pigna, felipe - pueblos originarios

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14 viva 18 .05 20 1·1 [ j;if eD ' Por Fe li pe Pigna CONTACTO felipe.pigna@elhistoriador .corn.ar Borrar los rasgos de identidad La historia oficial intentó desde un conúenzo negar la existencia de los pueblos originarios. Desde la indignidad de llamarlos a todos equívocamennte "indios" hasta quitarles la libertad desde la llegada de los españoles. Una de las formas tradicionales pa- ra restarles espacio en las historias a los pueblos originarios del actual territorio argentino consistió en ningunear su existencia. El argu - mento viene desde los tiempos de la conquista española, cuando las capitulaciones y leyes hablaban de "poblar las Indias", despreciando el carácter humano de los habitantes previos, los dueños de la tierra. Con- tinuaría durante la "conquista del desierto" yporvarias déca- das más se seguiría repitiendo hasta el cansancio: la pobla- ción indígena en estas tierras era "escasa" y "dispersa", su densidad demográfica era muy baja a la llegada del "hombre blanco". Todo dicho como si el mayor o menor poblamiento de un territorio fuese "justo título" paraentrarasangreyfuegoado- minar y someter a sus "escasos" habitantes. Pero, además, en lo que al ac- tual territorio argentino se refie- re, los estudios demográficos nos muestran una situación bastante distinta a esa supuesta escasez de población. Hacia el comienzo del siglo XVI nuestro espacio geográ- fico estaba más poblado de lo que lo es taría en 1810. Las estimacio- REGLAMENTACION Vasallos de la corona Para las Leyes de Indias, los "naturales" sometidos por los conquistadores eran vasallos de la corona española, supuestamente libres e iguales a los del reino de Castilla. El texto decía: "Ordenamos y mandamos que de aquí adelante por ninguna causa de guerra ni otra alguna aunque sea so título de rebelión ni por rescate ni de otra manera no se pueda hacer esclavo indio alguno y queremos sean tratados como vasallos nuestros de la corona de Castilla, pues lo son. n Leyes y capitulaciones no tuvieron en cuenta a los pobladores de América. nes más moderadas hablan de unos 700.000 habitantes pertenecientes a los pueblos originarios para cuan- do empezó la conquista española en lo que hoy constituye la Argentina, y de unos 630.000 (incluidos los de to- dos los orígenes: europeos, criollos, indígenas, africanos y "castas") para el tiempo de la Revolución de Mayo. Para esta última fecha, la población indígena -incluidos los territorios no sometidos al dominio español- rondaría las 200.000 personas, poco menos de un tercio del total.1 De esta forma, lo que aún suele aparecer en muchos libros como "el poblamiento hispano" correspon- dería llamarlo, más adecuadamente, "el despoblamiento". Un despobla- miento que afectó, fundamental- mente, a las comunidades origina- rias que, bajo el apelativo común de "indios" impuesto por el coloniza- dor, padecieron un genocidio al que rara vez se llama por su nombre. Ya sabemos que el ninguneo co- menzó con la misma adopción del término "indios" para llamar a to- dos los habitantes originarios de nuestro extenso continente. No solamente porque se trataba de un error geográfico, sino porque era pasar una aplanadora sobre la inmensa riqueza cultural de pue- blos, naciones y Estados con civi- lizaciones, idiomas, costumbres y religiones tan o más diversas que las existentes en el "Viejo Mundo", cuyo único rasgo en común era la de ser "distintos" a los europeos. De ser un simple error geográfico de Colón, el término "indio" pronto ; .. .. .. .. .. . ...... ... ... .. . ............ ....... . .... . ... . .................. ... ......... . .. . ..... .. .... . .. . .. ........................ . ......................................... ...... . ... . .. ... .............. . ........ .. .... . .......... .......... :

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La historia oficial intentó desdeun conúenzo negar la existenciade los pueblos originarios. Desdela indignidad de llamarlos atodos equívocamennte "indios"hasta quitarles la libertad desdela llegada de los españoles.

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  • 14

    viva 18.05 20 11

    [j;if lll~iOr1a eD ,~o ' Por Fe lipe Pigna

    CONTACTO [email protected]

    Borrar los rasgos de identidad La historia oficial intent desde un conenzo negar la existencia de los pueblos originarios. Desde la indignidad de llamarlos a todos equvocamennte "indios" hasta quitarles la libertad desde la llegada de los espaoles.

    Una de las formas tradicionales pa-ra restarles espacio en las historias a los pueblos originarios del actual territorio argentino consisti en ningunear su existencia. El argu-mento viene desde los tiempos de la conquista espaola, cuando las capitulaciones y leyes hablaban de "poblar las Indias", despreciando el carcter humano de los habitantes previos, los dueos de la tierra. Con-tinuara durante la "conquista del desierto" yporvarias dca-das ms se seguira repitiendo hasta el cansancio: la pobla-cin indgena en estas tierras era "escasa" y "dispersa", su densidad demogrfica era muy baja a la llegada del "hombre blanco". Todo dicho como si el mayor o menor poblamiento de un territorio fuese "justo ttulo" paraentrarasangreyfuegoado-minar y someter a sus "escasos" habitantes.

    Pero, adems, en lo que al ac-tual territorio argentino se refie-re, los estudios demogrficos nos muestran una situacin bastante distinta a esa supuesta escasez de poblacin. Hacia el comienzo del siglo XVI nuestro espacio geogr-fico estaba ms poblado de lo que lo estara en 1810. Las estimacio-

    REGLAMENTACION

    Vasallos de la corona Para las Leyes de Indias, los "naturales"

    sometidos por los conquistadores eran vasallos de la corona espaola,

    supuestamente libres e iguales a los del reino de Castilla. El texto deca:

    "Ordenamos y mandamos que de aqu adelante por ninguna causa de guerra ni otra alguna aunque sea so ttulo de

    rebelin ni por rescate ni de otra manera no se pueda hacer esclavo indio alguno y queremos sean tratados como vasallos

    nuestros de la corona de Castilla, pues lo son. n

    Leyes y capitulaciones no tuvieron en cuenta a los pobladores de Amrica.

    nes ms moderadas hablan de unos 700.000 habitantes pertenecientes a los pueblos originarios para cuan-do empez la conquista espaola en lo que hoy constituye la Argentina, y de unos 630.000 (incluidos los de to-dos los orgenes: europeos, criollos, indgenas, africanos y "castas") para el tiempo de la Revolucin de Mayo. Para esta ltima fecha, la poblacin indgena -incluidos los territorios no sometidos al dominio espaol-rondara las 200.000 personas, poco menos de un tercio del total.1

    De esta forma, lo que an suele aparecer en muchos libros como "el poblamiento hispano" correspon-dera llamarlo, ms adecuadamente, "el despoblamiento". Un despobla-miento que afect, fundamental-mente, a las comunidades origina-rias que, bajo el apelativo comn de "indios" impuesto por el coloniza-dor, padecieron un genocidio al que rara vez se llama por su nombre.

    Ya sabemos que el ninguneo co-menz con la misma adopcin del trmino "indios" para llamar a to-dos los habitantes originarios de nuestro extenso continente. No solamente porque se trataba de un error geogrfico, sino porque era pasar una aplanadora sobre la inmensa riqueza cultural de pue-blos, naciones y Estados con civi-lizaciones, idiomas, costumbres y religiones tan o ms diversas que las existentes en el "Viejo Mundo", cuyo nico rasgo en comn era la de ser "distintos" a los europeos.

    De ser un simple error geogrfico de Coln, el trmino "indio" pronto

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    viva 18.05 2014

    ....................... ..... .. .............. ....................... .. ......... .. ......... .. ...... . ....... ......... .... ... ................ ... .. ......... .. .. ..... .... .. ..... .. ... ...... . ENCOMIENDA Y YANACONAZGO

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    Estructuras de explotacin La explotacin de los indgenas a tra-vs de la encomienda y del yanaconaz-go llegaba a tal punto que cada tanto pona en riesgo las rentas que espera-ban obtener la corona y la Iglesia como parte de sus prerrogativas sobre estas tierras. Escriba Huamn Poma de Ay ala: "Y as mira el cruel de los padres de este reino cmo no ha de acabarse de despoblar y huir todos a la montaa de tanto dao y agravio de los padres y en-comenderos y corregidores y de otros espaoles que son muy mala bestia." Adems de sacar a los "naturales", sin importar sus edades ni sexos, de sus comunidades para que trabajaran en forma permanente en haciendas y

    se convirti en el denominador co-mn de todo lo que los europeos se dispusieron a conquistar, dominar y explotar, o en caso contrario, elimi-nar y erradicar de nuestro continen-te. Finalmente, fue sa la principal diferenciacin que el sistema colo-nial termin reconociendo entre los "indios" americanos: entre aquellos Estados, naciones y pueblos a los que haba logrado dominar, y los "salva-jes" que mantenan su independen-cia enfrentando las guerras de exter-minio.

    Los "indios" estaban, como esos sbditos, obligados a pagar tributo al monarca y diezmo a la Iglesia. 2 Pero a diferencia de otros vasallos (los pe-ninsulares y criollos), su "condicin" jurdica era asimilada a la de un me-nor o "rstico", que para la antigua legislacin castellana significaba que no poda valerse por s mismo, sino que siempre alguien deba "tutelar" sus intereses. 3

    -Sistema de tutelaje-El sistema de esta "tutela", en prin-

    cipio, fue el de la encomienda, quepo-na a un poblado indgena completo bajo el control de un encomendero, quien - supuestamente a cambio de velar por los intereses de esa comuni-dad y promover su conversin al cris-tianismo- tena el derecho de exigir "servicio personal", o dicho en "cas-tellano": explotar la mano de obra de sus encomendados.

    obrajes, era ms que habitual que un enco-mendero "alquilase" esa fuerza de trabajo a otros hacendados y concesionarios mine-ros, contrariando la le-gislacin vigente y que casi nunca se aplicaba, ya que quienes deban velar por su cumpli-miento eran parte del negocio y tenan sus aceitados contactos en la corte de Madrid. En la prctica, estas modalidades signi-ficaba reducirlos a la esclavitud y con-denarlos a la muerte.

    A COMIENZOS DEL SIGLO XVI, NUESTRO

    ESPACIO GEOGRAFICO ESfABAMAS POBLADO

    QUEEN1810.LAS ESPECULACIONES MAS

    MODERADAS HABLAN DE 700 MIL HABITANTES DE PUEBLOS ORIGINARIOS.

    En teora, el encomendero no poda sacarlos de las comunidades que inte-graban y en las que vivan; el sistema se pareca as al de la servidumbre feudal europea, en el cual los siervos deban trabajar parte del tiempo en las tierras seoriales y el resto en sus tierras co-munales o familiares. Sin embargo, la prctica era bastante diferente. Mu-chos "indios" encomendados eran, de hecho, forzados a trabajar en forma permanente en las propiedades del en-comendero, lo que de hecho los conver-ta en yanaconas, personas separadas de su comunidad en el rgimen incaico, y que bajo la dominacin espaola se convirtieron en siervos personales de los dueos de haciendas y obrajes.

    Todo esto no slo estaba prohibido, sino que -y era el problema principal para las autoridades- dificultaba o di-rectamente impeda el cobro de tribu-to, del diezmo y el cumplimiento de la mita minera, al provocar el despobla-miento de las comunidades que esta-ban sometidas a su pago. Esto haca po-

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    -EXPLOTACION-Fue cruel el trato que espaoles les dieron

    a los "naturales" .

    nerelgritoenelcieloalasautoridades reales y eclesisticas por los "abusos" y "excesos" de los encomenderos, y el intento de establecer limitaciones, que gran parte de la historiografa si-gue presentando como medidas "en favor del indgena".

    Desde las reformas introducidas por el virrey del Per, Francisco de Toledo (1569-1581), hasta la defini-tiva supresin de la encomienda en 1803, pasando por las llamadas "or-denanzas de Alfaro" de 1618,4 todos los intentos se limitaban a evitar esos "abusos" de los encomenderos que impedan que el tributo llenase las cajas reales, pero no a suprimir la ex-plotacin del indgena, que erala base de la riqueza de los privilegiados de la pocacolonial.-

    1. Rodolfo A. Raffino y Roberto J. Brcena, "Principio y fin de la Amrica prehispnica". en Academia Na-cional de la Historia, Nueva Historia de la Nacin Ar- ~ gentina, Planeta, Buenos Aires, 1999, tomo 1, pg. 259-284. Jos C. Chiaramonte, "La etapa ilustrada, 1750-1806", en Carlos S. Assadourian, Guittenno Bea- ~ to y Jos C. Chiaramonte. Argentina. De la conquista j a la independencia, Paids, Buenos Aires, 1972. pg. ~

    2. El tributo era un impuesto cobrado por "cabeza", es decir, que su importe se perciba en funcin de tos miembros de una comunidad. El diezmo era ta dcima parte de lo producido por una comunidad. 3. J. M. Ots Capdequi, El Estado espaol en tas Indias. Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1965. 4. Llamadas as por el nombre de quien tas propuso, el oidor de la Audiencia de Charcas. Francisco de Alfara. quien eo 161 O haba recorrido et territorio de su juris-diccin para ver por qu no se cobraba el tributo en ta medida que era de esperar. Con algunas modificacio-nes, en 1618 las aprob el Consejo de Indias.

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