parte 1 - sangre de abril

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SANGRE I)K A B R I L

Bernardo Bandini Baroncelli: banquero florentino, probable empleado de los Pazzi, conspirador. Jacopo Bracciolini: humanista, tutor del cardenal de San Giorgio, conspirador. Poliziano: humanista, poeta, protegido de Lorenzo, autor de una pequea obra sobre el complot.

PRLOGO

n domingo de abril de 1478, en la catedral de Florencia, un grupo de conspiradores trat de acabar con la vida de dos de los principales miembros de la familia Mediis, Lorenzo el Magnfico, jefe extraoficial del Estado, yjuliano, su hermano menor. El complot, conocido como "la conspiracin de los Pazzi", fracas; las represalias posteriores se saldaron con un bao de sangre y de ah el ttulo de este libro: Sangre de abril. sta es la historia de unos hombres impulsados por instintos execrables: un joven orgulloso, poltico brillante y poeta, Lorenzo el Magnfico de Mediis; un papa entregado en cuerpo y alma al saqueo de la fortuna y las prebendas de la Iglesia en provecho de sus propios sobrinos; un arzobispo dispuesto a asesinar si fuera necesario para su carrera; un astuto rey de aples; mercenarios a sueldo, y una emprendedora familia florentina propietaria de una inmensa fortuna: los Pazzi. El complot marc adems una lnea divisoria en la historia de Florencia: por un lado, una vibrante repblica cuyos orgenes se remontaban al siglo XIII; por otro, a partir de 1478, un incipiente principado o "tirana". Pero el eje de lo ocurrido, con sus inmediatas secuelas sangrientas, gir en torno a un inquietante y multiforme episodio: cruel, enmarcado en una misa solemne, de gran resonancia y que evoca el lado ms trgico de la naturaleza humana. Si estas razones no fueran suficientes para justificar un libro sobre la conspiracin, cabe aadir que muy pronto, slo un da o dos despus de la eclosin, los acontecimientos en la catedral fueron superados por la presin de los intereses de los cinco grandes Estados italianos (vase el mapa 2). Los Mediis estaban unidos por fuertes vnculos polticos con el ducado de Miln y con la familia Sforza, y Lorenzo recurra a su proteccin y mecenazgo. Florencia haba suscrito adems una alianza con la repblica de Venecia, que obligaba a los venecianos, en situacin de emergencia, a prestar ayuda militar a la repblica florentina.

U.

SANGRE DE ABRIL

PRLOGO

Y se produjo una revelacin asombrosa: se descubri que las grandes potencias al sur de Florencia, los Estados pontificios y el reino de aples, haban manejado los hilos en la sombra y haban jugado un papel decisivo en el complot. El papa Sixto IV y el rey Ferrante de aples tenan intereses polticos en la Italia central, a lo largo de las fronteras florentinas: alcanzarlos sera ms fcil si la repblica de Florencia se liberaba de una incipiente tirana de los Mediis. Para urdir la trama, ambos polticos se haban atrado la cooperacin de dos vecinos de Florencia: la pequea repblica de Siena y el duque de Urbino, uno de los grandes capitanes mercenarios de la poca. La secuela de la Conspiracin de Abril sera la guerra de los Pazzi, o la guerra de la conspiracin de los Pazzi: casi dos aos de conflicto armado, discursos incendiarios y refinadas traiciones. El Renacimiento italiano no fue ajeno a la violencia poltica, sobre todo porque la savia vital y la conciencia despierta de un pueblo pueden desembocar a veces en clera explosiva y amotinamientos contra la autoridad constituida. El perfil de la Italia moderna se fragu y se conform a fines de la Edad Media (h. 1050-1350), en una confusa sucesin de guerras y alzamientos contra los reyes y los emperadores alemanes, los papas, los magnates feudales y los invasores extranjeros. A fines del siglo XIV, ya haba cuajado en la pennsula italiana la distribucin clsica de potencias independientes: Venecia, Miln, Florencia, los dominios pontificios y el reino de aples, cada uno con su constelacin de territorios y ciudades sometidos. Estados ms pequeos, como el seoro de Ferrara o las minsculas repblicas de Lucca y Siena, sobrevivan con inquietud al lado de sus poderosos vecinos; y el gran puerto de Genova estaba bajo la frula del gobierno de Miln. De esta distribucin se nutran el arte de la diplomacia y la paulatina importancia que fue adquiriendo el embajador destacado, figura que no tardara en consolidarse como indispensable en el proceso diplomtico. Pero la ambicin de tierras, tropas y poderes sigui alimentando las rivalidades; reclutar ejrcitos se transform en prctica comn, cuando no inevitable; la audacia y la genialidad poltica, unidas a unos nervios de acero, pasaron a ser imprescindibles, igual que la discrecin y la razn; y el matrimonio como herramienta poltica se convirti en norma. Todos estos factores intervinieron en mayor o menor grado en la Conspiracin de Abril, en la guerra de los Pazzi que sigui y en las estrategias

que permitieron a Lorenzo de Mediis alcanzar las mayores cotas de poder durante la dcada de 1480. Florencia era el ms dbil de los grandes Estados italianos en lo que se refiere a ingresos medios y cantidad de soldados, a pesar de los muchos banqueros residentes en la ciudad y de su posicin privilegiada corno capital financiera. La guerra, pues, poda ser especialmente amarga para los florentinos y su repblica "burguesa". Pero, como bien sabemos, ni por espritu ni por vigor cultural se quedaba pequea la ciudad de Florencia. Aqu vivi Maquiavelo (nacido en 1469), formndose bajo tensos avatares polticos, que llevaran a la explosiva renovacin de las libertades republicanas de Florencia en 1494-1495. Presenci las intensas controversias -reacciones contra el dominio Mediis- de esa dcada turbulenta, que dejara su impronta en el vocabulario conceptual de sus escritos. Mientras, en un mundo aparentemente ms cercano, Verrocchio, los hermanos Pollaiuolo y otros artistas florentinos proseguan sus trabajos para los mecenas privados y las rdenes religiosas. Dos o tres aos despus de la Conspiracin de Abril, Botticelli pint su Primavera, luminosa imagen salpicada de recnditas referencias, slo al alcance de un selecto crculo de iniciados. La serenidad y el tono elevado que caracterizan gran parte de la pintura religiosa del perodo, la de Ghirlandaio y Botticelli por ejemplo, en la que abundan retratos de personajes contemporneos, son probablemente un ejercicio para dotar de transcendencia a la imagen de sus mecenas: obras que reconstruan instantes de paz o de absoluta perfeccin personal, en intenso contraste con las brutales tensiones polticas y la lucha por ganarse posiciones y favores. La poesa de la poca, incluida la de Lorenzo de Mediis, incorpora alabanzas de la vida rural frente a las ambiciones, la avaricia y los turbios entresijos morales de la urbe. Aunque todas estas cuestiones estn presentes en esta historia, no tendr ocasin de tratarlas. Pero podemos detenernos un momento y pasear la mirada por la ubicua presencia de la poltica en la vida de Florencia, observar la huella que imprimi a la alta cultura y constatar que estaba permanentemente vinculada a la resurreccin y el estudio de la literatura clsica (humanismo). Siempre a la caza de ctedras en la Universidad de Florencia/Pisa, los escritores y eruditos deban rondar a los mecenas polticos y persuadirlos para que mediasen a su favor. El nombramiento

SA\(HK DI \IMU1

PRLOGO

de los principales puestos de secretara, estrictamente reservados a hombres de letras e intelectuales, tambin pasaba por la intervencin de los polticos. Los humanistas tradujeron los escritos clsicos del griego al latn, o del latn a la lengua verncula, muchas veces por encargo de ricos e influyentes ciudadanos. Dedicaban traducciones no solicitadas o sus propios escritos a individuos encumbrados de la poltica y el gobierno, a la vez que exploraban obras clsicas capaces de atraer a comerciantes acaudalados, banqueros, polticos y prncipes de Estados vecinos. En este sentido, se esforzaban en popularizar elementos de la educacin clsica, confiaban en divulgar las voces ms selectas de la Antigedad: Quntiliano, Livio, Platn, Plutarco, Plinio, etctera. Pero, tras el retorno de Cosme de Mediis del exilio, en el otoo de 1434, no hubo familia en Florencia capaz de igualar o siquiera acercarse al enorme caudal de dedicatorias, traducciones y celebraciones poticas en honor a los Mediis. Fueron el epicentro de seduccin y adulacin de la literatura. Como tenan el poder, esperaban los elogios y luego, en consecuencia, los exigan, suscitando as odios polticos. Semejante escenario oblig a escritores y eruditos que deban ganarse la vida con su pluma a traficar con ideas y distintos grados de partidismo. Tal fue el caso de Poliziano (vase la figura i) en su Memoria de la conspiracin. Estuvieran o no directamente implicados en la violencia poltica, lo cierto es que estos personajes se movan constantemente a su sombra. En el corpus de la historiografa reciente sobre la Florencia del Renacimiento, la poltica se ha dejado muy de lado o incluso se ha ignorado, como si estuviese revestida de un halo tan desagradable, tan innoble o simplemente tan gris que, cuanto menos se mencione, mejor. "Mezquina y vil" tal vez, pero nunca gris, y dejarla de lado nos expone al riesgo de perder el punto clave de partida y, en consecuencia, mal interpretar la historia de las ciudades italianas del Renacimiento. Pequeas, populosas, regladas, industriosas, profundamente circunscritas y delimitadas por sus murallas (Venecia por el agua), todas y cada una de ellas eran un escenario poltico: un espacio en el que el poder del Estado era omnipresente. En dicho espacio todo residente se vea afectado, y afectado diariamente, por decisiones tomadas en un palacio de gobierno que nunca distaba ms de unos cientos de metros de la mayora de los ciudadanos. Los smbolos visuales y sonoros de la autoridad estaban por todas partes: los pregoneros con su corno, los guardias uniformados, la lectura de citaciones judiciales,

Figura i. Detalle de La confirmacin de la Regla de San Francisco de Domenico Ghirlandaio. Desde las escaleras, Poliziano levanta la vista hacia Lorenzo, con cabellos oscuros.

S A N U K B I ) K AHRII.

PRLOGO

el taido de campanas oficiales, las grandes llegadas y las grandes partidas, y las libreas de apresurados funcionarios y mensajeros. Adems de los impuestos sobre la propiedad y los "prstamos forzados" que deban satisfacer los ciudadanos, todos los contratos y comestibles tenan su impuesto, los vestidos ms lujosos estaban regulados por ley, cada noche haba toque de queda, la tortura era habitual, la aplicacin de la pena de muerte se convirti deliberadamente en un espectculo y la indiscrecin de los agentes del gobierno expuso gran parte de los negocios privados de las familias a los ojos y odos de toda la poblacin. Este escenario urbano, marcado an por la cultura cristiana de la alta Edad Media, era el crisol donde se formaban el arte y las ideas, pero tambin identidades sociales e individuales.

Mi expresin "los Priores", que utilizar a lo largo de todo el libro, se refiere al consejo de gobierno de Florencia: la Seora o los Seores. Se trataba de una institucin integrada por ocho priores y un confaloniero de justicia, el jefe del Estado, elegidos para ocupar el cargo por perodos de tan slo dos meses. Es decir, el gobierno de la ciudad variaba, sorprendentemente, seis veces al ao. Pero el sistema confera por lo general una sorprendente estabilidad, tanto por el hbito de consultar casi diariamente a los miembros ms experimentados de la clase poltica como por la estrecha implicacin de los ciudadanos que tenan la esperanza o la expectativa de rotar en los puestos administrativos principales. Las amplias consecuencias de la conspiracin de los Pazzi son materia para una reflexin ms detenida y para mi captulo de conclusiones.

Puesto que en los captulos esenciales nos referiremos extensamente al papa Sixto, los lectores deben saber que el papa no slo era el patriarca reconocido de la cristiandad occidental y el vicario de Cristo en la tierra en trminos teolgicos, sino tambin el supremo representante de un Estado seglar en una regin que se extenda desde Roma hasta el Adritico. Estas funciones lo asemejaban mucho a cualquier otro gobernante italiano, flanqueado por funcionarios del gobierno, tribunales, magistrados de polica y recaudadores fiscales, adems de contar con ejrcitos y diplomticos a su servicio. Sobre la importancia de los cardenales, que tambin jugarn un papel destacado en esta historia, baste con decir que normalmente procedan de las filas de eminentes familias urbanas, feudales y principescas. Ellos eran quienes elegan al papa, y a su vez ellos mismos eran elegidos por los papas. Cuando un cardenal no era rico, el papa deba velar porque sus ingresos eclesisticos le permitiesen vivir holgadamente, disponer de un squito de servidores y actuar como mecenas. Cada regin y cada ciudad intentaban atraerse el apoyo romano de uno o varios cardenales para alcanzar una legin interminable de prerrogativas, que iban desde el derecho a imponer impuestos a sacerdotes y frailes hasta solventar favorablemente querellas legales en Roma, por no mencionar la ambicin de puestos eclesisticos entre clrigos que retornaban a su tierra. Los cardenales eran los magnates de la Iglesia.2627

ICONSPIRACIN

a venganza -dicen los franceses- es un manjar que debe saborearse fro." Y Lorenzo de Mediis palade su ltimo bocado en abril de 1488, exactamente diez aos despus de que en Florencia, durante la misa solemne, hubiese sido objeto de una espectacular tentativa de asesinato. En la ciudad de Forli, ochenta kilmetros al noroeste, al otro lado de un terreno montaoso, uno de los principales conspiradores, y el nico que an segua vivo, era acuchillado hasta morir en el palacio de gobierno y su cuerpo desnudo arrojado a la plaza central, para ser contemplado y ultrajado por una turba de atnitos y colricos ciudadanos. Se trataba del conde Girolamo Riario, seor de Imola y Forli, sobrino del finado papa Sixto IV. Los asesinos escribieron a Lorenzo pocos das despus, congratulndose de haber sido el instrumento de su venganza. Pero no fue l quien urdi la hazaa, pese a que durante diez aos se haba empeado en seguir, por intermedio de agentes y diplomticos, todos los movimientos significativos del conde. Haba pagado para sembrar la semilla de la discordia en sus tierras, haba colaborado en tres tentativas previas contra su vida y haba maniobrado para anular sus ambiciones valindose de la diplomacia florentina. Al ser el primer procer de Florencia en conocer las noticias de Forli, inevitablemente tambin fue el primero en alegrarse. El gusto por la venganza era un deber de hombra en la Italia del Renacimiento, y Lorenzo, aunque poeta y erudito de relieve, no era tan delicado como para hacerle ascos a una venganza brutal. Era, tambin, un caudillo poltico.1 Forli, donde se arracimaban entre ocho mil y nueve mil almas, poco tena en comn con la vibrante Florencia, que aun despus de la peste tena una poblacin cinco veces superior. Pero las variantes del asesinato -veneno, estrangulamiento, el acero de una daga- eran las mismas. Y cuando se aplicaba contra personalidades de la vida pblica, o por

'L

VENGANZA

SANGRE DE ABRIL

CONSPIRACIN

razones de Estado, la muerte fue a menudo escenario de la ignominia, con cuerpos que pendan de ventanas en edificios oficiales, o arrojados cual carroa en las plazas. En ciudades donde la cerrada comunidad y el individuo coexistan estrechamente entrelazados, el castigo por delitos capitales contra el prncipe o el bien pblico deba ser sangriento, y haba que velar porque as fuera.* El conde Girolamo fue vencido por los impuestos y la necesidad de dinero, los mismos enemigos de otros muchos gobiernos. A la cabeza de un minsculo Estado en la Romana pontificia, la regin ms inestable de Italia, este gobernante de segunda haba llegado a verse en la obligacin de empear las joyas de su esposa en Bolonia y en la lejana Genova. Muchos lo tenan por un hombre salido de la nada, ligado en origen al entorno relativamente modesto de una oscura ciudad cercana a Genova. Su to, el papa Sixto IV (fallecido en 1484), hizo todo lo que estuvo a su alcance para entregarle Imola y Forli -dominios autnomos en territorio papal- y le prepar un matrimonio con Catalina Sforza, hija bastarda de catorce aos del duque de Miln, Galeazzo Mara, asesinado a su vez en 1476.3 Estas resbaladizas circunstancias aadan ms riesgo a los peligros que representaban los vecinos montes Apeninos, baluarte de bandidos y cabecillas rebeldes, que con frecuencia amenazaban la seguridad de los gobernantes romanles y constituan la principal ocupacin de su mayor gasto: una pequea escolta de guardaespaldas y una guarnicin complementaria compuesta por cien soldados. Y tambin sobre stos poda imponerse la llama de la traicin. Cuando sus agentes fiscales, dos hermanos de la familia Orsi y dos de sus capitanes, se enzarzaron con l en agrias disputas por motivos pecuniarios, decidieron matarlo entre los cuatro, esperando que el descontento popular jugara a su favor, especialmente por un detestado impuesto directamente imputable a los propietarios de tierras. Pero tambin haba acicates inmediatos. Apremiado un da por uno de sus soldados a causa del atraso en las pagas, el conde grit: "Aprtate de mi vista o te hago ahorcar". A lo que el capitn replic: "Oh, seor, la horca es para ladrones y traidores y yo no soy de esa ralea. Merezco morir empuando una espada, como un soldado".4 Como integrantes de la nobleza local, los dos hermanos Orsi disfrutaban el privilegio de "la llave dorada", es decir, posean el derecho a comparecer ante Riario sin necesidad de invitacin o prembulos. De este

modo, una vez concertados sus planes, acudieron a su palacio inmediatamente despus de la cena, el lunes 14 de abril de 1488, y, al divisarlo junto al grupo de sirvientes en la recargada Sala de las Ninfas, uno de los recin llegados le ofreci a Riario, por todo saludo, una estocada con una espada corta (squarcina). El grito de la vctima, que corri a esconderse bajo la mesa en busca de amparo, atrajo a otros dos visitantes, que ayudaron a rematarlo, mientras los aterrorizados sirvientes huan. Vinieron a unirse otros conspiradores, nueve en total, algunos de los cuales se apostaron al pie de las escaleras de palacio, para rechazar a los recin llegados que acudan en ayuda del conde Girolamo y su familia. Poco despus, como si estuviesen ejecutando un conocido ritual, dos hombres despojaron al conde muerto de su indumentaria y arrojaron su cuerpo a la piazzfl principal, donde no tard en congregarse una multitud, para vitorear la hazaa y lanzar besos a los conspiradores. Una vez apresados Catalina Sforza Riario y sus hijos, que se hallaban en otra estancia del palacio, la multitud saque el edificio, y una inmensa fortuna, la mayora enjoyas, se volatiliz.5 Cinco das despus, inquietos, nerviosos y en busca de ayuda, los recaudadores del impuesto sobre la tierra (los agentes fiscales) Checco y Ludovico Orsi enviaban una carta a "Nuestro Magnfico y Excelso Lorenzo [de Mediis]", escrita en parte, segn afirman, "para resarcirnos de nuestra deuda [con vos]". Ms adelante solicitan su consejo y ofrecen su versin del horrible asesinato. Recuerdan que "este Nern [el conde Girolamo] tuvo 'la osada' de ensuciar sus manos con la sangre de su noble casa", enumeran sus pecados, observan que no tena el menor respeto ni por Dios ni por los santos, y que "haba chupado la sangre a los pobres". La respuesta de Lorenzo fue tan rauda que al cabo de dos das, el 21 de abril, su secretario, un tal Stefano, de la fortaleza florentina de Castrocaro, se haba encontrado ya con los hermanos Orsi. Stefano bosquej una carta para su seor en la que describa su encuentro con ellos y detallaba los pormenores del asesinato. Al pueblo de Forli, escribe, le alegr la noticia de la muerte del conde. Todos compartan el deseo de que fuese la Iglesia quien asumiese all las riendas del gobierno, y todos declararon que preferan ser descuartizados antes que resignarse a que la ciudad cayese en otras manos. Haba asegurado a los Orsi que Lorenzo les ofrecera toda su ayuda, incluida la promesa de velar por la dignidad de su nombre y de sus actos ante el papa Inocencio VIII, el

SANGRE HE ABRIL

CONSPIRACIN

mejor aliado de Florencia. De hecho, ese mismo ano, Inocencio se convertira en suegro de la tercera hija de Lorenzo. Stefano cita tambin las palabras de uno de los hermanos: "Soy siervo de Lorenzo el Magnfico, como lo es toda mi familia, y, aunque no hubiera hecho nada ms en esta vida, me enorgullecera por haber vengado la sangre inocente de su hermano"/' Lorenzo se abstuvo totalmente de apoyar a los hermanos Orsi en ningn escrito salido de su puo y letra; poda urdir intrigas de capa y espada, pero dejar pruebas, segn una expresin de la poca, "era harina de otro costal". Diez das despus, azuzados por el miedo y en trance de huir, los Orsi volvieron a escribir a Lorenzo; suplicaban ayuda militar, pero, siendo como era un animal poltico hasta la mdula, cumplida ya su venganza, Lorenzo se abstuvo de cualquier tipo de accin. Preocupado por los designios de Miln-Sforza, pese a todas las reclamaciones eclesisticas sobre Forli, ni l ni el papa Inocencio enviaron tropas ni en apoyo de los habitantes de Forli ni para hacer valer las normas del gobernador pontificio. Un pequeo ejrcito de Miln y de Bolonia se hallaba ya en las cercanas de Forli, con la orden de volver a capturar a la viuda, Catalina Sforza Riario, que astutamente haba logrado acceder a la fortaleza Rivaldino, situada en la otra puna de la ciudad, donde haba encontrado cobijo seguro. Ante la amenaza de bombardear Forli con salvas de artillera, que haban resquebrajado ya algunas casas, ella libr a la ciudad de un saqueo inmisericorde por parte del ejrcito que se aproximaba, ofrecindose como prisionera. Ahora, ella tambin tendra su venganza, aunque slo fuese parcial y an no como un manjar fro. Lorenzo de Mediis, mientras tanto, se mantena puntualmente informado.7 Atemorizados por la cercana de un ejrcito presto a asesinar, saquear y violar, los habitantes de Forli haban invertido por completo sus lealtades y estaban dispuestos a apoyar a cualquiera que acudiese en su salvacin. Lase, Catalina. Y, como si fuera obra de fantasmas, algunos de los objetos robados en el palacio saqueado volvieron a aparecer en su lugar. De las joyas, sin embargo, no volvi a saberse nada, porque en la noche del 29 de abril, dos semanas despus del asesinato del conde, los hermanos Orsi y sus ms fieles colaboradores huyeron de la ciudad llevndose las piezas ms preciadas del saqueo.8

Cuando Catalina tom posesin de Forli, el 30 de abril, su hijo mayor, ambiciosamente llamado Octaviano, fue el primero en desfilar por la plaza principal. A continuacin, hablando el idioma simblico del poder, hizo una entrada apotesica en la ciudad, escoltado por nobles con armadura y magnficamente engalanados, y cabalgando entre dos hileras de soldados apostados a lo largo del camino. El terror hizo presa en los que estaban ms estrechamente vinculados a los dos recaudadores de impuestos, que no haban logrado huir. Ese da, los mercenarios de Catalina hicieron correr la sangre. Las casas de los Orsi, de los soldados Pansecchi y Ronchi, y tambin las de otros, fueron expoliadas e incendiadas. Sigui una serie de masacres, los das i y 2 de mayo, que concluy en la plaza principal, convertida en un "lago de sangre". Andrea, padre de los hermanos Orsi, de ochenta y cinco aos, fue testigo de la destruccin completa de su hogar, rpidamente arrasado por cuatrocientos hombres. A continuacin, atado a una tabla gruesa y a la cola de un caballo, fue arrastrado tres veces por la plaza del gobierno, su rostro aplastado contra el suelo. Despus, fue descuartizado; sus intestinos diseminados por \a, piazga, "y uno de esos soldados hijos de perra", refiere el historiador Cobelli, "le arranc el corazn, lo parti [...], se lo llev a la boca, le dio un mordisco y yo, al ver esto, hu".9 Sobre el significado de tan simblico canibalismo volveremos en otro captulo. En el curso de la sangrienta reyerta, como para compensar la carnicera, Catalina orden que el cadver del conde Girolamo fuera desenterrado y llevado a la iglesia de San Francisco para exponerlo durante tres das. Horas despus del asesinato del conde, en la oscuridad de la noche, un fraile haba salido para recoger el cadver, solitario en la plaza. Estaba vinculado, irnicamente, a la hermandad religiosa encargada de velar y rezar por los enviados a galeras. Lo que los hechos escuetos tal como acaban de relatarse no revelan es que tanto Lorenzo de Mediis como el papa Inocencio tenan otra razn muy especfica para festejar que Riario hubiera desaparecido de la escena. Tras haber tenido pblicamente una amante en el pasado, aunque no (se deca) despus de haber jurado las sagradas rdenes, el santo padre era tambin un nada santo padre y un nada santo abuelo: haba trado al mundo una familia, y Lorenzo haba dado en matrimonio a su hija Magdalena para el hijo de Inocencio, Franeeschetto. El papa especulaba con la idea de crear un pequeo Estado para este hijo,33

SANGRE DE ABRIL

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otorgndole el gobierno de Imola y Forli, e incluso posiblemente Fayenza; pero perseguir esta quimera se haba revelado imposible en vida del conde Girolamo, que diriga sus ojos tanto a Venecia, por la ayuda militar, como, a travs de su esposa Catalina, a la poderosa influencia de su to, el seor de Miln, Ludovico Sforza. Ahora, sin embargo, con Girolamo repentinamente eliminado, el papa poda tratar de concederle a Franceschetto ambas ciudades, que, despus de todo, constituan su territorio feudal nominal como cabeza de la Iglesia. Y Lorenzo, aun consciente de lo que representaba el nombre Mediis y del honor de "nuestra casa", como le gustaba decir, pareca dispuesto a ayudar a Inocencio en esta empresa. Magdalena sera entonces "condesa" de Imola y Forli. Realmente le hubiese gustado que as fuese, pero sin la presencia papal, y en cierto sentido sin Inocencio; porque ningn patriota florentino deseaba de verdad que el poder de la Iglesia se ejerciese en los territorios eclesisticos fronterizos con el territorio florentino. Por esto, Lorenzo vacilaba, pero mientras tanto Florencia se apoderaba del castillo de Piancaldoli en la provincia de Imola."' Siete semanas despus del asesinato del conde Girolamo, se produjo otro asesinato a una escala similar. El valido de Lorenzo de Mediis en la Romana fue acuchillado hasta morir en un srdido conflicto de intereses que enfrent a Florencia, Miln, la Iglesia y Venecia. Galeotto Manfredi, seor de la vecina ciudad de Fayenza, era un hombre violento que no se preocupaba de ocultarle sus adlteros devaneos a su esposa Francesca, una orgullosa seora perteneciente a la familia Bentivoglio de Bolonia. Fingindose un da enferma, y con la probable connivencia de su padre, orden a Galeotto que acudiese a su cuarto, donde rpidamente fue asaltado y asesinado por cuatro sirvientes, tres de los cuales se haban escondido bajo su esplndido lecho. Su matrimonio con Galeotto no haba sido ms que una manipulacin del propio Lorenzo, que haba utilizado Fayenza como base para sus operaciones contra el conde Girolamo.11

LA POCA DE LAS CONSPIRACIONES

Si los territorios de la Romana eran un buen escondrijo para mercenarios y conspiradores, el resto de Italia no resultaba mucho ms seguro. La explosiva violencia poltica poda ser contagiosa, sobre todo en regiones34

y en ciudades donde los gobernantes no estaban suficientemente pertrechados. El propio Maquiavelo constatara esta evidencia. El complot contra los Mediis se incub apenas diecisis meses despus del asesinato del duque de Miln (diciembre de 1476), y se inscribe en el contexto de una era que se remonta a la conspiracin romana de Stefano Porcari (i452-!453) y a la que se ha denominado "la poca de las Conspiraciones".12 Comparado con el asesinato milans, el dramtico atentado contra Lorenzo y contra Juliano de Mediis pone de manifiesto lo difcil que era perpetrar asesinatos polticos en una Florencia que segua siendo una repblica, por mucho que hubieran degenerado sus principios. Considerando, sin embargo, las ambiciones republicanas y el contexto religioso de ambos complots, los conspiradores florentinos deban ser necesariamente conscientes de las repercusiones del "tiranicidio" de Miln en el momento de ejecutar su propio golpe. Los vnculos entre ambas conspiraciones eran demasiado evidentes para no ser relacionados por los contemporneos, especialmente si se tiene en cuenta que el asesinado seor de Miln, Galeazzo Maria (vase la figura 2}, era hijo del arribista general Francesco Sforza, que haba ayudado a Cosme de Mediis, abuelo de Lorenzo, a estrechar el control familiar sobre Florencia, constituyndose en una amenaza exterior continua. Los sucesos de Miln prueban hasta dnde poda llegar la clera subterrnea alimentada por un gobierno autoritario en la Italia del Renacimiento y -lo que no deja de ser curioso- prueban que, hacia el ao 1500, la mayora de los aristcratas locales tena fcil acceso al seor de una ciudad. Los hechos concretos de Miln acontecieron como sigue: Un momento antes de iniciarse la misa solemne del da siguiente a la Navidad de 1476, tres hombres, Giovanni Andrea Lampugnani, Gerolamo Olgiati y Cario Visconti, asesinaron al duque de Miln. Cada uno de ellos tena diferentes razones para desear hundir sus dagas en Galeazzo Maria Sforza, cuyas infamias, fruto de una brbara crueldad, eran deploradas hasta por su propio padre. Se podra no calificar de monstruo a un individuo -Galeazzo Maria- que no reparaba en gastos a la hora de procurarse los servicios de varios de los mejores msicos contemporneos, slo para satisfacer sus melmanos apetitos? En absoluto. Aunque probablemente falso, circulaba el insidioso y persistente rumor de que Galeazzo Mara haba asesinado a su madre: tal era su reputacin. Las fuentes revelan que compraba a su antojo esposas y doncellas, que35

SANGRE DE ABRIL CONSPIRACIN

Figura 2. Fiero del Pollaiuolo, Galeazzo Mara Sforza.

con ellas saciaba sus ansias de placer ("violavit virgines; aliorum uxores accepit") y que despus se las ceda a sus cortesanos. Un sacerdote vaticin ingenuamente que el gobierno del duque no durara mucho y se lo conden a morir de hambre. En otra ocasin, cegado por los celos, el duque orden que le cortasen las manos a un tal Pietro da Castello, mand que clavasen vivo a su atad a otro hombre, Pietro Drago, y, obedeciendo rdenes suyas, los verdugos aplicaron la muerte a un cazador furtivo obligndolo a tragarse entera, con piel y todo, una liebre.13 Como era costumbre entre las clases superiores de la poca, Galeazzo Maria recibi una esmerada educacin en latn y en varios clsicos latinos, pero esta introduccin al "humanismo" -como haba terminado por

denominarse el programa de estudios clsicos- no hizo mucho por humanizarlo. No es difcil de entender, por tanto, que, una o dos semanas despus de su asesinato, la viuda, Bona de Saboya, buena conocedora de su marido, remitiese una carta urgente a uno de sus contactos en Roma, el cannigo Celso de Maffeis, detallando los pecados del finado duque (robos, violencia indiscriminada, injusticia, aberraciones camales, simona) y expresando su inquietud por la suerte deparada a su alma inmortal. Tras consultar con cannigos y telogos, apremi a Maffeis para que acudiese al papa Sixto IV y viese con l el modo de perdonar los pecados de su esposo a cambio de donaciones principescas a rdenes religiosas, obras pas para las vrgenes y otras formas de resarcimiento material. Adems, alegaba, su esposo haba empezado a dar muestras de arrepentimiento, proceso que no obstante haba quedado violentamente truncado con su muerte. Analicemos a los conspiradores. Cario Visconti se haba involucrado en el complot para asesinar a Galeazzo Maria respondiendo a la llamada del honor familiar. Con buenos contactos como secretario de Gobierno, empleado en el Consejo de Justicia de Miln, tena una hermana que al parecer haba sido desflorada por el pripico duque. Parece que el duque haba insinuado tambin (o as se rumoreaba) un inters ertico por la esposa de Giovanni Andrea Lampugnani, pero esto ha quedado en simple sospecha. Reconocido como cerebro de la trama, afectado ligeramente de cojera y con un temperamento explosivo, Giovanni Andrea proceda de una familia de juristas y de altos funcionarios: la nobleza milanesa. Ocasionalmente, por este o aquel motivo, haba prestado tambin servicio al duque y tena acceso a la corte. Sus instintos asesinos, no obstante, haban aflorado principalmente a causa de una amarga disputa con el poderoso obispo de Como a propsito de una rica parcela de terrenos y de casas legada a los hermanos Lampugnani por el anterior abate de Morimondo, una prspera y vieja abada en el interior del pas. Cuando Morimondo pas repentinamente a manos del nuevo obispo de Como, este importante eclesistico, Branda da Castiglione, notable derrochador y poderoso funcionario en la corte de Galeazzo Maria, anul dicha transmisin patrimonial y los hermanos fueron "desposedos" de las propiedades en cuestin. Pese a las splicas de Lampugnani, el duque se neg a interceder e incluso a elevar el caso37

SANCiHK ])K ABRIL

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al tribunal correspondiente. La clera de Giovanni Andrea pas a convertirse en obsesin criminal. Al ms joven de los asesinos, Gerolamo Olgiati, de veintitrs aos, slo parecan moverlo ideales republicanos, y tambin provena de una acrisolada familia de funcionarios del gobierno. Sus estudios sobre la Roma republicana bajo la tutela del preclaro Cola Montano, un humanista bolones, y su lectura de la conspiracin de Catilina por el historiador romano Salustio haban inflamado en el joven Olgiati el ansia de gloria y el deseo de liberar a su patria, un sueo que pasaba por cometer un acto de tiranicidio. Sobre los conspiradores influa asimismo el recuerdo an candente de la vibrante repblica ambrosiana de Miln, que durante tres aos haba combatido (1447-1450) por el resurgir de las libertades comunales del siglo XIII. Conocedores de todos los hbitos y movimientos de Galeazzo Maria, los conspiradores decidieron actuar el da de San Esteban, el patrono, y, adems, en la iglesia del mismo nombre, Santo Stefano, tras el da de Navidad, un jueves de 1476. Tras reunirse all aquella maana, antes de la misa, rezaron e invocaron la proteccin del santo. Giovanni Andrea dirigi la plegaria y los otros repitieron sus palabras. Segn algn relato, le imploraron tambin al santo que no se ofendiese al ver su iglesia baada en sangre, pues todo redundara en el bien de Miln y de los milaneses. El 26 amaneci un da muy fro, y esa maana el duque estaba inquieto, lo haban asaltado esos extraos presentimientos que suelen mencionarse en las crnicas de la poca, cuando relatan sucesos de esta ndole. Casi hasta el ltimo momento, antes de emprender la partida hacia la misa solemne en Santo Stefano, el duque dud sobre si era mejor salir o no, hubiese preferido escuchar la misa en su ciudadela urbana (castello); pero su capelln y los cantores haban salido ya hacia la iglesia y el obispo de Como, por algn motivo, no poda oficiar el servicio. Esa maana, como era costumbre en Navidad y otras festividades importantes, se encontraban presentes en el castello varios notables y embajadores que, en su mayora, hubiesen preferido quedarse al resguardo del fro que azotaba en el exterior. Poniendo bruscamente fin a las indecisiones, el duque sali de sus aposentos, localiz y se situ entre los embajadores de Ferrara y Mantua, tomando a cada uno por un brazo, y sali con ellos del castello, escoltado por los dems miembros de la corte. Una vez fuera, se apresuraron hacia los caballos, montaron y cabalgaron el corto tramo

que a travs de la ciudad conduca hasta Santo Stefano, ya repleta de nobles, damas y personajes de rango inferior. Conminadas a asistir, varias de las esposas que haban sido amantes del duque se encontraban tambin presentes. Por decoro, no obstante, y para evitar el escndalo, el historiador Corio, testigo de los hechos, se abstuvo de revelar nombres. Haba tambin otra clase de concurrencia: alrededor de treinta amigos de los conspiradores. Se los haba instado a presentarse esa maana en Santo Stefano para prestar su apoyo moral, o as crean, a la sorprendente determinacin de Andrea de abordar al duque, con vistas a obtener el reconocimiento del derecho de los Lampugnani en la disputa sobre las propiedades de Morimondo. La mayora de la clase alta milanesa, en suma, estaba al tanto del caso Lampugnani. Respecto al complot en s, la mayora de los amigos all reunidos no saba nada. Protegidos por petos ocultos bajo las ropas, Olgiati, Visconti y Giovanni Andrea se citaron en torno al sitio de los Inocentes, una clebre piedra en el centro de la iglesia de Santo Stefano, que an conservaba, segn se deca, restos de sangre de los inocentes. Cuando el duque lleg a esa parte de la parroquia, tras el squito del obispo de Como, los tres individuos dieron un paso al frente y Giovanni Andrea se postr de hinojos ante el sorprendido prncipe Sforza. Hubo un breve intercambio de pa: labras, y a continuacin, embistiendo al incorporarse, nuestrojiombre acuchill aLdiique/primero en la ingle y despus en el pech>AI cabo de unos momentos, Olgiati y Visconti, seguidos por el criado de Giovanni Andrea, Franzone, hundieron tambin sus dagas y una espada en el pecho, la espalda, la garganta, los hombros y la frente de Sforza. Un testigo asegur que Franzone haba mojado orgullo smente sus manos en el torrente de sangre. Antes de morir, el duque apenas tuvo tiempo de murmurar algo as como "lo son morto"y "por Nuestra Seora". Estall la confusin, como estallara en la catedral de Florencia diecisis meses despus. El embajador de Mantua crey incluso haber avistado seis asesinos en lugar de cuatro. Los asistentes abandonaron precipitadamente el templo, temerosos de que hubiera ms muertes, ya que uno de los soldados del duque tambin haba sido asesinado, y otro malherido. A pesar de su cojera, Giovanni Andrea se precipit por la zona de la iglesia reservada a las mujeres, se enred entre una profusin de telas femeninas, cayendo, al parecer, y fue alcanzado y ejecutado all mismo por uno de los guardias. Pero sus compaeros lograron escapar.39

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En cuestin de minutos, la iglesia de Santo Stefano qued vaca y extraamente silenciosa, el cuerpo abandonado de Galeazzo Mara Sforza, con sus catorce heridas, yaca all en medio de un charco de sangre. Sabiendo que el secreto y la traicin gobiernan a menudo la conducta de los polticos, los cortesanos y embajadores temieron que otros conspiradores armados y enmascarados se hallasen tambin presentes en la iglesia esa maana, prestos a asaltar a todo el que se atreviese a salir en defensa del prncipe asesinado. Los aterrorizados cortesanos huyeron, incluidos -muy posiblemente porque as se les haba ordenado- los guardias del duque. Se retiraron al castelloj a uno de los grandes palacios de los Sforza.'4 Dado que los conspiradores no parecen haberse preocupado seriamente por su propia seguridad una vez cometidos los asesinatos, da la impresin de que el complot fue muy rudimentario. Miln albergaba profundos resentimientos contra la frula de Galeazzo Maria, pero Giovanni Andrea y sus cohortes disponan de pocas pruebas, si disponan de alguna, de que Miln fuera a alzarse en su defensa. Algunos ciudadanos abrazaban sin duda con afecto el recuerdo de la repblica ambrosiana en la ciudad, y sus desesperadas, recientes luchas contra las maquinaciones del prncipe, los nobles de Miln, Venecia y el gran soldado Francesco Sforza. Pero ahora se haba desvanecido toda esperanza de un retorno a la repblica, sobre todo porque la ltima experiencia republicana (1447-1450} haba apartado y ofendido a la nobleza. Hasta donde nos es dado conocer, los tres individuos no hicieron nada para caldear los nimos de la poblacin o de la ciudadana. Se encontraban aislados: tan obnubilados por el odio hacia el duque y por su ideal republicano, que debieron imaginar que su acto concluira con un milagro de ltima hora. Sus especulaciones finalizaron con una impresionante exhibicin de justicia. El cuerpo del duque no tard en ser retirado. Pero en un espectculo de grosera diversin, que volvera a representarse en Florencia en 1478, el cuerpo de Giovanni Andrea cay en manos de jovenzuelos que lo empujaron entre chanzas hasta las calles y lo arrastraron por toda la ciudad, apedrendolo, golpendolo y desgarrndolo a cuchilladas. Fue a continuacin arrastrado hasta su casa para ser colgado de un alto ventanal. Retirado a la maana siguiente, y para entonces decapitado, el cadver volvi a ser arrastrado por las calles. Las autoridades haban eliminado

su cabeza, reservndola para un ritual ulterior. En un ejercicio de simbolismo tradicional, tambin fue arrancada la pecadora mano derecha, quemada y clavada a una columna en la plaza central. Un poema de la poca menciona que algunos comieron pedazos del corazn, el hgado y las manos de Giovanni Andrea. Lo poco que qued de su cuerpo fue arrojado a los cerdos.15 Teniendo en cuenta la doctrina cristiana relativa al alma, la confesin, los ltimos ritos y el entierro del cuerpo en terreno consagrado, desmembrar un cadver era una escandalosa subversin del orden establecido. Sin embargo, la polica y los magistrados hicieron la vista gorda, si es que en realidad no lo alentaron, colricamente convencidos de que el asesinato del duque perpetrado por Giovanni Andrea era tan horrible como para merecer el castigo en la muerte y ms all de la tumba. El frenes de venganza y "justicia" del gobierno del duque inclua una promesa de horror tambin para los dems conspiradores. En las ltimas horas del 27 de diciembre, un da despus de la orga en Santo Stefano, el fiel servidor de Giovanni Andrea, Franzone, fue capturado, torturado y obligado a delatar a todos los conspiradores. Fue identificado por ostentar el color de los Lampugnani en sus calzones. El domingo, 29 de diciembre, capturaron a Cario Visconti, traicionado por un pariente asustado que tambin era consejero del duque. Torturado, confes y fue condenado. Finalmente, Gerolamo Olgiati no fue capturado hasta el 30 de diciembre, delatado en su caso por varias personas, entre ellas su propio padre. En una carta inflamada a la duquesa, el Olgiati padre se entregaba a un necesario desahogo y en busca de proteccin para s mismo declaraba que, vista la atrocidad del crimen, si me hubieran ofrecido a "este architraidor [mi hijo] [...] un millar de veces, hubiese considerado un favor infligirle la pena de muerte con mis propias manos".'6 Olgiati, Visconti y Franzone fueron ejecutados en el castello, antes del amanecer, el jueves 2 de enero de 1477. Colocados sobre la llamada "rueda", uno de los ms abominables instrumentos de ejecucin, cada uno de ellos fue partido por la mitad desde la ingle hasta el cuello, de manera que su muerte no fuese instantnea: ese tipo de detalles en que los historiadores no suelen reparar, pero que dicen bastante de los criterios morales de la poca, las actitudes hacia el cuerpo, la justicia y el sentido del pecado. A continuacin, en una rigurosa exhibicin pblica de justicia y autoridad, los costados desmembrados fueron transportados hacia

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las siete grandes puertas de la ciudad, donde quedaron alineadas las sangrientas mitades. La ltima mitad fue cuarteada y cada uno de los fragmentos fue apilado sobre las otras dos puertas: brazos y hombros sobre la Porta Cumana, piernas y pies sobre la Porta Nuova. Las cuatro cabezas, incluida la de Lampugnani, fueron izadas con lanzas hasta la parte superior del campanario de Broletto. Todas las partes permanecieron en ese lugar hasta que el hedor oblig a retirarlas; pero las marchitas cabezas permanecieron a la vista, y an seguan all hacia 1490.1? Dada la cardinal importancia de las seas de identidad que emanaban de la familia acaudalada en la Italia del Renacimiento, se instauraba tambin un reino del terror entre sus parientes. Puesto que culpa y deshonor seguan siendo vistos como una especie de patrimonio tribal, qu inocencia podran encontrar las autoridades en los dems miembros de la familia? El da del asesinato, aparte de la casa de Giovanni Andrea, otras dos mansiones Lampugnani fueron saqueadas por la multitud, y durante los das sucesivos otras muchas propiedades estuvieron tambin bajo amenaza. Algunos miembros del linaje intentaron alegar que el asesino no era un Lampugnani, que era un impostor, y los portadores del orgulloso apellido se pasaron todo ese invierno y toda esa primavera tratando de demostrar su inocencia. Ms de media docena de otros Lampugnani fueron arrestados. Uno, Bernardino, fue condenado a muerte, y otros dos que haban estado en Santo Stefano aquel trgico da juraron que, si hubiesen conocido el complot, habran denunciado al "traidor" (Giovanni Andrea) "y se habran comido a l y a sus compaeros a dentelladas". Princivalle, hermano del traidor, perdi sus atribuciones militares y fue exiliado a Florencia y despus a Mantua.1 El horrorizado padre de Gerolamo Olgiati se las arregl apenas para seguir manteniendo las propiedades familiares, pero fue exiliado inmediatamente a Turn. El exilio poda ser una experiencia devastadora, especialmente para las personas de buena cuna, puesto que los apartaba de los amigos y de sus races vitales, de la confirmacin diaria de sus identidades, de sus fuentes regulares de ingresos, y les impona una especie de cuasi muerte o de semivida. Otros ocho individuos, amigos de los conspiradores y tambin presentes en la escena del crimen, fueron ahorcados el 8 de enero. Aunque directamente implicados en la ocultacin de los asesinos, tres sacerdotes lograron escapar de la muerte, gracias a su condicin de clrigos y gracias a la viuda del duque asesinado, Bona42

de Saboya, a quien la preocupacin por el alma de su esposo pareca haber hecho olvidar sus ansias de venganza. Los conjurados de Santo Stefano haban actuado por sus ideales y por un profundo resentimiento personal, y a los consejeros de Bona les hubiese gustado echarle el guante, justo entonces, a un hombre que haba sido exiliado de Miln unos dieciocho meses antes: el humanista y pedagogo Cola Montano, enemigo implacable de Galeazzo Maria Sforza, considerado generalmente como el instigador que haba infundido en los conspiradores ideales asesinos, embriagndolos con la gloria y las virtudes de la Roma republicana. Sus confesiones, en particular las del soador Olgiati, dejaron entrever indicios en este sentido. Mas como el complot se haba tramado lentamente en el verano o el otoo de 1476, y como los conspiradores admitieron que el humanista haba dejado Miln mucho antes, para no ser visto nunca ms, la inocencia de Cola era palmaria. Con recelo, pues, Miln declar a Cola inocente por el momento, pero Cola fue lo bastante listo como para no volver a la ciudad.'9 Cinco aos despus, irnicamente, fueron los espas de Lorenzo de Mdicis y agentes de su rgimen los que dieron caza a Cola Montano. Mientras viajaba desde Genova hacia Roma en febrero de 1482, Cola fue seguido en secreto, atrapado en territorio florentino cerca de Porto Ercole y trasladado directamente a Florencia (12-15 de febrero). Hallndoselo en poder de documentos incriminatorios en el momento del arresto, se lo acus de ser el cerebro del complot para asesinar a Lorenzo el ao anterior y, peor an, de estar a sueldo del mortal enemigo del seor de Florencia, el conde Girolamo Riario. Torturado, Cola confes una secreta pero sostenida actividad contra Florencia y contra Lorenzo, y fue ahorcado un mes despus desde las ventanas del ms importante tribunal criminal de la ciudad, el Bargello. Hay un detalle de la historia de Cola Montano que deja al descubierto un rasgo definitorio del gobierno de los prncipes. Alrededor de 1462, el emprendedor Cola, procedente de una ciudad de las montaas cerca de Bolonia, apareci en Miln, donde fund una escuela para el estudio de la retrica clsica latina y logr atraer a jvenes con talento de las clases altas. Ganndose el favor y a continuacin el mecenazgo del duque de Miln, obtuvo un importante cargo docente en 1468 y cuatro aos despus se asoci con otros individuos para fundar una de las primeras imprentas de Miln. Personaje importante en un43

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mundo literario dominado por feroces envidias, Cola supo atraerse enemigos: esos enemigos tenan amigos en la corte; su suerte cambi, y en 1474 tambin el duque se volvi contra l, en un turbio asunto que acab por dar durante algn tiempo con sus huesos en la crcel. Convocado abruptamente a Pava, en mayo de 1475, fue all, ante toda la corte, donde el duque lo acus de "corromper" a la esposa, los hijos y las hijas de un determinado conde. Su nombre no aparece en nuestra fuente, la confesin florentina de Cola. Aunque neg rotundamente la acusacin, el humanista volvi a ser encarcelado y a continuacin expulsado del territorio milans; pero primero -y ste es el bonito detalle- fue azotado en pblico con un ltigo mientras estaba montado a hombros de un soldado. Lo que no aada en su confesin, por ser tal vez demasiado obvio, era que haba recibido su castigo con las nalgas desnudas. Un castigo pblico de esta ndole significaba una humillacin de las que hieren, y Galeazzo Maria era justo el tipo de persona capaz de infligir un castigo vergonzoso, aun cuando se reservasen normalmente para las prostitutas descarriadas. Fue Cola Montano golpeado hasta sangrar, como sola ocurrir en estos casos? No es de extraar que sintiese un odio irrestaable hacia el duque. La conspiracin romana de Stefano Porcari (1453) concluy con menos ostentacin de sangre que las carniceras de Miln y Forli, pero tambin aqu resonaban ecos de la conexin florentina.20 Descendiente de un linaje de nobles romanos, aunque nacido en una casa que haba conocido tiempos mejores, Stefano Porcari pas su adolescencia al cuidado del mercader florentino Matteo de Bardi. Recibi los rudimentos de una educacin clsica y se convirti en un orador destacado, con un gusto pronunciado por la retrica de alto vuelo. Ms tarde, servira durante un ao en Florencia (1427-1428) como capitana del poplo, uno de los ms importantes cargos judiciales de la magistratura civil. Aqu entr en estrecho contacto con un vivaz crculo de humanistas, la mayora de ellos entregados en cuerpo y alma al estudio de la Antigedad y muy obsesionados por el mpetu y las libertades de la antigua repblica romana. Anhelaban una Florencia a imagen y semejanza. Ya republicano, Porcari se haba envalentonado con su experiencia florentina, y en los discursos pronunciados all como capitano, abundantemente transcritos y difundidos posteriormente, declaraba que "Florencia le pareca el ideal de perfeccin cvica y vital, y que la grandeza, belleza44

y magnificencia de la repblica florentina lo deslumbraban y lo asombraban".21 En esa poca, el alto magistrado que ocupaba itinerantemente el cargo durante breves perodos era una figura habitual de la vida italiana, y Porcari estuvo asignado tambin a otras ciudades, incluidas Bolonia, Siena, Orvieto y Trani. A partir de 1435, visit Inglaterra y el norte de Europa, y, dadas sus inclinaciones republicanas, no poda menos que recalar en Venecia. Como a otros muchos italianos cultos de la poca, a Porcari le disgustaba la influencia clerical en los asuntos del Estado. En 1447, tras la muerte del papa Eugenio IV, expres pblicamente en Roma su desafeccin, al proclamar, ante una asamblea, que era una desgracia para las gentes de la ciudad, herederos de los antiguos romanos, vivir "bajo el yugo de los curas", entre los que haba tantos extranjeros. En efecto, pareca incitar a una revuelta contra el papado, pero sali airoso de este envite gracias a las condiciones polticas de aquel momento en Roma. Tolerantemente empleado por el siguiente papa, el humanista Nicols V, cay entonces bajo la atenta mirada de la curia romana, y al verse implicado en un tumulto en Piazza Navona, durante los carnavales de 1451, se lo expuls de la ciudad. Admirador y al mismo tiempo temeroso de sus capacidades, el papa Nicols le concedi una generosa pensin, pero lo exili a Bolonia y all lo hizo vigilar por el humanista cardenal Bessarion. Pero Porcari era implacable: estaba decidido a convertir Roma en una repblica; igual que Olgiati en Miln, y otros en Florencia, ansiaba revivificar la repblica.22 Ya en contacto con colaboradores en Roma, Porcari consigui evadirse de Bolonia a fines de diciembre de 1452 y tras cabalgar frenticamente lleg a Roma el jueves 2 de enero, completando en cuatro das un viaje que normalmente requera entre ocho y diez jornadas. Una vez all, y en estrecha colaboracin con un crculo reducido, termin de organizar la conspiracin, reclutando voluntarios, armas y dinero. Con la ayuda de entre 300 y 400 hombres, el grupo se cit el sbado 6 de enero (da de la Epifana) para pasar a la accin, para sembrar la confusin y el pnico prendiendo fuego a los establos del Vaticano, sorprendiendo al papa y a los cardenales durante la celebracin de la santa misa, incautndose de la famosa fortaleza urbana, el castillo de Sant'Angelo, y proclamando la repblica libre. Aunque no se mencione en la confesin de Porcari, los15

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contemporneos aseguraron que los conspiradores haban decidido, en caso necesario, matar al papa y a todos los cardenales. Adems, para tener de su parte al "pueblo" cuando se desencadenase el pnico, algunos conspiradores se haban apresurado a alentar entre grupos al azar el saqueo del tesoro papal, las grandes mansiones de los cardenales y de los funcionarios de la curia, e incluso las riquezas de los grandes comerciantes y banqueros extranjeros, en lo que iba a ser un amotinamiento local contra los extranjeros ricos y poderosos.*3 Pero los conspiradores no actuaron con la presteza necesaria y su nmero result excesivo, aunque hubieran ocultado sus verdaderas intenciones a la mayora de sus hombres armados. La curia probablemente haba odo rumores del complot antes incluso de que Porcari abandonase Bolonia. A ltimas horas de la maana del viernes, la vspera del da previsto para el golpe, una compaa de cien soldados papales rodeaba el domicilio principal de los conspiradores, justo a las afueras de la Piazza Minerva. Alrededor de setenta hombres armados se hallaban al acecho en el interior y se produjo un enfrentamiento. El comandante pontificio estaba decidido a evitar el combate abierto y tambin todo escndalo. Confiaba en poder arrestarlos y llevarlos inmediatamente ante la justicia. Sin embargo, por la tarde, despus de varias refriegas, la mayora de los sitiados y los principales cabecillas lograron escapar, dejando atrs a media docena de hombres muertos. Esa noche, delatado su escondite por un traidor, Porcari fue finalmente capturado. Hubo ms arrestos en los das posteriores, pero cuatro de los lderes consiguieron salir de Roma y llegar hasta las fronteras de Toscana, Citt di Castello e incluso Venecia, donde fueron capturados y ejecutados. Interrogado, Porcari lo confes todo; y el 9 de enero, vestido enteramente con un ceremonioso ropn negro, este hombre llamado a ser tribuno del pueblo fue ahorcado desde las almenas del castillo de Sant'Angelo. El mismo da, otros doce hombres fueron ejecutados en el Capitolio. Se repitieron las ejecuciones en los das siguientes. Todas las propiedades de los conspiradores fueron confiscadas, y en dos casos se oblig a sus esposas a ingresar en conventos. A la mayora de los sublevados, sin embargo, se les perdon la vida, por entender que no estaban al corriente de los autnticos propsitos de la conspiracin. El horror y la ira cundieron en la curia. El papa Nicols tuvo que mostrarse inmisericorde con los principales conspiradores, ya que su

conjura prometa arrastrar apoyos locales a base de explotar la corriente de antipata subterrnea que enfrentaba a los romanos de nacimiento con los poderosos extranjeros en traje talar. A menudo en Roma, una ciudad violenta por los secuaces armados al servicio de los cardenales y de los nobles vecinos feudales como los Orsini, Colonno y Savelli, no haba espacio para los discursos de republicanos armados. Estos discursos eran ms aptos para la repblica de Florencia, donde Stefano Porcari haba forjado sus ideales polticos, pero donde los Mdicis llevaban a cabo un asalto sostenido sobre sus instituciones republicanas: la autntica historia detrs de la Conspiracin de Abril contra Lorenzo el Magnfico y contra su hermano Juliano.

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IIARRIBISTAS

Conforme se extenda su influencia sobre la Florencia de la poca, el joven Lorenzo de Mediis pas a convertirse en el principal agente matrimonial de la ciudad: el padrino, por as decirlo, de las bodas de la clase alta. Estas alianzas familiares eran fusiones polticas; los miembros de las altas esferas normalmente aspiraban a subir ms todava; y las consecuencias, por lo que a Lorenzo se refiere, fueron que, a partir de 1469, la poltica reclamara su tiempo y mecenazgo en mucha mayor medida que los intereses artsticos o literarios. Veamos en qu consista el negocio del matrimonio. Empezaba por la evaluacin de las muchachas, tarea normalmente realizada por los padres y parientes de hombres en edad casadera, especialmente de las clases adineradas. En contrapartida, los padres que podan permitirse dotes "honorables" para sus hijas vigilaban con lupa los movimientos y pesquisas de las partes interesadas, que pudieran estar explorando el territorio en busca de consorte para un hijo o un sobrino. El cuerpo, complexin, rostro, piel, cabello, garbo, porte, indumentaria y apariencia general de una muchacha eran objeto de estudio y ponderacin. Estaba destinada a traer hijos al mundo, a ser el eslabn en la transferencia de la propiedad entre una y otra generacin.1 Si lograba ser objeto de escrutinio, de examen minucioso, ya poda darse por superado el primer obstculo. Quienes la miraban haban decidido que su familia era aceptable, que el posible esposo y su entorno podan contar con ella para trepar un peldao ms en la escala social. Si el fsico de la muchacha resultaba agraciado, ya slo quedaba la cuestin esencial de la dote. Ambas familias deban alcanzar un acuerdo sobre este punto: sus padres o tutores en relacin con el capital que deban desembolsar para que el enlace fuese ptimo, y la familia del muchacho en relacin con la suma que considerara honorable, justa o incluso rentable. Si la sangre aristocrtica daba el visto bueno alV-/01

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MATRIMONIO

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matrimonio de una hija, desembolsaba por ella una cantidad menor; el rango social pasaba a convertirse entonces en algo equivalente al dinero. El hecho de que el regateo y las negociaciones se prolongaran hasta la cuestin de la dote significaba que la familia de la hija se senta satisfecha con el nombre y los lazos familiares del varn en cuestin. A los hombres, sin embargo, no se los evaluaba en estos trminos. No se los estudiaba en las iglesias, o en discretas reuniones privadas, donde, como si de una feria se tratase, ojos rigurosos se encargaban de elegirlos o rechazarlos. Y si ocasionalmente hubo alguna excepcin, caso que pudo ocurrir, las pruebas no han llegado hasta nosotros. El papel pasivo -el de evaluadas- corresponda a as mujeres, y sus guardianes lo saban. En 1467, como cualquier otra adinerada y burguesa florentina de la poca, la madre de Lorenzo de Mediis, Lucrecia Tornabuoni, asumi la tarea de asesora familiar en la seleccin de una posible consorte para Lorenzo, trabajo que en esa ocasin se sali de lo usual, porque los ojos de la familia se desviaron de Florencia por primera vez. Se dirigieron a Roma, fuertemente atrados por una posible conexin con los proceres de la nobleza romana, los Orsini. Prncipes de segunda, soldados de primera, dignatarios de la Iglesia, los Orsini alimentaban poderosos vnculos militares y papales; y, al contraro que los Colonna, sus principales rivales de la poca, contaban con un cardenal en la familia. El anhelo de los Mediis por vincularse estrechamente con Roma y con la curia se remontaba al astuto Cosme (muerto en 1464), abuelo de Lorenzo, que hacia fines de 1450 ya se haba percatado de que la posicin familiar en Florencia exiga un apoyo externo en el mundo de los magnates militares y eclesisticos. El hecho de que Lorenzo slo contase dieciocho aos en 1457, y de que su padre Pedro se encontrase en cama muy enfermo, da fe de la urgencia en que se hallaba la familia. No era usual entre los hombres florentinos contraer matrimonio a edad tan temprana. En su clase social, esperar a los veinticinco era lo ms usual.2 Cuando Lucrecia acudi a Roma en 1467 para examinar a la posible esposa, se aloj con su hermano Giovanni, jefe de la sucursal romana del Banco Mediis. El 28 de marzo, esta autora de poemas religiosos, que nunca se encontr a gusto con una pluma entre las manos, dict a su hermano una carta para su esposo enfermo en Florencia. En ella le dice:

El jueves por la maana, de camino hacia San Pedro, me cruc con mi dama, Magdalena Orsini, hermana del cardenal, a quien acompaaba su hija, de unos quince o diecisis aos. Vesta [la muchacha] a la manera romana, con amplia blusa de lino, y la encontr muy hermosa con esas prendas, espigada y esbelta; mas por ir muy embozada, poco fue lo que pudieron ver mis ojos. Ayer visit a monseor Orsini [el cardenal] [...] y, tras presentarle los debidos respetos en tu nombre, su hermana entr con la muchacha, que en esta ocasin vesta una falda sin vuelo, muy ceida. La conversacin se alarg y escrut a fondo a la muchacha que, como te digo, es esbelta y clara, y de dulces modales, no tan fina, sin embargo, como nuestras [hijas]; pero es un dechado de modestia y no tardara en hacerse a nuestras maneras. No es rubia, porque aqu no hay rubias. Ms bien pelirroja, de cabellera larga, abundante. La cara es un poco rechoncha pero me gusta; el cuello es alargado, elegante, aunque a mi parecer algo magro, o ms bien delicado. Del pecho nada pude ver, pues es la costumbre del lugar enfundarse en muchas ropas, pero promete cosas buenas. Al contrario que nosotros, camina con la cabeza no orgullosamente erguida, sino un poco inclinada hacia delante, y creo que es por timidez. Es en verdad muy tmida. Sus manos son largas y delicadas. Creo, en fin, que es una muchacha por encima de lo comn, pero no comparable con Mara, Lucrecia y Blanca [sus propias hijas]. Lorenzo ya la ha visto y t sabrs si le ha gustado. Presiento que, sea cual fuere lo que t y l decidis, estar bien, y yo lo aprobar. Dios tiene la ltima palabra. La muchacha es hija del seor Jacopo Orsini de Monte Ritondo y su madre es la hermana del cardenal. Tiene dos hermanos: uno en la milicia, a las rdenes del muy apreciado seor Orso, el otro sacerdote y subdicono del papa. Poseen la mitad de Monte Ritondo; la otra mitad es de su to, que tiene dos hijos y tres hijas. Adems de Monte Ritondo, poseen tres castillos que pertenecen a sus hermanos, y entiendo que estn bien situados all y que prosperan da a da porque, aparte de ser sobrinos por va materna del cardenal, del arzobispo Napoleono, y del caballero, son tambin primos por va paterna, pues l [el padre de la chica] es primo segundo de los citados seores, que los tienen en gran estima [lo que implica: harn mucho por la chica y sus hermanos].

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Al! UI DISTAS

En una segunda carta fechada ese mismo da, Lucrecia aade: Como te dije por carta que obra en poder de Giovanni, hemos observado con detenimiento a la muchacha. El entendimiento fue bueno; y si la cuestin [el posible matrimonio] no prospera, no habrs perdido nada, pues en ningn momento sali a relucir. Dos buenas cualidades distinguen a la muchacha: es alta y de piel clara, y aunque su rostro no es hermoso, tampoco parece una labriega, y tiene presencia. Mira si a Lorenzo le gust, porque son tantas las virtudes de la muchacha, que, si a l le satisface, tambin nosotros podremos darnos por satisfechos. [Despus, casi como si se hubiera acordado de repente.] Se llama Crarice [Clarice]. Por muy religiosa que pudiera ser la poesa de Lucrecia, stas eran las cartas de una mujer con los pies en la tierra, pragmtica y sin un pelo de tonta. Pero la religin y el pragmatismo iban frecuentemente de la mano en la Italia del Renacimiento. Aunque favorable a la muchacha, Lucrecia se muestra distante. Una semana ms tarde, y como quiera que Pedro, su esposo, la acusaba de frialdad hacia Clarice, Lucrecia defendi su neutralidad. En cuanto no hubo la menor duda de que Pedro y Lorenzo daban su consentimiento a la muchacha de los Orsini, Lucrecia se mostr encantada y declar pomposamente: "No creo que haya ahora mismo en Roma [entre las grandes familias] ninguna muchacha ms digna de ser ofrecida en matrimonio". Para resaltar an ms los ecos y el relieve de las cartas de Lucrecia, imaginmoslas en el contexto de conversaciones mantenidas en el seno familiar, en las que se abordaba todo lo relativo a las relaciones de los Orsini con Roma y la gran sociedad. De ah las dificultades de Lucrecia a la hora de identificar ciertos vnculos de parentesco. Los Orsini eran una familia con clientes, agentes y amigos en toda la pennsula. Lorenzo y los suyos se preparaban para dar un calculado salto que interpondra un considerable espacio entre ellos y todas las dems familias de Florencia. Sin embargo, la perspectiva de Lucrecia a propsito de Clarice Orsini encajaba con la manera florentina de sopesar a las muchachas antes del matrimonio. En lo que a esto se refiere, en nada difera de tantas otras mujeres patricias en la Florencia de la poca. No hace mencin alguna, y ello es ciertamente revelador, a la dote, preocupacin funda-

mental de los florentinos. Dinero, tierra y joyas no eran lo que parecan ambicionar los Mediis cuando se propusieron emparentar con la poderosa nobleza romana. Clarice se presentara en Florencia con cierta riqueza, adems de con sangre y conexiones romanas, y esto bastara, aunque de hecho se present con una esplndida dote de 6.000 florines.3 Contempornea algo mayor y conocida de Lucrecia, Alessandra Macinghi Strozzi (1408-1471) tambin saba proyectar una mirada calculadora sobre muchachas y dotes. Pero ella, hija, esposa y madre de banqueros y comerciantes, siempre husmeaba las dotes y contaba los florines como si minusvalorase la poltica y las relaciones. Ahora bien, tan pronto como se planteaba la poltica del arribismo social, su propio padre, Filippo Macinghi, haba demostrado ser hombre de talento. Para empezar, se haba casado con una muchacha procedente de una de las familias ms importantes del mundo de la poltica y la banca de la ciudad, los Alberti. Al enviudar contrajo matrimonio con una mujer del linaje de los Ricasoli, vieja nobleza florentina. Finalmente, con una sorprendente y hermosa dote de 1.600 florines, su propia hija Alessandra emparent con el clan de los Strozzi, uno de los principales linajes polticos de Florencia. Alessandra, por su parte, esforzndose por mantener el capital de sus hijos exiliados, desembols pequeas dotes para casar a sus hijas respetablemente, aunque a la baja: esto es, por debajo de su posicin social, que estaba determinada por la ascendencia paterna.4 En la dcada de 1460, a la hora de buscar parejas adecuadas que agradasen a sus hijos (y a s misma), a Alessandra la perjudicaba el hecho de que stos estuviesen exiliados en aples, vctimas de la grave acusacin que pesaba sobre su padre, Matteo: haberse unido a los enemigos de Cosme de Mediis durante las revoluciones palaciegas de 1433-1434. Incluso treinta aos despus, ninguna de las principales familias florentinas estaba dispuesta a ofrecer una hija a los hijos de Matteo Strozzi, porque el estigma que supona caer en desgracia poltica era hereditario. Cuando los muchachos alcanzaron la mayora de edad (a los once aos), tambin ellos se vieron forzados al destierro, si bien emergencias polticas posteriores obligaron al padre de Lorenzo de Mediis a transigir y conmutar la condena de exilio a los Strozzi. En una carta del 20 de abril de 1465, dirigida a su hijo mayor, Filippo, Alessandra escribe:53

SANGRE DE ABRIL

ARRIBISTAS

En lo tocante a una esposa, me parece [...] que, si Francesco Tanagli nos concediese a su hija, dispondramos de excelentes y permanentes vnculos polticos, y, de entre todos los proyectos que se me han presentado a consideracin, este es el ms recomendable. Me gust la idea de la muchacha de los [condes] Vernia, pero son [gente] de aspecto tosco y huelen a establo. [...] La reputacin de Francesco es buena; ocupa una posicin en la poltica, aunque no muy alta, y se mueve en el mbito de los asuntos [pblicos]. Y, si me preguntas, por qu razn dejara que su hija fuese al extranjero para casarse? La primera razn sera porque hay pocos jvenes de buena familia que sean ricos y a la vez competentes. La segunda es la modesta dote de la muchacha: slo i.ooo florines, creo, una suma propia de artesanos. La muchacha Manfredi recibir 2.000 florines por entrar en la casa Pitti, y tiene quince aos, mientras que la otra [la hija de Francesco] tiene diecisiete. Puedes juzgar pues cmo estn las cosas. La tercera razn por la que la ofrecera [a un desterrado] es que tiene una gran familia y necesita ayuda para volver a encarrilarla. Sospecho que sta es la principal razon Cuatro meses despus, en una carta del 17 de agosto, Alessandra volva a la cuestin de la muchacha Tanagli, nunca citada por su nombre. La familia, los contactos y la dote eran lo que ms interesaba; a continuacin, el fsico de la muchacha y sus cualidades morales. Qu importancia tena la cuestin del apellido? En relacin con el matrimonio Della Luna, me llegan noticias de que hay una dote de 3.000 [florines], 1.500 de ellos enjoyas, vestidos y ajuares (donara). Si esto es cierto, l [Della Luna] ha retrocedido bastante en la escala social desde que mantuvimos los primeros tratos. No se puede ms que sealarlo con un dedo acusador por haber emparentado con una familia de sacerdotes. Y se rumorea que las cosas le van bien [en los negocios], de manera que quiz se las arregle para darle la vuelta a la situacin [...]. El domingo por la maana, al acudir muy temprano a la primera misa en Santa Liperata [la catedral], como tantas otras maanas54

festivas, para ver a la joven Adimari, que habitualmente acude a esa misa, con quin me encuentro si no con la muchacha Tanagli? Y, al no saber quin era, me coloqu justo junto a ella y concentr toda mi atencin en esta muchacha, pues tiene una presencia adorable y est bien proporcionada. Es alta como Catalina [la propia hija de Alessandra] o incluso ms alta; tiene hermosa piel, no tan clara como sera deseable, pero parece fuerte. Su rostro es alargado y sus rasgos no muy delicados, pero tampoco toscos; y me pareci, a juzgar por su modo de andar y por la expresin de sus ojos, que no hay nada tosco en ella. En verdad, pienso que, si lo dems fuese adecuado, no sera un mal partido (non e da sconciare mrcalo) y el emparejamiento sera honorable. La segu al salir de la iglesia, hasta que me di cuenta de que era la muchacha Tanagli, de modo que ahora la conozco algo mejor. Nunca he podido encontrarme con la muchacha Adimari, lo que me parece sorprendente, pues he ido muchas veces a los lugares adecuados, pero ya no sale como sola. Alessandra acudi a recabar informacin sobre la chica Tanagli ante otras personas informadas, y todos convinieron, como ella misma inform en una carta dos semanas despus, que "quien obtenga su voluntad ciertamente quedar satisfecho, pues es una chica muy conveniente. [...] No tuve demasiado tiempo para examinar su rostro [hace dos semanas], porque creo que se dio cuenta de que la estaba mirando, y desde ese momento no volvi a mirar en mi direccin, y [al final de la misa] se march como alma que lleva el diablo". Al final, el hijo de Alessandra, Filippo Strozzi, dej que el asunto se estancase demasiado tiempo y Francesco Tanagli aprovech el retraso para retirarse cortsmente de las negociaciones, aconsejado por un fiel partidario de los Mediis para que no forjase una alianza con una familia de exiliados polticos. En 1467, un ao despus de abandonar el exilio para volver a Florencia, Filippo se casara con la joven Adimari, Fiammetta, descendiente de uno de los linajes de mayor abolengo de la ciudad, cuyos orgenes se remontaban a la poca feudal, igual que los Ricasoli, los Pazzi y los Buondelmonti. No obstante, el caso Tanagli revela un modo caracterstico de entender el matrimonio entre las clases superiores florentinas, y todava es ms interesante seguir el proceso a travs de55

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ARRIBISTAS

las cartas del cunado de Alessandra, el ambicioso y refinado Marco Parenti. Parenti sirvi a Alessandra y a sus hijos con excepcional tenacidad, tanto en las negociaciones matrimoniales corno en una mediacin prolongada durante aos ante el crculo Mdicis para lograr que suprimiesen el veto poltico impuesto a los Strozzi. Un largo fragmento de una carta del 27 de julio de 1465, escrita a su cuado Filippo, entonces en aples, puede servir de ejemplo. Marco escribe: Teniendo todo esto en cuenta, cedo a los ruegos [de tu madre] y te animo a que tomes la decisin de casarte. Hemos inspeccionado toda Florencia y hemos convenido en establecer dos criterios de actuacin: primero, suponer que ya estuvieses aqu [y no exiliado en aples]; segundo, limitarnos a considerar tu modo de ser. Si ya estuvieras aqu y tuviramos ocasin de ascender a lo ms alto [social y polticamente], nos encontraramos con cuatro alternativas, dos de ellas en las familias Pitti y Pandolfini, y a ese nivel para de contar. [...] Las otras dos estn [en las familias de] G. Canigiani y messer Fiero de' Pazzi, pero [las muchachas] son ms bien ordinarias. Hay muchas otras de buena familia, pero tambin ordinarias o rsticas (rustidle) y [presentaran] dotes del montn. [...] La hora [de casarte] ha llegado en un momento penoso, as que ten paciencia, y, ya que no te queda ms remedio que hacerlo, por lo menos saca tajada. La otra forma de abordar la cuestin es tenerte en cuenta a ti, tal como realmente eres. Veamos qu tipo [de muchacha] debemos excluir y qu tipo nos queda. En primer lugar, debemos renunciar a todas las muchachas de la clase mencionada anteriormente [obviamente no estamos a su altura]; en segundo lugar [ignorar] todas las dotes cuantiosas pero de familias toscas, desagradables y de clase inferior (gran dote rustidle e ignobile). Esto nos deja con dotes menores pero de muchachas bonitas y de noble abolengo, si es que hubiera; pero, como no hay, nos conformaremos con las que tengan menos aire de campesinas, aunque no sean bonitas, y aun de este tipo hay tan pocas, que te quedaras asombrado. Hay una chica en la familia Rucellai que no nos llama mucho la atencin, y por nos me refiero a tu madre y a tus cuadas. Domenico Borghini

tiene una y nos gusta todava menos. Puede haber otras de este tipo o ms bajas an en la escala [social], pero las que conocemos nos gustan todava menos, as que ni te las menciono. Nos atraen mucho dos hijas del finado Donato [...] Adimali [Adimari] cuya madre es del [noble] linaje Vernia, casada ahora en Bolonia; pero nos dicen que la dote de cada una es de 1.500 florines y no tienen hermanos, por lo que suponemos que no accedern a rebajar esa suma [esto es, por no tener hermanos que quieran recortarles las dotes]. [...] Nos queda slo una hija de Francesco [...] Tanagli. No quiere gastar mucho, y podremos quedarnos con la muchacha, estoy seguro, pero nos preocupa que lo [exiguo] de la dote venga a estropearlo todo. Y te juro que, si con todo el cuidado que estamos poniendo en amoldarnos a tus circunstancias, prescindiramos de estas dos [posibilidades] ya no s dnde podramos acudir. [Aun as] Tememos que la gran dote de una de ellas pueda arruinar nuestras posibilidades [porque tambin atraer a otros] y ni siquiera sabemos si ellos te aceptaran [los tutores de las hermanas Adimari], y tambin tememos que la pequea dote de la otra nos haga inviable el camino, aunque sabemos que t seras de su agrado. [...] Los Adimari son ms nobles que los Tanagli, pero [las hermanas] no tienen parientes cercanos, ni padre ni hermanos: eso s, muchos tos y muchos primos, pero gente que no cuenta para nada (omacci) y con relaciones que tampoco cuentan. El inconveniente tambin tiene su ventaja, y es que no tendras de qu preocuparte con ellos. La otra [la opcin Tanagli] es justo lo contrario: aunque no sea una gran familia, tienen viejas y nobles races y esta rama desciende de caballeros. El padre de la muchacha es de mi edad [cuarenta y cinco], un hombre de gran valor, buenas maneras, excelente orador, afable y muy elegante. Ocupa una cierta posicin en la vida pblica; tiene muchos parientes, todos hombres de prestigio, y su hermana est casada con Antonio [...] Alessandri [una familia eminente]. Su esposa desciende de los Guidetti, gente acrisolada; la hermana de su esposa est casada con messer Antonio Ridolfi [una figura clave de la oligarqua Mdicis: el hombre que ms tarde le aconsejara a Francesco Tanagli oponerse a un matrimonio con los Strozzi], y cuenta con muchos otros parientes honorables y apreciados. Su hermano se cas con la hija de Francesco Vettori,57

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etctera. Tiene doce hijos, seis chicos y seis chicas. [...] Y cuando quise entrar en la cuestin de la dote, se neg, ms interesado en conocer si todo lo dems nos satisfaca, aunque puntualiz, a propsito de la dote, que se fiaba de mi juicio y discrecin. As estn las cosas. Ahora eres t el que tiene que calibrar la cuestin y darnos tu parecer. La muchacha es alta, como nuestra Catalina, pero mejor formada; con buenas carnes y buena piel; de cara no es [una belleza], pero tampoco se puede decir en absoluto que sea fea. Es educada y tiene un aire agradable. Si te gusta lo que te estoy describiendo, dinos hasta dnde estaras dispuesto a transigir con la dote.6 Qu decir de esta carta que habla tan bien, aunque con cierta pedantera, por s misma? Los Strozzi exiliados en aples imponan obviamente la condicin de que la muchacha fuese de buena presencia. El autor de la carta, Parenti, mantena contactos de confianza en la escala alta y en la escala baja de la sociedad florentina, pero recurra tambin a mediadores con olfato (sensali). Es receptivo a los finos matices sociales. Rechaza con desdn a los hombres recin enriquecidos y a las fortunas de nuevo cuo. El dinero importa, cierto, pero debe tratarse de fortunas con cierta solera. Las cualidades esenciales y codiciadas residen en la reputacin, las conexiones polticas de primer orden y la antigedad de la familia. A ello han de aadirse por supuesto la buena presencia de la muchacha, su aspecto y una dote respetable. Sin embargo, para un exiliado poltico de la poca, y dado el estado en que se encontraba el mercado matrimonial, un vnculo con Francesco Tanagli se presentaba como la perspectiva ms deseada, debido a sus valiosos vnculos polticos. Y, si en otro tiempo las familias polticas de relieve haban buscado alianzas polticas en las poblaciones de su entorno, ahora era la ciudad entera la que se haba convertido en su entorno.7 "Arribistas" he titulado este captulo. Pero qu tipo de arribismo quedaba para familias como los Mediis y los Pazzi, situadas ya en la cumbre de la jerarqua social? De hecho, la seguridad nunca era total, ni siquiera a ese nivel, y ocupar el escalafn superior poda resultar ilusorio. Hasta en Venecia, donde los funcionarios superiores de antao se haban convertido en una clase noble y cerrada, existan distinciones poderosas, envidiosas, acerbas y cambiantes dentro de esa clase.8

El matrimonio era en la Italia de las ciudades el momento decisivo para el grupo familiar y para el individuo, al menos dentro de las clases medias y superiores. Era el momento en que hombres y mujeres descubran quines eran, de dnde venan, qu podan esperar del presente, y qu, reclamarle al futuro. Al elegir el matrimonio con x en vez de con y, o al ser elegido en esos trminos, las partes en cuestin formulaban una lacnica declaracin de identidad tanto por parte de quien elega como de quien era elegido. El matrimonio era el momento en que se efectuaba virtualmente la transferencia de nombre y de propiedad entre generaciones. Inscriba a la persona y a la familia en un sistema alimentado de jerarquas, de grados y de un rico entramado de relaciones sociales; y lo que uno era, la identidad, se moldeaba en el momento de acordarlo. Todo lo dems se disolva en detalles de menor incidencia. Como Alessandra Strozzi y como la madre de Lorenzo de Mdicis, Marco Parenti saba todo esto por instinto. Su familia haba iniciado el ascenso hacia 1400. Pero en la carta adopta el tono ponderado, impresionista, de ambas mujeres y juega con l, calculadamente. Enuncia todas las posibilidades para a continuacin desmenuzarlas, mientras evoluciona haca una posicin pragmtica, sin perder jams de vista las necesidades y posibilidades reales de Filippo Strozzi, en una Florencia que era tan inflexible como un sargento a la hora de mercadear con el matrimonio. Cortada de raz toda ilusin, haba que enfrentarse cara a cara con lo que uno era, y con lo que representaba. Lo que no significaba que el arribismo social fuera imposible. De hecho, se repeta continuamente. Se amasaban cuantiosas fortunas polticas y materiales, y a continuacin se derrumbaban. Las viejas familias tradicionales perdan su fortuna, su espacio, y las perspectivas de matrimonio. El exceso de hijas y dotes era la ruina de un hogar. Y, si no haba primognito, un hijo mayor que heredase toda la fortuna (o al menos la mayor parte de sta), poda ocurrir, como en Inglaterra por ejemplo, que dos hijos devorasen el legado familiar al repartirse la herencia. Una vez repartido, el patrimonio no tardaba en dispersarse, a no ser que alguno de los hijos pudiese compensar esta fragmentacin con los beneficios obtenidos en el comercio o la banca. Por mucho que le pesase al petulante Marco Parenti, las nuevas fortunas contraan masivamente matrimonio con viejos linajes y pronto empezaban a pulsar las cuerdas de sus conexiones polticas. Una familia sin hijos no poda ostentar un59

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cargo pblico, con lo cual su nombre perda relevancia e influencia poltica. Una generacin de hombres imprudentes poda desintegrarse en el mundo de la poltica. Y el prestigio poltico contaba siempre, y contaba enormemente, porque tener un alto cargo en Florencia era un honor capaz de abrir todas las puertas. Intimidaba, incitaba al matrimonio, confera a quien lo ostentaba autntico poder.9 Mucho se ha hablado aqu de viejas familias y nuevas fortunas. Qu haba de viejo y qu haba de nuevo? Marcados por sus nombres y sus prestigiosas historias, los ms distinguidos linajes de Florencia presuman de tener orgenes feudales y se remontaban a los siglos XI y XII. Era el caso, por ejemplo, de los Uberti, Guidi, Tornaquinci, Ricasoli, Pazzi, Buondelmonti y Adimari. Llegado el momento, estas familias entraban en contacto con el mundo del comercio y de la banca. El origen de algunas familias de financieros poda remontarse a fines del siglo XII y comienzos del siglo XIII. Pero los ms ilustres linajes "burgueses", como los Strozzi, los Albizzi, los Mediis, datan realmente de fines del siglo XIII, cuando empiezan a aparecer sus nombres entre los elegidos para el nuevo cargo gubernativo de los Seores Priores de los Estamentos, la Seora. Ahora podan combinar el bienestar comercial con la autoridad poltica, y, a partir de ese momento, alcanzar la cumbre de la escala social pas a convertirse siempre en una alianza entre la riqueza y la alta funcin pblica. Nada bastaba para garantizar de por s un lugar entre las clases superiores; y los florentinos que lograron ostentar cargos y hacer dinero tras la epidemia de la peste negra (1348) seran considerados como "recin llegados" por sus "superiores" durante el siglo XV, en particular si haban ascendido desde el estamento de los gremios, o sea, donde el trabajo ensuciaba las manos. A lo largo de su ascenso poltico, los Pazzi no dejaron de jugar la carta del matrimonio. Andrea, que fue el arquitecto de la fortuna familiar, se cas con la hija de una importante figura poltica, Jacopo di Alamanno Salviati. Sus tres hijos -messerJacopo, Antonio y mm^rPiero- contrajeron nupcias con las familias Serristori, Alessandri y Giugni. A los Alessandri y los Giugni los encontramos ocupando a menudo altos cargos pblicos, y los Serristori figuraban en esa poca entre las doce familias ms acaudaladas de la ciudad. Ms tarde, tres de las nietas se casaran con importantes familias polticas, los Martelli, los Niccolini y los primos de la rama principal de los Mdicis. El nieto de Andrea, Guglielmo, tom6o

a Blanca de Mdicis por esposa, convirtindose de ese modo en cuado de Lorenzo el Magnfico. Pero 1478 marc el final de esta brillante trayectoria social.10 Cuando Pedro de Mdicis se volvi hacia la nobleza romana para encontrar consorte a su hijo Lorenzo, ciertamente se haba dejado asesorar. Haba prestado atencin a su propio padre, Cosme, poltico consumado; al embajador de Miln en Florencia, Nicodemo Tranchedini, y a su propio cuado y principal responsable de la sucursal romana de su Banco Mdicis, Giovanni Tornabuoni, que fue el encargado de los discretos tanteos iniciales. La principal familia de Florencia buscaba alianza con una familia romana equivalente, de aqu que las negociaciones no pudieran ser ms que pragmticas; y sin embargo los Mdicis ascendan. Cosme se haba encargado personalmente, en 1444, de que el propio Pedro se uniese a la vieja rama florentina, los Tornabuoni, comerciantes y banqueros, s, pero vastagos del viejo patriciado Tornaquinci; y Lucrecia Tornabuoni acudi a Pedro con una mera dote de "comerciante" (para seguir el estilo de Alessandra Strozzi) de 1.009 florines. Al seleccionar a Lucrecia para Pedro, Cosme haba optado por un fuerte y seguro vnculo poltico; el hombre ms rico de Florencia no tena por qu reparar en florines.11 Pedro, sin embargo, sera el ltimo vastago del linaje Mdicis que unira su destino con el mundo "del comercio" y de los florentinos nativos. A partir de ese momento, los Mdicis, buscando aumentar su prestigio o elevar su identidad social mediante el matrimonio, se casaran fuera de la ciudad con linajes principescos. O se convertiran en papas y cardenales.

BANQUEROS

En el proceso de salir de la oscuridad e iniciar su auge, los primeros pasos de los Mdicis se parecen a los de otras familias florentinas. Originarios de zonas rurales densamente pobladas, emigraron en el siglo XII a una Florencia prspera en la que se dedicaran al cambio y prstamo de dinero. Es muy probable que sus actividades lindasen tambin con el mercado de la especulacin de terrenos, por entonces una actividad extraordinariamente lucrativa. Hacia 1300, habindose multiplicado tambin en nmero, cobraron fama de "comuneros" agresivos (popolani) y se afiliaron a los Negros conservadores contra los Blancos en la pugna que mantenan61

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ambas facciones por hacerse con la ciudad. Casi excesivamente cmodos en un mundo de intrigas polticas y exilios masivos, se ganaron una reputacin de hombres fuera de la ley y fueron perseguidos como tales hasta fines del siglo XIV. En 1400, los Mediis fueron vetados polticamente durante veinte aos, salvo una de sus ramas, la encabezada por el banquero en ciernes Giovanni di Averardo, conocido como Giovanni di Bicci.1* Tambin para entonces, el apellido familiar haba entrado en los anales polticos, y aparece con inusitada frecuencia al frente de la ms alta institucin del Estado, el Consejo de los Priores, integrado por nueve miembros. Slo entre ocho y diez de las grandes familias protagonizaron una escalada mayor durante el siglo XIV, entre ellas los Strozzi y los Albizzi. No obstante, y es revelador, los jefes del Estado florentino slo en raras ocasiones se decantaron por los Mdicis como asesores polticos o como embajadores en el exterior. Su fama de que recurran a mtodos expeditivos, basada en parte en sus actos violentos, min su capacidad de maniobra poltica. Pero Florencia era entonces un lugar ms anrquico y tormentoso que en tiempos de Lorenzo, y sus antepasados del siglo XIV haban contrado matrimonio con los Cavalcanti, Donati y Falconieri: casas ms antiguas y venerables que la suya propia. La ptina de gentileza reaparecera a su debido momento. La energa, la ambicin poltica, las transacciones monetarias cimentaron en buena parte el pasado de los Mdicis y marcaran su futuro. Al examinar una muestra de sus ltimos testamentos, Gene Brucker, historiador de su perodo inicial, descubri que muchas veces solan entregar limosnas de carcter religioso para expiar la culpa y el temor por el destino de sus almas. Obtenan el perdn por las "malas artes" empleadas en conseguir sus ingresos, confesando sus prstamos usureros, que representaban una amenaza para sus almas inmortales, segn las creencias religiosas de la poca. El banquero Giovanni di Bicci (1360-1429), origen de la fortuna familiar, fue el bisabuelo de Lorenzo el Magnfico. Tras dar los primeros pasos como aprendiz en la firma de un cuarto primo, Vieri di Cambiozzo ("Gran Cambio") de Mdicis, poseedor de una de las grandes entidades bancarias de la poca, Giovanni trep paulatinamente hasta convertirse en pequeo socio y su fortuna prosper junto a la de Vieri. En 1393, se independiz, se asoci con alguien ms joven y en 1397 nstalo su sede en Roma.62

Apartado de la escena poltica