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8/3/2019 Pareto como científico social: a cien años del manual http://slidepdf.com/reader/full/pareto-como-cientifico-social-a-cien-anos-del-manual 1/30 - 1 - PARETO COMO CIENTIFICO SOCIAL: A CIEN AÑOS DEL MANUAL Alberto José Figueras (IEF de la UNC) Hernán Morero (UNC) Resumen El Manual de Pareto fue publicado 100 años atrás. Por ello, en nuestra opinión, este es un buen momento para recordar su contribución a la ciencia social. En este trabajo, nosotros intentaremos pensar sus ideas conceptuales desde una aproximación global a sus escritos (especialmente, del Manual). Primero, nuestro ensayo se focaliza en el método particular de Pareto, y a continuación, en su visión de la sociedad como un sistema. En la tercera sección continuamos con la idea de equilibrio y su percepción sociológica sobre las elites y su circulación. Eventualmente, haremos una breve lectura del Manual, capítulo por capítulo. Finalmente, aseveramos “las últimas palabras” , es decir, nuestras humildes conclusiones. Summary: Pareto´s Manual was published 100 years ago. Therefore, in our opinion, it is a good moment to recall his contribution to social science. In this paper, we attempt to think about Pareto´s conceptual ideas, taking a global point of view on his writings (especially, the Manual). First, our essay focuses on Pareto´s particular method, and next, on his views of society as a system. In the third section we discuss his conception of equilibrium together with his sociological perception of elites and their circulation. Incidentally, we provide a brief overview of the Manual, chapter by chapter. We finish by stating a few “last words”, that is, our humble “conclusions”.  JEL Classification: B1, B3

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PARETO COMO CIENTIFICO SOCIAL: A CIEN AÑOS DEL MANUAL

Alberto José Figueras (IEF de la UNC)Hernán Morero (UNC)

Resumen

El Manual de Pareto fue publicado 100 años atrás. Por ello, en nuestra opinión, este es un

buen momento para recordar su contribución a la ciencia social. En este trabajo, nosotrosintentaremos pensar sus ideas conceptuales desde una aproximación global a sus escritos(especialmente, del Manual).Primero, nuestro ensayo se focaliza en el método particular de Pareto, y a continuación, ensu visión de la sociedad como un sistema. En la tercera sección continuamos con la idea deequilibrio y su percepción sociológica sobre las elites y su circulación. Eventualmente,haremos una breve lectura del Manual, capítulo por capítulo. Finalmente, aseveramos “lasúltimas palabras” , es decir, nuestras humildes conclusiones.

Summary:

Pareto´s Manual was published 100 years ago. Therefore, in our opinion, it is a goodmoment to recall his contribution to social science. In this paper, we attempt to think aboutPareto´s conceptual ideas, taking a global point of view on his writings (especially, theManual).First, our essay focuses on Pareto´s particular method, and next, on his views of society as asystem. In the third section we discuss his conception of equilibrium together with hissociological perception of elites and their circulation. Incidentally, we provide a brief overviewof the Manual, chapter by chapter. We finish by stating a few “last words”, that is, our humble“conclusions”. 

JEL Classification: B1, B3

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I. Breve Biografía

Vilfredo Frederigo Samaso, marqués de Pareto, nació en una aristocrática familia deLiguria. Su padre, Raffaele Pareto, descendiente de una noble familia que gobernó laRepública de Genova hasta las conquistas napoleónicas, debió exiliarse por razonespolíticas en Francia en 1835, debido a sus vínculos con la sociedad secreta La Joven Italia.Allí, en Paris, su padre rehizo su vida, casándose con una mujer francesa, la madre denuestro economista. Así, Vilfredo Pareto, italiano accidentalmente nacido en Paris, ve la luzhacia el 15 de julio de 1848. Siendo muy pequeño la situación política en Italia, le permitió asu familia regresar, y su padre es invitado a desempeñarse en el ámbito académico en laEscuela Naval Real de Genova.

Más adelante, en 1859 su padre comienza a dar clases en la Escuela Técnica Leardi ,

dónde nuestro colega Vilfredo inicia sus estudios de física y matemática, lo que influyófuertemente en su visión del mundo y de la economía. Entre 1864 y 1897, Pareto cursaciencias matemáticas en el Instituto Politécnico de Turín, dónde ingresa en la carrera deingeniería y se gradúa en 1870 con una disertación titulada “Principios fundamentales de lateoría de la elasticidad de los cuerpos sólidos y análisis relativos a la integración deecuaciones diferenciales que determinan el equilibrio” . Desde ya, su visión del mundodespuntaba en sus escritos a través del concepto que vino a subyacer más adelante a todossus escritos: la noción de equilibrio.

Entre 1870 y 1892, Pareto se desenvolvió como técnico y hombre de negocios enempresas ferroviarias y siderúrgicas italianas de Florencia y San Giovanni. Su primer empleo lo obtiene como ingeniero en la Società Ferrere d´Italia (en Florencia) Allí, en San

Giovanni, comenzó a canalizar sus aspiraciones políticas donde asumió una banca en elconsejo municipal. De hecho, sus aspiraciones políticas fueron más allá y fue más adelantecandidato en dos oportunidades a la Cámara nacional de Diputados (1880 y 1882), sin éxitoelectoral.

En el período de 1874 a 1892, Pareto comienza a interiorizarse en el campo de laeconomía académica y establece amistad con el economista italiano Maffeo Pantaleoni. Elmomento cumbre de su carrera, en lo que ello respecta, llega en 1893 cuando, a los 45 añosde edad, asume la cátedra de Economía Política de Walras, en la Universidad de Lausanne,propuesto por el mismo Marie Esprit Leon Walras. Allí, su formación en física confluyó conel pensamiento económico de su mentor, a quién sucedió en el desarrollo de la cátedra,para darle el tinte característico que tuvieron todos sus escritos en nuestra disciplina: la

visión newtoniana de la economía; dando lugar a la Escuela de Lausanne (que segúnSchumpeter, fue más pareatiana que walrasiana (Schumpeter, 1971, pág. 907)

Luego de la muerte de su padre, en 1899, cuando hereda el título de marqués,renuncia a su cátedra en la Universidad de Laussanne y contrae matrimonio con una mujer rusa, la condesa Alessandrina Bakounina. Luego de la separación, dado el fracaso de esematrimonio1, Vilfredo conoce a una mujer francesa, Jane Renis, treinta años más joven,

1 De hecho, su primer matrimonio no fue ni afortunado ni duradero: hacia 1901 su esposa se habría fugado con

su cocinero, aprovechando un viaje de Vilfredo a Paris y llevándose consigo todo objeto de valor que encontraronen su casa. Los lugareños comentaban que la señora de Pareto y su sirviente habrían sacado de su moradacerca de treinta cajas llenas de todo tipo de objetos al momento de darse a la fuga. Quizá este hecho haya

marcado el pesimismo y la misantropía que hizo al carácter de Pareto a lo largo de la última etapa de su vida.Legalmente, no pudo divorciarse de Alessandrina y casarse con Jane hasta meses antes de su muerte, para locual recurrió a obtener la ciudadanía de un Estado que permitía el divorcio: el Estado Libre del Fiume.

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quien lo acompañó hasta el fin de sus días en la villa que construyó en la comuna deCéligny en el Cantón de Ginebra, y donde se dedicó casi exclusivamente a la produccióncientífica en nuestra disciplina, y fueron gestadas sus principales obras.

Al tiempo, su interés fue migrando desde la economía hacia la sociología, comoforma de lograr la aprehensión del fenómeno social. Al final de su vida, Pareto fue nombradosenador del parlamento italiano fascista2 y miembro de la Comisión de desarme de la Ligade las Naciones, mas no llegó a ejercer ninguna de estos cargos, pues la muerte se anticipoen su camino, hacia agosto de 1923, cuando Vilfredo llevaba 75 años de intensa existencia.

Según el historiador Émile James, su obra “(…) es la de un espíritu siempre enevolución, que reconocía con facilidad los errores pasados y se aprestaba a corregirlos”. Ellaabarca, fundamentalmente, tres grandes libros teóricos: el Cours d´économie politique (1896-1897), el Manuale di Economia Politica (1906) y el Trattato di sociologia generale (aparecido en italiano en 1916 y más adelante, en francés, en 1917-1919). En el Coursdefiende el concepto de equilibrio general. Es aquí donde forja la idea de “ophelimité” (parasustituir la de utilidad) y de “ophemilimité elemental”  (para reemplazar la de utilidad

marginal). Adelanta además las dos categorías, los gustos (gouts) y los obstáculos (obstacles) como los determinantes del valor. El Manuale di Economia Politica es laampliación del Cours; allí “abandona” la mensurabilidad de la utilidad por la escala depreferencias (retomando las curvas de Edgeworth). Cabe mencionar que la versión que hoymanejamos es la francesa, editada en 1909, y muy mejorada, según Schumpeter, en lo quehace especialmente al Apéndice Matemático. A lo anterior, se les agregan sus polémicosescritos, Les Systèmes Socialistas de 1901-1902 (en el cual manifiesta su decepción por lademocracia representativa tradicional y su descreimiento de las posibilidades reales delsocialismo, aunque no teóricas, criticando su coerción) y “Transformazione dellademocrazia” (1921), en cierto modo continuación del anterior, que lo aproxima a una líneaautoritaria. También deben destacarse sus asiduas colaboraciones a “Il Giornale degli Economisti” (de 1890 a 1905). 

Hoy, a 100 años de la publicación de su principal obra, queremos recordar supensamiento con particular énfasis en esta obra, el Manual. Así, con una lectura recordatoriade sus palabras, procuramos, a la vez que evocarlo, recobrar aristas poco atendidas de sulabor. Su pluma y pensamiento se inscriben redondamente dentro de la corriente principalen economía, pero al mismo tiempo fue complementando ocasionalmente su empresacientífica con modos propios de la sociología y que, sin duda, hacen a su vocación decientífico social. Esperamos nuestras palabras puedan ilustrar globalmente su pensamientoque, sin dudas, ha dejado, con su rescate en los años treinta, una profunda huella ennuestra disciplina.

II. El mecanismo sistemico de Pareto

Nosotros intentaremos, dentro de nuestras modestas posibilidades, unaaproximación “global” a la concepción paretiana, en ese estilo literario tan despreciado por elpropio Pareto ..., lamentablemente no estamos dotados de las cualidades que el poseyópara afrontar tal análisis de una manera más “rigurosa” (como agradaría al grueso denuestra profesión hoy).

Pareto se inscribe en la línea mecanicista, que emerge en el siglo XVI y XVII, que“consiste simplificadamente, en traducir a fórmulas matemáticas la percepción de larealidad y sus cambios operantes. Tres son sus destacados expositores: Galileo, Hobbes y

2 Émile James nos señala que “(…) Pareto siempre sintió aversión hacia el socialismo y la democracia” . Por loque no es de extrañar su nombramiento en el parlamento fascista.

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Descartes. Hobbes es un materialista que sostiene que todo lo que existe en el universo sereduce a la materia. Y, lo material, a su vez, se puede reducir a fórmulas matemáticas. Noobstante, la persona que más influyó para expresar la ciencia con un enfoque mecánico fueDescartes (aunque su propagandista más renombrado es Galileo Galilei). Utiliza en susplanteos el análisis matemático y geométrico. Puede decirse que la traducción de“proposiciones” a fórmulas matemáticas se inscribe en la llamada tradición cartesiana.“Omnia apud me mathematica fiunt”  (Todo lo hago matemáticamente, o “por vía de”...)(Descartes) (3). Tal óptica puede decirse que quedó definitivamente establecida desde laautoridad de I.Kant, cuando afirmó que “La explicación de un fenómeno es científicaúnicamente cuando se funda en un mecanismo”. Una sentencia, por cierto, muy clara.

A esta visión mecanicista intentaremos captarla, en una perspectiva global de todala obra paretiana, trabajando en cuatro acápites: Primeramente el “método”, luego su“reduccionismo”, más adelante “el componente social visto como sistema” y, por último, “lasociedad como un sistema en equilibrio”.

II.1. El Método

Pareto, siguiendo la línea mecanicista cartesiana, quiere imprimir a las cienciashumanas el mismo estilo “científico” que cabe encontrar en las ciencias naturales (que hoy,siguiendo la propuesta de William James, llamamos “duras”). A este fin, no ve más soluciónque la de introducir en las primeras la línea metodológica (algunos dicen “el rigor”) que hahecho “ progresar ” a las segundas. Para ello entiende necesarios dos grandes pasos: elprimero (común ya por entonces en los economistas) proceder a una simplificación de larealidad; y segundo, lo que es su rasgo metodológico distintivo, interpretar la sociedadcomo un sistema.

Efectivamente, su gran transposición conceptual desde las ciencias físico-naturalesen que se había formado, fue la necesidad de operar analíticamente considerando toda

sociedad como una realidad con propiedades sistémicas:

“Sea pequeño o grande el número de elementos considerados, suponemos queconstituyen un sistema, que denominaremos sistema social, y procuramos estudiar (...)sus propiedades (...). cuando hablamos de sistema social, consideramos este sistematanto en un momento como en las sucesivas transformaciones (...). así como cuandose habla de sistema solar, consideramos ese sistema tanto en un momento dadocomo en los momentos sucesivos.“ (Pareto, Tratado).

Queda así, en el “Tratado”, claramente expuesto su postulado de las propiedadessistémicas de la realidad social; a la vez que definido el propósito analítico tanto en loestático (un momento) como en la dinámica (sucesivas transformaciones). 

El otro elemento metodológico central consustancial en Pareto es su idea deequilibrio, que va bastante más allá del equilibrio económico walrasiano (o de sus otroscontemporáneos o predecesores ) pues apunta al equilibrio social. Así dice en el Tratado:“Nuestro objetivo será estudiar el equilibrio social (...)” .

Para lograr este propósito entiende que debe utilizarse el método lógico-experimental (este es un cuarto aspecto metodológico). En tal sentido considera a laeconomía y a la sociología como ciencias empíricas, que parten de la observación, sobre lacual aplicar la inferencia lógica. El carácter empírico permite una “observación controlada”

3 El caso de Galileo pinta de cuerpo entero los increíbles excesos de la visión mecanicista. En 1588, presentó

ante la Academia Florentina un texto en donde, a partir de la obra de Alighieri, calcula el tamaño y ubicacióngeográfica del infierno. Afirmó que tenía forma de cono invertido, y ocupaba una doceava parte del volumenterrestre, justamente debajo de la superficie de Jerusalén.

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(que él asimila, en ciencias sociales, a una experimentación) de relaciones, cuyos efectospueden medirse (incluso en el Manual al hablar de trabajar las “líneas de indiferencia” serefiere a “observaciónes, a comprobaciones empíricas” , que en realidad son estrictamenteirrealizables, sólo constituyen un experimento “de ficción” ).

Pero Pareto es conciente de que en el mundo social hay elementos que entorpecenla observación empírica de los casos puros “racionales” que el estudioso haya definido (p.ej.en un modelo económico), tales como las creencias, las opiniones, etc. Por eso da su pasofinal hacia la sociología (lo que va cerrando su sistema social).

Y nos dice que todos los términos o variables (incluso en sociología) deben poder referirse a fenómenos observados u observables; y entonces nos habla de un concepto quehará largo recorrido en ciencias sociales: las “definiciones operativas”.

Sin embargo, el método no puede reducirse a reproducir los fenómenos, debesimplificar el complejo mundo fenoménico, hacia el reduccionismo formal de las ciencias.Por tanto, la ciencia estudia sólo ciertos aspectos (o “dimensiones”) de los fenómenos (dada

la simplificación operada). No obstante, a partir de las simplificaciones (propias de cadaciencia, o modelo, diríamos) por un proceso de complicación progresiva se volvería a lariqueza de la realidad (no nos queda claro si esta complicación es sincrónica, o sea que elpropio investigador realiza la integración del sistema, perdida en el análisis; o diacrónica, esdecir que en el futuro se dé esta integración. Tal vez Pareto piense en ambas posibilidades).Lo real y concreto es que Pareto sostiene que por su naturaleza misma la ciencia essiempre una re-creación inconclusa.

Es obvio, por lo expuesto, que Pareto da como pocos gran relevancia a la cuestiónmetodológica, a punto tal que puede decirse que los Capítulos I y II del Manual yglobalmente su “Tratatto di Sociologia Generale”  resultan un verdadero “tratado” de teoríageneral del conocimiento científico; y su posición puede resumirse rápidamente en dos ideas

bastante extremas:

1) La ausencia de un método “lógico-experimental” lleva en una ciencia social aafirmaciones seudo-científicas.

2) La presencia en su enfoque de un exagerado concepto “purista” del conocimiento:“conocer es conocer científicamente” y solo científicamente.

Pese a lo anterior, y paradójicamente, escribió (Manual , Capítulo I, 35) “las discusionessobre el “método” (...) no tienen ninguna utilidad”. Aunque bien mirado, es muy posible queconsiderara que lo que debía estar fuera de discusión era “su posición metodológica”  (formalista) y no que lo metodológico fuera irrelevante.

II. 2. La economía como ciencia analógica: su “reduccionismo” 

Pareto se inscribe en la línea epistemológica que entiende conveniente y posible unareducción de la metodología de las ciencias sociales a la existente en la física (por lo cual sele conoce como “reduccionismo” (4). En cierto modo esta línea es afín (o coincide) con laperspectiva pitagórica (o mecanicista) que ha ido ganando terreno en todas las disciplinas.Pareto fue uno de sus precursores (como antes que él lo fueron Dupuit, Jenking, Walras).

4 Asimismo se suele denominar como “reduccionismo” a cierta práctica vinculada a un individualismometodológico extremo consistente en reducir la aprehensión de toda entidad social o concepto “macro”, aexplicaciones de naturaleza “micro” o individual. Así, la idea tan extendida en la disciplina de que los todos soniguales a la suma de las partes, es reduccionista en este sentido, de presuponer que el comportamiento de los

“agregados” puede comprenderse apelando meramente a los comportamientos “micro” vía algún mecanismo desumatoria algebraica (Kincaid, 1996). De esta manera, puede decirse que la economía ortodoxa es reduccionistaen un doble sentido.

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Tal postura en filosofía de la ciencia está plasmada muy nítidamente en el Cours (Párrafo592, nota al pie Nº16).

Allí establece una serie de paralelismos entre el fenómeno mecánico y el fenómenosocial, fundamentalmente hace una presentación del equilibrio económico cono análogo alde un sistema mecánico. Así nos dice en el Cours (párrafo y nota citadas) que “El equilibriode un sistema económico presenta fuertes analogías con el equilibrio de un sistemamecánico.” E introduce en una nota el largo texto siguiente:

“Puede que no sea inútil presentar una tabla de las analogías que existen entre el fenómeno mecánico y el fenómeno social. (...) esas analogías (...) nos sirven solamente para aclarar ciertos conceptos que deberán, de inmediato, ser sometidas al criterio de laexperiencia.

Si se quiere considerar un hecho concreto, deben tomarse en cuenta todas estasciencias, por cuanto solamente por abstracción hemos podido separarlas.

Fenómeno Mecánico 

No existen cuerpos reales que tengansolamente propiedades mecánicas.(...)

Fenómeno Social  

No existen hombres reales queobedezcan puramente a motivoseconómicos.

Se comete exactamente el mismo error,ya sea que se suponga (...) sólo la existenciade motivos económicos, haciendo

abstracción (....) de las fuerzas morales; yasea que, por el contrario se imagine que un

Fenómeno Mecánico

Dado cierto número de cuerposmateriales, se estudian las relaciones deequilibrio y de movimientos que puedenexistir entre ellos, haciendo abstracción deotras propiedades. Se tiene así un estudiode mecánica.

Los cuerpos reales no tienensolamente propiedades mecánicas. (...)La química estudia otras propiedades. Latermodinámica, la termoquímica, etcétera,se ocupan especialmente de ciertasclases de propiedades.

Fenómeno Social 

Dada una sociedad, se estudian lasrelaciones que la producción y el cambio dela riqueza suscitan entre los hombres,haciendo abstracción de otras circunstancias,se tiene así (...) la economía política.

Esta ciencia de la economía política sedivide, a su vez, en otras dos. Se consideraque el homo economicus no actúa sino envirtud de las fuerzas económicas. Seobtienen así la economía política pura, queestudia, de modo abstracto, lasmanifestaciones de la ofelimidad. La única parte que comenzamos a conocer bien es la

que trata del equilibrio. (...) La teoría de lascrisis económicas provee, sin embargo, unejemplo de estudio de dinámica económica.

  A la economía política pura sigue laeconomía política aplicada, que ya noconsidera solamente al homo economicus,sino a otros seres que se aproximan más al hombre real. Los hombres presentan (...)otros caracteres, que estudian las cienciasespeciales.(...)

(...) Su conjunto constituye la cienciasocial.

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fenómeno concreto pueda sustraerse a lasleyes de la economía política pura.

La práctica difiere de la teoría, precisamente, en que debe tener en cuenta una grancantidad de detalles que la teoría desprecia. La importancia relativa de los fenómenos principales y secundarios no es la misma desde el punto de vista general de la ciencia y desde el punto de vista particular de una operación práctica.

De vez en cuando se producen ensayos de síntesis. Se ha tratado, por ejemplo, dereducir todos los fenómenos.

  A la atracción de los átomos (...). A la utilidad, de la cual la ofelimidad no esmas que un género (...).

Son estudios interesantes. Pero debe saberse resistir a la brillantez de ciertas hipótesis y no alejarse del terreno (...) de la experiencia, sino con la mayor circunspección.” 

De esta manera, la analogía con la física, que podríamos denominar “newtoniana”,

es clara y explícitamente reconocida por Pareto.

II.3. El Comportamiento Social visto como Sistema.

Pareto no estaba conforme con su análisis exclusivamente económico. Pensaba,pese a su obsesión formalizadora, que la economía erraba al intentar comprender solamente las conductas “lógicas”, aislándolas de su contexto psicosocial. De allí emprendeel camino hacia la sociología (como él mismo relata), para completar su enfoque social yampliar el alcance de sus análisis.

A partir de su estudio del sistema económico, Pareto ingresó al estudio del sistemasocial como un todo, llegando a sus aspectos exclusivamente sociológicos por ser éstos

extensión de los primeros. Para Pareto el análisis del “subsistema social”  (según laterminología actual tomada de Parsons), es una ampliación de sus trabajo sobre las aristaseconómicas, introduciendo lo que había dejado previamente fuera por simplificación, enespecial los “sentimientos” y las acciones no lógicas (o alógicas) que de ellos resultan.

De tal modo, que su análisis de las conductas se funda en una esencial distinción delos comportamientos humanos en dos:

• comportamiento lógico, que abarca aquellas acciones humanas en las cualesse tiende un claro puente lógico entre medios y fines; y nos dice que sonacciones lógicas aquellas “(...) que unen lógicamente las acciones con el fin (...)” .

• Comportamiento no lógico o alógico (que es preciso diferenciar delcomportamiento ilógico), entendiendo por tal aquellos actos humanos en los queno están enlazados lógicamente el medio y el fin.

En un todo de acuerdo con su identificación teórica (la Escuela Neoclásica), encuanto hace al análisis económico, apunta trabajar sobre el comportamiento lógico, yaque se supone que los agentes económicos obran racionalmente (movidos por el cálculo demedios vs. fines en términos optimizadores). Sin embargo, en el mundo de los fenómenosreales, ese comportamiento lógico se ve impedido de operar plenamente por factores que  juegan como resistencias a esas relaciones lógicas de los agentes. Son loscomportamientos alógicos.

Consciente de esta discrepancia entre las teoría económica y la realidad (a causa delas acciones alógicas), y en tren de comprender sistemáticamente la realidad social, surgeen Pareto el interés por los aspectos sociológicos. Precisamente el comportamiento

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sociológicamente relevante resulta ser el comportamiento alógico, que interfiere, comose dijo, el desarrollo de la línea de acción lógica de los sujetos como agentes económicos(5).

A su vez, señala que hay dos aspectos o indicadores que pueden ser observados enuna acción: por un lado estaría el mismo acto (o comportamiento) en su manifestación; y por el otro, las justificaciones (o explicaciones) que se brindan. Estas últimas, las justificacioneso explicaciones van a llevar a su Teoría de las derivaciones; mientras que el fenómenoobjetivo es lo que conduce a su Teoría de los residuos.

II.4. El Estudio de La Sociedad como un Sistema en Equilibrio

Pareto busca elaborar un sistema conceptual, un modelo lógico y formal, de tipomatemático para interpretar la realidad social, abarcando tanto las aristas económicas comosociológicas.

Sostiene que en toda sociedad hay elementos necesarios. En primer lugar, estaríanlos elementos geográficos: clima, territorio, etc. En segundo lugar, estarían las otras

sociedades con las cuales se vincula. Finalmente, hay elementos internos a la propiasociedad, ente ellos los intereses, los conocimientos, los residuos y las derivaciones.

Nos dice que hay que analizar como influyen todos estos elementos en la realidadsocial, cuantificando o ponderando la influencia de cada uno, estableciendo índices de cuálinfluye más, cuál menos y cuánto. Esto es pretender un modelo matemático y formal paraentender la realidad empírica.

Sin embargo, Pareto más que pensar en términos causales, piensa eninterrelaciones de variables. En otras palabras, en un sistema que tiende a conservar elequilibrio, pues sin tal tendencia no sería posible una sociedad. Incluso, va más allá, eintenta establecer el criterio para discernir cuál es el mejor de los equilibrios. Surge de tal

modo, el luego llamado “óptimo de Pareto”, presente en el Manual (Capítulo III, párrafo 115,Capítulo VI, párrafo 33 y Apéndice 89) y en el Tratado (Secc. 2128 a 2131 y 2132 a 2139).

El mecanismo último subyacente para alcanzar la senda hacia el equilibrio sería labúsqueda de la “ofelimidad”  en el plano económico, y de la “ofelimidad social”  desde laperspectiva sociológica.

El modelo operatorio, heurístico, de Pareto puede comprenderse observando, en elplano del subsistema económico, los modelos walrasianos de equilibrio general. Estaera su perspectiva y su norte. A su vez, en cuanto al subsistema social la idea de Paretopuede comprenderse en el sistema social funcionalista de Talcott Parsons.

Pareto piensa lo económico como un conjunto de fenómenos interdependientes, perosu idea va más allá; y entiende que tal interdependencia se extiende a todo el entramadosocial. De allí que las facetas sociológicas de su análisis estén presentesextensamente en el Cours y en el Manual; así como las aristas económicas lo están en elTrattato. 

5 Puede decirse que esta idea refleja un sentir del mundo intelectual de la época: ir contra el racionalismo pleno(así Freud y Nietsche, por ejemplo), y que viene desde muy atrás, desde el Sturm und Drang  germánico(corriente literaria opuesta al racionalismo ilustrado) en el cual participaron Goethe y Schiller.

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III. Los ejes de su análisis económico

Pareto llegó a algunas conclusiones que, a su entender, constituyen los ejes de suanálisis económico :

Existe un núcleo central, común a todos lo problemas económicos . Estenúcleo mencionado por Schumpeter, no sería otro que la alternativa de elección,la cual se manifiesta tanto en los consumidores (vía los “gustos”) como en losproductores (vía los “obstáculos”). Dicha posición, que venia trabajándose por toda la línea marginalista, se consolidó de manera más acabada en épocacontemporánea en el enfoque paneconomista de G. Becker.

Existe una relación de interdependencia que se manifiesta en un equilibriogeneral.

La base de análisis debe ser el consumo. A nuestro entender acertada, ya queel fin de la actividad productiva es el consumo, no la producción  per se, que soloes un medio.

Existe un núcleo lógico operativo, común a todos los sistemas económicos,

por encima del plano institucional (según lo entiende Schumpeter). Estaconclusión es la que conduce a Pareto a un análisis instrumental del sistemasocialista, precursor del concretado por Barone un par de años después (y queresulta finalmente un antecedente de Oskar Lange).

Sin embargo, pese a lo anterior, Pareto entiende que el sistema de mercadolibre conduce automaticamente a una situacion conveniente para losniveles de consumo. Así lo dice en una expresión que recuerda claramente la“mano invisible” de Adam Smith: “ (...) las empresas concurrentes llegan a dondeno se proponían en absoluto. Cada una no buscaba sino su propia ventaja, y nose preocupaba de los consumidores sino en la medida que podía explotarlos; y (...) a causa de las adaptaciones (...) por la concurrencia, toda actividad de lasempresas se vuelve en beneficio de los consumidores.” (Capítulo V, párrafo 74).

IV. La circulación de las élites: su principal aporte sociológico

En su enfoque económico, Pareto describe la actividad humana vinculada a lasnecesidades y a la escasez; pero a medida que profundizó en el análisis llegó a laconclusión de que solamente con esa base era imposible llegar a comprender acabadamente el “sistema social”. De allí, siempre con su perspectiva sistémica, se adentróen la sociología (o si se quiere, en la psicología social).

Consciente de que analizar el mundo a partir exclusivamente de la racionalidad eserrado avanzó sobre móviles psicológicos, distinguiendo “acciones lógicas” y “no

lógicas” (o “alógicas”), y así habla de “imágenes motrices” que llevan a la acción.

Nos dice que en general, el hombre parte de “residuos” (que constituyen la parteinstintiva, irracional), que son la verdadera causa de la acción; pero los sujetos escondenestos residuos en una arista deductiva, las “derivaciones”, que son las razones a lascuales el hombre atribuye “falsamente” la acción. Sería tarea de la sociología descubrir losresiduos debajo de la engañosa máscara de las derivaciones.

• La Circulación de las Elites

Históricamente el problema de las élites fue tratado ya en el siglo XIX por G. Mosca(Elementi di Scienza Política, 1896), quien elabora una teoría bajo el influjo de Taine: todasociedad es conducida por una minoría (clase dirigente, clase política). La lucha por lacumbre de la pirámide social genera un movimiento de sustitución de los grupos dirigentes.

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Este movimiento de las clases dirigentes será caracterizado poco después por Pareto (1907)como circulación de las elites (Mosca acusará a Pareto de plagio).

Antes que nada es preciso una breve referencia a la idea de estructura social enPareto. En principio, su planteo se enfrenta con el de Marx. Para Marx la estructura socialbásica está determinada por una estratificación social. Pareto también admite laheterogeneidad social. Así dice: “guste o no, es un hecho que la sociedad humana no eshomogénea, que los hombres son distintos” (Tratatto). Sin embargo, los filósofosenciclopedistas afirmaban que iba a desaparecer la desigualdad, la heterogeneidad social.Pareto, por el contrario, afirma que toda sociedad ha sido y será heterogénea y, por tanto, habrá desigualdad. Esta idea de la heterogeneidad no está fundada, como en Marx,en las clases sociales que surgen a partir del desarrollo de las fuerzas productivas (lotecnológico), sino que desde la perspectiva de Pareto surgen en el poder y,fundamentalmente, en el poder del gobierno. Toda la sociedad se divide entre los quegobiernan y los que no gobiernan, entre la elite y la masa.

Élite y masa están unidos funcionalmente de tal forma que juntos determinan la

estructura social. En opinión de Pareto, la elite está compuesta por todos los quemanifiestan unas cualidades, o aptitudes, especiales en una actividad cualquiera. Hay eliteentre los científicos ..., pero también entre los ladrones o los ajedrecistas.

Pareto define la elite en términos de un valor cualitativo. La élite, a su juicio, estáintegrada por los miembros de la sociedad superiores en aptitudes (6), cualesquiera quesean los fines en los que las ejercen (sin considerar la moralidad de esos fines, que se juzgaría en otra instancia). De allí que habrá una elite de los científicos pero también de losestafadores.

Ahora bien, la pertenencia a la verdadera élite no es necesariamente hereditaria: notodos los hijos tienen las cualidades eminentes de sus padres. Se debería producir pues una

incesante sustitución de las antiguas élites por otras nuevas, salidas de las capas inferioresde la sociedad. Cuando tiene lugar esta constante circulación, el equilibrio del sistema semantiene sin conflicto social en la medida misma en que esa circulación asegure lamovilidad ascendente de los mejores dotados. La circulación de las elites ayuda al cambiosocial porque trae consigo la circulación de las ideas.

Pareto se forjaba de la sociedad una imagen que podemos calificar de elitista  perono aristocrática en el sentido vulgar de la palabra (sí en el etimológico). Su noción de lacirculación ponía en entredicho el poder hereditario de la nobleza. La circulación de las élitesera, a sus ojos, un hecho observable y al mismo tiempo condición para que una sociedadfuncionara con éxito.

Cabe aclarar al margen, que para el Marxismo, las teorías de las élites surgen comooposición alternativa a la teoría de la lucha de clases. El marxismo ortodoxo niega ladicotomía elite-masa. Sin embargo, los marxistas heterodoxos reconocen la existencia dela élite, tanto dentro de los Estados comunistas como en las estructuras partidarias: la

6 A otro italiano que mencionamos, Gaetano Mosca, debemos otra noción de élite. A juicio de Mosca, la éliteestá compuesta por la minoría de personas que detentan el poder en una sociedad . Aquello que constituyesu fuerza y le permite mantenerse en el poder es precisamente su estructuración. Existen, diversos vínculosentre los miembros de una élite dominante: intereses comunes, vínculos culturales, etc. Estos lazos aseguran ala élite una unidad suficiente de pensamiento. Dotada de poderosos medios, la élite se asegura por su unidad, elpoder político y la influencia cultural. Pero la élite no es totalmente homogénea. En realidad, está estratificada.Cabe observar en ella un núcleo. Este núcleo desempeña las funciones de liderazgo, una especie de superélite

dentro la élite. Contemporáneo de Mosca y Pareto, R. Michels elaborará poco después, y a partir de susexperiencias en la social democracia italiana y alemana, la “ley de hierro de las tendencias oligárquicas”. 

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llaman la intelligentzia o la nueva clase; y además consideran que el partido comunista,como vanguardia de la revolución, es la élite de la conducción “proletaria”.

V. Lectura recordatoria del manual

El Manual, este año en su centenario, se presenta en nueve capítulos y un apéndicematemático, expuestos en párrafos numerados, con un total de 1077 (incluido el Apéndice).Resulta un texto tan rico en su vastedad temática que prácticamente cada “párrafoparetiano” es insuprimible del discurso. Según Maurice Allais está mal organizado, pese aello su lectura es enriquecedora, e incluso lo es su detallado índice, por vía del cualpodemos seguir su línea argumental.

Al Capítulo I lo titula “Principios Generales”, y desde su mismo inicio deja explícitoque su preocupación es el fenómeno social (no sólo el económico):  

“Entre los fines que puede proponerse el estudio de la economía y la sociología se pueden indicar (...)” (Capítulo I, Párrafo 1) y señala, inmediatamente, que su propósito eneste Manual no es la práctica específica (“la utilidad práctica directa” del conocimiento) sino“conocer, saber sin más” (I, 1).

Este capítulo I y el Capítulo II resultan un detallado conjunto de reflexiones sobre elmétodo, el alcance y los fundamentos de las ciencias sociales, así como susinterconexiones. Aunque Pareto en el título del Capítulo II deja sentado que desde su ópticaexiste “una ciencia social” (sin plural).

Reelaborando conceptos metodológicos que había trabajado en el “Cours” nos diceque las leyes sociales siguen los mismos principios que las leyes de las disciplinas

“naturales”, de la siguiente manera:

“(...) no puede haber excepciones a las leyes económicas y sociológicas, en la mismaforma que en las otras leyes científicas (...) [Pero] estamos obligados a considerar uniformidades parciales, que crecen, se superponen y se oponen (...). Cuando (...) susefectos son modificados por los efectos de otras uniformidades, que no tenemos laintención de considerar, decimos de ordinario, pero la expresión es impropia, que launiformidad o ley sufre de excepciones” (I, 7).

Pero él entiende que estas excepciones son impropias, ya que las leyes ouniformidades son verdaderas sólo bajo ciertas condiciones, que determinan a los límites delfenómeno bajo estudio (I, 8), y un fenómeno concreto jamás será conocido en todos sus

detalles, siempre resta un residuo (o parte inexplicada) (I, 10).

Más adelante insiste en su idea de un método científico similar (estudiemos lasociedad o la naturaleza), como ya lo había hecho en el “Cours”; aunque distingueagudamente entre aquellas disciplinas que se valen del método experimental y aquellas que“no pueden utilizar más que la observación”  (I, 20) y por tanto “separan por abstracciónciertos fenómenos de otros”, sin embargo aún cuando las primeras pueden aislar materialmente los fenómenos, y las segundas solo por un proceso mental, “la abstracciónconstituye para todas la condición preliminar”.

Estudiar las propiedades de un objeto material implica estudiarlas en sus aspectos:mecánico, geométrico, químico, etc. Analógicamente el hombre real abarca a la vez el homoeconomicus, el homo ethicus, el homo religiosus, etc.; considerar esos hombres “equivale aconsiderar las diferentes propiedades del cuerpo real” (I, 23).

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E insiste que, desde su óptica, es injusto acusar “a la economía política de no tener en cuenta a la moral”  (I, 24). Es su idea positivista. Pero enfatiza en párrafo 26 algo quemuchos olvidan: “Cuando se vuelve de lo abstracto a lo concreto es necesario reunir denuevo a las partes que, para mejor estudiarlas, se habían separado. La ciencia esesencialmente analítica; la práctica es esencialmente sintética”  (I, 26); y a esta síntesisdedica todo el capítulo IX, que vincula teoría y hechos en el análisis de política económica(altos precios, comercio internacional, derechos de exportación e importación, crisis, etc.).

En los párrafos 33 y 34, ingresa al “debate de los métodos” (que había cubierto granparte del último cuarto del siglo XIX), diciendo “la historia nos es útil (...) porque suple lasexperiencias que no podemos hacer; el método histórico entonces es bueno. Pero el métododeductivo, o el inductivo, que se aplica a los hechos presentes no es menos bueno” .

Por eso entiende que “las discusiones sobre el método de la economía no tienenninguna utilidad” . Lo cual nos deja, en cierto modo, perplejos pues Pareto dedicó gran partede su obra a establecer métodos o clarificar conceptos metodológicos (recordemos su tabla

analógica presente en nota al párrafo 592 del capítulo dedicado al equilibrio en el “Cours”, ylas muchas páginas en el “Manual” y en su “Tratado de Sociología”); pero los pensadores amenudo son inconsistentes (en especial, cuando su pensamiento es tan vasto,… o pocotolerantes con las discrepancias).

Al cerrar el capítulo primero, y pese a su positivismo laicista muy decimonómico,señala lo impropio (él dice inutilidad) de querer reemplazar la fe por la ciencia; apuntando deque hay proposiciones “sobre las cuales la ciencia no tiene ningún poder” y es la invasión deun campo que no es el suyo lo que lleva a sostener a otros autores que “la ciencia hafallado” (I, 48).

De tal modo, Pareto en este primer capítulo nos da a conocer su posición

metodológica en la tarea que va a emprender.

El Capítulo II, “Introducción a la Ciencia Social” no es sino una versión en diminutode su “Tratado de Sociología” (publicado diez años después), ya que presenta el gruesode sus ideas esenciales (acciones lógicas y alógicas, circulación en la sociedad, etc.).

Comienza apuntando de modo sorprendente para alguien que pretendió abandonar el sicologismo de los neoclásicos (y su concepto de utilidad) que “la psicología esevidentemente la base de la economía política y, en general, de todas las ciencias sociales.Puede que llegue el día que podamos deducir de los principios de la psicología las leyes dela ciencia social (...) pero estamos lejos de ese estado de cosas, y nos es necesario tomar otro camino”  (II, 1).

Luego en el párrafo 3, distingue las acciones humanas en la clasificación que se hizofamosa: lógicas y no lógicas (o alógicas); y aclara que esta distinción es una abstracciónpues en “las acciones reales los tipos son casi siempre mezclados (...)” . Además añade “el hombre tiene una tendencia muy marcada a representarse como lógicas las acciones nológicas” (II,2).

En el párrafo 21 apunta la discusión acerca de la vinculación entre sentimientosreligiosos y morales; y escribe que “esas discusiones no son sin segunda intención” ; y desdeel párrafo 24 al 40 discurre largamente sobre los aspectos de la construcción moral, conreferencias de J.S. Mill, Kant, Spencer, etc. Concluyendo sobre el tema que “es cosa vanabuscar si los sentimientos morales tienen origen individual o social”  (II, 83); son ambascosas ..., y sostiene que esa suerte de metafísica social suele apuntar a defender ciertasdoctrinas socialistas a priori (II, 83).

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En el párrafo 45 da entender que, en su parecer, no solamente la inteligencia y elcarácter operan para construir los sentimientos morales, sino también “muchas otrascircunstancias”. Es decir, la posición social de cada uno. En el párrafo 46 ya adelanta suconcepto de la circulación de las élites, hablando de que “hay en las capas superioreselementos que descienden” y viceversa. Sobre estos mismos aspectos sociológicos retornaen párrafo 102 y 103. Su posición elitista, en su mejor acepción, si se quiere al estilo dePlatón, queda manifiesto en los párrafos 102 y 103, como citamos a continuación:

“La sociedad humana no es homogénea: está constituida por elementos que difieren(...) por caracteres menos observables, pero no menos importantes, como lascualidades intelectuales, morales, actividad, valor, etc. El aserto de que los hombresson objetivamente iguales es tan absurdo que no merece ser refutado” (II, 102).

“De la misma, forma que en una sociedad se distingue a ricos y pobres (...) se puededistinguir la élite, la parte aristocrática en el sentido etimológico (aristos = mejor), y una  parte vulgar (...). La noción de élite está subordinada a las cualidades (...). Puede

haber una aristocracia de santos como una de bandidos; una aristocracia de sabios y una de ladrones, etc. Si se considera este conjunto de cualidades (...) se tiene lo quellamaremos (...) “élite” ” (III, 103).

“Esta élite existe en todas las sociedades y las gobierna, aun cuando el régimen sea(...) la más completa democracia. Por consecuencia de una ley de gran importancia y que es la razón principal de muchos hechos sociales e históricos, esas aristocraciasno duran (...) se renuevan continuamente; [en] un fenómeno que se podría llamar lacirculación de las “élites” ”  (II, 103).

Desarrolla más adelante un relato sobre el mecanismo de lucha entre clases,conectado a la presencia de esta circulación (o su ausencia): “las élites acaban de ordinario

 por el suicidio” (II, 106); y como ejemplo acota que los jefes socialistas no son del pueblosino de la burguesía, agregando que recomienda una lectura más extensa del fenómeno ensu anterior obra “Los Sistemas Socialistas”.

En el Capítulo III, “Noción general del equilibrio económico”, nos da una especie dereseña de los conceptos que desarrollará más detenidamente en los capítulos IV, V y VI.

Comienza diciendo: “(...) nos proponemos construir la teoría. Estudiaremos las accioneslógicas, repetidas, en gran número, que ejecutan los hombres para procurarse las cosas quesatisfagan sus gustos” (III;1).

Y deja claro su fin último como teórico: “El objeto principal (...) es el equilibrio

económico. (...) [que] resulta de la oposición que existe entre los gustos (...) y los obstáculos para satisfacerlos. Nuestro estudio comprende tres partes bien distintas: 1. El estudio de losgustos; 2. El estudio de los obstáculos; 3. El estudio de la manera como se combinan esosdos elementos para llegar al equilibrio”  (III,14). Traslada así a la economía su conceptoingenieril del equilibrio, que junto con su concepto de la interdependencia son sus dos ideaspivotales principales.

Inicia la presentación de las partes con Los gustos de los hombres, señalando que “Esnecesario encontrar el medio de someterlos a cálculo. Se tiene la idea de deducirlos de lasatisfacción que ciertas cosas dan (...). si una cosa satisface (...) se dice que tenía (SIC) unvalor de uso, una utilidad. Esta noción era imperfecta y equívoca (...) (1º) no se aclarasuficientemente que este valor de uso, esta utilidad, era exclusivamente una relación entreun hombre y una cosa (...) no es suficiente añadir que este valor de uso es relativo” (III, 29).

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Llegando al concepto que no tuvo fortuna, quizás por su cacofonía: “La palabrautilidad es llevada a significar (...) otra cosa que (...) en el lenguaje corriente. Es así que lamorfina (...) es perjudicial al morfinómano, y por el contrario le es útil económicamente, puescubre una de sus necesidades, aunque sea malsana (...). Hemos propuesto en nuestrocurso el designar la utilidad económica con la palabra ophélimité, que otros autores hanadoptado (SIC)” (III, 30).

Luego, incorpora el valor marginal de este concepto: “La ophélimité (...) de ciertacantidad de una cosa, añadida a otra cantidad (...) de esta cosa (...) es la satisfacción que la procura esta cantidad “ (III, 32).

Continúa con su idea de que la teoría no necesitaba el concepto de utilidad; y avanzahacia una “mecánica”, símil de las ciencias naturales:

“Las nociones de (...) utilidad, de ophélimité, de indicios de ophémilité, etc. Facilitan laexposición (...) pero no son necesarias para la teoría. Gracias al uso de lasmatemáticas, toda esta teoría (...) no reposa más que en un hecho de experiencia, (...)

la determinación de las cantidades de bienes que constituyen combinacionesindiferentes para el individuo. La teoría adquiere así el vigor de la mecánica racional, y deduce sus resultados de la experiencia, sin hacer intervenir ninguna entidad metafísica” (III, 36).

Como se ve, su planteo conceptual recuerda lo que luego pretendería Samuelsoncon su “preferencia revelada”. En los párrafos 52 a 54 presenta las líneas (curvas) deindiferencia, e incluso su gráfico. Más adelante (III, 58) realiza la analogía con los mapastopográficos, y expone la llamada “colina de la ophélimité”.

Más adelante (III, 68 a III, 73) habla de los obstáculos; y ciertamente, creemos quede modo confuso, destacando obstáculos evidentes (III, 69) y otros menos evidentes (III,

73), ya que se mezcla en su presentación de la idea de “obstáculo” (restricciones diversas)para el lado de la oferta (producción) con expresiones que parecen aludir a la demanda.Inmediatamente ingresa en las líneas de indiferencia para el productor  (porque sobreellas se obtiene el mismo beneficio) y continúa con la analogía ente las líneas deindiferencia de los gustos y de los obstáculos, llegando en el párrafo 100 al equilibriodel productor. 

Antes de continuar, cabe aclarar, para el caso, que en el Apéndice (párrafo 56)demostró contra Marshall que la “ophelimité” (utilidad marginal) del dinero varía al cambiar los precios (por tanto, no sería muy preciso el cálculo del excedente del consumidor vía eltradicional triángulo que encierra la “curva de demanda de Marshall” )

En definitiva, “El problema general del equilibrio se escinde en (...): 1. Determinar el equilibrio que concierne a los gustos; es decir, el (...) del consumidor; 2.(...) determinar el equilibrio que concierne a los obstáculos, es decir, (...) a los productores; 3. Encontrar un punto común (...), que formará un (...) equilibrio general” (III, 90).

Luego de discurrir sobre casos de equilibrio entre gustos y obstáculos, arriba alteorema general: “el equilibrio se produce en los puntos de intersección de la línea deequilibrio de los gustos y de la línea de equilibrio de los obstáculos”  (III, 114).

Es muy importante señalar que el concepto de curvas o “líneas” de indiferencia fueintroducido por Edgeworth, en su “Psique Matematica”, de 1881, fundándose en su filosofía“utilitarista”. Como Edgeworth pretendía resolver el problema del intercambio entre dospartes ideó la curva de contrato, una ingeniosa solución gráfica, aunque bastante complejaen su exposición original (la de Edgeworth). Precisamente, y a eso vamos, el “sencillo”

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diagrama que hoy conocemos, de una economía de dos sujetos y dos bienes, de accesiblecomprensión en los libros de texto lo debemos a Pareto, por ejemplo en las figuras 16 y 24(III, 116), como ya señalara W. Jaffé (1975).

Páginas adelante, en el párrafo 196 se señala el ingreso al estudio del equilibrio “enel caso general”, entendiendo por tal aquél de “un número cualquiera de individuos y de unnúmero cualquiera de mercaderías” ; pues hasta allí se ha estudiado principalmente el casode dos individuos y dos mercaderías.

Pese a su vocación de científico social (y su idea de acciones alógicas) sostiene,como ya hemos dicho, una posición severamente mecanicista (lo cual es paradójico),diciendo en el (III, 226 in fine) “las teorías metafísicas de los economistas literarios no sirvende nada; mientras que las teorías de la economía científica se adaptan perfectamente a[explicar] los hechos”. 

Esta óptica, lo reiteramos aquí, se remonta filosóficamente a Descartes, y puededecirse, que quedó plenamente legitimada desde la autoridad de Kant cuando afirmó que

“Una explicación de un fenómeno es científica únicamente cuando se funde en unmecanismo”. 

En la misma línea del párrafo 226, escribe en el 227 que “todo economista que buscala causa del valor (...) no ha comprendido nada del fenómeno (...) del equilibrio económico” yseñala que “esos errores (...) serían inexcusables ahora que esas teorías han (...) progresado” ; y nos aclara a continuación que “la lógica ordinaria puede servir para estudiar relaciones de causa a efecto, pero deviene impotente [en] relaciones de mutuadependencia. Estas, en mecánica racional y en economía pura, necesitan el uso de lasmatemáticas” (III, 228).

El Capítulo IV, Los gustos, es dedicado a la “construcción” de los elementos que hacen

a la teoría del consumidor, ampliando aspectos ya presentados en el capítulo III (como laophélimité).

Desde ya que conecta los gustos con la ophélimité; así llega a mencionar quecuando el consumo es facultativo “las ophelimités son siempre positivas, no puedendescender debajo de cero, puesto que cuando el individuo está saciado se detiene”. Perocuando el consumo es obligatorio puede generar pena, por tanto en tal caso “las ophélimités pueden ser negativas y representan un dolor (...)” (IV, 2).

Walras consideraba la utilidad de un bien como dependiente exclusivamente de lacantidad de ese bien, Pareto capta más acertadamente la realidad y señala al consumo másbien como un fenómeno de dependencia. “El consumo (...) puede ser independiente: la

ophélimité que procura (...) puede ser la misma cualquiera que sean las otras mercaderíasconsumidas (...). Pero no es generalmente así, (...) los consumos son dependientes; es decir que la ophélimité procurada por una mercadería depende del consumo de otras” (IV, 8).

Prosiguiendo, puntualiza que “Hay que distinguir dos especies de dependencia: (1º)la que nace (...) de un consumo con (...) otros consumos; (2º) la que se manifiesta en que se puede sustituir una cosa por otra para producir en un individuo sensaciones sino idénticas,al menos aproximadamente iguales” (IV, 8).

Luego analiza la primera de esas dependencias: “Esta dependencia puede provenir de que ciertas cosas deben ser reunidas (...); se las llama bienes complementarios” (IV, 9).

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Aclara que el espectro de casos es amplio: “La noción de bienes complementarios puede ser más o menos extensa. Para tener luz hace falta una lámpara y también petróleo; pero no es necesario un vaso para beber, se puede beber en la botella” (IV, 12)

Por tanto “es necesario (...) para la mayor parte de las mercaderías, considerar laophélimité como dependiente no sólo de la cantidad utilizada (...) sino también de lacantidad de muchas otras mercaderías que se han utilizado (...) en el mismo tiempo”  (IV,13).

En el párrafo 14 y siguientes trata la dependencia en su sentido de “sustitución”. “El fenómeno de esta dependencia es muy extendido. Un gran número de mercaderías existenen calidades muy diferentes, y esas calidades se sustituyen la una a la otra, cuando losrecursos del individuo aumentan” (IV, 18).

Digamos que la sustitución se produce por capacidad adquisitiva, de acuerdo a“cierta jerarquía de las mercaderías” (IV, 19); estableciendo, a título de ejemplo, una serie desustitutos “maíz, pan, carne de segunda calidad, carne de primera” (IV, 19), de tal modo que

“una cualquiera de las mercaderías de una serie semejante es superior a las precedentes einferior a las siguientes” (IV, 19).

Remarca su criterio del consumo como un sistema, con diversos elementos: “Hemosconsiderado los principales géneros de dependencia; hay otros, y el fenómeno es muy variado y muy complejo. En resumen, la ophélimité de un consumo depende de todas lascircunstancias en las cuales se haga”  (IV, 24). De esta manera, está señalando elconsumo como un elemento con componentes sociales (las circunstancias en que sehaga).

Más adelante retoma lo que ya había señalado en el capítulo III; la distinción entreophélimité total y la ophelimité elemental . La primera se refiere a la cobertura de la

necesidad por  “la cantidad total de mercadería” ; y la segunda a los cambios en esacobertura por “una nueva pequeñísima cantidad” (IV, 32).

Trata las propiedades de la ophélimité, señalando que “es siempre positiva” y que “laophelimité elemental disminuye con el aumento de las cantidades consumidas” (IV, 33). “Enfin, es un hecho que cuanto más tenemos de una cosa, menos preciosa nos son cada unade sus unidades” (IV, 34).

A continuación trabaja aspectos de sus “líneas de indiferencia”, de los cuálesnosotros apuntaremos algunos:

• “Un primer carácter de las líneas de indiferencia viene de que hace falta aumentar lacantidad de una mercadería para compensar la disminución de la cantidad de otra”  

(IV, 44).• “Es útil representar por gráficos las propiedades (...). supongamos que un individuo

tiene dos mercaderías A y B; de las que una sola A es para el ophelimé. En ese casolas líneas de indiferencia son rectas paralelas (al otro eje)”  (IV, 54). Sería el caso,valga el ejemplo, de la carne de vaca en la India, o el vino para los musulmanes deestricta observancia.

• “Si A y B son bienes complementarios, de los cuales no se puede sino combinarlosen proporciones rigurosamente definidas, las líneas de indiferencia son rectas quese cortan en ángulo recto”  (IV, 55). Es decir, que su consumo debe darse enproporciones fijas o bien habrá redundancia de uno de ellos.

• “Si los bienes no son más que aproximadamente complementarios, los ángulos son

más o menos redondos” (IV, 57).• Y nos habla de la “colina de la ophelimité”; “Resulta de la propiedad de la

ophelimité elemental de una mercancía decrecer cuando aumenta la cantidad (...),

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que la colina ophélimité tiene una pendiente más rápida (SIC) en la base (...)”  (IV,69); y fiel a su preocupación metodológica, no deja pasar la oportunidad paraseñalar: “El lector no debe olvidar jamás que la economía política, como cualquier ciencia concreta, no procede más que por aproximaciones. La teoría estudia, por simplicidad, los casos extremos, pero los casos concretos sólo se aproximansimplemente a aquéllos”  (IV, 58). Es decir, Pareto, piensa lo económico como unconjunto de fenómenos interdependientes, pero su idea va más allá; y entiende quetal interdependencia se extiende a todo el entramado social. De allí que las facetassociológicas de su análisis, como ya enunciamos, están presentes extensamente enel Cours y el Manual; así como las aristas económicas lo están en el Trattato. 

En el Capítulo V, “Los Obstáculos”, Pareto aborda el estudio de la producción,digamos el lado de la oferta del equilibrio económico. Fenómeno que considera máscomplejo que el de los gustos y que, por lo tanto, justifica un análisis más extenso.

Comienza esta labor delineado su concepción de la empresa como “(…) laorganización que reúne los elementos de la producción y que los dispone de manera que se

cumpla” (V, 4). Y señala que se trata de “(…) una abstracción, como el homo economicus, y tiene con las empresas reales la misma relación que el homo economicus con el hombreverdadero (…). La consideración de la empresa no es más que un medio para estudiar separadamente las diferentes funciones cumplidas por el productor” (V, 4).

Es decir que no considera a la firma como una estructura real, sino como unacategoría de análisis para abordar el estudio del fenómeno de la producción, obtener deducciones lógicas de ello, para luego contrastar con el hecho concreto, con la conductade las empresas reales, que como señala más adelante “(…) difieren de las empresasabstractas en que tienen cierta organización, cierto renombre que les atrae la clientela,tierras, minas, fábricas, que han comprado, etcétera. El carácter abstracto de la empresa sealía más o menos con el del propietario” (V, 66).

Pareto es conciente, entonces, de la diferencia que existe entre el fenómeno socialque se está estudiando y el análisis del mismo, apuntando nuevamente más adelante que“(…) el fenómeno concreto difiere del fenómeno teórico”  (V, 68). Consistente con sumetodología, luego, en el párrafo 69, sujeta a contrastación el resultado de sus deduccioneslógicas con estadísticas y “hechos concretos”.

En el párrafo 8, distinguió la conducta precio aceptante de la empresa bajo librecompetencia, a la cual llamó comportamiento tipo I; y la conducta monopólica encondiciones donde la firma puede tener por fin modificar los precios del mercado, quecatalogó como comportamiento tipo II.

Señala en el párrafo 10 que el objetivo de las empresas es lograr obtener la mayor ganancia monetaria que puedan: “(…) las empresas buscan procurarse la mayor ventaja, y esta ventaja es casi siempre, aún se podría decir siempre, medida en dinero” , y ello es ciertotanto para la conducta del tipo I como del tipo II. Más adelante señala que “El tipo I (…) esel que siguen generalmente las empresas”  (V, 71), y por ello focaliza su análisis delcomportamiento de la empresa bajo libre competencia.

Luego clasifica los medios de producción sosteniendo que “ciertos elementos de la  producción son fijos; pero otros son variables” (V, 13). Señalando a continuación que“Además, las mismas cantidades de esos elementos son variables en ciertos límites, más omenos limitados”  (V, 14), adelantándose así la cuestión de las indivisibilidades técnicas.Precisa esta clasificación de los medios de producción de la siguiente manera: “Podemos(…) hacer dos grandes clases de los elementos de la producción: la primera comprende a

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las cosas que no se consumen, o que se consumen lentamente; la segunda comprende lascosas que se consumen rápidamente” (V, 19).

En el párrafo 35, define los coeficientes de producción como la cantidad de factoresutilizados por unidad de producto y señala más adelante que “La empresa tiene por objeto principal, cuando se trata de la producción, determinar los coeficientes de producción enrelación con todas las demás condiciones técnicas y económicas” (V, 70), siendo uno de susobjetivos, entonces, la elección de la tecnología.

Pareto sostiene que los coeficientes de producción no dependen exclusivamente decuestiones técnicas y señala que realizar el análisis como si así fuese es “(…) uno de losmás graves errores de la economía política”  (V, 15). Y en páginas siguientes retoma laargumentación sosteniendo que:

“La mayor parte de los economistas, que usan la teoría de las proporciones definidas parecen creer que existen ciertas proporciones en las cuales conviene combinar los

factores de la producción independientemente de los precios de esos factores. Esto esfalso. (…) esas relaciones no son solamente variables con los precios de los factoresde la producción, son todavía variables con todas las circunstancias del equilibrioeconómico. (…) Las condiciones técnicas establecen límites, entre los cuales ladeterminación de los coeficientes económicos es un problema económico. (…) esoscoeficientes no pueden determinarse independientemente de las otras incógnitas del equilibrio económico; (…)” (V, 70).

Es decir que sostiene que los coeficientes de la producción no son proporciones fijasestablecidas exclusivamente por las condiciones tecnológicas, sino que son determinadosconjuntamente con el resto de incógnitas del equilibrio económico, incluyendo los precios.

La empresa abstracta determina sus coeficientes de producción, entonces, siguiendoun proceso de optimización que tiene en cuenta los precios de los factores y que deriva enla minimización de los costos: “[La empresa] establece sus cálculos según los precios del mercado, y (…) modifica sus demandas (…); pero esas modificaciones (…) modifican los precios y los cálculos establecidos no son exactos; la empresa los rehace según los nuevos precios; (…) y así seguidamente, hasta que, después de sucesivos ensayos, encuentra la  posición donde su costo de producción es mínimum.” (V, 72). Donde es “(…) lacompetencia [la que] obliga a seguir el tipo I aun no queriéndolo el productor” (V, 73,) y lalleva alcanzar el costo mínimo, del cual “(…) son los consumidores los que acaban por aprovechar la mayor parte de la ventaja que resulta de todo este trabajo de las empresas” (V, 74). Es decir, la idea de que el máximo excedente del consumidor se logra bajo librecompetencia.

Pese a centrarse en el análisis bajo competencia en el sentido ortodoxo, Pareto hacela salvedad de que “si un día los trusts invadieran una gran parte de la producción, esteestado de cosas podría cambiar, y muchas industrias seguirían el tipo II” (V, 71); y presentaen esbozo algunos elementos de análisis del comportamiento de la firma bajo competenciaimperfecta o monopolio en los párrafos 68, 83, 86.

Sin embargo, escribió hacia el final del capítulo que “se decía que en París losgrandes almacenes acabarían por concentrarse en uno solo; por el contrario, se hanmultiplicado, y su número continúa acrecentándose. Los trusts americanos han prosperadounos y otros han quebrado con grandes pérdidas”  (V, 79); sugiriendo de tal modo que latendencia a la concentración económica no parecía ser un hecho que pudiera discernirsecon claridad y, por lo tanto, justificar definitivamente la relevancia del análisis de lacompetencia “imperfecta”.

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En el Capítulo VI, “El equilibrio económico”, completa su fin último como teórico alestudiar la manera en que se combinan los elementos estudiados en el capítulo IV (elequilibrio del consumidor) y en el capítulo V (el equilibrio del productor), para determinar el equilibrio general de un sistema económico.

Analiza tres clases de equilibrio de este tipo para una economía: el caso de equilibriode una economía cerrada, el equilibrio para una economía colectivista (que llamó fenómenoeconómico del tipo III) y, por último, el caso de una economía abierta. La primera variedad laabordó de la siguiente manera:

“Consideremos una colectividad aislada y supongamos que los gastos del individuosean todos hechos para las mercaderías que compra y que sus entradas provienentodas de la venta de su trabajo, de otros servicios de los capitales, o de otrasmercaderías. (…) En estas condiciones el equilibrio económico está determinado por las condiciones que ya hemos planteado (…) por los gustos y por los obstáculos.Hemos visto que los gustos y la consideración de de las cantidades existentes de

ciertos bienes, determinan las relaciones entre los precios y las cantidades vendidas ocompradas. De otra parte, la teoría de la producción nos ha enseñado que, dadasestas relaciones, se determinan las cantidades y los precios. El problema del equilibrioestá entonces completamente resuelto.” (VI, 26).

Es decir, que trabaja a partir de la conjunción del equilibrio del consumidor representativo y del productor representativo. El equilibrio así resultante posee la siguientepropiedad: es una situación donde “los miembros de una colectividad gozan (…) del máximum de ophelimite, cuando es imposible encontrar un medio de alejarse muy poco deesta posición, tal suerte que la ophelimite de que gozan cada uno de los individuos de estacolectividad aumenta o disminuye. Es decir que cualquier pequeño desplazamiento a partir de esta posición tiene necesariamente por efecto aumentar la ophelimite de que gozan

ciertos individuos, y disminuir aquélla de la cual gozan otros (…)” (VI, 33). He aquí el “oscuropasaje”, como lo llamó Hicks en 1975, fundamento de la moderna economía del bienestar.

Lo anterior se complementa con las expresiones (y la formalización) del Apéndice(párrafo 89): “Maximum de ophelimité: conviene definir ese término (...). Estando adoptadasciertas reglas de distribución, se puede investigar qué posición da (...) el mayor bienestar   posible a los individuos de la colectividad. Consideremos una posición cualquiera [si haciendo cambios] se aumenta el bienestar de todos, es evidente que la nueva posición esmás ventajosa (...). Pero si por el contrario, ese pequeño movimiento hace aumentar el bienestar de ciertos individuos y disminuir el de otros, no se puede afirmar que seaventajoso para toda la colectividad” (Apéndice, párrafo 89).

Son estas, entonces las ideas que originan la noción de óptimo con que Hickstrabajara el concepto de mejora del bienestar (en 1939) (siguiendo una idea anterior deKaldor, 1939, de separar las cuestiones de producción y de distribución). Este óptimo seríabautizado por I.Litlle, en 1950, “óptimo en el sentido de Pareto”, tan extendido hoy en suuso (7).

A partir del párrafo 52 hasta el 64 Pareto nos presenta la determinación del equilibriogeneral para el caso de una economía colectivista (fenómeno tipo III) señalando que lasolución es análoga al de una economía capitalista dado que si bien “los precios, los

7 Es preciso distinguir entre, la primera economía del bienestar (Sidgwick, Marshall y Pigou), que incorporabanimplícitamente “juicios de valor” (esto es “normas”, que pueden o no compartirse), a la “moderna economía del

bienestar” (Arrow, Samuelson, Hicks), que precisamente pretende generar una teoría de la política económicano contextual y libre de juicios de valor (de allí el rescate del óptimo de Pareto como criterio de decisión) paraalcanzar la “eficiencia” (que es finalmente el objetivo o meta perseguida).

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intereses netos de los capitales pueden desaparecer (…) como entidades reales, (…)continuarán como entidades contables; sin ellos el ministerio de la producción marcharía aciegas y no sabría como organizar la producción”  (VI, 54). Y continúa más adelante: “paraobtener el máximum de ophelimité, el Estado colectivista deberá rendir los diferentesintereses netos iguales y determinar los coeficientes de la producción de la misma maneraque los determina la libre competencia” (VI, 56).

De modo tal que “La diferencia entre los fenómenos del tipo I y los del tipo III reside principalmente en la repartición de las rentas. En los fenómenos del tipo I, esta reparticiónse opera según todas las contingencias históricas y económicas en las cuales haevolucionado la sociedad; en los fenómenos del tipo III, es la consecuencia de ciertos principios éticos sociales” (VI, 56).

Así Pareto se adelanta a la posterior  “Controversia Socialista”  sobre la posibilidadteórica y práctica del cálculo en una economía centralizada. Respecto a la conveniencia deun régimen colectivista sostiene que, en teoría, un estado socialista estaría en mejorescondiciones para alcanzar la máxima eficiencia productiva ya que “el Estado colectivista,

mejor que la libre competencia, parece poder llevar el punto de equilibrio sobre la línea delas transformaciones completas” (VI, 58).

Sin embargo, acota que ésta es una conclusión prematura, dado que “en el Estadocolectivista, la producción sería regulada por los empleados de ese Estado; el gasto queocasionarían podría ser mayor y su trabajo menos eficaz; en ese caso, las ventajasseñaladas podrían ser compensadas y cambiarse en pérdidas”  (VI, 60). Concluyendo,entonces, que “(…) la economía pura no nos da criterio verdaderamente decisivo paraescoger entre una organización de la sociedad basada en la propiedad privada y unaorganización socialista. No se puede resolver este problema más que teniendo en cuenta losotros caracteres de los fenómenos” (VI, 61).

Más adelante, desde el párrafo 65 al 69, lleva adelante una aproximación teórica deequilibrio general para el comercio internacional, es decir analiza el caso de una economíaabierta. Ello lo realiza considerando que los países involucrados en el problema conformanuna sola colectividad y resuelve el equilibrio de modo análogo al caso de economía cerrada.

En ello, incorpora al dinero como una mercancía más que entra en la determinaciónde los precios haciendo la siguiente salvedad: “(…) la mercadería-moneda es ophelimite nosolamente por el consumo, sino también porque sirve para la circulación” (VI, 70), y realizaun abordaje de la teoría cuantitativa del dinero del siguiente modo: “Supongamos que lacantidad de moneda en circulación deba variar proporcionalmente a los precios; lo que  puede ocurrir aproximadamente si, mientras que los precios cambian, la rapidez de lacirculación no cambia, y si no cambian las proporciones de los sucedáneos de la moneda.

(…) Los precios serían entonces, finalmente, determinados por la ophelimite de lamercadería-moneda y por la cantidad que hubiera en circulación” (VI, 71).

Sin embargo, señala más adelante las limitaciones de este tipo de análisis diciendoque “las hipótesis que acabamos de hacer no se verifican jamás completamente. No sólotodos los precios no cambian al mismo tiempo en la misma proporción, sino que además larapidez de la circulación varía (…). Resulta que la teoría cuantitativa de la moneda no puedeser jamás más que aproximativa y groseramente cierta” (VI, 73).

El Capítulo VII, “La población”, aborda la interrelación entre los aspectos demográficosy los factores económicos, así como la distribución del ingreso y los frenos maltusianosal crecimiento poblacional.

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En primer lugar, Pareto define desde el párrafo 3 hasta el 23, una “curva derepartición de rentas” alrededor de la renta media (análoga a una función de densidad) comoesquema analítico para estudiar la distribución del ingreso y la relación existente entre lasvariaciones de la renta media y el cambio en la desigualdad del ingreso.

Este instrumental no es nuevo en la obra de Pareto. Él ya había publicado su leyestadística de la distribución de los ingresos en el Cours (párrafo 964), y en el Recueil (editado por la Universidad de Lausanne en 1898), con el título de “courbe de la répartitionde la richesse”. Esta no es sino la famosa ley estadística de Pareto, que supuso unaexplicación empírica de la estabilidad en la distribución del ingreso, y que puede expresarseen forma logarítmica como sigue:

Log Nx = log U + log Nh

Siendo Nx el número de personas que reciben ingresos iguales o superiores a x; yNh el número de individuos que reciben ingresos iguales o superiores a h (y U unaconstante).

En el Manual tal proposición se encuentra expuesta, en forma de cociente (en nota 8al párrafo 24 del Capítulo VII); de allí que tomando logaritmos se llega a la expresiónanterior. En el Cours nos dice que la desigualdad de la distribución de los ingresos parecedepender mucha más de la naturaleza misma de los hombres que de la organizacióneconómica de la sociedad. Esta idea, más que cualquier otra, lo llevó a ser fuertementecriticado. Para esta ley, Pareto había recabado información estadística en varios países, ypara diversos períodos; y el corolario que se desprende es que la distribución se ajustasiempre a un patrón invariable. Concluyéndose por tanto, que serían inútiles las accionesque apunten a cambiar la distribución, y la única vía para elevar los ingresos de los gruposmenos favorecidos sería el camino del crecimiento del producto total de la economía.Schumpeter sostiene que el amplio debate a que dio lugar esta proposición “ha sido

desagradablemente torcido por los prejuicios políticos de partidarios y opositores” (Schumpeter, 1971)

Prosiguiendo con el Manual, Pareto define, además, qué es una disminución de ladesigualdad a través del siguiente caso abstracto: “Sea una colectividad A (…) [que] encierra un rico y nueve pobres, [y una] colectividad B [que] tiene nueve ricos y un pobre.(…) pasando de A a B hay disminución en la proporción de la desigualdad de las rentas.”  Ycierra la idea inmediatamente a continuación: “En general, cuando el número de las personas teniendo una renta inferior a x disminuye en relación al número de personas quetienen una renta superior a x, diremos que la desigualdad de la proporción de las rentasdisminuye” (VII, 24).

Con este aparato analítico y definiciones, estudia la relación entre las tasas decrecimiento de la renta, la población y los cambios en la desigualdad de ladistribución de la renta; llegando a derivar los dos teoremas siguientes:

• “1º Un aumento de renta mínima. 2º Una disminución de la desigualdad de la proporción de las rentas, no pueden producirse separada o conjuntamente, si el total de las rentas no aumenta más rápidamente que la población” (VII, 28).

• Y su inversa: “Todas las veces que el total de las rentas aumenta másrápidamente que la población, es decir cuando el término medio de lasentradas aumenta para cada individuo, se puede comprobar, separada oconjuntamente los hechos siguientes: 1º Un aumento de la renta mínima; 2º una disminución de la desigualdad de la proporción de las rentas.”  (VII, 29).

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De allí se deriva la importancia de estudiar la relación existente entre la tasa decrecimiento de la riqueza y la demográfica. En esta labor, reconoció que los aspectosdemográficos tenían una relación recíproca de causalidad con los factores económicossosteniendo que: “Es evidente que el hombre, como todos los seres vivos, se multiplica máso menos según que las condiciones de vida sean más o menos favorables. (…) la poblaciónmisma reacciona sobre las mismas condiciones que le permiten vivir; a consecuencia deesto la densidad de la población es el efecto de ciertas condiciones económicas y es lacausa de ciertas otras” (VII, 32).

De este modo analiza, a continuación, la relación entre la tasa de crecimientodemográfico (las tasas de nupcionalidad, de natalidad y de mortalidad), las condicioneseconómicas (la riqueza media, la tasa de crecimiento de la riqueza y los ciclos económicos)y el resto de factores socio-institucionales (la organización política, la legislación y lascostumbres).

Pareto observa que en los países desarrollados el crecimiento de la riqueza hafavorecido el crecimiento poblacional pero a un ritmo menor que ésta, de modo que la

riqueza per cápita ha aumentado: “En el siglo XIX, en los países civilizados se compruebauna aumento considerable de la riqueza, como término medio por habitante. Al mismotiempo la nupcialidad (…), la natalidad (…), [y la] mortalidad (…) han bajado. La poblacióntotal ha aumentado, pero la proporción de su aumento anual tiene tendencia a decrecer” (VII, 38). Y explica esta observación alegando que “el aumento de la riqueza ha favorecidoel aumento de la población, [pero sin embargo] ella ha contribuido muy probablemente alimitar la nupcialidad y la natalidad; tiene ciertamente por efecto la reducción de lamortalidad (…); muy probablemente, habituando a los hombres a una vida más fácil, tiendea disminuir la proporción del aumento de la población” (VII, 39).

Por otro lado, redujo el estudio del efecto de los cambios en las tasas demográficassobre la variación de la riqueza media a la tasa de nupcionalidad señalando que ésta

afectaba directamente a la tasa de natalidad e indirectamente a la tasa de mortalidad total, através de su efecto sobre la tasa de mortalidad infantil. De este modo, indica que: “Ladisminución de la nupcionalidad, directa o indirectamente, por la disminución de losnacimientos, ha actuado sobre el acrecentamiento de la riqueza media por habitante”  (VII,40). Asimismo, indicó que “la disminución de la natalidad es en gran parte una causa de ladisminución de la mortalidad, y actúa, como le hemos demostrado sobre la riqueza (…)” (VII,41). Mientras que: “La disminución de la mortalidad actúa en sentido contrario, y, en lo queconcierne a la cifra de la población, ha compensado en parte la disminución de la natalidad”  (VII, 42).

Respecto al análisis de la relación entre los ciclos económicos y los cambios enla población señaló la impertinencia de correr regresiones para ello señalando que “la

teoría matemática de la coincidencia o de la correlación nos enseña a determinar si doshechos que se observan cierto número de veces en conjunto son unidos por el azar o se producen al mismo tiempo porque hay entre ellos una relación. Por otra parte, difícilmentese pueda utilizar esta teoría en nuestra materia. No estamos ante hechos que debencoincidir de una manera instantánea, por el contrario, de hechos que actúan recíprocamentecon cierta extensión, y el número de coincidencias resulta verdaderamente una expresióndesprovista de sentido” (VII, 48) (8).

Es decir, que los efectos de la prosperidad económica actúan sobre las tasas denatalidad, nupcionalidad y mortalidad, pero ello ocurre con cierto rezago temporal en cadacaso, que hace impracticable y errado el uso de correlaciones. Una advertencia precozsobre la pertinencia del uso del instrumental econométrico en la disciplina.

8 Traducido del original en francés por error en la traducción en la versión en español.

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En cambio, para abordar este fenómeno en particular, sugirió una comparacióngráfica de las oscilaciones de las distintas variables en el tiempo. Ello lo realizó estudiandoel efecto de la fase expansiva de los ciclos: “El aumento de la prosperidad económica tiene por primer efecto inmediato aumentar la nupcionalidad y la natalidad y hacer disminuir lamortalidad”  (VII, 49). Respecto a ello señaló que el primer efecto es más fuerte que elsegundo, mientras que el tercero es, incluso, dudoso en países ricos, pero puede ocurrir enlos más pobres. Por último, en alusión a la fase descendente del ciclo económico soslayómás adelante que: “El aumento de la riqueza no sigue una marcha uniforme (…). El aumento en el número de matrimonios cuando la marea aumenta es en parte, el menos,compensado por la disminución (…) cuando la marea baja; queda la reducción estable queestá unida a un aumento permanente de la riqueza”  (VII, 60). El análisis de los cicloseconómicos en el Manual no se vería completado sino hasta el capítulo IX, donde aborda elfenómeno económico concreto.

Luego distinguió los efectos sobre el crecimiento demográfico del nivel absolutode riqueza, respecto a los efectos de la variación de la riqueza, recalcándolo del

siguiente modo: “Pueblos muy ricos tienen una natalidad muy débil, de donde se podríasacar la conclusión de que el valor absoluto de la riqueza actúa de una manera directamentecontraria a las variaciones de esta misma riqueza (…)”  (VII, 53). Sin embargo señala acontinuación que “Podría ser que entre la riqueza absoluta y la natalidad no hay unarelación de causa a efecto y que esos dos fenómenos fuesen los dos la consecuencia deotros hechos, es decir que hay ciertas causas que acaban al mismo tiempo por aumentar lariqueza y disminuir la natalidad”  (sic VII, 53). Y continúa en el párrafo siguiente: “Lascondiciones económicas no actúan solamente bajo el número de los matrimonios, losnacimientos, los decesos, y bajo la cifra de la población, sino también sobre todos loscaracteres de la población, sobre sus costumbres, sus leyes y su constitución política (…)”  (VII, 54). Es aquí dónde señala la importancia de los factores culturales, políticos einstitucionales para entender la relación entre los aspectos económicos y demográficos,

introduciendo en el análisis algunos elementos de esta índole.

Sin embargo, ello es matizado más adelante, reduciendo en el análisis todos estosfactores al nivel de riqueza, aduciendo que “(…) la suma media de riqueza por habitante es,en parte al menos, un indicio cierto de las condiciones económicas, sociales, morales y  políticas de un pueblo. (…) hay que tener en cuenta el hecho de que los pueblos se copianmás o menos los unos a los otros. En consecuencia, ciertas instituciones que son, entre un pueblo rico, en relación directa con su riqueza, pueden ser copiadas por otro pueblo, entre el cual no hubieran nacido espontáneamente” (VII, 56).

Por ello, lo institucional es tocado por Pareto sólo de un modo accesorio, dado queconsidera a la propia riqueza como indicador o “variable  proxy " de toda esta gama de

factores, por un lado, y postulando, por otro, que los países de similares niveles de riquezaemulan aproximadamente su estructura institucional entre sí.

Indicó, como tantos otros desde los tiempos de Cantillon, la existencia de un nivelestándar de vida: “ (…) el hombre tiene cierto costo de producción; pero ese costo dependede la manera de vivir, del standar of life”  (VII, 57). Sosteniendo, además, que el mismo esvariable según las circunstancias étnicas, culturales e históricas. Es decir, dijo que la palabrasubsistencias “comprende algunas, fuera de los alimentos, diferentes según las razas y los países (…). Y todos estos elementos varían según las circunstancias” (VII, 70).

Reconoció que el crecimiento poblacional estaba limitado por la disponibilidad derecursos y otros obstáculos, señalando que “el crecimiento de la población resulta de laoposición que existe entre la fuerza generadoras y los obstáculos que puede encontrar. (…)se puede suponer que la fuerza generadora encuentra obstáculos que disminuyen el 

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número de los nacimientos, aumentan el número de los decesos y limitan (…) el aumento dela población.” (VII, 62).

Esto último lo “demostró” a través de un ejemplo numérico en los párrafos 65 y 66que, a nuestro juicio, merece alguna mención por su metodología. Aquí extrapola un milenioadelante las tasas de crecimiento demográfico de Noruega, Inglaterra y Alemania hasta1880, y llega a la conclusión de que de persistir la menor de aquellas sobre los tres países,en mil años la densidad poblacional mundial llegaría a un habitante por metro cuadrado,considerando solamente el crecimiento demográfico de estos tres países. Dictamina al final“Todo esto es absurdo; entonces es cierto que la población no ha podido aumentar en el  pasado, y no podrá aumentar en le porvenir en la proporción actual; se demuestra así queha habido y habrá obstáculos a ese aumento” (VII, 66). Por reducción al absurdo, demuestraque necesariamente existirán limites al crecimiento de la población.

Estudia entonces estos límites y retoma en ello la labor de Malthus dividiendo, comoél, los obstáculos en preventivos (que actúan antes del nacimiento) y represivos (queactúan posteriormente) (VII, 71).

Pareto señala que los obstáculos preventivos pueden obrar a través de ladisminución del número de matrimonios, disminuyendo así la procreación “legítima”, odisminuyendo la fecundidad “ilegitima”, independientemente del número de uniones. Podríaocurrir, bien, que disminuyendo la cantidad de uniones (la nupcionalidad), aumentase laprocreación ilegitima. Pareto sostiene en el párrafo 72 que la estadística muestra que ello noes necesariamente cierto para los países civilizados modernos. Así, el hábito de contraer matrimonio a edad avanzada es un poderoso freno al crecimiento poblacional y, el principalmedio predicado por Malthus, la “moral restringida”. Asimismo, dentro de este tipo de frenosentrarían métodos directos de disminuir la natalidad, el aborto, ante la incontinencia laprostitución e, incluso, una gran actividad intelectual, entre otros, podrían mermar elcrecimiento poblacional (VII, 72-74)

Por su parte, los obstáculos represivos pueden provenir del aumento de lamortalidad resultante de las propias limitaciones de recursos (directamente bajo la forma dehambrunas, la falta de alimentos, o indirectamente por las epidemias y enfermedadesproducto de la miseria o falta de medidas higiénicas), del aumento de las muertes violentas(guerras, infanticidios y asesinatos) y de la emigración (VII, 75).

Fue sagaz en señalar que la mera tasa de crecimiento poblacional neta no esfehaciente indicador de lo que hoy llamaríamos el nivel de desarrollo de un país. Dos paísespueden tener la misma tasa neta de crecimiento poblacional, uno con muy altas tasas, tantode mortalidad como de natalidad, y otro con muy bajas. Así, describe magistral ysucintamente en tan sólo dos párrafos la diferencia que hoy podríamos apreciar entre un

país “desarrollado” y uno “subdesarrollado” visualizando su pirámide demográfica. Laspalabras de Pareto no tienen ningún desperdicio y expresarlo a través de las nuestrasquitaría mérito a su aguda observación.

A continuación, habla Pareto: “Hay que hacer notar que una población A y una población B pueden tener el mismo crecimiento anual, resultando para A un gran número denacimientos y (…) de decesos; y para B un pequeño número de nacimientos y (…) dedecesos. El primer tipo es el de los pueblos bárbaros y también, en parte, de los puebloscivilizados hasta hace un siglo; (…). El segundo tipo es el de los pueblos más ricos y máscivilizados” (VII, 77); “Aun si el aumento es el mismo para A y para B, la composición de su  población es diferente. En A hay muchos niños y pocos adultos; es lo contrario para B”  (VII,78).

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En el Capítulo VIII, “Los capitales rurales y los capitales mobiliarios”, Pareto abordael estudio del ahorro, a través de sus componentes y su retribución.

En esta empresa, estipula que el ahorro “(…) está constituido por los bieneseconómicos que los hombres se abstienen de consumir”  (VIII, 9), y que “los bienesahorrados no se acumulan, sino que son prontamente transformados”  (VIII, 10), y en esesentido, existen principalmente “(…) bajo la forma de capitales mobiliarios, bajo la forma demejoras de los capitales rurales o bien es incorporada en los capitales personales” (VIII, 10).Por ello, dentro de este capítulo analiza la competencia tanto de los capitales rurales comomobiliarios y, eventualmente, la aparición de renta a partir de ella.

Dentro de los capitales rurales incluyó no sólo al factor tierra propiamente dicho, sinoademás aquellos componentes de capital incorporados al mismo: “Los terrenos agrícolas,las minas, los terrenos industriales, para casas de habitación, casas de campo, etcétera,constituyen capitales rurales”  (VIII, 1). La competencia entre capitales rurales se daindirectamente a través de la competencia de sus productos o de los flujos demográficos deconsumidores hacia donde se encuentran los capitales rurales más convenientes.

Por otro lado la categoría de los capitales mobiliarios “(…) comprende todos loscapitales cuando se han separado los capitales personales (hombres) y los capitales rurales.Las usinas, las casas, los aprovisionamientos de toda especie, los animales domésticos, lasmáquinas, los medios de transporte, los muebles, la moneda metálica, etcétera” (VIII, 8).

A diferencia de los capitales rurales “la mayor parte de ellos se obtiene fácilmente por la transformación del ahorro. [Además], cierto número de de esos capitales pueden ser fácilmente llevados de un lado a otro y en consecuencia la competencia se hacedirectamente entre ellos. Los casos de renta que se pueden observar son a menudo menosimportantes que para los capitales rurales”  (VIII, 8), dado que, por otro lado, “es difícil y frecuentemente imposible producir por el ahorro nuevos capitales rurales; en consecuencia,

el fenómeno de la renta se manifestará para ellos más netamente”  (VIII, 3).

Definidos sus principales componentes, Pareto estudia los móviles del ahorro comotal, sosteniendo que “el ahorro no es determinado más que en parte por la entrada que sesaca [,es decir, su retribución]; resulta en parte también del deseo que tiene el hombre detener en reserva bienes que podrá consumir en alguna ocasión; es además el efecto de unacto instintivo del hombre”; e incluso podría ocurrir que “aún si el interés del ahorro fueraigual a cero, los hombres no dejarían de ahorrar. Aun puede ocurrir que ciertos individuosahorren más (…) cuando el interés del ahorro disminuya.” Y de hecho, señala que “desde el comienzo del siglo XIX hasta nuestros días, en los países civilizados la renta del ahorro haido disminuyendo, y al mismo tiempo la producción del ahorro ha ido aumentando”. Yredondea la idea de la siguiente manera: “(…) en los límites muy restringidos de nuestras

observaciones, no podemos de ninguna manera afirmar que la producción anual de ahorrodepende exclusivamente, o más aún principalmente (sea función), del interés del ahorro; y todavía menos podemos afirmar que aumente con el aumento de ese interés o a la inversa” (VIII, 11).

Para estudiar los determinantes “objetivos” del ahorro, su tasa de rendimiento, Paretodefiende la metodología de ir eliminando del interés bruto distintos componentes que nocorrespondan exclusivamente al propio rendimiento del ahorro, como ciertas sumas para elseguro y la depreciación de los capitales, etc. Así, señala que se podría seguir deduciendotoda una serie de componentes para “aislar” el efecto del rendimiento del ahorro sobre suvolumen, mas “(…) la dificultad sería a veces muy considerable, y sin gran utilidad” (VIII, 11),dado que “(…) son las consideraciones subjetivas las que determinan en gran parte el empleo del ahorro” (VIII, 12); e incluso “muchas otras razones psicológicas actúan sobre el interés del ahorro” (VIII, 16).

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Además, a través de un ejemplo numérico Pareto nos presenta un caso dondealternativas de igual rendimiento objetivo pueden ser preferidas indistintamente por distintosindividuos (VIII, 12); y en el párrafo siguiente presenta ejemplos donde empleos idénticos (oidénticas ‘mercancías financieras’, más precisamente títulos argentinos en los mercados deBruselas y de París) poseen precios, y por lo tanto rendimientos, distintos (VIII, 12 bis),como evidencia de lo poco determinante que puede ser el rendimiento del ahorro sobre suempleo.

En resumen, el efecto de los factores objetivos (las tasas de rendimiento) sobre elempleo del ahorro es, desde la perspectiva de Pareto, por lo menos, dudoso, inclinándosemás bien hacia los móviles subjetivos como determinantes del mismo.

Por otra parte, señaló que el ahorro “no constituye una masa homogénea” y que “una parte [del mismo] no puede ser empleada más que durante un tiempo bastante corto, otra parte por tiempos más o menos largos” (VIII, 13), considerando que este hecho obliga atratar al ahorro de corto y de largo plazo como bienes cualitativamente distintos.

Respecto a la tasa de rendimiento del ahorro dijo que “(…) el interés del ahorroexistirá siempre (…); pero ese interés y esos precios variarán cuantitativamente según laorganización social (…)” (VIII, 18). Así se introduce a la consideración del efecto de distintosestados sociales sobre la tasa de interés tales como un sistema de organización social sinmercado financiero, otro donde sí lo hay (VIII, 19) y el caso donde es el Estado quienmonopoliza el ahorro (VIII, 20).

En el resto del capítulo se presentan algunos elementos de economía monetaria,como la definición de la moneda y sus substitutos (VIII, 29, 42), la “Ley de Gresham” (VIII,40), la operatoria de los bancos comerciales y de emisión (VIII, 46-50); y el efecto dealgunas de estas consideraciones sobre el tipo de cambio y el comercio internacional (VIII,

35-39).

El Capítulo IX, “El fenómeno económico concreto”, desciende de la teoría a laacción. Así nos relata; “(...) hemos empezado por el estudio de la economía pura, no  porque creamos que los fenómenos abstractos de esta ciencia sean idénticos a losconcretos, sino porque este primer estudio era útil para emprender el segundo” (IX, 1).

Inmediatamente nos recuerda que lo social no se reduce a lo económico: “En el consumo, el fenómeno concreto difiere del fenómeno abstracto, sobre todo porque ciertosconsumos están fijados por la costumbre (...)”.

De los diversos aspectos que Pareto toca en este capítulo, separaremos sólo

algunos: su tratamiento de los monopolios, del comercio, de los precios y de las crisis.

En sus reflexiones sobre los monopolios, se diferencia de Schumpeter, quienmiraba el monopolio como un factor potencial de crecimiento: “[Substraerse a la librecompetencia] en el fondo existe siempre como fin, solamente que con frecuencia estáoculto. Se dirá (...) que (...) no tiene por fin alzar los precios sino impedir que sean ruinosos.Pero precisamente esos precios ruinosos (...) son ventajosos para los consumidores; no sólodirectamente sino indirectamente porque es bajo la presión de los precios que las empresasintroducen perfeccionamientos en su producción” (IX, 11).

Como dijimos, en Schumpeter el argumento es inverso: el monopolio da beneficioseconómicos que justifican el esfuerzo de la innovación. En Pareto, es el temor a las pérdidaslo que exige innovar. En el párrafo 12, nos dice que “(...) pretenden (...) oponerse a la

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competencia desleal (...) pero esta competencia que se califica de desleal, es simplementela competencia, sin más” (IX, 12).

Luego, agudamente señala algo que bien conocemos en nuestros países demercados pequeños y proteccionismo industrial: “No se puede negar que ha habido trustsque han prosperado sin protección aduanera ni privilegios; pero son poco numerosos al ladode los que deben (...) su éxito a medidas de ese género” (IX, 13).

Pero aclara que el perjuicio social de los monopolios no es per se sino por “causa deaumento de precios” (IX, 15).

Su posición respecto a los monopolios se completa con la lectura del Cours (enespecial párrafo 730) donde afirma que “[se puede transferir riqueza] cambiando lascondiciones de la libre concurrencia (...) esta transferencia está necesariamenteacompañada por destrucción de riqueza (...). Este teorema juega, en economía, un papel análogo al del segundo principio de la termodinámica. Tiene como corolario que todomonopolio destruye riqueza.” 

Más adelante, en el Manual, reflexiona sociológicamente: “(...) la historia nos revelaque la actividad de los hombres se gasta en dos vías diferentes: la transformación de losbienes económicos, o bien la apropiación de los bienes producidos por otros. Entre pueblosdiferentes, la guerra (...) ha permitido a los fuertes apropiarse de los bienes de los débiles;en el mismo pueblo, es por medio de las leyes y (...) de las revoluciones que los fuertesdespojan a los débiles” (IX, 17).

Y cita a Say, con su creencia de la ciencia económica como   pacificadora “Laeconomía política, haciéndonos conocer [sus] leyes (...) tiende (...) al bienestar (...) de lasociedad, que sin ella no presentaría más que confusión y carnicería (...). En lugar de fundar la prosperidad sobre la fuerza bruta, la economía política le da por fundamento el interés

bien entendido de los hombres. Los hombres no buscan ya la dicha donde no está, sino allí donde están seguros de encontrarla” (IX, 20; nota al pie).

No caben dudas que el optimismo en la capacidad regenerativa de nuestradisciplina sobre la sociedad estaba tan presente en Say como en Pareto (y en otrosautores, como Marx, si bien con un enfoque diferente) así como ausente en la realidad. Unconcepto “cientificista”, muy presente en la intelectualidad, que Paul Feyerabend,entre otros, ha criticado severamente.

Sigue sustentándose en Say en el tratamiento de la política económica delcomercio internacional y la “errónea” percepción de las gentes; “Las personascultivadas han estudiado economía política, pero la sociedad (...) marcha en sentido

contrario” (IX, 20), queriendo decir con esto que la opinión popular generalizada construye“equivocadamente” sus percepciones sobre los fenómenos económicos, lo cuál ejemplificacon la percepción del enriquecimiento nacional a través de la balanza comercial:

“Entre muchos ejemplos, bastará citar aquél de la balanza del comercio, de la cual Say ha dado teoría. No es posible encontrar una demostración más clara (...) que la quemuestra que un país no se enriquece si la suma de sus exportaciones sobrepasa lasimportaciones (...) [pero] aún en nuestros días, hay personas que no dejan de repetir tranquilamente esta tontería de que el enriquecimiento o empobrecimiento de un paísdepende de la cuestión de saber si la balanza de comercio le es favorable odesfavorable” (IX, 21).

Esta idea no es necesariamente compartida por muchos autores, por ejemplo, por lacorriente de la teoría de la base exportadora (con antecedentes en Sombart, en 1902; y

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desarrollos en Innis, en 1920; Hoyt, en 1949; North, en 1955; y Tiebout, en 1962), queentiende la conveniencia de un desarrollo preferentemente exportador.

También desarrolla el tema de los precios, y el cambio de perspectiva sobre sunivel: “En los siglos precedentes, los precios elevados eran considerados un mal, los preciosbajos como un bien; hoy es lo contrario (...) . Hacia la mitad del siglo XVI, en Francia, sequejaban tanto del alza de los precios que el rey encargó a Malestroit estudiar la cuestión“(IX, 23).

A continuación, nos da su explicación, incorporando su concepto habitual depluricausalidad: “(...) la explicación de los fenómenos, como de ordinario, no laencontraremos en un solo hecho sino en un gran número. Uno de los principales es laorganización social. En otros tiempos, el gobierno pertenecía a personas con entradas fijaso cuasifijas, y el alza de precios les era desventajosa; hoy en día, la preponderancia pertenece a los contratistas y obreros, y el alza les es ventajosa” (IX, 24). Pareciera que eneste último aspecto la intuición y observación de Pareto estaban desencaminadas.

Tampoco están ausentes las referencias históricas, por ejemplo a los salarios fijadosen el siglo XIV en Inglaterra (y la obligación de trabajar y a ese precio) (IX, 25); citando quenadie menor de 60 años podía rehusar trabajar la tierra a los precios establecidos (año de1347); persiguiéndose a los que pedían más, mientras que los que pagaban más eranmultados severamente.

Sigue un “racconto” de cómo se fue forjando la clase asalariada, y en cierto modo lospartidos políticos. Reitera su concepto de la circularidad de las élites; y citando a Sorelescribe: “Se podría precisar la tesis de Marx en el Manifiesto: “Todos los movimientossociales, hasta aquí, han sido hechos por minorías en provecho de las minorías”. Nosotrosdiríamos que todas nuestras crisis políticas consisten en el reemplazo de unos intelectuales por otros intelectuales...” (IX, 26).

Señala además que el fenómeno político podría entenderse más claramente si elhombre fuera solamente un “homo economicus”, pero que también es un “homo ethicus”, yasí todo interés personal se oculta bajo una forma de presunto interés general. Aquí estáexpresando, de otro modo, su teoría de los residuos y las derivaciones (IX, 28).

Desde el párrafo 40 hasta el 72, desarrolla la temática del comercio internacional en unas 6000 palabras, basándose en Say, Bastable y Ricardo, debate los costoscomparados y los efectos de la protección. Se declara opuesto a la protección, como lohabía hecho en el Cours (en donde se inclina por otorgar subsidios directos, párrafo 882),sosteniendo que “(…) se ha dicho que la protección podría ser útil para las industriasnacientes (...) [pero] todas las industrias que han surgido bajo el régimen de protección han

reclamado siempre cada vez más y nunca llego el día en que [pudieran] pasarse sin ella” (IX, 55). “La protección (...) produce una aristocracia decadente, inferior incluso a aquellaque daría el bandidaje” (IX, 57). Entiende pues que la protección perjudica, pero matiza estaposibilidad de la siguiente manera:

“Si la política proteccionista triunfa en Inglaterra (...) traerá (...) destrucción de riqueza;  pero si, por otra parte, la nueva organización social que será su consecuencia (...)frena al socialismo municipal, y al sistema de violencia humanitaria (sic) (...) se salvará(...) riqueza, que podrá compensar la pérdida debida a la protección. El resultado final  podría ser un aumento de la prosperidad” (IX, 72).

Finalmente, desde el párrafo 73 hasta el último del capítulo, el 88, su discursotransita reflexivamente sobre el fenómeno de las crisis económicas.

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VI. Palabras de cierre

Como se argumentó en nota al acápite 1, la perspectiva del mundo de Pareto no fueprecisamente positiva. Siendo un descreído de los hombres, resultó un contrapuntocon Walras. Mientras este último fue un hombre tímido pero de visión optimista y con ideaspolíticas “progresistas” , Pareto era cáustico, con una idea sombría de la condición humana(y, en especial, del grupo dirigente), lo que le hizo contemplar con desdén tanto la versiónexistente de la democracia parlamentaria como los sueños de futuro del socialismo.

Algunos sostienen que Pareto escribió refutando a Marx. Pero Pareto no sólo sealeja de la concepción de Marx sino también de aquella de los Clásicos; yparticularmente de su búsqueda del valor. Incluso rechazó también a los Neoclásicos; y asínos dice que no han comprendido el fenómeno social (que es el equilibrio “sistémico”,

funcional; Manual, cap. III, 227).También se distanció de la Ilustración, como filosofía social de fondo, pues

mientras sus autores hacían hincapié exclusivamente en la racionalidad, Pareto subrayó elpapel de los factores no racionales, los comportamientos alógicos (y en esto, pese a suvuelo formal, denota la influencia del romanticismo).

Además se alejó de los Clásicos (entre ellos, obvio, Marx) en otro aspecto, al reducir completamente la importancia dada a la distribución del ingreso y su vínculo con elcrecimiento, al pensar que lo más relevante resulta ser la máxima eficiencia (¿habrásido el primero en sostenerlo así?).

Asimismo desarrolló una teoría del cambio social en contraste con la teoría marxista, almenos en dos aspectos. Mientras Marx se centraba en el papel de las masas, Paretoproponía una teoría elitista del cambio social (la línea marxista-leninista finalmentellevaría tal idea a la práctica, al considerar que las masas deben ser conducidas por elpartido, la vanguardia revolucionaria). Es esa élite (racional) quien dirige a las masasdominadas por comportamientos no racionales. A lo anterior se suma que Pareto proponeuna teoría cíclica del cambio social en lugar de la teoría lineal de Marx.

Pareto miraba la sociedad como un sistema en equilibrio, un conjunto constituidopor elementos interdependientes. Eso era lo importante, lo central: la interdependencia (que le venía de su formación ingenieril y de M.L.Walras) entre los sujetos y entre losmismos subsistemas (económico-lógico y sociológico-alógico). Un cambio en una parte

conduce a una alteración en otras partes del sistema..., buscando el equilibrio que el cambioinicial ha alterado. Esa era su mecánica, su principal legado en economía, junto al criteriode máximo (hoy llamado “optimo de Pareto”). Su herencia en sociología se encuentra en sucirculación de las élites así como su interpretación del “conjunto” de la realidad social. Nostestó pues, en ese sentido, su mirada sistémica del mundo social.

Pero lo que más ha perdurado de Pareto (¿quizás para mal?) es su perspectivacientífica (avalorativa) de la realidad social; y, especialmente en economía (y cada vezmás en sociología), su esquema metodológico heurístico formal, y el mecanismo queconlleva. Por ejemplo, escribe “Mi propósito es construir un sistema de sociología siguiendoel modelo de la mecánica celestial, la física y la química”.

En este ensayo, hemos intentado recordar a Pareto en el Centenario de su Manual,en especial recorriendo esa obra en una rápida y sencilla lectura guiada. Desde ya que

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muchos aspectos de su denso pensamiento han quedado fuera, por limitaciones de espacioy limitaciones de nuestra capacidad, pero entendemos que, aún con estos defectos, elesfuerzo era válido.

VII. Bibliografía

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