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Orando con DON BOSCO• AmbientaciónEl Oratorio de Don Bosco forma parte de la realización de su sueño, de su proyecto de vida… más aún como una pequeña contribución al Reino, a ir ‘facilitando’ la vida a los jóvenes, especialmente a los que menos oportuni-dades tienen. Somos invitados a acoger y desarrollar esta semilla del Reino.

• Canto

• Lectura de la Palabra de Dios: Mc 10, 13-16

• Lectura personal-Vea, la familiaridad engendra afecto, y el afecto, confianza. Esto es lo que abre loscorazones, y los jóvenes lo manifiestan todo sin temor a los maes-tros, a los asistentes y a lossuperiores. Son sinceros en la confesión y fuera de ella, y se prestan con facilidad a todo loque les quiera mandar aquel que saben que los ama.

• Oración de los fieles

• Padrenuestro

• Oración finalPadre y Maestro de la juventud,San Juan Bosco,que, dócil a los dones del Espíritu y abierto a las realidades de tu tiempofuiste para los jóvenes, sobre todo para los pequeños y los pobres,signo del amor y de la predilección de Dios.

Se nuestro guía en el camino de amistad con el Señor Jesús,de modo que descubramos en Él y en su Evangelioel sentido de nuestra viday la fuente de la verdadera felicidad.

Ayúdanos a responder con generosidada la vocación que hemos recibido de Dios,para ser en la vida cotidianaconstructores de comunión,y colaborar con entusiasmo,en comunión con toda la Iglesia,en la edificación de la civilización del amor.

Obtennos la gracia de la perseveranciaal vivir una cota alta de vida cristiana,según el espíritu de las bienaventuranzas;y haz que, guiados por María Auxiliadora,podamos encontrarnos un día contigoen la gran familia del cielo. Amén

El Oratorio de Don BoscoCasa, escuela, parroquia y patio

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El Oratorio de Don BoscoCasa, escuela, parroquia y patio

1. A modo de introducción

La preparación al Bicentenario del nacimiento de Don Bosco (y con ocasión de la Visita de la Urna) son para nosotros ocasión de conocer mejor a

Don Bosco, para mejor serle fieles, y como él crecer en nuestra identidad de educadores al servicio de los jóve-nes1.

Queremos en esta ocasión mirar y pensar en el Orato-rio de Valdocco que se convierte para nosotros en ‘cri-terio’ de discernimiento y renovación de nuestra acción educativo-pastoral (Cfr. Const. 40).

2. El oratorio de Don Bosco en Valdocco

El Oratorio Salesiano de Valdocco (Turín) fue el germen de la Obra Salesiana, pero es mucho más que una estructura educativo-pastoral, cuando

decimos Oratorio salesiano, decimos que es la manera como se conoce a la experiencia (pedagógica y espiri-tual) juvenil educativa inspirada en el sistema preventi-vo y en la persona de Don Bosco1.

La palabra “oratorio” en castellano suele crear confu-siones porque fue tomada directamente del italiano por los primeros salesianos misioneros que llegaron a Espa-ña hacia finales del siglo XIX. Si se carece del contexto salesiano, se entiende como “lugar para hacer oración”, “capilla”, “ermita” u otras cosas similares. Sin embargo, el objetivo del oratorio salesiano era el de la educación integral (civil y religiosa) y divertirse honestamente.

La experiencia pedagógica de Don Bosco se tornó para los que estaban con él en un acontecimiento verdade-ramente fundante en cuanto a la concepción de la edu-cación y en cuanto a la concepción de la espiritualidad cristiana. La experiencia del Sistema Preventivo fue para Don Bosco una verdadera experiencia pedagógico-espi-ritual, que no siempre hemos sido capaces de valorar y aprovechar.

Muchas veces a la hora de hablar del Oratorio de Don Bosco, acostumbramos a escuchar y a decir que tiene cuatro dimensiones: casa, escuela, iglesia y patio. Que las cuatro se deben dar en cualquier obra-presencia sa-lesiana, y si bien con subrayados diversos dependiendo de los ambientes, pero las cuatro dimensiones están lla-madas a salvarse en todas las presencias (más aún, en todos los ambientes).

“Casa que acoge, escuela que prepara para la vida, parroquia que evangeliza y patio donde com-partir la vida y la amistad” son las palabras con que se acostumbra a envolver esta afirmación. No va-mos a tratar de ahondar en cada una de esas di-mensiones, sino más bien en algunos elementos que pueden garantizar que las cuatro dimensiones se puedan dar.

Cfr. Aguinaldo del Rector Mayor, Don Pascual Chávez, para el año 2012: Conociendo e imitando a Don Bosco hagamos de los jóvenes la misión de nuestra vida.

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El encuentro personalquid de la experienciade Don Bosco

Aunque Don Bosco no ha escrito grandes tratados sobre la metodología edu-

cativa, en algunos textos (sus me-morias, las biografías de los jóve-nes del Oratorio…) nos ha dejado pistas de elementos que pueden ayudarnos a crecer en el estilo pedagógico salesiano. Uno de los elementos comunes en todos es-tos escritos es cómo Don Bosco narra los encuentros (sobre todo los primeros encuentros) y qué

“Regresaba yo una tarde de otoño y, para tomar el tren que te-nía que conducirme a Turín tuve que esperar más de una hora en la estación de Carmagnola. Eran las siete. Estaba nublado. Contribuía todo de tal manera a aumentar la oscuridad, que a un paso de distancia no se podía distinguir a un ser viviente. Sólo un grupo de muchachos llamaba poderosamente la atención: jugaban, gritaban, atronaban los oídos de los pasajeros que es-tábamos allí. Los gritos: ¡espera!, ¡agárralo!, ¡huye!, ¡persigue a aquél!, ¡coge a ése! llegaban hasta nosotros perfectísimamente. Pero entre toda la gritería percibíase claramente una voz que se imponía a todas las demás. Era como la voz de un capitán, que todos repetían y todos obedecían tajantemente. Me entró enseguida enorme curiosidad por conocer a quien con tanto ardor y tanta pericia era capaz de dirigir el juego en medio de tan gran alboroto. Viendo que, en un momento dado, se ha-bían reunido todos alrededor del que les hacía de jefe, aprove-ché la ocasión por los pelos y de un salto me coloqué en medio de ellos.Todos huyeron espantados; todos menos él, que se quedó fir-me, dándome la cara. Avanza hacia mí, pone los brazos en jarras y me dice con aire de mandamás:— ¿Quién es usted para atreverse a mezclarse en nuestros jue-gos?— Soy un amigo tuyo.— ¿Y qué es lo que pretende de nosotros?— Pues, si no os sabe mal, que me dejéis jugar y divertirme con-tigo y con tus amigos.— Pero ¿quién es usted? No tengo el gusto de conocerlo.— Ya te lo he dicho: un amigo tuyo, que deseo entretenerme con vosotros. ¿Y tú quién eres? — ¿Quién soy yo? Soy—añadió con voz sonora y firme— Miguel Magone, el general del juego.Entre tanto, los otros mozalbetes, que de pánico habían salido de estampida, fueron volviendo uno tras otro y colocándose a nuestro alrededor. Después de dirigir la palabra brevemente a cada uno de ellos, me volví de nuevo a Magone y continué:— Querido Magone, ¿Cuántos años tienes?— Trece.— ¿Vas a confesarte alguna vez?— Pues sí—respondió, riendo.— ¿Has hecho ya la primera comunión?— Sí que la hice.— ¿Aprendes algún oficio?

— El de no hacer nada.— Pero, con todo, alguna cosa estarás haciendo.— Ir a la escuela.— ¿A qué clase vas?— A la tercera elemental.— ¿Vive tu padre?— No; murió.— ¿Y tu madre?— Sí, mi madre sí que vive. Trabaja para otros y hace lo imposible por darnos de comer a mí y a mis hermanos. Pero nosotros la traemos por la calle de la amargura.— ¿Y qué piensas hacer más adelante?— Algo tendré que hacer, pero aún no me ha pasado nada por la ca-beza.La franqueza con que se expresaba y el buen juicio que demostraba en sus palabras me hicieron ver el gran peligro que corría aquel mu-chacho si continuaba abandonado de aquel modo. Por otra parte, me daba cuenta de que si aquel brío y aquel carácter emprendedor eran sometidos a una buena educación, podían dar mucho de sí. En conse-cuencia, reemprendí el diálogo:— Querido Magone, ¿no serías capaz de dejar esta vida de vago y po-nerte a aprender un arte o un oficio, e incluso hacer estudios?— ¡Claro que lo sería!—respondió conmovido—; esta condenada vida que llevo no me hace ninguna gracia. Algunos compañeros míos ya están en la cárcel, y me temo que lo mismo me va a pasar a mí; pero ¿qué quiere usted que haga?: mi padre murió, mi madre no tie-ne cuartos, ¿quién será el que me ayude?— Mira, esta misma noche dirígele una fervorosa oración a nuestro Padre que está en los cielos. Hazlo de corazón y espera. El pensará en mí, en ti y en todos.En aquel momento la campana de la estación dio su último toque, y yo hube de marchar sin falta.— Toma — le dije —, toma esta medalla y mañana preséntate al vica-rio de la parroquia, don Ariccio. Dile que el cura que te la regaló desea informes sobre tu conducta.Tomó con respeto la medalla y volvió a preguntar:— Pero ¿cómo se llama usted? ¿De dónde viene? ¿Le conoce a usted el señor vicario?Estas y otras preguntas que el pobre Magone seguía haciendo las dejé sin contestar. El tren partía y tuve que subir al coche que me devolvía a Turín.”

(De la Biografía de Miguel Magone, escrita por Don Bosco)

Para comentar• Comenta los aspectos que te parezcan más significativos del

diálogo…• Habitualmente, nuestros encuentros y diálogos con los jóve-

nes, y los niños… ¿nos permiten hacernos cargo de quiénes son, dónde están y a dónde quieren ir?

cuidado muestra en ellos: la aten-ción a todos los detalles, la impor-tancia de hacerse cargo de TODA la realidad del joven, la necesidad de posibilitar al joven una mirada positiva hacia la realidad, el testi-monio de la incondicionalidad,…

Aunque sólo vamos a leer una, podríamos coger entre las manos cualquiera de los encuentros y ve-ríamos que la estructura es muy similar.

Encuentro con Miguel Magone

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El gran ambiente:el pequeño grupo

El encuentro personal es imprescindible, no obstante, la experiencia educativa de Don Bosco (y toda experiencia educativa cristiana y humana) nos dice que el encuentro personal de poco serviría si no hay un contexto (un ambiente más amplio) y un grupo (de amigos… llamado ‘compañía’ o de cualquier manera) que posibiliten la resonancia de ese encuentro personal. Para comprobarlo, vamos a ver un fragmento de la película de Don Bosco (escenas 27 y 6 en www.comoceadonbosco.com) :

Para comentar• ¿Qué aspectos te parecen significativos de la secuencia que hemos visto?• ¿Qué dice a nuestra ‘práctica’ habitual en los grupos o en el ambiente general?• ¿Qué relación promovemos entre los chicos? • ¿Cómo facilitamos relaciones de ayuda?• El ambiente general de nuestra presencia salesiana y los grupos más reducidos…

‘Don Bosco’Película de Lodovico Gasparini

‘Don Bosco’Película de Lodovico Gasparini

‘Don Bosco’Película de Lodovico Gasparini

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Yo velaré:La responsabilidaddel educador

Hablaré como amigo que sabe mil historias,o leyendas sin cuento; dejaré que, contentos,salten griten y corran, que narren sus victoriasy sus duros fracasos; azotarán los vientoslas alas de su nave repleta de memorias,pero tendrán motivos para vivir atentosal mundo, a los tiempos, a esa tenue fraganciaque anticipa el futuro en cada circunstancia,será para ellos mano que la rosada heridarestañe y cicatrice sin utlizar tasa,generoso y amigo como quien da la vida, cercano en los trabajos, en el recreo, en casa.Si cual son los acepto, en su esencia de vida,amasaré su barro con mi peculiar masaamando lo que aman, porque la educación fue siempre una tarea propia del corazón.

Y yo velaré...y los amaré.Como un padre a sus hijos.Serán... los míos:

Base de mi proyecto será, espero que cuadre,un profundo sentido de clara trascendenciaaprenderán, con celo, que Dios es un buen Padre,habrán de ser consciente de que, estando en su presenciacrecerán con los hijos al aire de su madre...y los educadores sabrán de la existencia:ese lugar cercano donde cada uno sientela mano de un amgo para apoyar su frente.

Y yo velaré... y los amaré.Como un padre a sus hijos.Serán... los míos:levantarán casa en mi corazóny, aves de otra sed condimentaremos el amor y el trigo.con alguna brizna de imaginación.

Para que mi leyenda de barcos y de siegala vivan la cuenten diversos narradoresharé de los muchachos, osados en la entregade sus fieles amigos, sabios educadores,porque a educar se aprende como hábil estrategaque cuenta los heridos y no los desertores.Y si alguien por la historia pregunta con empeño,decid: “todo fue fruto de un prodigioso sueño”.

Y yo velaré... y los amaré.Como un padre a sus hijos.Serán... los míos:levantarán casa en mi corazóny, aves de otra sed condimentaremos el amor y el trigo.con alguna brizna de imaginación.Sí, lo intentaréuna y otra vez.

Proyectode vida

(Musical ‘Juan Soñador’)(www.conoceadonbosco.com)

El tercer elemento que queremos proponer a la re-flexión es el del educador. La asimilación progresiva de su identidad, la importancia de su papel en el iti-

nerario de maduración de los jóvenes, la claridad del hori-zonte de plenitud y sentido que queremos ofrecer a los jó-venes… para dar algunas vueltas a este aspecto, ofrecemos una canción del musical ‘Juan Soñador’. Es probable que nos suene, y si bien es larga y lenta, el contenido puede darnos que hablar… ¡qué aproveche!

Para comentar• ¿Qué aspectos te llaman la atención de la canción?

• ‘Hablaré como amigo..’ ¿y yo?

• ‘La asistencia…’ ¿qué dice? ¿qué nos dice?

• ‘Base de mi proyecto será…’ ¿qué dice? ¿qué propone?

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