pfuertes actualizado
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La violencia y la inseguridad tienen solucin. Puntos Fuertes representa un nuevo concepto, una idea clara y distinta, para satisfacer las necesidades de
proteccin que reclama la ciudadana.
Su contenido un anlisis agudo y profundo de las causas que generan la criminalidad, ameno y coloquial, comprende tanto al individuo como a la sociedad y a las instituciones. Esta obra logra compatibilizar temas polticos,
militares y policiales con las angustias de una sociedad amenazada por la
delincuencia; motivo que ayuda a la comprensin de cuestiones especficas que
escapan al comn conocimiento de la gente.
Su mayor aporte a la segunda preocupacin de todos los argentinos radica en una
serie de propuestas que se traducen en un importante proyecto concebido con
entendimiento, imaginacin y practicidad.
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HAY QUE ACTUAR COMO HOMBRE DE PENSAMIENTO Y PENSAR COMO HOMBRE DE ACCIN
Henri-Louis Bergson Pars, 1859 - 1941
Henri Bergson, licenciado en filosofa, a partir de 1897 imparte clases de filosofa moderna en
el Collge de France. En 1914 ingresa en la Academia de Francia y trece aos despus recibe el
Nobel de Literatura. Su educacin filosfica se desarrolla dentro del positivismo, aunque con el
paso del tiempo se distancia de este pensamiento y se apoya en la intuicin para conocer los
fenmenos de la conciencia. Dentro de su produccin hay que citar: "Materia y Memoria", "Le
rire", "L`nergie spirituelle", "Le pense et le mouvement", "Introuction a la mtaphysique"
adems de las obras en las que rene sus ensayos y conferencias.
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NDICE
PRLOGO PARA BONAERENSES 7
INTRODUCCIN 12
CAPTULO I La Autonoma de los Municipios 15
El Conurbano: Estado o Municipio 15
Conclusiones finales del Documento de Trabajo del INAP 17
Secesin del Gran Buenos Aires 23
CAPTULO II La Polica Bonaerense 25
Resea histrica: Estado de derecho y Poder de Polica 25
La Polica y su circunstancia 26
El despliegue 28
La organizacin 29
La capacitacin 30
La conduccin y la supervisin 31
La operatividad 31
Los recursos humanos 32
CAPTULO III Sociedad y Seguridad 35
Seguridad particular y general 35
Polica Migratoria Auxiliar: el control migratorio 36
El Documento Nacional de Identidad 37
Zonas liberadas 38
Las agrupaciones populares y los piqueteros 38
Los saqueos 40
Violencia pblica 42
CAPTULO IV La Situacin 44
Guerra delictiva 44
- Componentes de la guerra 44
- Clasificacin de la guerra 45
Conflictos regionales. Colombia y su extensin a la Argentina 46
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CAPITULO V Otras Operaciones Militares 48
CAPITULO VI Conclusiones 52
Recuperacin de los valores morales y culturales del individuo 52
Enfrentamiento social 53
Ausencia del Estado 53
Autonoma municipales 55
Accin conjunta de las reas de gobierno 56
Influencia de los medios de comunicacin 56
La justicia 57
La polica 58
Disociacin entre Comunidad, Justicia y Polica 59
Asignacin presupuestaria y administracin de los recursos 60
Capacitacin 61
Guerra delictiva 61
Pacificacin social 62
Conclusiones finales 63
CAPITULO VII Proposiciones 64
Separacin del conurbano del resto de la Provincia de Buenos Aires 64
Polica Militar de Seguridad 64
Despliegue territorial 68
Estrategia 68
Recursos Humanos 69
CAPITULO VIII Seguridad por Puntos Fuertes 70
Concepto 69 70
Tareas a realizarse en los Puntos Fuertes 69 70
Reclutamiento 69 70 Instruccin y Capacitacin 71 Operaciones 72 Investigaciones 73 Detenidos 74 Cuerpos Especiales 74
Sistema Policial 74
CAPITULO IX Ventajas Socio-Econmicas del Proyecto 76
Fuente de trabajo 76
Formacin de profesionales 76
Capacitacin de Vigiladores 77
Formacin de la Reserva para las FF.AA. 77
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Reactivacin econmica 77
Desarrollo comercial 78
Desarrollo urbanstico 78
Desarrollo habitacional 78
Mejoramiento de las vas de comunicacin 78
EPLOGO PARA ARGENTINOS 80
ANEXOS
Debate con los principales candidatos a presidente en las elecciones 2003 86
Proyecto acadmico 92
Grficos 96
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PRLOGO PARA BONAERENSES
Si bien el lenguaje oscurece el pensamiento, dirijo estas cavilaciones a los
habitantes del Gran Buenos Aires para dejar a vuestra consideracin las
inquietudes y motivaciones que me impulsaron a desarrollar este proyecto para
luchar contra el flagelo y la pesadilla de la inseguridad. Estoy persuadido que para
poder controlar este mal nuestro de cada da debemos, ante todo, realizar un
examen de conciencia para identificar la raz del problema. Una vida sin examen no merece la pena de ser vivida, declara Scrates.
Propongo una metodologa que parta de lo individual, de lo particular, a lo
general. Siendo el primer eslabn de esta cadena el hombre, luego la sociedad y
por ltimo las instituciones. As podremos razonar, correctamente, cada una de
estas partes para arribar a una solucin.
Todos los das escuchamos o leemos que asaltaron a un joven para quitarle un par
de zapatillas, que robaron a un comerciante, que ingresaron a una vivienda y
apalearon a un abuelo para sustraerle el mnimo sustento, que tomaron e
incendiaron una comisara. Pero no termina ah: estos vndalos tambin
secuestran y matan, arrojan del tren en movimiento a sus vctimas o le prenden
fuego. Algn frvolo preguntara qu nos pasa a los argentinos?
Y qu nos pasa...?, mucha televisin, pobreza, desempleo y todos los pecados
capitales! Nos pasa la injusticia social. Mas todo esto justifica matar? Me parece,
sin miedo a equivocarme, que lo que nos sucede es inherente al ser, tiene relacin con el hombre actual y su naturaleza, con la ignorancia de Dios. Hemos
subvertido el orden natural. Resulta que hoy los hombres somos divinos, los animales son divinos, hasta los objetos son divinos. No es un simple error
semntico, es la postura rebelde y soberbia del hombre frente a Dios; divinus
perteneciente o relativo a Dios, no a los zapatos.
El supery y el triunfalismo nos lleva a satisfacer nuestros deseos imponiendo la
propia voluntad a travs de los diferentes grados de violencia, que no es otra cosa
que obrar fuera de un estado natural.
Este discurso pretende que el lector se detenga por un momento a pensar y
reflexionar que la inseguridad tiene menos que ver con la accin policial que con
los pecados resaltados ms arriba.
Cada uno de nosotros, argentinos, debemos influir en nuestro medio, en nuestro
crculo diario, con acciones concretas, intentando cambiar los defectos por
virtudes. Cmo hacerlo? Como cualquier construccin, comenzando por la base:
los nios y los jvenes las generaciones futuras, educndolos y preocupndonos
por ellos. Para que tengan esperanzas, para que aprendan a pensar y formen su
propio juicio mediante la lectura. Para que desarrollen su imaginacin, su
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creatividad a travs del estudio y del trabajo. Dialogando con ellos y sobre todo
tratando de brindarles buenos ejemplos. Porque... los que ejercemos la paternidad
(mam y pap), la mayora, dejamos mucho que desear. Como decirlo, estamos
en otra; en otra galaxia. Vivimos de apariencias seducidos por las luces de un mundo efmero y epicreo.
Debemos empezar a tratarnos bien, con respeto. Si salimos de compras, el
vendedor de turno nos atiende despectivamente, como diciendo: compr! que no
estoy para perder el tiempo ni la comisin. Si conducimos, en un trnsito
endemoniado, se nos pegan al paragolpe trasero acosndonos con las luces y nos
pasan por la derecha o por arriba pero nunca por la izquierda. De peatn nos
atropellan. Los bancos se quedan con nuestro dinero...
Recuerda el lector su niez? Cuntos perros vivan en departamentos? No
muchos verdad; es ms no existan los paseadores de perros. Hoy, ya no son
perros, ahora son mascotas, han elevado su status. Deseo declarar que me gustan
los animales y particularmente en aquel entonces yo disfrutaba dos ovejeros. Pero
el asunto es: la cantidad de mascotas, animales al fin, que viven presos en departamentos no acordes a su tamao. Ejemplo: un hermoso San Bernardo en un
departamento de un ambiente. La teora que me propongo enunciar expresa que la
densidad poblacional de canes es directamente proporcional a la soledad de las
personas. Como entre los seres humanos nos ladramos, entonces necesitamos
hablar con los perros. Este grave problema de incomunicacin no se agota en s
mismo; adems se suma el desprecio por nuestros semejantes vale decir, por los seres humanos materializado en la asquerosa suciedad de aceras, calzadas y parques donde concurren a jugar nuestros nios. Usted no cree que deberamos
intentar comunicarnos y tratarnos mejor?
Con una alta densidad de polticos, nos faltan polticas de educacin, salud,
trabajo, seguridad... de todo!
Ante las contingencias adoptamos reacciones impulsivas. Menciono un ejemplo y
el lector agregue otros: por falta de seguridad edilicia los detenidos se escapan de
las comisaras; solucin: contenedores ambientados como calabozos, eso s, con aire acondicionado. Poco serio. Por suerte no se implement.
Uno de los principios bsicos de la comercializacin, enunciado en el tratado de
Philip Kotler1, consiste en observar la conducta del consumidor cual si fuera una
bacteria acosada por el microscopio, para detectar sus necesidades. El objetivo de
esta rutina es crear un producto que lo satisfaga.
El postulado sealado me impuls a conocer, mediante una experiencia directa, la
conducta y preocupaciones de los habitantes del Gran Buenos Aires. As pues me
dediqu a recorrer algunos municipios con el fin de acercarme a sus vecinos para
1 KOTLER, Philip; Mercadotecnia; Prentice-Hall Hispano Americana, tercera edicin; p.157.
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conocer sus intranquilidades. Con toda razn el controvertido Maquiavelo2 funda
toda su sabidura poltica, en la percepcin y meditacin de la historia, atenta
siempre alla verit effettuale della cosa y no alla immaginazione di essa a la verdad de la cosa y no, a la imaginacin de ella. La calle y la gente me hizo
conocer la realidad palpable de la inseguridad, cuestin indispensable para pensar
en una solucin, en un producto que sofoque aquella realidad.
Recuerdo una vez que estaba mirando un noticiero vespertino y pasaron una
noticia que involucraba a dos mujeres mayores la mam de unos ochenta aos y la hija de aproximadamente sesenta, ambas se encontraban en su negocio, un almacn del Gran La Plata. Fueron asaltadas por tres sujetos que las ataron,
amordazaron y apalearon brutalmente. En la nota la seora mayor contaba, con
expresiones de nia asustada y lgrimas en los ojos, como haba sido maltratada
mientras imploraba por su vida. Esta escena, documentaba mi impresin sobre el
sentimiento de la gente durante mis paseos, donde el pnico se haba apoderado
de la poblacin.
En nuestra niez jugbamos en la calle, en paz y con alegra. Nadie nos
molestaba, la gente grande nos cuidaba y retaba si fuera el caso. Lgico, hoy el mundo cambi, evolucion, progres. Trueco todo el progreso tecnoclnico por
aquel municipio apacible.
Por qu padecemos la inseguridad? Opino que somos, al mismo tiempo, causa y
efecto del problema. En otras palabras con nuestro comportamiento provocamos
lo que padecemos. No podemos remediar la falta de seguridad si antes no
conocemos nuestro interior y revertimos el modo de relacionarnos con los dems.
Debo afirmar que estoy en total desacuerdo con las teoras que adjudican los
males que nos aquejan a la falta de empleo y al elevado ndice de pobreza. Hay
pobres que son dignos y virtuosos, desocupados que gozan de los beneficios de un
plan social hasta tanto puedan encontrar una salida laboral. Con ingenio, esfuerzo,
trabajo y solidaridad social, aunque las condiciones sean duras, se puede salir
adelante. Lo ms fcil es abandonarse y autocompadecerse de una situacin
desgraciada. No se puede ni se debe esperar todo del Estado, aunque ste debiera
cumplir su rol. Una muestra de madurez social son las fbricas abandonadas por
empresarios inescrupulosos que fueron rescatadas por sus obreros, formando
cooperativas, y puestas a producir brindando beneficios a miles de familia y a la
sociedad. Tambin estn los desocupados que recurren a la capacitacin para
reconvertir sus habilidades en oficios que parecan olvidados. O tal vez creamos
que nuestro pas va a resurgir por obra y gracia del Fondo Monetario
Internacional y de los economistas de turno. ntimamente pienso que la Repblica
Argentina va a ser un pas desarrollado, mejor que aquellos que hoy envidiamos,
y nuestros hijos van a vivir en una excelente Nacin gracias a la educacin, el
trabajo y la solidaridad de su pueblo y no por las recetas mgicas de polticos
2 MACHIAVELLI, Niccol; Il Principe; Alianza (traduccin de Miguel ngel Granada), Buenos Aires, 1993; p. 9.
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negativos porque slo saben denunciar y no aportan nada o los grupos de poder.
Juan Pablo II nos exhort en Lujn con una frase que an no comprendimos:
Levntate Argentina!. Tambin un filsofo como Ortega y Gasset nos acometi: Argentinos, a las cosas, a las cosas!3.
Ocupmonos entonces de nuestras cosas. Si nos desentendemos de todo y slo
nos preocupamos por satisfacer nuestras necesidades banales en lugar de
respetarnos y hacernos respetar. Si no cuidamos a nuestra simiente, carentes de
afecto y dedicacin, como tampoco de dar ejemplos y poner lmites. Si no
participamos y comprometemos para solucionar los graves problemas que nos
acucian. Si miramos durante horas a una caja boba, que desinforma e indigesta con informaciones remasticadas y digeridas por los multimedios para beneficio de
sus propios intereses, sin siquiera recurrir a lectura de los clsicos que formaran nuestro propio criterio sobre las cosas. Si pecamos por omisin,
entonces es justo padecer nuestra sociedad. De nosotros depende, no slo del
gobierno.
La mediocridad, loba disfrazada de cordero, depredadora del hombre creativo y
con sentido propio, ocupa un lugar privilegiado entre las causas de nuestros
males. La Argentina est en crisis, pero su crisis poltico-econmica es posterior a
una ms profunda, la del ser argentino. El sentido comn nos ha igualado en el ms bajo denominador; sombras4 as los define Jos Ingenieros. Una capa grasosa que impide el surgimiento de hombres virtuosos5 para aportar innumerables beneficios a la sociedad. Estamos como descerebrados sin
capacidad de pensamiento, esperando importar ideas salvadoras del norte o, peor
an, esperando a un salvador, sin darnos cuenta que ya vino hace dos mil tres
aos.
Vase, por ejemplo, lo que hace ms de ochenta aos escriba Stuart Mill6:
Aparte de las doctrinas particulares de pensadores individuales, existe en el mundo una fuerte y creciente inclinacin a extender en forma
extrema el poder de la sociedad sobre el individuo, tanto por medio de
la fuerza de la opinin como por la legislativa. Ahora bien, como todos
los cambios que se operan en el mundo tienen por efecto el aumento de
la fuerza social y la disminucin del poder individual, este
desbordamiento no es un mal que tienda a desaparecer
espontneamente, sino, al contrario tiende a hacerse cada vez ms
3 ORTEGA Y GASSET, Jos; Meditaciones para un pueblo joven; Conferencia en La Plata ao 1939.
4 INGENIEROS, Jos; El hombre mediocre; Losada; 27 edicin: octubre 2001; captulo IV, p. 115. Atraviesan el
mundo cuidando su sombra e ignorando su personalidad. Nunca llegan a individualizarse: ignoran el placer de
exclamar yo soy, frente a los dems. No existen solos. Su amorfa estructura los obliga a borrarse en una raza, en un pueblo, en un partido, en una secta, en una bandera: siempre a embadurnarse de otros. 5 Y cuando llegan los matamos con nuestra indiferencia. Recordemos al Dr. Ren Favaloro
6 STUART MILL: La libert, trad. Dupont-White (pp. 131-132). [En: ORTEGA Y GASSET, Jos; La rebelin de
las masas; Andrs Bello; segunda edicin 1996; p. 35.]
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formidable. La disposicin de los hombres, sea como soberanos, sea
como conciudadanos, a imponer a los dems como regla de conducta
su opinin y sus gustos, se halla tan enrgicamente sustentada por
algunos de los mejores y algunos de los peores sentimientos inherentes
a la naturaleza humana, que casi nunca se contiene ms que por faltarle
poder. Y como el poder no parece hallarse en va de declinar, sino de
crecer, debemos esperar, a menos que una fuerte barrera de conviccin
moral no se eleve contra el mal, debemos esperar, digo, que en las
condiciones presentes del mundo esta disposicin no har sino
aumentar.
La cacerola7 cambi el orden de los factores, pero no alter el producto. Esta bien que manifestemos nuestro descontento, pero la participacin seria y
responsable se realiza aportando desde nuestra ocupacin ideas, proyectos y
soluciones que pueden ser viables. Por ejemplo, a partir de las organizaciones no
gubernamentales (ONG) la prctica poltica del futuro, o de asociaciones de fomento u otro tipo. La cuestin es participar para no perder todava ms, el poder
individual de decidir.
A la sazn, la intencin de este prlogo es promover un debate que nos exija
pensar, para descubrir, para darnos cuenta de nuestra conducta cotidiana; la de un
pueblo que vive enemistado, amargado y malhumorado. Causas no faltan, pero las
consecuencias de este comportamiento, sumado al constante bombardeo de un
periodismo amarillista y a la sobredosis de violencia en dibujos animados, series
de televisin y pelculas, desembocan, inexorablemente, en un enfrentamiento
interno de toda la sociedad.
7 En relacin al cacerolazo, manifestacin popular que derroc al gobierno aliancista del Dr. Fernando de la Rua
el 20 de diciembre de 2001.
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INTRODUCCIN
Las siguientes pginas intentarn acercarle al lector una visin dismil, nueva y
original, sobre qu hacer con la seguridad o, mejor dicho, la inseguridad. El tema se tratar con la profundidad que merece, mediante la histologa de cada una
de las partes involucradas. La finalidad es mostrar una alternativa global y
diferente, pues la situacin actual no admite soluciones a medias, sino cambios
profundos y coherentes. Para que una situacin tan compleja se pueda revertir con
imaginacin, voluntad y liderazgo poltico, esfuerzo y solidaridad.
Desde variadas reas, como la poltica, la sociedad, la justicia, la economa, la
estrategia y la polica, examinar el comportamiento e influencia de cada una de
ellas en la obtencin del bienestar.
La triste experiencia de los ltimos aos, abonada con la sangre de vctimas,
policas, testigos y delincuentes, ha demostrado que la solucin no radica en el
gatillo fcil, ni en la tolerancia cero del seor Rudolph Giulani8, ni en la mano dura; tampoco en un sistema de garantas y menos an en la cuestionada pena de muerte. La solucin debe ser argentina para problemas argentinos; comprendiendo, en principio, al hombre y luego desactivando todas las cargas que su circunstancia le genera. Lograda esa primera gran etapa disminuir,
sensiblemente, la violencia y por ende la delincuencia. Definiendo luego una
poltica coherente y realista que d lugar al estudio, planeamiento y ejecucin de
las obras y tareas necesarias. Montando un sistema autnomo e integral de
prevencin y disuasin. Finalmente, y como ltimo recurso, una accin policial
contundente, cuyo propsito es la proteccin de las personas.
Pensar la seguridad es apreciar su realidad, de ninguna manera es la inteleccin de
ella. Vale decir que pensar la seguridad no es conocerla sino comprenderla y para
ello se la debe relacionar con el hombre y la sociedad.
La antinomia dureza o blandura no es una metodologa, ms bien son signos
reaccionarios del carcter del individuo que adopta una resolucin. La polica
debe actuar, pero con profesionalidad y responsabilidad; nunca con impulsividad.
El punto de partida de este profundo cambio se sita en el hombre y en el Estado.
La administracin pblica nacional, provincial y municipal est colapsada. El
diagnstico es preocupante; por un lado encontramos a un Estado hemipljico,
cuasi ausente y por el otro a un individuo ajeno y desinteresado. Y ambos
coexistiendo dentro de una Nacin que se desintegra.
8 Ex alcalde de New York, que asesor al gobierno argentino y a otros pases para emplear la metodologa de la
tolerancia cero, en la lucha contra la delincuencia y en agitaciones sociales.
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Dos grandes teorizadores liberales Stuart Mill o Spencer9 nos sorprenden cuando su defensa del individuo no se basa en mostrar que la libertad beneficia a
ste, sino todo lo contrario, que beneficia e interesa a la sociedad. El ttulo que
Spencer escoge para su libro El individuo contra el Estado ha sido causa de contradiccin entre los intelectuales que solamente leyeron el ttulo. Porque individuo y Estado significan en este ttulo dos meros rganos de un nico sujeto:
la sociedad. Y lo que se discute es si ciertas necesidades sociales son mejor
servidas por uno u otro rgano.
ste es el punto exacto de la discusin. Nuestro pas es federalista, cuando menos
su forma esta consagrada en la Constitucin y la repetimos con convencimiento.
Pero la realidad de la cosa es distinta. Y aqu llegamos al grave problema que una vez por todas debemos resolver. O somos federales o somos unitarios;
administracin centralizada o descentralizada. Ser y parecer, no podemos continuar con esta hipocresa, afirmando una cosa y haciendo otra.
El poder pblico recae entre otros en el Estado, en las instituciones, en las
asociaciones, en los municipios y tambin en los individuos como ser social. As como el Estado no cumple su rol, tampoco el ciudadano cumple el suyo. A
este tipo de individuo Ortega y Gasset lo denomin hombre-masa10
:
...un hombre vaciado de su propia historia, sin entraas de pasado y, por ende, dcil a todas las disciplinas. Ms que un hombre, es slo una
caparazn de hombre que carece de un dentro, de una intimidad suya, inexorable e inalienable, de un yo que no se pueda revocar. De aqu que
est siempre en disponibilidad para fingir cualquier cosa. Tiene slo
apetitos, cree que tiene slo derechos y no cree que tiene obligaciones:
es el hombre sin la nobleza que obliga sine nobilitate snob.
El interrogante que se nos plantea es: cmo servir mejor a la sociedad? Desde
una posicin constitucionalista debera instrumentarse asumiendo cada quien la
responsabilidad que como persona pblica le corresponda, sea Estado, municipio
o individuo.
Aqu no es motivo de estudio la funcin pblica o el derecho administrativo.
Aunque ambos temas son decisivos para llevar adelante cualquier tipo de
proyecto que tenga que ver con la administracin servir a. El Estado debe delegar funciones en las provincias, las provincias en los municipios, los
municipios en asociaciones varias y por fin en el individuo. Es decir, hay que
federalizar a la Nacin. Para que todos sus integrantes participen y sean
responsables de la cosa pblica. En el captulo I me referir a la Autonoma de los
Municipios y su relacin e importancia con la seguridad pblica. Es
imprescindible entender este derecho para luego avanzar con el resto de los temas. 9 ORTEGA Y GASSET, Jos; La rebelin de las masas; Andrs Bello; segunda edicin 1996; p. 33.
10 ORTEGA Y GASSET, Jos; op. cit.; p. 27. En Inglaterra las listas de vecinos indicaban junto a cada nombre el
oficio y rango de las personas. Por eso, junto al nombre de los simples burgueses apareca la abreviatura s. nob.,
vale decir, sin nobleza. ste es el origen de la palabra snob.
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El ttulo de este posible libro y su argumento central, Puntos Fuertes, concierne a un concepto de tctica militar que surgi como una de las mejores soluciones
para combatir la delincuencia localizada en los distintos partidos de la provincia
de Buenos Aires y del interior del pas.
La contracara del mencionado concepto es la verdad cotidiana de los servicios
pblicos; donde los hospitales, organismos, registros, comisaras entre otras
prestaciones, representan puntos dbiles. Pues as es la eficiencia y la atencin a la que estamos sometidos todos los contribuyentes.
La idea, entonces, es mutar la presente mediocridad sustituyendo debilidades por fortalezas.
Para el presente trabajo se eligi la zona ms conflictiva de todo el pas cual es el
Gran Buenos Aires. Toda la informacin, estudios y anlisis corresponden a la
situacin que vive esa importante regin denominada conurbano.
En cuanto a la seguridad nada es definitivo o absoluto. Las conclusiones y
consideraciones, como tambin las propuestas expresadas, intentan establecer un
debate legislativo; son un aporte, una contribucin individual a la sociedad para pacificarla.
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CAPTULO I
LA AUTONOMA DE LOS MUNICIPIOS
El Conurbano: Estado o municipio
La provincia de Buenos Aires ocupa el 11% del territorio nacional. Su poblacin
estimada es de 13.800.000 habitantes y representa el 38,5 % del pas
aproximadamente. Est organizada en ciento treinta y cuatro municipios con una
densidad poblacional de 45 habitantes por kilmetro cuadrado. El producto bruto
interno provincial es, aproximadamente, de 11.300 millones de pesos (35% del
pas) y por habitante de 8.200 pesos anuales. Siendo la poblacin
econmicamente activa de 5.200.000 habitantes.
El conurbano bonaerense tiene una poblacin estimada de 10.200.000 habitantes
(70% de la provincia, 34% del pas). Su territorio ocupa el 2% de la provincia y a
los fines del proyecto se ha dividido en treinta y cuatro municipios11
.
Apreciando estos datos bien podramos concluir que el conurbano es un pas
dentro de otro. Y por consiguiente todos sus problemas adquieren un relieve y una
importancia tal que afectan, directa o indirectamente, al resto de la Repblica
Argentina.
Para todos los municipios llamados del conurbano, vivir ha sido siempre desde hace ya varias dcadas moverse y actuar en un espacio o mbito comn. Vale decir que para cada uno vivir era convivir con los dems. A ese espacio histrico
comn donde todos se sienten como en su casa, corresponde un espacio fsico
bien delimitado y con caractersticas que lo distinguen del resto de la provincia. El
espacio histrico a que aludo se mide por el radio de efectiva y prolongada
convivencia, representa un espacio social. Sociedad es lo que se produce
automticamente por el simple hecho de esa convivencia. Ineluctablemente
segrega sta costumbres, usos, lengua, derecho, poder pblico. Tambin existe un
espacio productivo que se genera por la radicacin de mltiples fbricas, talleres,
curtiembres, plantas qumicas y dems actividades que se interrelacionan creando
polos econmicos industriales a lo largo y ancho de su territorio.
Deseo insinuar que los municipios bonaerenses son desde hace mucho tiempo una
sociedad, una colectividad. Esa sociedad manifiesta todos los atributos de tal; hay
costumbres bonaerenses, usos bonaerenses, opinin pblica bonaerense, derecho
bonaerense, poder pblico bonaerense. Por todo esto y teniendo en cuenta el
realismo histrico, creo que es cuestin de tiempo o de alguna circunstancia
detonante para que el conurbano alcance su unidad mediante la concrecin de un
Estado autnomo. El espacio y el tiempo no estn presentes como factores
abstractos sino todo lo contrario, intervienen en forma concreta, y su producto, la
velocidad, representa la dinmica del suceso en proceso.
11
Todos los datos corresponden al censo del ao 2000.
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La globalizacin y localizacin son identificadas como las dos fuerzas ms importantes en la forma que adopta el desarrollo en el inicio de la 21
centuria. Diversos autores coinciden en la doble cara de la globalizacin,
esencialmente global en lo econmico y localizante en lo cultural;
remarcan la necesidad de pensar globalmente y actuar localmente a efectos
de poder comprender la dinmica social contempornea; y entienden el
carcter integrado de la relacin global-local, del mismo modo que se
comprende la relacin entre lo universal y lo particular, en la cual no es
posible pensar a uno sin lo otro12.
En la ltima dcada los municipios tuvieron un crecimiento vertiginoso pero,
como los cementerios, no se desarrollaron. El desafo del porvenir consiste en
liberar toda esa fuerza acumulada e incontenible, y desarrollarla (desenrollarla).
Una visin federalista del problema nos plantea considerar la idea, esbozada ms
arriba, de los Municipios Unidos del Gran Buenos Aires. El meollo de toda esta
cuestin es la autonoma de estos pequeos estados, consagrada en dos artculos de la Carta Magna
13. La Constitucin bonaerense es una de las pocas que an no
ha reglamentado dicha autonoma. Aunque varios de sus artculos14
se refieren in
extenso sobre el tema.
Legalmente puede declamarse un estado autnomo, pero su concrecin depende
de la disponibilidad, por parte del municipio, de los ingresos fiscales e impuestos,
siendo los ms cuantiosos los inmobiliarios y las rentas por los automotores, los
que estn administrados por la provincia.
Las prestaciones especficas, como salud, educacin, justicia, accin social y
seguridad, se veran muy favorecidas con la sancin de la autonoma de los
municipios. Los beneficios llegaran en forma ecunime y directa a la poblacin,
logrndose en consecuencia una justa distribucin de la riqueza. Aumentara la
recaudacin impositiva. Los contribuyentes ejerceran un control ms cercano y
estricto sobre el destino de sus impuestos. Los gobiernos locales seran
responsables directos del bienestar de la comuna, pero tambin contaran con los
recursos necesarios para realizar su gestin.
La sancin de la autonoma de los municipios en la Constitucin de la provincia
de Buenos Aires traera aparejado un sinnmero de ventajas, pero el mayor
progreso consistira en aumentar el grado de participacin ciudadana.
12
SONNTAG, H. y ARENAS, N., 1995, Lo global, lo local, lo hbrido. Aproximaciones a una discusin que
comienza. Ponencia en la 1 reunin regional para Amrica Latina del MOST UNESCO, Buenos Aires. Citado por Nardacchione, 1997, 140. [En: ITURBURU, Mnica Silvana; Municipios Argentinos. Potestades y
Restricciones Constitucionales para un Nuevo Modelo de Gestin Local. Segunda versin; INAP; Direccin
Nacional de Estudios y Documentacin; Buenos Aires, 2001; p. 22] 13
CONSTITUCIN DE LA REPBLICA ARGENTINA; Arts. 5 y 123. 14
CONSTITUCIN DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES (Arts. 103, 159, 166, 172 y Sec. 7ma. Arts. 190 a
197, 203 y 211).
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16
Conclusiones finales del Documento de Trabajo del INAP
Para mejor informacin de los lectores transcribir a continuacin, fragmentos,
de las conclusiones finales de un Documento de Trabajo del Instituto Nacional de
la Administracin Pblica (INAP) Municipios Argentinos realizado por la Direccin Nacional de Estudios y Documentacin (Direccin de Estudios e
Investigaciones) y cuya autora corresponde a la Contadora Pblica Mnica
Silvana Iturburu. No siendo un especialista, considero que la investigacin
aludida es un aporte invalorable para la consecucin de las autonomas
municipales. Asimismo, me sirvo de sus contundentes argumentos para
fundamentar, an ms, la metodologa a seguir para ejecutar el proyecto de
seguridad presentado en este ensayo.
La Repblica Argentina tiene una dbil tradicin municipalista. Las aoranzas de los cabildos indianos de muchos defensores de la instancia
local desconocen el origen aristocrtico de los mismos y el posterior
predominio en la institucin de vecinos que la utilizaron con fines
lucrativos y como medio de ascenso social. Posteriormente, durante el
perodo de organizacin nacional, se asign a los municipios un carcter
autrquico, delegativo, administrativo y no gubernamental, y se le
definieron escasas competencias.
A esta debilidad contribuy significativamente el predominio de las
polticas centralistas de desarrollo desde 1940 en adelante, las que
privilegiaron al Estado Nacional y el avance de los gobiernos provinciales
sobre los municipales, bajo la forma de intervenciones, asuncin de
competencias relativas al poder de polica y prestacin de servicios
pblicos. La histrica escasez de recursos econmicos aument su
vulnerabilidad y dependencia financiera. En los ltimos aos se produjeron
algunas seales institucionales, sintomticas de las presiones a favor de un
cambio de esta tendencia. Las ms significativas son la declaracin de la
autonoma municipal en muchas constituciones provinciales reformadas a
partir de 1986, el cambio de la jurisprudencia de la Suprema Corte de
Justicia de la Nacin desde 1989 y el reconocimiento de la autonoma
municipal en la Constitucin Nacional de 1994.
A escala internacional, en tanto, la globalizacin y la localizacin
surgieron como las dos fuerzas ms importantes en la determinacin de la
forma del desarrollo en cada regin. Los antes omnmodos gobiernos
centrales comenzaron a perder presencia y el principio de subsidiariedad se
convirti en el verdadero leit motiv de toda reflexin acerca del mbito de
intervencin de las entidades locales, con el propsito de acercar las
decisiones a nivel ms prximo al ciudadano.
En la Repblica Argentina, el Estado Nacional adopt la estrategia de
transferir funciones a los gobiernos subnacionales; si bien este proceso ya
se haba iniciado en el perodo 1983-1986, fue muy pronunciado entre
1990 y 1993. no obstante, las provincias retuvieron la mayor parte de las
responsabilidades transferidas; esto se reflej en el incremento de su
participacin relativa en el gasto pblico total, que en el periodo 1980-
1997 aument 10,6 puntos, en tanto la municipal slo creci 2,5 puntos. A
pesar del incremento sealado, la participacin del gasto pblico municipal
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an se mantiene en niveles muy inferiores a la media de los pases
desarrollados de estructura federal.
No obstante la mayor fragilidad de este proceso de descentralizacin de
funciones deriv de la falta de redistribucin de potestades tributarias. Al
aumentar el gasto y las transferencias, los municipios redujeron la
correspondencia fiscal y los ltimos datos disponibles indican que apenas
pueden financiar con recursos propios el 50% de sus erogaciones. Revertir
esta tendencia es fundamental para aumentar la responsabilidad de las
autoridades locales, realizar una prestacin ms ajustada a las demandas
comunitarias y promover el cambio cultural. La descentralizacin de las
decisiones debe ser acompaada de la descentralizacin del
financiamiento, la vinculacin de las transferencias de recursos
econmicos al aporte local y la modificacin del criterio de regionalidad en
el sistema de subsidios por uno cuya unidad distributiva sea el individuo o
la familia. De lo contrario, el inadecuado diseo institucional puede
contradecir el propsito de impactar positivamente sobre la competitividad
del pas y el nivel de vida de la poblacin.
1. Reconocimiento de la autonoma: algunas provincias fueron pioneras (Misiones y Neuqun, en 1957 y 1958 respectivamente) y la otorgaron
contradiciendo la tesis doctrinaria mayoritaria vigente en la poca. El
advenimiento de la democracia gener una ola de reformas
constitucionales y la mayor parte consagr la autonoma, lo que forz su
reconocimiento judicial y, posteriormente, su inclusin en la Constitucin
Nacional de 1994. En la actualidad, slo cinco constituciones no la
reconocen, siendo Buenos Aires el caso ms llamativo debido a que
reform su carta con posterioridad a la reforma nacional.
2. Determinacin de las competencias: la mayora de las constituciones adhiere al sistema mixto, vale decir que la ley realiza una enumeracin
concreta de las competencias municipales pero agrega una clusula general
que habilita al municipio a asumir tareas no contempladas al momento de
la sancin.
3. Contrariamente, un tercio de las cartas recurre a la enumeracin concreta, lo que determina que el gobierno municipal slo es competente en las
materias indicadas.
4. Este ltimo esquema es muy rgido, ms an si se tiene en cuenta la diferencia entre la velocidad de los cambios en la gestin local y la
reformulacin constitucional.
5. Requisitos para constituir un municipio: el parmetro ms utilizado para constituir un municipio es la poblacin; en pocos casos se establecen o
adicionan otros requisitos y slo La Rioja no establece ninguna condicin.
La mayor parte de las constituciones establecen entre 500 y 2.000
habitantes como poblacin mnima.
6. Si bien en estos pequeos municipios la representacin es ptima, es muy probable que gasten la mayor parte de sus magros recursos en cubrir los
gastos administrativos fijos. Por ello es riesgoso para la evolucin del
sistema municipal argentino que la mayora de las constituciones
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establezcan mnimos poblacionales tan bajos. Es imprescindible, entonces,
evitar la constitucin de nuevos municipios de tamao inviable lo que
requiere aumentar los pisos establecidos en las constituciones. Respecto de
los centro urbanos menores, para los cuales debera tambin definirse un
mnimo razonable, sera adecuado reservarles la posibilidad de constituir
gobiernos locales sin jerarqua municipal, con ejecutivos electivos. En
tanto, debera considerarse la real efectividad de la proliferacin de
comunas o comisiones de fomento pequeas con dependencia directa del
gobierno provincial. Una herramienta para promover la cooperacin
consistir en hacer depender del municipio a las comunas ubicadas en su
rea de influencia, respetando las naturales referencias de los habitantes de
los poblados respecto de la ciudad principal (acceso a la asistencia mdica,
educacin media o superior, abastecimiento, etctera). Ello requerir,
simultneamente, asegurar la representatividad de las comunas en el
legislativo municipal. Estas medidas podran contribuir a frenar la
tendencia secesionista de muchos lderes locales que aguardan superar los
exiguos mnimos para disponer de un espacio de poder institucional.
7. Tamao de los gobiernos locales: el efecto del marco legal descrito se refleja en el tamao de los municipios argentinos, con exageradas
diferencias entre provincias y hacia el interior de cada una de ellas. El
promedio nacional es de un municipio cada 30.000 habitantes, con medias
provinciales que van desde 5.000 a 107.000. En tanto, cinco provincias
tienen en promedio ms de 58.000 habitantes por municipio, catorce
provincias se ubican por debajo de los 20.000. La dispersin se agudiza
cuando se incorpora al estudio a los restantes gobiernos locales sin
jerarqua municipal: los pequeos representan el 80% del universo y tienen
una poblacin promedio de 2.400 habitantes, en tanto los grandes, apenas
el 1% del total, concentran el 39% de la poblacin nacional.
8. La conjuncin de diversidades autonoma, delimitacin de la materia y del territorio, categora, tamao, etc. de los municipios argentinos obliga a adoptar marcos jurdicos y soluciones administrativas tambin
diferenciadas, si se pretende mejorar con equidad las condiciones de vida
de la poblacin.
9. En esa senda, se hace necesario replantear al grado de descentralizacin poltica, econmica y fiscal que establecern el gobierno nacional y, en
especial, los provinciales, en una dimensin ms profunda de la reforma
del Estado. La redistribucin de competencias y potestades tributarias entre
las distintas jurisdicciones de gobierno debera responder a los siguientes
objetivos:
a) Garantizar la mxima descentralizacin fiscal mediante una aplicacin plena del principio de la subsidiariedad;
b) Asegurar el comportamiento fiscal responsable de los distintos niveles de gobierno, mediante el establecimiento de normas y controles eficaces que
pongan lmite a las medidas estatales arbitrarias y permitan luchar contra la
corrupcin arraigada;
c) Facilitar, en el mximo grado posible, la poltica de estabilizacin macroeconmica a cargo del gobierno nacional;
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d) Propender a que el sector estatal responda ms eficazmente a las necesidades de la poblacin, disminuyendo la brecha entre gobierno y
comunidad, mediante una mayor descentralizacin y participacin.
e) Asegurar la solidaridad con los sectores ms necesarios de la poblacin.
Bajo esta perspectiva se han analizado las competencias municipales que
tendrn especial relevancia en el proceso de transformacin de los
gobiernos locales argentinos, comparando la situacin deseable con la
atribucin legislada en las constituciones provinciales. Los nuevos
escenarios requieren de cambios significativos en las misiones y funciones
de los municipios y ello implica definir en qu reas debera actuar el
gobierno local y la modalidad ms adecuada de abordar la tarea. Se
expresan a continuacin las conclusiones relativas a las competencias ms
significativas:
1) Promocin del desarrollo (econmico, social y urbanstico): a pesar de estar entre las tareas ms demandadas al municipio, las constituciones
provinciales asumen al desarrollo regional y al desarrollo econmico y
social como atribuciones provinciales. Cuando se las menciona en relacin
con el municipio en general se legisla su participacin en la elaboracin de
polticas de desarrollo provincial. El desarrollo urbanstico es una
atribucin tradicionalmente a cargo del municipio pero no se lo define
desde una perspectiva integradora. Estas competencias deberan
representarse de modo de dejar la poltica macroeconmica y redistributiva
as como la planificacin estratgica del desarrollo a los gobiernos
nacionales y provinciales, y dar total respaldo al municipio como agente de
promocin del desarrollo de su comunidad.
2) Integracin social y comunitaria: la mayor parte de las cartas mencionan al municipio en relacin con esta competencia, ya sea atribuyndoles la
atencin de los servicios sociales o el poder reglamentario. Esto coincide
con las expectativas sociales con el aumento del gasto municipal en estas
reas. Sin embargo, es prioritario profundizar las acciones a cargo del
municipio y asignarle la coordinacin local de los estudios tcnicos y de
las deliberaciones pblicas, la conduccin de la ejecucin de los
programas, el aseguramiento de la competencia entre prestadores, el
control de la calidad y la evaluacin de los resultados, todo ello en un
marco que garantice la racionalidad en la eleccin de los beneficiarios.
3) Seguridad: el municipio se ha ocupado tradicionalmente de la seguridad en las construcciones y en los lugares de acceso pblico y, acotada a esta
materia, las constituciones provinciales definen la competencia municipal.
Esta limitacin se corrobora con las prescripciones respecto del uso de la
fuerza pblica, que est exclusivamente a cargo de las autoridades
provinciales. En tanto, las menciones a la creacin de la polica municipal
parecen circunscriptas a los cuerpos de inspectores civiles no armados. Por
lo expuesto, si se deseara incentivar una mayor descentralizacin policial,
tal como surge de las opiniones vertidas por algunas autoridades locales,
debera modificarse la mayor parte de las constituciones provinciales.
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Aqu deseo aclarar mi punto de vista con respecto a la polica. En tal sentido
considero que las autoridades provinciales deben continuar ejerciendo el control
del uso de la fuerza poder de polica , cuestin no reida con una delegacin de autoridad o corresponsabilidad en la administracin y control. La conduccin
centralizada y la ejecucin descentralizada del poder de polica comprende
tambin a los gobiernos locales. As pues, no es necesario modificar las
constituciones toda vez que, a mi juicio, no sera aconsejable crear un cuerpo de
polica para cada municipio.
4) Regulacin: la regulacin de la vida comunitaria es una vieja competencia municipal; lo que ha variado en los ltimos tiempos es el objeto de la
misma. Las constituciones atribuyen pocas competencias al municipio en
lo relativo a la defensa del consumidor y la regulacin. Muy extendida, por
el contrario, es la expresin poder de policia y se dispone atribuciones en sus diversas etapas: dictado de la legislacin, tarea de control, juzgamiento
de las faltas y aplicacin de sanciones. Sin embargo, la concepcin de la
regulacin que prevalece en las constituciones resulta insuficiente para
hacer frente a los requerimientos actuales y a la importancia creciente de
esta funcin. Deberan ser especialmente prescriptas atribuciones en el
control de los servicios pblicos prestados por empresas privadas o
concesionarias y de las prestaciones que se solventen con fondos pblicos,
as como la regulacin del ambiente y del trabajo. Del mismo modo es
sustancial fomentar una mejor calidad en las instancias previas al control y
al juzgamiento.
5) Nuevos vnculos entre municipios y sociedad civil: se hace prioritario disminuir la brecha existente en esta relacin a travs de una mayor
apertura de las autoridades y del aumento de la participacin de la sociedad
en las decisiones polticas. Adquieren especial relevancia la publicidad de
los actos de gobierno, el control de las cuentas pblicas, el establecimiento
de formas de democracia semidirecta y de mecanismos de anticipacin de
las organizaciones vecinales, de sectores representativos y de usuarios. Si
bien es amplia la recepcin que hacen las constituciones provinciales de
estas competencias, se observa un desarrollo desbalanceado que puede
influir en el ejercicio efectivo de cada una de las instancias abordadas. En
tanto la obligatoriedad de la informacin constante sobre aspectos
sustantivos de la gestin local, la garanta de accesibilidad a la misma y el
control externo sigan siendo mecanismos dbiles, las otras alternativas de
participacin ciudadana, incluso la aplicacin de figuras como la consulta
popular, pueden esta vacas de contenido al no fundamentarse en un
conocimiento adecuado del tema sobre el que se pide opinin.
Por lo tanto, deben reforzarse las acciones que aseguren un importante
acceso a la informacin sobre los actos de gobierno y un control externo
independiente y profesional.
6) Cooperacin intermunicipal: esta competencia se constituye en una herramienta trascendente para el fortalecimiento del gobierno local. En los
casos de municipios pequeos, incluso, puede representar la nica
alternativa de viabilidad operativa. Sin embargo, tiene poca repercusin en
las constituciones provinciales a pesar de que la Repblica Argentina no
esta exenta de los problemas del inframunicipalismo. En tal sentido la
cooperacin intermunicipal puede salvar las deseconomas de escala en la
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presentacin de servicios o en la relacin de obras pblicas, favorecer y
emprender acciones conjuntas para el desarrollo de la regin, aumentar la
capacidad de negociacin ante las otras jurisdicciones de gobierno y ante
contratistas, proveedores, empresas prestadoras de servicios de nivel
provincial o nacional, etctera.
Por ello sera oportuno facilitar a los municipios el acceso a la misma,
contemplando su institucionalidad en las prximas reformas
constitucionales.
La actual definicin de las funciones municipales que realizan las
constituciones de provincias, sumada a la inclusin de clusulas generales
de determinacin de competencias y a las interpretaciones jurdicas
forzadas de los artculos constitucionales, ha permitido detectar una importante cantidad de funciones no vetadas al estado municipal. Esta
situacin fue aprovechada por algunos lderes locales que con mucha
creatividad y esfuerzo pudieron ver las oportunidades en los cambios
contextuales y lograron reposicionar a sus ciudades. Las experiencias son
plausibles, no slo por ser positivas, sino porque redefinieron sus
competencias a pesar de las condiciones adversas prevalecientes.
Sin embargo, un movimiento reformado, generado exclusivamente desde
los municipios, se encontrar con restricciones serias a su extensin y
continuidad. Puede incluso aumentar las distancias que hoy existen entre
los municipios enclavados en regiones con ms potencialidad de aquellos
instalados en reas ms vulnerables, de los municipios con mejor acceso a
grandes centros urbanos respecto de los ms aislados, de los municipios
grandes y medianos con relacin a los micromunicipios.
Esta diversidad de fortalezas, que se trasunta en la inequitativa calidad de
vida de los vecinos de diferentes gobiernos locales, debe constituirse en
objeto de particular preocupacin para las autoridades publicas. Por ello se
considera que no es suficiente que la constitucin provincial calle y no
prohba; tambin debe impulsar, promover, marcar rumbos, lo que requiere
la inclusin expresa de algunas competencias que deberan ser prioritarias
para los gobiernos locales.
En el nivel nacional se debera revalorizar la descentralizacin, para lo cual
el Estado deber emprender acciones en su propia administracin y
establecer incentivos para que las provincias lo asuman en sus
jurisdicciones. Esto ser vital para gestin estatal y es probable que
redunde en avances considerables de eficiencia que permitan sostener una
presin tributaria global y expansin de las actividades de mercado. El
proceso de descentralizacin ser dificultoso y debera ser escalonado,
sectorial y con especial consideracin de las diferencias entre gobiernos
locales. Requiere de la adecuada sincronizacin de los elementos de la
reforma y la creacin de un nuevo marco regulatorio de las relaciones entre
los gobiernos nacional, provincial y municipales; poner regla para los
gastos y los recursos pblicos antes de proceder a la descentralizacin
poltica y efectuar simultneamente la descentralizacin de funciones y de
sus correspondientes recursos; dar atribuciones a los gobiernos locales para
que ejecuten por s mismos el control, y establecer duras restricciones
presupuestarias que incentiven la responsabilidad de los municipios. Los
peligros de los procesos de descentralizacin (mayores desigualdades,
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inestabilidad macroeconmica y sumisin de los gobiernos locales a los
grupos de inters) podran ser prevenidos mediante el establecimiento de
mecanismos eficaces de seguimiento y la adopcin de normas
intergubernamentales para frenar la arbitrariedad en los niveles nacional,
provincial y local.
En este marco podran definirse competencias crecientes conforme el
tamao de los municipios, con servicios mnimos a presentar en funcin de
la cantidad de poblacin, distancia de otros centros urbanos o especiales
diferencias tnicas. Del mismo modo podran establecerse estructuras
polticas de complejidad creciente, resguardando la institucin municipal
para los centro urbanos de, por ejemplo, ms de 10.000 habitantes. La
posibilidad de dictarse su propia carta orgnica debera quedar
circunscripta a las ciudades ms grandes y los centros ms pequeos
podran constituirse en comunas o comisiones de fomento, integrantes del
partido o departamento, con ejecutivos electivos y representacin en el
legislativo departamental.
Todo lo expuesto hace necesario profundizar las reformas jurdicas de
leyes de fondo, revisar el rgimen municipal en las constituciones
provinciales y adoptar polticas activas que ayuden a vigorizar el nivel
local, como estrategia de fortalecimiento del Estado como un todo.
Secesin del Gran Buenos Aires.
Es imprescindible comprender la importancia del conurbano, como unidad estatal,
para la adopcin de una poltica de seguridad que brinde concretas soluciones a
los problemas especficos de la regin.
El interior de Buenos Aires vive un panorama distinto, aunque no seguro,
compuesto por una sociedad tradicional y tranquila donde la polica debera ser
reorganizada y reforzada para combatir a delincuentes residentes y forneos,
localizados en las ciudades ms importantes.
La secesin mejorara el desempeo policial, puesto que la organizacin y
operatividad de la fuerza en una y otra regin responden a dismiles
particularidades y procedimientos. Adems, los presupuestos asignados seran
ms especficos y mejor aprovechados. Hablando claro, las medidas de seguridad
que requieren los chacareros para evitar el abigeato robo de ganado y la usurpacin de campos y cosechas, no son iguales a las que exigen los vecinos de
San Justo.
Me interesa insistir y crear conciencia sobre las consecuencias que se derivan de
una zona densamente poblada, con ms de 12.000.000 de personas, censadas;
inmensurable, pues la cifra real rondara los 13.000.000 de habitantes. Como
diran los periodistas, segn fuentes policiales confiables en el ltimo censo del
ao 2000, muchos barrios, zonas liberadas, no recibieron la visita de los docentes encargados de la tarea. Es ms que evidente que tal conglomeracin
humana precisa un gobierno, una organizacin y una administracin especial y
altamente calificada, acorde con estos tiempos y no con el pretrito.
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De tal suerte y segn lo expresado, esta necesidad ya es una realidad.
Hipotticamente conformado el bloque poltico, cada una de sus partes, vale decir,
los municipios, a travs de su flamante autonoma seran los responsables de la
ejecucin y control de un Plan Provincial de Seguridad para el conurbano bonaerense y el interior, diseado por el respectivo Ministerio. Mientras tanto,
hasta que la legislatura sancione y promulgue las leyes correspondientes, la
poblacin reclama medidas urgentes para contener el conflicto social dentro de su
comunidad. Para ello el ejecutivo provincial debera decretar la delegacin de
ciertas atribuciones a los gobiernos locales, posibilitando de esta manera la
concrecin de los objetivos enunciados en el citado plan. Y aqullos deberan
exigir los derechos emanados de la Constitucin Nacional y de sus representados,
el pueblo15
.
La inseguridad debe ser combatida ya, ahora, en este momento. No hay tiempo
para dilaciones burocrticas. La sociedad vive una epidemia de violencia y las
autoridades deben adoptar sabias y acertadas decisiones, pues el costo en vidas
como los traumas y secuelas causadas por aquella situacin son muy altos e
incontenibles.
15
Vase la Ley Provincial de Seguridad 12.154, Art. 1 - La presente Ley establece las bases jurdicas e
institucionales fundamentales del sistema provincial de seguridad pblica en lo referente a su composicin,
misiones, funciones, organizacin, direccin, y funcionamiento; as como las bases jurdicas e institucionales para
la formulacin, gestin y control de las polticas y directivas de seguridad pblica en el mbito provincial.
Art. 2 - La seguridad pblica es materia de competencia exclusiva del Estado y su mantenimiento le corresponde
al Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. La seguridad pblica importa para los ciudadanos, el goce y ejercicio
de sus derechos, libertades y garantas constitucionales.
Art. 3 - A los fines de la presente Ley, la seguridad pblica implica la accin coordinada y la interaccin
permanente del pueblo de la Provincia de Buenos Aires y de las instituciones del sistema representativo,
republicano y federal, particularmente referida a las Policas de la Provincia, a la seguridad privada y a la
participacin comunitaria.
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CAPTULO II
LA POLICA BONAERENSE
Resea histrica: Estado de derecho y poder de polica
Desde el nacimiento del Estado, el derecho administrativo ha regulado, a travs de
un conjunto de normas, las relaciones entre aqul y los particulares.
En la poca de las monarquas absolutas no se reconocan derechos del individuo
frente al soberano. Entonces, el particular era un objeto del poder estatal, no un
sujeto que se relacionaba con l. El soberano ejerca un poder ilimitado en cuanto
a los fines que persegua y los medios que empleaba. Esta concepcin ha sido
denominada Estado de polica.
En el Estado de Polica se hablaba de un poder de polica, segn el Dr. Agustn
Gordillo: era un poder estatal jurdicamente ilimitado de coaccionar y dictar rdenes para realizar lo que el soberano creyera conveniente. Al pasarse al Estado de Derecho se excluy el empleo ilimitado de la coaccin, pero se
mantiene como instrumento jurdico, no fundado conceptualmente, y que con
frecuencia desemboca en abusos.
As pues, el Estado de Derecho actual, investido de facultades polticas y
administrativas, detenta el Poder de Polica para regular la vida en sociedad y, en
casi todos los casos, confa ese poder a las fuerzas policiales (organizadas civil o
militarmente)16
.
Los siguientes artculos de la ley 12.15517
Reforma de las Policas de la Provincia,
inherentes a su esencia institucional, organizacin y misin, completarn la
informacin:
Art. 1 - La presente Ley establece la composicin, funciones,
organizacin, direccin y coordinacin de las Policas de la
Provincia de Buenos Aires.
Art. 2 - La Polica de Seguridad Departamental, la Polica de
Investigaciones en funcin judicial y la Polica de Seguridad
Vial, integran el sistema provincial de seguridad pblica, con
el fin de intervenir en forma preventiva, disuasiva y/o
mediante el uso efectivo de la fuerza, en proteccin de los
derechos de los habitantes de la Provincia de Buenos Aires.
16
PELACCHI, Adrin Juan ; Tratado sobre la Seguridad Pblica; Crculo Policial; ps. 94 y 95 17
LEY 12.155 Texto Actualizado con las modificaciones introducidas por la Ley 12.884. De Organizacin de las Policas de la Provincia de Buenos Aires
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Art. 3 - La Polica de Seguridad Departamental, la Polica de
Investigaciones en funcin judicial, y la Polica de Seguridad
Vial son instituciones civiles armadas, jerarquizadas y con
carcter profesional.
A la luz de todo lo sancionado por la citada ley analizaremos objetivamente a la
polica. El presente ensayo slo se ocupar de la problemtica de la Polica de
Seguridad18
.
La Polica y su circunstancia
El Estado debe ejercer el poder de polica. La coyuntura exige trabajar en todos
las reas de gobierno pero la urgencia impone concentrar la atencin en una
poltica de seguridad y su aplicacin, inmediata, a travs de la accin policial.
La Polica de la Provincia de Buenos Aires es una prestigiosa institucin,
actualmente vctima de la inoperancia poltica. Es una fuerza que, a pesar de la
ausencia de polticas coherentes a corto, mediano y largo plazo; la falta de
capacitacin y medios para operar debido a un inadecuado presupuesto; las graves
fallas del sistema judicial y la inescrupulosa incapacidad de los funcionarios de
turno para imaginar y crear alternativas inteligentes, cumple heroicamente con su
misin, avalada por una realidad que enrostra a cientos de sus integrantes muertos
en servicio y fuera de l.
La bonaerense posee virtudes y defectos como toda institucin. No hay que rasgarse las vestiduras por sus equivocaciones que, adems, no son obra de la
fuerza, sino de personas corruptas con nombre y apellido que aprovechan las
circunstancias y el desorden social para delinquir.
Todo cambio es motivado desde el exterior ya tenga que ver con el individuo o
con las instituciones. Por lo tanto la polica est incapacitada para reconstruirse
as misma. Es desde el Gobierno Nacional y Provincial de donde debe partir una
iniciativa de cambio. Porque algo, sin lugar a dudas, debe cambiar. Para ello es
necesario contar con poder poltico, voluntad poltica, capacidad moral e
inteligencia. Napolen deca que un conductor poltico o militar se asemeja a un
cuadrado; donde uno de sus lados debe ser la inteligencia y el otro la capacidad
moral. Si posee una y le falta la otra, est condenado al fracaso.
El Poder Ejecutivo es el responsable de delinear las distintas polticas tendientes a
la pacificacin social. El Ministerio de Seguridad debe instrumentar esas polticas
mediante la ejecucin de proyectos y planes especiales que se ajusten a la realidad y satisfagan la necesidad de proteccin que requiere el ciudadano. En
consecuencia:
18
LEY 12.155, Libro II. Las Policas de la Provincia de Buenos Aires, captulo I Polica de Seguridad, Funciones
Esenciales.
-
26
La Polica, debidamente disciplinada, instruida y equipada, debe actuar decididamente contra la delincuencia.
La Justicia debe aplicar las leyes y cdigos de procedimiento, sin interferencias de ninguna ndole, respaldando la accin policial.
Los municipios tienen que ser corresponsables en la construccin, mantenimiento y control de las instalaciones policiales, como de su accionar.
Colaborando, para lograr la pacificacin y proteccin de su poblacin y
controlando con auditoras regulares el desempeo de los funcionarios
polticos y policiales.
Inspirndome en el pensamiento orteguista el hombre y su circunstancia, es propio, entonces, referirme a la polica y su circunstancia, de lo cual infiero una polica desbordada por la delincuencia. Las siguientes conclusiones dan crdito de
ello:
1. Si bien es cierto que la libertad de accin y la sorpresa son monopolio de los delincuentes no implica, necesariamente, que la fuerza acte por impulso o
reaccin. Quiero decir que el malhechor, la mayora de las veces, est un paso
adelante de la polica. Motivado por la indolencia de dos actividades
fundamentales en el trabajo policial, la investigacin y la inteligencia.
2. Los recursos vehculos y armamento de los delincuentes son superiores a los de la polica.
3. La delincuencia organizada tiene la capacidad de ejecutar secuestros y asaltos tipo comando y en condiciones de soportar un enfrentamiento armado.
4. La falta de presencia en la calle, sumado a la incomunicacin con los vecinos, favorece la comisin de delitos perpetrados por individuos aislados.
5. Existen zonas conquistadas y ocupadas por la delincuencia. Barrio-fortaleza que son utilizados como aguantaderos y centro de operaciones. Verdaderos acantonamientos que cuentan hasta con atencin mdica.
6. El narcotrfico provee y se sirve de la delincuencia comn para distribuir su mercanca.
7. Los gobiernos Nacional y Provinciales convocan a la Gendarmera Nacional y a la Prefectura Naval Argentina para reforzar a la polica.
Habra muchsimas ms razones pero no tienen relacin directa con los graves
problemas que a diario tiene que convivir, vuelvo a insistir, el abnegado agente,
suboficial u oficial de la bonaerense. Es sabido que los argentinos somos
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proclives a descarnar las instituciones, en lugar de separar la paja del trigo. Es
fcil criticar, lo verdaderamente difcil es construir.
Las organizaciones no pueden evitar a su destino, siendo una obra humana es
calco de su existencia y padece sus mismos defectos. En consecuencia aqullas
nacen, crecen y mueren. En su ciclo evolutivo manifiestan depresiones y
enfermedades, de las que logran salir fortalecidas o mueren. Por lo tanto bistur en
mano, comenc a disecarla.
Para su anlisis separ factores clave, como el despliegue, organizacin,
capacitacin, conduccin y supervisin, operatividad y por ltimo, lo ms
importante, los recursos humanos. La sumatoria de las falencias de cada uno de
los componentes detallados perturba en general la accin policial e inhibe el
cumplimiento de su misin.
El despliegue19 El despliegue territorial no responde al precepto de mantener una
proporcionada relacin entre efectivos policiales y cantidad de poblacin.
Existen municipios que en los ltimos aos se han superpoblado. Como
consecuencia se resinti el servicio de seguridad en varias zonas urbanas y
suburbanas. Las departamentales, creadas dentro de cada jurisdiccin judicial,
ya no responden al criterio y misin de antao. Sujetas a una delimitacin que
responda a la importancia geogrfica de las ciudades.
Las comisaras se encuentran aisladas, funcionando en edificios precarios, con
escaso equipamiento y pocos efectivos. Convirtindose en puntos dbiles. Estos inconvenientes inciden directamente en la eficacia operativa y en la
presencia de la Fuerza en las calles. Resintindose la relacin de fuerzas con
respecto a la delincuencia y el principio de masa20
concentracin de efectivos esencial para actuar en forma contundente y oportuna. La pauta se aprecia en el siguiente caso testigo: en el municipio de Lujn existe un barrio
privado Haras Argentino o Farm Club que se encuentra, literalmente, sitiado por delincuentes. La seguridad privada, organizada en grupos de vigiladores,
patrulla con visores nocturnos, chalecos antibalas y a caballo o en camionetas
y con armas largas. Segn el artculo21 periodstico, varias veces a la semana
19
LEY 12.155, Libro I, cap II, Descentralizacin Operativa. 20
En conduccin militar se da por aceptado una serie de principios que, como regla de oro, deberan ser respetados para no incurrir en errores elementales que llevaran a un seguro fracaso. 21
Vase diario LA NACIN; 02 de febrero de 2003; nota Los vecinos creen que viven en una zona liberada para el delito. El comisario Roberto Gabin, segundo de la comisara 1a. de Lujn y con jurisdiccin sobre el
country Haras Argentino (Farm Club), dijo a LA NACION que uno de los cuatro mviles con los que cuenta su
dependencia recorre permanentemente las zonas en las que se asientan los 15 countries de la localidad. "No hay
vigilancia estable para estos barrios privados porque la problemtica delictiva es mayor en otras zonas de Lujn,
ms aquejadas por la inseguridad", seal el funcionario policial. Miguel Prince (PJ), intendente de Lujn, explic
que, aunque la municipalidad no tiene responsabilidad directa sobre temas como la seguridad, la salud y la
educacin, "pedimos a la comisara un relevamiento para ver qu agencias de seguridad registradas en la
provincia operan en Lujn".
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son atacados por maleantes que ingresan al barrio para robar. En dichas
ocasiones se producen enfrentamientos con resultados inciertos. Recuerde el
lector esta noticia.
Ante la increble situacin descripta en el prrafo anterior, la polica debera
aplicar el principio de masa; el cual no se respeta, dado que de los 60 efectivos
que revistan en la Comisara 1 de Lujn, 10 son oficiales, y ms o menos 30
se reparten en tareas administrativas, transporte de detenidos y otras. De tal
suerte el total desciende, generosamente, a unos 20 policas operativos.
Concretamente, 7 policas, por tercio de ocho horas en la calle.
El partido de Lujn dispone de dos comisaras, tres puestos de vigilancia y un
destacamento. Si dividimos a sus 90.000 habitantes por dos comisaras 45.000 habitantes la relacin es de 1/6.428 un polica cada 6.428 habitantes. El lector dir que este dato es irreal pues tambin yo pens igual, por lo tanto
recorr 70 km para conocer la verdad.
Con respecto a los mviles, la dependencia posee siete vehculos de los cuales
funcionan dos.
De aqu que el desproporcionado y desorganizado despliegue de la Policia de
Seguridad causa la sensacin de pretender estar en todos lados y la frustracin
de no estar en ninguno.
La organizacin22 La organizacin responde a un concepto de seguridad viejo y anacrnico. La
tecnologa, las costumbres y las personas cambiaron, entonces, la polica debe
adaptarse. El desarrollo de los acontecimientos dio lugar a soluciones
impensadas que no se subordina a una poltica coherente. Crendose
direcciones, coordinaciones, jefaturas y comandos que pretendan solucionar
problemas que todava subsisten, provocando, adems, un mal
aprovechamiento de los recursos.
Como resultado de la estructura actual, la bonaerense est distorsionada,
cuestin que dificulta el comando y control de sus operaciones. Tambin se
observa la ausencia de elementos motorizados, bsicos, para la movilidad y
flexibilidad en el patrullaje (prevencin) y para una inmediata intervencin
(disuasin-persecucin).
Esta desacertada organizacin afecta la condicin piramidal que toda Fuerza
verticalmente jerarquizada debe respetar. Entorpeciendo, impidiendo y
confundiendo la delegacin de responsabilidades en la conduccin y el control.
22
Ley 12.155, Art. 15. Cada Polica de Seguridad Departamental est integrada por una Jefatura, y las
Subjefaturas, Comisaras, Unidades Policiales, y dems dotaciones de personal que fije la reglamentacin.
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La capacitacin La Ley 12.155 Libro IV Formacin y Capacitacin prev todo lo concerniente a la formacin tico-profesional de los integrantes de la polica.
Pero, si observamos la realidad, nos persuadiremos de lo mucho que se dista
de tales previsiones. Cmo es posible que el crimen desorganizado cause
tantas bajas en las filas policiales: son tan "profesionales" los delincuentes o
ser que nuestros policas no estn capacitados.
El nivel de capacitacin se construye desde el reclutamiento, ya sea en los
institutos de formacin como en los centros respectivos. Es decir, que las
exigencias de ingreso a la Fuerza requieren condiciones intelectuales, fsicas y
psquicas que posibiliten sobrellevar el perodo de aprendizaje como el ulterior
cumplimiento de las distintas funciones. Pero, tan importante como el
comienzo es la continuidad de la educacin policial en todas las jerarquas a
travs de una programacin anual que prevea la realizacin obligatoria de
cursos y prcticas regulares. Donde la instruccin tenga por finalidad a la
especializacin operativa.
A excepcin de la educacin e instruccin que brinda la Escuela de Polica
Juan Vucetich a los futuros oficiales. Como los cursos de capacitacin especficos, regulares y de ascenso, contemplados en el plan de carrera. El
resto de los cuadros (suboficiales y agentes) no poseen un nivel aceptable de
instruccin terico-prctica. Esta causa tiene su efecto en la media y alta
preparacin del personal superior (oficiales), que contrasta con la media y baja
instruccin del personal subalterno. Aqu, por supuesto, se debe distinguir una
amplia gama de niveles que guardan relacin con la antigedad23
del personal.
Vale decir que con diez o quince aos de servicio un suboficial con el grado de
sargento o sargento primero compensa la falta de instruccin con la
experiencia adquirida. Por otra parte, la instruccin impartida en los Centros
de Capacitacin a los agentes recin incorporados no alcanza a cubrir las
exigencias que la situacin actual impone.
Es imprescindible que todos los cuadros integrantes de la Fuerza que cumplan
servicios de seguridad en comisaras, comandos y cuerpos especiales reciban
mensualmente clases terico-prcticas de tctica y procedimientos policiales,
comunicaciones, armas y materiales, explosivos, tiro y muchas materias ms.
Como tambin cursos que brinden conocimientos jurdicos y procedimientos
judiciales.
Un ciudadano que est ajeno a todas estas cuestiones, primero preguntara y
luego razonara: por qu no se realiza?, si la educacin y la capacitacin son
bsicas para desempear cualquier actividad. La respuesta es: porque la mala
administracin del presupuesto y la desorganizacin determinan una exigua
cantidad de efectivos que slo alcanza para cubrir las mnimas necesidades de
23
Cantidad de aos de servicio.
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seguridad en el amplio y complejo territorio que ocupa toda la provincia de
Buenos Aires. Y recurro a nuestra tradicin futbolera para explicarlo: un club
de primera divisin tiene un equipo titular y uno suplente. La Polica
Bonaerense tiene un equipo titular, pero de cinco jugadores; y no tiene
suplentes.
Otro aspecto que incide es la falta de dedicacin exclusiva a la profesin,
atendible en virtud a las magras remuneraciones.
Le propongo al lector una escena mental: que por un momento ocupe el lugar
de un agente de polica y deba combatir contra la delincuencia. Arriesgando su
vida, mal instruido y con escasos medios. Usted no respetara el valor y la
dignidad de ese hombre, de esa institucin?
La conduccin y la supervisin La conduccin siempre est ligada a la supervisin y viceversa. Es una
actividad de ida y vuelta. La conduccin necesita de la supervisin para
asegurarse el cumplimiento de todas y cada una de las tareas planeadas. Y la
supervisin o el control precisa de aqulla para justificar su intervencin.
Aclarado el nexo, en adelante me referir slo a la conduccin.
Este punto esta ntimamente relacionado con la organizacin. Pues al estar
desdibujada, casi amorfa, la pirmide jerrquica, se resiente toda la cadena de comando. Y aqu entra a tallar otro principio muy importante que es la
unidad de comando. El concepto es obvio y refiere a una sola persona la
responsabilidad del comando24
. Quiere decir que se estara cometiendo un
error garrafal cuando dos o ms personas comparten la responsabilidad de las
acciones ejecutadas por una Fuerza, una Departamental o dependencia25
.
En los papeles se refleja no con cierto rigor esta condicin, pero en la prctica
se advierte una superposicin de responsabilidades originada por la cantidad
de rganos intermedios, con dismiles misiones. Razn por la cual se diluye la
unidad de comando y por ende el ejercicio unipersonal de la responsabilidad.
La operatividad La operatividad es el brazo ejecutor, es el fin ltimo de todo el trabajo policial.
Todas las tareas, hasta las ms elementales, se realizan en pos de la
operatividad de la institucin. Es la razn de ser de la policia.
Las operaciones incluyen laboriosas tareas de inteligencia, investigaciones,
planeamiento, coordinacin, comunicaciones, logstica y dems cuestiones.
24
Comando, expresa la accin que realiza una persona para conducir a un elemento o fraccin, en virtud de su
cargo. Mando, es la actitud que tiene una persona respecto de otra, en virtud de su jerarqua. 25
La Guerra de Malvinas fue una terrible derrota militar en donde se vulneraron ms de un principio de la guerra,
entre ellos el de la unidad de comando; pues es inconcebible reunir a cuatro Generales, Menndez, Jofre, Parada y
Daer, en un teatro de operaciones reducido. Con uno, para comandar todas las operaciones terrestres, hubiera sido
doctrinariamente suficiente.
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Cada vez que un mvil sale a patrullar, cada vez que se realiza un control de
ruta o automotor o que se ejecuta un allanamiento, se pone en movimiento
todo un sistema multifactico para ordenar la misin a ejecutar, adems del
correspondiente apoyo durante el procedimiento.
La operatividad de la polica bonaerense se encuentra disminuida. Las razones
tienen que ver con los puntos expuestos ms arriba. A ellos se adiciona la falta
de medios adecuados, insuficientes, para abarcar extensas zonas dentro de cada
municipio. Lo sucedido en el barrio de Lujn ser una referencia recurrente a
lo largo de este libro.
Limitaciones de efectivos, mviles adecuados26
, armamento, comunicaciones y
uniformes, por citar a las ms importantes, inciden negativamente en la
operatividad.
Los recursos humanos As como la operatividad es una razn en s misma, los recursos humanos son,
como en toda institucin, la base fundamental de su existencia. Los hombres
son el valor ms preciado del cuerpo de polica. Pero, lamentablemente, los
gobiernos no consideran esta afirmacin como vlida. As pues la poltica de
personal se ha llevado a la mnima expresin, manteniendo una dotacin que
apenas alcanza para cubrir las necesidades de las comisaras.
Pero, todava es mucho ms deplorable el nivel de vida de sus actuales
integrantes. Donde una gran mayora vive debajo del nivel de pobreza27
. Por
simple deduccin se comprende la desmotivacin y la falta de contraccin al
servicio por parte de los cuadros subalternos, especialmente. El lector sabe
muy bien lo que significa no atender las necesidades bsicas de una familia.
Otro aspecto que afecta a gran parte de los agentes y suboficiales concierne a
la lejana entre el lugar de residencia y el destino donde prestan servicio.
Adems de atentar contra el presentismo y la puntualidad, pone en riesgo las
vidas de aquellos hombres, al exponerse a agresiones de todo tipo durante el
traslado.
Como corolario, muchos de los integrantes de la Polica de la Provincia de
Buenos Aires creen en la conveniencia de sindicalizarse para luchar por sus
derechos. Son civiles y trabajadores, tienen todo el derecho de hacerlo y, lo
estn haciendo, a travs de la Asociacin Profesional de Policas Provincia de
Buenos Aires (APROPOBA)28
.
26
No es adecuado desplazarse por calles precarias o de tierra con vehculos diseados para la ciudad. 27
No se conocen datos oficiales de las policas. Pero, el Jefe del Estado Mayor General del Ejrcito Argentino, Tte.
Grl. D. Ricardo Brinzoni, admiti que, aproximadamente, el 60% de la fuerza estaba bajo el nivel de pobreza. 28
Vase http://www.geocities.com/apropoba/apropoba1.htm. La finalidad y propsito de APROPOBA es desarrollar una accin reivindicatoria y beneficiosa para los trabajadores policas, sus familias, la Polica de la
Provincia de Buenos Aires y para toda la sociedad.
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Se imagina el lector una jornada de huelga policial, en el conurbano
bonaerense?
Ya no se puede ocultar o disimular la realidad. sta es la verdad, le duela a quien
le duela. La economa est en default y el pas atraviesa la peor crisis poltico-institucional de su historia, mas nadie hace nada para resolver los gravsimos
problemas domsticos que soportan los ciudadanos. Los funcionarios ni siquiera
entienden cul es el problema, les interesa el poder por el poder mismo. De qu
sirve un ministro o secretario de seguridad si no sabe qu hacer con la cartera. Si
no llega a ocupar el cargo con un proyecto serio y no con parches que empeoran
la situacin. Seores si quieren seguridad hay que poner: honradez, ingenio, creatividad, inteligencia, profesionalidad, experiencia, trabajo y plata. Todo ello
se resume en una palabra desusada sabidura, y la sabidura sirve para discernir entre lo bueno y lo malo; entre lo que conviene y lo que no conviene. Deberamos
preguntarle a los vecinos de Lujn, Berazategui, La Matanza o San Martn, si les
conviene, si es bueno vivir en paz y seguros.
Remitindome a la referencia que hice en la introduccin sobre el hombre-masa,
al mismo, tambin lo hallamos en la funcin pblica, ocupando cargos polticos.
Recurdese que el hombre excelente se distingue del vulgar porque aqul se exige
mucho a s mismo, y ste, no se exige nada, sino que se contenta con lo que es y
est encantado consigo29
.
En su ms amplia acepcin, el Estado tiene el imperium, el poder de polica, un
real atributo de soberana y es, al mismo tiempo, un derecho y un deber; es decir,
un vehculo bidireccional entre el Estado y los administrados.
En el ms alto nivel, el poder de polica es ejercido por el Poder Legislativo, que
estudia las necesidades pblicas y procura satisfacerlas, as como asegura la
pacfica convivencia social y el bienestar general a travs de leyes dictadas
conforme a la Constitucin Nacional.
Siempre dentro del Estado de derecho y para acotar cualquier eventual exceso de
poder, tambin se sancionan leyes que determinan los derechos de los
administrados respecto del Estado y de las divisiones del gobierno en la esfera del
Poder Ejecutivo, encargado como es sabido de ejercer las funciones emanadas de las leyes y proveer o asegurar a la comunidad los servicios pblicos esenciales,
todo de conformidad con el sistema legal vigente.
Una de las funciones esenciales del Estado es la de salvaguardar la seguridad y el
29
ORTEGA Y GASSET, Jos, op. cit., p. 101; Es intelectualmente masa el que ante un problema cualquiera se contenta con pensar lo que buenamente encuentra en su cabeza. Es, en cambio, egregio el que desestima lo que
halla sin previo esfuerzo en su mente, y slo acepta como digno de l lo que an est por encima de l y exige un
nuevo estirn para alcanzarlo.
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orden pblico, sin lo cual la poblacin no podra ejercer sus derechos ni
desarrollar en plenitud y libertad sus actividades.
La polica de la seguridad pblica es, pues, uno de los brazos ejecutores del poder
de polica del Estado. Pero esta polica debe gozar de buena salud institucional,
para estar en capacidad operativa de cumplir, eficazmente, todas las actividades
que su misin exige.
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CAPTULO III
SOCIEDAD Y SEGURIDAD
Plantear en este captulo ciertos problemas sociales que directa o indirectamente
impactan en la seguridad. La finalidad consiste en razonar estos inconvenientes,
para luego extraer ideas claras y distintas. Ideas o verdades insoslayables que pueden no ser percibidas como claras y distintas, lo cual implicara un
pensamiento errneo y en consecuencia se concluira en una apreciacin de
situacin irreal, seguida de una solucin equivocada.
La Capital Federal y la provincia de Buenos Aires son los dos estados ms
castigados por la falta de seguridad. Siendo el primero consecuencia del segundo.
Pues considero que, de adoptarse una poltica seria y efectiva en el conurbano,
automticamente se reducira, en gran medida, la inseguridad dentro de la Ciudad
de Buenos Aires. Prueba de ello es el operativo cerrojo30 realizado por la Polica Federal Argentina, que redujo hasta un 25% los delitos perpetrados en su
jurisdiccin.
Para facilitar el estudio es conveniente dividir a la seguridad pblica en dos
categoras: seguridad particular y seguridad general.
La seguridad particular es aquella que comprende a los individuos dentro de un
mbito familiar casa o departamento, o laboral comercio, empresa. No se debe confundir con la seguridad privada, la cual brinda una gran colaboracin
pero tiene restringido su alcance a las posibilidades econmicas de los usuarios.
No obstante es responsabilidad del Estado crear las garantas correspondientes. En
este tipo de proteccin el objetivo es preservar a las personas de cualquier ataque
externo y asegurar el tranquilo desarrollo de sus actividades como tambin la
conservacin de sus bienes y propiedad.
La seguridad general abarca a las personas que se encuentran en la va pblica, en
espectculos o en lugares de masiva y variada concurrencia como ser bancos,
hipermercados, centros comerciales y otros. En tales circunstancias el objetivo es
cuidar al ciudadano desprevenido de posibles hechos delictivos o contingencias
que amenacen a su persona como a sus bienes y pertenencias.
Esta simple clasificacin crea un ambiente imaginario, en el cual, invito al lector a
instalarse en alguna de las dos posibilidades para percibir la realidad. El objetivo
de esta simulacin es demostrar la ineficiencia administrativa, la ausencia del
Estado y la indiferencia colectiva el todo bien! sobre los gravsimos problemas desarrollados ms abajo.
30
Contr