lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda...

24
las

Upload: others

Post on 22-Feb-2020

24 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

las

Page 2: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

Editorial

Presidente Apóstol Dr. Sergio Enríquez

Directora

Licda. Paola Enríquez

Diagramación y Artes Internos Rafael Molina

Corrección y RedacciónKarina Estrada

Heidy de MolinaAntonella RecancojMadeline Recancoj

Diseño de portada

Alfredo Ríos

Ministerios [email protected]

Impreso enDinámica Gráfica S.A.

[email protected]

EQUIPO DE TRABAJODice la palabra del Señor que Él hizo todas las cosas hermosas en su tiempo. Esto me lleva a pensar que las cosas fuera del tiempo no son hermosas, son desagradables, es por eso que Dios levantó una tribu que enseñaba a Israel los tiempos y lo que se debía hacer en cada uno, ésta es la famosa tribu de Isacar, el hijo número cinco de Jacob y Lea antes que viniera la exaltación

(entiéndase Zabulón).

En contraposición nos percatamos también que una de las funciones del espíritu del anticristo es la de cambiar los tiempos con el propósito de que el pueblo no alcance la bendición, tal como le sucedió a Israel que no conoció el tiempo de su visitación.

En Eclesiastés 3 vemos marcados 28 tiempos y el número 21, que significa perfección terrenal, es señalado como tiempo de romper y/o tiempo de rasgar. Al adentrarnos en aquello que Dios quiere que sea rasgado entendemos que se refiere a un tiempo de preparación antes de la manifestación del Señor Jesucristo; ésta es la superlativa importancia de este escudriñamiento de tiempos. En este número de Revista Rhema vamos a tratar de abordar el tema que se refiere el rasgar las vestiduras según el concepto Bíblico.

Espero poder alcanzar la bendición de rasgar el corazón tal como lo expresa el profeta Joel 2:13 y que todos juntos comprendamos y llevemos a cabo dicho rasgamiento.

Sergio Enríquez

DESCARGARCómo

De nuestra página web www.ebenezer.org.gt

De nuestra app para móviles Para IPHONE / IPAD

Para ANDROID

APOSTÓLICOConsejo “La vida cristiana no se puede llevar sin la

llenura del Espíritu Santo.”

Page 3: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

3EDICIÓN 110 | MAYO 2019

“Cuando Rubén volvió al pozo, he aquí, José no estaba en el pozo; entonces rasgó sus vestidos” (Génesis 37:29 LBLA).

Una de las razones por las que debemos rasgar nuestras vestiduras nos la enseña Rubén, quien al ver que había perdido a su hermano expresa su dolor. Vivimos en un mundo donde todo es inmediato y desechable, esto ha provocado insensibilidad en la humanidad; el gran problema es que aun la iglesia ha sido afectada con este sentimiento negativo, no regresamos por los soldados caídos. Sin embargo estamos viviendo el tiempo de rasgar; esto implica arrepentimiento, cambio en la manera de pensar respecto a los hermanos que por alguna razón ya no vemos. Analicemos si quizá somos los responsables de ello y procuremos ir a rescatarlos; rasguemos nuestras vesti-duras como Rubén, busquemos cómo hacer volver al hermano.

Volviendo por el hermano

“Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda” (Mateo 5:23, 24 LBLA). Acá vemos un cuadro muy especial; podríamos decir que este hombre está en la iglesia y en el tiempo de la ofrenda recuerda a su hermano al cual ofendió y sale a buscarlo; quizá la razón por la cual ya no está en la iglesia, es esa misma ofensa por la cual debe ir a reconciliarse con él.

Es interesante recordar que una ofrenda provocó la muerte de un hombre llamado Abel a manos de su hermano, y es en la misma atmósfera de la ofrenda en donde

ahora se busca la reconciliación entre hermanos.

Jacob y Esaú

Si vemos el caso de estos hermanos de manera diferente, podríamos usar a Esaú como ejemplo de alguien que se aleja porque está amargado por una injusticia. Existen hermanos que sufrieron alguna injusticia o engaño, y eso provocó una herida que se pudo haber transformado en amargura; pero también vemos que Dios pone la necesidad en Jacob de pedir perdón, entonces busca a su hermano con temor pero logra la reconciliación. Debemos actuar como Jacob y buscar el perdón del hermano para ser sanado de esa herida y así sea arrancada la amargura; para lograrlo necesitamos enfrentar el riesgo, ya que podemos no ser recibidos, este es el compromiso que debe asumir el hermano que busca a aquel que está alejado.

Jesucristo el hermano mayor

“Porque tanto el que santifica como los que son santificados, son todos de un Padre; por lo cual Él no se avergüenza de llamarlos hermanos,” (Hebreos 2:11 LBLA). El Señor nos da el ejemplo, ya que a pesar de nuestra humanidad no se avergüenza de nosotros; para que tampoco sintamos vergüenza de aquellos que se han alejado y podamos acercarnos. Pero además, este hermano mayor, nuestro Señor, intercede por nosotros ante el Padre. Y quién necesita que intercedan por él sino aquel que ha fallado. Una forma de rasgar nuestras vestiduras por un hermano que ya no se congrega es intercediendo por su vida, clamando ante Dios para que regrese, pidiéndole que lo lleve hacia el arrepen-timiento y vuelva en sí; que recuerde que hay lugar en la casa de nuestro padre y al ver su regreso y la respuesta a nuestra intercesión, podamos hacer fiesta por el hermano que había muerto y ha resuci-tado.

El error del hermano del pródigo

En la parábola del Hijo Pródigo, vemos la alegría del padre cuando regresa su hijo; pero también el disgusto del hermano, que aunque había estado en casa con su padre, no tenía la capacidad de disfrutar las bendiciones que esto implicaba.

Según él no tenía nada para disfrutar con sus amigos, se preocupaba más por él mismo, por ser el centro de atención, era indiferente a lo que su padre vivía. Y cuando regresó su hermano, fue incapaz de disfrutarlo, no entró a la fiesta, tenía un problema llamado egoísmo, que en la actualidad es un mal muy común, pues se le está enseñando a la gente a ser el centro de su universo. El error de este hermano es enorme; analicemos nuestro interior para ver si no tenemos este problema: ¿podríamos hacer fiesta por aquel que a nuestro juicio está sufriendo el resultado de sus decisiones? ¿Tendremos la capacidad de hacer fiesta por los que regresan? ¿Podemos tomarnos el tiempo para interceder por aquellos que ya no se congregan? ¿Podremos buscar a los heridos y a los amargados, traer a los paralíticos, a quienes no pudieron caminar bien y llevarlos ante Jesús aun rompiendo un techo para bajar su camilla?

Recordemos que la iglesia que es arrebatada se llama Filadelfia y su nombre significa “amor fraternal”. Filadelfia es una iglesia que no calló en la insensibilidad, ni en la prisa, ni en el egoísmo; es la iglesia que al igual que Rubén, al ver que su hermano ya no está en el lugar donde lo había dejado, rasga sus vestiduras y se angustia, no es indiferente. Hagamos la tarea pastoral y busquemos a la oveja perdida, para que muchos hermanos regresen a la casa del Padre.

Eclesiastés 3:7 LBLA

Romanos 8:34

Lucas 15:18

Apocalipsis 3:10

Salmos 17:10 LBLA

Por Willy González

Citas Bíblicas para estudio

Rasgar las vestiduras por la angustia por el hermano

Page 4: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

4 EDICIÓN 110 | MAYO 2019

“Y Jacob rasgó sus vestidos, puso cilicio sobre sus lomos y estuvo de duelo por su hijo muchos días” (Génesis 37:34 LBLA).

En Eclesiastés capítulo 3 hay un tiempo de rasgar, vemos en la Biblia que la gente rasgaba sus vestiduras como una expresión de dolor; y uno de los momentos para hacerlo era cuando moría un hijo, según el texto bíblico base. Desde este contexto vemos que el rasgar las vestiduras, expresaría un dolor y una forma de enfrentar la muerte espiritual de los hijos que la iglesia ha dado a luz; es decir aquellos que de una manera u otra se han separado de Dios, o los hijos que aún no lo conocen. Al rasgar nuestros vestidos por la muerte de los hijos, estamos mostrando que no somos indiferentes ante la necesidad que existe de conocer a Cristo o de regresar a sus caminos.

El ejemplo de Dios Padre

“Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo, y la tierra tembló y las rocas se partieron;” (Mateo 27:51 LBLA).

La palabra vestido (H8071) también significa velo. El mismo Padre cuando vio la muerte de Jesucristo en la cruz, aunque era un plan divino, no dejó de expresar su dolor; dándonos una lección de sensibilidad en la que quizá es la época más insensible de la humanidad. Veamos en la Biblia quiénes más nos enseñan cómo se deben rasgar estas vestiduras.

David rasga sus vestiduras por Absalón “Entonces dieron aviso a Joab: He aquí, el rey llora y se lamenta por Absalón” (2 Samuel 19:1 LBLA). En este pasaje bíblico David llora la muerte de su hijo Absalón, a pesar que había planeado una traición y que robaba el corazón del pueblo, hizo duelo por él. Esto nos enseña que hay padres espirituales que sufren traiciones de un hijo, pero si este muere, o se separa de Dios, no se alegra porque sabe las implicaciones espirituales que esto conlleva.

David rasga sus vestiduras por el hijo de SaúlEn 2 Samuel 1:11-12 aunque no era su hijo, David lamenta la muerte de Jonatán hijo de Saúl; no se alegra por lo que le pasó a su enemigo. Recordemos cómo Saúl lo persiguió y Jonatán prácticamente lo traicionó. Se pueden tener enemigos personales o ministeriales, sin embargo cuando algo malo les sucede, no hay que alegrarse por ello. Si el hijo de alguien que no nos quiere muere espiritualmente, todos salimos perdiendo, porque la iglesia perdió un hijo. El padre del pródigo El padre de este hijo claramente dijo que estaba muerto; el joven se había marchado con su herencia para malgastarla, se alejó de la casa de su padre menospreciándola, y se perdió, al punto de querer la comida de los cerdos. Es duro imaginar cuando un hijo de Dios retrocede de esa manera; y una de las formas de rasgar las vestiduras no es acusándolo, sino que preparándonos para recibirlo cuando regrese y no con indiferencia. Cuando el hijo pródigo volvió fue porque había resucitado, y eso fue motivo para cambiar el luto en danza. En este año del renuevo debemos estar preparados para recibir a los pródigos que regresan.

El lamento de las madres En la Biblia vemos a dos mujeres a quienes se les murieron sus hijos, a la llamada viuda de Naín y la Sunamita; y la forma en que rasgaron sus vestiduras buscando ayuda. Una buscó a Jesús y Él resucitó a su hijo; la otra buscó a un profeta para que lo ministrara y éste volvió a la vida; ambas buscaron la forma de llevar ayuda a estos hijos que habían muerto. Debemos llevar el mensaje de Jesús a aquellos que no lo conocen, no buscar el crecimiento de las iglesias sacando hijos de otras congregaciones, sino que lanzando la red a aquellos muertos en sus delitos y pecados, llevarlos ante la unción ministerial para que despierten aquellos que se han alejado como el pródigo, para que sean ministrados como lo hizo Eliseo con aquel niño, para que vuelvan a la vida.

La matanza de niños Como en el pasado, hoy hay literalmente una matanza de niños, avalada por leyes a favor del aborto, filosofías, distracciones y métodos educativos humanistas que tratan de matar niños y evitar que conozcan a Cristo. Una forma de rasgar las vestiduras es no ser indiferentes, es necesario abrir los ojos, cuidar lo que se les enseña a los hijos a través de los medios de comunicación; este también es un llamado a los padres de familia, para no ser insensibles ante tal matanza de niños.

El renuevo de la paternidad En la actualidad hay deficiencia en cuan-to a la paternidad, tanto biológica como espiritual; por lo que antes del día malo de Jehová, Él hará volver el corazón de los padres a los hijos, para salir de la in-diferencia ante lo que pueda sucederles. Hay que dejar de actuar como el herma-no del pródigo, que se enojó cuando este regresó, quizá tenía algo en su contra; o como el esposo de la Sunamita, que vio la agonía de su hijo cuando se quejó de dolor de cabeza; quizá el problema era la forma de administrar su autoridad. Pero el Señor ha enviado en este tiempo el Es-píritu de Elías, para hacernos sensibles y poder rasgar nuestras vestiduras ante la muerte de los hijos.

Por Piedad de González

Citas Bíblicas para estudio

2 Samuel 13:31

Éxodo 12:30

Jeremías 6:26

2 Reyes 4:18 al 37

Lucas 15:24 al 32

Duelo por la muerte de un hijo

Page 5: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

5EDICIÓN 110 | MAYO 2019

En la Biblia leemos que hay un tiempo para cada cosa y uno de los tiempos es el de romper. Hay cosas en nuestra alma que la han atado, la han oprimido y ahora, en este tiempo profético de renuevo que estamos viviendo, tenemos la oportunidad de romper muchas ataduras. En ocasiones hemos actuado mal, quizá hicimos un daño a personas queridas, a personas cercanas a nosotros y ahora que tenemos a Cristo en nuestro corazón, el Espíritu Santo nos ha redargüido y tenemos un sentimiento de culpa que puede estar angustiando nuestra alma.

La Biblia narra la historia de José con sus hermanos, que después de un largo tiempo Dios los vuelve a reunir y en todos hay sentimientos encontrados, que al externarlos, sus almas son liberadas de rencores y de culpas. “Entonces ellos rasgaron sus vestidos, y cargó cada uno su asno, y volvieron a la ciudad” (Génesis 44:13 SRV); el rasgar sus vestiduras significaba que sus almas estaban angustiadas y se sentían culpables de lo que le habían hecho a su hermano José.

Según el diccionario de la RAE el concepto de angustia se refiere a la aflicción, congoja, ansiedad, sofoco, sensación de opresión, dolor o sufrimiento; mientras que el concepto de culpa, se refiere a la imputación a alguien de una determinada acción como consecuencia de su conducta, o bien como una acción u omisión que provoca un sentimiento de responsabilidad por un daño causado.

Los hermanos de José tenían angustia por lo que les podía pasar al haberles encontrado la copa de plata que era de José y les vino culpa, porque por ello entregarían a Benjamín su hermano menor y porque les recordó lo que le

hicieron a José de quién no sabían nada. La Biblia dice: “El SEÑOR es lento para la ira y abundante en misericordia, y perdona la iniquidad y la transgresión; mas de ninguna manera tendrá por inocente al culpable;…” (Números 14:18 LBA), en este pasaje vemos que dice que no tendrá por inocente al culpable, pero, existen actitudes en el corazón del hombre que conmueven el corazón del Señor; por ejemplo: vemos al rey David confrontado por el profeta Natán por el pecado que había cometido; más adelante vemos su arrepentimiento y le pide a Dios que lo renueve, diciéndole: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Salmos 51:10 LBA). En medio de su angustia dice: “En mi angustia invoqué al SEÑOR, y clamé a mi Dios; desde su templo oyó mi voz, y mi clamor delante de Él llegó a sus oídos” (Salmos 18:6 LBA). Clamar al Señor en el día de angustia es parte del cántico de los que van en ascenso gradual de vuelta a la Casa del Padre.

Otro ejemplo de alguien hallado culpable y que sintió tal angustia al verse expuesta delante del Señor y de los hombres fue la mujer hallada en el mismo acto de adulterio (Juan 8:3-11), los fariseos y escribas la querían apedrear; sin embargo, el Señor vio en ella su humillación y el reconocimiento de su pecado y arrepentida delante de Él, recibió el perdón.

Hay actitudes que debemos evaluar referente a la angustia que se vive al verse descubiertos como culpables ante los demás; un ejemplo de una actitud negativa es la de Moisés al verse descubierto después de haber matado al egipcio, pues dice la palabra que él tuvo miedo y huyó de su responsabilidad lo que le llevó 40 años al desierto (Éxodo 2: 11-14); esto podemos tomarlo como figura de aquellos casos en los que un hijo de Dios es hallado culpable de pecado y en lugar de buscar refugio en el Señor y clamar por misericordia, huye avergonzado y acusado y se van de regreso al mundo en vez de permitirle al Señor que lo corrija y lo restaure. Se puede caer en desánimo que nos impide clamar al Señor en la angustia. Analicemos también el

otro extremo cuando alguien puede tener angustia a causa de sentirse culpable de algo, pero que en lugar de buscar a Dios, busca la religión o busca refugiarse en lo humano; Judas después que vio que había entregado a un hombre inocente sintió remordimiento, se angustió en su alma y buscó a los religiosos y terminó quitándose la vida. Recordemos que la tristeza que no proviene de Dios lleva a la muerte, pero la tristeza que proviene de Dios nos conduce a la vida. “Porque la tristeza que es conforme a la voluntad de Dios produce un arrepentimiento que conduce a la salvación, sin dejar pesar; pero la tristeza del mundo produce muerte” (2 Corintios 7:10 LBA).

Así que si tus vestiduras han sido rasgadas a causa de la angustia de haber sido hallado culpable ante los demás, pero sobre todo ante Dios, clama a Él y Él te escuchará y te dará esperanza por medio de un espíritu de arrepentimiento genuino que produce cambios y un nuevo comienzo, pues en Él todas las cosas son hechas nuevas. En este año viene para tu vida el renuevo que anhelas solo clama y apela al trono de misericordia, Dios nos ha dejado el bautismo en agua donde el cuerpo de pecado queda deshabilitado y la Santa Cena, que es el juicio del Espíritu Santo en donde nos da la oportunidad, ya no de rasgar nuestras vestiduras, físicamente, pero sí de presentarnos confesos de pecado para que toda angustia y culpa sea quitada.

La angustia de serhallados culpables

Por Ramiro Sagastume

Citas Bíblicas para estudio

2 Samuel 12:1-25

Salmos 18:6

Salmos 120:1-7

Proverbios 30:10

1ª. Corintios 11:27

Page 6: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

6 EDICIÓN 110 | MAYO 2019

La misma naturaleza humana nos hace sentirnos avergonzados cuando cometemos un pecado y por ello es que se hace en lo oculto, en secreto, tratando de que nadie se entere y las personas que son inconversas aún por misericordia de Dios, su propia conciencia les hace ver que están haciendo mal pero lo desechan a tal grado que pueden llegar a degenerarse a llegar a tener su conciencia cauterizada que ya no les importa cometer ninguna clase de delitos.

En la Biblia leemos: “En cuanto al leproso que tenga la infección, sus vestidos estarán rasgados, el cabello de su cabeza estará descubierto, se cubrirá el bozo y gritará: ¡Inmundo, inmundo!” (Levítico 13:45 LBA); en ese tiempo el que tenía lepra, es decir, pecado, lo tenía que hacer público y gritar: inmundo, inmundo, pero antes, la persona llevaba un proceso en privado, el sacerdote lo examinaba y le daba un tiempo y si la mancha en la piel seguía era

declarado como leproso, era sacado del campamento y entonces se hacía público su pecado. Una de las afecciones que lleva la lepra es que hace perder la sensibilidad en la piel, lo cual nos indica que cuando la persona peca por su voluntad, se vuelve insensible, el Señor le habla por muchos medios, pero endurece su corazón y se vuelve insensible.

En la biblia se narra de varios personajes que fueron leprosos, es decir, que llegaron a tener la angustia de encontrar su propio pecado; “Y añadió el SEÑOR: Ahora mete la mano en tu seno. Y él metió la mano en su seno, y cuando la sacó, he aquí, su mano estaba leprosa, blanca como la nieve” (Éxodo 4:6 LBA), este pasaje nos habla de Moisés, al cual la lepra le apareció en la mano, lo cual nos enseña que puede ser que siempre asistamos a la iglesia, pero que nuestra mano sea leprosa, es decir, que seamos insensibles a la necesidad de otras personas, que solo nos guste recibir pero nuestra mano no da. Otro ejemplo: “Pero cuando la nube se retiró de sobre la tienda, he aquí que Miriam estaba leprosa, blanca como la nieve. Y cuando Aarón se volvió hacia Miriam, vio que estaba leprosa” (Números 12:10 LBA), cuando Miriam junto a Aarón murmuraron de la esposa del que los cubría, les fue contado como un pecado contra Dios y como consecuencia a Miriam la sacó del campamento y lo detuvo, puede ser que cuando murmuramos de nuestras coberturas estamos haciendo que nuestro campamento se detenga y no avancemos.

“Y Naamán, capitán del ejército del rey de Aram, era un gran hombre delante de su señor y tenido en alta estima, porque por medio de él el SEÑOR había dado la victoria a Aram. También el hombre era un guerrero valiente, pero leproso” (2 Reyes 5:1 LBA); la lepra que le afectaba a este valiente guerrero era el orgullo, Dios le habló siempre desde abajo, es decir, por medio de criados, de gente que a su parecer eran inferiores a él; incluso su propio orgullo le dijo en qué forma iba a ser limpio de la lepra; Dios lo envía a

sumergirse, a humillarse siete veces en un río que era como desagüe; el nombre del río era Jordán, que quiere decir “el que se humilla”. El orgullo puede ser una lepra, un pecado que puede estar angustiando nuestra alma.

“Y el rey Uzías quedó leproso hasta el día de su muerte, y habitó en una casa separada, ya que era leproso, porque fue excluido de la casa del SEÑOR. Y su hijo Jotam estaba al frente de la casa del rey gobernando al pueblo de la tierra” (2 Crónicas 26:21 LBA); cuando el rey Uzías se hizo fuerte, confió en su propia prudencia y fue humanista, abrió la puerta para quedar leproso. Puede ser que nosotros creamos que todo lo que tenemos, hacemos o hemos alcanzado es por nuestra propia fuerza y nos olvidamos que el dador de toda buena dádiva es Dios y dejamos que la altivez llene nuestra alma, caemos en calidad de leprosos y cuando muera ese rey Uzías en nosotros, estaremos en la capacidad de ver al Señor. “En el año de la muerte del rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y la orla de su manto llenaba el templo” (Isaías 6:1 LBA). En el Nuevo Testamento leemos: “y al entrar en cierta aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia, y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro! ¡Ten misericordia de nosotros!” (Lucas 17:12-13 LBA), eran 10 leprosos y solo uno regresó con Jesús a agradecerle, entonces cuando no somos agradecidos la lepra nos ha alcanzado.

A nosotros Dios nos ha extendido su misericordia, nos ha trasladado de las tinieblas a su luz admirable y tenemos la oportunidad de que la angustia por el pecado sea quitada de nuestra alma. Este es tiempo de romper con las cadenas que nos ataban a rencores, a pecados y ser libres de toda angustia, este es un tiempo de ver hacia nuestro interno, así como los seres vivientes que estaban llenos de ojos por dentro y por fuera, Dios ha sido bueno con nosotros. Aprovechemos a despojarnos de toda lepra.

La angustia al encontrarnuestro propio pecadoPor Ana Julia de Sagastume

Citas Bíblicas para estudio

1ª. Timoteo 4:2

Salmos 51:1-7

Salmos 54:7

Salmos 77:2

Salmos 86:7

Page 7: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

7EDICIÓN 110 | MAYO 2019

“Y Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rasgaron sus vestidos” (Josué 14:6 LBLA).

La Escritura nos enseña en el capítulo 9 de Ezequiel, que una destrucción en medio de Jerusalén es llevada a cabo por medio de seis verdugos. Sin embargo, antes de la destrucción aparece un hombre vestido de lino, con una cartera de escribano, y con la orden de poner una señal en la frente de los que gimen y se lamentan por las abominaciones que se cometen en Jerusalén. Según describe la Escritura, quienes tengan la señal en la frente, no sufrirán daño por parte de los destructores (Ezequiel 9:1-6).

De acuerdo a esto, entendemos que quienes serán guardados de la destrucción, son aquellos que gimen y se lamentan por las abominaciones que se cometen dentro de la Iglesia, la Jerusalén espiritual.

En la Biblia, ”rasgar las vestiduras”, representa lamentarse o angustiarse por algo que está sucediendo dentro de la iglesia; algo desgarrador por el hecho de ser malo y ofensivo ante los ojos del Señor. Entonces, quienes se rasgan las vestiduras, representan a quienes al ver la mala conducta de algunos entre el pueblo de Dios, se lamentan y gimen como Lot afligió su alma en Sodoma.

En esta oportunidad, deseo hacer mención de dos varones que rasgaron sus vestiduras, al ver la incredulidad de un pueblo que había recibido muchas promesas, un pueblo que había visto maravillas y cuando estaban ante una gran bendición y oportunidad, decidieron rebelarse en contra del Señor y sus siervos. Me quiero referir a Caleb y Josué, siervos del Señor, que fueron enviados por Moisés a reconocer la tierra de la abundancia. Es importante mencionar que otros diez

príncipes de Israel los acompañaron.

Los capítulos 13 y 14 del libro de Números, nos muestran una rebelión del pueblo de Israel; la cual se derivó del mal informe que los diez espías que acompañaron en el reconocimiento de la tierra de Canaán a Caleb y Josué, dieron al pueblo de Dios. Estos diez hombres desanimaron al pueblo, haciéndoles caer en una incredulidad que les condujo a la desobediencia. “Pero los hombres que habían subido con él dijeron: No podemos subir contra ese pueblo, porque es más fuerte que nosotros. Y dieron un mal informe a los hijos de Israel de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por la que hemos ido para reconocerla es una tierra que devora a sus habitantes, y toda la gente que vimos en ella son hombres de gran estatura.” (Números 13:31,32 LBLA).

Cuando el pueblo escuchó el mal informe acerca de la tierra de la abundancia, cayeron en incredulidad, a pesar del buen informe que Caleb y Josué presentaron. Decidieron creer en las malas noticias en lugar las buenas.

“Entonces toda la congregación levantó la voz y clamó, y el pueblo lloró aquella noche. Y murmuraron contra Moisés y Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la congregación: ¡Ojalá hubiéramos muerto en la tierra de Egipto! ¡Ojalá hubiéramos muerto en este desierto!” (Números 14:1,2 LBLA). “Y se decían unos a otros: Nombremos un jefe y volvamos a Egipto” (Números 14:4 LBLA).

Si observamos, hubo murmuración y rebelión; porque querían nombrar un jefe sabiendo que Dios había enviado a Moisés. Lo terrible es que querían volver a Egipto. Egipto es figura del mundo, el lugar de donde Dios los había sacado con brazo poderoso.

Cuando Moisés y Aarón vieron lo que estaba sucediendo, cayeron sobre sus rostros. En ese momento Caleb juntamente con Josué rasgaron sus vestiduras, al ver la actitud de aquel pueblo que no creía que Dios podía introducirlos en la tierra de la promesa. Caleb y Josué mostraron su dolor rasgando sus ropas. Josué y Caleb al rasgar sus vestidos, estaban manifestando su desaprobación

ante tal conducta; pero más que eso, estaban mostrando lo que Dios sentía en su corazón. Muchas veces el Señor permite que sus siervos experimenten parte de lo que Él siente. Es tiempo de rasgar las vestiduras, y entendiendo que eso significa gemir y lamentarse al ver la incredulidad, la murmuración, la rebelión y la apostasía de un pueblo que en lugar de avanzar quiere retroceder, un pueblo que en lugar de evolucionar está involucionando. Es tiempo de rasgar nuestras vestiduras simbólicamente, es tiempo de que gimamos por el pueblo de Dios que actualmente está cayendo en apostasía. Debemos lamentarnos por aquellos que están volviendo al mundo. Debemos sentir el dolor en nuestro corazón, al ver a un pueblo que se rebela contra el Señor y que murmura en contra de sus siervos. Debemos rasgar nuestro corazón por aquellos que han caído en incredulidad, y que se resisten a entrar a tomar en posesión su herencia.

Rasgar las vestiduras, significa dejar de ser insensibles e indiferentes ante lo malo que sucede dentro de la iglesia. Josué y Caleb luego de rasgar sus vestidos, le hablaron a la congregación, procurando convencerlos de que el Señor les daría aquella tierra si se agradaba de ellos. Esto quiere decir que a pesar de la conducta de aquel pueblo, ellos insistieron; tratando de hacer volver en sí a aquel pueblo incrédulo. Quien se duele del pueblo incrédulo y rebelde procurará hacerle volver.

Angustia por la incredulidad del puebloPor Hilmar Ochoa

Citas Bíblicas para estudio

Hebreos 3:17-19Hebreos 3:12Romanos 11:19-20

Romanos 4:20Marcos 16:14Mateo 13:58

Page 8: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

8 EDICIÓN 110 | MAYO 2019

Una de las maneras como Dios ordenó que se consagrara a una persona u objeto para el servicio a Él era derramando aceite sobre la cabeza o el utensilio en cuestión, dicha consagración consistía en una dedicación completa a Dios, por lo que la persona u objeto solo debía estar dispuesta al servicio del Señor, constituyendo esto no solamente una honra y responsabilidad para quien era consagrado, sino también, una señal para que las demás personas entendieran que el Ungido del Señor debía ser respetado y tratado con honor, pues se convertía en un representante, en un embajador del reino de Dios.

De esa forma vemos que Dios consagró sacerdotes para ministrar ante su presencia. De una manera similar, cuando el pueblo de Israel pide un rey, el profeta Samuel consagra a Saúl para que gobernara sobre ellos, sin embargo Saúl, aunque tuvo un buen inicio, no tuvo un buen final porque se desvió de los mandamientos de Dios dados por el profeta Samuel buscando

matar a David e incluso, vemos cómo un espíritu inmundo lo atormentaba constantemente. Finalmente, Saúl muere en una batalla y es allí, cuando Dios nos da una enseñanza extraordinaria a través de David: “Entonces David agarró sus ropas y las rasgó, y así hicieron también todos los hombres que estaban con él. Y se lamentaron y lloraron y ayunaron hasta el atardecer por Saúl y su hijo Jonatán, por el pueblo del SEÑOR y por la casa de Israel, porque habían caído a espada.” (2 Samuel 1:11-12 LBA).

El ministro que cae

En el caso anterior, Saúl ungido del Señor representa a un ministro de Dios, es decir, representa a alguien que le sirve a Dios, que ha sido consagrado para estar delante de Él, pero que sin embargo cae en batalla. En primera instancia pensamos en un apóstol, profeta, evangelista, pastor, maestro, pero también puede ser un ministro de alabanza, servidor, diácono, anciano, etc. ¿Qué pasa cuando una de estas personas tiene un tropiezo y cae?, ¿qué sucede cuando comete un pecado, sobre todo cuando es uno muy evidente y deleznable? Supongamos que es un caso de adulterio a la manera del que cometió David o un asesinato ¿Qué pensaríamos sobre ese siervo?

La primera reacción natural del cristiano sería de rechazo, la gran mayoría de cristianos seguramente tratarían al autor de ese pecado como a un leproso, lo aislarían de la congregación, lo mirarían de reojo cuando llega a la iglesia, lo borrarían de sus redes sociales, inclusive no faltarían quienes lo humillaran públicamente no correspondiendo un saludo o aún más, señalándolo en redes sociales y en murmuraciones dentro el cuerpo de Cristo.

Sin embargo, vemos que David hizo lo contrario, pues rasgó sus vestiduras, manifestó externamente un dolor punzante, agudo, profundo en su corazón, no se alegró pensando que esto era favorable para él y su ascenso al trono, por el contrario, llegó a tal extremo su dolor que creó una atmósfera de luto que envolvió a quienes estaban con él y la Palabra dice que lloraron y ayunaron

por Saúl y Jonatán, pero no solamente por ellos, sino también por el pueblo del Señor y la casa de Israel; es decir, que David comprendía que al caer un ungido, el pueblo de Dios sufre porque el enemigo utiliza este medio para dispersar a las ovejas (Mateo 26:31), es por ello que David no cayó en la trampa de señalar al ungido, tampoco en la de rechazarlo y mucho menos en la de alegrarse por su caída, aún cuando ese ministro (en figura) lo había perseguido, al contrario se condolió, hizo luto y rasgó sus vestiduras.

El ministro que muere

Ahora consideremos el aspecto literal de la muerte, pero hagámoslo expandiendo nuestra mirada más allá de la muerte de un ministro de nuestra propia congregación. Naturalmente, si muere un siervo de nuestra iglesia, nos condolemos y guardamos luto, pero ¿qué sucede con ungidos de otras congregaciones? Supongamos que los vemos “no tan ungidos” porque hemos visto sus pies de barro. Quizás en alguna ocasión recibimos una noticia, de todas esas que circulan por las redes sociales (y que la gran mayoría son rumores) y pensamos “uy qué barbaridad con este ministro, no parece ni cristiano, por eso nos critican a todos.”

Esos pensamientos aunque no son buenos, son generalizados hoy en día cuando la difamación y los rumores se expanden tan rápidamente por cualquier medio de comunicación, son cosas que envenenan, artimañas diabólicas que nos predisponen para no condolernos cuando muere un ungido del cuerpo de Cristo. Repito nuevamente para dar énfasis: ¿hemos criticado en nuestra mente o con nuestra boca a un ministro de otra congregación?, ¿a un salmista?, ¿a una persona que le sirve al Señor?, ¿a uno que cayó o que inclusive murió?

Este es un tiempo de rasgar, de considerar nuestras acciones y pensamientos más íntimos, de romper nuestras vestiduras por aquellos ungidos que caen, es un tiempo para clamar al Señor y pedirle que tenga misericordia de su Iglesia y de los que han caído. ¡Cristo viene pronto!

Rasgar las vestiduras ante la caída de un ungido

Por Sergio Licardie

Citas Bíblicas para estudio

Levítico 8:121 Samuel 10:12 Samuel 2:4

Zacarías 13:72 Samuel 1:142 Samuel 1:17-27

Page 9: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

9EDICIÓN 110 | MAYO 2019

Las Escrituras describen en numerosas ocasiones distintos personajes que rasgaron sus vestiduras. Este gesto quizá nos parezca extraño hoy en día, pero los judíos expresaban con ello emociones intensas como desesperación, dolor, humillación, ira, tristeza, etc.

Por ejemplo, Rubén “rasgó sus prendas de vestir” al enterarse de que habían vendido como esclavo a su hermano José y que no podría liberarlo como tenía pensado. Su padre, Jacob, “rasgó sus mantos” porque creyó que a José lo había devorado un animal salvaje (Génesis 37:18-35 LBLA). Job rasgó su vestidura cuando le dijeron que todos sus hijos habían muerto (Job 1:18-20 LBLA).

Partiendo de estos ejemplos, podemos notar que los citados personajes fueron afectados en su alma (sentimientos) en determinado tiempo de sus vidas, lo cual nos lleva a pensar que en ésta vida todo tiene su tiempo, según dice la escritura, hay un tiempo señalado para todo y hay un tiempo para cada suceso bajo el cielo (Eclesiastés 3:1 LBLA).

Vemos también que en éste mismo capítulo 3 de Eclesiastés se mencionan 28 tiempos; lo impresionante es que en el versículo 7 se menciona el tiempo número 21, que es el tiempo de rasgar (Eclesiastés3:7 LBLA). Si lo concatenamos con la gematría bíblica, nos lleva a analizar que 3 = perfección divina = perfección del espíritu, alma y cuerpo; también vemos que 7 = perfección espiritual. Si multiplicamos 3x7 = 21.

Entonces quiere decir que éste es el tiempo de rasgar, para ser perfeccionados en todo nuestro ser integral. Éste tiempo es el que antecede a la parusía de nuestro Señor Jesucristo.

Hasta el momento sólo se han mencionado personajes del Antiguo Testamento que rasgaron sus vestidos por muchas razones. El Nuevo Testamento también menciona personajes que hicieron lo mismo; por fines didácticos, en este artículo mencionaremos a uno, al apóstol Pablo, veamos:

“Pero cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas y se lanzaron en medio de la multitud, gritando y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis estas cosas? Nosotros también somos hombres de igual naturaleza que vosotros, y os anunciamos el evangelio para que os volváis de estas cosas vanas a un Dios vivo, QUE HIZO EL CIELO, LA TIERRA, EL MAR, Y TODO LO QUE EN ELLOS HAY” (Hechos 14:14 LBLA). Al analizar el contexto del por qué tanto Bernabé como el Apóstol Pablo se rasgaron las vestiduras, se puede notar con la ayuda del Señor, que fue por el lamento de la idolatría que había en la ciudad de Listra. Al rasgar sus vestiduras, tanto Pablo como Bernabé, hombres de Dios, estaban renunciando incluso a su egolatría, declarándo así que la Gloria es de Dios y no de los hombres, “No a nosotros, SEÑOR, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu misericordia, por tu fidelidad.” (Salmos 115:1 LBLA).

Es tiempo de que tengamos la misma actitud que tuvieron estos hombres de Dios, que tengamos la valentía de poder romper con todas las abominaciones idolátricas que se cometen en el mundo y avanzar a lo que Dios tiene para nuestra vida. Es tiempo incluso de entender, que sin la ayuda de nuestro buen Dios nada podemos hacer; que si algo bueno hay en nosotros, o que si algo bueno han hecho nuestras manos, ha sido por la Gracia de Dios operando eficazmente en nosotros. El Apóstol Pablo también dijo: ‘’Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no resultó vana; antes bien he trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí.’’ (1 Corintios 15:10 LBLA).

Hoy en día se reúne mucha gente para

‘’adorar a Dios’’, lamentablemente en torno a un hombre; semejante a lo que hizo Israel en el desierto. Al subir Moisés (figura de Cristo) al monte, se reunieron en torno a Aarón e hicieron para sí mismos un becerro de oro. Eso y muchas cosas más, provocaron que ellos fueran entregados para servir a cosas vanas: “En aquellos días hicieron un becerro y ofrecieron sacrificio al ídolo, y se regocijaban en las obras de sus manos. Pero Dios se apartó de ellos y los entregó para que sirvieran al ejército del cielo, como está escrito en el libro de los profetas: ¿ACASO FUE A MI A QUIEN OFRECISTEIS VICTIMAS Y SACRIFICIOS EN EL DESIERTO POR CUARENTA AÑOS, CASA DE ISRAEL?” (Hechos 7:41-42 LBLA).

El Señor desea que desde lo más profundo de nuestro corazón le demos gloria, acercándonos a Él, rasgando nuestro corazón, amándolo y sirviéndole día a día. ‘’Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos; volved ahora al SEÑOR vuestro Dios, porque Él es compasivo y clemente, lento para la ira, abundante en misericordia, y se arrepiente de infligir el mal’’ (Joel 2:13 LBLA).

Rasgar las vestiduras por la idolatríaPor Pablo Orellana

Citas Bíblicas para estudio

Éxodo 20:4 El no hacer ídolos es un mandamiento

1 Corintios 10:14 Cómo se huye de la idolatría

1Samuel 15:23 La desobediencia como idolatría

Gálatas 5:19-20 La idolatría como obra de la carne

Colosenses 3:5 La Avaricia como Idolatría

Page 10: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

10 EDICIÓN 110 | MAYO 2019

Una de las situaciones de las que cuesta levantarse es de un fracaso o de una derrota, máxime cuando se ha venido caminando de victoria en victoria, de tal manera que el corazón puede desfallecer y sentir un gran dolor, a tal grado que se puede culpar a Dios por no alcanzar una victoria más. Esto lo podemos ver en Josué en su capítulo siete, cuando después de una gran victoria obtenida en Jericó son derrotados en la ciudad llamada Hai; es importante ver lo que rodeó esta derrota del pueblo de Israel para considerar las causas por las cuales se puede llegar a un fracaso y provocar que las vestiduras sean rasgadas, lo cual es una señal de sufrimiento.

Como primer paso hay que considerar lo que rodeó la victoria que obtuvo Josué ante Jericó: Primero, vemos que Josué envió a dos espías para reconocer la tierra y dieron el testimonio que Dios se las había entregado; Segundo, cruzaron el Jordán guiados por el arca, figura del bautismo en el Espíritu Santo y la presencia de Dios; Tercero, Josué

circuncidó a todos los hijos de Israel que era la señal del pacto con Dios; Cuarto, celebraron la pascua, recordatorio de la esclavitud que habían vivido en Egipto y cómo por la sangre de un cordero habían sido protegidos del destructor, dándoles una gran victoria con la que el Señor les dio la libertad; Quinto, Dios les da la estrategia para que puedan conquistar Jericó. Como podemos notar, todo fue un plan divino que los preparó para poder alcanzar la victoria, esto marcaba un precedente para considerar lo que se tendría que hacer en las siguientes batallas (Josué capítulos del 2 al 6).

Después de Jericó la siguiente ciudad a conquistar era Hai; este nombre signi-fica: ruinas, montón de escombros. Esto es muy importante, porque esta ciudad tenía la apariencia de ser muy débil, sin importancia, una ciudad desprotegida, como se diría en nuestro tiempo “pan comido”, tan así era la situación de Hai que los hombres que fueron a inspeccio-narla la tuvieron en poco y su consejo ante Josué fue: que no suba todo el pueblo, “sólo dos o tres mil hombres subirán a Hai; no hagas cansar a todo el pueblo subiendo allá, porque ellos son pocos” (Josué 7:3).

Hay que hacer notar que no se determina el número de varones que subieron a inspeccionar la ciudad, pero a Jericó Josué envió dos espías, posiblemente porque recordó que cuando Moisés envió a los doce, solo dos dieron buen testimonio de la tierra y se aseguró que no volviera a pasar lo mismo, esto indica que tomó en cuenta su experiencia, pero a pesar de ello, en Hai no lo consideró. La Biblia también nos describe claramente que Josué los envió desde Jericó, indicándonos que desde la victoria que se había alcanzado, se iniciaba la estrategia para conquistar la siguiente ciudad pero los resultados no fueron los anhelados.

El consejo de aquellos espías fue tomado por Josué y esto llevó a una derrota al pueblo de Israel en Hai, esto provocó que Josué rasgara sus vesti-duras y que desfalleciera su corazón, no entendía el porqué de la derrota porque consideraba que todo estaba en orden

y no había explicación del por qué en Jericó siendo más poderosa, Dios les había dado una gran victoria y ahora en una ciudad tan pequeña se daba una derrota, consideró que esto era motivo para que sus enemigos se levantaran contra ellos y los borraran de la tierra, pero clamó a Dios y vino la respuesta divina.

La misericordia de Dios se manifiesta siempre sobre sus hijos; aunque Josué no consultó con Él para ver cómo deberían tomar Hai, Dios le dijo que se levantara, que no era tiempo de clamar sino de actuar, le informó que su pueblo había pecado, que había transgredido su pacto y que habían tomado lo que estaba destinado al Señor; ahora Josué tenía que corregir la plana para poder continuar en la conquista de la tierra de abundancia.

Con la instrucción divina se da un renuevo para que Josué inicie el proceso, para que todo vuelva al estado original, para que Dios pueda estar con ellos y puedan hacerle frente a sus enemigos y derrotarlos; había que consagrar al pueblo y destruir el pecado cometido por Acán; cuando Josué castiga el pecado cometido, Dios le habla y le da la estrategia para que pueda conquistar Hai.

El que Josué rasgara sus vestiduras y se pusiera delante de Dios, nos enseña que no podemos depender de nuestras propias fuerzas y que para poder conquistar la vida abundante, primero hay que examinar el corazón y exponerlo delante de Dios. Aunque Dios nos dé grandes victorias no podemos considerar que siempre será así, sino que debemos considerar primera-mente cómo estamos delante de Dios para destruir toda actitud de Acán y en consecuencia, Dios se agrade de nosotros y así poder disfrutar de la vida abundante. El que Josué rasgara sus vestiduras nos muestra que tenemos que ver más adentro, tenemos que ver nuestro corazón y ser humildes para reconocer las debilidades que hay en nuestra vida, para que cuando nos presentemos delante de Él no tengamos de qué avergonzarnos.

El lamento de una derrotaPor Abraham De La Cruz

Josué 7:1Josué 6:17Josué 6:191 Crónicas 2:7

Citas Bíblicas para Estudio

Josué 7:4-5

Page 11: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

11EDICIÓN 110 | MAYO 2019

Un voto es un acto voluntario, una promesa o un juramento que hace una persona, generalmente a Dios, ya sea por devoción o con el propósito de obtener su favor en determinado asunto. No se trata de algo que Dios le pida a alguien, como cuando le pidió a Abraham que ofreciera a Isaac en un holocausto (Génesis 22.1-2); sino que se trata de algo que la persona ofrece de su propia voluntad como el caso de Ana, que hizo un voto al Señor cuando le pidió que le diera un hijo varón (1 Samuel 1.11).

Ahora bien, aunque El Señor no haya pedido nada cuando una persona hace un voto, se está imponiendo a sí misma una obligación en cuanto a Dios (Números 30.1-2) de manera que no sólo debe cumplir lo que prometió, sino también debe darse prisa para hacerlo, porque si no lo cumple, le será contado como pecado y aquello se convertirá en un lazo para su alma, siendo esa la razón por la que se dice que es mejor no hacer ningún voto, que hacerlo y después no cumplirlo (Deuteronomio 23.21-23).

Como ejemplo de lo anterior, podemos ver que Jacob hizo un voto al Señor cuando huía de su hermano Esaú (Génesis 28.20-22), y parte de lo que Jacob prometió, fue dar al Señor el diezmo de todo lo que habría de recibir. Sin embargo, la Biblia nos deja ver la posibilidad de que Jacob no haya cumplido su voto, porque El Señor se refiere al pueblo de Israel como los “hijos de Jacob”, y los reprende porque le estaban robando al no dar los diezmos y las ofrendas, atrayendo una maldición sobre sí (Malaquías 3.6-10).

Entendiendo que éste es un tiempo de rasgar (Eclesiastés 3.7), y que esto incluye rasgar las vestiduras, centraremos nuestra atención en Jefté, quien hizo un voto para pedir el favor de Dios cuando

iba a enfrentarse a los hijos de Amón (Jueces 11.30-31). Jefté pudo haber hecho ese voto motivado por el temor, olvidando que El Señor había prometido estar con su pueblo y salvarlos de sus enemigos cuando salieran a la guerra (Deuteronomio 20.1-4); de manera que lo hizo apresuradamente y sin considerar las consecuencias.

Lo que Jefté prometió, fue consagrar al Señor la vida de cualquier persona que saliera a recibirlo cuando él volviera de la batalla; pero al ver que fue su hija única quien salió a recibirle, Jefté rasgó sus vestiduras como señal de lamento En primer lugar, porque sabía que el cumplimiento de aquel voto implicaba que su hija jamás podría casarse ni tener hijos; y en segundo lugar, porque en ese momento se dio cuenta de que el voto era difícil de cumplir, y si no lo cumplía, le sería contado como pecado (Jueces 11.34-35).

En la actualidad hay personas que podrían estar cometiendo el mismo error que cometió Jefté; tanto en el sentido de hacer votos, sin considerar que se están imponiendo una obligación difícil de cumplir; como en el sentido de afectar a otras personas con aquello que prometieron. En algunos casos puede ser por ignorancia, y en otros casos puede ser por el anhelo de recibir una bendición del Señor: sea cual fuere la motivación, si no cumplen lo que prometieron, les será contado como pecado, y su alma quedará atada.

Sin embargo, Dios es paciente para con nosotros y no quiere que nadie perezca (2 Pedro 3.9). Sabiendo que somos susceptibles de fallar en cuanto al cumplimiento de nuestros votos, Él ha establecido en su Palabra la forma en que una persona puede ser libre de ese lazo; y esta consiste en que la persona que hizo el voto, debe presentarse ante una autoridad espiritual, debe confesar lo que había prometido, y someterse a lo que El Señor determine por medio de dicha autoridad; la cual tiene la potestad para anular o ratificar el voto (Números 30.3-16).

En el caso de Jefté, aunque su hija aceptó cumplir lo que él había prometido, el

hecho de que Jefté rasgara sus vestiduras, nos deja ver otra solución que Dios provee para quienes están atados por un voto que no han podido cumplir, tomando en cuenta que las vestiduras son figura de nuestra alma, tal como se puede ver en la ley sobre la lepra, la cual podía brotar en un hombre, que es figura del espíritu humano (Levítico 13.2); en una vestidura, que es figura del alma (Levítico 13.47); y en una casa, que es figura del cuerpo (Levítico 14.34).

En ese sentido, rasgar las vestiduras significa que debemos rasgar nuestro corazón delante del Señor, permitiendo que se vea lo que hay en nuestro interior, y confesar aquello en lo que le hemos fallado para que podamos alcanzar misericordia, conforme a lo que está escrito: “Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos; volved ahora al Señor vuestro Dios, porque Él es compasivo y clemente, lento para la ira, abundante en misericordia, y se arrepiente de infligir el mal” (Joel 2.13).

Es casi seguro, que todos nosotros hemos fallado en el cumplimiento de algún voto que hicimos al Señor, pero en este tiempo Él nos está dando la oportunidad de rasgar nuestras vestiduras para que seamos hallados sin culpa cuando seamos presentados en el Tribunal de Cristo (2 Corintios 5.10), de manera que no nos alejemos de Él avergonzados en aquel día (1 Juan 2.28) ¡Maranatha!

Marco Vinicio Castillo

Números 30.1-2Números 30.3-5Números 30.6-8Números 30.9Eclesiastés 5.1-6Números 6.1-21

Citas Bíblicas para Estudio

Lamento por hacer un voto a la ligera

Page 12: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

12 EDICIÓN 110 | MAYO 2019

A la luz de la palabra hemos comprendido que existe un tiempo perfecto y que éste tiempo corresponde al tiempo número 21 de los 28 tiempos descritos en Eclesiastés 3; conociendo esto, nos corresponde a la manera de la tribu de Isacar, no solamente conocer el tiempo que vivimos sino además saber cómo debemos proceder en él (1 Crónicas 12:32), ya que si no lo hacemos así, corremos el riesgo de perder la oportunidad que se nos está dando en éeste tiempo, como le sucedió al pueblo de Dios que por no conocer el tiempo de su visitación perdió el camino hacia la paz y a cambio atrajo hacia sí destrucción (Lucas 19:43-44).

El tiempo número 21 de los descritos en Eclesiastés 3, se encuentra en el versículo 7,: tiempo de rasgar,. aAl estudiar la palabra de Dios, encontramos que son varias las cosas que describe que se rasgan y que en el contexto de lo que

estamos desarrollando entendemos que en el tiempo número 21 se deben rasgar los vestidos, en varias oportunidades diferentes personajes se rasgan sus vestidos y de cada una de éstas podemos extraer un principio, el cual nos lleva a comprender qué es lo que nosotros debemos hacer, según la voluntad de Dios en éste tiempo perfecto que se nos está permitiendo vivir.

En las costumbres orientales rasgar los vestidos demuestra un profundo dolor o una profunda indignación ante alguna situación que está ocurriendo, rasgar los vestidos de una u otra manera deja ver la intimidad de la persona, lo que hay debajo de su ropa, lo que hay en su interior. En Joel 2:13 Dios hace una alegoría entre rasgar los vestidos y rasgar el corazón pidiendo a su pueblo que más que sus vestidos, rasguen su corazón; en cada oportunidad que alguien rasga sus vestidos en la Biblia se nos está mostrando en figura la actitud que debería haber en nuestro corazón según el deseo de Dios en relación a circunstancias determinadas.

“Un hombre de Benjamín salió corriendo del campo de batalla y llegó aquel mismo día a Siló con los vestidos rasgados y la cabeza cubierta de polvo” (1 Samuel 4:12 Castillian), este hombre llega con sus vestidos rasgados debido a que el Arca del Pacto ha sido tomada por los filisteos y se ha perdido la presencia de Dios.

La pérdida del Arca, la presencia de Dios, en el contexto del versículo citado, está íntimamente relacionada con la historia del sacerdote Elí y sus dos hijos, quienes cometían un pecado muy grande, ya que por causa de su conducta el pueblo menospreciaba las ofrendas del Señor, ellos actuaban de esta manera porque no conocían al Señor ni la costumbre de los sacerdotes. Por su parte Elí honraba más a sus hijos que a Dios y no los corregía, esto llevó a la muerte de los tres, pero además a la pérdida del Arca del Señor al ser tomada por los filisteos (1 Samuel 2-4). Cuando es llevada la noticia de lo sucedido el mensajero lleva rasgados

sus vestidos, lo cual nos enseña que en el tiempo perfecto, es necesario mostrar dolor y aún indignación por aquellos ministros que con su enseñanza llevan al pueblo a menospreciar lo que es del Señor, su diezmo y lo que se ha propuesto ofrendarle a Él, ya sea oponiéndose a este principio bíblico, enseñando a no hacerlo o enseñando avaricia al hacerlo, a darle a Dios con el propósito de enriquecerse materialmente, aún viviendo con excesos materiales y dándole culto más a la riqueza que a Dios, ya que esto conduce a perder la presencia de Dios. Es necesario gemir, rasgar los vestidos, el corazón, delante de Dios y suplicarle que tenga misericordia de su pueblo y que no aparte su presencia a causa de un pecado tan grande.

El Rey Saúl es un personaje que pierde la presencia de Dios, le es quitado el Santo Espíritu, pero en este caso es por rebelión y desobediencia al no matar al rey de Amalek, enemigo del pueblo de Dios y perdonar la vida del ganado que debía haber destruido por completo con el pretexto de que iba a ser usado para sacrificar a Dios (1 Samuel 15); éste pasaje nos muestra cómo al usar aquello que Dios quiere que sea destruido, quitado de nuestras vidas, para mezclarlo con el culto al Señor puede hacer que la presencia del Señor se aleje; un ejemplo claro de esto es cuando se usa música del mundo para alabar a Dios, sea “rap cristiano, música techno cristiana”, o lo conocido como contrafactum (colocar partes de piezas musicales del mundo como parte de alabanzas a Dios); cuando se hace uso de recursos como luces estroboscópicas, humo y se utiliza como parte del culto de alabanza, trayendo el show del mundo al altar de Dios, es necesario rasgar los vestidos, mostrar indignación y dolor delante de Dios y desenmascarar las artimañas del enemigo que pretende que la iglesia de Cristo se quede sin la presencia del Espíritu Santo.

Los ministros verdaderos y la iglesia deben mostrar dolor e indignación ante las actitudes descritas, rogándole a Dios que no aleje a causa de ello su Santo Espíritu.

Rasgando los vestidos por la pérdida del Arca del PactoPor Juan Luis Elías

Eclesiastés 3:1-81 Samuel 2:12-17, 27-361 Samuel 4:1-11, 1 Samuel 15:15,23

Citas Bíblicas para Estudio

Page 13: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

13EDICIÓN 110 | MAYO 2019

Rasgar las vestiduras era parte de un ritual dentro del pueblo hebreo cuyas razones variaban, una de ellas tenía que ver con la muerte de familiares o de algún personaje importante, por ello se consideraba una expresión de dolor y consternación ante la pérdida, se sumaban familiares y personas cercanas como una muestra de solidaridad ante la tragedia, solían también ceñirse de cilicio o sea de luto (Génesis 37:34-35), el cual consistía en una especie de prenda alrededor de la cintura hecha de pelo de oveja o camello de color obscuro (diccionario Bíblico Ilustrado Holman).

Adicionalmente cubrían sus cabezas y echaban ceniza en sus cuerpos, de manera que el dolor era en el corazón, en el cuerpo y en la mente (2 Samuel 15:30). Así sucedió cuando David dijo a Joab y a todo el pueblo “…rasgad vuestros vestidos y ceñíos de cilicio y haced duelo delante de Abner” (2 Samuel 3:31) como diciendo, nadie puede ser capaz de no lamentar esta tragedia, es necesario por lo tanto que todos estemos en un mismo sentir.

Al respecto debemos reseñar brevemente lo acontecido, Abner fue un destacado militar que estuvo bajo las ordenes del rey Saúl y luego de su hijo Is-Boset (1 Samuel 14:50) y sucedió que antes de entregar su lealtad al rey David, en un incidente entre ambos bandos dio muerte al hermano de Joab de nombre Asael, no sin antes insistirle repetidamente que se alejara de él, por lo que podemos inferir que se trató de defensa propia (2 Samuel 2:18-23). Esto provocó la venganza de Joab, quien valiéndose de engaños terminó quitándole la vida cuando éste había salido de la presencia del Rey David luego de haberle ofrecido su lealtad, acción que pudo haber sido mal interpretada por los enemigos

del rey David y que fue en definitiva una venganza con motivaciones infundadas y realizada bajo engaños, incluso, probablemente celos también (2 Samuel 3:23-27).

En este punto es imperativo resaltar la actitud del rey, quien se lamentó y se dolió ante lo sucedido e instruyó al pueblo, incluso al asesino de Abner a rasgar sus vestiduras y a estar de duelo por la muerte de un inocente, lo que trae a nuestra memoria dos acontecimientos en donde se le dio muerte a inocentes: la orden de Faraón a la parteras hebreas para dar muerte a todos los varones recién nacidos y la orden de Herodes de asesinar a niños menores de dos años (Éxodo 1:15-16; Mateo 2:16).

Hoy en día vemos cómo se vuelve a ordenar la muerte de inocentes en todo el mundo mediante la manipulación de mentes, leyes y personas; vemos cómo alrededor del mundo se han levantado movimientos feministas y abortistas que abogan por la legalización del aborto, quienes insisten en negar que la vida existe desde la misma concepción dentro de sus principales argumentos.

En el sitio web del partido político español “Alternativa Española” se puede leer toda una investigación al respecto, y dentro de lo más alarmante se lee que para mediados de los noventa eran requeridos alrededor de once millones de fetos entre catorce y veinte semanas (solamente obtuvieron 120,000) para atender las demandas relacionadas con procedimientos médicos relacionados con la diabetes, imagínense la demanda de otras necesidades como Parkinson, tratamientos de belleza, etc.

Cuando Faraón y Herodes ordenaron la ejecución de inocentes, lo hacían por el temor que les generaba el nacimiento de un libertador como fue Moisés y luego nuestro salvador y libertador Jesucristo; coincidentemente la muerte de estos inocentes dentro del vientre de sus madres se contextualiza en lo que los cristianos identificamos como los últimos tiempos, dentro de ellos la proximidad de la siguiente venida de nuestro Salvador.

Por lo tanto, deberíamos meditar ¿cuál es nuestra actitud al respecto? La indolencia

no es la reacción que se debería esperar de los cristianos o de la iglesia evangélica en general ¡de ninguna manera! Este es el tiempo de rasgar nuestras vestiduras, de dolernos y hacer ver nuestro desacuerdo con lo que sucede, así como lo hizo el rey David respecto del asesinato de Abner al dejar claro que él no había participado en la trampa mortal (2 Samuel 3:37).

Este es un tiempo en que la Iglesia debe abrir su boca por esos niños que aún no tienen voz y que son prácticamente asesinados sin haber nacido siquiera (Proverbios 31:8-9), así como lo hizo el ángel cuando alertó a José del peligro de muerte que corría Jesús (Mateo 2:13-14), o como las parteras en Egipto que aún a costa de su propia vida decidieron obedecer al Señor y no a Faraón.

Nuestra actitud respecto a estos acontecimientos es una señal que identifica a los que habrán de ser arrebatados, mismos que son descritos por el profeta Ezequiel como hombres que gimen y se lamentan, que rasgan sus vestiduras por todas las abominaciones que se comenten, actitud que los hace objeto de una señal en la frente, separándolos de los demás para quienes está reservada la muerte y destrucción (Ezequiel 9:4-6).

Rasgando las vestiduras por la muerte de inocentesFernando Álvarez

Eclesiastés 7:2-4Génesis 37:341 Samuel 17:572 Timoteo 3:1Judas 1:17-19Apocalipsis 22:21

Citas Bíblicas para Estudio

Page 14: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

14 EDICIÓN 110 | MAYO 2019

(RVG 2 Samuel 13:19) “Entonces Tamar tomó ceniza, y la esparció sobre su cabeza, y rasgó su vestido de colores que llevaba puesto, y puesta su mano sobre su cabeza, se fue gritando”.

En Israel era conocida la profecía acerca del nacimiento del Mesías, que nacería de una vírgen (Isaías 7:14; Mateo 1:22-23), por lo tanto, toda doncella era candidata para ser la elegida como el vaso que Dios usaría para traer al mundo al Mesías. Las vírgenes se distinguían porque vestían túnicas de colores, las cuales cuidaban porque era una especie de honra para ellas, ya que anhelaban casarse y llegar a ser como Raquel y Lea, las cuales edificaron la casa de Israel, pero cuando una doncella era violada, la ley decía que el hombre debía pagar una dote para que ella fuera su mujer y si el Padre de ella rehusaba dársela, aún debía pagar una cantidad igual a la dote de las vírgenes (Deuteronomio 22:16-17).

Tamar rasgó su túnica de varios colores; porque su virginidad fue desgarrada de

ella de una manera forzada y su esperanza

de ser elegida para dar a luz al Mesías se había perdido, así como el poder ser elegida para matrimonio, ya que ser violada era una deshonra que debía llevar sobre sí toda su vida. Todo esto es una figura para nosotros, ya que los que somos hijos de Dios en este tiempo, también tenemos que dar a luz al Mesías, pues al momento de creer en el Señor, el Espíritu de Cristo se hizo uno con nuestro espíritu (1 Corintios 6:17) invadiéndolo, pero debe expandirse y llenar nuestra alma, así como nuestro cuerpo (3 Juan 1:2), hasta llegar a impregnar nuestras vestiduras, tal como sucedió con los delantales y paños de Pablo, y la sombra de Pedro que sanaban a los enfermos.

Este proceso lo podemos ver en la parábola de Mateo 13:33, donde la mujer es figura del Espíritu Santo y las tres medidas de harina representan nuestro espíritu, alma y cuerpo donde el reino de los cielos debe gobernar. El apóstol Pablo escribió en Gálatas 1:15-16 que Dios le apartó desde el vientre de su madre y llegado el tiempo, le plujo manifestar a Su Hijo en él, es decir, que Pablo dio a luz al Mesías en su vida cuando se convirtió y se entregó de lleno a predicar el evangelio a pesar de las persecuciones y sufrimientos que enfrentó.

En el pasaje de 2 Samuel 13:12-19 que estamos considerando, Amnón es figura del diablo, quien va a tratar por todos los medios de lograr que los creyentes interrumpan su proceso de santificación y con ello asegurarse de que no den a luz al Mesías, ni que se casen con el Cordero. Entre sus estrategias está utilizar a cristianos que dan mal testimonio para que sirvan de piedra de tropiezo, provocar luchas y pruebas para desanimar al creyente y que éste aborte la fe que un día tuvo, desviar la atención del hijo de Dios por medio del afán de las riquezas y de los entretenimientos del mundo que ahogan la Palabra para que se vuelva infructuosa.

Dentro de los entretenimientos que el enemigo utiliza podríamos mencionar la anti-red evangelística, que engloba a las redes sociales, en las cuales muchos

cristianos de todas las edades invierten muchas horas de su tiempo diariamente y donde sus almas pueden ser atadas con el lazo del cazador.

Nosotros, al igual que aquellas doncellas que vestían túnicas de colores, debemos cuidar nuestras vestiduras blancas y lo precioso que fue depositado en nuestro interior, considerándolo como un tesoro invaluable, sabiendo que podríamos perderlo si nos conformáramos a este mundo y nos dejáramos arrastrar por la corriente de este siglo, la cual está comandada por el príncipe de las tinieblas.

Nuestra actitud debe ser como la de María, quien estuvo dispuesta a renunciar a sus planes y sueños, aún a aquello que le era lícito hacer, como casarse con el hombre que amaba, con tal de dar a luz al Mesías, aunque perdiera su propia dignidad, pues tanto la gente, como su marido José creerían que había pecado y que su Hijo era fruto de fornicación. Eso no le importó, pues no pensó en ella misma sino escogió hacer la voluntad de Dios en su vida.

¿Cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a hacer lo que ella hizo? ¿Cuántos podríamos morir a nuestros planes para darle lugar al plan de Dios? Muchas veces ni siquiera le preguntamos al Señor si está de acuerdo con nuestras decisiones, simplemente las tomamos sin contar con su beneplácito, muchas veces olvidamos que nuestra vida ya no nos pertenece pues se la entregamos al Señor el día que levantamos la mano y dijimos: “le entregó mi vida a Cristo”. No permitamos que nuestra túnica de colores sea rasgada, que seamos descalificados para dar a luz al Mesías en nuestra vida y que perdamos la oportunidad de ser la esposa del Cordero.

El Señor viene pronto por una iglesia sin mancha y sin arruga, por una novia que lo ama a Él por sobre todas las cosas, ciertamente la vestirá de lino fino, limpio y resplandeciente y tendrá la gloria de Dios y su resplandor será semejante a una piedra preciosa, como un diamante.

Pérdida de la esperanza de dar a luz al MesíasPor Louisette Moscoso

Rut 4:11Hechos 5:15Hechos 19:11-12Mateo 13:18-22

Mateo 1:18-25Romanos 12:1-2Apoc. 21:10-27

Citas Bíblicas para estudio

Page 15: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

15EDICIÓN 110 | MAYO 2019

Uno de los acontecimientos que causa más expectación en los cristianos es la venida del Señor Jesucristo, la cual marcará el desenlace de la historia de los hijos de Dios, separando a los salvos fieles para disfrutar de su presencia plena, de aquellos salvos que tendrán que lavar sus vestiduras en la gran tribulación. Contamos con señales que indican que el tiempo tribulacionario se acerca pero no hay señales físicas específicas que puedan indicar el día y la hora del tan esperado arrebatamiento de la Iglesia, pues estas alertas solo pueden ser manifiestas en los corazones de los cristianos por medio de la voz del Santo Espíritu con el conocimiento y discernimiento de los tiempos, sabiendo la manera en que debe actuar en cada uno de ellos, a la manera de los hijos de la tribu de Isacar.

Esto nos enfrenta a una gran verdad: es necesario actuar adecuada y coherentemente conforme a los tiempos de Dios, ya que si nos atrasamos o nos adelantamos a los mismos con seguridad fracasaremos, pues solamente aquellos hijos de Dios que anhelen con todas las fuerzas de su corazón consagrarse día con día podrán tener el testimonio fiel de la venida gloriosa del Señor Jesucristo y con toda seguridad, podemos ver que éste es el tiempo de romper o rasgar nuestras vestiduras: “tiempo de rasgar, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar” (Eclesiastés 3:7 LBLA).

Uno de los aspectos del rompimiento se puede leer en el relato del rey Acab cuando rompe sus vestidos por causa de escuchar la profecía del profeta Elías; ésta palabra ‘romper’ es también traducida

en la mayoría de versiones de la Biblia como rasgar: “Y sucedió que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestidos, puso cilicio sobre sus carnes y ayunó, se acostó con el cilicio y andaba abatido” (1 Reyes 21:27 LBLA).

Podemos ver en la Biblia la costumbre de rasgarse la ropa cuando los personajes sentían vergüenza, lamento, tristeza o arrepentimiento, y en algunos casos como una manera de humillarse delante de Dios. En las escrituras podemos ver que el Señor demanda rasgar nuestro corazón como señal del reconocimiento de nuestras faltas y pecados: “Aún ahora -declara el SEÑOR- volved a mí de todo corazón, con ayuno, llanto y lamento. Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos; volved ahora al SEÑOR vuestro Dios, porque Él es compasivo y clemente, lento para la ira, abundante en misericordia, y se arrepiente de infligir el mal” (Joel 2:12-13 LBLA). Una buena cantidad del pueblo del Señor está procurando su santificación, pero otra parte no está reaccionando y han seguido su vida de una manera que no es agradable delante del Señor.

Tenemos un Dios compasivo y lleno de misericordia, esto lo podemos ver en el rey Acab, quien habiendo hecho lo malo recibe una profecía en la cual se le anunciaba la decisión de Dios de traer el mal para él y todo el pueblo: “Y Acab dijo a Elías: ¿Me has encontrado, enemigo mío? Y él respondió: Te he encontrado, porque te has vendido para hacer el mal ante los ojos del SEÑOR. He aquí, traeré mal sobre ti, te barreré completamente y cortaré de Acab todo varón, tanto siervo como libre en Israel” (1 Reyes 21:20-21 LBLA); ante lo impactante de la Palabra de Dios, él recapacita y rasgando sus vestiduras se humilla y arrepiente delante del Señor, y eso provoca que Dios cambie la sentencia dada y lo perdone: “Entonces la palabra del SEÑOR vino a Elías tisbita, diciendo: ¿Ves cómo Acab se ha humillado delante de mí? Porque se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; pero en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa” (1 Reyes 21:28-29 LBLA).

Sin ahondar en la parte final del versículo 29 y enfocando solamente a Acab, podemos notar que rasgar nuestro corazón y humillarse delante de Dios con un arrepentimiento genuino, puede provocar que las consecuencias del pecado sean quitadas, lo que da esperanza a nuestros corazones sabiendo que la compasión de Dios y su inmenso amor nos da la oportunidad de ponernos a cuentas con Él.

Si tú has estado rebelde con Dios o no has aceptado al Señor Jesucristo como tu salvador y estás leyendo esto, hoy el Señor te habla por medio de la palabra profética más segura que es la Biblia para hacerte ver que te ha estado esperando y que desea tu restauración: “Venid ahora, y razonemos -dice el SEÑOR- aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, como blanca lana quedarán” (Isaías 1:18 LBLA); “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16 LBLA); “Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de Él” (Juan 3:17 BAD).

Es una gran oportunidad de que rasgues tu corazón y te humilles delante del Señor, lo aceptes como tu salvador, te arrepientas de tus pecados y lo confieses con tu boca para recibir el oportuno socorro, para que cuando sea el tiempo, seas también arrebatado y contado entre los que estarán en la presencia de Dios por siempre ¡Maranatha!

El arrepentimiento ante la profecía de lo que habría de suceder

Por Hari Chacón

Page 16: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

16 EDICIÓN 110 | MAYO 2019

“Y cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que yo haga por ti antes de que yo sea separado de ti. Y Eliseo dijo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí…Lo vio Eliseo y clamó: Padre mío, padre mío, los carros de Israel y su gente de a caballo. Y no lo vio más. Entonces tomó sus vestidos y los rasgó en dos pedazos” (2 Reyes 2:9 y 12).

La lectura anterior es uno de los pasajes más impresionantes del Antiguo Testamento, nos muestra la historia de dos profetas de Dios, uno ya viejo llamado Elías y el joven Eliseo; el primero se encuentra a punto de culminar su carrera ministerial y el segundo con un anhelo por seguir el ejemplo de quien lo antecedía, pero con una doble unción que significa estar lleno del Espíritu y tener la capacidad de hacer aún mayores obras de los que nos antecedieron (Juan 14:12). Recibir una doble unción nos permite

entender uno de los significados de lo que realmente significa rasgar las vestiduras.

A lo largo del capítulo podemos observar cómo el profeta joven dispone su corazón y acompaña al profeta Elías a cada una de las ciudades que éste visitó; a pesar de que en las tres últimas ciudades tuvo la opción de no seguirlo más, este joven dispuso su corazón para seguir al siervo de Dios sin importar los obstáculos que tuviera que atravesar para llegar a su destino. Eliseo es el ejemplo de los jóvenes que hoy en día anhelan con todo su corazón buscar al Señor, que están caminando al lado de los ministros que los cubren y están atentos a cada uno de los mensajes que son entregados de parte de Dios, que perseveran y no se vuelven atrás y que como recompensa verán las promesas de Dios cumplidas en sus vidas. Eliseo cruzó el Jordán junto a Elías, esto nos habla de un nuevo tiempo en el cual podemos entrar por medio de la guianza correcta de nuestras coberturas, un nuevo comienzo como el que tuvo el pueblo de Israel al atravesar este río para llegar a la tierra prometida.

Algo muy interesante es que Eliseo había discernido el tiempo en el que estaba viviendo y esto le fue confirmado por medio de diferentes profetas. Mientras continuamos avanzando en nuestro caminar cristiano es importante que logremos discernir el tiempo que estamos viviendo, esto nos permitirá tomar las decisiones acertadas en nuestra vida.

Luego de haber cruzado el Jordán (2 Reyes 2:9), sucedió que Elías le dijo a Eliseo que pidiera lo que quisiera, a lo cual él respondió que anhelaba una doble unción, el profeta Elías le respondió diciendo que si lo miraba al momento en que fuera arrebatado le sería concedida su petición. Luego de haber caminado juntos tanto tiempo parecería no ser tan difícil el requisito, pero el mensaje del profeta iba más allá y nos deja una gran enseñanza, ya que le estaba dando instrucciones precisas para que no descuidara su caminar en el tramo final y que sería necesario un esfuerzo extra

para poder contemplar lo que Dios estaba por ejecutar. En el versículo 11 aconteció que mientras iban “andando y hablando” Elías fue arrebatado y en ese momento se describe cómo Eliseo clama su padre ministerial dos veces. La actitud de Eliseo realmente fue impresionante, caminó al lado de su mentor todo el tiempo, no alcanzo a imaginar cuantas cosas aprendió mientras le enseñaba por medio de su conocimiento y su testimonio de vida, el cual fue agradable ante Dios que permitió que fuera arrebatado estando vivo; Eliseo no menospreció nada de lo que le fue enseñado y aprovechó cada momento al lado del profeta que lo aventajaba en años y sabiduría. Las generaciones que venimos detrás de los siervos que nos anteceden debemos permanecer muy cerca de ellos, ésto lo podemos hacer no solo estando físicamente cerca de ellos, sino también atendiendo sus enseñanzas, sin olvidar clamar para que Dios cumpla sus promesas en nosotros.

Eliseo cumplió con el requisito que le había sido puesto para obtener la doble unción, sin embargo, antes de tomar el manto de Elías, tuvo una revelación en su vida: era necesario rasgar sus vestiduras y deshacerse de ellas para ser investido del poder de Dios. No podemos recibir la doble unción con vestiduras viejas, tal como lo vemos en Marcos 2:22 “Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres”; Eliseo entendió que la doble unción venía acompañada de un nuevo tiempo y que sus vestiduras tenían que ser cambiadas, refriéndose con ello al cambio de hábitos, manera de pensar y vivir. La vida de alguien lleno del espíritu de Dios no puede seguir siendo la misma.

Todos los que anhelamos vivir por el Espíritu con una doble unción, debemos estar dispuestos a cambiar nuestra vida por completo para llegar a un nuevo nivel espiritual para recibir con dignidad la estafeta cuando ésta nos sea entregada. Eliseo era un profeta y no por ello se aferró a su antigua manera de vivir, él rasgó sus vestiduras y alcanzó una nueva dimensión.

Por Julio Lacán

Rasgarse las vestiduras para recibir la doble unción

Citas Bíblicas para estudio

Zacarías 3:3-4Lucas 15:22Génesis 41:14Apocalipsis 3:18

Page 17: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

17EDICIÓN 110 | MAYO 2019

“Cuando el rey de Israel leyó la carta, horrorizado, rasgó sus vestiduras y dijo: «¡Este hombre me manda a un leproso para que lo sane! ¿Acaso soy Dios para dar vida y quitarla? Creo que sólo busca pelear conmigo” (2 Reyes 5:7 NTV).

Rasgar las vestiduras era una señal de suma aflicción, de arrepentimiento profundo. Horam, rey de Israel, tomó ésta actitud al reconocer que él no podía curar la lepra de Naamán; él creyó que Aram, rey de Siria, había enviado a Naamán como una ofensa, buscando provocar una contienda entre ellos. Sin embargo, Eliseo al oír esto, le dijo a Horam que le enviara a Naamán para que se supiera que había profeta en Israel, quien tenía la gracia de parte del Señor para poderlo conducir a su sanidad.

La sanidad es del Señor

Una de las cosas que se debe comprender, es que el hombre no tiene la capacidad de curar las enfermedades, es sólo potestad del Señor: “Jesús respondió: Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios” (Lucas 18:27 BLA 2005). “Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa” (Lucas 5:24 LBLA). Por ello, cuando veamos a una persona que tiene una enfermedad incurable, o en un pecado de mucha gravedad, debemos consternarnos intercediendo delante del Señor, para que Él provea el arrepentimiento, el perdón y la sanidad; sea de forma directa o a través de uno de sus siervos. Según vemos en el desarrollo del caso de Naamán, el ministerio profético actuó en una de sus funciones.

¿Qué es la lepra?

La lepra es una enfermedad crónica de la

piel, producida por el bacilo de Hansen, que la cubre de pústulas y escamas. Esta afecta especialmente al sistema nervioso periférico, la piel, la mucosa de las vías respiratorias superiores, y los ojos; afecta espiritualmente la capacidad de discernir y nubla la visión. En el Antiguo Testamento, la persona que poseía esta enfermedad era discriminada y separada de la sociedad; afectando de esta manera su alma. La lepra, como figura de una de las consecuencias del pecado, nos puede alcanzar a todos.

La lepra, al afectar las terminaciones nerviosas, provoca insensibilidad ante cualquier agente externo, entre ellos el fuego. El pecado puede afectar al cristiano, volviéndolo insensible ante las cosas espirituales del Señor, provocándole incapacidad para poder arrepentirse. Cuando notemos en nosotros o en otra persona, que se ha perdido la capacidad de arrepentirse, debemos afligirnos en gran manera delante del Señor, clamándole para que Él tenga misericordia, y que su bondad le conduzca al arrepentimiento; que provoque la búsqueda del perdón, limpieza,sanidad del pecado y sus consecuencias (Romanos 2:4; Co. 7:9-10).

La lepra en los inconversos

La Biblia dice que por cuanto todos pecamos, todos fuimos destituidos de la gloria de Dios; por ello estuvimos muertos en nuestros delitos y pecados (Romanos 3:23; Efesios 2:1). Naamán era sirio, por lo tanto, estaba alejado de los pactos y las promesas que estaban sobre el pueblo de Israel; en otras palabras, representa a una persona inconversa. Como cristianos redimidos por el sacrificio del Señor Jesucristo, debemos afligirnos por todos aquellos que aún no se les ha revelado su condición de pecado; que por ello no tienen la capacidad de arrepentirse de sus malas y vanas obras delante del Señor , al hacerlo, Él los perdonará y sanará (Marcos 4:11-12).

Aparte de Naamán, de quien no se perciben a simple vista las causas por las que se enfermó de lepra, vemos otros casos como el de Miriam, hermana de Moisés, a quién le brotó lepra en la frente, a causa de ser una persona rebelde, altiva y autosuficiente, que la

condujo a no reconocer su cobertura y por ello no sujetarse. Otro caso es Giezi, a quien le cayó la lepra de Naamán, a él y a su descendencia, ya que por tener amor por el dinero y no sujetarse a Eliseo, aceptó el botín que Naamán dio en agradecimiento por la sanidad que recibió.

Proceso de sanidad de la lepra

Cuando notemos lepra en alguna persona, debemos clamarle al Señor, para que provea todo lo necesario para que a esa persona le sea revelado su pecado, sus consecuencias y todos los medios para alcanzar el perdón y la sanidad.

En el libro de Levítico y en cada uno de los casos de los personajes que tuvieron lepra, se puede encontrar la solución a la enfermedad. En Levítico capítulo catorce, el proceso era presentarse delante del sacerdote (ministro,) con elementos representativos como dos avecillas, figura de nuestro Señor Jesucristo en su muerte y resurrección; madera de cedro, es decir el sacrificio de Cristo en la cruz; cordón escarlata, representa la realeza de Dios y la sangre de Cristo; el hisopo y los siete rociamientos, el proceso de ministración. Naamán tuvo que saber oír en humildad, despojarse de su razonamiento humano, para obedecer la instrucción de sumergirse siete veces en el río Jordán.

Rasgarse las vestiduras ante la imposibilidad de curar la lepraPor Oswaldo Gutiérrez

Citas Bíblicas para estudio

Num. 12:1-15 2 Re. 5:20-272 Cro. 26:16-212 Re. 5:1-19

Luc. 5:12-17Mat. 10:8

Page 18: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

18 EDICIÓN 110 | MAYO 2019

La Biblia nos muestra varias ocasiones en las que algunos varones se rasgaron las vestiduras, pero es importante conocer la razón por la cual estos personajes tomaron esta actitud, lo cual nos enseña que es una actitud de repulsión a alguna situación que no agrada al Señor o por alguna actitud lamentable cuando las cosas están mal. Se puede ver entonces que esta actitud es una forma o expresión de lamento, como cuando vemos que pasa un escriba en medio de la ciudad, en medio de Jerusalén colocando una señal en la frente de los hombres que gimen y se lamentan por las abominaciones que se cometen en medio de ella (Ezequiel 9:3-4); otro ejemplo puede verse en los lamentos de Lot, quien estaba abrumado por la nefasta conducta de los hombres malvados de Sodoma (2 Pedro 2:7) lamentándose como dice otra versión, de la conducta sensual de hombres depravados (2 Pedro 2:7 ECR, CAB).

En esta oportunidad podemos leer el pasaje descrito en 2 Reyes 6:24-33, donde podemos ver al rey Ben-adad, el rey de Aram o Siria, quien había sitiado

Samaria, haciendo que en ese lugar el pueblo padeciera una gran hambre. En el tiempo del rey Acab de Israel (1 Reyes 20:42), Dios puso en su mano al rey de Siria, pero su liviandad por destruir lo que a Dios le desagrada permitió que esta situación viniera a atacar al pueblo nuevamente, dejándonos ver que cuando la cabeza no busca agradar a Dios puede traer consecuencias nefastas para el pueblo. La estrategia de sitiar las ciudades de Israel por parte de los enemigos traía como consecuencia hambre, haciendo que comieran el fruto de sus vientres, sus hijos e hijas, en medio de la opresión del enemigo y todo esto venía a ser una maldición a consecuencia de la desobediencia del pueblo de Israel al pacto del Señor (Deuteronomio 28:52-53).

Luego también podemos ver que había, lo que conocemos en nuestro tiempo como una inflación económica, es decir que lo poco que se encontraba para alimentarse era exageradamente costoso, indicando que una cabeza de asno se vendía por aproximadamente un kilogramo de plata, que según los estudiosos tenía un costo de doscientos dólares, aun siendo un animal inmundo (Deuteronomio 14:4-8), ésto denota la condición precaria en que vivía el pueblo.

Pero la situación se agrava más, ya que en la escasez de alimento una mujer ve al rey de Israel, y le cuenta que había convenido con otra mujer diciendo que un día se comerían a su hijo y el otro día el hijo de la segunda mujer, pero la primera se queja que se comieron a su hijo y al otro día la segunda mujer escondió al suyo, cuando el rey escuchó este relato rasgó sus vestiduras (2 Reyes 6:27-30). En estos pasajes vemos el lamento que hace este rey, que a su vez había hecho lo malo delante del Señor, lamentándose de la situación a la que había llegado el pueblo a causa de la desobediencia, tal como lo describe Moisés cuando indica lo que causa la desobediencia a Dios: “Comeréis la carne de vuestros hijos, y la carne de vuestras hijas comeréis” (Levítico 26:29). Por lo anteriormente descrito, podemos

ver que una de las causas por las cuales los varones rasgaban sus vestiduras, era al lamentarse por la desobediencia que hace el pueblo a Dios y como consecuencia la condición precaria del pueblo.

En este caso leemos que el rey Acab rasga sus vestiduras porque se lamenta de las circunstancias que está viviendo el pueblo, un rey que actúa insensatamente, repitiendo lo que ya había hecho con anterioridad cuando quería despojar de su viña a Nabot, y oyendo lo que venía para él y el pueblo ya había rasgado sus vestiduras (1 Reyes 21:27). Lo curioso es que en ambas ocasiones no procedió con arrepentimiento de sus pecados ni los del pueblo, y en lugar de reconocer su situación pecaminosa, culpó al varón de Dios por sus problemas enviando a matar al profeta Eliseo (2 Reyes 6:31-32), a quien le envió un mensajero que decía “Ciertamente este mal de Jehová viene, ¿Para qué he de esperar más a Jehová?” (2 Reyes 6:33); lo impresionante es que Eliseo profetiza que se abrirán las ventanas de los cielos, pero que este mensajero enviado por el rey vería esa bendición, mas no comería de ella por su incredulidad (2 Reyes 7:2).

Un ejemplo de esta situación en nuestro tiempo, cuando habla acerca de “comer el fruto de los vientres, de comer las carnes de vuestros hijos y de vuestras hijas”, viene a ser una estrategia del enemigo cuando habla acerca de promulgar leyes a favor del aborto, donde los fetos en algunos lugares han sido utilizados como alimento exótico o como ingredientes para cremas de belleza o pastillas que adjudican detener el envejecimiento. Esto viene a ser iniquidad, evidentemente una desobediencia flagrante al plan de Dios, algo desagradable ante los ojos del Señor, por lo que puede venir a ser una situación que amerita rasgarse las vestiduras, siendo en medio de nosotros una actitud de lamento por estas situaciones que se viven en la actualidad en la humanidad.

Por Sammy Pérez

Citas Bíblicas para estudio

2 Reyes 6:24-33Ezequiel 9:42 Pedro 2:7Deut. 28:52-53

1 Reyes 20:42Levítico 26:29

Conmoción ante la condición precaria del pueblo

Page 19: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

19EDICIÓN 110 | MAYO 2019

“Entonces Eliaquim, hijo de Hilcías, mayordomo de la casa real, el escriba Sebna y el cronista Joa, hijo de Asaf, fueron a Ezequías con sus vestidos rasgados, y le relataron las palabras del Rabsaces” (2 Reyes 18:37 LBA).

En el contexto del capítulo 18 se relatan e ilustran las circunstancias que afrontaba el pueblo de Judá, bajo el reinado del rey Ezequías, ya que habían sido tomadas sus ciudades y Jerusalem se convirtió en su última alternativa de resguardo; estando sitiada, la amenaza de los enviados del rey de Asiria con un gran ejército estaba centrada en su rendición y en blasfemar contra el Dios de Israel para infundir desaliento y provocar que el miedo por la impotencia de enfrentar el ejército Asirio los desanimara y los llevara a no confiar en Dios y ser siervos de Asiria. La situación que se vivía en ese momento era extremadamente difícil ya que el enemigo que se había levantado en contra de ellos era muy fuerte, mayor en número y con mucho armamento, por lo que al ver este panorama el objetivo de pelear y vencer era totalmente imposible.

Es muy probable amado hermano y hermana que en este momento te encuentres en batalla frontal con un adversario o situación que amenaza tu vida, tu bienestar, tu salud y ves imposible poder salir de esa situación, pero te invito a que me acompañes a ver algunas de las características que Ezequías tenía: hizo lo recto ante los ojos del Señor, igual que su padre David (2 Reyes 18:3). Es importante que analicemos nuestro campamento para saber si nuestro caminar ha sido agradable a Dios o bien pedir perdón si no se ha caminado como el Señor desea.

Como un siervo valiente Ezequías quitó los lugares altos y derribó los pilares

sagrados y cortó la Asera, hizo pedazos la serpiente de bronce (2 Reyes 18:4); esto es interesante porque debemos evaluar si no existe en nuestra vida algún ídolo que esté atrasando al campamento. Cuando hablamos de ídolo estamos hablando de todo aquello que le quita el lugar que le corresponde a Dios y si lo hay es necesario extirparlo, derribarlo y cortarlo de inmediato de nuestra vida, para encontrar la gracia y el favor del Señor. Otra de las características que tenía Ezequías es que confiaba en el señor y es interesante que la palabra de Dios nos dice que no hubo ninguno como él entre los reyes de Judá (1 Reyes 18:5). La palabra Confiar que se utiliza en este versículo viene de la raíz hebrea BATAKJ (H982) que significa: apresurarse a refugiarse, seguro; apoyar, asegurar, esperanza, esperar, favorable, fiar, seguro, tranquilo.

Llama la atención el significado “apresurarse a refugiarse” ya que solo se refugia quien sabe que está en peligro o inseguro, esta característica es la que permitió que en un acto de impotencia propia mostrara su incapacidad ante el Señor rasgando sus vestidos y mostrando con ello la necesidad de la intervención divina para enfrentar al opresor que se había levantado en asecho, él estaba viviendo lo que David describió en el Salmos 91:2 “Diré yo al SEÑOR: Refugio mío y fortaleza mía, mi Dios, en quien confío.”, conoció una faceta de dependencia del Dios que es refugio para los que en Él se cobijan y es quien los fortalecerá ante el ataque de una entidad mayor a sus capacidades humanas.

Amado hermano es posible que estés tratando de batallar con tus propias fuerzas y ha llegado el tiempo de reconocer la falta de fuerza, la impotencia para resolver el o los problemas que te aquejan y dejar que el Señor opere, “Porque en mí ha puesto su amor, yo entonces lo libraré; lo exaltaré, porque ha conocido mi nombre, me invocará, y le responderé; yo estaré con él en la angustia; lo rescataré y lo honraré;” (Salmo 91:14-15), las batallas que como creyentes podemos tener, nos van a ir llevando a dimensiones espirituales

mayores, es en la dimensión de confianza en el Señor donde nos reconocemos incapaces de poder enfrentar la adversidad y solo Dios puede librarnos, vemos que es un proceso donde el guerrero es formado, primero debe de vivir haciendo lo recto ante Dios, eso le llevará a vivir sin ídolos, fuera de la idolatría ancestral y que se mueve en la región donde habita, para poder avanzar y ver las batallas donde Dios es quien obra en plenitud y con ello vivir en dependencia de Dios, no de nuestras fuerzas o capacidades.

Ezequías vivió una victoria donde no peleó, pues fue Dios quien la libró: “Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel del SEÑOR e hirió a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; cuando los demás se levantaron por la mañana, he aquí, todos eran cadáveres” (2 Reyes 19:35 LBLA), Sequenarib tuvo que regresar a su tierra y ser asesinado por sus cercanos.

Dios busca que confiemos en Él y que nos acerquemos confiadamente ante el trono de su gracia, para recibir misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (Hebreos 4:16), este acercamiento también es para buscar ser librados en las batallas donde no vemos posible vencer al enemigo, confiados en que tenemos padre y Él nos ayudará porque permaneciendo en Él, quien se levanta contra nosotros, se levanta también contra el Dios vivo. ¡Confía en Él y permanece!

Ante las amenazas y la imposibilidad de vencer al enemigo

Por Edwin Castañeda / Luis Méndez

Citas Bíblicas para estudio

2 Reyes 18:372 Reyes 19:12 Reyes 18:3-7

Salmo 91:14-15Hebreos 4:16

Page 20: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

20 EDICIÓN 110 | MAYO 2019

En el libro de Eclesiastés leemos que hay tiempos que necesariamente debemos vivir (Eclesiastés 3:1), entre ellos está el tiempo de romper o rasgar (Eclesiastés 3:7 LBLA), pero para entender cómo aplicamos ese ‘rasgar’ hay que exponerse a la Palabra de Dios, ella nos permite saber qué hay en el corazón, saber el carácter, forma de pensar, qué le agrada y qué no. Poco a poco por esa palabra nuestra vida se va enderezando.

“Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos” (2 Reyes 22:11), en el contexto de esta historia el rey de Jerusalén cuyo nombre era Josías mandó a reparar y limpiar el templo del Señor, allí encontraron el libro de la ley el cual fue leído en voz alta y al escuchar el rey las palabras de Dios, rasgó sus vestiduras en señal de conmoción y humillación porque sabía que sus antepasados habían faltado al mandato de Dios que en él fue dado, porque adoraron a otros dioses y les habían quemado incienso; sin embargo el rey tomó la actitud de reconocer su falta, lloró y se lamentó por tal suceso, su corazón se enterneció y le fue tomado en cuenta delante de Dios. Él le perdonó el castigo que había de venir por dichas abominaciones y le permitió morir en paz (2 Reyes 2:19-20).

Entendemos entonces que el templo es prototipo de nosotros mismos, ya que siendo cristianos nos volvemos templo del Espíritu de Dios (1 Corintios 6:19) el cual al ser reparado, catartizado y restaurado por Jesucristo nos acerca a su Palabra, que en este caso sirvió como espejo a Josías, como un reflejo de la vida que el pueblo llevaba y lo que Dios esperaba de ellos, por eso dice: “Porque si alguno es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo; pues después de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase de persona es” (Santiago 1:23, 24).

La Palabra de Dios es un espejo que nos dice cómo está nuestra vida; es importante leerla, prestarle atención, compararla con nuestra manera de vivir y más importante practicarla; debemos procurar llegar a ser como Esdras quien leía la Palabra de Dios, la estudiaba, la ponía por obra y la enseñaba (Esdras 7:10).

Al vivir la Palabra tendremos la capacidad de rasgar nuestros vestidos alegóricamente hablando, para poder tener un cambio de manera de pensar y de actuar, de lo contrario se corre el riesgo de ser religioso, tal y como el Señor les dijo a los fariseos: “Ustedes deben hacer todo lo que ellos digan; pero no hagan lo que ellos hacen, porque enseñan una cosa y hacen otra” (Mateo 23:3 BLS).

Al oír la Palabra de Dios y exponernos a ella obtendremos fe (Romanos 10:17) y la fe es necesaria para agradar a Dios (Hebreos 11:6). Con la fe adquirida, al exponernos a la Palabra moveremos montañas en el nombre de Jesús y nada nos será imposible (Mateo 17:20).

En el caso del rey Josías, él envió a sus siervos ante la profetisa Hulda para que ella les dijera de parte de Dios qué iba a ocurrir, para saber qué designio tendría Dios para él y el pueblo, puesto que hubo desobediencia (2 Reyes 22:14); por ello

algunas veces al leer las escrituras es necesario ir ante un ministro de Dios que nos instruya, para comprenderla y recibir su interpretación como hizo Felipe con el etíope, a quien le enseñó lo que la palabra profética decía (Hechos 8:30-31); por ello tenemos pastores que se encargan del rebaño, quienes al ser siervos genuinos de Dios mostrarán reverencia a Él y le darán gloria sólo a Él, serán amorosos, nos enseñarán corrigiéndonos y darán cuenta de nosotros (Hebreos 13:17); al ser enseñados en la Palabra y en lo que el corazón de Dios dice vendrá la revelación, será momento de hacer cambios y de andar por sus sendas (Jeremías 6:16).

Al exponernos a la Biblia podremos darnos cuenta en qué hemos fallado, podremos rasgarnos las vestiduras como hizo Josías, pero Dios nos dice: “Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios” (Joel 2:13); es necesario más que rasgarnos los vestidos, compungirnos en nuestro corazón si le fallamos a Dios, entender que si decimos que le amamos y no guardamos su Palabra lo herimos a Él y defraudamos al Dios que nos amó.

El Señor no se goza en hacernos daño, su Palabra nos dice que el corazón de Dios está lleno de amor y de misericordia, por ello nos envió salvación en Cristo Jesús, siendo pecadores nos dio salida; ¡rasguemos nuestro corazón! reflexionemos y cambiemos nuestra manera de pensar y vivir, a su vez, amemos su Palabra, guardémosla para que Él habite en nosotros (Juan 14:23) y entendamos que ella vivifica, sana, limpia, corrige, enseña y redarguye (2 Timoteo 3:16); el salmista dijo: “ordena mis pasos con tu palabra y ninguna iniquidad se enseñoree de mí” (Salmos 119:133), la Palabra nos orienta y nos libra de la iniquidad. Recordemos que por esa bendita Palabra fue creado de la nada lo que existe (Hebreos 11:3), por ella podremos corregir nuestro caminar en el nombre del Señor (Salmos 119:105). Es tiempo de volvernos de todo corazón a la palabra de Dios. ¡Hossanna!

Por Vilma Cruz

Arrepentimiento ante oír la Palabra

Page 21: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

21EDICIÓN 110 | MAYO 2019

Dios quiere que Su pueblo se vuelva ex-perto en discernir los tiempos a la mane-ra de la tribu de Isacar (1 Crónicas 12:32 LBLA), otras traducciones bíblicas como la RV60 dicen que los de la tribu de Isacar no solamente eran expertos, sino que tam-bién eran “…entendidos en los tiempos”. El Señor viene por una iglesia entendida, lle-na de frutos: “Despierta, viento del norte, y ven, viento del sur; haced que mi huerto exhale fragancia, que se esparzan sus aro-mas. Entre mi amado en su huerto y coma sus mejores frutas” (Cantares 4:16 LBLA). Estos frutos vienen por la consecuencia de ser una iglesia entendida en la palabra y en los tiempos que le ha tocado vivir (Ma-teo 13:23).

Los Kairos de Dios

Al leer el contexto de los tiempos que el Señor tiene para Su iglesia, se encuentran por lo menos veintiocho tiempos descri-tos en Eclesiastés 3. Cuando se estudia este capítulo en la versión LXX (la traduc-ción del hebreo del Antiguo Testamento al griego), se encuentra la palabra G2540 Kairos que en su aplicación nos habla de tiempos que el Señor da, no el hombre, por tal razón la escritura dice: “En tus manos están mis tiempos. Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis persegui-dores.” (Salmos 31:15 RVA).

El Tiempo de rasgar

Este tiempo es impresionante, numérica-mente es el tiempo número veintiuno que este capítulo menciona y Dios está intro-duciendo a su pueblo en este tiempo Kai-ros, con el fin de perfeccionar a Su iglesia para el encuentro con Él en los aires. En el Antiguo Testamento muchos personajes rasgaron sus vestidos por diversas ra-zones, por fines didácticos en este artículo

se desarrollará con la ayuda del Señor el rasgar los vestidos por el pecado.

Rasgando los vestidos por el pecado del pueblo

“Y cuando oí de este asunto, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté atónito” (Esdras 9:3 LBLA). El contexto de este pasaje habla de cómo Israel se había prostituido y entrado en un adulterio espiritual con otras naciones que el Señor le prohibió tener comunión o pacto alguno con ellas. “Cuídate de no hacer pacto con los habitantes de la tierra adonde vas, no sea que esto se convierta en tropezadero en medio de ti” (Éxodo 34:12 LBLA), Esdras con esta actitud estaba manifestando el dolor que había en su corazón por lo que el pueblo estaba haciendo, desagradando al Señor. El Señor quiere que su pueblo rompa con la amistad del mundo llegando a ser amigo de Dios (Santiago 4:4 LBLA).

“Acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel y los sacerdotes y levitas no se han separado de los pueblos de las tierras, de los cananeos, heteos, ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos, y hacen conforme a sus abominaciones” (Esdras 9:1 RV60). Al estudiar el significado del nombre de cada nación con la que Israel le fue infiel al Señor en el contexto del pasaje de Esdras, se abre un panorama más amplio de aquello que la Iglesia debería de lamentar y no ser partícipe de ello, veamos:

Cananeos – mercaderes

“y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme” (2 Pedro 2:3 RV60). Lastimosamente, mucha parte del cuerpo de Cristo ha perdido la esencia de lo que es el evangelio, de lo que es el amor por un alma y en vez de ello ha empezado a que todo “su evangelio” gire en torno al dinero, como bien dijo el Apóstol Pedro: han empezado a hacer comercio con las almas que el Señor les dio a cuidar. Este tipo de personas están

siendo influenciadas por Babilonia misma: “Y los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella, porque ninguno compra más sus mercaderías; mercadería de oro, de plata, de piedras preciosas, de perlas, de lino fino, de púrpura, de seda, de escarlata, de toda madera olorosa, de todo objeto de marfil, de todo objeto de madera preciosa, de cobre, de hierro y de mármol; y canela, especias aromáticas, incienso, mirra, olíbano, vino, aceite, flor de harina, trigo, bestias, ovejas, caballos y carros, y esclavos, almas de hombres” (Apocalipsis 18:11-13 RVA).

Heteos – miedo

“Por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Sier-vo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí” (Mateo 25:25-26 RV60). El mie-do vuelve al creyente perezoso y negligen-te en lo que Dios lo manda a hacer y pro-ducir para la gloria del Señor y de su reino, el Señor quiere que su iglesia sea libre del miedo y avance en la obra del Señor, pues como recordaremos el primer mensaje que nuestro Señor Jesucristo dio cuan-do resucitó fue el siguiente: ¡NO TEMAS! (Mateo 28:8-10).

Por motivos de espacio, hizo falta men-cionar el resto de naciones por las cuales Israel se prostituyó, sin embargo el Señor quiere que nosotros, como el pueblo es-cogido suyo avancemos, rasguemos nues-tro corazón en este Kairos que Él nos está regalando y nos volvamos a Él en nuestro ser integral “Rasgad vuestro corazón y no vuestros vestidos; volved ahora al SEÑOR vuestro Dios, porque Él es compasivo y clemente, lento para la ira, abundante en misericordia, y se arrepiente de infligir el mal” (Joel 2:13 LBLA).

Rasgando las vestiduras por el pecado del pueblo

Por Pablo Enríquez

Page 22: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven

22 EDICIÓN 110 | MAYO 2019

“Cuando Mardoqueo supo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio y ceniza, y salió por la ciudad, lamentándose con grande y amargo clamor” (Ester 4:1).

En el contexto de este verso, Amán, aprovechando su posición delante del rey Asuero, procura exterminar al pueblo judío por causa del odio que sentía por el judío Mardoqueo, en virtud que éste no accedió a postrarse, ni a humillarse delante de él, por lo que envía un decreto para eliminar al pueblo judío, que en ese momento representaba al pueblo de Dios, que era perseguido por todas las provincias del rey. Lo que llama la atención del pasaje y que es importante resaltar es el hecho de que Mardoqueo al enterarse de la noticia, rasgó sus vestiduras, lo cual es figura de lamento, pero era un lamento que iba acompañado con clamor y a su vez con intercesión, pues como bien se recordará, además de que Mardoqueo clamara, Ester también intervino inter-cediendo por su pueblo delante del rey.

Como pueblo de Dios, es importante que reconozcamos los tiempos, que sepamos que estamos viviendo los tiempos finales, un tiempo en que debemos ser perfeccionados, un tiempo de romper, pero también de rasgar las vestiduras por las abominaciones que ocurren en la tierra, siendo una de estas y que es menester señalar la de la persecución del pueblo de Dios. Pero ¿por qué se debe rasgar las vestiduras por esto? En parte se debe analizar Ezequiel 9:4 que dice: “…pon una señal en la frente de los que gimen y se lamentan por todas las abominaciones que se comenten…”; es decir que el tiempo de rasgar antecede a la Parusía y es un tiempo de arrepen-timiento y de rasgar las vestiduras en lamentación por las cosas malas, para que sea sellada la frente con una letra TAU.

Así como Israel puede ser llamado de esa forma, la iglesia es pueblo de Dios, pueblo adquirido, nación santa, linaje escogido (1 Pedro 2:9) y es innegable que en la actualidad la iglesia está siendo perseguida, física, política, ideológica y espiritualmente en todas las partes del mundo y es de hacer notar que dicha persecución ya no se circuns-cribe solamente a lugares lejanos donde el evangelio siempre ha sido rechazado y perseguido, sino a lugares que antes fueron bastiones para la propagación del evangelio, pero en donde actualmente también se puede observar la censura y reprensión a la predicación de la verdad.

Un ejemplo simple, lo encontramos en dos hechos recientes, donde actos lamentables de terrorismo se perpe-traron en contra de dos grupos religiosos diferentes, uno contra mezquitas y un tiempo después otro en contra de cristianos en el día que algunos denominan como domingo de pascua; en donde algunos líderes, principalmente una ex primera dama y ex candidata a la presidencia del probablemente país más poderoso del mundo, gran figura en el panorama político, en el primer hecho dio sus condolencias al pueblo musulmán afectado, condenando la islamofobia y los ataques terroristas

en contra de ellos; pero en el segundo hecho, se limitó a decir que en un día importante para muchas creencias, daba sus condolencias por un ataque en contra de “adoradores de pascua” (“easter worshipers” en inglés), término que también se utilizó en varios medios de comunicación importantes.

Es impresionante ver cómo líderes y medios se limitan a ni siquiera mencionar la palabra “cristianos” o “cristiandad”, el cual al parecer ya se está incluso convirtiendo en un término políticamente incorrecto y ésto solo es el principio y un ejemplo pequeño, pero incluso en eso se observa el espíritu del anticristo persiguiendo todo lo que sea Cristo céntrico. Así también se podrían analizar casos de matanza y persecución de cristianos por todo el mundo en la actualidad.

Al ver todo esto, qué debe hacer el pueblo de Dios ¿Acaso decir que el Señor abandona a su pueblo y humillarse delante de los Amanes de hoy en día? De ninguna manera, pues “¿Quién nos apartará del amor de Cristo?, ¿La tribu-lación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia?” (Romanos 8:35); el pueblo de Dios debe rasgar sus vestiduras y clamar e interceder por todo el cuerpo de Cristo, para que el rey abra el libro de las memorias (Ester 6:1) y sea librado su pueblo del mal que las naciones decreten contra él.

El pueblo de Dios podrá decir “perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos” (2 Corintios 4:9). El poder de ese clamor puede obrar milagros, haciendo que incluso algunos de los que persiguen a la iglesia sean visitados por el Señor y usados para su obra, como le ocurrió a Pablo (Hechos 22:7), que tras perseguir a la iglesia el mismo Señor se le presenta, para así terminar volviéndose el perito arquitecto de la misma que antes persi-guió.

Por Pablo Arana

Angustia por la persecución del pueblo de Dios

Citas Bíblicas para estudio

2 Timoteo 3:12 Mateo 5:11

Page 23: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven
Page 24: lasofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven