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Ricardo Piglia

Ricardo PigliaLa relación entre psicoanálisis y literaturaes por supuesto conflictiva y tensa. Porde pronto, los escritores han sentido siem-pre que el psicoanálisis hablaba de algoque ellos ya conocían y sobre lo cual eramejor mantenerse callado. Faulkner,Nabokov, observaron que el psicoanalistaquiere intervenir en aquello que los escri-tores, desde Homero, han convocado, conesa rutina ceremoniosa con la que se con-vocan las musas, en relaciones muy frágilesy siempre tocadas por la gracia. En esa rela-ción imposible de provocar deliberadamen-te, en esa situación de espera tan sutil losescritores sintieron que el psicoanálisis avan-zaba como un loco furioso.

Pero hay otro punto sobre el cual los es-critores han dicho algo que, me parece,puede ser útil para los psicoanalistas.Nabokov y también Manuel Puig, nuestrogran novelista argentino, insistieron enalgo que a menudo los piscoanalistas noperciben o no explicitan: el psicoanálisis ge-nera mucha resistencia pero también muchaatracción; el psicoanálisis es uno de losaspectos más atractivos de la cultura con-temporánea, y lo es porque todos quere-mos tener una vida intensa; en nuestrasvidas triviales, nos gusta admitir que enalgún lugar experimentamos grandes dra-mas, que hemos querido amar a nuestrospadres y que, entonces, vivimos en un uni-verso de gran intensidad, donde hemos lo-grado superar el tedio, la monotonía en laque habitualmente estamos inmersos. Elpsicoanálisis nos convoca a todos comosujetos trágicos; nos dice que hay un lu-gar en el que todos somos sujetos extraor-dinarios, tenemos deseos extraordinarios,luchamos contras tensiones y dramas pro-fundísimos, y esto es muy atractivo.

Literatura yPsicoanálisis

Así, Nabokov veía el psicoanálisis comoun fenómeno de la cultura de masas; con-sideraba que este elemento de atracción,donde cada uno se conecta con las gran-des tragedias, las grandes traiciones, estopuede referirse a un procedimiento clásicoen la cultura de masas : convocar al sujetoa un lugar extraordinario que lo saque desu experiencia cotidiana.

Y Manuel Puig decía algo que siempreme pareció muy productivo y que sinduda lo fue en la construcción de su pro-pia obra. Decía Puig que el inconscientetiene la estructura de un folletín. El, queescribía sus ficciones muy interesado porla estructura de las telenovelas u losgrandes folletines de la cultura de ma-sas, había podido captar estadramaticidad implícita en la vida de to-dos, que el psicoanálisis pone como cen-tro de la experiencia de construcción dela subjetividad.

En lo que llevo dicho se va planteandouna suerte de relación ambigua: por unlado el psicoanálisis avanza sobre unazona íntima, de la cual el artista conside-ra que es mejor esperar y no pensar;pero, por otro lado, el psicoanálisis sepresenta como una especie de compe-tencia: genera una especie de bovarismo,en el sentido de la experiencia deMadame Bovary, que leía aquellas nove-listas rosas y quería vivirlas.

Voy a agregar dos anotaciones: sobre cómola literatura ha usado el psicoanálisis y dequé manera el psicoanálisis ha usado laliteratura. Para pensar lo primero, podemosolvidar experiencias un poco superficialescomo la del surrealismo, que confundía esa

espera de la gracia de la musa con un pro-cedimiento mecánico de escritura automá-tica: la musa es una dama suficientementefrágil como para necesitar un tratamientomás delicado que ese escribir sin pensar,dejándose llevar; es un poco ingenuo su-poner que ésa sería la manera de conectar-se con el inconsciente en el trabajo.

Quien sí constituyó la relación con el psi-coanálisis como clave de su obra es qui-zás el mayor escritor del siglo XX: JamesJoyce. El fue quien mejor utilizó el psicoa-nálisis, porque vio en el psicoanálisis unmodo de narrar; supo percibir en el psi-coanálisis una posibilidad de construcciónformal. Es seguro que Joyce conocía bienPsicopatología de la vida cotidiana y lainterpretación de los sueños : su presen-cia es muy visible en la escritura de Ulisesy del Finnegans Wake . No en los temas:no se trataba para Joyce de refinar la ca-racterización psicológica. No: Joyce perci-bió que había ahí modos de narrar; que enla construcción de una narración, el siste-ma de relaciones no debe obedecer a unalógica lineal, y aquí se ubica el monólogointerior. Así Joyce utilizó el psicoanálisisde una manera notable y produjo en la lite-ratura, en el modo de narrar, una revolu-ción de la que es imposible volver.

Y me parece que el Finnegans Wake, que porsupuesto es una de las experiencias litera-rias límites de este siglo, se construye engran medida sobre la estructuración formalque se puede inferir de una lectura creativade la obra de Freud: una lectura que no sepreocupa por la temática sino por el modo enque se desarrollan ciertos modos, ciertas for-mas, ciertas construcciones.

Cuando le preguntaban por su relación conFreud, Joyce contestaba así: «Joyce en ale-mán, es Freud». «Joyce» y «Freud» quie-ren decir «alegría»; en este sentido los dosquieren decir lo mismo, y la respuesta deJoyce era, me parece, una prueba de la con-ciencia que él tenía de su relaciónambivalente pero de respeto e interés res-pecto de Freud. Me parece que lo queJoyce decía era: yo estoy haciendo lo mis-mo que Freud. En el sentido más libre, másautónomo, más prodcutivo.

Joyce mantuvo otra relación con el psicoa-nálisis, o por de pronto con un psicoana-lista, donde, en una anécdota, se sintetizaalgo de esta tensión entre psicoanálisis yliteratura. Joyce estaba muy atento a la vozde las mujeres. El salía poco, estaba mu-

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cho tiempo escribiendo, y escuchaba a lasmujeres que tenía cerca: escuchaba a Nora,que era su mujer, una mujer extraordinaria;escuchándola, escribió muchas de las me-jores págimas del Ulises, y los monólogosde Molly Bloom tienen mucho que ver conlas cartas que él le había escrito a Nora enciertos momentos de su vida. Digamos queJoyce está muy atento a la voz femenina.

Mientras estaba escribiendo el FinnegansWake era su hija, Lucía Joyce, a quien élescuchaba con mucho interés. Lucía ter-minó psicótica, murió internada en una clí-nica suiza en 1962, Joyce nunca quiso ad-mitir que su hija estaba enferma y tratabade impulsarla a realizar actividades diver-sas. Una de las cosas que hacía Lucía eraescribir. Joyce la impulsaba a escribir tex-tos y Lucía escribía, pero ella estaba cadavez más en situaciones difíciles , hasta quepor fin le recomendaron que fuera a verlo aJung. Ellos estaban viviendo en Suiza y Junghabía escrito un texto sobre el Ulises. Joycefue a verlo para plantearle el tema de su hija,y le dijo a Jung: «Acá le traigo los textos queella escribe, y lo que ella escribe es lo mismoque escribo yo», porque él estaba escri-biendo el Finnegans Wake, que es un tex-to totalmente psicótico, si uno lo mira des-de esa perspectiva: es totalmente fragmen-tado, onirizado, cruzado por la imposibili-dad de construir con el lenguaje otra cosaque no sea la dispersión. Entonces Joycele dijo a Jung que su hija escribía lo mismoque él, y Jung le contestó: «Pero allí don-de usted nada, ella se ahoga». Es la mejordefinición que conozco de la distinciónentre un artista y...otra cosa, que no voy allamar de otra manera que así.

El arte de la natación

En efecto, el psicoanálisis y la literaturatienen mucho que ver con la natación. Elpsicoanálisis es en cierto sentido un artede la natación, un arte de mantener a floteen el mar del lenguaje a gente que está siem-pre tratando de hundirse. Y un artista esaquel que nunca se sabe si va a poder na-dar: ha podido nadar antes, pero no sabesi va a poder nadar la próxima vez que en-tre en el mar.

En todo caso, la literatura le debe al psi-coanálisis la obra de Joyce . El fue capazde leer el psicoanálisis, como fue capaz deleer otras cosas. Joyce fue un gran escri-tor porque supo entender que había ma-neras de hacer literatura fuera de la tradiciónliteraria; que era posible encontrar maneras

de narrar en los catecismos, por ejemplo, quela narración , las técnicas narrativas no estánatadas sólo a las grandes tradiciones narra-tivas sino que se pueden encontrar modosde narrar en otras experiencias contemporá-neas; el psicoanálisis fue una de ellas.

La otra cuestiones qué le debe el psicoanáli-sis a la literatura: le debe mucho. Podemoshablar de la relación que Freud estableciócon la tragedia, pero no me refiero a los con-tenidos de ciertas tragedias de Sófocles, deShakespeare, de las cuales surgieron metá-foras temáticas sobre las que Freud constru-yó un universo de análisis. Me refiero a la trage-dia como forma que establece una tensiónentre el héroe y la palabra de los muertos.

En literatura, se tiende a ver la tragedia comoun género que estableció una tensión en-tre el héroe y la palabra de los dioses, deloráculo, de los muertos, una palabra quevenía de otro lado, que le estaba dirigida yque el sujeto no entendía. El héroe escu-cha un discurso personalizado pero enig-mático, es claro para los demás pero él nolo comprende, si bien en su vida obedecea ese discurso que no comprende. Esto esEdipo, Hamlet, Macbeth, éste es el puntosobre el que gira la tragedia en la discu-sión literaria sobre género que empieza conNietzche y llega hasta Brecht. La tragedia,como forma, es esa tensión entre una pala-bra superior y un héroe que tiene con esapalabra una relación personal.

Esa estructuración tiene mucho que ver con elpsicoanálisis, y no he visto que ello hayasido marcado más allá de la insistencia sobrelo temático: por supuesto, en Edipo hay unproblema con unos padres y unas madres,en Hamlet hay un problema con una madre,en fin. Pero en Hamlet también hay un padreque habla después de muerto.

Otra forma sobre la cual pensar la relaciónentre el psicoanálisis y la literatura es elgénero policial. Es el gran género moder-no; inventado por Poe en 1843, inundó elmundo contemporáneo . Hoy miramos elmundo sobre la base de ese género, hoy ve-mos la realidad bajo la forma del crimen; comodecía Bertold Brecht, qué es robar un bancocomparado con fundarlo. La relación entre laley y la verdad e constitutiva del género, quees un género muy popular, como lo era latragedia. Como los grandes géneros litera-rios, el policial ha sido capaz de discutir lomismo que discute la sociedad, de otra ma-nera. Eso es lo que hace la literatura: discutede otra manera. Si uno no entiende que dis-

cute de otra manera, le pide a la literatura quehaga cosas que mejor las hará el periodismo.La literatura discute los mismos problemasque discute la sociedad , pero de otra mane-ra, y esa otra manera es la clave de todo. Unade estas maneras es el género policial queviene discutiendo las cuestiones entre ley yverdad, la no coincidencia entre la verdady la ley.

Poe inventa un sujeto extraordinario, el de-tective, destinado a establecer la relaciónentre la ley y la verdad. El detective estáahí para interpretar algo que ha sucedido,de lo que han quedado ciertos signos, ypuede realizar esa función porque está afue-ra de cualquier institución. El detective nopertenece al mundo del delito ni al mundo dela ley; no es un policía. Dupin, SherlockHolmes, el detective privado está ahí parahacer ver que la ley en su lugar institucional,la policía, funciona mal. El detective viene aponer el lugar de la verdad que no pertene-ce a ninguna institución donde la verdadsea legitimada.

Se plantea aquí una paradoja en la cual tam-bién estamos incluidos los argentinos hoy:cómo hablar de una sociedad que a su veznos determina, desde qué lugar externo juz-garla si nosotros también estamos dentro deella . El género policial da una respuesta, quees extrema: el detective, aunque forme partedel universo que analiza, puede interpretarloporque no tiene relación con ninguna insti-tución..., ni siquiera con el matrimonio. Eldetective no puede incluirse en ninguna ins-titución social, ni siquiera la más microscópi-ca , porque ahí donde quede incluido nopodrá decir lo que tiene que decir, que es esatensión entre la ley y la verdad.

En la tragedia un sujeto recibe un mensajeque le está dirigido, lo interpreta mal, y latragedia es el recorrido de esa interpreta-ción; la tragedia es el modo en que el suje-to entiende mal. En el policial, el que inter-preta ha podido desligarse y habla de unahistoria que no es la de él, se ocupa de unacuestión que no es la de él: me parece quelos psicoanalistas tienen algún parentes-co con esto.

Transcripción de la conferencia dictadaen Buenos Aires con el auspicio de la Aso-ciación Psicoanalítica Internacional(IPA) 7 de Julio de 1997.

Este texto estará incluido en el libro«Formas breves» (Ed. Temas) de RicardoPiglia, de próxima aparición.