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EL PERIÓDICO CULTURAL GRATUITO DISPONIBLE TAMBIÉN EN INTERNET PARÉNTESIS Año 1 Número 2 ¤ Febrero-Marzo 2008 ¤ 10000 ejemplares Atrévete a mirar Poemas de Ángel González en Poesía de Siempre (Pag. 2); un sencillo homenaje a su vida y obra Foto: Luis Magán (elpais.com) Además, en este número: Misantropía Leve, de David Leo, pag. 2 El paraguas, de Y. Kawabata, pag.3 Cierra los ojos, de Laura Santiago, pag.3 Una visión de la India, por Pedro Rojano, y otra de Bob Dylan, por Jorge Rosa, en pag. 4 Los lectores escriben, un espacio abierto a la participación, en pag. 6 Entrevista a David Leo, en pag. 8 Y las secciones Psicoanálisis y Escritura, Taller de Escritura y Crítica Literaria (en pag.5), Espectáculos, Convocatorias de Concursos y Cartas de los lectores (en pag.7).

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EL PERIÓDICO CULTURAL GRATUITO DISPONIBLE TAMBIÉN EN INTERNETPA R É N T E S I SAño 1 Número 2 ¤ Febrero-Marzo 2008 ¤ 10000 ejemplares

Atrévete a mirar

Poemas de Ángel González enPoesía de Siempre (Pag. 2);un sencillo homenaje a su vida yobraFoto: Luis Magán (elpais.com)

Además, en este número:Misantropía Leve, de David Leo, pag. 2El paraguas, de Y. Kawabata, pag.3Cierra los ojos, de Laura Santiago, pag.3Una visión de la India, por Pedro Rojano,y otra de Bob Dylan, por Jorge Rosa, enpag. 4Los lectores escriben, un espacio abiertoa la participación, en pag. 6Entrevista a David Leo, en pag. 8Y las secciones Psicoanálisis y Escritura,Taller de Escritura y Crítica Literaria (enpag.5), Espectáculos, Convocatorias deConcursos y Cartas de los lectores (enpag.7).

Periódico Paréntesiswww.tallerparentesis.com

[email protected]

Desarrollo y DirecciónRafael Caumel

AsesoramientoAntonio Almansa

Coordinación y publicidadLola Lorente

GestiónJorge Rosa

Redacción

Poesía de Siempre:Andrea Vinci

Mauricio CiruelosPoesía de Hoy:

Laura SantiagoMauricio Ciruelos

Prosa de Siempre:Miguel Nuñez

Prosa de Hoy:Pedro RojanoAndrea Vinci

Inmaculada ReinaViajes y Literatura:

Rafael CaumelPedro Rojano

Música y Literatura:Jorge Rosa

Psicoanálisis y Escritura:Emilio Mármol

Taller de Escritura:Rafael Caumel

Crítica literaria:Antonio Almansa

Los lectores escriben:Laura Santiago

Eugenia CarriónMontserrat López

Espectáculos:Plácido García

Convocatorias de concursos:Isabel Merino

Cartas de los lectores:Lola Lorente

Entrevista:Lola LorenteAndrea Vinci

Inmaculada Reina

Maquetación y diseño gráfico

Diseño y Maquetación:Rafael Caumel

Asistencia gráficos y maqueta:Laura Santiago

Mauricio CiruelosImágenes:

Montserrat LópezLaura Santiago

Isabel Merino

Poesía de Siempre

Ángel GonzálezPoemas extraídos de A todo Amor

(Editorial Visor, 94 págs., 15€)MUERTE EN EL OLVIDOYo sé que existoporque tú me imaginas.Soy alto porque tú me creesalto, y limpio porque tú me mirascon buenos ojos,con mirada limpia.Tu pensamiento me haceinteligente, y en tu sencillaternura, yo soy también sencilloy bondadoso.

Pero si tú me olvidas quedaré muerto sin que nadielo sepa. Verán vivami carne, pero será otro hombre–oscuro, torpe, malo– el que la habita...

TODO AMOR ES EFÍMERONinguna era tan bella como túDurante aquél fugaz momento en que te amaba:

mi vidaentera.

ESO ERA AMORLe comenté:–Me entusiasman tus ojos.Y ella dijo:

–¿Te gustan solos o con rimel?–Grandes,

respondí sin dudar.Y también sin dudarme los dejó en un plato y se fue a tientas.

EPÍLOGOMe arrepiento de tanta inútil queja,

de tantatentación improcedente.Son las reglas del juego inapelablesy justifican toda, cualquier pérdida.Ahorasólo lo inesperado o lo imposiblepodría hacerme llorar:

una resurrección, ninguna muerte.

Poesía de HoyMisantropía Leve

David LeoCreí que malo era el ser extrañoa la ciudad, al tránsito, a las gentes;creí que estos dos hombros deferentesno harían al fruncirse sino daño,pero he sabido hoy, que desentrañoel alma de tenderos y clientes,que ser igual a todos los presentesy reírles su risa año tras añola médula y las uñas envenena,va hilando de algodón una cadenaque arañará después nuestra autopista.Desde que me acumulo con el vulgovoy al altar sin desviar la vistaPara no distinguir con quien comulgo.

(Urbi et Orbi, Ediciones Hiperión, 7€)

2 Paréntesis Febrero-Marzo 2008

Tasio Peña

Si desea ver su poema publicado en la sección Poesía deHoy, envíelo a [email protected] juntoa su nombre, apellidos, profesión, dirección, teléfono y DNI.La extensión máxima es de 40 líneas de 50 caracteres (conespacios). Paréntesis incluirá los mejores en los siguientesnúmeros del periódico.

Prosa de SiempreParaguas, de Yasunari Kawabata

A Lobo Antunes, otro de mis maestros

Ya no uso calcetines de croché, ni bra-gas con garbancitos, ni me pongo unlazo en el pelo. Parece que hace siglosque no soplo las velas del pastel dechocolate que mamá me preparabacada cumpleaños, ni me sangra la narizcuando lloro. En realidad, ya casi nuncalloro.He cambiado mucho, lo sé. Hace añosque me depilo las axilas, me crecieronlos pechos, encontré trabajo en unanotaría. Dejé de vivir con mis padres. No he vuelto por el barrio. Quizás cerra-ron la tintorería, el kiosco de la señoraPilar o el bar donde jugábamos a lascuatro esquinas. A lo mejor ahora hayun ciber-café en el porche, bajo el pisodonde vivías. ¿Te acuerdas del porche?Los domingos se llenaba como el patiodel colegio a la hora del recreo.Yo sí me acuerdo de la última fiesta enmi casa. Cuando abrí la puerta y solo via Nono, me desilusioné tanto... Pero, derepente, saliste del escondite, con tuspecas recién pintadas y los brazos ocul-tando algo detrás de la espalda. ¡Cierralos ojos! Y cuando los abrí, me diste

aquel regalo envuelto en papel rojo conlunares dorados. ¡Mira lo que hay den-tro! ¡No seas tonta, míralo ahora! Allímismo, en el rellano de la escalera,desenvolví el paquete con cuidado parano romper el papel. Dentro había unabolsa gigante de sugus y un estuche

verde de Snoopy. Luego, a mitad de lafiesta, desapareciste sin avisarme. Metíel papel rojo y la bolsa de caramelos enla caja de zapatos donde guardo lascosas que no quiero perder, junto a loscromos que me enviaba en sus cartasla prima de Australia y las pelotas de

golf que me trajiste al volver de tusvacaciones en Londres.Nono me dijo que nunca le preguntabaspor mí cuando os veíais los veranos enel pueblo. Pero sé que mentía porquesiempre le gusté. Lo supe el día que,desde la ventana de la cocina, le sor-prendí borrando tu nombre del corazónde tiza que pintamos entre los dos en lapuerta trasera de la sastrería. ¡Vaya conNono! ¿Sabes qué? Llegó a inventarseque estabas saliendo con aquella rubiaenclenque, la hija tan cursi de los ami-gos ingleses de tus padres. Yo sabíaque no era verdad. Fíjate como seráque hace poco, cuando por casualidadapareció con su mujer para escriturarun piso en la notaría, me aseguró que tehabías casado con la inglesa y queahora vivíais en Barcelona. Por supues-to, tampoco lo creí. ¿Desde cuándo lagente se casa a los siete años?He cambiado mucho y, desde entonces,no he vuelto por el barrio. Pero aún asíestoy segura de que vas a reconocermeel domingo, cuando doble la esquina dela farmacia y me siente en el porche detu casa a esperar que tu madre te dejesalir a jugar conmigo si te acabas elvaso de leche.

Prosa de Hoy¡Cierra los ojos!, de Laura Santiago

La lluvia primaveral no llegabaa mojar las cosas. Era ligeracomo neblina, apenas suficien-te para humedecer ligeramentela piel. La jovencita saliócorriendo y se dio cuenta deeso al ver al muchacho con unparaguas.–¿Llueve?El muchacho había abierto elparaguas, más para ocultar suvergüenza al pasar frente a latienda donde estaba la jovenci-ta, que para protegerse de lalluvia.Sin decir palabra, se lo ofrecióa la jovencita. Ella sólo se dejócubrir un hombro. El muchachose estaba mojando, pero no seatrevía a pedirle que se coloca-ra bajo el paraguas con él. Yella, aunque deseaba colocarsu mano en el mango junto conla del muchacho, parecía apunto de escapar corriendo.Llegaron a un estudio fotográfi-co. El padre del joven iba a sertransferido en su empleo a unlugar lejano. Ésa sería la foto-grafía de despedida.

–¿Podrían sentarse juntos?El fotógrafo señaló el canapé,pero el muchacho no podíasentarse al lado de la jovencita.Se quedó de pie detrás de ella,rozando ligeramente su abrigocon una mano que descansabaen el respaldo del sofá, deseo-so de que sus cuerpos estuvie-ran de alguna manera conecta-dos. Era la primera vez que latocaba. El calor del cuerpo quepodía sentir a través de lasyemas de los dedos le hizointuir la calidez que podríaexperimentar de tenerla desnu-da entre sus brazos.A lo largo de su vida recordaríael calor de su cuerpo cada vezque mirara esa fotografía.–¿Me permitirían tomarlesotra? Podría ser una más decerca y con ustedes uno al ladodel otro.El joven asintió.–¿Y tu cabello? –le susurró a lajovencita. Ella levantó la vista, lo miró yenrojeció. Sus ojos brillaroncon alegría. Dócilmente se

escabulló al tocador. Al verpasar al muchacho por el nego-cio, había salido disparada, sintomarse el tiempo de arreglarsu cabello. Ahora le preocupa-ba tenerlo así despeinado,como después de quitarse ungorro de baño. La muchachaestaba tan intimidada que no sehabía atrevido a acomodar sucabellera delante de él, y elmuchacho, por su parte, temióque se turbase aun más si lepedía que se lo arreglara.La alegría de la jovencita alcorrer al tocador aligeró elánimo del muchacho. Cuandoella volvió, se sentaron en elcanapé como si fuera lo másnatural del mundo.Al abandonar el estudio, elmuchacho miró por todas par-tes buscando su paraguas. Yvio que la jovencita se le habíaadelantado, y que estaba afue-ra y lo tenía en la mano.Cuando ella se dio cuenta deque el muchacho la miraba, derepente cayó en la cuenta queella había tomado su paraguas.

Este pensamiento la sobresal-tó. ¿Su acción involuntaria lehabría probado al muchachoque ella sentía que también lepertenecía?El muchacho no podía ofrecer-se para sostener el paraguas, yla jovencita no se atrevía a ten-dérselo. De algún modo ya noeran los mismos que al mar-char por esa misma calle

rumbo al fotógrafo. Se habíanvuelto adultos. Regresan a suscasas con la sensación de queeran una pareja formal, y todopor este incidente con el para-guas.

Historias en la palma de la manoEmecé 2007Traducción: Amalia Sato(Foto: Cati Kaoe)

Paréntesis 3Febrero-Marzo 2008

Si desea ver su cuento o relato publicado en esta sección, envíelo [email protected], junto a su nombre, apelli-dos, profesión, dirección, teléfono y DNI. La extensión máxima es2500 caracteres (con espacios). Paréntesis incluirá los mejores en lossiguientes números del periódico.

Foto: Mary R. Vogt

Viajes y LiteraturaLa falacia de las musas, por Pedro RojanoViajar por el Rajastan —tierra dereyes— es como trasladarse a un pasa-do de cuento oriental. La fuente de ins-piración no solo se encuentra en las his-torias que emanan de los palacios demármol y piedra labrada; de Marajás yreyes mongoles; de épicas batallaslibradas por los guerreros rajputas, sinoque también surge en cualquier rincónmugriento de orín, en el agujero oxida-do de una enorme cerradura, en el colorfosforescente del sari de la vendedorade especias, en la mano acartonada yrasposa de una mendiga que la agita alpaso de los autos rickshaw.

La libreta siempre abiertaLa libreta siempre abierta para captar,como hizo Kipling, la mirada indiscreta einsolente de un niño harapiento encara-mado sobre un cañón de bronce, o paraintuir la historia almacenada en los ojosapagados de un anciano lama tan del-gado como su bastón de caña.Sir Rudyard Kipling caminó por la Indiaen la segunda mitad del siglo XIX, aten-

to a esos detalles que se le escapan alturista. Cuando tuvo los cimientos parauna novela, se recluyó en el SawaMahal, un palacete construido en lalocalidad de Bundi, a orillas del lago JaitSagar, para ordenar sus ideas y acoplarlas piezas del puzzle al que titularíaKim, publicado en 1901.El viajero se sienta en el mismo balcon-cito que Kipling, con tres arcos y unabaranda de piedra blanca. Contempla ellago en calma como lo haría aquel,atiende el canto intermitente de lospájaros y al eco de un canto femenino ynarcótico en la lejanía: no es extrañoque las palabras comiencen a llegar enun orden singular, como las manadasde monos que acechan desde los teja-dos.En la India, además de la libreta, hayque abrir bien los ojos y los oídos alruido violento y desordenado del tráfico,acariciar las piedras y el polvo de loscaminos, respirar el hedor a excremen-to de vaca, y saborear despacio la comi-da picante. Solo así rellenaremos laspáginas de una moleskine con imáge-nes que otros confunden creyendo queprovienen de las musas.

De Robert Zimmerman, un muchachode Minnesota que escuchaba los discosde Woody Guthrie y a los negros deDuluth tocar con la armónica los bluesde Robert Johnson, mientras escupíansaliva y sangre con tabaco de mascar,debe quedar algo. Pero Zimmermandejó paso a Bob Dylan, su alter ego,para que recorriera estos últimos cin-cuenta años de la música norteamerica-na cargado con su poesía caótica yrebelde, como los personajes perdedo-res de sus canciones.En 1963, Bob Dylan, en su Blowin´ inthe Wind, cabalgó a lomos del vientopreguntándose cuándo acabarían laesclavitud del hombre y las guerras.Pocos años después se hizo el primertransplante de corazón a un ser huma-no y el hombre llegó a la luna.Entretanto Dylan, desde los acordesmágicos de Mr.Tambourine Man, obser-vaba el alma de su país: unos jóvenescon incierto futuro jugaban al amorsobre la hierba, y algún desheredadomordía, sentado en un banco del par-que, el frío de la noche y la incompren-sión; le pedían que la tocara de nuevo.Más tarde se convertiría en “Alias”, el

lanza cuchillos de la película Pat Garret& Billy the Kid y llamaría a las puertasdel cielo (Knockin’ on heaven´s door)mirando de frente a la muerte, o reco-rriendo Estados Unidos junto a “TheBand”, para denunciar la injusticiacometida con Hurricane, el boxeador.Hoy, a comienzos del siglo XXI, cuandoya se preparan factorías genéticas parareparar nuestros democráticos y octo-genarios órganos, la solución que lleva-ba el viento parece seguir encaramadaallí. No obstante, Dylan sigue buscandoen el corazón de los hombres la res-puesta que a todos nos ayude a nodoblar la rodilla; ni en la cotidianidad nien la cárcel ni en el infierno, sobre todoen el infierno.

Libro recomendado: Rolling Thunder: con Bob Dylan en laCarretera, de Sam Shepard.Disco recomendado: Blonde on Blonde, de Bob Dylan.Columbia Records, 1966

Música y LiteraturaLa poesía del hombre orquesta, por Jorge Rosa

4 Paréntesis Febrero-Marzo 2008

Psicoanálisisy EscrituraPoética de la percepción¿No has oído alguna vez la expresión:“Este mundo es un poema”? Tomándolodesde esa metáfora, el problema quese nos presenta es el de leerlo (anali-zarlo, descifrarlo) pues en él habitamosy en él hemos de orientarnos. Lascosas se nos complican si pensamosque cada uno somos “un mundo”, yentonces deducimos y vemos, a pocoque nos analicemos, que “cada unosomos un poema”.En este sentido un poeta también es unpoema, un poema leyendo en otropoema que, al escribir lo que lee, nosenriquece con su percepción. Y cadacual, entre el poema que es y el poemadel mundo, podría padecer la poética yhacer su poesía si, entonces poeta,pone palabras allí donde el mundo lemuestra una ausencia. O simplementelee eso que da el orden a lo evidente.Leer –no habría que decirlo– es unaexperiencia hermosa. Leer el mundo,leer los libros, que son mil y un mundos,y leer en nosotros, que es como decir-nos en ese poema-mundo qué somos oqueremos ser. ¡En qué plena incerti-dumbre se metamorfosea quien lee y larealidad que lo rodea! ¡Y cómo no que-rer vibrar con esa titilante lucidez!Este leer al que apuntamos, es más quever; es ver y escuchar a un tiempo. Y lapercepción poética, desde este sesgo,es un ver lo que se escucha tras la apa-riencia. Un oír en el ver más allá de laevidencia. Una estética oral de la per-cepción. La poética se nos presentacomo una de las esencias que se ocul-ta pudorosa tras la apariencia. Y con

cuanta rapidez nos dormimos en estarealidad que habitamos, como hipnoti-zados, entre una bulliciosa cotidianidadinmóvil y un fluir de los días en un marestanco.Pero es posible pensar, soñar, leer, ydándonos a leer, descubrir el poemaque somos. Porque no somos del tododueños de nuestro andar y porqueandar es hacerlo con los otros.Es en este poema-mundo, que tantochapotea en lo ilusorio, lo obsceno y lobrutal, donde la apuesta por leer puededarnos plenos instantes eternos, nuevorumbo y horizonte diario.La sombra puede teñir los días, pero lapoética puede alumbrar el calendario.

Crítica LiterariaEl pasado simple, de Dris Chraibi Cómo se escribe, de María Teresa Serafini

Ediciones del Oriente y Mediterráneo, 340 págs.Dris Chraibi y Mohamed Chukri fueron dos escrito-res malditos en el Marruecos contemporáneo.Chraibi murió en abril del año pasado y Chukri enel 2004. Los escandalizados representantes delpoder –censores de su escritura– aceptaron demala gana que los dos se convirtieran para siem-pre en un referente de la literatura magrebí. Hoyson considerados clásicos del siglo XX. En El pasado simple Chraibi se enfrenta, con unaprosa bellísima y diálogos precisos, al autoritaris-mo patriarcal, a la hipocresía y al inmovilismo de lasociedad: un ajuste de cuentas con su familia y supaís que, con lucidez y hondura, convierte en unalegato universal contra el poder y la manipulaciónselectiva de las costumbres para justificar su per-petuidad.

Paidós, 365 páginas. 15 €Desde su aparición, en 1990, este manual se con-virtió en un libro de consulta para casi todo el quese iniciara en el arte de escribir. En la actualidad locontinúa siendo.«Nadie se extraña de que alguien vaya a laAcademia para aprender a pintar, o alConservatorio para aprender a tocar un instrumen-to o a componer música; pero muchos se quedanperplejos ante el florecimiento y el éxito de tantasiniciativas surgidas en los últimos años para ense-ñar a escribir», dice en el prólogo la doctora enpsicolingüistica y escritora Mª Teresa Serafini.El índice de su libro está repleto de propuestassugerentes, como las que dedica a la preescritura,el mejor desarrollo de las ideas o los errores máscomunes, y el apartado de la postescritura.

Taller deEscrituraSugerencia / EscríbaloCuando el político va a pronunciar undiscurso sobre la igualdad, cosa cadavez más frecuente, algo le induce a cre-erse más igual que el resto. Como no lebasta con sentirse así, se ve impulsadoa mostrarlo, y sube al estrado. Mientrastanto, un joven elige en un catálogo eltatuaje que revelará al mundo su pecu-liaridad. Está dispuesto a correr el ries-go de salir hecho otro Cristo.Los publicistas saben mucho de estanecesidad de reconocimiento y centransus campañas en la distinción. Inclusose atreven a proponer el nombre dedesigual a una cadena de tiendas deconfecciones en serie. Esta preocupación por la originalidad

también confunde a quien quiere escri-bir; puede empujarlo prematuramente ala búsqueda del tema profundo o elargumento inaudito, dos causas del blo-queo creativo que conducen a la renun-cia si no se cuestionan a tiempo. Notodos tienen tanta suerte como aquelalumno de Torrente Ballester que lepidió: “Me siento capaz de escribir unanovela, pero no se me ocurre nada.¿Podría usted darme alguna idea?”. Larespuesta de su profesor fue: “Un hom-bre quiere a una mujer. Escríbalo”.Sugerencia más valiosa de lo que pare-ce a simple vista, porque la pretensiónasfixia el texto, porque no existen lostemas novedosos, lo diferente es laforma de tratarlos, y porque es durantela escritura cuando alcanzamos a vis-lumbrar lo que está por decir.Si pedimos a los testigos de un acciden-te que cuenten lo ocurrido, los relatosserán distintos. Aunque coincidan en loshechos, cada uno tendrá su manera denarrarlos. Ahí radica la singularidad, encómo la transmisión de los padres, lasvivencias, estudios, amores y odios,deseos y temores, nos han constituido.Porque no accedemos con el mismoánimo, ni en el mismo instante o lugar,a las encrucijadas de la vida. A todoesto es preciso añadirle muchos libros—más padres en la lista— y remitirnosal origen: aprender de quienes nosemocionan, para llegar a contarlo deotra forma cuando hayamos dejado deperseguir la originalidad.Ángel González lo dijo con menos pala-bras: una poesía surge de otra poesía.

Paréntesis 5Febrero-Marzo 2008

Emilio Mármol Rafael Caumel

Antonio Almansa

Si desea ver su microrrelato o fotografía publicado en esta sección,envíelo a [email protected], junto a su nom-bre, apellidos, profesión, dirección, teléfono y DNI. La extensión máxi-ma de los textos es 1200 caracteres (con espacios). Paréntesis inclui-rá los mejores en los siguientes números del periódico.

Los lectores escribenUn espacio dedicado al microtexto

Propuesta de escriturapara los lectores:Diríjase a un lugar muytransitado. Observe elcomportamiento de laspersonas que pasan yfíjese en las peculiarida-des de algunas de ellas.Con esos elementosescriba una pequeña his-toria.Si desea que publique-mos su relato en estasección, consulte el for-mato y las condicionesde envío en el encabeza-miento de esta página.

Fotografía de los lectores

RABIAEl niño gritó a su padre: “Te odio. ¡Quiero que temueras!”. Atravesó el pasillo y se encerró en sucuarto. El padre se acercó a la puerta. Lo oyó remo-ver cajones; un estruendo de libros, zapatos, jugue-tes, golpearon el suelo. El padre se arrodilló yapoyó su frente contra la puerta: “Mi niño llora poruna manzana, que se le ha perdido debajo de lacama”.La puerta se abrió. El niño apareció empuñandouna pistola y apuntó al padre cerrando uno de susojos. “¡Te odio!”, volvió a gritar. Cuatro disparosreventaron el corazón del padre que se desplomó asus pies, sometido. Casi muerto.

Miguel Núñez Ballesteros

6 Paréntesis Febrero-Marzo 2008

SUICIDIO EXPRESS—Quiero suicidarme.—¿Prefiere Cleopatra, Onassis, Crisis del 29?—¿Usted cuál me recomienda?—Se llevan los de altura. En Operación Videla, lalanzamos al océano desde un helicóptero. Porsupuesto, rescataremos su cadáver. Es caro, peropuede pagarlo en cómodos plazos.—¿Y si me divorcio?

Eugenia Carrión

LOS ESPEJOSDesde hace tiempo le resulta incómodo mirarseen los espejos. No puede entender cómo unachica de diecisiete años tiene canas y arrugas.

Inmaculada Reina

MUJER CONTRA ONANISTASi me hago el amor, montas en cólera y me gri-tas, y no me queda más remedio que hacermeel amor.

Mauricio Ciruelos

“Buscando ideas”, por Antonio Manzanero

Foto: Pablo k|nt

Espectáculos

Convocatorias de ConcursosLa declaración de obra inéditaEs un requisito indispensable de los certámenesliterarios que, en muchos casos, se redacta mal.Los errores más comunes consisten en omitir elnombre completo del autor, DNI, seudónimo otítulo de la obra. A continuación le proponemosun modelo de este documento.Yo, (nombre completo del autor/a), con DNI nº Xy domicilio en (domicilio) declaro bajo mi respon-sabilidad lo siguiente:1º) Soy autor de la obra titulada (título) que pre-sento a este (nombre del concurso) bajo el seu-dónimo de (seudónimo).2º) Dicha obra es inédita, y no se encuentra pen-diente de fallo en ningún otro concurso ni ha sidopremiada con anterioridad.

3º) Sus derechos no han sido cedidos a ningúneditor.Lo que firmo en (localidad) a (fecha)No olvide firmar el documento. Resulta increíblecomprobar el elevado número de declaracionesque se envían sin firma a los concursos.Recuerde que una declaración incompleta odefectuosa significa la exclusión del certamen.Concurso del mes:LIII Concurso CAM de cuentos “Gabriel Miró”Tema libre. 1º Premio: 6.000€. 2º: 3.000€Plazo: Del 10 al 31 de Marzo.Bases y ganadores anteriores en:http://obrasocial.cam.es/

RECOMENDACIONES DE LECTURAVeo que su trabajo va dirigido principal-mente a futuros escritores, pero ¿podrí-an aconsejarme sobre qué libros debe-ría leer alguien que comienza a intere-sarse por la literatura? Los mostradoresde las librerías parecen obedecer a lamoda más que a otros criterios. Muchas gracias y felicidades por la ini-ciativa.

Antonia ÍñiguezEl periódico Paréntesis se dirige a laspersonas interesadas por la Literatura.En las secciones de poesía, prosa, via-jes, música y crítica literaria se reco-miendan libros. Para quien escribe,ofrecemos además la posibilidad depublicar sus textos.

REPROCHEHa puesto el dedo en la llaga en suentrevista, Sr. Almansa: no, NOESCRIBO, ya no construyo versos nime detengo en el botón de la camisadel compañero de autobús. Culpo a lalavadora, al tedio, a la familia y a lanovia a la que antes escribía apasiona-dos sonetos.No sé si agradecerle el reencuentro.Ahora duermo menos.

Eduardo SolerCONSEJO DEL PROFESORSobre el artículo 1ª Sugerencia, deRafael Caumel: aceptada. He recupera-do la costumbre de llevar un pequeñocuaderno donde ir apuntando esas ocu-

rrencias que surgen en los momentosmás inesperados. Además, he releídoel que usaba años atrás, lo que me hapermitido recuperar algunas ideas que,todavía hoy, me parecen interesantes.

Miguel Angel RicoFALTAN SECCIONESVuestra publicación me parece unaforma genial de acercar la literatura atodo el mundo. No obstante, echo enfalta algunas secciones: ensayo, opi-nión, teoría, textos teatrales, cuentoinfantil.

Mª José GuerreroGracias por sus sugerencias. En nues-tro ánimo está seguir creciendo ennúmero de páginas y tirada.

Cartas de los lectores [email protected] opiniones que se envían a este periódico deben incluir el nombre y apellidos del remi-tente, profesión, dirección, teléfono y nº del DNI. Los textos no deben superar las 10 líneasde extensión. Paréntesis podrá extractarlos y editarlos para su publicación.

El marido de la peluquera, o cómo suicidar los miedosPara entusiasmarme con una películano sufro dilemas previos a la hora deelegir entre cine español o del resto deEuropa, de Hollywood o latinoamerica-no, producido por la BBC o por los atre-vidos del indie. Para divertirme a carca-jadas o reflexionar en sus agudezas,divido las películas en buenas y malas;para que me resulten insustituibleshace falta que me lleguen al corazón. Y,hace años, al corazón me apuntó delleno “El marido de la peluquera”, deldirector Patrice Leconte, protagonizadapor el gran actor Jean Rochefort y lasensual Anna Galiena. La peluquería, donde se desarrolla lamayor parte de la acción, es un verda-dero laboratorio de la vida. Allí, al prota-gonista, Antoine, le basta con seguir laintuición, bailar al ritmo de músicas traí-das de la infancia, recuperar los oloresde la niñez y, sobre todo, ser fiel a lossueños que tuvo de pequeño. La pelu-quería es el lugar privado, donde partede la realidad exterior viene dada porlos clientes (¿nosotros?) que vanentrando. Un lugar donde se hace posi-ble recuperar aquellas primeras fantasí-as, los primeros deseos. Antoine man-tiene la enseñanza de su padre: “Lavida es muy sencilla. Basta con desearcon fuerza algo o a alguien para conse-guirlo. El fracaso es la prueba de que el

deseo no ha sido suficientemente fuer-te”. A mí también me parece una ecua-ción ganadora: deseo, más trabajo,igual a sueños realizados. La película está expuesta (como todaslas grandes obras, y ésta es considera-da una de las mejor realizadas por elcine francés) a matizaciones tan nume-rosas como enriquecedoras. Al hablar-nos del paso tiempo, de las relacionesentre hombres y mujeres, del temor a larutina o la elección de cómo morir, lacomplejidad que provoca el guión pene-tra en las vidas de los espectadores. El director Patrice Leconte —tan hábilen ésta como en la mayoría de sus pelí-culas—, para abastecernos de intrigas yposibles interpretaciones, no deja a lospersonajes estancados en sus obsesio-nes; parece avisarnos al poner en bocade Antoine (durante una escena célebreen la que se emborrachan con agua decolonia): ¡Fíjate —señala a Mathilde—,en el techo ya hay una grieta! Y añade,refiriéndose a la mutua resaca: “Laculpa es del aftershave. No deberíamoshaberlo bebido. Las mezclas sonmalas”. Ella, en otra secuencia inmedia-tamente posterior, mirando a través delos cristales de la puerta, adelanta:Habrá tormenta. Instantes después,sentencia una voz en off, que supone-mos de Antoine (recordando): ¡Al llegar

a la peluquería, deberíamos cerrar lapuerta definitivamente para que poda-mos ahogarnos en este océano de pazque tanto nos gusta!La forma en que Mathilde decide desa-parecer es uno de los finales cinemato-gráficos que todavía se discuten. Cadaespectador puede aceptarlo o contra-riarse. Hay quienes piensan que es unamuestra de sinceridad cuando, en sucarta de despedida, dice: “Mi amor, mevoy antes de que te vayas tú. Antes deque dejes de desearme, porque enton-ces sólo nos quedará la ternura y esono será suficiente” Otros lo consideranuna crueldad hacia Antoine y, desdeluego, una manera de darse por venci-da frente al trabajo imprescindible paraalcanzar cualquier sueño: “Me voy paraque nunca me olvides”.Mathilde, al tiempo que se mata a símisma, creo que suicida al miedo;miedo al paso del tiempo, miedo al fra-caso que supone perder y que, a veces,también supone el ganar; miedo a lossueños (aunque fuesen descabellados)de Antoine; miedo, en definitiva, almiedo.Permanecen en mí, entre otras, dosimpresiones de la película: La primera,que todo sueño necesita ser alimenta-do, pulido y requiere la fidelidad incon-dicional de quien lo sueña, es decir, el

trabajo. La segunda, que la vida diariano necesita gestos espectaculares quela mantengan, ni grandes empresas via-jeras para “encontrarse a sí mismo”: enla silla de una cafetería, saboreando uncapuchino, uno puede tener su propiapeluquería —un laboratorio de la vida—por donde pasan los clientes delmundo. Entiendo que la felicidad nonecesita mucho, pero necesita siempre. En el próximo número recordaremos"Bajo el Volcán", de John Huston.

Paréntesis 7Febrero-Marzo 2008

Plácido García

Isabel Merino

Responde: Lola Lorente

EntrevistaDavid Leo García, por Lola Lorente

“Escribir me ayuda a poner enclaro algunas cosas, a liberarimpulsos y aumentar la concien-cia de estar vivo.”

David Leo nació en Málaga, en agostode 1988. A los dieciocho años ganó elXXI Premio de Poesía Hiperión con laobra “Urbi et Orbi”, convirtiéndose en elgalardonado más joven del Certamendesde su inicio. Es también autor de loscuadernos “escrito escroto escruto”(2006) y “Demanda de Sol” (2007).Colabora en diversas revistas literariasy ha aparecido en varias antologías.Actualmente estudia Filología Hispánicaen la Universidad de Málaga y estábecado por la Fundación Antonio Gala.¿Qué influencias familiares o socialesmotivaron tus inicios?Una suma de factores entre los quepodrían contarse el carácter introverti-do, el paso por un momento no espe-cialmente pletórico, la curiosidad por lasletras y el desenvolvimiento de las rela-ciones humanas.¿Cuándo fuiste consciente de que laescritura podía ser un proceso vital? Alprincipio, ¿la considerabas sencillamen-te una afición?La verdad es que escribía sin muchareflexión, sin catalogar la escritura comoafición o algo más trascendente. Enaquel momento me servía como terapia,para liberar impulsos reprimidos. Luegose convirtió en algo más amplio.¿Qué cambios provocó la escritura entu vida?Escribir me ayuda a poner en claro algu-nas cosas, a liberar impulsos y aumen-tar la conciencia de estar vivo.Entiendo el hecho de publicar como unaforma de comunicación con mi armamás eficaz. Mi conversación es muchomás pobre que mi escritura.La mayoría de las críticas que he leídosobre tu obra Urbi et orbi insisten en eldesencanto del poeta: ¿Es necesarioese desencanto, y quizá la aceptaciónde la soledad, para escribir poesía?La soledad, sí. Para ser artista es nece-sario algo de introversión, de aislamien-to, de ver la vida desde sus límites.Desencanto, no necesariamente, aun-que siempre ayuda tener dos formas dever la vida contrastadas, la anterior y laposterior al “desencanto”.Has dicho: “Normalmente se piensa que

la poesía sirve sólo para expresar senti-mientos, eliminando todo conocimientoy el proceso de búsqueda en el lengua-je”. ¿Te refieres a que, lo mismo que lafísica, las matemáticas, la psicología ocualquier otra disciplina, la poesía tam-bién puede aportar un conocimiento dela realidad?Claro, un conocimiento no empírico, nodemostrable, una ciencia de la sinrazónhumana. En este apartado es un maes-tro Pessoa, que sabe hacer materiapoética de nuestras atribulaciones y lasparadojas de la vida.¿A qué lector te diriges cuando escri-bes? ¿Cuál es la intención de tu poesía–y siendo denominada en algunosámbitos como asocial–, pretende cam-biar algo?Escribimos para un ente abstracto quetiene mucho de nosotros mismos, o dequien nos gustaría ser. ¿Cambiar algo?Hombre, no vamos a detener un terre-moto, pero con llegarle a una estudian-te de Filología...En tu obra aludes a la mediocridad quete rodea, a la inercia. Entonces, ¿cons-truir o destruir?, ¿la destrucción tambiénpuede ser creativa?

Tres años después de escribirlo, nocomparto muchos presupuestos de“Urbi et orbi”, ni estéticos ni vitales. Elque menos, querer adoctrinar con laescritura, el intento de una lecciónmoral. También me asfixia que en ellibro sólo aparezca una voz afincada enun yo. Por eso estoy ensayando ahoraun libro polifónico, donde diversasvoces tienen cabida, buscando así unapoesía hecha por todos, como queríaLautréamont.Durante una entrevista dijiste refiriéndo-te a tus versos: “A veces surgen cuandohaces otra cosa, por eso es inútil impo-nerse una disciplina, porque unos díaspueden salir cuatro y otros ninguno…”¿Te entregas por completo a la inspira-ción?El contenido de los poemas me llegacomo pequeños destellos, de día, yviviendo. Los registro en la memoria oen una libreta -que acabo perdiendo-, ylos rumio, durante meses, hasta queveo posible su realización y me pongomanos a la obra sentado, aislado y denoche. Decías: “Me gusta que mis poesíasguarden secretos”. ¿Son secretos ocul-tos intencionadamente? Tus poesías¿también guardan secretos para ti?

No somos dueños de lo que decimos,más bien lo contrario. Con la poesía,aunque se trate de un lenguaje más ela-borado, sucede lo mismo. Por otraparte, poetizar es más común de lo queparece; las personas somos unasexpertas creadoras de metáforas ymetonimias, sobre todo durante elsueño, que según Freud consiste en lasustitución de una idea optativa en unaimagen presente. Como la poesía.¿Cuál ha sido el último libro que hasleído? ¿Cuál el que has abandonado?En ensayo estoy descubriendo al críticoCyril Connolly. En poesía, a MarkStrand. Abandoné La náusea, de Sartre,un libro vomitivo desde el título.Esta entrevista será leída por muchosaspirantes a escribir poesía, ¿podríassugerir tres obras que, para ti, son deineludible referencia?Para aquellos a los que todavía lescueste asimilar los resortes poéticos,propongo a Donne, Whitman o Pessoa,que exigen un esfuerzo breve que siem-pre se ve recompensado. Para los yafamiliarizados, César Vallejo, Rilke,Eliot, Keats. Y un español: Aleixandre.

8 Paréntesis Febrero-Marzo 2008

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