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BLOQUE CAMPESINO Y SOBERANIA ALIMENTARIA / Exterior 2 USD Edición No.10 Noviembre de 2013 Homenaje a la Madre Tierra ISSN: 2344 - 8067

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BLOQUE CAMPESINOY SOBERANIA ALIMENTARIA

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Edición No.10 • Noviembre de 2013 Homenaje a la Madre TierraISSN: 2344 - 8067

nuestramerikaeditores

Desde Bogotá, terminando Octubre, la capital y su primavera…

Este 2013 ha sido muy importante, hasta con los augurios de los grandes mayas, la sincronía con la madre tierra y el universo, la tercera dimensión, como si fuera poco, tan urgente que se hace la sabia, el polen, el sol, la clorofila, el picaflor de los milagros naturales, el que trasporta y une la esencia... Aún cuando la economía mundial seguirá mostrando su colapso.

Muiscas, chibchas, cuicas, mayas, mapuches, aimaras, kawéskar, incas, fueguinos, aztecas y toltecas,koguis y caribes, huitotos y emberas; amigos y amigas de esta causa que ya muestra el entreabrir y cerrar los ciclos, anhelamos que haya abundancia de placer y alegría, frutos de la tierra y del mar, libros, que hayan sonrisas de los niños y niñas y un perro de la calle que nos inspire ternura, que haya pueblo organizado y paz con trasformaciones y justicia social, para Colombia. Que haya muchos colibríes, iguanas,jaguares y anacondas, y la llama de nuestramerika sea ejemplo de dignidad y honradez.

Sabemos de sobra que no vivimos tan solo por la comida, también nos gusta saborear la dignidad de la cebolla... y ese plato fresco y abundante de ser el continente de lo nuevo... donde se reivindica la pacha mama, el agua y el aire, así como el fuego de la vida.

La nueva época es la del poder de las comunidades, el poder de la solidaridad de los pueblos y de la comunión de todos los seres vivos para que juntos constituyamos la Madre Tierra y el Vivir Bien.

Ciro Buenahora

Chile, 11 Septiembre 1973

No por que hayas caídotu luz es menos alta,comandante.

Bolivia, 8 Octubre 1967

A dos kms de Villa de Leyva, la histórica ciudad boyacense. Lugar de hombres y mujeres artesanos ingenieros arquitectos en la construcción de casas. Arte, cultura de la tierra y oficios, como los canteros trabajadores de la piedra y las tejedoras de la ruana de dos cuerpos en el telar casero. En esta hermosa ciudad donde brillan más las estrellas, y el cielo llega inmenso, los estamos esperando, amigos y amigas del continente y el mundo. En Villa de Leyva, para construir afecto y compartir lo que hacemos en la Granja Integral Corpotayrona. Allí donde vibró la patria con Ricaurte en San Mateo y se editaron por primera vez, los derechos del hombre con Antonio Nariño.

La HerraduraCORPOTAYRONA

Lugar de encuentro Villa de LeyvaGRANJA INTEGRAL CORPOTAYRONA

LA HERRADURA A GATHERING PLACE!INTEGRAL FARM

TOURISM PLANS Weekly and weekend full plans, day and night available

Mountaineering, Mountain biking at Rio Cane and typical food Picnics Ecological trek to Iguaque lagoon, horseback riding with eco Guide Extreme Sports Muisca ritual ceremony and Mesoamerican temascal Accommodation in three beautiful lodges in abundant nature, accompanied by the stars Camping and Campfire area with awesome views.

Come to a place with natural processes as: Vegetables Garden, Happy chickens, horses returned to their natural environment and worm castings (Humus).

Tels.: 311 271 28 04 - 314 292 9126 - 320 236 [email protected]

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Estamos alegres por llegar a Ustedes: amigos, compañeros, camaradas y lectores, quienes con firmeza nos han apoyado en esta tarea fundamental de sacar adelante Página 13. Hacemos prensa libre en condiciones humanas y económicas como las que se vive en nuestro amado país, aún lejano de los grandes avances políticos y sociales que el resto del continente está viviendo.

De todo corazón agradecemos a quienes, apoyándonos, sueñan junto a nosotros y ratifican la urgente necesidad de expresarse, de hacer nación, opinando, soñando y creyendo en cambios profundos para un país que queremos verlo despertar del letargo comunicacional inducido por el poder mediático, pues nos aísla de la realidad.

Durante estos días hemos estado atentos a la lucha de los campesinos en la región del Catatumbo, al paro nacional agrario, a la minga indigena, que muestra la otra cara de la política en Colombia. A pesar de la última década de autoritarismo a ultranza, estas luchas recuperan la iniciativa del pueblo en política: las calles, las veredas, las plazas, las carreteras y todo el escenario de lo público, desde donde nacen las iniciativas transformadoras que le ponen la altura al conflicto social y permiten que las mayorías y las minorías se expresen a través del diálogo y la protesta. El movimiento popular colombiano, herencia de cinco siglos de resistencias, es capaz de recuperar sus orígenes y poner en la agenda nacional los grandes temas sociales y la necesidad de derrotar las mafias de la corrupción y el narcoparamilitarismo, el terrorismo de Estado, la impunidad, y promover de verdad la masiva lucha por el respeto y la defensa de los derechos humanos, la verdad, la justicia y la reparación.

Esta décima edición rinde un homenaje especial a nuestra tierra, la América meridional, suficientemente rica para la libertad y la soberanía alimentaria. Urge ir a las raíces y construir las nuevas relaciones con la tierra y sus frutos, que es volver a mirarnos en nuestros orígenes. A propósito, es vergonzoso que sea el mercadeo criminal de los intermediarios el que, luego de pagar en Corabastos a las 12 de la noche $3.000 pesos por una arroba de cilantro, a la una de la mañana por las mismas 25 libras de cilantro den $2.500, a las dos ya valga $2.000 y a las tres solo $1.000 pesos, y de ahí en adelante no vale nada. Así que a las cuatro de la mañana esa arroba de cilantro está en manos del campesino y a este le va mejor devolverla a la madre tierra como abono natural y no regalarla a la clientela que vive del trabajo de los demás. Todo esto, mientras tres plantas de cilantro de 40 gramos valen cerca de $2.000 en los supermercados de cadena. Además resalta la irresponsabilidad de los gendarmes de la Policía Nacional frente al derecho a la protesta, cuya reacción inmediata es contra la población inerme, que resiste y reclama dignidad.

Prensa Libre de Nuestramerika13Página

Carrera 7 No. 17-01 oficina 439 Tel. 2826583Celulares: 316 4551081 - 311 2712804 [email protected]@gmail.comtiraje: 4000 ejemplares

Director: JOSE ACELASJefe de Redacción: JAZMÍN DUARTERep. Legal Corpotayrona: JAIRO H. PINILLATraductora: PAOLA BELTRÁNAdministración: ALBERTO ARDILA

CORPOTAYRONA NIT. 830.083.622-8

Arte e ilustración: CARLOS ROACorrección de estilo: FRANCISCO NATHANAELFotogr CORALIE LEMAIRE, OSCAR VIRGUEZApoyo digital: MIGUEL ANTONIO ESPINOZA

Colaboradores nacionales:ALBERTO ARDILASALVADOR VARGAS

JAIME GARCÍA PULIDO

CASTOR CABRERAFRANK-GUTIERREZ

GUILLERMO BUSTAMANTE (en su era)

CORAL HERRERA PUERO RICO Y MADRID

BATON BATON CHILE ÁNGELA GARCÍA SUECIAKIKO LEAL VENEZUELA

Diagramación: IMPREGRAF Tel. 278 7577

nuestramerikaeditores

Colaboradores Internacionales:

CORALIE LEMAIRE FRANCIA

Saludamos al profesor Valdés junto a la profesora Martica

DIANA MOJICAMARTHA BLANCOSENOVIA CARDONAFABIAN ROZO

nuestramerika editores 316 4551081

Continuamos con la exploración de la capital desde la CRÓNICA BOGOTANA. MIRADAS DE CIUDAD, con una primera entrega del texto literario que hace homenaje al estudiante de la Universidad Nacional de Colombia, compañero Nayibe, con su vida cartuchera. Con esta crónica actual visibilizamos las transformaciones drásticas ocurridas en la Bogotá de las últimas cuatro décadas, buscando aportar otras miradas de ciudad, con otros lentes enfocados en protagonistas de la vida cotidiana y pública, de esos notables anónimos que los grandes y normales e insensibles nunca miran.

Desde Página 13 apoyamos la mesa de diálogo en la Habana, que define los derroteros a seguir, luego de haberse trenzado el broche del portón grande de la Colombia de todos que dio inicio al último conflicto armado que vive el país, con el crimen del siglo que significó el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948. Las conversaciones han avanzado, luego de los acuerdos logrados desarrollando varias cuartillas de la agenda. Esto permite volver a pensar en el derecho a la paz, como una realidad construida en la propia y diaria resistencia, y en el derecho de todos los colombianos a no vivir eternamente condenados a la guerra civil. Apoyamos todo trabajo por la paz e invitamos a vincularse a los colombianos y compatriotas de las hermanas repúblicas con quienes interactúa este medio de comunicación, difundiendo los avances construidos. Con la solidaridad internacional todos fortaleceremos los escenarios de la lucha política en la protesta ciudadana y campesina. Las partes que conversan en La Habana deben tener el compromiso histórico de fidelidad a la patria, sin levantarse de la mesa, priorizando desde ya una tregua urgente y bilateral que permita soltar el broche de las puertas amarradas de la violencia y abrir el corazón de cada uno de los amigos, organizaciones y gobiernos del mundo para detener la guerra en Colombia y reconstruir las trochas y senderos, de modo que, luego de limpiarlas de la sangre derramada, se ejerza el negado derecho a respetar al adversario, sin aniquilarlo.

No hay que temer ni aun a las traiciones. Los mismos que hace 200 años traicionando al libertador Simón Bolívar, uno de los más grandes hijos de nuestramérika mestiza, no han tenido aún el valor civil de reconocer y hacerse cargo de los crímenes contra el pueblo. No bastó traicionar el legado del Libertador o de Jorge Eliécer Gaitán, ni cometer la masacre de las bananeras, asesinar la risa de Jaime Garzón, entre otros 300.000 homicidios del terrorismo de Estado en Colombia hasta llegar a este negro período, cuyos responsables juzgará la historia. Esos asesinos de antes son los mismos de hoy: los Santos, los Lleras, el genocida de Uribe, hoy tienen que ser capaces de desmontar el engendro del paramilitarismo que crearon, junto con sus estructuras políticas, económicas, industriales, ganaderas, y purgar las Fuerzas Armadas de los criminales de los últimos 65 años de la patria herida. Definitivamente, deben entender que la paz es un acuerdo para transformar esas estructuras que han hecho de esta Colombia un país de la inequidad y de la guerra.

EDITORIAL

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soluciones, el camino para crecer.

4. También los invitamos a reflexionar y estar atentos parainiciar la Campaña de Manejo de Residuos Sólidos, separando en la fuente, para recoger metales, papeles, plásticos y vidrios, que serán reunidos todas las semanas en la Carpa de las TRES Rs, reducción, reutilización y reciclaje. Esta campaña buscará transformarnos culturalmente para asumir los residuos producidos y así darles utilidad como materias primas reutiizables y beneficio para la comunidad. Será con diversas actividades pedagógicas donde estarán los estudiantes e instituciones educativas al frente.

5. Afiancemos el sentido de pertenencia con nuestro SalónComunal Barrio Holanda, lugar para ser y estar construyendoconocimiento barrial y ciudadano, e identidad, dándole vidarealizando todas las actividades que fortalezcan el barrio, entreellos los distintos proyectos productivos. También la alegría y lafiesta, la unión duradera. Desde ya proponemos el sitio paracelebrar bodas de barrio. Las parejas que llevan tiempo viviendo y luego de 25 años quieren casarse, la comunidad del barrio locelebra. Están las puertas abiertas del salón comunal.

Vamos a poner nuestro amor, voluntad y energía para ser un barrio comunitario ejemplar, proponiéndonos ser y ganar el premio del barrio más ecológico del país. Así aportamos al necesario y urgente proyecto de nación para una nueva Colombia en paz, que aprenda a respetar la participación de todos los habitantes.

Alberto ArdilaPresidente

La Junta de Acción Comunal del Barrio Holanda, en laLocalidad de Bosa, asume esta nueva época mediante elcompromiso con el trabajo comunitario. Es momento de crecer yser mejores entre todos. Vamos a participar, con los aportes quecada uno puede dar, desde su abrazo fraterno de vecinos y vecinas,la participación junto con su familia a una minga de trabajosolidario y colectivo para pavimentar desde una calle a laconstrucción del parque cultural y deportivo del barrio. Hastaasumir liderazgos para desde ya caminar en un proyecto a 20 años,que nos permita mejorar las condiciones de vida y ser unacomunidad ejemplar. Todos somos el barrio Holanda y yademostramos ser un barrio fundacional de emprendedores yautoconstructores. Los convocamos a ser fundadores nuevamentey acompañarnos a soñar con la realidad trasformada, entre lassiguientes te invitamos a las siguientes tareas:

1. Que ningún niño o niña, jóvenes, adultos menores ymayores se quede sin estudiar, es una tarea de la Junta de AcciónComunal y de todos, saber del proceso educativo familiar de cadauno de los vecinos y quien no esté vinculado a un proceso deaprendizaje, se le debe asistir y gestionar colectivamente becas ycupos para su proceso de formación. Que nadie se quede sinestudiar.

2. Damos inicio desde ya a la pavimentación total de lasnueve cuadras escarpadas del barrio. Estamos en diagnóstico.Estamos en gestión de recursos propios, nuestros y recursos delEstado, así como los respectivos aportes del comercio en suinversión social y comunitaria, en cuanto el progreso del barrioserá un progreso para el comercio y el empleo. Atrevámonos a serprotagonistas de las trasformaciones, vinculándonos,participando. Vamos a inventar las nuevas calles del barrio.

3. Para este segundo semestre del año presente, realizaremos eldomingo 17 de Noviembre, el Primer Taller de ParticipaciónComunitaria, desde las ocho de la mañana, hasta la una de la tarde yluego departiremos entre todos el primer encuentro vecinal deintegración en el barrio, con carne a la llanera y sopa andina,bebidas y fiesta. No se lo pierda, es el vínculo y la fraternidad comoseres humanos, capaces de reconocernos en los otros vecinos yvecinas, en las alegrías y necesidades de todos, para construir

LOCALIDAD Y PARTICIPACIÓNEs momento de crecer y ser mejores entre todos

En el Barrio Holanda de Bosa, somos Fundadores

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Y llegó la Bachue con Lavaque a las orillas de la laguna Iguaque, y convirtiéndose en serpientes se sumergieron en sus frías aguas para guardar y cuidar por siempre a la laguna de Iguaque.

Texto y fotografía Oscar Virgüez

Subir una montaña siempre confrontará al caminante consigo. El camino, aunque se vaya en grupo, es solitario, acompañado sólo con las fuerzas propias y el sonido interior de la respiración. Pero visitar un lugar sagrado para el pueblo Muisca, y una fuente de agua milenaria es una de las motivaciones que llevan a los caminantes a recorrer el sendero de la Laguna de Iguaque. Sólo media hora en carro desde Villa de Leyva (existen colectivos, taxis y transporte), por la vía que lleva a Arcabuco se llega a la entrada al Santuario de Flora y Fauna de Iguaque.

Ahí, los caminantes serán recibidos por los encargados del parque. Una vez que se registra, recibe un mapa y las orientaciones de autocuidado en la ruta y de cuidado del parque. Una de las principales es comenzar el recorrido temprano para evitar la oscuridad de la tarde y el cambio del tiempo climático.Comenzando la ruta, los viajeros son recibidos por un camino de piedra que los introduce en el bosque alto andino. Exuberancia, bosque húmedo, y el sonido de la quebrada cuando se cruza el puente van poniéndolos en contacto directo con la naturaleza. Así, la biodiversidad de insectos y plantas se complementa con el sonido de las aves. Es un sendero con un tramo inicial de aproximadamente quinientos metros, señalizado con tableros que describen la biodiversidad de la zona. Más adelante, y después de esta primera parada, está la zona de camping, con servicio de comida, restaurante y alojamiento. La arquitectura de las instalaciones respeta el entorno natural. Es de madera, y están ubicadas en un claro del bosque, lo que permite un primer descanso y renovación de fuerzas. Los precios son accesibles. Luego de esta introducción, comienza el camino y las estaciones que ofrecen lugares de descanso, y paneles informativos, todas en subida, para llegar a la laguna Iguaque. Pasando la sexta estación, subiendo la zona de la pared, se llega al páramo.En el páramo se destaca el frailejón, habitante silencioso de estas alturas. Si tiene fortuna podrá observar algún siervo, monos. En su totalidad, los caminantes ascenderán desde los 2.700 mts. a los 3.340 mts. sobre el nivel del mar, demorando aproximadamente 3 horas en el ascenso, y 2 horas en el descenso. Sólo se puede comenzar la subida desde las 8am. hasta las 10am.

Parque arqueológico Muisca de Moniquirá: Fertilidad y tiempos de cosecha

En casi la totalidad de las culturas precolombinas la fertilidad tiene rostro de mujer. En el observatorio solar muisca, o parque de Moniquirá, la fertilidad tiene falo de hombre. Son una veintena de columnas de piedra de forma fálica dispersas en el parque, a las

que se suman decenas de columnas más pequeñas ordenadas en dos filas de oriente a occidente.Para algunos investigadores este emplazamiento estaba destinado al culto de la fertilidad; para otros, era un observatorio solar que indicaba el inicio de las temporadas de siembra y cosecha de acuerdo a las estaciones del año.Según algunas publicaciones, en este “complejo posiblemente daban a conocer a sus creadores, el comienzo de las épocas de verano e invierno. La sombra más corta corresponde al mediodía del primer día de verano y la más larga al mediodía del primer día de invierno“. Para llegar, son aproximadamente 20 minutos en bicicleta desde Villa de Leyva. En el lugar se paga una entrada aproximada de 5 mil pesos, con la cual se recibe folletería y orientación para visitar el parque. Es administrado por la U Pedagógica y Tecnológica de Colombia UPTC. Es importante prestar atención a la orientación del guía, y después recorrer libremente el parque. La invitación es a conectarse con todo el territorio y no sólo con las esculturas. La orientación de las esculturas a la salida del sol, la orientación hacia la laguna de Iguaque, permitirá entender un poco más sobre la cosmovisión de los muiscas.

* * *

Laguna Sagrada de Iguaque, cuna de la humanidad

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Facsímil de Guerrapor: Ciro Buenahora

Habían asesinado al negro Gaitán, ese era el comentario querondaba la cabeza de Nicolás Pérez, un viejo librero de los años 30 y40 del pasado siglo en la ciudad. Nicolás, quien había presenciadola indignación del pueblo el fin de semana ante el homicidio de sudirigente nacional, su tribuno Jorge Eliécer Gaitán, a las10 de la mañana del 9 de abril, en la Séptima con Jiménez. El tranvíahabía sido paralizado por la multitud de bogotanos y bogotanasque se tomaron las calles para protestar y dar la última despedida asu líder. La mañana de ese primer lunes 12 de abril de 1948, quesería el inicio del último cruel periodo de terrorismo de Estado yviolencia contra el pueblo, donde 65 años después, hoy, vivimoscon el trasnochado asombro de los crímenes que no han tenidoinvestigación.

Desde ese día hasta hoy se han contado alrededor de 300.000asesinados, seres humanos, compatriotas, mujeres, hombres,niños y viejos de Colombia. En ese método de medición, tan trágico,del tiempo desde que hace cinco siglos los invasores de Españahicieran las primeras matanzas en estas tierras tropicales. Hemosestado inermes ante la traición de la élite que ofende y ofende ymancilla con su casta de dirigentes la conciencia humana deluniverso. Vamos conociendo nuestra historia con masacres,genocidios, asesinatos, torturas, contada en crueles periodos.

LA RUTA DE NICOLÁS

La mañana era más fría e incógnita que todos los lunes, nublada y caía la usual llovizna bogotana, cuando Nicolás saliónuevamente de su casa para hacer su cotidiano recorrido de ir a vender y comprar libros viejos y en medio de los restos del Hospicio derribado y del hollín de la quema a que fue sometido, ubicado en la manzana de la avenida 19 con carrera 7ª en el centro

de Bogotá, vio como una mujer con rostro indignado botaba el diario El Tiempo de ese día a los escombros, lo tiraba a la basura con rabia y palabras de desprecio, pues para ella era basura, se dio cuenta que todo lo que decían no era verdad, ella lo había vivido en carne y hueso y ojos propios.

Nicolás, decidió acercarse a los escombros. Se introdujo entre el humo, conteniendo la respiración. Alargó la mano sobre la quema y apenas alcanzó a agarrar la primera página del diario. Menos que eso, el trozo de titular del inicio de esta última matanza, que aun con mentiras, no se atreve a contar El Tiempo después de 65 años de guerra infame y mentiras contra el pueblo. Esos de antes son los de hoy. Santos e hijos del Tiempo, energúmenos de la herencia chulavita. Nunca se han hecho cargo de pacificar el país, asuman el desmonte de la industria de la muerte y el desmonte político del paramilitarismo y su industria financiera, el narcotráfico y sus perversas acciones en detrimento de la patria usurpando el Estado, que como cronos se come a sus propios hijos. Convoquen todos los que traicionaron hasta su propia madre, para ir en cuatro patas, tras la adoración del becerro de oro y volarlo arrastrados al águila.

Nicolás sigue caminando sobre la Séptima y vuelve a mirar el titular. Se da cuenta, igual hoy, la verdad de El Tiempo es la mentira acumulada de ayer en el presente. Sesenta y cinco años después, la mentira es impresa en letras de molde. Tal como la verdad de Víctor Carranza, criminal de todos los tiempos, amparado en su negocio de esmeraldas, cavando las fosas de tantos colombianos diversos, tras de su dominio y compra de todos los poderes políticos, financieros, militares, eclesiásticos, va a la tumba, a la tierra, y queda su recuerdo como el gran hombre, el emprendedor colombiano, como lo estableció la verdad de El Tiempo.

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Por José Acelas

Para mediados del año de 1995, me parecía monstruosa la situación de muchas personas caminantes de las calles de Bogotá, deambulando con un saco al hombro en estado de total suciedad y abandono. Llamaba profundamente mi atención conocer su psicología y los comportamientos usuales de esos hombres y mujeres, niños, jóvenes y viejos, que morían diariamente en el hoy inexistente hospital San Juan de Dios, a causa de pulmonía producida por “bazuco” –droga hecha con la base de la cocaína y quién sabe qué más–, así como por el consumo de pegante. Hoy los “bazuqueros mueren sin ninguna atención. Cargan a cuestas otra violencia, no explicada aún por los expertos, mientras Bogotá corre diariamente en la carrera de la pauta social para no dejarse volver un guiñapo a causa de la no satisfacción de las necesidades básicas de un animal o mientras duermen para recuperar las energías mínimas y así poder ejercer la profesión común de ser un ganapán.

Ahora, comprendo que este es otro problema de la ciudad moderna, que debe ser conocido históricamente y debe ser tratado de manera sociológica y política. Son personas como nosotros, que también trabajan para vivir, tienen familias mucho más sufridas, porque son evidencia de la crisis de la urbanización, y también tienen sueños, así sean el sino opaco de la sociedad perdida y despiadada en el consumo, que los vuelve pesadillas.

* * *

Una noche del 15 de julio de 1997, siendo cajista compositor de una imprenta, profesión hoy ya desaparecida, terminé mi jornada de trabajo y, aprovechando el día de quincena, me dirigí al centro comercial Nutabes, para ese entonces “un nodo de la rumba” en el centro de Bogotá, y años después sin rumba, desde que hubo una horrible balacera y murieron varias personas. Luego de haber departido y tomado unos aguardientes con unos amigos de ocasión, salí a observar el comportamiento de la gente que concurría a la céntrica avenida 19 y de los que, en su esparcimiento, se encontraban sentados en la acera. Observé un muchacho de ojos azules, de aproximadamente 32 años. Hacía una pausa sentado en el suelo mirando en perspectiva cuatro bultos de botellas que había reciclado de la rumba del Nutabes. El saludo fue espontáneo, como si fuéramos amigos desde hace mucho tiempo. Me contó que esa carga de botellas iba para el Cartucho, a las bodegas de material reciclable que por allí existían, donde haría con ellas trueque por papeletas de bazuco. Conversando con este nuevo amigo, decía que reciclar era su trabajo y lo hacía en ese centro comercial de rumba masiva en la ciudad. Muy fluidamente se presentó como Nayibe y me invitó a su faena del cartucho a llevar la carga de botellas, visto mi interés por conocer su situación. Me pareció muy responsable su invitación y acepté como un nuevo reto, ante la cotidianidad de mi vida de trabajador. En el camino conversamos y me hizo saber que fue estudiante de Sociología en la Universidad Nacional. Le ofrecí ayudarlo con algo de la carga, pero no lo permitió. Eran las dos y media de la madrugada y nos dirigíamos a la zona más sórdida y disidente del país: la calle 9, conocida como calle del cartucho. Sabía que esta era una acción muy peligrosa, pero mi decisión ya estaba tomada.

Una familia cartuchera

La idea de Nayibe era que lo acompañara a conocer su familia cartuchera, unas cuarenta personas que vivían en un sopladero –lugar de consumo de bazuco–, ubicado en una casa de la carrera 12 con calle 9. Allí consumen bazuco día y noche, durmiendo a intervalos. No puedo negar que, ya bajando por la calle 11, al llegar a la carrera 10, en pleno san Victorino, sentí profundo miedo, pues había tomado una decisión de mucho riesgo. No obstante, continué, entendiendo que era la única manera de conocer por propia experiencia ese sitio tan mentado de manera sensacionalista en el país. Me gustó que la oportunidad se diera sin planearla. Tenía a la mano la posibilidad de hacer trabajo de campo, en la considerada durante algo más de dos décadas la zona urbana más dantesca del país. Para ese entonces un periódico nacional había publicado una crónica donde se hablaba de una sociedad de unas 16.000 personas, cifras estadísticas de ocupación poblacional en el sector, estimadas por los medios de comunicación. Seguimos caminando y llegando a la carrera décima, la guardia policial que cuidaba la primera sede de la fiscalía regional, que se encontraba allí, nos detuvo para practicar una requisa. Nunca nos encontraron nada, luego de una búsqueda pormenorizada en todos los bolsillos de pantalones, camisas y chaquetas. Avanzamos y, dos cuadras más adelante, se interpusieron dos vigilantes de una firma privada de seguridad. Haciendo labores policivas, nos atravesaron las motos, y nuevamente una requisa minuciosa. Al ver estos celadores que tampoco encontraron nada, ofendiéndolo en su condición de reciclador y bazuquero, acusaron y maltrataron a Nayibe. Pudimos avanzar, pero antes Nayibe braveó a los policías privados, diciendoles que él había tenido que enfrentar a barones más barones que ellos dos juntos. Continuamos avanzando y sobre la marcha Nayibe sacó, como por arte de magia, dos pipas de consumir el bazuco, hechas estas con una copa plástica de licor y un tubo de esfero kilométrico incrustado en la mitad de la copa, cubiertas con papel aluminio fijado muy bien con una banda de caucho. Pipas que ni los policías oficiales ni los privados le encontraron. Nayibe era un ñero diferente, mantenía todas sus prendas completas, como el overol de su trabajo diario, aun cuando cargara el mugre de la calle. Una extraña dignidad lo acompañaba.

Llegando ya a la calle del cartucho y sobre las tres y media de la mañana de ese frío amanecer bogotano, completamos una hora y media de diálogo con el amigo recién conocido. Me contó de su militancia con el Movimiento 19 de Abril desde antes de ingresar a la universidad, quedando en la intemperie moral e ideológica, cuando la dirigencia de este grupo insurgente decidió negociar su ideario por beneficios legales de participación en la política durante el gobierno de César Gaviria. Nayibe fue combatiente en las montañas caucanas y regresó a Bogotá luego de la desmovilización en 1990, renunciando a los pingües beneficios que pactaron para los excombatientes.

NAYIBE Y LA VIDA CARTUCHERA

CRÓNICA BOGOTANA

8 13Página

amigo se destapó. Era un hombre abandonado, como quien sale de la tierra. Su rostro color barro, de abundante barba y cabello blancos, mostraba una vejez prematura. Nayibe saludó a su amigo por su nombre, Raúl, con mucho afecto. Se sentía que eran “parceros”. “Le presento un amigo, don Raúl”, le dijo. Ahí mismo lo saludé. Apenas escuché su voz, me dio la impresión de que llevaba ahí veinte años. Y aunque su rostro mostraba juventud, se veía muy cansado.

Nayibe le entregó media botella de aguardiente que había reciclado de las bodegas de Nutabes. Él se ponía en la tarea de llenar una botella, cunchito tras cunchito, de todas las botellas desocupadas, hasta sacarles las últimas gotas de aguardiente para su amigo. A don Raúl le gustaba el aguardiente y Nayibe se lo conseguía por amistad. Ya no salía del cartucho. Se quedaba en la carpa de plásticos, con el arrume de cachureo y cachivaches. En el día destapaba a ver quién le compraba algo de todas esas mercancías, partes y residuos viejos y en desuso. Por ejemplo, guardaba gran cantidad de esferos en una lata de leche grande, en su gran mayoría dañados o alguna parte de ellos. Y si alguien necesitaba o le preguntaba por un esfero, él rebuscaba y le armaba uno de manera inmediata. Hablaron con Nayibe que cómo estaban “esos animales” que estaban vendiendo. “Claro que a mí me gusta es el coctel que yo preparo”. Entonces sacó varias papeletas cada una con algunos residuos de bazuco. Echó los residuos en un cigarrillo, al que le sacó el tabaco en segundos. Nayibe también aportó de las papeletas que había comprado. Luego encendió y aspiró sin mostrar ningún asombró. Le dio varias aspiradas al cigarrillo y se lo pasó a Nayibe, hasta que quedó rápidamente consumido. Durante la conversación, observé que sacaba varias partes de esfero y pronto me tenía uno, que me pasó, pidiéndome una liga. Lo recibí de sus manos y le di a cambio 500 pesos. Muy agradecido, me manifestó que le había dado mucha plata. Luego nos despedimos de Raúl y ahora sí nos dirigimos a la familia cartuchera de Nayibe.

Un asesino buena persona

Bajamos media cuadra y cruzamos otra media, entramos por un zaguán y a los tres metros Nayibe tocó a una puerta ubicada a la izquierda. Alguien por allá adentro le respondió y él en voz alta pronunció un nombre. Entonces un tipo armado con macheta cruzada en la espalda nos abrió un portón improvisado con alambres que amarraban varias latas oxidadas con pedazos de madera. El portero era un joven negro al que le hacía falta un ojo. “Negro”, lo saludó Nayibe, y me presentó. Pasamos por el frente de un baño destruido con un tubo que chorreaba sin parar. Entramos a un salón rectangular de unos cinco metros de lado. Allí apostados a la pared en todo su contorno habían unas cuarenta personas, todas en cuclillas y a su alrededor cada uno con dos y tres pipas, cuidadosamente paradas, con fósforos o con encendedor al lado, como con herramientas de trabajo de artesano. Algunos limpiaban con absoluta dedicación estos artefactos como sus utensilios vitales, sacándoles hasta el último hollín, el “cochorno”, para preparar otra soplada, considerándola mejor por ya estar carburada. En el centro de la sala, un hombre flaco, alto y desgarbado, sentado en el suelo, con una macheta pequeña de acero inoxidable y un cuchillo largo, de esos que utilizan los carniceros para despostar la carne. Aparentaba unos

De nuevo Nayibe en Bogotá hizo las diligencias para reintegrarse a la universidad. Pasó las solicitudes a la Facultad de Ciencias Humanas en busca de su reingreso a la carrera de Sociología, sin tener respuesta favorable. Vuelve a vivir a la casa de su mamá en el barrio Juan Rey, al suroriente de la ciudad, encontrándola más pobre y más vieja que antes, cuando se había ido a las montañas a pelear. La mamá ausente de beneficios se encontraba más desesperada que antes, cuando Nayibe ingresó a la Universidad, pues él era la esperanza para salir adelante. Buscó trabajo y nunca lo encontró, soportando con silencioso complejo de culpa la conversación diaria de su mamá y sus acusaciones por no haber aprovechado los estudios. Ella siempre esperó que Nayibe fuera profesional, ilusamente convencida de que era suficiente para salir de la pobreza, pues creía que de esa manera se harían realidad sus sueños con los recursos económicos que ganaría su hijo como sociólogo.

Llegamos a la tan mencionada zona del cartucho. Allí lo acompañé primero a ir a descargar la maleta que llevaba. Una bodega atendida por un hombre con cara de matón. “Es el cacique”, me dijo en voz baja. Esta profesión es la del dueño de alguna línea de expendio y controla un grupo de trabajadores de la distribución, y llaman “taquilleros” a quienes responden por la venta en una “olla”, quienes venden en la calle son los jíbaros. Alrededor del negocio del reciclaje tenía tres ayudantes que permanecían organizando las botellas, con mucha exactitud, pues el empleado en esta labor debe ser capaz de ordenar muy bien en un solo saco docenas exactas de botellas, previamente establecida su cantidad. Otro trabajo es el de pesar y depositar en recipientes el vidrio roto, y otros se encargan de cargar camiones y utilizar las “zorras” para desplazar los bultos de botellas. Hacían cola los recicladores para cambiar sus bultos de materias primas por unas pocas monedas, porque el valor es muy inferior, comparativamente con su peso.

A Nayibe le tocaba ya el turno y le recibieron los cuatro bultos de botellas y medio que llevaba de latas de cerveza, como por dos mil pesos. Ahí mismo en la puerta un jíbaro muy atento con todos los que reciben el mínimo dinero por la venta, empieza a ofrecer: “Tengo de todas: gancho rojo y gancho verde, también gancho ciego, buena merca. Es puré”. Nayibe compró cinco “bichas”, a cuatrocientos pesos y le quedaron trescientos. A otro vendedor de una “chacita” del lado le compró unos fósforos. Le quedaron doscientos pesos: “dos gambas”. Hecha la diligencia, dimos la vuelta y sobre la calle nueve, me dijo: vamos a buscar a un amigo.

Su rostro color barro y abundante barba blanca

Miró en las aceras sobre unos plásticos que cubrían varios arrumes, se detuvo en uno y llamó. Alguien refunfuñó con voz gruesa. “Allá voy”, se le escuchó en su ronquido. Empezaron a moverse los plásticos y estos se elevaron al tiempo con las manos, hasta que el

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otras zonas estratégicas de la ciudad, con compartimentos para hacer de una vez la selección (vidrio, metales, papel, sintéticos y biodegradables para abono orgánico y alimento de lombrices). Estos contenedores recibirían los residuos previamente separados para su reutilización. ¡Qué buena idea! después vine a saber que Nayibe comprendía muy bien la teoría ambiental sostenible de Gunter Pauli: reutilización, reducción y reciclaje, en la fuente. Reflexionando, vimos que quienes tratan la basura en las diferentes sociedades son colectivos humanos de mucha importancia para la vida y su reproducción social. Si no se saca la mal llamada basura de la vivienda durante una semana, toda esta mezcla es tan nociva que lo más probable es que los insectos y los roedores lo saquen a uno de la casa o se propague fácilmente una epidemia. Nayibe, como estudioso del problema de las basuras –negocio y problema que ha sido trascendental para la ciudad–, veía cómo, entre la basura botada por todas calles y las aceras estaba también mezclada la vida de muchos habitantes, los cuales, tras la búsqueda de algún valor, rompen obsesivos las bolsas de depósito, pues es de la calle, con su saco al hombro, de donde obtienen sus ingresos para comprar las bichas de bazuco y el escaso alimento que comen, sino es que les toca conseguirlo en el camino o sacarlo de la basura.

Un tratamiento digno y humano a ese ejército de recicladores que no duerme, que está en el anonimato, asumiendo la labor que todos desdeñan, y que son la muestra fehaciente de una sociedad fracasada, por la ausencia de posibilidades históricas, que privilegia las mercancías y el consumo antes que a seres humanos como Nayibe: un hombre sincero enfrentado a toda clase de contaminación, fruto negro de la vida moderna. Pero él asume su lugar en la sociedad y su vida con juventud y alegría, con trabajo extenuante, entendiendo muy bien su situación de marginado, miembro de uno de los conglomerados sociales más conflictivos que carga con la culpa de ejercer esta actividad despreciada, condenado a ser un “desechable”, horrible expresión que muestra la insensibilidad de quienes tratamos todo como basura, y que, como saben Nayibe y Jorge Amado, todas las sociedades producen desechos, de modo que el estigma que les impone la sociedad los hace desechables, todo para trasladar culpas y naturalizar el egoísmo capitalista. De esas y otras cosas hablamos cuando empezamos a construir nuestra amistad. Mucha tela quedaba aún por cortar, en esta extraña amistad con ese ser humano... Espere próxima edición segunda parte.

cuarenta años y todos, cuando se dirigían a él, le decían “Apá”, pues era el jefe de la familia cartuchera. Después me dijo Nayibe: Es quien impone el respeto, porque es un asesino; claro que es buena persona, desde que uno sea correcto”, concluyó. Todos los presentes le pagaban su tributo ofreciéndole pequeñas cantidades del bazuco que compraban para su consumo personal. Nayibe me presentó como un estudiante amigo y durante esa madrugada pude compartir con ellos. Tiempo después de estar allí, otro participante de la velada llegó con dos cabezas de lechona y comieron en una cena colectiva que alcanzó para todos. Apá ordenaba la labor del aseo a quien escogiera. Así, uno que se hallaba tirado en el suelo, por orden del jefe agarró una escoba sin cabo y barrió las colillas y cerillas quemadas. Cuando me sorprendió el sueño y el cansancio me ganó, Nayibe me sugirió que durmiera, así que recosté la cabeza en un cojín viejo muy sucio y ahí descansé dos horas. Luego me levanté indemne y seguí observando.

De paso por la Nacional

Ya aclarando el día, sobre las 6:30 de la mañana, invité a Nayibe a desayunar a la Universidad Nacional en la cafetería de Sociología, donde Rosita. Luego de tomar jugo y comer empanadas, nos dedicamos a conversar, tomar café y fumar. Ahí tuvo la oportunidad de rememorar sus tiempos de estudiante desde 1976, cuando aprobó el examen de admisión e inició estudios de Sociología a sus 16 años. Estando sentados, pasaron a tomar su café varios de los profesores históricos de la carrera. Se conservaba una nómina casi toda de antiguos y pensé que podíamos tener una conversación con alguno de sus exprofesores, pero se les notaba muy ocupados. Nayibe estuvo siempre dispuesto a conversar con ellos y otras personas. De mis profesores amigos, ninguno llegó esa mañana. Como a las 11:30, vi entrar a Helena Rico, profesora de la carrera de Sociología que trabaja el tema ambiental. Me levanté de la mesa y la invité a sentarse con nosotros para presentarle a un reciclador real, de carne y hueso, que vivía de ese trabajo y con él satisfacía todos sus consumos. Desde el primer momento se vivió una situación tensa. Era evidente que la calle y la academia se enfrentaban, aun cuando Nayibe había sido admitido y había estudiado en la Universidad. Ella lo escuchó y miró con un poco de extrañeza. Encendió un cigarrillo y ligeramente nos hizo unos planteamientos muy teóricos y se marchó. No tenía tiempo para la sociología real ni para “trabajo de campo” con sus actores. Nayibe terminó de beber su café y se quedó pensativo, como recordando algo. Nos despedimos sobre el medio día y quedamos de tener una tercera conversación en horas de la noche.

Creo que esta fue la última conversación que sostuvimos. Recuerdo que Nayibe me sugería, en el marco de esas conversaciones, su propuesta para la solución al problema de las basuras en Bogotá. Partía de reconocer como seres humanos a los habitantes del Cartucho, en convenios laborales con la administración distrital, dotándolos de seguridad social e instalando contenedores industriales de recolección de materias primas en la calle 9 y

Asociación Plaza de BolívarReduzca, reutilice y recicle

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Por: Coral Herrera Gómez

Nuestra sociedad se organiza en equipos de solo dos personas, mejor si es heterosexualmente. Nos juntamos para crear familias, en estructuras de dependencia mutua. Dependencia sentimental y económica, dependencia social y afectiva. Cuando estamos sin pareja decimos que estamos solos, pero la soledad es una invención moderna. Antes la gente vivía en grandes estructuras familiares, en casas amplias donde convivían varias generaciones y parientes sin la misma sangre.

La soledad nació en el seno del Romanticismo trágico del XIX, cuando se impuso el individualismo y la gente se encerró en sus nidos de amor para dúos diferentes pero complementarios. Las calles y las plazas se vaciaron mientras se llenaban los centros comerciales llenos de parejas, que son en realidad dos soledades unidas. El derrumbe de las redes de solidaridad en la posmodernidad nos han dejado a todos más solos y solas, especialmente los que no tienen a alguien cerca para compartir su soledad.

El budismo con su filosofía del desapego no entiende, sin embargo, la soledad como una tragedia: nacemos solos y morimos solos, y los demás nos acompañan en determinadas etapas del camino. En Occidente, sin embargo, la soledad es la gran enfermedad de los posmodernos. Fromm hablaba de la Era de la soledad, de la época en la que necesitamos emociones intensas, necesitamos comunicarnos y compartir, y sin embargo lo hacemos solos desde casa, apretando el dedo sobre las teclas de una realidad virtual.

La soledad es signo de que algo no va bien, por eso son tan importantes los amigos de los novios en las bodas. La soledad “obligatoria” nos baja la autoestima, nos produce tristeza, desesperación, miedo, y nos margina socialmente un poco, porque vivimos en un mundo

de parejas. Nuestra cultura sigue promocionando el individualismo, el miedo al otro, la desconfianza a los espacios públicos que no estén vigilados por videocámaras. La solución a la soledad que nos proponen en esta era del consumo es encontrar a nuestra media naranja.

Unos dedican todas sus energías a la búsqueda, otros se conforman enseguida, unos encuentran a la persona ideal, otros se cansan rápido y cambian de pareja. Las separaciones y los divorcios son más duros cuando nos hemos aislado del mundo con la pareja; al romper nos quedamos con grandes vacíos, nos sentimos solos “de verdad”. Las parejas de alrededor se vuelcan contigo si eres la víctima, o te alejan si te consideran culpable del divorcio. Nuestras estructuras familiares y sociales caen porque todos los círculos están llenos de parejas. Uno solo desentona y desequilibra la armonía del “dúo”.

Por eso mucha gente busca compañía a cualquier precio y se angustia. Mujeres y hombres cuya pasión absoluta es el amor, la conquista, el sentirse querido, querer al otro, pelearse, reconciliarse. Hay gente a la que se le nota a kilómetros que se encuentra sola y necesita pareja. Gente que necesita ser amada, sentirse acompañada y protegida. Gente que mendiga el amor y se victimiza para parecer más indefensa. Gente que se infantiliza para crear ternura. Gente que se disfraza y se opera el cuerpo para obtener el triunfo social de tener un hombre o una mujer a su lado. Gente que se siente cómoda en la división de roles de género, gente que se encierra en la pareja con candado y echa la llave al Sena en París.

Pese a esta necesidad de “amarrar” al otro, nos atraen de las personas su libertad, su energía, su poder. Amamos a las personas en la medida en que son libres; lo curioso es que cuando nos juntamos, tendemos a querer domesticar esa libertad, apoderarnos de ella, aferrarnos con dulzura al otro para que no escape de nuestro lado.

En este mundo unos necesitan darle un nombre al tipo de relación para fijarla, para estabilizarla, para poder ser comunicada al resto, y otros tienen verdadero terror a ser fijados, y huyen espantados cuando oyen palabras que tienen que ver con esa pretensión muy humana de definir y clasificar las cosas, las situaciones, los romances. Es una forma de acabar con el idilio y empezar el compromiso; todo a través de la palabra.

En nuestra época posmoderna, la principal contradicción es, por un lado, el miedo a la soledad y la necesidad de que alguien nos asegure que va a estar con nosotros (firmando contratos matrimoniales si es preciso), y por otro, una defensa a ultranza de la libertad personal y los espacios propios. Quizás por eso nos divorciamos tanto, y por eso mismo también firmamos hipotecas que nos atan durante más tiempo del que vamos a vivir.

En el caso de las mujeres y los hombres jóvenes, creo que estamos sumidos en la contradicción entre la necesidad de libertad y la necesidad de afecto. Tenemos miedo a la soledad total, pero no queremos atarnos de por vida. Las estructuras de nuestros padres no nos sirven, y por eso estamos probando otras formas de relacionarnos, más flexibles, más cambiantes. A veces buscamos pareja, otras veces buscamos no tenerla; a veces soñamos con príncipes azules, otras veces el principio de realidad se impone y queremos a la gente tal y como es. Nos separamos, nos juntamos, nos chocamos, nos fusionamos, y todo sucede bajo una intensidad y una velocidad que asusta a nuestros abuelos y abuelas.

Las soledades posmodernas y las redes de amorLa soledad es una invención moderna

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A pesar de que en el imaginario colectivo la soledad es sinónimo de horror y vacío, la realidad es que a todos nos gusta estar solos de vez en cuando, especialmente si tenemos una gran pasión. Disfruta muchísimo más de la soledad la gente que se dedica a crear (escritores, escultores, bailarines, pintores, videoartistas, diseñadores, cineastas, dibujantes, poetas, cantantes, músicos, coreógrafos, escenógrafos, editoras, artesanas), o la que practica deportes, que la gente que pretende rellenar sus vacíos a través del amor.

Disfrutan más de la soledad y de la compañía los que aman la lectura, los viajes, los juegos como el ajedrez o las damas, el mundo de las setas, el mundo de los pájaros, el mundo de los videojuegos, las artes marciales, el Yoga, el Reiki, o la meditación trascendental. También los que crean comunidades o se insertan en alguna: por ejemplo los activistas que trabajan en colectividad por los derechos humanos, la ciudadanía que se integra en movimientos sociales o políticos, la gente que se une a colectivos espirituales o religiosos, a grupos literarios, a grupos de ciclismo urbano, a grupos de cooperativas agroecológicas.

Hay parejas que no toleran las pasiones del otro, hay parejas que las comparten y conservan las suyas propias. Lo que es obvio, según mi punto de vista, es que la pareja no es la solución para la soledad y que todos necesitamos espacios compartidos y espacios propios.

La soledad depende mucho de cómo nos relacionamos y tejemos redes sociales y afectivas a nuestro alrededor. Por eso si nutrimos con cariño nuestras amistades es más difícil que nos sintamos solas o solos.

Tenemos que trabajar para cambiar esta sociedad individualista, al fin y al cabo, somos animales gregarios que necesitamos compañía. Sobrevivimos como especie gracias a nuestra capacidad para trabajar en equipo y para construir relaciones bonitas basadas en la cooperación y la ayuda mutua.

Si ampliamos nuestros círculos de amistad, si trabajamos en equipo para lograr objetivos comunes y solidarizarnos con los demás, la vida es menos dura, y tiene más sentido. Todos necesitamos sentirnos útiles, sentirnos reconocidos por nuestros aportes a la comunidad. Todos necesitamos abrazos, besos, gestos de simpatía y de cariño. Todos necesitamos, en definitiva, querer y sentirnos queridos.

Para evitar las relaciones basadas en la necesidad, la dependencia o el miedo a la soledad, creo que lo importante es fortalecer y mimar nuestras redes sociales. Antes que buscar salvaciones individuales, creo que deberíamos emplear nuestro tiempo y energías en la gente que tenemos alrededor: vecinos, compañeras de trabajo, amigos, familiares… Diversificar afectos, querernos mejor, relacionarnos con ternura y empatía, ayudarnos mutuamente, trabajar por el bien común nos ayudará a construir comunidades menos individualistas y más solidarias.

TRIBUNA DEL LECTORLes contamos que en próximas ediciones nos agigantaremos y así nos convertiremos en una revista latinoamericana, con mucho mayor paginado dedicada a la memoria y a la creación literaria. En esa nueva época de Página 13, publicaremos escritos en formatos mayores que requieran ser editados con mayor número de páginas. Los escritos que nos han llegado los damos a conocer como archivos adjuntos para quien desee consultarlos.Agradecemos al compañero antropólogo Eder y su compañera, por habernos enviado a la redacción de Página 13, su crónica de viaje VENEZUELA ADENTRO. Texto etnográfico elaborado durante los últimos seis meses de vida en la república hermana, detectando los formatos de opinión falsos que ha querido instalar la derecha, desde la región andina en Mérida, pasando por Caracas en la región central, hasta llegar al oriente en Puerto Ordaz. Abrazos al poeta Armando Orozco por su llegada a la cumbre del Everest.Saludos al compañero sociólogo Gustavo Ospino, por Los VENDEDORES DE LA INTELIGENCIA, cuento sobre los hermanos pescadores artesanales del municipio de Soplaviento, Bolívar. Texto revelador ante el consumismo despiadado en estos tiempos. También saludamos y agradecemos a la estudiante Ana María Duque, por su texto LA BIBICLETA PIDE PASO, reflexión histórica sobre el trasporte urbano en Bogotá, invitándonos a vivir la ciudad en bicicleta.A Henry Guevara, el verriondo, quien nos envió un sentido poema popular al comandante Chávez. También a la Editorial Llarfó y Martó, van nuestros saludos y reconocimiento a los amigos y amigas de la unversidad distrital, por su comunicación y escritura.Las malditas letras… Son de… delineación artística de la negación de la palabra… los hechos devienen en el cerebro de la Sin Razón entre un cuerpo sacrificado por la sacralidad. Besos Damián

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Un segundo, Oriana

Sh, la función empieza, terminó, el teatro está lleno de nosotros y de bengalas.

Acto primero

Llamaron a la puerta, eran tus alas o tus almas, abrí, entraron en mi techo, en mi soledad.

Las acogí rigurosamente, traté de ser tierno como algún psicópata, les enseñé a cortar la carne de los astros, se divertían, las besaba.

Fue un mágico galope entre nuestros sueños, entre aquella melodía muda, las lágrimas corrían, caían, se levantaban y con ansia nos envolvían en ahogo perfecto, éramos uno.

Acto segundo

Caminábamos cogidos de un ala, un cielo huraño y los sueños, pisábamos un charco de pasión pueril y arraigada, fue un beso.

Acto tercero

La lluvia caía de repente y en un mágico danzar sonreíamos y nos prometíamos nada para tenerlo todo.

A veces te veía tiritar, no era de frío, mi techo, mi alma te abrigaba con un calor ufano, tal vez sentías un miedo entre tus venas, no sabías el porqué, sólo volabas, volabas, hada eterna, volabas entre la maleza de mi piel, la arabas, sembrabas amorosamente un odio de siglos, y recogías mis despojos con maestría, con esa maestría con la que nos bebíamos el crepúsculo a suspiros. Seguías tiritando, me mirabas, te miraba, nos acercábamos, nos fundíamos en enigmáticos secretos, la luna bajo la que temblabas lo sabía, cortabas su carne, hada encantadora.

Acto cuarto

Sentado en tu regazo devoraba la lejanía de tu angustia, volvíamos a ser uno, tal vez muchos, nada y así por fin nos desleíamos en sangre, tinta y cuervos.

Me contabas cada sueño que pasaba por la ventana, lo alcanzabas mientras componía mi obra maestra, eran tus ojos, mártir era yo, cardumen de iris que reposaba en ellos.

Descubriendo y potenciando escritores Taller de Escrituras IDARTES - Usme

Tormenta y arco iris

Tormenta arrecias mi corazón, mientras la ira me vence… ¡no sé qué hacer!no tengo a dónde ir…Un relámpago cae ante mis ojos y me ciega, los rayos del dolor y enojo lastiman a su paso…Duele a mis adentros.¿Por qué tal enojo?¡Es la soledad que atormenta tanto!¡Ya no más!¡Tormenta, quiero contigo mi equilibrio!¡Lléname de sol naciente y arco iris!

Senobia Cardona Pedraza

Página 13 saluda y celebra la reciente creación de la Red de Escrituras Creativas de Bogotá en sus 20 localidades, coordinada por la gerencia de literatura de IDARTES. La ciudad empezó la construcción de un movimiento de lectoescritura, importante para la creación literaria en la ciudad, pues nuestro país tiene valiosas trayectorias, las del grupo de La Cueva, piedracielistas, cuadernícolas, nadaístas, Gabriel García Márquez, Gonzalo Arango, León de Greiff, Jorge Gaitán Durán, entre otras experiencias colectivas y de autores que han narrado, contado y escrito el país. Y como la Red se sigue tejiendo, invitamos a las organizaciones comunitarias, sociales y artísticas, a los estudiantes asistentes a esta alucinante experiencia creativa y colectiva, a quienes desde la administración de la ciudad impulsan la cultura, a IDARTES desde su dirección y a todas las dependencias, a perseverar, a sabiendas de que cualquier proyecto, para que haga historia y trascienda, tiene que permanecer.Como muestra de la creatividad que se promueve desde estos espacios, publicamos la escritura libre y poética con características dramatúrgicas de Frank, joven estudiante de último grado de bachillerato. Poemas de Senovia Cardona y Diana Mojica, Fabián Rozo con una crónica y Marta Blanco con una nota de opinión. Todos y todas miembros del Taller de Escrituras Localidad de Usme.

Acto final

Por fin despertaste de tan trágico sueño, aún sigues cavando mi sepulcro, buscando mi muerte, descifrando mi epitafio, no pasa nada, vuelves a despertar, sigues sentada al lado de mi cadáver.

He muerto, Oriana, en tus brazos, Oriana, hada de mis bosques.

La llanura ve nacer de nuevo a la jovialidad del cielo.

Charlan, ¿cómo estás? No te escucho.

Las gacelas impregnan a la llanura de aromas insípidos,los arboles cuentan sus hojas esperando a la motosierra, no tarda.

El aire amarillento les echa a patas, a todos, a mí, a la llanura, a las gacelas.

Adiós llanura, adiós hojas arrancadas, adiós cielo, adiós mujer mía.

Frank-

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Hoy me preguntaron...Por: Diana Mojica

¿Cuál fue la mujer que marcó tu vida...? Menuda pregunta, en realidad no es una, han sido muchas, no sólo porque en mis años escolares fui educada en un colegio femenino de una comunidad de hermanas, las cuales supieron dejar bien marcadas sus huellas, tampoco porque la mayor parte de las personas que he conocido en mi vida son mujeres; sino porque cada mujer es única, cada mujer tiene ese “no sé qué”, “no sé dónde”, “no sé por qué” que la hace imprescindible para alguien, cada una tiene un talento increíble para escuchar, amar, aleccionar, acompañar, ingeniar, transformar y hacer las cosas realidad. Celebro el hecho de ser mujer y de habitar en este mundo con otras tantas mujeres sin las cuales sería inconcebible la vida. No diré nombres, no quiero que ninguna se quede por fuera. Ustedes, queridas amigas, hermanas, madres, profesoras, trabajadoras y soñadoras todas han dejado su huella en mi vida y espero yo también poder dejar huella en la vida de cada persona a quien conozco. Gracias por existir mujeres, gracias por hacer de este mundo un lugar amable para vivir, para ser y crecer. Gracias por creer que sí es posible tener un mejor mañana, gracias por arriesgarse a trabajar por alcanzar sus sueños y mejorar la calidad de vida de otros. Gracias, por creer en esta sociedad, aunque ha sabido vulnerar nuestros derechos y en especial los derechos de las niñas. Ha sabido tratarnos como objeto de consumo, venta y desecho, con la posibilidad aún de corregirse. Gracias, en especial, a todas aquellas que trabajan para lograr esa transformación cultural tan anhelada.

En homenaje al día internacional de la mujer campesina, a celebrarse en Usme el día sábado 9 de noviembre.

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Usme está llena de sorpresasCrónica de barrio: por Fabián Camilo Rozo

Un día caminando me encontré con ese atardecer maravilloso, que sobre las montañas descansaba. Sus colores entre amarillos y rojos, hacían ver las nubes como oro -ojalá estas se pudieran atrapar, guardar en la mochila y poner después junto a la salita de mi casa que es un poco oscura-. Aunque también bajo ese oro, alcancé a vislumbrar el relleno sanitario de doña Juana, lo que hizo que recordara que a diario entran 7.000 toneladas de basura en camiones de diferentes empresas: aseo capital, lime, ciudad limpia y por supuesto aguas de Bogotá. Basura que vierte lixiviados al rio Tunjuelo que se encuentra más adelante con el rio Bogotá y posteriormente con el mar.

Por cierto mi nombre es Esperanza, nací en esta localidad y tengo 22 años, mi estatura 1.68 m. Peso, el suficiente para no dejar que el hilo de luz que sobre la pared se encuentra, se tape. Ojos, miles, uno por cada esquina, hogar, barrio. Piel, de mil colores, desde el blanquito blanquito hasta el color más amarillo, rojo, violeta, negro. Ojos entre verdes, café, azules.

Sigo mi relato. Recordando lo mencionado del rio, una vez fui hasta el pueblito de Usme, patrimonio colonial, con su iglesia, la alcaldía local y el cementerio: por un lado el de los muertos contemporáneos y por el otro el recién descubierto cementerio muisca. Este último hizo que se frenaran la construcción de vivienda de interés social que afectaba directamente la seguridad alimentaria, no solo de la localidad, sino de toda la capital de la república. Por cierto, se alcanzaron a hacer unas carreteras, pero el proyecto de expansión urbana se detuvo.

Dicen que para obtener los terrenos que en años anteriores eran utilizados para sembrar papa, arveja, zanahoria, cebolla, la empresa encargada presionó a los campesinos con el dicho “o venden a 12 mil el metro cuadrado o simplemente expropiamos”. Preocupante la situación, ya que al fin se quedaron con las fincas y hasta el momento no se ha vuelto a ver un cultivo de nada, ni siquiera de edificios.

Bueno, aunque a veces esa llenura de inconformismo no deja respirar bien en las noches, si deja respirar bien cuando uno sube al paramo de Sumapaz. El páramo más grande del mundo....

en fin eso es Usme...

L@s esperamos en el Colegiado de Mujer y Género de Usme

Por: Marta Blanco

El sexismo, el machismo, el androcentrismo, el hembrismo incluso, la misoginia, la falta de proyectos de vida autónomos e interdependientes, la baja autoestima y las dependencias desarrolladas por las mujeres, a nivel afectivo y económico, representan situaciones que limitan el ejercicio pleno de los derechos, así como la realización de una sociedad en equidad de género e igualdad de oportunidades. Los imaginarios y estereotipos sexistas que se transmiten de generación en generación, se enseñan en la infancia y adolescencia y se arraigan en el transcurso de la vida cotidiana; contribuyen a la naturalización de situaciones discriminatorias, creando así una brecha de desigualdad entre hombres y mujeres, no solo en contra de las mujeres y niñas, sino de los niños y hombres de la sociedad en general y la comunidad Usmeña. El sexismo no solo se expresa en la frustración y falta de realización de las mujeres y los hombres, sino en el desconocimiento y desuso del lenguaje incluyente, lenguaje que está asociado a la marginación de las acciones y aportes al territorio, a la cultura y a la comunidad de la población femenina, profundizando la violencia de género contra las mujeres y desvalorizando la condición de ser mujer. De hecho, la invisibilización es otra forma de violencia contra las mujeres y el sexismo en tanto discriminación por razones de sexo, también lo es. Los altos índices de aplicación de micro machismos, agresiones sutiles (verbal o psicológico), maltrato, agresión física y violación a la población femenina por parte de la masculina, son reconocidos diariamente como uno de los mayores problemas en la localidad. Por ello invitamos a tod@s a vincularse al Colegiado de Mujer y Género de Usme.

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Joe ArroyoEl Sonero Mayor de Colombia

No me había recuperado aún del baldazo de agua fría de la muerte de Amy Winnehouse, cuando se sobrevino la del Joe. A la inglesa la fuimos a recordar con unos amigos a un bar y nos pusieron todas sus canciones. Pero cómo hacer esto con el Joe si son 46 trabajos, más de 110 composiciones, 40 éxitos de primeros lugares en las listas de la radio, sumado a un culebrón de la T.V.?Pues bien, le llegó el día al negrito bembón y había como un sentimiento nacional alrededor del Joe. Como Editth Piaf en Francia, Compay Segundo en Cuba, Bob Marley en Jamaica, el Joe removió los cimientos del pueblo, lanzó la gente a las calles ¿porque quién más que un artista para conocer la verdad de la gente? Qué contraste, ese día mandaban a la Picota a un reconocido exministro, pero esta noticia fue opacada porque la gente no quería otra cosa que no fuera su ídolo, el bembé, el sabor, la pimienta, el chandé, la salsa, el recuerdo de los bailaderos y el recuerdo de un hombre que había profundizado en sentir y conocer las fibras del pueblo. En las calles (hablo de Bogotá) se escuchaban sus canciones a todo volumen, escuché La Guarapera, La Rebelión, No le pegues a la negra.., me subí a un taxi y Radio Rumbo puso Cara de payaso, cuando regresé vi las imágenes de la televisión, vi a Diomedes, con unas gafas negras y hablando como un filósofo, dijo que el Joe era una universidad, vi al legendario Alci Acosta (más joven que todos, incluido su hijo), vi a Anibal

Velásquez de los Corraleros de Majagual, pero me conmovieron las lágrimas de Fruco (Frukito), no pudo contener el llanto ante las cámaras, despidiendo a quien fue su hijo, su compañero, su discípulo y entrañable amigo de los tesos, vi a Wilson Saoco, con un gorro de brujo santero, Saoco, el cantante de El Patuleco, El Preso, o El Patillero, no olvidemos que Manyoma era el hermanito de tarima del Joe.

Fruco lo acoge con los Tesos en Medellín, frukito, genial compositor, influenciado, especialmente, por Ricardo Ray y Boby Cruz, crea un sonido salsero muy propio, de Borinquen a Cali Bella, un piano más saltón y menos virtuoso que el de Richi, todo el tumbao de nuestras ciudades, la alegría de la costa. Fruco, visionariomente acoge a dos jóvenes y los pone juntos en la tarima: El Joe y Wilson Saoco; Barranquilla y Cali; la costa atlántica y la costa pacífica (No olvidemos a Piper Pimienta, Buscándote, o Las caleñas, él es otro grande). Allí se inicia el Joe como cantante profesional, lo recordamos con sus areticos y sus candongas, el pelo en pecho, los pantalones bota ancha, amarillo quemados, el afro, era más como una especie de años maravillosos, la sicodelia, los colores brillantes, una especie de James Brown del trópico, el Joe con sus

estribillos en creole, en Bantú, con sus palabras de fruta; es el negrito bembón de la tierra caliente de Colombia, una especie de Beny Moré y de Ismael Rivera. Pero ésa es fantasía e invención y conocimiento que salieron de las plazas de mercado, de los dichos del manicero, o de las carcajadas del patillero; de las jergas de las cárceles o de los giros de los negros de Palenque: ¿queque quequequé? De esta época, pues, sus temas Palenque, El Ausente, Manyoma, composición ésta de Fruco, Vengo Nadando.

Se independiza de Fruco y se une con su parce el Nene del Real, su arreglista de cabecera, músicos de Curramba y Cartagena. Un Joe, con una tristeza nueva, la muerte de Tania, ya ha salido hace tiempo del basural, un Joe maduro, atravesado por la vida dura de las drogas, de las que él, como le contó en una entrevista a César Pagano, supo sacar la lucidez y belleza de sus canciones, la bacanería y el sabor de sus composiciones. Es la época de grandes creaciones, Rebelión o Mary, composiciones de la vida dura, pero allí lo vemos en los escenarios, con todo, sudoroso bajo las lámparas, majestuoso como un príncipe Bantú, con sus maracas de ópera, con sus bailadores haciéndole los coros: No te acuerdas de aquel día, cuando tú me sonreías... A la época maravillosa de fruco, se suma ahora una nueva ensalada, una síntesis de ritmos como el zoca, el calipso, la cumbia, el chandé, y ésta podríamos llamarla su música de madurez, vuelve a las raíces de la heróica y allí nace Rebelión, no le pegues al negrooo, y otras temas que no son más que la expresión cultural de la Colombia profunda, de la Colombia con pasos de duende, de arreboles, de la Colombia negra, india, callejera y violenta, de la Colombia, que se despierta en los basurales o que se menea y danza en los bailaderos, en los carnavales, de la Colombia que quiere escaparse al cielo como Remedios La Bella. Ya eran casi las 12, ese día, la radio no dejaba de despachar sus canciones, se habló bien, como se habla de todos los muertos. Al final, hicieron un concurso, su mejor canción: La Rebelión. Yo quiero votar: Mary (Verla en you tube, en vivo). Ya creo que todos estábamos dormidos, escuchaba como un sonido de tambores: Y el negro ahí.

AIRJ O HUMBERTO PINILLA PULIDOAbogado especializado Universidad Nacional de Colombia

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CARLOS EDUARDO LOSADA SILVA

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Por: Kástor Cabrera Solarte

1513Página

NADA ESTÁ ESCRITOPor Jaime García Pulido

Cuando los lectores ya creíamos saber la obra de Guillermo Bustamante, también conocido como el cronista del Cartucho, nos encontramos con unos poemas que permanecían inéditos y finalmente hoy ven la luz editorial. Son textos llenos de magia donde asoma la otra conciencia del intelectual de cuerpo y alma, el verdadero hombre de calle, del Diógenes de la Carrera Séptima, del viejo dinosaurio que una mañana se despertó sin Cartucho y tomó sus ropas al hombro, sus libros bajo el brazo y sus artefactos de bohemio. Quería morir al sol y al agua. Lo hizo una tarde de sol de domingo, sentado en una silla verde oliva, bajo uno de los urapanes del Parque Santander. Murió en la calle, en su ley. Murió de un infarto sin excusas, al otro día de una fiesta de 72 horas ininterrumpidas, sin más. Ninguno de los transeúntes, a esa hora numerosa, lo sospechó. Al caer la noche, uno de los policías del cuadrante le dio dos golpecitos en el hombro al cuerpo muerto de Memo, creyendo que estaba dormido. El cuerpo del poeta se fue de lado sobre la silla, se proyectó pesadamente sobre su sombra. Acaso su epitafio ya estaba escrito en el agua y el viento por el gran Rubén Darío:

Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo, y más la piedra dura porque esa ya no siente,

pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Tenemos poco que agregar a esta página, pues la poesía es en cuanto es. Además que son poemas de amor. Uno de ellos para la secretaria de su abogado amigo Jairo Pinilla, quien junto con el equipo de Página 13 lo acompañó hasta sus últimas semanas. Vemos en estos versos al romántico soñador, al poeta sin adjetivos. Pero dejemos en este punto que suene su lira desde el más allá. O, como diría el propio Guillermo, desde el más acá, porque en definitiva nada está escrito, ni siquiera las facciones del rostro de la muerte en sus dominios.

DAYANA

La mujer bella, la de mirada ofídicala que en el computador ya ni me mira

pues ante sus ojos mi figura ya es fatídicaobstrucción que a ella poco inspira.

A una serpiente Dayana le robó los ojosy es por eso que mi coral ya vive a oscuras

y el serpentario todo aquí de hinojosquisiera estar lejos por días de sus locuras.

Porque ella es una cruz aunque no quisierapara quienes osamos desafiar ese calvario

de intentar con sus miradas hacer un relicario;una cruz que llevar en la vida uno quisiera.

Página 13 invitó al escritor Jaime García Pulido para memorar dos poemas inéditos del poeta amigo Guillermo Bustamante.

ANA GÓMEZ

Si supiera de dónde viene tu bellezamiraría con desdén a los que sabende todo, pues su saber no expresa

todas las cosas que en tus ojos caben.

Y me iría de puerto en puerto, como un barcoque, en tinieblas, infeliz busca la vida

en medio de un áspero paisaje, donde brillacomo un duende, Cupido, reparando el arco.

Ana Gómez, pese a no estar cerca yo te sientocomo el aire que, sin verlo me alimenta

de fuerzas para vivir esta tormentade ver como tu ausencia me causa desaliento.

Guillermo Bustamante.

16 13Página

BLOQUE CAMPESINOY SOBERANIA ALIMENTARIA

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Edición No.10 • Noviembre de 2013 Homenaje a la Madre TierraISSN: 2344 - 8067

nuestramerikaeditores

Desde Bogotá, terminando Octubre, la capital y su primavera…

Este 2013 ha sido muy importante, hasta con los augurios de los grandes mayas, la sincronía con la madre tierra y el universo, la tercera dimensión, como si fuera poco, tan urgente que se hace la sabia, el polen, el sol, la clorofila, el picaflor de los milagros naturales, el que trasporta y une la esencia... Aún cuando la economía mundial seguirá mostrando su colapso.

Muiscas, chibchas, cuicas, mayas, mapuches, aimaras, kawéskar, incas, fueguinos, aztecas y toltecas,koguis y caribes, huitotos y emberas; amigos y amigas de esta causa que ya muestra el entreabrir y cerrar los ciclos, anhelamos que haya abundancia de placer y alegría, frutos de la tierra y del mar, libros, que hayan sonrisas de los niños y niñas y un perro de la calle que nos inspire ternura, que haya pueblo organizado y paz con trasformaciones y justicia social, para Colombia. Que haya muchos colibríes, iguanas,jaguares y anacondas, y la llama de nuestramerika sea ejemplo de dignidad y honradez.

Sabemos de sobra que no vivimos tan solo por la comida, también nos gusta saborear la dignidad de la cebolla... y ese plato fresco y abundante de ser el continente de lo nuevo... donde se reivindica la pacha mama, el agua y el aire, así como el fuego de la vida.

La nueva época es la del poder de las comunidades, el poder de la solidaridad de los pueblos y de la comunión de todos los seres vivos para que juntos constituyamos la Madre Tierra y el Vivir Bien.

Ciro Buenahora

Chile, 11 Septiembre 1973

No por que hayas caídotu luz es menos alta,comandante.

Bolivia, 8 Octubre 1967