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ORIENTACIONES DESDE EL ENFOQUE BILINGÜE PARA LA ATENCIÓN EDUCATIVA DE ALUMNOS SORDOS QUE CURSAN LA EDUCACIÓN BÁSICA Marzo, 2010

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ORIENTACIONES DESDE EL ENFOQUE BILINGÜE PARA

LA ATENCIÓN EDUCATIVA DE ALUMNOS SORDOS

QUE CURSAN LA EDUCACIÓN BÁSICA

Marzo, 2010

Page 2: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

2

1.- Introducción

4

2.- Antecedentes 6

2.1 Marco jurídico y normativo 6

2.2 Breve historia sobre la educación del niño sordo en

México

11

2.3 Modelos de atención: Modelo médico y modelo

sociocultural

16

3.- El niño sordo, definiciones generales 19

3.1 Crecer comunicados 20

3.2 Lo que los padres necesitan saber

21

4.- Lenguaje y comunicación 24

4.1 Adquisición vs aprendizaje: acceso natural a la lengua y el

periodo crítico de adquisición

26

4.2 El aprendizaje de la lengua oral: oralizar vs educar; la

terapia del lenguaje como complemento

29

4.3 Ser bilingüe: el derecho del niño sordo

31

5.- Generalidades sobre el Modelo Bilingüe 32

5.1 Características básicas 32

5.2 Una escuela bilingüe: necesidades y retos 35

5.3 Ambientes óptimos de aprendizaje con orientación visual 36

Trabajo por proyectos 38

Películas y documentales 42

Las representaciones 43

La información visual 44

Mapas mentales y ordenadores gráficos 46

La ciencia experimental 47

Uso de material concreto 47

La literatura infantil 48

Visitas y paseos

50

6.- Lectura y escritura en el contexto bilingüe: el aprendizaje del

español como una segunda lengua

50

6.1 Lectura modelada 52

6.2 Lectura con textos predecibles 55

6.3 Leer y recontar 58

6.4 Conocer la lengua: aprendizaje del español en su forma

escrita

59

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3

7.- Los adultos sordos como modelos de lengua y vida 62

7.1 Adultos sordos en la escuela 62

7.2 Perfil y funciones del adulto sordo dentro de la escuela 63

7.3 Aspectos culturales de la comunidad sorda

64

8.- Inclusión del niño sordo: mitos y realidades 67

8.1 ¿Cómo y cuándo incluirlo?: escuelas con énfasis en la

atención a la discapacidad

69

8.2 Y al sordo ¿quién le habla?: maestros de comunicación

competentes en Lengua de Señas Mexicana. Los intérpretes

en el aula

71

8.3 De la teoría a la práctica: cómo atender al niño sordo

dentro de los servicios de educación inicial y básica (Centros

de Atención Múltiple y aula regular)

73

8.4 Condiciones óptimas para la educación bilingüe en los

servicios escolarizados de educación especial y en las

escuelas regulares con el apoyo de la Unidad de Servicios de

Apoyo a la Educación Regular

74

9.- Ejemplos de experiencias exitosas: aprender por ellos, con ellos y

de ellos

76

10. Bibliografía

83

11. Directorio de Intérpretes de LSM por entidad

12. Directorio de Asociaciones de sordos por entidad

13. Bibliografía complementaria

Page 4: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

4

“La comunicación es el corazón de las dificultades, y de los éxitos, asociados con

la sordera… Y la sordera no se refiere a la audición. Se refiere a la comunicación.

Y al final de cuentas, la comunicación no está limitada al intercambio de ideas o

de información, o inclusive emociones y experiencias. La comunicación se

relaciona con el conocerse el uno al otro.

Y el conocer es empezar a entender (Ogden, 1996, p. 100).

Para entender a los sordos, hay que empezar por conocerles. La sordera, no la

padecen los sordos, la padecemos quienes no hemos querido escucharles.

1. Introducción

Este documento tiene como propósito brindar información a los maestros de

educación básica, tanto a aquellos que laboran en algún servicio de Educación

Especial como aquellos maestros de aulas regulares que atienden a niños sordos

en las escuelas con ayuda de los equipos de apoyo de Educación Especial, para

que conozcan de manera más precisa las necesidades de estos alumnos y

puedan generar mejores condiciones para su desarrollo integral.

A través del mismo, se pretende explicar con objetividad una realidad que por

todos es clara a simple vista pero a la que no hemos dado una respuesta

acertada: un gran número de sordos no alcanzan, en las condiciones en las que

les estamos atendiendo, un desarrollo del lenguaje eficiente que les permita

saciar sus necesidades comunicativas básicas, ni un nivel educativo acorde a sus

capacidades.

Como lo explica claramente Skliar, “la educación para los sordos es un problema

educativo, como lo son también los problemas educativos relacionados con la

educación rural, la educación de las clases populares, los niños de la calle, los

indígenas, los inmigrantes, las minorías raciales, religiosas, las diferencias de

género, los adultos, los presos, la tercera edad, los que están en proceso de

alfabetización, los que son analfabetos, etcétera. Se trata de aquellos grupos que

con cierta displicencia cuantitativa tendemos a llamar grupos minoritarios o,

directamente, minorías; minorías que sufren una misma exclusión, o una exclusión

parecida, en los procesos educativos culturalmente significativos” (Skliar, p.2), y

hasta que no demos a estas minorías la atención especializada que requieren, no

podremos lograr la equidad por la que tanto se ha luchado.

En lo que a la educación se refiere, ser equitativos no supone dar a todos lo

mismo, supone dar a cada uno lo que necesita para lograr un desarrollo pleno.

Implica, ofrecer a todos las mismas oportunidades, aunque no necesariamente

bajo las mismas condiciones.

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5

Respetar las diferencias no significa dejar de verlas. Por el contrario, significa

conocerlas a fondo para responder a las mismas de manera acertada. Como se

nos explica en el Plan de Estudios de Educación Primaria 2009: “El reto de atender

con calidad educativa a las poblaciones vulnerables parte de un principio

irrenunciable de equidad…no debe ofrecerse lo mismo a poblaciones con

diferentes necesidades sin riesgo de perpetuar las desventajas. La equidad en

educación no significa igualar los servicios que se ofrecen, significa lograr la

misma calidad de resultados en poblaciones diferentes” (SEP, 2009 p. 24).

En su Capítulo III (inciso VIII, de la educación), la Ley General de las Personas con

Discapacidad estipula que la educación que imparta el Estado deberá contribuir

al desarrollo integral de las personas con discapacidad, y que deberá garantizar

el acceso de la población sorda a la educación pública obligatoria y bilingüe,

que comprenda la enseñanza del idioma español y la Lengua de Señas

Mexicana, así como, que deberá establecer en los programas educativos que se

transmiten por televisión, estenografía proyectada e intérpretes de Lengua de

Señas Mexicana (inciso VI).

En la práctica, poder cumplir con estas condiciones se hace muy difícil, sino es

que imposible, al atender a los niños sordos en los mismos centros y salones de

clase que a los niños oyentes con diversos tipos de discapacidad y/o además,

con una necesidad de modalidad lingüística diferente.

Poder asegurar el brindar este derecho, requiere de que los sordos estén

agrupados con otros sordos y sean atendidos por maestros y/o con el apoyo de

intérpretes que dominen la Lengua de Señas Mexicana, para que puedan

impartir o traducir, los contenidos del programa escolar a través de la misma, y en

primera instancia, para que puedan ser transmisores de esta lengua, patrimonio

cultural de los sordos, para sus alumnos con este distintivo.

Para alcanzar este propósito, una minoría de Centros de Atención Múltiple en

distintas partes de la República, han mantenido una población mayoritaria de

alumnos sordos y han capacitado a sus maestros en el aprendizaje de la LSM.

Otras organizaciones, no gubernamentales, ofrecen programas que reconocen y

utilizan la LSM como primera lengua en sus proyectos educativos para niños

sordos y que trabajan bajo el enfoque de atención que propone la educación

bilingüe. Sin embargo, aún son muy pocos los lugares en los cuales, los sordos

encuentran la posibilidad de ejercer sus derechos.

Este documento no pretende marcar una línea específica de atención hacia los

sordos, ni mucho menos, defender modelos o posturas con el propósito de

prolongar el tan desgastado e infructuoso debate entre oralistas y manualistas

extremistas.

Page 6: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

6

Lo que pretende, es informar para hacer consciencia, para reflexionar sobre

nuestro propio quehacer. Que el maestro pueda contar con mayor sustento para

hacer cambios en la atención de sus alumnos sordos, para tomar decisiones sobre

lo qué podemos hacer cada uno desde el lugar en el que estemos, con las

posibilidades reales del entorno en el que nos toca recibirles y atenderles, en aras

de impulsar la calidad en su educación, recordando que: “el principio de un

movimiento hacia la calidad, es el reconocimiento de que hay problemas”

(Schmelkes, 1992, p.42).

2. Antecedentes

2.1 Marco jurídico normativo

En México existen las condiciones normativas donde se prohíbe todo tipo de

discriminación así como los fundamentos para que las autoridades educativas

garanticen el derecho de las personas con discapacidad a tener acceso a la

educación en todos los niveles y modalidades. Así lo señala el capítulo I° y 3° de

la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos:

Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todo individuo gozará de las garantías que otorga esta Constitución, las cuales no podrán restringirse ni suspenderse, sino en los casos y con las condiciones que ella misma establece… Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas Artículo 3o. Todo individuo tiene derecho a recibir educación. El Estado -federación, estados, Distrito Federal y municipios-, impartirá educación preescolar, primaria y secundaria. La educación preescolar, primaria y la secundaria conforman la educación básica obligatoria. La educación que imparta el Estado tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia.

Por su parte la Ley General de Educación en su artículo en su Artículo 39, indica

que en el sistema educativo nacional queda comprendida la educación inicial,

la educación especial y la educación para adultos, y en el artículo 41, enfatiza la

atención de los alumnos con necesidades educativas especiales dentro de los

cuales se encuentran los alumnos con discapacidad

Artículo 41. La educación especial está destinada a individuos con discapacidades transitorias o definitivas, así como a aquellos con aptitudes sobresalientes. Atenderá a los educandos de manera adecuada a sus propias condiciones, con equidad social. Tratándose de menores de edad con discapacidades, esta educación propiciará su integración a los planteles de educación básica regular, mediante la aplicación de métodos, técnicas y materiales específicos. Para quienes no logren esa integración, esta educación procurará la satisfacción de necesidades básicas de aprendizaje para la autónoma convivencia social y productiva, para lo cual se elaborarán programas y materiales de apoyo didácticos necesarios.

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7

Esta educación incluye orientación a los padres o tutores, así como también a los maestros y personal de escuelas de educación básica regular que integren a alumnos con necesidades especiales de educación.

En el Programa Sectorial de Educación 2007-2012, también se sustenta la atención

educativa de los grupos vulnerables, entre los cuales se encuentra la población

con discapacidad (objetivo, 2): Ampliar las oportunidades educativas para

reducir desigualdades entre grupos sociales, cerrar brechas e impulsar la equidad.

Así mismo, enfatiza la necesidad de ampliar la cobertura, el apoyo al ingreso y la

permanencia de los estudiantes en la escuela, el combate al rezago educativo y

mejoras sustanciales a la calidad y la pertinencia.

Por su parte, el Foro Mundial sobre la Educación celebrado en Dakar, Senegal en

el año 2000, subraya: “El suministro de una Educación para Todos (EPT) a los niños

y adultos excluidos requiere un enfoque holístico encaminado a cambiar no sólo

las prácticas actuales sino también los valores, las creencias y las actitudes”.

Uno de los objetivos a los que se comprometieron los participantes del Foro es:

“Mejorar todos los aspectos cualitativos de la educación, garantizando los

parámetros más elevados, para conseguir resultados de aprendizaje reconocidos

y mensurables, especialmente en lectura, escritura, aritmética y competencias

prácticas esenciales”.

En los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la Organización de las Naciones

Unidas 2008 también abordan el derecho a la educación para todos y comenta: “Lograr la educación primaria universal implica más que la cobertura total de la matrícula. Abarca también educación de calidad, lo cual significa que toda la población infantil que asista a la escuela en forma regular, aprenda habilidades básicas de lecto-escritura y matemática y finalice a tiempo la escuela primaria”.

Esto dio paso a la fundamentación de la educación inclusiva, la cual es un

proceso de fortalecimiento de la capacidad del sistema educativo de cada país

para llegar a todos los educandos; y puede entenderse como una estrategia

clave para alcanzar la Educación para Todos. Como principio general, debe

orientar a todas las políticas y prácticas educativas, partiendo del hecho de que

la educación es un derecho humano básico y el fundamento de una sociedad

más justa e igualitaria

Al igual que la Educación para Todos, el sentido de la educación inclusiva es

asegurar el derecho a la educación de todos los alumnos, cualquiera que sean

sus características o dificultades individuales, a fin de construir una sociedad más

justa. Temario abierto sobre educación inclusiva. UNESCO, 2004.

Garantiza el acceso, permanencia, participación y aprendizaje de todos los

estudiantes con especial énfasis en aquellos que están excluidos, marginados o

en riesgo de estarlo, a través de la puesta en práctica de un conjunto de

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acciones orientadas a eliminar o minimizar las barreras que limitan el aprendizaje

y la participación de los alumnos y que surgen de la interacción entre los

estudiantes y sus contextos; las personas, las políticas, las instituciones, las culturas

y las prácticas. Glosario de Educación Especial, PFEEIE, 2010.

La inclusión se ve pues como un proceso que permite tener debidamente en

cuenta la diversidad de las necesidades de todos los niños, jóvenes y adultos a

través de una mayor participación en el aprendizaje, las actividades culturales y

comunitarias, así como reducir la exclusión de la esfera de la enseñanza y dentro

de ésta, y en último término acabar con ella. Entraña cambios y modificaciones

de contenidos, enfoques, estructuras y estrategias basados en una visión común

que abarca a todos los niños en edad escolar y la convicción de que

corresponde al sistema educativo ordinario educar a todos los niños y niñas.

Directrices sobre políticas de inclusión en la educación, UNESCO, 2009.

A nivel internacional y nacional se cuenta con sustento legal y jurídico que

menciona el derecho de las personas sordas a la educación.

La Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con

Discapacidad entró en vigor el 3 de mayo del 2008 y tiene como propósito

promover, proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los

derechos humanos y libertades fundamentales por todas las personas con discapacidad,

y promover el respeto de su dignidad inherente. Acerca de la educación para las

personas sordas, menciona en su artículo 24 el “facilitar el aprendizaje de la lengua

de señas y la promoción de la identidad lingüística de las personas sordas”.

La Ley General de las Personas con Discapacidad1, aprobada el 10 de junio de

2005, en su artículo 10 de la educación a la letra dice:

VIII. Garantizar el acceso de la población sorda a la educación pública obligatoria y bilingüe, que

comprenda la enseñanza del idioma español y la Lengua de Señas Mexicana. El uso suplementario

de otras lenguas nacionales se promoverá cuando las circunstancias regionales así lo requieran;

X. Implementar el reconocimiento oficial de la Lengua de Señas Mexicana y el Sistema de Escritura

Braille, así como programas de capacitación, comunicación, e investigación, para su utilización en

el Sistema Educativo Nacional;

XII. Impulsar toda forma de comunicación escrita que facilite al sordo hablante, al sordo señante o

semilingüe2, el desarrollo y uso de la lengua en forma escrita;

1 Cabe mencionar que esta Ley todavía no está reglamentada.

2 Se entiende por Sordo hablante es toda aquella persona que creció hablando una lengua oral pero que en algún

momento quedó sorda. Puede seguir hablando y, sin embargo, ya no puede comunicarse satisfactoriamente de esta

manera.

Sordo señante es toda aquella persona cuya forma prioritaria de comunicación e identidad social se define en torno de la

cultura de una comunidad de sordos y su lengua de señas.

Sordo semilingüe es toda aquella persona que no ha desarrollado a plenitud ninguna lengua, debido a que quedó sordo

antes de desarrollar una primera lengua oral y a que tampoco tuvo acceso a una lengua de señas.

Page 9: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

9

Esta ley define como Lengua de Señas (inciso IX), la lengua de una comunidad de

sordos, que consiste en una serie de signos gestuales articulados con las manos y

acompañados de expresiones faciales, mirada intencional y movimiento corporal,

dotados de función lingüística, que forma parte del patrimonio lingüístico de

dicha comunidad y es tan rica y compleja en gramática y vocabulario como

cualquier lengua oral. Esta lengua (en adelante LSM), es considerada, bajo esta

ley (artículo 12), una de las lenguas nacionales que forman parte del patrimonio

lingüístico con que cuenta la nación mexicana.

También establece (Artículo 2, inciso III)que para los efectos de esta ley, se

entiende por Comunidad de Sordos, todo aquel grupo social cuyos miembros

tienen como característica fundamental no poseer el sentido auditivo para

sostener una comunicación y socialización natural y fluida en lengua oral alguna

(sin embargo, sabemos que algunos sordos competentes en la comunicación

oral, así como en el uso de la Lengua de Señas, se consideran igualmente

miembros de la misma).

En el Programa Nacional para el Desarrollo de las Personas con Discapacidad

(PRONADDIS) 2009-2012, estrategia 4.7, se contempla la educación bilingüe para

las personas sordas y el uso de la Lengua de Señas Mexicana en las siguientes

líneas de acción:

4.7.4 Ampliar la producción y mejorar la distribución y difusión de materiales audiovisuales interpretados en

Lengua de Señas Mexicana, para poder implementar el Método de Educación Bilingüe para la atención

educativa de alumnos sordos.

4.7.5 Capacitar a maestros en la Lengua de Señas Mexicana para favorecer la educación bilingüe

para personas sordas en escuelas regulares.

4.7.6 Diversificar la producción de material didáctico y tecnológico para mejorar la calidad de la

educación de personas sordas o con hipoacusia.

El siguiente cuadro muestra las leyes estatales sobre las personas con

discapacidad en las que se mencionan entre otras cosas el derecho de las

personas sordas a la educación y al uso de la LSM.

Page 10: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

10

ENTIDAD FEDERATIVA LEY ESTATAL ARTÍCULO

Baja California

Ley para el desarrollo integral de

personas con capacidades diferentes

para el estado de Baja California, 2003.

Art. 19°

Campeche

Ley para el desarrollo integral de las

personas con discapacidad en el

estado de Campeche, 2008.

Art. 6°

Chihuahua

Ley para la Atención de las Personas

con Discapacidad en el Estado de

Chihuahua, 2006.

Art. 65°

Chiapas Ley para las Personas con Discapacidad

del Estado de Chiapas, 2004.

Art. 9°

Colima

Ley para la Integración y Desarrollo

Social de las Personas con

Discapacidad del Estado de Colima,

2007.

Art. 27°

Durango

Ley Estatal para la Integración Social

de las Personas con Discapacidad,

2007.

Art. 25°

Morelos

Ley de Atención Integral para Personas

con Discapacidad en el Estado de

Morelos. 2007.

Art. 49°

Nuevo León Ley de Personas con Discapacidad del

Estado de Nuevo León, 2007. Art 18°

Quintana Roo

Ley de Protección y Desarrollo Integral

para las Personas con Discapacidad del

Estado de Quintana Roo, 2007.

Art. 39°

San Luis Potosí Ley Estatal para las Personas con

Discapacidad, 2006. Art. 41°

Sinaloa

Ley de Integración Social de Personas

con Discapacidad del Estado de

Sinaloa, 2000.

Art 40°

Sonora Ley de Integración Social para Personas

con Discapacidad, 2009. Art. 42° Bis

Zacatecas

Ley Estatal para la Integración al

Desarrollo Social de las Personas con

Discapacidad, 2005.

Art. 53°

Page 11: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

11

2.2 Breve historia sobre la educación de los sordos en México

Conocer y entender la historia, nos da la posibilidad de poder explicarnos

posturas y corrientes en lo que a la educación de los sordos concierne. Poder

observar los movimientos y cambios que han impactado en la educación de los

sordos, nos permite poder hacer nuestros propios razonamientos y

posicionamientos el día de hoy.

Como lo explica (Montañés, 2001 p. 5-7): “Una historia propia no sólo es

indispensable para explicar el presente, sino también para fundamentar el futuro

en la medida que prestemos atención a los diversos indicios del pasado,

podremos ir reconstruyendo, poco a poco, la historia de quiénes eran, cómo eran

vistos, a qué se dedicaban, de qué forma se comunicaban, a qué instituciones

dieron origen, tanto los oyentes que trabajaban a su favor, como los mismos

sordos en un período posterior”. Aprender del pasado nos permite tomar

decisiones y ejecutar acciones en el presente que nos ha tocado vivir como

maestros.

Los orígenes de la educación especial en México se remontan al año de 1861,

cuando el Presidente Benito Juárez decretó el establecimiento en la capital de la

República, de una escuela para “sordo-mudos”, lo cual representó el primer

proyecto de una escuela específica para los sordos auspiciada por el gobierno

en nuestro país (Segura, 2007). Sin embargo, con la intervención francesa, fue

bajo el gobierno de Maximiliano de Habsburgo cuando se concretó la creación

de la primera escuela de carácter público especializada en atender a los niños y

jóvenes sordos en México.

En 1866 arribó a nuestro país Eduardo Huet, francés sordo educado en la escuela

francesa del abate Charles Michel de L´Epée, quien se encargaría, junto con su

esposa, de dirigir durante varios años la nueva escuela para sordos.

En l875 la Escuela Nacional de Sordomudos estaba dirigida todavía por Huet

(Oviedo, 2007). José Martí quien visitó aquella escuela, reportó que en la misma,

los alumnos escribían con claridad, tenían nociones elementales y claras de

geografía, historia, historia natural, aritmética y gramática. En aquel tiempo,

explica Oviedo, las escuelas para sordos eran muy escasas en América Latina,

por lo que la impresión de Martí fue grande expresando después de su visita, que

la enseñanza los revelaba a la vida.

Montañés explica que con la muerte de Maximiliano y el regreso de Benito Juárez,

la Escuela Nacional de Sordomudos cambiaría sensiblemente y Ramón I. Alcaraz

sería el responsable de muchas reformas encaminadas a mejorar el desempeño

de las actividades dentro de la misma.

Page 12: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

12

“En síntesis, el primer programa de 1867 pretendió dotar de cierta instrucción

básica a los sordos, aunque la diferenciación que existió entre este plan de

estudios y los cursados por los oyentes de la época no pueden ser equiparados

(Montañés p. 88). La escuela preparaba a los sordos en oficios prácticos como:

litografía, tornería, sastrería, zapatería, tipografía, encuadernación y carpintería,

así como en el cultivo de hortalizas.

Los debates y conclusiones del Congreso de Milán realizado en 1880, empezaron

a influir en la tendencia educativa que se ofrecía a las personas sordas en Europa

principalmente, pero también en nuestro país. Dicho Congreso se convirtió en un

parteaguas en la educación de los sordos; y el oralismo durante el siglo XX,

comenzó a ser mirado como la única manera de integrarlos a nuestra sociedad:

“la lengua de señas fue prohibida y censurada. El dominio de la lengua oral pasó

a ser una condición “sine qua non”, para que el sordo tuviera la aceptación

dentro de una sociedad mayoritaria” (Segura, 2007). Esta influencia viajó hasta

México marcando la educación y vida de muchos sordos, quienes, sin embargo,

nunca alcanzaron el sueño del oralismo, y las lenguas de señas, a pesar de todo,

nunca dejaron de existir.

La escuela Nacional para Sordos y Ciegos funcionó hasta los últimos años de la

década de 1960. Hoy en día, aún podemos encontrarnos y dialogar, con

personas sordas adultas que fueron alumnos de esta escuela (Muciño, 2006).

Estos sordos reportan cómo la escuela residencial se convirtió para ellos en el

lugar en el cual encontraron comunicación, aprendizaje y amistades. Estos

sordos, encontraron también, al salir de la escuela, vías para desarrollar una vida

digna, muchos de ellos desenvolviéndose profesionalmente como dibujantes.

Paralelamente a la Escuela Nacional, los Sacerdotes Claretianos, comenzaron a

trabajar con la comunidad de sordos en México desde el año de 1905, primero

bajo la dirección del Padre Clotet y el padre Camilo Torrente. Sin embargo, este

trabajo fue interrumpido durante mucho tiempo debido a la persecución religiosa

que tuvo lugar en nuestro país, en la cual los sacerdotes extranjeros fueron

expulsados del mismo.

Fue hasta 1929, cuando termina la persecución Cristera, que el padre Rosendo

Olleta, retoma la atención hacia los sordos y brinda un gran impulso en su iglesia

hacia el trabajo con esta comunidad. El templo de San Hipólito desde entonces

y hasta la fecha, hizo de la atención de los sordos un apostolado, y la especial

acogida que esta orden religiosa ha brindado a los mismos, convirtió este lugar en

un punto importante de reunión para ellos.

Existen referencias (Araujo, 1946) en las cuales se menciona la labor que el padre

Rosendo Olleta comenzó a realizar con los sordos en el caserón ubicado junto al

Page 13: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

13

templo de San Hipólito. En un principio, dedicada a niñas y jóvenes sordas

(únicamente mujeres), quienes recibían clases de lecto-escritura, aritmética y

costura y con quienes experimentaba el trabajo de oralización, que en 1926,

había observado al visitar en Barcelona una casa para sordos. Además, la Iglesia

de San Hipólito ofrecía misas interpretadas todos los domingos, trabajo de

catequesis y ejercicios cuaresmales para los sordos, lo cual se sigue llevando a

cabo hasta el día de hoy.

Conscientes de la necesidad de intervención en otras partes del país, los

claretianos llevaban a cabo actividades con sordos en los estados, a través de las

iglesias, las misiones, encuentros deportivos que realizaban anualmente, y cursos

de lengua de señas que ofrecían en diversos lugares con el propósito de

multiplicar la experiencia desarrollada en su iglesia.

Posteriormente, ya en el año de 1993 (Comunidad de San Hipólito, 1993), los

Padres Macario Sánchez, Martín Montoya y Anibal Carballo creyeron conveniente

redefinir los objetivos que la obra tenía hacia los sordos para continuar el trabajo

para la promoción integral de esta población. Poco después de esta fecha, se

delimitaron nuevos objetivos y el área educativa se dirigió específicamente a

jóvenes y adultos sordos a quienes se ofrece, hasta la fecha, alfabetización,

educación primaria y secundaria y algunos talleres técnicos en el Centro CLOTET

A.C.

Pero fue hasta el inicio de la década de los setentas, que se creó la Dirección

General de Educación Especial, para dar atención a alumnos con necesidades

educativas especiales desde el ámbito público. Durante este periodo se

empezaron a formar los primeros grupos integrados en el Distrito Federal y la

ciudad de Monterrey y aparecieron, así mismo, los primeros Centros de

Rehabilitación y Educación Especial (CREE).

Durante los años ochentas, se extendió la creación de Coordinaciones en los

estados con el propósito de abarcar la totalidad del país. Para los niños con

problemas de audición (sordos e hipoacúsicos), la Dirección General de

Educación Especial empezó a ofrecer programas de intervención temprana,

escuelas especiales para niños sordos (CREE especializados) y grupos integrados

en la escuela regular.

La orientación oficial de atención hacia los sordos, variaba entre una intervención

bajo el Método Oral, o bien, la atención bajo el enfoque de la Comunicación

Total (lengua de señas/lengua oral) metodología que estuvo en boga en aquel

tiempo pero que fue perdiendo valor por investigaciones que probaron que es

imposible hablar dos lenguas al mismo tiempo y que la efectividad de este

modelo resultaba, por ende, muy limitada.

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14

La orientación, así como el emplazamiento en los CREE o en los Grupos Integrados

Específicos para Hipoacúsicos (GIEH), dependían del grado de pérdida auditiva

que presentaban los alumnos. El objetivo fundamental de estos servicios, era

brindar a los niños sordos la posibilidad de comunicarse (en una u otra

modalidad) para poder adaptarse a la sociedad oyente (SEP, 1985).

Considerando la diferencia entre aquellos niños que logran un buen desarrollo de

la lengua oral por sus restos auditivos (niños hipoacúsicos o con menor

dependencia visual) y aquellos con sorderas profundas (mayor dependencia

visual), la clasificación de los servicios y de los enfoques (que en el momento se

conocían), se considera una clasificación acertada de acuerdo a las

necesidades educativas de la población sorda. De esta manera, las escuelas

especializadas en sordos, pudieron ofrecer, aunque en una modalidad no

completamente acertada, el desarrollo de la Lengua de Señas para los alumnos

sordos, así como espacios en los que estos encontraron una integración social

con otros compañeros sordos (tanto en los CREE como en los GIEH).

En 1984, la Dirección General de Educación Especial atendía a 6,098 niños con

problemas de audición y lenguaje en 58 Centros y escuelas (grupos integrados)

en todo el país.

Instituciones privadas también surgieron para dar respuesta a la atención de los

sordos, tanto en el Distrito Federal, como en otras partes de la República

Mexicana, en su mayoría, si no es que todas, con el enfoque oralista fuertemente

difundido y arraigado a lo largo del siglo XX.

Fue hasta 1960, a raíz de estudios realizados por el lingüista norteamericano

William Stokoe (Sánchez, 2007), que las lenguas de señas y su importancia en la

educación de los sordos, fueron re-valorizadas haciendo surgir las nuevas

propuestas de educación bilingüe hacia el término del siglo.

Resultado de estas propuestas, han surgido en muchos países, en los últimos años,

propuestas de educación bilingüe para los sordos. En nuestro país, desde

organizaciones no gubernamentales, se han implementado algunos proyectos

para ofrecer educación bajo este enfoque utilizando y respetando como

primordial medio de comunicación la Lengua de Señas Mexicana (LSM). Estos

proyectos, aunque a pequeña escala, son muestra del trabajo en México, que

han buscado la transmisión y preservación de la LSM y el logro de mejores

resultados en la calidad de la educación ofrecida a los sordos.

De acuerdo con cifras de la SEP (SEP, 2009 p.24), actualmente se atienden a 7,232

alumnos dentro de las escuelas regulares de Educación Básica con apoyo de las

Unidades de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (USAER) y a 6,327 y en los

Page 15: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

15

Centros de Atención Múltiple (CAM), lo que suma un total de 13,5593 alumnos

con discapacidad auditiva atendidos. El doble de niños que hace veinte años.

Por otro lado, la SEP en el año 2006 publicó el documento Orientaciones

generales para el funcionamiento de los servicios de educación especial, en el

que se menciona que los servicios escolarizados (Centros de Atención Múltiple,

CAM) “…tienen la responsabilidad de escolarizar a aquellos alumnos y alumnas

que presentan necesidades educativas especiales asociadas con discapacidad

múltiple, trastornos generalizados del desarrollo o que por la discapacidad que

presentan requieren de adecuaciones curriculares altamente significativas y de

apoyos generalizados y/o permanentes, a quienes las escuelas de educación

regular no han podido integrar por existir barreras significativas para

proporcionarles una atención educativa pertinente y los apoyos específicos para

participar plenamente y continuar con su proceso de aprendizaje”.

A pesar de que la intención es que los sordos asistan a las escuelas regulares con

apoyos necesarios para su inclusión, las cifras muestran que en la realidad, casi la

mitad de la población de niños sordos sigue siendo atendida en los CAM, por lo

que cabe preguntarnos, si esto se debe a que en dichos Centros, los alumnos

sordos han encontrado una mejor respuesta educativa debido a que en la

escuelas regulares, no existen las condiciones necesarias para que puedan recibir

una atención educativa de calidad.

Por otro lado, es innegable la realidad que muestra a niños sordos con

certificados de primaria, que ni siquiera han podido, al final de esta, adquirir una

lengua eficiente para satisfacer sus necesidades básicas de comunicación,

realidad que nos indica, que todavía hay mucho por hacer para ofrecer a los

sordos un esquema de inclusión que contemple sus necesidades lingüísticas y

educativas.

El enfoque de atención bilingüe desde el ámbito público, es incipiente.

Recientemente, en algunas entidades comienzan a surgir propuestas de inclusión

a la escuela regular con un enfoque de esta índole, y de implementar las

condiciones que el mismo requiere para poder ser exitoso. Mismas que se

describen más adelante.

3 Fuente: Base de datos de la estadística 911 de inicio escolar 2007-2008, DGPP, SEP.

Page 16: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

16

2.3 Modelos de atención: Modelo médico y modelo sociocultural

Desde finales del siglo XIX, los pioneros en la educación del sordo entendieron

que el sordo era capaz de adquirir una lengua, de aprender y de integrarse a la

sociedad, a través de la adquisición y dominio de la lengua de señas que les

permitía acceder a la información y comunicarse. (Sacks, 1989).

Sin embargo, a lo largo del siglo XX, esta mirada socio-cultural de la sordera fue

abandonándose poco a poco, a raíz del éxito de algunos alumnos sordos en el

logro del aprendizaje de la lengua oral y de su comprensión a través de la lectura

labio-facial, lo cual, alimentó la esperanza de que todos los sordos podrían

comunicarse de esta forma e integrarse sin problemas a la sociedad oyente

como resultado de ello. Aunado a estos hechos, los avances tecnológicos y la

postura médica de intentar “reparar” la sordera, dieron como resultado una

mirada diferente hacia la misma, a la que se le conoce como modelo médico o

clínico.

Bajo esta perspectiva, el sordo pasó a mirarse como un ser con discapacidad, al

que debía curarse, aunque, como bien lo dice Sánchez: “la sordera no se cura, ni

existen prótesis de ningún tipo (incluyendo por cierto, el implante coclear) que

permitan que un niño sordo adquiera normalmente el lenguaje por la vía

auditiva” (Sánchez, 2007. p.38).

El Modelo Médico pretende hacer todo lo posible para que el niño sordo “oiga y

hable”, que en la mayoría de los casos, sin embargo, resulta en sordos que hablan

con unas cuantas palabras, y que hacen como que entienden. El ideal impuesto

por este modelo ha sido un ideal que pocos sordos han alcanzado, por lo que la

gran mayoría de ellos, han quedado sin lenguaje y por ende, sin educación. “La

meta que les ha sido impuesta por el oralismo, superar la sordera, dejar de ser

sordos, no sólo es un imposible, sino un atropello a sus derechos, a la posibilidad

de desarrollarse plenamente como lo que son, simplemente sordos” (Sánchez,

2007, p. 47).

Por el otro lado, el Modelo Sociocultural, que ha vuelto a florecer en los últimos

tiempos, tiene una mirada antropológica hacia la sordera, mirada que

contempla a los sordos como una minoría lingüística y cultural, que a través de sus

lenguas de señas, se desarrollan como cualquier otra persona.

Desde este enfoque sociocultural, el sordo no es una persona con una carencia

que requiere ser curada, es una persona con una característica distintiva, como

lo es cualquier otra, por su nacionalidad, religión o raza, y que lo hace

pertenecer a una minoría con características y necesidades específicas.

Page 17: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

17

El oralismo y la prohibición de las lenguas de señas, han provocado un deterioro

grave en el desarrollo cultural y en la alfabetización de los sordos: “…la sordera no

es en sí ninguna calamidad. Una persona sorda puede ser culta y elocuente,

puede casarse, viajar, llevar una vida plena y fructífera, y no considerarse nunca,

ni ser considerada, incapacitada ni anormal. Lo crucial, (y esto es precisamente lo

que varía muchísimo entre los diferentes países y culturas) es nuestro

conocimiento de los sordos y nuestra actitud hacia ellos, la comprensión de sus

necesidades (y facultades) específicas, el reconocimiento de sus derechos

humanos fundamentales: el acceso sin restricciones a un idioma natural y propio,

a la enseñanza, el trabajo, la comunidad, la cultura, a una existencia plena e

integrada” (Sacks, 1989, p.42).

En nuestro país, una gran parte de los sordos ha crecido sin lenguaje y esta es una

de las calamidades más terribles que puede padecer una persona, ya que el

lenguaje es un elemento esencial de nuestra condición humana, elemento que

nos permite comunicarnos y a través del cual, adquirimos y compartimos

información (Sacks, 1989).

Sin lenguaje, una persona, no puede lograr un desarrollo intelectual acorde a su

potencial, limitándose seriamente su desarrollo pleno como ser humano.

El siguiente esquema4 presenta en resumen, las dos perspectivas o enfoques sobre

los cuales se mira o entiende a las personas sordas:

Enfoque médico Enfoque sociocultural

Entiende las

personas con

pérdidas

auditivas como...

Discapacitados del oído. Se les

denomina “deficientes auditivos”,

“pacientes”, “personas que no

oyen bien”, “sordomudos”...

Ni discapacitados ni deficientes.

El colectivo se autodefine como

“personas sordas”.

Lenguaje

La sordera comporta la amenaza

de un retraso o de una disfunción

en el aprendizaje del lenguaje,

que es necesario abordar de

manera temprana con un trabajo

logopédico de tipo educativo,

rehabilitador y estimulador.

La persona sorda no tiene

problemas lingüísticos, puesto

que en la lengua de señas logra

una competencia lingüística, sin

embargo sí no tiene accede a

una lengua sí desarrolla

problemas lingüísticos.

4 Información retomada de http://www.xtec.cat/~cllombar/espanol/implicacions/implicacions.htm

Page 18: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

18

Lenguas a

adquirir/aprender

Lengua oral exclusivamente.

La lengua de señas es perjudicial

para el aprendizaje de la lengua

oral. (“El gesto mata la palabra.

Quien hace signos no aprenderá

a hablar”).

Lengua de señas como primera

lengua. Lengua/s oral/es de la

comunidad como segunda/s

lengua/s, en su versión escrita

siempre, y en su versión oral en la

medida de las posibilidades o

voluntad de cada cual.

Las personas sordas se definen

como bilingües en la acepción

lengua de señas / lengua oral.

Escuelas donde

ser educados

En centros ordinarios. Modalidad

oral. Apoyo logopédico.

En centros específicos para

alumnado sordo que realicen

una educación bilingüe y

bicultural. O en centros

ordinarios de la modalidad

bilingüe (lengua oral / lengua de

señas). Valoración de la figura

del profesor/a sordo/a.

Modelo de

persona sorda

que se quiere

Que hable y se integre en la

sociedad para llegar a ser como

aquel adulto que hubiese sido en

caso de ser oyente, es decir, una

persona integrada y

“normalizada”, una más en la

sociedad. Se puede vivir sin

contacto con otras personas

sordas. La Comunidad Sorda es

un “ghetto”.

Las personas sordas son

integrantes de una minoría

lingüística, determinada por la

primacía del sentido de la vista.

Barreras de

comunicación

El sordo se ha de adaptar a la

sociedad: debe hablar, se ha de

esforzar en entender aquello que

le dicen. Las personas oyentes le

deben hablar pausada y

claramente para facilitarle la

comprensión, o en todo caso

hacerle resúmenes de aquello

que se habla entre oyentes.

Subtitulado en la TV y supresión

de las barreras de comunicación

auditivas mediante informaciones

escritas o visuales.

Además de adaptarse las

personas sordas a la sociedad, la

sociedad ha de adaptarse a

ellas. Reivindicación de

intérpretes en lengua de señas

en los organismos oficiales,

museos, etc., para no ser

discriminados en relación a los

oyentes. Reivindicación del

derecho a toda la información,

no sólo a resúmenes bien

intencionados. Subtitulado en la

TV y supresión de las barreras de

comunicación auditivas

mediante informaciones escritas

o visuales.

Page 19: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

19

3. El niño sordo: definiciones generales

Existen diferentes maneras de definir y clasificar la sordera. En general, el nivel

auditivo que es determinado a través de un estudio audiológico cuidadoso, es el

determinante para clasificar la misma en: audición normal, pérdidas leves,

moderadas, severas y profundas (SEP, 2006 p.58).

Se considera audición normal aquella que reconoce el sonido entre los 0 y los 20

decibles. La pérdidas leves y moderadas incluyen niveles auditivos entre los 25 y

65 decibeles; las pérdidas profundas y severas de los 65 decibeles en adelante

(ver gráfica en SEP 2006 p.60). La discriminación de las palabras después de los 70

decibles de pérdida, es muy deficiente o nula y por lo tanto, la accesibilidad a la

lengua hablada.

Para una mayor comprensión de la sordera, conservemos también las

definiciones hechas por Romero y Nasielsker (1999) para recordar la distinción

entre aquellos alumnos con menor dependencia visual, es decir, con pérdidas

auditivas menores y aquellos alumnos con mayor dependencia visual por

presentar pérdidas auditivas mayores. Como estas autoras bien lo aclaran, esta

distinción es el punto de partida para entender las diferentes necesidades de uno

y otro grupo de niños.

Cuando un alumno tiene una pérdida auditiva menor (hipoacusia o sordera leve

o moderada), generalmente logrará desenvolverse en el medio oral recibiendo

la ayuda necesaria para desarrollar estrategias que le ayuden a compensar su

pérdida, y hacer el óptimo uso de sus restos auditivos (Romero y Nasielsker, 1999),

más aún, si cuenta con auxiliares auditivos que le ofrezcan una buena ganancia y

con el apoyo de terapia de lenguaje que reciba de un especialista capacitado.

Sin embargo, cuando un alumno presenta desde el nacimiento una pérdida

auditiva mayor, (sorderas severas y profundas), tendrá mucha dificultad para

aprender la lengua oral de forma natural, y como ya se ha explicado (Romero y

Nasielsker, 1999.p. 41) el desarrollo del lenguaje no suele ser completo ni suficiente

para cubrir debidamente sus necesidades de socialización ni de aprendizaje.

Es muy importante entender, que muchas veces, las pérdidas auditivas

observadas en las audiometrías no son reflejo exacto ni contundente de las

posibilidades de oralización de un pequeño. Al respecto, Sánchez nos explica:

“un niño es sordo cuando la pérdida auditiva, le impide adquirir naturalmente,

espontáneamente, una lengua natural oral como primera lengua…. Es así que,

independientemente de la audición remanente, es la imposibilidad de desarrollar

un lenguaje pleno a través de la vía auditiva lo que le pone la rúbrica a la sordera

infantil” (Sánchez, 2007. P. 22).

Page 20: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

20

De este modo, podemos considerar como sordos, a todos aquellos individuos

que, independientemente de su nivel de pérdida auditiva, ésta no les permite

adquirir una lengua oral, de manera natural.

Es importante aclarar que en este texto, tomando la explicación realizada por

Oviedo (2006), entenderemos el término lengua, como el sistema de signos

utilizado por una comunidad, en este caso, Lengua de Señas para hablar de

lenguas signadas utilizadas en diversos países, Lengua de Señas Americana,

Sueca, Francesa, Danesa, Venezolana, etcétera, y Lengua de Señas Mexicana, la

utilizada por la mayoría de los sordos en nuestro país. Y utilizaremos el término

lenguaje, para hacer referencia a la habilidad o facultad humana, que nos

permite construir un sistema lingüístico para comunicarnos, un sistema de signos o

lengua, es decir, la capacidad de crear y usar las lenguas.

Es común encontrar los términos lenguaje manual o lenguaje de signos (aunque

no sean los utilizados en México), como un sinónimo de lengua, para hacer

referencia a la lengua o lenguas utilizadas por las comunidades de sordos, que

tienen como característica común, utilizar las manos, la cara y el cuerpo como

sistemas lingüísticos completos, por lo que en este texto podrá aparecer este

término en algunas citas textuales.

Para terminar este apartado, podemos decir, que definir la sordera no es fácil,

pero la definición que más se aproxima a la realidad, cuando conocemos a

personas sordas, es la que hace Ogden sobre la misma (Prefacio): “La sordera no

es silencio; no es algo descriptible en una simple frase o palabra. Por el contrario,

es una gama y un espectro de condiciones. El término es aplicado a la gente

que es profundamente sorda, con muy poca o con ninguna audición, a la gente

con una pérdida muy leve de la audición, y a cualquier otra persona con una

pérdida moderada. Al contrario de los estereotipos, la gente sorda no es

silenciosa. Muchos hablan y todos ríen, lloran, y se emocionan de forma

prominente”.

3.1 Crecer comunicados

Cuando un niño sordo nace en el seno de una familia sorda, tiene la suerte de ser

visto como un niño completo, un hermoso niño, un niño con un gran futuro, como

cualquier otro. Tiene la suerte de ver la lengua de señas desde que su mamá lo

lleva en brazos, como cualquier niño oyente oye a la suya hablar. Tiene la

capacidad de decir sus primeras palabras cuando apenas puede andar sólo,

como casi todos los niños, y tiene la capacidad de expresarse ampliamente,

antes de ir a la escuela, como la mayoría.

Pero no todos los niños sordos corren esta suerte, de hecho, muy pocos lo hacen.

Los niños sordos son por lo general, extraños en el mundo oyente, diferentes.

Page 21: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

21

Como claramente lo explican Romero y Nasielsker, cuando un niño tiene una

pérdida auditiva superficial, comúnmente puede adquirir lenguaje, recibir

información y adaptarse, con la ayuda necesaria al entorno, sin embargo, “si la

pérdida auditiva es de grado mayor, esta necesidad de compensación implica

modificaciones importantes en su forma de vida, en su familia y su ambiente

escolar” (Romero y Nasielsker,1999, p.18) Habrá niños sordos con mayor y menor

dependencia visual para lograr desarrollarse plenamente, y de acuerdo a este

distintivo, es muy importante, tomar decisiones oportunas y acertadas en aras de

su desarrollo óptimo.

El niño con pérdida auditiva profunda, dependerá en gran medida de la

información que reciba visualmente para comunicarse y aprender, y tendrá

mucha dificultad (aunque de ningún modo deba entenderse que esto sea un

imposible) para aprender la lengua oral. Aún así, lograr que un niño sordo

profundo pueda desarrollar el lenguaje transmitido a través de la lengua oral, es

un trabajo arduo y lento, y en la mayoría de los casos, insuficiente para

desarrollar una comunicación eficiente y efectiva, y más aún, para que el niño

desarrolle su pensamiento y análisis de la información acorde a su edad.

3.2 Lo que los padres necesitan saber

Padres y maestros de niños sordos deben tener muy en claro, antes que cualquier

otra cosa, que el niño sordo no es solamente una persona sorda. “Él o ella es un

ser humano completo con una identidad y personalidad que son distintas de la

sordera. La sordera es un rasgo más, como tener el pelo de un color y los ojos de

otro” (Ogden, 1996).

Aunque muy probablemente uno de nuestros alumnos, sea el único sordo con el

que nosotros hayamos tenido contacto, no es el único en el mundo. Conocer a

otras personas sordas, niños, jóvenes y adultos, nos ayudará, de manera muy

importante a entender la sordera de manera diferente. Además, para el niño

sordo, conocer adultos sordos, es crucial, ya que en ésas personas podrá ver un

futuro para sí mismo.

Los padres de un niño sordo, al conocer la realidad sobre la sordera de su hijo, se

enfrentarán a una serie de problemas. El primero de ellos, no saber lo que ser

sordo significa e implica, y muy probablemente, no conocer a otras personas

sordas o a padres de otros niños sordos a través de los cuales entiendan qué

pueden esperar de su propio hijo.

Page 22: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

22

Acercarles a adultos sordos que puedan hablar con ellos desde sus propias

experiencias, es uno de los mejores regalos que podemos ofrecerles. En realidad,

los sordos son los verdaderos expertos, son ellos quienes han crecido con la

sordera y han tenido que sobrellevarla toda su vida (Ogden, 2002 p.27, 37).

Médicos y maestros, debemos informar a estos padres con claridad, precisión y

objetividad, con el fin de que puedan tomar decisiones oportunamente,

asegurándonos de que cuenten con los elementos para hacer lo más benéfico

para sus hijos. Debemos estar seguros de informar verazmente, todo lo que

sabemos sobre las personas sordas. Sus aptitudes y dificultades para el desarrollo

del lenguaje; la importancia de adquirir una lengua en edad temprana; la

realidad que enfrentan la mayor parte de los sordos. Para hacer esto, tendremos

que empezar por conocer a los sordos, hablar con ellos, escucharles.

Como lo dice Ogden hablando a los padres (Ogden, 2002, p.28): “Recuerde que

es usted el que toma las decisiones. Nadie tiene la respuesta con respecto a lo

que usted debe hacer por su hijo. Lo que los mejores profesionales tienen que

ofrecer es guía, información y apoyo. No se conforme con menos”.

¿Qué tipo de decisiones deberán tomar los padres? ¿Qué tipo de información

requieren de nosotros para poder tomarlas?

Qué lenguaje ofrecerán a sus hijos como primera alternativa de

comunicación

Qué tipo de escuelas o programas existen y cuál es aquel que elegirán

para sus hijos.

Cómo se comunicarán ellos mismos con sus hijos.

Cómo y cuándo entrar en contacto con otras personas sordas o familiares

de otros niños sordos para enriquecerse con sus experiencias.

Algunos datos que consideramos importantes que padres y maestros conozcan

son:

Que la mayoría de los sordos en México, a pesar de haber pasado años en

escuelas especiales para aprender a comunicarse a través de la lengua

oral como primera lengua, no han logrado un nivel satisfactorio de

comunicación a través de esta modalidad y por ende, han optado por

aprender y comunicarse, en algún punto de sus vidas, a través de la

Lengua de Señas que les fue negada en su niñez.

Que la mayoría de los sordos en nuestro país, no han alcanzado un nivel

real de educación básica, comparativo al de sus pares oyentes, por no

haber tenido un medio de comunicación que les permitiera recibir y

Page 23: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

23

comprender la información. Que la falta de lenguaje tiene un efecto

directo y rotundo en el crecimiento intelectual de las personas.

Que se ha comprobado que la lengua de señas es la forma natural en la

que los sordos pueden desarrollar sus capacidades intelectuales al máximo

(Johnson, Liddell y Erting, 1989).

Que la mayoría de los sordos, pese a todos los intentos de integración al

mundo oyente, prefieren relacionarse afectivamente con otros sordos, a los

cuales eligen libremente como amigos y parejas.

Que existen investigaciones realizadas en Estados Unidos (Ramsey,1997),

que muestran que aquellos niños sordos que asisten a escuelas

especializadas para sordos, y en las cuales los sordos son educados en ASL

(Lengua de Señas Americana), obtienen un nivel académico muy superior

a aquellos alumnos sordos integrados en las escuelas regulares con niños

oyentes.

Que existen investigaciones, realizadas con adultos sordos, que muestran

que los sordos que se consideran más felices y plenos, son aquellos que

tuvieron la oportunidad de convivir, educarse y crecer, rodeados de otros

sordos Lugares en donde desarrollaron relaciones profundas y un sentido

de identidad y pertenencia (Foster en Parasnis, 1996).

Que desarrollar el lenguaje, no impide que se realice el trabajo de

oralización y que si el niño tiene restos auditivos y aptitudes para desarrollar

la lengua oral, aprenda a hacerlo. Por el contrario, un niño sordo, que

desde edad muy temprana conoce el poder de las palabras, tratará de

utilizarlas en una u otra modalidad, dependiendo quién sea su receptor,

como lo hace cualquier niño bilingüe hablando con su padre en inglés y su

madre en español alternativamente, sin problema. Ser bilingüe, será

siempre mejor que ser monolingüe, aunque en el caso de los sordos se siga

tratando de demostrar lo contrario.

Que la relación individuo-comunidad, sobre la que se asienta el proceso

de socialización de un niño, es de fundamental importancia para el

desarrollo pleno y armónico de toda persona y en tal sentido, debe ser una

prioridad el pensar en que este proceso pueda darse, en vez de

empeñarnos en una integración indiferenciada que muchas veces, sino es

que siempre, deja al niño sordo fuera del mismo (Nervi, 2003).

Page 24: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

24

4. Lenguaje y comunicación

Tristemente, un gran número de sordos adultos expresa haber vivido aislado y

desintegrado dentro de sus propias familias, debido a que la comunicación entre

ellos con sus padres y hermanos no era una comunicación rica y efectiva.

Muchos otros, han expresado y descrito también sus experiencias de integración

en la escuela regular y el aislamiento social y académico que sufrieron en dicho

proceso (Parasnis, I. 1996).

A pesar de haber pasado años recibiendo terapias de lenguaje, y asistiendo a

escuelas de línea oralista, muchos sordos encuentran, de un modo u otro, a otros

sordos y aprenden de ellos la Lengua de Señas.

Muchos, la mayoría, se relacionan afectiva y efectivamente con otros sordos,

“…con frecuencia se acercan a estos grupos culturales en su vida adulta o antes,

para cubrir necesidades comunicativas y afectivas, pues las relaciones que

logran establecer con la comunicación oral suelen ser escasas y superficiales”

(Pineda en Romero y Nasielsker, p.38).

Esto no quiere decir que nuestros ideales de integración hayan fracasado.

Significa que los sordos se identifican mejor con otros, que como ellos, también lo

son. Que a los sordos, les gusta tener amigos sordos, formar parejas con otros

sordos y que estar integrados, significa en realidad, vivir plenamente, para lo cual

no tienen que dejar de ser sordos o aparentar no serlo, ni mucho menos, no tener

contacto con otras personas sordas, sino todo lo contrario.

Es necesario saber que “los problemas más importantes que surgen de la sordera,

no están relacionados con las restricciones en la audición, sino con las

restricciones en la comunicación” (Ogden, 2002, p.46). Por esta razón, tenemos

que asegurar que nuestros alumnos sordos adquieran una lengua, sea cual sea

(oral o de señas), a través de la cual puedan comunicarse eficientemente,

lengua que les asegure el poder recibir la información que recibe cualquier otro

niño a través del lenguaje.

Los niños oyentes tienen acceso a mucha información que nadie dirige a ellos

directamente, la escuchan en la televisión, en la radio, en las conversaciones de

sus padres, de sus vecinos, en la calle, en el metro. El niño sordo en cambio, no

importa que modalidad lingüística utilice (la lectura labial, sus restos auditivos o la

lengua de señas), requiere de que sus padres y maestros se aseguren de

informarle sobre lo que ocurre a su alrededor; sobre lo que se habla en un

programa de televisión; sobre lo que pasa en una película; sobre lo que está

hablando papá en la mesa; sobre lo que vino a decir el maestro de deportes a

“todo” el grupo; sobre el anuncio que hizo la directora a la hora de hacer filas,

etcétera.

Page 25: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

25

Ogden, dirigiéndose a los padres dice: “Hacer que la información continúe

llegándole a su hijo sordo de tal manera que el niño obtenga un entendimiento

adecuado de su mundo…Usted es la clave para el desarrollo emocional

saludable de su hijo y usted jugará un papel central en el desarrollo de sus

habilidades de comunicación” (Ogden, 2002, p. 48-53). Nosotros, como maestros,

también lo somos, también jugamos un papel vital en el desarrollo integral de

nuestros alumnos o bien, deberíamos hacerlo.

Al llegar a la escuela, el niño sordo debe hacer lo que cualquier niño de su edad

estaría haciendo: relacionarse con otros, comunicarse con otros, jugar, descubrir,

aprender, recibir información. Crecer. Aunque el lenguaje y el pensamiento

parecen surgir de una capacidad humana innata, únicamente se desarrollan y se

nutren a través de situaciones de interacción social. La escuela entonces, debe

poner los medios para que esto suceda. Sólo cuando el niño en verdad ha

adquirido un lenguaje, la escuela puede garantizar el aprendizaje que se da a

través del mismo.

Generalmente, los programas educativos para los sordos continúan con la

pretensión de lograr que los niños accedan al currículo escolar transmitido a

través de la lengua oral que en algunos casos comprenden imperfectamente,

mientras que en la mayoría de ellos, no comprenden del todo. Por esta razón, el

niño sordo típicamente se encuentra en una gran desventaja con respecto a los

niños oyentes de su edad, no sólo en su desarrollo lingüístico, sino también en su

desarrollo cognitivo y social.

Este rezago es resultado de la falta de acceso a la información y al contenido

académico debido a la ausencia de una verdadera competencia lingüística, de

una lengua que les permita acceder a la información y a desarrollarse

plenamente como humanos, a través de la comunicación con los demás

(Obregón, 2006).

Page 26: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

26

4.1 Adquisición vs aprendizaje: acceso natural a la lengua y el

periodo crítico de adquisición.

La mayor parte de los niños en el mundo ingresa al preescolar con un lenguaje

asombroso, adquirido de manera natural en sus hogares. Se estima que a los seis

años, los niños cuentan con un vocabulario de 8,000 palabras. Sin embargo, la

gran mayoría de los sordos, inician la adquisición, o el aprendizaje de la lengua,

hasta ingresar a la escuela.

Adquirir una lengua implica poder tener acceso a la misma. El niño sordo

profundo no puede tener acceso a la lengua que no escucha, puede

aprenderla, pero no de manera natural, y requiriendo años de trabajo

especializado.

Las consecuencias de una privación total o parcial de accesibilidad para la

adquisición de una lengua, ha sido el punto crucial en las políticas educativas

para los sordos en muchos países que han hecho, que la exposición temprana a

la lengua de señas, sea un obligado para no poner en este riesgo a ningún niño.

Existe evidencia sustentada, de que la capacidad de aprender una primera

lengua más eficientemente, ocurre durante los primeros años de vida de un niño

(Lenneberg, 1981; Rodríguez, Ortiz, 2005).

“Si un niño no tiene acceso a la adquisición de su lengua primera, se

compromete seriamente el desarrollo normal del lenguaje” (Sanchez, 2007 p.13).

Es por ello muy importante entender, que para la mayoría de los niños sordos, el

proceso de adquisición de una lengua se ve casi siempre demorado: “Los sordos,

excepción hecha de los hijos de sordos, no tienen un desarrollo normal del

lenguaje” (Sánchez, 2009, p.4). Esto se debe, en primera instancia, a que la

lengua de la mayoría, la lengua oral, les es inaccesible, y en segunda, a la

tardanza en el diagnóstico oportuno y la falta de acceso a ambientes en los

cuales, el niño sordo desde edad temprana, y sus padres, al descubrir su sordera,

puedan entrar en contacto con una lengua de señas, lengua que su hijo podría

adquirir de manera natural.

“El compartir interacciones significativas y disfrutables y el juego mutuo con toma

de turnos tempranamente, son pre-requisitos cruciales para el desarrollo del

lenguaje. Las cosas más significativas que el niño necesita aprender sobre el

lenguaje, están escritas en nuestro rostro, en nuestro cuerpo, en los gestos y las

voces de quienes hablan” (Preisler, 1999, p.40). Por ello es fundamental proveer al

niño sordo lo más tempranamente posible, del ambiente lingüístico y visual que le

es accesible (Svartholm, 2004).

Page 27: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

27

Los investigadores sobre la adquisición del lenguaje, han comprobado que existe

un período crítico para la adquisición de cualquier lengua. Algunos lingüistas

piensan que éste periódo critico ocurre desde que el bebé nace hasta los cuatro

años de vida; otros, extienden el mismo hasta los siete años (como se sustenta en

el Programa de Educación Inicial). Otros más, extienden este plazo hasta la

pubertad.

Ahora bien, cabe señalar que está comprobado, que la posibilidad de aprender

una lengua naturalmente, se va perdiendo con los años. Entonces, no hay tiempo

que perder. Para un niño sordo profundo, adquirir un lenguaje a través de la

lengua oral dentro de este período crítico de adquisición es casi imposible de

lograrse, aun cuando las metodologías sean aplicadas de manera efectiva.

El proceso de oralización, es un proceso sumamente largo y complejo. En los

sordos profundos, hablar es una técnica que hay que enseñar y que requiere de

años, lo cual implica que mientras tanto, el niño sordo se pierda de la información

a la que un niño oyente tiene acceso por poseer un lenguaje complejo y eficiente

desde muy pequeño (Preisler, 1999).

Como lo explican Romero y Nasielsker (1999, p.41) “…en los niños con pérdida

auditiva mayor, la adquisición de la lengua oral excede los tiempos del desarrollo

normal y las etapas críticas del desarrollo, esto es, los períodos biológicamente

ideales para acceder a cierto conocimiento en forma natural y completa”. Por

esta razón, entre más pronto se exponga al niño sordo a la lengua de señas

utilizada por niños y adultos que la hablen eficientemente, éste logrará una mejor

competencia lingüística, y el rezago lingüístico y cognitivo será menor ó nulo, ya

que la seña les es plenamente accesible por tratarse de un lenguaje visual

(Sacks,1989).

Por estas razones, explica Rodríguez, cuando se comparan a los niños con sordera

expuestos a lenguas de señas desde su nacimiento, con otros que únicamente

han sido expuestos a la lengua oral, al menos en la infancia temprana, “el

desarrollo cognitivo, socio-emocional y comunicativo de los primeros, es superior

al de los segundos” (Rodríguez, Ortiz, 2005 p. 31).

Padres, médicos y maestros debemos estar conscientes de estos hechos y de los

alcances y limitaciones que puede tener una apuesta única hacia la oralización.

En nuestro país, existen contados centros de atención que se han esforzado por

brindar un lugar en donde el contacto con la Lengua de Señas Mexicana pueda

darse para sus alumnos sordos desde la edad preescolar, por lo que el rezago

lingüístico que sufre la mayoría de los sordos, sigue siendo enorme.

Page 28: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

28

La Lengua de Señas es una lengua que por ser visual es plenamente accesible a

los sordos, y si bien, pocos de ellos pueden estar expuestos a la misma desde muy

temprana edad debido a la demora en el diagnóstico temprano, es importante

asegurar que una vez hecho éste, la exposición a la misma sea inmediata, con el

fin de no seguir deteniendo el proceso de adquisición del lenguaje.

En algunos países existen proyectos de guarderías para bebés sordos en las

cuales el personal de las mismas son adultos sordos o adultos que tienen una

buena competencia en la Lengua de Señas, con lo que se ofrece al bebé un

contacto con el lenguaje visual desde los primeros meses de vida. (Johnson,R.E.,

Liddell, S.K. y Erting,1989; Sánchez, 2009).

Desafortunadamente en México, la mayor parte de los niños sordos siguen

llegando a la edad escolar con poca o ninguna competencia lingüística y con

serias limitaciones en las habilidades sociales y culturales esperadas en niños de su

edad. “El lenguaje debe transmitirse y aprenderse lo antes posible porque si no,

puede quedar permanentemente trastornado y retardado su desarrollo” (Sacks,

1989, p.42).

El niño sordo expuesto únicamente a ambientes orales, pierde además, toda la

información que un niño oyente adquiere de manera “informal”. De esta

manera, se limita su acceso a la cultura general, a experiencias socio-

emocionales y a otra clase de interacciones que pueden afectar su desarrollo

cognitivo seriamente (Johnson,R.E., Liddell, S.K. y Erting, C. 1989, p.4). Esto ocurre

igualmente para aquellos niños sordos que han adquirido una lengua de señas,

pero que nadie se preocupa por interpretar lo que se dice a su alrededor.

Por todo esto, es fácilmente comprensible que nuestro papel como maestros

frente al niño sordo sea crucial, y nuestra responsabilidad muy grande. Los padres

y madres de familia necesitan nuestra orientación y que les ofrezcamos, opciones

reales a través de las cuales su hijo pueda entrar en contacto con la lengua de

señas, la cual puede adquirir más rápido y eficientemente por ser visual, y

comprender la importancia de que ellos padres, y nosotros maestros, iniciemos

también el aprendizaje de la misma sin que esto implique, que no se pueda

trabajar paralela y simultáneamente en la oralización de su pequeño.

Este contacto, puede lograrse acercándonos a las asociaciones de sordos que

hay en las entidades federativas, a los grupos de intérpretes competentes en

lengua de señas, a grupos religiosos o comunitarios que abren espacios para los

sordos en sus iglesias y comunidades, a familias que como ellos, tienen hijos o

familiares sordos y que ya han recorrido un camino y ganado experiencias y

aprendizajes que pueden compartirles.

Page 29: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

29

El niño sordo, como cualquier otro, debe cubrir a través de su lenguaje una serie

de necesidades: comunicarse con sus padres y familiares; desarrollar sus

capacidades cognitivas durante la infancia; adquirir conocimientos sobre el

mundo; comunicarse integralmente con el mundo circundante (Grosjean en

Parasnis 1996). No nos conformemos con menos, conformarnos es limitarles.

4.2 El aprendizaje de la lengua oral: oralizar vs educar; la terapia del

lenguaje como complemento.

El aprendizaje del habla para el niño sordo profundo, no puede darse como un

proceso natural de adquisición, requiere por lo tanto, de una enseñanza directa

que implica la repetición, la corrección, la retroalimentación y la enseñanza de

habilidades complejas y específicas que en la mayoría de los casos requieren

años de trabajo terapéutico. Cabe decir también, que en algunos casos, con

resultados sorprendentes. Hay sordos que logran hablar y dominar la lectura de los

labios asombrosamente.

Los modelos tradicionales seguidos en la educación del sordo, invierten muchos

años en la enseñanza de la lengua oral, bajo el pretexto de que si el niño sordo

logra hablar y comprender a través de la lectura labio-facial, se integrará

plenamente a la sociedad, no obstante que está comprobado, que la mayoría

de los sordos, no logra un dominio suficiente de estas habilidades para poder

comunicarse eficientemente.

El desarrollo de las habilidades del habla y la lectura labio-facial deben

considerarse aprendizajes por desarrollar, que dependen en gran medida, de los

restos auditivos de cada niño.

La mayoría de los sordos en México, a pesar de haber pasado años en escuelas

especiales para aprender la lengua oral como primordial medio de expresión, no

han logrado un nivel satisfactorio de comunicación a través de estas habilidades

y han optado por aprender y comunicarse principalmente, a través de la Lengua

de Señas que aprendieron posteriormente en su vida.

Además, el criterio, de enfocar la educación a la enseñanza de la modalidad

oral de una lengua que no se puede adquirir de manera natural, esto es, de

hacer énfasis en las habilidades del habla, ha tenido como consecuencia el dejar

de lado el óptimo desarrollo cognitivo y emocional de los sordos. Tristemente, los

resultados de este enfoque se ven claramente en el nivel educativo que la gran

mayoría de ellos han alcanzado en México.

Page 30: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

30

Como lo explica Morales (2007), en la educación de los sordos, las escuelas, hasta

el momento, han funcionado más como lugares destinados a desarrollar

estrategias compensatorias para adquirir la lengua oral, en lugar de ser espacios

para aprender y crecer como individuos integrales.

Bajo un enfoque bilingüe, “el éxito o el fracaso de los estudiantes sordos y su

capacidad de integrarse plenamente a la sociedad, como seres productivos y

ciudadanos educados, no depende de sus habilidades de habla” (Johnson,

Liddell y Erting, 1989: 18).

La terapia de lenguaje puede, y debe darse, como un complemento terapéutico

y no como la única opción de comunicación. El erróneo supuesto de que un niño

sordo sólo aprenderá a hablar y leer los labios si es expuesto únicamente a la

lengua oral, ha tenido consecuencias sumamente nocivas en las prácticas

educativas para esta población y ha expuesto a muchos sordos a crecer

incomunicados y desinformados.

Es muy importante saber, que los auxiliares auditivos no sustituyen la audición.

Éstos, pueden compensar, sólo en cierta medida la pérdida auditiva, y su uso y

aprovechamiento requiere además, de un entrenamiento específico.

En últimas fechas, la nueva tecnología ofrece como alternativa “curativa”, el

implante coclear. Si bien, para algunos sordos el implante puede tener un

considerable impacto en el desarrollo del habla, no sucede así en todos los casos.

La información auditiva por sí sola, no es suficiente para el desarrollo de la lengua

oral y el éxito de una implantación depende de múltiples factores. Además, el

implante implica una serie de riesgos quirúrgicos y una larga rehabilitación del

habla que no siempre dará los resultados esperados (Morales, 2003) y sobre todo,

los padres no deben buscar en el mismo, una solución mágica al problema que

representa tener un hijo “diferente” a los demás, sino aceptarlo con esa

diferencia, pues el niño sordo, no dejará de ser sordo con o sin implante.

Aquellos niños con mayores probabilidades de beneficiarse de un implante

coclear, serán los que antes de tenerlo han desarrollado ya un buen nivel de

comunicación oral; aquellos que ya hacían un buen uso de la audición residual

con sus auxiliares auditivos y, por supuesto, aquellos niños que están perdiendo la

audición paulatinamente o bien, que hablaban antes de perderla, denominados

sordos postlingüísticos (London, 2000).

También hay que ser conscientes de que para la gran mayoría de las familias

mexicanas, la posibilidad no sólo de adquirir, sino de mantener un implante

coclear, es imposible. Hasta que el gobierno, a través de sus servicios de salud

pública, no se haga responsable de asumir el costo de los mismos y del trabajo

Page 31: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

31

terapéutico complementario que requieren para su éxito, como sucede en otros

países (Venezuela y Argentina, por ejemplo), la mayoría de los niños sordos no

serán candidatos al implante simplemente por una cuestión económica.

Al orientar a los padres y tomar en nuestras manos la educación de sus hijos

sordos, recordemos que apostar exclusivamente al éxito del niño sordo

basándonos en que éste aprenderá a hablar, “es apostar con el futuro del niño.

Es arriesgar su desarrollo cognitivo y personal y negarle la posibilidad de

identificarse culturalmente con los dos mundos a los que pertenece” (Grosjean, p.

4).

4.3 Ser bilingüe: derecho del niño sordo

El bilingüismo en la educación de los sordos, implica desarrollar al máximo dos

lenguas de modalidad distinta (Herrera, 2003). Por un lado, la Lengua de Señas

como primera lengua, la cual les es a los sordos plenamente accesible y, por el

otro, la lengua de la mayoría, en nuestro caso el español, en su modalidad escrita

y para algunos de ellos, también en su modalidad hablada, como una segunda

lengua.

Las lenguas de señas son, como cualquier otra lengua, lenguas completas, con

estructuras gramaticales que pueden expresar el pensamiento de igual manera

que cualquier lengua oral. Esto es, que cumplen las mismas funciones que

cualquier otra.

Ser bilingüe, no significa hablar dos idiomas al mismo tiempo, ni en el caso de los

sordos, como en ningún otro. Diversas investigaciones sobre lenguas de señas en

diferentes partes del mundo, han demostrado que el intento de la Comunicación

Total (hablar y signar a la vez) no es válido ni posible.

El uso de algunas señas para apoyar la lengua oral, tampoco es hablar en

Lengua de Señas. El hecho de tratar simultáneamente de hablar y signar, parece

ser una habilidad que rebasa al hablante física y psicológicamente deteriorando

ambas lenguas al tratar de hacerlo (no se habla bien ni en una ni en la otra)

dando como resultado una comunicación solo parcialmente comprensible.

Ser bilingüe significa conocer y manejar, en un nivel u otro, dos lenguas diferentes.

“El bilingüismo no requiere que la persona sea igual de competente en todas las

lenguas, ni que su competencia permanezca invariable a lo largo del tiempo”

(Rodríguez, 2005 p.39), esto es, que el niño sordo que desarrolla un rico lenguaje, a

través de la lengua de señas, puede ir aprendiendo también el español como

una 2ª lengua, en su modalidad escrita o hablada (o en ambas, de acuerdo a sus

posibilidades de oralizar y de los restos auditivos que posea), pero que su

Page 32: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

32

competencia en la última, no será necesariamente igual que en la primera, y que

dependerá del trabajo que realicemos en la escuela, el que logre ir accediendo

a un nivel de competencia superior en el conocimiento de la lengua de la

mayoría (en nuestro caso, del español).

De acuerdo con Cummings (Rodríguez, 2005), el bilingüismo no es un fenómeno

de todo o nada. El niño puede ser ya muy competente en su comunicación a

través de la lengua de señas y mucho menos competente en la comprensión y

expresión del español escrito. El dominio de las lenguas, es progresivo e infinito.

“Todo niño sordo, cualquiera que sea el nivel de pérdida auditiva que presente,

debe tener derecho a crecer bilingüe. Conociendo y usando la lengua de signos

y la lengua oral (en su modalidad escrita y, cuando sea posible, en su modalidad

hablada) el niño alcanzará un completo desarrollo de sus capacidades

cognitivas, lingüísticas y sociales” (Grosjean, p.2).

5. Generalidades sobre el Modelo Bilingüe

5.1 Características básicas

Los educadores e investigadores en la enseñanza de los sordos, han propuesto en

las últimas dos décadas, una filosofía de enseñanza bilingüe en la cual la lengua

de señas es utilizada como el medio primario y principal de comunicación y

enseñanza, y el aprendizaje del idioma del país en que viven, como el

aprendizaje de una segunda lengua. A esto, es a lo que se ha denominado

educación bilingüe para el niño sordo (Brisk y Harrington, 2000).

La revisión de tres décadas en la implementación de este modelo en Suecia,

Dinamarca y Estados Unidos, muestran que el dominio de una lengua de señas

como primera lengua, es un factor poderoso que influye muy positivamente en el

dominio de la lengua de la mayoría como segunda lengua (Mahshine, 1995),

entendiéndose que, el dominio de esta lengua de la mayoría, no necesariamente

implica la habilidad para articularla correctamente, implica su comprensión y

expresión a través de la lectura, la escritura y en algunos casos también, a través

de la voz y la lectura labiofacial. Así mismo, la mejoría en cuanto a habilidades de

lectura y escritura, es otro de los resultados más importantes que sustentan este

modelo educativo.

Los resultados educativos que se han logrado a través de la implementación de

este modelo, han mostrado sobrepasar por mucho los logros obtenidos con

generaciones previas de estudiantes sordos (Mashine, 1995). En Suecia, por

ejemplo, se ha demostrado tras la implementación del Modelo Bilingüe en las

Page 33: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

33

escuelas para sordos, que un 50% de los estudiantes sordos que terminan la

educación básica, lo hacen ya con el mismo nivel de lectura que sus pares

oyentes, hecho que no sucedía antes (Svartholm, 2004). Svartholm justifica estos

éxitos, como el resultado de haber proporcionado a estos alumnos el acceso

temprano a la lengua de señas sueca como primera lengua.

Los programas bilingües, promueven el desarrollo del lenguaje así como la

competencia académica; desde los años 60, las investigaciones reportan

beneficios académicos y cognitivos asociados al bilingüismo (Espino Calderón y

Minaya-Rowe, 2003).

Este modelo educativo parte de la creencia de que los sordos no son iguales a los

oyentes, los sordos son sordos, forman una minoría, y como tal, se deben

contemplar sus necesidades y garantizar:

Su contacto inmediato con un lenguaje que les sea plenamente accesible

y, que puedan adquirir de manera natural y en un periodo de tiempo

razonable, y de ser posible, con un diagnóstico oportuno, en el período

crítico de adquisición (entre los 0 y 7 años).

Que el niño sordo reciba la misma información que recibe un pequeño

oyente cuando está adquiriendo un lenguaje.

Que pueda tener un desarrollo emocional óptimo ya que, como es fácil

imaginar, el impacto que provoca la imposibilidad de comunicarse plena y

eficientemente, muchas veces durante años, no afecta únicamente el

desarrollo intelectual de los niños sordos por la falta de adquisición del

lenguaje, sino también, y muy gravemente, su desarrollo emocional por el

terrible aislamiento al que el niño se ve sometido.

Que el niño sordo conviva con otros niños que como él son sordos, con

adultos sordos que le sirvan como modelos de lengua y de vida, a ellos y a

sus padres, para el desarrollo pleno de su identidad como individuos sordos.

Como lo explica Sacks (1989), los sordos forman una minoría lingüística y

cultural que necesita (y tiene el derecho) a estar juntos, ir juntos a clase,

aprender en una lengua accesible a ellos y vivir en compañía y en

comunidad con otros que como ellos, son también sordos.

Que durante el tiempo en que el niño esté en un contexto escolar, se

dedique a informarle y formarle, en lugar de únicamente entrenarle al

desarrollo de habilidades de habla. Esto puede hacerse paralelamente en

horario alterno al que asiste a la escuela a través de un complemento

terapéutico. Empeñados por oralizarlos, invertimos horas, meses y años, en

que un niño “aprenda a hablar”, olvidando lo que realmente debería estar

Page 34: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

34

aprendiendo cualquier niño a la misma edad y cómo y sobre qué, debería

estar realmente hablando.

Que el niño desarrolle un lenguaje a través del cual pueda preguntar,

opinar, discutir, resolver un problema, aprender, persuadir, relacionarse,

vincularse con otros, compartir sueños, hacer amigos, enamorarse, en fin,

vivir plenamente como ser humano.

“La educación de los sordos, en la actualidad, tiene como propósito garantizar el

desarrollo normal del lenguaje y de la inteligencia, promover la prosecución

académica de los estudiantes y propiciar su apropiada integración emocional y

social…” (Sánchez, 2007. P.38).

Rodríguez (2005) explica, cómo las primeras experiencias de educación bilingüe

surgieron, o estuvieron motivadas por un lado, por el fracaso escolar de los sordos

educados en las escuelas oralistas, y por otro, por los resultados de

investigaciones sobre los sordos y las lenguas de señas que finalmente hallaron

acomodo en un ambiente socio-histórico-cultural sensible al respeto de las

diferencias.

Como lo explica esta autora, el fracaso educativo para con esta población, no se

limita al fracaso en poder alcanzar los objetivos curriculares, sino que se extiende

a la comunicación, a la sociabilización y en consecuencia, a la inclusión social de

las personas sordas, fallando en el logro de sus principales objetivos: que el sordo

hable y se integre (en todo el sentido de la palabra) a nuestra sociedad.

Es de gran importancia aclarar, que los modelos educativos bilingües surgen y

crecen con características distintas en relación al momento y lugar de su

desarrollo, y que el tratar de copiar modelos que han sido implementados en

otros países y contextos, como recetas de cocina, no sólo es imposible, sino

erróneo. Como lo explica Skliar: “¿Existe un modelo de educación bilingüe para la

escuela de sordos? Si por modelo se piensa automáticamente en un método, en

una única propuesta educativa ya madura, acabada, lista para ser trasplantada

sin dificultades en todas las escuelas para sordos del mundo, tal modelo no existe.

Ninguna práctica educativa es exportable o importable. En este sentido dice

Freire (1992): “Una misma comprensión de la práctica educativa y una misma

metodología de trabajo no operan necesariamente de forma idéntica en

contextos diferentes”. La intervención es histórica, es cultural, es política. Es por

eso que insisto tanto en que las experiencias no pueden ser trasplantadas, sino

reinventadas" (Skliar, p.8).

De acuerdo con esta idea, es tiempo entonces de iniciar proyectos de

orientación bilingüe en nuestras escuelas, en nuestros salones, en nuestras

comunidades educativas. Existen diversas formas de introducir un modelo

educativo en nuestros lugares de trabajo. Un Centro de Atención Múltiple, puede

Page 35: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

35

hacer una propuesta específica para su población sorda. Una escuela regular,

puede hacer una propuesta para la inclusión de la población sorda. Podemos

iniciar también, por ofrecer talleres específicos de manera extra-escolar para

niños sordos, donde alumnos de diversas escuelas puedan encontrarse en los

mismos.

Si bien, hemos de empezar por seguir lineamientos generales de modelos

pedagógicos que ya tienen un camino recorrido, cada proyecto, por naturaleza,

irá tomando su propio matiz. Recordemos, como lo explica Skliar, que “el

bilingüismo no esté hecho y haya que hacerlo nos dice, sólo, que se trata de una

proceso educativo, de una transformación pedagógica… ¿porqué insistir tanto

en tener modelos de educación bilingüe al alcance de la mano, para imitar o

copiar, si realmente queremos fundar y desarrollar una nueva perspectiva

educativa?” (Skliar, p.9).

Es importante también, estar conscientes de que el Modelo de Educación Bilingüe

para niños sordos se ha implementado en diversos países, y que conocer las

diferentes experiencias y no centrarnos en una sola (por lo general la visión

norteamericana), nos enriquece y nos aporta mayores alternativas.

5.2 Una escuela bilingüe: necesidades y retos

Tampoco debemos olvidar que para implementar el modelo bilingüe-bicultural

para la atención educativa de niños sordos, es necesario el apoyo institucional

para garantizar una serie de condiciones como la contratación de adultos sordos

que funjan como modelos de la lengua y cultura, e intérpretes, de igual manera

las facilidades para brindar la capacitación y los materiales didácticos en LSM

como lengua vehicular necesarios para el trabajo del docente con alumnos

sordos, flexibilidad para la organización interna del CAM o escuela regular para

conformar los grupos con alumnos sordos, entre otras cosas.

De igual manera el trabajo con los padres de familia es imprescindible, ya que si

la educación bilingüe para sus hijos sordos no es una opción elegida por ellos,

este modelo de atención no será posible. Por lo tanto, es urgente paralelamente

a la implementación de dicho modelo crear programas de enseñanza de la LSM

para mejorar la comunicación en el ámbito familiar así como brindarles apoyo y

orientación. Sabemos que es posible que al principio, las familias reaccionen con

desconfianza y dudas al respecto, pues durante muchos años, la sociedad se ha

encargado de poner en mal el uso de la lengua de señas, pero una vez

informándolos y sensibilizándolos, se podrá lograr un trabajo colaborativo entre

escuela y padres.

Page 36: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

36

Por lo tanto, implementar un modelo educativo requiere de gran voluntad,

trabajo y aprendizaje, pero siempre es posible.

5.3 Ambientes óptimos de aprendizaje con orientación visual.

Resulta un punto crucial, al hablar de la educación de los sordos, que

reconsideremos la calidad de la curricula y el nivel de la instrucción que hemos

ofrecido hasta ahora, a los alumnos con esta característica.

Generalmente, por no contar con los elementos para brindar a los sordos la

educación especializada que requieren, ofreciéndoles el derecho fundamental

de contar con una lengua, el contenido del programa se ve simplificado a tal

grado, que el niño sordo recibe, en el mejor de los casos, una información

fragmentada y pobre, incomparable con aquella que es aprendida por sus pares

oyentes, y más bien, equiparable a la que recibe un niño con deficiencia

intelectual.

Es común justificarnos pensando que la pobre o elemental información con la que

cuentan nuestros alumnos sordos, se debe a su falta de audición, “a su

discapacidad auditiva”, y no a la calidad de la educación que les estamos

ofreciendo y a la falta de acceso para poder desarrollar un lenguaje.

Si los objetivos, las estrategias, los contenidos y materiales para nuestros alumnos

sordos, no son equivalentes a aquellos que tenemos contemplados para nuestros

alumnos oyentes, quiere decir que nuestro trabajo como docentes para con estos

niños, no está siendo ni el justo, ni el necesario, y que tenemos entonces que

cuestionar nuestro quehacer para encontrar la forma de brindar esa igualdad en

calidad y oportunidades: “Tanto las habilidades comunicativas como las altas

expectativas, son dos variables críticas sin las cuales el aprendizaje al máximo, no

puede ocurrir…Para lograr un desempeño igual (entre sordos y oyentes) todas las

partes de la ecuación deben ser iguales” (Lytle & Rovins, 1997 p.13).

Es por esto, que el maestro que integra a niños con características especiales en

su salón de clase, y los maestros de las USAER que los apoyan, deberán hacer un

esfuerzo aún mayor que cualquier otro maestro, para convertir sus salones en

verdaderas aulas de construcción de aprendizaje, de trabajo colaborativo, de

investigación y de trabajo en proyectos significativos para sus alumnos.

Desde el marco constructivista, bajo el cual se ha venido enfocando la

educación en los últimos años, los maestros debemos aprovechar las experiencias

de la vida diaria como aspectos integrales de la educación. Este enfoque

Page 37: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

37

educativo ha recibido distintos nombres como Filosofía del Lenguaje Integral,

Constructivismo Holístico y en últimas fechas, Educación por Competencias.

Bajo esta filosofía, se busca que los alumnos puedan establecer conexiones entre

los contenidos trabajados en la escuela, y lo que sucede fuera de la misma. Este

movimiento iniciado por Dewey y luego enriquecido y difundido por muchos otros

(como Goodman y Goodman, 1990) ha alcanzado un impacto muy significativo

(Mason & Ewoldt, 1996).

Desde este enfoque educativo, se brinda a los alumnos (sordos como oyentes), la

oportunidad y acceso a un ambiente rico en lenguaje (signado u oral, según sea

el caso, y en el lenguaje escrito en ambos), ofreciéndoles múltiples oportunidades

de experimentar, planear y participar activamente en el aprendizaje (Ruiz et al

1996).

Esto lleva a los maestros hacia la construcción de actividades de aprendizaje

junto con sus alumnos, que les resultan, a ambos, realmente relevantes,

significativas, disfrutables y enriquecedoras (Mason & Ewoldt, 1996; Gaudemar en

Azpeitia, 2006; Ruiz et al 2006). Actividades que desarrollan competencias, que

movilizan y dirigen todos los conocimientos hacia la consecución de objetivos

concretos y que se manifiestan en la acción de manera integrada tal como lo

propone el plan de estudios 2009 de primaria, en el cual se define una

competencia como algo que implica un “saber hacer (habilidades, con saber

(conocimientos), así como la valoración de las consecuencias de ese hacer

(valores y actitudes). En otras palabras, la manifestación de una competencia

revela la puesta en práctica de conocimientos, habilidades, actitudes y valores

para el logro de propósitos en contextos y situaciones diversas”. (Plan de Estudio

Primaria 2009, SEP)

Los sordos, al igual que los oyentes, pueden ser responsables de su propio

aprendizaje. Sin embargo, cuando no existe la motivación personal por aprender

algo, en realidad el aprendizaje difícilmente podrá ocurrir.

Algunas características fácilmente observables, en ambientes que trabajan bajo

esta filosofía educativa son las siguientes:

Salones en los que ocurre continuamente la interacción social:

trabajo en equipo, diálogo, discusiones, debates,

presentaciones…

Salones donde la literatura es una herramienta básica y de uso

diario: donde se lee a los niños, se lee con los niños y los niños leen

de manera independiente todos los días.

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38

Salones que estimulan constantemente el uso de una o varias

lenguas: programas bilingües, uso constante de lenguaje, oral (en

el caso de los oyentes y de algunos sordos), manual (en el caso de

otros) y de la lengua escrita.

Salones en los cuales se trabaja en proyectos: programas que

integran diversas asignaturas a través de actividades con

propósitos auténticos que resultan en productos específicos.

Salones en los que se resuelven problemas.

Salones en los que se integran temas y contenidos de diversas

asignaturas en un solo proyecto: arte, computación, historia,

español… Las materias no se ven de manera aislada sino

interdisciplinariamente, tal como se presenta la información y los

problemas en la vida cotidiana.

Salones en los que se favorece el trabajo independiente de los

alumnos.

Salones donde los alumnos pueden y se atreven a tomar riesgos,

opinar, sugerir, votar, probar…

Salones en los que el maestro toma en cuenta las experiencias,

opiniones, puntos de vista, y los intereses de los alumnos para

llevar a cabo el trabajo grupal.

La escuela, concebida de esta forma, es “el lugar en el cual el APRENDIZAJE que

ocurre en el PRESENTE, puede hacernos entender y revivir el pasado y crear

posibilidades (competencias) para el FUTURO (Short & Burke, 1991).

Por otro lado, en relación directa con la educación de los sordos, se propone que

la escuela adquiera una orientación visual. Esto es, que siendo la visión el canal

principal con el que cuenta el niño sordo para recibir y percibir la información del

entorno, las escuelas inclusivas especializadas en la inclusión de alumnos con

necesidades educativas especiales entre ellos los niños sordos, trabajen utilizando

de manera continua e intensa, información visual a través de la cual los alumnos

sordos puedan observar, visualizar, analizar y comprender, con mayor facilidad y

profundidad, los contendidos académicos.

Algunas herramientas que pueden enriquecer tu práctica docente para los

alumnos en general, y para los sordos en particular, orientando tu práctica,

constructiva y visualmente, son descritas a continuación.

Trabajo por proyectos

La falta de interés de los alumnos en las aulas, las carencias de iniciativa y de

creatividad, son resultado de problemas que surgen como respuesta a un sistema

educativo que está alejado de los intereses de los alumnos (Salmón, 1999) y de

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39

salones que no involucran a los mismos como miembros fundamentales en la

construcción de su propio aprendizaje.

Los maestros por lo general, seguimos muy atados a los viejos modelos de

enseñanza, bajo los cuales, se presupone que el alumno aprenderá acumulando

información, aprendiendo de memoria los contenidos, aprendiendo lecciones

desvinculadas y en los cuales, las asignaturas se siguen viendo como núcleos

aislados que no tienen que ver unos con otros, abordados del mismo modo, fuera

de todo contexto.

El trabajar a través de proyectos hace que los niños sigan aprendiendo y el

maestro siga enseñando, pero nos ayuda a que los niños aprendan habilidades y

competencias que utilizarán de por vida, para crecer como adultos responsables

que sepan trabajar en equipo (competencias para la convivencia y vida en

sociead), que sepan buscar y encontrar información (competencias para el

manejo de información), que estén motivados por seguir siempre aprendiendo

(competencias para el aprendizaje), leyendo, buscando ampliar sus

conocimientos, que tengan motivación por aprender y que puedan ser

autodidactas (Diffily & Sassman, 2002).

Abordando nuestro programa educativo a través de proyectos significativos, el

trabajo se convierte en “…unidades de estudio que invitan al estudiante a

aprender, a pensar, a entender, a transferir, a resolver problemas y a crear un

mundo mejor” (Salmón, 1999).

El trabajo a través de proyectos, nos permitirá lograr que los alumnos desarrollen

competencias para el manejo de situaciones, organizar y diseñar proyectos de

vida y tener iniciativa para llevarlos a cabo (SEP, 2009).

Por ejemplo, los alumnos de 6º grado pueden llevar a cabo un programa real a

través del cual en lugar de recitar de memoria algunas acciones que pueden ser

útiles para cuidar el ambiente, desarrollen todo un proyecto para empezar la

clasificación de basura en la escuela, con todos los problemas, tropiezos y

resoluciones que suceden al llevar a cabo un proyecto en la práctica real.

¿Cómo podemos iniciar un proyecto?:

Con una idea: cuidar periquitos australianos para que los niños

comprendan el tema de los seres vivos y no vivos observando

científicamente.

Para resolver un problema: hacer una campaña en la escuela

para que todos los niños entiendan el problema de nutrición

infantil en México y cómo podemos resolverlo, qué acciones se

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40

deben llevar a cabo en la escuela para alimentarnos

adecuadamente.

Para resolver una necesidad: llevar a cabo un proyecto de

clasificación de basura en la escuela; un proyecto de

alimentación sana; un proyecto de limpieza a fondo…

Para responder una pregunta: hacer una investigación de una

duda o pregunta que se planteó en el salón y que los niños

mostraron interés y curiosidad en resolver: ¿por qué vomitan fuego

los volcanes?, ¿por qué se extinguieron los dinosaurios?, ¿cómo

sabemos que venimos del mono?, ¿por qué los musulmanes se

hincan en una estera estén donde estén?, ¿por qué hay guerras?

(ver ideas en Janssen y Steurernagel, 2004).

Porque establecimos una relación: un cuento de esclavos me lleva

a explorar un tema como la esclavitud en América o al revés.

Con una historia que motiva un interés: leemos una historia

interesante, por ejemplo, la historia de Anna Frank, y de ahí,

investigamos el tema de la II Guerra Mundial (o viceversa,

iniciamos por el tema y éste nos lleva a la historia).

Por una preocupación: los baños sucios en la escuela; juntar

alimentos para enviar a la zona donde ocurrió un desastre natural;

organizar el plan de protección civil.

Cuando se enseña a través de proyectos, estos pueden surgir de las ideas que los

niños van generando, de sus intereses, de temas del propio programa, de la

literatura (Obregón, 2006). En fin, los proyectos se inician por un motivo específico

pero van desarrollándose, ampliándose de manera natural y es el maestro quien

debe estar alerta para identificar y aprovechar las ramas de interés que van

surgiendo. “El alumno al encontrar sentido en aquello que investiga, tomará bajo

su responsabilidad su propio aprendizaje porque encuentra significado y

funcionalidad en lo que está aprendiendo” (Salmón, 1999).

Los proyectos favorecen el trabajo transversal a través del plan de estudios,

relacionando la geografía, la historia, la lectura, la escritura, las matemáticas y

todo aquello que surge naturalmente, de manera interrelacionada. De esta

forma, el maestro logrará de manera natural, que se dé la integración de

asignaturas.

El trabajo por proyectos nos permite así mismo favorecer el desarrollo de

competencias que sirvan a los alumnos para la vida en sociedad, que desarrollen

su capacidad para decidir y actuar con juicio crítico frente a los valores y las

normas sociales y culturales (SEP, 2009).

Por ejemplo, en un taller realizado con alumnos sordos de 4º, 5º y 6º grado (de un

proyecto educativo para sordos), las maestras les leyeron diversas historias que

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41

hablaban sobre diferentes maneras en las que ocurre el abuso. Aprovecharon

también para explorar el tema de la esclavitud en América (tema de Historia de

5ª grado) y discutirlo con los niños. Finalmente, los alumnos expusieron diversas

maneras en las que en la vida cotidiana de la comunidad escolar, ellos

observaban distintos modos y grados de abuso entre los propios compañeros

para lo cual, trabajaron con la guía de sus maestros en la elaboración de una

campaña a la que llamaron “¡No abuses!” realizando carteles con fotografías y

mensajes con el fin de hacer conciencia en la escuela para evitar cualquier tipo

de abuso dentro de la misma y también para propiciar la denuncia sobre estas

situaciones.

De esta forma, las maestras lograron realizar un trabajo a través del cual

incorporaron temas que se abordaron en más de una asignatura: se trabajó un

tema de Educación Cívica, se abordó la literatura tal como lo marca el programa

de Español, se vinculó un tema de Historia, se trabajaron la escritura y habilidades

de computación en la elaboración de los carteles. “Una de las prioridades en

educación primaria es favorecer en los alumnos la integración de saberes y

experiencias desarrolladas en las distintas asignaturas de cada uno de los

grados…, temas que se desarrollan de manera transversal en la educación

primaria” (SEP 2009, p. 15).

Otro proyecto que podemos mencionar como ejemplo, surgió de la lectura del

libro “La habitación de Arriba” (Reiss, 1993). Este libro fue elegido para leerse a

alumnos sordos de 5º y 6º grado en el Taller de Lectura. La historia verdadera, de

una niña judía que sobrevive el Holocausto gracias a la generosidad de unos

granjeros que la esconden durante la misma, nos llevó a explorar el tema de la II

Guerra Mundial a fondo.

A través de esta lectura, los niños fueron aprendiendo sobre los acontecimientos

históricos de este evento. Aprendieron la geografía de Europa ubicando los

países que iban siendo invadidos por Hitler y luego el avance de los aliados en el

contra-ataque. Desarrollaron habilidades tecnológicas buscando por internet

fotografías ilustrativas de la guerra a las que luego insertaron textos propios

(escritura) de sus propios aprendizajes sobre el tema a partir de la historia de

Hanna y del cine-club que realizamos con cuatro películas para ampliar el

conocimiento del mismo. Aprendieron características del español escrito al tener

que realizar por parejas, el diario del personaje principal (Hanna) eligiendo la

parte de la historia que más les había llamado la atención, para escribirla en

primera persona a manera de un diario (esta idea surgió cuando conocieron la

historia de Anna Frank a través de una exposición que visitaron en el museo Judío

del Holocausto en la Ciudad de México y supieron que su vida durante la guerra

había sido conocida a través de su diario personal). Reforzaron sus habilidades de

expresión (objetivo del programa de español) exponiendo al resto de la

comunidad educativa (a través de la LSM) los trabajos realizados en torno al

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42

tema para lo cual, se realizó un Museo de Historia.

Pero principalmente, a través de la historia de Hanna, discutieron a fondo el tema

de la intolerancia y lo que la falta de respeto a las diferencias puede generar, (el

respeto y aprecio de la diversidad forman parte de las competencias a

desarrollar en la asignatura de formación cívica y ética) haciendo consciencia de

un problema que prevalece en la actualidad (Obregón, 2007).

Películas y documentales

Dado que el sordo es un ser predominantemente visual, las películas y los

documentales son herramientas fabulosas para que nuestros alumnos conozcan

un tema, lo comprendan, hagan una imagen visual de una época, observen el

contexto donde se desarrolló un evento, identifiquen las características de una

región geográfica, etcétera.

Para la enseñanza y discusión de la historia, por ejemplo, las películas nos brindan

una herramienta rica en información visual que los sordos disfrutan y aprovechan

al máximo. Esta información les permite recrear una época, imaginar situaciones

propias a la misma, conocer sus problemas, entender las costumbres, ideas y

conflictos de ése tiempo histórico determinado.

Las imágenes visuales no podrán por sí solas reemplazar la información que

recibimos a través de los diálogos de los personajes, por lo que no deja de ser

imprescindible que el niño cuente con el apoyo de alguien que le interprete y le

explique los diálogos e información contenidos en las películas o documentales.

Los documentales, son herramientas insustituibles para que el niño sordo visualice

información relevante sobre la naturaleza, la ciencia, la historia, la geografía. Con

su gran agudeza visual, el niño sordo observará detalles que le ayudarán a

comprender con mucha mayor profundidad estos temas y a recordar

información relevante sobre los mismos.

El internet, también es un medio poderoso para buscar imágenes que puedan

ilustrar temas que estemos trabajando en el salón a través de las cuales pueda

comprender mejor la información contenida en los mismos. Si en la escuela no

existen los elementos tecnológicos suficientes, es importante orientar a los padres

para que en la medida de sus posibilidades y las posibilidades que oferta la

comunidad, aprovechen los mismos, y también para que busquen en la televisión

programas que puedan nutrir en este sentido a sus hijos sordos.

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43

Las representaciones

Aprender a través de las representaciones, es un medio eficaz para niños de

cualquier edad. Para el niño sordo, esta herramienta es de gran valor pues a

través de la representación, podrá visualizar la información en una secuencia

ordenada de hechos, que le ayudará a asimilar y acomodar mucho mejor lo

aprendido.

Los temas de historia, por ejemplo, podrán trabajarse de este modo, haciendo

que los niños puedan integrar la información de una lección en una

representación teatral o grabando la secuencia en un video (“hacer una

película”). Lo mismo puede hacerse con alumnos más pequeños, representando

las historias o cuentos leídos.

Los alumnos sordos son, por lo general, magníficos artistas plásticos y podrán

intervenir activamente además de en las obras, en la elaboración de la

escenografía y los disfraces para las mismas.

Las fotos de estas representaciones pueden utilizarse también para escribir

después un libro sobre el tema, escrito por los propios alumnos, e ilustrados con las

fotos en que ellos mismos representan a los personajes.

A un grupo de alumnos sordos de 5º y 6º de primaria, les fue leída una historia

sobre un valiente ratón que peleó junto al ejército liberal en contra de la

ocupación francesa. Como la historia no tenía ilustraciones, se propuso a los

alumnos llevar a cabo un concurso de ilustración para la misma. Después de

cada sesión de lectura, los alumnos tenían que hacer un dibujo-boceto de la

parte leída de la historia. Esto nos permitía, además, ir monitoreando su

comprensión de la misma.

Cuando se terminó de leerles la historia, cada niño escogió el boceto o borrador

que querían trabajar para presentar al concurso. Finalmente, un jurado

conformado por otros maestros y personal de la escuela, eligió los dibujos que

acompañarían el texto, quienes fueron los ganadores del concurso.

Pero la historia de este proyecto no terminó ahí. El final del cuento dejó a los niños

intrigados sobre lo que había pasado después, con el joven soldado liberal,

Porfirio Díaz, el gran amigo de Ratonpín. Y, como la historia nunca acaba

(nombre del cuento en cuestión), se habló con los niños sobre la época del

Porfiriato y la llegada de la Revolución, información con la cual se decidió junto

con los alumnos, llevar a cabo una representación a la que se tituló La

Revolución de los Ratones. Para llevar a cabo la misma, los niños eligieron si

querían actuar o ser parte de los tramoyistas, quienes se encargaron de hacer la

escenografía y el vestuario. También, se pidió apoyo a la madre de un alumno

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sordo, sorda también y actriz de un grupo de teatro, para que nos ayudara a

montar la obra.

Un aprendizaje muy importante que surgió de este proyecto, fue que en un

principio, se escribió un guión en el que el juego del lenguaje era la nota

importante del mismo (escrito en verso a manera de corrido). Es decir, la obra se

escribió pensando en oyentes y ¡no en sordos! Al hacer consciencia de este

hecho, se desechó el guión, tomado únicamente las ideas del mismo para hacer

cuadros visuales que las transmitieran. Al final, la obra no necesitó de ninguna

interpretación ya que las escenas, visualmente, daban toda la información por sí

mismas.

Este trabajo, es un claro ejemplo de cómo al trabajar por proyectos, una cosa nos

lleva a otra, ¡la historia nunca acaba!, y cómo surgen múltiples aprendizajes de

manera natural. Los niños gozaron este trabajo, aprendieron sobre este capítulo

de la historia de México; desarrollaron habilidades de representación y

comunicación; trabajaron, alumnos, maestros y madre de familia, como un

verdadero equipo en el cual, las distintas destrezas y habilidades se conjuntaron y

complementaron para un fin común.

La información visual

Insistiendo en el punto en que para el alumno sordo, la información visual es

crucial, el maestro puede llevar a cabo proyectos en los cuales, ya sea a través

del aula de medios, o bien en trabajo conjunto con los padres que tengan

acceso a internet en sus hogares o trabajos, los alumnos consigan fotografías e

imágenes sobre los temas de las diferentes asignaturas que se estén trabajando

en el salón (por ejemplo en historia, geografía y ciencias).

Con estas imágenes, los niños podrán iniciar investigaciones (un ecosistema, los

animales de una región, la población de un continente, hechos sobre un evento

histórico de importancia, por ejemplo) a través de las cuales iniciemos con ellos el

aprendizaje del tema. Luego, complementaremos con la información que

tengamos sobre los mismos en el libro de texto, o con lecturas de nuestro material

de libros del rincón.

Posteriormente, se pueden utilizar las imágenes para montar exposiciones en las

cuales, cada alumno explique a través de las fotografías y los carteles realizados,

la información investigada y lo aprendido. Si por ejemplo, los niños están

aprendiendo sobre las diversas regiones geográficas, podrán hacer un “museo”

con sus fotografías y explicar aspectos de la flora, la fauna, la población

(costumbres vestido, alimentos), las diversas características, de cada región y de

sus habitantes.

Page 45: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

45

El maestro deberá pedir apoyo a los compañeros y padres de sus alumnos sordos,

para conseguir ilustraciones, recortes, monografías, esquemas, mapas, es decir,

material ilustrado de todo tipo, que pueda complementar información sobre los

temas que se estén explorando con los alumnos en clase para que, a través de

estos materiales, los propios compañeros y el maestro, puedan explicar a su

compañero y alumno sordo con el apoyo visual que brindan, aspectos de los

temas y contenidos que se estén trabajando.

Así mismo, el maestro podrá elaborar junto con ellos, todo tipo de materiales

visuales como pueden ser, esquemas del cuerpo y su funcionamiento, mapas,

planos, maquetas, mapas mentales ilustrados, o cualquier otro material gráfico

que pueda ser útil para que los alumnos sordos visualicen información relevante

que les facilite la comprensión de los contenidos.

Otro material de gran valor, serán gráficos escritos e ilustrados en los cuales

podamos, por ejemplo:

Sintetizar con el grupo los puntos principales de una lección

escribiendo con ideas claras y concisas e ilustrándolas para

aumentar la información.

Escribir lluvias de ideas para iniciar un tema.

Escribir los puntos sobre los cuales se investigará para llevar a cabo

un proyecto.

Sintetizar las ideas principales y en secuencia temporal de una

historia o de un hecho histórico.

Escribir el análisis de los puntos críticos de una historia

(antecedentes, conflicto, resolución); hacer el análisis sobre las

características de sus personajes; el análisis sobre la época y lugar

(descripción del escenario).

Comparar características de dos lugares, dos animales, dos

poblaciones, dos eventos, etcétera.

Acompañar lecciones con su referente geográfico haciendo un

mapa e ilustrándolo con la información/contenido de la lección.

Estos carteles se irán pegando por el salón creando un espacio rico en

información visual y en información escrita, con lo cual no sólo se beneficiará al

alumno sordo, sino a todos los demás, en el uso con fines auténticos de la lectura

y escritura, y en la observación continua de información que muchas veces por

premura, se menciona y trabaja de manera muy superficial.

Es muy importante, tomando en cuenta una postura constructivista de

enseñanza, que estos materiales no sean elaborados por el maestro, sino que

sean realizados, escritos, corregidos, ilustrados, por los propios alumnos,

dejándoles de este modo apropiarse del aprendizaje, y aprender y utilizar las

Page 46: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

46

habilidades que implica cada tarea, desarrollando competencias que les serán

útiles en muchas otras ocasiones.

Mapas mentales y ordenadores gráficos

Los ordenadores gráficos son herramientas que pueden ayudar a nuestros

alumnos sordos a ordenar la información, además de resaltar los puntos más

importantes contenidos en una lección. “Construir gráficos para ilustrar la

organización de ideas e información, ayuda a la comprensión y el aprendizaje

(Villalobos, 2001).

Los organizadores gráficos permiten al niño sordo visualizar información

ordenadamente. Un organizador gráfico es una representación visual del

conocimiento, una forma de estructurar la información y de ordenarla.

Mapa de la historia: hacer una síntesis de una historia o lectura: ¿qué pasó

primero?, ¿qué sucedió después?, ¿cuál es el problema o nudo de la historia?,

¿cómo se resolvió? (Ruiz et al, 1996).

El mapa de la historia les ayudará también a visualizar la línea del tiempo de un

evento (por ejemplo, La Conquista de México), en la cual los niños podrán ir

ubicando más fácilmente cómo unos hechos son antecedentes o consecuencia

de otros.

Diagramas de Venn

Nos ayuda a llevar a los alumnos a hacer comparaciones para entender mejor la

información. ¿En qué se parecen estos dos animales?, ¿en qué son diferentes?,

¿cómo se clasifican de acuerdo a estas diferencias?, ¿en que se parecen estas

dos culturas o poblaciones?, ¿en qué son diferentes?, ¿cuáles son las razones de

estas diferencias?.

Por ejemplo, al hablar sobre la mezcla de razas que se dio durante la época de la

colonización española en México, podemos hacer este gráfico comparativo para

que los niños comprendan la mezcla racial y cultural que tuvo lugar en nuestro

país. A partir de estas comparaciones, se puede hablar con los ellos sobre

cuestiones como: ¿Quiénes eran los criollos?, ¿quiénes eran los mestizos?,

¿quiénes los negros cambujos?, ¿por qué o cómo llegaron personas de África a

México?, ¿cómo se mezclaron estas personas con otras?, ¿con quiénes?, ¿qué

resultó de este mestizaje?

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47

¿Qué sé?, ¿qué quiero aprender?, ¿qué aprendí?

Antes de abordar un tema o proyecto nuevo, el maestro deberá empezar por

activar y conocer, el conocimiento previo que tienen los alumnos sobre el mismo

y constatar, si la información que manejan es verdadera o equivocada.

Al trabajar con los niños en un proyecto, es muy importante tomar en cuenta qué

es lo que ellos quieren saber del tema a trabajar, qué es lo que les interesaría

aprender sobre el mismo. Despertando este interés, es mucho más probable que

los alumnos realmente se apropien del proyecto y por ende, aprendan a través

del mismo, ya que la búsqueda de sus respuestas cobrará un significado

verdadero.

Los alumnos podrán anotar en el cartel bajo las columnas correspondientes,

primero lo que saben, luego lo que quieren investigar y, finalmente, al terminar el

proyecto, hacer un trabajo metacognitivo ayudados por el maestro, para escribir

lo que aprendieron a lo largo del mismo.

La Ciencia Experimental

En el trabajo de ciencias, será de gran ayuda para el niño sordo, tanto como

para los oyentes, experimentar y observar, directamente, cómo ocurren las cosas.

El maestro deberá aprovechar todas las propuestas de experimentos sugeridas en

los libros de texto de ciencias naturales mas aquellos experimentos que él

conozca o se dé a la tarea de investigar, para dar a sus alumnos la oportunidad

de observar, con sus propios ojos, procesos y resultados, que les harán

comprender mucho mejor y claramente, aquellos fenómenos que se quieren

enseñar.

El uso de material concreto

Para la enseñanza de las matemáticas, el uso de material concreto es

sumamente enriquecedor para cualquier niño. El maestro debe aprovechar este

recurso visual y tangible, para que sus alumnos sordos puedan comprender,

viendo y comprobando los conceptos matemáticos básicos. El ábaco, los frijoles,

el damero, las regletas, el banco Montessori, se vuelven herramientas magníficas

para trabajar con los niños la comprensión de nuestro sistema decimal y las

operaciones básicas, así como para la resolución de problemas que las implican.

El fichero de matemáticas que nos ofrece la SEP, es un instrumento magnífico

para llevar a cabo juegos que permiten a los niños comprender y practicar las

matemáticas, además de aplicarlas en la vida real.

Page 48: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

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En los libros de texto también aparecen situaciones que llevadas a la práctica

real y concreta (fuera del libro), nos brindan oportunidades para que los niños

vean la aplicación real de estos conocimientos.

La literatura infantil

Muchas escuelas de oyentes y sordos actualmente, utilizan la literatura para la

enseñanza de la lectura en contextos auténticos y reales (Mason &Ewoldt,1996),

en lugar de utilizar fragmentos de textos, que no son significativos ni engloban una

historia, narración, poema, es decir, un texto completo del cual el niño pueda

hacer uso para construir su significado.

Además de sus incuestionables fines para el aprendizaje de la lectura, el

acercamiento a la literatura, es una herramienta de riqueza inmensurable para

ampliar nuestro conocimiento del mundo.

Cuando un maestro lee a sus alumnos y con sus alumnos, literatura de calidad,

cuando comenta con ellos estas historias, cuando provoca el diálogo sobre los

problemas que las historias exponen, cuando cuestiona a sus alumnos sobre la

actitud de tal o cual personaje, ese maestro ha encontrado un medio para lograr

que sus alumnos enriquezcan su cultura, amplíen su criterio, cuestionen su

conducta, conozcan lugares lejanos y tiempos remotos, abran sus horizontes y

además, establezcan relaciones perdurables con los libros.

Nuestros alumnos, sordos o no, no se convertirán en lectores, en todo el sentido de

la palabra, por cargar una mochila llena de libros. Si queremos formar verdaderos

lectores, debemos convertir la lectura en un evento social, en un evento en

compañía y en una de las actividades que más peso y tiempo otorgue el

programa escolar (Obregón, 2007).

A través del trabajo con la literatura infantil, el maestro enseñará a sus alumnos a:

Discutir literatura hablando sobre las historias leídas.

Expresar ideas y opiniones y a respetar las opiniones de los demás.

Vincular las historias con sus propias vivencias.

Hablar sobre los sentimientos.

Opinar y valorar, respetar, las opiniones de los demás.

Conocer el mundo de manera integral: dónde ocurre la historia, cómo es

ése lugar, qué costumbres tiene la gente, qué idioma se habla, qué

problemas enfrentan, etcétera.

Interrogar la realidad a partir de las historias, es decir, hacer vinculaciones

con nuestras vidas, nuestras creencias, nuestros prejuicios.

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49

Vincular la literatura con otras áreas del aprendizaje como la historia, la

geografía, la escritura.

Conocer más acerca del mundo y de los seres humanos.

Hablar sobre valores como la justicia, la tolerancia, el respeto.

Cuando miramos la enseñanza de la lectura desde este ángulo, comprendemos

que enseñar a leer, formar lectores, es una de las metas más ambiciosas y valiosas

que podemos alcanzar como maestros (Obregón, 2007).

Cualquier persona, y a cualquier edad, es capaz de disfrutar una buena historia.

Cuando leemos a nuestros alumnos, la voz, o bien las manos del maestro, se

convierten en un puente para los niños, que los lleva a territorios nunca

explorados. Cuando acercamos a nuestros alumnos a estas historias, les estamos

mostrando opciones para leer, autores interesantes y, sobre todo, provocamos

una experiencia de lectura en grupo que despierta un verdadero interés por leer,

un gusto por la lectura y un modelo para leer comprendiendo (Atwell, 1998).

Sin embargo, la escuela ha limitado la lectura a un ejercicio funcional que pocas

veces lleva a los niños a la interacción con el texto. Los programas escolares

ofrecen pocas oportunidades para que los estudiantes discutan opiniones,

intercambien ideas, expresen sentimientos, hagan vinculaciones sobre lo que leen

o lo que se les lee y, para que ayudados por el maestro, profundicen en el

contenido del texto explotando su riqueza. El diálogo sobre lo que leemos,

constituye un elemento fundamental para la construcción de significado.

A través de la literatura, el maestro tiene la oportunidad de profundizar en

muchos temas y sustentarlos de una manera que será mucho más significativa

para los niños. Una buena historia, no se olvida. La lectura cumple con

innumerables funciones: transmitir información, divertir, provocar placer,

desarrollar agudeza crítica, sensibilidad, curiosidad, ilusión y sabiduría. Leer con

los niños, sordos u oyentes, es entonces, un obligado de la escuela.

Como lo explica Sánchez, los sordos no se convertirán en lectores eficientes a

menos de que propiciemos las condiciones para que esto ocurra. “Un buen lector

se forma desde su más temprana infancia, y es condición necesaria y suficiente

que esté inmerso, que forme parte, que interactúe en un ambiente familiar que

cuenta con la presencia de adultos lectores, que dispone de textos apropiados al

alcance de los niños y en el que se realizan actividades significativas de lectura y

escritura, para los niños. Este ambiente es lo que hemos denominado “entorno

lector”. En ese ambiente no hace falta ninguna didáctica de la lengua escrita,

ningún método en particular ni ningún maestro especializado. En ese ambiente,

movido por un interés intrínseco y guiado por un adulto lector, el niño se

incorpora sin esfuerzo alguno, naturalmente, espontáneamente, al mundo de lo

escrito” (Sánchez, 2009 p.4-5).

Page 50: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

50

Visitas y paseos

Entre más oportunidades se tengan de llevar a los niños a lugares a través de los

cuales se pueda complementar y ampliar la información de nuestros proyectos,

mejor.

Es posible que poder ir a muchos de estos lugares no esté en nuestras manos, pero

los padres nos pueden apoyar guiados por nuestras sugerencias. Los museos, los

parques, los sitios arqueológicos cercanos a nuestras localidades, las zonas

naturales propias de nuestra región, los lugares que debemos visitar en nuestra

vida cotidiana (el mercado, el banco, la tortillería, etcétera), nos brindan enormes

oportunidades para vincular lo que se aprende en la escuela con el mundo que

nos rodea.

6. Lectura y escritura en el contexto bilingüe: el aprendizaje del español

como una segunda lengua

Para las personas sordas la lectura implica el acceso a la información. El medio

para mantenerse en contacto con los eventos, la cultura y los acontecimientos

de la vida diaria y la vía para su inclusión a la vida laboral. Actualmente, es

también para ellos, un medio ideal e insustituible de comunicación, a través del

espacio cibernético. Sin embargo, “en general, las opciones educativas que la

población sorda ha tenido a su alcance sólo le han permitido que adquiera

habilidades muy restringidas para la lectura y la escritura” (Álvarez et al, 2004,

p.18).

No existen metodologías a modo de receta de cocina, para el logro de un buen

desempeño de nuestros alumnos sordos en la lectura y escritura. Este punto sigue

siendo, no importando qué filosofía educativa se elija, el Talón de Aquiles en la

educación de los sordos, dada la complejidad que esta tarea les implica.

“Es un hecho, tal vez poco difundido, que la comunidad de personas sordas es

una comunidad, en general, iletrada. Ciertamente, los sordos en pocas ocasiones

han hecho suyas la lectura y la escritura, como para poder aprovecharlas en sus

posibilidades: no son lectores y escritores competentes por lo que habitualmente,

no leen ni escriben. Estas personas tienen grandes dificultades para comprender

los textos escritos y su escritura está alejada de la escritura convencional, y esto

pese a los posibles largos años de escolaridad obligatoria, bien sea en aulas de

integración o en aulas de escuelas especiales. Esto repercute, en consecuencia,

en que sean escasas las personas sordas que superen el nivel de Educación

Secundaria Obligatoria y, más aún, las que logren acceder a estudios superiores

(Fernández y Pertusa, 1996 p. 3).

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51

Los sordos, dice Sánchez (2009), salvo rarísimas excepciones, que él define como

inexplicables, no son lectores competentes. Numerosos estudios han demostrado

a lo largo del tiempo que la mayor parte de los sordos llegan a alcanzar

únicamente un nivel de lectura comparable al de un niño oyente de 9 o 10 años,

correspondiente al 4ª grado de primaria (Svartholm, 2004). Esto se debe, al

complejo proceso que requiere el sordo para poder comprender y dominar una

lengua que no escucha.

Para los sordos, alcanzar un buen nivel de desempeño en la comprensión y

expresión de la lengua escrita de la mayoría oyente, significa contar con otra

posibilidad comunicativa de diálogo (escritura) y reflexión (lectura), con la

sociedad. “En el caso de los sordos, la lengua escrita es la lengua que posibilita

acceder a gran parte de la información del medio… la lengua escrita se

convierte en un puente que le permitirá atravesar en un ida y vuelta fronteras

culturales, lingüísticas y sociales” (Macci & Veinberg, 2005, p. 81) y sin embargo,

leer y escribir para un sordo, implica el aprendizaje complejo y largo, de una

segunda lengua.

Nuestra lengua escrita no tiene, para los sordos, ninguna relación con la Lengua

de Señas (en el caso de los usuarios de esta lengua) y, para los sordos oralizados,

implica que éstos sean usuarios realmente competentes de la lengua oral. “En

promedio, los niveles de desempeño de los sordos en la lectura, son

dramáticamente más bajos que en los oyentes….Esto obviamente se debe a que

los individuos sordos se enfrentan a un conjunto único de obstáculos que superar

al aprender a leer” (Perfetti & Sandak, 2000 p.37).

¿Cómo se aprende entonces, a leer un código escrito basado en la

correspondencia sonora de una lengua que es imposible escuchar? ¿Cómo se

puede leer y comprender una lengua escrita que uno no conoce?

El niño oyente aprende a leer, cuando descubre la relación entre las grafías

escritas y su correspondencia con la lengua que habla y conoce perfectamente.

Una vez hecha esta relación, otro aspecto importante, es la cantidad de

vocabulario que el niño oyente, sólo con escucharse deletrear, asocia

inmediatamente con un concepto.

Para la mayoría de los niños sordos, este descubrimiento y asociación, son

imposibles de realizarse, a menos que hayan desarrollado ya, un alto nivel de

habilidad en la lectura labio-facial y que comprendan un amplio vocabulario a

través de la misma, hechos que ocurren raramente alrededor de los seis años

edad, en la cual, cualquier niño, debería estar aprendiendo a leer como sus

pares oyentes al ingresar a la escuela primaria.

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52

Para los sordos, la lectura no es un sistema paralelo a la lengua oral, como lo es

para los oyentes. Es un proceso que depende del conocimiento de la lengua

inmersa en un sistema escrito (Perfetti & Sandak, 2000), en ese sistema escrito que

contiene una lengua hablada que es inaccesible para ellos.

El niño sordo, hace un gran trabajo para reconocer palabras visualmente y

recordarlas para volverlas a reconocer en textos diversos. El contexto en que

aparecen, le es crucial para comprender e interpretar, para seleccionar el

significado adecuado de las mismas (Perfetti & Sandak, 2000). Esto es, el niño

sordo requiere desarrollar múltiples habilidades para aprender a leer, entre las

cuales se encuentra el desarrollar una competencia metalingüística, la

capacidad de reflexionar sobre la lengua, a través de las comparaciones y

análisis que va realizando entre dos lenguas: la lengua de señas (si es que la ha

desarrollado) y la lengua escrita que esté aprendiendo (Svartholm, 2004).

“Una mejor comprensión de la estructura narrativa del lenguaje de signos, mejora

el rendimiento lector de los estudiantes sordos” (Herrera, 2003). Idealmente, la

enseñanza formal del español escrito debería introducirse una vez que el

pequeño sordo cuente con un lenguaje expresivo rico (ya sea a través de la

lengua de señas o del habla). Sabemos sin embargo, que muchos de nuestros

alumnos sordos llegan a la escuela sin lenguaje alguno y que, por ende, muchas

veces, debemos iniciar casi de manera simultánea el proceso de adquisición del

mismo y la enseñanza, o al menos la exposición informal, a la lengua escrita.

El contacto con la lecto-escritura debe hacerse desde que los niños son

pequeños. “Al igual que los niños oyentes, los niños sordos necesitan ser expuestos

a la lengua escrita mucho antes de que pueda esperarse que inicien su

aprendizaje real” (Álvarez, et al. 2004, p.23).

6.1 Lectura Modelada

Iniciar el proceso de lectura con cualquier niño, requiere de padres y maestros

que les acerquemos de manera natural hacia los textos. A todos los niños les

gusta escuchar historias. A los sordos les gusta verlas, observar nuestros gestos, ver

cuidadosamente las ilustraciones y por supuesto, si cuentan con una lengua,

seguir su narración atentamente. Lo que explica Lipkin para los padres, se aplica

igualmente a los maestros: “confía en la persistente capacidad de tus hijos de

inventar, disfrutar, y escuchar las historias que les cuentas” (Lipkin, 2000 p. 17).

Hazlo, descubrirás maravillas.

Todos hemos sido testigos alguna vez de las caras de asombro y contento de los

niños cuando alguien les cuenta una historia. Contar historias es una costumbre

antigua. Las historias nos sirven para alegrar a alguien; para entretener a un

Page 53: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

53

enfermo; para enseñar a un niño un buen o mal actuar; para explicar con

metáforas una situación. Desde la antigüedad los hombres sabían muy bien que

en las historias residía la auténtica sabiduría (Lipkin, 2000 p.21).

En un primer momento, como sucede con los niños oyentes, el objetivo de

acercar a nuestros alumnos sordos a los libros e historias, estará más centrado en

el enriquecimiento del lenguaje y la información contenida en los mismos, sin

embargo, paralelamente, el maestro aprovechará para hacer señalamientos en

el texto que vayan mostrando al niño que las letras dicen cosas; les estimulará a

reconocer algunas palabras; iniciará la consciencia de que leer, para ellos, es

traducir, eso que dicen las letras, a la lengua que conocen (si conocen la lengua

de señas).

Representar cuentos ilustrados.

Narrar en lengua de señas o de manera oral (según sea el caso, pero

nunca al mismo tiempo) lo que dice un cuento.

Deletrear palabras que aparecen en los mismos.

Asociar una palabra escrita con su seña correspondiente.

Escribir las noticias del salón explicando y “leyendo” lo que se escribe e

ilustrándolo para dar a los niños claves visuales que les ayuden a recordar,

a rescatar significado.

“Leer” las imágenes, ver a profundidad lo que nos expresan.

Jugar con la identificación de algunas palabras.

Son actividades que podemos empezar a hacer con nuestros alumnos sordos

desde muy pequeños para acercarlos al conocimiento de la segunda lengua.

De esta manera “cuando estos niños se enfrentan al aprendizaje de la lengua oral

en su modalidad escrita, tendrán ya un cúmulo de experiencias con los textos

escritos que les permitirá relacionar las experiencias lingüísticas recibidas en

ambos lenguajes” (Herrera, 2005 p.4). “Leerles a los alumnos todos los días crea un

ambiente compartido tanto por los niños como por los maestros, pone la

imaginación en movimiento y ayuda a cultivar amor por la lectura” (Macci &

Veinberg, 2005, 93).

Además, los cuentos estimulan aspectos cognitivos, afectivos y sociales. Sus

ilustraciones, nos brindan también, una herramienta magnífica para ampliar la

información, el vocabulario, el lenguaje y ahondar en la comprensión, ayudando

al niño sordo, con su natural agudeza visual, a comprender, a preguntarse, a

inferir, a comparar, a vincular.

El modo en que padres y maestros leamos cuentos a nuestros alumnos, los

comentarios que hagamos sobre los mismos, la forma en que relacionemos lo

contado o leído con las ilustraciones que acompañan el texto, las predicciones e

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54

inferencias que pidamos hagan los niños, influirá positivamente en un aprendizaje

efectivo, contextualizado, integral y significativo.

El cuento es una herramienta fundamental para enriquecer el lenguaje, el

pensamiento lógico y crítico. Para acercar a nuestros alumnos sordos al

aprendizaje del español como segunda lengua y, sobre todo, al conocimiento

del mundo que les rodea. Como en todo lo que hacemos, “la práctica hace al

maestro”,y mientras más nos aventuremos en contar historias a nuestros alumnos,

mejor lo haremos cada vez.

Al contar un cuento, debemos hacer constantemente interrupciones a través de

las cuales hagamos preguntas a los niños monitoreando su comprensión;

comentarios que enriquezcan la narración; predicciones o anticipaciones que

muestren a los niños que un lector experto hace hipótesis antes de conocer el

final de una historia; confirmaciones de nuestras predicciones; recapitulaciones,

que permiten a los niños acomodar la información. En fin, debemos interrumpir

constantemente, porque al contar un cuento, el maestro entra en un diálogo con

sus alumnos, no importa la edad de los mismos o la historia que se esté leyendo,

no importa si estos son sordos o son oyentes. Esto es modelar lectura.

Bajo un enfoque socio-psicolingüístico (Goodman y Goodman, 1990) se entiende

que leer no es únicamente decodificar sonidos sino construir y atribuir significado

interactuando con el texto y con lectores más competentes. Este enfoque

redefinió la lectura y la enseñanza de la misma, reconociendo que el aprendizaje

se da a través de la interacción social y del contacto con el uso de la misma con

propósitos sociales auténticos.

Al respecto Lepkin nos dice: “Un cuenta cuentos experto no sólo conduce la

imaginación alrededor de las interrupciones y otras contradicciones,

transformando el rincón del desayuno en un maravilloso salón de banquetes y las

macetas de geranios en selvas tropicales, sino que también convence a un grupo

de personas para que viajen hasta aquellos lugares secretos y fabulosos sin

disponer de diapositivas, mapas o recuerdos” (Hazard en Lepkin, 2000 p. 27).

Desde muy temprano, la familia y la escuela, pueden jugar un papel fundamental

en la construcción temprana del conocimiento sobre la lectura en actividades

cotidianas que involucran esta actividad con fines prácticos o recreativos. Si para

el niño oyente éste es un punto importante, para el niño sordo, y su futura

competencia lectora, se vuelve crucial.

Molina (2001) explica cómo la lectura oral de cuentos interactiva y dialogada

entre el adulto y el niño facilita la construcción temprana de significado textual.

Desde pequeños, los niños que gozan de esta experiencia, aprenden

rápidamente a intervenir en la lectura del cuento señalando, comentando,

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55

preguntando e involucrándose cada vez de manera más compleja como

partícipes activos del acto de leer. De esta manera, el adulto y los niños, van

haciendo una lectura dialogada permitiendo que haya cada vez una

comprensión del texto más profunda, mucho antes de que el pequeño pueda

decodificar los textos.

Así, los libros se abren ante los niños, ante sus opiniones, sus preguntas, sus

interpretaciones y su capacidad de disfrutarlos y sin darnos cuenta, nuestros

alumnos empiezan a convertirse en parte de una comunidad de lectores. Como

dice Petit, “si bien la lectura es con frecuencia una cuestión de familias, es

también una cuestión de encuentros... cuando los padres no eran lectores o no

impulsaban a sus hijos a leer, otras personas cumplieron ese papel de

“iniciadores” al libro” (Petit, 1999. p. 150) y en muchos casos, esos iniciadores

podemos y debemos ser nosotros, sus maestros.

Por esta razón, la lectura de cuentos se convierte en una actividad

imprescindible que debería suceder todos los días tanto en la escuela como en el

hogar. Esta actividad es necesaria si queremos lograr la formación de lectores

competentes, más aún en el caso de nuestros alumnos sordos. Para ellos, al igual

que para los oyentes, es verdad que se aprende a leer, leyendo y a escribir,

escribiendo. Aunque, en el caso de los sordos, esta práctica requerirá de mucho

más tiempo y tesón, para lograr su dominio, que sólo resultará, del conocimiento

de ésa lengua desconocida.

Contar historias no es sólo útil para acercar a los niños a la lectura, contar historias

es un arte para transmitir cultura.

6.2 Lectura con textos predecibles

Para iniciar el trabajo de lectura y escritura, otra herramienta sumamente útil son

los textos de tipo predecible. Estos textos tienen como característica esencial, el

uso de patrones o estructuras gramaticales, que se repiten a lo largo de toda la

historia.

Es fácil comprender, que un texto de esta naturaleza, nos ayudará a que nuestros

niños sordos, comprendan una estructura sintáctica determinada y además, no

tengan que manejar una gran cantidad y variedad de vocabulario al enfrentarse

a los mismos.

La estructura repetitiva de estos textos, les permite practicar la lógica que sigue el

patrón presentado. Algo muy importante es que además, estos textos, por estar

destinado a primeros lectores, suelen ir acompañados de ilustraciones que nos

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56

permiten identificar los referentes e ir y venir del texto a las imágenes. Un ejemplo

de este tipo de texto se presenta a continuación (Cowley, 1996).

Cuando estornuda la bruja Luja

Echa el gato a volar

Echa las nubes a volar

Echa el jardín a volar

Echa la lluvia a volar

Echa la casa a volar

Y cuando vuelve a estornudar…

Pone todo en su lugar

En primer lugar, antes de iniciar cualquier actividad relacionada a que los niños

lean el texto, debemos trabajar el conocimiento previo de los mismos. Explorar las

imágenes; hacer predicciones; hablar sobre lo que vemos; formular hipótesis;

identificar el vocabulario que aparecerá en el texto. Como se mencionó arriba,

llevar a cabo un diálogo con el niño:

- Miren, ¿quién será esta mujer con una nariz larga y un

sombrero picudo?

- ¿Creen que es una bruja?, ¿será mala o será buena?

- Y miren acá, ¿qué le paso al gato?

- ¡Sí!, está volando, ¿por qué?

- La bruja estornudó, es cierto. A ver, ¿cómo estornudó

la bruja? ¡A….A…..chú!

- Y ahora, ¿quién está volando?

(Etcétera)

Una vez que los niños hayan hablado sobre lo que pasa en la historia, hayan

evocado el vocabulario que seguramente surgirá en el texto escrito, será

entonces el momento de empezarlos a acercar al mismo.

El maestro comenzará por MODELAR la lectura, esto es, leerá el cuento para sus

alumnos señalando el texto de izquierda a derecha; enfatizando algunas

palabras al tiempo que las señala. Si es competente en Lengua de Señas,

traducirá el texto a la LSM enfatizando la forma en que lo va decodificando;

deletreará (con el alfabeto manual) algunas de las palabras para hacer

consciencia en los niños de las partes mínimas de las que está compuesto el

texto. Es decir, el maestro enseñará a los niños lo que se espera que ellos hagan

después. Les animará a interactuar con el texto haciendo preguntas como:

Page 57: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

57

-¿Quién sabe dónde dice casa? (haciendo la seña correspondiente a casa

o señalando la imagen de la casa).

- Muy bien, Paco, ¿cómo supiste que decía ahí casa?

- Eso está muy bien, Paco supo que decía casa porque recordó que casa

empieza con la c.

- ¿Y dónde dirá echa? (haciendo la seña correspondiente a echar.

- Si, aquí dice “¡echa la casa a volar!”

No podemos pretender trabajar un texto una sola vez con ningún alumno, menos

si este es sordo. Leer y releer el mismo texto muchas veces, cuando menos para

los primeros lectores, les dará la oportunidad de familiarizarse con el mismo,

relacionar cada vez mejor las palabras escritas con sus conceptos, comprender el

acto de leer, abstraer significado a través de la lectura, aprender a deletrear (y

por lo tanto a escribir) nuevas palabras.

El maestro leerá varios días el mismo texto junto con sus alumnos. Si éstos conocen

la LSM, señalará las palabras y pedirá primero la lectura “textual”, es decir

palabra-seña, palabra-seña y, posteriormente, su traducción exacta a LSM

(recordando que el español y la LSM tienen estructuras sintácticas diferentes). Si el

maestro y/o el alumno sordo no manejan la LSM, podrán hacer lectura de las

palabras y buscar los referentes de aquellas que los tengan, en las imágenes,

podrán identificar palabras por medio de lectura labio-facial, para que el

alumno vaya desarrollando mayor competencia en esta habilidad.

Hacer esto, es decir, leer todos juntos un texto (como si leyéramos en voz alta

junto con nuestros alumnos oyentes), es hacer LECTURA COMPARTIDA.

La lectura compartida les brinda a los niños la confianza de “poder” decodificar

un texto; la confianza de hacerlo junto con todos los demás sin temor a

equivocarse o a sentirse en una situación de prueba. La lectura compartida nos

prepara para luego, poder leer el texto de manera independiente: “practico,

practico, practico… luego lo puedo hacer solo”.

“Del todo a las partes y luego al todo”

Este tipo de textos, nos permiten también desglosarlos en partes para ir

comprendiendo mejor su estructura y para que nuestros alumnos sordos puedan ir

memorizando visualmente algunas palabras que luego identificarán

automáticamente. Para estimular este proceso, el maestro puede escribir el texto

en tiras de cartulina:

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58

Cuando estornuda la Bruja Luja…

Echa el gato a volar

Echa el jardín a volar

Y cuando vuelve a estornudar…

El maestro puede mostrar las ilustraciones y pedir a los alumnos que identifiquen la

oración que corresponde a cada una. También puede desprenderlos del apoyo

de las imágenes, leyendo el cuento con los niños en las tiras.

Posteriormente, cada tira, es decir, cada oración, se puede recortar en palabras

para que los niños ejerciten el ordenar las mismas correctamente, siguiendo el

patrón practicado en los pasos anteriores, lo cual les ayudará a entender y

aprender, la estructura sintáctica del español.

Pone lugar su todo a

Echa casa la volar a

Nubes volar a las Echa Y

Lugar todo pone Cuando estornudar vuelve

Es importante mencionar, que no importado la modalidad lingüística (lengua oral

o LSM) que utilicemos para comunicarnos con nuestros alumnos sordos, la lectura

de textos predecibles es una herramienta maravillosa para trabajar con ellos el

acercamiento a la lectura del español. De hecho, estos textos se recomiendan

también ampliamente para el trabajo de lectura labio-facial (el reconocimiento

de estructuras y vocabulario a través de la misma).

6.3 Leer y recontar

Recordemos que al leer, el niño sordo que maneja una lengua de señas, tiene la

necesidad de traducir (del español a la misma). Cada vez que leemos con

nuestros alumnos sordos, es necesario hacer pausas y pedir el recuento de lo leído

para asegurarnos de que la comprensión del texto se esté dando efectivamente.

El recuento permite al niño organizar, reconstruir, asociar, y reflexionar sobre la

información del texto (Brown y Cambourne, 1987).

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59

Si maestro y alumno no conocen la LSM y utilizan la lengua oral como medio de

comunicación, esta práctica (recontar) también debe hacerse, asegurando que

el niño vaya comprendiendo lo que lee. Si este es el caso, no se estará llevando

un proceso de traducción, como con aquellos niños que manejan la LSM, pero se

estará apoyando la reconstrucción del sentido del texto a través del recuento de

lo leído.

La práctica de recontar, no sólo incluye el recontar en LSM o de manera oral lo

leído, sino también, algunas veces, el hacerlo por escrito. Esto puede hacerse por

ejemplo, después de leer con los niños un texto informativo y pedirles que

escriban un listado de las cosas más importantes; después de leerles (signando u

oralmente) una historia, pedirles que escriban un relato de la misma con sus

propias palabras; después de leer con ellos una lección del libro de texto de

geografía, escribir los puntos más importantes (a manera de resumen), en fin,

aprovechando múltiples contextos de lectura. El leer y luego escribir, permite a los

alumnos transferir estructuras de la lectura a su escritura.

6.4 Conocer la lengua: aprendizaje del español en su forma

escrita

El niño sordo deberá ir conociendo las reglas del español para poder

comprenderlo y escribirlo apropiadamente. Tendrá que entender las reglas y

funciones de las palabras a partir de su función (por poner un ejemplo, deberá

entender el uso del género en artículos y sustantivos; el uso y cambio de las

terminaciones verbales con base en la persona y el tiempo, el uso de

terminaciones para definir el singular y plural, etcétera).

El trabajo de escritura debe ser para el niño sordo, como para cualquier otro, un

trabajo con sentido. Esto es, debemos trabajar en proyectos en los cuales los niños

tengan claro qué y para qué están escribiendo.

Escribir un periódico, hacer historias, escribir un diario, escribir una síntesis de lo que

hemos aprendido en la clase de historia, escribir un folleto informativo sobre un

tema investigado, escribir el relato de un paseo realizado, escribir nuestras

observaciones sobre la tortuga que juntos cuidamos en el salón, son ejemplos de

actividades de escritura con propósitos auténticos y de construcción de

aprendizaje.

Además, la tecnología actual y las propias necesidades comunicativas de los

sordos, ponen al alcance de los mismos, la oportunidad de hacer un uso real y

significativo de la lectura y la escritura. Los sordos están aprendiendo a leer y

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60

escribir gracias al internet, al correo electrónico y al chat, fuera del sistema

escolarizado.

Como bien lo dice Sánchez (2009, p. 12). “En los albores del siglo XXI, a mi criterio

en una forma por demás inesperada para los educadores, los sordos se

apropiaron de la lengua escrita. Y lo hicieron para comunicarse entre ellos, no

con los oyentes, aunque no tengan ningún empacho en hacerlo si hay

necesidad. Los intercambios de información entre las personas sordas son

múltiples y variados, y es lícito afirmar que en la comunidad de los sordos se ha

desplegado una red comunicacional sumamente efectiva. Los mensajes van y

vienen, se entrecruzan sin pausa, porque prácticamente todos los sordos están

pertrechados con el aparato que hace posible este intercambio: el teléfono

celular”.

Los sordos, han encontrado en los mensajes de texto, el chateo y el mail, medios

de comunicación poderosos, que les obligan a utilizar el español escrito

constantemente (aunque no olvidemos que en estos medios, la escritura es un

reflejo de un lenguaje poco formal). “Estos se han revelado como un instrumento

formidable para la comunicación escrita, y como resultado de ello, se puede

comprobar sin lugar a dudas que la escritura de los sordos ha mejorado

notablemente en muy poco tiempo, sin que para ello haya hecho falta ningún

método de alfabetización. Es evidente que la escritura en los celulares - oralidad

de retorno, por supuesto - representa una inesperada pero eficacísima forma de

comunicación para los sordos. Y ello ha sido posible porque gracias a ellos la

escritura ha cobrado significación… todos los sordos se han puesto a usar una

herramienta, una técnica que hicieron suya a su medida y a su manera, sin que

los oyentes y mucho menos los maestros en las escuelas, se diesen siquiera por

enterados” (Sánchez, 2007, p.5-6).

Resulta importante llevar a cabo investigaciones para observar y reconocer los

procesos de apropiación de la lengua escrita que se van dando a través de este

tipo de práctica-natural de la misma, para saber si ésta, en realidad, va

impactando de manera positiva el nivel de desempeño de los sordos tanto en la

escritura como en la lectura.

Una investigación sobre este rubro, fue realizada en Argentina analizando la

correspondencia vía electrónica de un grupo de jóvenes sordos. Las

investigadoras concluyeron, que a través de la investigación realizada, se muestra

evidencia de una constante reflexión de los jóvenes sordos sobre el proceso de

escritura y el deseo de aprender a comunicarse mejor en una segunda lengua:

“…el deseo de obtener respuesta está en relación con la intención de

comunicarse y la importancia que tiene el ser comprendido por el otro… Este

deseo se corresponde con una nueva forma de enseñarse entre ellos a leer y

escribir por este medio” (Massone et al, 2005, p. 9-12).

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61

Si la escuela brindara a los alumnos sordos la oportunidad de utilizar desde

pequeños la lectura y escritura con propósitos auténticos y significativos (Ruiz,

1996), estaríamos facilitando el desarrollo de estos procesos y el conocimiento de

esa segunda lengua, indispensable para que puedan comprenderla.

Estimularíamos así, el acceso a la información y empujaríamos a la población

sorda a convertirse en una sociedad letrada.

Goodman y Goodman, Smith y otros (Mason & Ewoldt, 2005), sostienen que se

aprende a leer leyendo y a escribir, escribiendo. Los buenos lectores, como bien

lo dice Sánchez, se forman en entornos lectores en los cuales desde muy

temprana edad, el niño interactúa con adultos lectores que le acercan a textos

apropiados y en los cuales se realizan actividades significativas de lectura y

escritura. “En ese ambiente no hace falta ninguna didáctica de la lengua escrita,

ningún método en particular ni ningún maestro especializado… el niño se

incorpora sin esfuerzo alguno, naturalmente, espontáneamente, al mundo de lo

escrito” (Sánchez 2009) y lo importante, es que el niño aprenda a descubrir que

los libros nos abren la puerta a un mundo.

Este entorno lector es algo que podemos y debemos ofrecer a nuestros alumnos

sordos u oyentes, utilizando junto con ellos la lengua escrita en sus usos reales y

significativos. Un buen nivel de competencia en la lectura y escritura contribuirá a

que los sordos puedan tener oportunidades más equitativas, una vida más

integrada y un mayor desarrollo de su potencial humano. “Elevar el nivel de

competencia lectora de los sordos e incorporar nuevas tecnologías en sus

procesos educativos puede significar para esta comunidad mayores posibilidades

de integración social, mejores oportunidades laborales, nuevos horizontes de

aprendizaje, una adecuada percepción de las posibilidades de comunicación e

información que ofrece el mundo moderno y en general, una mejor calidad de

vida” (Álvarez et al. 2004 p. 19-20).

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62

7. Los adultos sordos como modelos de lengua y vida

7.1 Adultos sordos en la escuela

El niño sordo debe tener un contacto intensivo y regular con adultos sordos que le

sirvan como modelos naturales para la adquisición del lenguaje. Estos adultos

serán para ellos transmisores de la Lengua de Señas que les es plenamente

accesible.

Personas sordas adultas, deben formar parte de todo programa educativo para

niños sordos, sobre todo en los programas de estimulación temprana y los grados

preescolares en los que se iniciará, idealmente, la adquisición del lenguaje.

Los maestros sordos no sólo son hablantes naturales y competentes de la lengua

en adquisición, sino además, transmiten a los niños una imagen positiva de la

sordera (Sacks, 1989:69; Johnson, Liddell y Erting, 1989: 16).

La escuela debe ofrecer a los niños, la oportunidad de conocer, convivir y

relacionarse con adultos sordos que los acerquen a la comunidad de sordos, a

otros adultos sordos quienes pueden compartirles experiencias importantes,

quienes tienen familias, trabajos y vidas que son para los niños muestras de un

futuro posible y pleno. “Los niños sordos, necesitan un modelo lingüístico, cultural y

personal con el cual identificarse…” (Macchi & Veinberg, 2005.p.30) y otros sordos

son justamente ese modelo.

Sabemos que siempre que un niño sordo conoce por primera vez a un adulto

sordo (que será su profesor), comienza a preguntarse si él puede llegar a ser

como éste y al interactuar con él o ella, las expectativas acerca de lo que

pueden hacer ellos mismos, cambian.

El adulto sordo puede además, ayudar a los padres a entender la realidad de la

sordera. Conocer adultos sordos les ofrecerá modelos para vislumbrar las

posibilidades de su hijo y al niño, conocer adultos y otros niños sordos, a saber que

no es el único sordo en el mundo. Una persona sorda reportó en una ocasión:

“Nunca nadie me presentó a otra persona sorda. Usted sabe, una vez que me di

cuenta de que era diferente a mi familia yo pensé que era la única persona en el

mundo como yo. Creí que nunca nadie iba a entenderme que nunca entendería

a nadie en toda mi vida. Fue sólo hasta que fui a la escuela y aprendí a señalizar

que pude tener una conversación sin sentirme ansioso y deprimido- o completa y

totalmente diferente” (Ogden, 2002, p.98).

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63

7.2 Perfil y funciones del adulto sordo dentro de la escuela

El modelo bilingüe ha impulsado la capacitación de personas sordas que se

integran a los programas educativos para actuar como adultos significativos a

partir de quienes, los niños sordos puedan construir una identidad sorda positiva

(Massone et al. 1999). Maestros sordos y oyentes, trabajan en estos programas

conformando equipos bilingües en los cuales las diferentes competencias,

habilidades y destrezas de unos y otros, se conjuntan para el logro de un mismo

objetivo.

La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad sustenta

esta idea en su artículo 24: “… los Estados Partes adoptarán medidas pertinentes

para emplear a maestros, incluidos maestros con discapacidad, que estén

cualificados en lengua de señas o Braille y para formar a profesionales y personal

que trabajen en todos los niveles educativos. Esa formación incluirá la toma de

conciencia sobre la discapacidad y el uso de modos, medios, y de técnicas y

materiales educativos para apoyar a las personas con discapacidad”.

Sin embargo, es muy importante tomar en cuenta, que no cualquier sordo será

una persona con habilidades para trabajar con los niños, esto es, que la

condición de ser sordo y tener un buen manejo de la Lengua de Señas no puede

ser un determinante para que el sordo trabaje como maestro o maestro auxiliar.

Los sordos, como los oyentes, se tendrán que capacitar en el trabajo pedagógico

y deberán mostrar habilidades y aptitudes para el cuidado de menores y/o para

la docencia.

Así como debemos tener muy presente el perfil de los maestros oyentes que

trabajan con los sordos, lo mismo ocurre con aquellos adultos sordos que

integramos en un proyecto educativo. Como lo explica Sánchez “…pensamos

que un requisito esencial para que el modelo funcionase era – y sigue siendo –

que los maestros de sordos tuviesen conocimiento pleno de los contenidos de las

materias o áreas correspondientes a los distintos grados de educación básica, y

sobre esa base apropiarse de los referentes en señas más adecuados” (Sánchez,

2008. p.2).

Esto es, el personal sordo que se integre al trabajo educativo, no importando en

qué nivel o modalidad lo haga (inicial, preescolar, primaria, secundaria), deberá

estar capacitado para el trabajo de enseñanza, deberá conocer y entender los

contenidos a trabajar, para asegurar la transmisión completa y correcta de la

información y de los contenidos académicos, y deberá, en primera instancia,

tener la vocación y aptitud para dedicarse a la educación.

En ocasiones, el adulto sordo podrá estar preparado para elaborar programas y

llevarlos a cabo de manera independiente, mientras que en otras, podrá

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64

integrarse al aula como auxiliar de otro maestro (sordo u oyente) quien lo deberá

involucrar paulatinamente en la toma de responsabilidades dentro del grupo y

de la planeación de actividades.

Otras veces, el adulto sordo podrá ser integrado para actividades y tareas

específicas: para trabajar con los niños sordos integrados en la escuela y sus

compañeros oyentes un taller de LSM, un taller de cuento, un taller de

socialización con otros sordos, un taller de expresión artística, un programa

deportivo, para trabajar en la Biblioteca escolar, ó cualquier otra actividad que la

escuela programe y diseñe y para la cual, sus habilidades y destrezas sean las

apropiadas.

Debido a los probados resultados de incluir a personas sordas en la educación de

los sordos, en Estados Unidos, por poner un ejemplo, el número de personas sordas

trabajando en escuelas residenciales para sordos se ha elevado notoriamente en

los últimos años.

7.3 Aspectos culturales de la comunidad sorda

La perspectiva de mirar a los sordos como una minoría lingüística y cultural, en

lugar de como personas con una discapacidad, ha ido tomando fuerza y

presencia entre educadores, lingüistas e investigadores involucrados en la

educación de las personas sordas (Parasnis, 1996). Visto así, el sordo forma parte

de una minoría que comparte características y problemas de otras minorías de

nuestra sociedad, pero que tiene también, características y necesidades únicas.

Definir qué es y cómo se conforma una cultura es complejo y por ende, una

definición de “cultura sorda” está aún lejos de poder hacerse (Parasnis,1996) y

para muchos, es un concepto cuestionable.

La cultura se transmite a través de las interacciones sociales y la lengua por lo

que, al referirnos a la “cultura sorda”, podemos pensar en las costumbres, valores,

tradiciones, gustos, más generalizados que son compartidos entre los miembros

de una comunidad de sordos. Cómo se perciben estas personas como individuos

y como grupo.

Claro está, y justo por esto el tema de la existencia de una cultura sorda es

debatible, estos grupos surgen como minorías dentro de la misma minoría, en

entornos y contextos tan diversos, que resulta imposible que compartan todos,

una misma cultura únicamente por el hecho de ser sordos.

Page 65: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

65

Actualmente, no conforman un mismo grupo, ni comparten ideales ni formas de

vivir semejantes, los sordos comerciantes del metro de la Ciudad de México, con

otros sordos que fueron compañeros de escuela y que crecieron con una

educación y formación similar (como por ejemplo los exalumnos de la Escuela

Nacional de Sordos), o los sordos hijos de sordos que conforman familias de

sordos, con las costumbres, educación y creencias, propias de sus familias.

No es lógico tampoco pensar, que sólo por ser sordos, los sordos de México

comparten la misma cultura (“cultura sorda”) de los sordos americanos, o

franceses, o chinos, que han crecido, así mismo, dentro de otras culturas (la

cultura americana, francesa o china), con valores, tradiciones y costumbres muy

diferentes a las nuestras (seamos sordos u oyentes).

Sin embargo, es un hecho, que a los sordos les gusta convivir con otros sordos,

hacer amigos sordos, elegir parejas sordas. Es innegable que existen entre ellos

razones que les hacen identificarse. Desde esta perspectiva, podríamos entender

el término de “cultura sorda”, como el resultado de la relación entre personas con

características comunes.

En el pasado, los sordos tuvieron la ventaja de asistir juntos a las mismas escuelas,

muchas de las cuales eran escuelas residenciales donde vivían la mayor parte de

su tiempo (como lo fue en México La Escuela Nacional para Sordomudos, o las

escuelas especiales para sordos y los Grupos Integrados para Hipoacúsicos en los

años ochenta). Esto les permitía conformar verdaderos grupos con características

y costumbres compartidas, grupos que les daban una identidad y en los que se

identificaban plenamente.

Las escuelas, los clubs, las organizaciones de sordos, las iglesias, jugaron durante

mucho tiempo un rol vital en la conformación de estas comunidades de personas

sordas. Fueron, durante años, lugares en los que se les ofrecía la posibilidad para

socializar, hacer amigos, conocer parejas y crear comunidades, en donde los

sordos encontraban sentido de pertenencia e identidad (ver Muciño, 2006).

Sin embargo, con el crecimiento de las ciudades la conformación de estos grupos

se ha ido perdiendo y por ende, los sordos se encuentran ahora mucho más

disgregados. Añadiendo a esto, que ya no existen las escuelas especializadas

para sordos que cumplieron, durante mucho tiempo, este papel integrador.

Dejando a un lado la cuestión de si las políticas educativas actuales hacia los

sordos, el impulso y empeño en su integración a la escuela regular, es benéfico o

no para esta población, la decisión de integrarles en las escuelas regulares con

los oyentes, ha tenido un impacto incuestionable en la posibilidad que tienen hoy

por hoy, para encontrar un grupo de personas con el cual identificarse

plenamente.

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66

“El elemento más rico de la comunidad de sordos, es la lengua de señas… que

ha sido posible conservar a través de muchas generaciones de personas sordas”

(Padden en Parsinis, 1996, p.86) y la escuela, debería seguir jugando un papel

fundamental en la preservación de esta riqueza lingüística y cultural más aún

cuando: “La Declaración de los Derechos Lingüísticos señala, que toda

comunidad lingüística tiene derecho a una educación que permita a sus

miembros adquirir un conocimiento profundo de su patrimonio cultural” (SEP, 2009

p.13).

Como lo explican Massone, Simón y Gutiérrez (1999), las lenguas vehiculizan

nuestras concepciones del mundo. A través de sus lenguas, los sordos han

desarrollado una cultura visual, patrones de socialización, creencias y valores

propios. La mayoría de los sordos no nacen dentro de estos grupos pues como

sabemos, la mayor parte de ellos, son hijos de familias oyentes y por esta razón, es

fundamental que encuentren estos grupos, a otros sordos, de una forma u otra.

Las personas sordas, regularmente encuentran en una comunidad de gente

sorda, la comunicación, información y amistades, y sobre todo la identificación,

que no pueden obtener fácilmente alrededor de los oyentes. Por esta razón, “no

es sorprendente descubrir que muchos sordos cuyas familias no comparten con

ellos el conocimiento de la lengua de señas, prefieran interactuar con sus amigos

que con su propia familia” (Foster en Parsnis, 1996, p. 120).

Por lo general, con excepción de los pequeños sordos hijos de padres sordos, o

con familiares sordos, el niño sordo aprenderá a interactuar primero con el mundo

oyente, aquel al que pertenece su familia, pero “tan pronto como sea posible,

deberá hacerlo también con el mundo de las personas sordas, su otro mundo. El

niño debe sentirse cómodo en ambos mundos y debe ser capaz de identificarse

con cada uno de ellos en la medida de lo posible” (Grosjean).

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67

8. Integración del niño sordo: mitos y realidades

A lo largo de la historia, han sido diversos los propósitos que han orientado la

educación especial.

En los últimos años, la educación especial ha intentado abordar un enfoque que

observa el respeto por las diferencias, que trata de mirar las posibilidades y no las

limitaciones, y que busque la integración social de las personas con necesidades

especiales, integración vista como un proceso y como un derecho. Una

educación especial que actúe como elemento integrador, normalizador,

homogenizador.

Sin embargo, como lo explica Morales, este principio de “normalizar”, nos ha

llevado “a no comprender la aparición de las diferencias como modos distintos

de pensar, hablar, sentir o de existir… sin posibilidad de respuestas que expliquen

el lugar que ocupa el que es diferente” (Morales, 2007, p.4). Respetar las

diferencias, no significa anularlas en función del “ideal” de la inclusión masiva e

indiferenciada.

En el caso que nos ocupa, el de los niños sordos, esta postura nos pone en la difícil

tarea de tratar de integrar al sordo en espacios que no son propicios a dicha

integración. Un espacio de integración para el niño sordo, requiere forzosamente

que se contemple su derecho a estar comunicado, para poder ofrecerle a su vez,

una igualdad de oportunidades a la de sus compañeros oyentes.

Si nosotros reconocemos en primer término, que “los niños con pérdida auditiva

mayor que acceden a la educación regular se ven forzados a funcionar en un

entorno lingüístico-cultural contrario a sus posibilidades y necesidades” (Romero y

Nasielsker, 1999, p.44), entonces tenemos que crear espacios en donde ese

entorno, acorde a esas condiciones especiales, puedan ofrecerse.

La integración de un niño sordo en el aula regular, es una meta sumamente

compleja ya que la lengua oral le es inaccesible y, por lo tanto, la mayor parte

del tiempo la información que la escuela ofrece, no puede ser rescatada por el

niño que no la escucha.

La verdadera integración, no es posible si el niño carece de un medio de

comunicación eficiente, de un lenguaje expresivo y receptivo rico y sólido, que le

permita acceder a la información escolar. No solo esto, más aún, las dificultades

en la comunicación, también reducen significativamente las oportunidades de

desarrollar amistades con sus pares oyentes, lo cual ha afectado a muchos sordos

que describen como adultos sus experiencias de integración a la escuela regular,

como experiencias dolorosas de aislamiento no sólo académico sino también

social (Parasnis, 1996).

Page 68: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

68

Para que el niño sordo realmente esté integrado, es necesario asegurar que éste

adquiera los mismos conocimientos que están adquiriendo el resto de los alumnos

en el salón: “No hay integración real sin participación, y no hay participación sin

poder. Empoderar a los sordos, como a cualquier ciudadano, es darles acceso al

conocimiento” (Sánchez, 2007 p.6).

Muchas veces un solo niño sordo está integrado en la escuela de oyentes.

Resulta un problema muy grave que en la escuela, en la cual la comunicación es

esencial para el aprendizaje, persistan las barreras lingüísticas y el niño sordo

quede así, en total desventaja en relación al resto de los alumnos (Foster en

Parasinis, 1996) e incomunicado con ellos.

Opuestamente a su intención, la meta de integrar no contempla los problemas

que conlleva el que un niño sordo se pueda relacionar efectivamente con sus

pares oyentes, esto es, que ambos se puedan comprender y expresar amplia y

eficientemente.

“Existe suficiente evidencia que indica, que el niño sordo que es “integrado” en

la escuela regular, tiene serias dificultades para participar socialmente con los

niños oyentes” (Ramsey, 1997: 36). La filosofía de educar a los niños sordos con los

no sordos, tiene el propósito de introducir a los sordos con los demás, pero puede

también producir un aislamiento al desvincularlos de su propio lenguaje y cultura

(Sacks, 1989: 103-104).

En una investigación realizada en Estados Unidos en la que se realizaron

entrevistas a 200 estudiantes adolescentes en situaciones de integración, los

resultados mostraron que aun cuando en algunos casos, el desarrollo académico

y lingüístico fue logrado en estos contextos, los problemas personales, la

autoestima y los problemas sociales de los alumnos se agravaron (Holcomb, en

Parasnis, 1996) y que los alumnos, en su gran mayoría, se sentían aislados y

rechazados por sus compañeros oyentes y tenían pocas oportunidades para

participar realmente, en las actividades escolares. Únicamente uno de cada

cinco estudiantes, manifestaron haber tenido una experiencia positiva en estos

contextos.

La política integradora representa un intento de normalizar (Emerton en Parasnis,

1996), sin embargo, el efecto ha sido el aislar al niño sordo de otros niños como él

y privarle de la oportunidad de entrar en contacto y volverse parte, de esas

comunidades formadas por otros sordos.

Peor aún, si no tenemos cuidado en el cómo y cuándo llevar a cabo la

integración, podemos, como lo expresa Sánchez, cometer errores atroces para

con ellos: “Es hora de mirar, de mirar de frente la realidad, porque es imprescindible

analizar y discutir nuevos elementos que están incidiendo de manera perversa en el

Page 69: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

69

futuro de la educación de los sordos. Entre estos elementos se ubica el lineamiento

inaceptable de la “integración” salvaje o de la actualmente llamada “inclusión”

indiscriminada… un modelo incluyente no puede tener como condición previa la

aniquilación de la diferencia, la homogeneización de los individuos de acuerdo

con un patrón de normalidad impuesto por la mayoría dominante”(Sánchez,

2007. P. 6).

La educación del niño sordo requiere antes que otra cosa, de espacios en los que

éste pueda adquirir un lenguaje y desarrollarlo plenamente, en su caso particular,

el tener acceso a la lengua de señas. El ideal de la integración educativa, de

brindar las mismas oportunidades a todos los niños, será imposible de lograr sin

que estas circunstancias puedan darse, en lo que a la población sorda se refiere.

Integrar, significa como lo explica Morales (2007), poder ofrecer el derecho de

tener una cultura y una identidad propias que no se vean amenazadas por un

proceso de asimilación social que pretenda borrar las diferencias, sino más bien,

creando espacios de igualdad en las oportunidades y en los derechos humanos

para todos.

“En orden de lograr que (los sordos) formen parte de nuestra sociedad, debemos

ser nosotros los que hagamos un cambio; debemos creer que sus experiencias son

tan válidas como las nuestras, no importa lo distintas que sean, y que su lengua es

tan valiosa como la nuestra, no importa lo distintas que son” (Preisler, 1999. p.42) y

tomar estas experiencias en cuenta, para poder así, tomar decisiones acertadas.

8.1 ¿Cómo y cuándo incluirlo? : escuelas con énfasis en la atención a la

discapacidad.

Idealmente, en las primeras etapas educativas, esto es, durante la educación

inicial y básica, el niño sordo se verá mucho más beneficiado si es atendido en

ámbitos escolarizados5 en los cuales, la Lengua de Señas Mexicana sea el

primordial canal de comunicación, y el desarrollo de la lengua oral, no sea el

requisito indispensable para acceder a la información.

Con programas de esta naturaleza, el sistema educativo estaría ofreciendo la

posibilidad de la continuidad lingüística de los sordos, hecho que se ha logrado y

se sigue logrando en otros países, con la existencia de escuelas para ellos.

5 A partir de este momento, nos referimos a Escuelas con énfasis en la atención de niños sordos ya sean Centros de

Atención Múltiple o escuelas regulares que cuenten con las condiciones necesarias para la atención de estos niños.

Page 70: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

70

El desarrollo emocional óptimo del niño sordo, sólo es posible si éste puede contar

con un lenguaje que evite el aislamiento al que muchos se ven expuestos por

carecer de un medio eficiente de comunicación. Este desarrollo emocional, surge

de relacionarse con otros niños con los que se pueda comunicar, así como con

adultos que aceptan su sordera y su lenguaje (Mahshine, 1995).

Esta relación sólo puede darse, si el niño sordo se relaciona con otros niños sordos,

quienes ya son competentes en su lengua; con adultos sordos, quienes son

hablantes de la misma; con niños sordos, hijos de padres sordos, quienes son

hablantes naturales de la misma.

Sólo el uso constante del lenguaje puede dar como resultado una verdadera

competencia comunicativa (Brisk & Harrington, 2000) y la escuela debe asegurar

al alumno sordo, un ambiente en el cual, este desarrollo pueda ocurrir.

En estas situaciones, el niño sordo hijo de padres oyentes, adquiere una lengua en

un ambiente (escuela) que ofrece este tipo de intercambios y experiencias que

permiten el desarrollo natural del lenguaje y al mismo tiempo, proveen contextos

para su desarrollo social y emocional (Johnson, Liddell y Erting, 1989, p.15).

Desde el año 2008 el Programa de Fortalecimiento de la Educación Especial y de

la Integración Educativa echó a andar el proyecto “Escuelas de educación

básica con énfasis en la atención a la discapacidad”, con el cual se fortalecieron

escuelas de educación básica para la atención de alumnos con discapacidad

intelectual, motriz, visual y auditiva. A nivel nacional, se reportaron 457 escuelas

fortalecidas en la atención educativa de los alumnos con discapacidad auditiva

(cabe señalar que esta cifra incluye alumnos con hipoacusia o sordera).

Una escuela que cuente con las condiciones básicas para la integración de

alumnos sordos, deberá contar con un adulto sordo que sea el transmisor de la

LSM (como ya se mencionó en el apartado de adultos sordos como modelo de

lengua y vida), mientras que el maestro oyente6 del grupo, será el modelo de la

segunda lengua, el español escrito y/o hablado, sin embargo, ambos

profesionales, deben ser conocedores de ambas lenguas y participar dentro del

programa en igualdad de condiciones.

De igual manera es recomendable contar con la presencia de un intérprete de

LSM, a fin de que sea el puente de comunicación entre toda la comunidad

educativa (maestros, padres de familia, alumnos, personal y los adultos sordos.

6 Se entiende por oyente aquella persona que sí escucha y no tiene ninguna limitación en su

capacidad auditiva.

Page 71: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

71

8.2 Y al sordo, ¿quién le habla?: maestros de comunicación

competentes en LSM. Los intérpretes en el aula.

La necesidad de contar con escuelas con énfasis en la atención de niños sordos ,

se justifica en que una situación que realmente beneficia a estos niños, es sólo

aquella donde sean consideradas sus necesidades de comunicación, esto es, un

ámbito escolar que favorezca su desarrollo lingüístico, emocional, social y

académico. Un ambiente bilingüe de enseñanza, que ofrezca un entorno en

donde dos lenguas sean valoradas de igual manera como medios para el

aprendizaje (Brisk & Harrington, 2000), y en donde el niño pueda adquirir un nivel

de compresión y expresión de la segunda lengua (español en nuestro país) en su

modalidad escrita, para lo cual, se requiere de un trabajo arduo, especializado y

de muchos años, que la escuela regular de población exclusivamente oyente, no

le puede ofrecer.

Además, para poder comunicarse plenamente con su familia, la escuela debe

implementar programas intensivos para la enseñanza de la Lengua de Señas

Mexicana para padres y hermanos, lo cual no ocurre ni ocurrirá, en todas las

escuelas.

Cómo determinar qué niños sordos se beneficiarían más en este contexto escolar

o un contexto de integración, depende directamente, como ya se mencionó

antes, de la posibilidad que cada uno tenga, independientemente de sus restos

auditivos, de acceder a la lengua oral.

Lo que resulta crucial, es determinar si en verdad el niño sordo o hipoacúsico, está

recibiendo y comprendiendo la información verbal, y si su nivel de expresión y

comprensión son realmente equiparables a las de cualquier otro niño. Si la

respuesta es negativa, el niño se beneficiará ampliamente en un contexto

educativo bilingüe.

La integración puede darse en una etapa posterior, cuando el niño ya cuente

con un lenguaje rico y eficiente, y cuando esté asimilando realmente, la curricula

acorde a su edad y grado escolar, para integrarse entonces, y en todo el sentido

de la palabra, en escuelas regulares con la presencia de intérpretes competentes

en cada aula y maestros especiales de apoyo, para seguir trabajando el

aprendizaje de la lengua escrita como segunda lengua.

Un verdadero contexto de integración en el aula regular, no puede darse sin la

presencia de otros alumnos sordos y de la presencia del intérprete de tiempo

completo, ya que es imposible pretender que el maestro pueda dirigirse a los

alumnos usando dos lenguas al mismo tiempo.

Page 72: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

72

La presencia de los intérpretes en el aula, tiene un doble papel de beneficio, ya

que el niño sordo accede a la misma información a la que acceden sus pares

oyentes y al mismo tiempo, éstos últimos y el maestro de aula, se van acercando

al aprendizaje de la Lengua de Señas.

Existen testimonios que ilustran este efecto y que revelan experiencias en las

cuales los propios alumnos oyentes se hacen usuarios competentes de la lengua

de señas en cuestión, y en algunas ocasiones, incluso, actúan como intérpretes

de sus compañeros sordos.

En general las funciones de un intérprete deberán ser las siguientes:

Interpretar en todo momento para los alumnos sordos lo que se transmite y

sucede dentro del aula.

Interpretar las planeaciones que se lleven a cabo entre el maestro de grupo, el

maestro o auxiliar sordo y si es el caso con el maestro de USAER.

Juntas de academia, de Consejo Técnico y extraordinarias.

Escuela para Padres en el caso de que asista algún padre o madre sordo.

Brindar asesoría en lengua de señas a profesores que no cuenten con adulto

sordo y cuenten con algún alumno sordo en su grupo.

Estar presente en pláticas de padres de familia oyentes con sus hijos sordos,

pues en ocasiones los padres no pueden hablar con sus hijos de temas como

conducta, sexualidad, entre otros.

Estar presente en juntas con padres de familia para la entrega de

calificaciones, firma de boletas, etcétera.

Participar en salidas y vistas extraescolares.

Participar en entrevistas del equipo de apoyo (Trabajadora Social y Psicóloga)

con padres de familia sordos.

Interpretar en las ceremonias cívicas.

Interpretar en festivales y convivios.

Interpretar entrevistas del director o directora de la escuela con los padres de

familia sordos o con alumnos sordos.

Otro aspecto que es muy importante destacar al integrar a un niño sordo dentro

del aula regular, es que el maestro debe hacer consciencia en los alumnos sobre

las características que diferencian a su compañero sordo y cómo, pueden

dirigirse a él, comunicarse y apoyarle dentro del salón. No se trata de que éstos

toman una actitud paternalista y mucho menos de compasión hacia su

compañero sino, de una reflexión sobre las diferencias, los derechos humanos y la

justicia (Macchi & Veinberg, 2005).

Page 73: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

73

8.3 De la teoría a la práctica: cómo atender al niño sordo dentro de

los servicios de educación inicial y básica (Centros de Atención

Múltiple y aula regular)

Dadas las circunstancias reales y actuales en la educación en nuestro país, las

condiciones para llevar a cabo una integración adecuada para los sordos, están

aún muy lejos de alcanzarse. El esquema es muy complejo, ya que requiere antes

que nada, de espacios en los cuales los niños desarrollen primero la Lengua de

Señas Mexicana, con docentes y personal especializado para que esto suceda,

así como ya integrados en escuelas regulares, contar con intérpretes de tiempo

completo para cada niño o grupo de sordos, integrados a un aula regular.

Hay que ser muy realistas y evaluar si realmente el niño sordo integrado, está

aprendiendo y desarrollando las mismas competencias que sus pares oyentes,

empezando por las lingüísticas, lo cual no se ve reflejado en los alumnos sordos

integrados en escuelas regulares que obtienen certificados de primaria pero cuyo

conocimiento, dista mucho de avalar los mismos.

Vale la pena reflexionar críticamente sobre nuestra práctica y decidir si nos

hacemos ciegos ante los verdaderos resultados de la integración con los alumnos

sordos y sobre los logros académicos que estamos obteniendo con los mismos,

ante la realidad que muestran estos resultados, o replanteamos las acciones

necesarias para su logro.

Es importante aceptar que no todas las personas van a cambiar de modalidad

lingüística para comunicarse con el sordo, de hecho, muy pocos lo harán, lo cual

provoca, en la mayoría de los casos, que el sordo crezca y viva incomunicado,

hecho sumamente grave. De ello, la necesidad de especializar espacios en los

que se ofrezcan entornos realmente bilingües.

La integración no tiene como objetivo “sensibilizar a la sociedad”, esto es un

efecto o resultado de la misma, su objetivo primordial debe ser que el niño sordo

(o con cualquier otro distintivo) tenga las mismas oportunidades educativas que

el resto.

Por otra parte, no debemos olvidar, ni negar y, justamente este documento quiere

hacer hincapié en ello, que los sordos se benefician enormemente conociendo a

otros sordos, conviviendo con otros sordos, y que en nuestro afán por “integrarlos”,

muchas veces lo que hacemos es desvincularlos de aquellos con quienes más

integrados se sienten.

Page 74: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

74

8.4 Condiciones óptimas para la educación bilingüe en servicios

escolarizados de Educación Especial (CAM) y en las escuelas

regulares con el apoyo de las Unidades de Servicios de Apoyo

para la Educación Regular (USAER)

Es innegable que la población sorda es una minoría (14,6357 alumnos atendidos

por SEP actualmente en todo el país) y justamente por ello, sería recomendable y

mucho más redituable, la especialización de escuelas por discapacidad y la

especialización de maestros regulares y maestros de USAER, para hacer un

verdadero trabajo de integración con los alumnos con necesidades educativas

especiales dentro de las mismas, para crear las condiciones óptimas de

integración que cada grupo con necesidades especiales requiere.

Por lo menos en el caso de lo sordos, estas condiciones óptimas implican el no ser

el único sordo en la escuela, sino compartir esta condición con otros niños como

él, de antemano por la modalidad lingüística específica que le es accesible (la

Lengua de Señas).

En realidad, un buen esquema de integración para el alumno sordo, sería aquel

en el cual, un porcentaje de los alumnos fueran sordos y el otro oyente, y

también, al menos un porcentaje equivalente del personal fueran usuarios

competentes de la LSM.

El ideal de estos contextos bilingües es que en el transcurso de unos años, todos,

personal y alumnos oyentes incluidos, terminen por ser bilingües con la exposición

diaria y constante a la Lengua de Señas y la convivencia con los alumnos y

maestros sordos y oyentes, usuarios de la misma.

La escuela debe asegurar al niño sordo, el derecho fundamental de adquirir un

lenguaje rico y eficiente que le permita satisfacer sus necesidades básicas de

comunicación y socialización, inminentes para el logro de un desarrollo pleno.

Bien es cierto, que el maestro del aula seguramente no conocerá la Lengua de

Señas Mexicana, al menos en un primer momento, pero es él quien deberá

orientar a los padres, para que éstos se acerquen a comunidades, grupos y

asociaciones de sordos que estén alrededor de su localidad (ver apéndice).

La escuela deberá hacer, además, las gestiones necesarias para contar con esta

persona, competente en el uso e interpretación de la lengua de señas, e incluirlo

en su plantilla como maestro de comunicación o apoyo de USAER.

7 Información proporcionada por los Responsables de Educación Especial a través de la Ficha de Reglas de Operación

2010.

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75

Esto, nos lleva a una reflexión importante sobre la conveniencia de especializar

escuelas regulares en la integración de niños sordos. Para atender a los niños

sordos, no podemos pretender que todas las escuelas y aún más, todas las aulas,

cuenten con intérpretes de Lengua de Señas o con maestros de apoyo

competentes en el uso de la misma. Por ello, sería realmente efectivo que los

niños sordos se agruparan en unas cuantas, en las cuales pudieran contar con

esta posibilidad. La especialización de escuelas integradoras de sordos, daría

también la oportunidad a estos niños, de lograr una socialización real y plena, y

de construir una identidad de grupo que de otra manera no puede darse.

Para asegurar el desarrollo de los alumnos sordos en el contexto de integración es

importante considerar los siguientes puntos (Holcomb en Parasnis 1996):

El número de sordos integrados en la misma escuela debe conformar un

número significativo, con el fin de que tengan otros compañeros sordos

con los cuales hacer amistades, con los cuales comunicarse

eficientemente, con los cuales adquirir sentimientos de seguridad e

identidad.

Asegurar la participación activa de los estudiantes sordos en todas las

actividades de la escuela (y no conformar un grupo aparte de los

oyentes).

Diseñar actividades extraescolares específicas para el grupo de los

alumnos sordos y con base en sus necesidades.

Organizar programas que ayuden a disminuir las barreras lingüísticas,

como clases de LSM para los alumnos oyentes; programas de

sensibilización para alumnos, padres de familia y personal.

De este modo, la interacción social puede ocurrir con mayor frecuencia,

completa y positivamente. Las consecuencias de integrar alumnos sordos de

manera aislada (un solo alumno sordo en una escuela de oyentes) deben ser

seriamente ponderadas, ya que la escuela debe ocuparse no únicamente de dar

acceso a los contenidos académicos, sino, más aún, debe perseguir y vigilar el

desarrollo y crecimiento psico-social de estos estudiantes sordos.

Ahora bien, es verdad que en muchos lugares (poblaciones pequeñas, pueblos y

rancherías) por el momento, la integración de un único alumno sordo al aula

regular será la única opción que podamos ofrecer a estos niños, pero entonces,

hay que capacitarnos e informarnos, para poder atenderles de la mejor manera

posible.

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76

9. Ejemplos de experiencias exitosas: aprender por ellos, con ellos y de

ellos.

El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación y la Subsecretaría de

Educación Básica han llevado a cabo durante cinco años, un Concurso Nacional

de Experiencias exitosas de integración educativa para maestros de escuelas de

educación básica, públicas y privadas y para padres de familia, con el fin de que

éstos compartan sus propias experiencias para que otros puedan nutrirse de las

mismas.

Si bien, estas experiencias son muy particulares, pueden servir como ejemplos

para muchos maestros a la hora de enfrentar la necesidad de integrar a un

alumno a su aula regular.

Muestran, en principio, actitudes de entrega, de solidaridad y de apertura, en lo

cual reside su mayor valor. Es por ello que queremos compartir en este

documento, algunas experiencias con alumnos sordos, presentadas por maestros

y familias en el cuarto concurso nacional y añadir algunos comentarios sobre las

mismas, con el objeto de ofrecer ideas concretas y posibles a otros maestros.

Carlos

Carlos llegó al salón de clase de primer grado de la maestra Blanca, como un

niño repetidor que presentaba una hipoacusia bilateral profunda en un oído y

superficial en el otro.

Observación: recordemos siempre, que cuando un niño tiene, aunque sólo sea en

un oído buenos restos auditivos, su capacidad para poder rescatar de alguna

forma la información a través de la lengua oral, es muy diferente a aquellos niños

que no tienen forma de hacerlo. En el caso de Carlos, la hipoacusia superficial de

un oído era un recurso muy favorable para una posible integración al aula

regular.

Su pérdida auditiva había impedido que el niño desarrollara plenamente su

lenguaje y, por lo tanto, su proceso de aprendizaje de la lengua escrita. Además,

Carlos era un niño retraído, poco sociable y con problemas de comunicación.

“Carlos era un niño que necesitaba mucho más de mi apoyo y estaba dispuesta

a dárselo”, nos cuenta Blanca.

Observación: el desarrollo del lenguaje, la capacidad del niño de una

organización lingüística adecuada, de una comprensión del lenguaje,, es un

prerrequisito indispensable para el desarrollo y éxito de la lectura y la escritura. Los

problemas del lenguaje que Carlos presentaba debidos a su hipoacusia y al

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77

hecho de no haber recibido una intervención especializada para superarlos,

obviamente se reflejaban ante una tarea en la cual, se produce y decodifica

justamente, ése lenguaje en otra modalidad. Los problemas de lecto-escritura

que la gran mayoría de los niños sordos e hipoacúsicos presentan, se deben

precisamente, a la falta de acceso, total o parcial, a la lengua oral.

Para trabajar con él, Blanca comenzó por tratar de identificar las necesidades

básicas del niño, de ajustar los materiales de trabajo, los contenidos y la manera

de evaluarlo.

Colocó a Carlos al frente del salón para que el niño estuviera más cerca del

pizarrón y de ella misma con el fin de que pudiera ver de cerca sus labios y,

cuando daba una instrucción, siempre preguntaba al niño para cerciorase si la

había o no comprendido.

Inició un trabajo concreto y cercano con los padres del niño para conformar con

ellos un equipo. También realizó una campaña de concientización con el resto de

sus alumnos primero, y con el resto de la escuela después.

Involucró a sus compañeros nombrándoles monitores, que se sentaban por turnos

junto a Carlos y se aseguraban de que comprendiera las indicaciones,

instrucciones o tareas que ella explicaba al grupo.

Investigó a través de internet información que le ayudara a comprender mejor las

características y necesidades de su nuevo alumno. De esta forma, Carlos empezó

a sociabilizar mejor con sus compañeros quienes lo esperaban y ayudaban en la

compra de alimentos en la cooperativa escolar así como en el trabajo en clase.

Pasó de ser un niño tímido a un niño mucho más alegre que siempre jugaba con

sus compañeros en el recreo.

Observación: las acciones que Blanca llevó a cabo muestran el interés que movió

a esta maestra a realizar una verdadera integración del alumno no sólo en su

aula, sino también en la escuela y la apertura de ver y reconocer diferencias en

sus alumnos y en sus necesidades. Blanca involucró a los compañeros del niño de

tal manera que éstos, no sintieran una lástima injustificada, sino comprendieran las

características y necesidades que ése compañero presentaba por su hipoacusia.

Blanca descubrió el beneficio del uso de material visual para que Carlos

comprendiera mejor los contenidos por lo cual, empezó a utilizar constantemente

gráficos, dibujos y láminas con lo cual descubrió que la clase se hacía más

interesante no sólo para Carlos, sino también para el resto de sus alumnos. Dejaba

los dibujos y carteles pegados en las paredes hasta que otros los sustituían.

Page 78: Orientaciones desde-el-enfoque-bilingue

78

Procuró, deliberadamente, realizar mayor trabajo en equipo, con el fin de que

Carlos sociabilizara más con sus compañeros y se sintiera, verdaderamente, parte

del grupo.

Observación: analizar, cuestionar y hacer cambios en nuestra forma de

enseñanza, es la única manera de crecer como maestros junto con nuestros

alumnos. Buscando la forma de lograr con Carlos una mejor comprensión de los

contenidos, Blanca encontró también la manera de hacer un trabajo más

enriquecedor y motivante para el resto de sus alumnos y para ella, como maestra.

De esta manera, Carlos no fue el único beneficiado, lo fueron todos.

Para conformar un equipo de trabajo con los padres, Blanca se reunía con ellos

una vez por semana y les daba tareas concretas para trabajar con el niño en

casa en ejercicios que estimularan su comprensión y expresión lingüística como

por ejemplo: hacer descripciones de objetos, completar enunciados con la

palabra adecuada, realizar analogías verbales, leer cuentos, contarle leyendas y

fábulas, y hacer con el niño un diccionario personal en el cual él ilustraba

palabras nuevas, entre otros.

Observación: Blanca reconoció, que el éxito de cualquier trabajo es el trabajo en

equipo. Involucrar a los padres en el trabajo con el niño les permite entender

mejor las necesidades de su hijo y responsabilizarse también de su educación e

integración.

Ahora Carlos acaba de terminar el cuarto grado. Blanca lo sigue observando,

aunque no esté ya en su clase. Ella sabe que su trabajo en primer grado fue de

gran importancia para él, sobre todo al haber contribuido a que el niño tuviera las

mismas oportunidades que el resto de sus compañeros y a que el resto de los

alumnos aprendieran sobre la tolerancia y el respeto a la diversidad. Para Blanca,

la experiencia con Carlos ha sido una de las mayores satisfacciones que ha

tenido como maestra, y a través de la cual, pudo sentir con mayor nitidez, el valor

de su trabajo.

Miguel

Miguel tiene diez años y acaba de terminar el quinto grado de primaria.

Su madre cuenta como, al saber que su hijo era sordo, empezó por esconderlo,

pues no quería que los demás lo vieran. Luego, gracias a un psicólogo quien le

habló con firmeza, entendió que tenía que hacer esfuerzos especiales y llevar a su

hijo a las terapias del lenguaje que éste le sugirió.

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79

Su padre, trabajaba en Estados Unidos y, aunque al principio sintió un gran dolor

al saber que Miguel era sordo, con los años ha aprendido a aceptar su sordera y

a dejar de verla como un castigo. De hecho, actualmente se siente muy orgulloso

de su hijo y se sabe responsable para sacarle adelante y piensa que Miguel ha

sido el motor para tener ahora una familia más fuerte y unida.

Su hermana Lizeth, diez años mayor que Miguel, acompañaba siempre a su

hermano a las terapias de lenguaje con lo cual, conoció a niños con diferentes

dificultades y aprendió a valorarles con sus diferencias. También tuvo que

aprender a ser más independiente para que su madre pudiera salir a llevar a

Miguel a sus terapias.

Cuando Miguel ingresó a la primaria, su maestro junto con la maestra de USAER

empezaron a involucrar a la familia en el trabajo con el niño. Algún miembro de

la familia, a veces uno de sus padres y otras su hermana Lizeth, acudían dos

veces por semana a la escuela para recibir instrucciones y tareas para llevar a

cabo en casa con Miguel y, además, cada vez que alguno podía, les era

permitido entrar con él al salón de clases para apoyarlo en la actividad escolar.

Ahora, es su hermano Aníbal, quien terminó la secundaria, y ahora va a la

escuela por las tardes, quien acompaña a Miguel a la escuela y trabaja con él en

casa.

La maestra de USAER sugirió recientemente que Miguel aprenda Lengua de

Señas. Sus padres tienen la expectativa de que Miguel continúe en la escuela y

llegue a ser un profesionista.

La familia de Miguel ahora trabaja en la escuela orientando a padres de otros

niños que presentan dificultades y que se han integrado en su escuela. Ellos

quieren transmitir a estos padres, que cuando hay constancia, trabajo, y el apoyo

de los profesionistas, es posible sacar a sus hijos adelante.

Observación: el ejemplo de Miguel nos muestra el poder que implica una familia

unida y comprometida con el niño. En este caso no fue únicamente la madre,

como suele suceder, sino toda la familia, quien trabajó, apoyó, y dedicó tiempo

y trabajo para que Miguel pudiera integrarse en la escuela.

Otro elemento muy importante de esta historia, es el trabajo colaborativo

realizado por el maestro de grupo y la maestra de USAER tanto con Miguel, como

con la familia y en especial, la apertura mostrada para que los padres y

hermanos de Miguel entraran a la escuela y al salón y actuaran como

facilitadores y apoyo para el niño. Esta situación permitió, compensar la

imposibilidad de tener un maestro acompañante del niño a integrar y también, el

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80

que la familia conociera el programa, las tareas y lecciones para que Miguel

pudiera con su apoyo en clase y en casa, acceder a la curricula escolar.

Ahora, las expectativas de los padres de Miguel es que este llegue a ser un

profesionista y también, que pueda desarrollar otra lengua, la Lengua de Señas

Mexicana (LSM), la cual aceptan, gracias a sus maestros, como una lengua

válida que le será de gran utilidad al niño para enfrentar retos escolares cada vez

mayores.

Como observación a este último punto, cabe mencionar, que para Miguel,

como para cualquier otro niño sordo, el dar acceso al desarrollo de la lengua de

señas (LSM), hubiera sido mucho mejor cuanto más temprano se hubiera hecho,

es decir, que la sugerencia sobre este punto debió hacerse desde que ingresó a

la escuela en vez de esperar hasta el quinto grado. También, que un

complemento importantísimo en el trabajo con Miguel, habría sido sugerir a los

padres el asistir a algún lugar en el cual el niño pueda conocer y relacionares con

otros niños sordos en actividades extra-escolares (actividades deportivas,

religiosas, artísticas para sordos) con el fin de que éste sepa que no es el único

sordo en el mundo.

Marypaz

Cuando Marypaz llegó a su salón, Penélope se dio cuenta de que enfrentaba un

nuevo reto. Marypaz tenía una hipoacusia bilateral profunda, no permitía a sus

compañeros acercársele y continuamente se mostraba enojada. La madre de la

niña tenía pocas expectativas para su hija y su postura hacia la sordera era muy

negativa. Penélope comenzó por buscar información, enterarse quée era la

sordera y qué requería una persona sorda.

A través de un trabajo coordinado con el apoyo de USAER, Penélope y sus

alumnos iniciaron un acercamiento hacia Marypaz, a través del uso de mímica,

gestos y señalamientos, generando una forma distinta de comunicación.

Penélope realizó también reuniones de sensibilización con los padres del grupo

para que pudieran apoyar también la integración de esta alumna, y se acercó a

los apoyos de USAER para aprender LSM.

Para hacer conocer a toda la comunidad escolar acerca de las necesidades

comunicativas de Marypaz, sus maestros invitaron a la escuela a un coro en

Lengua de Señas, actividad con la cual, muchos alumnos, no sólo los

compañeros de Marypaz, se interesaron en aprender la misma. Fue por ello, que

en las asambleas semanales en las que se reunía toda la escuela, se destinó un

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81

tiempo para enseñar a todos los alumnos y maestros, vocabulario en LSM que

pudieran empezar a utilizar para comunicarse con su compañera sorda.

En el salón de clases, la maestra enseñó a todos los niños el alfabeto en señas y

también, trabajó vocabulario en LSM, y hacía dictados a los alumnos utilizando el

deletreo con el alfabeto manual. Además, se esforzaba por comunicarse con la

niña a través del LSM que iba aprendiendo.

Marypaz tiene una tía que como ella, es sorda, quien nunca había a la escuela ni

había desarrollado lenguaje. En casa, la niña empezó a enseñar a su tía a

comunicarse con ella a través de la Lengua de Señas que iba aprendiendo en la

escuela, lográndose así que se beneficiara de este esfuerzo integrador, una

tercera persona.

La experiencia con Marypaz permitió a Penélope descubrir las capacidades de

esta alumna y a la comunidad escolar, a solidarizarse, entender y respetar las

diferencias.

Observación: Penélope buscó y encontró información que le permitió conocer y

entender que Marypaz requería desarrollar antes que nada, un medio de

comunicación y entrar en contacto con la Lengua de Señas. También,

comprendió que su esfuerzo por integrar a la niña no sería posible sin el apoyo de

sus compañeros y de la comunidad educativa. Acercarles a una modalidad

distinta de expresión, como fue en este caso el llevar al coro que interpretaba las

canciones en LSM, permitió a la comunidad educativa comprender la existencia

de esta lengua y despertar su interés por aprenderla y comunicarse mejor con su

compañera.

En el caso descrito, sería también necesario que los maestros asesoren a la familia,

más aún cuando hay otra persona sorda en la misma, para acercarse a grupos

de sordos en los cuales todos puedan entrar en contacto más directo e intensivo

con la LSM. Grupos en los cuales Marypaz y su tía puedan encontrar además,

otras personas sordas con las cuales identificarse y relacionarse, y el resto de la

familia, aprender de las experiencias de sus familiares y amigos para seguir

trabajando en pro de una verdadera integración para la niña.

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82

“El lenguaje de señas es, en manos de quienes lo dominan, un lenguaje

sumamente bello y expresivo, para el que ni la naturaleza ni el arte han

procurado a los sordos sustituto satisfactorio en sus relaciones mutuas; es también

el medio fácil y rápido de llegar a sus mentes. Los que no lo entienden no pueden

comprender las posibilidades que proporciona a los sordos, el poderoso influjo

que ejerce en la felicidad social y moral de las personas privadas de la audición,

ni su capacidad asombrosa para transmitir el pensamiento a inteligencias que sin

él se hallarían en una oscuridad perpetua. Tampoco pueden apreciar la

importancia que tiene para los sordos. Mientras haya dos personas sordas en la

superficie del planeta y se encuentren, se usarán las señas”

Shuyler en Sacks (prólogo)

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