pico orizaba

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15 de febrero del 2015, el pico de Orizaba amanece impúdico viril, desnudo, despojándose del velo de nieve que suele cubrirlo, se avalancha sobre la tierra y muestra su furor volcánico, sin lava, sin humo, arde de amor. La noche de San Valentín, intuyo, Venus visitó a Vulcano... El calor parecía salir del fondo del hoyo. Su cerebro le jugaba ahora ese tipo de jugarretas, y arreciaba al beber de aquella botella de licor de arroz. Cavaba, sentía sed, solo tenía esa botella. El calor del hoyo parecía derretir la nieve alrededor. Cavaba, bebía, pensaba en su casa, en el bello paisaje de Shizuoka dominado por la montaña Fuji San. Se detuvo. Dibujó unos Kanji en un papel que introdujo en el bolsillo izquierdo de su chamarra. Colocó la bandera del sol naciente al lado del hoyo, se introdujo en él, se tendió en posición fetal y cerró los ojos. Desde Pakistán llego hasta Shizuoka, a la puerta de su casa, un paquete con sus pertenencias. La madre llorosa, sonrío orgullosa al leer el papel: "alcancé mi sueño, llegué a la cumbre del K2". El viernes 13 de febrero de Xico a Orizaba, el paisaje del volcán nevado iluminó con su imponente belleza el pintoresco camino tantas veces retratado por pintores del siglo XIX, algunos herederos de Eigenio Landesio y de José María Velasco, otros vanguardistas. El 14 de febrero disfruté de una sesión sobre narrativa en el Museo de Arte del Estado de Veracruz (MAEV) y con esa impronta, a modo de ejercicio escribí esa noche un pequeño relato sobre un alpinista nipón en el K2 (el segundo pico más alto después del Everest) . Luego el día 15 rumbo a Cholula, de nuevo la presencia del Pico de Orizaba me hizo escribir una historia de amor entre Venus y Vulcano. Esta semana, en la que alcancé mis 55 primeros años de edad, el volcán se hizo noticia a propósito de una historia de amor que al parecer ocurrió en la cercanía de mi llegada a este mundo, abriendo una ventana indiscreta más para asomarse a la vida de unas personas que se jugaron la vida, como debe de ser, al ir en pos de sus sueños. Brindo por estas personas, a las que pude sentir, o al menos presentir, al estar en las cercanías del Pico, hace tan poquito tiempo...

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Estampa de un acto de amor

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Page 1: Pico Orizaba

15 de febrero del 2015, el pico de Orizaba amanece impúdico viril, desnudo, despojándose del velo de nieve que suele cubrirlo, se avalancha sobre la tierra y muestra su furor volcánico, sin lava, sin humo, arde de amor. La noche de San Valentín, intuyo, Venus visitó a Vulcano...

El calor parecía salir del fondo del hoyo. Su cerebro le jugaba ahora ese tipo de jugarretas, y arreciaba al beber de aquella botella de licor de arroz. Cavaba, sentía sed, solo tenía esa botella. El calor del hoyo parecía derretir la nieve alrededor. Cavaba, bebía, pensaba en su casa, en el bello paisaje de Shizuoka dominado por la montaña Fuji San. Se detuvo. Dibujó unos Kanji en un papel que introdujo en el bolsillo izquierdo de su chamarra. Colocó la bandera del sol naciente al lado del hoyo, se introdujo en él, se tendió en posición fetal y cerró los ojos. Desde Pakistán llego hasta Shizuoka, a la puerta de su casa, un paquete con sus pertenencias. La madre llorosa, sonrío orgullosa al leer el papel: "alcancé mi sueño, llegué a la cumbre del K2".

El viernes 13 de febrero de Xico a Orizaba, el paisaje del volcán nevado iluminó con su imponente belleza el pintoresco camino tantas veces retratado por pintores del siglo XIX, algunos herederos de Eigenio Landesio y de José María Velasco, otros vanguardistas. El 14 de febrero disfruté de una sesión sobre narrativa en el Museo de Arte del Estado de Veracruz (MAEV) y con esa impronta, a modo de ejercicio escribí esa noche un pequeño relato sobre un alpinista nipón en el K2 (el segundo pico más alto después del Everest) . Luego el día 15 rumbo a Cholula, de nuevo la presencia del Pico de Orizaba me hizo escribir una historia de amor entre Venus y Vulcano. Esta semana, en la que alcancé mis 55 primeros años de edad, el volcán se hizo noticia a propósito de una historia de amor que al parecer ocurrió en la cercanía de mi llegada a este mundo, abriendo una ventana indiscreta más para asomarse a la vida de unas personas que se jugaron la vida, como debe de ser, al ir en pos de sus sueños. Brindo por estas personas, a las que pude sentir, o al menos presentir, al estar en las cercanías del Pico, hace tan poquito tiempo...