periódico misiÓn ed. 5

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Me distingo en las celebraciones litúrgicas porque, a diferencia de los sacerdotes, llevo la estola cruzada por el pecho. La estola atraviesa el corazón, ello me recuer- da que debo servir con amor, con entrega y generosi- dad, como lo hizo Cristo. Acompaño en las Eucaristías a los obispos y sacerdotes; proclamo el Evangelio, y en ocasiones, realizo la homilía. P.11 P.9 P.16 La Iglesia de la Arquidiócesis de Medellín que se proyecta ISSN: 2248-8162 Abril de 2012 / Ed. 05 LA ALEGRÍA DE PASCUA “Ha llegado el tiempo de hablar valientemente de la vocación al sacerdocio, como un don inestimable y una forma espléndida de servicio, disipando las dudas y contrarrestando las ideas y dificultades que la amenazan”. P.4 ORDENACIÓN DIÁCONOS En su despedida en el aeropuerto internacional José Martí, el Santo Padre condenó el embargo estadouni- dense, viejo reclamo de La Habana a Washington mientras horas antes, en una misa en la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana, el Pontífice demandó a las autoridades mayores libertades para la Iglesia Católica y denunció el fanatismo y la irracionali- dad de aquellos que intentan imponer una idea sobre los demás. P.3 EL PEREGRINO DE LA CARIDAD NECESITAMOS MÁS PASTORAL VOCACIONAL “El don de la luz pascual, que ahuyenta el miedo y la tristeza, es para todos; la paz de Cristo resucitado, que liquida el odio y la violencia, es para todos; el amor de Dios, que trae la alegría verdadera, es para todos. No somos esclavos de acontecimien- tos inevitables” P.2

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Periódico Misión Ed.5

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Page 1: Periódico MISIÓN ed. 5

Me distingo en las celebraciones litúrgicas porque, a diferencia de los sacerdotes, llevo la estola cruzada por el pecho. La estola atraviesa el corazón, ello me recuer-da que debo servir con amor, con entrega y generosi-dad, como lo hizo Cristo. Acompaño en las Eucaristías a los obispos y sacerdotes; proclamo el Evangelio, y en ocasiones, realizo la homilía. P.11

P.9

P.16La Iglesia de la Arquidiócesis de Medellín que se proyecta

ISSN: 2248-8162

Abril de 2012 / Ed. 05

LA ALEGRÍA DE PASCUA

“Ha llegado el tiempo de hablar valientemente de la vocación al sacerdocio, como un don inestimable y una forma espléndida de servicio, disipando las dudas y contrarrestando las ideas y dificultades que la amenazan”. P.4

ORDENACIÓN DIÁCONOS

En su despedida en el aeropuerto internacional José Martí, el Santo Padre condenó el embargo estadouni-dense, viejo reclamo de La Habana a Washington mientras horas antes, en una misa en la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana, el Pontífice demandó a las autoridades mayores libertades para la Iglesia Católica y denunció el fanatismo y la irracionali-dad de aquellos que intentan imponer una idea sobre los demás. P.3

EL PEREGRINO DE LA CARIDAD

NECESITAMOS MÁSPASTORAL VOCACIONAL

“El don de la luz pascual, que ahuyenta el miedo y la tristeza, es para todos; la paz de Cristo resucitado, que liquida el odio y la violencia, es para todos; el amor de Dios, que trae la alegría verdadera, es para todos. No somos esclavos de acontecimien-tos inevitables”

P.2

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“El Señor resucitó”. Este es el grito de asombro y de alegría de las mujeres que, en la mañana de Pascua, encontraron el sepulcro vacío. Esta fue la noticia que corrió por Jerusalén y que luego resonó en Judea y Galilea. Después de veinte siglos el hecho se conoce en todo el mundo y, con la misma fuerza que en los primeros días, continúa resonando en nuestros templos y ciudades. También este año hemos sentido que esta noticia forma parte de nuestra vida y entraña la más profunda esperanza para todos. Por eso, nos felicitamos con la alegría que brota de la victoria sobre la muerte y de la posibilidad de pasar con Cristo a una vida nueva. Celebrar la Pascua no es simplemente recordar el pasado, no es tampoco alimentar una ilusión para conjurar la monotonía de la existencia. Es una tarea concreta a nivel personal y comunitario. Mientras exista el mal, tenemos que vivir en un continuo naci-miento. Con el empeño cotidiano de morir al egoísmo, al odio, a la codicia,

a la injusticia, vamos naciendo en la verdad, en la libertad, en el amor, en la alegría; en una palabra, vamos pasan-do a vivir en Dios. Por consiguiente, estos días se presentan para todos, no sólo para los cristianos, como una gran oportunidad de encontrarnos con noso-tros mismos, con los ideales que nos hacen vivir, con los valores que nos mueven y con la misión que tenemos en el mundo. Aprovechemos la Pascua. Demos el paso a la reconciliación con nosotros mismos y con los demás; no vale la pena continuar la vida enfrenta-dos los unos con los otros, sabiendo que podemos relacionarnos como her-manos. Demos el paso a la solidaridad, no hay mayor alegría que acompañar al otro, ayudar al otro a levantarse, compartir con el otro. Demos el paso a Dios; los crímenes, los secuestros, las extorsiones, las frustraciones que

EDICIÓN: 5CONSEJO DE REDACCIÓN: + Monseñor Ricardo Tobón (Arzobispo de Medellín), Pbro. Juan Pablo Cardona (Director), Pbro. Germán Bustamante, Pbro. Luis Fernando Arroyave, Pbro. Elías Lopera, Pbro. Alexander Pareja, Henry Horacio Cháves, Mauricio Agudelo y Tatiana Díez Hurtado.DISEÑO: Departamento de diseño, Arquidiócesis de Medellín.

En la Semana Santa se condensa sin duda la almendra de nuestras convicciones. La certeza de la resurrección es lo que marca la particularidad de un credo que sigue siendo mayoritario y que ha sobrevivi-do a los tiempos y a las dificultades propias y exógenas, lo que a la vez indica la necesidad de un permanente ajuste a los tiempos, a las nuevas realidades y a las nuevas necesida-des. Pero ese ajuste lo tendrán que hacer los doctores que tiene la Santa Madre Iglesia, a los demás nos corres-ponde aprovechar el tiempo como una invitación renovada al ajuste, al cambio, que se traduzca en una mejor manera de vivir en lo cotidiano, para nosotros y para quienes nos rodean.

Escuchemos a Dios, pues él tiene siempre una palabra para nuestras ilusiones, penas y

proyectos.

LA ALEGRÍA DE PASCUA

llevan a la droga y a la desesperación se resolverían si dejáramos a Dios vivir y reinar en nosotros. Demos el paso a una espiritualidad seria, viviendo el Evangelio; el modelo Cristo no está superado; es el camino no sólo a un comportamiento recto sino a la paz interior, a la vida verdadera, a la alegría que permanece. Demos el paso a la resurrec-ción; aun en la noche más oscura la última palabra la tienen la luz y la fuerza del amor de Dios. Demos el paso a la esperanza, siempre se puede comenzar de nuevo, siempre hay movimiento para ir más lejos, siempre hay un horizonte abierto a nuestra inte-ligencia y a nuestro corazón. El don de la luz pascual, que ahuyenta el miedo y la tristeza, es para todos; la paz de Cristo resucitado, que liquida el odio y la violencia, es para todos; el amor de Dios, que trae la alegría verdadera,

es para todos. No somos esclavos de acontecimientos inevitables. El mundo puede cambiar, nuestra vida puede cambiar. La solida-ridad y la convivencia pacífica son po-sibles. Los niños y los jóvenes pueden sentir el vigor y el gozo de asumir el futuro que, desde la resurrección de Cristo, camina sin reversa hacia su plenitud. Encontrémonos con nuestra dignidad y con nuestras enormes posibilidades; veamos la bondad de la gente que nos quiere y nos rodea; disfrutemos la belleza del mundo; aprovechemos este tiempo de respiración espiritual. Escuchemos a Dios, pues él tiene siempre una palabra para nuestras ilusiones, penas y proyectos. Hablemos de Dios, con sencillez y sin complejos, a los que están solos y a los que viven en la frivolidad. Entremos en la vida; entendamos que, en la resurrección de Cristo, todos hemos resucitado.

Del cambio se habla con facilidad pero ponerlo en práctica es más difícil de lo que se suele admitir. Como se habla fácil de asuntos como la humildad, pero se queda uno tan enredado en episodios de soberbia, en pequeñeces para demostrar ínfimos poderes, que echan al trasto con las buenas intenciones. El solo hecho de hablar de la humildad o la modestia en primera persona, ya pone en entre dicho su existencia real en nuestro seno. Por más sutil que parezca, cualquier ejercicio de poder sobre el otro nos desenmascara la cercana relación con la arrogancia y la vanidad. Como casi todas las faltas, estas actitudes son más molestas entre quienes proclaman su aversión a

ellas. Como es más reprochable la falta de honradez en aquel que tiene por encargo cuidar lo público, y tanto más en quien hace alarde de su honestidad. En la administración públi-ca se ha demostrado a la saciedad que se puede sacar provecho particu-lar de los bienes comunes, con aparen-te imagen de legalidad y aún de favor por lo colectivo. Pero no todo lo que brilla es oro, y no todas esas acciones aunque sean legales son morales, éticas o convenientes para todos. Suele ocurrir con las procla-mas y con las promesas, que es más el ruido que las nueces. La realidad de vida de los colectivos pone de presen-te que ni las promesas de los líderes ni la bondad de los iguales, se corres-ponde al tamaño de las necesidades. Mucho se habla de compasión y aún de solidaridad, pero más allá de

hechos puntuales su materialidad sigue estando en entredicho. Es decir, existe pero no se hace cotidiana. El cambio que los tiempos reclaman tiene que ver con la milena-ria promesa de pasar del dicho al hecho, de motivar la acción. Ya está bien de buenos propósitos, nos urge una nueva manera de actuar en relación con lo público y lo colectivo, pero también seguramente en la esfera personal y familiar. Por supues-to que es un asunto que toma tiempo, que demanda constancia y tal vez acompañamiento, pero que estará más lejos si no se emprende el camino pronto. Y el garante de cada paso ganado o el testigo de cada metro perdido será cada uno de nosotros en la intimidad de nuestra conciencia.

El Cambio

+Ricardo Tobón Arzobispo de Medellín

HenryHoracioChaves

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El Peregrino de la Caridad, el Papa Benedicto XVI, se acercó por primera vez a tierras cubanas en el marco de su vigésimo tercer viaje internacional como Obispo de la Iglesia de Roma. Con motivo del bicentenario de la independencia de las Republicas Americanas, el Santo Padre quiso celebrar una Eucaristía dándole gracias a Dios por los pueblos de esta parte del globo, Misa que se celebró el 12 de diciem-bre del año pasado; allí, en la homi-lía, anunció su próximo viaje pasto-ral a América el cual se realizaría antes de la Pascua del 2012 a las naciones de México y Cuba. Poco tiempo después se dieron las fechas de la peregrinación y el programa de viaje. Cuba recibió este viaje en el marco de los 400 años de existencia de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre. De esta manera se daba inicio a la peregrinación que haría el Santo Padre al lugar donde la Santí-sima Virgen habíamanifestado su amor al pueblo cristiano en los tres buscadores de sal en los mares del

Caribe. Además de la reafirmación en la fe de un pueblo con profundas raíces cristianas pero que por las circunstancias políticas y temporales se fueron secando con la llegada de la revolución. El viernes 23 de marzo salía de Roma el Papa rumbo a México para permanecer allí hasta la tarde del día 25. Este día, desde Guanajuato, departía el avión hacia Santiago de Cuba. En Cuba fue recibido con honores por el Señor Presidente del Consejo de Estado Raúl Castro; en el aeropuerto el Papa dirigió su primer mensaje al pueblo cubano. Desde allí se dirigió a la plaza de la revolución “Antonio Maceo” para celebrar su primer Eucaristía en la “Isla Bonita”. La misa se celebró bajo un cielo tormentoso y se veía en el rostro del Papa una alegría enorme por el cariño reflejado por el pueblo cubano pero a la vez un agotamiento propio de un hombre octogenario y con la cruz de la Iglesia en sus hom-bros. Al día siguiente visitó a la “Cachita” de Cuba en el Santuario de la Caridad. Luego de su visita a la

Virgen se dirige al aeropuerto para trasladarse hacia la Habana. En la Habana es nuevamente recibido por el pueblo cristiano que logra llegar hasta el aeropuerto y desde allí se dirige a la Nunciatura Apostólica donde es recibió por alrededor de 300 jóvenes habaneros que lo espe-ran con alegría. En horas de la tarde se traslada a la sede de gobierno en los alrededores de la plaza de la revolución para reunirse de manera oficial con el jefe de gobierno y la junta de ministros; allí lo acompañan su Secretario de Estado, Cardenal Tarcisio Bertone y el sequito que viene con el Papa desde Roma. En la mañana del día 28 de marzo celebró finalmente el Santo Padre la Eucaristía en la Plaza de la Revolu-ción “José Martí” en la que lo acom-pañamos más de 300.000 fieles que con ansia y alegría esperábamos este momento. Ese mismo día se reúne con el líder de la revolución cubana Fidel Castro y en horas de la tarde se despide de Cuba y de Amé-rica en el aeropuerto José Martí.

Después de la visita que ha realizado el Santo Padre a nuestra tierra latinoamericana, Benedicto XVI demuestra que sus palabras tendrán una vigencia muy fuerte, no solamente en tierras mexicanas y cubanas sino en todos los países americanos. Las palabras expresadas en México demandando la recupe-ración de los valores de la familia y la educación como herramienta para vencer el narcotráfico. Dejan-do la sensación, no de un hombre acartonado, sino de una persona sensible, cariñoso, cercano, amable, atento que se unen a sus conocidas virtudes de inteligencia y profundidad. En Cuba se ha ganado su corazón porque a través de sus palabras se hizo un “cubano más” peregrinando a la virgen de la Caridad del Cobre. Desde ya se inicia a ver los frutos de esta visita, el gobierno a correspondido a la invitación que el Santo Padre formuló para declarar el Viernes Santo un día feriado en Cuba… a la vez que manifestó claramente y en reiterados momentos que “La Palabra de Dios nos hace libres de verdad, desde dentro y cuando hay hombres libres hay pueblos libres”. El paso del Santo Padre por nuestra tierras será motivo de reflexión permanente y seguramente de aliento para la misión continental que se viene realizando.

El Santo Padre, peregrino de la esperanza, visitó nuestratierra latinoamericana.

Juan AlbertoCardozo Arango

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Podríamos leer el testimonio de un sacerdote, a quien le pregunta-ban un día: ¿Para qué sirven los curas? Este hombre respondía dando su testimonio: “Cuando acabé mi primera misa me senté en un rincón de la iglesia y allí estuve largo rato, como intentando explicarme a mí mismo lo que había sucedido. A partir de mi ordenación sacerdotal todo en mi vida era distinto, comen-zaba a sentirme útil y mi existencia empezaba a servir para algo. Me veía entre los hombres con las manos llenas de amor y siendo como un canal entre ellos y Dios, un canal por el que bajarían las gracias del Cielo, por el que subirían las oracio-nes de la tierra. Me veía derramando el agua santa sobre la frente de los niños, y acompañando los últimos minutos de los moribundos; perdonan-do a los jóvenes sus pecados y viéndolos marcharse contentos, con una nueva alegría, bendiciendo los nuevos hogares en que se perpetuaría la vida. Veía a los niños arrodillados, puros y angelicales, ante el altar, y yo bajaba hasta ellos y les ponía el Cuerpo del Señor sobre la lengua. Yo rezaba también sobre los muertos, y mi bendi-ción era lo último que descendía sobre sus tumbas entre la tierra que caía. Yo bendecía las casas, y los animales, y los frutos, y hablaba a los hombres de Dios, y por ellos, por todos ellos, levantaba en las manos la Hostia blanca, en la que Cristo se nos mostraría y vendría a vivir entre nosotros. Y pensé: mi vida comienza a servir para algo”.

Luego decía: “La alegría de mi primera misa se ha comenzado a repetirse cada mañana. Y, sobre todo, he comprendido más, cada minuto que ha ido pasando, que esta alegría no se me daba sólo para mí; que el sacerdocio no era una cosa para mi uso personal; que aquel fuego se me había dado para que yo lo repartiera a los demás”.Ante este testimonio podría decir sin ningún temor que ser sacerdote es emplear la vida en el servicio de los demás, en relación con la fe y los sacramentos. Que ser sacerdote no es una evasión, no es entregarse a un mito, a una utopía. Es ayudar al hombre a realizar su dimensión religio-sa. Es vivir plenamente lo humano, iluminado por la luz de Cristo. Que ser sacerdote no es una profesión más, sino una vocación en donde uno ya ni siquie-ra se pertenece. Para ponernos un ejemplo nos dice Jesús: “Yo soy el Buen Pastor” y lo que pasa es que a Jesús le importan sus ovejas. No es como el mero empleado que si ve algún riesgo lo que hace es ponerse a salvo sin importarle nada más. Para el Buen Pastor ninguna amenaza es suficientemente fuerte como para hacerle desfallecer, ya que él sabe que no se trata de pequeños riesgos, sino de dar la vida. Jesús es el pastor que conoce a sus ovejas, y sabe cuáles son las más traviesas, cuáles son díscolas, cuáles débiles, cuáles son las más capaces, y a cuáles debe mimar, vigilar o atender con especial atención… Además, este Buen Pastor no hace las cosas por sentido de la obligación, sino por propia convicción, porque sabe que es su cometido vital. Lo que mejor puede hacer y lo que más feliz va a hacerle es el fiel cumpli-miento de su misión. Al final deducimos que los sacerdotes se han propuesto ser como el Buen Pastor. De allí la necesi-dad que los fieles nos ayuden con afecto, respaldo y mucha oración.

“Dijo Jesús: Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas. Yo conozco las mías y las

mías me conocen a mí”. San Juan, cap.

+Ricardo Tobón Arzobispo de Medellín

La Iglesia nace del anuncio del Evangelio que realiza Jesús y que después continúan los Apósto-les; desde sus comienzos es enviada a continuar esta misión en todo el mundo. La evangelización se propo-ne transmitir la Buena Noticia que, por Cristo, nos ha llegado desde el Padre y que el Espíritu Santo testifi-ca a lo largo de la historia. Este servi-cio busca generar hombres y mujeres que han experimentado el amor de Dios, que viven según Dios y que, por lo mismo, hacen de su existencia una respuesta a la forma de realización plena que plantea la vida cristiana. Podríamos decir que toda la pastoral de la Iglesia es pastoral vocacional, ya que la tarea evangeli-zadora está orientada a hacer descu-brir a cada persona la llamada que Dios le hace y la misión que le confía en el mundo. La pastoral vocacional es, por consiguiente, un compromiso de todos los miembros de la Iglesia para ayudar al discernimiento de esa llamada inefable con la que Dios nos hace ser y al acompañamiento de la respuesta gozosa con la que cada cristiano acoge el proyecto divino sobre la propia vida. De un modo especial, debe ocuparse de las voca-ciones a la vida sacerdotal. La pastoral vocacional, como todas las demás vertientes de la acción de la Iglesia, tiene sus mejores instrumentos en la oración confiada, el testimonio coherente y alegre, el anuncio claro y humilde del mensaje, la catequesis sistemática y el fortalecimiento de las instituciones y de la organización que son necesa-rias. El punto de partida es la oración, pues es Dios quien llama;

por eso, Jesús nos pide que “rogue-mos al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Mt 9,3-8). Orando por las vocaciones, la Iglesia hace un acto de fe, al reconocer que son un don con el que Dios nos bendice. Pero, igualmente, es necesaria una predicación directa y una cateque-sis orgánica sobre el misterio de la vocación en la Iglesia, sobre el valor del sacerdocio que hunde sus raíces en la condición de Cristo Buen Pastor y sobre la urgente necesidad que tiene el pueblo de Dios de muchos y santos sacerdotes. Estamos viviendo un momento en el que se ha mermado notablemente el número de seminaristas en la Arqui-diócesis de Medellín y nos debe comenzar a preocupar seriamente el futuro de nuestra vida eclesial. Es una situación frente a la cual todos nos debemos sentir responsables. Ha llegado el tiempo de hablar valientemente de la vocación al sacerdocio, como un don inestima-ble y una forma espléndida de servi-cio, disipando las dudas y contrarres-tando las ideas y dificultades que la amenazan. Es necesario intensificar el trabajo pastoral con las familias, con los niños y con los jóvenes si queremos tener vocaciones no sólo al sacerdocio sino también a la vida consagrada y al apostolado laical. Se deben crear en todas las parroquias semilleros y grupos vocacionales. Es urgente ayudar en cuanto sea nece-sario a nuestros Seminarios. La mejor manera de agradecer al Señor los presbíteros que nos ha dado es trabajar todos intensamente en la pastoral vocacional.

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Los habitantes de la calle son perso-nas que tienen la misma capacidad que cualquiera de nosotros para expe-rimentar dolor, soledad, tristeza, miedo e inspiran en nosotros fuertes deseos de que estas personas se vean libres de sufrimiento.

En este artículo informo quién les ayuda y cómo.

En el año 2009 la Universidad de Antioquia, a través del Centro de Estudio de Opinión (CEO) dio el informe de 4000 habitantes de calle en Medellín, entre 18 y 59 años de edad. El 80% son hombres y 20% son mujeres.

Esta población se moviliza cuando hay fiestas en otras ciudades (Feria de Cali, Feria de Manizales; Carnaval de Barranquilla, etc.) porque las perso-nas que participan de estas fiestas tienen espíritu de alegría, y cuando se está alegre el ser humano es genero-so. Entonces dan plata, comida, licor, etc. Y los habitantes de la calle por experiencia aprovechan estas condi-ciones favorables para pedir.

Igualmente cuando en Medellín hay fiestas como la Feria de las Flores o Navidad… aumenta el número de habitantes de la calle porque emigran de otras ciudades.

¿Qué hace la ciudad por ellos? La Secretaría de Bienestar Social los atiende a través del Centro Vida, los cuales son cinco:

Centro Vida Uno: Cerca de la plaza minoritaria.Centro Vida Dos: Cerca de la Estación del Metro Prado CentroCentro Vida Tres: En el Barrio Corazón de Jesús (Barrio Triste)Centro de Resocialización: Cerca a la Clínica Prado (Barrio Prado Centro)Egreso Productivo y Seguimiento: En el Barrio Aranjuez, cerca a la Estación de Bomberos

Estos Centros Vida tienen un equipo interdisciplinario integrado por educa-dores, trabajadoras sociales, psicólo-gos, médicos, enfermeras, etc.

Los educadores reciben capacitación de los Hogares Claretianos y La Universidad Luis Amigó. Se organizan en grupos de a dos y se distribuyen en diferentes sectores de la ciudad: El centro, estadio, avenida del rio, barrio triste, la periferia de la ciudad (Poblado, la América, Belén…) y el occidente de la misma. Su función es identificar a los habitantes de la calle observando si están enfermos, heridos, desnutridos, embarazadas, etc. Y los persuaden para que acep-ten la ayuda de Centro Vida.

Otro medio que tiene la ciudad para identificarlos es el cuerpo de bombe-ros, la policía, los servidores de espa-cio público y el común de la gente que llaman al 123 para dar aviso de alguna situación irregular que está viviendo o creando el habitante de la calle, comúnmente son peleas o comportamientos de locura. Entonces son llevados a Centro Vida o los educadores van donde ellos. También los mismos habitantes de la calle invitan a sus compañeros a Centro Vida.

En el Centro vida son recibidos por la trabajadora social, para identificar si tienen red social: indígenas, desplaza-dos, si reciben algún subsidio, lugar de procedencia, estado físico, la edad. Y no atiende a los menores de 18 años o mayores de 60 años y que tengan menos de seis meses de estar viviendo en las calles de la ciudad de Medellín. Los que cumplen con los requisitos les ofrecen servicio de alimentación (desayuno, almuerzo y comida), recreación durante el trans-curso de las horas del día, atención médica, psicológica, remisión al hospi-tal si hay necesidad, educación sexual, ecológica, normas de higiene,

talleres de drogadicción y alcoholis-mo. Se les ayuda a su identificación en caso de que no la tengan o hayan perdido su cédula, organizan su segu-ridad social, tienen acceso a limpieza personal (baño, corte de cabello, arreglo de uñas, etc.), pruebas para TBC (tuberculosis), infecciones de transmisión sexual. A las mujeres les ofrecen ligadura de trompas e implan-tación del Norplan (impide la ovulación y atrofia el endometrio porque contra-rresta la acción de los estrógenos). A los hombres les ofrecen la vasecto-mía.

Los médicos y las enfermeras diagnostican las enfermedades, hacen curaciones y remiten al hospital en caso de necesidad.

Los que roban, agreden a un compa-ñero o funcionario son sancionados, negándoles el servicio por un tiempo limitado. De los 4.000, 2100 aprove-chan esta atención porque es volunta-ria y no los pueden obligar. Algunos de los que no van, entre muchas causas, está el miedo de encontrarse con otro habitante de la calle con el que tienen deudas pendientes. Tam-bién otra de las causas es las limos-nas que reciben por la mendicidad, quitando la necesidad de esta ayuda.

Algunos de los que van a Centro Vida piden que se les ayude a salir de la droga, alcohol o a resocializarse. A estos se les ofrece dormitorio en la Marquesa y Aburra Plaza (cerca al parque de las luces). Son lugares dignos para habitar, tienen televisión, instalación de baños. En estas casas les inculcan normas y reglamento de horario, de aseo; y tienen su Manual de Convivencia. Los educan, reciben educación de primaria si no la han terminado, bachillerato y algunas técnicas en el SENA. Les estructuran el tiempo en caminadas ecológicas, los llevan a centros de recreación, museos de la ciudad, y les van obser-

vando su comportamiento (no mendi-gar, no consumir drogas ni alcohol, el respeto por el otro).Y este proceso lo llaman resocialización. Dura más o menos 8 meses.

De ahí pasan a Campo Valdés, selec-cionados por un staff conformado por el equipo interdisciplinario, aquí reciben ayuda para conseguir el mate-rial de trabajo, lo que hacen lo venden, les enseñan a manejar el dinero. Lentamente ellos mismos van teniendo seguridad en su autocuidado y se independizan.

El proceso de resocialización se inicio en el año 2007. A la fecha han recupe-rado 300 habitantes de la calle.

A quien le quedó la inquietud sobre qué se hace con el que tiene menos de seis meses de estar habitando la calle en Medellín, se remite a un plan llamado retorno. Contactan familiares, amistades y los llevan a la terminal para que regresen a sus lugares de origen. No se les da dinero. Se les compra el tiquete.

A los indígenas tampoco se les ayuda en Centro Vida. Son remitidos a otras instituciones que están creadas para ayudarles.

Los desplazados que tienen subsidio tampoco reciben ayuda por Centro Vida.

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30 años pueden ser pocos en la histo-ria, pero son un gran reto en el camino de la evangelización, y más en un mundo que poco a poco ha ido relativi-zando los valores morales de la socie-dad. Pero en el camino de la evangeli-zación, es un tiempo tan valioso como un tesoro, que se invierte para dar el mejor regalo de todos: Jesucristo. En el año 1982, el 16 de septiembre, el entonces arzobispo de Medellín, el señor cardenal Alfonso López Trujillo (q.e.p.d), por el decreto No. 26 erige la parroquia de La Presentación de Nuestra Señora, número 219 entre las parroquias arqui-diocesanas. Bajo el patrocinio de esta advocación de la Madre celestial, se le asigna la responsabilidad al presbítero Gerardo Higuita Sierra, al igual que la Virgen, enseñar a esta nueva comuni-dad a entregarse totalmente en los caminos del Señor. Es así como en el sector de El Velódromo, Los Pinos, Los Olivos y El 21, se comienza un trabajo evange-lizador de mucha importancia entre la parroquia y sus fundadores. Hay que hacer un reconoci-miento especial al presbítero Jaime León Restrepo López (q.e.p.d), quien dedicó su labor como párroco para la integración pastoral y la construcción de la actual unidad parroquial. Bajo la dirección parroquial del señor presbítero Bernardo Uribe Botero (1987-1999), se crea un grupo juvenil con jóvenes no sólo de la parro-quia, sino de otros sectores de la ciudad que conocieron esta experiencia pastoral.

Además de sus encuentros de forma-ción cristiana, se congregaron también en una serie de actividades pastorales y sociales dentro de la Arquidiócesis, llevando de esta manera el mensaje del Resucitado a las gentes. Muchos de estos jóvenes fueron promotores en la creación de nuevos grupos juveniles en sus parroquias, y de entre éstos, se dio la gracia de una vocación sacerdotal, la del presbítero Bernardo Colmenares Gómez, pertene-ciente a la parroquia, quien hoy en día presta su servicio pastoral en la diócesis de Troyes, en Francia. Actualmente la parroquia cuenta con diferentes grupos pastora-les que prestan su servicio en la labor evangelizadora: liturgia, pastoral de la salud, ministros extraordinarios de la comunión y monaguillos. Además contamos con la presencia de Comu-nidades Eclesiales de Base desde 1998 y Comunidades Eclesiales por el Reino de Dios desde el año 2011 con la llegada del actual párroco, que viven sus espiritualidades insertas en la parroquia, prestando también un servicio importante de evangelización y formación. Todos los grupos pasto-rales son acompañados por el párroco en procesos de formación continua, tanto doctrinal, como espiritual. Además de las celebraciones eucarísticas, se cuenta con otros espacios de espiritualidad, como lo son la Lectio Divina del Evangelio del Domingo y el encuentro de Adoración Eucarística ante el Santísimo Sacra-mento, en la cual se pide por las voca-ciones sacerdotales.

Además se ha puesto particu-lar interés en el acompañamiento semanal a los enfermos, celebrando la Eucaristía a aquellos que están totalmente incapacitados y llevando el Viático a 130 de ellos; se ha puesto mucho interés en el acompañamiento catequético de niños y jóvenes en la preparación de la iniciación cristiana, buscando su integración a la vida parroquial. En la actualidad su párro-

Pbro. Gerardo Higuita Sierra(1982 - 1983), primer párroco.

Pbro. Bernardo Uribe Botero (1987 - 1999).

Pbro.Rafael Ignacio Villegas Arboleda ( 2000 - 2011)

Pbro.Luis Humberto Arboleda Tamayo(2011- )

Pbro. +Jaime León Restrepo López (1983 - 1987).

co, presbítero Luis Humberto Arbole-da Tamayo (2011 - ), acompañado del presbítero Álvaro Cadavid Duque, hacen un esfuerzo por renovar la vida pastoral de la parroquia, con nuevos procesos de evangelización, guiados por las premisas dadas por la Misión Continental en la Arquidiócesis, para que en comunión con la Iglesia de Medellín, se renueve la vida pastoral de la Parroquia.

La presentación de María es la signifi-cación de la dedicación que ella hizo de sí misma a Dios, desde la infancia, movida por el Espíritu Santo, de cuya gracia estaba llena desde su concepción inmaculada

Párrocos

Luis GabrielRestrepo

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Estamos viviendo el gran compromiso de la Misión Continental en todas las parroquias de nuestra Arquidiócesis, tarea que nos ha lleva-do a ser participes de un proceso signifi-cativo en el que se le da un rostro nuevo a nuestra Iglesia particular de Medellín. Cuando lanzamos la expre-sión: “Transforma tu vida y se trans-formará la vida de la Iglesia” lo hace-mos en el ámbito de lo que esta misión viene pregonando a viva voz: implementar una dinámica transfor-madora que lleve a una conversión personal para que a su vez haya conversión pastoral y esto se nos dice a todos: pastores y fieles. Todos los cristianos esta-mos invitados a vivir una espirituali-dad a la luz de la Palabra de Dios, de evolución continua que nos introduz-

ca más intensamente a vivir el encuentro personal con Cristo, para que haga de nosotros hombres y mujeres renovados en la fe, dispues-tos a colaborar en la acción pastoral de nuestras parroquias, que hoy más que nunca necesitan auténticos cristianos con una vida espiritual viva y persistente, en todas las situa-ciones y circunstancias. Nuestra conversión a la luz de la fe, ha de impregnar la vida: cambiar la manera de ser parroquia sin dejar de ser parroquia: una vida sacramental enriquecida, recono-ciendo que los sacramentos son signos por medio de los cuales Dios establece una pedagogía con la que se da a conocer a los hombres, también dispuestos con autentico testimonio a vivir en pequeñas comunidades: Familia pequeña, Iglesia domestica, grupos pastora-les, pequeñas comunidades donde nos interpelemos constantemente sobre nuestra forma de tratar con los

otros, nuestra forma de vivir solida-riamente con los demás y nuestra forma de asumir una vida cristiana madura y efectiva desde la Palabra del Señor, ya que si esto no es así, si la fe no nos lleva a vivir una vida transparente y abnegada desde el Evangelio, entonces es pura abstracción y no sirve para nada. Estos son tiempos recios, donde vivimos fuertemente un ambiente mundano, materialista, que va acabando la certeza de Dios y la ilusión de la fe y, mucho más, el celo apostólico de muchos creyentes. Y mientras algunos hablan menos de Cristo, otros quieren contagiarnos su ausencia. Sin embargo, nuestro principal proceso se ha de mostrar en nuestra propia vida personal, allí en el corazón donde residen todos nuestros sentimientos, ahí hemos de purificar-nos y renovarnos para expresar nues-tra fe limpia, pura e intachable. Comenzaremos un año nuevo para estar “firmes en la fe”,

para comprometernos con nuestras parroquias, para seguir en Misión Continental. Hagamos de nuestra parro-quia una parroquia para todos, en donde deseemos fortalecer la fe de los practicantes; iniciar, reiniciar o acompañar la vida de los fieles. Propongamos la fe a los no creyentes con valentía ante estos tiempos nuevos, uniendo esfuerzos: párroco y fieles comprometidos con el testimonio, haciendo nuevas activi-dades pastorales, que respondan a los retos del mundo de hoy, buscan-do un modo de ser y actuar más evangelizador, con el mismo ardor, empeño e ilusión de los primeros discípulos y misioneros: los apósto-les. Hasta lograr que nuestra parro-quia rejuvenecida, se haga comuni-dad de comunidades. Y esto solo lo logramos si ponemos de nuestra parte, transformando nuestra vida para transformar la vida de la Iglesia.

Padre Juan Carlos Isaza Velásquez

La comunidad reconoce sus debiliades después de haber experi-mentado la misericordia de Dios. Es un momento de contrición, arrepentimiento y disposición para el cambio de vida. El sacerdote pide perdón de los pecados en los que muchas veces hemos caído. Despierta en los fieles el arrepentimiento y éste puede llegar a ser perfecto, pues esto depende de la disposición del penitente. No se trata de una absolución propiamente dicha, pues el acto penitencial en la Misa es una invitación a la humildad para acercarnos al sacra-mento de la confesión. El Acto Penitencial exige de nosotros una actitud de conversión, de humildad para reconocer nuestras debilidades y limitaciones ante la misericordia de Dios. La Misa es una gran fiesta y como toda fiesta, requiere preparación

y disposición de las personas que desean participar de ella. La preparación para una fiesta, casi siempre consiste en escoger la ropa adecuada y en el arreglo personal. Ninguno quiere presentarse mal. Igual sucede en la Fiesta de la celebración de la Muerte y Resurrección del Señor Jesús. Es la fiesta más importante de la comunidad cristiana, la llamamos “Misa”, esto es, la misión que recibimos de creer en la Muerte y Resurrección del Señor. Y, más todavía, dar testimonio de este gran acontecimiento: Hacer morir todo lo que impide la vida: el egoísmo que genera miseria, opresión, violencia, injusticia; toda maldad e irrespeto contra las personas. Promover la vida: la fraternidad, la unión, el interés recíproco, la justicia, la igualdad y oportunidad de derechos para todos. El Acto Penitencial es la preparación de la Comunidad para la Gran Fiesta del Sacrificio y de la Mesa del Señor. Quien participa de este gran gesto de fraternidad y de compromiso con Jesús y con los hermanos debe estar preparado. Toda persona tiene debilidades que disminuyen su capacidad de amar; en el Acto Penitencial, pedimos perdón a Dios y a los herma-nos y renovamos nuestra disposición para amarnos y respetarnos. Así nos preparamos para participar en la Gran Fiesta.

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¿Sabes qué área comprende la Arquidiócesis de Medellín, sabes cuántos sacerdotes y parroquias hay en nuestra Arquidiócesis?Mira: la superficie que comprende nuestra Arquidiócesis son 7 munici-pios del área metropolitana que son de sur a norte: La Estrella, Sabane-ta, Itagüí, Envigado, Medellín, Bello y Copacabana. Tenemos en todo este territorio, más de 720 sacerdotes, y 335 parroquias y más de 40 instituciones educativas, esto es indudablemen-te algo maravilloso, es todo un ejército de hombres trabajando en el nombre de Jesús por los hombres. Y te podrás preguntar ¿Cuál es la importancia o la función de este equipo tan grande de sacerdotes y de parroquias? La respuesta es simple pero poderosa; este ejército de sacerdotes y estas células mara-villosas llamadas parroquias tienen una gran función: anunciar la Buena Nueva de Jesús en toda esta iglesia particular y, más aún, por fuera de estas maravillosas montañas paisas (cfr. Marcos 16,15). En la Arquidiócesis de Medellín los sacerdotes trabajan por la comunidad, por todos los hombres y mujeres, desde los más pequeños hasta los más grandes, desde la gente más humilde hasta aquellos que tienen más recursos, trabajamos con hombres y mujeres, de todas las edades y condiciones sociales, anunciamos el Evangelio a todos y a través de todo, buscando una meta, la salvación de los hermanos, la felicidad, la libertad, la plenitud en toda su profundidad. Promovemos el desarrollo integral de todos, protegemos, valoramos y cuidamos el don de la vida, desde su natural concepción hasta su natural fin, amamos en el nombre de Jesús; ofrecemos los sacramentos a los fieles, se les inicia en la fe, se les asiste con la Eucaristía, y se les acompaña en todas las etapas de su peregrinar con la gracia sacramental; todo esto ayudados de esas células admirables que conocemos como comunidades parro-

quiales. Estamos en cada barrio y en cada sector, creando y animando para que la comunidad sea una verdadera familia. Nos reunimos semanalmente el día Domingo, el día del Señor, en cada templo, unidos como hermanos, hijos del mismo Padre en la escucha de la Palabra, en la fracción del pan y en la oración en común (cfr. Hechos2,1-4) Hay saludos, sonri-sas, diálogo, conocimiento de todos, compartir, interés de unos por otros y ánimos para seguir viviendo y trabajando; creamos lazos de amis-tad, unidad, en si formamos Iglesia - comunidad, también durante la semana y sobre todo en los días sábados tenemos encuentros de pequeñas comunidades que fortale-cen la parroquia y a los fieles; tene-mos estudio de la Palabra en los grupos bíblicos, hacemos oración en pequeñas comunidades o jorna-das especiales de espiritualidad, trabajamos por los pobres y los más necesitados, acompañamos enfer-mos con visitas domiciliarias, les

llevamos la Sagrada Eucaristía y les reconfortamos con los sacramentos. Tenemos trabajos maravillosos con niños y jóvenes, tenemos infancia misionera, semilleros de paz, acóli-tos, catequistas, grupos juveniles, ministerios musicales, ministerios juveniles, grupos de apoyo logístico, líderes, grupos de liturgia, escuelas de doctrina, consejos pastorales, tercera edad, grupos sociales y de solidari-dad, bandas marciales, grupos artísti-cos, más aún, tenemos infinidad de experiencias comunitarias enriqueci-das por los carismas que el Espíritu da a cada parroquia en particular. En fin, los sacerdotes somos apóstoles, pastores de la comuni-dad, somos sus hermanos, vivimos con ellos. La casa cural, aunque es una casa más en medio del barrio es “La casa del Padre”, punto de encuentro, punto de referencia, lugar de acogida; experimentamos sus alegrías y sus penas, padece-mos la violencia y sus sufrimientos, gozamos con los triunfos y a su vez trabajamos unidos por el progreso

“Sal de la tierra, luz del mundo…levadura en la masa”(cfr. Mateo 5,13; 13,33)

Equipo depastoral sacerdotal

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llevamos la Sagrada Eucaristía y les reconfortamos con los sacramentos. Tenemos trabajos maravillosos con niños y jóvenes, tenemos infancia misionera, semilleros de paz, acóli-tos, catequistas, grupos juveniles, ministerios musicales, ministerios juveniles, grupos de apoyo logístico, líderes, grupos de liturgia, escuelas de doctrina, consejos pastorales, tercera edad, grupos sociales y de solidari-dad, bandas marciales, grupos artísti-cos, más aún, tenemos infinidad de experiencias comunitarias enriqueci-das por los carismas que el Espíritu da a cada parroquia en particular. En fin, los sacerdotes somos apóstoles, pastores de la comuni-dad, somos sus hermanos, vivimos con ellos. La casa cural, aunque es una casa más en medio del barrio es “La casa del Padre”, punto de encuentro, punto de referencia, lugar de acogida; experimentamos sus alegrías y sus penas, padece-mos la violencia y sus sufrimientos, gozamos con los triunfos y a su vez trabajamos unidos por el progreso

social y comunitario, vivimos con sus mismas realidades y esperanzas.Otro frente fuerte de presencia de los sacerdotes es en la educación, tenemos una gran cantidad de colegios, más de 40, y una gran cantidad de presbíteros capellanes y acompañantes en los centros educati-vos; y varias universidades para la promoción de las personas, evangeli-zamos a través de la educación y el acompañamiento, tenemos un gran propósito: educar en los valores cristianos y la promoción humana. Hay sacerdotes en capella-nías de hospitales, dando esperanza y aliento a enfermos y familiares, tenemos gran cantidad de ministros sirviendo como capellanes en diferentes empresas e instituciones privadas y oficiales, sembrando con la ayuda de la gracia la Buena Nueva de Dios, apoyando la búsqueda de la felicidad y la realiza-ción de las personas. Estamos presentes en las capillas de los cementerios anunciando la resurrec-ción de Cristo, única y gran verdad que da consuelo y paz. En Medellín tenemos la gracia de ser una Iglesia misionera, muchos de nuestros presbíteros en nombre de esta iglesia particular escalan estas montañas paisas y traspasan las fronteras nacionales e internacionales para, como iglesia hermana, ir a otros pueblos a anun-ciar a Jesucristo, compartir y fortale-cer la fe de otros miembros de esta: la gran y hermosa Iglesia Católica.

Trabajamos fuertemente por la familia, la promoción humana y su dignidad. Cuando recorremos nuestra Arquidiócesis nos encontramos con un clero maravilloso, hombres ricos en carismas y gracias, hombres de fe, y probada virtud, hombres llenos de Dios, luchando por ser fieles al Señor en pobreza, castidad y obediencia, amantes de la Iglesia, hombres con celo pastoral, con dotes carismáticos para la predica-ción, la catequesis, la consejería, el acompañamiento, mediadores en procesos de reconciliación y paz, verdaderos arquitectos de la gracia y de la comunidad; hombres sencillos y obreros, que luchan como lucha la gente, levantan templos, promueven obras sociales y de caridad. Tene-mos unos verdaderos instrumentos de los que se vale la Divina Provi-dencia para que se manifieste la generosidad para con los más nece-sitados. Y qué decir de tantos verda-deros administradores de la empre-sa de la fe: ordenados, pulcros, hones-tos, cuidadosos de los bienes de la comunidad, sencillos y dedicados. En Medellín tenemos gran cantidad de sacerdotes que se han preparado aquí en nuestro Semina-rio y en otras ciudades del mundo para así ser hombres que damos con certeza y claridad las verdades de la fe. Tenemos sacerdotes dota-dos con gracias particulares y brillantes en la vida académica, por

supuesto, gran cantidad de biblistas, teólogos, filósofos, comunicadores, artistas en las áreas de la pintura, la escultura, la música, intelectuales en varias ramas del saber, tales como: médicos, arquitectos, economistas, sicólogos, pedagogos, abogados, zootecnistas, antropólogos, sociólo-gos, licenciados en educación, escri-tores, entre otros; y todo esto para el servicio de Dios en la Iglesia. En fin, los sacerdotes en esta tierra somos sal y luz de las comunidades, animamos en la espe-ranza, orientamos a los hermanos en la verdad y la virtud, tratamos de poner la levadura del Reino en medio de los corazones, para que germine la vida de la gracia y de la fe, para que se dé el crecimiento de las personas. Estamos convencidos que la levadura de Dios crea la unidad, trae la conversión, el amor de unos para con otros, el respeto de todos, la solidaridad, la verdad, la rectitud, el progreso, la paz y la dicha tan anheladas. Somos hombres entre los hombres, frágiles y débiles, pecado-res, pero con algo bien claro en el corazón, hombres llamados y consa-grados, que amamos a Dios y a las comunidades, sintiéndolos hijos de Dios y hermanos nuestros. Por esto y muchísimo más, que no está escrito en estas líneas, y en la historia, tenemos que orar, querer, acompañar y asistir a nues-tros sacerdotes.

Alabado sea el sacerdocio de Cristo.

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La Fundación Barrios de Jesús se creó como entidad canónica el 2 de noviembre de 1959, con el objetivo de ofrecer a la comunidad de meno-res recursos económicos soluciones de vivienda digna, mediante progra-mas desarrollados por la Fundación, concertados con otras entidades o empresas constructoras, bajo las modalidades de vivienda nueva, mejoramiento de vivienda, rehabili-tación o mitigación de riesgos de viviendas existentes.

Barrios de Jesús busca proporcionar a los habitantes del área Metropoli-tana de menores recursos económi-cos, una mejor calidad de vida, promoviendo a su vez su crecimien-to a nivel personal, familiar y social. También trabaja beneficiando a las entidades Arquidiocesanas en cuanto a asesorías en diseño, trámi-tes y construcción de proyectos.

Durante sus cincuenta y dos años de vida la Fundación ha beneficiado a más de cuatro mil doscientas fami-lias, todas ellas de escasos recursos económicos, que pudieron remediar su problema de vivienda a través de una solución digna brindada por la Fundación.

La entidad ha construido proyectos de urbanizaciones (vivienda nueva) en Robledo, Manrique, Buenos Aires, Belén, Barbosa, Hatillo, entre otros. Ha ejecutado programas por autoconstrucción y ayuda mutua, especialmente en la comuna noro-riental en los barrios Popular 1 y 2, Granizal, San Pablo y Marco Fidel Suárez.

La Fundación ha hecho presencia en tragedias como las de Villa Tina, Ola Invernal, Ola de violencia (Comuna Trece), El Salado. (Bello) y reubicación de vivienda en zonas de alto riesgo. En convenio con las Cajas de Compensación ejecutó subsidios de vivienda y mejoramien-to en lotes propiedad de los afilia-dos. En los últimos dos años, con recursos provenientes de donacio-nes, se viene trabajando en el

proyecto de Mejoramiento de vivien-da en barrios de la comuna trece, Las Independencias, Populares, Trece de Noviembre, barrio París, Caicedo, Santo Domingo, Carambo-las, entre otros; y algunas solucio-nes dispersas en diferentes barrios de la ciudad en la modalidad de vivienda usada.

A nivel del trabajo con parroquias y entidades Arquidiocesanas se han construido los templos San Bernabé, María Madre de Cristo Salvador, La Fe, El Emmanuel, San Pedro Após-tol, entre otras reformas de casas curales. Se han realizado obras de construcción en colegios Arquidio-cesanos, en el Seminario Mayor, oficinas de la Arquidiócesis, Hoga-res San José, Hogar Valdemoro Solidario de las Hermanas Misione-ras Cruzadas de la Iglesia, cemente-rio Campo de Paz , Exequiales El Tabor La Candelaria, Escuelas Populares Eucarísticas, entre otras.

Pa’que pensar que con esa manga ancha que se tiene hoy en día en el manejo de la propia vida y la de ciertos medios de comunicación, se va a tener variación alguna; así no mas; en el manejo de la decencia, de lo inocuo, del desparpajo con el cual algunas personas van contando ante cámaras o micrófonos todos los albures de una vida que se mueve en algunos de los desórdenes de este mundo y de unos locutores que le sacan pelos a una calavera con sus “tiritos” y preguntas capciosas que dan para llenar el programa. Claro está que no les gustaría que otro se metiera con su mamá, su esposa o compañera, con sus hijas y demás personas allegadas interrogándoles con esa vulgaridad. Por ello se me ocurre pensar que SOLO una gran cruzada de nuestros Sacerdotes y Comunidades Religiosas; todos a una cual fuente ovejuna; enfocando el tema en todos

La Fundación ha permitido que muchísimas familias alcancen el sueño de tener un techo digno y les ha brindado la oportunidad de participar en procesos educativos que les han permitido crecer como personas y por ende como comunidad, mejorando con ellos sus condiciones de vida.

Grupos familiares de estratos bajos de la población que no tienen acceso a créditos de vivienda u otro tipo de ayuda para mejorar sus condiciones de habitabilidad.Familias con ingresos mínimos que aunque puedan dispo-ner de un ahorro, no tienen capacidad de endeudamiento con una entidad financiera que les permita hacerse a una vivienda.Parroquias que requieren asesoría en el campo de la construcción.Entidades arquidiocesanas o de origen religioso.

Antes Después

los sentidos y haciendo ver que esos temas de complique no hay por qué contárselos a medio mundo y menos a unos carajos que no solucionan nada, sino que se gozan a quienes están de “pendejos pacientes”. Por ello traigo a colación lo escrito en mis Mini Ocurrencias, que se envían virtualmente cada semana, para entender en que estamos:

ME MORÍ, ha sido el decir de las abue-las ante una barbaridad, vista, oída o leída. Y a la vez con ambas manos cogían las mechas de su cabellera, voliándola de lado a lado. Hoy las damas dicen estar estupefactas o de una sola pieza, y los hombres quedar fríos o gringos. Esto me pasó hoy al ver el programa de RCN (que reconozco y recomiendo) Dr SOS, tratando de ser muy fiel a lo dicho.

Pregunta el doctor Mejía: doctora usted que opina de la fidelidadLa fidelidad no existe, creo que lo más importante es la lealtad. Y; entendí; eso es lo más válido en la pareja. Por ejemplo yo NO SOY FIEL, pero sí LEAL con el parejo que tengo (soy casada y tengo dos hijos, algo así). Si mañana encuentro un HOMBRE QUE ME GUSTE para LLEVARLO A LA CAMA, lo hago sin que por ello deje de amar a mi parejo. Y él igualmente si encuentra una MUJER que le guste para LLEVARLA A LA CAMA, lo hace igualmente. Eran como las 3 de la tarde (horario vivo). Y empecé a preguntarme: "civilizados"?. "Salidos de quisio"?, yo soy un mojigato?, se vagabundió este mundo?, es posible que se predique este desafuero en este horario y ante esa millonada de televidentes de todas las edades? No sé, pero ahí si quedé grogui.

Miriam Gutiérrez Ramírez

Beneficiarios

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En alguna ocasión se encontraba en una Eucaristía un Diácono. Al concluir la celebración se le acerco una niña y le pregunto: - ¿Usted es sacerdote? Respondió el Diácono: – No, no lo soy. La niña volvió a preguntarle: ¿Entonces usted es seminarista? – No, no soy seminarista. La niña, inquieta porque las respuestas no satisfacían su inquietud, insistió en preguntarle: ¿Entonces qué es usted? La respuesta fue amable y cariñosa. – Yo soy Diácono. La reacción de la niña fue obvia: -¿Y eso qué es?

En ese momento el Diácono se tomó su tiempo para explicarle, a la inquieta niña, cuál era el significado de su ministerio:

Mi apostolado en la Iglesia es servir. Servir a la manera que sirvió Cristo, que paso por este mundo haciendo el bien. Él nos enseñó que entregan-do la vida por los demás, preocupán-donos por sus necesidades, nuestra propia vida adquiere sentido. En el ejercicio de mi ministerio entrego mi vida por aquellos que sufren necesi-dades: los pobres, los enfermos, los presos. A ellos los tengo que amar como nos amó Jesús.

Me distingo en las celebraciones litúrgicas porque, a diferencia de los sacerdotes, llevo la estola cruzada por el pecho. La estola atraviesa el

corazón, ello me recuerda que debo servir con amor, con entrega y gene-rosidad, como lo hizo Cristo. Acompa-ño en las Eucaristías a los obispos y sacerdotes; proclamo el Evangelio, y en ocasiones, realizo la homilía.

También puedo bautizar cuando el sacerdote me lo delega, así como asistir el matrimonio y presenciar las exequias, siempre con permiso del sacerdote.

Hay diáconos transitorios, es decir, viven su ministerio hasta el momen-to que son ordenados sacerdotes. También hay diáconos permanen-tes, estos son hombres casados que después de un periodo de forma-ción, y luego de ser considerados idóneos, la Iglesia les confía este ministerio.

En definitiva, el diácono es un servi-dor. Aquel que está dispuesto a dar su vida por los otros, negarse a sí mismo para comenzar a darle en su vida importancia a los demás.

Diego LeónGonzález Giraldo

Monseñor Ricardo Tobón Restrepo, Arzobispo de Medellín,ordenará 14 diáconos el próximo 28 de abril en la catedral Basílica Metropolitana a las 10:00 a.m.

Damos gracias a Dios por este ministerio.

Jorge A. Guapucal TulcánSeminario Redemptoris Mater

Ebilder D. Igurán PintoSeminario Redemptoris Mater

José Efraín Caidedo NeiraSeminario Redemptoris Mater

Alexis KouadioSeminario Redemptoris Mater

Jean B. Badou KuoabenanSeminario Redemptoris Mater

Diego León González GiraldoSeminario Conciliar Medellín

Jesús B. Arboleda CarmonaSeminario Juan Pablo II

Luis Carlos Rueda ArangoSeminario Conciliar Medellín

Nelson Darío Gil MazoSeminario Conciliar Medellín

Juan R. González LoperaSeminario Conciliar Medellín

Diego A. Gutiérrez VásquezSeminario Conciliar Medellín

James Orley Gómez CardonaSeminario Conciliar Medellín

Diego Alejandro Díaz UribeSeminario Conciliar Medellín

Benjamin López MapalloSeminario Misionero de María Inmaculada

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“Aquel que considera su vida como carente de algún significado no sólo es infeliz, sino, además, incapaz de vivir”

(A. Einstein)

Hijo de David Kapkin, de origen judío, y Laura Ruíz, antioqueña, nació en La América, barrio de Medellín, el 15 de mayo de 1940. Sus dos hermanos son Elkin Jaime y Álvaro; sus sobrinos: David Jaime, Ariel y Juan Pablo. El papá no practicó ni el judaísmo ni el cristianismo, pero era una persona recta y honesta; la mamá le enseñó la vida cristiana y lo llevó a la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores de la América para la celebración de los sacramentos de la iniciación cristiana.Hizo la primaria y el bachillerato en el Colegio de la UPB, donde influyeron en su formación y en su vocación el ejemplo de monseñor Eugenio Restrepo Uribe y de los padres Javier Piedrahita E., Rafael León M. y Jesús Bernal V. En 1958 ingresó al Semina-rio de Medellín donde cursó la filoso-fía; estudió idiomas: latín, griego y hebreo e inició la teología, que conclu-yó en el Seminario (Escuela de teolo-gía) de Bamberg (Alemania), donde se ordenó de presbítero el 21 de diciembre de 1963, de manos de monseñor José Schnneider. En Alemania aprendió alemán e inglés. Pasó a Roma y estudió al mismo tiempo en el Instituto Bíblico y en la Facultad de Teología de la Gregoria-na, donde sacó las notas más altas. Se licenció en Sagrada Escritura y en Teología Bíblica. Allí aprendió el italia-no y el francés.

Al regresar fue profesor de teología y Escritura en el Seminario Mayor, en la Facultad de Teología de la UPB, en el Programa de estudios bíblicos de la

Universidad de Antioquia, en la Fundación Universitaria Luis Amigó, por más de 25 años. Estuvo en el SPEC en el Departamento de Doctri-na por tres años, estando en Bogotá corrió la fama de excelente predicador de retiros espirituales al clero. Fue Rector del Seminario Conciliar de Medellín. Fue Párroco de Nuestra Seora del Rosario en Bello, de El Divino Maestro y de Nuestra Señora de Fátima. Renunció y pasó ser Cape-llán de las Hermanas de La Presenta-ción, junto a la Clínica del Rosario en San Miguel. Colaboró en la formación de pequeñas comunidades cristianas como las de Yeshwa. En los tiempos de su rectoría en el Seminario muchos pensaron que podía llegar a ser Obispo.

En todas partes escuchamos que era un sacerdote de coeficiente intelectual superior, intelectual y, al mismo tiempo, práctico. Pastor aterrizado. Tenía una gran facilidad para los idiomas, para escribir y para hablar. Fue un profesor agradable en su exposición, profundo y no necesitaba escritos para hablar varias horas sobre temas bíblicos, que dominaba. Sacerdote íntegro y excelente conse-jero. Muy cercano con su familia y, sus sobrinos, lo consideran el mejor papá, educador y amigo. Apasionado y directo en sus exhortaciones, en él no cabía las medias tintas.

Escribió varios libros: Marcos: Historia Humana del Hijo de Dios. Comenta-rios de los Evangelios de Mateo y

Lucas. 1 y 2 Tesalonicenses: Ya viene El Señor. 1 y 2 Corintios: Una Iglesia Inquieta. También le publicaron nume-rosos artículos en revistas especiali-zadas nacionales e internacionales. Aprovechó los medios de comunica-ción para sus mensajes, conferencias y predicaciones, sabias, profundas, impactantes y agradables. Hizo de la Palabra de Dios el centro de su vida y puso toda su persona al servicio de La Palabra; los dones con que el Señor lo dotó le ayudaron a comprenderla, a vivirla entre sus fieles, a los cuales abrió desde La Palabra el camino para el encuentro con el Señor.

Descansó en el Señor, cuyo Evange-lio estudió y enseñó con gusto y entusiasmo, en su apartamento de Villas del Aburrá, en la noche del 16 al 17 de marzo de este año. Sus exequias se celebraron en el templo de la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, presididas por el Señor Arzo-bispo, monseñor Ricardo Tobón Restrepo, y concelebradas por los monseñores Hugo Alberto Torres Marín y Gilberto Jiménez Narváez, y más de 60 sacerdotes. El Señor Arzo-bispo de Medellín, sus Obispos Auxiliares, el presbiterio agradecemos

La vida humana:Es un acontecimiento que, salido de las manos de Dios y puesto en las manos del hombre tiene sentido y lo conserva siempre. Es un acontecimiento de alegría, pues es un proyecto que en mis manos siempre se está haciendo. Es un aconte-cimiento de esperanza pues en toda circunstancia, aún en las más doloro-sas, trágicas e injustas, jamás pierde su sentido.

Jamás el hombre es un ser a la deriva.Todo hombre tiene la capacidad de levantarse por encima de todo fenóme-no condicionante. Todo hombre tiene la capacidad de asumir actitudes de responsabilidad ante su propia vida, de elegir actitudes positivas que forjan su

a su familia la vida y el ministerio del padre David Kapkin Ruíz, centrados en el estudio, vivencia y enseñanza de La Palabra de Dios, y elevamos nuestras oraciones para que esté en la Casa del Padre.

destino y de tomar posición ante las situaciones más extremas. Todo hombre, en cierta forma, tiene la capacidad de adueñarse de su propio destino y afron-tar y decidir “cómo” lo hace.

Sólo cuando priman la voluntad de placer, de tener, de poder, de hacer, etc., invaden al hombre la apatía, el aburrimiento, la depresión vital, el sinsentido, la hartura, el vacío existen-cial, la frustración de vida; entonces, el hombre cobra miedo a encontrarse consigo y busca refugio en experiencias evasivas que profundizan su vacío y lo pueden llevar al aburrimiento fatal, a la voluntad de suicidio en diversas formas y expresiones. Toda vida es una continua tensión entre lo que se es y lo que se debe ser. Todo hombre está en capacidad de encontrar y asumir el sentido de su vida. Todo hombre busca el sentido de su vida. ¿Y TÚ, QUÉ?

Personajes

Ni el sueño, ni las limita-ciones, ni la enfermedad, ni la cárcel, ni el secuestro,

le quitan a la vida su sentido, su carácter de

“tarea”, “proyecto” o “quehacer personal

y exclusivo de cada hombre”.

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En pocas palabras y con sencillez podemos conocer hoy la historia de una vida que, en su encuentro perso-nal con Jesucristo, ha ido entendiendo lo que es ser discípulo misionero en una iglesia que busca el protagonismo de los laicos para que sean presencia activa y efectiva de la fe en todas partes.

Gloria Patricia Arango Varela es una mujer con gran sentido de responsabi-lidad frente al trabajo; como profesio-nal en publicidad y administración tiene grandes capacidades para planear, organizar y dirigir proyectos en las diferentes disciplinas que nece-siten largo alcance y verdadero éxito.

En la actualidad se desempeña como docente universitaria y asesora

independiente de mercadeo en varias empresas.

Gloria es hija de Andrea y Óscar, ya fallecido, y la tercera de cinco herma-nos. Vive en el barrio Campo Valdés, en la parroquia de El Calvario, donde comenzó a experimentar la presencia de Jesucristo que la llamaba a ser par-te activa de la misión evangelizadora de la Iglesia.

Hoy podríamos decir, con total certe-za, que fue la Misión Continental el punto álgido para entender el verda-dero sentido de su vida, que era ponerse en las manos de Dios y traba-jar por el reino de la paz y de la justicia: el Reino de Jesucristo.

La presentamos como una persona activa y propositiva que hace parte del gran equipo de laicos de la Misión Continental, y como ella misma lo expresa:

“Hoy mi fundamento no está en posicionar marcas, productos y estra-tegias de empresas comerciales; hoy estoy llena de conversión, evangeliza-ción, caridad, humildad, discipulado, misión, y entiendo que todos esos talentos que fortalecí los debo poner a su servicios, porque Él es el mejor producto, la mejor estrategia, la mejor marca para la cual trabajo, buscando incansablemente los caminos que revitalicen su imagen para los otros. Él representa la mejor campaña para la cual he trabajado”.

Gloria es una estratega incansable, tiene en su mente y en su corazón la Misión Continental. Trabaja como la mayoría de los laicos voluntariamente, con la única pretensión de que muchos conozcan al Señor, de que otros vuelvan a la Iglesia y de animar la consolidación de proyectos que nos lleven a vivir la Nueva Evangelización en nuestras parroquias. No es raro, entonces, recibir a las doce o una de la mañana sus correos electrónicos con propuestas, proyectos e ideas para la Misión Continental.

En ella, como en tantos laicos, podría-mos identificar que “Un Cristiano no nace, un Cristiano se hace”. Muchos fieles católicos, al igual que Gloria, están comprometidos con la misión evangelizadora de la Iglesia: “la Misión Continental”, tarea que no es nada fácil, pero que en la medida en que acrecentamos nuestro ser y

quehacer como cristianos, vamos haciendo historia de salvación en un mundo relativista, engañoso y oscuro, que necesita cada vez más la presen-cia de laicos comprometidos, bautiza-dos, piedras vivas dando testimonio en medio de la adversidad, preparan-do caminos de fe y de justicia en los diferentes escenarios donde se desenvuelve nuestra vida.

Decía monseñor Ricardo Tobón, alguna vez, “Necesitamos sacerdotes y laicos que no le tengan miedo al mundo, al contrario, que le tengan ganas al mundo, para iluminar el mundo con la luz de Jesucristo”.

Que el ejemplo de Gloria sirva para que muchos laicos se comprometan con la acción evangelizadora de nues-tra Iglesia, porque este es el tiempo de que los laicos sean también protago-nistas de la Misión: “Laico es tu hora”.

Hoy mi funda-mento no está en posicionar marcas, pro-ductos y estra-tegias de em-presas comer-ciales; hoy estoy llena de conversión, evangelización, caridad, humil-dad, discipula-do, misión...

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El próximo 29 de abril, 4º domin-go de Pascua, llamado domingo del Buen Pastor, se celebrará en todo el mundo la 49ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, establecida por el papa Pablo VI, y que este año tiene por lema “Las vocaciones don de la caridad de Dios”. Con motivo de esta Jornada el papa Benedicto XVI envió un mensaje a todo el mundo católico, en el que insta a los obispos y sacerdotes a amar su vocación sacerdotal y religiosa. “Se trata de un amor sin reservas que nos precede, nos sostiene y nos llama durante el camino de la vida y tiene su raíz en la absoluta gratuidad de Dios”, nos recuerda el Santo Padre.

En la misa Crismal celebrada el 29 de marzo del presente año, el arzobispo, monseñor Ricardo Tobón Restrepo, invitó a todos los bautizados de nuestra arquidiócesis a “sentir la alegría de ser hijos de Dios, a redescu-brir la posibilidad de conducir toda la vida como discípulos de Cristo, a experimentar la gracia de pertenecer a nuestra Iglesia, a asumir con seriedad la tarea de ser misioneros y anuncia-dores del Evangelio”. Durante esta Eucaristía se han bendecido los santos óleos y se consagró el Santo Crisma que serán utilizados en todas las parroquias de

El Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la XXVII Jornada Mundial de la Juventud, que se celebró el pasado Domingo de Ramos, con el lema «¡Alegraos siempre en el Señor!» (Flp 4,4). Comentando el lema de esta Jornada, el Papa afirma que “la alegría es un elemento central de la experiencia cristiana”. “Vemos la fuerza atrayente que ella tiene: en un mundo marcado a menudo por la tristeza y la inquie-tud, la alegría es un testimonio importante de la belleza y fiabili-dad de la fe cristiana”. El mensaje del Papa se divide en varios apartados: nuestro corazón está hecho para la alegría, recalcando la fuerza que Dios ha impreso en nuestra existencia; Dios es la fuente de la verdadera alegría, de Dios proviene todo don perfecto; conservar en el corazón la alegría cristiana, como permanecer en el amor de Dios; la alegría del amor; la alegría de la conversión; la alegría en las pruebas; testigos de la alegría. En nuestra Arquidiócesis se celebrará la Jornada Arquidio-cesana de la Juventud el 20 de Octubre a cargo de la Pastoral Juvenil.

XLIX Jornada mundial de oración por las vocaciones

nuestra Iglesia Arquidiocesana para ungir a los que son bautizados, confir-mados e, incluso, aquellas personas que solicitan el sacramento de la unción de los enfermos. En su homilía, el arzobispo recalcó que el signo de unidad que tiene esta Eucaristía: “en esta fiesta eclesial, nos sentimos profundamente unidos todos los miembros de la comunidad Arquidiocesana, vincula-dos a sus parroquias e instituciones; hacemos memoria de todos nuestros hermanos en la fe, en las diversas circunstancias en que se encuentren; nos hacemos un solo corazón con

todos los presbíteros y diáconos y sentimos cercanos especialmente a aquellos que por la ancianidad, la enfermedad, el servicio en otros lugares o aun circunstancias doloro-sas no pueden estar con nosotros”.

El Papa nos recuerda que “En efecto, toda vocación específica nace de la iniciativa de Dios; es don de la caridad de Dios. Él es quien da el “primer paso” y no como consecuencia de una bondad particular que encuentra en nosotros, sino en virtud de la presencia de su mismo amor «derramado en nuestros corazones por el Espíritu» (Rm 5,5)” El Santo Padre hace un llama-do a promover las vocaciones: “El amor de Dios permanece para siempre, es fiel a sí mismo, a la «palabra dada por mil generaciones» (Sal 105,8). Es preci-so por tanto volver a anunciar, especial-mente a las nuevas generaciones, la belleza cautivadora de ese amor divino, que precede y acompaña: es el resorte

secreto, es la motivación que nunca falla, ni siquiera en las circunstancias más difíciles”, más adelante el Papa marca las tareas que debe emprender la pastoral vocacional: “Palabra, oración y Eucaristía son el tesoro precioso para comprender la belleza de una vida totalmente gastada por el Reino”. Al terminar el Santo Padre hace la siguiente motivación: “Es impor-tante que se creen en la Iglesia las condi-ciones favorables para que puedan aflorar tantos “sí”, en respuesta generosa a la llamada del amor de Dios”.

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Padre Luis Fernando Arroyave

LOS PROFETAS

Sigamos creciendo en el conocimiento de la Palabra de Dios y en la vida de Oración. La invitación es que continuemos haciendo de los Salmos la Oración de todos como Iglesia

Pueblo de Dios tal como lo vimos en el tema anterior.MOTIVACIÓN

Palabra de DiosJeremías 1, 4-10s

3Tareas y accionespara la vida

Continuaré creciendo en vida de Oración con la Palabra de Dios, especialmente con los Salmos.

Este mes elegiré un profeta de la Biblia y lo leeré. Buscaré en inter-net o consultaré con mi párroco o en la introducción que traen las Biblias datos sobre el profeta: en qué tiempo vivió, en cuál región, a quienes predicó. Reflexionaré sobre sus enseñanzas.

Durante este mes meditarás y orarás con Isaías 1, 17: “Aprendan a hacer el bien, busquen lo justo, den sus de-rechos al oprimido, hagan justicia al huérfano, defien-dan a la viuda”.

Los profetas de la Biblia fueron hombres impactados por experiencias vivas de Dios. A Isaías le preocupa la corrupción moral del pueblo, por eso invita a la purificación y conversión; Jeremías vivió su ministerio profético con grandes dificultades, predicó que Dios dirige la historia de todos los pueblos; Baruc exhorta a conseguir la sabiduría; Ezequiel mantiene en el pueblo la esperanza de una pronta liberación; Daniel es más un libro apocalíptico que profético porque trae una serie de “visiones”, la más importante es la del “hijo de hombre”, que simboliza al pueblo de Israel renovado, este título de “hijo de hombre” será utilizado por Jesucristo. Hay 12 profetas de llamamos “menores”: Amós profeta de la justicia social; Oseas que muestra el amor y fidelidad de Dios por su pueblo; Miqueas con un mensaje de esperanza; Sofonías denuncia el culto idolátrico y los pecados sociales: el abuso de los ricos contra los pobres; Nahúm profetiza el castigo de los opresores y la liberación que viene de Dios; Habacuc muestra que Dios santo y puro dirige la historia; Ageo anima al pueblo en la reconstrucción del templo; Zacarías también trata sobre la reconstrucción del templo y de la ciudad; Malaquías exige del pueblo una religión sincera y pura; Abdías resalta el poder y la justicia de Dios; Joel describe “el Día de Yahvé” como una efusión del espíritu profético sobre toda la comunidad; Jonás se asemeja más a un parábola en su estilo porque quiere dar una enseñanza didáctica: Dios espera una señal de arrepentimiento de cualquier persona, sea o no del pueblo judío, porque el perdón de Dios es universal.

2Explicación

Profeta significa “el llamado” o “el que anuncia”. El profeta es un mensajero que interpreta la Palabra de Dios. Esta es la lista de los profetas según el orden en el que apa-recen en la Biblia: Isaías, Jeremías, Baruc, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías. Los profetas de la Biblia tuvieron experiencias personales de encuentro con Dios y cumplieron misiones que se les encar-garon para llevar al pueblo por los caminos de la justicia y el amor.

Lectura de la

Lectio Divina

Pueden adquirirla en la oficina de Misión Continental , entre lunes, martes y miercoles santo.por $ 2.300

Pascua

Jn 20,1-9 …vio y creyó…

Lc 24,35-48…tóquenme…

Jn 20,1-9

…sin mi no pueden nada…

…fue llevado al cielo… Jn 16,15-20

Catequésis y Homilías

Semana Santa 2011

Ricardo Tobón Restrepo

Arzobispo de Medellín

Pueden adquirirla en Comunicaciones por $ 2.000

Programas Pastorales 2012

Iniciación Cristiana

Pastoral Juvenil

Comunidades Eclesiales

Vida Litúrgica

Pueden adquirirla en Comunicaciones por $ 1.300

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