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1 INTRODUCCIÓN El contenido de este material es el producto de una serie de consultas y de aportaciones, opiniones y sugerencias de diferentes sujetos involucrados con la tarea educativa de maestros en formación; así como de alumnos de la normal superior que cursan la especialidad de la materia quienes aportaron valiosas sugerencias para la elaboración de este documento. El programa de “La Gramática de la Lengua Española y su funcionalidad en la comunicación” pretende aportar a los maestros elementos útiles para la planeación de su trabajo en el aula; a los alumnos este documento les proporciona conocimiento sobre los temas, actividades y lecturas de apoyo que se proponen en la asignatura con el propósito de aprovechar eficazmente el tiempo y el espacio de la enseñanza y del el aprendizaje. Este curso tiene como antecedentes los temas de español que se abordaron en los semestres anteriores; por lo cual es necesario el rescate de conocimientos adquiridos a través de las diferentes asignaturas que conforman el currículo del plan 99 de la materia de español. El propósito central de este curso es ofrecer un panorama básico sobre la aparición de la lengua española, sus usos, cambios y adaptaciones que ha tenido a lo largo en conjunto con la historia y evolución del hombre; su intención es orientar y motivar a los maestros en formación para que adquieran una visión más amplia de la importancia de conocer la evolución de nuestra lengua, sus orígenes y diferentes manifestaciones en nuestro mundo. PROPÓSITOS GENERALES Se pretende que los estudiantes de normal superior mediante el tratamiento de los contenidos y la realización de las actividades de este curso: Comprendan la importancia de enriquecer las situaciones cognitivas como las bases en la formación de un excelente maestro de español. Analicen los diferentes elementos gramaticales que las culturas aportaron para conformar la lengua española. Reflexionen sobre los procesos de la adquisición y uso correcto de nuestra lengua. Desarrollen habilidades para lograr una comunicación correcta, funcional y pertinente en los diferentes ámbitos en donde el maestro se desenvuelve, principalmente en el contexto de la escuela secundaria. Comprendan la importancia que tiene el maestro de español en la educación secundaria al propiciar de manera intencional el conocimiento y uso correcto de nuestra lengua en los adolescentes. ORGANIZACIÓN DE LOS CONTENIDOS Este documento por razones prácticas está organizado en tres bloques de estudio: Bloque I Historia de la Gramática; Bloque II Fonología; Bloque III El enunciado, forma, función y estructura: oraciones y frases; los cuales deben ser analizados secuencialmente promoviendo la sistematización en el desarrollo del curso estableciendo vínculos entre los temas y así favorecer una perspectiva integradora con el análisis reflexivo de las actividades y bibliografía seleccionada tanto individual como de forma colectiva, evitando que los temas sean estudiados como cuestiones aisladas entre sí. Bloque I Historia de la gramática; en este bloque se analizan las primeras manifestaciones de la gramática, así como la aparición de diferentes estudios y su relación con otras lenguas, se pretende que el estudiante reflexione y llegue a conclusiones confrontando los nuevos aprendizajes con experiencias anteriores. Bloque II Fonología. Después de analizar los orígenes de la gramática nos trasladamos a la madre patria para conocer los antecedentes de la gramática de la lengua española, para después encontrarnos con los sonidos y fonemas, la sílaba, el acento, la entonación y su uso de una manera funcional, comparando lo escrito por varios autores con lo hablado en América y sobre todo el

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INTRODUCCIÓN El contenido de este material es el producto de una serie de consultas y de aportaciones, opiniones y sugerencias de diferentes sujetos involucrados con la tarea educativa de maestros en formación; así como de alumnos de la normal superior que cursan la especialidad de la materia quienes aportaron valiosas sugerencias para la elaboración de este documento. El programa de “La Gramática de la Lengua Española y su funcionalidad en la comunicación” pretende aportar a los maestros elementos útiles para la planeación de su trabajo en el aula; a los alumnos este documento les proporciona conocimiento sobre los temas, actividades y lecturas de apoyo que se proponen en la asignatura con el propósito de aprovechar eficazmente el tiempo y el espacio de la enseñanza y del el aprendizaje. Este curso tiene como antecedentes los temas de español que se abordaron en los semestres anteriores; por lo cual es necesario el rescate de conocimientos adquiridos a través de las diferentes asignaturas que conforman el currículo del plan 99 de la materia de español. El propósito central de este curso es ofrecer un panorama básico sobre la aparición de la lengua española, sus usos, cambios y adaptaciones que ha tenido a lo largo en conjunto con la historia y evolución del hombre; su intención es orientar y motivar a los maestros en formación para que adquieran una visión más amplia de la importancia de conocer la evolución de nuestra lengua, sus orígenes y diferentes manifestaciones en nuestro mundo.

PROPÓSITOS GENERALES Se pretende que los estudiantes de normal superior mediante el tratamiento de los contenidos y la realización de las actividades de este curso:

• Comprendan la importancia de enriquecer las situaciones cognitivas como las bases en la formación de un excelente maestro de español.

• Analicen los diferentes elementos gramaticales que las culturas aportaron para conformar la lengua española.

• Reflexionen sobre los procesos de la adquisición y uso correcto de nuestra lengua. • Desarrollen habilidades para lograr una comunicación correcta, funcional y pertinente en los

diferentes ámbitos en donde el maestro se desenvuelve, principalmente en el contexto de la escuela secundaria.

• Comprendan la importancia que tiene el maestro de español en la educación secundaria al propiciar de manera intencional el conocimiento y uso correcto de nuestra lengua en los adolescentes.

ORGANIZACIÓN DE LOS CONTENIDOS Este documento por razones prácticas está organizado en tres bloques de estudio: Bloque I Historia de la Gramática; Bloque II Fonología; Bloque III El enunciado, forma, función y estructura: oraciones y frases; los cuales deben ser analizados secuencialmente promoviendo la sistematización en el desarrollo del curso estableciendo vínculos entre los temas y así favorecer una perspectiva integradora con el análisis reflexivo de las actividades y bibliografía seleccionada tanto individual como de forma colectiva, evitando que los temas sean estudiados como cuestiones aisladas entre sí. Bloque I Historia de la gramática; en este bloque se analizan las primeras manifestaciones de la gramática, así como la aparición de diferentes estudios y su relación con otras lenguas, se pretende que el estudiante reflexione y llegue a conclusiones confrontando los nuevos aprendizajes con experiencias anteriores. Bloque II Fonología. Después de analizar los orígenes de la gramática nos trasladamos a la madre patria para conocer los antecedentes de la gramática de la lengua española, para después encontrarnos con los sonidos y fonemas, la sílaba, el acento, la entonación y su uso de una manera funcional, comparando lo escrito por varios autores con lo hablado en América y sobre todo el

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lenguaje de nuestro país, partiendo del conocimiento de las diferentes lenguas que conforman el español, su influencia en las lenguas americanas y su evolución. El bloque III lleva por título: El enunciado, forma, función y estructura: oraciones y frases; sus temas a tratar son: el sustantivo; el adjetivo; el adverbio; el verbo; las preposiciones, las conjunciones, la interjección, oraciones, enunciados y frases, así como sus prácticas dentro de una comunicación funcional. Las modalidades, usos y pertinencias en la lengua española de los temas referidos serán parte fundamental de nuestro estudio para reafirmar temas anteriores de una forma más particular, analítica y reflexiva para que el maestro en formación logre los propósitos que el plan 99 de Educación Secundaria propone en su perfil de egreso. En cada bloque es importante la reflexión de las voces modernas y su influencia en el lenguaje cotidiano, escolar y especializado, analizándolo e incorporándolo gramaticalmente de una forma funcional, tomando en cuenta el tratamiento teórico-práctico de los elementos gramaticales que permitan desarrollar habilidades y competencias lingüísticas para el logro práctico en la comunicación tanto oral como escrita. Se promocionará de manera muy especial la investigación como medio de confrontación de los temas propuestos. En todos los bloques se tomarán en cuenta la practicidad y funcionalidad de los temas con los programas de la educación secundaria, así como el desarrollo de nuevas habilidades comunicativas del maestro en formación. Cada bloque contiene sugerencias bibliográficas y materiales que pueden consultarse en las bibliotecas de las normales o adquirirse fácilmente en librerías o bibliotecas de la comunidad.

ORIENTACIONES DIDÁCTICAS Y DE EVALUACIÓN Lo que a continuación trataremos son sugerencias que nos servirán en el tratamiento de los temas, de las lecturas, de los materiales de estudio y la bibliografía de la asignatura. En el desarrollo del documento encontraremos actividades y estrategias que permitirán dar una visión más amplia de la gramática general dándole mayor importancia a la gramática de la lengua española su y evolución, sin embargo es factible que maestro y estudiantes propongan, cuando consideren pertinente la adaptación o el cambio de las sugerencias del programa, no sin tomar en cuenta que el tratamiento de los temas implica vertebración y secuencia. Proponemos la revisión de diferentes aportes teóricos que promuevan el acercamiento a diferentes puntos de vista, con el propósito de desarrollar prácticas y capacidades que permitan la empatía con teorías y enfoques que se manifiestan en las asignaturas que se estudian en el mapa escolar de la normal superior y conocimientos anteriores. Es deber del coordinador de los grupos y sus estudiantes promover otros recursos que permitan construir aprendizajes significativos tales como visitas a museos, bibliotecas, hemerotecas y otros lugares de la comunidad; análisis de videos, lecturas, audios, periódicos y revistas que proporcionen experiencias para la formación del alumno. La congruencia entre el enfoque, tratamiento del programa y propósitos a alcanzar permitirá una evaluación justa, variada y pertinente que permita ver la realidad del avance del alumno, ya que los instrumentos que se utilicen para evaluar al estudiante deben conciliar tanto el enfoque del programa como el proceso de enseñanza empleado a lo largo de curso en el aula y fuera de ella; se sugiere que desde el inicio del curso, el profesor de la asignatura proponga las formas de evaluar, llegando a acuerdos y compromisos que permitan desarrollar este proceso de manera eficaz. Tomando en cuenta que debe haber un equilibrio entre el dominio de temas y contenidos con el desarrollo de las habilidades didácticas.

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BLOQUE I: HISTORIA DE LA GRAMÁTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA PROPÓSITOS:

Que los alumnos de la Escuela Normal superior:

• Analicen y reflexionen acerca de los periodos históricos de la gramática; así como los cambios conceptuales de la misma en cada época.

• Conozcan y conceptualicen a la gramática como rama de la lingüística y su taxonomía. • Identifiquen y relacionen a la gramática española como parte de la enseñanza práctica y

funcional de la lengua. ACTIVIDADES SUGERIDAS 1. Reflexionar y registrar en forma individual sobre: ¿Para qué me sirve la gramática en la

sociedad?, ¿Qué utilidad le doy a la gramática en la comunicación diaria?, ¿Es necesaria la gramática para comunicarse de una manera funcional y práctica?, ¿Cómo contextualizar el estudio de la gramática en el enfoque del español?, ¿Será el uso de la gramática privativo de las aulas escolares o trasciende a otros ámbitos? • Investigar individualmente definiciones y tipos de gramática, compartirlas en grupo. • Conceptuar una definición de gramática que el grupo considere pertinente. • Formar grupos de discusión sobre la gramática normativa, la gramática histórica, la

gramática descriptiva y la gramática generativa. • Registrar conclusiones. • Compartir lo registrado. • Elabore un cuadro CQA. • ¿Cuál es la importancia de conocer tipos de gramáticas?

2. Redacta mínimo una cuartilla con el tema “lo que sé de gramática”. Conserva este escrito para analizarlo al término del curso.

3. Leer los siguientes textos, discutirlos, primero en equipo y después concluir grupalmente.

GRAMÁTICA: Rama de la lingüística que tiene por objeto el estudio de la forma y composición de las palabras, así como de su interrelación dentro de la oración o de los sintagmas. ¿Cuántas acepciones conoces sobre lo que es gramática? ALGO SOBRE LA HISTORIA DE LA GRAMÁTICA

Quienes iniciaron el estudio de la gramática fueron los griegos, que lo hicieron desde una perspectiva filosófica y describieron la estructura de la lengua. Esta tradición pasó a los romanos, que tradujeron los términos gramaticales, tanto de las partes de la oración como de las categorías gramaticales; muchas denominaciones han llegado a nuestros días (como por ejemplo nominativo, singular, neutro). Pero ni los griegos ni los romanos supieron cómo estaban relacionadas las diversas lenguas. Esta aproximación surgió con la gramática comparativa, que fue el enfoque dominante en la lingüística del siglo XIX. Al parecer, las primeras investigaciones gramaticales del mundo moderno han ido emparejadas con el afán por descifrar las inscripciones y textos antiguos. De ahí que la gramática estuviera ligada a las sociedades que poseían una extensa tradición de textos escritos. La primera gramática que se conoce es la Panini para el sánscrito, una lengua de la India. En ella se mostraba cómo se formaban las palabras y qué parte de las mismas era la que llevaba el significado. Los trabajos de Panini y de otros estudiosos indios sirvieron para interpretar los libros sagrados de los hindúes, que se escribieron en sánscrito. Otro pueblo que prestó gran atención a su lengua fueron los árabes, que en la edad media introdujeron en Occidente todo el saber de los filósofos griegos, olvidados hasta que ellos llegaron. Realizaron la traducción de las obras de la antigüedad a su lengua, y en función de su expansión geográfica estuvieron en contacto con otras lenguas desde la cuenca mediterránea hasta Persia en el extremo oriental.

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Gracias a la convivencia que tuvo lugar en la península Ibérica de las culturas árabe, hebrea y cristiana se desarrolla en Toledo la Escuela de Traductores, donde se copian y traducen importantes obras que así llegaron al conocimiento de Occidente. A lo largo del siglo X, los judíos completaron el inventario léxico del hebreo, conocido como el lexicón, término de origen griego, y asimismo llevaron a cabo lo que hoy se denominaría primer estudio filológico del Antiguo Testamento. Al gramático griego Dionisio de Tracia se le debe el esfuerzo de elaborar su Arte de la Gramática, primera gramática de su lengua en términos modernos, difundida por los árabes y que ha servido de base a las gramáticas del griego, del latín y de otras lenguas europeas hasta bien entrado el renacimiento. Durante toda la edad media quienes en Europa se dedicaron al estudio conocían, además de sus propias lenguas y el latín, las de los pueblos vecinos con quienes estaban en contacto. Aprovechando esta circunstancia se plantearon de qué forma podía hacerse la comparación entre las lenguas. Con la llegada del renacimiento y su admiración por el mundo clásico se cae en la trampa de pensar que el ideal en los estudios gramaticales consiste en describir cualquier lengua conforme a la estructura que poseían el latín y el griego. Durante los siglos XVI y XVII, lo que se intentó fue determinar qué lengua era la más antigua, dado el conocimiento que de ellas se había adquirido durante la edad media y el renacimiento. Como tuvieron en cuenta su tradición cristiana y por tanto la Biblia, en muchos casos se llegó a la conclusión de que se trataba del hebreo. También se eligieron otras lenguas por circunstancias ajenas a lo lingüístico: ése fue el caso del holandés en el entorno centroeuropeo y muy relacionado con la reforma protestante y la expansión comercial. Durante el siglo XVIII se inician las comparaciones entre las lenguas, que culminan con la afirmación de que existe una única lengua, origen de cuantas se hablaban en Europa, Asia y Egipto (la que se llamará más tarde indoeuropeo), hecho que afirmó el filósofo alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. En el siglo XIX los estudiosos desarrollaron un análisis sistemático sobre determinados aspectos de las lenguas, realizado con el modelo que supuso el sánscrito. La guía para elaborar las gramáticas de muchas lenguas europeas, la egipcia y algunas asiáticas, fue la gramática de Panini. A estos estudios ya situados en la comparación de las lenguas relacionadas utilizando la obra de Panini como guía se les denomina gramática indoeuropea, que es un método para comparar y relacionar las formas de la oración que poseen muchas lenguas. No obstante, el enfoque renacentista que consiste en describir las lenguas bajo el modelo grecolatino tardó en desaparecer. No se inició la descripción gramatical de las lenguas dentro de sus propios modelos hasta principios del siglo XX. Bajo esta nueva perspectiva hay que colocar el Manual de las lenguas indígenas americanas (1911), obra del antropólogo Franz Boas y sus colaboradores, así como los trabajos del danés Otto Jespersen, dentro ya de la escuela estructuralista y descriptiva, que publicó Filosofía de la Gramática (1924). La obra de Boas ha sido la base en la que se han inspirado muchas gramáticas descriptivas estadounidenses. La de Jespersen ha sido la precursora de otros enfoques de la teoría lingüística, como por ejemplo la gramática generativa. Boas desafió la metodología tradicional de la gramática al estudiar otras lenguas no indoeuropeas y que no tenían testimonios escritos, como las lenguas indias de Estados Unidos (véase Lenguas aborígenes de Estados Unidos y Canadá) Creía que la capacidad humana que es el lenguaje se organiza en la gramática de cada lengua concreta. Toda gramática descriptiva debería describir las relaciones que se establecen entre las palabras y las oraciones de una lengua, a partir del inventario del que disponen las personas en el lenguaje. Gracias al esfuerzo innovador del trabajo de Boas, la lingüística descriptiva se convirtió en la gramática dominante en Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XX. Jespersen, lo mismo que Boas, pensaba que las lenguas había que estudiarlas a partir de las manifestaciones orales de sus hablantes y no de los documentos escritos, porque como ha demostrado Bühler en su Filosofía del lenguaje, la lengua hablada y la escrita representan distintos niveles del lenguaje. Buscaba Jespersen los elementos comunes a todas las lenguas y los clasificó en su teoría de los tres rangos, para encontrar la estructura en la que se organizan, tanto en su forma presente (el conocido por estudio sincrónico) como en su forma a través de la historia (conocido por estudio diacrónico). El análisis descriptivo, representado en estos dos autores, desarrolla unos métodos precisos y científicos, y además consigue describir las

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unidades formales mínimas de cualquier lengua. Como aísla esas unidades y encuentra la estructura que las relaciona, se conoce por gramática estructuralista. Fue concebida en primer lugar por el lingüista suizo Ferdinand de Saussure, que distinguió entre la estructura general que poseen todas las lenguas, y que él denominó lengua (con el término francés langue), y las realizaciones concretas de esa estructura que hacen todas las personas cuando hablan, a lo que denominó habla, parole en palabras de Saussure. La lengua es el sistema que sostiene cualquier idioma concreto, esto es, lo que hablan y entienden los miembros de cualquier comunidad lingüística porque participan de la gramática de ese idioma. El habla es la realización concreta de la lengua, pero en sí misma no es lo que describe la gramática. La gramática estructural concibe cada lengua particular, ya sea el chino, el francés, el español, el suahili o el árabe, como un sistema que tiene varios niveles, cada uno con sus elementos propios —fonemas, morfemas, sintagmas y semantemas, esto es, los elementos mínimos de la fonética, la morfología, la sintaxis y la semántica— y que se interrelacionan en esa gran estructura. Así pues describe y estudia las relaciones que existen en todos los niveles del habla en cada lengua concreta. Y ello esté o no escrito, hablado o grabado en una cinta magnetofónica. A mitad del siglo XX, Chomsky, que había recibido una formación estructuralista en la escuela de Bloomfield, buscaba la forma de analizar la sintaxis del inglés dentro de los principios estructurales. Su esfuerzo le condujo a concebir la gramática como la teoría de la estructura y no como la descripción de unas oraciones concretas. La entiende como un mecanismo que produce una determinada estructura, que no es sólo de una lengua determinada, sino que pertenece a la competencia, es decir la capacidad que tienen las personas para emitir y entender las oraciones que forman parte de su lengua o de cualquier otra. Su teoría, de carácter universal, está relacionada con las de los estudiosos de los siglos XVIII y XIX, quienes estaban buscando la raíz lógica de la gramática, para que fuera la clave que analizara el pensamiento. A esa escuela perteneció el filósofo británico John Stuart Mill, que ya en 1867 creía que las reglas gramaticales de una lengua eran la forma que correspondía al modo en que estaba organizado el pensamiento humano universal. La gramática normativa es el conjunto de reglas que establece el correcto funcionamiento de las estructuras lingüísticas de una determinada lengua, de las diversas partes de la oración según la norma de cada lengua. Dictamina qué palabras son compatibles entre sí y qué oraciones están bien formadas o son gramaticalmente correctas. La gramática histórica aborda el estudio de los cambios que ha habido en la formación de las palabras y de las oraciones a lo largo de la historia; por ejemplo, cómo era una determinada palabra o una construcción en el español antiguo o en el del siglo de oro (véase Lengua española). Las gramáticas comparadas estudian las semejanzas y diferencias que existen entre las lenguas y establece de qué forma influye una lengua sobre otra y si hay relaciones de parentesco entre las mismas. La gramática funcional, por su parte, investiga el empleo de las palabras y de los distintos tipos de oraciones según el contexto social. Desde otra perspectiva, la de la gramática descriptiva, se analiza cómo están organizadas las unidades mínimas con significado que forman las palabras (morfemas) y las que forman las oraciones (sintagmas). Su estudio abarca un estado de lengua en un momento dado. La gramática descriptiva indica qué lenguas —incluso aquéllas que nunca se han escrito ni registrado por ningún otro procedimiento— tienen una estructura parecida. La gramática generativa fundada por el investigador estadounidense Noam Chomsky intenta establecer las reglas que permiten a los hablantes generar todas las oraciones gramaticales de una lengua. ALGUNOS ASPECTOS SOBRE GRAMÁTICA

Es fama de las Academias de la lengua, la española incluida, creo que no siempre bien ganada, la de que tienen como principal y casi única

función de emitir reglas y normas que garanticen la "corrección" lingüística. Se dice también que la escuela elemental y media está

obligada a enseñar a los niños y jóvenes el uso correcto de la lengua.

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Por lo que a las primeras toca, creo que si bien hace décadas era cierto que la Real Academia Española, sea por caso, se mostraba

particularmente eficaz en señalar, por su Gramática o por su Diccionario, lo que estaba bien y lo que estaba mal, debe reconocerse

que esto ha cambiado y que hoy son otras, me parece, las preocupaciones de esa corporación, sin que esto signifique que haya abandonado totalmente su papel fiscalizador. Tengo la impresión de que desde hace algún tiempo hay en las academias un espíritu más

abierto para recibir las innovaciones y un evidente deseo de conceder más importancia a la descripción de los fenómenos de la lengua que a su normatividad. Ello puede probarse si se revisan con cuidado y con objetividad las más recientes ediciones del Diccionario y la publicación que se tituló Esbozo de una nueva Gramática de la lengua española. En las recopilaciones léxicas que ha dado a las prensas la Academia en los últimos años (en particular la 19ª de 1970 y la 20ª de 1984) puede observarse que tienen ahí cabida muchos "neologismos" y

"americanismos" que, en entregas anteriores, habrían tenido dificultad para ingresar. Por otra parte, quien analice el Esbozo se dará cuenta de que está muy lejos de ser un manual de gramática normativa al

estilo de las anteriores versiones de la Gramática académica, incluida la más reciente de 1931, que está más cerca de lo que se conoce

como gramática descriptiva o científica y que, además, incorpora no pocas concepciones lingüísticas, si no precisamente de moda hoy, sí desde luego merecedoras del calificativo de "modernas", procedentes

en particular de la corriente conocida como estructuralismo.

En lo que concierne a la enseñanza del español en las escuelas, debe asimismo aceptarse que ha habido, en los últimos treinta años, al

menos en México, cambios sustanciales y saludables. Se ha pasado de una educación que ponía énfasis casi exclusivamente en la gramática normativa tradicional característica del siglo XIX, que se aprendía casi siempre de memoria sin entenderse, a métodos de enseñanza que se

basan sobre todo en la práctica, oral y escrita, del lenguaje. La gramática, felizmente, no ha desaparecido del todo en los programas, sino que, dosificada en debida forma, está presente sólo como objeto

de reflexión científica y no como el mal llamado arte de hablar y escribir "correctamente". En el fondo de la enseñanza moderna de la

lengua está el principio, correcto a mi juicio, de que los niños y jóvenes, más que estudiar la lengua, requieren emplearla. Retorno de

lo anterior dos términos importantes: normativo y descriptivo. Es frecuente presentar estos adjetivos como antónimos, cuando se alude

a la gramática o a los estudios lingüísticos en general.

Creo por mi parte que conviene precisar el significado de ambos vocablos y, sobre todo, del primero de ellos. El término norma, empleado en diversas disciplinas, en filosofía y en lingüística por

ejemplo, es evidentemente polisémico. Si se consulta un diccionario filosófico, podrá constatarse que norma, por una parte, significa regla, especie de ley, lo que debe ser, lo que es obligatorio y necesario que se dé. Pero, por otra, tiene también el sentido de lo usual, lo habitual,

lo que simplemente es. Obsérvese cómo queda reflejada esta dicotomía semántica en los adjetivos, derivados ambos de norma:

normativo y normal.

Algo semejante pasa con esta voz en el terreno de la lingüística, donde también se habla de norma como forma o manera de hablar que debe acatarse por "correcta", y de norma como regularidad o "hábito" lingüístico de tal o cual comunidad de hablantes. Aunque debe reconocerse que, en la que podría llamarse jerga técnica o

especializada de la lingüística, hoy es más común entender por norma

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lo segundo (hábito) que lo primero (regla), sigue empleándose la palabra con los dos valores, sobre todo en el habla común.

La gramática o la lingüística descriptiva, como su nombre indica, no se

interesa por reglas del bien hablar sino que pretende imitarse a la científica exposición de los hechos de lengua. Véase que, en cierta manera, uno de los significados posibles de norma (hábito) está

bastante cerca del sentido de la voz descripción, pues una gramática descriptiva se supone que expone en orden una serie de hábitos lingüísticos que, ciertamente, tienen existencia gracias al sistema

llamado lengua.

Me interesa en particular detenerme un poco en demostrar que hay una estrecha relación, y no una antítesis, entre los dos sentidos señalados para la voz (lingüística) norma. En efecto, el que un

fenómeno de lengua se convierta en norma (en el sentido de regla o ley) se explica porque, de alguna manera, antes fue norma (en el

sentido de hábito) de ciertos hablantes que, por su número o calidad, lograron que los demás los consideraran, en sentido lingüístico, como modelos que deben imitarse. Hay que aceptar que parece universal el

fenómeno conocido como "sentido de corrección", que permite explicar la relación, hasta cierto punto dialéctica (y complementaria)

de norma como regla y norma como hábito. Una costumbre generalizada puede en efecto convertirse en regla y, aunque poco

frecuentemente, una regla o ley no emanada de una costumbre puede volverse hábito. Dicho en términos simples: un hecho lingüístico

normal puede dar lugar a una regla normativa; y, más raro pero no imposible, una ley normativa, una norma puede originar un hábito, un

hecho lingüístico normal.

De todo lo anterior se deduce que, en el terreno del lenguaje, así se quiera ser normativo, se necesita antes conocer lo que es en alguna medida normal. Quiero decir que, cuando se desconocen los hábitos lingüísticos predominantes en determinada comunidad, hay grave

riesgo de proponer, en una actitud normativa sin fundamentos, reglas o normas que van contra las costumbres lingüísticas predominantes. Podría pensarse que más importante que esa norma, que viene a ser resultado de una suma de hablas, convendría tomar en cuenta, para la redacción de propuestas normativas, el análisis lingüístico de los buenos escritores. En efecto, esto es a mi juicio no sólo conveniente sino indispensable, siempre que se tengan muy en cuenta dos cosas: primero, que en los escritores, quiérase que no, también influyen las

hablas que constituyen las normas (de su época, de su espacio geográfico); y, segundo, que conviene dejar perfectamente

establecido lo que debe entenderse por un buen escritor. En este sentido vale la pena recordar que, en no pocos casos, los que a juicio

de críticos literarios merecen tal calificativo, no son igualmente sancionados por los gramáticas y los puristas.

En términos puramente morfológicos, sintácticos y léxicos, no

artísticos, creo que los buenos escritores, de manera consciente o inconsciente, siguen las normas establecidas por el común de los

hablantes llamados "cultos", término éste que necesita también ser precisado. En un contexto sociolingüístico un hablante culto no es sólo el erudito o el intelectual sino cualquiera que recibió educación, que tiene el hábito de la lectura, que suele trabajar más con el cerebro que con las manos, etc. La suma de las hablas de estas personas "cultas" da como resultado la norma culta. Si se suman las hablas cultas de la ciudad de México, se obtendría la norma culta de esa

ciudad, que en algunos aspectos (léxicos sobre todo) no es idéntica a

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la norma culta de otra ciudad (Buenos Aires o Madrid, sea por caso). Por otra parte, debe quedar muy claro que, a mi juicio, el ser buen

escritor no depende precisamente del empleo que se hace de la gramática, sino de la maestría con que se usa la lengua, que no es lo

mismo. Creo que todos estamos convencidos de que los mejores escritores no saben gramática, entendida ésta como una disciplina científica, ni la necesitan, puesto que, primero, suelen poseer una gramática normal (en cuanto suma de hábitos lingüísticos de una

comunidad) mucho más desarrollada que el común de hablantes y, segundo, su manejo literario de la lengua va por fuerza mucho más

allá de la simple gramática.

Por ello precisamente los filólogos y lingüistas estudian y descubren la gramática de tal o cual lengua en esos buenos escritores que, en

cierta forma, la crean o la recrean en sus textos, independientemente de que la manejen o no, como disciplina. Los anteriores

razonamientos me llevan a rescatar la importancia que, para la determinación de las normas (hábito lingüístico) tienen las ciencias llamadas dialectología y sociolingüística. Si la primera tiene que ver

con el estudio de las variantes geográficas de las lenguas, a la segunda atañen los cambios lingüísticos explicables por el nivel

sociocultural de los hablantes. Independientemente de la enorme diversidad de enfoques teóricos y de método que hoy se observan en estas dos disciplinas, ambas son indispensables cuando se pretende

conocer las normas actuales, del español en nuestro caso, horizontalmente, en las diversas regiones, y, verticalmente, en los

estratos sociales.

Sobre la base de resultados obtenidos de investigaciones dialectales y sociolingüísticas del español actual pueden formularse

recomendaciones normativas al menos relativamente atendibles, pues no estarían fundadas ni en sólo interpretaciones de sistemas

lingüísticos abstractos ni en normas idiomáticas pretéritas. Además, como se ve, las sugerencias tendrían entonces como razón la

existencia de tal o cual fenómeno lingüístico en determinado lugar, época o grupo de hablantes, y no exclusivamente en la mente del

gramático o, si se quiere, sólo en la estructura de la lengua; Asimismo, del conocimiento de la norma (hábitos) lingüística pueden

resultar descripciones y no sólo leyes.

En casi todas las lenguas llamadas de cultura existe la tradición de reflexionar sobre asuntos de "corrección lingüística". El español no es la excepción. Sin embargo debe reconocerse que buena parte de estos

estudios se inclinan más hacia la normatividad que hacia la descripción. Es también frecuente que las notas y artículos de esta naturaleza manifiesten un exagerado purismo hasta cierto punto

anacrónico y casi siempre poco práctico. Ejemplos de esta corriente podrían ser el Diccionario de galicismos (1855) del venezolano Rafael María Baralt o, más próximo a nuestros días, el prólogo del, por otra

parte muy útil, Diccionario de anglicismos (1950) del panameño Ricardo Joaquín Alfaro. Más cerca de nosotros, en México, pueden

mencionarse en la misma línea los casos de Manuel González Montesinos, particularmente por su leída columna "Palmetazos",

publicada entre 1949 y 1963 en un diario capitalino, así como de las intervenciones académicas, de tono oratorio, de Daniel Huacuja,

publicadas en varios volúmenes de las Memorias (1956, 1960, 1968) de la Academia Mexicana.

Podría también formarse nutrido grupo con los filólogos que

pretenden, en sus escritos, de manera predominante, corregir a la

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Academia de Madrid. No veo nada criticable en criticar, con tal que se muestren verdaderos conocimientos para hacerla. Aludiré sólo a dos ejemplos de estudiosos que, a mi ver, se dedicaron no sólo a criticar,

a veces acerbamente, a la corporación madrileña, sino también, y esto es lo destacable, a proponer otras opciones, expuestas por ellos casi siempre con sobrada erudición e inteligencia. En la España de la

segunda mitad del siglo XIX, con el seudónimo de Miguel de Escalada, escribía en el periódico El Imparcial un señor, hoy prácticamente desconocido, de nombre Antonio de Valbuena, airadas invectivas

contra la Real Academia. Conozco de él un librito (Fe de erratas del nuevo Diccionario de la Academia, Coatepec, 1889), en que se reúnen varios artículos en los que critica buena parte del contenido de la 12ª

edición del vocabulario académico. Si se suprime el tono, un poco rancio, a veces hasta grotesco, de su estilo, queda una muy sólida argumentación, francamente convincente, en puntos de lexicología,

muchos de los cuales son algo más que minucias intrascendentes. De nuestro país quiero recordar al profesor Marcos E. Becerra. Sus

“Rectificaciones i adiciones al Diccionario de la Real Academia” (1933), libro felizmente reimpreso (1978) por el gobierno del estado de

Tabasco, son en su mayoría atendibles porque provienen de alguien que conocía con profundidad no sólo el léxico del español mexicano,

indígena e hispánico sino también la etimología y la historia del vocabulario general de la lengua.

Finalmente, conviene poner de relieve otro tipo de enfoque que, puede observarse en ciertos artículos lingüísticos y filológicos de

divulgación, cuando, sin dejar de ser en cierta medida normativos, hacen mucho mayor hincapié en la mera descripción de los fenómenos

de la lengua. Me limito a proporcionar sólo dos ejemplos, a mi ver muy destacables. El primero es el de un escritor mexicano que no tenía como profesión la filología pero que dio muestras de ser gran conocedor y estudioso muy dedicado de estos asuntos. Me refiero a Victoriano Salado Álvarez, quien es mucho más reconocido por sus

trabajos como cronista que por sus estudios filológicos. Sin embargo su columna periodística "Minucias del lenguaje", de la que libro de

donde se tomó este escrito lleva el nombre y cuyos artículos conforman un volumen publicado por la Secretaría de Educación

Pública en 1975, muchos años después de su muerte, es un acabado ejemplo de reflexión lingüística y filológica, a la vez erudita y amena. El segundo caso que deseo traer a colación es el de un gran filólogo, quizá el mejor de los hispanoamericanos de este siglo, el venezolano Ángel Rosenblat (1902-1984). Su obra mayor comprende profundos y

amplios estudios sobre muy diversos tópicos de la historia, la lingüística y las literaturas hispánicas. Pero Rosenblat, no limitó sus

esfuerzos intelectuales al diálogo especializado, indispensable ciertamente, con sus colegas, sino que, pensando en el llamado gran

público, sacó a luz en la prensa de su país numerosos artículos de divulgación lingüística, con el título (sugerido por Mariano Picón-Salas) de "Buenas y malas palabras", después reunidos también en forma de

libro. Creo no equivocarme si digo que estos artículos del polígrafo venezolano se han convertido en el mejor ejemplo de este tipo de

texto, perfecto en su brevedad, pensado ciertamente para los diarios, pero sin descuidar jamás la elegancia del estilo y la más escrupulosa confiabilidad de los datos, considerando siempre que tendrán como destinatario a un lector no especializado pero sí exigente y culto.

Minuncias del lenguaje 1995 (José G. Moreno de Alba)

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¿Qué fue lo más significativo de la lectura?, ¿Por qué?, ¿Es importante para los maestros conocer, dominar y utilizar correctamente la gramática?, ¿Te pareció interesante y útil conocer parte de la historia de la gramática?

4. Investiguen otras fuentes sobre la historia de la gramática y compártanlo con el grupo, formen

una memoria con la información recabada. 5. Investigar sobre algunos elementos gramaticales de una lengua indígena y compararlos con el

español.

BLOQUE II: FONOLOGÍA PROPÓSITOS

Que los alumnos de la escuela Normal Superior: • Identifiquen y conceptualicen a la fonología como rama de la lingüística, y su importancia en la

gramática en el logro de las competencias lingüísticas. • Discrimen la diferencia entre fonética y fonología dentro del uso de nuestro sistema

lingüístico. • Analicen la postura teórica de algunos autores en relación a la Estructura como un conjunto de

elementos lingüísticos relacionados entre sí mediante un sistema de reglas. Para entrar en tema recordemos...

ESTRUCTURA Estructura, conjunto de elementos lingüísticos relacionados entre sí mediante un sistema ordenado de reglas. En lingüística estructura es sinónimo de construcción. El estudio de la lengua se realiza aislando unidades de distintos niveles para analizarlas y relacionarlas con todo el conjunto; por eso, se señalan en ella los planos o niveles: fónico, morfológico, sintáctico y léxico. Noam Chomsky, en Aspectos de la teoría de la sintaxis, distingue entre lo que se piensa, estructura profunda de la oración, y lo que se dice, estructura superficial. La estructura profunda y la superficial pueden ser idénticas, pero a veces una estructura profunda puede presentar varias estructuras superficiales. Señala que todas las lenguas coinciden en su estructura profunda, es decir, tienen una “gramática universal” pero difieren en su estructura superficial, la manera de expresar la estructura profunda, acorde con el sistema propio de cada una de ellas. Fonología, nivel de descripción de la gramática que estudia los sistemas de sonidos de las lenguas naturales y la naturaleza de tales sistemas. A diferencia de la fonética, que estudia la producción y percepción de los sonidos, la fonología ve los sonidos como unidades discretas o segmentos, llamados fonemas. Un hablante podría producir una amplia gama de sonidos del habla; sin embargo, las lenguas utilizan tan sólo un subconjunto de ésta. A su vez, existen varias realizaciones acústicas de un determinado sonido que un hablante percibe como si se tratara del mismo segmento. La fonología intenta, pues, clasificar estos segmentos en matrices o conjuntos de rasgos, con objeto de reducir las unidades lingüísticas al mínimo posible e identificar los rasgos que deben permanecer invariables para que se establezca la identificación de un sonido como un fonema. Estos rasgos se llaman “rasgos distintivos o pertinentes”, y se incorporaron al análisis fonológico a partir de los estudios del Círculo de Praga. El procedimiento básico para identificar los fonemas es la sustitución o conmutación, que se realiza sobre palabras para mayor claridad. Así, sustituyendo los sonidos que forman la palabra más por otros, se forman palabras diferentes: vas, mes y mar. La caracterización física y articulatoria de los sonidos que forman cada una de estas palabras produce matrices de rasgos distintas para cada par

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de fonemas: /mas/ es distinto de /bas/ en función de los fonemas /m/ y /b/, que se definen, /m/ como [+bilabial +nasal +sonoro], y /b/ como [+bilabial –nasal +sonoro]; el único rasgo que los diferencia es la condición de nasalidad. Lo mismo podría hacerse al comparar /a/ y /e/, /s/ y /r/. Un par de palabras que se diferencian por un solo rasgo distintivo se llama un “par mínimo”. Este par muestra que la nasalidad puede distinguir una palabra de otra y que el par de sonidos [m b] puede distinguir palabras. Por otra parte, cuando estudiamos diferentes tipos de [b], por ejemplo en español, observamos que puede presentar modos de articulación distintos: es oclusiva unas veces y fricativa otras. No existen dos palabras en español que se diferencien únicamente por contener una bilabial oclusiva o una bilabial fricativa. Así, mientras la oclusiva es observable en posición inicial o tras consonante, la fricativa aparece en posición intervocálica. Es decir, la distribución de estos dos sonidos se rige por una regla o principio por el cual existen contextos reservados para cada uno de ellos. Cuando se produce este patrón de aparición, se dice que ambas realizaciones del fonema se encuentran en distribución complementaria, el fenómeno que determina esta variación en la pronunciación se conoce como alofonía o variación alofónica y cada variante del fonema implicado es un alófono de dicho fonema. La distinción entre alófonos y fonemas diferentes puede, potencialmente, variar entre lenguas, de manera que un par de alófonos en una lengua pueden comportar cambio de significado en otra y producir por tanto un par mínimo. Noam Chomsky (1928- ), lingüista, profesor y activista político estadounidense. Chomsky es el fundador de la gramática generativa, un sistema de análisis del lenguaje que ha revolucionado la lingüística moderna. Abraham Noam Chomsky nació el 7 de diciembre de 1928 en Filadelfia, Pensylvania. Estudió en la Universidad de Pensylvania, donde se doctoró en Lingüística en 1955. Ese mismo año se incorporó como profesor de francés y alemán al Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT) y en 1976 pasó a ser catedrático de Lingüística de la mencionada institución. Chomsky fue el creador de un nuevo modelo lingüístico, la gramática generativa, que expuso por primera vez en su libro Estructuras Sintácticas. Estableció una diferencia entre el conocimiento innato y con frecuencia inconsciente que los individuos tienen de la estructura de su lengua y el modo en que utilizan ésta diariamente. El primero, al que llamó “competencia”, permite al hablante distinguir las oraciones gramaticales de las que no lo son, así como generar y comprender un número ilimitado de oraciones nuevas. El segundo, que llamó “actuación”, es la manifestación de la competencia, las oraciones realmente emitidas por el hablante en los actos de habla concretos. Para Chomsky, la lingüística también debe ocuparse de las estructuras profundas, del proceso mental que subyace bajo el uso del lenguaje. Chomsky situó la lingüística en el centro de los estudios sobre la mente. Según él, la teoría lingüística debe dar cuenta de la gramática universal, del conocimiento innato común a todos los miembros de la especie humana; debe igualmente explicar el hecho de que los niños aprenden a hablar con fluidez a una temprana edad, a pesar de los escasos datos y la poca experiencia con los que cuentan. De estas exigencias deriva su contribución a las ciencias cognitivas, que pretenden comprender el modo en que piensa, aprende y percibe el ser humano. De igual importancia fue su reivindicación de una teoría válida sobre los procesos mentales que reemplazara al empirismo, modelo dominante en la ciencia estadounidense, según el cual la experiencia es la fuente del conocimiento. Entre las publicaciones más importantes de Chomsky, aparte de la ya mencionada Estructuras sintácticas (1957), se encuentran: Aspectos de la teoría de la sintaxis (1965), Principios de fonología generativa (1968, escrito en colaboración con Morris Halle), Lingüística cartesiana (1966), El lenguaje y el entendimiento (1968) y El programa minimalista (1995). Elio Antonio de Nebrija (1441-1522), humanista y gramático español, cuyo verdadero nombre era Antonio Martínez de Cala e Hinojosa. Nació en Lebrija (Sevilla) y murió en Alcalá de Henares. Decidió cambiar su nombre y se hizo llamar Elio (del latín Aelius) y Nebrija, variante del topónimo de su ciudad natal. Recibió una sólida formación: estudió humanidades en Salamanca y siendo joven, con 19 años, marchó a Italia. Fue en la Universidad de Bolonia donde continuó y terminó sus estudios diez años después. De vuelta a España trabajó primero para el obispo Fonseca en Sevilla y después consiguió el cargo de docente en la Universidad de Salamanca donde impartió Gramática y Retórica. En el año 1513 fue nombrado profesor de la Universidad Complutense de Alcalá de

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Henares y recibió el encargo del cardenal Cisneros de trabajar en la Biblia Políglota Complutense. Nebrija se debatió entre la moda de su tiempo, la vuelta a los clásicos que conforma el humanismo y preside el renacimiento, y su interés por sistematizar y hacer accesible el saber recibido. En Salamanca consiguió su fama de humanista y se aplicó en la tarea de sentar las bases para la reforma de la enseñanza del latín. Para ello publicó Introductiones latinae (1481), gramática del latín que se divide en dos partes: una llamada analogía, denominación que pervivió en los textos de gramática hasta el siglo XX para tratar la morfología, y otra que versa sobre sintaxis, ortografía, prosodia, figuras retóricas y un léxico no muy extenso. Dada la difusión que adquirió su obra, decidió traducirla él mismo al castellano y se convirtió en libro de texto de latín hasta el siglo XIX. Animado por la buena acogida suscitada por este manual, acometió la tarea de redactar la célebre Gramática de la lengua castellana, que se publicó en 1492, año del descubrimiento de América. En ella mantuvo los mismos criterios científicos que en la obra anterior. Su carácter innovador reside en haber escrito la primera gramática normativa que se conoce. Las razones de su elaboración son políticas, según explica en el prólogo: entiende que la lengua debe ser elemento identificador de un pueblo y vínculo que una a sus gentes, por eso "debe llevarse en expansión" a cuantos pueblos "acudan las fuerzas militares". El libro está dedicado a la reina Isabel I la Católica. En 1517 añadió, a la Gramática, las Reglas de ortografía castellana, siguiendo los mismos criterios normativos y las mismas razones. Sus obras inspiraron esfuerzos similares en otras lenguas europeas. Su actividad abarcó también trabajos de análisis y comentario erudito, que hoy serían calificados de ediciones críticas, acerca de autores como Aurelio Prudencio y Virgilio, los Evangelios, las Epístolas y el Vocabulario español-latín, latín-español. La exposición que Nebrija hizo de la gramática del español como un conjunto de reglas que describen una lengua, influyó en la Gramática de Port-Royal y entusiasmó al mismo Noam Chomsky. Nebrija fue, ante todo, un hombre moderno, preocupado también por cómo educar a los hijos, lo que demuestra en De liberis educandi. También tradujo al latín la Historia de los Reyes Católicos, que incluye muchos fragmentos de la obra en castellano de Hernando del Pulgar. Pompeu Fabra (1868-1948), escritor, gramático y lexicógrafo español, que fue el indiscutible inspirador de la normalización de la lengua catalana. Nació en Barcelona, estudió ingeniería y fue catedrático de Química en la Universidad de Deusto (Bilbao). Su interés e intuición en los asuntos lingüísticos le llevaron de una manera autodidacta a estudiar la posible normalización del catalán literario. Resultado de ello fueron sus primeras publicaciones lingüísticas: Ensayo de gramática del catalán moderno (1891) y Contribució a la gramàtica de la llengua catalana (1898). Tras su destacada participación en el Primer Congreso Internacional de la Lengua Catalana (1906) escribió la Gramàtica de la Llengua catalana (1912). En 1911 fue nombrado director del departamento lexicográfico del recién creado Institut d’Estudis Catalans —que en la actualidad lleva su nombre— del que llegaría a ser director. Fue desde esta institución donde llevó a cabo la normalización del catalán. En 1913 aparecieron las Normes ortogràfiques, en 1917 el Diccionari ortogràfic y en 1918 Gramàtica catalana, que se reeditó muchas veces y de la que se hizo una versión más elemental llamada Curs mitjà de gramàtica catalana, que es la que Ramón Aramon reeditó en 1968 con el título de Introducció a la gramàtica catalana. En 1932 fue nombrado catedrático de la Universidad de Barcelona y ese mismo año publicó Diccionari general de la llengua catalana. Tras la Guerra Civil española tuvo que exiliarse en Francia, donde siguió con su trabajo redactando otra nueva Gramàtica catalana, cuya edición concluyó Joan Corominas. Sus criterios sobre la normalización lingüística los expuso en muchos foros, y en artículos compilados en Converses filològiques, obra que no se pudo editar hasta 1954. Ramón Menéndez Pidal (1869-1968), filólogo e historiador español y creador de la escuela filológica española. Es continuador intelectual de la visión que sobre lo español tuvo la generación del 98, pues enfoca su acercamiento a la lengua y a la historia medieval desde una perspectiva castellana. En 1896 publicó La leyenda de los infantes de Lara, donde rastreó el camino seguido por la leyenda desde la

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épica hasta sus formas presentes con un meticuloso trabajo. Ahí se gestó su teoría sobre el origen oral, anónimo y fragmentario de los cantares de gesta. Perfiló su teoría en Cantar del Mío Cid: texto, gramática y vocabulario (1908-1912), que reconstruyó el texto a partir del material paleográfico disperso, trabajo ímprobo pero que la crítica actual ha revisado; por otro lado, y a partir del material lingüístico que supone el propio Cantar, reconstruyó la lengua como un sistema fonético, gramatical y léxico, lo que sentaba las bases de su gramática histórica. Abordó el estudio histórico de esa época en La España del Cid (1929). Entre sus obras sobre la épica destacan La epopeya castellana a través de la literatura española, que publicó inicialmente en francés (1910) y que tradujo años más tarde; Reliquias de la poesía épica española (1952); Romancero hispánico (1953); Poesía juglaresca y juglares, cuya última redacción es de 1957. Sus obras estrictamente filológicas son: Manual elemental de Gramática Histórica española (1904), en el que por primera vez se expone de forma sistemática la evolución fonética del español y formula las leyes que la presiden; Orígenes del español (1962), donde sitúa la lengua española en su entorno románico o Toponimia prerrománica hispana (1953). También realizó trabajos estilísticos como La lengua de Cristóbal Colón y otros ensayos (1942). De su obra histórica sobresalen: La idea imperial de Carlos V (1938); la puesta en marcha de la publicación de una obra colectiva, Historia de España, para la que escribió un prólogo y elaboró el plan general, obra que se inició en 1935. Muy debatida ha sido El Padre Las Casas: su verdadera personalidad (1963). Con Menéndez Pidal el estudio de cualquier hecho lingüístico o literario se aborda dentro del marco global en que se produce; la interrelación de lo geográfico, lo histórico y lo político es el marco en el que los datos tienen su asiento y explicación: ésta es una herencia que la escuela filológica española puede afirmar como propia. Samuel Gili Gaya (1892-1976), lingüista, filólogo y pedagogo español, autor de importantes obras sobre fonética y sintaxis, así como acerca del aprendizaje de la lengua. Nació en Lérida, se doctoró en Filosofía y Letras, y fue catedrático del Instituto Ramiro de Maeztu y profesor en varias universidades americanas. Discípulo de Ramón Menéndez Pidal, colaboró con él en el Centro de Estudios Históricos y enriqueció la Revista de Filología con trabajos sobre el lenguaje. Asimismo, publicó ensayos sobre literatura (El ritmo en la poesía contemporánea, 1956) y diversas ediciones críticas de autores clásicos castellanos, como Mateo Alemán, y catalanes, como su edición comentada en 1956 del Amadís de Gaula. Su obra, ligada a la gramática tradicional, abarca un extenso campo dentro de la lingüística, e incluye estudios sobre fonética (Elementos de fonética general, 1950), gramática (Curso superior de sintaxis española, 1943) y lexicografía (Tesoro lexicográfico [1492-1627], Vol. 1: 1960). Se interesó también por temas de pedagogía lingüística en títulos como Imitación y creación en el habla infantil (1960) y Estudios de lenguaje infantil (1974). Además, es autor de un Diccionario de sinónimos. Elegido miembro de la Real Academia Española en 1961, su último trabajo, antes de morir en Madrid en 1976, fue preparar una nueva Gramática para dicha institución. Emilio Alarcos Llorach (1922-1998), lingüista y académico español, introdujo y divulgó en España el Círculo Lingüístico de Copenhague. Véase Lingüística. Nacido en Salamanca, estudió en Valladolid y Madrid, en cuya universidad se doctoró. Ha sido catedrático de Lingüística General en la Universidad de Oviedo, desde donde ejerció su influencia docente en la última generación de investigadores. En 1972 ingresó en la Real Academia Española y después asesoró a las autoridades educativas en la elaboración de los planes de estudio en materias lingüísticas. Ha recibido el Premio Príncipe de Asturias. Su rigor intelectual y su tesón científico sirvieron para que en España se aceptara el estructuralismo formal que representara el danés Louis Trolle Hjelmslev; en esos términos redactó su Gramática estructural (1951). Los resultados de su investigación en fonología se plasmaron en otro libro, Fonología española (1950), manual de muchas universidades españolas. Dos años más tarde publicó Estudios de gramática funcional del español (1970). Sus trabajos en pro de una clarificación científica de las lenguas que se hablan en España se recogen en: Cajón de sastre asturiano (1980) y

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Estudios de lingüística catalana (1983). En 1994 publicó Gramática de la Lengua Española, una obra que une su intención normativa y didáctica con una metodología funcional y práctica. A diferencia de otros investigadores de su tiempo, Alarcos centró su interés en la sintaxis y la fonología, tomando algunos textos literarios como corpus al que aplicar la investigación teórica y no como fin en sí mismo. Carlos González Peña (1855-1955), escritor mexicano, nacido en Lagos de Moreno (Jalisco). Cuentista, novelista, dramaturgo, periodista, ensayista y estudioso de la gramática castellana. En 1910 ayudó a fundar y participó en el Ateneo de la Juventud, importantísimo movimiento de renovación cultural y artística. El espíritu de su narrativa pertenece más a la segunda mitad del siglo XIX que a la primera mitad del XX, pero su prosa posee gran limpieza y corrección. Su Historia de la literatura mexicana (1928) fue una obra de consulta fundamental durante más de medio siglo. Murió el 1º de agosto en la Ciudad de México. Como gramático publicó Manual de la gramática castellana, arreglado en lo fundamental conforme a la doctrina de don Andrés Bello, en 1921, y ese año fue nombrado Académico de la Lengua. Sus novelas son La chiquilla (1907) y La fuga de la quimera (1919). También publicó crónicas y ensayos: El patio bajo la luna. Escenas y paisajes laguenses (1945), El hechizo musical (1946), Claridad en la lejanía (1947, sobre literatura mexicana), El alma y la máscara (1948, sobre teatro), Gente y paisajes de Jalisco (1949), Entre el polvo del camino (1950) y París y Londres. Cuadros de viajes (1950), entre otros. Andrés Bello (1781-1865), escritor y político venezolano, nacido en Caracas y muerto en Santiago. Cursó estudios en la universidad caraqueña, graduándose como Bachiller en Artes. En 1808 redactó la Gaceta de Caracas. En 1810, junto con Simón Bolívar, marchó a Londres, donde permaneció hasta 1829 y coincidió allí con Francisco de Miranda y el español Blanco White. Allí estudió en la biblioteca del Museo Británico, realizó traducciones de Lord Byron, Molière, Delille y Boiardi, y dirigió las revistas Biblioteca americana y El repertorio americano. Se instaló en Chile, donde ocupó altos cargos en diversos ministerios, una senaduría y el rectorado de la universidad santiaguina. Redactó el Código Civil y orientó a numerosos intelectuales del país y exiliados, como los argentinos Juan María Gutiérrez y Domingo Faustino Sarmiento, con quien polemizó acerca del castellano en América. En 1851 la Real Academia Española lo designó miembro honorario. Bello cultivó diversos géneros; sus obras completas ocupan 26 volúmenes. Fue poeta neoclásico de cuidadosa versificación en su silva A la agricultura de la zona tórrida. Tiene trabajos de recopilación histórica, como un juvenil Resumen de la historia de Venezuela (1810) y de reflexión filosófica, como Filosofía del entendimiento (póstuma, 1881), pero su obra de mayor relieve es Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos (1847), considerada uno de los textos más importantes en la historia científica de la lengua española. En Chile publicó también Principios de ortología y métrica de la lengua castellana (1835); Análisis ideológica de los tiempos de la conjugación castellana (1841); numerosos poemas, entre ellos el justamente celebrado, “La oración por todos”, y frecuentes artículos literarios y científicos en El Araucano. Dedicó varios lustros a completar sus Comentarios del Poema del Cid, que hacia el fin de sus días cedió a la Real Academia Española. Transformó esencialmente el periodismo nacional, infundiéndole serenidad y altura; introdujo la crítica teatral y —pese a su formación clásica— facilitó la difusión del romanticismo, incluso mediante traducciones. Maestro de la lengua española y humanista integral, educó a muchos destacados chilenos y elevó el nivel cultural del país, que, agradecido, le otorgó la ciudadanía. Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004

• Discutir en mesa redonda el la trascendencia de tener un acercamiento con quiénes nos legaron su saber y la importancia de que los maestros de español conozcamos parte de sus estudios y obras.

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TEMA 1: SONIDOS Y FONEMAS FONEMA Fonema, sonido encuadrado en un sistema lingüístico, caracterizado por rasgos distintivos (llamados también pertinentes o relevantes) que lo relacionan con otros fonemas y al mismo tiempo lo diferencian de ellos. Es la unidad mínima en la que puede dividirse la lengua; tiene significante pero no significado. Véase también Signo lingüístico; Fonética; Fonología; Sistema fonológico español. ACTIVIDADES: 1. Recordar la diferencia entre fonética y fonología ( programa de estudio Estrategias Didácticas

para la Comprensión y Producción de Textos 5° semestre páginas de la 10 a la 14) 2. Leer y reflexionar sobre los siguientes textos.

I. Fonética: Fonética, rama de la lingüística que estudia los sonidos del lenguaje en su realización concreta, la producción, naturaleza física y percepción de los sonidos en su aspecto material, prescindiendo del significado. Sus principales ramas son: fonética experimental, fonética articulatoria, fonemática y fonética acústica

II. Fonética Experimental: Es la rama de la lingüística que estudia los sonidos orales desde el

punto de vista físico, reuniendo los datos y cuantificándolos, la que analiza la emisión y producción de las ondas sonoras que configuran el sonido articulado. Utiliza instrumentos para la grabación y el análisis acústico de la señal, como los rayos X, el espectrógrafo y el quimógrafo, que traza las curvas de intensidad. El conjunto de los datos analizados al medir los sonidos depende únicamente de la precisión del instrumental así como de otros conocimientos conexos. También se han descubierto diferencias importantes en cada sonido oral.

III. Fonética Articulatoria: Estudia los sonidos de una lengua desde el punto de vista

fisiológico, es decir, describe qué órganos intervienen en su producción, en qué posición se encuentran y cómo esas posiciones varían los distintos caminos que puede seguir el aire cuando sale por la boca, nariz o garganta, para que se produzcan sonidos diferentes. No se ocupa de todas las actividades que intervienen en la producción de un sonido, sino que selecciona sólo las que tienen que ver con el lugar y la forma de articulación. Los símbolos fonéticos y sus definiciones articulatorias son las descripciones abreviadas de tales actividades. Los símbolos fonéticos que se usan más frecuentemente son los adoptados por la Asociación Fonética Internacional en el Alfabeto Fonético Internacional (A.F.I.), y se escriben entre corchetes. Los órganos que intervienen en la articulación del sonido son móviles o fijos. Son móviles los labios, la mandíbula, la lengua y las cuerdas vocales, que a veces reciben el nombre de órganos articulatorios. Con su ayuda el hablante modifica la salida del aire que procede de los pulmones. Son fijos los dientes, los alvéolos, el paladar duro y el paladar blando. Los sonidos se producen cuando se ponen en contacto dos órganos articulatorios, por ejemplo el bilabial (p), que exige el contacto entre los dos labios; también cuando se ponen en contacto un órgano fijo y otro articulatorio, y el sonido se nombra con los órganos que producen la juntura, o punto de articulación, como por ejemplo el sonido labiodental (f), que exige el contacto entre el labio inferior y los incisivos superiores. Cuando es la lengua el órgano móvil no se hace referencia a ella en la denominación del sonido, así el sonido (t), que se produce cuando la lengua toca la parte posterior de los incisivos superiores, se llama dental. El modo de articulación se determina por la disposición de los órganos móviles en la cavidad bucal y cómo impiden o dejan libre el paso del aire. Esta acción puede consistir en la interrupción instantánea y completa del paso del aire para las implosivas; en dejar abierto el paso nasal pero interrumpido el oral para las nasales; en producir un contacto con la lengua pero dejar libre el paso del aire a uno y otro lado para las laterales; en producir una leve

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interrupción primero y dejar el paso libre después para las africadas; en permitir el paso del aire por un paso estrecho por el que el aire pasa rozando para las fricativas, y en permitir el paso libre del aire por el centro de la lengua sin fricción alguna para las vocales. Se emiten diferentes clases de vocales según varíe la posición de la lengua, tanto a partir de su eje vertical (alta, media y baja), como a partir de su eje horizontal (anterior, central y posterior. Por ejemplo, en español son vocales altas las vocales de la palabra huir, es decir, la [i] y la [u]. Son vocales medias la [e] y la [o], es decir las vocales de la palabra pero y es vocal baja la [a] de la palabra va. Así, la lengua va de abajo arriba para pronunciar las dos vocales seguidas de la palabra aire, pero desciende a una posición media para pronunciar su última vocal. Hace el camino contrario de arriba abajo para pronunciar puerta. Son vocales anteriores del español la [i] y la [e], es decir las vocales seguidas de la palabra piel; las vocales posteriores son la [o] y la [u], es decir las vocales de la palabra puro; la [a] es la vocal central. La lengua se mueve de atrás hacia adelante para emitir las vocales de la palabra totales, hace el camino contrario para emitir las vocales de la palabra piélago. Las posiciones que mantiene la lengua para emitir las vocales u, i y a constituyen los vértices del llamado esquema vocálico uai.

IV. Fonemática: Se encarga del estudio de los sonidos en el discurso, es decir, de los fonemas

que son las unidades mínimas distintivas; por ejemplo, entre las palabras las y los sólo existe una diferencia de significado y de forma que es la que representa la distinción entre los fonemas [a] y [o]. Lo mismo sucede entre pala, para, paga, pana y pasa, las diferencias de significado se apoyan en los diferentes fonemas que las distinguen, esto es, [l], [r], [g], [n] y [s]. Los fonemas están configurados también por unidades mínimas que los diferencian entre sí y son los llamados rasgos distintivos. La única diferencia que existe entre el fonema [p] que corresponde a una consonante bilabial, oclusiva, sorda y el fonema [b] que corresponde a una consonante bilabial, oclusiva sonora, es su modo de articulación: sorda la primera, frente a la segunda que es sonora. No siempre se mantienen como fonemas distintos las diferencias que proceden de un solo rasgo distintivo, por ejemplo la primera d de la palabra dedo corresponde a una consonante dental oclusiva sonora, y la segunda es dental fricativa sonora. En este caso no estamos ante dos fonemas sino ante dos valores del mismo fonema; a veces dos fonemas diferentes en una lengua dada son el mismo en otra, por ejemplo el español mantiene la diferencia fonética entre los sonidos [r] y [l], pero el japonés no ni el habla andaluza tampoco. De acuerdo con todo esto hay que distinguir entre fonemas y letras, aunque existen muchas coincidencias también hay desacuerdos muy importantes que apoyan esta diferencia. El fonema es un concepto ideal que está representado por unos signos escritos, las letras, aunque no todas representan un fonema. La letra v del español actual corresponde al fonema /b/ que es una consonante bilabial, oclusiva, sonora; pero el fonema /v/ que corresponde a una consonante labiodental, fricativa, sonora ha desaparecido en el sistema fonético actual, aunque estuvo presente en la historia de la lengua hasta el siglo XVIIII, y todavía hoy se usa en algunos países de América del Sur. Además hay letras que no representan fonema alguno como es el caso de la letra h que es muda en nuestra lengua. La escribimos como recuerdo histórico de una aspiración o de una f inicial del latín, pero no tiene valor fonético. Por otro lado, algunas letras expresan distintos fonemas, como la c, [z] y [k] en España, y [s] y [k] en Latinoamérica y zonas de Andalucía.

V. Fonética Acústica: Estudia la onda sonora como la salida de un resonador cualquiera; esto

es, equipara el sistema de fonación con cualquier otro sistema de emisión y reproducción de sonidos. En la comunicación, las ondas sonoras tienen un interés mayor que la articulación o producción de los sonidos; para un determinado auditorio recibe y descodifica la impresión a pesar de que haya sido emitida por medio de una articulación oral, o por medio de un determinado aparato emisor de sonidos o incluso por medio de una cotorra. Para grabar las características más significativas de las ondas sonoras y para determinar el resultado de las distintas actividades articulatorias se puede emplear el espectrógrafo. De forma experimental, para poder llegar a saber cuáles son los rasgos necesarios y suficientes que identifican los sonidos de la lengua, se suprimieron partes de la grabación de la onda sonora y se reprodujeron otras.

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HISTORIA Estas fuentes proporcionan información adicional sobre Fonética. Los primeros estudios de fonética se realizaron hace más de 2.000 años y los llevaron a cabo quienes estudiaban el sánscrito, como el gramático Panini, que se ocupó de la articulación fonética para establecer la pronunciación inalterable de los libros sagrados en las ceremonias y los ritos. El primer fonetista del mundo moderno fue el danés J. Matthias, autor del tratado De Litteris (1586). El matemático inglés John Wallis, que era maestro de los sordomudos, fue quien primero clasificó las vocales según su punto de articulación (1653). El alemán C. F. Hellwag inventó el triángulo vocálico en 1781. Diez años más tarde el físico austriaco Wolfgang von Kempelen inventó una máquina que producía sonidos. El médico alemán Hermann Helmholtz, que escribió Sensaciones del tono (1863), inauguró el estudio de la fonética acústica; el abad francés Jean Pierre Rousselot fue el primer investigador de la fonética experimental y escribió Principes de phonétique experimentale, que se publicaron entre los años 1897-1908. También en el siglo XIX se empieza a estudiar la fonética desde otro ángulo y se esboza la teoría del fonema por Jan Baudouin de Courtenay, que luego formula el fundador de la escuela estructuralista el suizo, Ferdinand de Saussure. En la escuela de la fonética descriptiva y articulatoria trabaja el español Tomás Navarro Tomás, que escribe Manual de pronunciación española; su discípulo Samuel Gili Gaya publica en 1961 Elementos de fonética general. En Estados Unidos el lingüista Leonard Bloomfield y el antropólogo Edward Sapir contribuyen de forma decisiva a la teoría fonética, mientras el creador del Círculo de Praga, Roman Jakobson, desarrolló la teoría de las características universales de todos los sistemas fonémicos. La escuela española de Fonética tiene dos líneas de trabajo: la estructuralista, que representa Emilio Alarcos con su obra Fonología española, publicada en 1969, y la acústica, representada por Antonio Quilis, colaborador del fonetista danés Betil Malmberg, que publica Fonética y fonología del español en 1963.

BLOQUE III: EL ENUNCIADO, FORMA, FUNCIÓN Y ESTRUCTURA: ORACIONES Y FRASES PROPÓSITOS

Que los alumnos de la Escuela Normal Superior: • Analicen los tipos de oraciones en su estructura, forma y funcionalidad. • Identifiquen los elementos gramaticales de los diferentes tipos de oraciones, su funcionalidad en

la comunicación y su ubicación en los programas de estudio de Español en la escuela Secundaria.

• Conceptualicen la teoría del verbo en su forma, categorías y conjugaciones como un auxiliar de la lengua.

• Reflexionen acerca de la importancia de la selección, aplicación y diseño de estrategias didácticas en la enseñanza estructural de la gramática.

TEMA 1: EL SUSTANTIVO ACTIVIDADES:

1. investigar diferentes acepciones de sustantivo, así como: forma, género, número, función, significación, sustantivación… anotar referencias bibliográficas de las fuentes de consulta.

2. Dialogar en grupo sobre lo investigado y seleccionar los conceptos que consideren

pertinentes. 3. Buscar información sobre algún tema relacionado con el sustantivo o con temas estudiados

en otras asignaturas • Identificar lo que se sabe sobre el tema y, a partir de ahí, elaborar una lista ordenada de

preguntas para buscar información que amplíe el conocimiento.

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• Revisar diversos materiales impresos, multimedia o páginas electrónicas y seleccionar los que se consideren pertinentes en relación con las preguntas.

• Leer e interpretar la información. • Anticipar información a partir de diversos indicios textuales (por ejemplo, componentes

gráficos o vocabulario); detectar si ésta es o no acertada. • Distinguir ideas que pueden resultar relevantes de acuerdo con los propósitos de

búsqueda. • Organizar la información en una estructura temática que resalte las características

principales del tema o temas que se describen. • Desarrollar el texto primero en forma individual, después en forma colectiva cuidando

que los criterios que estructuran los temas y subtemas sean consistentes con los propósitos planteados.

• Compartir los resultados a través de exposiciones, mesas redondas o artículos literarios. • Consultar manuales de gramática, puntuación y ortografía (impresos o electrónicos)

para resolver dudas. • Organizar la información en gráficas y cuadros. (manualmente o con la ayuda de

programas de diseño de recursos o procesadores de texto). • Comentar los resultados.

EVALUACIÓN Seleccionar los materiales pertinentes en función de sus preguntas y la calidad de las explicaciones, las definiciones, los ejemplos y /o los gráficos que presentan.

• Identificar los puntos de vista expresados en los diferentes textos. • Comparar distintas interpretaciones de un mismo texto y releerlo para buscar elementos que

las confirmen o las contradigan. Evaluar la claridad de la presentación (los modos de citar la información con la que el autor está de acuerdo y con la que no lo está) en el manejo de los sustantivos. Desarrollo de la capacidad de argumentación. TEMA 2: EL ADJETIVO ACTIVIDAD 1 Analizar el siguiente artículo:

Adjetivo, parte variable de la oración que acompaña opcionalmente al sustantivo en el sintagma nominal, para calificarlo (adjetivo calificativo) o determinarlo (adjetivo determinativo), concordando con él en género, número y en algunas lenguas también en caso. Véase Concordancia. El adjetivo, desde un punto de vista formal, está compuesto por un lexema o raíz, que aporta el significado de la palabra, y unos morfemas que lo completan. Los morfemas son de dos tipos: constituyentes y facultativos. Los constituyentes u obligatorios son los gramaticales de género (masculino y femenino) y número (singular o plural). Como el adjetivo calificativo no tiene un género específico, se limita a adoptar el del sustantivo al que acompaña. Puede presentar dos formas: una variable, que ofrece una terminación para el masculino y otra para el femenino, cuya oposición es -o/-a, -e/a, ø/a: bueno/buena, rubiete/rubieta, cantarín/cantarina, y otra invariable, cuya única forma sirve para ambos géneros: rebelde, infantil. Cuando aparecen antepuestos a un sustantivo masculino, algunos adjetivos presentan una forma apocopada: mal asunto / mala noticia. Véase Apócope. El adjetivo toma el mismo número que el del sustantivo, ya que ha de establecer la concordancia con él. Los adjetivos que en singular terminan en vocal átona forman su

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plural añadiendo una -s; los que en singular acaban en consonante o en vocal tónica, lo hacen añadiendo -es. El artículo no es, como ocurre con el sustantivo, un morfema del adjetivo. Si en un sintagma aparecen un artículo y un adjetivo sin ningún sustantivo al que completen, el artículo sustantiva al adjetivo. Véase también Sustantivación. Los constituyentes facultativos del adjetivo son los prefijos y sufijos, que modifican el significado del lexema. Los sufijos pueden ser: aumentativos, diminutivos y derivativos. Ejemplos de análisis de adjetivos desde el punto de vista formal: Bajito: baj- (lexema), -it- (morfema diminutivo), -o (morfema gramatical de género), -ø (ausencia de morfema gramatical de número). Mexicanas: Mexic- (lexema), -an- (morfema derivativo), -a (morfema gramatical de género), -s (morfema gramatical de número). Algunos adjetivos se han formado a partir de palabras primitivas que originalmente no tenían esta categoría gramatical, pues eran sustantivos, adjetivos o verbos, pero a las que al añadir a su lexema un morfema derivativo, además de darles éste un nuevo significado, las ha convertido en adjetivos: Colonia, colonial; trigo, trigueño; azul, azulado; amar, amable; oír, oíble. Otros se han formado a partir de dos palabras primitivas: barbilampiño, agridulce. Casi todos los adjetivos (los que señalan propiedades o características cuantificables) pueden presentar su cualidad en diferentes grados de intensidad o plenitud para mostrarla tal cual es, para establecer una comparación entre dos elementos o para potenciar al máximo la cualidad del adjetivo. El grado positivo presenta la cualidad del adjetivo en su término medio, sin ponerla en relación con ninguna otra: alegre, bondadoso. El grado comparativo presenta la cualidad del adjetivo en relación con otra, estableciendo su superioridad (más generoso), igualdad (tan agradable) o inferioridad (menos risueño) con respecto a ella. Más, tan y menos son adverbios, adyacentes del adjetivo al que acompañan; el segundo término de la comparación se establece mediante otros marcadores, los nexos conjuntivos comparativos que y como. El grado superlativo expresa la cualidad en su más alto grado, marcando una relación absoluta (superlativo absoluto) mediante:

a) Los adverbios muy, extraordinariamente, enormemente, altamente, extremadamente: Muy especial, enormemente listo.

b) Los prefijos archi-, extra-, requete-, super-: Requetelimpio, superinteligente. c) Con los sufijos -ísimo o -érrimo: listísimo, celebérrimo. d) Locuciones adverbiales: la mar de simpático.

El superlativo puede ser también relativo, si expresa la máxima cualidad de algo o alguien en relación con otras personas, animales o cosas de un grupo determinado: Sonia es la más simpática de mis amigas (de superioridad), Juan es el menos complaciente de la clase (de inferioridad). Muy es incompatible con la terminación -ísimo: muy buenísimo. Procedentes del latín, en español se conservan comparativos y superlativos irregulares que conviven con las regulares correspondientes. Así, del bueno surge el comparativo mejor y el superlativo óptimo, que pueden alternar con más malo y muy malo. Los demás comparativos y superlativos irregulares son:

de malo: de grande: de pequeño: de alto: de bajo:

peor, pésimo mayor, máximo menor mínimo

superior, supremo o sumo

inferior, ínfimo Además, existen otros superlativos irregulares, procedentes del latín, de carácter culto o literario, cuyas formas más usadas son:

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acre: amable: amigo: antiguo: áspero: benévolo: célebre: cierto: cruel: fiel: frío: fuerte: libre: mísero: noble: nuevo: pobre: pulcro: sagrado: salubre: simple:

acérrimo amabilísimo

amicísimo antiquísimo

aspérrimo benevolentísimo

celebérrimo ciertísimo o certísimo

crudelísimo fidelísimo

frigidísimo fortísimo libérrimo

misérrimo nobilísimo novísimo

paupérrimo pulquérrimo socratismo

salubérrimo simplicísimo

Estos superlativos presentan otra forma popular o coloquial, como amiguísimo, asperísimo, cruelísimo, integrísimo... Algunos adjetivos tienen formas duplicadas en el superlativo con variaciones fonéticas: bonísimo/buenísimo, fortísimo/fuertísimo, o cambios de grafías: antiquísimo (derivado de antiguo). Potísimo, ‘muy poderoso’ y ubérrimo, ‘muy abundante y fértil’ son superlativos cultos, no existen en español adjetivos en grado positivo de los que se hayan formado. Relacionados con los comparativos y superlativos tradicionales están los aumentativos, diminutivos y los despectivos, que establecen también una relativa idea comparativa y que se hallan a medio camino entre la flexión y la derivación. EL ADJETIVO CALIFICATIVO En la gramática tradicional se le llama nombre adjetivo, y comparte con el sustantivo el género, el número y alguna función gramatical. El adjetivo calificativo puede acompañar a un sustantivo, apareciendo antepuesto o pospuesto a éste, o puede aparecer de forma independiente realizando las siguientes funciones:

a) Adyacente: modificador o adjunto de un sustantivo. Puede aparecer antepuesto o pospuesto a éste: un ‘claro’ día, un niño ‘alegre’.

b) Atributo o predicado nominal, si en la oración aparecen los verbos ser o estar: Mis amigas son ‘simpáticas’.

c) Predicativo: Vi a Raúl muy ‘enfadado’. d) Núcleo de un sintagma adjetivo: Está ‘lleno’ de alegría. e) Núcleo de un sintagma adjetivo sustantivado: El ‘verde’ me gusta. f) Aposición: mi amigo, ‘feliz por verme’, me abrazó.

En algunos países de América es frecuente la adverbialización de los adjetivos: Toca ‘lindo’. El participio equivale a un adjetivo, por lo cual puede realizar sus mismas funciones. Si el participio conserva su naturaleza verbal puede ir complementado por otras palabras y formar una proposición de participio. El adjetivo calificativo expresa una cualidad del sustantivo al que acompaña o con el que se relaciona. Puede ser especificativo o explicativo. El especificativo es el que delimita (especifica) la significación del sustantivo; aporta una información necesaria, por lo que no se puede suprimir sin que varíe sustancialmente el significado de la frase. Suele ir

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pospuesto al sustantivo: El libro ‘pequeño’ está sobre la mesa. El explicativo o epíteto aporta una información ya conocida e intrínseca al significado del sustantivo; por lo tanto, si se prescinde de él no varía notablemente el significado de la frase: Dejó su huella en la ‘blanca’ nieve. Aparece antepuesto al sustantivo. La posición que ocupa el adjetivo con respecto al sustantivo al cual acompaña suele estar muy relacionada con lo semántico. Generalmente se afirma que en español el hablante goza de una cierta libertad para anteponer o posponer el adjetivo al sustantivo en función de su preferencia o intencionalidad: prado verde, verde prado; la casa alta, la alta casa, pero hay veces en las que la norma impone su anteposición o posposición; así se dice, por ejemplo, mujer casada, color azul, cosa difícil de conseguir. A veces cambia el significado del adjetivo dependiendo de su posición: buen hombre/hombre bueno, pobre hombre/hombre pobre, mala comida/comida mala. ADJETIVOS DETERMINATIVOS Los adjetivos determinativos acompañan al nombre en el sintagma nominal para actualizarlo: limitan la significación del nombre de varias formas. Si delimitan la significación en el espacio se trata de adjetivos demostrativos, del tipo este, ese, aquel. Si refieren el significado del nombre a las relaciones de posesión, se trata de adjetivos posesivos, del tipo mi, mío, tu, tuyo, su, suyo; las formas breves, que son apocopadas, se emplean sólo antepuestas al nombre; las plenas van pospuestas y tienen un carácter estilístico. Si limitan la significación del nombre y la cuantifican u ordenan, se trata de adjetivos numerales, del tipo dos, segundo, doble, mitad. Esta clase de adjetivos se ve seriamente discutida por algunas escuelas lingüísticas: las que admiten su existencia distinguen entre numerales cardinales, que dan cuenta de la cantidad, como tres o trescientos; numerales ordinales, los que refieren la significación a un determinado orden, como tercero o tricentésimo. Hay otros tipos de adjetivos determinativos, los que presentan al nombre de forma deliberadamente imprecisa; se trata de los indefinidos, como algún, ningún, todo, cierto o semejante. Todos los adjetivos determinativos pueden pasar a funcionar como pronombres; a su vez, pueden acompañar a un pronombre en función de adjetivo. A veces un solo nombre puede ir acompañado por más de un tipo de adjetivos determinativos: las dos primeras sillas son para esos amigos tuyos. Salvo en un caso así, los adjetivos determinativos se anteponen al nombre; la posposición ofrece posibilidades estilísticas: Este cuadro es de Miró; el cuadro este es de Miró.

ACTIVIDAD 2 • Promover la investigación para ampliar el tema del adjetivo. • Condensar la información relevante en organizadores gráficos de acuerdo a los propósitos de su

investigación. • Analizarlo en colectivo. • Seleccionar lo más significativo y darlo a conocer al grupo. • Empatar lo seleccionado con los programas de educación secundaria. • Utilizar algunos recursos gramaticales pertinentes en la descripción tales como el uso de la

adjetivación para crear descripciones objetivas, como la de los textos informativos, y descripciones subjetivas, como las de la poesía.

• Realizar conclusiones individuales en las que se resalte la importancia de éstos elementos y su importancia en una correcta comunicación escrita.

EVALUACIÓN • Seleccionar los materiales pertinentes en función de sus preguntas y la calidad de las

explicaciones, las definiciones, los ejemplos y /o los gráficos que presentan. • Identificar los puntos de vista expresados de los diferentes autores investigados. • Evaluar la claridad de la presentación (los modos de citar la información con la que el autor está

de acuerdo y con la que no lo está, el manejo de los ad y adjetivos en la denominación de los objetos, el uso de tecnicismos, el uso de lenguaje literal y figurado en las explicaciones).

• Utilización de diferentes estrategias para obtener y organizar información.

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TEMA 3: EL ADVERBIO Actividades que se sugieren para este tema:

• Identificar lo que se sabe sobre el tema (forma, función, significación, locuciones, adverbialización), y elaborar una lista ordenada de preguntas para buscar información que amplíe el conocimiento.

• Organizar la información en una estructura temática que resalte las características de los objetos o fenómenos que se describen.

• Elaborar fichas para conservar la información registrando el nombre del autor, el título del material consultado, la editorial y el año de publicación.

• Reflexionar sobre la etimología y la ortografía del vocabulario técnico utilizado en la información investigada.

EVALUACIÓN Escriban textos en los que plantean un problema que presenten el uso y comprensión de los adverbios para el MF y para el alumno de secundaria, en donde sean tomados en cuenta los antecedentes, su relevancia y efectos, den a conocer sus características principales y propongan algunas soluciones viables para un aprendizaje significativo de los adverbios. TEMA 4: EL VERBO ACTIVIDADES 1. Definir:

• ¿Qué es el verbo gramaticalmente? • Las formas del verbo: número, persona, modo, tiempo, voz, aspecto. • Función. • Significación. • Clases: defectivos, auxiliares, plenos, copulativos, transitivos, intransitivos, predicativos,

pronominales, impersonales y verbos según su modo de acción. • Las funciones semánticas del infinitivo y el imperativo. • El modo de enunciar formas verbales en infinitivo o formas verbales conjugadas. • Reflexionar sobre los propósitos y contenidos de aprendizaje en la enseñanza del verbo de la

escuela secundaria.

2. Interpreten, valoren y registren información relevante, tomando notas y elaborando resúmenes. Compartan con sus compañeros los resultados de sus investigaciones mediante exposiciones y textos académicos coherentes y comprensibles para sus interlocutores, como antologías, reportes y materiales de difusión sobre la enseñanza del verbo en la escuela secundaria y el contraste entre las funciones semánticas del presente simple del indicativo: habitual, histórico, existencial; el uso del modo subjuntivo para plantear situaciones hipotéticas; la subordinación causal y consecutiva y el discrepancia entre la coordinación y la subordinación.

3. Contrasten la información obtenida con la lectura complementaria: El verbo 4. Hagan un registro de lo más significativo.

LECTURA COMPLEMENTARIA A LA INVESTIGACIÓN

EL VERBO

Verbo, parte de la oración, que funciona como núcleo del predicado e indica proceso, acción o estado.

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FORMA Presenta formas simples, que constan de una sola palabra: canto, temía, partiré; formas compuestas constituidas por dos o más palabras y que son los llamados tiempos compuestos: he cantado, hubiera temido, habrá partido y además perífrasis verbales: tengo que cantar, volvió a temer, voy a partir. Admite las categorías gramaticales de tiempo, aspecto, modo y voz, además de las de persona, que comparte con los pronombres personales y posesivos, y la de número que se da también en el sustantivo y el adjetivo. Carece de género, excepto el participio. Las formas verbales constan de un lexema o raíz que encierra el significado léxico del verbo y de formantes constitutivos, desinencias o morfemas que aportan la información gramatical varía: número, persona, tiempo, modo y aspecto. Entre el lexema y los formantes constitutivos se sitúa la vocal temática que informa sobre la conjugación a la que pertenece el verbo y que aparece sin alteración en el infinitivo. El verbo admite formantes facultativos y constituyentes. Los formantes facultativos son prefijos: des- deshacer, re- rehacer, ante- anteponer, contra- contraponer, en- ensuciar, em- embarcar, entre- entreabrir, inter- intercambiar, pre- prever, tras- trasnochar, sub- subestimar, sobre- sobrecargar, y sufijos: -ear, vocear, lloriquear; -ecer, favorecer, oscurecer; -ejar, cotejar, bosquejar; -guar, santiguar, amortiguar; -ificar, bonificar, cuantificar; -uar, actuar, conceptuar; -iar, carbonizar, economizar. Los formantes constituyentes o gramaticales pueden ser:

1. Desinencias: Morfemas flexivos que se añaden al tema (lexema + vocal temática) para indicar: tiempo (presente, pasado o futuro), modo (indicativo, subjuntivo, e imperativo), aspecto (perfectivo, imperfectivo, resultativo, incoativo, ingresivo, durativo), número (singular o plural) y persona (primera, segunda o tercera). En el verbo, con un mismo morfema se representa a la vez tiempo, modo y aspecto, o número y persona; es lo que se denomina sincretismo verbal. Pero hay veces en que el morfema no está explícito, como por ejemplo ocurre con el de tiempo-modo-aspecto en el presente de indicativo (cant-a-mos), en ese caso, se representa su ausencia con el signo Æ. Las formas verbales que presentan desinencias se denominan formas personales del verbo.

Sufijos verbales (-ar, -er, -ir del infinitivo; -ando, -endo del gerundio y -ado, -ido del participio), terminaciones propias de las formas no personales del verbo, llamadas también verboides.

2. Verbos auxiliares: Los tiempos compuestos de los verbos y la pasiva se construyen en español mediante verbos auxiliares (haber y ser) y el participio del verbo que se conjuga. Por lo tanto, estos verbos auxiliares están gramaticalizados; es decir, han perdido su significado propio y han pasado a ser meros morfemas de la forma verbal que le sigue —el auténtico verbo—, indicando el tiempo, modo, aspecto, número y persona de la forma compleja verbal resultante. Lo mismo ocurre con las perífrasis verbales, formadas por un verbo gramaticalizado que funciona como auxiliar y un infinitivo, un gerundio o un participio, entre los que puede haber una preposición o una conjunción.

Entre el lexema y los morfemas gramaticales en español puede aparecer la vocal temática (a, e, i), que es un morfema gramatical carente de significado; indica si el verbo pertenece a la primera (-a-, cantar), segunda (-e-, temer) o tercera (-i-, partir) conjugación. Esta vocal temática no está siempre presente porque se neutraliza, como en la primera persona del singular del presente de indicativo, o se transforma en un diptongo, como en la tercera persona del plural del pretérito perfecto simple de los verbos de la segunda y tercera conjugación. Ejemplos de análisis formal de formas verbales: Cantábamos: • Cant-: lexema; aporta el contenido semántico de la palabra. • -a-: Vocal temática; indica que el verbo cantar sigue el paradigma de la primera

conjugación verbal del español.

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• -ba-: morfema gramatical que indica tiempo (pretérito imperfecto), modo (indicativo) y aspecto (imperfectivo).

• -mos: morfema gramatical que indica persona (primera) y número (plural). Habíamos cantado: • Habíamos: forma auxiliar, procedente del verbo haber, susceptible en sus orígenes de

ser dividida en partes como cualquier forma verbal simple, pero que al estar gramaticalizada funciona como morfema de la forma verbal que le sigue, a la cual aporta las nociones de tiempo (pretérito pluscuamperfecto), modo (indicativo), aspecto (perfectivo), persona (primera) y número (plural).

• cant-: lexema; aporta el significado de la palabra. • -a-: vocal temática que indica que el verbo sigue el paradigma de la primera

conjugación. • -do: morfema de participio; indica aspecto perfectivo.

CATEGORÍAS VERBALES Número: El número del verbo es una marca de concordancia impuesta por el sujeto. Las formas verbales pueden ir en singular: yo hablo o en plural: nosotros hablamos. No presentan variaciones de número las formas no personales o verboides del infinitivo y gerundio: hablar, hablando. Los verbos unipersonales sólo presentan formas verbales en singular, por su referencia nocional de la impersonalidad: nieva, nevaba. A veces, aparecen usos verbales que presentan una relación especial de concordancia con el sujeto, el verbo puede aparecer en plural con sujetos en singular: Eso son amores; este tipo de discordancia es aceptada porque responde a razones de significación o de sentido, porque, aunque el sujeto vaya en singular tiene significado de plural. Persona: La persona del verbo varía, de acuerdo con las personas gramaticales que el sujeto presenta, afecta también a los pronombres personales y a los posesivos. La persona remite a los interlocutores del discurso, según el eje básico hablante-oyente, yo-tú. Las personas son: primera, segunda y tercera, en singular: yo amo, tú amas, él ama, o plural: nosotros amamos, vosotros amáis, ellos aman. Hay que señalar algunas excepciones de algunos verbos y formas verbales, que sólo se utilizan en tercera persona de singular, como los verbos unipersonales: Nieva, y algunos verbos defectivos: Atañe. Las formas no personales o verboides carecen de persona: comer, comiendo, comido. El imperativo sólo tiene segunda persona. Modo: El morfema verbal de modo indica la actitud del hablante ante el enunciado y significación verbal: la actitud puede ser objetiva o subjetiva. Ésta puede presentarse como un hecho cierto, o bien, considerar que su realización será más o menos incierta, virtual, hipotética, deseable, deseada, dudosa... Es una categoría específica del verbo. Si el hablante expresa la realidad de forma objetiva, sin tomar parte de ella, utilizará el modo indicativo, el modo de la realidad: Sergio estudia mucho; Hace calor; Mañana iremos al cine. Si el hablante participa en el enunciado, expresa de una forma subjetiva deseo, duda, temor..., utilizará el modo subjuntivo de la no realidad, de la representación mental: Ojalá tenga suerte; Es posible que lo haga. La gramática tradicional distingue cuatro modos verbales: indicativo, subjuntivo, condicional e imperativo, en realidad son dos los modos verbales: indicativo y subjuntivo, que corresponden a la doble actitud posible del hablante ante el enunciado: objetiva y subjetiva. Los modos tradicionales imperativo y condicional no son más que variantes del modo subjuntivo y del modo indicativo: el imperativo del subjuntivo y el condicional del indicativo. El modo indicativo es el modo actualizador por excelencia. Sus formas sitúan el acontecer en un lugar y momento dados. Sus formas verbales expresan que el hablante considera la acción o proceso como algo perteneciente a la realidad, que posee existencia objetiva: El muchacho está aquí. Había acudido mucho público. Iré a tu casa hoy. El modo subjuntivo es el modo de lo virtual, ofrece la significación del verbo sin actualizar y a él pertenecen las formas verbales con las que el hablante considera la acción o proceso como algo

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irreal, como un hecho que existe en su pensamiento pero al que no puede atribuir fuera de éste, existencia real con seguridad: Espero que estés en casa; Ojalá lo hagas; Acaso vaya. El modo imperativo expresa mandato u orden, función apelativa, se utiliza exclusivamente en situación de discurso. El mandato es la subjetivación del enunciado con matiz significativo optativo en grado máximo, sólo se utiliza en la segunda persona. Así, el imperativo queda incluido por su significado verbal en el modo subjuntivo. En su uso se confunde o alterna con el subjuntivo. El imperativo sólo acepta forma afirmativa: Ven tú. Venid vosotros. La forma negativa de mandato se expresa en presente de subjuntivo: No lo hagáis. Para expresar mandatos indirectos u órdenes referidas a otras personas gramaticales, que no sea la segunda, se utiliza también el presente de subjuntivo: Lo digan ellos. El modo condicional es un tiempo verbal creado en las lenguas románicas, no existía en latín. Procede de la perífrasis latina del pretérito imperfecto de indicativo + infinitivo: Amaría de amare habebam. A lo largo de la historia de la lengua, el condicional ha presentado vacilaciones significativas de uso e incluso terminológicas. En principio, se denominó modo potencial, por su significación hipotética o posible: Me compraría un coche si pudiera; en la actualidad la Real Academia Española lo denomina condicional, por influjo de la gramática francesa y por ser el tiempo característico de las condicionales. Por su significado, es un futuro hipotético, indica siempre una acción futura respecto a otra. Se incluye como variante de modo indicativo, porque el hablante lo utiliza como expresión de una acción real. En el uso actual se sustituye o alterna con el pretérito imperfecto de indicativo en las oraciones condicionales: Si tuviera dinero, me compraría una casa o me compraba una casa. Tiempo: El tiempo es la categoría gramatical que ubica el acontecer del verbo en el imaginario eje del tiempo natural o real del hablante. Se trata de una categoría deíctica. El tiempo es un concepto de medida; el hablante necesita expresar la fecha de las acciones, o comportamientos que expresa con el verbo, y para ello utiliza un segmento imaginario, en el que el punto de partida es presente, todo lo anterior es pasado y lo que queda por venir, futuro. La oposición básica se establece entre el presente, el pasado y el futuro, acción simultánea, anterior y posterior respectivamente al ahora del hablante. El presente es puntual, pero en la conciencia del hablante abarca lo que acaba de ser presente y es pasado y lo que es todavía futuro, pero que va a ser presente de inmediato. El hablante, la realidad que mejor conoce es la que ha vivido, la que se ha dado en el pasado. La realidad del presente la conoce, pero no la ha asimilado, y la realidad del futuro la desconoce. Por eso, en la conjugación española hay más tiempos verbales en el pasado que en el presente y en el futuro. Los tiempos verbales del modo indicativo son: Tiempos del presente: presente: amo, temo, parto; pretérito perfecto: he amado, he temido, he partido. Tiempos de pasado: pretérito imperfecto: amaba, temía, partía; pretérito indefinido o pretérito perfecto simple: amé, temí, partí; condicional simple: amaría, temería, partiría; pretérito pluscuamperfecto: había amado, había temido, había partido; pretérito anterior o copretérito: hube amado, hube temido, hube partido; condicional compuesto: habría amado, habría temido, habría partido. Tiempo del futuro: futuro simple: amaré, temeré, partiré; futuro compuesto: habré amado, habré temido, habré partido. Voz: La voz es la categoría gramatical que indica si el sujeto realiza la acción, la recibe o la sufre. Hay dos voces, activa y pasiva. La voz activa indica que el sujeto gramatical coincide con el agente de la acción expresada por el verbo, acción que se ejerce sobre un objeto: Pedro compró una casa. En la voz pasiva, el sujeto no realiza la acción, sino que la recibe o padece, el sujeto coincide con el objeto. El agente puede estar especificado o no: La casa fue comprada por Pedro. El verbo español ha perdido las formas propias de la voz pasiva latina, para su expresión se utiliza el verbo ser más el participio del verbo conjugado, en concordancia con el sujeto: El león es temido; Los leones son temidos. No existen, en español, morfemas específicos de voz. Sólo admiten la voz pasiva aquellos verbos que pueden usarse como verbos transitivos. Otra forma de expresión de la voz pasiva es la pasiva refleja, que aparece en construcciones en voz activa con el pronombre se y significado pasivo: Se abren las puertas de la catedral a las diez. El sujeto gramatical las puertas recibe la acción del verbo (abren: son abiertas). Se,

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morfema indicativo de voz pasiva, indica que el sujeto gramatical debe interpretarse como objetivo. Aspecto: El aspecto es el morfema verbal que indica el tiempo interno de la acción expresada por el verbo: Luis amó, Luis amaba, nos indica si la acción verbal ha acabado ya (amó), o si está en proceso o desarrollo (amaba). El aspecto no supone, a diferencia de la categoría tiempo, ubicación alguna, pero sí tiene en cuenta, al considerar la acción aislada, el factor temporal que subyace a su realización, desarrollo y conclusión. Por ello, aunque no se confunden, existe una relación entre ambas categorías. No indica si la acción es presente, pasada o futura respecto al momento del hablante, sino que indica la medición interna del proceso verbal con referencia al término o transcurso del mismo proceso: amó, amaba indican acciones que ya se han dado en el pasado, pero amó indica que la acción ya se había acabado en ese momento del pasado, y amaba expresa que la acción seguía realizándose en el pasado. El aspecto verbal puede ser: aspecto perfectivo el que indica que la acción verbal se representa como acabada: Yo amé. He terminado mis estudios. Aspecto imperfectivo indica que la acción se representa en un proceso sin indicar si éste ha acabado: Yo amo; Terminaré mis estudios. En español el aspecto se expresa mediante procedimientos gramaticales, terminaciones verbales o léxicas, perífrasis verbales: He estudiado (perfectivo) o yo he de estudiar (imperfectivo). En español, todos los tiempos simples, excepto el pretérito perfecto simple, indican el aspecto imperfectivo, y, todos los tiempos compuestos y el pretérito perfecto simple, el aspecto perfectivo. También las formas no personales o verboides expresan aspecto perfectivo o imperfectivo:

• Infinitivo simple: imperfectivo, cantar; • Infinitivo compuesto: perfectivo, haber cantado; • Gerundio simple: imperfectivo, cantando; • Gerundio compuesto: perfectivo, habiendo cantado; • Participio: perfectivo, cantado.

Las formas del subjuntivo presentan en el uso lingüístico aspecto perfectivo e imperfectivo indistintamente: Cuando hayas cumplido treinta años te felicitaré (aspecto imperfectivo); Aunque hayas estudiado mucho, no has aprobado ninguna asignatura (aspecto perfectivo). Generalmente, las formas del subjuntivo expresan deseo, duda, temor, indican tiempo de lo desconocido o del futuro, y acciones imperfectivas: Ojalá vengas; Deseo que vengan mis amigos. Las perífrasis verbales indican el término o proceso de la acción expresada por el verbo perifrástico: Las perífrasis de infinitivo, indican aspecto imperfectivo: Tengo que trabajar; Debía de estudiar más; las perífrasis de gerundio, indican aspecto imperfectivo: Iba leyendo los temas; Voy estudiando ciencias. Las perífrasis de participio, indican aspecto perfectivo: Yo tengo realizados los ejercicios; Yo tengo estudiados los temas.

FUNCIÓN La función privativa del verbo es ser núcleo del predicado, a él se refieren directa o indirectamente todos los complementos del sintagma. SIGNIFICACIÓN Atendiendo a la definición que sobre el verbo hacen Amado Alonso y Pedro Henríquez Ureña, “los verbos son unas formas especiales del lenguaje con las que pensamos la realidad como comportamiento del sujeto”. Por lo tanto, dado que la realidad es cambiante, la significación del verbo habrá que atenderla bajo criterios morfosintácticos, o según su modo de acción. CLASES DE VERBOS Desde un punto de vista formal los verbos pueden ser regulares, irregulares y defectivos. Según criterios morfosintácticos, los verbos se clasifican en verbos auxiliares, plenos, copulativos, predicativos, transitivos, intransitivos, pronominales, regulares, irregulares y defectivos, y

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según su significado léxico en verbos perfectivos e imperfectivos, incoativos, frecuentativos e iterativos. VERBOS REGULARES E IRREGULARES Los verbos regulares son los verbos que en las distintas formas que pueden adoptar en su conjugación se ajustan siempre a las formas del verbo que se toma como modelo en la conjugación a la que pertenece. Saltar, partir, amar. Los verbos irregulares son aquellos que no siguen los modelos clásicos de la conjugación, ya que presentan alteraciones en la raíz o en el lexema: cuelo de colar, debía ser colo; en el morfema o terminación: anduve, de andar, debería ser andé, o en ambas partes a la vez: puso, de poner, debería ser ponió. Las irregularidades de las formas verbales están motivadas por transformaciones fonéticas que han sufrido estas formas a lo largo de la historia de la lengua, y que han llegado a soluciones múltiples, por lo que no es fácil agrupar las irregularidades de los verbos españoles ni reducirlas a reglas fijas. Se clasifican en verbos irregulares totales y verbos irregulares parciales. Los verbos irregulares totales son los que cambian totalmente de forma en su conjugación. Son los verbos ir: yo voy, tú ibas, él fue, y ser: nosotros somos, vosotros erais, ellos fueron. Los verbos irregulares parciales son los que cambian sólo en parte, en las distintas formas que presentan en su conjugación, son todos los verbos irregulares excepto ser e ir: anduvo, piensas, tuvo, tendríamos.

Irregularidades más frecuentes:

Se suelen agrupar según tres modelos o grupos: modelo de presente, modelo de pretérito y modelo de futuro. Modelo de presente: Las irregularidades que presenta un verbo en el presente de indicativo se dan, también, en el presente de subjuntivo y en el imperativo: apretar: aprieto, apriete y aprieta tú.

Las irregularidades del modelo de presente consisten en:

Diptongación de la vocal del lexema o raíz: apretar, yo aprieto; poder, yo puedo. Esta irregularidad es muy frecuente en los verbos españoles, así: acertar, calentar, fregar, comenzar, confesar, defender, encender, extender, gobernar, manifestar, merendar, almorzar, mostrar, mover, oler, probar, resolver, soñar, volar, volver... Adición de consonante (n, z, y): venir, yo vengo; producir, yo produzco. Otros verbos que presentan esta irregularidad son: agradecer, apetecer, compadecer, conocer, crecer, favorecer, merecer, nacer, perecer, tener, poner, valer, concluir, destruir, influir... Cierre de la vocal de la raíz, e pasa a i: Gemir, yo gimo; servir, yo sirvo. Otros verbos: vestir, competir, concebir, elegir, freír, medir, pedir, reír, rendir, seguir, teñir...

Modelo de Pretérito:

Las irregularidades que presenta un verbo en el pretérito indefinido se dan en el pretérito imperfecto y futuro imperfecto de subjuntivo: andar: anduve, anduviera o anduviese, anduviere. Las irregularidades del modelo de pretérito son cierre de la vocal de la raíz e que pasa a i, y o que pasa a u: gemir, él gimió; servir, el sirvió. Uso de pretéritos fuertes: todos los verbos regulares tienen sus pretéritos indefinidos acentuados en la sílaba final, son pretéritos débiles: canté, temí, partí. Los pretéritos fuertes son los que llevan su acentuación en la penúltima sílaba y son irregulares: tener, yo tuve; haber, yo hube, y otros verbos como: andar, anduve; estar, estuve; poder, pude; saber, supe; venir, vine; querer, quise; traer, traje; conducir, conduje; decir, dije; hacer, hice...Modelo de futuro: Las irregularidades que presenta un verbo en el futuro imperfecto

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de indicativo se dan, también, en el condicional simple: tener: tendré, tendría. A continuación se señalan las irregularidades más frecuentes en lengua española. Las irregularidades del modelo de futuro consisten en la pérdida de la vocal pretónica: caber, yo cabré; poder, yo podré... Pérdida de vocal pretónica y aumento de consonante: valer, yo valdré; salir, yo saldré; venir, yo vendré; poner, yo pondré... Pérdida de vocal y de consonante: hacer, yo haré; decir, yo diré. Además de estas irregularidades, los verbos españoles presentan otras que suelen ser menos frecuentes: decir, yo digo; caber, yo quepo; saber, yo sé. Hay otra serie de verbos, los verbos irregulares aparentes, que presentan en alguna de las formas de su conjugación alteraciones gráficas que no responden a irregularidades verbales, sino que corresponden al cumplimiento de las normas ortográficas de nuestra lengua: toque, rece, cace...

VERBOS DEFECTIVOS Los verbos defectivos no son verbos irregulares desde el punto de vista formal, sino que carecen de algún tiempo o persona; unas veces, por su especial significado, y otras, por dificultades de pronunciación. Así, son defectivos los verbos impersonales que, por su significación de fenómenos atmosféricos o de naturaleza sólo se utilizan en tercera persona de singular: amanecer, anochecer, llover, nevar, tronar, granizar... Hay otros verbos defectivos de uso frecuente: balbucir, balbucí; agredir, agredió; abolir, abolió; transgredir, transgredió; atañer, atañe; concernir, concierne; soler, suele, solía, solió. VERBOS AUXILIARES Los verbos auxiliares son los que han perdido o debilitado su significado verbal, y se utilizan para la conjugación de otros verbos como haber, que se utiliza para la formación de los tiempos compuestos: he comido, y ser, que se usa para la conjugación en voz pasiva: Él era admirado. Otros se emplean en combinaciones con formas no personales del verbo de significado pleno y forma una perífrasis verbal o frase verbal que pueden ser aspectuales: está durmiendo, volvió a hablar. VERBOS PLENOS Los verbos plenos son aquellos que poseen contenido semántico pleno: comer, golpear, llorar, dormir. VERBOS COPULATIVOS Los verbos copulativos tienen como función servir de nexo o unión entre el sujeto y un elemento nominal o adjetivo, que le es atribuido: Luis es listo. Pedro es arquitecto. Son los verbos ser y estar, aunque funcionan como copulativos otros verbos: quedar, permanecer, encontrarse: El niño se encuentra enfermo, La niña permanece tranquila. VERBOS PREDICATIVOS Los verbos predicativos son los que tienen significado pleno y constituyen el núcleo sintáctico y semántico del predicado: el perro duerme, el obrero trabajaba.

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VERBOS TRANSITIVOS E INTRANSITIVOS Los verbos transitivos son aquellos que necesitan de un objeto o complemento directo para completar su significación: Juan come verduras. Los verbos intransitivos son los que no necesitan un complemento directo, tienen significado completo: Juan corre. Aunque en el uso lingüístico, los verbos no son en sí mismos transitivos o intransitivos, sino que se denominan así, según su uso: Juan come patatas, uso transitivo, y Juan come mucho, uso intransitivo. No obstante, hay verbos que se utilizan casi siempre como intransitivos: vivir, caminar, existir, nacer, morir. Y otros casi siempre acompañados del complemento directo: hacer, tener, comer: Yo hago secundaria. Hizo su trabajo; Él tiene calor; Él comió chocolate. VERBOS PRONOMINALES Los verbos pronominales son los que se construyen con pronombres reflexivos, de igual persona que el sujeto del verbo: marcharse, arrepentirse, avergonzarse, alegrarse, asombrarse... A este grupo pertenecen los verbos reflexivos, que los hay de dos tipos: reflexivos formales, los que tienen forma reflexiva pero no valor reflexivo; la acción no recae sobre el sujeto que la realiza: Juan se atreve; y reflexivos gramaticales, aquellos en los que el sujeto es a la vez objeto de la acción: lavarse, peinarse...: Sergio se lava. Daniel se peina. Verbos recíprocos son los que implican a varios sujetos que realizan la misma acción y la reciben mutuamente: Daniel y Sergio se pelean. VERBOS IMPERSONALES Los verbos impersonales son aquellos que carecen de sujeto: Nieva, llueve, truena. Son los llamados verbos de la naturaleza y también unipersonales, pues sólo se utilizan en tercera persona de singular. Según el modo de la acción, que es una categoría semántica propia del verbo, que caracteriza el proceso verbal desde el punto de vista de su manera de acontecer los verbos se clasifican en: verbos perfectivos e imperfectivos, incoativos, frecuentativos e iterativos.

VERBOS SEGÚN SU MODO DE ACCIÓN Según el modo de acción, que es una categoría semántica propia del verbo y que caracteriza el proceso verbal desde el punto de vista de su manera de acontecer, los verbos se clasifican en perfectivos, imperfectivos, incoativos, frecuentativos e iterativos. VERBOS PERFECTIVOS Los verbos perfectivos designan acciones o procesos que requieren alcanzar su culminación para producirse como tales: saltar, conducir, morir, nacer, abrir, cerrar; por ejemplo, el significado de cerrar no se alcanza hasta que la acción se completa. VERBOS IMPERFECTIVOS Los verbos imperfectivos son aquellos que no necesitan alcanzar su culminación para que la acción o proceso tenga lugar o sea completa: andar, leer, nadar, dormir, oír, pintar, por ejemplo, el significado de leer, encierra un tránsito.

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VERBOS INCOATIVOS Los verbos incoativos o ingresivos son los que marcan el comienzo de una acción o comportamiento: amanecer, envejecer, palidecer, iniciar. A veces, indican la duración de la acción o comportamiento y presentan forma reflexiva: enfriarse, calentarse, dormirse, enriquecerse... VERBOS FRECUENTATIVOS Los verbos frecuentativos son los que indican una acción frecuente o habitual: cortejar, merodear, tutear. Suelen ir acompañados de procedimientos léxicos o gramaticales que refuerzan el significado frecuente o habitual de la acción verbal: Luis ‘tutea’ a menudo a sus abuelos. VERBOS ITERATIVOS Los verbos iterativos o reiterativos expresan acciones compuestas de varios actos iguales y repetidos: golpear, manosear, vagabundear, patear, besuquear.

ESTILÍSTICA DE LAS FORMAS VERBALES Cada tiempo y modo del verbo tiene un valor estilístico del que se sirve el hablante para expresar su estado anímico, independiente del momento temporal real en que pase la acción, aunque siempre ligado a los significados de los tiempos y modos verbales. MODO INDICATIVO El presente indica que la acción expresada por el verbo se da en la época misma en que se habla: Luis vive en Guadalajara; Sergio trabaja aquí. Puede presentar matices temporales específicos: El presente puntual se refiere a nociones momentáneas que se desarrollan en el momento presente del hablante: dispara. El presente histórico indica hechos pasados y que ya son historia, porque han ocurrido con anterioridad: Colón descubre América en 1492. Es una forma típica de los escritos de carácter histórico y narrativo. El hablante intenta acercar y revivir aquellos hechos ocurridos en el pasado. El presente por futuro expresa acciones que van a ocurrir en un momento posterior: La semana próxima empiezo a trabajar. El hablante expresa una convicción o seguridad de que los hechos ocurrirán. El presente ingresivo indica acciones que están a punto de realizarse: Ahora mismo voy. El presente imperativo expresa obligatoriedad, tiene valor de futuro, y es utilizado para expresar un mandato: Tú te vas ahora de mi casa. El presente actual indica una acción que se está realizando en el momento presente, y que se amplía tanto hacia el pasado como hacia el futuro: Vivo en Madrid. El presente habitual indica una repetición de acciones o procesos que se dan en la época del hablante: Me levanto a las ocho.

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El presente persistente no expresa limitación temporal alguna, y se refiere a nociones o valores universales y eternos: La justicia es necesaria. El presente gnómico aparece en refranes, proverbios máximas..., que tienen valor no sólo en el momento actual sino en cualquier tiempo: A quien madruga, Dios le ayuda. El pretérito imperfecto indica la duración en el pasado: Yo me iba cuando tú llegaste. Expresa una acción inacabada, es como un presente en el pasado. Se emplea en las narraciones y descripciones y puede emplearse con valores específicos. El pretérito imperfecto de cortesía tiene valor de presente, y se utiliza para expresar un ruego o pregunta a una persona con quien no se tiene suficiente confianza: Quisiera pedirle su ayuda, en vez de quiero pedirle... El pretérito imperfecto de opinión tiene valor de presente, se utiliza en enunciados de opinión: Yo creía que eso era otra historia, en vez de yo creo... El pretérito imperfecto imaginativo tiene valor de presente y se refiere a hechos imaginados o soñados. Es muy utilizado en el lenguaje popular y en el lenguaje infantil: Yo me comía ahora mil pasteles. El pretérito imperfecto hipotético o condicional se utiliza en las oraciones condicionales en lugar del condicional, expresa una acción posible de ser realizada: Si tuviera dinero, me compraba una casa. El pretérito perfecto simple o pretérito indefinido indica una acción que ha ocurrido en el pasado: llegué, vi... No expresa matices significativos especiales, ya que expresa siempre hechos que han ocurrido en el pasado, indica una acción pasada sin ninguna conexión con el presente, la acción ha terminado totalmente: El verano pasado estuve en la playa. Pero en su uso lingüístico alterna y se confunde con el pretérito perfecto compuesto. El futuro simple o imperfecto indica acciones que se van a realizar: Iré a tu casa. Su valor significativo indica imprecisión temporal y cierta eventualidad, su uso es muy escaso en el lenguaje coloquial, sobre todo en ciertas zonas de Latinoamérica, donde es desplazado con frecuencia por formas del presente de indicativo y por la perífrasis obligatoria de infinitivo: Pedro llegará el lunes, Pedro llega el lunes, Pedro ha de llegar el lunes. Entre los valores específicos del futuro se encuentran: El futuro exhortativo expresa obligatoriedad o mandato: No matarás. El futuro de cortesía lo utiliza el hablante para suavizar la brusquedad de una petición: Ustedes me dirán por díganme. El futuro de probabilidad indica duda, incertidumbre: Serán las doce. ¿Quién llamará a estas horas? El futuro de sorpresa tiene valor de presente, sirve para expresar el asombro que produce alguna acción o comportamiento: ¡Si será torpe este muchacho! El futuro histórico tiene valor de pasado, y lo utiliza el hablante para hacer referencia a un hecho histórico anterior del que se va a informar, y quiere adelantarlo: Lope de Vega nos ofrecerá en su dramaturgia un gran avance histórico. El condicional simple indica una acción futura e hipotética respecto a otra acción que expresa posibilidad: Si estudiara, aprobaría. Es el tiempo típico de las oraciones condicionales. Es frecuente el uso del condicional como expresión de cortesía y de opinión: Me gustaría decirle... Quería pedirle un favor, o como valor de probabilidad: Serían las diez.

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Los tiempos compuestos guardan una relación significativa con los tiempos simples de los que se derivan, y además del valor significativo temporal que les es propio, suelen coincidir con los tiempos simples correspondientes en los usos especiales. El pretérito perfecto expresa una acción pasada pero que dura en el presente del hablante: Hoy me he levantado temprano, se relaciona con el pretérito perfecto simple. Modernamente, se tiende a fundir los dos usos en uno, con predominio de una u otra función verbal, según los hábitos lingüísticos: en Madrid se prefiere el pretérito perfecto y se emplea para significaciones que antes correspondían al pretérito perfecto simple o indefinido: El mes pasado me he comprado un coche, en parte de Castilla y en gran parte de América, al contrario, se usa el pretérito perfecto simple: Me compré una casa el mes pasado. Aunque esta diferencia todavía se mantiene entre escritores y gramáticos y en gran parte en el norte de España. El pretérito pluscuamperfecto expresa tiempo pasado, su acción se presenta como anterior a otra acción también pasada: Cuando llegaron, ya había hecho la comida. La acción había hecho es anterior a la acción, también pasada, llegaron. El pretérito anterior se usa muy poco en la lengua escrita y ha dejado de usarse en la lengua hablada. Es un tiempo relativo (antepretérito) y expresa una acción inmediatamente anterior a otra pasada, por lo que su significación temporal no es apreciada en la conciencia del hablante. Ha sido sustituido por el pretérito indefinido o por el pretérito pluscuamperfecto en casi todos los usos y sólo quedan algunas formas en la lengua literaria: Apenas hubo amanecido, se fue. El futuro perfecto expresa acción futura y acabada, anterior a otra acción futura: Cuando vengáis ya habré ordenado todo. Puede trasladarse al pasado, para indicar una conjetura, la probabilidad de que haya ocurrido la acción: Supongo que habrá llegado. El condicional compuesto se emplea para indicar una acción futura respecto de un momento del pasado, pero anterior a otro momento que se señala en la oración: Me dijo que cuando yo llegara a casa, ya me habría enviado el paquete; la acción habría enviado es futuro con relación a dijo, pero anterior a llegara. Puede indicar también conjetura o probabilidad en el pasado: En aquel tiempo, él ya había cumplido treinta años. MODO SUBJUNTIVO El presente puede referirse indistintamente a un tiempo presente: Es preciso que te vayas, o futuro: Es necesario que vayas mañana a clase. Nunca se refiere al tiempo pasado. El pretérito imperfecto puede indicar presente: Aquí estoy porque si no lo hiciera, te enfadarías; futuro: Me dijeron, que volviera el lunes, y pretérito o pasado: Quedó en llamarme, lo que hizo que me pasara todo el día esperando. El pretérito perfecto expresa una acción perfecta realizada en una unidad de tiempo que incluye pasado o futuro, pero en la que se siente instalado el hablante: Espero que hayas escrito esa carta (pasado). Cuando la hayas escrito, dímelo (futuro). El pretérito pluscuamperfecto indica una acción perfecta y pasada, realizada en una unidad de tiempo que ya ha concluido para el hablante: Raro sería que tú no hubieras protestado. El futuro imperfecto y el perfecto expresan la eventualidad. Se diferencian porque el futuro imperfecto amare señala aspecto imperfectivo, en oposición al futuro perfecto hubiere amado, que implica el final de la acción. Ambas formas han sido desplazadas por otras, en el español actual, aunque se emplean en textos jurídicos y administrativos. Su uso actual está presente en ciertas zonas de América.

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TEMA 5. LAS PREPOSICIONES, LAS CONJUNCIONES, LA INTERJECCIÓN, ORACIONES, ENUNCIADOS Y FRASES Y SUS USOS DENTRO DE UNA COMUNICACIÓN FUNCIONAL. ACTIVIDADES 1. Anticipar información a partir de diversos indicios textuales que los MF aporten. 2. Detectar si la información es o no acertada por medio de la investigación (Consulte algunos

materiales especializados como manuales de ortografía, gramática, entre otros). 3. Citar definiciones sobre las preposiciones, las conjunciones y la interjección, cuidar de señalar

adecuadamente las fuentes de donde provienen. 4. Reflexionar sobre la importancia de las preposiciones, las conjunciones y la interjección en las

oraciones tales como: la ordinación, coordinación, subordinación, copulativas, distributivas, disyuntivas, adversativas... La estructura y funciones del objeto directo, el objeto indirecto y del complemento circunstancial; su papel en la descripción de situaciones y la recreación de ambientes y su uso en la escuela secundaria.

5. Considerar:

• La subordinación como estrategia para expandir el sujeto y los complementos del verbo. • El uso de la subordinación en la construcción de explicaciones (causales, consecutivas y

condicionales). • El uso de la coma para separar construcciones subordinadas y para delimitar otro tipo de

oraciones. • Los nexos y expresiones con significado causal, concesivo y condicional. • El tiempo verbal de las oraciones subordinadas. • El uso de la estructura y función del predicado nominal. • El uso de la función del artículo, el sustantivo y el adjetivo en la composición de la frase

nominal. • La concordancia entre los componentes de la frase nominal. • La estructura sujeto- predicado. • La función de la concordancia entre sujeto y predicado. • La estructura y función del predicado verbal. • El contraste entre el punto y la coma en la delimitación de oraciones con sentido completo y

oraciones dependientes. TIPOS DE ORACIONES

Alfonso Sancho Rodríguez Si, en la clasificación de los enunciados frasales, las desavenencias entre los gramáticos pueden reducirse a problemas terminológicos, no ocurre lo mismo en la clasificación de los enunciados oracionales. El galimatías taxonómico es aquí considerable. Ni siquiera la monumental obra editada por Bosque y Demonte (1999) resuelve el problema de una forma coherente y sin grietas. Aunque la bibliografía al respecto es amplísima, ninguna de las clasificaciones propuestas supera definitivamente la que realizó Samuel Gili Gaya a mediados del siglo XX (Gili Gaya, 1943). No extrañe, por tanto, que se encuentren aquí muchos ecos del gramático catalán. Se distinguen, en primer lugar las oraciones simples, con un solo predicado, de las complejas y las compuestas, que se construyen mediante la combinación más o menos intrincada de varios predicados. De estas últimas nos ocupamos en La oración compuesta. Modus y Dictum Siguiendo una orientación logicista que parte de la filosofía grecolatina y es formulada definitivamente por los lógicos escolásticos es posible dividir las oraciones según el dictum, lo que se dice, y el modus, la actitud del hablante respecto a la enunciación. El modus puede hallarse

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implícito, es decir, apreciarse por cuestiones pragmáticas, o explícito, y tener repercusiones morfosintácticas y suprasegmentales. El asunto del modus está siendo replanteado actualmente por la pragmática y los teóricos de los actos de habla (Joaquín Garrido Medina en Bosque y Demonte, 1999, 3884), que establecen cuatro tipos de actos de habla básicos: declarativo (acto de aserción), interrogativo (acto de pregunta), imperativo (acto de orden) y exclamativo (acto de expresión de emoción). La clasificación basada en el modus distingue, en correspondencia con los actos de habla, otros tantos tipos de modalidades en los enunciados, según expresen distintas posiciones del hablante, bien con respecto a la verdad del contenido de lo formulado, bien con respecto a la actitud de los participantes en el acto de comunicación (Emilio Ridruejo en Bosque y Demonte, 1999, 3211). Sin embargo, los actos de habla y sus tipos oracionales correspondientes no siempre coinciden: una oración enunciativa (declarativa) puede representar una orden y es posible que una interrogativa no pregunte nada: • ¿Por qué no cierras la ventana? → Acto de habla imperativo + cortesía; oración interrogativa

negativa. • Aquí se viene a estudiar y no a flojear. → Acto de habla imperativo; oración enunciativa.

Modalidades Oracionales Parece general la tendencia a simplificar los tipos de modalidades incluyendo dubitativas y desiderativas en uno de los cuatro grupos básicos. Sin embargo, no nos parece rentable, desde el punto de vista pedagógico, la complicación conceptual de su justificación; así que seguiremos básicamente la clasificación de Gili Gaya, 1943. Podemos hablar de seis modalidades oracionales distintas, caracterizada cada una de ellas por unas marcas determinadas: • Enunciativas: Las oraciones enunciativas se corresponden básicamente con los actos de habla

declarativos y no presentan marcas necesarias (tipo no marcado). Podríamos simplificar diciendo que con una enunciativa se comunica sin más un hecho. Pueden ser afirmativas: María José es morena; o negativas: Marina no es morena.

• Interrogativas: Mediante una oración interrogativa, el hablante hace una pregunta. Se caracterizan por la entonación interrogativa y, a veces, por un orden de palabras particular. Pueden ser directas e indirectas. Las primeras preguntan directamente sobre algún elemento de la oración, o sobre toda la oración: ¿Quién es Maribel?, ¿Vino Isaac?

• Indirectas: Forman parte de una oración compuesta; son, por tanto, proposiciones, y dependen de un verbo de entendimiento (saber, suponer, averiguar...) o lengua (decir, preguntar, contar...):

No sé qué han estado haciendo en la feria. Pregúntale a Cid quién es aquella chica.

En otro apartado se estudiará la diferencia entre interrogativas totales y parciales. • Imperativas: También reciben el nombre de yusivas. Son aquellas oraciones en las que el hablante

da una orden. Normalmente utilizan el verbo en imperativo: Despierta, Elliott. Pero hay otras formas verbales que sustituyen al imperativo en la expresión de una orden: el futuro simple de mandato, por ejemplo, se usa mucho en ciertas zonas dialectales (Comerás esto para crecer mucho). También se puede utilizar en registros coloquiales el infinitivo: ¡A comer! En la prohibición, es decir, en las imperativas negativas hay que utilizar el presente de subjuntivo. No es correcto decir: *No ven, sino No vengas. Otro tiempo verbal aceptable para mandato es el presente de indicativo: Por malo, hoy no vienes de paseo. Otro ejemplo de futuro de mandato es: No cometerás actos impuros. Cuando se incorpora la cortesía al discurso o se quiere atenuar la fuerza de una orden suelen utilizarse interrogativas en presente de indicativo o condicional simple: ¿Quiere hacerme este favor?, ¿Podría decirme dónde es?

• Exclamativas: Son aquellas oraciones que ponen un énfasis especial en la comunicación trasmitida o que expresan una emoción:

¡Qué miedo me da el nuevo profesor de Matemáticas! ¡Qué tonterías ha dicho el profesor de Lengua! La entonación es la que a veces convierte una enunciativa en una exclamativa.

• Desiderativas: Se llaman también optativas. Son las oraciones que expresan un deseo: ¡Que tengas buena suerte! ¡Ojalá me toque la lotería!

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Se caracterizan por una entonación próxima a las exclamativas y por el uso del modo subjuntivo. En realidad, están muy relacionadas con las imperativas, tanto por el modo verbal utilizado, como por su significación; por ello, muchos autores actuales las incluyen en ese grupo.

• Dubitativas: Están a medio camino entre las afirmativas y las negativas. En ellas el hablante expresa una duda respecto del mensaje, evita el compromiso sobre lo que dice, indica la probabilidad de que su aseveración ocurra:

Quizá mañana llueva. A lo mejor voy a casa de Inmaculada el sábado.

Suelen emplear el modo subjuntivo junto a adverbios de duda y probabilidad. Para expresar que un hecho se considera probable a veces se utiliza el futuro de indicativo: Serán las seis. Las dubitativas pueden tener además modalidad interrogativa o negativa (¿Será tarde ya?, No debe de ser tarde todavía).

Tipos de oraciones según las relaciones sintácticas entre sus miembros Según la presencia o ausencia de sujeto: impersonales Las oraciones impersonales se caracterizan por no poseer los dos miembros de la estructura sujeto + predicado, falta en ellas el sujeto. Constan de un único miembro, por eso suelen denominarse también unimembres. No deben ser confundidas con aquellas otras en las que el sujeto no adopta forma léxica diferenciada pero va implícito en el morfema de persona del verbo:

Tienes cuarenta minutos para terminar el examen. No es impersonal. Sujeto: 2ª persona del plural.

Se dan varias clases de oraciones sin sujeto en español: Impersonales de verbos meteorológicos. El significado de los verbos que sirven de núcleo a estas oraciones tiene relación con los fenómenos de la naturaleza:

Ayer llovía mucho. Amanece muy tarde en invierno. Nos granizó una barbaridad durante el viaje.

La ausencia de sujeto explícito es consecuencia del propio valor denotativo de estos verbos (llover, lloviznar, granizar, nevar, tronar, relampaguear, etc.). Sin embargo, en usos figurados, recuperan la posibilidad de variar en persona gramatical y de adoptar así un sujeto explícito como cualquier otro verbo. En estos casos hay que analizarlas como personales:

Amanecimos en Valencia. A Marta le van a llover los suspensos. Su voz tronó en la estancia vacía. Amanecí a la vida aquel día.

Impersonales gramaticalizadas o gramaticales. Algunos verbos, que en otros casos presentan variación personal, pueden quedar inmovilizados en tercera persona del singular y rechazan cualquier sujeto explícito. Esto ocurre con el verbo haber que, además, sólo es autónomo en construcciones impersonales con tercera persona del singular. En el presente de indicativo este verbo adquiere incluso un significante especial: hay.

No hay vergüenza. Ayer había dos mil jóvenes en el concierto.

Muchos hablantes cometen un vulgarismo, que se debe evitar, haciendo concordar en plural el verbo cuando el complemento directo es plural:

Había muchas personas en la boda. Habíamos muchos allí. Es análogo el uso del verbo hacer, que hoy sustituye a haber en las referencias temporales: Hace mucho tiempo que no vemos a Laura con Miguel. (Compárese con: No ha mucho tiempo que vivía un hidalgo...) Con otros significados, también presenta usos impersonales: Hace frío. Algún otro verbo se hace impersonal en ciertas construcciones:

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Me basta con esos ingresos. Es muy tarde. Ya será de noche. Hoy está despejado.

Impersonales de se. El hablante puede mostrar, mediante ciertas construcciones con se que carecen de sujeto, su indiferencia hacia el realizador de la acción. Son siempre oraciones con verbo intransitivo o seguido de complemento directo con a.

En Chihuahua se vive bien. Se espera al supervisor. Matar a una mujer es fácil, se la envenena y ya está. (Jardiel Poncela)

Hay que distinguir entre estas impersonales y las pasivas reflejas (o pasivas de se), en las cuales aparece un sujeto gramatical que concuerda con el verbo y puede transformarse en pasiva perifrástica (con ser):

Se aprobó la ley → la ley fue aprobada. Se vende un piso → un piso es vendido.

Otras construcciones de significado impersonal. Algunas veces el verbo en tercera persona del plural no lleva un sujeto real, ni expreso ni omitido, bien por ignorarse, por no interesar o por no tener importancia; son las llamadas impersonales eventuales u ocasionales. El contexto determinará si se trata de impersonales o no:

Dicen que va a llover (ni en el contexto ni en la situación hay nadie que lo diga). Llaman a la puerta (no esperamos a nadie ni hemos hablado de nadie anteriormente).

La primera persona del plural y la segunda del singular se pueden utilizar también para expresar impersonalidad; las construcciones en primera persona del plural se usan mucho en el lenguaje didáctico, académico y científico; las otras sólo son admisibles desde el punto de vista normativo en registros coloquiales:

Llamamos cohecho a la acción y el efecto de sobornar a un cargo público. Cuando tienes un cargo de responsabilidad, tienes que tomar decisiones difíciles.

Clases de oraciones por la estructura del predicado Atributivas y predicativas: Se construyen con los verbos ser, estar o parecer. Se llaman también copulativas por llevar un verbo cuya única función es la de servir de enlace (cópula) entre el sujeto y el atributo. El verbo aporta un escaso valor semántico, pues éste se centra en el atributo. Entre los rasgos distintivos del atributo está el de relacionarse con el sujeto y presentar, cuando ello es posible, concordancia en género y número:

Los alumnos de 2º A son simpáticos. Tu amiga es antipática.

Otra característica del atributo es la de poder ser conmutado por lo. Esto podría provocar su confusión con el CD (complemento directo); para distinguirlos basta con recordar que, mientras el CD se conmuta por lo, la, los o las, según su género y su número, el Atributivo lo hace siempre por lo, independientemente del género y el número que posea.

Estos chicos son simpáticos → lo son. Las alumnas de 2º F son feísimas → lo son.

Aunque la denominación de oraciones predicativas no es demasiado apropiada, la gramática tradicional ha utilizado este término para referirse a las oraciones que llevan un verbo que no es ni ser ni estar, es decir, un predicado no atributivo. Hay varios tipos de oraciones predicativas. En primer lugar es posible distinguir entre transitivas e intransitivas. 1. Las transitivas son aquellas que presentan junto al verbo un complemento (sintagma nominal o

equivalente) sin cuya existencia no está completo semánticamente. Tradicionalmente se denomina a este elemento complemento u objeto directo, al que reconocemos fácilmente porque se puede conmutar por uno de los siguientes pronombres personales átonos: lo, la, los, las:

La vieja dio una limosna. No podemos decir La vieja dio, porque el sentido quedaría incompleto. Se puede conmutar por el pronombre la (la dio).

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2. Se llaman intransitivas las que no precisan de complemento directo para que el verbo resulte completo semánticamente:

María Luisa pasea. El año pasado viajamos a Asturias.

La mayoría de los verbos pueden aparecer en ambas estructuras:

Hoy no hemos estudiado. / Hoy no hemos estudiado Lengua. Alejandro duerme. / Alejandro duerme una siesta.

Sin embargo, hay verbos que suelen aparecer en construcciones transitivas y se les puede llamar transitivos como contar, decir, dar, tener, poseer, etc.; y otros que suelen construirse sin CD y se les llama intransitivos (vivir, existir, morir, ir, venir, etc.). De todas formas, hay que tener en cuenta que son las oraciones y no los verbos las que son transitivas o intransitivas. Reflexivas: Se caracterizan porque el sujeto es a la vez agente y paciente, es decir, realiza y recibe la acción expresada por el verbo. El sujeto de estas oraciones siempre es un sustantivo animado y se construyen con los pronombres reflexivos me, te, se, nos, os, se. Pueden ser directas o indirectas según que el pronombre sea complemento directo o indirecto. Hay construcciones pronominales que, aunque tienen forma reflexiva, su significado reflexivo no está tan claro. En ellas aparece un pronombre reflexivo junto a un verbo transitivo. La función del pronombre es en estos casos meramente enfática e incluso puede ser suprimido:

Martín se comió un kilo de chuletas. / Martín comió un kilo de chuletas. También son pseudo-reflexivas las que llevan un pronombre reflexivo junto a un verbo intransitivo: Yo me marcho a casa. / Yo marcho a casa. Mi padre se salió del cine. / Mi padre salió del cine. En estos casos la partícula reflexiva acentúa el significado de dinamismo y de voluntariedad del sujeto. Hay algunos verbos cuya forma es obligatoriamente reflexiva como arrepentirse, jactarse, atreverse, quejarse, dignarse, fugarse, suicidarse, etc.:

Me arrepiento de haber estado en la conferencia. Se jactaba de su éxito.

Recíprocas: Las oraciones recíprocas se consideran como un caso particular de las reflexivas cuando el sujeto es múltiple o plural y la acción es intercambiada por cada uno de los componentes del sujeto. Los sujetos son siempre animados y se construyen con los pronombres nos, os, se. También las hay directas e indirectas:

Ana y Paco se besan. Marta y su novio se escriben cartas larguísimas.

Activas y pasivas: Algunas oraciones transitivas pueden sufrir una transformación por la que el complemento directo pasa a sujeto paciente y el sujeto se convierte en complemento agente. Además el verbo adopta la forma de perífrasis pasiva, es decir, auxiliar ser + participio. En este caso se dice que la oración se ha transformado de activa a pasiva: Los alumnos evacuaron el edificio. → El edificio fue evacuado por los alumnos. Las dos construcciones tiene un sentido idéntico pero cambia su estructura sintáctica. El latín tenía una conjugación especial para expresar que el sujeto gramatical no es agente o productor de la acción, sino que es objeto de la acción que otro realiza. En español se perdió esta conjugación, con excepción del participio; pero, desaparecida la forma, el significado se mantuvo, y para expresarlo se formó una pasiva por perífrasis con el participio, única forma que había quedado de la pasiva latina, combinado con el verbo ser. Tipos de pasiva: Aunque la gramática latina establecía dos tipos de pasiva, primera de pasiva (con ablativo agente) y segundas de pasiva (sin ablativo agente), la gramática española no mantiene esta separación, sino que prefiere clasificarlas, por su estructura, en pasivas perifrásticas (también denominada pasiva analítica, pasiva de ser + participio o simplemente pasiva) y pasivas reflejas (pasivas de se).

Los diputados aprobaron la ley (Activa transitiva). La ley fue aprobada por los diputados (Pasiva perifrástica).

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La ley se aprobó (Pasiva refleja). En este último caso lo que más interesa destacar es el objeto de la acción (la ley) y por ello se coloca en lugar preferente y por lo general se omite el agente (diputados). Ésta es la razón por la que hay una tendencia a la confusión con las impersonales. Uso limitado. A veces, bien por desconocimiento del agente, bien por voluntad de callarlo, bien por indiferencia, las circunstancias imponen el uso de la pasiva. Si no es así el español prefiere la construcción activa. En la lengua hablada actual, la pasiva tiende a desaparecer; se utiliza en su lugar o bien la activa, o bien la pasiva refleja (también llamada pasiva de se). Su uso, por tanto, ha quedado limitado a algunos tipos de textos, todos ellos escritos. Es especialmente frecuente en los textos científicos y humanísticos, y en los escritos administrativos. ¿Pasivas o atributivas? La voz hace patente el tipo de relación que se establece entre el significado del verbo y el del sujeto. Muchas veces, la experiencia comunicada comporta un actor de la actividad designada por el verbo, y un paciente afectado por ella. Cuando actor y sujeto coinciden se habla de sujeto agente, cuando no coinciden se habla de sujeto paciente. Como ya se ha apuntado arriba, en español no hay morfemas verbales diferentes para la pasiva, es decir, la expresión de los contenidos activo y pasivo no afecta a la estructura de la forma verbal, sino sólo a la construcción de la oración. Compárense estas oraciones:

Héctor fue vencido. Héctor fue vencedor.

De los ejemplos se induce que no hay diferencias apreciables entre una atributiva y una pasiva. Con todo, por motivos prácticos debemos seguir hablando de estructuras pasivas perifrásticas y analizarlas como tales. Cuando el participio, en alguna de sus acepciones o usos, deja de ser considerado verbo y se adjetiva permanentemente, puede darse ambigüedad entre la interpretación pasiva y la atributiva:

La edición fue reducida ('poco abundante'). La edición fue reducida ('disminuida' por alguien). Pedro Infante es conocido ('famosa'). Pedro Infante es conocido (por alguien, en algún momento).

Son casos límite, cuyo sentido se deduce habitualmente del contexto o la situación. Si las pasivas perifrástica apenas posee rasgos que la diferencien de las atributivas, tampoco las pasivas de se presentan características especiales en su forma verbal:

Se construyen casas. El hecho de que el objeto designado por el sujeto (casas) sea en realidad el paciente de la actividad no impone en la estructura gramatical ningún rasgo particular. Se trata de una forma verbal incrementada por el «reflexivo» se, que alude a la misma persona designada por la terminación verbal y por el sujeto explícito. En realidad, el se ha dejado de ser reflexivo en estos casos, y se ha convertido en una mera marca de pasividad. Restricciones en el uso de la pasiva. No todos los verbos transitivos en español pueden formar parte de construcciones pasivas en todos los tiempos de la conjugación, por más que algunas veces en las clases de Lengua se someta el idioma a ejercicios rebuscados e inútiles. Sin embargo, la explicación de estas restricciones implica la distinción entre verbos perfectivos e imperfectivos que se escapa a las pretensiones de este curso. El análisis de este fenómeno, observado por primera vez por Bello, puede consultarse en Samuel Gili Gaya (1943, § 102), quien, tras una detallada exposición, concluye: Téngase en cuenta que el contexto y las circunstancias pueden modificar el aspecto de la acción, el del tiempo que empleemos y sus interferencias recíprocas. Por esto no cabe regla fija que prevea todos los casos que puedan presentarse.

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Basten algunos ejemplos: La página era vuelta por el lector. La gelatina era comida por mi prima Elvira. La casa es comprada por mí.

Pasivas con estar. Aún más dudoso es considerar pasivas algunas perífrasis de estar + participio, más fácilmente explicables bien como perífrasis verbales perfectivas, bien como estructuras totalmente atributivas:

El problema está resuelto. El suceso está comentado. Las casas de pensiones estuvieron construidas en un año.

Pasiva refleja o pasiva de se. Las pasivas reflejas son oraciones con significado pasivo y forma activa. Las oraciones pasivas perifrásticas se utilizan cada vez menos en nuestra lengua, y para la expresión del contenido pasivo la tendencia más generalizada es la construcción pasiva refleja, poco frecuente en los comienzos del español. Actualmente predomina tanto en lengua hablada como escrita. Su estructura formal es la siguiente:

Se V en voz activa (3ª per.) SN S Complementos Se firmará el acuerdo de paz mañana. Se discutirán varios asuntos en la reunión. Se V en voz activa (3ª per.) Sub. sustantiva Se Dice que la carrera de Santa Isabel fue un éxito.

El SN S puede también anteponerse:

SN S se V en voz activa (3ª per.) Complementos Estos asuntos se están tratando todavía.

Las pasivas reflejas no suelen llevar complemento agente (CAg) aunque a veces, en textos periodísticos o administrativos, aparecen con él.

La propuesta de Fox se rechazó por todo el mundo. En la evolución de la pasiva perifrástica a la pasiva refleja hay una clara intención de ocultar el agente, y, por ello, su significado está muy próximo al de las oraciones impersonales. La estructura pasiva refleja se produce cuando el agente no tiene interés para el hablante:

Los rendimientos de los deportistas fueron analizados por los técnicos. Se analizaron los rendimientos de los deportistas.

También se usa la pasiva refleja cuando el hablante no quiere aparecer en la oración y busca esconderse en una generalización cómoda:

El paquete se recibió. Se alquilan pisos. Se dice que no hay clase durante la feria.

Para reconocer las oraciones pasivas reflejas y distinguirlas de las impersonales, es fundamental observar la concordancia que se establece entre el núcleo del sujeto y el núcleo del predicado. Cuando aparece el CAg no hay problema a la hora de clasificar estas oraciones. Obsérvese la concordancia en los siguientes ejemplos:

La inmobiliaria A. Rajas vende esta casa. Esta casa es vendida por la inmobiliaria A. Rajas. Se vende esta casa por la inmobiliaria A. Rajas. Se vende esta casa.

Sin embargo, es frecuente que nos encontremos en los letreros y en los medios de comunicación la expresión no normativa:

Se vende pisos. En estos casos, cuando el SN se refiere a cosas no hay ninguna dificultad, pero si se trata de personas nace la ambigüedad:

Los alumnos alaban a los profesores. Los profesores son alabados por los alumnos. Se alaban los profesores.

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En el tercer ejemplo caben tres interpretaciones: Los profesores se alaban a sí mismos. Los profesores se alaban unos a otros. Alguien alaba a los profesores. Con el fin de evitar ese problema, el idioma fue extendiendo la práctica de poner el verbo en singular y al elemento que era sujeto anteponerle una preposición a para convertirlo en complemento directo:

Se alaba a los profesores. De esta manera se resuelve la posible ambigüedad y las oraciones quedan convertidas en activas de sujeto indeterminado (impersonales) y un complemento directo de persona con la preposición a. Este tipo de construcciones tiende a generalizarse, incluso con complementos de cosa. Sin embargo, en estos casos no hay posible vacilación ni confusión con oraciones reflexivas o recíprocas: en el ejemplo Se vendieron tierras, nadie puede pensar que las tierras se vendieran a sí mismas, ni que se vendieran unas tierras a otras. La vacilación entre Se venden manzanas y *se vende manzanas, tan discutida por los gramáticos depende de que prevalezca la idea de que las manzanas son vendidas y por tanto con el elemento nominal concertando con el verbo, o bien que se considere que hay un sujeto indeterminado (impersonal activa). La tradicional es la construcción pasiva y la que predomina en la lengua literaria, aunque la activa se abre camino muy fácilmente en la lengua hablada. la Academia en su Esbozo recomienda tímidamente la construcción pasiva: hoy por hoy parece recomendable atenerse al uso culto, literario y más generalizado o... al enfoque comunicativo y funcional... En singular, algunos plantean que existe la duda entre la construcción pasiva y la impersonal, pero en plural hay que afirmar rotundamente que son pasivas reflejas:

Se venden manzanas muy malas en los supermercados. A la hora de analizarlas sintácticamente, sobre todo cuando el sujeto de la pasiva refleja es toda una proposición, una gran mayoría de alumnos comete el error de considerar la proposición subordinada como complemento directo y la oración como impersonal. Pero no cabe duda de que la proposición subordinada es sujeto si realizamos los pasos de conmutación adecuados:

Se comenta que Rafa es feúcho. Se comenta eso. ß Sujeto en singular, verbo en singular. Se comentan esas cosas. ß Sujeto en plural, verbo en plural.

UNA REFLEXIÓN FINAL. ANÁLISIS DE LA DISCIPLINA... La disciplina que nos concierne se ocupa del estudio y la enseñanza de los idiomas, la traducción/interpretación y la cultura. Por lo tanto, tiene mucho en común con lo que se conoce como la “lingüística aplicada”. Sin embargo, si bien nuestra disciplina está relacionada con la lingüística aplicada, también hay que reconocer que la rebasa, sobre todo por lo que respecta a las cuestiones culturales. Además, existe el problema de la definición misma de la lingüística aplicada, además de las dudas expresadas con respecto a su status como disciplina (Grabe 2002: 10). Independientemente de su relación con la lingüística aplicada, el campo teórico que alimenta las áreas de estudio señaladas al principio del párrafo anterior es, por su propia naturaleza, interdisciplinaria. Se auxilia de saberes o disciplinas con suficientes sustentos, como son la Lingüística, la Psicología, la Antropología, la Sociología, la Filosofía, la Pedagogía y, en cierta medida, los estudios críticos (Ibíd.: 7-8), además de disciplinas híbridas, entre otras la psicolingüística y la Sociolingüística (Crystal 1987: 412). La multidisciplinariedad se ve reflejada en sus áreas de aplicación, entre las que se encuentran principalmente la enseñanza, la traducción/interpretación, el turismo, los negocios, la industria y las relaciones interculturales. Cabe señalar que, de las disciplinas arriba mencionadas, el conjunto de saberes que nos ocupa recurre sólo a ciertos elementos de éstas. De la Lingüística se retoman principalmente algunos aspectos de la lingüística descriptiva y de la teórica, además de la subdisciplina de la lingüística

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comparativa, que resulta imprescindible para la traducción. Por otra parte, de la Psicología interesa el estudio de los elementos cognitivos y del desarrollo humano. De la Antropología se enfatizan los estudios sociales y culturales, mientras que de la Sociología se incorporan principalmente los estudios del comportamiento humano en grupo y la utilización del lenguaje en distintos contextos. La Filosofía hace valiosas aportaciones con sus estudios del pensamiento, del lenguaje y de las funciones de éste. La Pedagogía, por su parte, aporta varios principios en torno a la educación, a la enseñanza y al aprendizaje en su sentido teórico, metodológico y epistemológico, especialmente todo lo que concierne al aprendizaje de segundas lenguas. Por último, el campo relativamente nuevo – y polémico – de los estudios críticos nos hace reflexionar sobre la naturaleza misma de las disciplinas aquí indicadas y algunas cuestiones éticas relacionadas, entre otras cosas, con los derechos del aprendiente, y la justificación de algunos mecanismos de evaluación del aprendizaje (Grabe 2002: 7). Además de las disciplinas auxiliares arriba indicadas, nuestro campo disciplinario se apoya en las disciplinas híbridas ya mencionadas, sobre todo la Psicolingüística, de la cual algunos aspectos son importantes para la enseñanza de lenguas extranjeras y la adquisición de segundas lenguas, y la Sociolingüística (especialmente el concepto de competencia comunicativa, la gramática funcional y el análisis del discurso, utilizados en la enseñanza y la traducción). Las aplicaciones de estas disciplinas híbridas resultan relevantes tanto para el aprendizaje y la enseñanza del inglés, así como para la traducción e interpretación y para el uso del inglés en otras áreas como la industria, los negocios, las relaciones internacionales y el turismo, entre otras. La disciplina que nos interesa tiene su origen en el estudio de la Gramática como parte de la Filosofía, por ejemplo: Panini con el Sánscrito y Dionisio de Tracia con el Griego (Crystal 1987: 405). La disciplina siguió evolucionando basándose en las lenguas clásicas y fue hasta el siglo XVIII cuando surgió la Filología (la lingüística histórica y comparativa) como resultado del descubrimiento de la familia de lenguas indo-europeas (Ibíd.: 406). Se puede afirmar que la Lingüística propiamente dicha surge a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, primero con el nacimiento de la fonética (la Asociación Internacional de Fonética, 1897) y las ideas de Saussure publicadas de manera póstuma en 1916 (Howatt 1984: 178; Bloor y Bloor 1995: 241). A partir de ahí, la Lingüística como disciplina empezó a crecer y a aplicarse. Sin embargo, no fue hasta la mitad del siglo XX que se formalizaron las aplicaciones de la Lingüística, cuando en 1948 se sistematiza el concepto de “lingüística aplicada” con la publicación de la revista “Language Learning: A Quarterly Journal of Applied Linguistics” (Grabe 2002; Howatt 1984: 265). Para entender el desarrollo actual de nuestra disciplina, es necesario explorar las aportaciones de las disciplinas auxiliares, partiendo de un análisis de las diferentes perspectivas teóricas de la lengua. Durante siglos se describió a las lenguas en forma tradicional o clásica, basándose principalmente en las partes de la oración y la relación entre ellas (Howatt 1984). A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, surgió una nueva perspectiva independiente de los esquemas clásicos llamada estructuralismo, asociada por un lado a Saussure, y por otro a los antropólogos americanos Boas, Sapir y Bloomfield, entre otros (Bloor & Bloor 1995: 241-243). Cabe aclarar que hubo diferencias grandes entre la corriente de Saussure y la de los estructuralistas americanos. Pese a esas diferencias, ambas posturas describen los elementos más esenciales de cada idioma y enfatizan el carácter único del idioma en función de sus propios términos. A mediados del siglo XX surge otra perspectiva basada no tanto en la descripción de lenguas individuales sino en la explicación del fenómeno de la lengua en sí y cómo se ve éste reflejado en las distintas lenguas. En esta perspectiva, desarrollada por Chomsky y que se conoce como la gramática generativa transformacional, existe una relación directa entre mente y lengua (Crystal 1987: 409). A diferencia de Chomsky, quien se centró más en lo psicolingüístico, se encuentra el enfoque funcional que explora la relación entre la estructura y el contexto social. Éste se relaciona originalmente con la escuela de Praga (Jakobson) y posteriormente con la de Londres (Firth y Halliday) (Bloor & Bloor 1995: 247-250). Derivado de este último enfoque, surge el interés por la Pragmática (que incluye la teoría de los actos del habla con Austin y Searle), el análisis del discurso (incluyendo el análisis conversacional con Gumperz y el análisis del género con Swales) y los corpus lingüísticos (Butler, et al 2000; Bloor & Bloor 1995: 250-252). Todos estos enfoques estudian el lenguaje tal y como es producido. Para la enseñanza del inglés es muy importante el conocimiento de algunas corrientes teóricas del aprendizaje, tanto de la lengua materna como de la lengua meta. En cuanto al aprendizaje de la

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lengua materna, los principales enfoques teóricos son el ambientalista, el innatista y el cognitivo (Lightbown & Spada 1999). El primero de éstos se deriva de la psicología conductista, que se divide en condicionamiento clásico (Pavlov, Thorndike y Watson) y condicionamiento operante (Skinner) (Brown 1994: 76-79). A este enfoque se contrapone el innatismo, sobre todo la corriente de Chomsky, quien distingue la noción de dominio de la lengua (competence en inglés) de la del uso de la lengua (performance). Chomsky afirma que existe una separación entre la habilidad lingüística y las otras capacidades cognitivas y postula la existencia de una gramática universal (Bloor & Bloor 1995: 244-245). Por último, el enfoque cognitivo, con sus representantes Ausubel, Piaget y Vygotsky, entre otros, se basa en la premisa que el aprender un idioma es similar a aprender otras habilidades ya que las estructuras cognitivas son las mismas, lo que los opone a Chomsky (Brown 1994: 79). Aunado a esta corriente, está la psicología del desarrollo, con Freud y Erikson, quienes ponen énfasis en las diferentes etapas del desarrollo del hombre (Williams y Burden 1997: 31-33; University of Idaho, Department of Psychology). Por lo que concierne a las teorías del aprendizaje relacionadas con la lengua meta también hay varias corrientes de las cuales algunas son aplicaciones de las que ya se mencionaron para el aprendizaje de la lengua materna. En primer lugar, está el conductismo modificado a través de la hipótesis del análisis contrastivo, que propone que la lengua materna influye en la adquisición de una segunda lengua (Brown 1994: 192-202). Otra corriente es la extensión del innatismo, que sostiene, por medio de la Gramática Universal, que los procesos para aprender una segunda lengua son básicamente los mismos que los que se emplean para adquirir la lengua materna (Lightbown & Spada 1999: 36-37). Dentro de esta corriente, una teoría polémica es la de Krashen (Monitor Model) quien minimiza la influencia de la lengua materna, y quien sostiene que la variable más importante en el aprendizaje de lenguas extranjeras es que el aprendiente esté expuesto a la lengua en contextos naturales (Lightbown & Spada 1999: 38-40). Por su parte, el cognoscitivismo ha tenido mucha influencia en el campo de la adquisición de las lenguas extranjeras. Por ejemplo, la teoría del procesamiento de información (McLaughlin) postula que el aprendizaje de una segunda lengua depende de la asimilación de información y de la automatización de la misma mediante el uso de estructuras y esquemas cognitivos (Ibíd. 41-42). Otra teoría cognitiva que está despertando mucho interés es la del asociacionismo (en inglés, connectionism), que consiste en la relación del conocimiento (conceptos, teorías, palabras...) con eventos de la realidad y situaciones concretas, representada principalmente por Langacker, Rumelhart y McCleland (Williams 1998: 143-148). Por último, hay varios modelos sociolingüísticos, entre los que destaca el de la aculturación (Schumann) y el de la interacción, promovido por Hatch, Long y otros (Lightbown y Spada 1999: 42-44). En cuanto a la proyección de la disciplina, parece ir en aumento el empleo de la lingüística computacional, la producción y el empleo de corpus lingüísticos del lenguaje escrito y hablado actual, y el análisis del discurso para analizar y describir el comportamiento actual de la lengua y proyectarlo a futuro. Con respecto a la adquisición de las lenguas, es muy probable que algunas nuevas aportaciones en este campo provengan de la neurolingüística. En el campo de la metodología de la enseñanza de lenguas, está cobrando auge la enseñanza de corte constructivista, por ejemplo, la que se basa en tareas (task–based language learning). También crece el interés por el aprendizaje indirecto del inglés a través de la enseñanza directa de algunas materias escolares, por ejemplo, las matemáticas y las ciencias. Además, el desarrollo de sistemas computacionales agrega otra dimensión a través de la enseñanza por computadora y el uso de Internet, correo electrónico y los cursos en línea. En cuanto al programa académico de la licenciatura en Lengua Inglesa que imparte la Facultad de Idiomas de la Universidad Veracruzana está, principalmente, constituido por lengua extranjera, que en nuestro caso particular es la inglesa; su papel es el de habilitar al aprendiente en su manejo, es decir, se le enseña a manejarla en sus cuatro habilidades: expresiva, auditiva, lectura y escritura. Asimismo, participan en la conformación del plan de estudios de esta carrera materias tales como Taller de Lectura y Redacción y Morfosintaxis del Español; Literatura en Lengua Inglesa y en Lengua Española; Cultura de los Pueblos de Habla Inglesa y Desarrollo de la Cultura Occidental; Técnicas de Estudio, Metodología de la Investigación y Taller de Investigación para el Trabajo Recepcional; Lingüística, Principios de la Enseñanza, Práctica Docente, Didáctica de la Lengua Inglesa, Taller de Traducción, Traductología y Traducción Computarizada, entre otras. Todas estas materias se encuentran bajo la supervisión de sus respectivas academias por áreas de conocimiento: Academia de Inglés y Taller de Ingles, Español, Cultura de los Pueblos de Habla Inglesa y Desarrollo de la Cultura Occidental; Investigación, Lingüística, Docencia, Traducción, Literatura Inglesa y Literatura

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Hispánica. Después de casi quince años de haber entrado en vigor el actual plan de estudios, llamado Plan 90, y con más de diez generaciones de egresados, se puede percibir un estado producto de la renovación constante de sus programas de trabajo de los cursos englobados en las Academias arriba mencionadas, así como del material didáctico preparado por los docentes y los libros de texto utilizados en sus clases. Además, este trabajo se ha caracterizado por la adecuación disciplinaria tendiente a la consecución de los objetivos marcados para alcanzar la formación apropiada de los egresados. Evaluación del bloque:

• Elaborar un punteo de los aspectos más importantes del tema para presentarlo como conclusión.

• Investigaciones. • Conceptos.

Evaluación final del curso:

• Tomar en cuenta si al exponer, integra explicaciones y descripciones significativas en función de los contenidos de los temas y de los destinatarios, expresa pertinentemente sus opiniones o puntos de vista e incorpora un registro propio al evento; distingue hechos de las diferentes opiniones que se vierten en el grupo y da a conocer su opinión personal sobre los acontecimientos referidos.

• Participación en mesas redondas y paneles de discusión siguiendo las reglas de interacción establecidas. Argumenten sus puntos de vista y rebatan posturas con las que no están de acuerdo.

• Si fue capaz de comparar los puntos de vista sobre un mismo tema en diversos textos e intercambiar diferentes interpretaciones y opiniones sobre los temas referidos.

• Presentar un ensayo en torno al tema o la problemática que presenta la gramática en el MF y su enseñanza en la escuela secundaria, definiendo su punto de vista y destacando las características que les parecen más relevantes.

Bibliografía Básica (Incluida en los Bloques)

• Alarcos, Llorach Emilio, “Gramática de la lengua española”, Editorial Espasa Calpe, S. A. Madrid, 406 p.

• Álvarez, Z. María Dame “La lengua española a través de selectos autores mexicanos, Editorial Porrúa, S. A. México 1971 365 p.

• Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004. • Calero, Heras José, “De la letra al texto”, Ediciones Octaedro, Barcelona 1996 128 p. • Cassany, Daniel. “El papel de la instrucción gramatical”, en La enseñanza del Español en la

escuela secundaria. Lecturas. Primer nivel. Programa Nacional de Actualización Permanente, México, SEP.

• Chávez, Pérez Fidel, “Redacción avanzada” (un enfoque lingüístico) Longman de México Editores S. A. de C. V. 1998, 340 p.

• Delia, Lerner, “Leer y escribir en el aula” Editorial Talleres de imprentor, S. A. de C. V. México 2004, 193 p.

• García, Diego Vicente, Gramática histórica española, Gredos, Madrid 1973, 3era edición, 404 p.

• “Gramática práctica”, Editorial Océano, México 1999 458 p. • Hilda, Basulto, “Mensajes idiomáticos 4” Editorial Trillas, México 1996, 108 p. • Lamiroy, Béatrice, “Léxico y gramática del español”, Editorial Anthropos. Barcelona, 1991

220 p. • Moreno, de Alba, “Minuncias del lenguaje” 1995. • Palacios, Sierra Margarita, “Leer para pensar”. Editorial, Alhambra Mexicana, México 1995.

262 p. • Plan y programas de estudio educación básica. Secundaria. 1997.