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Pamela Fuentes Candidata a doctora en Historia por la Universidad de York (Toronto, Canadá). En esa misma universidad se ha desempeñado como profesora adjunta en los cursos de Historia de Latinoamérica y Latinoamérica Contemporánea. Maestra en Historia por la UNAM y licenciada en Historia por la UAM-Iztapalapa. Ha recibido varias becas y distinciones entre las que se encuentran: la beca CONACYT Bicentenario para estudiantes en el extranjero (2010), la beca para estudiantes distin- guidos del INEHRM (2006) y mención honorífica en el concurso de tesis “Sor Juana Inés de la Cruz. Primera feminista de América” (2002), organizado por el Instituto Nacional de las Mujeres. Resumen La Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer se celebró del 19 de junio al 2 de julio de 1975, con la participación de más de 9 000 personas provenientes de 133 naciones. La conferencia, organizada por las Naciones Uni- das, fue el primer y el más grande intento por analizar la inequidad de género desde una pers- pectiva global. Este artículo analiza el contexto internacional en el que se desenvolvió la con- ferencia y muchas de las discusiones que esta originó en su momento: desde el optimismo acerca de los resultados positivos que la reunión mundial originaría hasta aquellas opiniones que ridiculizaban o hacían sentir su indiferencia hacia una “reunión de mujeres”. En particular, el análisis se centra en los discursos acerca del concepto de “mujer” debido a que este refleja las perspectivas opuestas que las participantes manifestaron en la conferencia. Las construc- ciones ideológicas acerca de lo que significaba “ser mujer” desempeñaron un papel central en las confrontaciones diarias entre mujeres de los países de los llamados Primer y Tercer Mun- dos. Las mujeres de las naciones económica- mente desarrolladas fueron percibidas por la prensa y por algunas delegadas latinoamerica- nas como interesadas únicamente en asuntos sexuales, como el lesbianismo, el aborto y la prostitución. Por el contrario, el ideal de mujer del Tercer Mundo estaba relacionado con la jus- ticia social y la igualdad económica. Con este análisis, el presente ensayo tiene como objetivo contribuir al entendimiento de la construcción de identidades femeninas en un contexto global y demostrar que dichas construcciones están íntimamente relacionadas con luchas políticas, económicas y culturales en contextos naciona- les e internacionales. Fecha de recepción: agosto de 2012 Fecha de aceptación: febrero de 2013 Palabras clave: Conferencia; feminismo; mujeres; identidades; ONU.

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Pamela Fuentes

Candidata a doctora en Historia por la Universidad de York (Toronto, Canadá). En esa mismauniversidad se ha desempeñado como profesora adjunta en los cursos de Historia de Latinoaméricay Latinoamérica Contemporánea. Maestra en Historia por la UNAM y licenciada en Historia por laUAM-Iztapalapa. Ha recibido varias becas y distinciones entre las que se encuentran: la becaCONACYT Bicentenario para estudiantes en el extranjero (2010), la beca para estudiantes distin-guidos del INEHRM (2006) y mención honorífica en el concurso de tesis “Sor Juana Inés de la Cruz.Primera feminista de América” (2002), organizado por el Instituto Nacional de las Mujeres.

Resumen

La Conferencia Mundial del Año Internacionalde la Mujer se celebró del 19 de junio al 2 dejulio de 1975, con la participación de más de9 000 personas provenientes de 133 naciones. Laconferencia, organizada por las Naciones Uni-das, fue el primer y el más grande intento poranalizar la inequidad de género desde una pers-pectiva global. Este artículo analiza el contextointernacional en el que se desenvolvió la con-ferencia y muchas de las discusiones que estaoriginó en su momento: desde el optimismoacerca de los resultados positivos que la reuniónmundial originaría hasta aquellas opiniones queridiculizaban o hacían sentir su indiferenciahacia una “reunión de mujeres”. En particular,el análisis se centra en los discursos acerca delconcepto de “mujer” debido a que este refleja lasperspectivas opuestas que las participantesmanifestaron en la conferencia. Las construc-

ciones ideológicas acerca de lo que significaba“ser mujer” desempeñaron un papel central enlas confrontaciones diarias entre mujeres de lospaíses de los llamados Primer y Tercer Mun-dos. Las mujeres de las naciones económica-mente desarrolladas fueron percibidas por laprensa y por algunas delegadas latinoamerica-nas como interesadas únicamente en asuntossexuales, como el lesbianismo, el aborto y laprostitución. Por el contrario, el ideal de mujerdel Tercer Mundo estaba relacionado con la jus-ticia social y la igualdad económica. Con esteanálisis, el presente ensayo tiene como objetivocontribuir al entendimiento de la construcciónde identidades femeninas en un contexto globaly demostrar que dichas construcciones estáníntimamente relacionadas con luchas políticas,económicas y culturales en contextos naciona-les e internacionales.

Fecha de recepción:

agosto de 2012

Fecha de aceptación:

febrero de 2013

Palabras clave:

Conferencia; feminismo; mujeres; identidades; ONU.

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Doctoral candidate in History at York University (Toronto, Canada), where she has served as asso-ciate professor in Latin American History and Contemporary Latin America courses. MA inHistory from UNAM and BA in History from the UAM-Iztapalapa. She has received several grantsand awards including the Bicentennial CONACYT scholarship for students abroad (2010), theINEHRM scholarship for distinguished students (2006) and honorable mention in the “Sor JuanaInés de la Cruz. First Feminist of America”, thesis competition (2002), organized by the NationalWomen’s Institute.

Abstract

The World Conference of the InternationalWomen’s Year was held from June 19 to July 21975. With the participation of more than9 000 people from 133 nations. The confer-ence, organized by the United Nations, was thefirst and largest attempt to analyze genderinequality from a global perspective. This arti-cle analyzes the international context in whichthe conference took place and many of the dis-cussions it sparked at the time: from the opti-mism about the positive results that wouldresult from the global meeting to opinions thatridiculed or were indifferent to a “woman’smeeting.” In particular, the analysis focuses onthe discourse about the concept of “woman,”since this reflects the competing perspectivesthat participants expressed at the conference.

Ideological constructions about what “being awoman” meant played a central role in the dailyconfrontations between women from countriesin the so-called First and Third Worlds.Women from economically developed nationswere perceived by the press and certain LatinAmerican delegates as interested solely in sex-ual matters, such as lesbianism, abortion andprostitution. Conversely, the ideal of ThirdWorld women was related to social justice andeconomic equality. With this analysis, this essayseeks to contribute to the understanding of theconstruction of female identities in a globalcontext and show that these constructions areclosely related to political, economic and cul-tural struggles in national and internationalcontexts.

Final submission:August 2012

Acceptance:February 2013

Key words: Conference; feminism; women; identities; UN.

Between Sexual Claims and Calls for

Economic Justice: Political and Ideological

Divisions during the World Conference of

the International Women’s Year. Mexico 1975

Pamela Fuentes

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Secuencia [165] núm. 89, mayo-agosto 2014

Entre reivindicaciones sexuales y reclamos de

justicia económica: divisiones políticas e

ideológicas durante la Conferencia Mundial del

Año Internacional de la Mujer. México, 1975

Pamela Fuentes*

INTRODUCCIÓN

La Conferencia Mundial del AñoInternacional de la Mujer se realizóen la ciudad de México del 19 de

junio al 2 de julio de 1975 en el edificiosede de la Secretaría de Relaciones Exte-riores, en Tlatelolco. Este foro tenía comopropósito analizar –por primera vez aescala global– las circunstancias que lasmujeres enfrentaban en distintas partesdel mundo. El principal objetivo de laconferencia era estudiar el Plan de AcciónMundial redactado por la Organizaciónde las Naciones Unidas para que las dis-tintas delegaciones propusieran las en-miendas necesarias con miras a resolverlos problemas que mantenían a las muje-res en desventaja.

Tanto en México como en otros países,la Conferencia fue percibida de múltiples

formas por los distintos sectores sociales,quienes se manifestaron a favor y en contra.Para algunos representó la oportunidadde incorporar a las mujeres al desarrollo;para otros, una manipulación de los paí-ses industrializados; y, para varios más, erasólo una pérdida de tiempo. Durante elencuentro, las posturas mejor definidas enlas discusiones fueron las relativas al Pri-mer y al Tercer Mundos. Si bien es ciertoque durante la guerra fría dichas etique-tas se referían tanto a los países industria-lizados alineados con Estados Unidoscomo a las naciones con economías endesarrollo en Asia, Latinoamérica y África,durante la conferencia la tensión entreambos bloques estuvo representada, fun-damentalmente, por representantes deEstados Unidos y América Latina.

En este ensayo me ocuparé de anali-zar, principalmente, cómo se fueron cons-truyendo los debates en torno al conceptode “mujer” asignados a cada bloque, el conflicto que generaron, qué elemen-tos conformaron ese debate y cómo inte-ractuaron entre sí en una lucha ideológicapor imponer la identidad que pudieraguiar los lineamientos a seguir para resol-ver los problemas más urgentes para mejo-rar la situación de las mujeres en el pla-neta. No obstante, cabe señalar que en

* El presente artículo es producto de algunas de las ideas que presento en mi tesis de maestría “La Conferencia Mundial del Año Internacional de la Mujer y la Tribuna de las Organizaciones No Gu-bernamentales de 1975. Una aproximación a las dis-cusiones en torno al género”, Universidad NacionalAutónoma de México, 2008. Agradezco la guía, elapoyo y las puntuales observaciones de Gabriela Canoa lo largo de ese proyecto.

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muchas ocasiones miembros de paísesindustrializados compartían los puntos devista expuestos por mujeres de los paísesen vías de desarrollo y viceversa.

El estudio de estas posturas debe con-siderar, necesariamente, los elementossociales y económicos –nacionales e inter-nacionales–, que convergieron en la décadade 1970 y favorecieron la designación, porparte de la Organización de las NacionesUnidas, de un año dedicado al análisisinternacional enfocado a las mujeres.

En primer lugar, debe tenerse en cuen-ta el contexto internacional. Hacia 1975el mundo se encontraba dividido en gran-des bloques político-económicos que man-tenían en tensión constante las relacionesmundiales a causa de los permanentes con-flictos de poder que habían delineado elmundo desde el término de la segundaguerra mundial. A partir de 1945, las su-perpotencias emergentes –Estados Unidosy la Unión Soviética– trataron de mante-ner su hegemonía alineando al resto delos países a los bloques capitalista o so-cialista, respectivamente. Durante lasdécadas de 1950 y 1960 el grupo de losllamados países del Tercer Mundo comen-zó a mostrar una fuerza para equilibrar lasrelaciones internacionales que no habíasido tomada en cuenta antes. Numerosospaíses asiáticos y africanos se independiza-ron y las grandes potencias establecieronrelaciones diplomáticas con la finalidadde adherirlos al sistema político que cadauno representaba.

No obstante, los países que reciénhabían ganado su independencia trataronde escapar del neocolonialismo; es decir,no querían quedar bajo la tutela econó-mica o política de otro gobierno, desea-ban mantener una posición autónoma enel escenario internacional. Aunque esto

no fue posible debido a que no contabancon economías lo bastante fuertes paracompetir, estos países fueron parte, al igualque América Latina, de un emergente blo-que de naciones que, gracias a su impor-tancia numérica, tenían en sus manos elequilibrio de la balanza internacional.Además, el rechazo de muchos de sushabitantes a las superpotencias fue ges-tando una ideología propia basada, prin-cipalmente, en el rechazo al dominioextranjero.

Al finalizar la segunda guerra mun-dial los países del bloque aliado crearonla Organización de las Naciones Unidasbajo el argumento de la urgente necesi-dad de mantener la paz, la cooperación yla seguridad internacionales. En su dis-curso los aliados sostuvieron que la segu-ridad y la armonía del mundo se habíanpuesto en riesgo a causa de la pobreza yel atraso heredados de los regímenes colo-niales, por ello era necesario que cadanación alcanzara tanto la conciliacióninterna como el progreso económico para,de esta manera, construir un nuevo ordeninternacional que asegurara el progreso yla paz. Como consecuencia, durante ladécada de 1950 las Naciones Unidascomenzaron a acuñar términos como “paí-ses en desarrollo” y en los años subsiguien-tes el concepto “desarrollo” fue adoptadopor economistas y estudiosos de las cien-cias sociales en diversas partes del mundo.1

Los países del Tercer Mundo, a pesarde tener niveles de vida, regímenes eco-nómicos o sistemas políticos diversos,compartían una característica: respecto delos países ricos, todos ellos eran subdesa-

1 Hobsbawm, Historia, 2003, pp. 358-359, ySchmidt, Países, 1977, pp. 12-24.

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rrollados. Entre las décadas de 1950 y1960 el concepto “desarrollo” estuvo enel centro del debate internacional y se fuemodificando gradualmente: se le agregóel término “social” para señalar que eneste proceso, tanto los gobiernos como lasorganizaciones internacionales deben lle-var a cabo políticas de alcance nacionalque involucraran a toda la población conla finalidad de poner en práctica mecanis-mos de redistribución y proporcionar ser-vicios para mejorar el nivel de vida de loshabitantes de los países en vías de desa-rrollo.2 Como consecuencia, la ONU dejóde considerar solamente la importanciade cambios en la economía y comenzó abuscar la manera de diseñar políticas queestuvieran dirigidas a impactar de mododirecto en la vida cotidiana de las perso-nas. De esta manera, los temas vinculadoscon las necesidades fundamentales, comoeducación, alimentación y salud, cobraronfuerza en los organismos internacionalesy los diferentes gobiernos. Asimismo, ac-

tores ignorados hasta entonces empezarona ser considerados como elementos indis-pensables de cambio para contribuir aldesarrollo mundial. Este es el caso de lasmujeres, quienes en pocos años, de 1970a 1975, pasaron de ser prácticamente ine-xistentes en los proyectos de la ONU a seruna pieza clave para la solución de los pro-blemas globales, particularmente en elfreno a la explosión demográfica que diopie a las campañas de planificación fami-liar de la década de 1970.3

Durante esos años los países miembrosde la Organización de las Naciones Unidaspropusieron y realizaron una serie de reu-niones internacionales dedicadas a diversostemas que tenían que ver con el desarrollosocial, tales como: población, medioam-biente, recursos naturales, derechos huma-nos, entre otros. Las conclusiones de estasconferencias hicieron patente que el papelde las mujeres para llevar a cabo las solu-ciones planeadas era fundamental, puesellas, principalmente en su papel de ma-dres, eran las encargadas de la educación,alimentación, salud y regulación de lafecundidad dentro de la familia.4

La importancia que las mujeres adqui-rieron en los planes de desarrollo interna-cional quedó de manifiesto con la desig-

2 El concepto “Tercer Mundo” agrupaba un gruposumamente heterogéneo, principalmente por los mar-cados contrastes en el ámbito económico. Gracias alpetróleo, varios países que hasta entonces se conside-raban pobres se convirtieron en millonarios; por otrolado, aunque algunos países se industrializaban rápi-damente continuaban siendo menos desarrollados res-pecto de las potencias y, por último, había regionesque no podían siquiera calificarse como países en víasde desarrollo, debido a la extrema pobreza de sus habi-tantes. En la perspectiva del desarrollo social, si bienla economía del país es un factor determinante, otrosindicadores de la mejora en los niveles de vida son: lareducción de la tasa de fecundidad, la elevación de la esperanza de vida, el incremento de la ingesta caló-rica, el incremento del consumo cultural o el mejora-miento de los servicios urbanos. Acerca de los cambioshistóricos en la concepción del desarrollo social, véaseIncháustegui, “Desarrollo”, 2000.

3 Ajamil, “Cooperación”, 1994, p. 107.4 Durante la década de 1970 la Organización de

las Naciones Unidas organizó y llevó a cabo diversascumbres internacionales para discutir las problemáti-cas relacionadas con el desarrollo social que subraya-ron la importancia de las mujeres en la implementaciónde las políticas de desarrollo. Entre estas reunionesdestacan: la Conferencia Mundial de los DerechosHumanos (Teherán, 1972); la Conferencia de lasNaciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano(Estocolmo, 1972); la Conferencia Mundial sobreAlimentación (Roma, 1974), y la Conferencia Mun-dial de Población (Bucarest, 1974).

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nación, por parte de las Naciones Unidas,de 1975 como el Año Internacional de laMujer. En junio y julio de ese año, mien-tras la Conferencia del Año Internacionalde la Mujer se desarrollaba en Tlatelolco,en otro punto de la ciudad de México tuvolugar la Tribuna de las Organizaciones NoGubernamentales. La Unidad de Congre-sos del Centro Médico fue el edificio quealbergó a cerca de 6 000 personas que sedieron cita allí para discutir, al igual queen la Conferencia, distintos asuntos en tor-no a la situación de las mujeres, aunquecon diferencias importantes en los temasque se presentaron y métodos de trabajocompletamente distintos.

Este foro paralelo fue adquiriendo, conel paso de los días, una importancia cadavez mayor, sobre todo entre las asistentesy la prensa. Aunque la Tribuna no presen-tó conclusiones sobre los temas que allí seexaminaron, ni tampoco emitió resolu-ciones, instrumentos jurídicos o recomen-daciones oficiales, los debates que allí sesuscitaron recogen las tensiones que per-miten definir el ideal de mujer que cadauno de los bloques buscaba imponer.Además, este encuentro puso en la mesade la discusión pública temas que no estu-vieron considerados en la agenda de laConferencia –como el lesbianismo, el abor-to y la prostitución–, los cuales mostraron,de manera contundente, la pluralidad,tanto de problemas como de identidades,que definían a las mujeres alrededor delmundo.

Aunque las tensiones entre las delega-das de los países desarrollados y las de lasnaciones en vías de desarrollo comenza-ron a delinearse en las discusiones sobrela redacción final del Plan de AcciónMundial –principal labor de los partici-pantes en la Conferencia–, fue en la

Tribuna donde ambos bloques tomaronposturas mucho más definidas y opues-tas. Por esta razón, en este ensayo me cen-traré en las discusiones que tuvieron lugaren el encuentro de las Organizaciones NoGubernamentales (ONG), sin perder devista los debates en la Conferencia.

Los planteamientos de las mujeres delPrimer Mundo –relacionados principal-mente con la sexualidad– fueron califica-dos varias veces y por distintas voces comotriviales o extravagantes, sin relación conlos asuntos que realmente debían resol-verse para mejorar la condición de lasmujeres en el mundo. De acuerdo conalgunas participantes de los países en víasde desarrollo, para lograr un cambio en lacondición de las mujeres era necesario elreordenamiento de la economía mundialy un reparto justo de la riqueza. Aunque,reitero, la postura de los bloques no erauniforme.

Debido a las numerosas discusionesque tuvieron lugar tanto en la Tribunacomo en la Conferencia, y que ocuparonnumerosas páginas en los periódicos de laciudad de México, el balance inmediatode los hechos fue, en diversas ocasiones,negativo. Muchas veces se menosprecia-ron, en tono de burla, los debates quetuvieron lugar en ambos foros. Esto es, elintercambio de ideas y la discusión de pro-puestas no fueron vistos como un signode pluralidad, sino como la incapacidad delas mujeres para ponerse de acuerdo,debido a su naturaleza conflictiva. No obs-tante, hubo algunas opiniones cuyo re-cuento acerca de los resultados y de losposibles cambios que podrían desencade-narse de este contacto entre mujeres detodo el mundo fue mesurado e inclusopositivo. Es importante señalar que ac-tualmente se percibe a la Conferencia no

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sólo como un acontecimiento positivo,sino como un momento fundamental enla creación de leyes y de instrumentos rela-cionados con mejorar la condición de lasmujeres en el mundo.

Para este artículo se tomaron en cuentadiferentes fuentes con el objetivo de re-construir los debates que tuvieron lugaren el marco de la Conferencia. Después deresaltar la importancia que tuvo la Tribunade las Organizaciones No Gubernamenta-les para la generación de dichas discusio-nes, examinaré los principales elementosde tensión entre mujeres primermundis-tas estadunidenses y las mujeres latinoa-mericanas que representaron a los paísesen vías de desarrollo. En este análisis fue-ron de importancia medular los documen-tos resguardados por el Consejo Nacionalde Población, mismos que no sólo contie-nen documentos oficiales sino reportes delas principales actividades de la tribuna,volantes, transcripciones de las ponenciasy carteles. A pesar de no ser un acervo par-ticularmente abundante, la riqueza de suinformación radica en la posibilidad dereconstruir los quince días de la Conferen-cia y la Tribuna a través de documentosque las mismas participantes generaron.

Por último, haré un recuento del ba-lance que hicieron reporteros y colabora-dores en la prensa capitalina durante losdías posteriores a la Conferencia, el cualsirve para estudiar algunas de las estructu-ras sociales y culturales que fueron sacudi-das por la primera reunión en el mundodedicada a las mujeres. Además, en dichorecuento es posible observar las diferen-tes temáticas que fueron puestas a discu-sión y que serían incorporadas en los pla-nes de acción de cumbres de la mismanaturaleza (Nairobi, Copenhague y Pekín)en años posteriores.

LA TRIBUNA DE LAS ORGANIZACIONES NOGUBERNAMENTALES Y SU IMPORTANCIACOMO FORO DE DISCUSIÓN ABIERTO

La Tribuna del Año Internacional de laMujer fue organizada por una comisióndesignada por la Conferencia de Organiza-ciones No Gubernamentales –reconocidascomo entidades consultivas por el Conse-jo Económico y Social de las NacionesUnidas– y contó con el apoyo de la ONU ydel gobierno de México.5 De forma para-lela a la Conferencia, las sesiones tambiénse realizaron en la capital mexicana, en elCentro Médico y, de acuerdo con algunasasistentes, las discusiones de la Tribuna fue-ron más enriquecedoras, no sólo por lasmesas de debate que se programaron, sinoporque también existió un activo intercam-bio de puntos de vista en escenarios menosformales como los pasillos o la cafetería.6

A pesar de que podría pensarse, si-guiendo las crónicas de los periódicos me-xicanos, que en ese foro dominó la violen-cia, el desorden o la trivialidad –la prensaenfatizó las riñas entre las asistentes e in-cluso en la forma en que estas iban vesti-das o peinadas–, algunas de las personasallí reunidas opinaron que “la Tribuna fue[el] alma [de la Conferencia] porque allí lagente fue más franca entre sí” o que

allí había gente de todas las clases sociales,de todas las ocupaciones, y de diferentes gru-pos que se juntaban para tratar de mirar almovimiento en su conjunto […] Esta expe-riencia […] cruzó las barreras nacionales,culturales, idiomáticas y clasistas. Fue algofabuloso.7

5 Organización, Informe, 1975, p. 221.6 Papanek, “Work”, 1975, p. 216.7 Organización, Reunión, 1975, p. 41.

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Durante el desarrollo de ambos en-cuentros, la Conferencia Mundial del AñoInternacional de la Mujer poco a poco sefue conociendo como la conferencia oficial,para subrayar la formalidad de las discu-siones de Tlatelolco. Es probable que elelemento clave que marcó la diferenciaentre ellas haya sido la manera en que fue-ron organizadas. En la Conferencia eraprácticamente imposible escapar del plande trabajo establecido. Las dos semanas serepartieron en sesiones plenarias y reunio-nes de trabajo cuyo objetivo principal eraconsolidar los numerosos proyectos deresolución y las enmiendas al Plan de Ac-ción Mundial. De acuerdo con HannaPapanek, académica estadunidense que asis-tió a las dos reuniones, ese documento fuedescrito por algunas delegadas como unalista de cambios deseables para ser adopta-dos por los gobiernos, en lugar de conte-ner un cuidadoso enfoque de cambiosestructurales en el estatus de la mujer.8

En cambio, la Tribuna fue un lugar enel que se discutió una multiplicidad detemas, muchos de ellos no estuvieron pre-vistos en la agenda oficial, lo que permitióuna sensación de mayor libertad en tornoa lo que podía hablarse y la forma en laque se haría, como un foro abierto. Ade-más, la participación en este encuentro nofue exclusiva de las delegadas que losgobiernos enviaron a la Conferencia; tam-bién pudieron inscribirse para tomar parteen los debates de la Tribuna miles de par-ticipantes, que provenían, principalmente,de América Latina y Estados Unidos.9

En este encuentro, la nacionalidad delas participantes tuvo un papel fundamen-tal. La mayor parte de las asistentes a la

Tribuna provenían del continente ameri-cano, de estas, alrededor de la tercera parteeran mexicanas. De acuerdo con Papanek,la poca concurrencia de representantes deregiones como Asia, África y Europa deleste estuvo condicionada por los altos cos-tos que representaba el viaje a la ciudadde México; por su parte, Francesca Miller,en su investigación acerca de las mujeresen Latinoamérica, considera que esto obe-deció, además, a la larga tradición de lasmujeres latinoamericanas en reunionesinternacionales para discutir la situaciónde las mujeres en la región –como el Pri-mer Congreso Interamericano de Mujeresde 1947 en Guatemala– y a cierto apoyogubernamental para que algunas de ellaspudieran asistir a la reunión del Año Inter-nacional de la Mujer.10 Lo importante, entodo caso, es que la composición de lasasistentes influyó de forma definitiva ensus distintos enfrentamientos, los cuales,si bien fueron percibidos o enunciados–por muchos de los asistentes y la prensa–como oposiciones entre el Primer y el Ter-cer Mundos, en general fueron conflictosentre latinoamericanas y estadunidenses.

EL ENFRENTAMIENTO ENTRE LAS MUJERESDEL PRIMER Y DEL TERCER MUNDOSDENTRO DE LA TRIBUNA DE LASORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES: PROBLEMAS POLÍTICOS VS. PROBLEMASPERSONALES

En las sesiones que tuvieron lugar en elCentro Médico Nacional, sede de la Tri-buna de las Organizaciones No Guberna-mentales, también se discutió el Plan deAcción Mundial. A pesar de que, por razo-

8 Papanek, “Work”, 1975, p. 216.9 Miller, Latin, 1991, p. 198.

10 Papanek, “Work”, 1975, p. 219, y Miller,Latin, 1991, p. 199.

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nes técnicas, las conclusiones de esteencuentro no serían incorporadas a losdocumentos oficiales que se presentaríancomo resultado de la Conferencia, las per-sonas allí reunidas hicieron varios intentospara que sus propuestas fueran tomadasen cuenta en los análisis y resultados dela Conferencia del Año Internacional de la Mujer.

Las sesiones de la Tribuna estuvieronplagadas de intensos debates y profundasdiferencias. Estas manifiestan los elemen-tos que delinearon el concepto de mujerde cada uno de los bloques que entraronen conflicto. Además, estas discusiones–que tomaron la forma tanto de debatesideológicos como de riñas– mostraron losmatices existentes dentro de cada uno delos bandos, situación que dejó al descu-bierto la pluralidad de la categoría mujer ylas diversas formas de priorizar lo que cadagrupo consideró como problemas propios.

A pesar de la diversidad de opinionesque existió, a veces sin importar el blo-que económico del que provenían los par-ticipantes, la prensa y la mayoría de losasistentes concibieron las discusiones dela Tribuna como una lucha entre mujeresde los países industrializados –encarnadosen la figura de la feminista estadunidenseBetty Friedan– y las del Tercer Mundo,quienes tuvieron dos portavoces: la ecua-toriana Marisa de los Andes –cuyas hue-llas antes y después de la Conferencia hasido difícil rastrear– y, principalmente, laboliviana Domitila Barrios de Chungara,líder de los mineros de su país.11

La feminista estadunidense ocupónumerosas notas en los diarios de la capi-tal mexicana. Cuando los trabajos de laConferencia dieron inicio, Friedan ya eraconocida por su libro The Feminine Mysti-que, publicado por primera vez en EstadosUnidos en 1963. Se considera a esta obracomo representativa del feminismo libe-ral y aunque sólo se centra en la situaciónde las mujeres de clase media en EstadosUnidos, puso en evidencia la represiónvelada que vivían las mujeres bajo el pesodel estereotipo entonces vigente de femi-nidad, ya que, a pesar del progreso o losavances en la tecnología, las mujeres con-tinuaban viviendo situaciones discrimi-natorias. Además, algunas estudiosas con-sideran que este libro permitió a miles de amas de casa alrededor del mundoidentificar referentes comunes para asu-mir las distintas formas de opresión ya nocomo experiencia personal sino colectiva,lo que se convirtió en un ingredienteindispensable para el movimiento femi-nista internacional. Asimismo, en 1966,Betty Friedan había fundado la NationalOrganization of Women (NOW) com-puesta por cerca de 10 000 miembros, ensu mayoría amas de casa con hijos. Susplanteamientos pueden considerarse indi-vidualistas pues buscaban la paridad desalarios, la igualdad dentro de la familia yconsideraban a las mujeres, ante todo,como seres humanos que necesitaban unentorno propicio para desarrollar todo supotencial.12

Por su parte, Domitila Barrios de Chun-gara fue conocida internacionalmente a

11 Acerca de Marisa de los Andes, sólo cuentocon lo registrado por los diarios durante la Confe-rencia. Sobre Domitila Barrios de Chungara y su par-ticipación en el foro puede consultarse Viezzer, Si,1981, pp. 216-227. Un par de obras que dan cuenta

de la biografía de Betty Friedan son Hennessee, Betty,1999, y Horowitz, Betty, 1998.

12 Nash, Mujeres, 2004, pp. 166 y 167, y Muñiz,Enigma, 1994, pp. 33-35.

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partir de sus intervenciones en la Tribunadel Año Internacional de la Mujer. Fueperseguida en su país natal, Bolivia, acausa de su activismo político comomiembro del movimiento sindical. Madrede once hijos, era miembro activo delComité de Amas de Casa de las Minas,conocido como Siglo XX. En 1975Barrios de Chungara fue invitada por lasNaciones Unidas para participar en laTribuna. Sus intervenciones fueron polé-micas, pero, al mismo tiempo, se ganó lasimpatía de muchas mujeres de los paísesen vías de desarrollo quienes vieron en ellaa la encarnación de todos los problemasque se sufrían en sus países.

En la Tribuna, Barrios de Chungara seopuso a las ideas expuestas por muchosoradores cuando les dijo que sólo repre-sentaban a profesionales de las clases altasy, por lo tanto, no tenían idea acerca delos problemas de las mujeres porque notenían contacto con la realidad a la queellas se enfrentaban en la pobreza. Criticóduramente las propuestas relacionadas conla igualdad de oportunidades, los anticon-ceptivos y la libertad individual debido aque, para ella, estos eran problemas secun-darios, preocupaciones banales, que nosuperaban la importancia de problemascomo la explotación y el reparto desigualde riquezas en el mundo.

Con perspectivas opuestas respecto delos problemas que las mujeres debíanresolver, Friedan fue presentada como la representante del feminismo imperia-lista, mientras que Domitila fue consi-derada una campesina, una mujer del pueblo, lo que le valió la simpatía demuchas latinoamericanas, representantesde bloque del Tercer Mundo, mayormenteinteresadas en resolver los problemas delas desventajas económicas que sus paí-

ses sufrían respecto de las naciones indus-trializadas.

La difusión que alcanzó la figura deDomitila fue notable y sus discursos fue-ron transcritos y recopilados por la edu-cadora brasileña Moema Viezzer en el librotestimonial Si me permiten hablar…, publi-cado en 1977. En este libro, traducido yeditado en varios idiomas, Domitila des-cribe su vida en las minas, denuncia losabusos del gobierno en contra de la clasetrabajadora y narra su intervención en laTribuna, con una fuerte crítica a la pers-pectiva de los asuntos de las mujeres quetenían las mujeres de los países con másrecursos económicos.13

Además de las diferencias en torno aldesarrollo social o la sexualidad, las luchasmás agudas en ese foro se generaron unasemana después de su inauguración. Lasdiferencias se concentraron alrededor deun documento entregado por Friedan a lasecretaria de la Conferencia, la abogadafinlandesa Helvi Sipila, con recomenda-ciones al Plan de Acción Mundial que sediscutía en la conferencia. Aunque la Tri-buna no podía emitir ningún documentooficial, un grupo de mujeres encabezadaspor Friedan consideraron que el Plan deAcción Mundial, en su redacción origi-nal, no reflejaba “las necesidades másurgentes de las mujeres en el mundo”.14

Algunas de estas necesidades, de acuerdocon el documento, eran: el derecho de lasmujeres a decidir sobre el número de sushijos, el derecho a la salud y el derecho

13 Sobre Domitila Barrios de Chungara véanseTompkins y Fosler, Notable, 2001, pp. 30-33; Miller,Latin, 1991, pp. 200 y 201, y Viezzer, Si, 1981.

14 Lorenzo León Diez, “Presentó la Friedman [sic]varias peticiones”, El Universal, 27 de junio de 1975,pp. 1 y 6.

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de las mujeres de los países subdesarrolla-dos a intervenir en los programas que laONU llevara a cabo en sus países.

A pesar de que la propuesta fue fir-mada por representantes de quince nacio-nes –entre las que se encontraban algu-nas del Tercer Mundo como AntonietaRascón, fundadora e integrante del pri-mer grupo feminista mexicano (Mujeresen Acción Solidaria) así como mujeres dela India, Egipto y Nigeria–, los ataquesde la prensa se concentraron en BettyFriedan, quien fue acusada de intentar boi-cotear las recomendaciones que surgiríande los debates de la Conferencia con el fin deevitar que en el Plan de Acción Mun-dial surgieran planteamientos en favor deun nuevo orden económico mundial.15

De acuerdo con lo expuesto por ungrupo de latinoamericanas, el problemade las sugerencias entregadas por Friedanes que se presentaron en nombre de todaslas participantes de la Tribuna y, además,no tomaban en cuenta los planteamien-tos que la mayoría de estas mujeres habíahecho durante las sesiones. La polémicasobre este documento estuvo enmarcadapor el conflicto, los jaloneos e insultos,además de la profunda división entre lasasistentes a la Tribuna, ya que había esta-dunidenses y mujeres del Tercer Mundo afavor y en contra de las enmiendas que seentregaron a la representante de la Con-ferencia. Estas sugerencias, más allá de losenfrentamientos de que fueron causa, nofueron incorporadas al Plan Mundial deAcción de ese año.16

En torno al Plan de Acción Mundialhubo, por lo menos, dos sesiones que seconvirtieron en “mítines antiimperialistas”.En estas, algunas asistentes a la Tribunacoreaban consignas como: “América sí,yanquis no”, “Gringos go home” y “Vivael Tercer Mundo”. Las participantes sedividieron: algunas reclamaban el derechoa la libre expresión y acusaban a otras de“fascistas” o “pro imperialistas”. Fue enuna de estas sesiones que el bloque latino-americano pidió la presencia de Barrios deChungara para que presidiera una de lasasambleas al grito de “¡Domitila, Domiti-la, Domitila! ¡Domitila a la Tribuna!”.17

Aunque la dirigente de los minerosbolivianos no fue aceptada por el presí-dium –encabezado por la mexicanaEsperanza Brito de Martí, presidenta delgrupo feminista Movimiento Nacional deMujeres– el enfrentamiento continuó demanera extraoficial. Friedan declaró a losreporteros que estaba de acuerdo con lasacusaciones que aseguraban que la Tribunaestaba siendo boicoteada, pero afirmó queesto no era obra de la delegación que ellarepresentaba, e insinuó que los hombresestaban actuando para que las mujeres delTercer Mundo se dividieran. Además,expresó que las mujeres de ese bloquehabían confundido los problemas feme-

15 “Acusan a B. Friedan de boicotear la junta”,Novedades, 27 de junio de 1975, pp. 1 y 8.

16 “Pronunciamiento aclaratorio del documentoque ha circulado a nombre de la Tribuna”, en 1975.Año de la Mujer, República Dominicana, núm. 5, julio

de 1975, p. 52; Roberto Guzmán, “Pirotecnia en laTribuna de Mujeres. Rompen un micrófono”,Novedades, 28 de junio de 1975, pp. 1-14, y“Desorden por discrepancias mal expuestas”, ElNacional, 28 de junio de 1975, p. 8.

17 Antonio Andrade, “Se aprobó ya parte del Plande Acción Mundial Femenil”, Excélsior, 1 de julio de1975, pp. 1-A y 12-A; Lorenzo León de Diez, “Hubomitin en vez de conferencia”, El Universal, 1 de juliode 1975, p. 1, y “Foro de Excélsior aclara causas de tri-fulca en la junta femenil”, Excélsior, pp. 4-A y 21-A.

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ninos que debían resolverse con los asun-tos políticos de sus países, lo que las lle-vaba a ignorar por completo que estabanpeleando entre ellas.18

Desde un punto de vista contrario, Ba-rrios de Chungara opinó que “los proble-mas femeninos” a los que se refería Friedanno tenían que ver con muchos de los quese estaban exponiendo en la Tribuna. Laprostitución, el lesbianismo y el controlde la natalidad no eran los asuntos pri-mordiales por los que ella, y muchas delas mujeres del Tercer Mundo, había asis-tido a la reunión. De acuerdo con un tes-timonio escrito en retrospectiva:

esa era la mentalidad y la preocupación devarios grupos y para mí eso fue un choquebien fuerte. Hablábamos lenguajes muy dis-tintos, ¿no? Y esto volvía difícil el trabajo enla Tribuna […] Entonces nos unimos ungrupo de latinoamericanas y criticamos todoaquello. Y dimos a conocer nuestros proble-mas comunes […] para nosotras el trabajoprimero y principal no consiste en pelear-nos con nuestros compañeros […] sino cam-biar el sistema en que vivimos por otro,donde hombres y mujeres tengamos dere-cho a la vida, al trabajo, a la organización.19

Con argumentos que seguían la mismalínea, la ecuatoriana Marisa de los Andesle reclamó a Friedan –mientras esta hacíaalgunas declaraciones a la prensa– el quese hubieran dejado de lado temas como elimperialismo o la dictadura chilena en el documento que se entregó a Sipila. Lalatinoamericana –quien en una ponencia

se presentó como socióloga residente enNueva York–20 enfrentó a la estaduni-dense acusándola de que a ella sólo le inte-resaban los problemas de índole sexual.Friedan se defendió argumentando quelas mujeres de la organización feministaque presidía (la NOW) estaban en contradel imperialismo y negó ser la causantede la división en la Tribuna o de conspi-rar para que los movimientos de libera-ción latinoamericanos quedaran domina-dos por su país.21

Un grupo de delegadas latinoameri-canas redactó el Pronunciamiento aclaratoriodel documento que ha circulado a nombre de laTribuna, en el que se oponían a las diver-sas formas de opresión desarrolladas porel imperialismo estadunidense. En este do-cumento enfocan la lucha de la liberaciónde las mujeres latinoamericanas como uncompromiso dentro de la lucha por la liber-tad de sus propios países y como un pro-blema del subdesarrollo determinado por elorden internacional. Además, proponíanque se definiera “una conciencia latinoa-mericanista comprometida con la revolu-ción y no con el modelo de mujer latinoa-mericana que impone el imperialismo”.22

18 Antonio Andrade, “Se aprobó ya parte del Plande Acción Mundial Femenil”, Excélsior, 1 de julio de1975, pp. 1-A y 12-A, y Viezzer, Si, 1981, p. 224.

19 Viezzer, Si, 1981, p. 221.

20 Tribuna del Año Internacional de la Mujer: foro en

el que las Organizaciones No Gubernamentales y particu-

lares, interesados en la posición de la mujer en la sociedad

trataron el tema del Año, igualdad, desarrollo y paz,“Informe de actividades desarrolladas por el serviciode edecanes en la ‘Tribuna del Año Internacional dela Mujer’, en la Unidad de Congresos del CMN delIMSS del día 24 de junio de 1975”, en Centro deDocumentación Antonio Carrillo Flores del ConsejoNacional de Población (en adelante CDACFCNP), M06.03.04, C61A, 1975, PT.1E/8, p.1.

21 “Una buena ocasión perdida por oposición aldiálogo”, El Universal, 1 de julio de 1975, p. 8.

22 El texto íntegro puede consultarse en Pronun-

ciamiento aclaratorio del documento que ha circulado a nom-

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El pronunciamiento no pudo ser leídodebido a la falta de tiempo. Sin embargo,se trata de un documento importante por-que refleja la postura que sostuvieron lasmujeres del Tercer Mundo a lo largo dela cumbre. Por medio del antagonismocon el enemigo común, Estados Unidos,las latinoamericanas se aglutinaron paraluchar en contra del imperialismo fu-sionando los problemas femeninos con larealidad económico-social de sus propiospaíses. Antepusieron las dificultades de lacolectividad a los derechos individuales,pues consideraron que esa era la forma enla que ellas contribuirían con sus paísespara insertarse realmente en los grandesdebates internacionales.

LA PERSPECTIVA TERCERMUNDISTAACERCA DE LA PROBLEMÁTICA DE LASMUJERES: EL REORDENAMIENTOECONÓMICO MUNDIAL COMO DEMANDAPRIORITARIA

Los principales temas abordados por lasmujeres de los países tercermundistas fue-ron el desarrollo y el reordenamiento de laeconomía internacional. Cuando seempezó a discutir en la comunidad inter-nacional la necesidad de incluir a las muje-res en el proceso de desarrollo –de acuerdocon los requerimientos que habían dic-tado los organismos internacionales–, sur-

gieron varios cuestionamientos acerca decómo serían integradas en las distintasesferas de la vida pública, particularmenteen la economía. Algunas de las pregun-tas que el desarrollo traía consigo eran:¿qué pasaría con la maternidad y el cui-dado de los hijos cuando las mujeres salie-ran a trabajar? y ¿cuál era la imagen o elmodelo de mujer que serviría como refe-rente para medir el desarrollo?23

A partir de estas interrogantes, losencargados de implementar las políticasde desarrollo en los países con menosrecursos –y las mujeres preocupadas porel tema– mostraron su inquietud por re-solver el atraso económico proponiendoque las acciones necesarias se ajustaran a sucontexto económico, político, social y cul-tural. En consecuencia, la necesidad deforjar una identidad propia y representa-tiva de las mujeres del Tercer Mundocobró una enorme importancia, dado queimportar el modelo de “mujer liberada”de Estados Unidos o Europa se percibíacomo una forma de imperialismo cultural.

La Tribuna, al ser una reunión quecaptó la atención internacional, se convir-tió en el escenario perfecto para mostrarpúblicamente los lineamientos ideológicoscon los que las mujeres del Tercer Mundodebían identificarse. No obstante, inclusoentre las mujeres que compartían la eti-queta de “mujeres de las naciones en víasde desarrollo”, existían diferencias y mati-ces determinados por la posición social,

bre de la Tribuna y en el boletín 1975. Año de la Mujer,

República Dominicana, núm. 5, julio de 1975, enCDACFCNP, M 06.03.04, C61A, 1975, PT.1E/8, t. 2,pp. 52 y 53. El documento fue firmado por las dele-gaciones de Argentina, Cuba, Chile, Chicanas delPartido Raza Unida, Bolivia, Ecuador, Guatemala,Nicaragua, Panamá, Puerto Rico, Uruguay y Repú-blica Dominicana.

23 Jaime de J. Díaz C. (director de CorporaciónIntegral para el Desarrollo Cultural y Social en Colom-bia), “La mujer y su participación en el desarrollo enAmérica Latina”, ponencia presentada en la Tribunade las Organizaciones No Gubernamentales del AñoInternacional de la Mujer, 1975, en CDACFCNP, M 06.03.04, C61A, 1975, PT.1E/8, pp. 1-3.

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la región en que vivían (rural o urbana) obien, el nivel educativo.24

En las discusiones de la Tribuna y enalgunos artículos de opinión que apare-cieron en la prensa, el asunto de la “libe-ración” de las mujeres o los temas relacio-nados con su condición se plantearon enfunción de los problemas que enfrentabanlos países latinoamericanos en la escenainternacional. De esta manera, la igualdady la integración de las mujeres en las acti-vidades económicas fueron consideradascomo señales de progreso y desarrollo por-que de esa manera ayudarían a sus países asalir de la pobreza. Superar esa condiciónera la meta primordial de los países delTercer Mundo y sus mujeres.25 La inequi-dad o las desventajas sólo por ser mujeresfueron vistas como un reflejo de las con-diciones económicas desiguales entre lasnaciones. La igualdad entre hombres y mu-jeres sólo se lograría plenamente cuandose alcanzara una situación económica quepermitiera a los países en vías de desarro-llo enfrentarse en igualdad de circunstan-cias con las naciones industrializadas.

Aunque se aceptaba que dentro de lassociedades de los países subdesarrolladoslas mujeres tenían más desventajas quelos hombres en distintos ámbitos, la luchaen contra del colonialismo y del atrasoeconómico era un problema al que loshabitantes debían enfrentarse sin distin-ción debido a que todos sufrían la injus-

ticia y la discriminación de la estructuraeconómica mundial.26 La emancipaciónde las mujeres fue concebida, en los dia-rios y en la Tribuna, como inseparable dela liberación de todos los seres humanos.27

Así, ellas tenían que librar una batalla endos frentes: “contra el subdesarrollo y con-tra las posiciones, propias o ajenas, que ladiscriminan en virtud de su sexo”.28

De acuerdo con estos planteamientos,las mujeres tenían que colaborar al ladode los hombres y no en contra de ellos,pues el combate en contra del colonia-lismo necesitaba mucho más de la uniónque del fraccionamiento entre las personasdel Tercer Mundo. La lucha contra la de-pendencia era el problema medular, cual-quier otro planteamiento se calificabacomo secundario, ajeno a la realidad deestas sociedades o incluso como “dramasdomésticos”. Casi no se hablaba de pro-blemas propios de las mujeres, esta era unaactitud que se consideraba egoísta ante losretos que, como conjunto, debían enfren-tar las naciones de escasos recursos. Esa po-sición la expresó una articulista de prensa.

algunos […] dirán, a lo mejor, que no tienenada que ver el colonialismo del que se quejala mayor parte de la población con elmachismo [...] Pero aquí ya se estaría retor-ciendo la cuestión. Se estarían mezclandodos esferas que no guardan relaciones estre-

24 Lamas, Miradas, 2007; Bartra, Fernández yLau, Feminismo, 2002, y Sánchez, Feminismo, 2002.

25 Entre otros: Salvador Reyes Nevares, “La con-dición femenina”, El Nacional, 21 de junio de 1975,p. 5; Editorial, “Liberación de la mujer. Factor decambio social”, El Nacional, 21 de junio de 1975, p. 3, y “Se pronunció por el desarrollo el encuentro deperiodistas”, El Universal, 18 de junio de 1975.

26 Editorial, “Colaboración entre mujeres y varo-nes”, El Nacional, 17 de junio de 1975, p. 5.

27 Salvador Reyes Nevares, “La condición feme-nina”, El Nacional, 21 de junio de 1975, p. 5, yBeatriz Reyes Nevares, “Una Conferencia política”,El Nacional, 25 de junio de 1975, p. 5.

28 “Integración femenina al mismo tiempo quelos varones y no a pesar de ellos”, El Nacional, 22 dejunio de 1975, p. 5.

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chas entre sí […] el machismo y las otraslindezas son importantes, pero en terrenodistinto: en el de la relación subjetiva dehombres y mujeres […] Y nadie va a privarde importancia a estos dramas ni a estosniveles de análisis. Es claro que la tienen.Pero poseen mucho más las relaciones eco-nómicas y las estructuras sociales, y estas sí,en muy buena parte, son hijas del colonia-lismo. Hasta podría añadirse sin gran teme-ridad, que los alardes machistas provienende dichos desajustes sociales y económicos,y que, en tal sentido, son productos media-tos del hecho colonial o neocolonial.29

La trinchera ideológica desde la quelas mujeres del Tercer Mundo defendie-ron su posición quedó cimentada de talforma que sus asuntos se fundían con losdel conjunto social, con el fin de dar unabatalla frontal al sistema internacional quemantenía a una gran parte del mundo enel atraso y la pobreza. Sin embargo, debedestacarse que entre las mujeres de los paí-ses en vías de desarrollo también habíamujeres, en su mayoría feministas, quesimpatizaban con las ideas propuestas porsus similares estadunidenses. No obstante,la mayoría de los nacientes grupos femi-nistas mexicanos decidieron no participaren los eventos relacionados con el AñoInternacional de la Mujer.

A principios de la década de 1970comenzaron a formarse distintas organi-

zaciones feministas, no muy numerosas,que quedaron conformadas por mujeresde clase media, con formación universi-taria, identificadas con la izquierda y con-siderablemente influidas por la ideologíaeuropea y estadunidense acerca del femi-nismo.30 Los diversos grupos que forma-ban el movimiento se dedicaron a objetary denunciar las acciones gubernamenta-les o de los partidos políticos más que abuscar alianzas con estos sectores. Iden-tificadas con la izquierda desconfiaban delas iniciativas del gobierno y de la aperturademocrática promovida por el régimen deLuis Echeverría.31

Por esa razón, la mayoría de las orga-nizaciones feministas decidió no participaren la Conferencia Mundial del Año Inter-nacional de la Mujer; sólo algunas inte-grantes de Mujeres en Acción Solidaria(MAS) colaboraron en la creación del Cen-tro de Información y Documentación parael Decenio de la Mujer (CIDDEM) y partici-paron en la Tribuna.32 En general, las femi-nistas consideraron que los objetivos rea-les del Año Internacional de la Mujer eranintegrar a las mujeres de estos grupos alsistema y disfrazar los planes de control de-mográfico en los países del Tercer Mundo.33

29 Beatriz Reyes Nevares, “Una Conferencia polí-tica”, El Nacional, 25 de junio de 1975, p. 5. Unapostura parecida fue expresada por Salvador ReyesNevares, “La condición femenina”, El Nacional, 21de junio de 1975; Laura Bolaños, “La ConferenciaMundial de la ONU”, El Universal, 18 de junio de1975, p. 5, y Manuel Blanco, “La torre de Babel”, El

Nacional, 19 de junio de 1975, p. 5.

30 Lau, Nueva, 1987, p. 76; González, Autonomía,2001, pp. 75 y 76, y Lamas, “Protesta”, 2006, p. 903.

31 Lamas, “Protesta”, 2006, pp. 904 y 906.32 Desde 1970 hasta 1976 se conformaron cinco

agrupaciones: Mujeres en Acción Solidaria en 1971,Movimiento Nacional de Mujeres en 1973,Movimiento de Liberación de la Mujer en 1974. Conintegrantes que se separaron de este último grupo seconformaron el Colectivo la Revuelta y el MovimientoFeminista Mexicano. Para un seguimiento puntualde la historia de estos grupos, véanse Lau, Nueva,1987, y González, Autonomía, 2001.

33 Carmen Lugo, “El impacto del movimientofeminista en el cambio jurídico social”, mimeo., s. a.,

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Para mostrar su rechazo a la Conferencia,algunos grupos organizaron actividadesalternas: las integrantes del MovimientoNacional de Mujeres (MNM) prepararon elCiclo de Avanzada Feminista Año Inter-nacional de la Mujer que duró dos días yen el que presentaron diversos trabajos.En algunos de ellos se criticó duramentea las mujeres del MAS que participaron enel CIDDEM. Por su parte, el Movimiento deLiberación de la Mujer (MLM) tuvo a sucargo el Contracongreso, una serie de reu-niones que tenían como objetivo mostrara la opinión pública y a la prensa inter-nacional el repudio de estas feministashacia el encuentro oficial y sus objetivos.34

De acuerdo con un boletín de prensaemitido por el MLM, el Año Internacionalde la Mujer era “un acontecimiento espec-tacular y simbólico” de carácter sexista,que perpetuaba la discriminación de lasmujeres, pues no era más que una conce-sión por parte de las agencias guberna-mentales que las concebían como “seresinferiores” necesitadas de “amparo y pro-tección”.35 Para las feministas del MLM,los problemas de las mujeres no iban a seratacados desde la raíz en la Conferencia,pues el verdadero objetivo de esta era uti-lizar todo el potencial femenino para for-tificar y mantener la continuidad del capi-talismo. En ese documento se hacía énfasisen las cuestiones que ellas asumían como

prioritarias dentro de sus demandas: eltrabajo doméstico y la reproducción.Consideraban que ambas estaban siendoanalizadas desde la perspectiva masculinacon la única finalidad de favorecer almismo sistema que las mantenía relegadasde la verdadera toma de decisión.

De acuerdo con la ideología feministatanto las labores del hogar como la plani-ficación familiar habían recaído principal-mente en las mujeres cuando eran respon-sabilidad de toda la sociedad. El trabajodoméstico era una labor que no recibíaremuneración, carecía de prestaciones, des-canso adecuado y, al relegarse a la esferaprivada, se convertía en una pesada cargapara la mayoría de las amas de casa. Por sifuera poco, muchas de las mujeres no ha-bían decidido dedicarse a las tareas domés-ticas; al contrario, habían sido orilladas apermanecer allí por el “sistema patriar-cal” que perduraba “en todos los sistemassociales en mayor o menor grado”.36

En lo referente a los anticonceptivos,aunque las feministas estaban de acuerdoen que constituían un elemento funda-mental para la liberación de las mujeres,sospechaban de los verdaderos objetivosque los organismos internacionales ocul-taban detrás de las políticas demográficasy del Año Internacional de la Mujer. Ade-más, consideraron que una demanda básicadel movimiento feminista, la no penaliza-ción del aborto, no tenía cabida en las dis-cusiones de la Conferencia, a pesar de lascondiciones riesgosas en las que se lleva-ban a cabo y las muertes que esto ocasio-naba.37 De acuerdo con su ideología, este

en Centro de Documentación del Programa Inter-disciplinario de Estudios de la Mujer de El Colegio deMéxico, 322.f L 951 i; Sánchez, Feminismo, 2002, p. 118, y González, Autonomía, 2001, pp. 112-116.

34 Lau, Nueva, 1987, pp. 111-113, y González,Autonomía, 2001, p. 115.

35 Movimiento de Liberación de la Mujer enMéxico, “Año Internacional de la Mujer (Boletín deprensa)”, en CDACFCNP, M 06.03.04, C61a, 1975,pt.1E/8, t. 1.

36 Ibid.37 “In the IWY [International Women’s Year]

Why Don’t Talk About…”, volante, en CDACFCNP,M 06.03.04, C61a, 1975, pt.1E/8, t. 1,

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CONFERENCIA MUNDIAL DEL AÑO INTERNACIONAL DE LA MUJER 179

era un asunto que necesitaba una soluciónpronta, que no vendría de los gobiernosreunidos en la cumbre, pues resolver estetipo de problemas no beneficiaba al régi-men dominante, que explotaba de lamisma manera a la mujer y al hombre.38

Con el paso del tiempo, las feministasmexicanas han evaluado sus decisiones entorno a la Conferencia y muchas de ellascoinciden en que, aunque en ese momen-to, por el contexto político e ideológico,sus sospechas y repudio eran fundados. Ala larga esa reunión trajo más consecuen-cias positivas de las que esperaban y repre-sentó una oportunidad de negociaciónpolítica con el Estado o de vinculacióncon feministas de otros países que no seaprovechó en su totalidad.39

El feminismo proveniente del PrimerMundo, así como la influencia de susdemandas en las nacientes organizacionesfeministas latinoamericanas fueron con-cebidos por otras participantes como ele-mentos de distracción, minucias o extra-vagancias que apartaban la vista de losverdaderos problemas de estas naciones.

EL ENFOQUE DE LOS PAÍSES DESARROLLADOSRESPECTO DE LOS PROBLEMAS DE LASMUJERES: DEFENSA DE LA INDIVIDUALIDADY LA LIBERTAD SOBRE EL CUERPO

Los temas que defendieron en la Tribunalas asistentes estadunidenses y europeastenían un enfoque distinto de los asuntos

desde los que se posicionaron las represen-tantes de los países en vías de desarrollo.En general, se relacionaron estrechamentecon muchos de los problemas que se deba-tían en la agenda feminista y buscaron,sobre todo, que las mujeres decidieran, deforma individual, sobre su propio cuerpo.Esto provocó un choque frontal con losplanteamientos del bloque tercermundista.Dicho sea de paso, estos asuntos suscitaronlos debates que causaron mayor polémicaen las páginas de la prensa capitalina.

A pesar de que hubo temas en los quemuchas latinoamericanas, en su mayoríafeministas, externaron su afinidad con losplanteamientos de las mujeres del PrimerMundo, la percepción general en los dia-rios fue que se trataba de posturas prácti-camente irreconciliables en torno a losproblemas femeninos. Debido al predo-minio de una ideología marxista se califi-caba al feminismo, en general, como unaideología burguesa y a las mujeres quesostenían una postura feminista se les con-sideraba burguesas, raras, extranjerizadaso sospechosas, aunque vivieran dentro delas sociedades subdesarrolladas.

El primer debate importante que se sus-citó en la Tribuna y que involucró a lasmujeres del Primer Mundo estuvo protago-nizado por Betty Friedan quien, a partir deese momento, se convirtió en la mujer másmencionada de la Tribuna en la prensa.Cuando Friedan declaró que era un “insul-to” para todas las mujeres que un hombre–Pedro Ojeda Paullada– presidiera la Con-ferencia del Año Internacional de la Mujery que esto, además, era un “símbolo delmachismo”40 en México, los comentarios

38 Carlos Ramírez Hernández, “Grupos de muje-res feministas por la legalización del aborto”, El Día,30 de junio de 1975, p. 6.

39 Ergas, “Sujeto”, 2002, pp. 593-620; Zinsser,“Mexico”, 2002, pp. 145-146; González, Autonomía,2001, pp.112-116, y Lamas, “Protesta”, 2006, p. 904.

40 Rafael Cardona, “Insulto que un hombre pre-sida la junta femenil”, Excélsior, 21 de junio de 1975,pp. 1-15.

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no se hicieron esperar. El funcionario sedefendió de modo escueto al declarar sim-plemente que esa había sido la decisióndel presidente de México Luis Echeverría,y que atribuir este hecho al machismo eracomo culpar a Echeverría de padecerlo;puntualizó, además, que las asistentes ala Tribuna hablaban a título personal o ennombre de organizaciones no guberna-mentales, a diferencia de lo que pasaba enla Conferencia, donde estaban representa-das las opiniones de los gobiernos.41

A pesar de que esta inconformidad seatribuyó casi de forma exclusiva a la femi-nista estadunidense, esa opinión no fueexpresada sólo por ella. Varias representan-tes de países en vías de desarrollo tambiénhicieron saber su descontento al respecto,incluso, se organizó una junta fuera de lasinstalaciones del Centro Médico para pla-near la redacción de una carta en la quese repudiara la designación del entoncesprocurador de justicia y se pidiera surenuncia o bien que se nombrara unacopresidenta. Dicho documento se haríallegar a la Conferencia del Año Interna-cional de la Mujer por medio de algúnperiodista o representante del Tercer Mun-do.42 Aunque no encontré evidencia deque esto se llevara a cabo, es importantetomarlo en cuenta como evidencia de que

el nombramiento de Ojeda Paullada causódescontento sin importar los bloques so-cioeconómicos. De igual forma, algunoscolumnistas consideraron que la presiden-cia de la Conferencia en manos de unamujer habría representado una decisiónfundamental que ayudaría a contrarrestarla idea de un “paternalismo masculino”como trasfondo de la cumbre.43

Sin embargo, cualquier otra crítica fueopacada por la figura de Friedan. Llamala atención que el primer ataque frontala la organización de la Conferencia le hayasido adjudicado como una opinión perso-nal a una representante del feminismo pri-mermundista, aunque representantes delotro bloque se hayan manifestado al res-pecto en la misma dirección. La tensiónen torno a la declaración de Friedan fueconstante durante la primera semana, in-clusive Ojeda Paullada se reunió con ellay, finalmente, la líder feminista declaróque “tenía que reconocer que estaba equi-vocada puesto que trabajar en forma con-junta con hombres es positivo”, además,agradeció la colaboración de las autorida-des mexicanas y de los organizadores dela Tribuna.44 Asimismo, declaró que aun-que su designación se debía a que era unhombre capaz, “simbólicamente era uninsulto para la reunión” porque “el hom-bre debe estar frente a nosotras y no alfrente de nosotras”.4541 Rafael Cardona, “Señala Ojeda que preside la

junta por ‘unanimidad’”, Excélsior, 22 de junio de1975, pp. 1-12 y 17, y “Por acuerdo de la ONU par-ticipan hombres y mujeres en la CIM”, El Nacional,22 de junio de 1975, p. 1.

42 “Opiniones encontradas sobre la designación deOjeda P.”, Novedades, 24 de junio de 1975, p. 15;“Informe de actividades desarrolladas por el serviciode edecanes en la ‘Tribuna del Año Internacional dela Mujer’, en la Unidad de Congresos del CMN delIMSS del día 24 de junio de 1975”, en CDACFCNP, M06.03.04, C61A, 1975, PT.1E/8, p. 3.

43 “Feminismo militante”, Excélsior, 23 de juniode 1975, página editorial, y Vicente Leñero, “Paterna-lismo masculino. Año de la Mujer decretado por hom-bres”, Excélsior, 25 de junio de 1975, página editorial.

44 “Acusan a B. Friedan de boicotear la junta”,Novedades, 27 de junio de 1975, pp. 1 y 8.

45 Francisco de la Sota y Roberto Guzmán, “Elhombre debe estar frente a nosotras y no al frente denosotras”, Novedades, 26 de junio de 1975, pp. 1 y 16.

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CONFERENCIA MUNDIAL DEL AÑO INTERNACIONAL DE LA MUJER 181

El encuentro Friedan-Ojeda Paulladadio fin a esta polémica. Aunque la figurade la estadunidense acaparó la atención yesta protesta se adjudicó al Primer Mun-do, numerosas notas en la prensa mostra-ron el acuerdo que existía con ella porparte de analistas y mujeres de las nacio-nes en vías de desarrollo. Esa fue una si-tuación particular, otras declaraciones demujeres europeas, estadunidenses o de lamisma Betty Friedan en la Tribuna notuvieron la suerte de tener una aproba-ción tan amplia en otros sectores. Ese fueel caso de quienes se pronunciaron entorno a tres temas que se relacionaron deforma directa con la sexualidad: el lesbia-nismo, el aborto y la prostitución.

Los debates dentro de la Tribuna entorno a la homosexualidad comenzaron el20 de junio de 1975 cuando Laurie Be-bbington, de la Unión Estudiantil de Aus-tralia, tomó la palabra para solicitar que setomaran en cuenta los problemas de las les-bianas y para protestar en contra de los linea-mientos culturales que mantenían a lasmujeres bajo los dictados tanto de los hom-bres como de los heterosexuales. Bebbing-ton pidió que no se restringiera la realiza-ción plena de la mujer al matrimonio o lamaternidad, que se aceptara que existenotras formas de vivir como mujeres y quetodos los seres humanos –sin importar sieran hombres o mujeres– gozaban del dere-cho de controlar sus propias vidas. Las reac-ciones simultáneas a estas declaraciones sonsintomáticas de las tensiones que se vivíanen el foro. Entre silbidos, rechiflas y al gritode “sáquenla”, “vieja loca”, “ese no es un pro-blema social, es un problema de degenera-ción”, la australiana terminó su ponencia.46

Otras asistentes, entre ellas algunas mexi-canas como Adelina Zendejas, pidieronque se dejaran de lado cuestiones comoestas que convertían la asamblea en “unshow”.47

A pesar de las protestas, el 26 de juniose llevó a cabo una mesa para hablar espe-cíficamente sobre el lesbianismo. En ella,las ponentes expusieron los problemas quese enfrentaban debido a su preferenciasexual. Aseguraron, por ejemplo, que lasociedad presentaba sólo una forma derelacionarse sexualmente, por lo que cual-quier otra decisión era considerada comoalgo degenerado. A causa de la presiónque la sociedad imponía, en muchas oca-siones se casaban con hombres pero, encaso de divorcio, tenían desventajas lega-les, pues su orientación sexual podía serusada en su contra para quitarles la custo-dia de sus hijos.48

Durante ese debate también se leyóuna carta declaratoria de las lesbianasmexicanas, en la que las firmantes asegu-raron que lucharían por la aceptaciónsocial de su identidad sexual.49 Durante

46 La transcripción más amplia de esta interven-ción que he localizado está en Elena Poniatowska,

“Armó la gorda una joven que ama…a otras jóve-nes”, Novedades, 24 de junio de 1975, pp. 1 y 19. Lascursivas son mías.

47 “En la Tribuna se pidió hacer a un lado asuntosde show”, El Nacional, 24 de junio de 1975, p. 7; yAntonio Andrade, “Escritoras mexicanas contra latrivialidad”, Excélsior, 24 de junio de 1975, pp. 1 y 14.

48 Tribuna del Año Internacional de la Mujer:Foro en el que las Organizaciones No Gubernamen-tales y particulares, interesados en la posición de lamujer en la sociedad trataron el tema del año, igual-dad, desarrollo y paz , Informe de actividades desarro-

lladas por el servicio de edecanes en la Tribuna del Año

Internacional de la Mujer en la Unidad de Congresos delCMN del IMSS del día 26 de junio de 1975, enCDACFCNP, M 06.03.04, C61A, 1975, PT.1E/8, p. 8.

49 Ibid.

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182 PAMELA FUENTES

aquellos años, una de las principales acti-vistas en favor de los derechos de loshomosexuales era la académica y feministaNancy Cárdenas. En 1974 se convirtió enel primer rostro público del movimientolésbico mexicano50 y fue uno de los prin-cipales blancos de las agudas críticas queen torno a ese tema se suscitaron fuera dela Tribuna.

Alrededor de las instalaciones del Cen-tro Médico Nacional se llevaron a cabomanifestaciones en contra de los temasque se discutían en la reunión de las orga-nizaciones no gubernamentales, particu-larmente aquellos relacionados con lasexualidad. Por ejemplo, una asociaciónde vecinos protestó en contra de las les-bianas, repartieron un volante en el querepudiaban las actividades que NancyCárdenas llevaba a cabo en favor de losderechos de los homosexuales y deman-daban que se investigaran las escuelas de teatro que ella dirigía debido a que las consideraban “un verdadero peligropara las ingenuas señoritas que acuden a ellas”.51

Otro grupo llamado Club de la Amis-tad Universal se expresó en la misma líneay solicitaba que en la próxima reuniónmundial sobre las mujeres se seleccionaran“valores auténticos” que dignificaran a laspersonas. Invitaban a las lesbianas y a las prostitutas a que hicieran sus propioscongresos para que en ellos encontraran

la solución a sus problemas “y un tra-tamiento psiquiátrico adecuado”.52

Al término de los trabajos sobre les-bianismo, Nancy Cárdenas salió del Cen-tro Médico y fue agredida verbalmentepor las manifestantes quienes le gritaron:“¡Fuera Nancy Cárdenas de México!¡Mueran las degeneradas! ¡Queremos unMéxico limpio de perversiones!”53 Paraesas mujeres, el lesbianismo iba en contrade los valores “auténticos” de las mujeresmexicanas quienes tenían la obligación deguardar a la niñez, a la juventud, al hogary la patria de actitudes “equivocadas yantinaturales” que podrían destruir a la familia, considerada por ellas como laesencia de la sociedad.54

Al igual que la homosexualidad, elaborto y la prostitución estaban entre las“perversiones” que provocaban las agresi-vas protestas. Además, desde la perspec-tiva de algunas asistentes a la Tribuna,estos asuntos trivializaban la reunión. Apesar de que ninguno de los dos últimostemas era nuevo en las discusiones relacio-nadas con las mujeres, dentro del contextode la introducción de las políticas de pobla-ción a los países en vías de desarrollo y dela oposición entre los bloques económicos,los asuntos de índole sexual se mantuvie-ron en el centro de muchos de los debatesque se llevaron a cabo en la Tribuna, y, quesuscitaron diversas opiniones en la prensa.

50 Monsiváis, “Envío”, 1994, p. 262.51 “Tribuna del Año Internacional de la Mujer:

Foro en el que las Organizaciones No Gubernamen-tales y particulares, interesados en la posición de lamujer en la sociedad trataron el tema del año, igual-dad, desarrollo y paz”, Manifiesto a la opinión pública,volante, en CDACFCNP, M 06.03.04, C61A, 1975,PT.1E/8,

52 Ibid., Club de la Amistad Universal, volante.53 Monsiváis, “Envío”, 1994, p. 262.54 Tribuna del Año Internacional de la Mujer:

Foro en el que las Organizaciones No Gubernamen-tales y particulares, interesados en la posición de lamujer en la sociedad trataron el tema del año, igual-dad, desarrollo y paz, Manifiesto a la opinión pública,volante, y Club de la Amistad Universal, volante, enCDACFCNP, M 06.03.04, C61A, 1975, PT.1E/8.

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CONFERENCIA MUNDIAL DEL AÑO INTERNACIONAL DE LA MUJER 183

55 “Tribuna Nacional. Opinión abierta de nues-tros lectores. Protección por ley a mujeres abandona-das”, Novedades, 12 de julio de 1975, p. 5; SalvadorReyes Nevares, “La condición femenina”, El Nacional,21 de junio de 1975, p. 5; Beatriz Reyes Nevares, “UnaConferencia política”, El Nacional, 25 de junio de 1975,p. 5, y “Se aplican en nombre de una libertad malentendida”, Excélsior, 24 de junio de 1975, pp. 1 y 8.

56 “Si se legalizara el aborto se incrementaría en30%”, Novedades, 24 de junio de 1975, p. 8.

57 Berta Fernández, “Urge movilizar a la mujerpara que sea activa”, Novedades, 16 de junio de 1975,p. 23.

58 “Desvirtúa valores sociales la mal entendidaliberación femenil”, Excélsior, 25 de junio de 1975,p. 9 A, y “ADI hace del aborto la III Guerra Mundial”,El Universal, 21 de junio de 1975, pp. 1 y 11.

59 “Integración femenina al mismo tiempo quelos varones y no a pesar de ellos”, El Nacional, 22 dejunio de 1975, p. 5, y “Pide la secretaria del CNP: siquieren aborto que lo expresen”, Excélsior, 21 de juniode 1975, pp. 1 y 11.

La legalización del aborto es unademanda que se ha relacionado estrecha-mente con el feminismo de la década de1970 y que, aún en la actualidad, ocasionagran polémica. Durante las reuniones enel Centro Médico la interrupción del em-barazo fue concebida por las mujeres delTercer Mundo como una falsa soluciónque no resolvería los problemas de explo-sión demográfica y subdesarrollo queenfrentaban sus naciones. A las represen-tantes de los países en vías de desarrollo lespreocupaba, por una parte, que estasmedidas de control poblacional fueran unaimposición de los países ricos y, por otrolado, que las mujeres adoptaran los dis-cursos de la liberación femenina, “ajenosa la realidad de sus países”.55

Con las mujeres en el centro de losdebates para frenar la explosión demográ-fica, las discusiones sobre el aborto no sehicieron esperar. Respecto a este tema se hicieron numerosas declaraciones quelo señalaban como un peligro y un cri-men. Un peligro porque su práctica traíaconsigo numerosas complicaciones tantofísicas como psicológicas, aún en manosde los mejores médicos y un crimen por-que, de acuerdo con quienes defendíanesta postura, las mujeres estaban dispo-niendo de la vida de un ser indefenso, porlo que debían ser castigadas penalmente.56

Muchas de las opiniones que se expre-saron para evitar la legalización de la inte-rrupción del embarazo venían tanto demujeres del Tercer Mundo como de secto-res conservadores. Algunos grupos opina-ron que era mejor enfatizar las políticaspreventivas como la educación sexual o eluso de los anticonceptivos.57 Mientras quelos más radicales acusaron a los métodosde control natal, el aborto, y la liberaciónfemenina de corromper los valores mo-rales al convertir el sexo en libertinaje.Incluso algunos médicos señalaron a losmovimientos de liberación de la mujercomo los responsables del recrudecimientode las enfermedades venéreas. En elmismo sentido, otras participantes decla-raron que sólo las mujeres de los paísesdesarrollados con ideas feministas recu-rrían a la interrupción del embarazo.58

Para aquellos que estaban en contradel aborto, este era una manera “crimi-nal” de resolver el problema de la explo-sión demográfica, además de una manio-bra de los países industrializados paradebilitar moralmente a las naciones ter-cermundistas. Asimismo, aseguraron quela legalización de esta práctica no contri-buiría al desarrollo pues sólo los paísesque habían alcanzado economías avanza-das lo habían aprobado.59 Por ejemplo, la

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doctora en derecho y delegada de CubaDora Gómez Héctor, en su calidad de re-presentante de un Comité Latinoameri-cano a favor de la vida, declaró en unaentrevista:

La legislación del aborto traerá como con-secuencia la eutanasia y el homicidio seráun crimen autorizado por la ley […] es unamanera “criminal” de frenar la superpobla-ción y frenar económicamente a los pueblos[…] ¿De qué se tiene que liberar la mujer?Es una palabra ofensiva. La mujer está “libe-rada” desde el momento que se prepara,toma decisiones, desde que contrae matri-monio, y adquiere seguridad en sí misma[…] Esta clase de mujeres ‘liberadas’ songeneralmente las que provocan los abortos[…] por estorbarles los hijos y se convier-ten en criminales.60

Por su parte, participantes de las nacio-nes industrializadas y feministas de los paí-ses con menos recursos concebían al abortocomo una prerrogativa exclusiva de lasmujeres y del derecho que ellas tienensobre su propio cuerpo.61 Algunas trata-ron de defender su postura argumentandoque no se trataba de impulsar la práctica dela interrupción del embarazo, sino de per-mitirla dentro de un marco tanto médicocomo legal que beneficiara a las mujeres.

En este caso, una declaración de BettyFriedan sobre el tema es útil para resumirlas declaraciones a favor de la legalizacióndel aborto. La feminista expresó en unasesión de la Tribuna que “ni el Estado nihombre alguno puede obligar a la mu-jer a tener un hijo en contra de su volun-tad”. Aseguró que en Estados Unidos lasmujeres habían tomado conciencia delcontrol que tienen sobre su propio cuer-po, por lo que en su país había descen-dido la mortalidad infantil. “Es el hijo nodeseado el que no sobrevive”, aseguróFriedan.62 Esta perspectiva individualistano sólo chocaba de frente con la concep-ción social de las naciones en vías de desa-rrollo sino que, además, criminalizaba alas mujeres.

La prostitución era otra actividad queestaba relacionada con la legislación. Lapresencia de las representantes de la orga-nización estadounidense COYOTE (Call OffYour Old Tired Ethics) causó revuelo ydistintos pronunciamientos, pues eran fe-ministas que defendían el libre ejerciciode la prostitución. Asimismo, buscabanla solidaridad de las mujeres de la Tribunapara que esta actividad ya no fuera casti-gada por las leyes.63 En el discurso de susrepresentantes se percibía un lenguajeclaro y directo en torno a la sexualidad,lo que muy probablemente encendió másla polémica sobre este asunto:

la prostituta es necesaria porque “el sexo esuna necesidad biológica, tanto en el hom-

60 Guadalupe Appendini, “‘Liberación es unapalabra ofensiva’, dice la doctora Dora Gómez Héctor,delegada cubana”, Excélsior, 21 de junio de 1976, pp.1B y 2B

61 El aborto (resumen de las ponencias presenta-das por delegadas japonesas y estadounidenses entorno a este tema en la Tribuna de la Conferencia delas Organizaciones No Gubernamentales), 30 de juniode 1975, en CDACFCNP, M 06.03.04, C61A, 1975,PT.1E/8, pp. 1-3.

62 Elena Poniatowska, “Tenía que ser: se dividenlas mujeres y llueven cargos”, Novedades, 22 de juniode 1975, pp. 1 y 4.

63 Miguel Ángel Rivera, “COYOTE pedirá en lajunta que la prostitución no sea ya un delito”, Excélsior,24 de junio de 1975, p. 14-A.

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CONFERENCIA MUNDIAL DEL AÑO INTERNACIONAL DE LA MUJER 185

bre como en la mujer […] lo que pasa esque esto siempre lo ha ocultado la sociedadhipócrita […] Nosotras prestamos un esen-cial servicio social y pedimos que se nos reco-nozca pues es tan natural como comer, dor-mir y defecar.”64

El 26 de junio se llevó a cabo la mesade debate sobre la prostitución en la Tri-buna. En esta reunión algunos panelistasse pronunciaron a favor de que las muje-res utilizaran sus cuerpos libremente, deque los ginecólogos les dieran tratamientomédico sin que estuvieran estigmatizadaspor su oficio, además de que se dejara deencarcelar a las mujeres que ejercían estaactividad.65

En este panel también se expresaronargumentos acerca de las causas de la pros-titución que tenían que ver con las ten-siones económicas que se vivían en elmundo. La mexicana Lourdes Romeroopinó que en los países subdesarrolladosesta actividad se presentaba de acuerdocon el grado de explotación social de lamujer o el grado de cultura de las dife-rentes capas sociales, mientras que lasprostitutas de las naciones más desarro-lladas estaban influidas por “el factor psi-cológico”, es decir, con cuestiones de per-sonalidad y comportamiento.66

Se acusó al régimen capitalista de pro-piciar la prostitución. Una panelista ase-guró que mientras existiera la propiedadprivada seguiría existiendo el comercio

sexual, por lo que era necesario cambiarde régimen económico.67

A pesar de que algunas asistentes a laTribuna trataron de negar la participaciónde COYOTE en el foro argumentando que“deformarían el Año de la Mujer”,68 laabogada de esta organización, Flo Kenne-dy, pudo hablar en la mesa en torno a estetema. En su intervención manifestó queCOYOTE estaba luchando porque se lega-lizara la prostitución y se mejoraran lascondiciones de trabajo que tenían estasmujeres. En esa mesa participó, además, latambién abogada estadounidense CaroleTuroff, quien se unió a la petición de quese dejara de penalizar el comercio sexual,pues las mujeres tenían el derecho de usarsu cuerpo a conveniencia. Si las prostitu-tas podían desempeñar su actividad deforma libre, pagando impuestos al gobier-no, entonces tendrían mayores beneficioseconómicos o incluso en la salud, pues po-drían rechazar a clientes que padecieranalguna enfermedad.

Si bien la prostitución, el lesbianismoo el aborto eran problemas que enfrenta-ban las mujeres en las sociedades en víasde desarrollo, en el marco de la conferen-cia muchas de las representantes de esospaíses evitaron incluirlos en sus deman-das e incluso los negaron. 69 Por ejemplo,una asistente a la tribuna le aseguró a larepresentante de la delegación francesa

64 Nidia Marín y Lorenzo León Diez, “Quierenevitar que el gobierno de EU sea su pachuco”, El

Universal, 24 de junio de 1975, p. 19.65 Reporte de actividades del 26 de junio de

1975, en CDACFCNP, M 06.03.04, C61A, 1975,PT.1E/8, pp. 2-4.

66 Ibid., p. 3.

67 Ibid., p. 4.68 “La mujer en el área rural, la más explotada

de todas, se denuncia en la Tribuna Mundial”, El

Nacional, 25 de junio de 1975, p. 8.69 El aborto y la prostitución en México durante

y después de la década de 1970 han sido un tema deespecial interés para académicas y feministas; véanseEspinosa y Lau, Fantasma, 2011, y Lamas, Miradas,2007.

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Françoise Giroud que “las mexicanas noera[n] lesbianas ni nada de esas cosas tanfeas, tan horrorosas que se decían pública-mente”.70 Desde su perspectiva las decisio-nes “individualistas” más que integrarlasa la sociedad las apartaban de ella, de talforma que la discusión de estos asuntosno ayudaba a liberar a sus países de laopresión ni contribuía para que salierandel subdesarrollo.

EL BALANCE INMEDIATO A LA

CONFERENCIA DEL AÑO INTERNACIONAL

DE LA MUJER

El recuento negativo: la Conferencia comofracaso

La idea de una reunión de mujeres, los en-frentamientos que protagonizaron las dele-gadas de uno y otro bloque, así como ladiversidad de temas que se pusieron aldescubierto –incluyendo aquellos de índo-le sexual– propiciaron una serie de opi-niones negativas en torno a la Conferenciay la Tribuna, que se manifestaron en laprensa mexicana.

Cuando ambos foros concluyeron, algu-nos columnistas manifestaron su balancesobre ellos en las páginas de los periódicos.En muchas ocasiones se leyeron expresio-nes negativas e incluso sarcásticas acerca delos resultados y las discusiones del encuen-tro mundial. Aunque es imposible saberde qué manera impactaron estas declara-ciones entre los lectores de los diarios,algunos de estos argumentos –al igual quelos positivos– pueden considerarse sinto-

máticos de las diversas reacciones que sesuscitaron en torno a esos acontecimientos.

De acuerdo con Antonio Lara Barragán,colaborador de El Universal, no existióprácticamente ningún comentario favo-rable de los hombres que se refirieron a laConferencia, ya que se expresaron deforma cruel, condenatoria o humillante alrespecto, anulando así los primeros inten-tos de las mujeres por hacerse escuchar.71

En realidad no puede afirmarse que todaslas opiniones de los hombres hayan giradoen ese sentido, aunque entre algunos pe-riodistas existieron notas que ridiculiza-ron los acontecimientos. Quizá una de lasmás representativas sea la siguiente, publi-cada en El Universal

A la aberrante pachanga del Año Interna-cional de la Gorda, vinieron damas tan dis-tinguidas como la lideresa de las lesbianaslondinenses [sic] o la prostituta respetuosaque acaudilla al gremio de suripantas deEstados Unidos. Y no había por qué haberdespilfarrado en tan nefandas importacio-nes. Aquí, más cerca, podían haber con-vidado a liberadas de catego como LasPoquianchis.72

Este tipo de expresiones son frecuentesen los periódicos y sirven para analizaralgunas de las reacciones que se produje-ron cuando ciertos elementos ideológicosque conformaban el ideal de mujer se vie-ron perturbados con una entrada tan visi-ble de las mujeres –y sus problemas– enel espacio público.

70 Elena Poniatowska, “La liberación no será unregalo en bandeja de plata para la mujer”, Novedades,25 de junio de 1975, p. 1.

71 Antonio Lara Barragán, “La guerra de los sexos.La esterilidad de la ONU”, El Universal, 5 de julio de1975, p. 4.

72 Carlos León, “Titirimundi”, Novedades, 6 dejulio de 1975, p. 2.

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CONFERENCIA MUNDIAL DEL AÑO INTERNACIONAL DE LA MUJER 187

Una de estas reacciones fue el menos-precio, cuando se calificó de inútil a laConferencia. De acuerdo con algunas opiniones lo primero era recuperar lacalma, porque aunque la reunión habíaprovocado muchas reflexiones en torno ala liberación, en realidad había sido unencuentro vano, lleno de discursos que nollegaron a nada novedoso ni concreto. Entono de burla se mencionó que la reuniónsólo había demostrado que las mujerestenían la misma capacidad de razona-miento que los hombres porque, al igualque ellos, organizaron una gran reuniónsin lograr conclusiones importantes.Además, de acuerdo con algunos articulis-tas, las asistentes seguramente habíantenido que regresar a sus casas “porque elmarido sólo les dio permiso de estar aquíhasta el día de la clausura y con el señor novalen estas cosas de igualdad de sexos ninada por el estilo”.73 Desde esta perspec-tiva no era necesario preocuparse por laalteración de las funciones sociales debidoa que se consideró que durante la Conferen-cia no había acontecido nada trascendente.

En otro sentido, se percibió cierto de-sencanto porque la reunión hubiera tenidoel mismo estilo que las organizadas porhombres debido a que esto representabaque las mujeres no habían sido capaces de presentarse con ideas propias y habíanasumido, una vez más, los sistemas con-cebidos, creados y ejecutados por los hom-bres.74 Asimismo, algunas expresiones gira-

ron en torno a la desilusión de ver que unforo importante se desperdició en discusio-nes anecdóticas o exhibiendo problemas“propios de casas de salud o reformato-rios”.75 Incluso Gloria Brasdefer, delegadaejecutiva del Año Internacional de la Mujeren México, coincidió en que encontraba“divertido” que se hubiera gastado el tiem-po en ponencias superficiales porque lasasistentes muchas veces no tenían una ideaclara de lo que se iba a decir y habían hechomal uso de la oportunidad de expresión querepresentaron la Conferencia y la Tribuna.76

En el recuento de los hechos continuómanifestándose la dicotomía entre el Pri-mer y el Tercer Mundos, hecho que resultólamentable para aquellos que consideraronque los enfrentamientos ideológicos o polí-ticos no habían permitido que se analizarancon claridad los problemas de las mujeres.Asimismo, se aprovechó para diferenciarlos dos grandes encuentros de acuerdo conlas formas y los aspectos que se discutieronen cada uno de ellos. Así, la Conferenciafue concebida como un foro que cumplió elprotocolo establecido y la Tribuna fue unareunión en donde se llevaron a cabo “deba-tes de toda índole, increíbles”, en los que laprensa volcó su atención.77

73 Sergio Iracheta, “¿Y ahora qué?”, El Universal,6 de julio de 1975, p. 13, y Salvador Calvillo Ma-drigal, “Después de la tormenta”, El Nacional, 3 dejulio de 1975, p. 5.

74 Vicente Leñero, “Paternalismo masculino. Añode la Mujer decretado por hombres”, Excélsior, 25 dejunio de 1975, página editorial.

75 Antonio Armendáriz, “Liberación femenina”,Novedades, 2 de julio de 1975, p. 5.

76 Armando Carlock, “La oportunidad perdida”(entrevista a Gloria Brasdefer, ejecutiva general delcoordinador del Año Internacional de la Mujer),Novedades, 2 de julio de 1975, p. 7, y José Luis Mejías,“Los intocables. Explicación”, Novedades, 2 de juliode 1975, pp. 1 y 18.

77 “Críticas en París a la reunión”, Novedades, 3 dejulio de 1975, pp. 1 y 12; Guillermo Jordán, “Cuandolas damas hablan, entre la libertad y la liberación,Excélsior, 25 de junio de 1975, p. 7-A , y “Liberaciónfemenina. Excesos y defectos”, Excélsior, 27 de juniode 1975, p. 7-A.

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188 PAMELA FUENTES

En resumen, al hacer el balance de lasreuniones se reiteró el estereotipo de quelas mujeres eran desorganizadas, conflicti-vas e intrascendentes –particularmente lasque participaron en la Tribuna y expusie-ron temas socialmente incómodos–, inca-paces de trabajar juntas, ni siquiera en supropio beneficio, o de proponer métodosnovedosos, completamente diferentes alos de los hombres. De esta manera, tantola Conferencia como la Tribuna se pensa-ron como foros en los que no se hizo másque discutir en vano y que no traeríanconsigo ningún cambio.

De acuerdo con un extendido estereo-tipo, las mujeres son descritas como másproclives que los hombres a las pasiones,de tal forma que no es de extrañar que sehayan exaltado, en la prensa, las manifes-taciones de este tipo en ambos eventos.Al mismo tiempo, aunque durante la dé-cada de 1970 la organización política de las mujeres a escala internacional erauna necesidad económica y política queno podía dejarse atrás, los obstáculos cul-turales –más difíciles de transformar– con-tinuaban muy arraigados; quizá en algu-nas ocasiones fue mejor presentar losdebates que se llevaron a cabo comointrascendentes, de esa manera, era másfácil dejarlos atrás sin alterar los patronesde conducta preestablecidos.

El examen positivo: pluralidad, puentes decomunicación y la utilidad de los acuerdosinternacionales

Desde una perspectiva casi opuesta, exis-tieron notas periodísticas que rescataronlos aspectos positivos de la reunión. Dehecho, algunas criticaron a los reporterosy comentaristas que privilegiaron las notas

sensacionalistas en lugar de enfocarse enlos asuntos que podían rescatarse de laConferencia y la Tribuna.

Partiendo de algunos de los ataquesque se habían hecho, algunos columnis-tas se opusieron a que se calificara elencuentro de mujeres como una pérdidade tiempo. Argumentaron que, si bien eracierto que existía la sospecha de que inte-reses masculinos estuvieron detrás de laorganización y que era necesario esperarpara ver los resultados efectivos, no podíadejarse de lado que se registraron avancessignificativos que mejorarían en el futurola condición de las mujeres en el mundo.Prefirieron llamar “pluralismo” a la diver-sidad de enfoques que se manifestaron, enlugar de calificarlos como “pandemónium”o “simple reunión femenina”.78

De hecho, el enfrentamiento entre losbloques político-económicos se considerócomo un encuentro de dos realidades dife-rentes que, gracias a la Tribuna y la Con-ferencia, sirvió para que mujeres de lasdiferentes esferas económicas se entera-ran de los problemas y las prioridades decada una de ellas. Como consecuencia, sereflexionó en torno a la inexistencia de unsolo problema femenino y de los maticesexistentes en cada sociedad, enfatizandolos del Tercer Mundo. De esta manera, laConferencia tendría el mérito de habersacado a la luz pública e internacional larelevancia de los asuntos de las mujeres.79

78 Miguel Bueno, “Paralipómenos. Liberaciónfemenina”, El Universal, 7 de junio de 1975, p. 4, yLaura Bolaños, “Si se enojaron… por algo será”, El

Universal, 9 de junio de 1975, p. 4. 79 Enrique Suárez Gaona, “AIM, condición cul-

tural y estructural”, Excélsior, 25 de junio de 1975,p. 7-A; “Los varios feminismos”, Novedades, 25 dejunio de 1975, p. 4, y “Dos mundos femeninos, dice

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A pesar de que no dejaron de mencionarselos conflictos que hubo y de una clara ten-dencia favorable hacia las opiniones delTercer Mundo, hubo manifestaciones enfavor de que las ideas que se expusieron,como quiera que haya sido, eran un lla-mado a revisar las situaciones que man-tenían a las mujeres en condiciones de des-ventaja, además, la sola posibilidad deexpresarse de forma libre se concibió comoun avance en sí misma.80

De la misma forma, este encuentro derealidades se consideró como una opor-tunidad valiosa de tender puentes de co-municación entre mujeres de diversas latitudes. Aunque existían posturas diver-sas, en las que no todo mundo estuvo deacuerdo, pudieron exponerse distintospuntos de vista, es decir, se pusieron sobrela mesa problemas que no se habían dis-cutido antes a escala internacional y sepropició la comunicación, aunque esto nosignificó, necesariamente “estar de acuer-do”.81 Además, se elogió que las mujereslograran sacar adelante un Plan Mundialde Acción en el que se marcaron diversoslineamientos que los gobiernos adopta-rían –de acuerdo con su propio contexto–,

para erradicar la discriminación de lasmujeres.

La conferencia se consideró un éxitopolítico de las mujeres del Tercer Mundoy los documentos surgidos de ella unacontribución fundamental en la búsquedade un orden económico más equitativo.Sin embargo, no dejó de señalarse que losinstrumentos por sí mismos no teníanfuerza de acción, pues para ejecutarlos eranecesaria tanto la puesta en práctica comola vigilancia de su cumplimiento por partede los gobiernos y de las organizacionesinternacionales, ambos dominados porhombres. No obstante, estas conclusioneseran útiles para que cuando las mujeresregresaran a sus respectivos países, tuvie-ran la posibilidad legal, política, discursivay de organización para presionar con másfuerza a quienes dictaban las leyes que lasregían.82

CONCLUSIÓN

Los encuentros y desencuentros a causa delos continuos choques ideológicos fueronnumerosos y muchos personajes a vecesse perdieron bajo las etiquetas “del Pri-mer” o “del Tercer” Mundos. En las pági-nas de la prensa los nombres surgen y se

el NYT”, El Nacional, 6 de julio de 1975, p. 7. Estanota, que reproducía un editorial del New York Times,apareció también en las ediciones del 6 de julio de1975 en El Universal y Novedades, bajo los títulos“Que la Conferencia Mundial de la Mujer resultó per-judicial” y “La Conferencia dejó algún fruto pero sóloretórico”, en las páginas 13 y 2, respectivamente.

80 Esteban Illanes, “Mini comentarios. La tumul-tuosa algarabía femenil-avance modesto y fecundo enla UNAM-ominosa designación-mitos racionales per-sistentes”, Novedades, 5 de julio de 1975, p. 4.

81 Beatriz Reyes Nevares, “Comunicación feme-nina”, El Nacional, 9 de julio de 1975, p. 5, y FroylánM. López Narváez, “Década femenil. Mujeres libe-rándose”, Excélsior, 4 de julio de 1975, p. 7-A.

82 Elena Poniatowska, “La Tribuna, la primeragran experiencia de las mujeres”, Novedades, 29 dejunio de 1975, pp. 1 y 12; Editorial, “Saldo positivode la Conferencia de la Mujer”, El Nacional, 30 dejunio de 1975, p. 5; Roberto Guzmán y Berta Fer-nández, “LE: fracasó el intento de sabotear la reunión”,Novedades, 3 de julio de 1975, pp.1 y 11; “La Con-ferencia Mundial de la Mujer fue un éxito, afirman enCuba”, El Nacional, 20 de julio de 1975, p. 6, y JudyKlemesrud, “Exigir el cumplimiento. Plan de acciónfemenil”, Excélsior, 4 de julio de 1974, p. 7-A.

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pierden, aunque la atención, tanto den-tro como fuera de la tribuna, se centró enlas mujeres que encarnaron la dicotomíaque se gestó en la Tribuna: Betty Friedany Domitila Barrios de Chungara.

Puede notarse que las perspectivas deFriedan y Barrios de Chungara teníanprioridades muy distintas. Sin embargo,aunque no compartían los métodos, en elfondo ambas tenían interés en mejorar lasituación de las mujeres en el mundo. Esefue, considero, un elemento clave quemarcó el éxito de la Tribuna y de la Con-ferencia a largo plazo, la existencia de unfrente común interesado en resolver lassituaciones de desventaja que vivían to-das las mujeres día a día. Es cierto que losconflictos estuvieron presentes y alimen-taron a la prensa con notas de escándalo,sin embargo, con el paso del tiempo seconsideró enriquecedor que se manifesta-ran las diferencias e incluso las críticas alos distintos grupos, pues eso permitíabuscar soluciones adecuadas de acuerdocon el contexto de los distintos grupos demujeres.

Es quizá en esta necesidad de concre-tar un “modelo de mujer” que represen-tara a cada uno de los bloques y sus prio-ridades que el juego de opuestos que sevivió en la Tribuna se volvió tan intenso.Muchas de las latinoamericanas se defi-nieron en función de lo que no eran –noquerían ser vistas ni identificarse comoprostitutas, lesbianas o mujeres que abor-taran–, anulando, en muchos casos, pro-blemas reales a los que se enfrentaban lasmujeres de esta región, es decir, todosaquellos que tenían que ver con la sexua-lidad y la individualidad. De esta forma,las propuestas provenientes de las nacionesindustrializadas se veían como elementosde distracción o trivialidades. Betty Frie-

dan personificó todos esos males y fue cali-ficada por la prensa como “ave de las tem-pestades”, “la terrible”, manipuladora yastuta imperialista que gozaba provocandocaos en la Tribuna.

Las discusiones, tanto en la Conferen-cia como en la Tribuna, fueron intensas yestuvieron marcadas, definitivamente, porlas diferencias ideológicas, propias delmomento histórico. A pesar de la violen-cia que alcanzaron en ciertos momentos,estos debates pusieron en el escenario polí-tico internacional la pluralidad de formasde ser mujer que existían en el mundo yque no podían abstraerse del contexto eco-nómico, político e ideológico. Hasta esemomento la categoría “mujer” se concebíacomo una noción fija y universal, como sitodas las mujeres estuvieran atravesadaspor los mismos problemas.

Las mujeres de los países en vías dedesarrollo introdujeron una visión que per-mitió reconocer la diversidad de proble-máticas relacionadas con las mujeres, mis-mas que están determinadas por la clasesocial, la raza, la formación política, reli-giosa o cultural, el contexto económico,etcétera. Por su parte, la perspectiva pro-veniente de Estados Unidos impactó enel feminismo latinoamericano y, en el casode México, ha sido el sustento que ha per-mitido respaldar teórica y activamentediversas luchas que se han llevado a cabodesde finales de la década de 1970 entorno a la interrupción legal del emba-razo, los derechos de las trabajadorassexuales y de las minorías.

Mirando de cerca los enfrentamientoses claro que muchas de las preocupacio-nes de las mujeres de los países industria-lizados eran compartidas por las mujeresdel Tercer Mundo y viceversa. Con el pa-so del tiempo, muchas de las demandas

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que recibieron las críticas más duras hansido incorporadas, gradualmente, a laspolíticas públicas de diversos programasgubernamentales, en gran medida porquealgunas de las mujeres, a raíz de la Confe-rencia, se incorporaron a diversos organis-mos que han diseñado, impulsado eimplementado programas de acción desdelas instituciones. Al mismo tiempo, orga-nizaciones civiles lideradas por mujerescercanas a la experiencia del Año Inter-nacional de la Mujer han abierto brechapara muchos de los cambios sociales res-pecto de la situación de las mujeres en lasúltimas décadas, aunque siempre con opo-sición de diversos sectores y enfrentandolos numerosos obstáculos que aún persis-ten en la cotidianidad.

FUENTES CONSULTADAS

Archivos

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