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    La grandeza recuperada

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    En 1991 se produjo un hecho que cambiara lahistoria mundial: la disolucin de la UninSovitica signific no slo el derrumbe de unenorme imperio, sino tambin la muerte de lo

    que haba sido, hasta ese momento, una alternativa

    al capitalismo. Rusia debi enfrentarse entonces alinmenso desaf o de reconstruir por completo losprincipios que organizaban el Estado, la sociedad yla economa, para lo cual no pudo seguir los pasos delas otras ex repblicas socialistas, que redefinieronsu identidad a partir del rechazo de su pasado sovi-tico. Por un lado porque, a diferencia de estas lti-mas, hered derechos y responsabilidades interna-cionales de la URSS: presencia en el Consejo de Se-guridad de la Organizacin de las Naciones Unidas

    y en otros organismos internacionales, podero nu-clear y deuda externa. Por otro, porque su poblacinsegua apegada a una dimensin multinacional delpas, que constitua tambin una herencia imperial.De hecho, antes del derrumbe de diciembre, en mar-zo de 1991, se celebr un referndum en nueve rep-blicas de la Unin Sovitica cuyos resultados f ue-ron contundentes: el 76,4% vot a favor del mante-nimiento de la misma. Si posteriormente se produjosu desintegracin acelerada, fue sobre todo produc-to del temor de las repblicas hermanas de perder

    territorio, ante las insinuaciones de Boris Yeltsin deque las fronteras deberan renegociarse.

    Por lo tanto, su desmembramiento empuj a Ru-sia a una situacin ambigua: si bien la complaca po-der consagrar fina lmente todos sus recursos a supropio desarrollo, sin dudas le costaba aceptar seruna potencia declinante, con las fronteras ms es-trechas que hubiera conocido desde Pedro el Grandeen el siglo XVIII.

    Para resolver la encrucijada, una vez ms ensay

    un rumbo propio. As como Lenin, embarcado en latarea de construir el nuevo orden socialista, debiimprovisar con urgencia las respuestas a los obst-

    culos colosales que se le fueron presentando con elcomunismo de guerra primero, y el salto hacia laNEP, despus, del mismo modo vertig inoso perosin ese genio, quienes condujeron la salida del co-munismo arrastraron al pas a lo peor del capitalis-

    mo, en sintona con las premisas del Consenso deWashington. De manera que, por esas ironas de lahistoria, los postulados del lder revolucionario final-mente se haran realidad, slo que la desaparicin delEstado no sera esta vez producto de la lucha de cla-ses, sino de la entrega de sus facultades al mercadoy los organismos internacionales de financiamiento.

    Ante ese vaco de poder, el mundo de los negociospenetr todas las esferas y fue moldeando la recons-truccin del pas y config urando el conjunto de los

    valores sociales.

    El renacimiento de una nacinEn una primera aproximacin, entonces, parece quelo que sobrevino a partir de la dcada del 90 fue lanegacin de lo que al menos simblicamente re-presentaba el proyecto anterior. Sin embargo, la ca-da de un rgimen de gobierno no equivale al f in deuna identidad y una tradicin colectivas. Rusia, antransformndose, con los aos f ue capaz de cons-truir un sistema capitalista con una impronta propia,

    en el que viejas y nuevas prcticas conviven no siem-pre armoniosamente.

    En este proceso, el resultado de ms de medio si-glo de un sistema autoritario y de la posterior me-tamorfosis capitalista fue la emergencia de una so-ciedad sin ciudadanos, desmovilizada y escptica.Todava hoy la mayora de los rusos no cree en susinstituciones y, en general, los smbolos de poder sonconsiderados como instrumentos en manos de los in-tereses personales de las lites.

    En el plano ideolgico, se desmoronaron los prin-cipales discursos organizadores. El relato mtico dela Gran Revolucin de Octubre, que durante ms de

    PRESENTACIN

    Apoyada en sus inmensos recursos energticos, Rusia es otra vezprotagonista en el escenario internacional. Su potencial econmico ysu poder militar sostienen sus renovadas ambiciones, pero todavapersisten una sociedad y un rgimen poltico traumatizados, que noacaban de reconstruirse tras el colapso del comunismo.

    El retorno de Rusia

    STAFF4 EXPLORADOR

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    por Luciana Garbarino

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    SUMARIO

    por Luciana Garbarino

    PRESENTACIN2 | El retorno de Rusia

    2. RUSIA HACIA ADENTROLa configuracin de un nuevo pas

    3. RUSIA HACIA AFUERAEl regreso como superpotencia energtica

    4. LO VIVIDO, LO PENSADO, LO IMAGINADO Un arte de combate

    EL GIGANTE DESPIERTA

    Rusia disputa su lugar en el nuevo orden mundial

    por Hinde Pomeraniec y

    Agustn Cosovschi

    por Lionel Richard

    por Claude Frioux

    69 | Las dos cabezas del imperio

    74 | El acorazado Potemkin

    77 | Parlisis de los intelectuales

    por Jean Radvanyi

    por Philippe Descampspor Carine Clment y

    Denis Paillard

    por Luciana Garbarino

    por Lgende Cartographies

    y Philippe Mouche

    27 | Por qu Putin es tan popular

    31 | Un grave problema demogrfico37 | Entre apata y protesta social

    42 | El inmenso poder de la mafia rusa

    44 | El peso de las religiones

    por Nina Bachkatovpor Laurent Rucker

    por Jacques Lvesque

    por Ignacio Ramonet

    por Nina Bachkatov

    por Philippe Rekacewicz

    y Ccile Marin

    49 | La desintegracin de un imperio53 | Mosc y Washington:

    amigos o enemigos?

    56 | Encuentro con las races musulmanas

    59 | El laberinto del Cucaso

    61 | La diplomacia de los hidrocarburos

    64 | Los caminos de la energa

    1. LO PASADO De un comunismo inacabado a un capitalismo consolidado

    por Moshe Lewin

    por Danile Ganser

    por Jean-Marie Chauvier

    por Vicken Cheterian

    7 | La historia en disputa12 | Una guerra no tan fra

    15 | Una potencia sin aliento

    19 | Terapia de shock ultraliberal

    por Jorge Saborido82 | Una nueva era se anuncia

    RUSIALa grandeza recuperada

    LE MONDE DIPLOMATIQUE |EXPLORADOR 3

    setenta aos haba sido el principal acontecimientode su historia, comenz a ser percibido como un gol-pe de Estado por parte de un grupo de extremistas.Segn una encuesta de la Fundacin de la Opinin

    Pblica (FOM) realizada en 2007, en ocasin del 90aniversario de la Revolucin, slo el 62% de los me-nores de 35 aos poda precisar el ao en que habatenido lugar ese acontecimiento.

    Con respecto a las diferencias sociales, Rusia seconvirti en uno de los pases ms desigua les delmundo, ubicndose en el puesto 98 sobre 144 segnel coeficiente de Gini (que mide la desigualdad en ladistribucin del ingreso). El dato resulta ms preocu-pante si se analiza su evolucin, que muestra que la

    recuperacin econmica no fue acompaada pormayores niveles de igualdad, sino por una concen-tracin de la riqueza.

    En el escenario surgido tras el desmoronamien-to de la Unin Sovitica que segn Hobsbawm de-

    j un vaco internacional entre Trieste y Vladivos-tok que no haba existido previamente en la historiadel mundo moderno []; una vasta zona de desorden,conflictos y catstrofes potencialesno resulta sor-prendente la emergencia de un hombre fuerte, enesta ocasin, procedente de las filas de los servicios

    secretos. Valindose de la tradicin autoritaria, de lanostalgia de grandeza y de la fenomenal renta pro-veniente de los hidrocarburos, Vladimir Putin logrreconstruir un Estado fuerte, capaz de combinar conpragmatismo libre mercado e intervencin estatalen los sectores estratgicos. De esta forma consiguiasociar en la mente de su pueblo restauracin delpoder, repunte econmico y estabilidad, fundandouna suerte de contrato social por el que la poblacinaceptaba sus desbordes institucionales a cambio de

    una indudable mejoraen su nivel de vida.

    Construir su futuroDesde comienzos del siglo XXI Rusia ha venido in-crementando su Producto Interno Bruto, aunquetodava no ha logrado recuperar la posicin que te-na en la economa mundial en 1990. Cuenta ademscon un slido potencial cientfico e industrial, que sibien se derrumb con todo lo dems, conserv suscimientos gracias al impulso que tuvo durante la erasovitica.

    En un contexto de prolongada crisis en las viejaspotencias y de conformacin de un nuevo orden mul-tipolar, Rusia tiene la oportunidad de recuperar unlugar central. Para ello deber afirmar su nueva iden-tidad, asumiendo que su protagonismo ya no puedeconstruirse segn los modos de la era imperial, ni dela sovitica. Esto implica un trabajo de revisin de supasado que, en vez de obstinarse en demonizarlo oenaltecerlo permita comprenderlo, para construirun futuro en el que sea capaz de consolidar la gran-

    deza que ha comenzado a recuperar. g

    Le Monde diplomatique, edicin Cono Sur

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    De un comunismo inacabadoa un capitalismo consolidado

    LO PASADO

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    Durante siete dcadas, la URSS lider la alternativa al mundo capitalista.Pero en 1991, incapaz de hacer frente a la falta de libertades, elestancamiento econmico, la corrupcin del enorme aparato estataly un asfixiante presupuesto militar, se disuelve. La salida de la nuevaRusia fue la abrupta adopcin de una economa de mercado, queconservara los peores aspectos del rgimen anterior combinados

    con los ms execrables del neoliberalismo.

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    La historiaen disputa

    Reconstruir la nacin

    Las reformas adoptadas a la par del derrumbe de la URSSfueron acompaadas de una poderosa propaganda anti-sovitica. Se tornaba entonces imperioso revisar la Revo-lucin de Octubre, en un presente en el que la lucha porsu significacin histrica incidira en las decisiones futuras.

    por Moshe Lewin*

    Los errores oscurecieron permanentemente lareflexin sobre la Unin Sovitica, y es nece-sario disiparlos de entrada. El primero consis-te en tomar al anticomunismo como un an-

    lisis de la URSS, y el segundo en estalinizar todo elfenmeno, que de esa forma pasara a ser un gulag deprincipio a fin.

    El anticomunismo no es un mtodo de investiga-

    cin: es una ideologa que trata de hacer creer en sucarcter cientfico.No slo no ve ciertas realidades, sino que, al agitar

    permanentemente el estandarte de la democracia, loque hace en realidad es utilizar el rgimen dictato-rial del enemigo para favorecer las causas conserva-doras. As, en Estados Unidos, el macartismo se apo-y en el espantapjaros del comunismo. Las manio-bras de ciertos intelectuales alemanes que ponande relieve las atrocidades de Stalin para blanquear aHitler se valan del mismo procedimiento. Y el hecho

    de que, en la defensa de los derechos humanos, Occi-dente haya sido tan indulgente respecto de unos y tansevero respecto de otros, no contribuy a una com-prensin justa del mundo sovitico.

    Pero, en qu parte del gran lbum de la historia ha-bra que ubicar al sistema sovitico? El problema es aunms complicado teniendo en cuenta que ese sistema exis-ti fuera del perodo de la guerra civil, durante el cualfue slo un campamento militar en dos o tres versiones.

    El absolutismo burocrticoLa historia de Rusia es un formidable laboratorio quepermite estudiar toda una variedad de sistemas auto-

    ritarios y sus crisis hasta nuestros das. En qu con-sista el sistema sovitico luego de la muerte de Stalinen 1953? Era socialismo?

    De ninguna manera! Para que exista socialismoes necesario que los bienes econmicos sean pro-piedad del sociumy no de una burocracia. Adems,el socialismo siempre fue concebido como una pro-fundizacin de la democracia poltica y no como su

    negacin. El socialismo supone la socializacin de laeconoma y la democratizacin del rgimen poltico,mientras que la URSS solo conoci una estatizacinde la economa y una burocratizacin de lo poltico.

    El hecho de que el debate sobre el problema sovi-tico se haya desarrollado durante tanto tiempo (y aveces, aun hoy en da) en esos trminos, sugiere la si-guiente pregunta : se le puede confiar la ctedra dezoologa a alguien que al ver un hipoptamo afirmaque se trata de una jirafa? Acaso las ciencias socialesdeberan ser menos exigentes que la zoologa?

    Toda esa confusin viene del hecho de que laURSS no era capitalista, dado que la propiedad de losbienes econmicos de la nacin haba sido atribuidaal Estado y a su alta burocracia. Eso lleva a clasificaral sistema sovitico en la misma categora que esosregmenes tradicionales donde la posesin de un vas-to patrimonio territorial daba poder sobre el Estado.As se form la Moscovia autocrtica. Esta tambindispona de una burocracia influyente, pero era elsoberano quien tena el poder absoluto. En el caso so-

    vitico, la burocracia haba alcanzado un poder indis-cutible, que no comparta con nadie. Ese absolutismoburocrtico, pariente de los antiguos despotismos

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    agrarios, era mucho ms moderno que el del zar oel de Stalin, pero aun perteneca a la misma especie.

    A pesar de reclutar su personal en las clases infe-riores, el Estado burocrtico sovitico era el herede-ro directo de muchas instituciones del zarismo: por lotanto se situaba en la continuidad de la tradicin zaris-ta de construccin del Estado. El propio Lenin habalamentado que sectores enteros de la administracinzarista siguieran funcionando bajo el nuevo rgimen.De hecho, ese nuevo rgimen deba aprender a funcio-

    nar en todos los terrenos, y se vea obligado a utilizarla experiencia de los servicios gubernamentales queseguan manejando las cosas con los viejos mtodos.Se haba creado un nuevo Estado, pero sus funciona-rios seguan siendo los del rgimen anterior, y Leninse preguntaba cmo hacerlos ms efectivos.

    Ms an, cada vez que haba que crear un nuevoservicio se designaba una comisin especial para su-pervisar su organizacin. Por entonces era costum-bre solicitar a un historiador de la administracin oa un funcionario experimentado que estudiara cmo

    funcionaba un servicio anlogo bajo el rgimen za-rista. Y cuando no exista ningn precedente zarista,se buscaba entre los modelos occidentales.

    Regresin estalinistaStalin ira todava ms lejos, retomando casi oficial-mente el modelo del Estado monrquico. Ese mante-nimiento de la tradicin defina la esencia misma delsistema: el absolutismo de una jerarqua burocrtica.Aun la funcin aparentemente nueva de secretario

    general conservaba varias caractersticas de la funcinde zar. De la misma manera, las imponentes ceremo-nias de los regmenes zarista y sovitico obedecan a la

    misma cultura, la que daba prioridad a los conos y a laostentacin de una imagen de fuerza e invencibilidad(a fin de exorcizar lo ms posible su fragilidad interna).

    En las ltimas dcadas del sistema, el trmino

    preferido para designar al Estado fuerte, edifica-do a partir del fin de los aos 1920, sera el de granpotencia(dzerjava) tomado del vocabulario zarista yparticularmente afecto a los medios conservadores.Mientras que en la poca de Lenin dzerjavnikera untrmino peyorativo que designaba a los partidariosdel nacionalismo ms brutal, la palabra seduca aho-ra por su correlacin con la esencia misma del poderdel zar: samodzerjets, el autcrata. Por supuesto quela hoz y el martillo haban reemplazado al globo de

    oro coronado por una cruz, pero era apenas una reli-quia del pasado revolucionario.La propiedad estatal de todas las tierras, confia-

    da a un soberano absoluto, haba sido la caractersti-ca de varios antiguos regmenes de Europa Central yOriental. En la URSS, en nombre del socialismo, esapropiedad se haba extendido a toda la economa y amuchos otros sectores. En realidad, bajo una aparien-cia ms moderna, era el antiguo modelo de monopo-lio sobre la tierra (antao principal recurso econmi-co) el que se trataba de preservar y aun de reforzar.

    Pero aunque el sistema se alineaba en la vieja ca-tegora de las autocracias propietarias de la tierra, nopor ello dejaba de cumplir una tarea histrica propiadel siglo XX: la del Estado como factor de desarro-llo, que existi y que existe todava en varios pa-ses en particular en Oriente y en Medio Oriente, enlas antiguas monarquas rurales (China, India, Irn).En la construccin del Estado estalinista, esa racio-nalidad histrica fue particularmente activa, aun sisu transformacin en estalinismo representaba una

    peligrosa distorsin. Pero esa transformacin en unmodelo desptico no constituy una patologa incu-rable, como lo prueba la eliminacin del estalinismoen Rusia y del maosmo en China.

    Y, a pesar de las dificultades, la presencia de un Es-tado capaz de dirigir el desarrollo econmico seguasiendo una necesidad histrica.

    En la dcada de 1980 la URSS haba alcanzado unalto nivel de desarrollo econmico y social, pero susistema se haba hundido en un pantano. El tipo dereformas que consideraba un Yuri Andropov le ha-

    bran podido dar lo que tanto necesitaba: un Esta-do reformado y activo, que conservara la capacidadde dirigir el desarrollo, pero apto para liberarse desu autoritarismo obsoleto a medida que avanzaba latransformacin del paisaje social.

    Sin embargo, la utilizacin del viejo simbolismode la dzerjavaexpresin de un sector importante delas capas dirigentes mostraba el debilitamiento delaparato, que pona su poder poltico al servicio exclu-sivo de sus intereses personales, y restaba sustancia

    al Estado factor de desarrollo. En lugar de agregarla computadora a la hoz y el martillo, los dirigentes serefugiaron en un conservadurismo contrario a las as-

    StalingradoAl concluir esa terrible batalla

    Stalin se neg a intercambiar asu hijo Yakov, prisionero de losnazis, por el mariscal de campoVon Paulus: No se cambiaun mariscal por un teniente,fueron sus famosas palabras.

    Lenin.Sus monumentos eran fre-cuentes en la poca socialista.

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    ddyGaleotti/Shutterstock

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    erkut/Shutterstock

    Palacio de Invierno. Ubicado en San Petersburgo, fue durante mucho tiempo la residencia delos zares. Su asalto en octubre de 1917 fue un triunfo militar y simblico para la Revolucin.

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    1 | LO PASADO | LA HISTORIA EN DISPUTA

    piraciones de los ciudadanos, los cuales no vivan en elsiglo XVIII sino en el siglo XX: respecto a ellos, el Es-tado haba acumulado un retraso fatal.

    La frmula absolutismo burocrtico, que caracte-

    riza bien al sistema sovitico, fue tomada de los anli-sis de la monarqua prusiana del siglo XVIII, en la cualel soberano, a pesar de ser el jefe de la burocracia, eradependiente de ella. De la misma forma, los altos di-rigentes del Partido en la URSS, supuestos soberanosdel Estado, haban perdido de hecho todo poder so-bre sus burcratas. Los ex ministros soviticos, cuyasMemoriasreflejan la nostalgia de ese sper Estado, nocomprendieron que su pasin por el trmino dzerja-vacoincida precisamente con el perodo en el que el

    Estado haba dejado de cumplir sus tareas anteriores.Un Estado que ya no era ms que la sombra de s mis-mo, un ltimo suspiro antes de caer en la fosa comnde una vieja familia de regmenes con la cual conser-vaba demasiados lazos.

    Lo que, paradjicamente, hace del fenmeno sovi-tico un tpico captulo de la historia rusa, es el papelque jug en el mismo el entorno internacional. Esa Ru-sia, con su historia tan accidentada, constantementecomprometida en relaciones de amistad o de hostili-dad con sus vecinos, se vio obligada a desarrollar sus

    relaciones por todos los medios posibles, incluidos losideolgicos. Y ya sea tomando prestadas sus ideas delexterior, ya sea oponiendo a las mismas sus propiasconcepciones, los soberanos rusos deban orientarpermanentemente sus antenas tanto sobre el mundoexterior como sobre su pas. El exterior tambin tuvoun gran peso en la historia de la URSS: el fenmeno le-ninista y la Rusia sovitica de los aos 20 tuvieron mu-cho que ver con la Primera Guerra Mundial, mientrasque la Segunda Guerra Mundial y la crisis de los 30

    ejercieron un impacto directo sobre la URSS de Stalin.La imagen que la poblacin y sus dirigentes se ha-can del otro campo era el producto de espejos defor-mantes. Si el estalinismo de los aos 30, en el momen-to de su mayor pujanza, gozaba de un gran prestigioen el Oeste a pesar de las persecuciones sufridas porlos ciudadanos soviticos, se deba en gran medida ala imagen negativa de la crisis en Occidente. Rusia da-ba la impresin de generar un poderoso impulso in-dustrial, y resultaba tentador minimizar la miseriadel pas pensando que esa impresionante dinmica la

    liquidara rpidamente. Stalin y el estalinismo se be-neficiaran del mismo efecto de contraste al vencer aAlemania en 1945, cuando el pas estaba nuevamentesumido en una gran miseria que los estragos de la gue-rra no alcanzaban a explicar.

    Carrera armamentistaViene luego la Guerra Fra. Segn las memorias deBerejkov, intrprete personal de Stalin, la misma co-menz con la irritacin de Stalin por el retraso de los

    estadounidenses en desembarcar en Normanda yabrir as un segundo frente. El dictador sovitico veaall un clculo poltico de Franklin D. Roosevelt para

    posponer lo mximo posible su entrada efectiva enla guerra, esperando que los dos grandes beligeran-tes estuvieran agotados. Posteriormente, en Moscse interpret el lanzamiento de las dos bombas at-

    micas contra Japn como la confirmacin de que Es-tados Unidos pretenda anunciar a la URSS y al restodel mundo el comienzo de una nueva era en las re-laciones internacionales; y no hay que descartar quetal haya sido el razonamiento estadounidense de en-tonces. En todo caso, esos acontecimientos instala-ron a la Unin Sovitica en una situacin de superpo-tencia y en una carrera armamentista que perpetua-ra los aspectos ms abominablemente conservado-res de su sistema estatal y disminuira su capacidad

    para reformarlo.Paralelamente, en la mente de los dirigentes so-viticos, Estados Unidos pas a reemplazar al Oc-cidente de antao (Inglaterra, Francia, Alemania)que hasta entonces serva de modelo. Estados Unidosse convirti, en secreto, en el instrumento de medi-da de los logros soviticos en todos los terrenos. As,ciertos dirigentes tomaron conciencia del crecienteretraso de su pas, mientras que otros se negaban aver esa realidad. Luego de la derrota sovitica en lacarrera (intil) hacia la Luna, la incapacidad del pas

    para concretar su revolucin informtica generprobablemente un sentimiento de desesperanza enalgunos crculos dirigentes, a la vez que los conser-vadores se aferraban a su inmovilismo. Por otra par-te, esa misma obsesin respecto de Estados Unidosllev a muchos miembros de la antigua Nomenkla-tura a implorar los favores de Washington desde elinstante en que tomaron a la sombra de Boris Yelt-sin el control del Kremlin.

    Resulta natural que investigadores que estudian

    el estado de Rusia en los aos 90 partan de datos queremontan al ltimo perodo del sistema sov itico.Pero ello se torna irnico cuando ciertos socilogosque conocen muy bien dicho pasado por haber es-crito en esa poca textos muy crticos del sistemadescriben actualmente a la difunta URSS como unaespecie de Eldorado, ya que el nivel de vida de la po-blacin rusa y su cobertura social no cesaron de em-peorar desde comienzos de los aos 90.

    Un modo de distraccin

    Se informa tambin de una fuerte baja en la asisten-cia a teatros, salas de concierto, circos y bibliotecas,al igual que en la lectura de obras literarias y en lasuscripcin a diarios. La mayor exigencia laboralcontribuy a fomentar un esparcimiento ms pasivo,mientras que en los ltimos aos de la era sovitica eltiempo libre era cada vez mayor, y estaba consagra-do mucho ms a la cultura. Adems, para aumentarsus ingresos, o simplemente para sobrevivir, muchosrusos emprendieron en sus parcelas de tierra nuevas

    actividades agrcolas o de cra de animales, a expen-sas de una reduccin de sus horas de sueo o de ocio.El aumento de las libertades y derechos, al igual

    Prdida de poder militar(relacin del gasto militar deEE.UU. y la URSS/Rusia, en paridadde poder adquisitivo)

    Carrera espacial.Fue un compo-nente central de la Guerra Fra.

    MR

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    132

    81

    18 17

    1950 1970 1992 2011

    100

    Notas de Gramsci (1917)La Revolucin rusa esun acto proletario y debedesembocar naturalmenteen el rgimen socialista. Hadestruido al autoritarismo ylo ha sustituido por el sufragiouniversal; ha reemplazado elautoritarismo por la libertad;la Constitucin por la voz libre

    de la conciencia universal.

    EE.UU.

    URSS / Rusia

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    que la aparicin de servicios costosos, slo benefi-ciaron a los rusos ms adinerados, a los que gozabande una mayor preparacin, y a los ms dotados de es-pritu de emprendimiento.

    Fuera de Mosc, la mayora de la gente vio consi-derablemente reducidas sus posibilidades de accesoa la cultura.

    Nuestros socilogos lamentan aun ms la pobrecalidad de los progra mas televisivos, teniendo encuenta que la televisin se convirti en el principalobjeto de esparcimiento. Y eso sin hablar de la deca-dencia de la investigacin cientfica, de la baja en laasistencia a establecimientos escolares, a serviciosmdicos y sociales, y sin mencionar tampoco la cada

    de los indicadores de vitalidad demogrfica, signostodos ellos de que ahora est en juego la propia su-pervivencia de la nacin.

    Para distraer la atencin de ese lamentable esta-do del pas, los nuevos dueos del poder lanzaronuna amplia campaa de propaganda contra el difun-to sistema sovitico, recurriendo a todos los trucosantao util izados en Occidente; as, aqul habra si-do un sistema monstruoso, desde el pecado originalde 1917 hasta el fallido golpe de Estado de agosto de1991. Del fracaso de este ltimo habra nacido una

    nueva era de libertad. Es decir, que la Rusia contem-pornea, ya lamentablemente disminuida, padeceadems una autodenigracin de su identidad histri-ca. No contentos con saquear los bienes econmicosdel pas, sus reformadores arremetieron tambincontra su pasado, bajo el signo de la ignorancia y nodel anlisis crtico.

    A la vez, se pusieron a buscar frenticamenteotros pasados su sceptibles de responder al deseode la nacin de forjarse una nueva identidad. Y ello

    en un doble movimiento: primero, volvieron a apro-piarse de todo lo que fuera zarista y pre revolucio-nario. Luego, sobre un fondo de rechazo a todo losovitico y post revolucionario, rehabilitaron a losBlancos de la guerra civil. Ese amor por todo lo quelos bolcheviques haban odiado es una muestra dedebilidad intelectual.

    Tanto es as que ms de un ruso percibi a las eli-tes que se aduearon del poder en 1991 como nuevosinvasores trtaros, hostiles a los intereses de la na-cin. Y para algunas de sus mentes ms lcidas, Ru-

    sia no tendra ahora otra perspectiva que la pesadillade una cada a nivel del Tercer Mundo.

    A pesar de las desastrosas consecuencias del os-curantismo, se pueden ver algunos signos positivos.En una conferencia ofrecida en Mosc, el f ilsofoMejuev sealaba que un pas no puede existir sin suhistoria [...] Nuestros reformadores, sean ellos comu-nistas, demcratas, eslavfilos o fascinados por Oc-cidente, cometen todos el error crucial de no hallaruna continuidad racionalmente y moralmente justi-

    ficada entre el pasado y el futuro de Rusia [...] Unosniegan el pasado; otros ven all el nico modelo; demanera tal que para algunos el futuro slo podr ser

    por Vladimir Lenin

    Testamentopoltico

    SOSPECHAS JUSTIFICADAS

    Yo aconsejara que en este Congreso se introdujesen varios

    cambios en nuestra estructura poltica. Deseara exponerles las

    consideraciones que estimo ms importantes.

    En primer lugar coloco el aumento del nmero de miembros del

    Comit Central (CC) a varias decenas e incluso hasta un centenar.Creo que si no emprendiramos tal reforma, nuestro CC se vera

    amenazado por grandes peligros, en caso de que el curso de los

    acontecimientos no fuera del todo favorable para nosotros (y no

    podemos contar con eso).

    []

    Nuestro Partido se apoya en dos clases, y por eso es posible su

    inestabilidad y sera inevitable su cada si estas dos clases no

    pudieran llegar a un acuerdo. []

    Me refiero a la estabilidad como garanta contra la escisin en

    un prximo futuro, y tengo el propsito de exponer aqu variasconsideraciones de ndole puramente personal. Yo creo que lo

    fundamental en el problema de la estabilidad, desde este punto

    de vista, son algunos miembros del CC como Stalin y Trotsky. Las

    relaciones entre ellos, a mi modo de ver, encierran ms de la mitad

    del peligro de esa escisin que se podra evitar, y a cuyo objeto debe

    servir entre otras cosas, segn mi criterio, la ampliacin del CC hasta

    50 o hasta 100 miembros.

    El camarada Stalin, llegado a Secretario General, ha concentrado en

    sus manos un poder inmenso, y no estoy seguro de que siempre sepa

    utilizarlo con la suficiente prudencia. Por otra parte, el camarada

    Trotsky, segn demuestra su lucha contra el CC con motivo del

    problema del Comisariado del Pueblo de Vas de Comunicacin, no

    se distingue nicamente por su gran capacidad. Personalmente,

    quiz sea el hombre ms capaz del actual CC, pero est demasiado

    ensoberbecido y demasiado atrado por el aspecto puramente

    administrativo de los asuntos.

    Estas dos cualidades de dos destacados jefes del CC actual pueden

    llevar sin quererlo a la escisin, y si nuestro Partido no toma medidas

    para impedirlo, la escisin puede venir sin que nadie lo espere.

    Extracto de Carta al Congreso de Vladimir Lenin, redactada entre el 22 de diciembre de

    1922 y el 4 de enero de 1923.

    Con lucidez premonitoria, Lenin escribi antes de morir enenero de 1924 una carta dirigida al XIII Congreso del PartidoComunista, en la que manifestaba su preocupacin por elcreciente enfrentamiento entre Stalin y Trotsky.

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    LE MONDE DIPLOMATIQUE |EXPLORADOR 11

    1 | LO PASADO | LA HISTORIA EN DISPUTA

    LE MONDE DIPLOMATIQUE |EXPLORADOR 11

    una mezcla de temas antiguos, y para otros, la acep-tacin pasiva de una frmula opuesta y sin preceden-tes en la historia rusa. Ahora bien, el futuro debe serconcebido ante todo en su relacin con el pasado, y en

    particular con el que acabamos de superar reciente-mente.

    Mejuev critica luego al economista liberal AndreiIlarionov, quien considera que Rusia desperdici elsiglo XX: en su opinin, la revolucin socialista ha-bra desviado al pas de su itinerario liberal, trans-formando al giga nte de antao en un ratn. Por lotanto, la nica salida consistira en volver al libera-lismo. Pero evidentemente resulta ms fcil drselasde sabio a posteriori, que analizar lo ocurrido. Repro-

    charle a Rusia no haberse vuelto liberal a principiosde siglo es dar muestras de una profunda ignoranciatanto de la historia rusa como del liberalismo. El ad-venimiento del liberalismo resulta de un largo proce-so histrico, que pasa por la Edad Media, la Reforma,el Renacimiento y a menudo por revoluciones con-tra monarquas absolutas.

    Para Mejuev, la clave de la historia rusa del sigloXX no se halla nicamente en la revolucin bolche-vique, dado que en doce aos se produjeron tres re-voluciones: la primera, la de 1905, fue derrotada; la

    segunda, la de febrero de 1917, dio la victoria a los re-volucionarios moderados, y la de octubre, que vio eltriunfo de los revolucionarios ms extremistas, eraapenas la ltima fase del proceso revolucionario. Elfilsofo Nicolai Berdiaev lo haba visto claramente:los bolcheviques no eran los autores de la revolucin,sino los instrumentos de su desarrollo. De nada sirveadoptar criterios fundamentalmente morales y cri-ticar los actos de crueldad cometidos: son cosas quesiempre ocurren en situaciones de guerra civil. Una

    revolucin no es una accin moral y legal: es un des-pliegue de fuerza coercitiva. La revolucin buenano existe: todas fueron sangrientas, siempre.

    Condenar las revoluciones prosigue Mejueves condenar a casi toda la intelligentsia rusa y a todala historia rusa, que constituyen el terreno del cualsurgieron esos acontecimientos revolucionarios. Lasrevoluciones [...] siempre decepcionan las expectati-vas, pero inician una pgina verdaderamente nueva:lo importante es averiguar de qu pgina se trata, sinfiarse demasiado de lo que dicen los vencedores ni los

    vencidos [...] Nuestro socialismo era en realidad uncapitalismo a la rusa en su contenido tecnolgico, yun anticapitalismo en su forma.

    Para Mejuev, a un pas situado en la periferia delmundo occidental le resulta difcil combinar moder-nizacin y democracia. Durante un cierto t iempo,una de las dos debe ceder su lugar a la otra. Los bol-cheviques lo haban comprendido claramente, y fuepor esa razn que ganaron la guerra civil y que Rusiasali victoriosa de la Segunda Guerra Mundial. China

    tambin lo tuvo en cuenta cuando decidi combinarmodernizacin acelerada, por medio de la economade mercado, y mantenimiento de un sistema poltico

    no democrtico. Cualquier rgimen, del tipo que sea,debe tener la inteligencia de no recusar el pasado co-mo si fuera un desierto estril, y de considerarlo comoun trampoln hacia nuevos avances, preservando a la

    vez la parte de real grandeza que posea.La Rusia de hoy en da, con su nostalgia de tiem-pos pre revolucionarios, est mucho ms alejada deOccidente que otrora los bolcheviques. Nuestros li-berales observa Mejuev no pueden enorgullecersede nada, salvo de haber destruido todos esos logros,mientras que el futuro de Rusia deber construirseen base a la preservacin de las realizaciones del pa-sado, de su desarrollo, y de una continuidad que in-cluya la definicin de nuevos objetivos.

    Actualmente, el vnculo con el pasado est roto,

    pero algn da ser restaurado. Sin embargo, no setrata de volver al pasado pre revolucionario o postrevolucionario: pregntese usted qu considera im-portante del pasado, qu habra que continuar o con-servar, y ello lo ayudar a enfrentar el futuro [...] Losque quieren borrar el siglo XX, un siglo de grandescalamidades, es cierto, deben a la vez decir adis auna gran Rusia. g

    *Historiador. Autor de El siglo sovitico, Crtica, Barcelona, 2006.

    Traduccin: Carlos Alberto Zito

    Vl

    aditto/Shutterstock

    Catedral de San Basilio.Su construccin fue encargadapor Ivn el Terrible y se realiz entre 1555 y 1561.

    Explosin inflacionaria(promedio inflacin anual, segn

    precios al consumidor, en porcentaje)

    201220081989 1993

    14,1%5,1%6%

    875%

    Resultado de las reformasTras el fin de la URSS, la rpidaliberalizacin de la economacondujo a un aumento dela oferta de bienes, pero

    a precios inaccesibles.

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    Una Guerrano tan frapor Danile Ganser*

    E

    n enero de 1959, la entrada triunfal enLa Habana de Ernesto Che Guevaray Fidel Castro hizo que la administra-cin republicana de Estados Unidos

    y el presidente Dwight Eisenhower temieranque el comunismo se expandiera a travs deAmrica Latina. Aliado seguro de Washing-ton durante la Guerra Fra, el dictador Fulgen-cio Batista haba sido derrocado por una gue-rrilla apoyada por la inmensa mayora del pue-blo cubano. Aun antes de que Castro que en-tonces no era comunista pusiera en marchasu reforma agraria, el 17 de mayo, y comenzaraa expropiar a las compaas estadounidenses,el Consejo de Seguridad Nacional de la CasaBlanca haba decidido que deba ser reempla-zado y estudiaba estrategias para instaurarun nuevo gobierno en Cuba.

    Autorizada por Eisenhower para colabo-rar con organizaciones terroristas, la CentralIntelligence Agency (CIA) comenz a orga-nizar, financiar, armar y entrenar a exiliadoscubanos para sabotear la poltica de Castro.En el mayor de los secretos, se la autoriz aque ejecutara operaciones de asesinato con-

    tra el lder cubano, como lo revel, en 1975, lacomisin especial del Senado de Estados Uni-dos. As comenz, ya en 1959, una guerra nodeclarada de Estados Unidos contra Cuba.Los ataques con bombas y el sabotaje efectua-do por los terroristas de la CIA comenzaron el21 de octubre de 1959, cuando dos aviones pro-venientes de Estados Unidos ametrallaron LaHabana, provocando dos muertos y cincuentaheridos. El ministro de Asuntos Exteriores cu-bano, Ral Roa, llev el asunto a la Organiza-cin de las Naciones Unidas (ONU).

    El embajador de Estados Unidos, HenryCabot Lodge, refut las acusaciones, mien-tras que el Consejo de Seguridad se abstuvode actuar. Eso conmovi a Castro y, en sep-tiembre de 1960, viaj a Nueva York para pre-sentar el caso ante la Asamblea General dela ONU. No deben preocuparse declarde entrada, haremos todo lo posible por serbreves. Despus de lo cual, enumer y de-

    nunci durante cinco horas los actos crimi-nales a los que estaba sometido su rgimen

    Un mes antes de ese discurso, en un me-morando ultra secreto, el presidente Eisen-hower haba asignado 13 millones de dlarespara crear un campo de entrenamiento te-rrorista en Guatemala, donde exiliados an-ticastristas se preparaban para una invasinde Cuba, que comenz el 15 de abril de 1961.Pilotos pagados por la CIA bombardearon los

    aeropuertos de Santiago de Cuba y San An-tonio de los Baos, as como los aviones de lafuerza area cubana en La Habana. Dos das

    La crisis de los misiles en Cuba

    El orden mundial bipolar que enfrentpor ms de cuarenta aos a EstadosUnidos y a la URSS tuvo diversosestallidos por el control de reas deinfluencia. Uno de los ms recordadosfue en 1962 cuando, ante las agresionesde Washington a Cuba, Mosc envimisiles nucleares a la isla.

    B

    ett

    mann/Corbis/Latinstock

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    2 | NOMRE CAPTULO | TTULO NOTA

    Venis.comnimi nctatio modismoloris autem lorem

    despus, en las primeras horas de la maana,1.500 terroristas atracaron en la Baha de losCochinos. Las fuerzas de Castro hundieronlos barcos de los invasores y redujeron o to-

    maron prisioneros a todos los comandos an-ticastristas en tierra firme.

    Misiles en Cuba, misiles en TurquaMientras llovan bombas en Cuba, Roa volvia pedir ayuda a las Naciones Unidas. El emba-jador estadounidense, Adlai Stevenson, recha-z esas acusaciones y las calific de completa-mente falsas. El embajador britnico, PatrickDean, dio su apoyo a Stevenson: El gobiernodel Reino Unido sabe por experiencia que pue-de confiar en la palabra de Estados Unidos.

    Sin embargo, los hechos no podan negarsepor mucho ms tiempo. Kennedy, que el 20 deenero de 1961 haba sucedido a Eisenhower enla Presidencia de Estados Unidos, decidi ad-mitir la verdad y asumi la falta, el 24 de abril,a travs de una declaracin de la Casa Blanca.Pero al da siguiente, Washington reempren-da su guerra contra el rgimen de Castro e im-pona un bloqueo total sobre las mercancas

    estadounidenses con destino a Cuba.Para La Habana, que tema otras agresiones,

    se volva imperativo tomar todas las medidasposibles para proteger la soberana nacional.

    En Mosc, el conductor de la Unin Sovi-tica, Nikita Kruschev, haba observado du-rante mucho tiempo la agresin de EstadosUnidos contra Cuba. En su biografa conta-ra: Tena ese problema en la mente todo eltiempo Si Cuba caa, los dems pases lati-noamericanos nos rechazaran, alegandoque, pese a todo su poder, la Unin Soviticano haba sido capaz de hacer nada por Cuba,salvo pronunciar protestas vacas ante lasNaciones Unidas. Haciendo una apuestaarriesgada, decidi poner en marcha la ope-racin Anadyr y, en mayo de 1962, envi porbarco a Cuba, a travs del territorio de la Or-ganizacin del Tratado del Atlntico Norte(OTAN), cincuenta mil soldados soviticos ysesenta misiles atmicos

    Kruschev mostraba as su compromisocon su aliado caribeo, ganaba posicionesestratgicas y mostraba su fuerza a EstadosUnidos y a China a la vez. Los soldados sovi-ticos estaban instalando las plataformas delanzam iento de misiles nucleares en Cubacuando, el 14 de octubre de 1962, un avin deespionaje U2 estadounidense los fotografidesde las alturas.

    La noticia provoc una conmocin en laadministracin demcrata estadouniden-se. El Presidente convoc inmediatamen-te a su Consejo Nacional de Seguridad para

    1 | LO PASADO | UNA GUERRA NO TAN FRA

    una reunin secreta en la Casa Blanca. Porqu Kruschev puso los misiles ah? pregun-t Kennedy. Es como si, de pronto, nosotrosempezramos a aumentar la cantidad de MR-

    BM [misiles atmicos] en Turqua. Sera ex-tremadamente peligroso, creo. McGeorgBundy, su consejero especial, le respondi:Pues bien, es lo que hicimos seor Presiden-te!. Se refera a los misiles nucleares Jpiterque Estados Unidos haba instalado precisa-mente en Turqua, cerca de la frontera sovi-tica, en 1961.

    No obstante, el presidente Kennedy seguaconvencido de que haba que evacuar los mi-siles nucleares presentes a pocas millas de laFlorida. An no eran operativos, de acuerdoa lo que afirmaba la CIA, pero su instalacincontinuaba y el factor tiempo era extremada-mente importante. El secretario de Defensa,Robert McNamara, le recomend al Presi-dente que no llevara el caso ante las NacionesUnidas: Una vez que usted adopte el enfoquepoltico, no creo que tenga la menor oportuni-dad de iniciar una accin militar.

    Al borde del abismo nuclearSometido a la intensa presin del Pentgonoansioso por bombardear e invadir Cuba,Kennedy tom la sabia decisin de posicio-narse contra esa opcin. Slo mucho tiempodespus se descubri que las fuerzas terres-tres soviticas instaladas en Cuba estabanequipadas, adems, con misiles tcticos nu-cleares que habran utilizado contra una in-vasin de las fuerzas estadounidenses...

    El Presidente prefiri un embargo marti-mo alrededor de la isla para impedir que losbarcos soviticos introdujeran otros misiles.El 22 de octubre, Kennedy explic por tele-visin a los ciudadanos de Estados Unidos ydel mundo, que la Unin Sovitica despre-ciando de manera flagrante y deliberada laCarta de las Naciones Unidas, haba instala-do misiles nucleares en Cuba. El mayor pe-ligro habra sido no hacer nada, destac, ex-plicando que haba ordenado que se instau-

    rara un estricto embargo contra todo equipomilitar ofensivo embarcado hacia Cuba. Almismo tiempo, una resolucin estadouni-dense solicitaba el desmantelamiento in-mediato y la eliminacin de todas las armasofensivas instaladas en Cuba, y que esto sehiciera bajo el control de observadores de lasNaciones Unidas. En referencia al bloqueo,el Secretario G eneral de la ONU, Sithu UThant, relat ms tarde: Apenas poda creerlo que vea y escuchaba. Tcnicamente signi-ficaba el comienzo de la guerra contra Cubay la Unin Sovitica. Que yo recuerde, fue el

    discurso ms funesto y ms grave que hayapronunciado un jefe de Estado.

    Al fin, el alivio

    Para provocar una desescalada de la crisis, UThant inst a todos los miembros de las Nacio-nes Unidas a que se abstuvieran de cualquieraccin militar. Detrs de bambalinas hablcon Kennedy, Kruschev y Castro. A este lti-mo le confes: Si la CIA y el Pentgono siguenteniendo semejante poder, veo muy oscuro elfuturo del mundo.

    Al mismo tiempo, Stevenson converta elConsejo de Seguridad en el tribunal de la opi-nin mundial, como l lo llam. El 25 de octu-bre present las fotografas de los misiles nu-cleares soviticos en Cuba frente a un pblicoperplejo y un embajador sovitico incmodoque mascull: Son pruebas trucadas. Ste-venson explic que Kennedy haba ordenadoel bloqueo sin consultarlo con el Consejo deSeguridad porque la Unin Sovitica habrafrenado cualquier resolucin.

    Los bombarderos estadounidenses habaninvadido el aire, cargados de bombas nuclea-

    res y planos de vuelo que deban conducir-los hacia objetivos en la Unin Sovitica. Lasfuerzas de la OTAN en Europa Occidentalestaban en estado de alerta. En el sur de Es-tados Unidos se reunan fuerzas militaresnorteamericanas. En el Caribe maniobrabanbarcos soviticos y submarinos. En Cuba, sol-dados soviticos trabajaban da y noche paraque los misiles nucleares fueran operativos.Las fuerzas terrestres soviticas de la isla, ais-ladas de todo aprovisionamiento de su lejanopas, apuntaban los misiles nucleares tcticoshacia una posible fuerza invasora estadouni-dense. Cuba esperaba una invasin inminen-te y tambin posicionaba sus fuerzas armadas.Se acercaba el gran desastre.

    Pero no se produjo, pues detrs de bamba-linas se llev a cabo una negociacin. Firme-mente decididos a evitar la guerra, Kennedyy Kruschev se pusieron de acuerdo para reti-rar sus respectivos misiles de Turqua y Cu-

    ba y, el 28 de octubre de 1962, Estados Unidosprometi abstenerse de cualquier nueva agre-sin contra Cuba (promesa que no cumpli).El mundo respir aliviado. A principios de no-viembre, el conflicto potencial ms peligrosode toda la Guerra Fra haba sido evitado. g

    *Autora de Reckless Gamble. The Sabotage of the United

    Nations in the Cuban Conflict and the Missile Crisis of 1962,

    Nueva Orleans, University Press of the South, 2000.

    Todas las citas del artculo se han tomado de este libro.

    Traduccin:Gabriela Villalba

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    LE MONDE DIPLOMATIQUE |EXPLORADOR 15LE MONDE DIPLOMATIQUE |EXPLORADOR 15

    Una potenciasin aliento

    La perestroika, antesala del derrumbe

    Hacia los aos 80 ya era evidente la necesidad de unatransformacin del anquilosado aparato sovitico. FueMijail Gorbachov quien inici el camino hacia el capitalismoy la democracia mediante una ambiciosa reestructuracinque incluy las clebres polticas de perestroika y glasnost.

    por Jean-Marie Chauvier*

    En la primavera de 1985 sucedi lo impensable:el Kremlin cambi de rumbo. Desde lo alto deltorren de la fortaleza roja surgi el hombre,Mijail Gorbachov, por obra del cual cambiara

    el rostro del mundo. El rgimen de Brezhnev se hun-da desde 1968 en el conservadurismo, la corrupcin,el aventurismo militar en Afganistn y la gerontocra-cia. A partir de febrero de 1982, las altas esferas advir-tieron la crisis. En esa poca, cuenta Nikolai Rijkov, fu-turo primer ministro de Gorbachov, la atmsfera enel pas era irrespirable; ms all, estaba la muerte. [...]En 1982, por primera vez desde la guerra, los ingresosreales de la poblacin dejaron de aumentar. Todo esta-ba bloqueado [...]. Lo peor era el clima moral (1).

    Sucesor de Brezhnev en nov iembre de 1982, Yu-ri Andropov, ex director de la KGB, tena una claraconciencia de la degradacin e impuls las primerasreformas. Su muerte prematura impuso un ao de

    espera bajo el gobierno de Chernenko. La misma no-che de su deceso, el 11 de marzo de 1985, sin ningncuestionamiento concreto, la Secretara General delPartido Comunista de la Unin Sovitica (PCUS) fueconfiada a Mijail Gorbachov (2).

    En el curso del ao anterior, Gorbachov haba pu-lido su imagen de renovador mediante llamados auna reestructuracin total de la vida econmica, so-cial y cultural.

    En 1985-1987, los artfices de la prosa del futurose acercaban enmascarados. Se trataba del sectorcomercial del Komsomol (organizacin juvenil delPartido Comunista), empresas autnomas, coope-

    rativas privadas,joint-ventures, redes mafiosas. Elvivero de los futuros oligarcas del capital financiero.

    Hubo actores externos. El presidente estadouni-dense Ronald Reagan lanz su Iniciativa de DefensaEstratgica (IDE) frente al Imperio del Mal. Depar-tamento de Estado, CIA, Congreso estadounidense,estaciones de radio Free Europe y Svoboda y mltiplesfundaciones se consagraron a la lucha contra el comu-nismo. Se brind apoyo moral y financiero a los disi-dentes del Este, al movimiento polaco Solidaridad, ala resistencia afgana y sus redes islmicas. Sin olvidarel papel histrico del papa polaco Juan Pablo II. Tam-bin se encontraron en el frente la Liga AnticomunistaMundial, la Liga de Naciones antibolcheviques, la sec-ta Moon y otros sectores de la derecha dura.

    Igualmente los medios de comunicacin occiden-tales se movilizaron en contra de la URSS. El mito delreformista Gorbachov no poda ser sino un invento

    de los agentes influyentes de la KGB. Pero la i lusinque criticaban los periodistas cautiv rpidamente alos asesores en reformas liberales: el economista An-ders Aslund (quien sera, junto con Jeffrey Sachs y elFMI, uno de los inspiradores de las reformas de la eraYeltsin) estaba en la URSS desde 1984; el financistaGeorge Soros cre su primera fundacin en Moscen 1987. Faltaban dos aos para la cada del Muro...

    Condiciones objetivasEn primer lugar, las materias primas se revelaron pa-sibles de agotamiento. La extraccin de petrleo sedetuvo y su cotizacin disminuy. Los precios in-

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    ternos en la URSS equivalan a un 20% del nivelmundial. Incluso el suministro a los pases socialis-tas estaba muy por debajo de los precios internacio-nales. Para los dueos (sobre todo rusos) de estas ri-quezas, resultaba tentador incrementar las exporta-ciones hacia los pases con monedas fuertes y a pre-cios del mercado mundial.

    En segundo lugar, las inversiones para la moder-nizacin se tornaban indispensables, pero se vieronbloqueadas por los embargos estadounidenses es-pecialmente la enmienda Jackson-Vanik y la nega-tiva de la URSS a abrirse a los capitales extranjeros.

    La mano de obra escaseaba. El xodo rural (93 mi-llones de personas entre 1926 y 1979) se detuvo. Elcrecimiento demogrfico disminua en los pases es-lavos mientras aumentaba en los pases musulmanes,acompaado por un fenmeno de subempleo. Lasconductas reproductivas estaban fuera de control.

    El sueo delFar East siberiano tena fallas, losgrandes emprendimientos como el nuevo transi-beriano Baikal-Amur (BAM) carecan de mano de

    obra. De oeste a este y viceversa, se detuvieron lasmigraciones. El romanticismo de los pioneros des-apareci. Y los altos salarios tampoco incentivabanlo suficiente.

    La economa en la sombra, los intercambios nocontrolados (mercantiles o de trueque), el robo delos bienes pblicos y el trabajo en negro desestabili-zaban el sistema planificado. Este mundo informalestaba en manos de redes clnicas y criminales quegangrenaron al Estado sovitico antes de colonizara la Rusia de Boris Yeltsin. Finalmente, la carrera ar-mamentista impulsada por Estados Unidos se volvifinancieramente insoportable, ms aun cuando la su-

    perioridad tecnolgica estadounidense era evidente.En resumen, el modo extensivo de desarrollo es-

    taba agotado. El sistema no controlaba los comporta-mientos sociales. La potencia se quedaba sin aliento

    en la competicin con Occidente.Sin embargo, la URSS en 1985 era un pas desarro-

    llado en sectores primarios como el carbn, el acero,los hidrocarburos y en campos ms elaborados: ae-roespacial, nuclear, electricidad, investigacin bsi-ca, patentes de tecnologa industrial, formacin es-colar, acceso masivo a la educacin y la cultura. Con-taba con aviones, cohetes, armas, mquinas herra-mientas y agrcolas, cereales, libros, pelculas, ciuda-des cientficas y escuelas de matemtica, fsica, agro-noma, cine, etc., mundialmente reconocidas.

    Un sistema de electrificacin unificado cubralas necesidades de 220 millones de habitantes (so-bre 280 millones). Unas 800 ciudades disponan decalefaccin central urbana. En los aos 80, el 48%de la poblacin activa trabajaba en la industria, con-tra el 30-35% en los aos 1950; la mayora de los so-viticos se encontraba urbanizada (3). La ensean-za secundaria se generalizaba. El nivel de consumo,equipamiento de uso domstico, la vida familiar y eltiempo libre se haban alejado del modelo frugal de

    la posguerra.Este mayor bienestar material no impidi el pro-

    fundo malestar moral que expresaron escritores, ci-neastas, cantantes y msicos de rock. Los ciudada-nos tenan garantizado el acceso a una seguridad so-cial bsica, educacin gratuita, un servicio de saludmnimo, transporte, agua, calefaccin y electricidadcon tarifas mdicas. En los aos 1970-1980, el mundorural emerga de dcadas de subdesarrollo materialy social y de ciudadana de segunda categora (4). Unamovilidad social elevada, la laicizacin de las mentes,la pasin por la lectura, el gusto por las artes y la in-vestigacin tambin formaban par te del balance deesta modernizacin (5).

    Pero el gigantesco desarrollo social y sanitariose detuvo. La esperanza de vida se estanc, antes dehundirse en los aos 1990, al igual que muchos otrosindicadores de salud pblica.

    La era Brezhnev haba occidentalizado ademsel modo de vida: vivienda privada, carrera por losbienes materiales, erosin de las tradiciones comu-

    nitarias campesinas o colectivistas. Naca una socie-dad de consumo (frustrada), fascinada por los logrosde Occidente. Pero el peso especfico de la industriaextractiva y pesada, el retraso en la agroindustria, laqumica, la electrnica y la informtica eran vistoscomo falencias de esta economa (mal) administradaque, por otra parte, degradaba el medioambiente contotal irresponsabilidad .

    La glasnost populariz los diagnsticos economi-cistas: cada de la tasa de crecimiento del ingreso na-cional y de la productividad del trabajo; bajo rendi-miento de los capitales invertidos; multiplicacin deobras inconclusas; retraso de la mecanizacin com-

    Desastre de Chernobyl.Ocurrido en Ucrania en 1986, este accidente nuclear fue una de lasmayores catstrofes medioambientales de la historia, cuyas consecuencias siguen vigentes.

    Restricciones comercialesLa enmienda Jackson-Vanik,aprobada en Estados Unidosen 1974, restringa lasoperaciones comerciales conlos soviticos. Fue introducidapor la obstruccin que ejercala URSS a la libre emigracin desus ciudadanos, en particulara los judos. Recin a fines de2012 Obama la derog, trasel ingreso de Rusia a la OMC.

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    lekseyStemmer/Shuttersto

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    rSved/Shutterstock

    Bandera tricolor.Volvi a ser lainsignia rusa a fines de 1993.

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    1 | LO PASADO | UNA POTENCIA SIN ALIENTO

    pleja y la automatizacin, as como de la informatiza-cin: algunas decenas de miles de computadoras per-sonales en 1985, contra 17 millones en Estados Uni-dos. La parte de equipamiento obsoleto aument, y

    slo era el comienzo (6). Por ltimo se produjeron te-rribles desastres ecolgicos, como la contaminacindel Volga y del lago Baikal, la desecacin del mar deAral y el desastre de Chernobyl, en abril de 1986.

    El mercado del empleoEn el inventario se insista sobre la crisis laboral:bajo rendimiento, ausentismo, licencias por enfer-medad, etc. Las causas invocadas eran la falta de es-tmulos materiales; la nivelacin de los salarios; elexceso de personal; el empleo garantizado. La orga-nizacin cientfica del trabajo y el taylorismo no tu-vieron xito en la URSS. Tampoco el fordismo: ganarms no bastaba para incentivar el trabajo, a falta deuna oferta suficiente de productos de consumo ma-sivo. La cantidad de mercadera se duplic entre 1971y 1985, mientras que la de dinero se triplic. En bus-ca de un mejor empleo, los trabajadores no privile-giaban slo el salario ms alto, sino la empresa queofreciera vivienda, guardera y jardn de infantes enmejores condiciones.

    Una relacin de fuerzas desfavorable para los em-pleadores! En 1985, stos reclamaron el derecho dedespedir y lograron una reforma que profesionali-zaba la enseanza secundaria, donde an predomi-naba un tronco comn de formacin general. Des-de las reformas promovidas por el primer ministroAlexis Kosyguine en 1965, las elites tecncratas rei-vindicaron en sordina un capitalismo inconfeso.

    El fin del crecimiento creaba los cuellos de botelladel ascenso social. El acceso a los ttulos de propie-dad, a las fuentes de riqueza monetaria, destrabaranla situacin. La masa obrera, engaada por las pro-mesas de autogestin o de propiedad colectiva, serade hecho excluida de esta gran redistribucin de losbienes sociales. La clase media sovitica (docentes,ingenieros, mdicos, investigadores), mal remunera-da pero simblicamente favorecida por una ideologasocialista que privilegiaba los valores no mercanti-les de la cultura, fue una de las ms destruidas por elmercado. El liberalismo encontr su base social en-tre los nuevos comerciantes, los intelectuales medi-

    ticos y la nomenklatura modernista.Las reformas de 1986-1988 liberaron la iniciativa

    privada en las empresas y cooperativas. Ofrecieron alos circuitos en la sombra ocasiones de blanqueo ynuevos fondos, fugados a parasos off-shoregracias aldesmantelamiento del monopolio estatal del comer-cio exterior. El espacio sovitico se convirti en presadel saqueo de las materias primas y la desagregacinterritorial. Adems de los nacionalismos perifricos,las tendencias separatistas eran alentadas por el equi-po de Yeltsin, partidario de la disolucin de la URSS.

    El factor clave del vuelco fue la metamorfosis dela nomenklatura que, junto con los nuevos secto-

    RUMBO AL CAMBIO

    1985Una nueva eraEn marzo Gorbachoves elegido SecretarioGeneral del PartidoComunista de la UninSovitica (PCUS).

    1986Reformas

    radicalesXXVII Congresodel PCUS. Hacia lareforma radical.Abril: explosin delreactor 4 de la centralnuclear de Chernobyl,en Ucrania.

    1988DemocratizacinConferencia delPCUS que preconizala democratizacinpoltica. Retirada delas tropas soviticasde Afganistn.

    1989Punto de quiebreGiro liberal enlas reformas.El 9 de noviembrecae el Muro de Berln.

    1991

    1992

    Mundo unipolar

    Intento de golpe deYeltsin, luego elegidoPresidente de Rusia.Disolucin de la URSS.

    Conversin alcapitalismo

    Terapia de shock

    y comienzo de lasprivatizaciones.

    res de negocios favorecidos por el poder, formarala nueva clase adinerada. Haba una alternativa aldesmoronamiento del sistema y a la disolucin de laURSS? Historiador del campesinado, Viktor Dani-

    lov cuestiona la teora de la fatalidad: No hubo unfracaso de la economa, ni de la sociedad; no hubo uncrack de la URSS, al menos hasta el otoo de 1988.Son los grupos de intereses egocntricos los que in-dujeron el caos. Segn crticos que podran califi-carse de keynesianos, Mijail Gorbachov habra per-dido la oportunidad de llevar a cabo una transicingradual, controlada por el Estado, introduciendo losmecanismos de mercado y salvaguardando las ga-rantas sociales soviticas.

    Salida al capitalismoLa terapia de shock de Egor Gaidar decidi otra co-sa. Una historia de la perestroika debera aclarar laserie de reformas y decisiones polticas que precipi-taron la salida. Sin olvidar las presiones internacio-nales. La deuda externa pas, entre 1985 y 1989, de28.900 a 54.000 millones de dlares. En 1990-1991, elG7 y el FMI sealaron el camino a seguir.

    La redistribucin de las riquezas y el poder, su di-nmica de desigualdad y conflicto, combinada con la

    desagregacin de la URSS y la apertura de los espa-cios soviticos a los apetitos exteriores, generaron unnuevo tipo de crisis que se radicalizara.

    Pero, quin hubiera imaginado que ya en 1985 ladireccin sovitica estaba subvertida por el capita-lismo? En una nota dirigida a Gorbachov, Iakovlev, elprincipal idelogo del PCUS, recomendaba la restau-racin de la economa de mercado, el propietario co-mo sujeto de las libertades, la gestin econmica enformas ligadas a los bancos, un mercado de capitalesy... el fin del monopolio del PCUS, calificado de Or-den de los Caballeros Portaespadas. Dicha nota fueescrita el 3 de diciembre de 1985 (7). Iakovlev recibiel sobrenombre de arquitecto de la perestroika. g

    1. Nikolai Rijkov, Perestroka: istori ia predatelstv,Novosti, Mosc,

    1992.

    2. A propuesta del jefe de la diplomacia, Andrei Gromyko, ltimo lderhistrico en el puesto, lo que bast para hacer calla r a los potenciales

    rivales.

    3. Incluyendo, desde luego, aglomeraciones semi-rurales y ciudadesrurales.

    4. En esa poca los koljozianos obtuvieron el pasaporte interno,

    un documento de identidad que permita a los ciudadanos soviticos

    viajar libremente a travs de la Unin.5. Sobre la modernizacin de la URSS, vase Moshe Lewin ,El siglo

    sovitico, Crtica, Barcelona, 2006.

    6. En el 2005 el diagnstico se ag ravaba an ms: equipamiento,

    infraestructura, medios de tran sporte pblico, vivienda, etc.envejecan inexorablemente.

    7. Alexandre Iakovlev, Gorkaa Tchacha, Yaroslav, 1994.

    *Periodista.

    Traduccin: Gustavo Recalde

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    una situacin concreta: una crisis presupuestaria yfinanciera muy profunda, la cada en la produccin,la escasez de la oferta y el riesgo de hambruna en lasgrandes ciudades analiza Andrei Netchaev, minis-tro de Economa en 1992-1993. Hemos intentadoutilizar los mecanismos del mercado para salir de lacrisis. En tales condiciones, ustedes no reflexionansobre los detalles concretos de la estructura de lasreformas, del tipo: por qu reemplazar el complejomilitar-industrial?.

    Cuando se comenz con la liberalizacin de losprecios y, posteriormente, con la privatizacin ma-siva, los objetivos estaban formulados de este modo:estabilizacin econmica (2) y creacin de propie-tarios efectivos, es decir, de una propiedad privada.

    Una de las intenciones proclamadas de la priva-

    tizacin por vouchers(certificados de propiedad po-tenciales) fue la equidad. Cada ciudadano ruso podarecibir un cupn de 10.000 rublos. Esos cupones da-ban derecho a la compra de acciones en las empresasprivatizables, a travs de las inversiones directas opor intermedio de fondos de inversin (3). Los direc-tores y los obreros se beneficiaban con derechos es-peciales para adquirir una parte mayoritaria de suempresa, un enfoque que aline a estos grupos socia-les con la idea de la privatizacin.

    Necesitamos millones de propietarios, no un pe-queo grupo de millonarios, declaraba el presiden-te Boris Yeltsin en 1992. Anatoli Chubis, entonces

    Luego de la renuncia de Mijail Gorbachov, BorisYeltsin lanz, a comienzos de 1992, una tera-pia de shock destinada a pasar del estatismoal capitalismo. Cinco a os despus (1) el ba-

    lance era el siguiente: Rusia perdi catorce repbli-cas, perdi el 47% de su producto nacional bruto yperdi un milln y medio de habitantes

    En 1998, la economa rusa tena muy pocas buenasnoticias para anunciar. La cada de los precios del pe-trleo y la frgil situacin del rublo arruinaron laspobres esperanzas de revertir la declinacin econ-mica que padeca desde hace una dcada.

    La terapia de shock introducida por el gobiernode Egor Gaidar a comienzos de 1992 no pudo man-tener su promesa: transformar la economa estatalsovitica en un sistema capitalista de tipo occiden-

    tal. Y si bien es cierto que las gndolas vacas de losltimos aos del rgimen sovitico se llenaron, estose explica en parte por la disminucin del consumo yla invasin de los productos extranjeros. A pesar deque, luego de la hiperinflacin de 1992-1994, el rublose estabiliz, no cubra sino un dbil campo de las ac-tividades econmicas; otra parte operaba en dlaresy alrededor del 70% de los productos industriales yagrcolas se intercambiaban en base al trueque.

    El complejo militar-industrial, al que se desti-naba la mayor parte de las inversiones, constituael zcalo de la economa sovitica. Las decisionesque se tomaron en 1991-1992 fueron el resultado de

    Terapia de shockultraliberalpor Vicken Cheterian*

    Bajo el asesoramiento del FMI y el Banco Mundial, BorisYeltsin aplic una dura poltica de ajuste que apunt a lacreacin de una clase de propietarios y de un sistema delibre mercado a la occidental, ignorando las particulari-

    dades rusas. El resultado fue un gran descalabro social.

    El surgimiento de una nueva nomenklatura

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    a la cabeza del Comit de Bienes del Estado, afir-m que el verdadero valor de los cupones se encon-trara en algn lugar entre los 10.000 rublos y los20.000 dlares. Mientras tanto, la mayora de los ru-sos no se enriqueca, muy por el contrario: las reser-vas acumuladas en los bancos soviticos se evapora-ban por la hiperinflacin y los ciudadanos comunesintercambiaban sus bonos por efectivo para comprarbienes de primera necesidad.

    Tres grupos sociales habran encontrado un bene-ficio en esas privatizaciones. El primero estaba cons-tituido por los que haban estado implicados en acti-vidades ilegales o el intercambio de dlares en las es-peculaciones de todo tipo, bajo el rgimen sovitico,medio conocido bajo la denominacin de vor v zako-ni(ladrones en regla). Estas personalidades de pa-sado criminal no slo intentaron aprovechar nuevasoportunidades econmicas, sino tambin ascenderescalones polticos. Sin embargo, y a pesar de las im-portantes cantidades de liquidez que haban acumu-lado (segn las normas soviticas), estos ladrones en

    regla no lograron dominar siquiera una fraccin delas enormes industrias, del mercado inmobiliario ode los recursos naturales.

    Slvese quien pueda!Los ejecutivos del sector industrial formaban el se-gundo grupo. Eran los propietarios no declarados delas fbricas o de las minas que administraban. Conel debilitamiento del Partido Comunista, se convir-tieron en los dueos absolutos de sus empresas. Sinembargo, dudaron en impulsar el programa de priva-tizacin porque dependan ampliamente de las sub-venciones del Estado y no tenan ninguna posibilidad

    de lanzarse a los mercados. Slo suscribieron en elmomento en que Chubis propuso que los miembrosde las empresas (los insiders) las controlaran, lo cualprcticamente significaba que stas, en propiedaddel Estado, se convertan en una sociedad medianteacciones que en su mayor parte volvan a los ejecuti-vos No obstante, slo algunos sectores volcados ha-cia la exportacin pudieron sobrevivir a la terapia deshock, mientras que gran parte de la industria se en-contraba al borde de la quiebra.

    Los ganadores fueron los actuales dueos de losgrupos industriales y financieros (GIF). Reconocendos orgenes: los dirigentes ubicados en lo alto de lanomenklatura, que dominaban los ministerios y lasindustrias de exportacin, y la nueva generacin dela nomenklatura, los dirigentes del Komsomol (or-ganizacin juvenil del Partido Comunista) o la jovenelite cultivada que comprendi cmo sacar provechode los cambios de situacin. Estos jvenes a menudocomenzaron sirviendo a la vieja nomenklatura, peroal final la boicotearon.

    Esta doble red aprovech una gran acumulacinde riquezas durante los aos de caos, entre 1990 y1994. Para ganar dinero, uno de los artificios fue lautilizacin de las diferencias entre los precios ru-sos y los flujos mundiales: como el precio del petr-leo era inferior en el mercado local 1% de los preciosinternacionales los negociantes ganaron enormessumas vertindolo en los mercados exteriores. Msadelante, este gr upo privatiz el presupuesto delEstado (4) administrando la moneda nacional, sindejar de especular con divisas extranjeras o bonosdel Estado rentables. Algunos recibieron crditosdel Banco Central con tasas de inters que iban hasta

    Guerra de Chechenia.Yeltsin decidi invadir Chechenia en 1991 con un ejrcito que no estabapreparado ni militar ni tcticamente, por lo que sufri grandes derrotas a manos de la guerrilla.

    Muertes.El conflicto checheno se caracteriz por la grancantidad de poblacin civil asesinada de ambos bandos.

    Asalto al ParlamentoEn 1993 Boris Yeltsin sepropona anular las funcionesdel Soviet Supremo y delCongreso de Diputados, antelo cual el Poder Legislativo lodestituy. En nombre de ladefensa de la democraciaorden bombardear laCasa Blanca, sede delParlamento en Mosc.

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    Smbolo comunista.Ilustra launin de obreros y campesinos.

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    el 25%, mientras que la inflacin en ese momento al-canzaba el 2.500%.Luego de acumular enormes capitales, esos gru-

    pos invirtieron en industrias rentables. Los ganado-res pertenecen, pues, al tercer grupo y no son paranada los antiguos directores rojos. As, en 1996, losdirigentes haban recibido menos del 2% del PIB pro-veniente de la privatizacin por bonos, mientras queen 1992, ao pico, los que estaban mejor ubicados seapropiaban de no menos del 75% del PIB (5).

    Bastante consolidada en su poder, la nueva elite se

    lanz a un combate interno para apoderarse de las me-jores joyas en propiedad del Estado, de tesoros precia-dos como el de Rosneft (ltima parte del sector del pe-trleo que quedaba bajo control estatal), del resto deSviyazinvest (gigante de las telecomunicaciones), etc.Si, en 1992, los jvenes reformadores estaban aterra-dos por el desacuerdo masivo de la poblacin frente asu poltica, la ausencia de una verdadera oposicin vol-vi omnipotentes a las clases dirigentes.

    Reformas sin recuperacinMientras la esperanza de una recuperacin basadaen la inversin extranjera se desvaneca entre 1991 y1998 slo represent 10 mil millones de dlares, unnuevo concepto tomaba forma: el pilar de la econo-ma rusa iba a ser el sector energtico. La idea que semantuvo fue la de que los sectores en crisis los dela construccin y el equipamiento, las viejas fbricasmilitares podran ser reconvertidos para volver aponer a punto las infraestructuras energticas y ayu-dar a crear miles de empleos.

    El sector energtico representa un vasto e impo-nente campo. No es por azar que el primer minis-

    tro de la Rusia postsovitica, Viktor Chernomyr-din, fue el antiguo director de Gazprom, mientrasque su sucesor, Viktor Kirienko, sigui el mismorecorrido. Gazprom, el monopolio de gas natural,detenta el 32% de las reservas mundia les mien-tras que el petrleo constit uye el 15% de las ex-portaciones del pas. I ncluso se pretenda que losrecursos energticos rusos y sus rutas de trans-porte, entre Asia Central y Ucrania o T ranscau-casia, estuv ieran en la base de la integracin dela Comunidad de Estados Independientes (CEI).

    La disminucin de los precios del petrleo hizo fra-casar esos sueos y plante crticas. El pilar msimportante en el proceso de reformas econmicasno habra debido apoyarse en el petrleo y el gas, si-no en la ciencia y la tecnologa del complejo militar-industrial (6). Las privatizaciones no condujeron auna modernizacin tecnolgica y a una reestructu-racin (como es la tendencia en Occidente).

    La mayora de las industrias eran incapaces depagarles a sus empleados. El problema central al

    que debi hacer frente el aparato productivo no erala falta de pedidos, sino una escasez crnica de efec-tivo que conduca a la acumulacin de deudas inte-rempresariales, a la incapacidad de pagar impues-tos y a los acreedores.

    Mientras que la g lobalizacin de la economaprovocaba la formacin de compaas gigantes, enRusia se adopt el camino inverso, con la reduccinde los enormes monopolios del Estado a pequeasunidades, es decir, a empresas individuales despro-vistas de sentido. Pero la tendencia aspir a inver-

    tirse, con los intentos de fusin entre Yukos y Sib-neft, o el complejo industrial de San Petersburgo,

    Muro de Berln.Su cada el 9 de noviembre de 1989preanunciaba el fin del orden mundial bipolar.

    Desindustrializacin. La URSS tena un fuerte desarrollo de la industria pesada, en especial lametalrgica. Con la salida al capitalismo el Producto Bruto Industrial cay un 20%.

    AnomiaEl fin de la Unin Soviticacomport una parlisis delas fuerzas de seguridadque condujo a un aumentode la tasa de homicidios.

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    Aumento del crimen(homicidios intencionalescada 100 mil habitantes)

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    Izhorskiye Works con Uralmash. Pero, por quel gobierno ruso fragment sus industrias en tantasunidades? Porque demasiados hombres de nego-cios importantes queran su parte. Haba que satis-

    facerlos a todos. As, la industria [del petrleo] fuedividida en diecisis trozos principales y distribuidaentre los ms poderosos (7).

    Las reformas rusas no contemplaban ningn pro-grama de modernizacin. En lugar de esto, organi-zaron una transferencia masiva de bienes de propie-dad del Estado hacia el campo privado. Boris Kagar-litski, escritor, poltico y militante, considera que losreformadores ni siquiera adoptaron una estrategiade libre mercado para favorecer la recuperacineconmica. La manera en que se llevaron a cabo las

    reformas despert serias dudas sobre la capacidadde crear un mercado similar a los que existan en lospases posindustria les. En ms de seis aos, Rusiano logr elaborar un sistema jurdico. Si creemos aKagarlitski, no es posible tener una privatizacintan masiva en tan poco tiempo dentro de estructu-ras jurdicas fijas; ningn sistema jurdico podracubrir eso. Lo que funcionaba, pues, eran las rela-ciones informales y la confianza.

    Proteccin privatizadaA menudo, Rusia es percibida injustamente en losmedios occidentales como un pas peligroso, dondeel crimen est muy desarrollado. En realidad, allla criminalidad es muy selectiva, y suele estar or-ganizada por poderosos contra poderosos. Tama-as riquezas no pueden div idirse slo en base a laconfianza, y los conflictos se arreglan mediante laviolencia individual. Desde otro punto de vista , eldesarrollo de la krisha(proteccin de la mafia enlos asuntos privados y el cobro de deudas), de los

    guardias privados y de la extorsin es una manerade privatizar otra funcin del Estado, la de la seg u-ridad. Una parte importante de los miembros de laKGB y de las tropas de elite del ejrcito dirige agen-cias de seguridad

    Como consecuencia de una dcada de disturbiospolticos y de shocks sin terapia, el Estado ruso seencontraba muy debilitado y era incapaz de imponeruna disciplina fiscal. El sector administrativo esta-ba increblemente desmotivado y corrompido.

    La debilidad del Estado tendr consecuencias ne-gativas, no slo sobre la solucin del problema de lainjusticia social, sobre el peligroso desequilibrio enaumento entre las regiones en crisis y las regionesricas, sino tambin en la creacin de un ambiente se-guro para las inversiones. Diferentes evaluacionesde la huida de capitales en cinco aos (1990-1995) lasitan entre los 35 y los 400 mil millones de dlares(8), mientras que otros anlisis evalan las sumasguardadas por los particulares, habida cuenta de ladesconfianza respecto del sistema bancario, en 40

    mil millones de dlares. Aunque sea difcil garan-tizar la precisin de esos datos, adquieren sentido

    por Batrice Picon-Vallin*

    El dramadel teatro

    OFENSIVA EN EL ARTE

    Desde el siglo XIX, el teatro ocup un lugar excepcional en la vida

    social rusa. Se le asignaron mltiples funciones: educar, enaltecer a

    los espectadores, aglutinarlos en una comunidad, transformarlos en

    hombres nuevos (vanguardia revolucionaria), ser instrumento de

    propaganda activa, transmitirles una carga de energa para vivir, o

    una visin simplificadora del mundo (realismo socialista).

    Despus de la asfixia del perodo estalinista, el deshielo produjo el

    oxgeno necesario para que el teatro se transformara en un lugar de

    resistencia donde una construccin visual metafrica fortalecida

    por el juego de alusiones poda encender la sala, crear lazos de

    complicidad entre actores y pblico. El teatro es un arte y a la vezpuede ser algo ms que arte, afirmaba en 1914 Vsevolod Meyerhold.

    Eso fue el teatro ruso de los aos 1910 y 1920, 1960 y 1970.

    De 1964 a 1984, el Teatro de la Taganka en Mosc fue la encarnacin

    de un teatro intrnsecamente poltico: planteaba al pblico cuestiones

    cruciales sobre la guerra, los crmenes estalinistas, el poder y la

    impostura, profundizando en temas que fuera de sus paredes slo

    eran abordados en la intimidad de los hogares.

    En 1988, la multiplicacin eufrica de pequeos espacios se produjo

    a la par de una negativa a la subvencin y a la afirmacin de que el

    teatro no deba ser ms que un arte. La economa los alcanz y los

    devor hasta conseguir su casi total desaparicin. El teatro tuvo que

    buscarse otro lugar, una nueva funcin en un contexto a la vez menos

    protegido y menos vigilado. Tras el fin del comunismo, una de las pocas

    herencias culturales soviticas fueron sus estructuras teatrales: los

    aproximadamente 600 teatros subvencionados, con elencos estables

    y de dimensiones imponentes.

    Mientras que las estructuras cinematogrficas se fueron a pique, los

    teatros permanecieron, en virtud de la fuerte atribucin simblica con

    que fueron investidos. Pero la existencia de esos grandes dinosaurios

    a menudo esclerosados parece precaria y amenazada, ya que la ayuda

    del Estado cuenta con un presupuesto cada vez menor, signo de laregresin del teatro en la escala de los valores pblicos.

    En 1997, un primer Congreso instaur la salvaguardia de todos los

    teatros cuya supresin dejara desocupados a muchos artistas. Rusia

    se aferr entonces a esos ltimos colectivos que son los grandes

    elencos permanentes. stos saban que una vez dilapidado ese

    patrimonio excepcional, no sera recuperado jams.

    Esta columna es un fragmento del artculo Laboratorio ruso hacia un teatro pblico,Le Monde

    diplomatique, edicin Cono Sur, julio de 2000.

    *Directora de Investigacin en el Centre Nationale de la Recherche Scientifique (CNRS),

    Laboratorio de Investigacin sobre las Artes del Espectculo.

    Traduccin: Yanina Guthmann

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    cuando se sabe que para reestructurar y moderni-zar la industria, era necesaria una inversin total decapital de 150 a 300 mil millones de dlares.

    Recursos naturales y humanosHablar de reformas en Rusia es generoso. Lo que seprodujo fue el derrumbe del sistema. La Unin So-vitica era una extraeza histrica: mientras quedescansaba en una ideologa igualitaria, la mayora

    de la poblacin no tena nada que decir en poltica(si se excepta su par ticipacin durante los desfilesdel Da de la Victoria). S es verdad que la elite, enrazn de su ideologa, no poda vivir en condicio-nes tan lujosas como sus homlogos capitalistas deOccidente. Pero la metamorfosis se sold con unalarga lista de retrocesos que incluyeron la prdidadel estatus de superpotencia, de Europa del Este,de catorce ex repblicas soviticas, la cada del PIBen un 47% en cinco aos y, desde 1992, la disminu-

    cin de la poblacin rusa en un milln y medio dehabitantes (9)Rusia es extremadamente rica, no slo por sus

    recursos naturales, sino tambin en razn del nivelde instruccin de su poblacin y de la existencia deinfraestructuras industriales desarrolladas. El pro-blema aqu es que la recuperacin econmica, quecoincide con una burocracia corrompida y un Es-tado dbil, en un ambiente marcado por la desocu-pacin y el alcoholismo, podra seguir acumulandocontradicciones. Por un lado, sectores muy desa-

    rrollados tales como las industrias espaciales y ar-mamentista , la produccin energtica y la qumica,

    el rico sector bancario y algunos servicios; por elotro, un sector agr cola bastante fuerte como pararesistir a su destruccin, pero incapaz de moderni-zarse porque nadie lo necesita. Algo puede consi-derarse seguro: las reformas no pondrn fin al viejodebate sobre la excepcin rusa. g

    1. Este artculo se public en Le Mond e d iplo mati que , Pars, en

    septiembre de 1998.

    2. Anatoli Chubis y Marina Vishnevskaia, Main issues of

    privatisation in Russia, en Anders Aslund (director),Russias Economic

    Transformation in the 1990s, Londres y Washington, Pinter, 1997.

    3. Vase Jean-Jacques Marie, Larnaque des privatisat ions en

    Russie y Jean-Marie Chauvier, Tourbillon de crise en Russie,Le Monde diplomatique , Pars, noviembre de 1992 y octubre de 1993

    respectivamente.

    4. Serguei Markov, Big moneys origin: The three stages, Izvestia,

    18-9-1997, en Current Digest of Post Soviet Press, N 38, 1997. Vasetambin la serie de artculos de Myriam Dser t y Gilles Favrel-

    Garrigues enLes capital istes ru sses , La Documentation Franaise,

    N 789, Pars, ago sto de 1997.5. Anders Aslund, Epilogue, enRussias Economic Transformation,

    op. cit.

    6. Oleg Pchelintsev,Nezavisimaya Gazeta, Mosc, 14-4-1998.

    7.The Economist, Londres, 24-1-1998.

    8. Vladimir Tijomirov, Capital flight from post-Soviet Russia, enEurope-Asia Studies, Glasgow, Vol. 49, noviembr e de 1997.

    9. AFP, Mosc, 30-12-1997.

    *Periodista. Autor de War and Peace in the Cauca-

    sus: Ethnic Conflict and The New Geopolitics, Colum-

    bia University Press, Nueva York, 2012 (2009).

    Traduccin: Gabriela Villalba

    Guerra de Afganistn.El apoyo sovitico al Partido Democrtico Popular frente a los rebeldes mujaidines -principal-mente sostenidos por Estados Unidos- acab en una derrota para la URSS, con un enorme costo poltico y econmico.

    MultimillonariosLos oligarcas rusos sonalgunos de los hombres msricos del mundo gracias a lasprivatizaciones de los aos

    90. Uno de los ms famososes Roman Abramvich, dueodel equipo de ftbol inglsChelsea. Abramvich era sociode otro poderoso hombre denegocios, Boris Berezovsky,que muri en misteriosascircunstancias en su mansinen Londres en marzo de 2013.

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    empresas pblicasPasaron a manos departiculares comoresultado del proceso deprivatizacin, equivalentea cerca del 50% del PIB.

    116 mil

    Fuerte endeudamiento(deuda externa acumulada, en milesde millones de dlares corrientes)

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    Argentina

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    EL EXPLORADOR 25

    La configuracin de un nuevo pas

    RUSIAHACIA ADENTRO

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    El inicio de la era Putin en 1999 signific la llegada de un hombre

    fuerte que reconstruy el Estado con altas dosis de autoritarismo. Elaumento sostenido del PIB y la concentracin de poder en el Ejecutivo,apoyada en una retrica nacionalista, aportaron mejoras econmicas yestabilidad al pas. Sin embargo, sin una adecuada poltica distributiva,estos procesos acarrearon un incremento de las desigualdades, retrocesosen materia de derechos sociales y un ostensible desdn por las formasdemocrticas y la libertad de expresin.

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    LE MONDE DIPLOMATIQUE |EXPLORADOR 27

    Por qu Putines tan popular

    Los mecanismos de la democracia dirigida

    La permanencia de Vladimir Putin en el gobierno por msde una dcada se explica en parte por el rpido crecimientoeconmico apoyado en la recuperacin del control de la rentasobre las materias primas, pero tambin por la consolidacin

    de un rgimen que dificult la emergencia de la oposicin.

    por Jean Radvanyi*

    El amplio apoyo de la opinin pblica rusa aquien dirige el pas desde hace ya muchos aosprovoca diversas interpretaciones en Occiden-te. Para algunos resurgen los viejos tpicos, en

    primer lugar la supuesta incapacidad casi genticade los rusos de transitar el camino de la democracia

    y de prescindir de un poder autoritario. Otros invo-can el recurso del poder a diversos mecanismos decoercin que, cuestionando los frgiles y contradic-torios logros del perodo de Boris Yeltsin, explicaranla marginacin de la oposicin. Volveremos luego so-bre estos mecanismos que los rusos denominan, conun bello eufemismo, la democracia dirigida. Sinembargo, no podra comprenderse el actual nivelde adhesin de los rusos a su Presidente sin tener encuenta otros factores fundamentales, que marcan la

    reciente evolucin de Rusia.

    El temor al enemigoCuando Vladimir Putin accedi al poder, a fines de1999, primero como Primer Ministro, luego, en marzode 2000, como Presidente, Rusia viva una profundadesestabilizacin. Las caticas reformas implemen-tadas por Yeltsin haban debilitado al Estado, al puntoque ste dej de ejercer el conjunto de sus funcionessoberanas: numerosas regiones y repblicas poseansu propia legislacin, que contradeca en cuestiones

    a menudo importantes a las instituciones federales.En muchos casos, gobernadores y presidentes loca-

    les se arrogaron la designacin de los responsablesregionales de administraciones clave como el fisco,las aduanas o el Ministerio del Interior, alentando asprcticas de corrupcin o de nepotismo.

    Al mismo tiempo, el Estado vio cuestionado elcontrol que ejerca sobre su principal fuente de in-

    gresos: el beneficio de la renta sobre las materiasprimas. Diversos mecanismos legales o ilegales (ce-sin de activos a empresas fantasma off-shore, mul-tiplicacin de intermediarios financieros que faci-litaban la evasin de ganancias, etc.) permitieron alas grandes empresas rusas creadas en el marco delas oscuras privatizaciones de la era yeltsiniana yasean privadas como Yukos o mixtas como Gazpromevadir en gran medida impuestos y tasas, privando alEstado de todo margen de maniobra financiera. Pa-

    ra muchos observadores, lo que estaba en peligro erael propio funcionamiento de la Federacin. Muchosrusos consideraban que su pas corra el verdaderoriesgo, si no de estallar, en todo caso de perder defi-nitivamente sus ltimas oportunidades de resurgir.

    Esta sensacin de desmoronamiento se extendatanto ms cuanto que el contexto internacional re-sultaba muy particular: Estados Unidos y sus aliadosatlnticos libraban una ofensiva sin precedentes parareducir la influencia de Mosc en todo su espacio tra-dicional. Elaborada muy tempranamente por algunos

    asesores estadounidenses, esta estrategia apuntabaexplcitamente a rechazar roll back la influencia

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    rusa. Se basaba en los efectos desastrosos de la po-ltica chechena del Kremlin y en las torpes presiones,militares o econmicas, que este ltimo segua ejer-ciendo sobre sus vecinos. Buscaba as reforzar la ima-

    gen negativa de Rusia, al punto de que algunos obser-vadores no dudaban en hablar de rusofobia.Lejos de responder positivamente a los gestos de

    buena voluntad dados por el jefe de Estado ruso des-pus del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidoslos consider seales de debilidad y reforz su pre-sencia en toda esta zona, incluso con las revolucio-nes de colores en Georgia y Ucrania. Adems de unacreciente intervencin en los mbitos diplomtico ymilitar, los estadounidenses utilizaron todo tipo deinstrumentos de influencia, desde las iglesias y las

    sectas hasta las organizaciones no gubernamentaleslocales. Y cuando no podan hacerlo ellos