfrentar la esterilidad durante muchos años. Ellatuvo que creer que Dios fortalecería su cuerpo físico paratener hijos, después que había pasado la edad de dar a luz.

Está claro también que Sara fue rejuvenecida por la fe; porquecuando tenía noventa años, el rey Abimelec la deseó por subelleza física (Gn. 20:2) ¡Imagínese! Obviamente, Dios hizoque se viera como una hermosa joven cuando estaba en susnoventa, porque de otra manera, Abimelec no se habría fijadoen ella. Sara y Abraham, experimentaron el Salmo 103:5 quedice: “De modo que te rejuvenezcas como el águila”. Isaías 40:31nos habla también de los cristianos águila: “Los que esperana Jehová, tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como laságuilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no sefatigarán”. Los cristianos águila reciben un intercambio desu débil fuerza humana, por la divina fuerza de Dios estafuerza es recibida por medio de la fe.

Un aspecto interesante acerca de las águilas es que, en unpunto en particular de su vida, ellas llegan a estar muy débiles.Durante este período, empiezan a perder sus plumas, y suboca empieza a cubrirse de piel, de manera que difícilmentepueden comer. Sin embargo, cuando parece que están cercade marchitarse y morir, algo extraordinario les sucede.


Regresan a la vida, con un resurgimiento de fuerza y energía,y su juventud es restaurada. Esta experiencia del águilaentrada en años, es similar a lo que les ocurrió a Sara yAbraham, porque para que ellos tuvieran hijos y cumplieranel propósito de Dios para su vida, su juventud tuvo que serrestaurada. Esta verdad tiene que ser entendida, porque todolo que les ocurrió a nuestros padres espirituales, Abraham ySara, es también para nosotros como creyentes. ¡Debemos creera Dios para que fortalezca nuestro cuerpo físico, de modo quepodamos cumplir Su voluntad para nuestra vida y queterminemos nuestra carrera con gozo! La clave para el triunfode Sara fue que ella creyó y consideró fiel a aquel que le habíaprometido que tendría un hijo. Ésta es la clave para la victoria:¡creer que el Señor es fiel para cumplir Su Palabra en nosotros!

Hebreos 11:12

De la unión de la preciosa fe de Abraham y Sara, surgieroninnumerables descendientes naturales y espirituales.Hebreos 11:12 dice: “Por lo cual también, de uno, y ése yacasi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud,y como la arena innumerable que está a la orilla del mar”.Abraham se fortaleció en la fe, no considerando su cuerpocomo muerto, o la esterilidad de la matriz de Sara (Ro. 4:19).Aunque era imposible para ellos tener hijos en el momentode recibir la promesa, la fe surgió en el corazón de Abrahamy Sara. Dios arregla circunstancias para que no logremos laspromesas por nuestra propia fuerza. Él hace esto para quesea Él quien reciba toda la gloria, y para que nuestro corazónno se vuelva altivo.


De la unión de estos dos santos piadosos, salieron dossimientes; una simiente espiritual como las estrellas del cielo;la otra natural y terrenal, como la arena del mar. Hay un Israelnatural y todas las naciones árabes que salieron de Ismael, yhay una simiente espiritual de Abraham, la Iglesia. Pablo dijoen Gálatas 3:29: “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamentelinaje de Abraham sois, y herederos según la promesa”. LaIglesia es el Israel espiritual de Dios (Gá. 6:16). Como hijosespirituales de Abraham, somos herederos de las promesasque le fueron hechas a él.

¡Es imposible saber cuánta gente afectamos con nuestra vida,y con las decisiones que tomamos! Abraham y Sara hanafectado a millones y millones de gente. De la misma manera,si estamos totalmente comprometidos con la voluntad de Dios,no hay límite para que muchísima gente pueda ser vuelta a lajusticia. Como Abraham y Sara, que seamos hombres ymujeres totalmente comprometidos con el Señor, porque alseguir sus huellas, Dios multiplicará nuestra simienteespiritual y tendremos una poderosa herencia en las naciones.

Hebreos 11:13

Pablo prosigue en el versículo 13: “Conforme a la fe murierontodos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolode lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eranextranjeros y peregrinos sobre la tierra”. El hecho notableacerca de las promesas dadas a Abraham y a Sara, es queellos nunca vieron multitudes con sus ojos naturales. Durantesu vida nunca vieron las promesas.


Sin embargo, ellos tenían una visión que los fortaleció paraver mucho más lejos; aunque nunca las vieron cumplirse consus ojos naturales, abrazaron las promesas de Dios, por locual, les fue contado como si hubieran visto las multitudes.La clave para recibir nuestra herencia y las promesas de Dios,es abrazarlas y creerle al Señor, aunque nunca las veamos connuestros ojos naturales. Abraham y Sara nunca vieron a Cristosalir de su simiente, y nunca vieron las multitudes en la edadde la Iglesia, sin embargo las heredaron por causa de su fe.

Como veremos más tarde en Hebreos capítulo once, algunosmurieron en la fe y nunca vieron las promesas de Dios hacerserealidad. Usted podría conocer personas a las que el Señorles dio promesas especiales. Ellos las abrazaron, pero murieronantes de verlas, pero a causa de su fe, y debido a que creyeronen el Señor, Dios se los cuenta para la eternidad, como siellos hubieran heredado esas promesas. José fue un hombreque heredó las promesas de Dios por la fe, aunque nuncaentró a ellas en esta vida (ver He. 11:22).

El rey David vio la Era de la Iglesia por medio de la fe(Sal. 40:6-8; Ro. 4:6-8), y debido a que abrazó lo que Diosiba a hacer en la era del Nuevo Testamento, le fue contadocomo si hubiera entrado a esa Era. Si Dios le habla conrespecto a algo del futuro, usted debe abrazarlo, aunque noesté viviendo en ese tiempo, porque Dios se lo contará comosi usted ya hubiese entrado a ello.

Ha habido muchas personas a quienes Dios les ha dadopromesas con respecto al avivamiento final, e incluso han


tenido visiones de ello; sin embargo, muchos de ellos murieronantes de tiempo. Pero, si la visión del avivamiento nace en elcorazón de una persona y ésta lo abraza, aunque nunca lo veacon sus ojos naturales, Dios se lo cuenta en la eternidad comosi hubiera tenido parte en ello.

Hebreos 11:14

Abraham y Sara “confesaron que eran extranjeros yperegrinos sobre la tierra” (He.11:13b). Pablo continúadiciendo en Hebreos 11:14: “Por que los que esto dicen,claramente dan a entender que buscan una patria:” Enrealidad, hay dos países y dos ciudades, así como hay dossimientes. Hay una patria terrenal y una Jerusalén terrenal, yhay una patria celestial y una Jerusalén Celestial. A Abrahamy a Sara se les prometió una herencia física, que fue la tierrade Canaán; sin embargo, más que eso, ellos estaban corriendopara obtener su herencia celestial, la cual es la NuevaJerusalén. Asegurémonos de recibir nuestra herenciageográfica, así como nuestra recompensa celestial. Si somosllamados a ser misioneros, Dios nos dará el país al que vamoscomo nuestra herencia.

Desde luego, aún más importante, es que obtengamosnuestra herencia celestial y que lleguemos a la JerusalénCelestial. Si calificamos, nuestro más grande ministerio seráen el milenio y en la eternidad. Dios nos está preparandopara una herencia eterna, y para un llamado eterno. Por lotanto, permanezcamos fieles al Señor para que heredemostodo lo que Él tiene para nosotros.


Hebreos 11:15

En Hebreos 11:15 encontramos una tremenda advertencia:“Pues si hubiesen estado pensando en aquella de dondesalieron, ciertamente tenían tiempo de volver”. Con el correrde los años, el Señor realmente ha impreso este verso en micorazón y lo he compartido con mucha gente alrededor delmundo. Es raro que amemos el país al que hemos sidollamados más que a nuestro propio país. Siempre hay unanhelo en nuestro corazón por nuestro propio país, nuestracomida y nuestra propia cultura.

Por ejemplo, yo soy inglés, y la comida en Inglaterra essumamente sencilla; por lo general, la comida no emociona alos ingleses, y casi siempre se hace más por necesidad quepor placer. Así que, tuve que hacer muchos ajustes cuandome fui a Francia, pues allá es muy exquisita y placentera.Con bastante frecuencia, tenía que pasar tres horas en lamesa del comedor mientras servían plato tras plato.

En Francia, cuando la gente de la congregación invita al pastora cenar, preparan los alimentos más elegantes y extravagantesque usted pueda imaginar. Recuerdo una vez cuando un amigomío llamado André, y yo, fuimos invitados a cenar a la casa deuna familia. André me informó que, puesto que yo era el invitadode honor, tenía que pedir dos veces de cada plato, pues de otramanera, se ofenderían. Mientras estaba ocupado comiendo micatorceavo plato, le pregunté a André cuántos platos másteníamos que comer. Para nuestro horror, ellos ya habíanpreparado tres platos más. El siguiente era pato horneado.


Entonces observé a André mirando su reloj, y le pregunté eninglés “¿por qué estás mirando tu reloj?” “Bueno,” mecontestó: “son las 8:30, y a las 9:00 tenemos que estar en laiglesia para la reunión, y tú vas a predicar”. Con totalconsternación, le susurré en voz baja: “¿por qué me hacesesto, André? Primero, no tengo mensaje; segundo,¡difícilmente puedo moverme de esta mesa!” Tuvimos quedevorar los tres últimos platos en quince minutos y luegosalimos para la iglesia. Yo estaba somnoliento por todos losalimentos que habíamos comido; pero alabado sea Dios,porque tuvimos éxito en la reunión.

Usted pensaría que debo haber disfrutado todos los deliciososalimentos y pastelillos franceses, pero no fue así. Todo en loque yo podía pensar era en los alimentos, a los que estabaacostumbrado en Inglaterra. Casi siempre mi estómagodeseaba una tarta de frutas y una taza de té inglés. Me sentíatan avergonzado de mí mismo. Pero el Señor fuemisericordioso conmigo y me proveyó tarta de frutas y té,por medio de una anciana inglesa que vivía en Francia.

Estoy mencionando estas cosas porque usted se sorprenderáde cuánto se extraña al país de origen cuando uno seencuentra en tierra extranjera. A veces, usted realmentequiere regresar a casa.

Una de las claves de la vida de Abraham y Sara, es que ellosno pensaban en su propio país cuando salieron y fueron haciaCanaán. Aceptaron las diferencias en la tierra de adopción, yno la compararon constantemente con su propia tierra.


Lamentablemente, no fue este el caso con los israelitas. Despuésque el Señor liberó a los hijos de Israel de las ataduras de Egiptoy los hizo libres, se estuvieron quejando durante toda su travesíapor el desierto. Continuamente comparaban la provisión delSeñor con los alimentos que había en Egipto, y todo lo quedeseaban era regresar (ver Nm. 11:5-6; 14:2-4). Como resultado,sólo dos hombres de esa generación lograron entrar a la tierraprometida, y obtuvieron su herencia. El resto, murió en el desierto.

Estoy hablando sobre esto porque una vez conocí a un hombreen una convención en Francia. Este hombre era inglés, y habíasido misionero en cierto país europeo. Él decía que todo enlo que podía pensar cuando estaba allá, era en lo bueno quesería regresar a Inglaterra. Comenzó a orar para que el Señorhiciera lo posible para que él regresara a Inglaterra ymilagrosamente, después de seis meses, el Señor abrió elcamino para que él regresara. Él dijo: “Voy de regreso aInglaterra, y sé que nunca regresaré a la tierra de mi llamado”.A través de la vida de este hombre, el Señor me advirtió delpeligro de insistir en regresar a mi propio país.

Hebreos 11:15 nos dice que si Abraham y Sara hubiesenestado pensando en la tierra de donde salieron, queriendoregresar, ciertamente se les abría dado la oportunidad dehacerlo. Si nos quejamos constantemente del lugar en queestamos, y deseamos regresar a nuestro propio país, el Señorcreará la oportunidad para que regresemos. Pero, si volvemosa casa, nunca regresaremos a la tierra de nuestro llamado.¡Perderemos el llamado de Dios para nuestra vida, yabandonaremos nuestra herencia en esa tierra! Es así de serio.


He conocido muchos misioneros que han fallado por estarazón, de no aceptar el país al que fueron llamados. Y no seequivoque, si nos estamos quejando del lugar donde el Señornos ha puesto, Él es quien nos abrirá las puertas para queregresemos a nuestra propia tierra. Sin embargo, eso nosignifica que Él esté agradado con nuestra decisión de irnos.Como consecuencia, nunca cumpliremos todo lo que Diosha ordenado para nuestra vida. Por lo tanto, aprendamos aestar contentos dondequiera que estemos.

Hebreos 11:16

El versículo 16 nos muestra el país en el que Abraham y Saratenían puestos sus ojos: “Pero anhelaban una mejor, esto es,celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarseDios de ellos; porque les ha preparado una ciudad”.Abraham y Sara pudieron estar contentos en una tierraextranjera porque su visión y sus expectativas no estabanpuestas en las cosas terrenales, estaban puestas en unaherencia y en una patria celestial. Como hemos dicho antes,lo que nos capacita para soportar las dificultades de ir a unpaís extranjero es una visión celestial. Como Abraham y Sara,si queremos triunfar, debemos vivir para la eternidad y nopara esta vida.

Conforme pasamos tiempo con el Señor, Él nos va a darhambre y sed por el monte Sion Celestial, y la JerusalénCelestial. Él incluso puede mostrarnos la ciudad celestialenun sueño o en una visión. Cuando tenemos visión, no nosdesanimamos por nuestras circunstancias, sino que sabemos


dentro de nuestro corazón que estamos destinados al monteSion. Una visión celestial nos capacita para vencer la quejapor la comida, o las condiciones de vida en tierra extranjera.Si nuestros ojos y corazón se aferran a la ciudad celestial,no sentiremos antipatía por ningún país al cual nos llame elSeñor, porque nuestra expectativa y nuestra esperanza noestarán en nuestra tierra natal, sino en alcanzar finalmentela Jerusalén Celestial.

Si alguien tenía derecho a quejarse fue el Señor Jesús. Éldejó la gloria del cielo para venir a la tierra y nacer en unestablo. Pero Él nunca se quejó de las condiciones de estatierra. Se regocijó en hacer la voluntad de Dios, y nosotrosdeberíamos ser moldeados conforme a Él. Pidamos al Señorque coloque una visión progresiva en nuestro corazón, y laquiere más y más dentro de nosotros, para que triunfemoscomo Abraham y Sara.

Hebreos 11:17-19

En Hebreos 11:17-19 encontramos la prueba más grande dela fe de Abraham: “Por la fe Abraham, cuando fue probado,ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecíasu unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamadadescendencia, pensando que Dios es poderoso paralevantar aun de entre los muertos, de donde, en sentidofigurado, también le volvió a recibir” . Isaac era el únicohijo de Abraham, y era a quien Abraham más amaba. ElSeñor le dijo a Abraham en Génesis 22:2: “Toma ahora tuhijo, tu único hijo Isaac, a quien amas, y vete a tierra de


Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de losmontes que yo te diré”.

Todas las promesas que se le hicieron a Abraham con respectoa su simiente y a la tierra de Canaán, se consumaron en Isaac.Por lo tanto, ofrecer a Isaac significaba rendir todo por lo quehabía vivido y esperado tanto tiempo. Abraham sabía quesin Isaac no habría cumplimiento de las promesas de Diospara él, y aún así, Dios le estaba pidiendo que le devolvieratodas las promesas. Dios estaba probando a Abraham paraver quién estaba primero en su vida, y a quién amaba más: aIsaac o a Dios.

En nuestra vida va a llegar el momento Dios nos pida que ledemos nuestros Isaacs personales. Isaac representa lo quemás atesoramos: una persona, un llamado, promesas, unaposición, o un ministerio. Tarde o temprano en nuestra vida,el Señor nos pedirá que le ofrezcamos a nuestro Isaac. Nuestradecisión en ese momento, determinará si vamos a continuarcon Dios y con Su voluntad para nuestra vida.

Dios es celoso de nuestro amor y afecto. ¡Él quiere quenuestras expectativas y cumplimiento están solamente en Él,no en otra gente o en otras posesiones! (ver Sal. 62:5). Diossolamente va a tener una Novia que esté totalmenteconsagrada y dedicada a Él. Jesús puso a un lado Su fructíferoministerio como maestro y predicador, y fue a la cruz porqueésa era la voluntad de Su Padre. Su Padre estaba en primerlugar en Su vida, antes que cualquier otra cosa.


Nunca debemos dejar que para nosotros, nuestro llamado yministerio se vuelvan más importantes que el Señor. En Suiza,conocimos a una piadosa mujer danesa, que había sidomisionera en África. Las circunstancias la llevaron de regresoa Dinamarca y luego a Suiza, pero su corazón aún estaba enÁfrica. (El corazón de los verdaderos misioneros siempre estáen la tierra de su adopción). Mientras estaba con nosotros enun istituto bíblico y centro misionero de conferencias enSuiza, clamaba al Señor diariamente para que le permitieraregresar a África. Entonces Dios trató con ella un día y ledijo: “Quiero que me ofrezcas a tu Isaac”.

Desde nuestro punto de vista, cuando consideramos el relatode Abraham ofreciendo a Isaac, conociendo el final de lahistoria: que Isaac le fue devuelto, podríamos pensar que esfácil ofrecer nuestro Isaac. Pero, ¡por supuesto, que no lo es!

Es una de las cosas más difíciles que tendremos que haceralguna vez en nuestra vida. Abraham no tenía ningunagarantía de que Isaac le sería devuelto, aunque creyó por feque Dios podía levantarlo de la muerte (He. 11:19). AAbraham nunca se le aseguró el regreso de Isaac, sin embargo,lo ofreció sobre el altar sin condiciones.

De la misma manera, fue muy difícil para esta mujer danesaentregarle al Señor su llamado al Africa. Usted casi tendríaque ser misionero para entender cómo se sienten ellos. Todasu vida se consume por el deseo de estar en el campo dondeDios los ha llamado. Nada más les importa. Así que, tal vez,usted pueda ver lo difícil que fue rendirse para esta mujer


danesa. El Señor le dijo: “¿estás dispuesta a darme tu llamadoy jamás volver a ver África?” Entonces, ella comentó con miesposa y conmigo lo que el Señor le había hablado. Nosotrosle dijimos: “Sólo hay un camino a seguir. Dios tiene que estarprimero, incluso antes que tu llamado”.

Oramos con ella, y Dios fue misericordioso al darle la graciapara rendir su llamado. De ese momento en adelante, parecíaque ella o regresaba a Suiza a vivir el resto de su vida, oregresaba a Dinamarca a ser sólo un miembro de su iglesia.Finalmente regresó a Dinamarca. Sin embargo, en Dinamarcael Señor revivió su llamado y le dijo: “te voy a enviar a África,ahora”. Regresó al África occidental, donde había sidomisionera muchos años antes, y tuvo un ministerio muyfructífero como madre espiritual de más de cien iglesias.Finalmente, murió en la tierra de su adopción.

¿Podemos ver que esta querida dama fue probada por el Señorpara ver lo que estaba en primer lugar en su vida, el Señor, osu llamado? Cuando ella rindió su llamado, sinceramentepensó que jamás volvería a ver África. Pero por la fe, ellatriunfó, poniendo al Señor en primer lugar en su vida.

Debido a esto, el Señor hizo que fuera extremadamentefructífera en esa parte de África. Dios nos probará a cada unode nosotros en esa misma área. Clamemos al Señor por graciapara darle siempre a Él, el primer lugar en nuestra vida, asícomo lo hizo Abraham.


La fe de Abraham transmitida a sus descendientes

La fe y visión que Dios depositó en la vida de Abraham, nose fue con él a la tumba cuando murió; su fe y su visiónpasaron a sus descendientes. Las siguientes tres columnas dela fe que vamos a mirar, son su hijo Isaac, su nieto Jacob, ysu bisnieto José. Los tres, fueron descendientes directos deAbraham. La fe de su padre Abraham, estaba también en elcorazón de ellos. Si somos hombres y mujeres de gran fe,reproduciremos una simiente espiritual que también esté llenade fe, pero si siempre analizamos todo con nuestra mentenatural y sembramos semillas de duda e incredulidad,entonces, nuestros hijos espirituales y naturales van a ser talcomo nosotros: faltos de fe.

Este principio de reproducir según el género, se ve en lonatural. Dios dijo en Génesis 1:11, cuando estaba creando latierra: “Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla;árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semillaesté en él, sobre la tierra. Y fue así”. Es una ley de lanaturaleza que una especie produzca su misma especie;reproducimos lo que somos. Un árbol de manzana noreproduce un árbol de naranjas; reproduce un árbol demanzanas.

En 1 Corintios 15:46 el Apóstol Pablo dijo: “Primero lonatural, luego lo espiritual”. Por lo tanto, este principiotambién es verdad en el reino espiritual. Espiritualmente,reproducimos según el género. Reproducimos lo que somosen nuestros hijos espirituales, y les transmitimos nuestra


visión. Esto es una gran verdad en la vida de SmithWigglesworth. Nunca tuve el privilegio de conocer a SmithWigglesworth personalmente, pero he conocido a muchosde sus hijos espirituales y seguidores. Casi todos son comoél: llenos de fe. Una vez fui a una iglesia en la que SmithWigglesworth había ministrado, y toda la gente que habíasido seguidora de Wigglesworth era poderosa en fe.

Cuando estaba en Francia, conocí a una mujer que fue unade sus hijas espirituales. Recuerdo una noche que ella saliósola, lo cual realmente era una imprudencia para una mujerde noventa años de edad. Lamentablemente, mientras ellaestaba fuera cayó por los escalones y se fracturó una pierna.Su hija, que estaba dentro de la casa, repentinamente escuchóa su madre decir desde afuera: “¡Alabado sea el Señor, alabadosea el Señor!”

Su hija rápidamente salió a verla, y la encontró subiendolentamente las escaleras con la pierna fracturada. La hijainsistió: “Mamá, debemos ir al doctor ahora mismo”. “No,hija, Jesús me va a sanar”, le contestó. ¡Y el Señor realmentela sanó! Tres años después vi a la madre en otra parte deFrancia, y estaba tan sana como se espera que lo esté unamujer de su edad. Evidentemente, Smith Wigglesworth habíareproducido en ella, la misma fe que estaba en su vida.

Por lo tanto, cuando consideramos las siguientes trescolumnas de la fe, debemos darnos cuenta que, debido a queél pagó un gran precio, la fe que había en el corazón deAbraham fue transmitida a sus descendientes. Hay algo más


que debemos tener en mente para nuestra propia vida.Debemos concentrarnos en derramar nuestra vida solamentesobre aquellos que van a continuar portando la visión. AunqueCristo ministró a las multitudes, pasó la mayoría de Su tiempocon Sus doce discípulos. Él derramó sobre sus vidas Sumensaje y visión, porque sabía que serían fieles para llevaresa visión (ver 2 Ti. 2:2).

Isaac

En Hebreos 11:20 leemos con respecto a la fe del hijo deAbraham, Isaac: “Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú,respecto a cosas venideras”. Isaac es un tipo del cristiano alciento por uno (Gn. 26:12; Mt. 13:23). Isaac heredó el pactoque Dios le hizo a su padre Abraham (Gn. 26:3-4). Él siguiólas huellas de su padre al volver a cavar los pozos que estepadre había cavado. Esto nos habla de la renovación de laspromesas y la vida en las cuales entró su padre por la fe deDios (Gn. 26:18-19). Estas promesas le fueron confirmadasa Isaac después de haber sido probado a través de losconflictos con los filisteos, quienes peleaban por la posesiónde sus pozos. Su mansa y callada confianza en el Señor locapacitó para no vengarse o pelear por sus derechos. De estemodo, el Señor lo incluyó en la línea mesiánica.

Isaac transmitió a Jacob la misma visión y fe que Abrahamhabía implantado dentro de su corazón. La visión ardió en elcorazón de Isaac tan fuertemente como lo había hecho en elcorazón de su padre Abraham. Aunque Isaac estabafísicamente ciego cuando profetizó acerca de sus dos hijos,


por la fe el don de profecía fluyó por sus labios con respectoa las cosas futuras para Jacob y Esaú.

Jacob

Luego la fe pasó de Isaac a su hijo Jacob. Hebreos 11:21dice: “Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de loshijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de subordón”. La vida de Jacob, el hermano gemelo de Esaú,abarca casi la mitad del libro de Génesis. Él compró laprimogenitura de su hermano mayor con un plato de lentejas,y obtuvo la bendición de Isaac por medio del engaño. Sinembargo, en Betel el Señor confirmó en él el pacto deAbraham. Sin embargo, tuvo que pasar veinte años con sutío Labán, el maestro supremo del engaño, quien le cambióel salario diez veces. Por medio del engaño, Labán casó aJacob con su hija mayor, con Lea, en lugar de casarlo conRaquel, quien era a quien Jacob realmente amaba. Así, paraobtener a su segunda esposa, fue forzado a servir a Labán porsiete años adicionales.

Jacob era un hombre extremadamente rico cuando el Señorfinalmente lo sacó de la casa de Labán y lo guió a la tierraprometida. Después vino un tiempo en el cual Jacob fueprivado de su hijo favorito, José, por causa de la traición desus otros hijos.

Cuando el Señor finalmente elevó a José a la posición deprimer ministro de Egipto, y Jacob lo volvió a ver, Jacob eraun hombre quebrantado física y emocionalmente. No obstante,


fue rico en fe y debido a sus bendiciones proféticas sobre losdos hijos de José, obtuvo un lugar con las otras columnas dela fe. Génesis 48:9-20 registra la bendición de Jacob sobreManasés y Efraín, justo antes de morir. ¿Qué estaba haciendo?Estaba profetizando de las cosas por venir.

Leemos en Génesis 48:15-16: “Y bendijo (Jacob) a José,diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padresAbraham e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soyhasta este día, el Ángel que me liberta de todo mal, bendigaa estos jóvenes; y sea perpetuado en ellos mi nombre, y elnombre de mis padres Abraham e Isaac, y multiplíquense engran manera en medio de la tierra”.

Génesis 47:29-31 y Génesis 49:29-32 registran el encargo deJacob de que su cuerpo fuera enterrado en la tierra prometidaen lugar de dejarlo en Egipto. Así manifestó Jacob la fe deDios, al declarar con seguridad que habría de ser enterradoen la tierra prometida con sus padres Abraham e Isaac.

José

En Hebreos 11:22 leemos de José: “Por la fe José, al morir,mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamientoacerca de sus huesos”. Por medio de este acto de fe, Joséestaba fluyendo en la línea espiritual de fe de sus bisabueloAbraham. José estaba ocupado en obtener su herencia. Nodebemos solamente desear recibir promesas del Señor, sinodebemos ser como aquellos que obtienen todo lo que Diosnos ha prometido. Nuestro deseo no debería ser solamente


ver nuestra herencia, y aún así no obtenerla, como hicieronlos hijos de Israel en Cades Barnea (Nm. 13-14). José quisoestar seguro que iba a heredar todo lo que Dios le habíaprometido. Y recuerde, obtenemos nuestra herencia por la fe.

José salió de la tierra de Canaán cuando fue vendido comoesclavo cuando tenía unos diecisiete años. Más de noventaaños después de haber sido llevado a Egipto, cuando teníaciento diez años, aún no se había olvidado de la tierraprometida. Él sabía que su herencia estaba allá, y no en Egipto.

Un poco antes de morir, José le dijo a los hijos de Israel enEgipto: “Ciertamente, Dios os visitará”. Él les aseguró queDios los llevaría a la tierra prometida. José les pidió que leprometieran que llevarían sus huesos y los enterrarían en latierra de su herencia (ver Gn. 50:24-26). José fue un hombrede visión inusual y de una fe extraordinaria. Él pudo ver loque Dios iba a hacer muchos años después en los días deMoisés, la octava columna de fe. Vemos en Éxodo 13:19 queMoisés llevó los huesos de José con él al salir de Egipto,cuando iniciaron el éxodo. Cientos de años después de sumuerte, José finalmente fue enterrado en la tierra prometida,en Siquem (Jos. 24:32)

Casi siempre, citamos sólo a dos hombres de Egipto queentraron a la tierra prometida: Josué y Caleb. Por causa desu desobediencia, toda esa generación (excepto por esos doshombres) vagó por cuarenta años, y luego murieron antes deentrar a la tierra de Canaán. Fueron sus hijos los quefinalmente entraron a la tierra. Sin embargo, si incluimos a


José, en realidad fueron tres hombres de Egipto los que alfinal entraron, porque los huesos de José fueron llevados deEgipto a la tierra prometida. Aunque José murió antes de entrara la tierra de reposo, por la fe abrazó lo que Dios iba a hacer.Por lo tanto, le fue contado como que logró entrar a la tierra.Prueba de esto es que sus huesos fueron enterrados allí.

Moisés

La octava columna de la fe en Hebreos 11, y la última quevamos a estudiar, es Moisés. Él fue uno de los hombres másgrandes que jamás hayan vivido. Como líder, puede sersuperado sólo por el Señor Jesús. Su vida no estuvoentremezclada con aislados actos de fe, sino que él vivió unavida de fe. Por lo tanto, si Dios nos ha llamado para ser líderesen la Iglesia, debemos seguir el patrón de uno de los másgrandes líderes de todos los tiempos, y vivir por fe. Se nospresenta a Moisés en Hebreos 11:23: “Por la fe Moisés,cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses,porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decretodel rey”.

En los días de Moisés, Faraón ordenó que mataran a todoslos niños varones que nacieran de los hebreos, (Éx. 1:22).Sin embargo, por la fe, los padres de Moisés, Amram yJocabed, escondieron a Moisés por tres meses después habernacido (Éx. 2:2), porque temieron más a Dios que a su impíogobernador egipcio. En las Escrituras se nos manda obedecera nuestros líderes humanos, a las autoridades y a las leyes dela tierra; pero cuando las órdenes de un rey, o gobernador


contradicen la Palabra de Dios y Su voluntad, debemosobedecer al Señor (ver Hc. 5:29). Así que, por la fe, los padresde Moisés lo escondieron por tres meses, después lo pusierondentro de un canasto, y lo colocaron cerca de la ribera del ríodonde lo vio la hija de Faraón y lo salvó.

Desde el mismo comienzo de la vida de Moisés, fue la fe laque lo preservó. El diablo sabía quién era Moisés, y la clasede hombre en que se convertiría. Mucho después en el nombredel Señor, Moisés ejecutó juicios sobre los dioses de Egipto(Éx. 12:12). Ésa es la razón por la que el enemigo trató dematarlo, pero fue preservado por la fe de sus padres cuandoera un recién nacido. Por lo tanto, fue la fe la que gobernó elresto de la vida de Moisés.

Seguimos leyendo el registro de Dios acerca de esta grancolumna de la fe en Hebreos 11:24-25: “Por la fe Moisés,hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón,escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, quegozar de los deleites temporales del pecado”. Debido a queMoisés fue criado por la hija de Faraón, debe haber sido difícilpara él tomar esta decisión; pero por la fe él tomó la decisióncorrecta. Necesitamos la fe para que nos fortalezca para hacerlo que es correcto, porque a veces es muy difícil escoger lavoluntad de Dios. En Egipto, Moisés pudo haber tenido todolo que quería. Él tuvo todos los privilegios de un príncipeegipcio, pero por la fe, escogió sufrir aflicción con su propiopueblo, los hebreos. Dentro de su corazón, la visión celestialy la luz, ardiendo fuertemente.


Moisés estimó “por mayores riquezas el vituperio de Cristoque los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la miradaen el galardón” (He. 11:26). Moisés fue enseñado en toda lasabiduría de los egipcios y era mencionado en la corte deFaraón. Era en todo aspecto un príncipe en Egipto, peroescogió ir con el pueblo de Israel. Esto fue algo muyhumillante, de ser un príncipe descendió para juntarse conlos hebreos, que eran esclavos en Egipto, fue capaz de haceresto por medio de la fe.

Hebreos 11:27 es un versículo muy interesante: “Por la fedejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvocomo viendo al invisible”. A través de Pablo, el Espíritu Santoregistra que fue por la fe que Moisés dejó Egipto. Esto parececontradecir los otros relatos de las Escrituras acerca de esteincidente. Cuando Moisés relató este evento en Éxodo 2:14-15,registró con bastante veracidad que por temor a Faraón huyóde Egipto después de haber matado al egipcio. Sin embargo,el Espíritu Santo lo registra de manera bastante diferente. EnHebreos no se menciona que Moisés haya matado a unegipcio.

El Señor no solamente vio las acciones de Moisés, sino quevio su corazón y sus motivos. El Señor vio que la fe fue lafuerza que motivó la vida de Moisés y lo hizo salir de Egipto.Moisés fue forzado a salir de Egipto en aparente fracaso; sinembargo, el Señor no registró esto en los cielos como unfracaso. Muchas veces, en nuestra propia vida atravesaremosexperiencias amargas que nos parecerán fracasos. Pero, sinuestro corazón es recto, el Señor nos lo contará como victorias


y triunfos de la fe. ¡Así que, animémonos con esta verdad! Porla fe, Moisés pudo dejar Egipto, y soportar esta prueba porquevio “a Aquel que es invisible”. Lo que capacitó a Moisés asoportar esto fue su relación con el Señor. Cuando Moiséstuvo que salir de Egipto, la única tierra que conocía, pudoresistir por su unión con Cristo. Aquel que vive en la presenciadel Señor y camina con Él, es el que vencerá en cada prueba,humillación y derrota. Con el paso de los años, he observadocon el paso de los años, que los que fracasan en las pruebas,casi siempre lo hacen porque han sido negligentes en pasartiempo con el Señor y en leer la Biblia. La comunión con elSeñor es la cosa más importante en nuestra vida. ¡Sirechazamos este ingrediente esencial, nunca seremosaprobados! (ver Lc. 10:38-42).

Hebreos 11:28 continúa con el registro de la vida de Moisés:“Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre,para que el que destruía a los primogénitos no los tocase aellos”. Después de resistir cuarenta años en el desierto dondebuscó al Señor habitualmente, comisionado por Dios, Moisésregresó a Egipto para ser el salvador del pueblo de Israel.Moisés dejó Egipto pareciendo un completo fracaso, peroregresó como un poderoso libertador. El ministerio de ser unverdadero libertador, se produce solamente cuandoatravesamos circunstancias humillantes, y cuando estamosdispuestos a parecer un fracaso.

Moisés regresó a Egipto y guardó la Pascua, y motivó a lanación de Israel a que también guardara. Moisés tenía fe enel derramamiento de la sangre del cordero pascual, con lo


cual, estaba mirando hacia el sacrificio del Cordero de Diossobre la cruz. De modo que Moisés tuvo fe para salvación.

Por la fe, Moisés extendió su vara y el mar Rojo se abrió;después guió al pueblo de Israel por a través del mar Rojo, locual es un tipo del bautismo en agua. Y cuando Moisés volvióa extender su vara, las aguas del mar Rojo regresaron,destruyendo al ejército de Faraón que los perseguía. Lo másimportante para recordar es esto: el Dios que impartió Su fe,a esos santos antiguos, ¡está aún anhelando derramar esamisma sustancia llamada fe a nuestra vida, hoy!


Las ocho columnas de la fe

Abel: su vida nos muestra que es por la fe y la obedienciaque podemos ofrecer al Señor nuestra vida como elsacrificio más excelente.

Enoc: su vida nos muestra que agradamos al Señorcaminando con Dios diariamente, en comunión íntima con Él.

Noé:su vida nos muestra cómo recibir gracia para escapardel juicio, y cómo cumplir las tareas que Dios nos hamandado hacer, aún quedándonos solos algunas veces, sifuera necesario.

Abraham: su vida nos muestra la obediencia de la fe, ycómo entregarmos de todo corazón al Señor, pues cuandoAbraham fue probado, estuvo dispuesto a sacrificar a suúnico hijo, Isaac.

Isaac: su vida nos muestra la bendición de la fe, al proferirel futuro de sus dos hijos, Jacob y Esaú.

Jacob: su vida nos muestra el desarrollo de la fe en lasoberanía, provisión y palabra profética de Dios.

José:su vida nos muestra cómo obtener nuestra herencia,y cómo entrar a lo que está más allá de nuestro tiempo,esperando con paciencia que Dios cumpla nuestra visióny nos haga fructíferos.

Moisés su vida nos muestra la decisión de fe y lacapacidad de la fe para que resistamos.

165Las bendiciones de la fe

Capítulo 8

LAS BENDICIONES DE LA FE

He titulado el capítulo ocho “las bendiciones de la fe”. Enesta última sección vamos a examinar las posibilidadesinfinitas e ilimitadas de una vida de fe. Vamos a ver algunospasajes de las Escrituras para ver lo que la Palabra de Diosnos enseña acerca de este tema.

Cuando estudiamos cierta verdad, es muy importante que noestudiemos versículos aislados; tenemos que tomar en cuentael contexto de esos versículos, porque con bastante frecuencia,el contexto explica el verso. En años recientes, debido a quealgunos han tomado versículos fuera de contexto, han habidomuchas enseñanzas erróneas y desequilibradas con respectoal tema de la fe.

Diez condiciones para recibir

Primero, quiero que consideremos el hecho de que haycondiciones para recibir respuesta a nuestras oraciones.Muchas veces, en las Escrituras, leemos versículos como éste:“Pedid y os será dado”. Versículos como éste han causadogran confusión en la Iglesia a través de los años, porque lagente ha fallado en considerar el contexto de estos versículos.No han examinado la Escritura con otras Escrituras.


1. Tener la fe de Dios, no la nuestra

El primer requisito para recibir es que debemos tener la fe deDios. Ésta es la premisa para recibir. En Marcos 11:23 Cristodijo: “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere aeste monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en sucorazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo quediga le será hecho”. Sin embargo, la condición para estoestá en Marcos 11:22, donde en el griego original dice: “Tenedla fe de Dios”. Por lo tanto, para recibir lo que pedimos,debemos tener la fe de Dios; de otra manera, no lo recibiremos.

También, debemos pedir en fe para recibir. El apóstol Santiagodijo: “Pero pida con fe, no dudando nada, porque el queduda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada porel viento y echada de una parte a otra. No piense, pues,quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor”(Stg. 1:6-7). Cuando le pedimos algo al Señor, debemos creerque Él nos va a responder. Si dudamos, no lo recibiremos.

2. Tener un corazón creyente

Cristo dijo en Marcos 11:23 que si creemos al Señor y nodudamos, recibiremos. Jesús continuó diciendo en Marcos11:24: “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando,creed que lo recibiréis, y os vendrá”. Cristo dijo también enMateo 21:22: “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo,lo recibiréis”. Por tanto, podemos ver que otra de lascondiciones para recibir, es tener un corazón creyente.


3. Hacer bien a otros

En Su Sermón del Monte, el Señor declaró: “Pedid, y se osdará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porquetodo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al quellama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si suhijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado,le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéisdar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestroPadre que está en los cielos dará buenas cosas a los que lepidan?” (Mt. 7:7-11). Las bendiciones de Dios giran en tornoa Su carácter. Debido a que Él es nuestro Padre Celestial ynos ha adoptado en Su familia, Él ama bendecirnos yprodigarnos con dones. Aún los padres naturales no salvos,ni rectos, se deleitan en dar buenos dones a sus hijos. ¿Cuántomás, nuestro Padre Celestial nos bendecirá si le pedimos?

Ésta parece una promesa maravillosa e incondicional de Dios.Pero el Señor prosiguió moderando estos versículos en Mateo 7:12:“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagancon vosotros, así también haced vosotros con ellos; porqueesto es la ley y los profetas”. Vemos que Cristo relacionaesta condición con los versículos precedentes, como seevidencia en el hecho que comienza diciendo: “Así que”. Élestá diciendo que si queremos recibir las bendiciones de losversículos 7-11, debemos cumplir esta condición. Lacondición del versículo doce es llamada “la regla de oro”.

Recibimos en la proporción, o en la manera en que tratamosa otros. Dios nos hará a nosotros lo que nosotros le hagamos


a los demás. El carácter de Dios es tal, que Él ama bendecir aSus hijos; sin embargo, Él solamente nos bendice en el gradoen que bendecimos a otros. David habló de la naturaleza delSeñor en el Salmo 18:25-26: “Con el misericordioso temostrarás misericordioso, y recto para con el hombre íntegro.Limpio te mostrarás para con el limpio, y severo serás paracon el perverso”.

Dios trata con nosotros en la misma manera que nosotrostratamos a los demás; por lo tanto, nuestra vida debería seruna vida de hacer bien a otros. El apóstol Pedro manda alos esposos que consideren a sus esposas y las traten conhonor y respeto, porque si no lo hacen, sus oraciones seránestorbadas (1 P. 3:7). Nuestra relación con otros determinasi vamos a recibir de Dios, y si Él va a responder nuestrasoraciones. Conocí a un ministro a quien no le gustaba gastardinero en su esposa, hasta que el Señor le dijo un día: “comotú tratas a tu esposa, así te voy a tratar”. Y, como ustedprobablemente ya se imagina, después de eso, él comenzó acomprar cosas para ella, porque quería recibir del Señorpara sus necesidades personales.

Menciono estas cosas porque cuando estamos considerando eltema de la fe; estamos tratando con el carácter de Dios. Por unaparte, tenemos una invitación tremenda en Mateo 7:7-8 parapedir, y el Señor garantiza que recibiremos. Sin embargo, Élmodera esto en Mateo 7:12 diciendo que solamente recibiremossi estamos tratando a los demás de la manera correcta.


4. Guardar los mandamientos de Dios

Una de las condiciones más importantes para recibir, se veen 1 Juan 3:22: “Y cualquiera cosa que pidiéremos larecibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, yhacemos las cosas que son agradables delante de él”. Elapóstol Juan, el discípulo que estuvo más cercano al Señormientras estuvo en la tierra, tuvo un entendimiento profundode los caminos de Dios. Él nos dice que, para recibir respuestaa nuestras oraciones, debemos guardar los mandamientos delSeñor y hacer las cosas que son agradables a Él.

Debemos ver la relación entre Dios el Padre y Sus hijos. ¿Quéhijo toca el corazón del Padre? El hijo que le obedece y hacelas cosas que le agradan. El corazón del Padre se abre a unhijo que sea así. Él recompensará y bendecirá a los queguardan Sus mandamientos. Pero, ¿cree usted, honestamente,que Él va a responder las oraciones de los que sondesobedientes a Él?

El apóstol Juan también registra las palabras de Jesús enJuan 15:7:“ Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecenen vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. Sipermanecemos en Cristo le podremos pedir al Señor todo loque queremos, y Él nos lo dará. Sin embargo, el Señorcontinúa moderando esta declaración en Juan 15:10, dondenos dice que permanecer en Él, es guardar Sus mandamientos.Por lo tanto, para que nuestras oraciones sean respondidas,tenemos que ser obedientes al Señor y hacer las cosas quele agradan. De otra manera, esta bendición de Juan 15:7 y


1 Juan 3:22 de obtener todo lo que pidamos en oración, nose cumplirá en nuestra vida.

5. Tener un espíritu perdonador

En Lucas 11:1 los discípulos le dijeron al Señor: “Enséñanosa orar, como también Juan enseñó a sus discípulos”. EnLucas 11:9-10 el Señor dijo que todo lo que tenemos quehacer es pedir, y vamos a recibir. Pero una de las condicionespara esta bendición se encuentra en Lucas 11:4, un versículoque precede a esta maravillosa promesa. En Lucas 11:4 elSeñor se refirió a tener un espíritu perdonador; solamenterecibiremos respuesta a nuestras oraciones si perdonamos aotros. Si guardamos rencor contra la gente, no somoscandidatos para participar de Lucas 11:9-10.

En un pasaje similar sobre el tema de la fe en Marcos 11:23-24,el Señor dice que recibiremos todo lo que pidamos. Sinembargo, en Marcos 11:25 modera esta declaración y diceque cuando oremos, debemos perdonar a otros; essolamente cuando oramos de esta manera que vamos arecibir respuesta a nuestras oraciones. No podemos tomarestas promesas de recibir todo lo que pedimos, fuera de sucontexto; solamente serán nuestras si cumplimos lascondiciones. Ciertamente, la falta de perdón bloqueará elfluir de la fe de Dios hacia nosotros.

6. Ser persistentes

Otra condición para recibir, es la importunidad. El Señor Jesús


dijo en Lucas 11:5-8: “¿Quién de vosotros que tenga unamigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame trespanes, porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y notengo qué ponerle delante; y aquél, respondiendo desdeadentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada,y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, ydártelos? Os digo, que aunque no se levante a dárselos porser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantaráy le dará todo lo que necesite”.

Después de Su parábola sobre la importunidad, el Señor dijoen Lucas 11:9-10: “Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad,y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel quepide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se leabrirá”. Por lo tanto, el contexto de recibir es que debemosser persistentes cuando le pedimos algo al Señor.

Como ilustra el hombre de la parábola, no vamos a recibir deÉl si sólo pedimos una vez. Es al pedir, y continuar pidiendo,y rehusar que se nos niegue, que el Señor nos concederánuestras peticiones. En Lucas 18:1-5 el Señor dio otraparábola acerca de una viuda que no desmayó hasta que eljuez actuó a su favor. Esta parábola también fue dada parailustrar que debemos orar y continuar orando hasta queobtengamos nuestras peticiones.

Me gustaría considerar otra vez, la historia de 1 de Reyes 18en donde Elías oraba por lluvia. Aún el poderoso y ungidoprofeta Elías, no recibió la primera vez que oró al Señor; éltuvo que orar fervientemente siete veces antes de que viniera


(1 R. 18:42-43). ¡No se podría negar que fue solamente cuandooró inflexiblemente, que recibió respuesta a sus oraciones!Por lo cual, cuando oramos, debemos orar hasta que abramosla brecha y obtengamos aquello por lo que oramos.

7. Pedir para la gloria de Dios

En las Escrituras hay instrucciones específicas respecto a pediry recibir. El Señor Jesús dijo en Juan 14:12-13: “De cierto,de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago,él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy alPadre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, loharé, para que el Padre sea glorificado en el Hijo”. Éstaparece una bendición sin condiciones; parece que el Señor leestá dando a Sus hijos un cheque en blanco, y que todo loque tenemos que hacer es llenar el espacio de la cantidad.Sin embargo, ése es solamente un aspecto de la verdad.

Aquí hay un requisito para recibir. Aquello que pedimos debeser algo que le dará gloria a Dios. No nos engañemos al pensarque podemos recibir cosas que hemos pedido aún sabiendoque no glorifican al Señor. Eso no es lo que el Señor nos estádiciendo. ¿Puede ver que clase de errores podemos aceptar sitomamos las Escrituras fuera de contexto?

8. Pedir para que nuestro gozo sea mayor

Cristo, continúa diciendo en Juan 16:23-24: “Todo cuantopidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará...pedid, yrecibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido” . Este es


otro requisito para recibir. ¿Estamos pidiendo al Señor cosaspara complacer nuestros deseos humanos, o cosas queaumentarán nuestro gozo en el Señor?

9. Pedir de acuerdo a la voluntad de Dios

Lo que pedimos debe estar de acuerdo a la voluntad de Dios.1 Juan 5:14-15 nos dice: “Y esta es la confianza que tenemosen él [en el Señor], que si pedimos alguna cosa conforme asu voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye encualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos laspeticiones que le hayamos hecho”. Esto tipifica la relaciónentre un padre y un hijo. Aunque se lo rogara, un padre naturalno le daría a su hijo algo que supiera que no es bueno para él.

De la misma manera, muchas veces Dios Padre,aparentemente no responde nuestras oraciones, porque lo queestamos pidiendo no es parte de Su perfecta voluntad paranuestra vida. El Señor conoce mejor que nosotros lo quenecesitamos. Él sabe quién será el mejor compañeromatrimonial para nosotros, qué ocupación nos hará más felicesy cosas similares. Por lo tanto, en Su infinita sabiduría y amorpor nosotros, muchas veces no nos da lo que queremos, porqueÉl sabe que sólo será para nuestro detrimento y pesar. Demodo que podemos ver que otra condición para recibirrespuesta a nuestras oraciones, es que debemos pedir cosasque son voluntad del Señor que tengamos. También puedodecir que debido a que ama al Señor, un hijo maduro de Dios,no pedirá cosas que él sabe que no agradan al Padre.


En Santiago 4:2 el apóstol dice: “Pero no tenéis lo quedeseáis, porque no pedís”. Si nos detenemos aquí,pensaríamos que la única razón por la que no tenemos lascosas que queremos es porque no se las pedimos al Señor.Pero Santiago sigue diciendo en el versículo tres: “Pedís, yno recibís, porque pedís [con motivos incorrectos] mal, paragastar en vuestros deleites”. Para recibir del Señor, debemospedir con motivos puros y pedir de acuerdo a Su voluntad.

10. Tener contentamiento

La última condición para recibir respuesta a nuestras oracioneses el contentamiento. Las cosas que pedimos brotan de nuestrocorazón y revelan lo que está en nuestro corazón. ¿Sonnuestras oraciones peticiones codiciosas o egoístas? ¿Pedimosal Señor los autos más modernos, la ropa más elegante, y lascasas más grandes y caras? O ¿estamos contentos con lascosas que Dios nos ha dado? Como ya hemos mencionado,sólo debemos pedir las cosas que sabemos que son la voluntadde Dios para nosotros.

La reina Ester fue una mujer que recibió respuesta a susoraciones muchas veces, y fue la única en ser elevada al tronopara ser la reina de Persia. ¿Qué fue lo que hizo que estamaravillosa mujer de Dios obtuviera todo esto? Fue elhermoso espíritu de contentamiento que poseía. El rey Asuerobuscó una nueva reina cuando destituyó a Vasti, su primerareina por causa de su rebelión. Todas las probables noviaspodían escoger todo lo que quisieran de los tesoros del Rey(Est. 2:13). Ellas podían pedir las mejores joyas, los más


hermosos vestidos, y toda clase de cosméticos para hacerlasmás atractivas para el Rey.

Sin embargo, a la que el Rey escogió para ser su esposa ypara sentarse con él en el trono, fue a Ester, porque como laPalabra de Dios nos dice, ella estaba contenta con lo que lefue dado (Est. 2:15). Ella no pidió nada más de lo que le fuedado, y ella fue quien obtuvo el favor del Rey. A través todoel libro de Ester, podemos ver que sus peticiones fueronconcedidas por el Rey. Así que vemos que el contentamientoes otra clave para recibir.

Había algo diferente en Ester; su carácter era diferente al de lasotras vírgenes. Las otras eran codiciosas, y pedían lo más fino,pero Ester estaba contenta con lo que tenía. Muchos cristianospasan toda su vida pidiendo y pidiendo posesiones y bendicionespersonales. Supongo que ellos reciben, pero es tan importantepedir solamente las cosas que Dios quiere darnos. En nuestracaminata cristiana, tenemos que llegar a un lugar donde notengamos que pedir provisión personal nunca más. Si hemosde llegar a conocer al Señor de una forma muy íntima, y si Éles nuestro Esposo Celestial, podemos esperar que todasnuestras necesidades sean cubiertas debido a nuestra relacióncon Él. No nos preocupemos por las provisiones, porquesabemos que Él proveerá.

La única que recibió el trono fue Ester, porque no pidió másde lo que le fue dado. Los cristianos que usan el cheque enblanco del Señor para pedir cosas extravagantes, no son losque heredarán el trono y reinarán con Cristo.


Debemos pedir insistentemente por las necesidades de otros.La Confraternidad de Sion apoya un orfanato para niños enIndia, y le hemos pedido al Señor que provea un buen nivelde vida para ellos. Podemos estar seguros de que, en nuestracaminata cristiana vamos a llegar al punto en el cual laprovisión para nuestras propias necesidades va a fluirsolamente de nuestra cercana relación con el Señor; y vamosa estar contentos con lo que Él elija darnos o no darnos.

Para nosotros: deberíamos pedir y seguir pidiendo para serllenos de la naturaleza y del carácter del Señor, y para quepodamos contemplar Su gloria. El Señor está más interesadoen hacer una obra eterna de redención y gracia en nuestrocorazón, que en bendecirnos con posesiones terrenales. Sudeseo es transformarnos a Su imagen. Requiere mucha oracióny clamor de nuestra parte recibir un corazón nuevo. Así, en elárea de las bendiciones materiales, debemos conformarnoscon satisfacer nuestras necesidades básicas. Pero recuerde,debemos pedir y continuar pidiendo a Dios que ayude aaquellos por los que somos responsables.

Me siento muy apenado por aquellos que siempre demandanmejores condiciones de vida, porque se descalifican a sí mismospara reinar con Cristo. En Suiza, yo era el director de un hotelmuy hermoso, que también servía como instituto bíblico.Teníamos estudiantes de otros países quienes eranextremadamente ricos. Cuando llegaban a nuestro hotel, estabanmuy agradecidos por todo lo que se les daba; sin embargo,también teníamos algunos estudiantes de una parte muy pobrede Grecia; venían de hogares que tenían piso de tierra.


¿Sabe usted que los estudiantes que habían sido pobres todasu vida, eran los que no estaban contentos en el hotel? Ellosquerían una alfombra diferente, mejores sillas, y cosas por elestilo. ¿No es eso asombroso? He estado en el ministerio pormás de cuarenta años he enseñado en muchos institutosbíblicos y he estado en muchas iglesias; y he observado quelos cristianos que tienen éxito en la vida cristiana son aquellosque están agradecidos y conformes. ¡Los que siempre se andanquejando y demandando mejores condiciones jamásprosperan!

Lo que estoy tratando de decir es esto: se requiere de un mayornivel de fe, para no pedir por nuestras necesidades cotidianasque para pedir por ellas. Una prueba de madurez es lacapacidad de no pedir por cada pequeña cosa que necesitemos.Sin embargo, en el área del carácter y los dones del Espíritu,deberíamos pedir insistentemente para nosotros. Tambiéndebemos pedir por las necesidades de aquellos por los quesomos responsables. Recuerde, la piedad con contentamientotiene grande ganancia (1 Ti. 6:6).


Diez condiciones para recibir

1.Debemos tener la fe de Dios y pedir en fe(Mc. 11:22; Stg. 1:6-7).

2.Debemos tener un corazón creyente(Mc. 11:24; Mt. 21:22).

3.Debemos hacer bien a otros(Mt. 7:7-12; Sal. 18:25-26; 1 P. 3:7).

4.Debemos obedecer los mandamientos del Señor yhacer las cosas que le agradan a Él(1 Jn. 3:22; Jn. 15:7,10).

5.Debemos tener un espíritu perdonador(Lc. 11:4; Mc. 11:25-26).

6.Debemos practicar la perseverancia(Lc. 11:8; 18:1-5; 1 R. 18:42-43).

7.Debemos pedir solamente cosas que le darán lagloria al Señor (Jn. 14:13-14).

8.Debemos pedir solamente cosas que aumentaránnuestro gozo en el Señor(Jn. 16:23-24).

9.Debemos pedir de acuerdo a la voluntad delSeñor (1 Jn. 5:14-15; Stg. 4:2b-3).

10.Debemos tener contentamiento(Est. 2:15).


Cómo obtenemos la fe

Pablo declara que la “fe es por el oír, y el oír, por la palabrade Dios” (Ro. 10:17). La fe viene por el oír. Viene cuando alleer la Palabra escrita de Dios, el Señor aviva un pasaje paranosotros. Viene por oír la voz de Dios hablándonosdirectamente en nuestros espíritus. También puede venir aloír el testimonio de otros.

Tr es cosas de las que depende la fe

La fe depende de tres cosas básicas. El primer paso básico escreer, porque nos prepara para la fe. Debemos creerle a Dioscuando nos habla. Después debemos confesar con nuestra bocalo que Dios nos ha hablado. Es solamente después de hacer estasdos cosas, que Dios puede impartir Su fe en nosotros. Podemoscreer y confesar con nuestra boca, y aún así no obtener fe. Paratener fe, Dios tiene que dárnosla, porque es divina; solamentepodemos tener fe si Él nos la da. No podemos producirla.

En Romanos 10:8-10 Pablo dice: “Cerca de ti está la palabra,en tu boca y en tu corazón. Esta es la Palabra de fe quepredicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es elSeñor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de losmuertos serás salvo. Porque con el corazón se cree parajusticia, pero con la boca se confiesa para salvación”. Oírde Dios y creerle no es suficiente. ¡Es absolutamente necesarioconfesar con nuestra boca! Podemos creer que Jesús es elSeñor, pero a menos que haya una confesión, no seremossalvos. Por lo tanto, nuestra confesión es extremadamente


importante. Debemos declarar lo que el Señor nos ha habladopara que las cosas sucedan.

La fe depende de tres cosas:

1.Primero, debemos creer lo que Dios nos habla.2.Después, debemos confesar exactamente lo que Él nos

ha hablado.3.Finalmente, Dios nos impartirá Su fe viva.

Declare algo y sucederá

Debemos declarar con nuestras bocas lo que el Señor nos hahablado, y entonces sucederá; sin embargo, esto no debe serllevado a extremos. Nuestras declaraciones solamente se vana hacer realidad si verdaderamente el Señor nos ha hablado.Dios no respaldará proclamaciones que Él no ha hecho.Marcos 11:23 dice que todo lo que declaremos ocurrirá; sinembargo, está precedido por tener la fe de Dios (Mc.11:22).Es cierto que a veces tenemos que declarar algo, pero debehacerse en la voluntad de Dios y Su fe tiene que estar allí,para que suceda. Solamente bajo la dirección y la unción delSeñor, podemos hacer declaraciones en nombre de Dios.

Hoy existe una doctrina llamada “nómbrelo y reclámelo” yse está volviendo muy popular en la Iglesia. Hay algo deverdad en esta doctrina: que tenemos que declarar las cosas ycreer que van a suceder. Sin embargo, cualquier verdad llevadaa un extremo se convierte en un error. Uno de los versículos


que ha sido sacado de contexto en esta doctrina es Isaías 45:11donde el Señor dice: “Mandadme...acerca de la obra de mismanos”. La gente ha establecido que tenemos que mandarleal Señor que haga ciertas cosas y Él las hará, pero eso no eslo que este versículo está diciendo. El texto hebreo dice:“acerca de las obras de mis manos ¿has de mandarme tú?”El Señor no está feliz con gente que le manda hacer esto y lootro. La traducción de la NVI sobre este versículo es: “¿Mehas de mandar acerca de la obra de mis manos?”

Mateo 16:19 dice: “Y todo lo que atares en la tierra seráatado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra serádesatado en los cielos”. Este versículo implica que tenemospoder para decretar y atar lo que queramos. Sin embargo, elgriego original dice: “Todo lo que es atado en los cielos,será atado en la tierra; y todo lo que es desatado en loscielos, será desatado en la tierra”. La Iglesia debe actuar deacuerdo a la voluntad de Dios. Los creyentes sólo debendecretar lo que el Señor ya ha decretado. Sólo tenemos queser el eco de lo que Él habla.

Hay un poder tremendo en las palabras. Aquellos que llevanesta verdad demasiado lejos están en un gran peligro. Esverdad que pueden recibir lo que declaran pero, ¿quién estáobrando el milagro? Si no es la voluntad de Dios que alguientenga algo y ellos lo proclaman para hacerlo realidad, másparecería que un mal espíritu ha producido el milagro, y noel Espíritu de Dios. Por lo tanto, sólo hagamos declaracionesbajo la unción y la guía del Espíritu Santo, después de haberoído primero la voz de Dios.


Sanidad

Ahora quiero que veamos la fe en el área de sanidad. Lasanidad es una de las bendiciones de la fe, y se realiza a travésdel instrumento de la fe. También hay muchos conceptosequivocados y enseñanzas desequilibradas con respecto alasunto de la sanidad. Por lo tanto, debemos mirar lo que laPalabra de Dios enseña realmente con respecto a esto.

El ministerio de sanidad fue muy común en el ministerio deJesús. Durante los tres años con cinco meses en los cualesministró, Cristo tuvo impactó, probablemente, a toda la naciónde Israel. Él atrajo grandes multitudes, esto se debióbásicamente a los tremendos milagros que hizo durante Suministerio. En ese entonces, fueron los milagros los queatrajeron a la gente hacia Jesús y lo mismo sucede hoy. Enmuchas naciones del mundo, los milagros son absolutamentenecesarios para abrir la mente y el corazón de las personas alEvangelio.

En el mensaje del Señor justo antes de ascender al cielo, Élprometió que ciertas señales nos seguirían después de nuestraconversión. “Y estas señales seguirán a los que creen: Enmi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevaslenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosamortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondránsus manos, y sanarán” (Mc. 16:17-18).

Debemos tener un balance en el área de la sanidad, y paratenerlo, debemos ver lo que la Palabra de Dios enseña desde


Génesis hasta Apocalipsis. En el libro de Génesis, Abrahamoró por las mujeres de la casa de Abimelec, y las matrices deellas fueron abiertas milagrosamente para que pudiesen tenerhijos (Gn. 20:17-18). Ésta es la primera sanidad registradaen las Escrituras. Después sucedió la sanidad de las aguasamargas en Mara, después del éxodo de Egipto (Éx. 15:23-26).Fue aquí donde el Señor reveló Su nombre Jehová-Rafá,cuando dijo: “Yo soy Jehová tú sanador”.

Después, fue la serpiente de bronce en un asta, (que Dios leindicó a Moisés que hiciera) a fin de que todo el que la mirarafuera sanado de la mordedura de las serpientes (Nm. 21:6-8).En el ministerio del profeta Isaías encontramos que él sanó aEzequías. Isaías 53:5 dice que somos sanados por las llagasque el Señor sufrió en el Calvario. El Nuevo Testamento esuna era de sanidad.

En la Palabra de Dios está muy claro que sanar es la voluntady el deseo del Señor. Pero esta verdad debe equilibrarse convarios relatos de las Escrituras. Job fue herido con una terribleenfermedad, y no fue sanado inmediatamente. Él tuvo quesufrir por cerca de dieciocho meses a dos años, antes de serfinalmente sanado. Fueron unos que vivían por principiosquienes le dijeron que él no era sanado debido a ladesobediencia que había en su vida; sin embargo, esto no eradel todo verdad. Él no fue sanado simplemente porque todavíano era el tiempo del Señor para ser sano. Había algo que elSeñor deseaba lograr en la vida de Job, por medio de esaprueba y de esa enfermedad, y Él quería sanar a Job hastaque todo fuera alcanzado. Por lo tanto, sanar sí es la voluntad


de Dios, pero tiene que ser en Su tiempo. Bajo la unción delEspíritu Santo el rey Salomón declaró que hay un tiempopara ser sanado (Ec. 3:3).

El apóstol Pablo tenía un cercano amigo y un colaboradorllamado Epafrodito, quien estuvo muy enfermo y cercanoa la muerte (Fil. 2:25-27). Pablo oró fervientemente paraque Dios lo sanara; y Dios lo sanó, mostrándolemisericordia. La vida del apóstol fue una vida de ver unmilagro tras otro. Paños o mantos eran puestos en el cuerpode Pablo, y cuando los ponían sobre los cuerpos de losenfermos que estaban a muchos kilómetros de distancia,éstos eran sanados (Hch. 19:12).

Sin embargo, en su propia vida, por muchos años Pablosufrió un problema en sus ojos, y no fue sanado por el Señor(Gá. 4:15; 2 Co. 12:7-9). También, Moisés tuvo que vivircon un impedimento en el habla. Muchas veces la respuestaa nuestra desesperada petición por sanidad es: “no”. Así pues,hay ocasiones cuando Dios escoge no sanar a alguien; aunquees raro que esto suceda.

Para resumir el tema de la sanidad, podemos decir que es lavoluntad de Dios sanar en Su tiempo, pero si Él ve que esasanidad no es lo mejor para una persona, en ciertas ocasionesescogerá no sanar. No obstante, si alguien está enfermodebemos orar por su sanidad, hasta que Dios hable otra cosa.Pablo buscó al Señor tres veces para ser sanado, hasta que elSeñor finalmente le dijo: “Mi gracia es suficiente para llevartea través de esto”.


Por lo tanto, si alguien no es sanado, no significa que seadesobediente, o que el Señor esté descontento con su vida. Aveces le agrada al Señor quebrantar a Sus santos (Is. 53:10).Este pasaje presenta la firme evidencia que podemos estar enla voluntad de Dios, y no ser sanados. Ésa es la razón por laque afirmo que no podemos vivir por “principios” solamente;debemos saber cuál es la voluntad específica de Dios paracada persona.

Sin embargo, la voluntad de Dios para estos últimos díaspuede verse por medio del ejemplo del poder de Dios en lavida del pueblo de Israel, cuando salieron de Egipto en triunfo.Está escrito que no hubo ningún enfermo entre sus tribus(Sal. 105:37). Más bien, Dios les proveyó abundantemente.Nehemías 9:21 registra que durante los cuarenta años en eldesierto no les hizo falta nada. Sus ropas no se envejecieron,ni sus pies se hincharon. Y aún más, en las vidas de Abrahamy Sara, podemos ver que realmente el Señor renovó sujuventud como el águila.

Hace algunos años, tuve una visión de la Iglesia en los últimosdías. En esta visión, vi a los santos de Dios vibrantes ygozando de sanidad divina. Lo que me asombró fue laapariencia de juventud en sus rostros, como se ve en Job 33:25:“Su carne será más tierna que la del niño, volverá a los díasde su juventud”. Amados, no limitemos a Dios, sinocomprendamos Sus palabras a través del profeta Jeremías:“Más yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas”(Jer. 30:17). Por tanto, declaremos con el profeta Jeremías“¡Oh Señor Jehová! He aquí que tú hiciste el cielo y la tierra


con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada quesea difícil para ti” (Jer. 32:17). El Señor responde a esto enJeremías 32:27: “He aquí que yo soy Jehová, Dios de todacarne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?”

Creamos la Palabra de Dios y recibamos fe del Autor yConsumador de nuestra fe, para apropiarnos todo lo que Éltiene guardado para nosotros en estos últimos días. La escenade Jeremías 33:9, verdaderamente se hará realidad en nuestrotiempo cuando Dios dirá de Su iglesia: “Y me será a mí pornombre de gozo, de alabanza y de gloria, entre todas lasnaciones de la tierra, que habrán oído todo el bien que yo leshago; y temerán y temblarán de todo el bien y de toda la pazque yo les haré”. ¡Clamemos a Él, y Él nos mostrará las cosasgrandes y maravillosas que tiene para todos los que creen!

Conclusión

Apliquemos a nuestro corazón todas las lecciones contenidasen los principios de fe bosquejados dentro de estas páginas,para que también nosotros, ¡podamos llegar a ser conocidoscomo columnas de la fe!

Libros por el Dr. Brian J. Bailey

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Génesis: El libro de los orígenesFiestas y Ofrendas, el libro de LevíticoRut: La novia gentil de CristoLas tres casas de EstherSalmos I: Capítulos 1-50Salmos II: Capítulos 51-100Salmos III: Capítulos 101-150El libro de lamentacionesEl carro del trono de Dios: Una exposición del libro deEzequielDanielProfetas Menores I: La restauración de los caídos (Oseas)Profetas Menores II: Joel – SofoníasEl Evangelio de MateoEl Evangelio de JuanEl Evangelio de LucasRomanos: Más que vencedoresSoldados de Cristo: Una exposición de la epístola de Pablo alos EfesiosDando en el blanco: Una exposición de la epístola a losFilipensesColosenses y Filemón: La Senda de la SantidadHebreos: Detrás del veloLas dos Sabidurías: La epístola de SantiagoLas Epístolas de JuanApocalipsis

Otros libros El Viaje de IsraelEl Tabernáculo de MoisésEstudios sobre las vidas de David y SalomónPilares de la feEl Espíritu SantoLa vida de CristoLa Segunda Venida: Una exposición de la Segunda Venidadel SeñorLiderazgoLos Nombres de DiosMaestros de JusticiaConozca su BibliaContendiendo por la fe

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Los EE.UU.Zion Fellowship International

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MéxicoInstituto Sion, A.C.

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GuatemalaInstituto Bíblico Jesucristo

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Guatemala, Guatemala 01011Tels: 5219-0444/45; Fax: 2472-8813

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El SalvadorMinisterio “Para la Edificación”

Urb. Buenos Aires 1, Av. San Carlos #131San Salvador, El Salvador C.A.

Tel: 503 2226-8845 Fax. 503 [email protected]

HondurasINSTITUTO BIBLICO JESUCRISTO

31 Calle entre 1a y 2a AvenidaEntre Juzgados y el Centro Médico

Col. La Granja, TegucigalpaHonduras, Centro América

Telefono: (504) 225-6649 ó 239-2487E-mail: [email protected]

Costa Rica

Ministerio Cristiano Sion2377-3000

Heredia, Costa Rica, C.A.Tel: (506) 387-0681

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BoliviaCasilla 4252

Cochabamba, BoliviaTél: (591) 4 448-7562

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