optimización de la cadena productiva del cuy en el valle del mantaro

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Optimización de la cadena productiva del cuy en el valle del Mantaro Guillermo Macías Molina Zamudio, Presidente Gestores de ACRICUCEN Proyecto: “Optimización de la cadena productiva del cuy en el valle del Mantaro” Esta iniciativa la tomamos un grupo de criadores de cuyes junto a dos docentes investigadores del IVITA – UNMSM, con quienes manteníamos contacto en razón de nuestro interés en el sistema de crianza comercial que ellos habían desarrollado. Inicialmente nuestro contacto con IVITA no iba más allá de la compra de algunos reproductores o alguna consulta técnica específica principalmente en el área de sanidad. En agosto 2002 IVITA nos informó sobre la convocatoria que estaba realizando INCAGRO y la oportunidad que ello representaba para acceder al paquete tecnológico de IVITA a través de servicios de extensión. Para ello teníamos que presentarnos como asociación. Decidimos constituimos informalmente con una junta directiva provisional y fuimos incorporando socios hasta completar un grupo de 50. Lamentablemente nuestros socios de IVITA tenían mucha voluntad pero poca experiencia, razón que imposibilitó presentar la propuesta en el plazo establecido. No obstante, fuimos mejor preparados para la convocatoria 2003 y calificamos para la adjudicación de fondos. En enero 2004 iniciamos nuestra carrera técnica hacia la superación.

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Page 1: Optimización de la cadena productiva del cuy en el valle del Mantaro

Optimización de la cadena productiva del cuy en el valle del Mantaro

Guillermo Macías Molina Zamudio,

Presidente Gestores de ACRICUCEN

Proyecto: “Optimización de la cadena productiva del cuy en el valle del Mantaro”

  

“Esta iniciativa la tomamos un grupo de criadores de cuyes junto a dos docentes investigadores del IVITA – UNMSM, con quienes manteníamos contacto en razón de nuestro interés en el sistema de crianza comercial que ellos habían desarrollado. Inicialmente nuestro contacto con IVITA no iba más allá de la compra de algunos reproductores o alguna consulta técnica específica principalmente en el área de sanidad. En agosto 2002 IVITA nos informó sobre la convocatoria que estaba realizando INCAGRO y la oportunidad que ello representaba para acceder al paquete tecnológico de IVITA a través de servicios de extensión. Para ello teníamos que presentarnos como asociación. Decidimos constituimos informalmente con una junta directiva provisional y fuimos incorporando socios hasta completar un grupo de 50. Lamentablemente nuestros socios de IVITA tenían mucha voluntad pero poca experiencia, razón que imposibilitó presentar la propuesta en el plazo establecido. No obstante, fuimos mejor preparados para la convocatoria 2003 y calificamos para la adjudicación de fondos. En enero 2004 iniciamos nuestra carrera técnica hacia la superación. El camino no fue fácil, fue largo y accidentado, pues sólo llegamos a la meta aquellos que nos mantuvimos firmes en nuestra convicción de constituirnos en exitosos criadores de cuyes. Lo que ofrecía el proyecto nos parecía ambicioso, pero nos gustaba. Se planteó fortalecer nuestra asociación en términos legales y administrativos; mejorar nuestros sistemas de crianza en las áreas de alimentación, sanidad, instalaciones, reproducción, producción de pastos y administración; mejorar nuestro sistema de comercialización; mejorar el procesamiento postproductivo y fortalecer a IVITA como entidad prestadora de servicios de extensión. Luego de tres años de intensa actividad puedo señalar los siguientes logros:

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 Nuestra asociación tiene personería jurídica, tiene RUC, podemos emitir boletas o facturas por nuestras ventas, aunque nos parece injusto el IGV dado que no recibimos comprobantes por la adquisición de la mayoría de nuestros insumos y por lo tanto asumimos ese impuesto. Además ya gozamos de reconocimiento institucional e interaccionamos con otros actores de la cadena productiva del cuy en el valle del Mantaro.  En nuestros sistemas productivos empleamos 100% de insumos alimenticios locales, destacando entre ellos los forrajes verdes. La población de reproductoras se ha incrementado en promedio, 500% y paralelamente se han ampliado y mejorado nuestros galpones. Nuestro índice productivo está alrededor de 9 cuyes aptos para venta por reproductora por año. Al iniciar el subproyecto teníamos el compromiso de vender nuestro producto a una empresa comercializadora al precio de S/. 9 por kilo de peso vivo. Este compromiso no se cumplió pero nuestros clientes nos pagan S/. 10 por Kg. Además como invertimos en la mejora genética de nuestros animales, a partir del 2005 y con la colaboración de IVITA pudimos vender animales de recría a S/.18 por kilo de peso vivo. Como en ese entonces demandaban grandes cantidades de animales aprendimos a vender en conjunto y desde entonces mantenemos esa modalidad de venta, para lo cual IVITA siempre nos presta sus instalaciones. El efecto de estos buenos precios fue que tuvimos que vender menos animales para cumplir con el plan de negocios. También nos capacitamos en el procesamiento postproductivo del cuy. Además junto a IVITA invertimos en la construcción de un camal de cuyes sobre la base del camal demostrativo que aportaba el subproyecto. Esta herramienta nos da perspectivas para acceder a otros mercados más exigentes. Sin embargo, todavía no lo empleamos en su real dimensión porque pensamos que debemos llegar a él gradualmente. Por lo pronto, estamos avocados a satisfacer el mercado local. Por su parte, IVITA ha obtenido la experiencia y soporte para continuar prestando servicios de extensión a otros usuarios. Además han visto bien complementada su labor de investigación, docencia y extensión con la cercanía a nosotros los productores y nuestros problemas. Debo confesar que la mayoría de nosotros mantuvo cierto miedo por la gran inversión monetaria realizada en el primer año (terreno con pastos, galpón, reproductores), que exclusivamente fue financiado con ahorros y endeudamiento, con poca participación de entidades financieras que nos ahuyentaban con sus trámites o intereses. Pero nos confortaba la sapiencia de los profesionales de IVITA, quienes ya nos habían anticipado del proceso por el que pasaríamos. En ese primer año cada uno de nosotros sacrificó muchas cosas y debió dedicar todo su tiempo para consolidar su granja, especialmente los que llegaron al grupo sin tener ni un cuy. Ambientalmente se nos enseño que era mejor preparar abonos orgánicos con el estiércol, pero como estos eran insuficientes usamos fertilizantes como el fosfato diamónico; también iniciamos planes de erradicación de ectoparásitos y control de enfermedades como salmonelosis y distomatosis; fue quizá el año en que recurrimos al uso de ciertos fármacos. En el segundo año empezamos a ver los frutos de nuestro esfuerzo. La mayoría ya habíamos completado nuestra población de reproductoras y las ventas ya eran importantes. Esto fue muy estimulante e incluso muchos de nosotros reinvirtió estos ingresos en ampliaciones o nuevos galpones, más pastos o mejores instalaciones. Obviamente ya no era suficiente nuestro trabajo para mantener las granjas y tuvimos que pensar en contratar personas que laboren temporalmente y disponer de equipos y vehículos que contribuyan a la eficiencia. En el 2005, algunos de los socios casi dejan el negocio por brotes infecciosos, desastres naturales o robos, pero siguieron adelante gracias al gesto solidario de los demás socios. De

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estos eventos reconsideramos lo importante que resulta manejar la bioseguridad de la granja, pues nos evitaba enfermedades y gastos. También aprendimos que los pastos, especialmente la asociación gramínea – leguminosa se nutren bien con el estiércol de los cuyes aun sin procesamiento, ahorrando en fertilizantes. En el último año fue reconfortante el nivel de ingresos promedio que obtuvimos (aproximadamente S/. 1,400 promedio mensual por productor); el comercio grupal funcionaba bien; podíamos dar más trabajo, manteníamos contacto y recibíamos ayuda de IVITA para cualquier problema. Finalmente, el grupo que compartía una mística de trabajo podía mostrar con orgullo lo que alcanzó con esfuerzo y dedicación. Han pasado dos años de finalizado el subproyecto y mantenemos nuestro trabajo en grupo como asociación, con varios de nuestros productores líderes en la zona. Algunos socios han dejado el grupo pero hay muchos más que desean ingresar, porque creo que ACRICUCEN ha logrado su reconocimiento institucional. Toda esta interesante experiencia pudo ser posible gracias a INCAGRO e IVITA – UNMSM, para quienes elevo nuestro agradecimiento y

reconocimiento”.

  En enero 2004 iniciamos nuestra carrera técnica hacia la superación. El camino no fue fácil, fue largo y accidentado, pues sólo llegamos a la meta aquellos que nos mantuvimos firmes en nuestra convicción de constituirnos en exitosos criadores de cuyes.

Datos del Subproyecto:

 Fin

Contribuir a mejorar el nivel de vida del productor de cuy y el desarrollo del Mercado de Servicios en el Valle del Mantaro. Propósito

Optimizar la cadena productiva del cuy en el Valle del Mantaro. Componentes

     Fortalecer la Asociación de productores de cuy del Valle del Mantaro

     Mejorar la producción de los productores de cuy en el Valle del Mantaro.

     Mejorar el sistema de comercialización de los productores de cuy del Valle del Mantaro.

     Mejorar el procesamiento post productivo del cuy.

     Fortalecimiento de IVITA como entidad operadora de servicios de extensión.

Servicios de Extensión, Fondo de Tecnología Agraria. Entidad Ejecutora: Instituto Veterinario de Investigaciones Tropicales y de Altura (IVITA), Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Duración: 36 meses, iniciado el 2004 Localización: Mantaro, Apata, San Lorenzo, Ataura, Huamali, Matahuasi, Sicaya, San Jerónimo, Hualhuas y Chupaca (Jauja, Concepción, Huancayo, Chupaca), Junín. 

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Monto del Presupuesto: US$ 84,481.00