pie equino varo congÉnito

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PIE EQUINO VARO CONGÉNITO

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El PIE EQUINO VARO CONGENITO, también denominado en Colombia como PIE CHAPIN es una alteración o malformación congénita que afecta a los huesos, los músculos y los tendones del pie, que provoca que se deforme curvándose hacia adentro y hacia abajo quedándose rígido y sin ser capaz de recuperar la posición normal. Esta patología la presentan más niños que niñas y puede producirse tanto en un pie, como en ambos.

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PIE EQUINO VARO

CONGÉNITO

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PIE EQUINO VARO CONGENITO “Pie Chapín”

Información a los Padres

Gabriel Ochoa Del Portillo*

(*) Ortopedista Infantil Adscrito

Hospital Infantil Universitario de San José Servicio de Ortopedia Infantil

Bogotá – COLOMBIA

¿Que es el Pie Chapín?

El PIE EQUINO VARO CONGENITO, también

denominado en Colombia como PIE CHAPIN es una

alteración o malformación congénita que afecta a los

huesos, los músculos y los tendones del pie, que provoca

que se deforme curvándose hacia adentro y hacia abajo

quedándose rígido y sin ser capaz de recuperar la posición

normal. Esta patología la presentan más niños que niñas y

puede producirse tanto en un pie, como en ambos.

El PIE CHAPIN es el defecto congénito más frecuente del

pie y afecta no solo el pie, sino también el tobillo del niño. Los músculos del aspecto

posterior de la pierna o pantorrilla están comprometidos en la deformidad, por lo cual

están atrofiados siendo más delgada la pierna, lo cual se hace notorio en los casos en

que el compromiso es de

un solo pie. También

puede ser un poco más

corta la extremidad

comprometida, pero casi

nunca el acortamiento es

mayor a uno o dos

centímetros. En los casos

en que ambos pies están

comprometidos no se

aprecian todas estas

alteraciones pues ambas

extremidades serán muy

similares.

Esta deformidad no es dolorosa, pero se debe corregir tan pronto como sea posible.

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¿Cuál es la incidencia de ésta deformidad?

Se ve un caso en cada 1000 nacimientos y de ellos, uno de cada tres lo tiene en ambos

pies. Dos de cada tres casos son varones, y si uno de los padres u otro familiar tuvo ésta

condición, la posibilidad de que el bebé nazca con PIE CHAPIN, se duplica.

¿Cuál es la causa del Pie Chapín?

La causa de ésta deformidad con precisión no se conoce, pero existen muchas teorías,

algunas de las cuales son más aceptadas que otras. Existen factores genéticos y

ambientales para que aparezca ésta deformidad. Se sabe que la alteración del pie se

produce durante el embarazo alrededor del segundo trimestre que corresponde a la fase

en que el pie comienza a desarrollarse en el feto de una manera más acelerada.

Hoy en día su causa es aún

desconocida y si bien existen

numerosas teorías que pretenden

explicar su origen, ninguna está

totalmente probada. Algunas de

estas teorías hablan de una causa

genética (durante el desarrollo del

bebé en los 3 primeros meses del

embarazo) o familiar (puede

repetirse en las familias y esta

posibilidad se aumenta cuando hay

varios familiares directos que

tienen este padecimiento).

Cuando uno de los padres tiene

PIE CHAPIN, hay un 3-4% de

probabilidad de que los hijos nazcan con la deformidad. Sin embargo, si los dos padres

están afectados, la probabilidad de tener un hijo con PIE CHAPIN es de un 15%.

Otra de las teorías habla de una causa mecánica, por falta de espacio o compresión para

la formación del feto durante el embarazo (posiblemente causada por disminución en el

volumen del líquido amniótico o por la presencia de unas bandas que estrangulan la

pierna del feto).

Otras, hablan de una detención precoz en el crecimiento del pie durante el periodo de

gestación que hace que sus huesos no lleguen a ocupar su posición y forma correctas.

Otras causas posibles son las infecciones y las drogas. Hay estudios recientes que

sugieren que en las mujeres que fuman durante el embarazo puede aumentar el riesgo de

tener un bebé con PIE CHAPIN, especialmente si hay antecedentes en la familia.

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Las mujeres no fumadoras con antecedentes de PIE CHAPIN tienen un riesgo 6 veces

mayor de tener un bebé afectado que las no fumadoras sin antecedentes.

El PIE CHAPIN también puede estar presente asociado a otras enfermedades congénitas

como la de los niños que nacen con luxaciones de varias articulaciones y que se conoce

como el Síndrome de Larsen.

Lo que sí se ha constatado, es que se trata de una malformación más frecuente en niños

que sufren enfermedades neuromusculares y aunque éstas son poco frecuentes es

conveniente la correcta exploración para descartarlas. Dichos padecimientos son: espina

bífida, parálisis cerebral y artrogriposis (que son articulaciones rígidas y huesos curvos).

¿Cuándo se puede hacer el diagnóstico de Pie Chapín?

Puede ser detectada la

deformidad en éste momento

mediante los estudios de

ecografía que se realizan

periódicamente a la madre como

controles rutinarios durante su

embarazo. No siempre es fácil

hacer éste diagnóstico pues

depende de muchas razones

como la posición del feto

durante la ecografía, el tipo de

ecografía que se realice y a

veces también influye la

experiencia del profesional que

realiza el examen. Muchas veces

el diagnóstico prenatal se puede hacer por medio del ultrasonido en la semana 16 del

embarazo. Si es así, se aconseja que se consulte al ortopedista infantil para conocer qué

tratamientos hay disponibles. Sin embargo, las fallas en el diagnóstico prenatal son altas

dado que no es posible diferenciar los pies con deformidad verdadera, de los que solo

tienen una mala postura dentro del útero y hasta el momento no existe ningún

tratamiento prenatal.

La deformidad del pie es evidente al momento del nacimiento.

El talón es de tamaño pequeño y no se desarrolla a medida que el niño crece. La piel es

delgada ya que nunca ha sido sometida a presión. Cuando el bebé empieza a caminar, la

marcha es insegura y bamboleante si la deformidad compromete ambos pies. El niño

camina con los bordes externos de sus pies y, en los casos graves, tiene que levantar un

pie sobre el otro durante la deambulación. Existe limitación de los movimientos del pie,

incluso en el recién nacido, se requiere de mucha fuerza para conseguir mover el pie

hacia una posición normal.

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Esta limitación del movimiento constituye una característica muy importante para el

diagnóstico. Si la deformidad es elástica (corrige en forma espontánea) no requiere de

tratamiento. A estos casos se les llama Pie Equino Postural o Posicional y no son

realmente una deformidad.

El PIE CHAPIN no

produce dolor ni molesta al

bebé hasta que comienza a

ponerse de pie y a caminar.

Si no se trata, el tobillo

permanece torcido y el niño

o la niña no pueden girar el

pie hacia arriba y hacia

abajo de manera normal,

produciendo una manera

torpe de caminar.

Si los dos pies se

encuentran afectados (como

sucede en alrededor de la mitad de los casos), el niño camina “en puntas de pie” o, si los

pies están muy torcidos, caminará sobre los lados o incluso sobre la parte superior de

los pies en lugar de sobre la planta. La parte del pie que utilice el niño para apoyarse al

caminar puede infectarse, desarrollar un callo grande y duro y a menudo, la pierna

entera no crece normalmente. Cuando sólo uno de los pies se encuentra afectado, el pie

y la pantorrilla de esa pierna crecen menos que los de la otra pierna.

¿Cómo se hace el diagnóstico de Pie Chapín?

El PIE CHAPIN se diagnóstica en el

examen físico inicial, cuando acaba de

nacer el bebé, observando la forma del

pie y comprobando que por

manipulación, el obstetra o el pediatra

no pueden obtener una posición normal.

El pediatra deberá realizar una historia

clínica de la madre, de la etapa prenatal,

cómo fue el nacimiento del bebé (parto

o cesárea) y los antecedentes familiares.

Esto permite determinar el diagnóstico,

saber si se trata de una mala posición

del bebé en el útero o si se trata de una

deformidad flexible o rígida.

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Generalmente no se requieren de radiografías en el recién nacido, ya que el diagnostico

se realiza cuando el pediatra revisa al bebé.

Si el pediatra observa alguna malformación en el pie, pedirá una consulta con médicos

ortopedistas infantiles y a veces también con médicos genetistas para un buen

diagnóstico.

¿En que consiste el tratamiento del Pie Chapín?

Método de Ponseti

El tratamiento en general

consiste en realizar desde el

mismo momento del

nacimiento del niño una

seri de manipulaciones y

movilizaciones del pie que

buscan recuperar la

anatomía que está alterada

y seguidas de colocación de

series de yesos que van a

mantener éstas

correcciones.

Los yesos se cambian

aproximadamente cada una

o dos semanas por un

periodo de 6 a 12 semanas, pero puede tardar 4 meses o más y, estos yesos buscan

mantener las correcciones que se consiguen durante las manipulaciones.

A este tratamiento se le ha denominado el Método de Ponseti, debido a su autor quien lo

describió hace más de 50 años y que ha demostrado una alta efectividad en los

resultados obtenidos.

A medida que el tratamiento progresa se va haciendo evidente la corrección progresiva

del pie en casi todos los casos. El objetivo es obtener el mejor resultado posible, que

permita al niño funcionar de manera normal y sin dolor. En algunas ocasiones se

solicitarán radiografías para observar la evolución del tratamiento.

Los padres deben ser instruidos en el cuidado de los yesos y en la mayoría de los casos

se les capacita para que sean ellos quienes retiren los yesos el día anterior o el mismo

día de la consulta en que se realizarán las nuevas manipulaciones y movilizaciones del

pie y la siguiente colocación de yesos. Los padres deben reconocer el comportamiento

del pie dentro del yeso, observando los cambios de color de la piel o de la temperatura

de los dedos, para detectar la existencia de posibles problemas circulatorios.

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Un alto porcentaje de niños corrigen sus deformidades del pie con el tratamiento con

yesos. En algunos casos se requiere complementar éste manejo con cirugías que

terminan por completar la posición normal del pie. En un 80% de los casos se realiza

una pequeña cirugía que se denomina tenotomía del Aquiles y que consiste en realizar

un corte del Tendón de Aquiles a través de una pequeña incisión en la piel sobre éste

tendón. Este procedimiento se realiza bajo anestesia general en salas de cirugía.

Inmediatamente después de ésta intervención se coloca un yeso de similares

características a los que previamente habían sido colocados y el cual es retirado

aproximadamente 3 a 4 semanas después de ésta intervención.

Posteriormente el niño debe

utilizar un dispositivo (aparato o

férula) que consiste en una barra

con dos botas articuladas a la

misma con especiales

especificaciones, el cual logra

mantener la corrección obtenida y

evita que el pie pueda volver a

deformarse.

Este dispositivo es utilizado en

forma permanente de día y de

noche hasta que el niño comience

a caminar.

Una vez el niño haya iniciado la marcha, el dispositivo debe ser utilizado solamente de

noche y algunas veces también durante algunas horas en el día (principalmente cuando

el niño duerme o descansa) para completar unas 15 horas de uso en el día y la noche y

por un periodo de aproximadamente 4 años. Este manejo garantiza el éxito de

tratamiento evitando pérdida de las correcciones obtenidas en el pie. Posteriormente,

debe asistir a controles médicos periódicos cada 4 meses hasta que el niño tenga 6 o 7

años de edad.

¿Puede perderse la corrección obtenida con el tratamiento?

Se cree que puede existir una edad de riesgo para que la deformidad vuelva aparecer y

se sucede entre los dos a tres años de edad. Parece estar relacionado con una primera

fase de crecimiento acelerado del niño. De ahí la importancia del uso correcto y

permanente del dispositivo antes mencionado.

Cuando el tratamiento descrito no es exitoso, entonces se puede considerar un

tratamiento quirúrgico (cirugía). La cirugía permite corregir los problemas del PIE

CHAPIN, en algunos casos en una sola cirugía y en otros casos con múltiples cirugías,

especialmente cuando el niño es mayor.

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Después de la cirugía, se aplica otro yeso para inmovilizar el pie hasta la cicatrización y

después seguir el tratamiento con zapatos o soportes especiales por lo menos un año.

Un PIE CHAPIN que no es tratado puede traer grandes problemas para el niño, pero

con el debido tratamiento podrá desarrollar una vida normal, sin dolor y podrá usar

zapatos comunes. Hay que tener en cuenta que el pie corregido no será perfecto y

generalmente es un poco más corto que lo habitual. También hay que anotar que los

músculos de la pantorrilla serán más pequeños y que a pesar de hacer ejercicio, esta

apariencia no cambiará.

La mayoría de los cirujanos ortopedistas están de acuerdo que el tratamiento inicial del

PIE CHAPIN debe ser conservador y debe empezarse en los primeros días después del

nacimiento, que es cuando son más moldeables las propiedades elásticas de los tejidos

que forman los ligamentos, la capsula articular y los tendones.

La técnica más eficaz y más segura para la corrección de la gran mayoría de los casos

de PIE CHAPIN es la de manipulación del pie seguida de un yeso bien moldeado.

Esta imagen muestra la secuencia de la corrección clínica progresiva de ambos pies a medida que se

van cambiando los yesos por el método de Ponseti

Esta imagen muestra la secuencia de colocación de yesos según el método de Ponseti hasta conseguir la corrección final de los pies

Esta imagen muestra un paciente con deformidad de PIE CHAPIN de ambos pies y su corrección final con la técnica de manipulaciones y yesos según el método de Ponseti

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Las recidivas (repetición de las deformidades una vez se han corregido en el PIE

CHAPIN) son frecuentes y son probablemente debidas a la misma causa patológica que

inicia la deformidad, sin embargo, pueden ser corregidas más fácilmente con

manipulaciones y dos o tres yesos.

Cuando se observa una segunda recidiva y el músculo tibial anterior (que es una

estructura muscular y tendinosa que se localiza en el dorso del pie y que ejerce un efecto

rotatorio muy fuerte del pie hacia adentro), el tendón debe ser transplantado desde el

borde interno del pie hacia el borde externo.

Este transplante previene que se presenten otras recidivas y evita que se requieran de

otro número de cirugías. Si después de colocar dos o tres yesos se observa que la

deformidad no se está corrigiendo bien, no se debe continuar con nuevas

manipulaciones y enyesado. Los resultados funcionales a largo plazo son siempre

mejores si se evita la cirugía.

El tratamiento busca corregir progresivamente todas las deformidades existentes, para

que cuando el niño inicie la deambulación alrededor del primer año de edad, apoye con

su pie de forma correcta en el suelo.

Siempre se debe empezar con un tratamiento ortopédico como el previamente descrito

según el método de Ponseti. Se pretende ir corrigiendo paulatinamente las deformidades

existentes, y en función de dicha corrección, se decidirá si es necesario o no plantear el

tratamiento quirúrgico, el cual debe ajustarse a cada caso en particular (según la

corrección lograda con el tratamiento ortopédico previo), y generalmente debe llevarse a

cabo antes de que el niño cumpla el primer año de vida.

Suele ser necesario realizar nuevas intervenciones quirúrgicas a lo largo de la vida de

estos niños y a pesar de todo, siempre quedarán signos estéticos de que estos pies fueron

pies chapines al nacimiento.

¿Cuáles son los signos de alarma durante un tratamiento con el método

de Ponseti?

Si su hijo está bajo tratamiento para PIE CHAPIN, consulte inmediatamente con su

médico, si:

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Los dedos de los pies se hinchan, sangran o

cambian de color bajo el yeso

El yeso parece estar causando dolor significativo

Los dedos de los pies desaparecen dentro del yeso

El yeso se sale del pie (se cae el yeso)

El pie se comienza a voltear de nuevo

después del tratamiento

Gabriel Ochoa Del Portillo Mayo 20 de 2012