perspectivas en historia de los medios nº 2

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Publicación del Colectivo “Jorge B. Rivera”. Equipo UBACyT - Instituto de Estudios para América Latina y el Caribe (IEALC) Cátedra de Historia General de los Medios y Sistemas de Comunicación. Carrera de Ciencias de la Comunicación Social – FCS-UBA Historia de los Medios PERSPECTIVAS EN Año 2 - Número 2 - abril de 2016 ISSN 2422-6718 Cine post dictadura: apuntes para una “memoria de los medios” Crisis, la revista cultural que marcó una época. Clarín frente a los años de Videla y Martínez de Hoz (1976-1981) El rediseño de diarios y revistas ante las revoluciones tecnológicas. La complicidad periodística recupera el Heraldo de Madrid Los videojuegos en la historia reciente Cine post dictadura: apuntes para una “memoria de los medios” Crisis, la revista cultural que marcó una época. Clarín frente a los años de Videla y Martínez de Hoz (1976-1981) El rediseño de diarios y revistas ante las revoluciones tecnológicas. La complicidad periodística recupera el Heraldo de Madrid Los videojuegos en la historia reciente Entrevistas: Adriana Pineda y Antonio Laguna Platero

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Publicación del Colectivo “Jorge B. Rivera”. Equipo UBACyT en el Instituto de Estudios para América Latina y el Caribe (IEALC). Cátedra de Historia General de los Medios y Sistemas de Comunicación. Carrera de Ciencias de la Comunicación Social Facultad de Ciencias Sociales - UBA

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Page 1: Perspectivas en Historia de los Medios Nº 2

Publicación del Colectivo“Jorge B. Rivera”.

Equipo UBACyT - Instituto de Estudiospara América Latina

y el Caribe (IEALC)Cátedra de Historia General

de los Mediosy Sistemas de Comunicación.

Carrera de Ciencias de la Comunicación Social – FCS-UBA

Historiade los Medios

PERS

PECT

IVAS

EN

Año 2 - Número 2 - abril de 2016

ISSN 2422-6718

Cine post dictadura: apuntes para una “memoria de los medios”

Crisis, la revista cultural que marcó una época.

Clarín frente a los años de Videla y Martínez de Hoz (1976-1981)

El rediseño de diarios y revistas ante las revoluciones tecnológicas.

La complicidad periodística recupera el Heraldo de Madrid

Los videojuegos en la historia reciente

Cine post dictadura: apuntes para una “memoria de los medios”

Crisis, la revista cultural que marcó una época.

Clarín frente a los años de Videla y Martínez de Hoz (1976-1981)

El rediseño de diarios y revistas ante las revoluciones tecnológicas.

La complicidad periodística recupera el Heraldo de Madrid

Los videojuegos en la historia reciente

Entrevistas: Adriana Pineda y Antonio Laguna Platero

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FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALESCarreras de grado

LICENCIATURAS

Ciencias de la ComunicaciónTrabajo SocialRelaciones del TrabajoCiencia PolíticaSociología

PROFESORADOS

Profesorado de Enseñanza Media y Superior en Ciencias de la Comunicación SocialProfesorado de Enseñanza Media y Superior en Ciencia PolíticaProfesorado de Enseñanza Media y Superior en Relaciones del TrabajoProfesorado de Enseñanza Media y Superior en Trabajo SocialProfesorado de Enseñanza Secundaria, Normal y Especial en Sociología

POSGRADOS

Maestría en Comunicación y CulturaMaestría en Políticas SocialesMaestría en Estudios Sociales LatinoamericanosMaestría en Investigación en Ciencias SocialesMaestría en Teoría Política y SocialMaestría Interdisciplinaria en Estudios sobre Servicios de Comunicación AudiovisualMaestría en Intervención SocialMaestría en PeriodismoMaestría en Ciencias Sociales del TrabajoMaestría en Gobierno

Maestría en Habitat y Pobreza Urbana en América Latina (de dependencia compartida con sede en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo)Carrera de Especialización en Planificación y Gestión de Políticas SocialesCarrera de Especialización en Estudios PolíticosCarrera de Especialización en Planificación y Gestión de Políticas SocialesCarrera de especialización en Planificación y Gestión del PeriodismoCarrera de Especialización en Estudios PolíticosEspecialización en Políticas de Empleo

Page 3: Perspectivas en Historia de los Medios Nº 2

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Perspectivas en Historia de los Medios

Publicación del Colectivo“Jorge B. Rivera”.Equipo UBACyT - Instituto de Estudiospara América Latina y el Caribe (IEALC)Cátedra de Historia General de los Mediosy Sistemas de Comunicación.Carrera de Ciencias de la ComunicaciónSocial – FCS-UBA

Año 2, Número 2, abril de 2016.

Editada con el aporte de la Facultad deCiencias Sociales – UBA

Decano: Glenn Postolski.Vicedecana: Patricia Funes,Proyección Institucional:Pablo Hernández.Director de la Carrera de Ciencias de laComunicación: Diego de Charras.

Equipo De Cátedra:

Julio Moyano (Titular)Rubén Levenberg (Adjunto)Marcelo BorrelliMáximo EseverriPatricia FaureEnrique FragaAriel GurmandiAlejandra Ojeda

Equipo Editorial:

Director: Rubén LevenbergCoordinador general: Julio MoyanoRedacción e investigación: Marcelo Borrelli, Máximo EseverriPatricia Faure, Enrique Fraga, Ariel Gurmandi, Alejandra Ojeda.

Aportes Especiales

Edición:Enrique FragaPatricia Piñeiro

Redacción:Fabián KovacikGil Toll (España)

ISSN 2422-6718DNDA: en trámiteEditores responsables:Julio Moyano y Rubén LevenbergSantiago del Estero 1029 – Piso 1 – Of. 100.(CP) C1075AAU - CABA.http://historiaymedios.sociales.uba.ar/https://www.facebook.com/historiadelosmediosUBA Contacto y suscripciones:[email protected]

Nota del Editor 4

CÁTEDRALa mirada más allá de la anécdota. Por Patricia Faure 5

PROTAGONISTASAdriana Pineda y Antonio Laguna Platero. Las redes de historiadores de la prensa en expansión. 15

TEMAS Y DEBATESCine post-dictadura: apuntes para una “memoria de los medios”.Por Máximo Eseverri 18

Crisis, la revista cultural que marcó una época.Por Fabián Kovacic 20

Por una dictadura desarrollista. Clarín frente a los años de Videla y Martínez de Hoz (1976-1981). Por Marcelo Borrelli 22

INVESTIGACIÓN UBACyT: Juan Lasserre en la Argentina y el Uruguay (1826-1853). 24

ANIVERSARIO

El rediseño de diarios y revistas ante las revoluciones tecnológicas.Actividad del Área de Historia de la Prensa Gráfica en el Congresode Comunicación por los 30 años de la carrera. Por E.F. 25

INTERNACIONALLa complicidad periodística recupera el Heraldo de Madrid. Por Gil Toll 26

AYER Y MAÑANALos videojuegos en la historia reciente. Por Ariel Gurmandi 28

LETRASUn homenaje, un libro: 75 años después. “Carceller”. Por Julio Moyano 30

Más acá y más allá de la era digital. ¿Post analógico?. Por Ariel Gurmandi 32 TESIS Y TESINAS 33

DATOSCongresos y jornadas 2016. 34

Transformaciones de la prensa gráfica moderna. Por Enrique Fraga y Rubén Levenberg 6

Nicolás Casullo y la prensa evangélica en el cambio de siglo. Por Julio Moyano 9

Lunfardo y modernidad. Por Enrique Fraga 11

Quilmes: la imagen del encuentro. Por Alejandra Ojeda 12

Diseño: Cristina [email protected]ón: Manuel [email protected]

Foto de tapa: Gentileza de el Heraldo de Madrid.

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4

Para quienes encaramos el desafío de hacer la revista con contenido académico pero formato periodístico, la experiencia fue apasionante. Desde la cátedra nos propusimos ofrecer una herramienta de vinculación entre docentes, investigadores, alumnos, ensayistas y divulgadores interesados en la Historia General de los Medios, no sólo recibimos el reconocimiento de investigadores, docentes, graduados y alumnos de las más diversas universidades de todo el país sino también del extranjero. Los colegas se acercaron o recibieron nuestra visita de manera física o virtual para intercambiar ideas y hasta parir algunos proyectos a partir de los contenidos del primer número.

Habíamos elegido rescatar del olvido la historia de las organizaciones gremiales y durante la presentación de la revista contamos con la generosa participación de la anfitriona Carolina Mera, directora del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y de Mabel Thwaites Rey, directora del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC), el lugar de trabajo para los UBACyT de esta cátedra y donde además tenemos el honor de trabajar

como investigadores. Pero también participaron, entre otros, Cecilia Senén González, miembro del Germani, docente de la carrera de Relaciones del Trabajo, investigadora de esta Facultad e hija del legendario Santiago Senén González, entrevistado para la revista y hombre que transitó gran parte de la organización gremial de los periodistas. Además estuvo otro de nuestros entrevistados, Daniel Parcero, autor de tres tomos sobre la historia de los gremios de prensa.

Hoy tenemos el orgullo de presentar este segundo número de Perspectivas en Historia de los Medios, que abre con una pintura de las clases de Jorge B. Rivera, figura fundamental en la historia del periodismo y de la historia de los medios que es guía para quienes integramos este colectivo de trabajo.

El dossier de tapa está dedicado al tránsito entre los periódicos políticos del siglo XIX y la prensa consolidada como gran empresa en las primeras décadas del siglo XX. En la sección Entrevistas, los investigadores y docentes Adriana Pinedo de México y Antonio Laguna Platero de España, nos cuentan sus experiencias de trabajo colectivo y en red de las cátedras de Historia de los Medios y del periodismo en Iberoamérica y en sus respectivos países.

En la sección Temas y Debates, abrimos el juego para hablar de cine, abordamos la experiencia de la revista Crisis y analizamos la experiencia de Clarín en los años de fuego de 1976 a 1983. Desde España, Gil Toll nos cuenta la historia de la recuperación del Heraldo de Madrid y en Ayer y Mañana enfocamos un tema no siempre tratado en la disciplina: los videojuegos.

Además, reseñas de libros, tesis, tesinas, nuestra participación en las actividades por los 30 años de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA y una guía de actividades internacionales para el año. Hasta la próxima.

Nota

del

edito

r

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5

Era todo un tema, un ir y venir en el tiempo. En el discurrir de la materia, Rivera proponía realizar una trasla-

ción de ejes, justificando los materiales, los géneros y los fenómenos, y las raíces que aparecían antes, dentro y después de la periodización.

Era una cuestión que excedía larga-mente la modernidad, pero para el Río de la Plata se descubría la riqueza de lo pre-cipitado en aluvión entre 1880 y 1930. La periodización incluía la geografía, ade-más de las hojitas del calendario.

Teniendo en cuenta que el tiempo y su relato (la his-toria) no son un hilo sostenido con la misma tensión, Rivera se afincaba en los quiebres y cambios haciendo eje en los momentos pioneros. Y ahí el tema era decidir cuál era ese punto. Entraba, naturalmente, la subjetivi-dad, que construía un tiempo, buscaba constantes y bu-ceaba en las continuidades significativas que aparecen en los hechos mediáticos mass o menos media.

Ya decía Braudel que periodizar es un apasionante objetivo de la historia.

¿Cómo zanjar discretamente la cuestión? Ahí venía al auxilio el principio de indeterminación de Heisenberg asumiendo la imposibilidad de evitar el error.

O las conversaciones que Rivera habrá sostenido con Fermín Chávez en las tardecitas de Nogoyá repasando el historicismo y el iluminismo que marcó, y en ocasio-nes estigmatizó, a personalidades públicas y aconteci-mientos de la historia nacional, excediendo al siglo XIX. Por algo durante años en la materia leíamos con exhaustividad de abeja que mantiene una colmena Ambiente espiritual del 900, ensayo de Carlos Real de Azúa, antiguo profesor de Rivera, para quien el tiempo de las ideas no necesariamente coincidía con el de los acontecimientos.

El otro sensorialSiempre había cinco grandes campos presentes: el

del lenguaje, el de la escritura, el de las imágenes, el del sonido y lo otro sensorial. Con los olores y los soni-dos, y de la mano de Murray Schafer, que había venido

a la Feria del Libro por esos años, a me-diados de los ’90. Andábamos todo oídos meditando los conceptos de soundscape y ecología acústica que nos seducían, identificando los ruidos clasificados por sonidos y que nos atravesaban de ellos a nosotros y a los alumnos en el momento de comunión de la clase.

Aparecía lo sensorial, porque casi toda la tecnología mediática tenía en cuenta la vista y el oído, pero existía ¡y existe! una gama amplia y sofisticada que olvida

otros sentidos, el del olfato por ejemplo, desproporcio-nalmente tan estudiado como escasamente aplicado.

Rivera nos hacía ver entonces el cuadro de Lubin Baugin, “Los cinco sentidos” o el período Paleolítico, frecuentemente devaluado. Lejos de ser rudimentario, era apreciado por una gran sofisticación representa-cional que se apoyaba, sobre todo, en una capacidad sensorial para percibir la naturaleza y representarla de manera orgánica. El hombre arcaico paleolítico tendría en el cerebro todas las esferas más integradas: la ima-ginaria, la sensorial, la sentimental y la emotiva.

Vivimos sumergidos en una trama icónica y simbó-lica (tejida típicamente en lo citadino) y esto tiene que ver con la propia condición de la ciudad: su diseño es una máquina comunicacional. Desde esta perspectiva, hay dos tipos de ciudades: la orgánica, armada secular-mente, como Londres o París, y el damero, como casi todas las de América, cada una diseñada con imperio de lo que se afinca alrededor del lugar del poder –el fuerte, la iglesia, la fuente con agua–, o con criterio ra-cional renacentista y perspectiva cuadriculada.

Allí estaba la gran lectura, más las lecturas menores focalizadas en los colores de los colectivos, la arquitec-tura burocrática, las rayitas de la cebra para cruzar las avenidas. Y la consecuente saturación que deviene en entropía.

Los grandes autores, el espíritu de la investigación sobre los documentos, la búsqueda de una periodiza-ción, el recorrido sincrónico y asincrónico, son apenas unos datos de la enseñanza que nos dejó un Rivera sa-bio y comprensivo, maestro en el aula y fuera de ella. u�

La mirada más allá de la anécdotaPor Patricia Faure

Pinceladas de las clases del maestro Jorge B. Rivera en Historia de los Medios

CÁTEDRA

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DOSSIER

Desde la segunda mitad del siglo XIX la prensa de Iberoamérica comenzó a transformarse de diferentes maneras según la evolución cultural,

política, económica y social de cada país. Se despren-dió del partidismo para reconvertirse en empresas co-merciales. El cambio llegó con la profesionalización de los periodistas, la venta en quioscos, la publicidad, la tecnología en la industria gráfica y en el diseño, la foto-grafía y los nuevos públicos.

En 1845, La Gaceta Mercantil, vocero de Juan Ma-nuel de Rosas, incorporó la primera prensa mecánica a vapor, pionera en América latina; poco antes Pedro de Angelis lanzó una novedosa publicación trilingüe: el Archivo Americano y Espíritu de la Prensa del Mundo; desde Montevideo, Florencio Varela contrarrestó aque-lla propaganda a través del Comercio del Plata, cuyo diseño y contenidos, con anuncios publicitarios o en-tregas de folletín, imitaban a los periódicos franceses como Le Press y Le Siecle.

Sostenido por suscripciones de las facciones políti-cas y pese a las innova-ciones tecnológicas, de diseño e informativas, el ejercicio de la prensa en la región todavía no podía considerarse “mo-derno”: la modernización de la prensa gráfica en la Argentina del siglo XIX no puede comprenderse por fuera de las próximas transformaciones estruc-turales, pero también de-mográficas y culturales.

La Constitución argentina de 1853 consolidó los principios liberales que sentaron las bases para un pe-riodismo moderno (la publicación de las ideas por la prensa sin censura previa), ratificados luego por la re-forma de 1860, a imagen de la primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos.

Superadas las luchas civiles y sedimentada la or-ganización institucional nacional, pudieron aparecer experiencias periodísticas con fisonomías informativas, discursivas y organizacionales más novedosas, de ca-rácter liberal, distintas a las líneas editoriales facciosas o propagandísticas.

El cambio no fue inmediato y evidenció una tensión entre las fuerzas modernizadoras del mercado perio-dístico y el sistema político. Como narra Saítta, todavía

en 1897 el periodismo porteño, cuyos emblemas eran La Nación y La Prensa, “si bien ha modernizado su as-pecto formal y su estrategia de interpelación a un públi-co cada vez más amplio, funciona, simultáneamente, como una institución dependiente del sistema político por su forma de financiación, su personal, su perspecti-va de supervivencia y su estilo”1.

Esta etapa comenzó cuando los diarios ante un Es-tado consolidado pudieron convertirse en empresas rentables. Con su origen en el semanario El Inválido Ar-gentino, creado en 1867 con apoyo del Estado, en 1869 nace La Prensa y en 1870 el diario que había acompa-ñado al presidente Mitre desde 1862, Nación Argenti-na, se convierte en La Nación. A partir de 1875, luego de la derrota mitrista en las elecciones de 1874 y de la posterior sublevación, Bartolomé Mitre y Vedia, hijo del propietario, encaró la verdadera modernización.2

Se insertaba en una tendencia de la prensa mundial. El rol social de los periódicos experimentó un gran cam-bio a fines del siglo XIX. El diario no perdía participación en la vida política, pero desde otro lugar, el de la em-presa moderna. Fue crucial el uso del telégrafo eléctrico

1 Saítta, Sylvia, “La arena del periodismo”, en Regueros de tinta. El diario Crítica en la década de 1920, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2013, pág. 27.2 Ojeda, Alejandra y Moyano, Julio (2015). Del estado al mer-cado: el periodismo mitrista en la modernización de la pren-sa argentina (1862-1904), en: Pineda de Soto, Adriana y Gantús, Fausta (coord.) Recorridos de la prensa moderna a la prensa actual. Universidad © Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

El cambio llegó,con la profesionalización

de los periodistas,la venta en quioscos,

la publicidad,la tecnología

en la industria gráficay en el diseño,la fotografía y

los nuevos públicos.

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La transiciónDe acuerdo con Rosa Zeta de Pozo, “[la] consolida-

ción del periodismo de masas estuvo ligada a la prio-ridad de los fines comerciales, a la constitución de los medios como empresas, a la existencia de periódicos líderes en la región”4.

Pero no habría existido una transición hacia una prensa moderna de masas sin una una gran urbaniza-ción. Buenos Aires ya no era la Gran Aldea, ahora se convertía en una metrópoli que se miraba en las ciu-dades modernas de Occidente. En la Argentina se pro-fundizaba el modelo agroexportador y Buenos Aires era la entrada para inmigrantes europeos atraídos por la prosperidad.

Entre 1870 y 1910 la tasa de crecimiento poblacional fue del 4 por ciento anual. Los inmigrantes se instalaron en los alrededores de la Plaza de Mayo, en los conven-tillos linderos al “centro” de la ciudad. Luego, y gracias a la expansión del tren y los tranvías, los sectores popu-lares se expandieron a la periferia. De ahí que Scobie hablara de un desarrollo “del centro a los barrios”.

El aumento demográfico, vía el auge migratorio, re-percutió en el campo periodístico. Entre 1895 y 1914, las publicaciones en Buenos Aires aumentaron de 279 a 353 y se duplicó la cantidad de diarios (de 6 a 12)5.

Con el crecimiento de las exportaciones agrícolas, hubo un cambio estético modernista, cuyo símbolo fue el diseño de la Avenida de Mayo, inspirada en los bulevares parisinos de fines de siglo XIX. Fue en esa arteria en la que La Prensa y luego Crítica instalaron sus redacciones.

El país era una estructura económica capitalista con su consecuente división del trabajo y un crecien-te proletariado urbano. En términos periodísticos, y en contradicción con los postulados que consideran que una sociedad de masas posee un público de por sí ho-mogéneo, hubo un gran desarrollo de una prensa obre-ra y gremial que expresó su descontento social.

“La prensa gremial comenzó a circular en el Río de la Plata de manera mucho más intensa hacia fines del siglo XIX cuando los trabajadores, en particular los de oficios, se organizaron en sociedades de resistencia y gremios para lograr mejores condiciones de trabajo y de vida (...)”, explica Mirta Zaida Lobato y agrega: “La

4 Zeta de Pozo, Rosa, “Los medios de comunicación en Améri-ca latina”, en Barrera, Carlos (coord.), Historia del periodismo universal, Ariel Comunicación, Barcelona, 2008, pág. 319.5 Cfr. Saítta, Sylvia, Op. Cit. pág. 29.

para recibir las noticias de agencia, en 1877, a poco de inaugurada la línea submarina transatlántica que luego de pasar por Brasil y Uruguay llegaba a la Argentina.

En 1901, la fotografía comenzaba a ocupar un lugar que crecería con el tiempo y en el mismo año se realiza-ba el primer Congreso Nacional de Periodistas, cuando los profesionales, aún muy influidos por las empresas, comenzaron a debatir su rol. La constitución de los dia-rios como empresas rentables, la renovación tecnológi-ca y el consecuente aumento de las tiradas fueron parte de un proceso que aumentó la demanda de periodistas. Esta oferta laboral se vinculaba con la necesidad de las empresas de ampliar su producción. Los periódicos negaban sus fines de lucro pero sumaban decenas de trabajadores. Entre los periodistas crecen dos concep-ciones: la del trabajador asalariado y la del profesional liberal. No es casual que a partir de entonces nacieran gremios de prensa en gran parte de América latina.3

3 Levenberg, Rubén. Gremios de prensa: Una historia de la tensión entre la profesión y el trabajo. Texto de cátedra. Bue-nos Aires, 2014.

Por Enrique Fraga y Rubén Levenberg

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DOSSIERaparición, desarrollo y transformación de las organiza-ciones gremiales y de sus voceros –diarios y periódi-cos– estuvo fuertemente relacionada con las profundas modificaciones provocadas por la expansión del capita-lismo tanto en Argentina como en Uruguay (...)”.6 A ello hay que sumarle las ediciones de los anarquistas (La Protesta) y socialistas (La Vanguardia)

En Europa y Estados Unidos aquel siglo fue determi-nante. La tecnología permitió la emergencia de nuevos medios, una revolución con la cual la región sintonizó. El telégrafo eléctrico, la expansión de los cables de co-municación submarinos, el ferrocarril, el teléfono, la prensa barata y las agencias de noticias tuvieron un gran papel en el periodismo de masas.

Los periódicos de gran parte del mundo entraron en una etapa con sus prensas de masas, historias sensa-cionalistas, propietarios millonarios y magnates que en-traban al negocio de la prensa. En los Estados Unidos, a la sombra de la guerra entre Joseph Pulitzer y William Randolph Hearst se armaban las grandes cadenas de diarios.

En una época de guerras, crecía la demanda de in-formación. En Europa, el Daily Mail (1896) y luego el Daily Mirror y el Daily Express, inauguraron un periodis-mo de masas que puso en cuestión al de elites. Tam-bién en otros países. Como señala Ingrid Schulze Sch-neider, “en Gran Bretaña el Daily Mail superó el millón de ejemplares en 1901, en Francia Le Petit Journal ya lo había hecho en 1890”7.

En España, que había perdido sus últimas colonias, también el siglo nacía con su prensa masiva. Aparecía el monárquico conservador ABC (1903), fundado por Torcuato Luca de Tena; el católico El Debate (1910) y, de la mano de Ortega y Gasset, el reformista liberal El Sol (1917). Ya en 1890 se había fundado el Heraldo de Ma-drid, que se presentaba como “liberal por los cuatro cos-tados”. Fue clausurada por la dictadura franquista y rei-vindicada por periodistas e historiadores (Ver página 26).

En América latina la prensa de masas se apoyó en cambios de timón o en lanzamientos novedosos. En la Argentina brillaron tres vespertinos: Crítica, (1913), La Razón (1908) y Última Hora (1906) que había sido el

6 Lobato, Mirta, La prensa obrera, Buenos Aires, Edhasa, 2009, pág. 11.7 Schulze Schneider, Ingrid (2004) “La prensa escrita en los principales países occidentales”. En: Barrera, Carlos (comp.) Historia del periodismo universal. Ariel comunicación, Barce-lona, España.

inspirador, con grandes titulares, diseño abierto y len-guaje coloquial. El montevideano El Día, fundado en 1896 por José Batlle y Ordóñez, hijo del entonces presi-dente Lorenzo Batlle, se convertiría en el diario más im-portante del Uruguay. En México, El Imparcial, de 1896, se sumaría a la tendencia que se miraba en la prensa estadounidense.

Los flujos noticiosos seguían con ansiedad los con-flictos y las informaciones de las potencias económi-cas mundiales. Hasta la creación de agencias propias, como parte de procesos nacionales, los países de la región se esforzaron para abastecerse de información del exterior con agencias de Europa y los Estados Uni-dos y en algunos casos, como el de La Nación de la Ar-gentina, con una red de corresponsales. Los procesos políticos que desde el primer cuarto del siglo XX habili-taron propuestas autónomas; la profesionalización del escritor, la inserción en los diarios de autores hispa-noamericanos y la aparición de escritores provenien-tes de las corrientes inmigratorias; los avances en un diseño gráfico aún germinal y la incorporación de las masas a la lectura fueron parte de un modelo perio-dístico que se gestó en la segunda mitad del siglo XIX, se transformó hacia comienzos del XX y se prolongaría hasta casi entrado el XXI. u

Las agencias en la regiónLa modernización de los diarios de la región tie-

ne un fuerte lazo con la presencia de las agencias noticiosas de Europa y los Estados Unidos una his-toria de mediados de los años 30 del siglo XIX, que se originó en los diarios europeos y se extendió a los Estados Unidos. En Iberoamérica el servicio comen-zó de manera más tardía, en la medida que los dife-rentes países buscaron la manera de generar noti-cias locales. En 1939 se creó la española EFE y en la Argentina el primer hito aparece en 1945, cuando se fundó la agencia pública, Télam, hoy Sociedad del Estado. En 1968 se fundó la mexicana Notimex y poco después, en 1973, apareció Noticias Argenti-nas (NA), primera agencia privada del país, a la que le seguiría Diarios y Noticias (DyN) creada en 1982 a instancias de un grupo de diarios nacionales.

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Nuestro escritor, ensayista y colega profesor de esta Facultad de Ciencias Sociales Nicolás Casullo (1944-2008), recordó en numerosas entrevistas

–y también en varios de sus escritos, la influencia emo-cional e intelectual que sobre él ejerció su abuelo, con quien compartía, entre otras identidades, el nombre.

Las historias de su abuelo –increíbles, anticipadoras del realismo mágico– incluían su llegada a Buenos Aires en 1870, venturas y tragedias personales, éxito como comerciante de frutas en el Abasto, desarrollo de una compañía de transporte frutero fluvial, prosperidad eco-nómica, y un recorrido político intelectual que lo llevó a mixturar ideas anarquistas e yrigoyenistas con un com-promiso religioso que derivó en su ordenación como pas-tor protestante en la Iglesia Metodista, en una parábola vital que recuerda en no pocos aspectos a la epopeya de Samuel Fielden, uno de los mártires de Chicago.

El vínculo con su abuelo, sus relatos, sus libros y su formación bíblica marcaron la identidad de Nicolás-nie-to (foto). Lo recuperaría una vez más –y le daría vuelo literario en su segunda novela, El frutero de los ojos ra-diantes, escrita en el exilio y publicada en Buenos Aires en 1984. Lo haría presente en seminarios y clases de Principales Corrientes del Pensamiento Contemporáneo en nuestra Facultad de Ciencias Sociales.

En la triste tarea de escribir su obituario en 2008, Fa-cundo García recordaba en el diario Página/12: “El maes-tro, nacido en Buenos Aires en 1944, era de los que se cuentan con los dedos de la mano. Pocos saben que su abuelo había sido pastor metodista, por lo que la frecuen-tación de la Biblia era casi obligatoria en su casa de infan-cia. “Cosa que agradezco –decía él– porque quizá lo que le falta en un noventa y cinco por ciento al pensamiento científico social, al pensamiento de las humanidades, es una lectura de lo bíblico, una lectura en cuanto a darse cuenta de que todo proviene de ahí”.

En esta ocasión queremos rescatar un aspecto poco conocido de aquel abuelo pastor: ser uno de los prime-ros historiadores del periodismo argentino, y primero del periodismo protestante en América Latina. Un artículo publicado en El Estandarte Evangélico al cumplirse, en 1911, los 75 años de la primera predicación de la Iglesia Metodista en Argentina, repasaba, a partir de experien-cias propias, testimonios orales y vista de ejemplares, los primeros pasos de un periodismo que –como el pro-

testantismo– llegaba al país por los mismos senderos que las corrientes migratorias de la época, en la segunda mitad del siglo XIX.

Los orígenes de la prensa evangélica rioplatenseEl trabajo de Casullo rastrea el origen del periodismo

protestante o evangélico rioplatense en la ciudad de Ro-sario, donde en 1865, el reverendo Tomás Cartes, pastor de la Primera Iglesia Metodista del Rosario, fundó The South American Monthly, que publicó hasta 1867. La re-vista se publicaba en idioma inglés, pues hasta 1867 no se autorizó a las iglesias protestantes la posibilidad de predicar en sus templos en idioma castellano.

En Montevideo, la actividad se inicia una década más tarde, cuando desde el 1° de septiembre de 1877 se inicia El Evangelista, semanario en idioma castellano, que participó en numerosas polémicas: “Los furibundos ataques del Catolicismo Romano, pusieron de manifiesto la necesidad de un periódico de lucha y de edificación (...) e hizo temblar los cimientos del Catolicismo Roma-no en Montevideo. Prueba de esto es que el entonces obispo Soler dio conferencias públicas y escribió libros contra el avance del Protestantismo, y hasta pidió al go-bierno que prohibiera la aparición de periódicos, pero no lo consiguió”. Apareció durante diez años y en él se re-gistran colaboraciones de “altas personalidades de am-bas márgenes del Plata”. Luego le sucedió El Crucero, dirigido por Juan Cubiló y Eduardo Monteverde, así como

Nicolás Casullo y la prensa evangélica en el cambio de siglo Por Julio Moyano

Page 10: Perspectivas en Historia de los Medios Nº 2

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DOSSIER“otros cuyos nombres no recuerda nuestro informante”. Este periódico, dice Casullo, “influyó mucho en el ánimo de algunos pensadores que más tarde defendieron la li-bertad de conciencia y cooperaron en dar al país leyes liberales”.

Poco después surgieron publicaciones protestantes que no eran órganos oficiales: El Club Protestante y la Asociación Cristiana de Jóvenes con las publicaciones La Reforma y El Carácter, respectivamente, a instancias de los mencionados Cubiló y Monteverde, con un núcleo de colaboradores que Casullo ha rescatado.

En Buenos AiresEl principal órgano de la Iglesia Metodista en el Río

de la Plata es, desde 1883 hasta la actualidad, El Es-tandarte Evangélico. Este periódico comienza a gestarse en 1882 a partir de una escuela en la que, además de educación elemental, se proponía la enseñanza de tele-grafía, dibujo, carpintería, tipografía y otros oficios.

Pendiente por falta de materiales la conformación del taller tipográfico de la escuela, Ramón Blanco, agente del periódico El Evangelista (de Montevideo) y Remigio Vázquez, tipógrafo, gestionaron una colecta para tener una imprenta que cumpliese la doble función pedagógica y de edición de un periódico equivalente a El Evangelista. Casullo registró detalles y protagonistas a partir de testimonios orales e impresos. “El primer nú-mero de El Estandarte apareció el 11 de mayo de 1883 (...) llevando, como suplemento, una entrega de una hoja, dividida en ocho páginas, de la famosa obra El Pe-regrino”. Desde enero de 1892 el nombre se cambió a El Estandarte Evangélico de Sud América. Hacia 1910 se vendía en todo el continente americano y poseía suscriptores también en ultramar.

Otras publicacionesEl crecimiento del protestantismo, producto de las

oleadas inmigratorias y de la implantación de denomina-ciones protestantes en el país al amparo de la creciente libertad de cultos, habilitó la expansión de publicacio-nes. Casullo rescata ente ellas varias en lengua extranje-ra para colectividades inmigrantes y para su publicación en otros países como Brasil. Rescata también las publi-caciones de cada una de las denominaciones cristianas existentes en la región, así como aquellas para uso domi-nical y otras sin pertenencia específica a una iglesia en particular. Entre las publicaciones en idioma extranjero registra cuatro en lengua inglesa, una en lengua alema-na, una en lengua portuguesa y una en lengua italiana. Descontando el pionero The South American Monthly ya mencionado, el periódico más antiguo es The Scotel Ma-gazine, de la Iglesia Presbiteriana, editado desde 1880.

Entre las publicaciones denominacionales registra, además de las metodistas, La Unión Valdense, órgano oficial de la iglesia Valdense con sede en la República Oriental y “amplia circulación por la vecina república y por la campaña de la nuestra”; el Sendero del Creyente, de las glesias “De Los Hermanos”, Rayos de Luz, de la misma iglesia, con distribución gratuita desde 1892, y El Estudiante, también de Los Hermanos, fundada en 1902 para estudios bíblicos. La Iglesia Bautista publica El Testigo en la ciudad de La Plata desde 1901, con notorio crecimiento, consolidando la pri-mera publicación evangélica platense. En Rosario esta iglesia publica El Expositor Bautista, y desde Buenos Ai-res El Correo Evangélico, dirigido a los empleados de correo. Por último, El Cruzado: “¿Quién no lo cono-ce? El simpático “Cruzado” es el heraldo del ben-

dito Ejército de Salvación, cuyas huestes lo ofrecen en venta en conventillos, calles, plazas, cafés y todo sitio al que hallan acceso”. El me-todismo también tenía ho-jas para los templos los días de culto. Primero La Escuela Dominical, sustitui-da por La Aurora, fundada en 1889, y que “se ha con-vertido en el mejor periódico para la niñez que se publica

en idioma castellano”. Por fuera de las denominaciones destacaron dos

títulos orientados a un público que trascendía la fe-ligresía: Alfa y Omega (julio de 1903-abril de 1904) y su continuador La Reforma Argentina desde esa fecha. Este mensuario, fundado y dirigido por Matías Fernández Quinquela y más tarde por el Rev. Guillermo C. Morris (prestigioso filántropo y educador) “en acuerdo con aquél (...) Es el periódico religioso mejor impreso que se publi-ca en castellano. Dedicado a la educación, tanto como al estudio de asuntos religiosos y sociales, con frecuencia colaboraban en él escritores de primera fila”.

Dado el interés histórico de este trabajo, la transcrip-ción completa y exacta de la nota está disponible en el sitio web de la cátedra de Historia General de los Medios y Sistemas de Comunicación de la UBA, http://historiay-medios.sociales.uba.ar/, así como en el N° 2 del Cua-derno Temático de Perspectivas.

Agradecemos al pastor Claudio Pose el acceso al ejemplar de 1911 y el asesoramiento contextual genero-samente brindado. u

Hay un aspecto poco conocido del abuelo pastor: fue de los primeros historiadores del periodismo argentino, y primero del periodismo protestante en América latina.

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El Buenos Aires de fines del siglo XIX, con sus más de 600 mil habitantes, cosmopolita, parisino y transitado, sorprendía por su culto al progreso, su

flamante boulevard de Avenida de Mayo, sus ruidosos ferrocarriles y tramways, pero también por el merodeo de sus lunfardos, sus punguistas y biabistas a la espera de otarios a los que afilar y luego afanar.

Es en aquella babélica ciudad que ingresaba a la sociedad de masas a fuerza del caudal migratorio y de un ingreso de divisas vía la exportación agropecuaria, en la que el periodismo se volvió un factor clave para representar sus transformaciones hacia la modernidad. Y en ese oficio informativo y pictórico la prensa moder-na se encargó de retratar junto a los relatos policiales aquel primigenio universo delictivo, anónimo, tan propio de las grandes urbes y, por supuesto, al mundo lunfar-do, la jerga arrabalera y marginal que hoy, despojada de su connotación infame, se asocia con los modismos del habla popular.

Coinciden quienes han estudiado el surgimiento del lunfardo que la más antigua documentación de la jerga corresponde a dos artículos de Benigno B. Lugones pu-blicados en 1879 en el diario La Nación. Con casi una década, el matutino publicó las notas de quien es consi-derado el fundador de los estudios del habla popular de Buenos Aires: “Los beduinos urbanos” y “Los caballeros de industria”. Subtitulados como “bocetos policiales”, notas de Lugones fueron retratos costumbristas pero también preventivos sobre formas delictivas:

“En la estafa, el gil (sinónimo de otario) ve los obje-tos con que va a ser robado, pasea con los lunfardos, a veces morfila (come) y atorra (duerme) con ellos, les revela sus secretos y cuando nota que ha sido chacado, sus amigos están lejos, no quedándole otro recurso que presentarse a la policía a dar cuenta del suceso”, cuen-ta en “Los caballeros de industria”

Lunfardo, delincuencia y sensacionalismoLa palabra “lunfardo” era sinónimo de “ladrón”, por

eso quienes primero lo investigaron destacaron su ca-rácter de jerga delictiva. Estas definiciones fueron parte del auge de una criminología positivista en boga que al igual que en las grandes ciudades del mundo, Buenos Aires empezó a incorporar para estudiar los modernos

fenómenos, como la subcultura del delito, asociados con la urbanización.

Es aquí, donde Lila Caimari, cuenta el interés de la prensa por los catálogos de los delincuentes urbanos. Por ejemplo, el periodista y ex policía José S. Álvarez (Fray Mocho), retratará en la revista Caras y Caretas y en sus Memorias de un vigilante, las características de los distintos ladrones de esta Buenos Aires moderna; y además redactará un primer diccionario en su “Mundo lunfardo”.

Pero con la aparición en 1913 de Crítica, de Natalio Botana, la jerga fue el modo coloquial para contar histo-rias policiales, deportivas o costumbristas. A lo largo de su historia contó con los aportes lunfardos de Roberto Arlt, Carlos de la Púa (autor del libro de poemas lunfar-dos “La crencha engrasada”) o Last Reason.

Sucede que Botana valoraba al dialecto lunfa como recurso diferencial para la crónica. Por ejemplo, tuvo a José Antonio Saldías a cargo de la columna “La Musa del Arrabal” en la que retrataba con la jerga los aconte-cimientos noticiosos del crimen; Saldías además se en-cargó de publicar allí el Novísimo Diccionario Lunfardo.

También en 1913 la publicación Sherlock Holmes difundió fragmentos de la que sería la primera novela lunfarda: “La muerte del pibe Oscar”, escrita por el guar-diacárceles Luis C. Villamayor, en la que se narraban las desventuras de un escrushiante..

La prensa moderna así fue un antecedente a la di-fusión que tuvo el lunfardo en la poética del tango; en 1916 el letrista Pascual Contursi escribió percanta que me amuraste en lo mejor de mi vida… para “Mi noche triste”, frase que marcó el comienzo de una nueva eta-pa de la jerga y el inicio de un fecundo capítulo para la industria cultural. u

BibliografíaABÓS, Álvaro, Ciudadano Botana. La biografía definitiva del creador del diario Crítica, Buenos Aires, Vergara, 2013.CAIMARI, Lila, Apenas un delincuente. Crimen, castigo y cultu-ra en la Argentina, 1880-1955, Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2004.FRAGA, Enrique, La prohibición del lunfardo en la radiodifu-sión argentina 1933-1953, Buenos Aires, Lajouane, 2006.KORN, Francis, Buenos Aires 1895. Una Ciudad Moderna, Buenos Aires, Edit. del Instituto, 1981.

Lunfardo y modernidadPor Enrique Fraga

En la bisagra entre los siglos XIX y XX y antes de su consolidación como recurso poético del tango y del sainete, la jerga popular tuvo al periodismo como principal difusor masivo, que lo utilizó para el relato policial, costumbrista y deportivo.

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La década de 1880 fue en Argentina decisiva en los avances de la industria gráfica, como lo fue, tam-bién, en gran cantidad de ramas de la economía

de productos y servicios en una sociedad en expansión, consolidada estatal y nacionalmente.

Del mismo modo que el éxito masivo del folletín Juan Moreira, de Eduardo Gutiérrez, en 1879-80, sim-boliza el momento de madurez del folletín nacional y su mercado masivo, la importancia asignada a las lámi-nas que ilustran la tapa y las páginas de La vuelta de Martín Fierro (1879) simboliza el creciente rol asignado a la imagen en los medios gráficos. El auge económi-co del ‘80, aun mediando la crisis de 1890, significó una enorme expansión de las posibilidades del negocio gráfico: se acumulaban capitales, se importaba bienes de consumo y máquinas, crecía exponencialmente la población, crecía correlativamente el alfabetismo, au-mentaba el número de la población urbana y –dentro de ella– las capas medias. En este contexto, el aviso publicitario –gráfico o callejero– ve elevarse su impor-tancia como dinamizador del consumo, y como sostén económico principal de los periódicos.

La adecuación de revistas y diarios a la idea de un público como masa heterogénea de consumidores com-pletará el cuadro, al llevar los avisos desde una zona específica o sección del periódico, hacia una relación visualmente armónica con el texto en todas o casi to-das sus páginas. La imagen visual, y especialmente su versión técnica más moderna, el fotograbado, cobran así una importancia suprema, sin que esto menoscabe la importancia visual del tratamiento del texto (tamaños, formas, tanto de la superficie del pla-no como de la tipografía) que también comienza una veloz transformación.

El sabor del encuentro

Las primeras cervecerías industriales habían co-menzado a instalarse en Argentina hacia mediados del siglo XIX, aunque la costumbre de tirar cerveza hundía sus raíces en el siglo XVIII. El consumo de cerveza cre-ció a la par de la llegada de los inmigrantes europeos,

principales consumidores de esta bebida, y hacia la década de 1880 ya existía un mercado consolidado de dicho producto.

El alemán Otto Peter Friedrich Bemberg creó la So-ciedad Anónima Brasserie Argentine en 1888. Parale-lamente, comienza a construir la Cervecería Argentina, en la ciudad de Quilmes, Buenos Aires, e iniciaría su producción hacia 1890. Desde ese momento, y hasta nuestros días, se fabrica la cerveza Quilmes, una de las más consumidas en nuestro país1. Si bien en Argentina ya se experimentaba con formas modernas de publici-dad gráfica, Bemberg trajo de Alemania, junto con las maquinarias y técnicas industriales, diversas estrate-gias publicitarias innovadoras, aplicadas tanto en me-dios gráficos como en la vía pública.

Una de las principales características tempranas de los avisos de Quilmes fue la utilización de las fechas patrias como recurso argumental, instalando tempra-namente la asociación entre festejo y cerveza Quilmes. Pero por otro lado, los eventos escogidos para ilustrar las publicidades se enmarcan en el discurso integrador hacia los inmigrantes, sus principales destinatarios. El aviso, en un mismo acto, informa la fecha patria, invita a la celebración y, fundamentalmente, propone a la cer-veza como parte del festejo, como lo ejemplifica este aviso adhiriendo al festejo del 25 de Mayo de 1900 y enalteciendo la confraternidad hispano-argentina:

También fueron motivo de festejo las fiestas de fin de año, eventos comunes a la mayoría de la población, fuesen nativos o inmigrantes, de distintos credos, nacio-naidades y adhesiones políticas. El 1° de enero de 1900, pocos meses antes del aviso mostrado más arriba, otro

Quilmes: El sabor del encuentroPor Alejandra Ojeda

DOSSIER

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que utilizaba el mismo clisé y sólo cambiaba parte del texto, saludaba a su clientela con motivo del Año Nuevo:

Si bien los avisos se caracterizaban por la economía de recursos visuales y usos semánticos, empleaban ha-bitualente ilustraciones figurativas de diversos grados de complejidad. Estos grabados fueron elaborados ad hoc para la empresa, y para su uso en publicidad, pre-sentándose como una de los pocos anunciantes locales que incorporan, hacia comienzos del siglo XX, este re-curso visual. Pero aun así es posible encontrar el uso del mismo grabado para diferentes publicidades.

Los carnavales eran un tópico muy habitual, al que se le dedicaron avisos de gran tamaño. En este anuncio de 1900 (a la izquierda) podemos ver un grupo de perso-nas en lo que parece ser un desfile, con pancartas donde puede leerse “¡Viva Quilmes!” u otras frases similares.

La cerveza Quilmes Cristal (cerveza rubia de la empresa), complementariamente, presentará avisos pequeños y sin imágenes, los que, por su bajo cos-to, podían insertarse en numerosas ediciones de los periódicos.

A continuación reproducimos una etiqueta de

Quilmes Cristal, en la que se nota, nueva-mente, el interés por mostrar el carácter argenti-no de la marca, a través del origen de fábri-ca y escritorios (Quilmes y Bue-nos Aires, respectiva-mente), a través de los colores selec-cionados, y la bandera utilizada para yuxtaponer con la marca.

Esta clase de cerveza fue publicitada como una var-iedad para consumir en verano, a diferencia de la

Quilmes Bock que se presentó como ideal para con-sumir en invierno, como podemos ver en estos avisos “equivalentes”:

La Quilmes Bock utilizó, tan-to en la etiqueta como en algunos avisos, la figura de una cabra, que es la traducción al castellano del vo-cablo alemán que le da su nombre.

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En muchas ocasiones, los avisos son estricta-mente tipográficos. No hay una regularidad tipográfi-ca, variándose los tipos en función de la disponibilidad de la imprenta del periódi-co. También es irregular la presencia del isologotipo y del logotipo de la marca, el cual, por su parte, todavía varía en su orientación horizontal o hacia arriba, y en la tipografía utiliza-

da en el clisé original (que no depende de la imprenta del diario). Estos avisos muestran que la inserción en los periódicos era constante, por lo que se reiteran –y varían– los slogans y las estrategias tipográficas para destacar y diferenciar partes del texto.

Estos avisos de Quilmes, que en la bisagra del ‘900 empiezan a mostrar ciertos recursos de coherencia

–tanto diacrónica como sincrónica– entre piezas, ha-cen pensar en proto-campañas.

Vistas desde el presente, por un receptor habitua-

do a las condi-ciones contem-poráneas de la circulación pub-licitaria, pueden obviamente ser percibidas como arcaicas, en las que la coheren-cia se desarrol-la por ensayo y error. Sin em-bargo, podemos hallar en estos tempranos ma-teriales muchos recursos que en las décadas siguientes y en sucesivos perío-dos de expan-sión de la publicidad como técnica (después de cada posguerra mundial, en los años ‘60 con la expansión de la televisión, etc.), la empresa ha rescatado, siste-matizado y expandido: desde el festejo compartido hasta el brindis solitario, la cerveza aparece asociada a valores como el encuentro, la pureza, la argentinidad, la celebración. Slogans pegadizos, colores regulares, pro-ductos muy definidos y campañas tanto estacionales como organizadas por celebraciones calendarias com-partidas por toda la población, son recursos que utili-zan todas las empresas que publicitan con regularidad, pero claramente, Quilmes suele estar entre las prime-ras, durante todos los años de una historia que superó largamente el siglo de continuidad.

La continuidad por décadas de su slogan “El sabor del encuentro”, ideado por el escritor y publicista Ro-dolfo Fogwill, fácilmente reconocible por todo el arco consumidor, confirma esta línea y a su vez la sintetiza con maestría. u

Colaboró: Laura TarasiukSelección y edición de fotografías:

Serena Moyano

1 Según el diario La Nación del 31 de agosto de 2015, en Ar-gentina se consumen por año, actualente, 17 millones de hec-tolitros de cerveza, de los cuales la Cervecería y Maltería Quil-mes concentra el 76,5 % de su producción (Cfr. http://www.lanacion.com.ar/1823233-el-boom-de-la-cerveza).

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En el marco de la actual discusión pública sobre los sistemas de me-dios, el rol de los periodistas y la

consolidación de medios en diferentes soportes surgidos en las últimas déca-das, ¿cuáles son hoy los desafíos para los historiadores de la prensa en Ibe-roamérica?

Adriana Pineda: Son varios los re-tos que enfrentan los historiadores de la prensa en Iberoamérica: estudiar, di-fundir y preservar el gran legado heme-rográfico del que se dispone, y que sólo se ha trabajado en una pequeña parte, además con perspectivas distintas, lo que ha impedido desarrollar una historia comparada del periodismo en Iberoamé-rica. En segundo lugar, discutir la forma en cómo se han organizado y clasificado los repositorios he-merográficos, que han seguido una lógica más catalográfica que propicia para la investigación histórica. Además, frente a las transformaciones digitales que está experimentando la prensa, se tienen que plantear categorías de estudio lo suficientemente amplias para abarcar el fenómeno “pren-sa”, “comunicación”, en sus distintas etapas de producción, pero también lo suficientemente claras para distinguir las continuidades y diferencias históricas que se presentan en ella, lo cual plantea una reflexión profunda de los conceptos que empleamos para referirnos, desde el ámbito acadé-mico a los procesos periodísticos. Por esta transformación digital y la apertura de la información que representan los nuevos sistemas en línea, se comienza cuestionar el papel que los periódicos han desempeñado como instituciones in-formativas y políticas en la última centuria, lo cual represen-ta la necesidad de entender históricamente la conformación de la prensa como una institución atravesada por distintos intereses que la han constituido. Por último, se enfrenta el reto de difundir el interés por el estudio de la prensa escrita en un contexto en el que la mayor parte de la gente se re-húsa a leer periódicos para enterarse de la realidad actual,

Las redes de historiadores de la prensa en expansión

Adriana Pineda y Antonio Laguna Platero presiden asociaciones de México y España que se dedican al estudio e investigación de la historia del periodismo y la comunicación. En esta entrevista profundi-zaron sobre los desafíos en la organización e intercambio de conocimiento; los planteos multidiscipli- narios, los proyectos futuros regionales e internacionales de ambas instituciones y los desafíos que el cambio tecnológico implica para la investigación y para la profesión periodística.*

PROTAGONISTA

por lo que la lectura de los periódicos del pasado se relega a una mera curiosidad o propio sólo de historiadores, cuando en realidad tendría que ser un estudio multi-disciplinario.

Antonio Laguna Platero: Podríamos advertir varios, desde los más perentorios como es recuperar cabeceras inexplora-das, periodistas desconocidos o empre-sas mediáticas pioneras, hasta los más ambiciosos como interrelacionar la crisis de modelo de negocio actual con las ex-perimentadas en épocas pasadas. Por ejemplo, la crisis que vivió la prensa cuan-do surgió la radio o la del cine cuando lo hizo la televisión. Más allá del ámbito de la investigación, otros retos tienen que ver con el reconocimiento de la especialidad

en el ámbito universitario. Los historiadores de la prensa y la comunicación tenemos un problema de identidad que no siempre se resuelve bien. Para los profesores de las titula-ciones de Historia somos especialistas que debemos figurar en los paneles de profesorado de Periodismo y Comunica-ción, mientras que para los profesores de esta última titula-ción somos historiadores que colaboran circunstancialmen-te en la formación del periodista. De hecho, las asignaturas de historia de la prensa, los medios, la publicidad, la comu-nicación o la cultura, solo figuran en titulaciones del ámbito de la comunicación y con una presencia que ha ido a menos en los últimos años.

Ambos coinciden en hallarse a cargo de responsabili-dades institucionales en sus respectivas redes. Y en am-bos casos, junto a una larga lista de logros puede notarse tendencias de cambio e innovación. Por ejemplo, la cre-ciente internacionalización de sus respectivos congresos, la articulación entre redes, la innovación temática o el impulso a publicaciones conjuntas. ¿Podrían resumir los principales desafíos que en cada red se plantean para los próximos años?

Adriana Pineda Soto

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ALP: Desde que me hice cargo de la presidencia de la Asociación de Historiadores de la Comunicación el princi-pal reto que nos marcamos fue impulsar una única red de investigadores, bien en forma de federación de todas las or-ganizaciones existentes, bien partiendo de una ex novo. El objetivo es obvio: cuantos más seamos, cuantos más com-partamos a través de directorios y bases de datos comunes las líneas de investigación, los proyectos en marcha y las necesidades específicas, más posibilidades de interactua-ción y coordinación tendremos.

AP: Me parece que los principales de-safíos que enfrenta la Red Iberoamerica-na de Historiadores de la Prensa y el Perio-dismo es mantener una continuidad y un proyecto de largo aliento. Como he men-cionado en reiteradas ocasiones esta Red es producto de una suma de voluntades, ninguno de nosotros recibe remuneración por el trabajo que se hace, y lo que ha he-cho la Red es desplegar una importante labor de gestión ante las diversas institu-ciones de educación superior de México que son las que permiten el desarrollo de las actividades académicas que llevamos a cabo, y gracias a las cuales se pueden sufragar muchos de los gastos generados por ellas. La única suma que pagan los integrantes es la inscripción a los encuentros, lo cual ape-nas alcanza para cubrir los gastos de organización. Si bien es cierto que este modelo ha funcionado, estoy trabajando por dotar a la Red de una estructura mucho más clara, que permita ofrecer una organización más clara para garantizar que las finalidades de este cuerpo colegiado se mantengan independientemente de quién esté al frente. Esto es, pre-tendo que antes de que termine mi gestión al frente de la Red se pueda dejar con unos estatutos que le den certeza a la organización.

Adriana, usted ha llevado adelante una labor de resca-te de la prensa oficial en México, especialmente durante su apogeo en el siglo XIX. ¿Qué aspectos de esta prensa pueden considerarse diferentes a la evolución de la misma en los ejemplos canónicos de los países industrializados?

AP: Como señalé anteriormente, esta es una de las áreas que he comenzado a trabajar con un grupo de cole-gas que aceptaron integrarse a este proyecto y que ha co-menzado con el estudio de los periódicos oficiales de sólo algunas entidades federativas, la intención es que se pue-dan abarcar los 30 estados. No podría señalar con abun-dancia las particularidades de la prensa oficial mexicana frente a la de los países industrializados, porque estamos construyendo apenas el panorama de este tipo de publica-ciones en México, y lo que hemos encontrado es que no se puede generalizar. No son lo mismo los periódicos oficiales

PROTAGONISTA de Nuevo León, Oaxaca, Chiapas, el Estado de México o el Distrito Federal, porque las necesidades y condiciones de cada entidad se transforman a lo largo del siglo XIX y XX; porque los acontecimientos históricos no afectan de la mis-ma manera a cada uno de los Estados; porque mientras que Estados como el de México se va fragmentando a lo largo de todo el siglo XIX, otros surgen gracias a esa disgregación. Lo que puedo decir es que las publicaciones oficiales mexi-canas ofrecen distintas etapas de desarrollo, que van desde

el carácter oficialista de las Gacetas de México, pero que están muy alejadas de la prensa oficial actual, hasta los perió-dicos polémicos, de miscelánea y de-bate, muy al contexto decimonónico, en apego al ir entendiendo y construyendo al Estado, hasta periódicos doctrinarios, para finalmente, a raíz de la Revolución Mexicana, surgir el Diario Oficial con las características meramente jurídicas que conserva hasta nuestros días. Lo que nos ha revelado estas investigaciones es que las publicaciones oficiales son una síntesis de la ideología, la cultura y las formas de comunicación que se de-sarrollan en cada etapa histórica, y van adquiriendo valores pragmáticos en la medida en que se consolida el Estado.

Antonio, usted ha realizado investigaciones –y publi-cado libros– en torno a la prensa regional, en particular la de la Comunidad Valenciana. ¿Qué aspectos de esta his-toria considera sobresalientes como casos típicos? ¿Qué problemas metodológicos le planteó abordar una prensa con especificidad lingüística, y con un centro económico y político relativamente alejado de la ciudad capital de España?

APL: Investigar la prensa regional se convirtió en un re-quisito básico para poder impartir las asignaturas de la re-cién creada Facultad de Periodismo en Valencia en 1986, donde empecé mi andadura académica. Pero también fue una necesidad para poder abordar la historia de la prensa española que en esos años todavía estaba en sus inicios. Nuestros objetivos fueron, en primer lugar, superar la fase de catalogación inicial para pasar a la fase de interpretación final. A continuación llevar a cabo un proceso de historia comparada necesario para establecer las singularidades que pudiese tener la prensa valenciana. Y por último esta-blecer conclusiones de validez general, por ejemplo, la irrup-ción de la prensa con la llegada de la burguesía al poder o la importancia del motor económico, llamado mercado, junto con el del Estado en la puesta en marcha de cabeceras. Mii primer libro, la Historia del periodismo valenciano, de 1990, todavía me sigue permitiendo desarrollar investigaciones como la recientemente publicada sobre el editor de prensa humorística y sensacionalista que fue fusilado por los fran-

Antonio Laguna Platero

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quistas en 1940. Es decir, lo particular me sigue ayudando a construir lo general. El periodismo y la comunicación se encuentran en frente a desafíos de orden ético, político, tecnológico y económico, tanto aquellos que lo impactan di-rectamente, como los que por desa fiar a la sociedad en su conjunto afectan necesaria mente al campo comunicacio-nal. ¿Cómo ven el escenario?

APL: Vivimos tiempos de incertidumbre. El relativis-mo epistemológico que nos impregna tras la caída de los grandes paradigmas; la expansión de un pragmatismo que devuelve plena vigencia al maquiavelismo de que el fin jus-tifica los medios; la caída del valor de cambio de la informa-ción provocando el espejismo de que informarse es gratis; la desaparición de los roles de mediación clásicos entre ciudadanos y poder, ha ciendo creer que todos pueden ser periodistas con tan solo disponer de un celular y estar en una red social; la simplificación de los mensajes, la homo-geneización de los contenidos culturales Todo ello no hace sino reforzar la idea anteriormente expresada de que la for-mación intelectual de los periodistas es una necesidad cada vez mayor y una responsabilidad social si queremos tener sistemas con una organización comunicativa con personas y no sólo con técnicos.

AP: El escenario plantea varios retos. En la prensa, es urgente la conservación de los acervos hemerográficos na-cionales, que no siempre cuentan con los mismos recursos ni la misma atención por parte del gobierno federal, lo que ocasionó una pérdida irreparable. Si bien es cierto que la di gitalización de los materiales se ve como una alternativa, no siempre es un proceso sencillo, por lo que todavía sólo se resguardó así una ínfima parte de los repositorios. Por otra parte, la misma catalogación de las publicaciones sigue siendo un problema, ya que ahora se propone la denomi-nación de “recursos continuos” para englobar a todas las publicaciones periódicas, lo cual entraña el riesgo de una pérdida irremediable de publicaciones en un maremágnum de información. Además vemos con preocupación la cre-ciente violencia contra periódicos y periodistas en México, paradójicamente, la mayor parte de ella por el gobierno, no por los grupos criminales. Representa un grave problema político y social que debe enfrentarse con entereza. Por últi-mo, pero no menos importante, es el cuestionamiento que las nuevas tecnologías plantean a la figura del periodista. Se asume que cualquier persona con una computadora puede informar, el papel del periodista se banaliza, se cuestiona y se disminuye. No se entendió que el periodista es más que un mero informador, es un intérprete de la realidad social y por lo tanto, también su crítico. El problema es que ni los mismos periodistas lo han entendido así.

¿Cómo ven la conformación del campo en esta época de digitalización y convergencias mediáticas?

APL: Nada como la historia para dar sentido a los re-tos que nos desafían. De ahí que sea fundamental abordar

la investigación de todos los “motores” que estimularon la puesta en marcha de iniciativas periodísticas de todo tipo. Por ejemplo, qué hizo nacer la prensa, qué provocó su espe-cialización, sus mejoras técnicas, sus diseños. Pero también es importante estudiar los públicos y las motivaciones que generaron la demanda de información, de entretenimiento, de evasión.

AP: La convergencia mediática y los procesos de digi-talización implican un cambio de paradigma en el entendi-miento de los medios de comunicación. Esto afecta los con-tenidos, su extensión y su diseño, que debe ajustarse a una situación en la que la lectura, el audio y el video compiten por la atención del receptor. En la prensa, el mayor reto es la preservación de este material que se vuelve cada vez más fugaz y la decadencia del concepto de “periodicidad” que ha definido a estas publicaciones desde su surgimiento. u

* Adriana Pineda, doctora en Historia de la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, es investigadora y docente de la Universidad Michoacana San Nicolás de Hidalgo, México.

Antonio Laguna Platero, decano de la Facultad de Periodis-mo de la Universidad de Castilla-La Mancha, es doctor en Historia recibido en la Universitat de València.

¿Cómo ven la conformación del campo en esta época de digitalización y convergencias mediáticas?

APL: Nada como la historia para dar sentido a los retos que nos desafían. De ahí que sea fundamental abordar la investigación de todos los “motores” que estimularon la puesta en marcha de iniciativas periodísticas de todo tipo. Por ejemplo, qué hizo nacer la prensa, qué provocó su especialización, sus mejoras técnicas, sus diseños. Pero también es importante estudiar los públicos y las motivaciones que generaron la demanda de información, de entretenimiento, de evasión.

AP: La convergencia mediática y los procesos de digitali-zación implican, un cambio de paradigma en el entendi-miento de los medios de comunicación. Esto afecta los contenidos, su extensión y su diseño, que debe ajustarse a una situación en la que la lectura, el audio y el video compiten por la atención del receptor. En la prensa, el mayor reto es la preservación de este material que se vuelve cada vez más fugaz y la decadencia del concepto de ”periodicidad” que ha definido a estas publicaciones desde su surgimiento.

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En la película Memento (Chris-topher Nolan, 2000), un hom-bre que sufre de “memoria

corta” (puede recordar las cosas por un instante pero luego sufre amnesia de manera recurrente), desarrolla un curioso y complejo sistema para retener la informa-ción: anota obsesivamente todo lo que le ocurre y realiza carteles, fo-tografías y señales para sostener, a su vez, su rutina de anotaciones. Cuando obtiene un dato que con-sidera seguro, ejecuta un “tattoo fact” (“hecho tatuable”): se dirige a un local de tatuajes y hace escribir sobre su piel aquello de lo que no dudará nunca más. En dos pasa-jes del film, el protagonista expresa “yo sé perfectamente quién soy”. Y otro personaje, quien no sabemos si lo ayuda o manipula, le responde “sí, sabés quién sos, pero lo que no sabés es en qué te has convertido”.

Todo el planteo de este film puede leerse como una bella disquisición sobre las contradicciones –antes que las continuidades– entre el ser y el devenir, la elabora-ción de la historia en tanto relato, las prácticas de me-moria, los riesgos que implica la búsqueda de la verdad a través de un método.

Hoy es hegemónica la idea de la mutua implicancia entre identidad y memoria. Es ésta la que nos permite saber quiénes somos. Sin memoria no hay identidad posible. Es decir, es necesario el ejercicio permanen-te de la memoria como forma de conservar un pasado que nos permita configurar nuestro presente. Del film de Nolan, sin embargo, puede extraerse una idea, si no contrapuesta a la expresada, al menos crítica: es el per-manente trabajo de reproducción de un saber el que conduce a su mutación, a su inestabilidad. Existe, por lo tanto, desde esta perspectiva, ya no una continuidad sino, incluso, una contradicción entre identidad y memo-ria. La primera tiende a ser entendida como inmanen-

te (quién se es, cómo se es, etc.), mientras que la segunda tiende a serlo de forma trascendente, cons-tituye un proceso de permanente adición (nuevas experiencias), sus-tracción (olvido) y sustitución (rein-terpretación). Si concebimos a las prácticas de memoria como proce-dimientos que implican un trabajo de reproducción, por definición, és-tas no pueden contribuir a la esta-bilidad de una identidad individual ni social. Todo acto de reproduc-ción se caracteriza, ante todo, por su fracaso, puesto que toda reedi-ción jamás alcanza, por definición, el estatuto de su referente.

Esta hipótesis acerca de la con-flictiva relación entre identidad y memoria es uno de los ejes de una

investigación en desarrollo, que presentamos aquí bre-vemente, sobre las categorías de lo bello y lo sublime en un grupo de largometrajes locales gestados luego del retorno de la democracia, que tematizan la desapa-rición forzada de personas.

Desde el campo de la Historia de los Medios, en ge-neral, el cine ha sido abordado como una de las instan-cias de la industria cultural. También desde los “estu-dios de memoria” se recurre a la producción y circula-ción de objetos mediáticos como el cine. Sin embargo, aunque pareciera indiscutible el lugar de los medios en la configuración de la memoria social, es infrecuente la reflexión sobre una “memoria de los medios”, es decir, una mirada específica y sistemática sobre los medios de comunicación desde la perspectiva de los estudios de memoria. En especial, en lo que hace a la reflexión sobre obras cinematográficas relacionadas con la me-moria del terrorismo de Estado durante la última dic-tadura, la noción de trauma social –que es central en los estudios de memoria– es de particular interés, ya que coloca a los realizadores cinematográficos frente al desafío de dar cuenta de una conmoción general al

Cine post-dictadura: apuntes para una “memoria de los medios”Por Máximo Eseverri *

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interior de su comunidad, en más de un sentido inédita. El ejercicio de memoria no pasa sólo por dar cuenta de una “información histórica”, a través de propuestas do-cumentales o argumentales, sino que exige un trabajo formal excepcional, relacionado con la comunicación de experiencias extremas.

Es en este punto en el que puede operar la noción de “memoria mediática”. Los realizadores han recurrido a tradiciones formales –es decir, estéticas– y narrativas para dar cuenta de sucesos excepcionales. Su elabora-ción implica una serie de vicisitudes que hacen tanto a lo político en el cine como a una ética de la imagen, que excede a los tópicos de los que buscan dar cuen-ta. Tanto el trabajo de los hacedores de un film como la mirada de los espectadores se encuentran forjados por una memoria, en este caso audiovisual, que traza las fronteras de lo visible, lo inteligible, lo anímica y moralmente tolerable. Una memoria mediática implica también una dimensión sensorial, moldeada a través de generaciones, desde el surgimiento del dispositivo cinematográfico y más allá.

La investigación que referimos busca pensar la aper-tura democrática a través de films como La historia ofi-cial (1985) de Luis Puenzo, documentales como Juan, como si nada hubiera sucedido (1987) de Carlos Eche-verría o la ficción El amor es una mujer gorda (1987) de Alejandro Agresti. Asimismo, en los noventas, películas como Un muro de silencio (1993) de Lita Stantic, Tierra de Avellaneda (1995) de Daniéle Incalcaterra y Garage Olimpo (1999) de Marco Bechis aportaron una estética novedosa para la representación de la desaparición for-zada de personas. Desde el retorno de la democracia en Argentina, el cine ha sido uno de los principales vehí-culos para la memoria y la reflexión acerca del terroris-mo de Estado. Desde la “transición democrática”, esta temática se sostiene como una de las más abordadas por los realizadores locales, a través de películas de fic-ción o documentales sobre el accionar de la última dic-tadura, la experiencia militante o la apropiación ilegal de bebés, entre muchas otras facetas.

Tras el retorno de la democracia, el campo cine-matográfico recuperó parte de su dinamismo, gracias a nuevas políticas estatales de promoción, el inicio de un recambio generacional y el reconocimiento del cine argentino en el exterior. Si durante los ochentas el cine local que abordó la desaparición de personas buscó cerrar una herida social recurriendo a una ordenadora estética de lo bello, hacia fines de esa década nuevas obras enfrentaron la opacidad del tema, la imposibili-dad de una sutura definitiva y la reflexión sobre el lugar del cineasta como condicionante o límite de la expre-

sión. Entre lo bello y lo sublime, algunas de las películas argentinas sobre la desaparición forzada de personas exploran la posibilidad de una catarsis problemática, más allá de la consolación.

Desde la antigüedad y hasta hoy, las categorías de lo bello y lo sublime pueden hallarse en momentos cla-ve de la reflexión estética. Desde el tratado De lo subli-me, del siglo I, atribuido a ‘Longino’, hasta las conside-raciones de François Lyotard o Frederic Jameson a fines del siglo XX, la indagación acerca de ambas nociones ha involucrado tópicos como los límites de lo comuni-cable, las posibilidades expresivas de cada lenguaje, las tensiones entre ética y estética y las implicancias políticas y morales del recurso a imágenes visuales o sonoras para dar cuenta de lo terrible. Mientras lo bello se halla vinculado con lo abarcable, lo cerrado, lo aca-bado; lo sublime lo está con lo inabarcable, lo abierto, lo inenarrable. Entre estos dos polos –la necesidad de cierre, de sutura, y la constatación de la imposibilidad de dar cuenta del horror plenamente– han tenido lugar las diferentes evocaciones de las tragedias del siglo XX.

Por todo ello, los conceptos de lo bello y lo sublime constituyen una posible clave de lectura y análisis para indagar los caminos explorados por diferentes cineastas locales en la posdictadura, para dar cuenta de crímenes de lesa humanidad como los que tuvieron lugar durante los setentas en Argentina, que comprometen la misma memoria de sus víctimas y constituyen un caso límite en una cultura que hace del culto a los muertos uno de sus pilares. Recurrir a lo bello y lo sublime como categorías de análisis implica también sostener la hipótesis de que el desarrollo de una estética para la reflexión sobre el horror y la construcción de la memoria social en torno a lo trágico constituyen (pueden constituir) momentos inseparables de una misma praxis mediática. u

* Máximo Eseverri acaba de incorporarse a nuestra cáte-dra. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación con es-pecialización en Procesos Educativos (FSC-UBA) y magíster en Sociología de la Cultura (IDAES-UNSAM). Doctorando en Ciencias Sociales (FSC-UBA). Es consultor en Comunica-ción por la Organización de Estados Iberoamericanos en el Ministerio de Educación de la Nación y secretario académi-co de la Maestría en Periodismo de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).

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Galeano tomó la dirección de la revista Crisis en

los primeros días de 1973, cuando la pu-blicación ya tenía una infraestructura arma-da desde principios de 1972. Fruto de una re-lación amistosa entre el mecenas y empre-sario Federico Voge-lius y el ya consagrado escritor Ernesto Saba-to, la revista fue ima-ginada originalmente como una publicación que recogiera las novedades argentinas en materia de artes plásticas, literatura, música, teatro y cine. Para eso, fruto de las decisiones del Consejo Editor que ade-más de Sabato, integraban los diplomáticos Víctor Mas-suh y Abel Posse, el crítico de arte Jorge Romero Brest y el musicólogo Ernesto Epstein, Vogelius había convoca-do a los periodistas Roger Plá y Julia Constenla quienes llevarían adelante la rutina de redacción. Sin embargo, las dudas embargaban a los responsables y el apremio por salir a la calle con una publicación que le diera en-trada en el mundo artístico, decidieron a Vogelius a bus-car una alternativa urgente. Entonces Julia Constenla propuso a Vogelius convocar a Eduardo Galeano como nuevo secretario de redacción. Ella ya había trabajado con él en la revista Che en 1960. Para 1972 Eduardo Galeano ya había alcanzado cierta fama con su monu-mental ensayo Las venas abiertas de América Latina.

Tras el encuentro entre ambos en Montevideo, Ga-leano se hizo cargo de la puesta a punto y salida a la ca-lle de la revista que sería mensual, abarcaría más allá de las fronteras culturales argentinas hacia toda Améri-ca Latina y tendría apenas media docena de redactores fijos y todo un universo de colaboradores externos. El

dato no es menor y re-vela por un lado la ca-pacidad organizativa de Galeano para poner en marcha un proyecto en pocos meses. Por otro, la intensidad política de esos días que desde la óptica del flamante y juvenil secretario de Redacción, no admitía tiempos muertos.

El 2 de mayo de 1973 apareció en los quioscos el primer nú-mero de la revista Crisis con un gran apoyo de la

prensa considerada progresista como el diario La Opi-nión y el suplemento cultural del diario Clarín. La aven-tura, como el mismo Galeano iba a calificarla años más tarde, duró cuarenta meses hasta agosto de 1976, ya bien entrada la dictadura militar y cuando los mismos hacedores del mensuario decidieron que no seguirían aceptando la censura previa, impuesta por los militares sobre los originales a publicar cada mes.

Con la separación del grupo original encabezado por Sabato, la revista se convirtió en una publicación donde las más diversas voces de América latina y del entonces llamado Tercer Mundo, tuvieron cabida en todas sus ex-presiones: literatura, pintura, poesía, cine, teatro y las nuevas formas de periodismo testimonial y de historias de vida.

Sabato se consideró difamado por “la nueva direc-ción marxista” aunque sus textos se siguieron publican-do en los primeros números, igual que algunas colabo-raciones de Posse, Romero Brest y Epstein. Según el periodista Rogelio García Lupo1, amigo personal de Ga-leano y colaborador de la revista, “los tiempos eran tan

1 Entrevista con el autor julio de 1992 y octubre de 2013.

Periodismo, política e ideología

Crisisla revista cultural que marcó una época

Por Fabián Kovacic*

TEMAS Y DEBATES

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vertiginosos en esos años que resultaba ridículo pensar que Vogelius iba a conformarse con una revista como la que le proponían Sabato y el resto de Intelectuales. Ga-leano garantizaba una apertura más acorde a la mez-cla de ideas políticas en la que estábamos inmersos”. Jorge B. Rivera2, refuerza la idea de García Lupo: “Por los primeros originales que pude ver en la redacción, la revista que planeaba Sabato era más parecida a las de Janus o Planeta3 que al producto acertadamente armado por Galeano”. Y Aníbal Ford, remata con una metáfora posiblemente acertada. “Vi unos originales de la dirección anterior en los que Krisis estaba escrito con K; Galeano la hizo con C, con C de calle”4.

La revista tuvo tres etapas: la primera entre 1973 y 1976 conducida por Galeano; la segunda entre 1986 y 1987 dirigida por Vicente Zito Lema y una tercera entre 1988 y 1990 encabezada por Eduardo Jozami. Sin em-bargo la memoria colectiva recuerda la primera como la más rica en términos de calidad periodística para el registro de una época. Según Santiago Kovadloff5, tam-bién colaborador en esa primera etapa, “Crisis repre-sentó para la izquierda lo que fue la revista Sur para la década de 1940 con la posguerra. En Crisis aparece la bisagra de un tiempo donde las ideas de izquierda florecieron y se hicieron carne en la sociedad”.

Efectivamente Galeano asume la conducción de Cri-sis, en los años de florecimiento de los movimientos de liberación en toda América latina, pero también con los primeros golpes de la represión paramilitar presentes en el Río de la Plata. En ese sentido hay que destacar la formación de Galeano en la revista uruguaya Marcha, donde él mismo reconoce a sus dos principales men-tores: periodísticamente reconoce en Carlos Quijano, fundador y director de Marcha, como su formador en términos de valoración de los hechos para convertiros en tema periodístico; literariamente aprecia los conse-jos y el vigor de Juan Carlos Onetti, primer secretario de Redacción de Marcha en 1939. Como secretario de Redacción en Marcha con sólo veinte años, Galeano recoge buena parte de ese espíritu que galopa entre la prosa literaria y el concepto periodístico para trasla-darlos en 1973 a su experiencia propia, la revista Crisis.

2 Entrevista con el autor en diciembre de 1992.3 Janus y Planeta eran dos revistas-libro bimestrales de Edi-torial Sudamericana hechas por autores europeos donde se reflejaban los temas ligados al existencialismo de la época.4 Entrevista con el autor en marzo de 1992.5 Entrevista con el autor en agosto de 1992.

Por las páginas de esa primera etapa pasaron Julio Cortázar, el colombiano Gabriel García Márquez, Ha-roldo Conti, el paraguayo Augusto Roa Bastos, Osvaldo Soriano, Osvaldo Bayer, Juan Gelman, el salvadoreño Roque Dalton, el mexicano Juan Rulfo y diferentes re-presentantes de las nuevas corrientes ligadas a las le-tras revolucionarias del continente.

Tras el golpe de Estado en Uruguay, el 23 de junio de 1973, Galeano se quedó definitivamente exiliado en Buenos Aires y la revista todavía disfrutaría de poco más de un año de primavera creativa hasta la muerte del presidente Juan Perón, ocurrida el 1° de julio de 1974. A partir de entonces pese a la riqueza del movi-miento cultural en todo el continente que Crisis busca-ba reflejar en sus páginas, la represión se manifestaba mediante amenazas, secuestros y asesinatos hasta lle-gar al golpe militar del 24 de marzo de 1976. A partir del número 36 aparecido en abril de ese año, la censura reclamaba leer los originales antes de imprimir la edi-ción. Cada mes Galeano debía llevar los textos a la Casa Rosada para que fueran revisados por los censores de turno. La edición de agosto terminó con más de la mi-tad de las notas censuradas. Apenas salió ese número, Galeano reunió al personal en la redacción y anunció el cierre, el desbande ante la cárcel y la muerte.

Después de la dictadura los intentos de relanzar Cri-sis ya no fueron los mismos. La época era distinta: el texto languidecía frente a las nuevas tecnologías de la imagen que empezaba a tomar espacios en las publica-ciones periódicas, el auge de la televisión, la radio y la posterior aparición de internet. Esto dejó en la memoria colectiva a esa primera etapa que marcó una época con un estilo periodístico y literario propios. u

Fabián Kovacik, colaborador del semanario uruguayo Bre-cha, docente en Ciencias de la Comunicación de esta Fa-cultad y periodista de Ancom, la agencia noticiosa de la misma Carrera , es autor del libro “Galeano, La biografía”, publicado en abril de 2015 por Ediciones B, un trabajo de investigación que realizó a pesar de que el escritor urugua-yo le dijo que no tenía interés en cooperar. En su trabajo no sólo recorre la vida y la obra de Galeano sino el clima político y cultural del Uruguay y de América latina durante el siglo XX.

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E l análisis editorial del diario Clarín en el periodo 1976-1981 cobra interés por di-

versos motivos. Desde la década del ’60 el matutino se hallaba posicionado en el mercado pe-riodístico como un referente clave de la clase media de los principales centros urbanos de la Argentina, en particular de la ciudad de Buenos Aires. Fue este sector dinámico y con anhelos de ascenso social el que forjó la consolidación de estos espacios periodísticos, que funcionaban tanto como canal de expresión de sus intereses sociales como de representación de esa mo-vilidad social. El crecimiento de Clarín también se afirmó en su consolidación como em-presa comercial e industrial, característica que le per-mitió formar parte de los “grandes diarios” de alcance nacional. Su surgimiento en 1945 se había dado en el contexto de la aparición de los diarios comerciales del siglo XX, organizados ya como empresas que los obliga-rá a modernizarse internamente en relación a las diver-sas funciones administrativas, de taller y periodísticas. Hacia mediados de la década del ’70 Clarín ya era el matutino de inserción nacional con mayor tirada en la Capital Federal y tenía una considerable influencia en la opinión pública nacional. Sin embargo, pese a su re-levancia nacional, los estudios sobre su línea editorial para la época en cuestión son relativamente recientes. Estos avances dieron cuenta de la necesidad de profun-dizar en un relevamiento sistemático y pormenorizado de sus editoriales durante esta etapa de la dictadura militar que analizara los fundamentos ideológicos de sus posiciones, su inserción e influencia en el contex-

Por una dictadura desarrollista. Clarín frente a los años de Videla y Martínez de Hoz (1976-1981)1

Por Marcelo Borrelli *

to de la época, su importancia como canal de expresión de cier-tos intereses sectoriales y la re-lación entre sus reivindicaciones ideológicas y su historia como empresa periodística.

En la década del ’70 el pen-samiento de Clarín estaba inmer-so en las luchas políticas de la época, ostentaba una pretensión doctrinaria y hacía de ese rol un aspecto esencial de su política editorial. Ello se debió tanto a la impronta que le imprimió su fun-dador, Roberto Noble, como a la íntima cercanía que desde fines de los años 50 había tendido su periódico con el ideario desarro-llista y su posterior expresión par-

tidaria, el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID). Al despuntar la década del ’70 esta vinculación se con-cretó en una alianza ideológica, política y financiera que además de expresarse en el pensamiento editorial supuso la participación de hombres del desarrollismo en el diario, quienes trabajaron en su redacción ejer-ciendo un verdadero “control ideológico” sobre su línea editorial. El desarrollismo nutrió así a Clarín de un per-fil ideológico definido, sistematizado y coherente, que le permitió ocupar un lugar destacado en los debates políticos. Este aspecto le otorga un interés adicional al análisis del diario en tanto no sólo se trata de un medio de prensa de gran difusión nacional por su importancia intrínseca, sino también en virtud de su relación con un ideario y un partido que fue protagonista del escenario político de la época.

Clarín y Martínez de Hoz

La evaluación editorial del matutino en torno a la política económica de Martínez de Hoz cobra relevan-cia, en principio, por el peso específico que tuvo en la historia económica reciente del país la introducción de

1 En este artículo se presenta el contenido del libro de Marce-lo Borrelli Por una dictadura desarrollista. Clarín frente a los años de Videla y Martínez de Hoz (1976-1981), a publicarse en 2016 por la editorial Biblos.

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la valorización financiera, el perjuicio de los sectores industriales vinculados al mercado interno y el crecien-te endeudamiento externo público y privado, entre sus consecuencias más relevantes y perdurables. Pero tam-bién, si nos situamos en la coyuntura del período, por las arduas tensiones que provocó su sostenimiento por parte de un sector de las Fuerzas Armadas en las dispu-tas intra e inter fuerzas. Y porque con el correr de la dic-tadura les valió a los militares la enajenación del apoyo de actores sociales que habían aprobado abiertamente su discurso refundacional. Muy tempranamente la dis-cusión sobre la economía se instaló en la opinión pú-blica nacional, atizada por las propias desavenencias castrenses, por los cambios drásticos que la política económica estaba impulsando en la vida cotidiana de los argentinos y porque, en el contexto de censura y au-tocensura que imponía el autoritarismo militar en los temas socio-políticos, la discusión técnico-económica completó ese espacio vacante. Es un signo diáfano de los tiempos que corrían, en tanto el debate político era suplantado por el tecnocrático y económico en el cual sólo los expertos podían arrogarse el saber.

En ese contexto, Clarín ocupó un lugar destacado como polemista dado que el desarrollismo se posicionó desde abril de 1976 como un verdadero “juez” y “cen-sor” de la política económica, al unísono que apoyaba sin miramientos a las Fuerzas Armadas en el poder. (Ver recuadro).

Estos puntos de acercamiento los encontramos en el sesgo fuertemente economicista, la visión tecnocráti-ca que despreciaba la política, la defensa del mercado como el mejor asignador de recursos, la ponderación sobre la eficiencia económica y el acuerdo sobre la ne-cesidad de “redimensionar” la burocracia estatal. Asi-mismo, otras cuestiones vinculadas a intereses mate-riales indican la necesidad de matización. Por ejemplo, Martínez de Hoz apoyó la cesión de las acciones de la empresa Papel Prensa a Clarín, La Nación y La Razón, pese a las críticas que recibía desde el diario.

La problemática central de este libro nos ha obliga-do a integrar otras facetas de la política editorial del matutino, como la evaluación de Clarín frente a los efec-tos del terrorismo de Estado en el marco de lo que en la época se denominó como la “lucha antisubversiva”, los planes políticos de las Fuerzas Armadas para legi-timar su intervención en la política nacional, el rol de los partidos políticos y cuestiones inherentes a la vida del diario, como su participación en el emprendimiento Papel Prensa. Este análisis se volvió indispensable para

comprender una característica que fue recurrente en los editoriales de Clarín: el apoyo político a la dictadura y a las Fuerzas Armadas, mientras se oponía de forma cada vez más intransigente a la política económica. Esta aparente contradicción se vuelve central, además, al ponderar que desde mediados de 1978 –cuando co-menzaba a disminuir la faena represiva y la dictadura debía reinventar su legitimidad de origen– las propias diferencias internas del poder militar en torno al plan político a implementar transformaron en los hechos a la política económica en su principal instrumento de transformación material de la sociedad argentina y, fi-nalmente, en el único plan político vigente. De manera que es particularmente interesante analizar la posición adoptada por Clarín frente a esta apuesta total de la dictadura por los cambios que debía operar la políti-ca económica, a la cual quedaron subordinados otros aspectos de su práctica. De allí se desprende una pre-gunta nodal para nuestra investigación, sobre la que se intenta avanzar en el libro: ¿de qué manera Clarín arti-culó editorialmente su oposición a la política económica junto con su apoyo al gobierno militar de las Fuerzas Ar-madas, siendo esta política uno de los ejes del proyecto refundacional de la dictadura? u

* Marcelo Borrelli acaba de incorporarse a nuestra cá-tedra. Es doctor en Ciencias Sociales (UBA), investiga-dor Conicet-UBA.

Liberalismo, desarrollismo, matices

Clarín, arrogándose el saber técnico, refutó los argumen-tos económicos de Martínez de Hoz, señaló las contra-dicciones de su discurso, discutió las cifras oficiales de la economía y se posicionó como una plataforma para impulsar otra política económica en base a la “solución desarrollista”. Sin embargo, a pesar de la oposición del de-sarrollismo a las tesis liberal-tecnocráticas que defendía al menos discursivamente Martínez de Hoz, había una base de ideas entre ambos pensamientos que indica la necesi-dad de matizar la interpretación de una contradicción total y radical entre ellos.

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“Juan Lasserre en la Argentina y Uruguay (1826-1853): periodismo, política y redes de parentes-co en la construcción de las naciones del Río de

la Plata”, es el título del proyecto de investigación que la cátedra desarrolla en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC), en el marco del sistema UBACyT de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad de Buenos Aires.

Hombre inquieto y audaz, militar, corsario, periodista, editor de periódicos, comerciante, la figura polifacética de Lasserre ocupa un lugar significativo en la historia del periodismo en Buenos Aires, Montevideo y Concep-ción del Uruguay. Su lugar en esta historia, sin embargo, se ha visto distorsionado por el gran interés que provo-có su periódico El Diablo Rosado en el primer semes-tre de 1828, en contraste con el desconocimiento casi completo de sus otras experiencias periodísticas a lo largo de un cuarto de siglo.

Este desconocimiento impacta también en otros aspec-tos de su biografía, como aquellos que lo enlazan con la familia del poeta José Mármol, con otras figuras de los

conflictos civiles argentinos y con sucesivas aventuras militares y de navegación.

Es por ello que el UBACyT se propone la construcción de un relato coherente y documentable de la vida pe-riodística de Lasserre, abordando las relaciones entre prácticas periodísticas, prácticas políticas, redes de parentesco y emprendimientos económicos que, en aquella época, atravesaban las todavía difusas fronte-ras nacionales sudamericanas. La tarea requiere, por un lado, la revisión sistemática de las colecciones de periódicos en que participó; por otro, la reconstrucción documental de informaciones biográficas básicas: lugar de nacimiento, fecha de ingreso al país, traslados entre las naciones del Plata, matrimonios, hijos, fecha y lugar de fallecimiento, datos actualmente objeto de lagunas y/o polémicas. En la actual etapa de la investigación, por ejemplo, se registramos en actas parroquiales y cartas de Lasserre, información sobre tres matrimonios con hijos: con Ana Mármol y Pacheco, con Ana Seguí y con Emilia Mármol. De la unión con la primera de ellas nace en 1832, en Montevideo, Augusto Lasserre, el fu-turo almirante y fundador de Ushuaia, a quien las prin-cipales biografías daban por hijo de Ana Seguí, nacido en 1826 en Buenos Aires.

Complementariamente, el proyecto aborda problemas de orden teórico y metodológico: ¿por qué una biografía periodística de un cuarto de siglo se reduce al interés por el momento de irreverente fama de los Diablos Ro-sados, cuyas técnicas retóricas, si bien llamativas, no eran para nada novedosas en el mundo hispanoame-ricano? ¿Por qué se carece de estudios sistemáticos sobre la mayor parte de una obra periodística extensa, desplegada en al menos tres ciudades importantes del espacio rioplatense? Si bien el proyecto aún está en curso, tres hipótesis guían la búsqueda de explica-ción: por un lado, las dificultades de documentación so-ciodemográfica correspondiente a la época y territorio abordados, aún dispersa y en parte perdida. Por otro, el sesgo generado por la adscripción faccional de los protagonistas de la primera generación historiográfica argentina, durante la etapa en que las guerras civiles uruguaya y argentina se entrelazaron con alianzas y enemistades a ambos lados de la frontera. Por otro, finalmente, el sesgo causado por los criterios tradicio-nales de catalogación de periódicos –iniciados por los trabajos pioneros de Zinny– en los que la organización por títulos y regiones compartimentó información, ses-gó interpretaciones. u

PROYECTOS Investigación de la cátedra

Portada número 1 de El Estandarte Nacional

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Cómo irrumpió la imagen en la prensa diaria argen-tina a fines del siglo XIX? ¿Qué desafíos encaran en su diseño las revistas científicas? ¿Cómo construyó

su candidatura Cristina Fernández de Kirchner en los me-dios digitales de entonces? ¿De qué manera evolucionó el consumo de noticias a través de un lector tradicional hacia el internauta contemporáneo?

Con esta variada gama de propuestas el viernes 21 de agosto último se realizó la mesa “Rediseño de diarios y revistas: revoluciones tecnológicas, nuevos contenidos y cambios estratégicos” del Congreso latinoamericano de Comunicación que tuvo lugar en la Facultad de Cien-cias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) con motivo de los 30 años de la carrera de Ciencias de la Comunicación.

Durante la jornada se expusieron cuatro ponencias con integrantes de la UBA, la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y la Universidad Nacional de Lanús (UNLA) y estuvo coordinada por Alejandra Ojeda, Grisel El Jaber y Rubén Levenberg y comentada por Enrique Fraga, inte-grantes del Área de Historia de la Comunicación Gráfica.

“¿Cómo afecta la digitalización a la actividad perio-dística y al rediseño de los diarios”, preguntó al inicio de su ponencia Carla Yael del Pilar Castro (FSOC-UBA), quien analizó el rol de la primera candidatura de Cristi-na Fernández de Kirchner. “Los diversos medios gráficos digitales representaron y, al mismo tiempo, armaron una agenda para la jerarquización de la información, en un ecosistema complejo en el que ciberperiodistas jugaron e incorporaron herramientas hipertextuales, multimedia-les con énfasis puesto en la interacción con el usuario”, explicó Pilar Castro.

Luego y bajo el título “De lectores intensivos a los internautas extensivos: el trayecto en periódicos de ar-gentinos a fines de siglo XX”, el profesor Ariel Gurmandi (FSOC-UBA) trazó un mapa evolutivo en el que comparó la prensa facciosa decimonónica, ejemplificada por La Ga-ceta de Buenos Aires de Mariano Moreno, con la función que abordó el diario Los Andes, pionero del periodismo digital en la Argentina. Pero el diseño de publicaciones no sólo fue cabe ser abordado desde el punto de vista perio-

dístico. Así lo entendieron las investigadoras de la UNLP Ruiz, Adela; Rojido, Eugenia; Marco, Pablo; Oliver, San-dra, quienes presentaron su trabajo “Revistas científicas electrónicas en Open Journal Systems: una experiencia de rediseño visual y editorial” en el que analizaron el rol de este software para la optimización de las publicacio-nes digitales académicas y lo hicieron sobre la base de la tarea realizada en el conjunto de revistas científicas que edita la propia universidad platense.

Por último, la flamante licenciada Laura Tarasiuk Ploc (UNLA) presentó el que fue su tema de tesis, “La irrupción de la imagen en los sistemas gráficos editoriales de la prensa diaria argentina de fines del siglo XIX”. Allí expuso cómo los distintos cambios tecnológicos (xilográficos, cal-cográficos, fotograbados, litografías, etc.) que la prensa local vivió permitieron transformar muchas páginas “sá-bana”, en donde la letra escrita era la norma, para desa-rrollar la aparición de ilustraciones, verdaderos “respiros para los ojos” de influencia art nouveau, utilizadas en pu-blicidades, mapas, representación de acontecimientos y hasta en las ediciones extraordinarias como medio para complementar la información.

Ya hacia el final de la jornada la mesa derivó hacia un diálogo y debate entre los ponentes, los coordinado-res y el público que superó las horas estipuladas por el congreso. En definitiva, evidenció la necesidad de repetir en un futuro cercano este tipo de actividades enriquece-doras para la investigación en el campo de la historia de los medios. u

El rediseño de diarios y revistas ante las revoluciones tecnológicasPor E. F. El Área de Historia de la Comunicación Gráfica abordó el rediseño de diarios y revistas en el Congreso latinoamericano de Comunicación que se realizó en el marco de los festejos de los 30 años de la Carre-ra de Ciencias de la Comunicación de la UBA.

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INTERNACIONAL

En la primavera de 2009 visité a unos familiares en el pequeño principado pirenaico de Andorra. Ellos me dieron detalles de lo que hasta entonces cono-

cía casi como una leyenda familiar, la de los periódicos republicanos incautados por Franco que habían sido propiedad de los hermanos Busquets. Durante déca-das, estos familiares lucharon por la devolución de un patrimonio incautado por la dictadura y que la democra-cia fue incapaz de restituir.

De vuelta a Barcelona, manejando por las sinuosas carreteras del Pirineo, prendió en mí la idea de explorar la herencia profesional de estos periódicos, el más co-nocido de los cuales fue Heraldo de Madrid. Días más tarde, ante el ordenador, comprobé con sorpresa cómo el archivo de la Guerra Civil de Salamanca conservaba abundante documentación de la empresa propietaria, la Sociedad Editora Universal. El ministerio de Cultura español había puesto en la red la descripción de nu-merosas cartas comerciales, memorias de juntas de accionistas, actas del comité de control obrero durante la guerra civil…un precioso tesoro documental que llegó a mi domicilio en forma de fotocopias a módico precio.

Tras el verano se produjo una nueva sorpresa en la red. La Hemeroteca Nacional puso la colección entera de Heraldo de Madrid online, libre de pago. A un solo clic de distancia se encontraban 50 años de periodismo

prácticamente desconocido hasta entonces por los es-tudiosos de la historia de la prensa. Apenas unas líneas en las historias generales, una breve tesina de los años 60 y referencias dispersas en obras de memorias, eso era todo lo que había.

Lazos y solidaridades

Me puse a trabajar en el tema y rápidamente emer-gió ante mí la imagen de un gigante de la prensa re-publicana española, un periódico que se había batido contra la censura durante la dictadura de Primo de Ri-vera en los años 20, que lideró la reivindicación de la idea republicana en los 30 y que se mantuvo así hasta el fin de la Guerra Civil. Un periódico que se convirtió en símbolo republicano y alcanzó una tirada de 500.000 ejemplares en 1935, como quedó reflejado en una de sus portadas.

Constatados estos hechos fundamentales, me puse a buscar testimonios, a seguir la pista de los descen-dientes de los editores y periodistas que trabajaron en el Heraldo para reconstruir una historia cercana del periódico. Me planteaba escribir un libro en forma de crónica, que llegara a un público amplio, lector de pe-riódicos e interesado en la historia. Encontré varios tes-timonios importantes y el rastro de documentos y fotos

de muchos otros en España, México, Colombia, Cuba y Argentina.

A Buenos Aires llegó un grupo de periodistas del Heraldo con su director, Manuel Fontdevila, a la cabeza en 1939. Todos ellos se integraron en la redacción de Crítica. Natalio Botana les acogió con los brazos abiertos correspondiendo así a la hospitalidad que él encontró en el Heraldo de Ma-drid cuando se exilió en España en 1931, huyen-do de la dictadura de Uriburu.

Terminé un manuscrito con mi crónica del He-raldo y encontré la complicidad de un gran perio-dista, Miguel Ángel Aguilar, que tenía sus puntos

La complicidad periodística recupera el Heraldo de MadridPor Gil Toll *

Manuel Fontdevila, director de el Heraldo de Madrid

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de contacto con la historia, escribió un bonito prólogo y embarcó a la Fundación Diario Madrid en el apoyo de la edición del libro con la editorial Renacimiento.

Tras la publicación, más complicidades. El colega Pere Rusiñol ideó la iniciativa de recuperar la cabecera de Heraldo de Madrid por un solo día con motivo del 75 aniversario del fin de la Guerra Civil Española. Sería un ejemplar de 48 páginas en el que habría una parte histórica y el resto cubriría temas de actualidad. Rusiñol es uno de los periodistas más activos de los llamados nuevos medios españoles, muchos de ellos digitales nacidos por la crisis económica y los despidos de perio-distas en España, que suman 11.000 en pocos años.

Así, colaboraron en la edición del especial aniversa-rio eldiario.es, InfoLibre, La Marea, Fronterad, FiatLux, Jot Down, Alternativas Económicas, Líbero, Materia y Mongolia. El director del periódico efímero fue Miguel Ángel Aguilar, que entonces ya barruntaba una nueva aventura periodística que ha nacido en septiembre de 2015 con el nombre de Ahora.

Una voz distinta

Se imprimieron 100.000 ejemplares que tuvieron una especial acogida en la ciudad de Madrid, donde en pocas horas se agotaron. Muchos de los compradores fueron lectores de los nuevos medios, que encontraron así una voz distinta y poderosa, fruto de la colaboración.

La experiencia única que vivimos nos sugirió otra idea, la de plasmar el proceso en un documental. Así decidimos rodar las reuniones de redacción y los traba-jos de impresión del periódico en la rotativa. Más tarde realizamos las entrevistas a los periodistas. Y fuimos más allá, rodando imágenes históricas y entrevistando familiares de los periodistas y los editores del Heraldo. Compusimos así una pieza de 44 minutos en la que se reflexiona sobre los problemas de los periodistas con la censura, el poder político y los poderes económicos en el pasado y en el presente. Lo titulamos Heraldo de Ma-drid ¡Viva el periodismo libre! Se puede ver en https://vimeo.com/ondemand/heraldodemadrid/124684135

Todo este proceso me ha dado mucho que pensar en el desconocimiento de la historia de la prensa y en el interés que esta puede tener para un público mucho más amplio que el estrictamente académico. De ahí ha surgido otra iniciativa, un periódico digital dedicado a la divulgación del periodismo y la historia del siglo XX. Se encuentra en www.heraldodemadrid.net, lleva algo más de un año en la red con más de 200 artículos publica-

dos y camino de las 100.000 visitas. Un sitio donde en-contrar artículos clásicos que merecen ser recordados por su impacto en el devenir de nuestras sociedades, textos que analicen el papel de un medio o reseñen la personalidad de un periodista singular. Un espacio para hacer llegar al público aquellas investigaciones que se quedarían en el ámbito académico y que merecen am-pliar su audiencia. Y es que, como demuestra la existen-cia de la revista Perspectivas, la historia del periodismo tiene mucho futuro. u

* Gil Toll es magister en Comercio y Finanzas Internaciona-les graduado en la Universidad de Barcelona. Periodista en Televisió de Catalunya especializado en temas económicos y financieros, ejerció la profesión por muchos años, partici-pando en el Comité’de Empresa de TVC y como miembro el Consejo Social del Sindicato de Periodistas de Cataluña. Ha escrito libros y artículos sobre historia del periodismo espa-ñol, desarrolla actividades académicas y dirige el sitio web Heraldo de Madrid – Periodismo e Historia del siglo XX (www.heraldodemadrid.net )

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Recorrer los medios desde las tapas de los prime-ros periódicos que se publicaron en el Río de la Plata a comienzos del siglo XIX, escuchar el au-

dio de la primera y pionera transmisión de radio de los “locos de la azotea” en 1920 o invitarlos al París de 1895 a ver los primeros cortos de cine de los hermanos Lumiere resulta motivador e interesante para cualquier estudiante que curse la materia Historia de los Medios.

Sin embargo, la historia más reciente también es parte del acervo cultural sobre los medios de comuni-cación y suele generar debates en el aula, en particular con los temas de cultura, tecnología, reconfiguración de lo público y privado, nuevos lectores y en la temática de los juegos electrónicos.

La irrupción de la industria de los videojuegos, que tiene sus antecedentes analógicos, se desarrolla ex-ponencialmente en el marco de la digitalización. La génesis de los juegos electrónicos se da en la década de 1940 cuando, luego del fin de la Segunda Guerra Mundial, se construyen las primeras computadoras programables como el “ENIAC”, de 1946. Pocos años después se implementan los programas de carácter lú-dico, como por ejemplo juegos de ajedrez, y se fueron repitiendo durante las siguientes décadas.

Los primeros videojuegos modernos aparecieron en la década de los 60, y desde entonces el mundo de los videojuegos crece año a año. Un hito importante se da en 1972 con el primer videojuego comercial, como me-dio masivo nacido ya en la era digital. “En una sala de billares de California se instaló Pong, un simple mueble de madera equipado con una pantalla de televisor en blanco y negro y dos palancas de mando que incluía un juego de gráficos simples y utilización muy sencilla que evocaba lejanamente a un juego de paleta y pelota”, explica Diego Levis1.

1 Levis, Diego (2003) Videojuegos: cambios y permanencias. Revista Comunicación y Pedagogía, Número 184, pp. 12-24.

Los videojuegos en la historia recientepor de Ariel Gurmandi

AYER Y MAÑANA

El mundo de los juegos electrónicos lo constituye una industria que da empleo a más 150.000 personas y que genera unos beneficios multimillonarios que se incrementan año tras año. Según la consultora Gartner, a nivel mundial en 2015, esta industria generará in-gresos por 111.057 millones de dólares. Mientras que las previsiones para la industria del cine estarían en 90.000 millones de dólares, según el sitio www.statista.com

En casi 50 años de historia, el videojuego logró al-canzar una legitimidad artística a al cine, la radio y la te-levisión. Como señala Levis, esta transformación cons-tituye el objeto de estudio de toda una “nueva genera-ción de investigadores sociales que están abordando el nuevo fenómeno desde una perspectiva interdiscipli-nar, haciendo uso de metodologías de investigación tan diversas como las específicas de la antropología cultu-ral, la inteligencia artificial, la teoría de la comunicación, la economía o la estética, entre otras”.

El eje didáctico propuesto se establece en el pasaje del videojuego individual al juego en red centrado en el usuario.

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Entonces un recorrido histórico posible se relacio-na con la expansión del videojuego y su industria, junto con el proceso de convergencia de medios y sus seg-mentos: Audiovisuales, Informática y Telecomunicacio-nes. ¿Cómo los videojuegos nacen en el marco de estos tres grandes campos?

Pedagogía, obstáculos y propuesta

¿Se puede enseñar la historia de los videojuegos, sus géneros, su industria, el aporte a la alfabetización digital desde la perspectiva de la Historia de los Me-dios?

Las prácticas en el aula requieren de un diseño pe-dagógico. La dificultad para el aprendizaje se observa en la contextualización del proceso histórico con la His-toria de los Medios y sus actores principales en épocas contemporáneas y en industrias en formación dinámica como la de los juegos electrónicos.

La oportunidad que se identifica para el desarrollo de una intervención informada para repensar una fu-tura clase temática que aborde y mejore la enseñanza y aprendizaje de la Historia de los Medios, a través de la historia de los videojuegos. En especial, se observa una alternativa en el desafío de diseño para pensar en la inclusión de tecnología en relación a la enseñanza y aprendizaje de la historia de los videojuegos.

La Historia de los Medios puede desarrollar el abor-daje al campo de los videojuegos tomando ejes didác-ticos principales en donde se comprenda cómo fueron los comienzos históricos de los videojuegos. Se identifi-quen los dispositivos pre-digitales, la etapa pionera, la conformación de sus géneros y del lenguaje, como así también la transición histórica de esta nueva industria cultural.

El eje didáctico propuesto se establece en el pasaje del videojuego individual al juego en red centrado en el usuario. En este sentido existen dos momentos im-portantes de grandes cambios. El primero se estable a mediados de los años 80 con el reconocimiento y con-formación de los distintos géneros, como señala2, agru-pados en juegos de: acción, estrategia, aventura, rol, deportivos, simulación, clásicos o de tableros. El segun-do momento histórico de cambio dentro de este cam-po se establece en el pasaje del videojuego individual al juego en red centrado en el usuario a mediados de

2 Gros, Begonia (2008), Pantallas, juegos y educación. La al-fabetización digital en la escuela. Desclée De Brouwer, Bilbao.

los años noventa del siglo pasado. Donde el videojuego pasa de a ser colectivo, nómade y social3.

El objetivo, entonces, es enriquecer la enseñanza de la materia Historia de los Medios, a través de la contex-tualización crítica del proceso histórico de los videojue-gos y así crear una enseñanza poderosa4 con esta moda-lidad vivencial, en donde se aprende jugando, reviviendo la historiau

.

Bibliografía complementaria-Buckingham, D. (2008) ¿Jugar para aprender? Nuevas re-flexiones sobre el potencial educativo de los videojuegos. En: Más allá de la tecnología. Buenos Aires: Manantial.

-Gee, J. P. (2005) Ámbitos semióticos: ¿es una “pérdida de tiempo” jugar con los videojuegos? En: Lo que nos enseñan los videojuegos sobre aprendizaje y alfabetismo. Málaga: Al-jibe.

-Gee, J. P. (2004). Lo que nos enseñan los videojuegos sobre el aprendizaje y el alfabetismo. Archidona, Málaga: Ediciones Aljibe.

-Levis, Diego (1997) Los videojuegos, un fenómeno de masas. Paidós, Barcelona.

3 Flichy, Patrice. (1993) “La burbuja comunicacional” y “Re-flexiones finales”. En: Una historia de la comunicación moder-na. Espacio público y vida privada, México, Gustavo Gili. 4 Maggio, M. (2014) Enriquecer la enseñanza. Paidós.

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Es el mediodía del 28 de junio de 2015. Una pequeña multitud se reúne bajo un sol abrasador en el Cementerio de Paterna, en Va-lencia, España. Es obviamente un homenaje póstumo, y los asistentes saben el momento que protagoni-zan: los homenajeados, treinta y uno en total, fueron fusilados hace 75 años, el 28 de junio de 1940. Y este, sorprendentemente, es el pri-mer homenaje que se les hace. Casi todos los cuerpos están en una fosa común. El listado de víctimas de aquel día acrecienta el oprobio: Vincent Miguel Garceller, empre-sario periodístico, editor, redactor, mítico provocador por medio de una prensa satírica y mordaz, cargada de humor político, Carlos Gómez, fa-moso dibujante y caricaturista que firmaba sus trabajos como Bluff, Isi-dro Escandell Úbeda, presidente de la Federación Socialista Valenciana y secretario del Ateneo Mercantil de Valencia, Alfredo Torán Olmos, escultor, Alfredo Gomis Vidal, tam-bién artista, Luis Cisneros, magis-trado de la Audiencia Provincial de Valencia, José Ros Lacruz, alcalde de Foios, todos figuras clave en la cultura local y española, en un lista-do que –lejos de agotarse en los 31 de aquel día- alcanza, sólo en este cementerio, 2.238 fusilados. En el homenaje se hallaban pre-sentes autoridades municipales de Paterna, Valencia, Foios y Godella, familiares de las víctimas, repre-sentantes del Grupo por la Recu-peración de la Memoria Histórica (GPRMH), militantes y académicos. Entre ellos, Antonio Laguna Platero, valenciano, académico de la Univer-

sidad de Castilla-La Mancha, autor del reciente libro que recupera la biografía personal, profesional y política de Carceller. Una segunda parte del acto se ocu-pó específicamente de Carceller, uno de los pocos fusilados cuyo cuerpo no está en una fosa común, gracias al tesón de su viuda que logró autorización para sepultarlo. Allí, Laguna Platero pudo destacar el enorme golpe a la cultura valen-ciana –y española- que significó el asesinato de Carceller, y su conti-nuación por medio de una explícita política de desmemoria.

Para entender a la España del siglo XX. El título del libro es transparente: Una biografía y una paradoja. Un éxito que es trágico, un signo de la España cuya veloz modernización y democratización se vio rasgada, herida de un modo que aún no con-cluye. No anuncia, en cambio, que puede ser leído por el público no especializado, que ha sido redacta-do con un ritmo ameno y motivador, que no sólo ha rescatado del olvido una figura clave, sino que lo ha hecho con el respaldo de una in-vestigación rigurosa en sus fuentes y análisis, y que junto a la historia del editor valenciano más exitoso –e importante- de la primera mitad del siglo XX, logra dar pinceladas certeras de historia cultural, de las prácticas estatales, de las hojas oscuras de la represión franquista y aun de los extraños ramalazos de humor que acompañan las grandes y pequeñas anécdotas de esta his-toria.

Pero Laguna Platero es un historia-dor de la comunicación y un estu-dioso de la comunicación política, y para quienes aborden su lectura desde allí, ya sea quienes conoz-can la obra édita de Laguna como quienes aborden a este autor por primera vez, no los defraudará. El trabajo desmenuza la irrupción de Carceller en el mundo del periodis-mo, cuando su industrialización y masificación habilitaba novedosas conexiones entre culturas popula-res, producción industrial, circula-ción de las ideas y negocio, en una época en que –en España e Hispa-noamérica- buena parte de la gran industria editorial estaba aún por desarrollarse y las prácticas de ofi-cio aún eran clave para el inicio de carreras laborales en el medio gráfi-co: tipógrafos, dibujantes, grabado-res, fotógrafos, escritores bohemios o vendedores de espacios pagos podían adquirir los rudimentos del conjunto de la tarea: tipógrafos devenidos periodistas, dibujantes devenidos ilustradores, periodistas devenidos empresarios. El recorri-do de Carceller, desde el oficio de dibujante hacia la fortuna y la fama tras el relanzamiento de la revista La Traca constituye por sí solo un aporte que justifica el trabajo. Como

Un homenaje, un libro. 75 años después

Por J.M.

LETRAS

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también puede serlo el apogeo de su éxito empresarial y su compro-miso con la República que lo lleva, finalmente, a su trágica muerte. Sin embargo, el trabajo se interna en otros problemas teóricos y me-todológicos de la historia de las comunicaciones: las articulaciones entre las prácticas de lenguaje, resistencia y juego de la cultura popular, y la apropiación empre-sarial por el negocio de la prensa, con su formidable éxito, que en el caso de Carceller se expresan en la cobertura de temas de espectáculo taurino, las publicaciones satíricas de humor político contestatario y anticlerical, la captación de modos de la cultura popular valenciana –forjando una suerte de “identidad traquera”, o la profusión de publi-caciones, la cual más exitosa con chistes de obvia connotación sexual (como en la publicación “El Chori-zo”), o directamente, con profusión de dibujos y fotografías de damas pulposas ligeras de ropa. El trabajo ahonda en las ramificaciones inter-nacionales de sus publicaciones taurinas, los modos de la adminis-tración empresarial, las constantes clausuras y persecuciones policia-les y su tremendo costo económico, o los terribles detalles de la bar-barie franquista en 1939 y 1940, cuando Carceller es apresado, torturado y finalmente, condenado a una ejecución de cumplimiento “urgente”. Las cifras de circulación logradas por Carceller –registradas cuidado-samente de fuentes chequeadas- son tan contundentes que contras-tan aún más con el olvido posterior: La Traca fue el primer medio espa-ñol en superar los 500.000 ejem-plares en una sola tirada; el Clarín –su publicación taurina- supera cómodamente los 20.000 durante

muchísimos números, y trasciende no sólo Valencia sino las fronteras nacionales para acceder a Francia y México. Junto a estos recorridos por la construcción del negocio en el siglo XX español, o la manifestación de la versión hispana y moderna de la risa carnavalesca rabelesiana, el retrato vivo de Laguna Platero explora la importancia de Carceller en el estímulo a la mediatización del uso del Valenciano, la búsqueda de discursos identitarios populares de obvia resistencia cultural frente al disciplinamiento institucional y de clase, o la apropiación de las oportunidades tecnológicas y es-téticas, fuesen estas la impresión rústica a dos tintas, la profusión de imágenes visuales en blanco y negro y color, la articulación entre la fruición lectora y la fiesta popular o la conversión de espectáculos

populares en objeto de la cultura de masas. No es menor, al respecto, el aporte metodológico: gran parte de los datos se ha obtenido por la preservación documental que supu-so la incautación de la editorial por el franquismo; su cruce con otras fuentes –los ejemplares, las cartas de época, las actas judiciales o la información contextual- hace parte importante del aporte, que invita a tomarlo como referencia para traba-jos análogos. Tras este libro, Carceller retorna en pleno a la memoria valenciana, española e hispanoamericana del siglo XX. Son 75 años de espera, pero aquí está el paso que hacía falta. No será de extrañar que algu-na calle, plaza o aula de periodismo lleve su nombre. No sucederá lo mismo con quienes lo torturaron, asesinaron e intentaron borrar de la memoria colectiva. u

Laguna Platero, AntonioVICENTE MIGUEL CARCELLER: EL ÉXITO TRÁGICO DEL EDITOR DE LA TRACA Editorial El NadirValencia, 2015 ISBN: 9788492890941Páginas: 200

Sin eufemismosEntre las publicaciones con hu-

mor de connotación sexual ruptu-rista, El Chorizo Japonés le permi-tió batir records de ventas -60.000 ejemplares para el primer número- y también de escándalo: “los hom-bres de todas las clases sociales nos leerán el chorizo, y si quieren ganarse la simpatía de las mujeres, deberán ir a toda hora por todos los sitios con el chorizo en la mano, siempre a punto de dejárselo a la chica que se lo pida”, dice la publi-cidad de la revista cuyo isotipo es… otra dama pulposa, montada sobre un chorizo. Y junto al escándalo, la andanada de suspensiones: el sex-to y último número anuncia el cie-rre “por no poder soportar ya más denuncias”. Esto en 1915. Pero con la República se atrevería has-ta el paroxismo con La Traca, y con una andanada de publicaciones de título elocuente: Nudista, El Piropo, Bésame, Fi Fi y similares.

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“Este libro intenta presentar un abanico de preguntas, respuestas y dilemas en torno de la tecnología digital y su incidencia en las prácticas del cine, la fotografía y el audiovisual”. Así comienza la introducción de ¿Post-analógico? Entre mitos, píxeles y emulsiones, escrita por Susana Sel, Sergio Armand y Silvia Pérez Fernández, investigadores, editores y autores de los primeros tres capítulos de la publicación.Una serie de artículos sobre diversas temáticas componen este cuerpo de investigaciones que han sido producidas por integrantes de equipos de trabajo conformados desde 2004 bajo la dirección de Susana Sel . “El conjunto de los artículos proporcionan elementos que tienden a desnaturalizar conceptos simplificadores y totalizadores –como el de ‘era digital’– que solapan la riqueza y complejidad de procesos que afectan igualmente dimensiones de distinto orden: económico, estético, comunicativo, entre otros”, señalan los autores mencionados. De ahí la riqueza de estas producciones, que se proponen reflexionar acerca de las relaciones entre ideología, capitalismo y tecnología, entendiendo a esta última en su desarrollo digital como un “medio de maximización de la ganancia o como vehículo de proyectos emancipatorios”, lo cual remite a la necesidad de una regulación estatal “para posibilitar que la apropiación colectiva acompañe el consumo individual”. Además de la originalidad de objetos de estudio que se

despliegan en esta obra –tales como los abordados en Cine, ciencia y tecnología. Contextos de producción de cine científico en el país (por Susana Sel) o en Artilugios. Entre los estímulos visuales, las dimensiones ofrecidas y la imagen no capturada (por Sergio Armand, sobre el cine de animación y sus transformaciones históricas)–, el libro incluye una serie de entrevistas que, coordinadas por el realizador cinematográfico Hugo Alfredo Lescano, enriquecen la obra. En palabras de Armand, durante una entrevista exclusiva: “encontrarán: al director de fotografía Hugo Colace –de Historias mínimas y de mil quinientas publicidades–; a Diana Frey –directora de Esperando la carroza, que se remasterizó en forma digital para poder estrenarla–; a Juan Bautista Stagnaro, un director de cine de primera línea; y también a Hernán Gaffet, el documentalista que realizó un documental sobre Oscar Alemán y otras tantas películas, pero que trabaja más que nada la cuestión de conservación y de los archivos. Justamente él cuenta lo que le fue sucediendo cuando buscaba material para hacer el documental y no había nada”.Los trabajos compilados en el libro incluyen: El fotógrafo en la era digital (Silvia Pérez Fernández); Cultura digital y cultura escolar en las prácticas de la enseñanza de la comunicación. Una aproximación al estudio de los edublogs (Mariana Landau); Nuevos modelos productivos en la industria cinematográfica argentina (1994-2011). El tránsito hacia

las tecnologías digitales (Pablo Messutti); De miles a millones: la TDA y la exhibición de la producción del cine nacional (Gustavo Bulla y Glenn Postolski); Transformación de las relaciones sociales y la política en la era digital. Experiencias venezolanas en redes (Oliver Reina); Desde una carroza digital a los procesos de producción. Entrevistas y testimonios (Hugo Alfredo Lescano); Un debate pendiente. Trabajo creativo vs. trabajo poiético, producción de contenidos digitales y prácticas de subjetivación y resistencia laboral. Implicaciones para el desarrollo: Argentina (2010-2013) de Martha Roldán, además de los ya mencionados. La pregunta por lo “post-analógico” supone un cuestionamiento por parte de los investigadores y las investigadoras de la división tajante entre “analógico” y “digital” al modo de Lev Manovich. No hace falta aclarar que el abordaje teórico propuesto en esta obra resulta ampliamente superador respecto de dichas dicotomías simplistas que dejan de lado tanto lo histórico cuanto lo político. u

Más acá y más allá de la era digitalEl libro ¿Post-analógico?, formula preguntas y ensaya algunas respuestas sobre el mundo digital y las transformaciones que produce en el universo de los medios audiovisuales.

Por Ariel Gurmandi

Ficha: ¿Post-analógico? Entre mitos, píxeles y emulsionesSusana Sel, Sergio Armand, Silvia Pérez Fernández (editores) ISBN 978-987-574-627-5Buenos Aires - 2013Prometeo Libros316 páginas

LETRAS

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Gutiérrez, A. (2014). Wanda Taddei: mujer, efecto y emblema. Tesina de grado no publicada (Tu-tora: Myriam Pelazas), Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.

Calificación: 10

Andrea Gutiérrez se formula una serie de preguntas acerca de la cobertura mediática del femicidio de Wanda Ta-ddei: “¿Cómo se cubrió el caso desde el inicio hasta noviembre de 2013 en los diarios La Nación y Página/12? En cuanto a este último, ¿Qué aporta el Suplemento Las 12 que no estu-viera dicho o analizado en el cuerpo del diario? ¿Se complementan? ¿Se contradicen?” Al mismo tiempo, la au-tora se cuestiona acerca del carácter emblemático del caso de Taddei y de la relación entre la agenda mediática y la agenda pública. En este sentido, resulta pertinente interrogar: “¿Qué consecuencias tiene que hoy sean tapa las mujeres quemadas por sus parejas, esposos o concubinos en el diseño de políticas públicas relacio-nadas con la violencia de género?”. A la hora de delimitar su corpus de análisis, la autora prioriza artículos publicados en períodos clave desde 2010 hasta 2013, referidos tanto a la evolución del caso (aniversario de la muerte de Wanda Taddei, comienzo del juicio a Eduardo Vázquez) cuanto a los hechos de importancia en la visibilización de la lucha contra la violencia de género: el 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer) y el 25 de noviembre (Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia las Mujeres). Además del estudio y reflexión en cada período, incluye un capítulo dedicado a las políticas internacionales y nacionales antes y después del femicidio de Taddei. Por otra parte, la autora incluye un exhaustivo y original estado del arte, a través de un recorrido por tesinas de otras colegas de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA, entre las que destaca el trabajo

de María Florencia Guerrero sobre el mismo caso: Mujeres que se queman solas (2013). Gutiérrez se propone, entonces, diferenciarse de esa pro-ducción prácticamente contemporá-nea. En cuanto a las repercusiones del caso sobre las políticas públicas, “no ha sido un disparador el femicidio de Wanda Taddei en el diseño o im-plementación de nueva legislación, de programas especiales, etc. que protejan a las mujeres y les permitan empoderarse; aunque la Ley 26.485 fue reglamentada en el año 2010. Con esa afirmación no quiero decir que no existieron modificaciones posteriores a ese año sino que esas transformaciones se estaban gestan-do antes de lo sucedido. Es decir que la problemática ya se encontraba de algún modo en la agenda pública”, concluye Gutiérrez.

Feliciani, D. A. (2013). Nuevas tecnologías, nuevos periodistas: Los cambios en la práctica profesional a partir de la inserción de TIC. Tesina de grado no publicada (tutora: María Rosa Gómez), Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.

Calificación: 7

Daniel Andrés Feliciani se pregunta por el tipo de competencias que las empresas periodísticas exigen a los trabajadores de los medios en la actualidad. Además indaga acerca de “qué elementos hay a disposición de los periodistas para incorporar la técnica”, es decir, cómo se forman estos profesionales en el llamado periodismo digital. En este sentido, al autor le interesa dar cuenta de la importancia de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la capacitación de periodistas; y reflexiona acerca de si dicha formación debería estar a cargo de las universidades o de los propios medios de comunicación. ...Para dar respuesta a estas

preguntas, realiza un -relevamiento bibliográfico que le permite explicar cómo se fueron introduciendo las TIC en los medios de comunicación. Así es cómo establece una periodización en tres etapas. En la primera, de principios de los ’80 hasta los ’90, comienzan a introducirse las TIC, señala. En la segunda, desde los ’90 hasta el año 2000, se asiste a un auge de Internet, acompañado por prácticas de digitalización. La tercera etapa es la que se inicia en los 2000 y “perdura hasta la actualidad”.Como parte de este relevamiento, el autor recopila información sobre los distintos dispositivos empleados en los períodos analizados, centrándose en tres características de la Web 2.0: la hipertextualidad, la multimedialidad y la interactividad.Quizás la mayor riqueza de esta tesina radique en la información aportada por los entrevistados. Feliciani realiza una serie de entrevistas abiertas a periodistas de distintas generaciones y a docentes vinculados a la comunicación. Le interesa observar “cómo afecta en las subjetividades de los profesionales la incorporación de las tecnologías”.Entre las conclusiones de esta investigación, de carácter exploratorio, se destaca la posición del autor respecto de la “cuestión generacional”, sobre la cual sostiene que “no todo responde a una cuestión de edad sino a una forma de relacionarse con los dispositivos”. Como señala, esto supone la incorporación de saberes, un choque entre profesionalismo y sujeción a la lógica mercantil de las noticias. Frente a ello, desliza una preocupación final: “pareciera que la proyección para los próximos años es contratar profesionales que puedan manejar bien más de una herramienta digital en detrimento de la capacidad que engloba todo el concepto del oficio de periodista: indagar, investigar, saber redactar, entre otras competencias”. u

TESIS Y TESINAS

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DATOS Congresos y jornadas en 2016

En la Argentina:

VIII Jornadas de Historia, Memoria y Comunicación12 de mayo de 2016Universidad Nacional de Quilmes, Quilmes, Provincia de Buenos AiresFecha límite para enviar propuesta: 3 de abril (sin necesi-dad de enviar resúmenes)Más información: http://comunicacion.unq.edu.ar/viii-jor-nadas-de-historia-memoria-y-comunicacion/

XIV Encuentro Nacional de Carreras de Comunicación: ENACOM 2016Del 28 al 30 de septiembre de 2016 Universidad Nacional de Jujuy y Universidad Católica Santi-ago del Estero, San Salvador de Jujuy, JujuyFecha límite para enviar propuesta: 24 de junio de 2016Más información: https://docs.com/marcelo-bru-net/4461/1-circular-enacom-2016

La Red de Carreras de Comunicación Social y Periodismo (REDCOM) realizará seis reuniones de equipos docentes organizados por materias, tradicionalmente conocidos como “Encuentros de cátedras”.Se trata de espacios de intercambio de carácter federal, que reúnen a docentes-investigadores según la afinidad temática de sus cátedras. Se discuten estrategias ped-agógicas, se comparte bibliografía y se proponen espa-cios de especialización y profundización temática con referentes disciplinares.

Agenda: * Primer Encuentro de Materias de Prácticas y Residen-cias en Comunicación de Carreras de Profesorados en Comunicación. Miércoles 26 de agosto desde las 14.30 hs.Facultad de Ciencias de la Información, Universidad Nacio-nal de Córdoba.Consultas: [email protected]

* Encuentro de cátedras de Producción Audiovisual. 14 y 15 de octubreUniversidad Nacional de Quilmes. Consultas: [email protected]

* Encuentro de cátedras de Comunicación Institucional. 15 y 16 de octubre. Universidad Nacional de Córdoba. Consultas: [email protected] / [email protected] * Tercer encuentro de equipos docentes-investigadores de Historia de los Medios. 29 y 30 de octubre Universidad Nacional de La Plata. Consultas: [email protected]

* Encuentro de cátedras de Publicidad. 30 de octubre Universidad Nacional de Salta. Contacto: [email protected] (Néstor Cruz) * Primer Encuentro de cátedras de Lenguajes, Lingüísti-ca, Semiótica, Análisis del Discurso y afines. 31 de octubre y 1º de noviembre Universidad Nacional de Salta. Contacto: [email protected] Más información: http://www.redcomargentina.com.ar/

XVIII Congreso REDCOM6, 7, 8 y 9 de septiembreFacultad de Periodismo y Comunicación Social de La Plata (UNLP) y Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Fecha límite para enviar propuesta: 30 de abril.Más información: http://www.redcomargentina.com.ar/

En el exterior:

Ecuador

Foro Latinoamericano y Caribeño de Comunicación Popu-lar y Comunitaria y II Congreso Internacional sobre Comu-nicología del SurDel 28 al 30 de junio de 2016

Sede de CIESPAL y FLACSO en Quito Fecha límite para enviar propuesta: 30 de abril de 2016Más información: http://ciespal.org/event/foro-latinoamer-icano-y-caribeno-de-comunicacion-popular-y-comunitar-ia-ii-congreso-internacional-sobre-comunicologia-del-sur/

Estados Unidos

XIV Congreso Internacional sobre Nuevas Tendencias en HumanidadesDel 8 al 10 de junio de 2016University of Illinois, ChicagoMás información: http://lashumanidades.com/congreso/

España

X Encuentro Internacional de Historiadores de la Prensa y del Periodismo. De la imprenta a la empresa multimedia: El negocio de la comunicación en la historia Del 27 al 28 de octubre de 2016

La Nau, Centro Cultural de la Universitat de València, Valencia Fecha límite para enviar propuesta: 30 de marzo de 2016 Más información: http://xencuentrohp.blogs.uv.es/convocatoriaxencuentro/

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APOYO AL RECLAMO DE LA COALICIÓN POR UNA COMUNICACIÓN DEMOCRÁTICAPOR LA NECESIDAD Y LA URGENCIA DE LOS DERECHOS CIUDADANOS

Las organizaciones sociales, sindicales, políticas y económicas, los medios de co-municación cooperativos, comunitarios, de pueblos originarios, de personas con discapacidad, de pequeñas y medianas empresas de arraigo local, las organiza-ciones de artistas y actores culturales, las organizaciones de músicos, de prensa, de actores y directores de TV –que definimos la comunicación como un derecho humano; –que impulsamos, desde los inicios de la democracia, la derogación del decreto ley de radiodifusión de la dictadura militar; –que defendemos la necesidad de una industria audiovisual y gráfica nacional como promotora de la cultura, el fe-deralismo y el empleo para artistas, técnicos, periodistas, comunicadores, autores, locutores, trabajadores de la radio y la televisión en general; –que, desde 1983, buscamos la legalidad y sostenibilidad de nuestras emisoras: 1. Reconocemos los importantes avances logrados con la promulgación de la Ley 26.522, debatida y construida como ninguna otra ley de la etapa democrática. 2. Promovemos la ac-tualización de su aplicación en línea con los adelantos tecnológicos y el respeto a los principios de la inclusión y la diversidad. 3. Anteponemos el derecho de la ciudadanía a la libre expresión de sus ideas y al acceso a todo tipo de información. 4. Reivindicamos el principio democrático de la participación ciudadana en la ela-boración de las leyes. Por eso: EXIGIMOS la derogación de los decretos 13/2015, 236/2015 Y 267/2015, porque los mismos constituyen un abuso de poder contra la Constitución Nacional, el Congreso de la Nación, y los principios de gestión plural con representación federal, parlamentaria y sectorial de la autoridad de aplicación. Tales normas de facto del actual gobierno constituyen, por lo tanto, un ataque a la democracia y a sus instituciones. SI LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN ESTÁ EN PELIGRO, TODAS LAS LIBERTADES LO ESTÁN. COALICIÓN POR UNA COMUNICACIÓN DEMO-CRÁTICA.

UBA–Sociales