pequeños imberbes

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7/21/2019 Pequeños imberbes http://slidepdf.com/reader/full/pequenos-imberbes 1/1 Pequeños imberbes  Aquel día no dejaste de mirarte ni un instante en el espejo, no entendías lo que estaba mal contigo, por qué no lucías como él, qué era lo que estaba saliendo mal, te comías todititas las verduras tal como te decía mamá, para crecer sana, fuerte, bonita y, sobre todo, completita, pero tú sabías que algo marchaba de forma irregular. Ya desde antes habías notado el padecimiento en tu hermano, pero estabas convencida de que a ti no te pasaría lo mismo, al fin y al cabo, él ya era mayor, tú aún tenías oportunidad de salir bien librada, todo se resolvería con el pasar del tiempo. so pensabas hasta ese día en que te diste cuenta de que, en efecto, el mal era congénito, y el factor de los días, meses y a!os, no resolvería algo que tenían arraigado en la sangre. l control y cura estaba en sus manos, y te decidiste a resolver el problema tal como papá lo hacía todas las ma!anas. "i te faltaba un buen mostacho la única ra#$n era que te necesitabas una buena navaja de afeitar, días antes habías escuchado a tu padre mientras les e%plicaba a ti y a tu hermano lo importante que era tener un bigote bien acicalado, que éste le daba gallardía y masculinidad, y que nada como una buena navaja para conseguirlo& he ahí la respuesta a tus preguntas, te brillaron los ojos y corriste donde tu hermano para contarle el remedio. 'l se convenci$ de que nada podía salir mal, que tenías ra#$n y que nada perdían con intentarlo, al fin y al cabo, parecía divertido y fácil. ntraron a hurtadillas al ba!o, abrieron el botiquín de aseo de papá, sacaron la espuma, la agitaron bien como un par de profesionales, la aplicaron cuidadosamente, sacaron la hermosa navaja con empu!adura de plata y empe#aron a retirar la espuma con el filo. "entiste un ardor terrible en las mejillas, pero siempre habías sido la clase de ni!a que no llora, la que aguanta, ya sabes tú que lo que vale la pena suele ser doloroso, terminaste y tu hermano seguía, rápidamente repitieron el procedimiento, pero él, que siempre ha sido una nena, llor$ con fuer#a, mamá corri$ al au%ilio, los descubri$ con la cara llena de cortaditas sangrantes, se asust$ y cubri$ sus rostros con a#úcar para frenar la hemorragia, eso sí dolía, pero aún así era genial sacar la lengua y lamer el los granitos dulces que llenaban tu cara. (o sabes cuándo, ni en qué momento te quedaste dormida, tuvieron que pasar muchas horas, qui#á a!os, para que encontraras la respuesta a tal enfermedad, y aún así, sigues anhelando tener el hermoso mostacho de tu padre.

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7/21/2019 Pequeños imberbes

http://slidepdf.com/reader/full/pequenos-imberbes 1/1

Pequeños imberbes

 Aquel día no dejaste de mirarte ni un instante en el espejo, no entendías lo queestaba mal contigo, por qué no lucías como él, qué era lo que estaba saliendo mal,te comías todititas las verduras tal como te decía mamá, para crecer sana, fuerte,

bonita y, sobre todo, completita, pero tú sabías que algo marchaba de formairregular.

Ya desde antes habías notado el padecimiento en tu hermano, pero estabasconvencida de que a ti no te pasaría lo mismo, al fin y al cabo, él ya era mayor, túaún tenías oportunidad de salir bien librada, todo se resolvería con el pasar deltiempo.

so pensabas hasta ese día en que te diste cuenta de que, en efecto, el mal eracongénito, y el factor de los días, meses y a!os, no resolvería algo que tenían

arraigado en la sangre. l control y cura estaba en sus manos, y te decidiste aresolver el problema tal como papá lo hacía todas las ma!anas.

"i te faltaba un buen mostacho la única ra#$n era que te necesitabas una buenanavaja de afeitar, días antes habías escuchado a tu padre mientras les e%plicaba ati y a tu hermano lo importante que era tener un bigote bien acicalado, que éste ledaba gallardía y masculinidad, y que nada como una buena navaja paraconseguirlo& he ahí la respuesta a tus preguntas, te brillaron los ojos y corristedonde tu hermano para contarle el remedio.

'l se convenci$ de que nada podía salir mal, que tenías ra#$n y que nada perdíancon intentarlo, al fin y al cabo, parecía divertido y fácil.

ntraron a hurtadillas al ba!o, abrieron el botiquín de aseo de papá, sacaron laespuma, la agitaron bien como un par de profesionales, la aplicaroncuidadosamente, sacaron la hermosa navaja con empu!adura de plata yempe#aron a retirar la espuma con el filo. "entiste un ardor terrible en las mejillas,pero siempre habías sido la clase de ni!a que no llora, la que aguanta, ya sabes túque lo que vale la pena suele ser doloroso, terminaste y tu hermano seguía,rápidamente repitieron el procedimiento, pero él, que siempre ha sido una nena,llor$ con fuer#a, mamá corri$ al au%ilio, los descubri$ con la cara llena decortaditas sangrantes, se asust$ y cubri$ sus rostros con a#úcar para frenar lahemorragia, eso sí dolía, pero aún así era genial sacar la lengua y lamer el losgranitos dulces que llenaban tu cara.

(o sabes cuándo, ni en qué momento te quedaste dormida, tuvieron que pasar muchas horas, qui#á a!os, para que encontraras la respuesta a tal enfermedad, yaún así, sigues anhelando tener el hermoso mostacho de tu padre.