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En el inicio de su ministerio como sucesor de Pedro, el Papa Francisco invitaba a toda la Iglesia a vivir una «nueva etapa evangelizadora, marcada por la alegría». No podemos encerrar en nosotros la alegría de la Resurrección; no se puede clausurar esa alegría en nuestra vida interior ni en nuestros propios intereses. A su Iglesia, el Señor, nos pide que mostremos el triunfo de Cristo a todos los hombres, que mostremos su Vida. Esa Vida que nos conforma con una manera de vivir y actuar que es la de Él: crea fraternidad, crea encuentro, da paz, da capacidad para tener los brazos abiertos siempre a todos, como los tiene Jesús con nosotros. No huyamos nunca de la Resurrección de Jesús. Nunca tengamos la tentación de declararnos muertos. Volvamos siempre a Jesús Resucitado. Cuando parezca que todo está perdido, volvamos la vida a Jesucristo: nos ama, nunca se cansa de perdonar, nos anima a seguir adelante, carga nuestras vidas sobre sus hombros y nos dice lo que en esta Pascua de Resurrección nos vuelve a repetir: el sepulcro está vacío, que es lo mismo que decir que no hay muerte. No os dejéis engañar: el triunfo es de Dios; se ha manifestado en Jesucristo Resucitado. Renovemos nuestro modo de vivir y de estar entre los hombres, pidamos poder decir siempre: «Vivo con alegría, con gozo, con seguridad, con mucho amor a quien me lo ha dado para que lo regale a otros. Vivo de esta manera porque he visto al Señor». Esto requiere: 1.- Renovar permanentemente nuestro encuentro con Jesucristo Resucitado. Tomemos la decisión de dejarnos encontrar por Él. Esto no es para unos escogidos. Todos estamos invitados a dejarnos encontrar por Jesucristo. Hay que estar abiertos a este encuentro. El encuentro con Jesús da a la vida una alegría desbordante, ilumina la vida personal y la de quienes están a nuestro lado. Recordemos la opción impuesta en la raíz de nuestra vida: llevar la alegría del Evangelio a todos los hombres. Para ello hay que ser más que humanos, hemos de tener en nosotros la Vida del Resucitado, Él nos la da. Esta es la opción pascual, esta es la de los discípulos del Resucitado. 2.- Llevemos a todos los lugares de la tierra la dulce y confortadora alegría del Evangelio. El bien se comunica, se expande. Es más, cuanto más te llenas del Resucitado, más sensibilidad adquieres ante las necesidades de los demás y más quieres conocer al otro, más deseas reconocerlo en su verdadera dignidad, más y mejor buscas su bien. Llevemos a todos los lugares donde habitan y hacen la vida los hombres, el amor inmenso de Cristo. 3.- Mantengamos vivo el anuncio de Cristo Resucitado, aquel que mandó hacer sus discípulos: «Id y anunciad el Evangelio a todos los hombres». El anuncio de Cristo Resucitado es la mayor fuente de alegría para los cristianos. Podemos tener metodologías distintas, espiritualidades diferentes, pero se nos pide que seamos coherentes con el mandato del Señor. ¿Cómo hacer esto? Tomando iniciativas concretas para salir al encuentro de todos los hombres, de los más cercanos y de los más lejanos existencialmente, con obras y gestos que toquen la vida, las heridas, los proyectos, las ilusiones, los desafíos. Siempre con la conciencia de que los logros no son rápidos. La celebración de la Pascua nos está llamando a todos los cristianos a vivir en una reforma permanente o, lo que es lo mismo, en una conversión continua: la que el Señor nos pide cuando nos ponemos delante de ese espejo único del ser humano que es Jesucristo. + Carlos Cardenal Osoro, arzobispo de Madrid. Cartas. Abril 2019 Mes de María: todos los días, al final de las Misas. Martes, 7: 18:00h. Equipo de CARITAS Miércoles, 8: 19:30h. Grupo R. Carismática Jueves, 9 19:30h. Oración de la comunidad Viernes, 10: S. Juan de Ávila. Patrono del Clero Español BODAS DE PLATA Y ORO SACERDOTALES 17.00 y 18:00h. Catequesis Sábado, 11: Primeras Comuniones Colegio LOGOS Domingo, 12: DOMINGO IV DE PASCUA JORNADA MUNDIAL DE ORACION DE LAS VOCACIONES. 12:00h. Catequesis Eucaristías: 11:00 y 12:30h. ------------------------------------------------------------------------------------------------ RECORDATORIO: - Se pueden recoger en el despacho los Diplomas otorgados a los colaboradores de mural y obras. - PAZ SIN FRONTERAS. Religiones y Culturas en Diálogo. Madrid, 15-17 septiembre 2019. Inscripciones en paz2019.org III Semana de Pascua Lunes, 6 Domingo Savio, Judit, Benedicta, Heliodoro, Francisco de Laval. Hch 6, 8-15 Sal 118 Juan 6, 22-29 Martes, 7 Nª Sra. de la Victoria, Benedicto II, Gisela, Rosa Venerini, Bta. Maria de San José Alvarado. Hch 7, 51-8,1a Sal 30 Juan 6, 30-35 Miércoles, 8Nª Sra. de la Salud, Bonifacio IV, Magdalena de Canossa, Victor de Milán, Amato Ronconi, Bta. Ulrike Nish. Hch 8, 1b-8 Sal 65 Juan 6, 35-40 Jueves, 9 Luis de Marillac, Gregorio de la Berrueza, Jorge Preca, Pacomio. Hch 8, 26-40 Sal 65 Juan 6, 44-51 Viernes, 10 Juan de Ávila, Virgen de los Desamparados, Damián de Molokai, Antonio de Florencia, Job. Hch 9, 1-20 Sal 116 Juan 6, 52-59 Sábado, 11 Nª Sra. Divina Pastora, Francisco de Jerónimo, Felisa, Fabio, Bto. Domingo Iturrate. Hch 9, 31-42 Sal 115 Juan 6, 60-69 "JUNTOS X UN MUNDO MEJOR" Invitación: Marcando la X a favor de la Iglesia en tu declaración de la renta lo haces posible. Echaré las redes de mi vida, para que otros tengan savia y en abundancia. Esperaré a que el sol se imponga sobre las tinieblas y comprender que, no hay noche que dure una eternidad. Miraré al fondo de los acontecimientos y confiaré en que, Tú y sólo Tú, eres quien iluminas las sombras de la existencia humana. ¡POR TU NOMBRE, SEÑOR! Me desgastaré, en cuerpo y alma, para llevar almas y corazones a tu encuentro, para que, el mundo, tan colapsado de cosas como vacío de sentido recupere la alegría que nos ofrece tu ser resucitado. ¡POR TU NOMBRE, SEÑOR! Mantendré firme mi amor y fe en Ti para, luego, ser ardiente antorcha que irradie luz y paz allá donde me encuentre. Mantendré firme mi esperanza en Ti para que, el hombre que busca y no encuentra, sepa que en Ti encontrará siempre una respuesta. ¡POR TU NOMBRE, SEÑOR! Te amaré hasta el final y, amándote como Tú mereces, sembraré de fraternidad y de perdón mis caminos, de alegría y de belleza los corazones de los que te anhelan, de regocijo y de seguridad los rostros cansados de tantos caminos retorcidos. J. Leoz 70º ANIVERSARIO Las Matas. Madrid - Año XVI - 997 DOMINGO III DE PASCUA CICLO C 5 mayo 2019 http://www.sanjoselasmatas.es [email protected]

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Page 1: Parroquia San José - 70º ANIVERSARIO nueva etapa evangelizadora, marcada por la … · 2019. 5. 6. · Hch 7, 51-8,1a – Sal 30 – Juan 6, ... ¡POR TU NOMBRE, SEÑOR! Mantendré

En el inicio de su ministerio como sucesor de Pedro, el Papa Francisco invitaba a toda la Iglesia a vivir una «nueva etapa evangelizadora, marcada por la alegría». No podemos encerrar en nosotros la alegría de la Resurrección; no se puede clausurar esa alegría en nuestra vida interior ni en nuestros propios intereses. A su Iglesia, el Señor, nos pide que mostremos el triunfo de Cristo a todos los hombres, que mostremos su Vida. Esa Vida que nos conforma con una manera de vivir y actuar que es la de Él: crea fraternidad, crea encuentro, da paz, da capacidad para tener los brazos abiertos siempre a todos, como los tiene Jesús con nosotros. No huyamos nunca de la Resurrección de Jesús. Nunca tengamos la tentación de declararnos muertos. Volvamos siempre a Jesús Resucitado. Cuando parezca que todo está perdido, volvamos la vida a Jesucristo: nos ama, nunca se cansa de perdonar, nos anima a seguir adelante, carga nuestras vidas sobre sus hombros y nos dice lo que en esta Pascua de Resurrección nos vuelve a repetir: el sepulcro está vacío, que es lo mismo que decir que no hay muerte. No os dejéis engañar: el triunfo es de Dios; se ha manifestado en Jesucristo Resucitado. Renovemos nuestro modo de vivir y de estar entre los hombres, pidamos poder decir siempre: «Vivo con alegría, con gozo, con seguridad, con mucho amor a quien me lo ha dado para que lo regale a otros. Vivo de esta manera porque he visto al Señor». Esto requiere: 1.- Renovar permanentemente nuestro encuentro con Jesucristo Resucitado. Tomemos la decisión de dejarnos encontrar por Él. Esto no es para unos escogidos. Todos estamos invitados a dejarnos encontrar por Jesucristo. Hay que estar abiertos a este encuentro. El encuentro con Jesús da a la vida una alegría desbordante, ilumina la vida personal y la de quienes están a nuestro lado. Recordemos la opción impuesta en la raíz de nuestra vida: llevar la alegría del Evangelio a todos los hombres. Para ello hay que ser más que humanos, hemos de tener en nosotros la Vida del Resucitado, Él nos la da. Esta es la opción pascual, esta es la de los discípulos del Resucitado. 2.- Llevemos a todos los lugares de la tierra la dulce y confortadora alegría del Evangelio. El bien se comunica, se expande. Es más, cuanto más te llenas del Resucitado, más sensibilidad adquieres ante las necesidades de los demás y más quieres conocer al otro, más deseas reconocerlo en su verdadera dignidad, más y mejor buscas su bien. Llevemos a todos los lugares donde habitan y hacen la vida los hombres, el amor inmenso de Cristo. 3.- Mantengamos vivo el anuncio de Cristo Resucitado, aquel que mandó hacer sus discípulos: «Id y anunciad el Evangelio a todos los hombres». El anuncio de Cristo Resucitado es la mayor fuente de alegría para los cristianos. Podemos tener metodologías distintas, espiritualidades diferentes, pero se nos pide que seamos coherentes con el mandato del Señor. ¿Cómo hacer esto? Tomando iniciativas concretas para salir al encuentro de todos los hombres, de los más cercanos y de los más lejanos existencialmente, con obras y gestos que toquen la vida, las heridas, los proyectos, las ilusiones, los desafíos. Siempre con la conciencia de que los logros no son rápidos. La celebración de la Pascua nos está llamando a todos los cristianos a vivir en una reforma permanente o, lo que es lo mismo, en una conversión continua: la que el Señor nos pide cuando nos ponemos delante de ese espejo único del ser humano que es Jesucristo.

+ Carlos Cardenal Osoro, arzobispo de Madrid.

Cartas. Abril 2019

Mes de María: todos los días, al final de las Misas. Martes, 7: 18:00h. Equipo de CARITAS Miércoles, 8: 19:30h. Grupo R. Carismática Jueves, 9 19:30h. Oración de la comunidad

Viernes, 10: S. Juan de Ávila. Patrono del Clero Español BODAS DE PLATA Y ORO SACERDOTALES 17.00 y 18:00h. Catequesis Sábado, 11: Primeras Comuniones Colegio LOGOS

Domingo, 12: DOMINGO IV DE PASCUA JORNADA MUNDIAL DE ORACION DE LAS

VOCACIONES. 12:00h. Catequesis

Eucaristías: 11:00 y 12:30h. ------------------------------------------------------------------------------------------------

RECORDATORIO:

- Se pueden recoger en el despacho los Diplomas otorgados a los colaboradores de mural y obras.

- PAZ SIN FRONTERAS. Religiones y Culturas en Diálogo. Madrid,

15-17 septiembre 2019. Inscripciones en paz2019.org

III Semana de Pascua Lunes, 6 – Domingo Savio, Judit, Benedicta, Heliodoro, Francisco de Laval.

Hch 6, 8-15 – Sal 118 – Juan 6, 22-29 Martes, 7 – Nª Sra. de la Victoria, Benedicto II, Gisela, Rosa Venerini, Bta.

Maria de San José Alvarado.

Hch 7, 51-8,1a – Sal 30 – Juan 6, 30-35 Miércoles, 8– Nª Sra. de la Salud, Bonifacio IV, Magdalena de Canossa,

Victor de Milán, Amato Ronconi, Bta. Ulrike Nish.

Hch 8, 1b-8 – Sal 65 – Juan 6, 35-40

Jueves, 9 – Luis de Marillac, Gregorio de la Berrueza, Jorge Preca, Pacomio.

Hch 8, 26-40 – Sal 65 – Juan 6, 44-51 Viernes, 10 – Juan de Ávila, Virgen de los Desamparados, Damián de Molokai,

Antonio de Florencia, Job.

Hch 9, 1-20 – Sal 116 – Juan 6, 52-59 Sábado, 11 – Nª Sra. Divina Pastora, Francisco de Jerónimo, Felisa, Fabio,

Bto. Domingo Iturrate.

Hch 9, 31-42 – Sal 115 – Juan 6, 60-69

"JUNTOS X UN MUNDO MEJOR" Invitación: Marcando la X a favor

de la Iglesia en tu declaración de la renta lo haces posible.

Echaré las redes de mi vida, para que otros tengan savia y en abundancia. Esperaré a que el sol se imponga sobre las tinieblas y comprender que, no hay noche que dure una eternidad. Miraré al fondo de los acontecimientos y confiaré en que, Tú y sólo Tú, eres quien iluminas las sombras de la existencia humana. ¡POR TU NOMBRE, SEÑOR! Me desgastaré, en cuerpo y alma, para llevar almas y corazones a tu encuentro, para que, el mundo, tan colapsado de cosas como vacío de sentido recupere la alegría que nos ofrece tu ser resucitado. ¡POR TU NOMBRE, SEÑOR! Mantendré firme mi amor y fe en Ti para, luego, ser ardiente antorcha que irradie luz y paz allá donde me encuentre. Mantendré firme mi esperanza en Ti para que, el hombre que busca y no encuentra, sepa que en Ti encontrará siempre una respuesta. ¡POR TU NOMBRE, SEÑOR! Te amaré hasta el final y, amándote como Tú mereces, sembraré de fraternidad y de perdón mis caminos, de alegría y de belleza los corazones de los que te anhelan, de regocijo y de seguridad los rostros cansados de tantos caminos retorcidos.

J. Leoz

70º ANIVERSARIO

Las Matas. Madrid - Año XVI - nº 997

DOMINGO III DE PASCUA – CICLO C – 5 mayo 2019

http://www.sanjoselasmatas.es

[email protected]

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Cristo resucitó, y con Él resucita nuestra esperanza creativa

para afrontar los problemas actuales, porque sabemos que no

estamos solos. P. Francisco - abril 2019

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 5, 27b-32. 40b-41

En aquellos días, el sumo sacerdote interrogó a los apóstoles, diciendo: «¿No os habíamos ordenado formalmente no enseñar en ese Nombre? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre». Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. Dios lo ha exaltado con su diestra, haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que lo obedecen». Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús, y los soltaron. Ellos, pues, salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre de Jesús. Palabra de Dios. Salmo responsorial: Sal 29

R/. TE ENSALZARÉ, SEÑOR, PORQUE ME HAS LIBRADO.

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has dejado que mis enemigos se rían de mí. Señor, sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R. Tañed para el Señor, fieles suyos, celebrad el recuerdo de su nombre santo; su cólera dura un instante; su bondad, de por vida; al atardecer nos visita el llanto; por la mañana, el júbilo. R. Escucha, Señor, y ten piedad de mí; Señor, socórreme. Cambiaste mi luto en danzas. Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R.

Lectura del libro del Apocalipsis 5, 11-14

Yo, Juan, miré, y escuché la voz de muchos ángeles alrededor del trono, de los vivientes y de los ancianos, y eran miles de miles, miríadas de miríadas, y decían con voz potente: «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza». Y escuché a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar -todo cuanto hay en ellos-, que decían: «Al que está sentado en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos». Y los cuatro vivientes respondían: «Amén». Y los ancianos se postraron y adoraron. Palabra de Dios.

+ Lectura del santo evangelio según san Juan 21, 1-19 En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar». Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo». Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?». Ellos contestaron: «No». Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis». La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro: «Es el Señor». Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger». Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Vamos, almorzad». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre los muertos. Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis corderos». Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». Esto dijo aludiendo a la

muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme». Palabra

del Señor.

Seguimos inmersos en la Pascua; no olvidemos que es esencial a nuestro ser de creyentes. Y aquí, en este domingo, nos podemos preguntar: ¿Es la Pascua la fuente y la razón de ser, el núcleo permanente y constitutivo de mi fe cristiana? El Señor está presente mediante su Palabra, su Cuerpo y Sangre y mediante su Comunidad, que somos nosotros. Para reconocer al Señor y podernos encontrar con él, hemos de tener los ojos del corazón limpios y libres de prejuicios y egoísmos. De lo contrario corremos el riesgo de que su presencia Señor pase desapercibida para nosotros, como les sucedió inicialmente a los apóstoles. El encuentro de Jesús resucitado con sus discípulos junto al lago de Galilea está descrito con clara intención catequética. En el relato subyace el simbolismo central de la pesca en medio de mar. Su mensaje no puede ser más actual para los cristianos: solo la presencia de Jesús resucitado puede dar eficacia al trabajo evangelizador de sus discípulos. El relato nos describe, en primer lugar, el trabajo que los discípulos llevan a cabo en la oscuridad de la noche. Están de nuevo con las barcas y las redes que habían dejado para seguir a Jesús. Todo ha terminado; el grupo se ha roto al ser crucificado su Maestro. Están solos. En este contexto de fracaso, el relato dice que les cuesta reconocer a Jesús. Tal vez es la distancia, tal vez la bruma del amanecer, pero, sobre todo, su corazón entristecido lo que les impide verlo. Jesús está hablando con ellos, pero no sabían que era Él. Y es precisamente el "discípulo amado" el que lo percibe; como siempre, el que "ve" es el amor. Una vez reconocido, se subraya la prontitud de Pedro. Pedro hizo su camino acompañado de esta triple pregunta: ¿Me amas? El encargo dado, la vida plena de sentido, las palabras que se convierten en realidad. Todas sus actividades fueron conformes a la respuesta que, en su momento, había dado. Con humildad, pero con fe, Pedro confesará su amor sincero a Jesús. Todo puede empezar de nuevo. Todo puede ser diferente. La fe cristiana es «una experiencia de amor». Por eso, creer en Jesucristo es mucho más que «aceptar verdades» acerca de él. Creemos realmente cuando experimentamos que se va convirtiendo en el centro de nuestro pensar, nuestro querer y todo nuestro vivir. El amor a Jesucristo no reprime ni destruye nuestro amor a las personas. Al contrario, es justamente el que puede darle su verdadera hondura, liberándolo de la mediocridad y la mentira. Hoy aún no somos capaces de sospechar su fuerza para sacarnos del desaliento y la desesperanza. La experiencia del amor a Cristo nos da fuerzas para liberar nuestra existencia de tanta sensatez fría y calculadora, para amar incluso sin esperar algo, para renunciar al menos, alguna vez, a pequeñas y mezquinas ventajas en favor de otro. Porque cuando se vive en comunión con Cristo es más fácil descubrir que eso que llamamos, tantas veces, amor no es sino el egoísmo sensato y calculador de quien sabe comportarse hábilmente sin arriesgarse nunca a amar con desinterés.