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Parroquia de san Eugenio y santa Inés Valencia
Tel. 963795306 / [email protected]
www.parroquiasaneugenioysantaines.es
1 de gener de 2018
Cantos para la celebración:
Entrada: Madre de todos los hombres… 123
Ofertorio: Te presentamos el vino y el pan… 195
Comunión: El Señor hizo en mí maravillas… 81
Adoración del Niño: Campana sobre campana… 35
/ Dime Niño de quién eres… 64
Oración colecta: Oremos (pausa). Dios, Padre
nuestro que en Jesús nos das la Paz que debemos
hacer real en nuestro mundo; que la Eucaristía que
celebramos en la Jornada Mundial de la Paz, con el
ejemplo de María, Madre de Jesús y Madre
nuestra, cambie nuestras actitudes negativas, de
modo que, rechazando toda injusticia, seamos en la
vida testigos de la Paz y del Amor que proceden de
Ti. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
PROCLAMACIÓ DE LA PARAULA
Libro de los Números 6, 22-27
Salmo 66:
El Señor tenga piedad y nos bendiga
Carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 4, 4-7
Evangelio según san Lucas 2, 16-21
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho. Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
Oración poscomunión: Oremos (pausa). Señor, Dios
nuestro, danos tu Paz, bendice nuestras casas y
trabajos de cada día, ilumina nuestro camino y
aparta de la vida de todos tus hijos el rencor y la
violencia; que el Nuevo Año nos haga crecer y vivir
en Paz. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro
Señor. Amén.
MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO
1. Un deseo de paz
Paz a todas las personas y a todas las naciones de la
tierra. La paz, que los ángeles anunciaron a los pastores
en la noche de Navidad, es una aspiración profunda de
todas las personas y de todos los pueblos,
especialmente de aquellos que más sufren por su
ausencia, y a los que tengo presentes en mi recuerdo y
en mi oración. De entre ellos quisiera recordar a los
más de 250 millones de migrantes en el mundo, de los
que 22 millones y medio son refugiados. (…) Con espíritu de misericordia, abrazamos a todos los
que huyen de la guerra y del hambre, o que se ven
obligados a abandonar su tierra a causa de la
discriminación, la persecución, la pobreza y la
degradación ambiental (…)
2. ¿Por qué hay tantos refugiados y migrantes?
Ante el Gran Jubileo por los 2000 años del anuncio de
paz de los ángeles en Belén, san Juan Pablo II incluyó
el número creciente de desplazados entre las
consecuencias de «una interminable y horrenda serie
de guerras, conflictos, genocidios, “limpiezas
étnicas”», que habían marcado el siglo XX. (…)
Pero las personas también migran por otras razones,
ante todo por «el anhelo de una vida mejor, a lo que se
une en muchas ocasiones el deseo de querer dejar atrás
la “desesperación” de un futuro imposible de construir
(…) Algunos las consideran (las migraciones) una
amenaza. Os invito, al contrario, a contemplarlas
con una mirada llena de confianza, como una
oportunidad para construir un futuro de paz.
3. Una mirada contemplativa
La sabiduría de la fe alimenta esta mirada, capaz de
reconocer que todos, «tanto emigrantes como
poblaciones locales que los acogen, forman parte de
una sola familia, y todos tienen el mismo derecho a
gozar de los bienes de la tierra, cuya destinación es
universal, como enseña la doctrina social de la Iglesia.
(…)
Necesitamos ver también la ciudad donde vivimos con
esta mirada contemplativa, «esto es, una mirada de fe
que descubra al Dios que habita en sus hogares, en sus
calles, en sus plazas [promoviendo] la solidaridad, la
fraternidad, el deseo de bien, de verdad, de justicia;
en otras palabras, realizando la promesa de la paz.
(…)
4. Cuatro piedras angulares para la acción
Para ofrecer a los solicitantes de asilo, a los refugiados,
a los inmigrantes y a las víctimas de la trata de seres
humanos una posibilidad de encontrar la paz que
buscan, se requiere una estrategia que conjugue
cuatro acciones: acoger, proteger, promover e
integrar.
5. Una propuesta para dos Pactos internacionales
Deseo de todo corazón que este espíritu anime el
proceso que, durante todo el año 2018, llevará a la
definición y aprobación por parte de las Naciones
Unidas de dos pactos mundiales: uno, para una
migración segura, ordenada y regulada, y otro, sobre
refugiados (…)
El diálogo y la coordinación constituyen, en efecto,
una necesidad y un deber específicos de la
comunidad internacional. Más allá de las fronteras
nacionales, es posible que países menos ricos puedan
acoger a un mayor número de refugiados, o acogerles
mejor, si la cooperación internacional les garantiza la
disponibilidad de los fondos necesarios (…)
6. Por nuestra casa común
Las palabras de san Juan Pablo II nos alientan: «Si son
muchos los que comparten el “sueño” de un mundo
en paz, y si se valora la aportación de los migrantes
y los refugiados, la humanidad puede
transformarse cada vez más en familia de todos, y
nuestra tierra verdaderamente en “casa común”».
A lo largo de la historia, muchos han creído en este
«sueño» y los que lo han realizado dan testimonio de
que no se trata de una utopía irrealizable (…)
LA PAZ: ANHELO PERMANENTE
No hay camino para la paz, la paz es el camino. Mahatma Gandhi (1869-1948)
Cuando me preguntaron sobre algún arma capaz de
contrarrestar el poder de la bomba atómica yo
sugerí la mejor de todas: la paz. Albert Einstein (1879-1955)
La paz comienza con una sonrisa. Santa Teresa de Calcuta (1910-1997)
La paz exige cuatro condiciones esenciales:
verdad, justicia, amor y libertad. San Juan Pablo II (1920-2005)
Si no estamos en paz con nosotros mismos,
no podemos guiar a otros en la búsqueda
de la paz. Confucio (551 aC-478 a C)
La paz más desventajosa es mejor que la guerra
más justa. Erasmo de Rotterdam (1466-1536)
De la paz del corazón brotan, espontáneamente,
pequeñas alegrías y felicidades
inesperadas. Hermano Roger (1915-2005)
La paz en la Tierra, anhelo profundo de los seres
humanos de todos los tiempos, no se puede
instaurar ni consolidar si no es dentro del pleno
respeto del orden establecido por Dios. San Juan XXIII (1881-1963)
No existió nunca una guerra buena o una paz
mala. Benjamín Franklin (1706-1790)
Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que
poner decididamente la inteligencia al servicio del
amor. A. de Saint Exupery (1900-1944)
Si quieres hacer la paz con tu enemigo tienes que
trabajar con él. Entonces se convierte en tu
compañero. Nelson Mandela (1918-2013)
Señor, haz de mí un instrumento de paz… Oración atribuida a san Francisco de Asís (1181-1226)
"Dichosos los que trabajan por la paz, porque
ellos se llamarán los Hijos de Dios" (Mt 5, 9)