[orison swett marden] el espejo magico

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“Aunque se acusa a los honbres de que no conocen sus próprias flaquezas, es tal vez todavía mayor el número de los que no conocen sus propias fuerzas. Sucede en los hombres, lo que en aquellos terrenos en cuyo subsuelo hay un filón de oro desconocido del propietario.” (Swift)CUENTA la leyenda que en un apartadísimo paraje había un espejo mágico cuya virtud atraía multitudes de peregrinos llegados a verlo desde todos los ámbitos del mundo. Quien se miraba en el espejo se veía tal cual era en realidad y no como él se figuraba ser ni como sus amigos o enemigos le decían que era. Daba el espejo en un instante práctica realidad al tan repetido aforismo del templo de Delios: Conócete, que tan difícil es de cumplir mientras las experiencias de la vida no nos ponen sus espejos por delante...

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  • EL ESPEJO MAGICO

    Orison Sweet Marden

    Aunque se acusa a los honbres de que no conocen sus prprias flaquezas, es tal vez todavamayor el nmero de los que no conocen sus propias fuerzas. Sucede en los hombres, lo que enaquellos terrenos en cuyo subsuelo hay un filn de oro desconocido del propietario. (Swift)

    CUENTA la leyenda que en un apartadsimo paraje haba un espejo mgico cuya virtud atraamultitudes de peregrinos llegados a verlo desde todos los mbitos del mundo. Quien se mirabaen el espejo se vea tal cual era en realidad y no como l se figuraba ser ni como sus amigos oenemigos le decan que era. Daba el espejo en un instante prctica realidad al tan repetidoaforismo del templo de Delios: Concete, que tan difcil es de cumplir mientras las experienciasde la vida no nos ponen sus espejos por delante.

    Entre la multitud de peregrinos que acudan 'a mirarse en aquel mgico espejo, hubo unotansumamente modesto e inclinado a menospreciarse, que ni por asomo se consideraba capazde hacer nada digno de nota en el mundo; pero mucha fu su sorpresa al ver que el espejoreproduca fielmente un hasta entonces insospechado aspecto de su persona.

    Claramente bosquejada en el interior de su figura corporal, reflejaba el espejo la de otro serradiante, gozoso, viril, enrgico, confiado y sereno, sin ninguno de los vicios, defectos, bajezasy debilidades de que el peregrino se creyera revestido.En el interior de la imagen de su rostro, que siempre le haba parecido vulgar, vi en el espejootro rostro de varonil hermosura, sin la ms leve incorreccin fisonmica, y que no obstanteera su propio retrato.

    Mientras contemplaba admirado el peregrino aquella doble imagen, se fu destacando la delfondo, hasta colocarse en primer trmino, dejando atrs a la grosera y deficiente imagen de laordinaria personalidad.

    Entonces comprendi el peregrino que en el mgico espejo haba encontrado el conocimientode s mismo, y que su verdadero Yo no era la corporal personalidad de carne, sangre, nervios yhuesos, que durante tanto tiempo haba tomado engaosamente por su propio ser, ni tampocoeran sus pensamientos y emociones, mudables como los vientos de un da para otro, sino algoque permaneca inmutable en su unidad entre la cambiante variedad de las vicisitudes de la vidamundanal.

    La imagen destacada del fondo del espejo era la semejanza de Dios, la del hombre perfecto conla perfeccin del Padre, del hombre posible, aunque en aquel momento estuviera todava muylejana la divina posibilidad.

    Tan conmovido qued el peregrino por la imagen vista en el mgico espejo, que ya nunca jamsse le borr de la memoria, y tomndola por ideal esforzbase en transladaria del simblicocuadro del espejo a las vividas realidades de la accin.Comprendi que el imperativo Concete! de nada sirve cuando el conocimiento no estconfirmado por la accin.

    Dice un apstol de la verdad:

  • Sed hacedores de la palabra de Dios y no tan solamente oidores, engandoos a vosotrosmismos. Porque si alguno oye la palabra de Dios y no la pone en obra es semejante a quien ve enun espejo su rostro natural y luego se olvida de que tal era.Mas el que hubiere mirado atentamente la perfecta ley de libertad y perseverare en ella, no siendooidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, ser feliz en sus hechos.

    De esta hermosa advertencia se infiere que el espejo mgico simboliza la ntima conciencia delhombre, quien para conocerse a s mismo se ha de mirar en ella por medio del examen oanlisis que, cotejando las dos imgenes all reflejadas, lo mueva a transmutar la vil en noble, ladbil en fuerte, la inferior en superior.

    El anlisis, examen y cotejo de lo que es, con lo que podra ser si quisiera, sin ms quesometerse volutariamcnte a la perfecta ley de libertad, le dar el conocimiento de si mismo, desus internas fuerzas mentales y anmicas, que cual cuerdas de clica arpa esperan la mano denieve que sepa pulsarlas. Entonces descubrir el filn de oro que yaca en el subsuelo de sucarcter sin sospechar su existencia.

    Pero es posible que haya en nosotros dos naturalezas? En realidad no hay ms que una, lanaturaleza divina, por ser imagen y semejanza de Dios, pero oculta bajo el velo de lapersonalidad que la desfigura con manchas e imperfecciones, como empaada pantalla queamortigua la brillantez de una luz.

    Dice San Pablo:|

    Porque segn el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; mas veo otra ley en mis miembros,que se rebela contra la ley de mi espritu, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que est en mismiembros.

    Bien claro se echa de ver que el hombre interior es el hombre espiritual, el verdadero Yo, laindividualidad o naturaleza superior, es decir, el aspecto superior o divino, el aspectopermanente e inmortal de la naturaleza de nuestro verdadero ser, al paso que por mismiembros debe entenderse el hombre externo, el aspecto transitorio, mortal y perecedero dela naturaleza humana o sean sus variables pensamientos y emociones, cautivos de la ley delpecado que est en el cuerpo o naturaleza inferior.

    Por lo tanto, para ayudarse a s mismo, necesita el hombre medir sus fuerzas, computar susposibilidades y no ir nunca ms all de lo que estas fuerzas fuerzas y posibilidadesjuiciosamente le prometan, porque si yerra en la medida o se equivoca en el clculo, tanto pordefecto como por exceso, dejar de cumplir su obra detenido por la timidez o se estrellar enlos escollos del fracaso empujado violentamente por la temeridad.

    Lo primero que ha de hacer en cuanto a si mismo se conozca es fortalecer los puntos dbiles,mediante la eliminacin de los vicios, la enmienda de las faltas, el enaltecimiento del carcter, laprctica de las virtudes, y conforme vaya mejorando de conducta ir reflejando la personalapariencia con mayor brillantez la luz espiritual del hombre interior, como refulge msintensamente el lumnico foco a medida que se va desempaando la pantalla.

  • Finalmente, la imagen del hombre perfecto que con tanta constancia se esforz en plasmar,substituir ya plasmada con el buril de las buenas obras al tmido, dbil y vicioso hombre viejo,de suerte que ser el nuevo hombre revelado por el mgico espejo de la conciencia.

    As dice San Pablo :

    Desechad el hombre viejo que est viciado conforme a los deseos del error, y renovaos por elespritu de vuestra mente, vistiendo el nuevo hombre criado conforme a Dios en justicia y ensantidad de verdad. No mintis los unos a los otros si os habis despojado del viejo hombre consus malas acciones, y revestdoos del li ombre nuevo, renovado por el conocimiento, conforme a laimagen del que lo cri.

    Este pasaje corrobora que el conocimiento de s mismo no es un fin, sino el medio detransmutar el hombre viejo o naturaleza inferior en ei hombre nuevo o naturaleza superior dendole divina, por ser imagen del Criador.

    Si alguno os asegurara que podrais miraros en un mgico espejo, el cual os revelara vuestroverdadero ser, el hombre posible, en vez del flaco, vicioso y dbil que hasta ahora os habisconsiderado, no harais todo cuanto en vuestra mano estuviese para obtener semejanteprivilegio?

    Pues precisamente esto es lo que har por vosotros la moderna filosofa de la vida, la esenciade las grandes religiones del mundo despojadas de las costras de supersticin acumuladas porla seca mano del fanatismo, el nuevo concepto de la ms ntima relacin del hombre con Dios.

    Todo esto os dar un vislumbre de vuestro verdadero Yo, del hombre interior que no conocaisporque lo velaban las preocupaciones de raza, los prejuicios de secta, los intereses egostas, lapesadumbre de la herencia, la esclavitud de las costumbres y las desfavorables condiciones delambiente en que nacisteis y os educasteis.

    No slo os revelar el hombre interior oculto bajo la desmedrada personalidad que creisteisvuestro verdadero ser, cuando tan slo es vuestra envoltura o pantalla empaada por lastelaraas del error, sino que tambin os revelar lo mucho y bueno que podis realizar encuanto os conozcis cumplidamente. En el espejo de vuestra conciencia no se reflejarn lasmezquinas obras pasadas, sino las levantadas acciones que estis llamados a realizar.

    La nueva filosofa de la vida, restauracin y renacimiento de la eterna verdad, oculta durantesiglos bajo las escorias de la ignorancia y la incomprensin, aventaja en vala al mgico espejode la leyenda, porque no reflejar al hombre de cuya personalidad os sents desilusionados,ni al que no ha correspondido a sus primitivas promesas ni al que ha truncado vuestrasesperanzas. No reflejar al hombre dbil, inepto, mezquino, desconfiado y perezoso.

    Es la nueva filosofa de la vida a manera de un haz de rayos equis mentales, que oscapacitarn para penetrar en las profundidades de vuestro ser y descubrir la inexplotadariqueza de potencias y posibilidades todava inactualizadas.

    Os demostrar lo que sois capaces de hacer sin otro auxilio que el de Dios y el de vuestroesfuerzo, afirmar vuestra confianza en vosotros mismos y os ayudar ayudaros, educiendo

  • lo que de mejor hay en vosotros para haceros el hombre ideal que por tanto tiempo anhelasteisser.

    Mas para esto se necesita, en primer trmino, movilizar todas las fuerzas de nuestra voluntad ytodas las energas de nuestra mente, porque la nueva filosofa de la vida no es una cienciaabstracta, metafsica, inasequible a los entendimientos vulgares, sino que es en suma laaplicacin a la conducta diaria, en cualquiera vicisitud de la vida, de los principiosconstituyentes de la psicologa humana.

    Por esto mismo, cuando el hombre se identifica con su cuerpo, con sus deseos y pasiones,desconoce su verdadero ser, aunque, por muy degradado que est y por mucho que le domineel egosmo, sentir en las graves crisis de la vida, en la prdida de un ser querido, en losquebrantos de fortuna, en las traiciones de parientes y amigos, en la infidelidad de la esposa ola ingratitud de los hijos, un anhelo, un ansia de que no fuera este mundo como es, sino comol quisiera que fuese en aquellos momentos en que estremecido el Yo por la violencia delinfortunio, reconoce siquier pasajeramente su diferenciacin del yo personal.

    La nueva filosofa de la vida le ensear, si adems de estudiarla y comprenderla ajusta a ella suconducta, a convertir en permanente y en toda circunstancia, esa pasajera conciencia oconocimiento de la distincin entre su ser invariable y su ser variable, entre el Yo superior oindividualidad y el yo inferior o personalidad, entre el hombre interno y el externo de que coninnegable ortodoxia nos habla el apstol de los gentiles.

    Desde luego que los errores mantenidos durante largos siglos con disfraz de verdad respectode la genuina naturaleza del hombre por la psicologa escolstica, dificultan la meritoria laborde convencer a las gentes de su grandeza espiritual y de sus congnitas posibilidades.

    Si tuviramos un ms amplio concepto de nuestras fuerzas internas, acompaado de unaprofunda fe en nosotros mismos, no necesitaramos mendigar auxilio de nadie, porque ennosotros mismos encontraramos el ms poderoso y eficaz auxilio. Aun aquellos a quienes elmundo llama hombres de suerte, al ver que todo les sale a medida de su deseo y en proporcinmayor a su esfuerzo, podran acrecentar la intensidad y magnitud de sus xitos.

    Acaso pregunte alguien: Es la nueva filosofa de la vida una especie de panacea mental, consobrada eficacia para convertir de repente al analfabeto en erudito, al cretino en genio y almalvado en santo? Qu fuerzas interiores podr alumbrar la zafia aldeana cuya vida colindacon la brutalidad? Quin ser capaz de convencer a un selvtico hotentote de que estdestinado por Dios a realizar grandes cosas?

    A esto slo cabe responder aludiendo concretamente a la ley de evolucin que con el mismoimperio rige en la vida y en la forma, en el espritu y en la materia. Segn el grado de evolucinde la individualidad, estar ms o menos empaada por la personalidad, y en el caso de lasrazas incultas, salvajes e inferiores, ser necesario, mayor y ms persistente esfuerzo parallegar a lo hondo, pero si continuamos bajando la sonda tocar por fin en las profundidadesdonde dormita el verdadero ser.

    La prueba est en el abundante fruto espiritual que obtienen en los pases salvajes losmisioneros de todas las denominaciones cristianas, y en especial las que no cometen la torpezade substituir un fetiche por otro, sino que representndoles las ventajas materiales resultantes

  • del abandono de sus prcticas inhumanas y supersticiosas, realzan a superior nivel su estado deconciencia, que equivale a proporcionarles el conocimiento de sus fuerzas interiores.

    Adems, la posibilidad de actualizacin de estas fuerzas interiores, no es la misma en todos loshombres, pues si lo fuese, semejaran unitnicos instrumentos incapaces de vibrar enconcertada sinfona.

    Segn el grado de evolucin, as es la posibilidad de educir las fuerzas interiores, de suerte quetodo ser humano por muy atrasado que est en su evolucin, es susceptible de mejora yadelanto mediante la movilizacin de sus fuerzas de reserva.

    Claro est que los muy atrasados siempre necesitarn de ayuda ajena para adelantar en elcamino de su perfeccionamiento; pero quienes se hallen en estado intermedio, que noalcancen las alturas del genio ni tampoco se arrastren por las hondonadas de la incultura rasa,podrn reduplicar su individual vala si se aplican autodidcticamente al conocimiento de smismos y concretan este conocimiento en accin.

    Quienes nunca se han mirado en el mgico espejo de su mundo interior, se figurarn que todoesto son metafsicas sin utilidad prctica, incapaces de aadir un garbanzo al puchero ni uncntimo al bolsillo. Pero se engaan de medio a medio, porque tanto en las profesionesliberales como en los oficios serviles y en los empleos mercantiles e industriales, de donde elhombre obtiene los materiales recursos para el sustento de la vida corporal, el agente deactividad es el Yo, el espritu, el alma, como quiera llamrsele, y el cerebro, los brazos, lasmanos y la misma mente no son ni ms ni menos que los instrumentos de la actividad del Yoindividual.

    Durante todo el siglo XIX, muchedumbre de mdicos y anatmicos que seguan por modacientfica las huellas de Gall, Broca y Charcot, propagaron la teora de las localizacionescerebrales, consistente en admitir para los procesos psquicos y en especial para el lenguajearticulado, centros cerebrales anlogos a los ganglios nerviosos que regulan las funcionesmotrices.

    Los materialistas compararon el cerebro humano con un fongrafo, diciendo que la terceracircunvolucin frontal izquierda produca el lenguaje articulado tan mecanicamente como elhgado segrega la bilis.

    Con esto se figuraban asestar un golpe mortal a la creencia en el espritu humano, sin caer en lacuenta de que aun en el caso de que verdaderamente produjera dicha circunvolucin ellenguaje articulado, sera como instrumento de la mente que a su vez lo es del espritu.No vayan a creer los timoratos que esto son novedades demoledoras de la antigua psicologa.Por el contrario, es la ampliacin de verdades incompletamente enunciadas por los pensadoresde otras pocas, y que ahora pueden demostrarse com hechos y fenmenos e la ms rigurosaexperimentacin.

    Un escritor tan escrupulosamente ortodoxo como Len Dandet, campen del catolicismomilitante en Francia, dice a este proposito :

    No es verdad que el organismo esclavice al espritu. Al revs, el espritu domina al organismo ypuede a veces transformarlo. No hay razn para que el cerebro sea, como viene repitindose, el

  • sitio exclusivo del pensamiento. Por el contrario, hay razones para creer que el pensamientohllase difundido a travs de todo el organismo, dominndolo con absoluta soberana.El cerebro es la central" de comunicacin que transmite y recibe corrientes diversas ; un gangliomas voluminoso y complicado.Es inadmisible que tal parte del cerebro sea el sitio de sta o la otra facultad intelectual. No nosenganemos. Asistimos en nuestros das a un quebrantamiento de todos los dogmas polticos,literarios y cientficos del sido precedente. Un nuevo orden de cosas est naciendo, o, msexactamente, es el orden eterno que vuelve a verse honrado en todos los dominios delpensamiento humano.

    A esta declaracin cabe aadir que tambin est naciendo un nuevo orden de cosas en laesfera de las creencias, no precisamente en lo que de esencial tienen las religiones, sino ensus accidentes dogmticos interpolados por obra de falibles hombres.Tambin est ya quebrantada la antigua idea ortodoxa de la inferioridad del hombre,considerado por la filosofia medieval como miserable gusano de la tierra.

    No hay ni puede haber inferioridad en el hombre por Dios creado, so pena de creer que de lasmanos de Dios puede salir algo imperfecto, lo cual fuera negar su infinita sabidura. La nicainferioridad es la que nosotros mismos nos suponemos, por no conocemos tal comoverdaderamente somos, por tomar por real el hombre externo y por ilusorio o quimrico elhombre interno, cuando slo lo contrario es la genuina realidad.

    Por no conocer nuestras posibilidades desconfiamos de nosotros mismos y somos ridiculacaricatura del hombre creado por Dios. Toda inferioridad, todo fracaso proviene deldesconocimiento de nuestro verdadero ser.

    Mas para que la nueva filosofa de la vida aproveche al mayor nmero posible de cuantosanhelen aplicarla a su conducta, es preciso exponerla en trminos claros y sencillos, conargumentos que persuadan a la par que convenzan sin dejar la ms leve duda en el nimo deldeseoso de mejorar su conducta y saber cmo le ser posible ayudarse a s mismo.

    La generalidad de las gentes no estn familiarizadas con el tecnicismo fraseolgico de lapsicologia acadmica, y para ellas resulta incomprensible logomaquia esa profusin detrminos enrevesados que como conscientivida, subconsciente, superconsciente,subliminal, mentacin, etc., slo tienen significado para el psiclogo que los emplea, nosiempre con el acierto exigido por la relacin entre la idea y la palabra.

    En cambio, la psicologa resulta una ciencia clara y sencilla cuando se exponen sus principiosde modo que todo individuo pueda experimentarlos en s mismo y convencerse por estaprpria experiencia de su verdad.

    Si, por ejemplo, tratamos de definir la conciencia, cada psiclogo dar una definicin distintaen cuanto a las palabras, aunque todas coincidan en el fondo; pero como las palabras son elvestido de las ideas, y por lo general se fijan las gentes ms en el vestido que en la persona,sucede que la mayora se quedan sin saber lo que es la conciencia a pesar de la multitud desus definiciones, pero digmosle a cualquiera por inculto que sea, con tal que no estindotado de buen sentido:

    Desde que apunt la razn en ti, conoces que eres t y no eres ninguna de las dems personas

  • con quienes convives y te relacionas. Sabes que t eres t y que no eres ni tu padre ni tu madre nitus hermanos ni tus amigos. Te ves siempre distinto de los dems, y este conocimiento que tienesde que t eres t es siempre el mismo, tanto si ests alegre, como triste, en casa o en la calle, en laciudad o en el campo, y sabes que al decir yo, te distingues de todos los otros que tambin dicenyo cuando hablan de ellos mismos. Esta distincin la hiciste lo mismo ayer cuando tenas diez aosque ahora que tienes cuarenta, y seguirs hacindola y sabiendo que t eres t mientras te dure lavida y aun despus de la muerte.A este conocimiento de que t eres t y no eres otro, se le llama en psicologa concienciapersonal, porque es el conocimiento de la propia persona, distinta de las dems personas delmundo.

    La conciencia personal est corroborada por las caractersticas inconfundibles de cadapersonalidad, que la distinguen externamente de cuantas otras personalidades han sido, son ysern en este mundo.

    Las ms notables caractersticas de cada persona son: la fisonoma, el timbre de voz, el modode andar y la configuracin corporal. Cada uno tiene su propio rostro, su voz, aire y ademanesque lo distinguen de sus semejantes y dan prueba de la conciencia personal de cada quin, desuerte que por muy bien que se disfrace siempre es posible identificar su personalidad. Y llegala distincin hasta el sutilsimo extremo de que ni aun las rayas de las manos ni el contorno delas yemas de los dedos son idnticos en todas las personas, sino que difieren lo bastante parahaber fundado Bertilin en su diferencia el til mtodo de identificacin de la personalidad delos criminales por medio de las huellas que deja la impresin de los dedos.

    Pero esta personalidad es el verdadero ser, el inmutable Yo, el autntico hombre? Vemoslo.

    Si la conciencia del yo soy yo y del t eres t persiste invariable durante toda la vida, resultaevidente que ese Yo no puede ser nada variable.

    El cuerpo fsico vara peridicamente, segn ban demostrado los. fisilogos, y aunqueparezca siempre el mismo en conjunto, se renuevan por completo de tiempo en tiempo susclulas componentes. Por lo tanto, el cuerpo fsico no puede ser nuestro verdadero Yo, puesla asimilacin y desasimilacin va mudando sus partculas componentes. Adems, si el cuerpofsico fuese nuestro verdadero Yo, resultara de ello la rotunda negacin de la existencia delespritu, porque el cuerpo muere, se desintegra y la materia que lo compuso vuelve al comnreceptculo del mundo material.

    Sern las emociones, sentimientos, afectos y deseos nuestro verdadero ser? Tampocopueden serlo porque tambin varan, y esta variacin no necesita que se la demuestre conargumentos, porque cada cual la experimenta por s mismo.

    En efecto, lo que en la niez constituamuestro mayor deleite, como eran los juguetes yjuegos infantiles, en la juventud lo despreciamos por frvolas puerilidades. Anlogamente, loque en la Juventud embargaba nuestro nimo y era el punto de aplicacin de nuestrasemociones y sentimientos, deja de atraernos en la virilidad; y al llegar Ja vejez miramos lascosas de este mundo desde un punto de vista enteramente distinto de como las mirbamos yveamos en las pasadas pocas de la vida.

    Segn las circunstancias, vicisitudes y condiciones de nuestro ambiente familiar y social,

  • cambian las emociones, sentimientos, afectos y deseos. Hoy nos repugna lo que ayer noshalagaba y es muy posible que maana no hagamos caso de lo que hoy nos pareceindispensable para la realidad de nuestra existencia.

    Sin embargo, en medio de esta sucesiva variacin emocional, persiste inalterable la concienciadel yo soy yo y del t eres t, lo cual prueba que tampoco son las emociones, sentimientos,afectos y deseos nuestro verdadero ser, pues no cabe persistencia en lo variable.

    Sern nuestro verdadero Yo los pensamientos? Aunque no tanto como las emociones,tambin son mudables. Dcese que de sabios es mudar de pensamiento; y la experiencia enseaque nuestras ideas, creencias y opiniones se van modificando con los aos, llegando a veces acambiar radicalmente las de la juventud en la virilidad y las de la virilidad en la vejez. Luegotampoco son los pensamientos nuestro verdadero ser.

    Cul es entonces? Antes de responder definitivamente, oigamos al insigne filsofo espaolBalmes, quien sienta la premisa de la respuesta en el siguiente pasaje:

    El ser con conciencia experimenta las mudanzas que en l se efectan ; y cuando la sensibilidad seeleva a la representacin del objeto percibido, el ser sale en cierto modo de s mismo, y no selimita entonces a un orden de fenmenos puramente experimentales, sino que es una especie deespejo en que se ve a s propio y percibe el admirable fenmeno que en l se efecta.

    Salirse de s mismo significa prescindir de su variable personalidad, abstraerse de todo cuantoen l es adyecticio y accidental por lo mudable y transitorio, para que tan slo quede su Yopermanente, su conciencia individual como mgico espejo en que a si mismo se contemple y seconozca en su admirable realidad.

    Esta conciencia individual es el hombre interno de San Pablo, el Yo superior o Ego de lostesofos, la superconciencia de los psiclogos, la subconciencia de los mentalistas, el Egosubliminal de los espiritualistas, y en resumen, la individualidad inmortal y permanente, enoposicin a la personalidad mortal y transitoria.

    Esta personalidad, el Ego o Yo superior, es la imagen y semejanza de Dios, la que heredadas desu Hacedor posee potencias divinas cuya actualizacin dificultan los obstculos opuestos por lapersonalidad.

    As es que cuando el hombre llega a conocerse a s mismo, comprende que el menospreciopropio es un crimen tan funesto como el orgulloso engreimiento, pues el destino sealado porla finalidad de la vida es el del vencimiento y no de la esclavitud, el del xito y no del fracaso, laafirmacin de las divinas facultades recibidas por herencia, para alzarse al nivel de susposibilidades y no hundirse por debajo de ellas como hacen los que an no han llegado aconocerse a s mismos.

    Pero a qu y por qu esa oposicin entre la individualidad y la personalidad, entre el espritu yla materia, entre lo permanente y perecedero? 'Por qu la vida ha de ser una continua luchaentre el bien y el mal, el amor y el odio, la virtud y el vicio, la razn y la pasin?

    Sencillamente porque para evolucionar hacia su perfeccionamiento ha de educir el espritu laspotencias latentes que como simiente divina entraa en s. Estas potencias son energias

  • espirituales para cuya actualizacin y crecimiento en magnitud e intensidad es necesaria unaresistencia que vencer, de la propia suerte que para la eficacia de la fuerza elstica del vapor deagua se necesita como punto de aplicacin una resistencia sobre la cual acte.

    Se robustecera la voluntad si no tropezara con obstculos e impedimentos? Podranejercitarse la paciencia, la templanza, la castidad, la fortaleza, la prudencia y dems virtudes sno encontraran como obstculo vencible la ira, la gula, la lujuria, la flaqueza, la bellaquera ydemas vicios que les oponen resistencia por ser sus pares opuestos?

    De aqu la importancia de la personalidad para el progresivo incremento y evolucin de laindividualidad, de donde se sigue que la primera ayuda que el hombre ha de prestarse a smismo es la purificacin de su personalidad, el expurgo de las debilidades, vicios y pasiones desu carcter, pues cuanto ms limpia est la personalidad con mayor refulgencia brillar laindividualidad, mas clara aparecer la imagen del hombre interno, por cuanto ya no estarobscurecida por las sombras del vicio y del error la imagen del hombre externo.

    Entonces sentir d hombre con mayor delicadeza y pensar ms altamente, ponindose encontacto con un mundo cuya visin le velaba la sucia pantalla de la personalidad.

    Por esto dice con mucho acierto Sir Oliver Lodge:

    Cabe suponer que el Ego o Yo superior se relaciona con otro orden de existencia y es capaz a vecesde transmitir a la personalidad las percepciones que de ese otro orden de existencia recibe. Deeste modo podran explicarse los innegables fenmenos de la clarividencia.

    Aadamos por nuestra parte que tambin se explican la inspiracin del artista, lospensamientos del sabio, el numen del poeta, por la relacin en que el Ego o verdadero hombreest con ese otro orden de existencia a que alude el insigne rector de la universidad de Oxford,y que no es ms sino el mundo propio de la actuacin del Ego, el plano, esfera o nivel henchidode la sutilsima materia mental de que se plasman los pensamientos cuyas vibraciones recogenlos cerebros delicadamente sensitivos como las antenas radotelegrficas recogen las ondashertzianas.

    As lo corrobora la experiencia de los sabios y artistas geniales cuya rectitud de conducta yelevacin de carcter es incompatible con el empaa- miento vicioso de la personalidad.

    Dice Mozart a este propsito:

    No acierto a explicar cmo compongo mi msica, ni s de dnde ni cmo me acuden a la mente lospensamientos musicales, con la particularidad de que no he de esforzarme en armonizar las notasni pensar en qu resultado darn, sino que oigo en mi interior la frase completa y no he de hacerms que trasladar al pentgrama lo que acabo de oir con los odos del alma.

    Por su parte declara Thompson:

    Cuando estaba escribiendo mi libro Sistema de Psicologia, parecame a veces que era yo uninstrumento pasivo en manos de otra persona, y otras veces resultaban vanos mis esfuerzos endar con el pensamiento adecuado, al punto de que trataba. En vista de estas dificultadesmentales, dej de escribir durante algn tiempo, aunque segu acopiando datos y consultando

  • autores cuyas notas me haban de servir de material subalterno para mi obra. Pero una noche,mientras lea un peridico sin pensar para nada en el libro, brot de mi mente la idea que mefaltaba para terminarlo.

    Y el eminente qumico de las sntesis, el ilustre Berthelot, hombre de sentimientos tan puros,que muri de pena al recibir la noticia de la muerte de su amada esposa, confiesa lo siguiente:

    Nunca me esforc en pensar con normas de puro raciocinio y deliberado esfuerzo mental, quexperimento sera el ms a propsito para obtener la sntesis orgnica que me haba propuestodescubrir. Las ideas acudieron espontneamente, como estrellas desprendidas del clarofirmamento.

    Purificar la personalidad y enaltecer la individualidad fu desde un principio el objeto de todaslas religiones. Pero con el tiempo todas se han ido desviando ms o menos torcidamente delsendero trazado por su fundador, hasta caer en la supersticiosa creencia de que para purificarla personalidad es preciso afligirla y mortificarla, sin tener en cuenta que si bien la mortificacindisminuye la resistencia, substrae en cambio las ocasiones de fortalecer la voluntad.

    Por el contrario, la nueva filosofa restaura el primitivo objeto de la verdadera religin, queconsiste en domar el potro de la personalidad por medio de la firme y enrgica voluntad deldomador.Ante todo y sobre todo es preciso desechar la funesta creencia de que vuestra personalidad esel verdadero ser, porque mientras asi lo consideris, os seguirn por doquiera el desaliento y elhasto.Si anhelis sobreponeros al nivel de inferioridad en que hasta ahora vegetasteis, expulsad devuestra mente la imagen del hombre viejo que nunca se coloco a la altura de sus posibilidades,y substituidla por la imagen del hombre interior, para entonces esforzaros en convertirla enviva realidad.

    Miraos en el mgico espejo de vuestra alma, donde est escrito el propsito que tuvo Dios alponeros en existencia, y veris all reflejado vuestro verdadero ser.Pensad, hablad, obrad y vivid en armona con la ley de Dios y entonces seris colaboradores delplan de la evolucin humana, y al ayudar a la humanidad, empezaris a ayudaros a vosotrosmismos. (Capitulo primero del libro Ayudate a ti mismo, de Orison Sweet Marden)