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34 EMEEQUIS | 04 DE MARZO DE 2013 CLAVES PARA ENTENDER AL PRI A SUS CINCO 84 AÑOS

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Si marilyn monroe viviera y fuera mexicana, seguro podríamos escucharla cantar Happy Birthday, mister PRIsident. Tendría motivos

para ello. el PrI celebra este lunes 4 de marzo su 84 aniversario en la Presidencia de la repú-

blica luego de una abstinencia de 12 años.

Por Rafael CabReRa y ZoRayda GalleGos

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Hace 13 años que el PRI no celebraba con tanto entu-siasmo. No habrá más ayuno de festejo ni cumpleaños marcados por la nostalgia de los viejos buenos tiempos cuando gobernaban el país. El 84 aniversario del PRI ocurrirá a los pocos meses de que el “nuevo PRI” haya reconquistado la Presidencia. Pero, ¿es un viejo PRI actuando como un joven o un joven con hábitos de un viejo?

A casi tres meses de gobierno, destacados politólogos ven un partido renovado, esquizofrénico, vacilante, que no ha dejado atrás la disciplina y la sumisión ante el caudillo máximo.

Sergio Aguayo, investigador de El Colegio de México, lo dice claro: “El PRI se debate entre el pasado y el futu-ro. No acaba de definirse. El mismo Peña Nieto repre-senta esa ambigüedad: es un político cuya carrera ha ido montada a caballo entre el viejo y el llamado nuevo PRI”.

Más allá de la oposición a su gobierno, cree que el principal reto de Peña Nieto será controlar a los gober-nadores priistas. “La pregunta es si será capaz de lidiar con ese PRI que tiene un líder en cada Estado”.

Aunque aún no existen suficientes hechos que per-mitan concluir algo, los especialistas piensan que el PRI corre el riesgo de ceder a la tentación de recuperar sus antiguos modos y estilos.

“Si vuelven a las viejas prácticas, subraya Soledad Loaeza, también investigadora de El Colegio de Méxi-co, provocarán muchos conflictos. Ellos podrán volver al pasado, pero esta sociedad ya no es la misma que hace 15 o 20 años”.

Así que el PRI se encuentra más que listo para festejar este 4 de marzo un aniversario más con su retorno, aunque esa idea tiene un matiz, como subraya Ignacio Marván Laborde, investigador del CIDE: no se puede hablar de un regreso porque nunca se fue. “El PRI siempre estuvo en los estados. Ahí se refugió, ahí creció. No regresa alguien que nunca se ha ido, ¿no?”.

Estas son cinco de las múltiples claves para tratar de entender al PRI a sus 84 años.

1 La TeLenoveLa PoLíTIca› deL PrI› Reúne los ingredientes exactos de un melodra-ma de horario estelar: poder, intriga, dinero y belleza. Durante décadas, los políticos pertene-

cientes al PRI han protagonizado relaciones con muje-res del espectáculo. Son pocas las dinastías priistas que no han sucumbido a la farándula.

Y si antes fueron relaciones extra maritales y de bajo perfil para conservar una imagen, el matrimonio entre el presidente Enrique Peña Nieto y la actriz Angélica Rivera muestra que los tiempos han cambiado y que, mediáticamente, es una fórmula exitosa. Poder y es-pectáculo, las dos élites mexicanas unidas. La vida pú-blica y privada transformada en un reality show de seis años. Es la telenovela política del PRI.

¿De dónde viene la seducción entre esos dos mundos? Sara Sefchovich, autora de La suerte de la consorte, un libro para comprender la figura de la primera dama en México y que cada sexenio va engrosando, no lo duda: es el poder buscando al poder. El vínculo, por supuesto, no es patrimonio exclusivo del PRI.

“La relación entre política y el espectáculo es muy vieja. No tiene que ver con partidos. Obviamente, se ha desarrollado con el PRI porque es el partido que más tiempo ha gobernado. La gente en el poder busca satis-factores de todo tipo, entre ellos la belleza. Pero, en la actualidad, la gente del espectáculo también tiene po-der”, explica la investigadora de la UNAM.

¿Sirve a la sociedad saber la vida privada de Peña Nieto y Rivero? Para Sefchovich, la respuesta es simple: no. “La vida privada debería ser eso, privada, pero ha dejado de serlo gracias a los medios. En el caso de Peña Nieto y su esposa, son dos adultos y responsables de sus vidas, quizá sean dos adultos usándose, pero ellos sa-brán las reglas con que van a jugar. ¿A mí, cómo ciuda-dana, qué?”

La lista de parejas entre políticos y actrices es larga y enredada. Abarca generaciones de familias priistas. Es-tán Gustavo Díaz Ordaz e Irma Serrano, La Tigresa, cuyo romance se mantuvo en secreto hasta que ella publicó dos libros narrando su vida mutua bajo las sábanas. Les sucedieron José López Portillo y la belleza de Sasha Mon-tenegro. En los ochenta, Silvia Pinal contrajo nupcias con el gobernador de Tlaxcala, Tulio Hernández, y años des-pués ella sería diputada local, federal y hasta senadora. En los 90, la cantante Thalía se comprometió con el pro-ductor musical Alfredo Díaz Ordaz, hijo del ex presiden-te, pero él falleció por hepatitis.

En la última década, el priismo ha seguido dando de qué hablar. Emiliano Salinas, hijo de Carlos Salinas de

el PrI no regresa, dicen los especialistas, porque nunca se ha ido. La permanencia de dirigentes sindicales cues-

tionables, la nueva sangre priista inoculada con el antiguo adn, el fantasma de carlos Salinas de Gortari, la creación

de un grupo compacto de hombres con poder. eso es el PrI del 2013. aquí les compartimos cinco claves para

tratar de entenderlo.

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1. José López Portillo y Sasha Montenegro. 2. El presidente Enrique Peña Nieto durante su boda con Angélica Rivera.3.Manuel Velasco y Anahí, durante la campaña electoral por la gubernatura de Chiapas.4. La conductora Galilea Montijo también ha establecido relaciones con hombres que participan en política. 5. La actriz Silvia Pinal estuvo casada con el ex gobernador de Tlaxcala, Tulio Hernández.

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Gortari, se hizo novio de Ludwika Paleta. Ernesto Ze-dillo Jr. tuvo un hijo con la actriz Erika Buenfil, aunque el niño no ha sido legalmente reconocido.

El matrimonio entre Peña Nieto y Angélica Rivera parece coronar esa larga tradición al convertirse en la pareja presidencial de moda.

En el siglo XX las relaciones se beneficiaron de la clandestinidad o eran un secreto a voces jamás confir-mado, pero las reglas cambiaron junto con el concepto de vida privada. “La diferencia es el cambio en el papel de la mujer. Hoy los políticos están mucho más super-visados por una sociedad que, curiosamente, les exige una moralidad que no les exigía hace un siglo. Hoy es-peramos que se comporten como nadie más se compor-ta en la sociedad. Es una paradoja”.

Pero Alberto Tavira, reportero especializado en lo que él llama la “política del corazón”, se ubica el otro lado de la moneda de Sefchovich: la vida privada de los po-líticos nos ayuda a conocerlos mejor, ese es su verdade-ro rostro.

“Las telenovelas tienen mucho más raiting en México que los noticieros, y las revistas del corazón tienen un tiraje mayor que las revistas de política. Por lo tanto, más gente puede enterarse gracias a estas publicaciones de quiénes son los políticos”, argumenta Tavira, reconocido por haber dado a conocer los lujos con que vivían Vicen-te Fox y Martha Sahagún tras haber dejado Los Pinos.

“Las historias de la vida privada de los políticos deben salir a flote, ayudan a conocer quiénes son los persona-jes que nos gobiernan. Conocerlos en carne y hueso, no a través de los discursos oficiales y de las políticas pú-blicas, o las campañas. Es muy importante conocer también ese ángulo, con la respectiva distancia, pero con la cercanía necesaria para tener un retrato fehacien-te de las mujeres y hombres que nos gobiernan”.

Peña Nieto y Rivera son, sin duda, el prototipo de una serie de parejas entre políticos y actrices que parece estarse reproduciendo por todo el país. Patylú y el pa-nista César Nava; Anahí y el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco; Galilea Montijo y Fernando Reyna Iglesias, entre otros.

¿Moda, amor real o estrategia publicitaria? “En Espa-ña, la revista Hola!, que es la madre de la prensa del co-razón en México, lleva más de 60 años mostrando la vida del jet set y la monarquía. Acá, a falta de monarquía, nos refugiamos en la clase política y la farándula. Ahora se han fusionado, es una nueva tendencia, pero es algo que está funcionando y que a la gente le gusta, y que los po-líticos y las actrices están disfrutando… espero”.

Tavira tampoco se deja encandilar por lo que parecen historias felices de amor: sabe que la mayoría se han “ar-mado” en fechas previas a las elecciones. Y que tampoco son equitativas. Se pudo ver a Anahí en el cierre de cam-paña de Velasco, a Rivera respaldando a Peña Nieto, pero no se les ve a ellos en la entrega de los Premios TVyNo-velas o de algún canal. Ellas en los terrenos de ellos.

La fórmula político-actriz, asegura, será más explo-tada en los próximos años: “Ha funcionado. Si estas mujeres han tenido una carrera en el espectáculo, fuera del escándalo, exitosas, protagonizando las telenovelas de mayor raiting, no le veo qué se les puede cuestionar.

Ahora, tampoco tienen la única función de ganar sim-patías en las urnas: en general, la mayoría de las mujeres que hemos mencionado son guapas. Angélica Rivera es muy atractiva y se ha ido puliendo y sofisticando en la medida en que lo demanda su papel de primera dama”.

Sin embargo, son telenovelas con fecha de caducidad. Seis años, para ser exactos. Dice Tavira: “A mí, la tele-novela de la política mexicana me tiene enganchado porque es eso, es un melodrama a largo plazo, pero con el poder del país”.

2LoS (dIrIGenTeS) obreroS› deL InSTITucIonaL›Carlos Romero Durán no puede quejarse de la vida. Entre otros placeres mundanos, las calles de Miami le ofrecen la oportunidad de

manejar con tranquilidad su auto: un Ferrari Enzo, va-luado entre tres y siete millones de dólares. No sólo eso: es uno de los 399 afortunados hombres del planeta que conducen una de las unidades que la marca italiana fa-bricó entre 2002 y 2004.

El automóvil es un modelo exclusivo y no resulta fácil adquirirlo: debe contarse con solvencia económica y, entre muchos otros requisitos, ser propietario de al me-nos otros dos Ferrari.

La vida desahogada de Carlos es compartida por su hermana Paulina, quien ha hecho de su página en Fa-cebook un escaparate dotado de imágenes explícitas: viajes por todo el mundo tanto en aviones comerciales como privados, comilonas en restaurantes más exclu-sivos, paseos en yates y vinos con un costo de más de 10 mil pesos, como el Vega Sicilia.

También presume sus bolsas Hermes, en piel de be-cerro con herrajes dorados, cuyo costo aproximado, basado en la página oficial de esa marca, alcanza los 12 mil dólares. Paulina no viaja sola. Lleva a sus tres mas-cotas –los bulldogs ingleses Keiko, Boli y Morgancita– a sus viajes, donde descansan a sus anchas en salones VIP de exclusivas marcas y duermen en los hoteles más ca-ros de Europa, según documentó el diario Reforma en mayo de 2012.

Carlos y Paulina comparten, además, algo esencial: son hijos de Carlos Romero Deschamps, el dirigente nacional del sindicato petrolero y legislador por el PRI (ha sido diputado federal en tres ocasiones y dos veces senador), quien también se inclina por la fastuosidad.

Romero Deschamps posee un yate al que bautizó como El Indomable y cuenta con un departamento en Cancún, con un valor aproximado de un millón 350 mil dólares, en un exclusivo conjunto residencial, en donde también vive el ex futbolista Hugo Sánchez.

Uno de las actividades preferidas de Deschamps es apostar en Las Vegas. Cualquier fecha es buena: como aquel 1 de mayo de 2008 en que el líder sindical, en vez de celebrar con los obreros, viajó a esa ciudad con su familia y se hospedó en The Venetian Casino, un hotel “cinco diamantes”. A su regreso fue captado luciendo un reloj de oro de 18 kilates marca Audemars Piguet, con valor estimado de decenas de miles de dólares.

Estos lujos difícilmente podrían ser costeados por

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Romero Deschamps con su salario oficial en Pemex, que no llega a 30 mil pesos mensuales.

Pero el sindicato que dirige desde 1996, y al frente del cual se reeligió en octubre pasado, no tiene apremio alguno: Romero Deschamps recibe de Pemex un pro-medio de 48 mil 800 pesos por hora, sólo para gastos de viaje, apoyo económico y cuotas sindicales, reveló emeequis en su edición 123.

Cada día el sindicato petrolero recibe un millón 513 mil pesos. Para viajes, comidas y hospedajes la paraes-tatal le entrega 204 mil pesos diarios. Estos recursos, sumados, lo convierten en el líder sindical que mayores ingresos recibe en México y América Latina.

A sus 69 años, Romero Deschamps tiene asegurada su estancia en el sindicato petrolero y su periodo con-cluye en 2018, con lo cual habrá cumplido 22 años como líder gremial.

Al lado de otros, su caso quizá no parezca demasiado. Joaquín Gamboa Pascoe, secretario general de la CTM, quien ha sido diputado federal y senador por el PRI, es, además, dirigente de los trabajadores del Distrito Fe-deral desde hace sólo 38 años.

Y también tiene predilección por el lujo. El 18 de fe-brero de 2009, cuando fue electo presidente del Con-greso del Trabajo, Gamboa Pascoe lució en su muñeca un reloj con caja en oro amarillo y correa en piel de co-codrilo cotizado en 70 mil dólares.

Un año después, en febrero de 2010, el líder obrero –que ese año advirtió que la crisis económica estaba “afectando fuertemente” el bolsillo de los trabajadores– llegó en un Mercedes Benz S 500 al consejo ordinario de la CTM, donde fue reelecto por seis años más al fren-te de esa central.

En su toma de posesión como presidente del Congre-so del Trabajo, Gamboa Pascoe estuvo acompañado por otros dirigentes. Uno de ellos fue Víctor Flores Morales, líder de los trabajadores ferrocarrileros desde 1995, quien llegó portando un reloj con bisel y caja en oro

amarillo, decorada con un trabajo en turquesa, cuyo valor es de poco más de 50 mil dólares porque es una pieza de edición limitada de la marca Vacheron Cons-tantin.

También ha gozado de fuero legislativo: ha sido di-putado federal en tres ocasiones y senador suplente. Siempre por el PRI.

La lealtad de los dirigentes con el PRI y de éste con ellos es a prueba del paso del tiempo. Joel Ayala Almei-da, líder de la poderosa Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), sabe de ello. Llegó a la secretaría general del sindicato en 1998 y desde entonces se mantiene. De hecho, se acaba de reelegir una vez más hace unos días, por lo que conti-nuará en el cargo hasta 2019.

Priista convencido, ha sido tres veces diputado fede-ral y una vez senador, cargo que actualmente ocupa de nuevo y en el que permanecerá hasta 2018.

Dos casos finales de dirigentes obreros del Institu-cional. El primero es el de Gilberto Muñoz Mosqueda, quien en el sexenio de José López Portillo asumió el

1. Elba Esther Gordillo, Carlos Romero Deschamps y Agustìn Carstens. 2. Hay una serie de faltantes que quieres complementar cuando eres grande y el proceso creativo empieza con la imaginación 3.El presidente Enrique Peña Nieto y el lìder de los trabajadores petroleros 4. La plana mayor del poder político del Estado de México, entre ellos Emilio Chuayfett, César Camacho y Eruviel Ávila Villegas.

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dos gobernadores priistas que le eran contemporáneos: Miguel Osorio Chong, en Hidalgo, y Humberto Morei-ra, en Coahuila. Juntos se convirtieron en los estrategas del retorno del PRI al poder. El tiempo, y las circunstan-cias políticas, provocarían que sólo Peña Nieto y Chong pudieran disfrutar nuevamente de Los Pinos.

Pero más allá de una imagen pulida y un marketing que ha redituado en votos, la nueva sangre del PRI con-serva sus viejos hábitos, los gestos, la demagogia, los rituales del antiguo régimen. “Si uno observa un evento priista o de Los Pinos, es notable la recuperación de los viejos gestos, las palabras… Es un partido que oscila en-tre la tradición as cavernícola y la modernidad digitali-zada”, destaca Aguayo.

Luego de que perdió la Presidencia, el PRI se refugió en los estados. Ya sin un caudillo, un líder máximo que los guiara, los gobernadores tomaron fuerza. Desde sus territorios el partido fue avanzando, poco a poco, para tomar nuevamente el poder. Y éste es uno de los mayo-res retos que podría enfrentar Peña Nieto. “La pregun-ta es si podrá controlar a los gobernadores del PRI, si tendrá esa capacidad”, reflexiona Aguayo.

La duda es pertinente porque la dinámica de poder dentro del PRI ha cambiado, o al menos eso aprecian los especialistas. El presidente de la República, creen, ya no será el “gran jefe único” de los priistas.

“Ya no puede desempeñar el papel del líder supremo que tenía en los tiempos autoritarios; es un cambio fun-damental dentro del partido”, considera Soledad Loae-za, la investigadora de El Colegio de México. “El PRI tendría que hacer una discusión a propósito de a dónde va, quiénes son sus cuadros y sus representantes, porque se ha perdido de vista”, señala la académica.

liderato del Sindicato de Trabajadores de la Industria Química. Desde entonces ha visto gobernar a seis pre-sidentes y él sigue donde mismo: suma 36 años en el cargo. Ha sido tres veces diputado y en una ocasión se-nador.

Pero quien se lleva el récord es Rafael Riva Palacio Pontones. En 1977 asumió la Secretaría General del Sindicato Nacional de Trabajadores del Infonavit. Des-de entonces sigue ahí y acaba de garantizar su puesto hasta enero de 2015.

3La nueva SanGre› conServa eL adn›Enrique Peña Nieto se ha convertido en un prototipo del “nuevo PRI”: políticos jóvenes, bien parecidos, cuidadosos de su presencia

física (“metrosexuales”), que han sabido aliarse con las televisoras para que su imagen sea ampliamente difun-dida entre la población.

Así, se han reproducido en todo el país hombres si-milares al presidente de la República: los gobernadores Rodrigo Medina, en Nuevo León; Miguel Alonso Reyes, en Zacatecas; Aristóteles Sandoval, en Jalisco; o Manuel Velasco, en Chiapas. Todos ellos forman parte de la nueva sangre con la que el PRI ha reforzado su presen-cia. Políticos jóvenes que gustan de presumir lo que Peña Nieto llama “un gobierno eficaz”.

Para Sergio Aguayo, investigador de El Colegio de México, Peña Nieto representa a esta hornada de polí-ticos, a este “nuevo PRI”, a pesar de que es producto directo del sistema priista que fue derrotado en el año 2000.

Para fortalecerse, Peña Nieto se alió desde 2005 con

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4 LoS cuaTro fanTáSTIcoS> Con la llegada de Peña Nieto a la Presidencia de la república, los rostros en el PRI han cam-biado. Desde que fue sacado por Vicente Fox de la silla presidencial, el poder se distribuyó

entre la dirigencia del partido, los líderes parlamenta-rios y los gobernadores.

Helena Varela, investigadora de la Universidad Ibe-roamericana, lo explica así: “Pasan de un centralismo, donde el foco estaba en Los Pinos, a un escenario di-versificado”. Logran mantener una presencia importan-te a nivel estatal y se preparan para la revancha. “Han dado una lección: actualmente cuentan con 21 guber-naturas”, destaca.

Ahora que Los Pinos forma parte de nuevo de su hori-zonte de poder, han surgido algunas novedades. Peña Nieto movió sus piezas y armó un gabinete dominado por el Grupo Atlacomulco: personajes leales y cercanos a él.

Fuera de ese grupo, existen otros. Pero, en esencia, de acuerdo con los investigadores consultados, destaca un pequeño grupo de personajes en torno a los cuales el poder orbitará. Son los cuatro fantásticos.

A) Luis Videgaray CasoConsiderado como uno de los hombres más talentosos en el gabinete de Peña Nieto, este doctor en economía por el Instituto Tecnológico de Massachusetts nació dos meses antes de la matanza del 2 de octubre de 1968. Un genio de las finanzas, en 2005 consiguió refinanciar la deuda de 25 mil millones de pesos del gobierno de Peña Nieto, logro que la revista Latin Finance calificó como “la transacción del año”.

A sus 44 años ha sido líder estudiantil, profesor uni-versitario, dirigente partidista, legislador, funcionario de gobierno, coordinador de una campaña presidencial y es considerado casi unánimemente como el “cerebro” del equipo del Presidente.

Con una ligera barnizada de experiencia política y legislativa, es quizá el hombre más cercano a Los Pinos. Por lo pronto, se encuentra en la Secretaría de Hacien-da, ocupando la misma silla que antes usó su ex jefe Pedro Aspe Armella durante el gobierno de Carlos Sa-linas de Gortari.

B) Miguel Ángel Osorio ChongFogueado en la “política de calle” durante su paso por la organización estudiantil de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, ha llegado lejos desde que a sus 27 años se encargaba del área de prensa del candidato priista a la alcaldía de Pachuca.

Aliado cercano de Peña Nieto, algunos dicen que amigo, es uno de los “duros” del gabinete. Su gestión en la gubernatura de Hidalgo le dejó bien marcada un aura de intolerancia y críticas por un estilo que, según opositores como Xóchitl Gálvez, incluía amenazas y hostigamiento contra quienes lo censuraban.

A cargo de una “Supersecretaría” –una “Vicepresi-dencia”, dicen otros–, este abogado deberá ejecutar la máxima del poder priista que dice que un secretario de Gobernación debe verse, pero sobre todo debe “sentir-se”.

Dueño de una discreta experiencia como legislador federal, nadie quiere perder de vista a Osorio Chong. Desde ahora, para bien y para mal, ha puesto sus ojos en el año 2018.

C) Manlio Fabio BeltronesQuizá el hombre con mayor experiencia política en México, Manlio Fabio Beltrones ha creado en torno suyo un círculo bien blindado de poder. Discípulo preferido del mítico Fernando Gutiérrez Barrios, de quien fue su secretario particular, y por lo tanto conocedor avezado del drenaje profundo del sistema político mexicano, este sonorense es uno de los hombres que “mandan” en el país.

Adversario temprano de Peña Nieto, prefirió bajarse de la carrera presidencial y fortalecerse en su bastión legislativo: la Cámara de Diputados, desde donde ha empezado a lidiar y sumar pequeños roces con Osorio Chong, la principal figura política del Presidente.

En fechas recientes ha construido en torno suyo una imagen de político conciliador que busca acuerdos, in-cluso con la oposición. Algunos de sus críticos dicen que es un lobo con piel de oveja, tan hábil y sagaz que pudo debilitar la acusación de que tenía vínculos con el narco-tráfico.

Ex gobernador de Sonora y ex senador, acaba de ga-nar un pulso: logró impulsar a Fernando Castro Trenti, uno de los suyos, como candidato del PRI al gobierno de Baja California, para lo cual hizo a un lado a Jorge Hank Rohn, miembro de segunda generación del Gru-po Atlacomulco.

D) Emilio Gamboa Patrón Este yucateco es uno de esos hombres que Enrique Peña Nieto necesita tener cerca para gobernar, pero lejos para no lastimar su imagen pública.

Conocedor del “poder del picaporte” desde que fue secretario particular del ex presidente Miguel de la Ma-drid, sus detractores lo consideran uno de los mejores exponentes de las viejas formas de operar políticamen-te.

Las críticas han adquirido mayor resonancia luego del episodio en que la grabación de sus conversaciones con el empresario poblano Kamel Nacif lo muestran como un hombre “obsecuente” y sometido al capricho de un hombre vinculado a la pederastia.

Hombre del sistema, ha operado desde donde lo co-loquen: director del Infonavit, del IMSS, de la Lotería Nacional y titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

Por la cercanía que tiene con los dueños de los medios electrónicos, a Gamboa Patrón se le conoce como un intermediario con los poderes fácticos.

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Desde el Senado ha conformado una plataforma de influencia y poder que no es posible soslayar.

5eL facTor> SaLInaS de GorTarI

El innombrable. El villano. El poderoso. Carlos Salinas de Gortari, el presidente que gobernó México de 1988 a 1994, ha trascen-

dido: no es sólo un político convencional sino que se ha convertido en un personaje del imaginario popular mexicano. La máscara de látex de su rostro, bigotón y calvo, inmortalizó su efigie.

Con él no hay medias tintas. Se le ama y respeta, o engendra odio e ira. Ninguno de los ex presidentes priis-tas ha sabido mantener su vigencia como figura de poder. Hoy, junto con el PRI, se encuentra de regreso en Los Pinos. Para bien y para mal, se le atribuye ser la mente detrás de Enrique Peña Nieto. Es Salinas, el poderoso.

Su vida pública luego de su polémico sexenio ha es-tado marcada por largos silencios, apariciones en even-tos sociales, escasas entrevistas y publicación de libros. Todo fríamente calculado, retrato de su lacónica frase: “Ni los veo ni los oigo”. Él marca el ritmo. Ante cada crítica, silencio. Cada vez que el ex candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, se refería a él como El Innombrable, la indiferencia. En septiembre de 2011, la oficina de Salinas apenas dedicó unas pala-bras al ex perredista en respuesta a un exhorto a debatir en público: “Con sus gastados señalamientos inquisito-riales trata de recobrar la visibilidad perdida”.

Salinas de Gortari se ha convertido en el polémico patriarca de un clan que, con las debidas proporciones, recuerda a los Kennedy en Estados Unidos, asegura el periodista Alberto Tavira, especializado en indagar la vida privada de los políticos. “A diferencia de las otras

dinastías políticas de México, los Salinas tienen el mayor raiting entre las familias priistas”. La historia de su clan es una de poder, dinero, intriga, traición, cárcel, muer-te, amor…

En 2009 protagonizó un nuevo episodio en su larga cauda de escándalos. Su antecesor en Los Pinos, Miguel de la Madrid, concedió una entrevista a Carmen Aris-tegui durante la cual acusó a Salinas de Gortari de ha-berse robado millones de pesos de la partida secreta de la Presidencia.

Y dijo más: que tuvo información que vinculaba a Raúl Salinas de Gortari, quien purgó prisión por enri-quecimiento ilícito y la coautoría intelectual del homi-cidio de su cuñado José Francisco Ruiz Massieu, con el narcotráfico.

Tras el escándalo originado por las afirmaciones de De la Madrid, el poder y control de Salinas sobre la ma-quinaría priista se dejó sentir. Horas después, la familia emitió un comunicado en el que atribuyó las declara-ciones a la endeble salud del ex presidente. De la Madrid quedó como un anciano senil. Y otra vez, el silencio.

Durante 2012, marcado por la elección presidencial, el priista se dejó ver poco pero siempre estuvo presente. Durante la asistencia de Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana, un grupo de jóvenes protestó con más-caras de Salinas, dando inicio al movimiento estudian-til #YoSoy132. Meses después, el ex presidente hablaría de este movimiento en una reunión que tuvo con jóve-nes, calificándolo de positivo y legímito, aunque se des-virtuó al volverse anti Peña Nieto. Otra veces se deja ver en su casa de Dulce Oliva, en Coyoacán, la delegación donde una administración del PRD erigió una estatua de tres niños de la calle cargándose sobre los hombros, a manera de tótem, y el último porta la máscara de Sa-linas de Gortari. El innombrable. El poderoso.

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la aprobación de reformas no será sólo un trámitePor José enCaRnaCIón alfaRo CáZaRes*

Sí, el PRI volvió por sus fueros. A Los Pinos. Du-rante dos sexenios estuvo fuera de ese espacio, en una posición que hasta antes del año 2000 le

había sido inimaginable. Pero contra lo que muchos pronosticaron hace 12 o seis años, no se disolvió ni su-frió una diáspora grave que llevara a sus militantes a buscar refugio masivo en otros partidos.

De regreso en Los Pinos. Pero no puede hacerlo sin tomar en consideración la situación inédita de los años recientes, que motivó numerosos cambios en la mane-ra en que se conducía el priismo, pues dejó de existir la figura presidencial (el “primer priista del país”), cuyo papel era el del fiel de la balanza.

Así que en este arranque del siglo XXI el centro de gravedad del PRI se ubicó en los gobernadores, pero en realidad sus influencias no eran, tampoco, definitivas, de modo que tuvieron que tomar en cuenta a los distin-tos niveles de la política partidista.

Peculiar aprendizaje éste, el obtenido por el PRI, que ahora no puede retornar a los típicos modos de relación de cuando había un presidente priista en Palacio Na-cional. Sería demasiado simplista. O sería ir contra la historia, algo así como retomar el fantasma de Santa Anna cuando México parecía ser “el país de un solo hombre”.

Por estas razones es posible prever que la asamblea nacional del priismo, la XXI, cuyos trabajos concluirán en estos días, tendrán un peso distinto al de otras.

Prevalece una urgente necesidad: si bien la maqui-naria partidista ha funcionado con efectividad en las elecciones recientes, en particular en julio pasado, de-ben adaptarse y prepararse para los procesos electora-les que se realizarán, sólo este año, en 14 estados.

Pero más allá de esa circunstancia, se encuentra la necesidad de apuntalar, por un lado, un proyecto de gobierno federal, y por otro, hacerse presente en ese mismo proyecto con una voz propia.

El gobierno federal está impulsando el Pacto por México como un instrumento de concertación en el que intervienen todos los partidos, incluido el PRI, aunque gran parte de la sustancia de dicho pacto proviene de los principios y la oferta ideológica del priismo.

La agenda está más que difundida, por lo que nadie puede llamarse a sorpresa si la discusión política y le-gislativa se centra en los próximos meses en las siempre soslayadas reformas hacendaria y energética.

La tendencia en la reforma hacendaria ya ha sido perfila-da, en lo que toca al PRI, por su presidente César Camacho Quiroz: debe ser una reforma que implique finanzas nacio-nales sanas para que el bene-ficio llegue a las finanzas de cada familia. Además, retoma otra exigencia: el cese de regí-menes especiales mediante los cuales grupos privilegia-dos dejan de pagar enormes cantidades de impuestos, circunstancia que suele pro-vocar el enojo de quienes, por ejemplo, son causantes cautivos y no tienen para dónde moverse a la hora de pagar sus impuestos.

Y en lo que corresponde a la reforma energética, so-bresale una noción: lo que se haga con Petróleos Mexi-canos (Pemex) no puede ser decidido unilateralmente ni puede haber una determinación tomada con antela-ción, a la que simplemente haya que darle cierto nivel de legitimidad política.

No puede ser así. La asamblea priista tendrá que dis-cutir el tema para que el gobierno federal, en su mo-mento, tome los acuerdos y aplique las decisiones más pertinentes, emanadas de criterios técnicos y financie-ros. Dichas decisiones tendrán que tomar en cuenta la opinión e intervención de los priistas.

El priismo no es monolítico; en él se expresan diver-sos sectores, a veces con intereses encontrados, pero que desarrollan los mecanismos internos para llegar a acuerdos. Por eso ni las reformas hacendaria, energé-tica u otras, ni los modos formales o informales con los que este partido toma sus decisiones para, por ejemplo, designar a sus candidatos, pasarán por un simple trá-mite de formalización.

Más bien, se espera una compleja discusión en el in-terior del PRI, que está obligado a llegar a acuerdos cuyos efectos, sin duda, se extenderán al resto de la sociedad mexicana.

Habrá que estar atentos a ello en la Asamblea.

* Secretario de Organización del CEN del PRI.

Lo que se haga con Petróleos Mexicanos no puede ser decidido de manera unilateral ni puede haber una determinación tomada con antelación

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el fin de la orfandad

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1 fueron SóLo 12 añoS en La

oPoSIcIón federaL. Algunos dudaron que pudiera sobrevivir el trance y no faltó quien especulara sobre el inevitable fin de un partido alimentado por el poder. Después de dos sexenios, el PRI

recuperó la casa presidencial. Vale recordar el escenario tras la elección del año

2000: un partido que había nacido desde el poder era echado de él. Por primera vez en su historia, los priistas tendrían que confinarse a sus amplios territorios locales pero no tendrían ya conductor único.

Tal vez Ernesto Zedillo los preparó para la orfandad. A la mitad de la administración de Zedillo se inauguró el gobierno dividido, pero fue un poco antes cuando el PRI perdió su cabeza. El presidente de la República se distanciaba explícitamente de su propio partido: sana distancia, ofreció.

La separación no fue particularmente tersa: los priis-tas estrenaron su independencia con un golpe al grupo del presidente: ninguno de los tuyos podrá representar-nos electoralmente le dijeron al modificar los estatutos del partido. El resentimiento fue el estreno de su auto-nomía.

2exISTe eL PrI y exISTen LoS

PrIISTaS Durante muchos años se ventiló la idea de que el PRI era simplemente un apéndice electoral del poder. Un organismo de vida artificial. Un niño de burbuja incapaz de salir a la intempe-

rie de la competencia, un dependiente absoluto de lo que su protector tuviera a bien entregarle. En fin, un animal con vida prestada. Burocracia, no militancia. Tras 12 años en la oposición y de vuelta a la casa presi-dencial, puede parafrasearse a uno de los grandes críti-cos del PRI: existe el PRI y existen los priistas. Un par-

tido con millones de militantes, miles de ambiciosos y una maquinaria política profesional.

En la oposición se aferró con éxito a la indefinición. Durante 12 años el PRI siguió siendo el partido ideoló-gicamente amorfo que siempre fue. Con una Presiden-cia priista, el PRI adquiría la coloratura que le imponía el poder.

En la indefinición puede verse la virtud y la miseria de ese partido. Virtud que lo vacunó contra el dogma-tismo; miseria que lo hizo servil. Gracias a la vaguedad y adaptación de su ideario no se convirtió nunca en una iglesia, como lo fueron sus primos de Europa del Este. Por esa misma disposición al acomodo, fue una corte de pleitesía de la que no podían emerger auténticos li-derazgos. Bajo las dos presidencias del PAN, el PRI ejer-ció una oposición veleidosa que supo respaldar lo irre-levante mientras bloqueaba las iniciativas centrales del gobierno.

Desde luego, el PRI habrá perdido la Presidencia pero nunca perdió el poder. Mientras se oponía al gobierno federal, ejercía el poder en los estados, en los munici-pios, en el Congreso, en los sindicatos, en múltiples agencias de representación. Perdió la Presidencia pero se situó con comodidad en zonas cruciales del poder. El PRI siguió disfrutando de las ventajas del poder, pero dejó de cargar con sus responsabilidades.

La victoria de 2012 fue muy distinta a la anticipada. Las encuestas adelantaban una victoria imponente, un triunfo que daría al PRI no sólo la Presidencia sino el control del Congreso. La perspectiva de unificación que planteaba ese escenario era radicalmente distinta del territorio que impuso la votación de julio. El PRI recu-peró, en efecto, la Presidencia de la República, se colo-có como la principal fuerza legislativa, pero no logró mayoría en ninguna de las cámaras. La negociación en la legislatura tendrá que ser entre partidos y no sola-mente al interior del mayoritario.

Por Jesús sIlva-HeRZoG MáRqueZ*

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La curiosa opción del gobierno de Enrique Peña Nie-to frente al pluralismo en el Congreso fue el consenso: un acuerdo amplísimo, en ciertos aspectos muy ambi-cioso y en otros demasiado vago, con las oposiciones de la derecha y de la izquierda. En lugar de optar por un acuerdo de mayoría, el gobierno se inclinó por uno de consenso. Más que la eficacia y la profundidad de un convenio compacto, la administración construyó un pacto dilatado y políticamente oneroso. En sentido es-tricto, al gobierno sólo le hace falta formar mayoría. Todo apoyo adicional es innecesario.

La estrategia inaugural del gobierno pudo haber te-nido mucho éxito para cambiar el tono de la política mexicana. Tras lustros de encono, los dirigentes de las principales fuerzas políticas subrayan coincidencias y muestran disposición colaborativa. Pero para el PRI, esta decisión consensual va en demérito de su posición como partido en el gobierno y como principal fuerza legislativa. El abrazo simultáneo del gobierno a los tres partidos eleva a las oposiciones al nivel del partido del presidente en las principales iniciativas de su adminis-tración.

3 eL reGreSo deL PrI, SIn

auTocríTIca, SIn reforma El viejo partido hegemónico perdió la oportu-nidad de reformarse desde la oposición. No organizó ese partido una reflexión profunda para evaluar las causas de la derrota y, sobre

todo, para redefinir su sitio en el contexto democrático. Nadie emprendió la autocrítica, nadie se lanzó a revisar el discurso público o los estatutos. Al PRI le bastó opo-nerse al PAN y cultivar un vago resentimiento anti-neoliberal. Pero esas emociones no encontraron argu-mentos ni voceros. Por eso el regreso del PRI a la Presidencia resulta tan desconcertante: sin autocrítica, sin reforma interna, regresa a Los Pinos.

¿Puede el PRI de hoy respaldar un proyecto político que parece tan ajeno como el proyecto de los tecnócra-tas de fines de los años ochenta? Es cierto: el pragma-tismo fue la clave de la permanencia priista en tiempos de la hegemonía, pero, ¿puede el PRI perseverar en la indefinición?

La falta de claridad programática convierte al PRI en una institución particularmente vulnerable. En efecto, sin un replanteamiento serio de su programa, el PRI puede doblarse ante las intimidaciones de una izquier-da que en alguna medida se piensa como el PRI autén-tico. Mientras el PRI le siga rindiendo tributo a los mitos del siglo XX. se encontrará dispuesto a servir a quien los reivindica sin vergüenza.

Siguen presentándose incógnitas importantes para el PRI ahora que el presidente vuelve a ser priista. La primera es la posibilidad de asumir la función reformis-ta que el presidente le solicita. El PRI ganó la Presiden-cia en 2012 porque aprendió la lección de sus pleitos. En 2000 y en 2006 mostró sus divisiones y perdió. Aho-ra cuidó bien su cohesión y logró la victoria. Pero las

coaliciones electorales siempre enfrentan riesgos cuan-do se les quiere usar como coaliciones gobernantes.

La campaña llamaba a la unidad; el gobierno, si es que en verdad quiere impulsar cambios, la desafía. El PRI ha sido desde hace varios años una vasta coalición antirreformista. Su alianza con los sectores más tradi-cionales de la política local, su éxito para resistir en municipios y estados la corriente democratizadora de la política nacional, sus muchas columnas sindicales, su retórica vieja y enmohecida han hecho del PRI un partido hostil a las reformas que hoy abandera un pre-sidente priista.

Quiero decir con ello que la transformación de esa unidad conservadora del PRI en una unidad reformista será uno de los desafíos principales del nuevo gobierno y uno de los grandes retos de ese partido. Sigue siendo una incógnita si será posible que el PRI acompañe la reforma fiscal que diseña el gobierno, si respalda su re-forma energética, si será capaz de resistir las presiones que sentirá desde la izquierda en contra del cambio en Pemex.

4 Que haya Ganado no

SIGnIfIca Que haya

borrado Su deScrédITo Si la campaña de 2012 fue sorpresiva fue porque logró dar voz social al extenso anti-priismo que existe en el país y, sobre todo, en sectores particularmente visibles. La victoria

del PRI fue vista por muchos como un retroceso peli-groso, el retorno del autoritarismo, el abuso, la corrup-ción, la arbitrariedad. Que el PRI haya logrado el triun-fo electoral no significa que haya sido capaz de borrar su descrédito. No hablo de la natural desconfianza ante cualquier partido político, hablo de la animadversión en sectores importantes de la sociedad mexicana. ¿Pue-de el PRI transformar sustancialmente su imagen pú-blica y lograr que se le aprecie como un partido compa-tible con las exigencias éticas de la democracia? Ese partido ha sido fiel a una tradición de encubrimiento y connivencia, de opacidad y corrupción. Si continúa por ese camino lo puede pagar muy caro electoralmente.

El PRI habla desde hace demasiado tiempo de su no-vedad: hay nuevo PRI, dicen y lo vuelven a decir. Ese nuevo partido no existe. Es el mismo de siempre. Lo que ha cambiado es el ecosistema en el que se inserta. Una organización vieja en un régimen muy joven. El “nuevo PRI” no existe porque no ha inventado un discurso fres-co, no ha mostrado prácticas distintas, no ha cambiado su ideario ni ha modificado su reglamentación interna. Tampoco ha empezado a cobrarle cuentas a quienes abusan del poder con el respaldo de sus siglas.

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* Maestro en Ciencia Política por la Universidad de Columbia, en Nueva York, es profesor del Instituto Tecnólogico Autónomo de México (ITAM).