pensamiento del signo en la estética · pdf fileexisten unidades y diferencias en torno...

22
DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ Pensamiento del signo en la Estética En la estética pauperista se despliega un verdadero pensamiento del signo. En ella una multitud de significantes (basuras, chabolas, barraquismo, miserias, desechos, etc ) adquieren significación a través de un pensamiento de signos y del signo. Del reciclado de la basura en la construcción de obras de arte, deriva en consecuencia una reflexión sobre los asentamientos externos a las ciudades, no sujetos a la pauta urbanizadora. Las imágenes son innumerables dentro de un vasto arco ideológico que recorre desde la retícula que ordena las chabolas en la cándida Milagro en Milán (Vittorio de Sica, 1951) al ominoso barraquismo vertical de Ciudad de Dios (Fernando Meirelles, 2002). La vivienda miserable se esconde tras los nombres de chabola, favela, shantytown, bidonville o gecekondus, que responden a una misma realidad de degradación social. Otras propuestas sugestivas son las que investigan las posibles soluciones habitacionales que satisfagan a todos los ciudadanos, incluido el segmento de los que no tienen recursos: enmarcados entre la “anarquitectura” y el situacionismo de los años sesenta son los trabajos de Angustias García e Isaías Griñolo, Mobiliario urbano para fronteras (2002), y más aún los del arquitecto Santiago Cirugeda y sus Recetas urbanas (1996- 2010), que aprovechan resquicios normativos para implantar edificaciones “parásitas” en las construcciones establecidas legalmente. Otra forma de acción es insertar violentamente en el sacro espacio institucional las chabolas que reconstruye en los museos Marjetica Potrc en House with Extended Territory (2003); también son significativos los fotomontajes de desechos arquitectónicos realizados por Dionisio González, quien propone una mezcla estilística de rascacielos y asentamientos miserables en Cadáveres exquisitos (2004). Se introducen signos, distintos ámbitos de significación en el arte. Pero analicemos estas diferencias( Moriente,D, art. Internet, pauperismo y márgenes). Existen unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. Para el análisis de ello el primero desarrolla la idea de Destruktion y de semiótica el pensador francés, o de regímenes de signos. Ambos coinciden en la preponderancia del signo, en su gran potencia destructora como índice de toda creación posible de significaciones. Después del breve análisis del concepto de fragmento y los supuestos metafísicos, hecho en páginas anteriores, que dirigen el valor que le damos a ellos, en las doctrinas del acto creativo y el goce estético, hay que reconocer en él una negatividad fundamental. La multiplicidad, la heterogeneidad, la indeterminación, la brecha de corte y vacío hacen de un fragmento el principio de negación, un principio, que se desarrolla a través de la negación de todo principio. “Este principio se puede rechazar, negar como es el caso de los pensamientos sistemáticos que tienden a igualar la totalidad del pensamiento a la totalidad del mundo. También podemos aceptar, el consentimiento y hasta la falta de un pensamiento crítico escéptico, y el pensamiento feliz que intenta ensayar, en el sentido de Montaigne, es decir que trata y examina, revisa, el movimiento general de la realidad, así como la imposibilidad de la comunicación, para ser su identidad, la ironía de un pensamiento discontinuo que sabe que no tiene base. "No os desviaréis de la mayoría sin un pequeño detalle que empieza a crecer y que os arrastra. Porque el héroe de Focus, el americano medio, necesita gafas que dan a su nariz un aire ligeramente semita, "a causa de las gafas", va a verse metido en esa extraña aventura del devenir-judío de un no-judío. Cualquier cosa puede servir, pero el asunto se revela político. Devenir-minoritario es un asunto político y recurre a todo un trabajo de potencia, a una micropolítica activa. Justo lo contrario de la macropolítica, e incluso de la Historia, donde más bien se trata de saber cómo se va a a

Upload: trinhcong

Post on 03-Mar-2018

216 views

Category:

Documents


2 download

TRANSCRIPT

Page 1: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

Pensamiento del signo en la Estética

En la estética pauperista se despliega un verdadero pensamiento del signo. En ellauna multitud de significantes (basuras, chabolas, barraquismo, miserias, desechos, etc )adquieren significación a través de un pensamiento de signos y del signo. Del recicladode la basura en la construcción de obras de arte, deriva en consecuencia una reflexiónsobre los asentamientos externos a las ciudades, no sujetos a la pauta urbanizadora. Lasimágenes son innumerables dentro de un vasto arco ideológico que recorre desde laretícula que ordena las chabolas en la cándida Milagro en Milán (Vittorio de Sica, 1951)al ominoso barraquismo vertical de Ciudad de Dios (Fernando Meirelles, 2002). Lavivienda miserable se esconde tras los nombres de chabola, favela, shantytown,bidonville o gecekondus, que responden a una misma realidad de degradación social.Otras propuestas sugestivas son las que investigan las posibles soluciones habitacionalesque satisfagan a todos los ciudadanos, incluido el segmento de los que no tienenrecursos: enmarcados entre la “anarquitectura” y el situacionismo de los años sesentason los trabajos de Angustias García e Isaías Griñolo, Mobiliario urbano para fronteras(2002), y más aún los del arquitecto Santiago Cirugeda y sus Recetas urbanas (1996-2010), que aprovechan resquicios normativos para implantar edificaciones “parásitas”en las construcciones establecidas legalmente. Otra forma de acción es insertarviolentamente en el sacro espacio institucional las chabolas que reconstruye en losmuseos Marjetica Potrc en House with Extended Territory (2003); también sonsignificativos los fotomontajes de desechos arquitectónicos realizados por DionisioGonzález, quien propone una mezcla estilística de rascacielos y asentamientosmiserables en Cadáveres exquisitos (2004). Se introducen signos, distintos ámbitos designificación en el arte. Pero analicemos estas diferencias( Moriente,D, art. Internet,pauperismo y márgenes).

Existen unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger yDeleuze. Para el análisis de ello el primero desarrolla la idea de Destruktion y desemiótica el pensador francés, o de regímenes de signos. Ambos coinciden en lapreponderancia del signo, en su gran potencia destructora como índice de toda creaciónposible de significaciones. Después del breve análisis del concepto de fragmento y lossupuestos metafísicos, hecho en páginas anteriores, que dirigen el valor que le damos aellos, en las doctrinas del acto creativo y el goce estético, hay que reconocer en él unanegatividad fundamental. La multiplicidad, la heterogeneidad, la indeterminación, labrecha de corte y vacío hacen de un fragmento el principio de negación, un principio,que se desarrolla a través de la negación de todo principio. “Este principio se puederechazar, negar como es el caso de los pensamientos sistemáticos que tienden a igualarla totalidad del pensamiento a la totalidad del mundo. También podemos aceptar, elconsentimiento y hasta la falta de un pensamiento crítico escéptico, y el pensamientofeliz que intenta ensayar, en el sentido de Montaigne, es decir que trata y examina,revisa, el movimiento general de la realidad, así como la imposibilidad de lacomunicación, para ser su identidad, la ironía de un pensamiento discontinuo que sabeque no tiene base. "No os desviaréis de la mayoría sin un pequeño detalle que empieza acrecer y que os arrastra. Porque el héroe de Focus, el americano medio, necesita gafasque dan a su nariz un aire ligeramente semita, "a causa de las gafas", va a verse metidoen esa extraña aventura del devenir-judío de un no-judío. Cualquier cosa puede servir,pero el asunto se revela político. Devenir-minoritario es un asunto político y recurre atodo un trabajo de potencia, a una micropolítica activa. Justo lo contrario de lamacropolítica, e incluso de la Historia, donde más bien se trata de saber cómo se va a a

Page 2: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

conquistar o a obtener una mayoría. Como decía Faulkner, para no ser fascista no habíaotra opción que devenir-negro". (Deleuze y Guattari. Mil mesetas. Capitalismo yesquizofrenia).

La invención de la escritura en una cultura marca un estado de evolución de la sociedady del desarrollo social, económico e intelectual de la misma. El proceso del diseño eimplantación de sistemas de escritura en las culturas del Próximo Oriente y Egipto se dacon una cercanía geográfica y cronológica que a menudo ha hecho pensar que sehallaban interrelacionados en una relación de dependencia en su desarrollo, haciendo alsistema de escritura egipcio subsidiario del desarrollado en Mesopotamia. Unaobservación algo más pormenorizada, sin embargo, permite vislumbrar diferenciasfundamentales en su génesis, en su estructura y en su funcionalidad, haciendo con estomuy poco probable esa dependencia original de la escritura egipcia respecto de lamesopotámica toda vez que sus especiales características formales las separan. Laescritura egipcia, en concreto la escritura jeroglífica, se convierte en una herramientaideológica fundamental para la cohesión teórica de la cultura egipcia, más comovehículo de la creación de la realidad circundante al ser humano que como reflejo de laactividad de éste. La tesis tradicional o más bien clásica de la metafísica nos dice queuna vez establecida la diferencia ontológica (que nos permite distinguir entre el ser y losentes) debemos postular la reciprocidad entre el ser y lo uno. Este axioma nos dice que apesar de la multiplicidad de todo lo que se presenta (los entes) lo que presenta lapresentación (el ser) es uno o como dice Gilles Deleuze en Diferencia y repetición “Unasola y misma voz para todo lo múltiple de mil caminos, un sólo y mismo Océano paratodas las gotas, un sólo clamor del Ser para todos los entes” (2002, p.446). Lo quepermite explicar el orden del cosmos. Idea que matizará Badiou: no obstante, plantearque el ser es lo uno, no es sólo negar que lo que no es uno, lo múltiple, no es, idea que,como diría Aristóteles, repugna al pensamiento, además significa reintroducir lo divinoen la especulación desacralizada de la filosofía y someter la ontología a la onto-teo-logía. Si bien nos interesa en este momento tomar más detenidamente a Deleuze y supensamiento del signo, el que no es muy diferente al de Heidegger. Desde lo pensadopor Heidegger se abre la posibilidad de un pensamiento francés post-estructuralista. Esun pensamiento desde el afuera mismo de las categorizaciones lógicas abstractas. Lacategoría de lo “real”, lo perteneciente al mundo de la realidad, viene definido por eluso de este tipo de escritura, lo que nos abre una ventana extremadamente ilustradorasobre la percepción del mundo y su configuración como objeto del conocimiento por eluso de las lenguas. Para entender a Deleuze es fundamental pensar lo que es lasemiótica; aunque se puede rastrear su pensamiento en torno al signo a través de variostextos suyos. Se pueden utilizar igualmente dos términos, Semiótica y Semiología, parareferirse a la ciencia que estudia los signos, pero aunque es válido, existen algunasdiferencias entre estas dos. Una semiótica es un régimen de signos que pone en marchaal lenguaje. Podríamos mencionar una especie de "pluralismo semiótico" y el nuevogobierno de los signos. El signo está compuesto de diversos regímenes o sistemas queestrictamente son los que hacen posible su existencia, es el lenguaje, como sistemas designos, el que se constituye por “operaciones lingüísticas” de características tales quecontradicen una pregunta sustantiva, la pregunta por su esencia. Al contrario, sufundamento es su agenciamiento, su esencia es su operatividad. Derrida se centra en ellenguaje. Sostiene que el modo metafísico o tradicional de lectura produce unsinnúmero de falsas suposiciones sobre la naturaleza de los textos. Un lector tradicionalcree que el lenguaje es capaz de expresar ideas sin cambiarlas, que en la jerarquía dellenguaje escribir es secundario a hablar, y que el autor de un texto es la fuente de su

Page 3: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

sentido. Su fundamento, si se quiere, es superficial, se ejecuta, es un efecto: el lenguaje,como legalidad de la palabra, no existe fuera de los regímenes que lo hacen posible.

Para Félix Guattari el capital es mucho más que una simple categoría económicarelacionada con la circulación de bienes y la acumulación. El capital, para Guatarri, esmás bien una categoría semiótica que concierne a todos los niveles de la producción y atodos los niveles de estratificación de los poderes. Según una definición de este autor,que se remonta a los años setenta el capital es un "operador semiótico".

Las componentes semióticas del capital funcionan siempre sobre un doble registro. Elprimer registro consiste en la "representación" y en la "significación", las cuales seorganizan mediante semióticas significantes (la lengua) con vistas a la producción del"sujeto", del "individuo", del "yo". El segundo es el registro maquínico organizado porsemióticas a-significantes (tales como la moneda, las máquinas analógicas o digitales deproducción de imágenes, sonidos e informaciones; las ecuaciones, las funciones, losdiagramas de la ciencia; la música; etc.) que "pueden poner en juego signos que tienenun efecto simbólico o significante, pero cuyo funcionamiento propiamente dicho no essimbólico ni significante". Este segundo registro no se dirige a la constitución delsujeto, sino a la captura y la activación de elementos presubjetivos y preindividuales(afectos, emociones, percepciones) para hacerlos funcionar como piezas de la máquinasemiótica del capital. En los mundos que transitamos, en las situaciones que habitamos,en medio del entramado de cuerpos y lenguajes que componen nuestra existencia,emerge una excepción, un acontecimiento. Su aparición coincide con su desaparición.Pero queda una huella. Una huella mundana, que abre la posibilidad de decidir sobre lasconsecuencias situacionales del acontecimiento. Badiou llamará “sujeto” a laorientación general de estas consecuencias sobre un cuerpo (es decir, sobre unaconfiguración mundana apta para funcionar como soporte del formalismo subjetivo). Talvez, lo que está en juego es la producción de un nuevo presente. Cierta figura subjetivapropondrá ser consecuente con el acontecimiento y su huella. Se trata del sujeto fiel.Hablamos aquí de identidades sociales precarias y que duran poco tiempo. Otramodalidad subjetiva intentará negar ese presente, negar la potencia inmanente de suposibilidad, las que entendemos como identidades estables. Es el sujeto que reaccionafrente a lo precario, un sujeto reactivo. Finalmente existirá otra posibilidad subjetiva,consistente en la ocultación del presente detrás de una corporalidad (etnia, raza, nación,comunidad) presentada como plena. Será el caso del sujeto oscuro sólo sostenido en laescisión de sí mismo, de su identidad individual. Proceso que viene demarcado por lasfunciones de sujeción social y de alienación subjetiva de las semióticas significantes

El sistema capitalista produce y distribuye, a través de la representación y lasignificación, roles y funciones; nos equipa con una subjetividad y nos asigna unaindividuación (identidad, sexo, profesión, nacionalidad, etc.), de manera que todo elmundo está apresado en una trampa semiótica significante y representativa. Estaoperación de "sujeción social" [assujettissement social] preestablece identidades y roles

Para Deleuze y Guattari, los signos funcionan, nosotros los hacemos funcionar, cadauno opera desde distintas semióticas. Éstas no dependen meramente de un usolingüístico, al contrario impregnan, la educación, la salud, la cultura, la sociedad engeneral, y su velocidad dependerá de cada semiótica o de la pragmática en que nosinstalemos.

Page 4: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

El lenguaje como sistema de signos está formado por distintos regímenes que los agrupao reúne por afinidad (facultad selectiva de la semiótica); un régimen de signos es unconjunto o un colectivo. El lenguaje es un sistema de signo. El lenguaje articulado, portanto, será un sistema de signos articulados. La definición de signo es una realidad físicaque quiere decir algo, que significa algo. Algo físico que podemos percibir por medio delos sentidos, algo que puede ser visible, audible. Todas las realidades físicas representanotras cosas distintas a ellas. El signo implica una asociación entre la realidad física,expresión o significante, y lo que quiere decir, contenido o significado. En el signo, launión entre significante y significado se debe al acuerdo de la colectividad, es decir, quees convencional. En su interior se ve cada operación como la interacción de signos: unsigno requiere de otros signos, pues el signo sólo actúa en manada o a partir de unapertenencia tal que da forma a una semiótica que los articula inclusive más allá de lamera función lingüística: un régimen de signos deja ver a su través la cualidad de sudiligencia o agenciado. La cultura occidental ha tendido a asumir que el habla es una víaclara y directa para comunicar. Todo signo es un “acontecimiento político” o, de otramanera, toda forma lingüística remite a la función política de los enunciados colectivos.Heidegger y Derrida, coinciden en la preponderancia del signo, en su potenciadestructora, la cualidad de su agenciamiento; todo signo es un “acontecimiento político”con lo que el límite del lenguaje no es, como se creería, lingüístico, pues está desdesiempre excedido por el signo o más bien por la semiótica que mueve los signos comopiezas de ajedrez (facultad política de la semiótica). Es una multiplicidad que comportamuchos géneros heterogéneos y que establece uniones, relaciones entre ellos, a través deedades, de sexos y de reinos de diferentes naturalezas. Lo importante no son lasfiliaciones sino las alianzas y las aleaciones; ni tampoco las herencias o lasdescendencias sino los contagios, las epidemias, el viento. Un animal se define menospor el género y la especie, por sus órganos y sus funciones que por los agenciamientosde que forma parte. Por ejemplo un agenciamiento del tipo hombre-animal-objetomanufacturado; hombre-caballo-estribo. Lo primero que hay en un agenciamiento esalgo así como dos caras o dos cabezas. Estados de cosas, estados de cuerpos; perotambién enunciados, regímenes de enunciados. Los enunciados no son ideología. Sonpiezas de agenciamiento; en un agenciamiento no hay ni infraestructura nisuperestructura. Los enunciados son como dos formalizaciones no paralelas, de talforma que nunca se hace lo que se dice, y nunca se dice lo que se hace, sin que por ellose mienta; no se engaña a nadie ni tampoco se engaña a si mismo. Lo único que unohace es agenciar signos y cuerpos como piezas heterogéneas de una misma máquina. Enla producción de enunciados no hay sujetos, siempre hay agentes colectivos. Son comolas variables de una función que no cesan de entrecruzar sus valores o sus segmentos.

Foucault está próximo a las posturas de Deleuze y de Guattari, que rechazan laalternativa y la oposición entre lo uno y lo múltiple, entre identidad y contradicción dela dialéctica clásica y las sustituyen por la alternancia de “diferencia” y “repetición” yuna concepción diseminativa, “rizomática”, de la racionalidad. En la que existeninnumerables conexiones entre regiones del saber no unificables, innumerables razonesque no pueden conducirse a la identidad. El régimen de signos constituye una semiótica,y si llamamos semiología a la semiótica significante, la semiología sólo es un régimende signos entre otros y no precisamente el más importante.

Esta idea de la facultad política de la semiótica, tendrá múltiples consecuencias, una deellas -acaso no la más importante-, que el régimen de signos depende de suapoderamiento, de su puesta en marcha, vale decir, de su contingencia. La relación

Page 5: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

dinámica entre enunciación y percepción atribuible a un intérprete: necesariamente serequiere poder enunciar, con las semiosis de las que se dispone, una determinadaatribución de significación a un estímulo sensorial concreto, para que se haga posible supercepción como existente, identificándolo en el entorno e incorporándolo al mundo, ypara que se haga posible registrar lo percibido como conocimiento, incorporándolo a lamemoria asociativa (Kosslyn, S., 1996, p.256). No existe, desde esta perspectiva, unlenguaje universal sino modos (o máquinas) lingüísticos en uso (particularidad de lasemiótica). Máquinas en obra, para circular de acuerdo al tipo de régimen (político) delque son tributarias y por el que ocupan o un lugar específico en la economía dellenguaje y en el territorio que se agencian: el lenguaje tiñe un territorio con el color desu semiótica.

Deleuze y Guattari hacen una diferenciación de estos regímenes, presignificante,significante, contra-significante y post-significante. Las acciones que llevamos parainteractuar con el mundo exterior que podemos percibir, están basadas en un procesomental que ocurre en el plano imaginario de nuestras mentes, en el ocurre la semiosis.Todos aquellos signos que forman parte de nuestro propio pensamiento e identidad,funcionan en conjunto para crear una maquinaria de acciones. Gilles Deleuze manifiestasu interés por Marx que gira en torno a la crítica que este último hace al capitalismo,como un sistema que no conoce límites. Esta es una afirmación interesante puesto quetodo sistema es por definición cerrado, un sistema es un conjunto de cosas y susinteracciones orgánicas, pero la lógica del capitalismo como sistema no reconoce suslímites y reproduce sus límites siempre más allá, con Deleuze podríamos decirreterritorializa, es decir sobrepasa sus límites (su territorio) no para reconocerse en lafinitud, sino para afirmarse y afincarse en un territorio más amplio. Según Deleuze todolo existente se organiza según territorios que delimitan y articulan las cosas, susrelaciones, sus flujos. El territorio no es un concepto relativo al lugar que se habitafácticamente (aunque también puede serlo), sino el lugar donde se radica. El territoriopuede ser desterritorializado, es decir abandonarse, abrirse, en lo que Deleuze llamalíneas de fuga y salir de su curso, posiblemente a Wittgenstein le hubiese gustado más lapalabra “explotar” como la usa en su Conferencia de Ética. El proceso de reterritorialización consiste en la recomposición de un territorio que fuese abandonadoen el proceso de desterritorialización. El capitalismo es por ello un ejemplo de sistemadonde encontramos una permanente reterritorialización: las clases dominantes estánconstantemente intentando “recapturar” los procesos de desterritorialización en el ordende la producción y de las relaciones sociales.

De la semiótica presignificante podemos decir que la sobrecodificación que señala elprivilegio del lenguaje se ejerce de una manera difusa: la enunciación es colectiva, losenunciados polívocos, las sustancias de expresión múltiples; la desterritorializaciónrelativa está determinada por la confrontación de las territorialidades y de los linajessegmentarios que conjuran el aparato de Estado. Deleuze y Guattari hacen unadiferenciación de estos regímenes, presignificante, significante, contra significante ypostsignificante. Cada régimen de signos está dado por los niveles, líneas de lacodificación, de las líneas de fuga, la sobrecodificación, la territorialización o ladesterritorialización, que en algunos será más absoluta, en algunos serán líneas másnegativas y también la variación de los niveles de intensidad que se va dando en cadauno (Gilardoni, 2004, p.38). En cuanto a la semiótica significante, la que la sobre-codificación es efectuada plenamente por el significante y el aparato de Estado que loemite. Los referentes son interpretados, y con el segundo son performados. Así, los

Page 6: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

significados que ocurren en estos planos, son consecuencia, en gran medida, de accionessociales. Aquí se determinará el auto conocimiento del ser, de la propia mente y lasinterpretaciones de la sociedad. Hay uniformización de la enunciación, unificación de lasustancia de expresión, control de los enunciados en un régimen de circularidad; ladesterritorialización relativa es llevada aquí hasta el límite en una referencia constante yredundante del signo al signo. Entonces si se piensa en un régimen significante, dondeun signo remite a otro signo, no podemos dejar de tener en cuenta la cuestión del centro,a partir de un centro invariablemente todo sale de un centro y todo vuelve a ese centro,por la idea de lo uno de lo mismo, donde un movimiento no presenta mayormovimiento, donde todo movimiento que se da es para volver al mismo lugar. Encambio, en el presignificante, hay una menor sobrecodificación. Cuando hablamos depresignificante, no lo pensemos desde el punto de vista primitivo, lo poco sabido o lo nosabido, sino presignificante en tanto y cuanto un grado de intensidad que permite estemovimiento que no hace a lo central. La semiótica distribuye los signos en su interior deacuerdo a un principio de homogeneidad: selecciona, recorta, discrimina, todo unproceso centrado en la preferencia y exclusión: Política de los signos que no obstantepodría derivar en una pragmática. En cada régimen se van a dar todas estas variablesposibles. Lo importante que encierra el régimen de signos, es que se trata de unasemiótica que va más allá del lenguaje. Nunca se ven solos; los regímenes de signos sonmixtos y cómo los regímenes de signos producen transformaciones y cómo se puedepasar de un régimen de signos a otros, marcando diferentes posiciones y distintasintensidades. La máquina-signo, o la estructura maquínica del signo deviene pragmáticacomo máquina abstracta diagramática. Sin embargo, para que los regímenes de signosse conviertan en una pragmática, deben todavía abandonar ciertos elementos queretardan o desaceleran el movimiento desterritorializado del signo. Esto es lo que nospermite tener una visión de los múltiples flujos y no quedar atrapados en un monoflujos. Sin embargo, para comprender la necesidad de una pragmática que libere lossignos de las semióticas, sobrevive la tarea de mostrar que no hay razón alguna en ellenguaje para conceder privilegio alguno a una semiótica en particular, y luego sondearel estatuto del signo al interior de la que hasta ahora se ha considerado como laprincipal: la semiótica significante. La performatividad es la acción continua deldiscurso, también puede ser la acción continua de un sistema de signos. El puntoimportante es convertir los discursos en acciones. Una persona actúa basándose en supropio sistema semiótico, performando su propia identidad construida de signos que haobtenido durante toda su vida. Los regímenes de signos o semióticas que articulanlenguajes contingentes pueden ser comprendidos como “agenciamientos” en la medidaen que el mismo lenguaje no puede ser sino apropiado o “reterritorializado”, puesto enmarcha en un tierra o en un contexto determinado. Como expone Butler en sulibro Marcos de Guerra (Paidós, 2010), el sujeto es violentado desde el momento en elque nace, pues se le asigna un género y con éste devienen una infinidad de signosadheridos a éste, los cuales generan un comportamiento esperado de los sujetos,reduciendo así sus verdades opciones de expresión humana. El sujeto está controladocon violencia pasiva desde el momento en el que nace. La técnica con su caráctertitánico tampoco conoce límites. Un aspecto que es interesante notar con respecto alafán reterritorializador de la tecnociencia es su falta de reconocimiento de esferastranscendentales y su falta de límites. Si existe algo trascendente para la tecnociencia setrata únicamente del sujeto que conoce y modifica el mundo. Con la modernidad, y suabanderada la tecnociencia, presenciamos una forma de disolución de la ontología a lofáctico, a lo cognoscible, a lo explicable en términos del sistema de la razóninstrumental. Esto se da de un modo tal que cualquier elemento que trascienda el

Page 7: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

sistema será inmediatamente negado y reabsorbido (un nombre bastante atractivo deeste movimiento es el de una reducción de lo otro a lo mismo).

Esta máquina surca un territorio, se imprime o deja una huella. Por tal motivo, paraDeleuze-Guattari el lenguaje está lejos de revelarse desde un fondo que indica unasuerte de “propiedad” de la palabra a la escolta de su origen: la palabra es usada, nadaen ella habla de su esencia, salvo de la cualidad que le imprime tal o cual semiótica.Aquello a lo que la sociedad da la significación de lo “normal”, es la repetición continuade la performatividad de los discursos. Aquí es interesante notar como los actosnormalizadores han devenido con gran variedad a través de las civilizaciones. El actonormalizador estará regulado de forma multidisciplinar donde podemos interceptarelementos como la economía, la geografía, el momento histórico, la cultura y,actualmente, los medios de comunicación tradicionales: El cine, la radio, la televisión yla prensa. Si la performance ocurre en estos medios, el acto normalizador será asimiladomás rápido y reproducido por la sociedad.

La esencia del signo, en este sentido, no es otra cosa que lo que determina undeterminado régimen. No debemos dejar de tomar en cuenta que así como el signopuede crear al sujeto, la sociedad también crea al signo. Las semióticas dan forma alcontexto de los signos, los someten a tal o cual prueba, los fuerzan a entrar en relaciónlos unos con los otros moldeando así situaciones que desbordan lo lingüístico, paraDeleuze, una semiótica es algo más y algo menos que lenguaje. Su operatividaddesborda los límites del lenguaje revelando su injerencia en el orden social y político.Las semióticas al erigirse como un “orden” de los signos, hacen del lenguaje unproblema político. No hay nada en la lengua que no corresponda a posiciones políticasal interior del lenguaje pues, como dice Deleuze-Guattari: “El lenguaje es un problemapolítico, antes de ser un problema lingüístico; incluso la apreciación de grados degramaticalidad es materia de política”. El lenguaje es uno de los elementos del mundode la vida, pero como todo también puede ser visto desde la óptica de la razón. En estecaso, el de la razón, tenemos en el lenguaje un vehículo de comunicación (medio-contenido), lo hace inspirándose en W. Benjamin, que llama a esto lenguaje burgués,por su afán con la producción y la efectividad. Si pensamos al lenguaje desde la razón,esta reterritorializa sobre él. En ese momento nos empieza a normativizar sobre el usodel lenguaje, cómo escribir, cómo comunicar correctamente, eficientemente. Laspreguntas sobre el lenguaje se dirigen a su funcionamiento como estructura o comosistema, porque la razón impone su modelo esquemático sobre todo lo que toca.

La gramaticalidad, por ejemplo, no es nada más que el orden que se impone al interiorde un régimen de signos y que hegemoniza un determinado nexo entre las palabras paracomunicar o, más bien, para que se haga notar que existe un la ley de la palabra (en cadalenguaje o cada régimen) a la que cada uno está sometido. La otra forma consiste entomar al lenguaje ya no desde la razón con pretensiones de conocimiento, sino desde laesfera del mundo de la vida. Esto significa retroceder en nuestras pretensiones deconocimiento y atender al modo en que experimentamos el lenguaje como forma devida, como elemento constitutivo o constituyente de nuestro mundo.

Las “multiplicidades” conforman la propia realidad de Deleuze y Guattari, lo queimplica superar las dicotomías entre consciente e inconsciente, historia y naturaleza,cuerpo y alma. Aunque ellos reconozcan que subjetividades, totalizaciones yunificaciones “son procesos que se producen y aparecen en las multiplicidades” estas

Page 8: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

“no suponen ninguna unidad, no entran en ninguna totalidad y tampoco remiten a unsujeto” (Deleuze y Guattari, 1995/2004, pfo a8).

En Mil Mesetas Deleuze y Guattari muestran la existencia coexistencia, conexión ymixtura de diversos regímenes de signos: Régimen Significante, Presignificante,Postsignificante y Contrasignificante. En Mil Mesetas quedan claramente establecidoslos caracteres de un rizoma. “El rizoma pone en juego regímenes de signos muydistintos e incluso estados de no-signos. Sin embargo, como repiten constantemente losautores, este listado no intenta ser una historia de los distintos regímenes, ni menospretende agotar sus tipos, al contrario, lo que se pretende es mostrar que puedencoincidir en un mismo momento distintos regímenes. El rizoma no se deja reducir ni alo Uno, ni a lo Múltiple. No está hecho de unidades, sino de dimensiones, o más bien dedirecciones cambiantes. No siendo éstos tampoco privativos de un pueblo o momentohistórico, o bien, mostrar la necesidad de algunos regímenes de mezclarse, u obtenerelementos u cualidades que se hallan en otro régimen pues, toda semiótica requiere uncruce para una transacción que crea o deriva en la mixtura entre semióticas. Lo quetenemos en las semióticas es hibrides entre regímenes. No tiene ni principio ni fin,siempre tiene un medio por el que crece y desborda. Contrariamente a una estructura,que se define por un conjunto de puntos y posiciones, de relaciones binarias entre esospuntos y de relaciones biunívocas entre esas posiciones, el rizoma sólo está hecho delíneas: líneas de segmentariedad, de estratificación, como dimensiones, pero tambiénlíneas de fuga o de desterritorialización como dimensión máxima según la cual,siguiéndola, la multiplicidad se metamorfosea al cambiar de naturaleza” (Deleuze yGuatari, 1997, p.423).

Saussure se diferencia de los demás lingüistas de su época, al crear el objeto llamadolengua, luego de plantear que “… la realidad del lenguaje es inclasificable en tanto esal mismo tiempo física, fisiológica y psíquica, así como individual y social.” (Carbajal,2003: 22).La lengua es entonces para Saussure una parte del lenguaje que permite a lasociedad hacer uso de esta facultad gracias a una convención o acuerdo, y el acto mismolo llama el habla. Los signos (entidad psíquica), compuestos por un concepto(significado), y la huella psíquica del mismo -o imagen acústica- (significante), son loselementos que componen la lengua. El signo, de acuerdo a la lingüística saussurianaposee una dependencia intrínseca a la relación del significado y el significante y, segúnlos planteamientos del psicoanálisis, el privilegio se halla del lado del significante porsu excedencia y redundancia, por su repetición que da forma a la cadena significante:“el significante es el signo que redunda con el signo”. En cuanto a la semióticasignificante, la que la sobrecodificación es efectuada plenamente por el significante y elaparato de Estado que lo emite; hay uniformización de la enunciación, unificación de lasustancia de expresión, control de los enunciados en un régimen de circularidad; ladesterritorialización relativa es llevada aquí hasta el límite en una referencia constante yredundante del signo al signo.

Para Lacan, precisamente esta idea determinará la superioridad o dominio del régimendel significante. Saussure plantea, que la unión entre significado y significante esindisoluble ya que existe un vínculo entre ambos y una implicación recíproca y así lalengua se constituye a partir del continuo que forman las ideas y los sonidos.

Page 9: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

Lacan va a leer a Saussure desde Freud, y así se va a cuestionar el signo saussureano,planteando una nueva notación, que a modo de cálculo va a determinar una serie deoperaciones ordenadas: el algoritmo.

Lacan le atribuye una primacía al significante por encima del significado invirtiendo susposiciones, y se deshace de la elipse (que implicaba la unión indisoluble entre ambos) yde las flechas que marcaban la reciprocidad y el paralelismo. La barra que para Saussuredenotaba relación, aparece con Lacan más ancha, indicando separación y resistencia;indicando la represión, como barrera entre consciente e inconsciente. Para elpsicoanalista, siempre estamos en presencia de significantes aunque desconozcamos porcompleto los significados: “todavía no se trata de saber lo que tal signo significa, sino aqué otros signos remite…”. Procesión significante. Repetición de signos que asegura elcarácter lineal infinito de la cadena en la que se hace abstracción del contenido:desterritorialización del signo, vaciamiento que permite que el signo vuelva en otroestado de cosas independiente, por lo que el signo es sólo “símbolo” de algo quepermanece oculto y que sin embargo puede verse a través de la remisión del signo alsigno, índice de su desterritorialización relativa. La semiótica contrasignificante, en laque la sobrecodificación es asegurada por el Número como forma de expresión o deenunciación, y por la Máquina de guerra de la que depende; la desterritorializaciónsigue una línea de destrucción o de abolición activa.

La semiótica postsignificante, en la que la sobrecodificación es asegurada por laredundancia de la conciencia; se produce una subjetivación de la enunciación en unalínea pasional que hace inmanente la organización de poder, y eleva ladesterritorialización al absoluto, aunque de una manera todavía negativa.

No obstante “el signo que remite al signo está afectado de una extraña impotencia, deuna incertidumbre, pero potente es el significante que constituye la cadena”, laimpotencia de que el significado sea nada más que la red en que se tejen lossignificantes, y la potencia de que el manejo de la cadena quede al arbitrio de unintérprete: “Régimen despótico paranoico” en el que la amenaza de retorno significantecoincide con emergencia de la culpa ceñida a la finitud del sometido: “me persigue peroadivino sus intenciones”. Como sujetos de la cultura –seres sociales– sobra aclarar elhecho de que estamos inmersos en un mundo de representaciones simbólicas, y elsignificante es la unidad constitutiva del orden simbólico. Los seres humanos habitamosen el lenguaje, significando esto, que las relaciones de los seres humanos con el mundoy con los demás seres humanos, estarán siempre mediadas por significantes y noseremos otra cosa, sino lo que representa para otro significante: “un sujeto esrepresentado por un significante para otro significante” (Lacan citado por Carmona,2002: 191).

Un significante siempre va a remitir a otro significante, y la diferencia que existe entreuna significante y otro, será lo que les hace cobrar sentido: a saber, la cadenasignificante. Así, el significante no sólo nos representa, sino que nos hace humanos, nosda un lugar y constituye la materia de la cual está formado el vínculo social.

Pero además, la mencionada circularidad es asegurada por el interprete que es quienagrega o recarga significantes a la cadena, encargado de interpretar en ellos lasignificancia que, ya no permanece oculta, sino preñada de significados que sostienen alsometido. Los regímenes de signos coexisten.

Page 10: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

Cada régimen de signos está dado por los niveles, líneas de la codificación, de las líneasde fuga, la sobrecodificación, la territorialización o la desterritorialización, que enalgunos será más absoluta, en algunos serán líneas más negativas y también la variaciónde los niveles de intensidad que se va dando en cada uno.

En el régimen significante un signo remite invariablemente a otro signo. Si pensamos enun régimen significante donde un signo remite a otro signo, no podemos dejar de teneren cuenta la cuestión del centro, a partir de un centro invariablemente todo sale de uncentro y todo vuelve a ese centro, por la idea de lo uno de lo mismo, donde unmovimiento no presenta mayor movimiento, donde todo movimiento que se da es paravolver al mismo lugar.

En cambio, en el presignificante, hay una menor sobrecodificación. Cuando hablamosde presignificante, no lo pensamos desde el punto de vista primitivo, lo poco sabido o lono sabido, sino presignificante en tanto y cuanto un grado de intensidad que permiteeste movimiento que no hace a lo central.

En cada régimen se van a dar todas estas variables posibles. Lo importante que encierrael régimen de signos, es que se trata de una semiótica que va más allá del lenguaje.Nunca se ven solos; los regímenes de signos son mixtos y cómo los regímenes de signosproducen transformaciones y cómo se puede pasar de un régimen de signos a otros,marcando diferentes posiciones y distintas intensidades.

Hay estructuras que resultan de la relación de un sujeto con un otro (de un significanteque representa a un sujeto para otro significante), y es por medio de la escritura de estacadena simbólica (particular en cada caso) que es posible reconocer la existencia de loconstante de las relaciones y la incompletud propia de cada sujeto (la castración) quedeviene dividido entre significante y significado.

Así, es posible comprender, como el sujeto del inconsciente (dividido), está inmerso enun mundo simbólico que le antecede, y que lo inserta en un mundo no solo derepresentaciones, sino de leyes culturales, y es la represión la que va a permitir al sujetoser parte de esta cultura y sus leyes. Es la represión la que le permitirá ignorar susdeseos inconscientes y así poder funcionar de una manera socialmente aceptada. Estoimplica no sólo que el sujeto desconoce la verdad acerca de su deseo, sino que es elmundo simbólico el que va a encuadrar la pulsión, el goce y el deseo en un marco delegalidad y por ende de prohibición. Ahora bien, son las formaciones del inconsciente,el síntoma, los lapsus los sueños y el chiste las que nos permiten acceder a algo delsujeto del inconsciente, que está inmerso en esta red simbólica que es la cultura y quedesconoce sus propios deseos.

Para Deleuze-Guattari, la cadena es infinita gracias a que en un primer momento elsignificado estaba implícito en ella como un “continoum amorfo”, pero en un segundomomento, basta con seguirla, basta con que el significante vuelva o se conecte parasaber que hay algo (significado) oculto: he ahí donde radica la supremacía delsignificante, la incertidumbre y la impotencia están de nuestra parte pero su más altapotencia del lado del intérprete: el significado velado es siempre susceptible de serinterpretado. Como signo, en tanto algo que representa algo para alguien; así el síntomadice algo del sujeto para el analista, y aunque el sujeto intente explicar algo de susíntoma, jamás podrá dar cuenta de de éste en su totalidad.

Page 11: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

El síntoma como significante, en tanto experiencia involuntaria para el sujeto (fuera dela consciencia), que no significa nada para él (simplemente es) y que va a aparecerligado al concepto de repetición. Así, ningún síntoma va a tener un sentido universal, yaque al igual que el significante, va a ser producto de la historia singular de cada sujeto.

El síntoma al igual que el significante, tienen un significado cifrado; el sujetodesconoce, qué es lo que el síntoma dice de su historia y de la relación con su goce, eintentará formular una teoría que diga algo de su sufrimiento, sin embargo, su síntoma,como el mensaje, nunca es literal.

Precisamente, la conexión entre significantes es asegurada por el que puede interpretarlas señas que hace el signo en el significante: nacimiento del adivino o del sacerdote quedistribuye los significados amparado en la cualidad representativa de su sistema. Alintroducir la reflexión estructuralista lo discontinuo, la diferencia, la diseminación, vamás allá de sus límites. La desterritorialización relativa del signo opera gracias a que eléxito de la cadena depende de que el significado pueda ser representado en unamultiplicidad de signos, y por ello, pues, puede decirse que, si el significado se desplazade través por la cadena significante, es porque siempre dice más de lo que muestra o, loque es lo mismo, se muestra siempre a condición de esconder el “fundamento” de suemergencia: siempre hay algo en el fondo de lo que se deja ver: profundidad en la quese hallaría el sustento de lo real, fundamento de lo “meramente aparente” que sólo elinterprete está incondiciones de señalar (legalidad de la interpretación), y que sinembargo es siempre una interpretación, por lo que ese fondo último es una X que sólofundamenta la infinitud de la interpretación asegurada por la producción designificantes. La teoría de las multiplicidades de Deleuze y Guattari situa la diferencia através de los conceptos de territorialización, desterritorialización y reteritorialización.Como puede verse, lo que importa no es tanto el significado -que desde hace mucho apasado a ser un incógnita que no nos atormenta y con la cual podemos vivir-, ni siquierael signo como índice de un estado de cosas, lo que importa, lo de real que tiene estamagnitud es la relación formal de éste en la cadena de significantes, en la que se haceabstracción de todo lo contenido en él (desterritorialización relativa del signo), esto espues lo que hace que el significante sobreviva al estado de cosas particular, esa es lacondición de su repetición: “…el signo sobrevive tanto a su estado de cosas como a susignificado, salta como un animal o como un muerto para volver a ocupar su puesto enla cadena e investir un nuevo estado, un nuevo significado del que todavía se extrae,impresión de eterno retorno”. Circularidad de la cadena dada por la repetición del signo,por su redundancia es clave para dar cuenta con lo que entiende Deleuze del problemadel signo y en esto vemos, como siempre se da en su pensamiento, la impronta deNietzsche. Frente al sistematismo de la estructura, que niega la individualidad y elacontecimiento, el postestructuralismo afirmará lo fortuito, lo aleatorio, la diferencia ytrata de superar la tendencia de contemplar la realidad como la unión de opuestos. Pero,la cadena no sólo se extiende hasta el infinito sino que su vuelta es asegurada por laadhesión de nuevos significantes por parte del intérprete que guarda como su sitio ad-hoc el centro de significancia. Y, sin embargo, todavía queda algo del lado del sujetocautivo: “Saltar de un círculo a otro, desplazar siempre la escena, representarla en otraparte, es la operación histérica del tramposo como sujeto que responde a la operaciónparanoica del déspota instalado en su centro de significancia”. Estas miradas hansuperado el discurso filosófico y lo han ubicado en una encrucijada en la que confluyendiferentes prácticas disciplinarias, como la lingüística, la antropología, la teoría literaria,

Page 12: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

la historia, la sociología, la geografía, entre otras, favoreciendo la emergencia de losestudios culturales.

En Occidente los dispositivos de individualidad pueden analizarse entre otros, desde lahistoria del arte. En ella puede rastrearse «la invención del rostro» contenida en elretrato. Sería en el Ars Nova con un pintor, un tal Jan van Eyck (1390-1441) quien enpinturas como El retrato de los Arnolfini (1434), crearía un estilo pictórico “sinreferencia religiosa” (pues antes la técnica era usada exclusivamente para el papado enturno) ilustrando la intimidad doméstica del comerciante pre-capitalista, quien “es elprototipo del individuo moderno” (porque solo él podía costear un lienzo así). El retratose seculariza a la par de que se pasa de la Edad Media al Renacimiento mediante latransformación de «la axiología corporal», o sea el dejar de concebir el cuerpo enrelación con el cosmos, yéndose de paso incluso hasta la des-posesión comunitaria de lacarne y los huesos. La relación rostro-retrato es una relación contenido-continente quetransformará la realidad tanto como la salida del geocentrismo tolemaico.

La firma del pintor también corrobora el nacimiento del individuo, y llegaría unmomento que realizarían sus propios auto-retratos. Aunque su origen sea artístico y nocientífico, el retrato es un dispositivo de individualidad porque “no es percibido comoun signo, una mirada, sino como una realidad que permite aprehender a la persona”(Ibíd., p.42). Aprehensión de la personalidad mediante un realismo visual que es una delas principales innovaciones del Ars Nova , la representación tridimensional. No en vano«los rasgos» del individuo serán visibles para la posterioridad. Testimonio al óleodispuesto para perdurar más allá de la muerte. La invención del rostro contribuye a laconstrucción de una socio-lógica en el sentido que da cuenta del nacimiento de unaforma de individualidad, cuya repercusión colectiva pasa a través del funcionamiento dela mayoría de las «instituciones de secuestro». Los distintos dispositivos deindividualidad, como estrategias históricamente situadas de identificación subjetiva,serán «tecnologías políticas» que recurren más a rasgos fenotípicos que a genotípicos.Esto se debe al principio de inmediatez que se pone en juego con las apariencias. Elrostro es como una pantalla que permite visualizar la experiencia interna y que a medidaque vamos creciendo parece transformarse de acuerdo a nuestras vivencias. Miradas-heridas por culpas no enmendadas, sonrisas maliciosas del mala-leche; asombros eimpresiones que (de) forman la faz como el terreno a la topografía.

En la antigüedad y el Medioevo a los adúlteros se les estigmatizó tatuando o marcandosus rostros o bien con enormes máscaras de la fauna local. Práctica punitiva de negaciónde una integridad u ocultamiento facial que tendría que esperar hasta la modernidadpara ser suprimida, el rostro humano es el mejor suministro de las primera impresiones(las que cuentan) en la presentación cotidiana de la persona. Los reos reincidentescodifican las condenas que habrán de pagar con el tatuaje de una lágrima debajo de losojos. Los jóvenes se perforan en diversos sitios del rostro y para el discursopsicoanalítico cada agujero corresponde a una relación significativa con el otro. Elmaquillaje aplicado sobre el rostro de las mujeres ha representado para su historiacultural una práctica mágica. El rostro, procede en el «más -acá» del mundo. De ahí queel retrato de los sujetos sea otro instrumento de la «sociedad panóptica». Para elpsicoanálisis el rostro tendría una implicación en la construcción del yo con el «Estadiodel espejo» de Jacques Lacan, cuando el sujeto (siendo un bebe) se identifique con elreflejo de su rostro. El mito de Narciso fue re-interpretado por Jean Baudrillard en De laseducción (1988) al señalar como forma radical de seducción el enamoramiento de sí

Page 13: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

mismo que sufre el personaje mitológico al recordar a su hermana gemela en el reflejodel agua.

Mil mesetas (1995) no será la primera obra en la que se toque el tema del rostro por losesquizoanalistas. Deleuze en solitario ya hablaría en Lógica del sentido de como elrostro es casi «un lugar común», pero será en el segundo libro en co-autoría con elpsiquiatra y militante comunista Guatarri, donde las reflexiones en torno a la cara delhombre occidental se consolidarían como una propuesta original, sobre todo al poderconceptuar a través de la inteligibilidad del rostro una nueva forma de topos aplicado apaisajes y arquitecturas. Es así como el régimen de rostridad no es exclusivo del cráneohumano. Lo que para Le Breton (2002) es una «geografía del rostro» en la que la boca ylos ojos pueden abrirse o cerrarse, es reducido por los filósofos a una «pared blanca yunos hoyos negros». La rostridad descrita por los autores parte del hombre occidentalrepresentado por Jesucristo. Todo se «rostrifica» mientras que el rostro se desincorporade la cabeza. El fetichismo está ahí para crearle agujeros negros y genitales a losobjetos. Para Deleuze-Guattari el rostro no es en sí mismo un dispositivo deindividualidad empero si una tecnología política. El rostro es un mapa: una política: unaredundancia: el rostro es “el verdadero porta-voz” (Deleuze-Guattari, 1997; p.182).Nuestro rostro no es nuestro. Es escindido por la maquina abstracta que ubica rostros yproduciendo flujos de subjetividad, desechando unos rostros y prescribiendo otros. Nose trata de una gesticulación sino de la instauración de un racismo que criminaliza laalteridad del hombre europeo. La maquina abstracta de rostrificación produce tambiénghettos. Producción / distribución semántica-sistemática del rostro según unaorganización sólida, rectangular o circular el rostro adquiere así su inteligibilidad. Hayuna forma de resistencia («línea de fuga») al régimen de la rostridad: la difícil tarea dedeshacer el rostro, pero advierten los filósofos que al hacerlo “se puede caer en lalocura” (Ibíd, 1997; p.191). Así que el cuerpo sin rostro fisionado con el cuerpo sinórganos serán formas de la esquizofrenia en el capitalismo.

Si es posible saltar de un círculo a otro, es porque el signo adquiere distintasvelocidades dependiendo de la cualidad del régimen que lo reclama. Lo que importa es,precisamente, notar que la diferencia de velocidades permiten pensar un máximo develocidad (desterritorialización absoluta) en que, ya no sólo evadimos la acción tiránicadel signo en la cadena significante saltando de un círculo a otro, sino que, el signo selibera absolutamente del régimen que lo determina. En torno a dos ejes, eje designificancia y eje de subjetivación se despliega el análisis de la “rostridad” o“semblante”. Eran dos semióticas muy distintas, o incluso dos estratos. Pero lasignificancia es inseparable de una pared blanca sobre la que inscribe sus signos y susredundancias. Y la subjetivación es inseparable de un agujero negro en el que sitúa suconciencia, su pasión, sus redundancias. Como sólo hay semióticas mixtas, o como losestratos van por lo menos de dos en dos, no debe extrañarnos que se monte undispositivo muy especial en su intersección. Un rostro es algo muy singular: sistemapared blanca-agujero negro. Ancho rostro de mejillas blancas, rostro de tiza, perforadopor unos ojos como agujero negro. Un rostro es algo muy singular: sistema paredblanca-agujero negro. Ancho rostro de mejillas blancas, rostro de tiza, perforado porunos ojos como agujero negro. Cabeza de clown, clown blanco, pierrot lunar, ángel de lamuerte, santo sudario. El rostro no es una envoltura exterior al que habla, piensa opercibe. En el lenguaje, la forma del significante, sus propias unidades quedaríanindeterminadas si el eventual oyente no guiase sus opciones por el rostro del que habla.Un niño, una mujer, una madre de familia, un hombre, un padre, un jefe, un profesor, un

Page 14: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

policía, no hablan una lengua en general, hablan una lengua cuyos rasgos significantesse ajustan a los rasgos de rostridad específicos. Los rostros no son, en principio,individuales, definen zonas de frecuencia o de probabilidad, delimitan un campo queneutraliza de antemano las expresiones y conexiones rebeldes a las significacionesdominantes. De igual modo, la forma de la subjetividad, conciencia o pasión, quedaríaabsolutamente vacía si los rostros no constituyesen espacios de resonancia queseleccionan lo real mental o percibido, adecuándolo previamente a una realidaddominante. El rostro es redundancia. Y hace redundancia con las redundancias designificancia o de frecuencia, pero también con las de resonancia o de subjetividad. Elrostro construye la pared que necesita el significante para rebotar, constituye la pareddel significante, el marco o la pantalla. El rostro labra el agujero que necesita lasubjetivación para manifestarse; constituye el agujeo dero negr la subjetividad comoconciencia o pasión, la cámara, el tercer ojo.

Sin embargo, esto sólo acontecerá una vez que se comprenda el signo en su positividady para ello se requiere mencionar otro elemento que hace potente la acción del signo alinterior de la cadena significante, por lo que debemos sumar otro elemento a laredundancia formal del signo en la cadena de significantes: la “rostridad” comosustancia de expresión particular que aglutina los significantes: “El rostro es el Iconocaracterístico del régimen significante, la reterritorialización intrínseca del sistema. Elrostro no es una envoltura exterior al que habla, piensa o percibe. En el lenguaje, laforma del significante, sus propias unidades quedarían indeterminadas si el eventualoyente no guiase sus opciones por el rostro del que habla. Un niño, una mujer, unamadre de familia, un hombre, un padre, un jefe, un profesor, no hablan una lengua engeneral, hablan una lengua cuyos rasgos significantes se ajustan a los rasgos derostridad específicos. Los rostros no son, en principio, individuales, definen zonas defrecuencia o de probabilidad, delimitan un campo que neutraliza de antemano lasexpresiones y conexiones rebeldes a las significaciones dominantes. De igual modo, laforma de la subjetividad, conciencia o pasión, quedaría absolutamente vacía si losrostros no constituyesen espacios de resonancia que seleccionan lo real mental opercibido, adecuándolo previamente a una realidad dominante. El rostro es redundancia.Y hace redundancia con las redundancias de significancia o de frecuencia, pero tambiéncon las de resonancia o de subjetividad. El rostro construye la pared que necesita elsignificante para rebotar, constituye la pared del significante, el marco o la pantalla. Elrostro labra el agujero que necesita la subjetivación para manifestarse; constituye elagujeo cero- negro, la subjetividad como conciencia o pasión, la cámara, el tercer ojo.

El significante se reterritorializa en el rostro. El rostro proporciona la sustancia delsignificante, da interpretar, y cambia, cambia de rasgos cuando la interpretación vuelvea proporcionar significante a su sustancia".

Ahora bien, debemos considerar dos aspectos: por un lado, estas semióticas, incluso sise hace abstracción de las formas de contenido, son concretas, pero únicamente en lamedida en que son mixtas, en que constituyen combinaciones mixtas. Esto es lo que nospermite tener una visión de los múltiples flujos y no quedar atrapados en un mono flujo.

El rostro asegura la efectividad de la representación en la redundancia del significante,más aún permite la operación de selección. El rostro es, en gran medida, el comienzo dela cadena, su motor, eje del agenciamiento de poder (que por lo demás se encarga deocultar el nexo existente entre la interpretación y el despotismo de su ejercicio). No es

Page 15: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

exactamente el rostro el que constituye la pared del significante, o el agujero de lasubjetividad. El rostro, al menos el rostro concreto, comenzaría a dibujarsevagamente “sobre” la pared blanca, sobre una pantalla. Comenzaría a aparecervagamente “en” el agujero negro. En el cine, el primer plano de un rostro oscila entredos polos: hacer que el rostro refleje la luz, o, al contrario, marcar las sombras hastahundirlo “en la más implacable obscuridad”. El rostro es un percepto visual quecristaliza a partir “de las diversas variedades de luminosidades difusas, sin forma nidimensión”. Sugestiva blancura, agujero capturante, rostro. El agujero negro sindimensión, la pared-pantalla blanca sin forma ya estarían en principio ahí. Y en esesistema, ya serían posibles muchas combinaciones. Los rostros concretos nacen de unamáquina abstracta de rostridad, que va a producirlos al mismo tiempo que proporcionaal significante su pared blanca, a la subjetividad su agujero negro. Así pues, el sistemaagujero negro-pared blanca todavía no sería un rostro, sería la máquina abstracta la quelo produce, según las combinaciones deformables de sus engranajes. Pero no esperemosque la máquina abstracta se parezca a lo que produce, o a lo que va a producir.

Todo parte con el rostro: rostro como cuerpo del significante, como lo que sensibiliza laabstracción del signo en la circulación de los significantes, como la superficie del centrode significancia, como lo que ancla, todavía, la existencia a la subjetividad, a lahumanidad y que, por lo tanto, impide otros devenires.

El rostro asegura, en definitiva, el reconocimiento y por tanto integración de lo queformará parte de la cadena, por lo que asegura también la entrada de nuevos signos en lacadena significante. Opuesto al rostro, siguiendo una línea de fuga más allá de lahumanidad hasta el devenir animal, se halla el cuerpo del torturado: “El torturado esfundamentalmente el que pierde su rostro, y que entra en un devenir animal, en undevenir molecular cuyas cenizas se arrojan al viento”.

Pero más allá del torturado se halla el excluido, el resto de la operación selectiva quedefine la entrada de los signos en la cadena significante. El excluido, es justamente, elque escapa a la redundancia del signo, es lo que no vuelve sino como “diferencia”,motivo por el cual se convertirá en el elemento para el sacrificio para así no causar laderiva del sistema, asegurando la homogeneidad, normalidad y cohesión en su interior.A diferencia del torturado, el excluido, el sin rostro, pierde los rasgos de humanidad yentra efectivamente en el devenir animal, marginado y condenado a errar pues sumovimiento no se ajusta a la Circularidad de la cadena. El torturado, en cambio, aunguarda elementos de rostridad: es el símbolo de aquello que se identifica con lo que aúnpuede formar parte, de lo que aún puede ajustarse a la regularidad de lo que permaneceal interior del sistema (tortura como pedagogía del signo).

En la fenomenología se había repetido el olvido lingüístico que ya caracterizó alidealismo transcendental y que pareció confirmarse en la crítica de Herder al girotranscendental kantiano. El lenguaje no encontró un sitio de honor ni siquiera en ladialéctica y la lógica hegeliana. Hegel aludió alguna vez al instinto lógico del lenguaje,cuya anticipación especulativa del Absoluto dio origen a la Lógica hegeliana. Enrealidad, tras la metafísica analizada por Kant, el aporte de Hegel al lenguaje de lafilosofía fue de gran relevancia. Hegel destacó la gran labor de Aristóteles en laformación del lenguaje y de los conceptos, y siguió su ejemplo al intentar salvar en ellenguaje del concepto mucho del espíritu de su lengua materna (Gadamer, 1986, p.254).Esta circunstancia le ha acarreado el inconveniente de la intraducibilidad, una barrera

Page 16: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

que ha sido insalvable durante más de un siglo y que hoy sigue constituyendo unobstáculo difícil de franquear. Pero lo cierto es que tampoco Hegel otorgó al lenguaje unpuesto central (Remo Bodei, 2001, p.145). En Heidegger se repitió una irrupciónparecida, aún más vigorosa, de impulso lingüístico originario en la esfera delpensamiento. A ello contribuyó su recurso a la originariedad del lenguaje filosóficogriego (Remo Bodei, 2001, p.65). Volviendo ahora a la rostridad, debemos decir losiguiente.Lo importante es ahora notar que la línea de fuga que dibuja el excluido poseetambién un valor positivo que indica el camino del signo hasta su desterritorializaciónabsoluta, más allá de la interpretación, representación y reconocimiento, más allá de laintegración a un sistema: el excluido es aquel que ha sido devuelto a su cuerpo: “Larepresentación desencarna el cuerpo, no se da forma sin contornear el cuerpo y quitarlesu afuera, sin poner el afuera en el exterior en lugar de implicarlo, la representaciónaísla el cuerpo, lo separa de lo que él puede…”.

Millares, en las pinturas del Homúnculo, al igual que en las pinturas de Picasso, no estádelante como un objeto que puede ser registrado perceptualmente pero es perceptual yestá delante: está como otro que puede ser un yo. Se trta de captar su densidad, laintensidad de su dinamismo vital, de su convulsión. En el fondo de sus homúnculosexiste la pretensión de no ocultar nada del otro, pero sólo es posible cuando el artista sepercibe a su vez, como ese otro representado, pues sólo entonces tendrá plenoconocimiento de lo que el cuerpo y su agitación significan. Captándose de esta maneratiene que enfrentarse siempre y luchar con el objeto que construye, un ser metamorfoapenas hominizado, “nacido en trapos”. Existe un dinamismo constante entre el yo y elotro que no se resuelve mediante la proyección de imágenes elaboradas del sujeto, sinoen la obsesiva pretensión de representarse y en la necesidad de ser otro, ese que está ahí,enfrente, y que para poder hacerlo tendrá que desprenderse de cualquier inhibición ypudor y ofrecerse, en la superficie de un lienzo, en el papel, como lo que es. En elmismo instante que se percibe como otro se retira hacia sí mismo tal vez, atemorizadopor lo que ve, pero lo que ve, no es sino él mismo: aquello que vemos no es sino anosotros mismos (Bozal,2013,p.199).

Muchos son los medios por lo que se ha intentado volver al cuerpo: como ejemplotenemos la filosofía Spinoza, la pintura de Francis Bacon y la literatura de Jean Genet,el cine de Jean-Luc Godard, la matemática de René Thom. En el caso de Spinoza yBacon se produce a desvalorización de la conciencia en beneficio del cuerpo y supotencia, una desvalorización del discurso en pro de la experimentación de loinconsciente que yace aún en el cuerpo; desacreditar tiene entonces un sentido bienpreciso: operar según la inmanencia de la experimentación ( Potel, Horacio, Internet).Desde la historia del arte puede rastrearse la historia de Occidente en relación a losdispositivos de individualidad. «la invención del rostro» contenida en el retrato. Sería enel Ars Nova con Jan van Eyck (1390-1441) quien en pinturas como El retrato de losArnolfini (1434), crearía un estilo pictórico “sin referencia religiosa” (pues antes latécnica era usada exclusivamente para el papado en turno) ilustrando la intimidaddoméstica del comerciante pre-capitalista, quien “es el prototipo del individuomoderno” (porque solo él podía costear un lienzo así). El retrato se seculariza a la par deque se pasa de la Edad Media al Renacimiento mediante la transformación de «laaxiología corporal», o sea el dejar de concebir el cuerpo en relación con el cosmos,yéndose de paso incluso hasta la des-posesión comunitaria de la carne y los huesos. Larelación rostro-retrato es una relación contenido-continente que transformará la realidadtanto como la salida del geocentrismo tolemaico. O en palabras de Le Breton: “El rostro

Page 17: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

es la marca de una persona. De ahí su uso social en una sociedad en la que el individuocomienza a afirmarse con lentitud. La promoción histórica del individuo señala,paralelamente, la del cuerpo y, especialmente, la del rostro (…) La nueva inquietud porla importancia lleva al desarrollo de un arte centrado directamente en la persona yprovoca un refinamiento en la representación de los rasgos, una preocupación por lasingularidad del sujeto, ignorada socialmente en los siglos anteriores. El individualismole pone la firma a la aparición del hombre encerrado” (Le Breton, 2002, p.59).

Durante varios siglos el cuerpo humano como objeto de estudio o representación hamantenido la atención de científicos, filósofos y artista. Desde los primeros trabajosanatómicos (con Vesalio y Da Vinci) hasta la perfomance en el arte moderno (Orlan,Stelarc, la Conge, etc), el ojo ha fijado en lo corpóreo unos límites de concreción parael pensamiento. Conviene aclarar que el concepto «cuerpo» no es privativo de laconstitución física de hombres y mujeres. Deleuze en Lógica del Sentido (1969) loutiliza en su justa polisemia al referirse también a todos los estados de la materia,hablando p. eje. de cuerpos gaseosos. Thomas Hobbes hiciera lo mismo (muchos) añosantes con su Tratado del cuerpo (1655); Descartes desde un punto de vista mecanicistahablaría en Las pasiones del alma (1649) de la relación muscular con la percepción. Sinembargo en la búsqueda de una significación amplia y a la vez restringida de lo corporalla filosofía contemporánea (Deleuze y Guattari, 1997; Sloterdijk, 2003)ha particularizado la reflexión analizando uno de los elementos más significativos comoloes el rostro, que es “la parte más individualizada, más singular [del cuerpo]” diríaLeBretón (2002, p.43). Así, el análisis social del rostro humano finalmente quedarárelativamente circunscrito a la sociología del cuerpo.

Martín Chirino, antes de realizar su serie Inquisidores, había ya realizado algunas piezasde acusado carácter dramático y marcado lenguaje gestual. En los años sesenta se centraen la representación de una máscara –rostro, el del inquisidor, que simultáneamentepuede ser instrumento de tortura. Forjado a partir de una lámina continúa, subeformando el perfil ddel rostro para volver sobre sí mismo y terminar, agresivamente, enel punto que ha partido. La violencia se desprende tanto del material, de su dureza ytrabajo, cuanto de la forma, y continúa acentuándose en piezas peosteiores de la serie.

Millares además de varios autorretratos también realiza una serie sobre el InquisidorTorquemada y FelipeII como metáforas del oscurantismo franquista y la represiónsociopolítica de la época.

Potencia de ser flujo que crece y decrece con nuestra propia vida y que sólo se alcanzaal ser experimentada en un pensamiento que deviene experiencia. A partir del capítulonúmero siete de Mil Mesetas llamado “Año cero – Rostridad”, el pensamiento devienelo otro de sí, a partir de los encuentros que la echan a andar y la convierten, en palabrasde Deleuze, en una máquina de guerra que se enfrenta a la sobrecodificaciones de lamáquina abstracta del estado. Al introducirnos en el tema de la rostridad, y abordar enprimer lugar el concepto de máquina abstracta, pues si bien no hay que esperar que lamáquina abstracta se parezca a lo que produce, observamos que es de ella que nace elrostro. Una máquina abstracta de rostridad produce rostros.

En el caso de Genet, la palabra no acompaña la acción, por el contrario es la propia vidala que se convierte en experimento literario o en una práctica literaria en un devenir quearrastra el cuerpo a un umbral que desborda un régimen, sistema u organización

Page 18: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

trascendente. Sólo de esta forma puede concebirse la novedad, el encuentro con aquelloque no es susceptible de ser sometido a la rueda de significantes. Cuando nos referimosa la máquina abstracta tenemos que tener presente que sólo existe en lo físico, actúa enagenciamientos concretos que siempre son singulares e inmanentes. Son abstractas en elsentido que ignoran las formas y las sustancias, y son máquinas en tanto exceden todamecánica. La máquina abstracta puede ser considerada como una “meseta” de variacióncontinua que pone en juego distintas variables, es decir, que abren los agenciamientos amúltiples conexiones. Pero también hay que tener en cuenta que existen máquinasabstractas que los cierran, como una máquina abstracta de consignas que sobrecodificael lenguaje, una máquina abstracta de esclavitud que sobrecodifica la tierra, o bien, elcuerpo sobrecodificado por una máquina abstracta de rostridad. El cuerpo es despojadode su intensidad y capturado por un rostro.

A partir de esta idea, Deleuze-Guattari reemplaza la pregunta kantiana por lascondiciones trascendentales de toda experiencia posible, por la búsqueda de laemergencia de lo nuevo. De eso se trata cuando se habla de deshacer la rostridad y saliren la búsqueda de un devenir animal que rompa la rigurosidad de los estratos designificancia y subjetividad, y en definitiva de todo régimen que ate al signo. El rostroforma parte de un sistema superficie-agujeros, una superficie agujereada que no tieneque ver con volumen y cavidad, se trata de una superficie, de un mapa que descodifica ysobrecodifica los cuerpos pasando a ser su primer plano y no un modelo-imagen másallá ideal.

El rostro es una pared blanca con agujeros negros. Construye una pared en tanto quenecesaria para que el significante rebote y redunde en lo Mismo; a la vez que labra unagujero aglutinante y coagulante para que la subjetividad pueda manifestarse. Paredblanca significante y agujero negro de la subjetivación. El rostro permite un marco designificación y un modo de subjetivación, a la vez que los neutraliza de antemano,principalmente a toda expresión y conexión rebeldes a las significancias ysubjetividades dominantes. En este sistema pared blanca-agujero negro todo redundauna y otra vez.

Al estratificar, las semióticas imponen trayectorias definidas a los signos, en unos casos,mediante la representación, y en otros en la función vertical y trascendente del rostrocomo cuerpo del significante: todo un organismo que hace funcionar precisamente elsistema a partir de la trascendencia del rostro, en la medida en que éste no es algoconcreto (y no en ningún caso determina lo propio del individuo), y ni siquiera humano,al contrario, éste no es más que una política, un efecto de un agenciamiento de poder,“no es cuestión de ideología sino de economía y organización de poder”. Lo que trata elesquizoanálisis es de deshacer el rostro y las rostrificaciones para devenir imperceptible,para devenir animal. Desbaratar la máquina abstracta que lo sustenta y devolverle alcuerpo sus intensidades. Recuperar un Cuerpo sin Órganos asignificante y asubjetivoque ha sido desapropiado de lo que puede. Cuerpo al que le han separado la cabeza paraconvertirla en rostridad, y que luego lo terminará tomando por completo. La potenciaintensiva del cuerpo ha sido capturada en redundancias y rigideces que operandespóticamente en su expresión y autoritariamente en la conciencia.

Desestatificar o deshacer la rostridad implica ingresar en una máquina abstracta de unfuncionamiento distinto al de la semiótica significante: “En sí misma una máquinaabstracta no es más física o corporal que semiótica, es diagramática (ignora tanto más la

Page 19: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

distinción entre lo natural y lo artificial. Actúa por materia, y no por sustancia; porfunción, y no por forma…”. Como cabeza que no piensa por sí misma y órgano queaglutina y organiza en un punto todas las distribuciones subjetivas. De hecho Deleuze yGuattari hacen una crítica a Lacan, referida a su Estadio del espejo, en el que dicen queel espejo sólo es secundario con relación a la pared blanca de la rostridad. El espejo-pared blanca hace rebotar las significaciones, y los agujeros negros organizan unsupuesto cuerpo parcializado alrededor de una subjetividad que no podrá escapar de esaimagen redundante.

En mayor o menor medida la consecuencia que en definitiva sufrimos, es la de terminarcomponiendo un Frankestein. En esto son radicales, pues el cuerpo no tiene que ver conobjetos parciales, sino con velocidades diferenciales.

Esta “función” diagramática de la máquina abstracta hará posible el encuentro con elsigno y la emergencia de lo nuevo, en ésta el signo se traduce a un nivel en donde seabandonan las operaciones amparadas en la trascendencia de la semiótica, vale decir, enlas labores de codificación efectuadas principalmente a través de la interpretación, alcontrario, en el nivel diagramático la tarea consiste en deshacer o deconstruir los mediosque llevan a la representación. En el análisis deleuziano de la obra de Bacon, porejemplo, se hace ver como ésta se caracterizaba por romper con las coordenadasfigurativas, por la irrupción de trazos al azar sobre la tela como primer paso “más allá”de la representación en la pintura, y, para ello requiere pues de la creación de un espacioerigido fuera de las condiciones de la figuración. El rostro no deja pasar estasvelocidades a través de su pared blanca, y en sus agujeros negros las lentifica, coagula yaglutina a condición de hacerlas coincidir en un punto de subjetivación.

El espejo desterritorializa al infans de su territorio esquizo y lo reterritorializa en unmundo menos animal, un mundo organizado y estratificado. Pliega un estrato en suinmanencia. Esta desterritorialización llegará a ser absoluta cuando haga salir la cabezadel estrato del organismo para conectarla con los estratos de significancia ysubjetivación. De esta manera el diagrama evita caer en el reconocimiento de lasformas, generando una apertura hacia lo nuevo o hacia el signo de lo porvenir, donde lamisma idea de signo desaparece o deja tener importancia pues se abre al encuentro deuna función-signo, a un flujo o un devenir imperceptible: en la maquina abstracta ya nisiquiera puede hablarse de signos, pues las coordenadas han adquirido una velocidadabsoluta en que los límites se difuminan abriendo paso a lo porvenir: “definida por sudiagramatismo, una máquina abstracta no es una infraestructura en última instancia, nitampoco una Idea trascendente en suprema instancia. Más bien tiene un papel piloto.Pues una máquina abstracta o diagramática no funciona para representar, ni siquieraalgo real, sino que construye un real futuro, un nuevo tipo de realidad”.

El signo en la máquina abstracta diagramática ya no está organizado, no está fijado nipertenece a un estrato en que es sometido a la tortura de la clasificación: “…los estratossustancializan las materias diagramáticas, separan un plano formado de contenido y unplano formado de expresión, toman las expresiones y los contenidos, cada unosustancializado y formalizado por su lado, en pinzas de doble articulación que aseguransu independencia y distinción real, y hacen que reine un dualismo que no cesa dereproducirse o dividirse”.

Page 20: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

El problema fundamental de la estratificación consiste en la falsa división de planossupuestamente diferenciables real y lógicamente, en la separación, en la escisión de losplanos de expresión y contenido: “Los principales estratos que maniatan al hombre sonel organismo, pero también la significancia y la interpretación, la subjetivación y lasujeción. El conjunto de todos ellos nos separan del plan de consistencia y de lamáquina abstracta, justo donde ya no hay regímenes de signos, pero donde la línea defuga efectúa su propia positividad potencial, y la desterritorialización su potenciaabsoluta”. Para dar cuenta de que la reterritorialización no hay que confundirla con elretorno a una territorialidad primitiva, dicen que uno nunca se desterritorializa solo, quecomo mínimo siempre hay dos términos: mano-objeto, boca-seno, rostro-paisaje en elque cada uno de estos términos se reterritorializa en el otro. Son elementosdesterritorializados que le sirven al otro como territorialidad. Por esta característica devecindad las llaman reterritorializaciones horizontales y complementarias.

Llegar al diagramatismo, actuar de acuerdo a la máquina abstracta implica salir delesquema trascendente de la representación y el reconocimiento, aunque ello, en verdad,no es nada fácil. No basta, como lo dice el mismo Deleuze, con dejar de hablar de sujetopara que deje de operar una función subjetiva en nuestro actuar. Hay que Diferenciarvelocidad de intensidad, pues de los movimientos de los elementos en juego el másrápido no es forzosamente el más intenso o el más desterritorializado. El más rápidoconecta su intensidad con el más lento, lo que no quiere decir que ésta le sucede, actúansimultáneamente a distintas velocidades. Una mira a un estrato y otra mira a otro. Desdeaquí nuevamente desarticulamos el espejo lacaniano, al que se le da un carácter deprecipitación o de anticipación al acto del infans.

Deshacer la rostridad y desestratificar corresponden más bien a un programa, a unejercicio que constantemente es amenazado por la significancia, la subjetividad, lainterpretación y la sujeción, en la medida en que estamos habituados al organismo, alorden y la medida impuestos por él. Ahora veremos otro modo de reterritorialización, lavertical, en la que se establece que el menos desterritorializado se reterritorializa en elmás desterritorializado. Los ejes binarios boca-seno, mano-cuerpo, ojo-miradaespecular, todos estos elemento en conjunto se reterritorializan en un paisaje mayor,pues son mirados por la máquina abstracta de rostrificación.

Por ello, este ejercicio ha de derivar en una pragmática, en un modo de relación con ellenguaje en particular, y con el mundo en general, de acuerdo a una práctica en que elsigno funciona en su desterritorialización absoluta. Vale decir, como mero flujo, ya queen el misma organización, por ejemplo de los regímenes de signos del lenguaje, se dejaver la línea de fuga que nos puede llevar a la máquina abstracta. La máquina abstractaopera dos funciones, una de binarización y otra de selección. En la primera juega unpapel de exclusión que a la vez incluye a los elementos que sólo deberán encajar en doscoordenadas, como ser: varón o mujer, rico o pobre, policía o ciudadano, adulto o niño,etc. En la segunda opta por sí o por no, la máquina juzgará si determinado rostro pasa ono pasa, si se ajusta o no se ajusta rechazando los rostros inadecuados. “El lenguajeremite a los regímenes de signos, y lo regímenes de signos a máquinas abstractas, afunciones diagramáticos y a agenciamientos maquínicos, que van más allá de todasemiología, de toda lingüística y de toda lógica… ‘Tras’ los enunciados y lassemiotizaciones sólo hay máquinas, agenciamientos, movimientos dedesterritorialización que atraviesan la estratificación de los diversos sistemas…”. Sóloes cuestión de ver “entre”, de ir “entre” las clasificaciones y las estratificaciones, de

Page 21: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

experimentar en el signo el llamado de lo porvenir, de lo nuevo, para ello toda forma decreación debe adquirir como pragmática, rasgos diagramáticos que permitan cruzarentre los diversos regímenes y semióticas. El rostro en su inhumanidad es una política,que como tal, produce una subjetividad y un régimen de significancia. Es decir, que elrostro no supone un significante ni un sujeto previos. Dado un agenciamiento concretode poder despótico y autoritario se desencadena la máquina abstracta de rostridad paredblanca-agujero negro que establece una nueva semiótica de significancia y desubjetivación. Imperialismo que pretende aplastar todas las demás semióticas e imprimirlas suyas en los cuerpos. Así como no puede haber agujeros sin pared blanca, tampocohay pared blanca sin agujeros negros. El agujero negro de subjetivación se desplaza porla pared blanca de significación, así como el significante hace redundar a la subjetividaden lo mismo; y así, eternamente una cosa lleva a la Otra, y a la otra, y a la Otra.

A esta altura Deleuze y Guattari se preguntan ¿Cómo salir del agujero negro? ¿Cómotraspasar la pared? ¿Cómo deshacer el rostro? Si hasta Cristo ha fracasado en su saltorebotando en la pared. Es una cuestión de velocidad, incluso in situ; es una cuestión dedevenir; pero de todos modos aclaran que deshacer el rostro no es tarea sencilla, inclusopuede resultar peligrosa porque se puede caer en la locura. Si bien se requiere de granprudencia, tampoco es un “retorno a”, una vuelta a lo primitivo, o una regresión; puesde esta manera se sigue permaneciendo en el mismo estrato, en una máquina derostridad que en sí es un callejón sin salida. Sostiene el esquizoanálisis que el rostro esuna política, trata entonces de hacer una política que deshaga los rostros, o sea otrapolítica que provoque devenires reales. Deleuze seguirá diciendo entonces, que de loque trata el esquizoanálisis es de buscar nuestros agujeros negros y paredes blancas paraconocerlos y conocer sus rostros, nuestros rostros, pues es la única forma de trazarlíneas de fuga y deshacerlos; ante el horror del rostro, devenir clandestino, hacer rizoma.

Deleuze mantiene rotundamente que: “El pensamiento no es nada sin algo que fuerce apensar, sin algo que lo violente. Mucho más importante que el pensamiento es ‘lo queda a pensar’; mucho más importante que el filósofo, el poeta”( Deleuze y Guatari, 1997,p.236). En estas palabras vemos la impronta del pensamiento de Heidegger; incluso sereconocen sus “huellas” en el texto mismo; pero allí mismo se atisba rotundamente ladiferencia abismal en esa aparente cercanía. Excluirá la corporeidad y la llevará aestratos de significancia y de subjetivación. Dicen textualmente: “Os clavarán en lapared blanca, os hundirán en el agujero negro. Esa máquina se denomina máquina derostridad, puesto que es producción social de rostro, puesto que efectúa unarostrificación de todo el cuerpo, de sus entornos…”(C,f, p.237). Eso que fuerza a pensares fuerza, flujo, cuerpo para Deleuze; en el fondo es la antípoda misma de lo que piensaHeidegger; pues para el filósofo alemán es esa misma fuerza la que nos ha impedidopensar… Aquí se da la unidad como la diferencia entre ambos pensadores; aquí se da elnudo que los cruza y los pierde en el laberinto. Ambos saben que el pensamiento searticula desde la poesía, desde eso que ambos llaman signo (el afuera), pero uno ve en elsigno el agenciamiento mismo del cuerpo, de la materia, de la Figura, de la carne, delplano fílmico con todos sus borrosidades, grietas y pliegues; y el otro, en cambio, ve elsigno desde ese despojamiento mismo en el cuerpo como tal, para que se dé de estemodo la posibilidad radicalmente “propia” para el pensamiento; en verdad, es la“reducción” escolástica de Brentano, que perfora y constituye la fenomenología deHusserl, la que se lleva también a Heidegger y le permite pensar eso no-lógico quecierta mística y cierta poesía europea constituye su ser campesino. De allí que enHeidegger estemos atrapados en la aporía de la espera que en tanto espera paraliza y

Page 22: Pensamiento del signo en la Estética · PDF fileExisten unidades y diferencias en torno a las ideas relativas al signo, entre Heidegger y Deleuze. ... e incluso de la Historia, donde

DANIEL PRIETO FERNÁNDEZ

deja ser lo más horroroso de lo “propio” del Ereignis (en esa espera en lo “propio” queespera sin voluntad alguna y en silencio a veces se escucha la voz de un “Guía” que nospierde y nos lleva a la destrucción más abismal del hombre); en cambio, para Deleuzeno hay espera alguna, no hay secreto, no hay origen, no hay salto en y por loabsolutamente Otro . El signo ya acontece, ya se da, ya nos está atravesando en el juegomismo del cuerpo que somos, cuerpo siempre por hacer y entrecruzado por cuerpos ycuerpos de modo rizomático... El tono de Deleuze es siempre el de dar un “pasoadelante”, un paso en la vida misma.

En todo caso, ambos Heidegger y Deleuze, concordarían en que: “Lo que fuerza apensar, es el signo. El signo es el objeto de un encuentro; pero es precisamente lacontingencia del encuentro lo que garantiza la necesidad de lo que da qué pensar”.

en el fondo es una cuestión de Signo.